Está en la página 1de 5

Estudio Bíblico IGLESIA en Casa

“EL SERMON DEL MONTE”


El código ético moral del verdadero discípulo de CRISTO
(Pr. Marcelo Leiva López)

Estudio N°11
EL SERMÓN DEL MONTE: PROCLAMACIÓN DE LA VIDA DEL REINO (5:1-7:29)

D. Desarrollo de la vida del reino en el mundo real (6:1-7:12)


1. La espiritualidad pública del reino en la vida religiosa (6:1-18)
a. El principio (6:1)
b. Limosna (6:2-4)
c. Oración (6:5-15)
d. Ayuno (6:16-18)
2. La espiritualidad personal del reino en la vida de cada día (6:19-34)
a. Escoge a tu señor: Dios o las riquezas (6:19-24)
b. Escoge a tu proveedor: Dios o la preocupación (6:25-34)
3. La espiritualidad del reino en las relaciones personales dentro de la comunidad (7:1-12)
a. Juzgar a los demás de manera impropia (7:1-5)
b. Evaluar correctamente a los demás (7:6)
c. La guía de Dios en relación con los demás (7:7-12)

Hoy nos introducimos a la sección del SM donde Jesús enseña a sus discípulos como
cultivar una espiritualidad sana y Cristocéntrica. Es interesante como Jesús nos enseña que
nuestra espiritualidad es tanto interna como externa. En otras palabras, toda nuestra vida está
expuesta hacia los demás y somos nosotros, sus seguidores, los que debemos dar testimonio
a través de todas nuestras acciones, que Cristo vive en nosotros.
Por otro lado, así como a través de las antítesis contrarrestó las falsas enseñanzas de la
ley, ahora Jesús denunciará y desenmascarará la espiritualidad superficial y vacía que
practicaban los escribas y fariseos la cual estos enrostraban al pueblo.

6 »¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los
admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo.
2
Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que hacen los hipócritas que
tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles para llamar la atención a sus actos de
caridad. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa.
3
Pero tú, cuando le des a alguien que pasa necesidad, que no sepa tu mano izquierda lo
que hace tu derecha.
4
Entrega tu ayuda en privado, y tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
1
5
»Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en
las esquinas de las calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la
verdad, no recibirán otra recompensa más que esa.
6
Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en
privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
7
»Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los gentiles. Piensan
que sus oraciones recibirán respuesta solo por repetir las mismas palabras una y otra
vez.
8
No seas como ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes
de que se lo pidas.

LA DEVOCIÓN SINCERA DEL CORAZÓN (6:1–18)

Siguiendo lo expresado en la RV60 y otras versiones más tradicionales, el texto habla o


introduce el termino justicia, pero hablando de la justicia en el sentido ético, esto es, la
práctica de la verdadera religión—expresada aquí particularmente en los ejercicios de la
caridad, la oración y el ayuno—Jesús dice:

6:1. Tened cuidado de no practicar vuestra justicia delante de la gente para atraer la
atención de ellos; porque así no tendréis recompensa alguna de vuestro Padre que está
en los cielos.
De acuerdo con lo ya estudiado en el SM es lógico preguntarse: ¿no está en conflicto
esta exhortación con 5:16, “¿Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras”? No, porque el propósito que se elogia en 5:16 era el de
obtener alabanza para el “Padre que está en los cielos”.

Por otra parte, el propósito de los hipócritas a que hace referencia 6:1 en adelante es
obtener alabanza para sí mismos. Ellos ejecutan sus deberes religiosos con el fin de “atraer
la atención” de la gente, para que la gente los inspeccionará y examinará detenidamente,
mientras ellos están dando limosna, cuando están orando o cuando están ayunando. Esperan
que entonces los espectadores digan: “¡Qué devotos, ¡qué notablemente piadosos son estos
escribas y fariseos!” Naturalmente, hay que evitar una demostración pública con tal
motivación.

“… porque así no tendréis recompensa alguna de vuestro Padre que está en los
cielos” el sentido es: “Entonces ya habréis recibido vuestra recompensa, sí, vuestra
recompensa completa, esto es, de parte de los hombres, la misma gente de la que esperabais
la recompensa de honor, admiración y alabanza. Puesto que en lo más profundo de vuestro
ser nunca quisisteis agradar y glorificar a Dios, él no os recompensará. Aún más, esto es así
debido a que tales ejercicios religiosos (¿?) son fraudulentos. Si los practicáis, estáis tratando
de disfrazar vuestros verdaderos motivos. Estáis haciendo teatro. Estáis simulando, porque
bajo el disfraz de dar gloria a Dios estáis buscando gloria para vosotros mismos, como si
2
pudierais engañar al Omnisciente!”. En tales casos (v. 1, 2, 5, 16) una recompensa, la de los
hombres, cancela la otra, la de Dios.

Habiéndose enunciado el principio general (v. 1), ahora se toman una por una las tres
expresiones de “justicia” que aquí se consideran: dar a los pobres, la oración y el ayuno.

Dar a los pobres

En cuanto a esto, Jesús comienza diciendo: v.2. Así que, cuando des a los pobres no
lo anuncies públicamente con toques de trompeta, como los hipócritas tienen el hábito
de hacer en las sinagogas y en los callejones con el fin de ganar la admiración de la
gente.

Las leyes de Dios ordenan que se dé al pobre (Ex. 23:10, 11; 30:15; Lv. 19:10; Dt. 15:7–
11), también lo ordenan los profetas en sus exhortaciones (Jer. 22:16; Dn. 4:27; Am. 2:6, 7), y
Jesús lo demanda en sus enseñanzas (Mt. 7:12; Lc. 36, 38; cf. 21:1–4; Jn. 13:29; Gá. 6:2).

Las limosnas no eran de ningún modo exclusividad de los discípulos de Jesús. Aun los
judíos que se negaron a aceptar a Jesús como su Señor y Salvador se enorgullecían de ello. En
realidad, en el tiempo de Cristo la “ayuda” a los necesitados la proporcionaba la comunidad
“religiosa”, imponiéndosele una contribución a cada persona según su capacidad.
Esta cantidad la suplementaban las donaciones voluntarias. Estas contribuciones de
ayuda eran anunciadas públicamente en las sinagogas, y, como aquí se indica, aun en los
callejones, los lugares donde los pobres generalmente se reunían, cerca de donde vivían. No
se puede ahora asegurar que tales limosnas fueran literalmente anunciadas con toques de
trompeta. Parece improbable que en las sinagogas esto fuera permitido.

Además, puesto que en sus dichos y discursos Jesús repetidas veces hace uso del
lenguaje simbólico, es probable que eso es lo que está haciendo en el caso presente, y que
sencillamente se esté refiriendo al hecho de que los fariseos hacían todo lo que estaba en
su poder para anunciar sus donativos. Es esta práctica la que el Señor condena. No es de
extrañarse, porque era hipocresía y los hombres que eran culpables de ello bien podían ser
llamados hipócritas. Eran hipócritas porque pretendían dar, cuando realmente la intención de
ellos era recibir, a saber, la honra de los hombres.

“En verdad os declaro que ellos ya han recibido su recompensa completa”. No les
aguarda una recompensa futura.
En todas las formas posibles, a veces en forma atrevida y otras veces sutilmente, la
gente todavía da publicidad a sus hechos de beneficencia y al hacerlo se están privando de
toda recompensa verdadera.

3
Sin embargo, no solamente es impropio buscar la alabanza de los demás, también es
impropio alabarse a sí mismo: v.3. Pero cuando hagas caridad, no sepa tu mano izquierda
lo que tu derecha está haciendo.

Las dos manos casi siempre actúan al unísono. Juntas levantan, llevan, toman cosas.
Están juntas en el trabajo y en el juego. Así que se pueden considerar como si se conocieran
completamente. Cualquier cosa que una hace, la otra lo sabe. Por lo tanto, hablando
simbólicamente que la mano izquierda no sepa lo que la derecha está haciendo, significa una
falta total de conocimiento, una extrema ignorancia. Y puesto que las manos son parte de la
misma persona, la expresión probablemente se refiera al hecho de que una persona debe
guardar su contribución voluntaria como un secreto no solamente ante los demás, sino para sí
mismo; esto es, debiera olvidarlo en vez de decir en su corazón: “¡Qué bueno soy!” Esta
explicación recibe el apoyo de 25:37–39, donde los justos se representan como que están
completamente desapercibidos de sus propios hechos benevolentes del pasado.

v.4: Para que tu obra de caridad sea (realizada) en secreto; y tu padre que ve en secreto
te recompensará. Es Dios quien lleva la cuenta. Nada se escapa de su omnisciencia (Gn.
16:13; Sal. 139; Heb. 4:13; cf. Jn. 21:17). Es él quien en el día del juicio concederá la
recompensa (Mt. 25:34–36) para sorpresa de los bienhechores. ¿Y no hay ya ahora
recompensas anticipadas, tales como una buena conciencia y el gozarse junto con los
que reciben las dádivas?

En lo que respecta al texto griego también se puede traducir: “… y tu Padre, el que te


ve, te recompensará en secreto”. Por eso podemos observar en traducciones más
contemporáneas:

4
Entrega tu ayuda en privado, y tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará. (NTV)

4
Lo que hagas debe ser un secreto. Así recibirás recompensa de tu Padre que está en el
cielo, porque él ve todo lo que se hace en secreto. (PDT)

4
¡Ah, pero el Padre de ustedes, que conoce todos los secretos, los recompensará! (NBV)

Los discípulos de Jesús ayudamos al necesitado no movidos por premios o


reconocimientos sino más bien porque es la manera como agradamos a nuestro Padre y
agradecemos por lo bienaventurados que somos. AMÉN.

En conclusión…

1. Mateo quiere dejar muy claro en su evangelio que Jesús vino a cumplir la revelación
veterotestamentaria de la voluntad de Dios para su pueblo, pero esto no sucedió en un
vacío. Muchas otras personas y grupos estaban también intentando vivir las directrices
4
veterotestamentarias en la vida de cada día. ¿Cuán distinta de la de estos otros grupos
será la forma de discipulado que introduce Jesús? ¿Qué es lo que hará que la enseñanza
de Jesús sobresalga de la de los dirigentes religiosos de su tiempo?

Para Mateo, estos son asuntos importantes en la redacción de su Evangelio, porque su


registro del SM es una importante declaración de principios sobre lo que supone nuestra
vida como discípulos de Jesús. Puesto que los discípulos de todas las eras han de aprender
a guardar todas las cosas que Jesús ha mandado (28:20), Mateo quiere afirmar de un modo
claro y preciso la clase de discipulado que Jesús desea.

2. Coherencia entre la vida interior y la práctica externa. Jesús espera que llevemos a
cabo “obras de justicia”, pero no para ganarnos la entrada al reino ni para conseguir
una posición especial delante del Padre, sino como voluntarios actos para conformar la
expresión externa de nuestras vidas a la obra interior de Dios en nuestros corazones.

3. Tengamos mucho cuidado con nuestro deseo interno de ser vistos por los hombres.
Una palmadita en la espalda nos privará de las bendiciones que Dios tiene para
nosotros sus hijos.

4. Redescubramos la importancia de buscarle en lo secreto, es decir, en intimidad y


comunión. Marquemos distancia de todo aquello que nos invita a buscar lo exterior
antes que lo interior, engañándonos a nosotros mismos.

Bendiciones abundantes en CRISTO.

También podría gustarte