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Examinar nuestras motivaciones (hacer grupos de 4 y hablar qué le puede motivar a un joven ser
cristiano o por qué no le motiva), nuestros deseos más profundos. Esto nos conlleva a darnos
cuenta que, a veces lo que parece bueno en muchas ocasiones no es tal ¡Y lo que parece malo
tampoco!
Pensemos en un momento, ¿qué seria para esta mujer amar a Dios (y no a ella misma) en una
situación así? (Seria no dar ofrenda porque no lo llevaba resuelto en su corazón) La respuesta
parece anti-cristiana.
Ej.: 2
Imagínate un joven de bachillerato que sale de fiesta los sábados. Su objetivo cada noche es
conquistar una nueva chica ¿Por qué lo hace? (Conversan en grupos) En su caso va más allá del
placer sexual. Lo hace porque quiere ser el más popular y exitoso en su grupo de amigos y esa es la
forma logrará hacerlo. Imagínate que este joven conoce a Cristo y se convierte.
La biblia nos desafía a no quedarnos en el cambio superficial y aparente sino a enfocarnos en los
cambios del corazón. “Dios no mira como mira el hombre, pues el hombre mira la apariencia
exterior (cómo miramos nosotros a las personas), pero el Señor mira el corazón (como Dios
mira)”
7
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura,
porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira
lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. 1 Samuel 16:7
15
Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los
hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por
sublime, delante de Dios es abominación. Lucas 16:15
Aquel joven quería ser popular y exitoso conquistando chicas ahora conquista almas. Surgen
interrogantes ¿cambiaron sus deseos? ¿Cambio su corazón?
Utilizaremos este ejemplo general.
Un iceberg: este posee dos partes la parte superior son nuestras acciones y la parte inferior
nuestras motivaciones. (El más grande es la Antártida, tiene un tamaño uniendo Estados Unidos
con México y es el cuarto continente más grande del mundo)
Mateo 6:1-18
Jesús y la limosna
6 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de
ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los
cielos.
2
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen
los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3 Mas cuando tú des limosna, no
sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que sea tu limosna en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Jesús y la oración
(Lc. 11.2-4)
5
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de
cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu
aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve
en lo secreto te recompensará en público.
7
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su
palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro
Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros,
pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por
todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Jesús y el ayuno
16
Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan
sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen
su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para
no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
En conclusión, no es la ofrenda (6:1-18), ni la oración (6:5-15) ni el ayuno (6:15-18). Se resume en:
“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra
manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos”
Esto conlleva a reflexionar en la motivación que los lleva a ofrendar, descifrar lo que nos lleva a
orar y el yo por qué no ayuno. ¿Por qué? Es la gran pregunta que nos lleva a desenmascarar
nuestra realidad interior y es, justamente el tema principal que Jesús desarrolla en Mateo.
Para examinarnos debemos saber que muchos hacen acciones espirituales sin ser realmente un
hombre o una mujer espiritual como lo es el caso de la mujer que ofrendo. La clave de lo que
hacemos es el por qué lo hacemos. El Padre evalúa no tanto lo externamente (y no me refiero a
vestimenta), sino el por qué.
Examinar nuestras intenciones es esencial puesto que, al hacerlo, llegamos a descubrir aquello que
nuestro ser interior realmente ama. En este pasaje nos encontramos con esto: es posible
obedecer los mandamientos (como ofrendar, orar y ayunar) sin estar obedeciendo el gran
mandamiento (amar a Dios de corazón).
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Lo que vemos en Mateo 6 vemos dos casos: UNO Hacerla de forma espiritual es hacerla
disfrutando del Padre. DOS es hacerla disfrutando el ser vistos por los demás. Esto nos permite
adentrarnos a un dilema huma: búsqueda de una identidad a través de la aprobación.
Lucas 22:24-27 24 Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el
mayor. 25 Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre
ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; 26 mas no así vosotros, sino sea el mayor
entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. 27 Porque, ¿cuál es
mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo
estoy entre vosotros como el que sirve.
La aceptación cristiana es uno de los grandes contrastes que encontramos, por ejemplo:
1. Muchos asisten a la congregación para que digan que no han caído. Y porque algún familiar le
vive exhortando a seguir, pero en su corazón ya no hay nada.
2. Dan ofrenda porque me da pena que pasan el canastillo y digan que ni ofrendo.
3. Intento portarme sereno cuando no deseo estar en ese lugar.
4. Asistir al culto porque sirvo en algún ministerio y si no asisto hablaran de mí.
No actuamos por el Espíritu, más actuamos por la aprobación de mi líder. Lo que vemos es que
disfrutamos la aprobación de mi identidad.
Necesitamos Luz
Ceguera. Quizás esa sea una muy buena palabra para describir cuanto nos conocemos a nosotros
mismos.
Mateo 15:14 14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos
caerán en el hoyo.
Jeremías 17:9 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá?.
1 Juan 1:8-10 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y
la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
¿Qué es, entonces, un cambio superficial? Un cambio superficial es aquel donde cambia mi
comportamiento externo sin que cambien los deseos más profundos de mi corazón. Esto se da por
el amor a uno mismo.
Resumiendo, el capítulo: Efesios 2:3 entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo
vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la
mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
¿Cómo caracterizan a las personas que se mira que Dios las usa en milagros, profecía,
autoridad sobre los demonios?
¿Cómo se sienten ustedes si alguien los compara frente a esa persona que tiene dichas
características?
Tienen una comunión especial con Dios.
Esas personas son otro nivel.
O podríamos decir: yo no llego a ese nivel o me siento menos que esas personas.
O podríamos decir: no me considero que esté haciendo algo acá.
Pues no se equivoquen estamos viendo los cambios superficiales.
Sé que no es una verdad que suela enseñarse mucho ni que sea muy popular, pero si la
eternidad con Cristo está en juego
Y esta lectura es una triste realidad al final de los tiempos:
Mateo 7:22-23 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de
maldad.
Esto me lleva a pensar cuando muchos solo practicamos la obediencia superficial cuando
desempeñamos los privilegios acá en la congregación:
A cuánto nos pasó o nos sigue pasando:
1. Nos tocó la predicación y en el último día hacemos todo. (Vamos a internet y buscamos
la reflexión más poderosa que consideramos que va a funcionar, o tomamos la
concordancia de la biblia a buscar un texto.) Y como somos buenos para hablar ahí nos
vamos.
2. Nos tocó la oración y venimos unos 5 minutos antes del culto a pedir que se mueve la
gloria de Dios.
3. Nos tocó la lectura bíblica y en el camino seleccionamos un Salmos.
4. Pues que diremos de la ofrenda. Decimos, como solo es de pedir ahí cada quien es
responsable de dar.
5. Nos tocó cantar los coros iniciales y a la carrera buscamos el himnario o buscamos el
internet una lista de coros. Y queremos cantar como Marcela Gándara y al final nos sale
como el ruido de la carreta chillona.