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de Barquisimeto
Parroquia San Antonio de Padua
Humocaro Alto – Municipio Morán
Estado Lara – Barquisimeto
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser
vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre
celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como
hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la
gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que
hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie
en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los
hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu
Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo
recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran
sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que
ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que
tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y
tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará…”
La Auténtica Manera de Mostrar la Fe
El texto nos presenta la manera en que Jesús interpreta para los discípulos y
su comunidad las tres prácticas más comunes de la piedad dentro del
judaísmo: limosnas, oración y ayuno. Es una invitación a reflexionar sobre el
valor actual de esas prácticas en nuestro viaje dentro de la estación de
Cuaresma, mientras nos preparamos para la Semana Santa.
El texto empieza con una advertencia: “Guardaos” (v. 1). Es un llamado a
poner atención en la enseñanza que se va a explicar a continuación. Se
semeja a las advertencias veterotestamentarias de no poner en práctica
costumbres religiosas equivocadas y pervertir la ley de Dios (Dt 6:17 y 11:22,
Jos 1:8, 1 R 2:3, Pr 3:1), sino practicar una auténtica “justicia” (v. 1) que aquí
bien puede entenderse como verdadera piedad, o auténtica manera de vivir la
fe. La persona justa o piadosa, para el evangelista, es la que procede de la
manera en que Jesús lo describe.
Jesús establece un paralelo entre dos tipos de piedad: la auténtica piedad y la
falsa, que es únicamente hipocresía. Los hipócritas son los actores del teatro;
ellos actúan para ser vistos y aclamados por la audiencia. Su actuación tiene
como meta recibir el reconocimiento de parte del público. La palabra
griega hypokritai, o sea, “hipócritas,” que Mateo pone en boca de Jesús en los
vv. 2, 5 y 16, viene precisamente del teatro griego. Denota al actor detrás de
una máscara. En Mt 23:13-30, Jesús vuelve a usar esa misma palabra e idea
en varias descripciones de la piedad de los fariseos. Define a la enseñanza y
piedad farisea como “hipócrita” o actuada para ganar el favor de la gente, y
no como un genuino acto de adoración a Dios en entrega incondicional.
Jesús enseña que la autenticidad debe ser la marca de la piedad de aquellos
y aquellas que se consideran sus discípulos. No se trata simplemente de
hacer buenas acciones. Lo importante para Jesús es la razón por la que se
hacen todas esas cosas. Para Jesús, las razones de la piedad expresada en
las prácticas de dar, orar y ayunar, deben ser únicamente el amor y la entrega
total a Dios.
Por eso, aunque los fariseos hagan numerosas obras buenas a la vista de la
gente, para Jesús sus obras carecen de valor y autenticidad ante los ojos de
Dios, porque no están dirigidas a Dios sino a ganar popularidad y admiración
de parte de los que los observan.
En Conclusión:
El evangelista quiere transmitirnos el mensaje de que la verdadera piedad
actúa en secreto porque se dirige a Dios, pero la acción salvífica de Dios es
siempre visible y pública. Quien revela a los creyentes es Dios, y Dios en su
respuesta a la oración, ayuno o limosna, declara justa y verdadera la fe de
quienes confiaron en él en secreto.
Esto nos desafía a analizar muchas de las acciones que realizamos como
iglesia, y a evaluar si hacemos lo que hacemos para impresionar a la gente y
llamar su atención hacia nosotros y nosotras, o si por el contrario buscamos
por encima de todo servir y adorar a Dios, procurando que nuestras
actividades congregacionales nos ayuden ante todo a crecer en nuestra
comunión con Dios. Según Mateo, el verdadero crecimiento de la comunidad
en su relación con Dios sólo procede de una búsqueda total de Dios en una
relación íntima y personal, y no de un despliegue de espectáculo.