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18 veces aparece el termino limosna en el antiguo testamento de las Biblias Catolicas.

8 veces aparece el termino limosna en el nuevo testamento de las Biblias Catolicas.


Tobías 12

7 Hagan el bien y no conocerán la desgracia. 8 Más vale la oración y el ayuno, la limosna y la justicia que la riqueza con
injusticia; más vale tener poco y ser justo que tener mucho siendo pecador. 9 La limosna libra de la muerte, purifica de
cualquier pecado; los que dan limosna tendrán larga vida, 10 los que cometen el pecado y la maldad, atentan contra su
vida.

Reina Valera 1960 Reina Valera 1909

0 veces aparece el termino limosna en el antiguo testamento de las Biblias protestantes.

8 o 14 veces aparece el termino limosna en el nuevo testamento de las Biblias protestantes.

Jesús y las Limosnas (Mateo 6:2-4)

“Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en
las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des
limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo
secreto te recompensará en público”.

Mateo 6:2-4
Introducción

Para los judíos la limosna estaba clasificada como una de las prácticas más piadosas que un justo tenía que
realizar a tal punto que la palabra que se usaba en griego para referirse a limosna, eleemosúne (ἐλεημοσύνη), era la
misma que se usaba para referirse a justicia. La palabra limosna también pude traducirse como misericordia ya que se
refiere a la piedad que se realiza hacia los pobres: “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos
en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu
hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite. Guárdate de tener en tu
corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu
hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado”,
(Deuteronomio 15:7-9).

En las Escrituras del Antiguo Testamento la limosna era una virtud que se alababa: “El hombre de bien tiene
misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio… Reparte, da a los pobres; su justicia permanece para siempre; su
poder será exaltado en gloria”, (Salmo 112:5,9). En el Talmud se decía: “El que da limosna en secreto es mayor que
Moisés, nuestro maestro”, y en un libro post-exilio considerado como literatura apócrifa y por tanto no inspirado por
Dios, dice: “Buena es la oración con el ayuno, y la limosna con la justicia. Mejor es poco en justicia que mucho en
iniquidad. Mejor es dar limosna que acumular tesoros, pues la limosna libra de la muerte y limpia de todo pecado. Los
que practican la misericordia y la justicia serán repletos de vida”, (Tobías 12:8-9). Lamentablemente la interpretación y
práctica de la limosna no estaba de acuerdo con los estándares divinos y Jesús pretende una vez más mostrarla en su
justa dimensión.

La manera correcta de dar limosna

“Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre
que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Mateo 6:3-4

Jesús utiliza esta hipérbole para aclarar la manera correcta de dar limosna. El dar limosna no tiene que ser por
motivo egoístas de recibir prestigio, tampoco tiene que practicarse como un deber, sino tiene que emanar de un corazón
generoso que ama la misericordia y cuyo único fin es ayudar verdaderamente al necesitado. Nuestro mayor ejemplo es
Cristo mismo el cual se dio a si mismo por amor a cada uno de nosotros: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”, (2
Corintios 8:9). Por tanto, la práctica de dar a los necesitados debe nacer de un corazón misericordia, dispuesto a ser
usado por Dios para ayudar a su semejante, y nunca por motivos de recompensa humana. Sin embargo, nuestro Señor
asegura que los que actúan de esta manera en privado recibirán la recompensa de Dios en público.

El juicio final

Mateo 25

:B:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en el trono de gloria, que
es suyo. 32 Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las
ovejas de los chivos. 33 Colocará a las ovejas a su derecha y a los chivos a su izquierda.

34 Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha
sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. 35 Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve
sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. 36 Anduve sin ropas y me
vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»
37 Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de
beber? 38 ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la
cárcel y fuimos a verte? 40 El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más
pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.»

41 Dirá después a los que estén a la izquierda: «¡Malditos, aléjense de mí y vayan al fuego eterno, que ha sido preparado
para el diablo y para sus ángeles! 42 Porque tuve hambre y ustedes no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de
beber; 43 era forastero y no me recibieron en su casa; estaba sin ropa y no me vistieron; estuve enfermo y encarcelado y
no me visitaron.»

44 Estos preguntarán también: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, desnudo o forastero, enfermo o
encarcelado, y no te ayudamos?» 45 El Rey les responderá: «En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con alguno
de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mí.»

46 Y éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna.»

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