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Introducción:

El texto explora la relación entre los sindicatos y las coaliciones gubernamentales en América
Latina y Europa, particularmente en el contexto de las reformas laborales. Se destaca que la
posición de los sindicatos en estas coaliciones tiene un impacto significativo en la
desregulación laboral y las políticas de compensación asociadas. A pesar de la importancia
histórica de los sindicatos en la organización del mercado laboral, se critica la falta de atención
a los patrones nacionales de coalición en los estudios sobre desregulación laboral en países en
desarrollo.

El autor argumenta que la inclusión o exclusión de los sindicatos en la coalición gubernamental


genera un intercambio complejo entre el nivel de desregulación laboral en el sector formal y
las políticas de compensación para desempleados y trabajadores no sindicalizados. Se
examinan casos específicos como Chile bajo Pinochet, Argentina durante la administración de
Menem y España bajo el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Se resalta la
importancia de la represión sindical, la inclusión en la coalición o la exclusión en la
configuración de las dinámicas de las reformas laborales.

El autor critica la tendencia a analizar la reforma laboral de manera simplificada y propone


desglosarla en tres componentes: legislación de contratos individuales, relaciones colectivas y
políticas compensatorias. Se utiliza el concepto de "mercantilización del trabajo" para explicar
cómo la flexibilidad en el empleo y la descentralización en la negociación colectiva impactan el
poder de los trabajadores como clase.

El texto concluye resaltando dos mecanismos clave relacionados con la interacción gobierno-
sindicatos: la capacidad de los sindicatos para bloquear o corregir proyectos de legislación
laboral y su influencia en la distribución de recursos, especialmente en términos de
compensación social. Se argumenta que la movilización sindical puede afectar la
implementación de reformas, y se ilustra con ejemplos de Chile, Argentina y España. En última
instancia, se destaca que el lugar de los sindicatos en las coaliciones gubernamentales genera
un "intercambio" entre la mercantilización del trabajo y el tamaño y destino de las políticas
compensatorias para los excluidos del mercado laboral.

REFORMA ECONOMICA Y RELACION ESTADO-SINDICATOS

En el marco de la reforma económica y la interacción entre el Estado y los sindicatos, se


examina la relación en Chile, Argentina y España. En Chile, la prohibición de los sindicatos
coincidió con un período de liberalización económica. En España, la relación gobierno-
sindicatos comenzó con una inclusión débil, pero luego se transformó en exclusión después de
1985. En Argentina, los sindicatos, especialmente ligados al peronismo, desempeñaron un
papel activo desde el inicio de la administración Menem.

La evaluación de esta relación se realiza a través de tres indicadores clave: a) el


comportamiento de los legisladores sindicales en el Parlamento, b) la intervención de los
sindicatos en la formulación de políticas públicas, y c) la asignación de cargos ejecutivos a
representantes sindicales. En España, tras los primeros años del gobierno socialista, la
influencia de la Unión General de Trabajadores (UGT) en el diseño de políticas disminuyó. En
cambio, en Argentina, el movimiento sindical ejerció una considerable influencia,
especialmente en áreas que afectaban directamente a los trabajadores, como la legislación
laboral y las obras sociales.

En cuanto a la participación sindical en el poder ejecutivo, en Argentina, el sindicalismo


peronista controló el Ministerio de Trabajo en los primeros años de la administración Menem y
mantuvo un papel importante en años posteriores. Además, tuvieron control sobre la
Administración Nacional del Seguro de Salud (ANSSAL). En contraste, en España, ningún líder
sindical ocupó cargos ejecutivos y aquellos que lo hicieron después de 1985 ya habían
abandonado sus organizaciones.

En resumen, los patrones de represión (Chile), exclusión (España) e inclusión (Argentina)


jugaron un papel determinante en los procesos de reforma laboral y en la configuración de los
mercados laborales en estas economías en proceso de liberalización.

Trayectorias de la desregulación del mercado de trabajo

En esta parte que resta de este trabajo me propongo analizar tres aspectos cruciales de la
política laboral: la flexibilización de los contratos individuales, las relaciones colectivas de
trabajo y las políticas de compensación. A continuación, paso a explicar cada una de estas
dimensiones de la reforma laboral.

 La flexibilización de los contratos individuales:

Se destaca la tendencia a reducir los costos para los empleadores y otorgar a las empresas más
poder en la contratación de personal. Se mencionan dos formas principales de esta
flexibilización: la primera implica la reducción de indemnizaciones por despido y aportes al
sistema de seguridad social, mientras que la segunda introduce nuevos tipos de contratos,
especialmente para trabajadores nuevos en el mercado laboral.

Se ilustra el caso chileno, donde se implementó una flexibilización a través del Plan Laboral
entre 1978 y 1981, permitiendo despidos sin causa justa y reduciendo las indemnizaciones. En
Argentina y España, se adoptó la segunda opción, introduciendo nuevos tipos de contratos
temporales para evitar la represión de sindicatos. En España, se amplió el alcance de los
contratos temporales en 1984 y se implementaron reformas ambiciosas en 1993-1994. En
Argentina, la Ley Nacional de Empleo de 1991 introdujo formas de contratación temporal, pero
requería aprobación sindical. En 1995, se buscó consenso entre empresarios y trabajadores,
resultando en una reforma en 1998 con críticas de la industria.

Se destaca que, según la proporción de trabajadores en contratos temporales en el sector


formal, España alcanzó el 34,5% en 1995, el más alto en Europa occidental, mientras que
Argentina tenía el 12,8% en 1998, con una tendencia a disminuir después de derogar muchos
contratos temporales en 1994 con la reforma laboral de 1998.

 , Las relaciones colectivas de trabajo:

En el caso de Chile, se destaca una reforma significativa después del régimen militar. Antes de
esto, las relaciones colectivas estaban reguladas, con afiliación obligatoria para los trabajadores
en empresas con mayoría sindical. Tras el golpe de Estado, se prohibió la actividad sindical,
pero la presión internacional llevó a la restauración de leyes laborales. Sin embargo, el nuevo
marco legal socavó el poder sindical al permitir la formación de varios sindicatos en una
empresa y restringir las negociaciones a nivel de la empresa, generando una fragmentación
sindical notable.
En Argentina, a pesar de intentos de reforma durante el gobierno de Menem, la legislación
tradicionalmente fortaleció a los sindicatos en términos de monopolio de representación,
inclusión de no afiliados en acuerdos colectivos y centralización en las negociaciones. Aunque
se intentó derogar leyes, la resistencia sindical impidió cambios significativos. La
descentralización en las negociaciones colectivas aumentó, especialmente a nivel de empresas,
pero la mayoría de los acuerdos aún involucraban a líderes sindicales de organizaciones
sectoriales y federaciones nacionales.

En España, la Ley Orgánica de Libertad Sindical de 1985 consolidó la posición de los principales
sindicatos, otorgándoles el estatus de "más representativos". Aunque el gobierno socialista
rompió con la negociación centralizada de salarios, los comités de empresa mantuvieron el
poder de firmar acuerdos colectivos. A pesar de un aumento en los acuerdos a nivel de
empresas durante la liberalización económica, no hubo una descentralización extrema en el
sistema de negociación colectiva.

En resumen, cada país experimentó cambios en las relaciones colectivas de trabajo, con Chile
enfrentando una fragmentación sindical después de una reforma radical, Argentina
experimentando cierta descentralización, y España manteniendo cierta centralización a pesar
de cambios en la legislación y políticas laborales.

 Las políticas de compensación

Durante la dictadura chilena, se estableció una extensa red de subsidios al desempleo,


destacando programas de empleo financiados por el Estado como el Programa de Empleo
Mínimo (PEM) y el Programa de Ocupación para Jefas y Jefes de Hogares (POJH). Estos
programas ofrecieron actividades variadas, desde trabajos de pintura hasta construcción de
instalaciones sanitarias en áreas desfavorecidas.

En contraste, en España, bajo el gobierno del PSOE, la compensación se centró principalmente


en subsidios al desempleo, con menor énfasis en programas de empleo financiados por el
Estado. Se señala que, a pesar de la libertad sindical en España, los recursos se destinaron
significativamente para asistir a trabajadores con representación sindical en grandes fábricas
en proceso de reconversión industrial.

En el caso argentino, durante los años de reforma bajo la administración de Menem, no se


implementaron programas nacionales importantes para abordar la situación de los pobres o
compensar a los trabajadores desocupados de la economía informal, a diferencia de las
prácticas durante la dictadura chilena.

Se destaca una comparación de la cobertura de compensaciones para desempleados durante


el pico de desempleo en cada país. Chile muestra una cobertura superior, seguida por España,
mientras que Argentina tiene un porcentaje significativamente más bajo de desempleados
recibiendo compensaciones. Se observa que, a pesar de la dura dictadura en Chile, la cobertura
para los desempleados fue mayor que en Argentina en el pico de desempleo.

Además, se introduce la noción de la "fuerza laboral desprotegida", refiriéndose al porcentaje


de la fuerza de trabajo que está desempleada y sin ningún tipo de régimen de compensación al
desempleo. En Argentina, este grupo aumenta a medida que avanzan los años de reforma, a
diferencia de Chile y España, donde se mantiene constante o disminuye.
En resumen, se destaca las diferencias en las políticas de compensación para desempleados
durante períodos de ajuste económico en estos tres países, resaltando las estrategias
implementadas y sus impactos en términos de cobertura y protección social.

Relaciones gobierno-sindicatos y tipos de desregulación del mercado laboral:

Se examina las relaciones entre el gobierno y los sindicatos, así como los enfoques de
desregulación en el mercado laboral en tres países: Chile, Argentina y España. Durante la
dictadura en Chile, se implementaron reformas estructurales que afectaron al movimiento
sindical, eliminando las bases institucionales y provocando movilizaciones en los años 1982-
1983. A pesar de la incapacidad para controlar a los sindicatos, el gobierno chileno introdujo
una extensa red de compensaciones en el mercado laboral para mitigar los costos sociales de la
reforma. La mercantilización de la fuerza laboral en Chile coincidió con una expansión relativa
de los beneficios sociales para contrarrestar los efectos del avance del mercado.

En Argentina, durante la administración Menem, los sindicatos formaron parte del proceso de
diseño de la nueva legislación laboral, pero hubo tensiones y contradicciones. Cada intento de
reforma contó con el respaldo de los empresarios y el rechazo de los sindicatos, pero después
de las negociaciones, la CGT respaldó los resultados. A diferencia de Chile, el gobierno
argentino se preocupó menos por la distribución de compensaciones a los perdedores del
ajuste, ya que el control del movimiento sindical redujo la necesidad de atenuar los efectos del
ajuste en el ámbito social. La reforma laboral en Argentina resultó en una baja desregulación
laboral para los empleados en el sector formal, pero con altos costos sociales para los
desempleados y trabajadores en la economía informal.

En España, especialmente después de 1985, los sindicatos fueron excluidos del diseño de la
reforma laboral, lo que permitió al gobierno socavar las bases de poder de las organizaciones
sindicales. A diferencia de Chile, España era una democracia, y el partido en el poder, el PSOE,
mantenía vínculos con la clase trabajadora. La desregulación de la legislación laboral individual
avanzó significativamente, con la expansión de contratos temporales conocidos como
"contratos basura". A pesar de las tensiones, el PSOE no promovió una descentralización
agresiva en las regulaciones de los acuerdos colectivos. La administración del PSOE no podía
contar con los sindicatos para contener las movilizaciones de los trabajadores, y la presión por
compensaciones para los desempleados fue significativa. La reforma laboral en España resultó
en una flexibilización de los contratos individuales, con una expansión notable de los
contratos temporales.

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