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Publicación periódica de la Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular

Año 1 | Número 1 | OCTUBRE 2023 | ISSN en trámite

La Emergencia de la
Economía Popular
en Argentina
LA EMERGENCIA DE LA ECONOMÍA POPULAR EN ARGENTINA
Publicación periódica de la Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular
Año 1 | Número 1 | OCTUBRE 2023 | ISSN en trámite

RESPONSABLES DE LA PUBLICACIÓN
Equipo RITEP
Coordinaron esta edición
Fabián Carrizo, Diego Masello
Colaboración especial
Nara Alvarez

Publicación propiedad de la Universidad Nacional de Tres de Febrero,


Juncal 1319 (1062), CABA.

El contenido y las opiniones vertidas en cada uno de los artículos


son de exclusiva responsabilidad de sus autores.
ÍNDICE DE CONTENIDOS

Introducción 5
Editorial 7
1. De qué hablamos cuando nos referimos a la Economía Popular
Nuestra Realidad 17
Emilio Pérsico, Juan Grabois
Los problemas estructurales argentinos y la emergencia
de la Economía Popular 27
Diego Masello, Nara Alvarez

2. Características sectoriales de la Economía Popular


El Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía
Popular (ReNaTEP), un primer paso en un proceso de largo aliento 37
Sonia Lombardo, Lara Hadad, Julia Di Carlo, Nicolás Salerno Ercolani, Manuel Suárez
Breve semblanza de las ramas de la Economía Popular 47
Equipo RITEP

3. Políticas para la Economía Popular


Reflexiones de la mesa de cierre del Encuentro Nacional de la RITEP 63
Juan Grabois, Agustín Salvia, Alexandre Roig, Diego Hurtado,
Dina Sánchez, Gustavo Grobocopatel, Magdalena Villegas
Los límites normativos de la Economía Popular 81
Juan Grabois
La institucionalidad de la Economía Popular 88
Alexandre Roig
Las raíces históricas de la Economía Popular en la Argentina 93
Emilio Pérsico
La política y la formación continua comoelementos imprescindibles 97
Fernando “Chino” Navarro
Fundamentos del intercambio técnico con la Economía Popular.
Un camino de ida y vuelta 99
Enrique Palmeyro
Una mirada sobre las políticas para la Economía Popular  111
Lito Borello
Servicios sociocomunitarios
INTRODUCCIÓN

Para muchos de nosotros no es una novedad que la Argentina viene arrastrando pro-
blemas estructurales de largo plazo. La última dictadura militar llevó adelante cambios
en la estructura económica y productiva argentina, que emergieron violentamente en
el mercado de trabajo durante los primeros años de la década del ‘90, causando, bajo
distintos mecanismos (retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas, despidos, cierre de
empresas, privatizaciones, entre otras) la expulsión de cientos de miles de trabajado-
res, que comenzaron la búsqueda de la reinserción laboral fundamentalmente de ma-
nera autogenerada. Para tener una idea, entre 1992 y 1996 se destruyeron alrededor de
980 mil puestos de trabajo plenos, en su gran mayoría registrados y ligados a empresas
de un tamaño medio superior a los 10 trabajadores.1
Tomando este momento como un punto de partida, cada nueva crisis (2001 [corralito fin
de la convertibilidad], 2009 [Lehman Brothers y sus implicancias locales], 2018 a 2019
[crisis de deuda], 2020 [Pandemia]), ha dejado un saldo negativo en términos socio-pro-
ductivos y ha sido dañino especialmente para el conjunto de los trabajadores, generando
la expulsión una cantidad de ocupados y ocupadas a una dinámica signada mayormente
por el autoempleo. En este sentido, muchos de estos trabajadores/as se encuentran en la
actualidad dentro de lo que denominamos la economía popular argentina.
Aunque han pasado cerca de treinta años, sigue ausente una discusión profunda de las
causas y, sobre todo, de las consecuencias que se han ido generando con estos proce-
sos dentro de nuestro tejido social. Muchas veces se escuchan relatos que proponen co-
mo salida acciones que, o son meramente coyunturales o no entienden cabalmente las
transformaciones que se han dado en el tejido socio-productivo argentino.
Por tal motivo, esta publicación tiene como objetivo dar continuidad a los debates en
torno a la actualidad y el futuro de la economía popular en la Argentina. Desde el mar-
co de la Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular (RITEP) se quiere pro-
piciar la participación de diversos trabajos y ensayos relativos a la caracterización, la
dinámica, las particularidades sectoriales y las políticas relativas a la economía popular.
Por ello, esta publicación se ha organizado con una editorial desarrollada por impor-
tantes referentes del sector, a partir de una serie de preguntas orientadoras. La primera
sección está dedicada al análisis del significado y de las características de la economía
popular. En la segunda sección se desarrollan diversas aproximaciones sectoriales de
las distintas unidades productivas y trabajadores que se desempeñan en las mis-
mas. Finalmente, en la tercera sección se recogen diversas miradas sobre las posibles
políticas tendientes al apoyo de la economía popular; políticas que podrían impactar
mejorando el dinamismo de las unidades productivas y de los trabajadores y las traba-
jadoras que se desempeñan dentro de las mismas.

1
Carbonetto, D., (1996), Revista Macronsul, CESS.

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Servicios Personales y Otros Oficios
EDITORIAL
LA MIRADA EDITORIAL SOBRE LA ECONOMÍA POPULAR

Esteban “Gringo” Castro (Secretario General de UTEP)


¿Cuáles son los principales desafíos de la Economía Popular en los próximos dos años?
El inicio del planteo de la economía popular fue la afirmación de que tenía que haber
una organización sindical que defienda los derechos de los trabajadores que, tenien-
do trabajo, no tenían derechos. Comenzamos aproximadamente en el año 2011 y, con
el tiempo, fuimos dándole vueltas a esta idea, se fue ampliando mucho la cantidad de
movimientos que estaban de acuerdo con esta propuesta. Sin embargo, todavía falta
la consolidación de una organización sindical (tener períodos electivos, conformar las
diferentes regionales, entre otras cosas), que pueda contribuir de mejor manera a que
se incorporen nuevos compañeros y compañeras, que se encuentran trabajando dentro
de la economía popular pero que no están organizados.
En cuanto a los desafíos por venir, tienen mucho que ver con la desconexión que se ob-
serva en los planteos políticos, tanto de la oposición como, con sus matices, del actual
gobierno; y la relación de estos con el trabajo y las actividades que se llevan adelante
dentro de la economía popular. Por ejemplo, hay un enorme trabajo vinculado a la eco-
nomía del cuidado, llevado a cabo por un sinfín de compañeras de la economía popular,
que, sin embargo, desde la mirada de muchos dirigentes es pensado como un “mien-
tras tanto”, como una situación de transición hasta que puedan conseguir un trabajo
con todos los derechos que les corresponde.
En este sentido, el gran desafío es poder ampliar la base de entendimiento de muchos
sectores para que incorporen la idea de que esos trabajos pueden ser permanentes. En
contraposición, inclusive durante el último año hubo una profundización de la idea de
que los trabajadores/as de la economía popular no trabajan. Que reciben un salario
complementario o viven de un sueldo miserable y que no quieren trabajar. A pesar de
que hay infinidad de ejemplos y de casos que demuestran que esto no es así. Por ello,
quiero enfatizar que el desafío más importante estará en vincular el trabajo que hace-
mos a la concepción o al discurso político actual, que por el momento se encuentra va-
ciado del concepto de economía popular.
Entonces, el discurso político no está reconociendo a la economía popular, pero, por
otra parte, tenemos a la mitad de la población económicamente activa en diversas si-
tuaciones de precariedad laboral o dentro de la propia economía popular, cuestión que
no termina de afianzarse como idea dentro del Estado. O sea, actualmente se sigue ha-
blando de “plan”, cuando lo que se reconoce es un salario social complementario.
Con lo cual, queremos profundizar los debates en torno a la economía popular, necesi-
tamos mejorar mucho nuestra organización gremial, aun reconociendo a nuestro favor
la capacidad de organización y de movilización que actualmente existe, especialmente
cuando nos tenemos que hacer visibles ante un conflicto particular; pero sin tener una
visibilidad en el trabajo cotidiano.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Vemos necesaria una definición más clara de la política frente a la economía popular
(como fueron históricamente las definiciones del peronismo), como podría ser la habi-
litación de créditos específicos para la economía popular, alguna regulación sobre las
compras estatales hacia el sector popular, alguna forma de habilitación de nuevos ca-
nales de comercialización, el uso de la tierra del Estado en poder de las organizaciones
populares para la producción alternativa de alimentos. Cabe señalar que esto último
también redundaría en procesos de repoblamiento de zonas, generando nuevas ciuda-
des y pueblos (una nueva soberanía).

En diversos trabajos se han señalado los problemas productivos dentro de la Economía


Popular, ¿cómo cree que se podría lograr un aumento de la productividad dentro de la
misma?
En mi caso, nunca estuve muy de acuerdo con el concepto de productividad, porque lo
asocio a algo que está al servicio de la necesidad del capital. Tampoco tengo un con-
cepto alternativo. Lo que sí comprendo es que hay una necesidad del capitalismo (en
nuestro país principalmente después de la intervención de la última dictadura militar)
de concentración y, consecuentemente, en la actualidad ha logrado un muy alto nivel de
concentración, por ejemplo, en lo que mejor puede hacer Argentina, que es la produc-
ción de alimentos, que hace que nuestro pueblo tenga que pagar el alimento muy caro
porque no hay regulaciones a la importación y a la exportación. O sea, desde el sector
productivo no hay una reflexión en cómo se alimenta nuestro pueblo, una reflexión so-
bre de qué manera se logra la alimentación de nuestra población.
Por otra parte, quienes sí se están preocupando respecto a cómo logra alimentarse el
pueblo argentino son, justamente, los propios sectores más humildes, los más empo-
brecidos. Y en ese pensamiento y en esa acción, que entre otras cosas garantiza la paz
social, hay, para mí, un concepto de “productividad social”. Entonces, la gran pregunta
es ¿cómo hay que hacer para trabajar en un proceso de armonización entre la necesidad
capitalista de producir para la exportación y una producción alternativa (de alimentos
y de otros bienes), incorporando tecnología y con capacidad productiva pero que tenga
como misión, no el incremento de la tasa de ganancia, sino el abastecimiento del mer-
cado interno, incorporando allí a todos los sectores de la economía popular, tratando de
armonizar una productividad de la economía popular con una productividad del capi-
talismo más concentrado? En este punto, el gran desafío es ver si se puede lograr dicha
armonía; hasta el momento no se ha podido lograr.
Ahora, es evidente que, para avanzar en una “productividad social”, uno de los elemen-
tos para llegar a este tipo de armonización tiene que ver con la incorporación de tecno-
logía. Para ello, es importante discutir con sectores universitarios, que están formados
para la productividad capitalista, pero a la vez, estos sectores académicos tienen que ir
a aprender de los segmentos populares que garantizan cosas que los sectores concen-
trados no lo garantizan, se trata de humanizar la dimensión del capital y para huma-
nizarla hay que ir a aprender de los sectores populares, allí está el intercambio. Ahora
bien, este proceso necesita mucho tiempo (a veces años) y hay que estar dispuesto a
hacerlo. Por ejemplo, tomemos el caso que se consigue un predio de tierras estatales

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

para realizar un polo productivo de alimentos; allí se necesita llevar los servicios (ener-
gía, agua, entre otros), o sea, se necesita un acompañamiento del Estado y de los sectores
profesionales, esto está empíricamente comprobado. Estos intercambios son una condi-
ción necesaria para poder avanzar en una mejora de la productividad popular, tal como la
concebimos.

Finalmente, ¿cuáles son las principales políticas que está necesitando el sector?
Pensando ahora en el futuro, en lo que respecta a las políticas necesarias, hay sectores
preocupados, incluso hay sectores universitarios que están en la discusión, pero no hay
una política general para discutir respecto a qué nos referimos con economía popular.
Por lo tanto, si no hay una política general, no hay consenso, y si no hay consenso, lo
que se observa es un ataque concretamente. Entonces, para que existan políticas para
la economía popular, hay que tener el tiempo para llevar adelante una serie de discu-
siones profundas, que no estén en el marco de la disputa política electoral. O sea, co-
mo política lo entiendo a través del logro de cierta armonía y complementariedad, por
ejemplo, de la totalidad de lo que se importa, seguramente podrá haber un conjunto
de cosas que podrían ir sustituyéndose por cosas que produzcamos acá, tanto por la
economía regular como por la economía popular.
Otro eje para someterlo a la discusión profunda, tiene que ver con la situación general
de los trabajadores y trabajadoras. Si actualmente tenemos aproximadamente a la mi-
tad de la población económicamente activa precarizada, o por alguna multinacional o
alguna empresa formal o porque tienen que inventarse un trabajo, nosotros no termi-
namos de entender que algunos sigan planteando que va a haber alguna alternativa
dentro del sistema capitalista argentino así como está, para que esa mitad de la pobla-
ción activa pase a tener un trabajo sin precarizaciones. Por lo tanto, si esta discusión no
se profundiza es muy difícil avanzar.
Para profundizar la discusión, nosotros desde la CTEP tenemos algunas propuestas.
Como mencioné antes, la alternativa de utilizar tierras fiscales para comenzar a planifi-
car desarrollos socio-productivos, que podrían estar en comodatos con organizaciones
sociales, creemos que es un buen punto de partida para ir delineando una política; sin
embargo, hasta ahora esta propuesta ha caído en saco roto.
Además, no se trata solo de la obtención de la tierra, sino que se trata de realizar in-
versiones, hay que invertir en capacitación, hay que profundizar el intercambio entre
los profesionales y los trabajadores de la economía popular, y hay que pensar en lo que
ya se está haciendo cómo podemos mejorarlo. Por ejemplo con nuestros emprendi-
mientos textiles, no sólo queremos que produzcan para poder vender en el mercado
(subordinada al capital), sino que también queremos que puedan funcionar como pro-
veedores o garantes de la ropa de aquellos que actualmente no la pueden comprar.
Entonces, nosotros proponemos ideas de políticas. Sin embargo, en la actualidad no ve-
mos que estas ideas sean tomadas por las diferentes dirigencias políticas. Con lo cual, si
no podemos lograr un camino tendiente a una armonización, lo que hay es un proceso
de lucha, que se plasma, por ejemplo, en la defensa del salario social complementario,

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

la obtención de un bono de fin de año, en fin, en todas las cuestiones gremiales más in-
mediatas. Ahora bien, con este escenario el gran problema es que no podemos ser par-
te de la discusión de un modelo de país que nos incluya a todos.

Norma Morales (Secretaria Adjunta de UTEP)


¿Cuáles son los principales desafíos de la Economía Popular en los próximos dos años?
Todo lo adquirido, recorrido y construido en relación al despliegue de la economía popu-
lar no inhibe los nuevos desafíos: la cuestión del ambiente, el desarrollo sustentable, el
feminismo que llegó para quedarse y nos enseña a visibilizar el trabajo comunitario de
cuidado, sobre todo la institucionalización y la formalización de experiencias y derechos,
la posibilidad de dotar a los trabajos relacionados a la economía popular de derechos:
necesitamos que el sindicato luche por aguinaldo, vacaciones pagas, tener obra social y
dotar de herramientas a los emprendimientos, unidades productivas, cooperativas para
que puedan crecer y generar a su vez mejor producción y más trabajo.
Necesitamos integrar en líneas comunes las políticas públicas sobre la base de asu-
mir nuevas modalidades de trabajo, de habitar los espacios públicos y de garantizar
derechos.
Desde lo urbano es central descentralizar, es decir revincular las producciones de las
economías regionales, de las zonas periurbanas, trazar redes de distribución de pro-
ductos garantizados por la economía popular. Con foco en centros urbanos para la
distribución y con una fuerte demanda al Estado para que garantice un espacio de co-
mercialización de esos productos generados por la economía popular: hablamos de
ferias de proximidad, pero también de cumplimento efectivo de la ley de góndolas, tra-
tando de relocalizar los poblados linderos a las zonas urbanas con propuestas producti-
vas que encuentren mercados en los centros urbanos. Es esta la política productiva que
genera valor desde la tierra y, a su vez, combate los incrementos desmedidos de los pre-
cios de alimentos.
Tenemos un desarrollo importante de estadística, investigación social y construcción
de indicadores que dan cuenta de los problemas sociales y económicos, pero también de
georreferenciación de experiencias productivas, de estados de situación que orientan
los caminos necesarios de recorrer para la política hacia el sector.
Podemos, incluso, pensar en una marca propia de la economía popular, identitaria, con
estrategias de comunicación y de desarrollo de mercadeo propio. Esto se debe articular
con el desarrollo de polos productivos que agreguen valor a las materias primas y las
complementen.
La descentralización debe estar acompañada con un proceso de construcción de ba-
rrios y ciudades cuidadoras, que recuperen los espacios públicos sobre la base del for-
talecimiento de los entramados comunitarios. Descentralizar no es sólo urbanizar, sino
integrar ambos procesos, sobre el desarrollo productivo que incluya además el recono-

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

cimiento de las tareas de cuidado comunitarias y de promoción de derechos culturales,


educativos, sociales y del buen vivir.
Los cuidados comunitarios tienen que estar en el centro de la escena:
• Necesitamos hablar de trabajo de cuidado comunitario porque una parte del
producto bruto interno de nuestro país está asociado a estas actividades que
son productivas. Porque la garantía de la reproducción de la vida es sin lugar a
dudas una forma de generar riqueza. Es esta una rama de la economía popular
que tenemos que formalizar y desarrollar: hablamos de educadoras, cuidado-
ras, compañeras que garantizan la alimentación en comedores y merenderos,
promotoras de salud, acompañantes en situaciones de violencia de género, cui-
dadoras de adultos mayores y niñeces. Así como hace años no eran reconocidas
ni remuneradas las tareas de cuidado en el plano doméstico, hoy nos encontra-
mos con dificultades para visibilizar el rol de todas las tareas de cuidado comu-
nitario que agregan valor, no en términos simbólicos, sino económicos, en rela-
ción a la producción de valor dentro del producto interno del país.
• Es necesaria la construcción de nuevas bases institucionales que sostienen hori-
zontes de equidad. Es importante visibilizar los cuidados que se producen tam-
bién en el ámbito comunitario, que es una forma de colectivizar esos trabajos
domésticos individuales, optimizando aún más recursos humanos y económi-
cos y sostienen la dinámica misma de los barrios populares; fortalecer las redes
para potenciar las acciones y sus alcances, considerando que es la comunidad
próxima la que llega primero, la que conoce a sus protagonistas y la viabilidad
de posibles soluciones a los problemas que emergen. Es por todo esto que, en-
tendemos como central, prioritario y estratégico el desarrollo de una política
activa de reconocimiento a los trabajos que las mujeres y diversidades reali-
zan en el ámbito comunitario, dentro de la economía del cuidado. Necesitamos
construir derechos en torno a este tipo de trabajo, asumiendo que genera valor
y que ese valor es posible de cuantificar, incluso, en el producto bruto interno.
• Necesitamos generar políticas que mejoren los salarios, que formalicen el tra-
bajo de cuidado y lo revistan de derechos laborales, siempre negados en esa in-
terseccionalidad de precarización por motivos de clase y género: vacaciones pa-
gas, obra social, ART y tantos otros derechos que no están garantizados y deben
ser conquistados. A su vez es necesario, desde el Estado, delinear estrategias de
acompañamiento, capacitación, formación y acreditación de saberes.

En diversos trabajos se ha señalado los problemas productivos dentro de la Economía


Popular, ¿cómo cree que se podría lograr un aumento de la productividad dentro de la
misma?
La Economía Popular se compone del trabajo por cuenta propia, de aquel organizado
en núcleos familiares urbanos y rurales, como así también del trabajo organizado co-
lectivamente en cooperativas, organizaciones sociales, religiosas, comunitarias y em-

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presas recuperadas con principios similares a la economía social. Nos referimos, por
ejemplo, al comercio popular; la elaboración de productos manufacturados, reciclado,
recuperación de basura, construcción a pequeña escala y agricultura familiar. Cuando
hablamos de economía popular remitimos también a las tareas comunitarias, sociales,
ambientales y de infraestructura barrial; actividades de producción y venta de bienes y
servicios en mercados poco estructurados y de alcance local. Esto incluye por supues-
to a los cuidados comunitarios. A todos los trabajos que tienen que ver con la vida y su
reproducción: centros de primera infancia, puntos de alfabetización, puntos de salud,
acompañamiento de situaciones de consumo problemático, limpieza de micro-basura-
les y aguas estancadas o contaminadas, etc.
El primer elemento central es asumir que todas estas son formas de producción de
valor. Por lo tanto, deben ser reconocidas y dotadas de derechos. En lo que hace a lo
productivo hay que acercar a productores con consumidores, esto tiene la inmensa
ventaja de ser una política anti inflacionaria. Por eso necesitamos ley de góndolas,
que el Estado le compre a la economía popular, y la acompañe con programas simpli-
ficados para que puedan formalizar los emprendimientos, formación y capacitación,
acompañamiento jurídico.
En lo que hace a los cuidados tenemos que dotar a esos trabajos de derechos sabiendo
que son realizados fundamentalmente por mujeres y diversidades. Aquí es central la
capacitación y la perspectiva educativa para que quienes realizan estos cuidados ten-
gan títulos afines a sus tareas acreditados. Por ejemplo, una cuidadora de personas ma-
yores que pueda realizar un curso que mejore sus conocimientos, y a su vez los valide
para acceder a esos derechos que el trabajo registrado permite.
A la economía popular hay que desarrollarla desde el Estado para que pueda competir y
crecer, porque como las Pymes generan trabajo, valor y producción, en lugar de ser tim-
ba financiera y especulación. Aquí está la clave.

Finalmente, ¿cuáles son las principales políticas que está necesitando el sector?
• Ley de góndolas,
• Fortalecimiento de los espacios de cuidados comunitarios y políticas activas de
reconocimiento de este tipo de trabajo,
• Financiamiento, subsidios y acompañamiento para la formalización, registro y
crecimiento de cooperativas,
• Monotributo productivo,
• Urbanización de los barrios populares,
• Fortalecimiento de la agricultura familiar y de las zonas periurbanas de pro-
ducción,
• Protección de las economías regionales,
• Control de precios y garantía de control a los grandes monopolios,

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

• Regímenes simplificados para pequeños productores,


• Ley integral de cuidados comunitarios,
• Consolidación de la UTEP como sindicato,
• Aguinaldo para programa potenciar trabajo (no es un bono, es aguinaldo y debe
establecerse para no tener que discutirlo todos los años)

Dina Sánchez
¿Cuáles son los principales desafíos de la Economía Popular en los próximos dos años?
Creo que dentro de los principales desafíos de la Economía Popular en los próximos
años se encuentra en primer lugar el total reconocimiento a esta nueva economía. Que
no es tan nueva, que nace en los 90 al calor también de un gobierno con políticas neo-
liberales donde había masivos despidos, donde también había una inflación bastante
fuerte y después, en el 2001, con una explosión que posiciona como mucho más fuerte
a los movimientos sociales y su construcción colectiva.
Pero también esta identidad de economía popular la venimos construyendo diariamen-
te y no es tan antigua, entendiendo que ahora no solamente somos esas organizaciones
que sostenían Comedores y Merenderos, sino que nos inventamos nuestro propio tra-
bajo. Nos organizamos a través de ramas, de unidades productivas, como lo son la rama
textil, como la rama de construcción, como la rama de producción y comercialización de
alimentos, la rama de la carpintería, la herrería, teniendo nuestros almacenes, pero tam-
bién a la vez con la rama sociocomunitaria que es fundamental y que tiene que ver mu-
cho con los cuidados.
Así que yo creo que el desafío principal es eso, el total reconocimiento del sector. Si bien
es cierto que hoy tenemos la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP),
que pudimos construir nuestro sindicato como una herramienta fundamental para pe-
lear por derechos y conquistas, también es necesario que toda la dirigencia política y
sindical tradicional reconozcan esta economía. No que la vean como un problema, sino
como como parte de la solución, y que viene dándonos respuesta a muchos, pero fun-
damentalmente a muchas mujeres.
Entonces, es prioritario que se reconozca esta economía, creo que después vamos a te-
ner que empezar a dotarla de derechos, a fortalecerla. Y eso significa incluso que las
políticas para la Economía Popular se empiecen a discutir en el Ministerio de Empleo,
Trabajo y Seguridad Social y no en el Ministerio de Desarrollo Social. Tenemos que em-
pezar a dividir como política de subsidio por un lado en el Ministerio de Desarrollo So-
cial, pero políticas que fortalezcan la economía popular, políticas que salgan desde el
Ministerio de Trabajo reconociendo que la Economía Popular es trabajo.
En diversos trabajos se han señalado los problemas productivos dentro de la E.P., ¿cómo
cree que se podría lograr un aumento de la productividad dentro de la E.P.?

13 | Editorial VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Para nosotros arrancar con alguna unidad productiva es un cumulo de problemas. Prime-
ro, desde el espacio en donde establecerse; un galpón, un lugar que obviamente hay
que alquilar (sumando el depósito de la garantía, etc.). Y después, ¡empezar!
Ejemplifico: En La Boca tenemos como organización el desarrollo de un polo textil.
Empezamos buscando un galpón. Teniendo la estructura, comenzamos a armar pro-
yectos para poder obtener las maquinarias, luego conseguir las capacitaciones necesa-
rias. ¡Cuando sumas son tantos los frentes…!
Otro ejemplo, lo último que nosotros estamos produciendo en Lomas de Zamora, la úl-
tima unidad productiva que sacamos adelante, es un espacio donde las compañeras es-
tán haciendo zapatillas, borcegos, entre otras cosas.
Allí empezamos con una compañera que llegó a la organización que había trabaja-
do en una fábrica de zapatillas, pero solo sabía una parte del proceso productivo para
confeccionar la zapatilla y cada par de calzado tiene entre siete y nueve procesos. Co-
mo mencionaba antes, primero vimos el espacio, alquilamos el lugar y comenzamos a
buscar todas las máquinas para llevar adelante la producción y después capacitación.
La compañera Laura, que es la responsable del espacio, no conocía todas las instancias
de la fabricación de calzado y el Frente le pagó la totalidad de la capacitación necesa-
ria para conocer todo el proceso productivo. Hoy todas las compañeras que trabajan
ahí saben de principio a fin todo lo necesario para fabricar las zapatillas.
Esto es algo que distingue a nuestras unidades productivas a diferencia del sector pri-
vado. Nuestros compañeros trabajadores no aprenden solo un proceso rutinario en una
máquina, lo que haría que el conocimiento termine siendo de una sola persona con esa
maquinaria, acá es distinto: nuestros espacios son talleres productivos donde las com-
pañeras saben hacer todo el proceso.
Por último, a la hora de comercializar también descubrimos y afrontamos complica-
ciones. Nosotros, a pesar de que también en ese tema hemos hecho un gran trabajo
con los almacenes populares, con MECOPO (Mercado de Consumo Popular), también
es complejo poder abordar la comercialización. Una de las leyes que nosotros presen-
tamos como UTEP en el Congreso de la Nación, fue justamente que el Estado Nacional
otorgue el 25% de la compra total que realiza a cooperativas o unidades productivas
de la Economía Popular, que se encuentren o no dentro de la UTEP, eso no importa. Ese
proyecto de Ley no avanzó.
Hoy hacemos lo que podemos, no todas nuestras unidades productivas tienen un in-
greso mensual fijo y eso es complicado. Claramente problemas hay un montón. Trata-
mos siempre de solucionarlo, conformando proyectos para ser presentados, leyes, todo
lo que pueda fortalecer, fomentar principalmente a la economía popular. Una econo-
mía popular organizada que es una economía popular más colectiva, no creciendo des-
de lo individual sino desde lo colectivo.

14 | Editorial VOLVER AL ÍNDICE


1
De qué hablamos
cuando nos referimos
a la Economía Popular
Agricultura Familiar y Campesina
NUESTRA REALIDAD1
Emilio Pérsico
Juan Grabois

Introducción
Al menos dos generaciones de argentinos no conocen la vida de la empresa, la fábrica,
el taller, nunca gozaron de un sueldo digno, vacaciones, aguinaldo, obra social ni un sin-
dicato que los proteja de los abusos. No conocen el concepto de huelga porque nuestra
lucha está en las calles y los piquetes, en las fábricas quebradas y tierras tomadas. No se
trata ya de disputar la plusvalía de tal o cual empresario sino de arrancarle al conjunto
de los ciudadanos socialmente integrados el mero derecho a la subsistencia.
La contradicción fundamental en nuestra sociedad es cada día más clara: están los que
caben y los que sobran. Los integrados y los excluidos. Los que son útiles para el proceso
de acumulación capitalista, por un lado; los “residuos sociales” que ensucian y amenazan
la civilización burguesa por el otro. Los que comen en la mesa y los que juntan las miga-
jas, los excluidos, los marginados, “los que sobran”, los últimos de la fila... A esos compa-
ñeros que sufren en su carne las injusticias del capitalismo y a quienes dedicamos toda
nuestra militancia. Los compañeros que tuvieron que salir a inventarse el trabajo, revol-
ver la basura en la noche fría para juntar plástico, papel y cartón, pasar noches en vela
para recuperar la empresa quebrada, vender baratijas en trenes y colectivos, aprender
a producir artesanías para subsistir, tirar la manta en la calle frente a la mirada adus-
ta de la policía, bancar la parada en la feria, salir con el carro a caballo a fletear, subir-
se a la moto arriesgando la vida para llevar mensajes y encomiendas, cultivar la tierra
frente a la amenaza constante del agronegocio, sostener un emprendimiento familiar
ante la competencia de los capitalistas, pintar una escuela o barrer las calles por un mí-
sero subsidio, cuidar chicos en el barrio, cocinar en los comedores, trabajar en espacios
comunitarios… Todos estos compañeros fueron creando, desde esos basurales sociales,
ejemplos de trabajo, organización, lucha y dignidad. Lo que nosotros llamamos “Econo-
mía Popular”.
La economía popular no está aislada de la economía global de mercado. Los puntos
de conexión son múltiples tanto a nivel de la producción como del consumo. La propa-
ganda incesante nos arrastra al consumismo y muchas actividades populares integran
cadenas de valor de grandes empresas. Incluso el sector financiero concentrado se be-
neficia de los intereses usurarios que los pobres pagan por los préstamos personales.
Sin embargo, la economía popular tiene una característica que la distingue: los medios
de producción, los medios de trabajo, están en manos de los sectores populares. De
ahí que nos atrevemos a soñar con un proceso de auto-organización de nuestros com-
pañeros que permita erradicar las tendencias patronales del seno de nuestro pueblo

1
Síntesis de los contenidos publicados por los autores en la publicación “Nuestra Realidad – Cuadernos de for-
mación para trabajadores, militantes, delegados y dirigentes de organizaciones populares, publicado por la
Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) en el año 2014.

17 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

pobre y construir una economía popular comunitaria, solidaria, fraterna, socialmente


integradora.
La economía popular fue creciendo como hierba silvestre o, si se quiere, como un árbol
torcido. Basta ver las ferias de La Salada, los talleres clandestinos o los galpones de re-
ciclado para notarlo. En general, prima la ley de la selva. Los de abajo reproducimos la
lógica de los de arriba. Estamos convencidos que sólo la intervención consiente, cons-
tante y comprometida de la militancia popular puede enderezar el árbol, disputando
en el territorio, en las unidades productivas y en el propio Estado para avanzar en las
conquistas sociales de nuestros compañeros.
En este proceso de trabajo, organización y lucha, si Dios quiere, iremos sembrando en
la conciencia, el corazón y la experiencia de todos nosotros la semilla del hombre nue-
vo, de un nuevo paradigma social para enfrentar al “dios dinero”, superar el capitalismo
y construir una sociedad de hermanos, libres e iguales.

El rostro de la injusticia social hoy


Tradicionalmente, la vida social se ordena sobre la base del trabajo. Uno piensa en su
existencia, su familia, la educación de los pibes, la vivienda, todo, sobre la base del tra-
bajo. Incluso, la organización popular siempre estuvo vinculada al trabajo. Entonces, al
robarnos el trabajo digno, sacarnos todo lo demás es mucho más fácil. Compañeros:
para entender lo que pasa, ¡El trabajo es la clave!
Los capitalistas no nos necesitan como obreros porque con el desarrollo tecnológico –la
automatización, la robótica, la cibernética, la informática y la biotecnología– se pueden
producir muchísimos bienes sin necesidad de tantos trabajadores. Nuestros ancestros
fabricaron máquinas que pueden hacer muchas cosas que antes requería trabajo huma-
no, pero en vez de usarse para que todos tengamos más tiempo para disfrutar en familia,
se pusieron únicamente al servicio del Capital. Un empresario estadounidense muy im-
portante lo dijo clarito: “la industria que no se automatiza, desaparece porque pagando
sueldos deja de ser competitiva”.
Las cosas no son más como antes. Por ejemplo: hoy para producir 500 hectáreas de so-
ja transgénica se requiere un solo puesto. ¡Antes, esas 500 hectáreas necesitaban el
trabajo de 150 personas! Para producir un auto se requiere ¡la mitad de obreros que
hace 50 años!
La ecuación es simple: cuando una empresa incorpora más capital constante (maqui-
naria) y mejora la tecnología, aumenta la productividad. Esto lleva a que la empresa
produzca más por cada trabajador, generando una mayor plusvalía per cápita y aumen-
tando los niveles de concentración económica.
Pongamos otro ejemplo: En 1960, la industria azucarera ocupaba a unos 41.000 traba-
jadores para producir un millón de toneladas anuales. A partir de la mecanización del
78% de la cosecha de la caña de azúcar, hoy produce el doble (dos millones de tonela-
das por año) y ocupa 23.000 trabajadores registrados menos. Aunque las condiciones

18 | Nuestra Realidad VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

de trabajo de estos compañeros siguen siendo muy malas, han mejorado sensiblemen-
te a partir de la mecanización de la industria ¡pero los demás se cayeron del mapa! Esto
nos pone ante dos paradojas: la de la productividad y la del crecimiento.
La primera paradoja, la de la productividad, es que el desarrollo de las fuerzas produc-
tivas, es decir, el aumento de la productividad del trabajo mediante la incorporación
de tecnología, permite mayores volúmenes de producción en menor tiempo, genera
más ganancias con menores costos, y hasta mejores salarios para los trabajadores. Pe-
ro del mismo modo destruye puestos de trabajo y arroja a miles de compañeros a la
exclusión.
La segunda paradoja, la del crecimiento, es que el crecimiento del total de lo que se pro-
duce en el país (PBI) en el actual modelo de desarrollo, si bien refleja la incorporación
de tecnología, el aumento de las inversiones, una mejora en la productividad y buenos
rendimientos para las empresas, tampoco garantiza trabajo para todos.

Explotación indirecta
Cuando decimos que el Capital no nos quiere ni para explotarnos, decimos una verdad
a medias. En realidad, sólo nos expulsa del trabajo formal con plenos derechos, pero a
muchos nos explota de manera indirecta.
¿Cómo hace para explotarnos sin que siquiera nos demos cuenta? Lo que sucede es
que, aunque nos nieguen los derechos laborales, ¡nosotros trabajamos! Y casi siempre,
nuestro trabajo termina beneficiando a las grandes empresas.
Veamos algunos ejemplos prácticos:
• Los cartoneros aportan materia prima para la industria del cartón (Zucamor),
papel (Smurfit) y plástico (Danone) a precios bajísimos. Esta materia prima se
utiliza luego para la producción de grandes marcas como Coca Cola.
• Los trabajadores de la agricultura familiar proveen el fruto de la tierra y el tra-
bajo a las grandes empresas tabacaleras (Philip Morris), yerbateras (Rosamon-
te), lácteas (La Serenísima), etc. que luego los industrializan y distribuyen los
productos, quedándose con la parte del león.
• Los trabajadores costureros de talleres clandestinos son sometidos a extensas
jornadas de trabajo para beneficio de las grandes marcas (Kosiuko, Nike, Adi-
das, Mimo, Levis, Cheeky) pues el taller se queda con una pequeña porción de
las ganancias y, aunque verdugos de nuestros compañeros, son a la vez explota-
dos por los de arriba.
• Los vendedores ambulantes distribuyen masivamente productos de primeras
marcas multinacionales: café, helado, gaseosas, golosinas y casi todo lo que
venden nuestros compañeros en la vía pública termina en los bolsillos de las
grandes empresas.

19 | Nuestra Realidad VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Como vemos, los trabajadores de la economía popular producen un excedente que, por
pequeño que sea, es reapropiado por el mercado capitalista a través de mecanismos de
explotación indirecta.
Podría decirse que hay muchos compañeros que no integran ninguna de las cadenas de
valor de las grandes empresas: los artesanos, por ejemplo, que, con piedras y alambres,
cartón o madera, hilo o tela, hacen hermosas artesanías. También de todos los servicios
que nuestros cumpas proveen en los barrios: peluquería, cuidado de niños, preparación
de comidas, no integran estas monstruosas cadenas. Del mismo modo, los trabajado-
res de programas sociales tampoco generan ganancia para las grandes empresas. ¡Es
cierto, pero lo que no te sacan haciéndote trabajar sin derecho, te lo sacan haciéndote
comprar caro o pagar intereses usurarios!
Así, lo poquito que ganamos o los subsidios que le arrancamos al Estado en la lucha se
nos escapan entre los dedos cuando vamos a comprar unas zapatillas, un yogurt, paña-
les, un electrodoméstico o necesitamos un préstamo personal en una financiera para
resolver alguna urgencia.
¿Sabías, por ejemplo, que mientras más pobre sos más altos son los intereses que pa-
gás? Ridículo, pero así los grandes bancos terminan robándote el monedero sin que te
des cuenta. Podemos decir entonces que la explotación indirecta son los mecanismos
que tienen el Capital, ya sea a través de la apropiación de tu trabajo como de la apropia-
ción de tus ingresos, para chuparte la sangre sin siquiera pagarte un salario.

Una economía a tres velocidades: En avión, en tren y en chancletas


Dijimos que el crecimiento no garantiza trabajo y dignidad para todos. Que al aumen-
tar la productividad, se pierden puestos de trabajo. Que el desarrollo del capitalismo
contemporáneo nos excluye del trabajo con derechos. Hasta hace pocos años, todos los
políticos repetían la “teoría del derrame”. Decía que, si los poderosos podían ganar más,
de uno u otra forma, su prosperidad iba a fluir hacia abajo y que todos nosotros podría-
mos sobrevivir con lo que derramara del plato de los satisfechos. La verdad que derra-
maba muy poco, aun cuando el Gobierno metía la mano en el plato y nos tiraba un poco
para que no hagamos lío (derrame inducido).
Lo cierto es que cuando el país crece (se dice que crece el PBI o Producto Bruto Interno)
los poderosos ganan muchísimo y nosotros con suerte estamos un poquito mejor. Pero
cuando el país se estanca o entra en “recesión”, los primeros que caemos en la miseria
somos nosotros. ¡Somos socios en las pérdidas, pero nunca en las ganancias! Para peor,
el poder económico fue dividiendo la economía en tres: una que va en avión, otra que
va en tren y otra que va a pata. Cuando las cosas andan mal, el avión sigue volando, el
tren empieza a fallar y los peatones nos caemos todos en el barro. Veamos cuales son
estas tres velocidades de la economía
a. Moderno y trasnacional (corporaciones trasnacionales, monopolios y grandes
empresas). Compuesto principalmente por una red de empresas trasnacionales
y sus subsidiarias. Ocupan a una porción pequeña de la mano de obra, con sa-

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

larios elevados y plenos derechos laborales. Aquí trabaja una verdadera “aristo-
cracia obrera” que cada vez es menos solidaria con los trabajadores pobres. Los
dueños son grandes grupos económicos, en general bancos. En este sector, el
más avanzado, los medios de producción están en manos de unos pocos gran-
des bancos y grupos económicos globales
b. Nacional y local (PyMEs): La mayor parte de los empleos son, sin embargo, pro-
ducto de una gran cantidad de PyMEs orientadas al mercado interno o a proveer
servicios tercerizados a las grandes empresas. A pesar de una gran heterogenei-
dad en su nivel de desarrollo, están siempre subordinadas a las decisiones ma-
croeconómicas de los sectores monopólicos. Ofrecen en general condiciones de
trabajo asalariado precario, inestable, tercerizado y parcialmente registrado. En
la economía nacional y local, los medios de producción están en manos de em-
presarios nacionales, en general son de clase media y media alta.
c. Popular (unidades de trabajo sin capital e infraproductivas): Se trata de em-
prendimientos individuales o colectivos con mínima tecnología, baja produc-
tividad, ingresos inadecuados para los trabajadores y condiciones muy malas
de labor. En general, en el sector popular somos muy competitivos y egoístas,
nos explotamos unos a otros. Así, podríamos decir que más que popular es un
capitalismo residual o “peri-capitalismo”. Sin embargo, existen valiosas formas
de organización cooperativa del trabajo impulsadas por los movimientos popu-
lares. En la economía popular, los medios de producción están en manos de los
sectores populares, en las villas, en los barrios, en las calles, en las periferias ur-
banas y rurales.
¿Y el sector público? ¿Y el Estado? Bueno, el Estado a veces va en avión, a veces en tren y
a veces a pata, depende la ventanilla que te toca. Por ejemplo, si entraste en Aerolíneas
Argentinas vas a ganar bien, si te dieron un contrato en Administración Ferroviaria vas
a ganar más o menos, y si te dieron un plan “Argentina Trabaja” en Desarrollo Social no
llegás a fin de mes ni tenés vacaciones.

La fragmentación de la clase trabajadora: el agua, la leche y la crema


Dijimos el sistema capitalista fue dividiendo la economía en tres…. Y ¿cómo quedamos
los trabajadores? Adivinaste, ¡divididos! Si hay algo que caracteriza la situación actual
de la clase trabajadora es su fragmentación. En la argentina, existen 20 millones de tra-
bajadores, pero su situación varía tanto que a veces parece que se tratara de clases so-
ciales distintas. Lo primero que podemos ver es que existe un amplio sector de la clase
trabajadora que sufre el trabajo precario: ingresos insuficientes, inestabilidad, reduc-
ción de derechos. Lo llamativo es que el trabajo precario viaja en chancletas, pero tam-
bién en tren (en el furgón) y a veces, ¡en avión! (en el portaequipajes).
¿Qué quiere decir esto? Que en todos los sectores económicos, trasnacional, nacional,
popular, tenemos compañeros que pueden darle a sus hijos sólo agua, algunos leche
y otros también crema. Los trabajadores precarizados (sin derechos o con menos de-

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

rechos) no están únicamente en el “sector popular” de la economía, sino que podemos


verlos en todos los sectores. En el avión de las multinacionales, el problema más grande
es la tercerización o externalización del trabajo: están los compañeros efectivos que ga-
nan muy buenos sueldos, pero también los tercerizados que ganan muchísimo menos
y los externos que ganan menos aún.
En el tren de las PyMEs el problema más grande es el trabajo en negro o informal, los
compañeros no son registrados y así, las empresas no cumplen con la legislación labo-
ral. Las PyMEs tienen un 38% de sus trabajadores “no registrados”! ¡Y después, la Cámara
de la Mediana Empresa (CAME ) se queja de los manteros y vendedores ambulantes por
“competencia desleal”!
Los que andamos en chancletas en la economía popular tenemos todos estos proble-
mas juntos: estamos afuera de las empresas, no estamos registrados, no tenemos
derechos y, además, no tenemos posibilidades de progresar por falta de tecnología
y recursos.
En el Estado, supuesto garante de los derechos laborales, el trabajo precario abunda.
Un 29% de los estatales están “contratados”, es decir no gozan de estabilidad laboral o
bien son empleados municipales que no llegan al Salario Mínimo Vital y Móvil en vir-
tud de una ley de la dictadura militar llamada “Estatuto del Empleado Municipal”. Ni
que hablar de los programas sociales donde supuestamente somos trabajadores, pero
en realidad nos pagan monedas y no les importa demasiado si trabajamos o no. Pero
además de la precarización, se da otro fenómeno recontra injusto. Ya no se paga la mis-
ma remuneración por la misma tarea. Podés hacer el mismo trabajo que otro, laburar
la misma cantidad de horas, pero te pagan la mitad. Un compañero que recolecta resi-
duos en la capital gana el doble que un compañero que recolecta en el conurbano que,
a su vez, gana el triple que un compañero que lo hace en un pueblo del interior.
Por eso, los hijos de algunos trabajadores pueden tomar un yogurt cremoso, otros la leche
chocolatada y los menos favorecidos, sólo agua o mate cocido.

Los trabajadores de la economía popular y sus cuatro fracturas


Ya dijimos que algunos compañeros, aunque sus hijos sólo puedan tomar agua, tra-
bajan en el “tren” y a veces hasta en el “avión”, porque laburan en grandes empresas o
en PyMEs. Son trabajadores en relación de dependencia, asalariados que están “pre-
carizados”.
Sin embargo, nosotros, los trabajadores de la economía popular, viajamos siempre en
chancletas y tenemos que aprender a luchar “hambreados y en pelotas” para que se res-
peten nuestros derechos. Veamos un ejemplo para entender la diferencia entre los tra-
bajadores en relación de dependencia y los trabajadores de la economía popular: ¿Hay
diferencia entre alguien que trabaja tercerizado en Mc Donalds, alguien que trabaja en
negro en el Restaurante Don Ramón y un compa que atiende un puesto de panchos en la
plaza? Sí y no.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

No hay diferencia por cuanto los tres son trabajadores, los tres están precarizados y los
tres tienen que unirse y luchar. Pero los dos primeros tienen patrón y por eso tienen sin-
dicatos que deberían protegerlos para que se cumplan las leyes y para que se indem-
nice a todos los compañeros cuando éstas se violan. Si la empresa quiebra, hasta se
pueden quedar con el local y las máquinas formando cooperativas (“empresas recupe-
radas”). Si echan a todos, pueden tomar el lugar y así presionar a los patrones para que
cumplan. También pueden reclamar en un “juzgado laboral”.
En cambio, los trabajadores de la economía popular no tenemos a quien reclamar
cuando perdemos el trabajo o ganamos menos del mínimo vital y móvil. Por ejemplo,
el compa del puesto de panchos, en cambio, no tiene patrón. Si el puestito es de él no
se puede hacer juicio a sí mismo, si lo alquila al vecino o pone un ayudante, tal vez po-
dría, pero lo cierto es que tampoco le va a hacer una demanda. Todo queda en el barrio,
esa es la verdad. ¿Eso quiere decir que no puede luchar? ¡Todo lo contrario! Hay que re-
doblar la lucha. Sin dejar de aspirar a la unidad de los trabajadores, de todos los traba-
jadores, no importa cuánto ganen, tenemos que entender nuestra situación particular
para poder organizarnos.
Entonces ¿Qué tipo de trabajadores somos? ¿Somos informales? Sí, pero esa es una idea
engañosa. Parece un problema de “formas” cuando en realidad es de contenidos. Si es-
tuviéramos registrados, pero en las mismas condiciones, nada cambiaría más que en
las estadísticas. Además, tenemos que distinguir los trabajadores no registrados que la-
buran en una empresa privada dónde el patrón no los pone en blanco (eso es trabajo
en negro) de los que trabajamos en unidades productivas populares, esas que andan en
chancletas, que ni siquiera están registradas como empresas.
¿Somos precarizados? Sí, pero, además, si así siguen las cosas, estamos condenados a
serlo para siempre, porque no es lo mismo una empresa privada dónde el patrón ter-
ceriza, flexibiliza o trampea (eso es fraude laboral) que una unidad productiva popular
que no puede darle a sus trabajadores plenos derechos laborales porque si no se funde.
¡Y el Estado ni siquiera reconoce nuestros sindicatos!
¿Somos autónomos? A veces directamente no, porque en muchas unidades productivas
populares puede que también trabajemos para otro como empleados, peones o ayu-
dantes. Pero aun cuando trabajamos totalmente por cuenta propia, igual somos de-
pendientes del mercado y de la economía en general para vivir.
¿Somos improductivos? Definitivamente no, porque producimos nuestra vida, nuestro
trabajo, nuestra dignidad. Sin embargo, es cierto que como no tenemos capital, somos
infra productivos o deficitarios desde el punto de vista económico. Es decir, nuestras ac-
tividades no dan ganancia como para comprar nuevas máquinas o progresar, a lo sumo,
el pan de cada día y con mucha suerte un cachito para ahorrar. Nuestro trabajo es de
subsistencia.
En fin, somos informales, precarios, externalizados y de subsistencia. Somos trabajado-
res excluidos de los derechos, de las instituciones, nadie se responsabiliza por nosotros
y nuestras unidades productivas no pueden garantizarnos condiciones dignas y esta-

23 | Nuestra Realidad VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

bles de trabajo. Podemos decir que, después de la paliza que nos dio el neoliberalismo,
hoy nos atraviesan estas cuatro fracturas:
a. Fractura en los derechos: cuando nos quitan los derechos básicos del trabajo,
cuando no tenemos trabajo decente, podemos decir que estamos “precariza-
dos”. ¡En la argentina casi el 50% de los trabajadores están precarizados! Y los
trabajadores de la economía popular somos los más precarios de todos.
b. Fractura institucional: cuando las intuiciones no nos reconocen y no existimos
para el estado, podemos decir que somos “informales”. Casi un 30% de los com-
pañeros que tienen patrón son informales, porque no los han registrado. Pero
nosotros que no tenemos patrón, más del 80% somos informales porque no es-
tamos en el monotributo social ni en ninguna otra categoría.
c. Fractura en la responsabilidad empresarial: cuando los capitalistas no se ha-
cen cargo de nuestra situación, ni nos pagan un salario, aportes, jubilación, in-
demnización por despido, podemos decir que estamos “externalizados”. Eso le
pasa a los tercerizados, pero en mayor medida a nosotros.
d. Fractura de productividad: cuando nuestro trabajo no rinde por falta de má-
quinas, materia prima, capacitación o herramientas, podemos decir que somos
“infra-productivos”, o mejor aún, “infra-capitalizados” porque si tuviéramos las
máquinas, produciríamos mucho mejor que los capitalistas. Pero como ellos
miden todo por el dinero, dicen que somos directamente improductivos, invia-
bles, inservibles, desechables.

La economía popular de cerca


Hemos dicho que la Economía Popular es el sector económico que anda en chancletas.
En verdad, la Economía Popular es en primer lugar la economía de los excluidos, pues
está conformada por todas las actividades que surgieron como consecuencia de la in-
capacidad del mercado capitalista para ofrecernos a todos un trabajo digno y bien re-
munerado como obreros en una fábrica o trabajadores de una empresa. La economía
popular es el conjunto de actividades laborales que el pueblo se inventó para sobrevi-
vir afuera del mercado formal. Es cierto que siempre hubo compañeros que, en vez de
laburar en una fábrica, se ponían un quiosco o un tallercito para venderles a los obre-
ros, pero esas eran opciones individuales antes, ahora no queda otra que inventarse el
trabajo.
Todos los trabajos que realizamos, los hacemos en lo que vamos a denominar “unida-
des productivas”. Las unidades productivas son el conjunto de los medios de trabajo
necesarios para generar ingresos. Pueden ser muy sencillos: con un trapito podemos
ganarnos el pan estacionando autos; o más complejos: para recuperar residuos necesi-
tamos un carrito, un camión, bolsones. Incluso pueden ser grandes fábricas, como el ca-
so de las “empresas recuperadas”.

24 | Nuestra Realidad VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

La Economía Popular tiene una característica que la distingue: los medios de trabajo es-
tán en el seno del Pueblo, en el barrio, en la calle, entre los vecinos, en la naturaleza, no
son propiedad de ningún capitalista. En general, estos medios de trabajo están en ma-
nos del Pueblo porque los ganamos luchando, pero la mayoría de las veces, porque a los
capitalistas no les interesan.
En término de lo que posee, la economía popular en general tiene:
• Muy poco capital constante, es decir, muy pocas máquinas o infraestructura, a
veces nada de eso, por ejemplo, las compañeras que cuidan niños.
• Tecnología obsoleta: cuando hay máquinas, son viejas o ya no se usan.
• Baja productividad: como tenemos pocas máquinas, y las pocas que tenemos
son viejas, no podemos competir con las unidades productivas de la economía
nacional o trasnacional.
• Informalidad en el intercambio: las transacciones entre nosotros en general no
están registradas, no tienen boleta, es todo de palabra.
• Condiciones precarias de trabajo: trabajamos mal, muchas horas, ganamos po-
co, no tenemos un sueldo mínimo, ni vacaciones pagas, ni aguinaldo, ni asigna-
ciones familiares, ni obra social, ni seguro de accidentes.
¡Y con esto nos ganamos la vida! Porque somos creativos y queremos trabajar.

Unidad productiva popular


Dijimos que las unidades productivas son el conjunto de los medios de trabajo nece-
sarios para generar ingresos. Para clasificar y entender las Unidades Productivas Po-
pulares tenemos que tener en cuenta cuatro elementos: espacio de trabajo, rama de
actividad económica, situación de los trabajadores y forma legal.
a. Espacio de Trabajo: es el lugar más importante donde funciona la unidad pro-
ductiva. Puede ser nuestra casa, un campo, un taller, una fábrica, una coopera-
tiva, la feria, el puesto, el semáforo, la manta, la salita, el bachillerato popular,
el quiosco, el vehículo o incluso nosotros mismos como trabajadores por cuenta
propia. El espacio de trabajo, claro, está en disputa. A veces es una lucha entre no-
sotros, pero casi siempre es una lucha contra el Estado o los empresarios, o los dos
al mismo tiempo. La distinción más importante es entre espacio rural o urba-
no. Podemos también distinguir el distrito o la provincia dónde está la unidad
productiva.
b. Rama de actividad económica o sector: Es la actividad más importante que reali-
za la unidad productiva. Una unidad productiva puede realizar varias actividades
a la vez, por ejemplo, un artesano produce sus artesanías, pero también las ven-
de, pero la actividad principal es la producción artesanal. Una cooperativa de car-
toneros también hace transporte, pero la actividad principal es el reciclado.

25 | Nuestra Realidad VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

c. Relaciones laborales: las relaciones laborales es la manera en que se da en la


realidad la relación entre las personas que trabajan en una unidad productiva.
Pueden ser de autonomía, de cooperación o de explotación.
• Trabajo independiente (familiar o por cuenta propia): cuando el que trabaja
lo hace de manera totalmente individual, sin empleados, superiores o compa-
ñeros de trabajo. También puede ser encarado por el grupo familiar, siempre y
cuando no haya explotación infantil ni abusos del jefe de hogar.
• Trabajo comunitario (colectivo, cooperativo o asociativo): cuando se trabaja
en grupo, pero sin que uno explote al resto. Las relaciones entre los trabajado-
res pueden ser igualitarias cuando todos trabajan por igual y cobran por igual.
También pueden ser equitativas cuando cada cual cobra conforme su categoría,
responsabilidades, experiencia o antigüedad. Decimos que es colectivo cuando
todos trabajan para el mismo fin y asociativo cuando cada uno trabaja por su
cuenta, pero usando la infraestructura común.
• Trabajo patronal (para terceros, explotados o esclavizados): cuando unos viven
a costa del trabajo de otros por el sólo hecho de ser más fuertes, poseer el espa-
cio de trabajo, tener las máquinas. Hay distintos grados de explotación, algunas
veces se llega hasta la esclavitud, otras son más tolerables y se les llama trabajo
dependiente.
d. Forma Legal: las Unidades Productivas Populares en general son totalmente
informales, aunque a veces se inscriben como monotributistas, cooperativas,
asociaciones civiles y otras formas jurídicas. Muchas veces esas formas legales
no tienen nada que ver con la realidad, por eso vemos tantas cooperativas falsas
o truchas que se utilizan sólo para hacer una factura o conseguir subsidios, pero
dónde no existen relaciones de cooperación sino de explotación.

26 | Nuestra Realidad VOLVER AL ÍNDICE


LOS PROBLEMAS ESTRUCTURALES ARGENTINOS Y
LA EMERGENCIA DE LA ECONOMÍA POPULAR
Diego Masello
Nara Alvarez

El fenómeno de la informalidad estructural se evidencia en trabajadores con desven-


tajas económicas y sociales vinculadas directamente a la configuración diversa, com-
pleja y fragmentada de la estructura social y productiva. Este núcleo de trabajadores se
presenta como un excedente estructural de fuerza de trabajo que, al no contar con re-
cursos o capitales sociales y económicos para financiarse el proceso de búsqueda de un
empleo “moderno” y “protegido”, cuestión que lo ubicaría dentro del desempleo abier-
to (sin trabajo pero buscándolo activamente), como estrategia de sobrevivencia se ha
visto forzado a inventarse o desarrollar un puesto de trabajo en condiciones precarias,
sin tecnologías aplicadas, de alta vulnerabilidad y desprotección social, con resultados
finales de muy baja productividad e ingresos. Por lo tanto, si dichas condiciones de en-
torno –el nivel de actividad en general– son más adversas, es esperable, que la informa-
lidad estructural no sólo no transite hacia la formalización, sino que comience a reflejar
algún tipo de deterioro. Es decir, que propicie el aumento de la cantidad de trabajado-
res que terminarán refugiándose dentro de puestos de trabajo de tipo informal o en
unidades económicas informales.
Ahora bien, los problemas que acarrea el carácter heterogéneo de la estructura so-
cio-económica no se solucionan mediante mecanismos mercantiles o equilibrios macro-
económicos. Y esto se podrá observar nítidamente, más adelante, cuando mostremos la
poca “sensibilidad” del indicador de informalidad estructural respecto de las coyuntu-
ras de crecimiento del producto. Por lo cual, aun alternando períodos de crecimiento,
Argentina no ha podido implementar un modelo de desarrollo sostenible en el largo
plazo, consensuado por los principales sectores políticos, empresariales, sindicales, aca-
démicos, de organizaciones sociales, etc.; y que sea inclusivo en términos sociales.
Por último, es importante mencionar, que generalmente, la ausencia o falta de regis-
tro es tomada como una variable principal y determinante en lo que atañe al análisis
de la informalidad. Sin embargo, lo que se observa para los puestos de trabajo moder-
nos, en términos generales, es que la falta de registro se deriva de un acto de elusión o
evasión de las normativas laborales vigentes, y la forma de tratar este problema es con
una intensa política pública de inspección del trabajo, exigiéndoles encuadrarse den-
tro de la normativa. En cambio, para los del sector informal estructural la condición de
falta de registro obedece mayormente a una imposibilidad concreta de poder cumplir
con dichas leyes de trabajo y/o impositivas, que se deriva de la escasa reproducción de
capital que tienen. En estos casos, la misma política pública en vez de encuadrarlos a
los trabajadores, lo más probable es que anule el puesto de trabajo. Por lo tanto, po-
demos precisar que: Hay que disociar la cuestión del registro (empleo no registrado)
de la informalidad estructural. O sea, por ser informales estructurales es muy proba-
ble que no estén registrados, pero no es por el hecho de no estar registrados que son

27 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

informales estructurales. El análisis empírico muestra que en Argentina la evolución


del trabajo no registrado ha sido diferente entre el sector moderno de la economía y el
sector informal estructural.
Una de las mayores desventajas semánticas de la informalidad estructural es la de com-
partir características con otras situaciones referidas a la ocupación que son más simples
de medir o mejor observables dentro de la realidad laboral. La informalidad estructu-
ral incluye a trabajadores independientes de empresas unipersonales no profesionales
(autoempleo), a patrones de microempresas sin calificación, a asalariados de microem-
presas con bajas calificaciones y a los trabajadores no remunerados, la mayoría de és-
tos con tipos de empleos no registrados o “en negro” y donde los procesos de trabajo
son precarios. Sin embargo, su característica distintiva no es la falta de registro o la pre-
cariedad en la relación laboral sino el hecho de ser una fuerza de trabajo excedentaria
que necesita reproducirse con bajas o muy bajas dotaciones de capital económico/tec-
nológico, cultural y social.
Nuestra mirada nos acerca a pensar una estructura productiva “desequilibrada”, y da
cuenta de la falta de interacciones entre los distintos segmentos económicos, los cuales
son heterogéneos en cuanto a sus niveles de productividad, calificación y condiciones
de trabajo. Esto expresa la necesidad de acciones que tiendan a fortalecer los encade-
namientos entre estos distintos segmentos –con productividades tan diferenciadas–,
moderando brechas, asimetrías y fracturas sociales, lo que implicará, también, asumir
las falencias en cuanto a contenido del trabajo, la productividad, las tecnologías físicas
y de procesos, las calificaciones y el nivel de capitalización de los segmentos más débi-
les, aspectos que se reflejan estilizadamente en la baja relación de tecnología/califi-
caciones por cada puesto de trabajo pertenecientes a las unidades económicas menos
dinámicas.

La economía popular y el potencial dinámico


Se efectuó un recorrido sobre la Economía Popular, sobre su constitución histórica y re-
levancia actual desde la narrativa de referentes con sus perspectivas y aportes.
De tal manera que nos parece relevante aportar el componente del potencial dinámico
como eje para su análisis. Para estos, como punto de partida es importante considerar
como ejes principales en la configuración del análisis uno de los factores condicionan-
tes de la economía popular como es la informalidad, los problemas estructurales pre-
existentes, la institucionalidad y la configuración de las políticas públicas.
Para comenzar su abordaje es importante observar que hay una partición de la es-
tructura socio-productiva en cinco segmentos o conjuntos heterogéneos entre sí. Los
segmentos están ordenados en función de lo que llamamos potencial dinámico. Sinté-
ticamente, refiere a cómo las unidades productivas combinan una serie de factores pa-
ra ser más competitivas, factores asociados fundamentalmente a la reproducción de
su capital y al modo en que pueden insertarse dentro del mercado. (Dossier sobre Ca-

28 | Los problemas estructurales argentinos y la emergencia de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

lidad del Empleo y Estructura Socio-productiva #8 https://ciea.untref.edu.ar/uploads/


pdf/1623266245.pdf)

ESQUEMA SINTETICO PARA LOS FINES ILUSTRATIVOS DEL POTENCIAL DINÁMICO

Sector
Moderno

Potencial
Dinámico
A

Informalidad Estructural

Potencial Dinámico

Esta representación gráfica intenta mostrar de una manera simple y clara una apro-
ximación estilizada a la complejidad existente dentro del mercado de trabajo y la es-
tructura socio-productiva. Por su parte “A” representa el punto de corte que separa dos
cuadrantes, donde la parte superior derecha alude al sector moderno de empresas y
empleos y la otra (inferior izquierda) refleja los emprendimientos y trabajadores que
están en la informalidad estructural.
El cuadrante superior derecho encierra los puestos de trabajos que denominamos mo-
dernos. Esto no quiere decir que los mismos no tengan problemas de dinamismo y/o
productividad, claro que los tienen; pero son empleos generalmente traccionados des-
de la estructura social y productiva y, en general, tienen una productividad del trabajo
superior a los puestos de la informalidad estructural. Dentro de este grupo, la flecha ce-
leste indica un camino creciente en dinamismo, escala, productividad, ingresos y, por lo
general, mejores condiciones de trabajo.
A partir del punto A, hacia el lado inferior izquierdo, se delimita lo que nosotros veni-
mos caracterizando como informalidad estructural. Son millones de puestos de trabajo
con bajas dotaciones de capital, baja productividad del trabajo y, en general, bajos in-
gresos. A su vez, comparten la característica de ser ocupaciones no demandadas por la

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

estructura social y productiva. O sea, se generan principalmente por las necesidades de


sobrevivencia, de tener una ocupación que les permita ganar un sustento.
Desde este enfoque del potencial dinámico, es posible dimensionar y luego poder ac-
tuar sobre los segmentos de bajo contenido tecnológico y baja relación de capital por
puesto de trabajo, orientando las políticas públicas a partir de la definición de un perfil
claro de desarrollo e inclusión, suponiendo un enfoque estratégico y de largo plazo. Es
decir, actuando sobre el bajo potencial dinámico de estas unidades económicas infor-
males –que puede observarse en su débil inserción mercantil y en su falta de acceso a
dispositivos públicos que fomenten la formación y el desarrollo tecnológico–. Debido
a esta escasez en materia de calificaciones y tecnologías, en estas unidades económi-
cas disminuye el desempeño económico de estos segmentos de productividad media
y baja –micropymes e informalidad estructural–, lo que se extiende en el tiempo, y por
eso asume su carácter estructural, “traccionando a la baja” los niveles de productividad
del resto del entramado productivo. Como señalamos, el enfoque del potencial diná-
mico da cuenta del peso específico del desempleo, la informalidad y el no registro co-
mo elementos derivados de las falencias en cuanto al desarrollo social y económico y a
las fuertes brechas entre los distintos segmentos productivos respecto de los niveles de
productividad, calificaciones y contenido tecnológico y de su impacto respectivo en la
pérdida de dinamismo global del conjunto de la economía.
El poco dinamismo productivo de las unidades económicas informales limita e impi-
de el desarrollo de procesos de reproducción ampliada de su capital, lo que se expresa,
también, en restricciones, tanto en materia económica como en su capital social. Así, la
debilidad y poca densidad de interconexiones y vínculos –anomia en el tejido produc-
tivo–, y la ausencia de un claro perfil de especialización de la economía, limitan las po-
sibilidades para que las ventajas competitivas originadas en ciertos sectores dinámicos
sean transferidas a otros segmentos y entramados productivos. La débil vinculación se
expresa en una estructura productiva altamente heterogénea en cuanto a su potencial
dinámico, que consolida las brechas estructurales y las profundas asimetrías en el pla-
no distributivo. (Jacovkis, Masello, Granovsky, & Oliva, 2020)
Es importante destacar, entonces, los dos elementos que estructuran el análisis, uno
que tiene que ver con el capital acumulado y el modo que se reproduce dicho capital
y el otro tiene que ver en cuanto al mercado o la posición en el mercado, o la posición
en la estructura. La idea es que estos dos ejes permiten establecer una relación y en
esa relación establecer un posicionamiento de las unidades productivas, donde po-
dríamos tener unidades productivas con mejor ubicación o peor ubicación respecto a
cómo acumulan y reproducen su capital, capital en el sentido amplio y estar a su vez
en una posición más o menos ventajosa respecto al tipo de inserción que tienen en el
mercado.
En principio , lo que podemos decir es lo siguiente: tenemos dos grandes sectores,
uno que lo vamos a llamar moderno y usamos la palabra moderno porque no he-
mos encontrado un adjetivo más eficiente al respecto, podríamos pensar dinámico
también, podría ser una palabra que le cuadre a este sector, donde aproximadamen-

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

te Argentina tenía previo a la pandemia alrededor de seis millones de trabajadores y


trabajadoras, el 47% de estos trabajadores y trabajadoras lo hacían en empresas de
hasta 10 personas, un 38% en empresas de más de 10 y solo un 16% en empresas de
más de 100, es decir, que claramente lo primero que uno puede aproximar dentro del
sector moderno es la predominancia del empleo en unidades productivas llamadas
pymes. Dentro de este sector moderno dinámico, se estima que hay alrededor de seis
millones, alrededor de un millón setecientos mil puestos de trabajo que tienen ca-
racterísticas de alta innovación y competitividad, es decir, estas ramas representan
aproximadamente el 14% de los ocupados. Ahora bien, si pensamos un poco en este
sector, que sería el sector más dinámico, es decir, lo mejor dentro del sector moderno
en términos de estos dos grandes ejes, en términos de cómo acumulan y reproducen
el capital y respecto al posicionamiento que tienen en la estructura, en el mercado,
uno podría decir que aun en ese lugar el 65% de las empresas que están allí producen

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

o tienen un perfil innovador, es decir, menos de un 70% de las mismas. A su vez, den-
tro de las empresas industriales que exportan, el 80,6% de las que exportan hacen in-
novación mientras que esta proporción cae al 60% dentro del grupo que no exporta.
Entonces esto marca también la relación entre la innovación y la exportación como un
elemento muy importante.
En el otro extremo de nuestro cuadrante está el sector de la informalidad estructural
que previo a la pandemia conglomeraba unos 3.2 millones de trabajadores y trabaja-
doras, más 850 mil empleos domésticos básicamente femeninos, es decir que entre los
dos estamos hablando de un poco más de 4 millones de hombres y mujeres, 48 % de
los puestos de trabajo aquí son unipersonales, cuando hablamos de unipersonales te-
nemos que asociarlos al aislamiento necesariamente y esto tiene implicancias deter-
minantes desde el punto de vista del el análisis del capital social, desde la mirada de
estructura de vínculos, se concentra fuertemente en algunas ramas, por ejemplo, así
como dijimos antes que las ramas más dinámicas traccionan todas ellas entre todas
ellas el 14% del empleo, la rama de la construcción ella sola tracciona el 9% del total
del empleo, ahora el 60% aproximadamente de esta rama es estructuralmente infor-
mal, la rama del comercio tracciona ella sola el 17% del empleo, mientras que el 40%
de esta rama es estructuralmente informal, la rama de los servicios tracciona el 5% del
empleo total, y más del 40% es informal, la rama del transporte tracciona un 4% y más
de un 40% es informal, la rama de comidas o de fabricación de comidas tracciona el 6%
del total del empleo y el 36% es informal, es decir, que allí en un conjunto de cinco ra-
mas tenemos una buena parte en donde se conglomeran la informalidad estructural y
a esto hay que sumarle dentro del empleo doméstico cuya proporción de mujeres que

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

hacen el trabajo doméstico que están precarizadas por diferentes motivos y factores es
muy alto. Hay un tercer sector aquí importante para remarcar que es el sector público,
previo a la pandemia estamos hablando en el total de los aglomerados urbanos apro-
ximadamente de 2 millones de personas, es decir, si esto lo tomamos a total país esta-
ríamos hablando de 3 millones sumando el empleo público en aglomerados pequeños
y zonas rurales, la mayoría de los puestos de trabajo menos productivos están en pro-
vincias y municipios y por ejemplo, lo que sabemos por datos censales es que el 75% del
empleo público se compone por agentes o por funcionarios provinciales y municipales
y el 25% es de la administración pública nacional, donde en contra de lo que a veces se
puede llegar a pensar, están los segmentos más dinámicos dentro del empleo público y
de la empresas públicas que operan.
El último dato para hacer una configuración del tema, tiene que ver con lo siguiente
fuera del modelo este, previo a la pandemia había 1.2 millones de trabajadores y traba-
jadoras desocupadas, es decir, sin ningún tipo ocupación donde el país que tiene una
incidencia de seguro por desempleo muy baja, es decir, gente que está desocupada y
que tienen muy pocas herramientas de asistencia que le permitan financiar el tiem-
po en la desocupación, o para capacitarse, o para buscar un nuevo trabajo, etc., y fuera
de este modelo también hay casi 11 millones de personas inactivas, la pandemia lue-
go arrojó casi 3 millones de nuevos inactivos a este lote, no porque efectivamente sean
inactivos sino porque dejaron o desaparecieron sus puestos de trabajo en el peor mo-
mento de la pandemia.
Una cuestión importante a aclarar tiene que ver con esos dos grandes ejes organizado-
res u ordenadores que tienen que ver con el modo de acumular y reproducir capital y el
otro, la manera de insertarse. Es importante señalar respecto al modo de reproducir y
acumular capital, que en esta definición estamos usando un sentido muy amplio res-
pecto al capital, diferente al sentido más estrictamente económico o que usa la eco-
nomía para hablar del capital, por un lado cuando hablamos de reproducir y acumular
capital ciertamente que nos referimos a su dimensión más conocida que es la de capi-
tal económico, financiero, inclusive dentro de ese capital económico financiero entran
aquellos elementos fácilmente o más fácilmente valorizable como pueden ser las mer-
cancías o mercaderías de una unidad productiva, los bienes de uso, la tecnología que
utiliza, particularmente aquella tecnología relacionada con Harvard en su utilización
aunque también podríamos pensar en una tecnología de procesos, pero más allá de es-
to también al hablar de la reproducción y la acumulación del capital estamos haciendo
alusión al capital cultural, y esto se mencionó en diferentes entrevistas citadas en los
apartados anteriores.
El capital cultural implicado en una unidad productiva, es el resultado de las caracte-
rísticas de los actores que la componen. Porque el capital cultural alude por un lado, a
la formación que tiene la gente que está implicada dentro de una determinada unidad
productiva y obviamente, cuando hablamos de formación en su sentido más tradicio-
nal, esa formación tiene que ver con esos procesos de colonización, los elementos for-
mativos más evidentes, valga la redundancia más formalizados, que tiene que ver con
los diferentes niveles de escolarización que puede lograr una persona pero no solo eso,

33 | Los problemas estructurales argentinos y la emergencia de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

al hablar del capital cultural también hay que pensar en los niveles de formación profe-
sional, en los niveles de educación para el trabajo que tienen las personas que compo-
nen una unidad productiva , en los procesos de certificación laboral y/o de certificación
de procesos, es decir, que todos estos elementos hacen al capital cultural de los actores
implicados en una determinada unidad productiva.
También hay que tener en cuenta de que hablamos cuando hablamos del capital social.
Este alude a las redes donde una unidad productiva se posiciona y a las redes donde
una unidad productiva puede circular y puede establecer vínculos para diferentes ob-
jetivos particulares. La red o una de las redes más típicas analizables para una unidad
productiva tiene que ver con las cadenas de valor, cuando se habla de cadenas de valor
en general se tiende a pensar en grandes cadenas de valor, bueno, la cadena de la pro-
ducción del acero, o la producción de químicos por ejemplo y demás, pero también se
puede pensar en pequeñas cadenas de valor que conectan proveedores con unidades
productivas que hacen algún tipo de transformación intermedia de algún producto o
una cadena de valor para la prestación de un servicio, hay cadenas más chiquitas, pero
no por ello es una dimensión que no haya que apreciar, porque la estructura reticular, la
estructura de los vínculos y la estructura de los encadenamientos es de vital importan-
cia en todos los niveles pero sobre todo en los niveles de estas estructuras, más infor-
males o más estructuralmente informales.
Creemos que hay que pasar definitivamente de una concepción de la política social a
secas a una política socio-productiva. O sea, mientras la mayoría de las personas aten-
didas en los múltiples programas sociales no vayan avanzando en un camino de mayor
autonomía y sostenibilidad productiva y económica, no podrá haber una re-significa-
ción en el impacto de la ayuda. De modo que una política socio-productiva que tienda
a “socializar” el potencial dinámico tiene que llevarse a cabo en una magnitud acor-
de a la escala del problema (millones de trabajadores y trabajadoras en la informalidad
estructural), reconociendo la necesidad de operar sobre los déficits en el capital eco-
nómico (lo que se ha hecho más usualmente hasta ahora), pero también en el capital
cultural y en el capital social de las diferentes unidades productivas. (Dossier sobre Ca-
lidad del Empleo y Estructura Socio-productiva #11 https://ciea.untref.edu.ar/uploads/
pdf/1644934023.pdf)

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2
Características
sectoriales de la
Economía Popular
Construcción e Infraestructura Social y Mejoramiento Ambiental
EL REGISTRO NACIONAL DE TRABAJADORES Y
TRABAJADORAS DE LA ECONOMÍA POPULAR (RENATEP),
UN PRIMER PASO EN UN PROCESO DE LARGO ALIENTO
Sonia Lombardo, Lara Hadad, Julia Di Carlo, Nicolás Salerno Ercolani, Manuel Suárez

1. Introducción
El Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP)
se implementó en la órbita de la Secretaría de Economía Social (SES) del Ministerio de
Desarrollo Social de la Nación (MDSN) en julio del año 2020, cuatro años más tarde de su
creación mediante la Ley de Emergencia Social (27.345). Votada por amplia mayoría
en el Congreso Nacional en noviembre de 2016 y promulgada en diciembre del mismo
año, dicha ley fue el resultado de un largo proceso de lucha de los movimientos popula-
res representativos del sector de la economía popular, en alianza estratégica con el mo-
vimiento obrero organizado expresado en la Confederación General del Trabajo (CGT ) y
diversas instituciones políticas, sociales y religiosas.
Asimismo, con su sanción, esta ley se convirtió en el primer instrumento normativo
que reconoce a los/as trabajadores/as de la economía popular, lo que significó un pun-
to de inflexión en la construcción histórica e identitaria de este conjunto de trabajado-
res/as que, ya desde el 2011, a partir de la creación de la Confederación de Trabajadores
de la Economía Popular (CTEP), crecía en organización, movilización y en construc-
ción de demandas colectivas para garantizar los derechos sociales y laborales que los
avances del neoliberalismo en materia económica, laboral y social quitó a millones de
trabajadores/as1. Desde entonces, tuvo inicio un camino de institucionalización que
encuentra en los primeros días de diciembre del año 2015 un primer reconocimiento,
ratificado en febrero del año siguiente por la Resolución 32/16 del Ministerio de Traba-
jo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (MTEySS), a partir de la cual se creó un ré-
gimen de agremiación particular para los/as trabajadores/as de la economía popular,
compatible con el modelo sindical argentino2.
La ley sancionada a fines del año 2016 fue por entonces la expresión de un estado de
maduración de la organización de los/as trabajadores/as de la economía popular en re-
lación con la capacidad de representación, las demandas elaboradas y las articulacio-
nes políticas y sociales alcanzadas. Allí se estableció la creación de tres instituciones
orientadas a reconocer, valorizar y desarrollar la economía popular. En primer lugar, se
creó el Salario Social Complementario (SSC) como mecanismo de compensación estatal
frente a la desvalorización social que sufre la economía popular cuando es evaluada por
el mercado (Chena, 2018). Además del aporte material que representa, el SSC es porta-

1
Así se presentan en su página web: https://ctepargentina.org/nosotros/
2
Para agosto del 2021 se extiende la personería social a la Unión de Trabajadores de la Economía Popular
(UTEP), organización creada a partir de la incorporación de nuevos movimientos populares a la CTEP.

37 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

dor de una relevancia particular en términos simbólicos de cara a los/as trabajadores/as


de la economía popular y también al conjunto de la sociedad, en la medida que la refe-
rencia a un salario remite al reconocimiento monetario de un trabajo realizado, y la de-
finición de su monto está directamente vinculada al del Salario Mínimo Vital y Móvil,
institución que regula los ingresos de los/as trabajadores/as en relación de dependencia.
En segundo lugar, se creó El Consejo de la Economía Popular y el Salario Social Complemen-
tario como un ente integrado por representantes del Estado y de Organizaciones Socia-
les3, cuyo objetivo principal es promover el desarrollo de la economía popular a través
de mecanismos relacionados con: a) diseñar y proponer los criterios y mecanismos de
inscripción, admisión, clasificación y permanencia en el ReNaTEP4; b) promover crite-
rios unificados de elegibilidad y priorización para acceder al Salario Social Complemen-
tario; c) proponer mecanismos ágiles para la formalización, regularización y promoción
de las unidades económicas de la economía popular; d) formular propuestas y reco-
mendaciones de carácter no vinculante al Poder Ejecutivo Nacional referidas a los dere-
chos enunciados en el artículo 2° de la Ley 27.345.
En tercer lugar se creó el Registro Nacional Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Po-
pular (ReNaTEP), cuya implementación se desarrolló recién en el año 2020 con la incor-
poración de referentes/as de los movimientos populares a diferentes áreas del Estado
Nacional a partir de la gestión iniciada en 2019.
Por un lado, el registro reconoce a los/as trabajadores/as de la economía popular como
tales a través de una credencial identificatoria emitida por el MDSN. Por otro lado, vi-
sibiliza y ordena la heterogeneidad que caracteriza a la economía popular en relación
con las actividades económicas que engloba, las formas de organización del trabajo
que adquieren, la localización territorial y los espacios donde se desarrollan las activi-
dades. En la medida en que permite conocer, ordenar, planificar e implementar nuevos
instrumentos acordes a la realidad del sector orientados a su desarrollo, la registración
constituye un primer paso hacia la formalización de los/as trabajadores/as de la econo-
mía popular.
El ReNaTEP forma parte, entonces, de un proceso de organización de largo aliento de la
economía popular y se constituye, junto al SSC y al Consejo, en una herramienta de
enunciación, visibilización y de reconocimiento garantizado institucionalmente. Como
tal, expresa un modo de reconocimiento social que puede -y debe- incidir en términos
concretos en la configuración social, laboral y productiva de nuestro país.

1.1. Una mirada desde adentro


El diseño del registro fue el resultado de la articulación de distintos saberes: el académi-
co, expresado en investigadores/as referentes/as de la temática en cuestión; el estatal,

3
Integrado por el Estado, a través de 3 representantes de los Ministerios de: Trabajo, Empleo y Seguridad Social
de la Nación, Desarrollo Social de la Nación, Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación, y las Organizaciones
Sociales, con tres representantes de las organizaciones inscriptas en el Registro de Organizaciones Sociales de
la Economía Popular y Empresas autogestionadas.
4
Hoy denominado ReNaTEP.

38 | El Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular... VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

expresado en los/as trabajadores/as del MDSN portadores/as de una expertise forjada a


partir de la experiencia laboral, y el saber popular expresado en los movimientos socia-
les. A partir de este entramado se configuró un modo de producción de la política públi-
ca que jerarquiza los saberes forjados en las experiencias que se vinculan con lo real y
poseen, por tanto, una capacidad transformadora en la medida en que lo que se trans-
forma es la práctica estatal.
De allí emerge el instrumento de inscripción, la construcción del nomenclador de acti-
vidades económicas y la reglamentación del ReNaTEP, donde figuran las definiciones
conceptuales, operacionales y los criterios de inscripción. Se establece que se pueden
inscribir quienes trabajan en alguna de las ramas de actividad de la economía popular
designadas y se “desempeñan de manera individual o colectiva en unidades producti-
vas de la economía popular, habiendo generado su propio trabajo con el objeto de pro-
ducir, crear, circular y/o comercializar bienes y servicios que sustenten su propio desarrollo,
el de su familia y/o el comunitario. Las unidades productivas deben encontrarse caracteri-
zadas por estar inscriptas en relaciones asimétricas en el ámbito financiero, comercial o
fiscal. Toda vez que tal posición condicione los niveles de acceso a derechos, ingresos, ca-
pitalización, tecnificación, comercialización y productividad” (Art. 3 del Anexo I de la
Resol. 253/2020).
Dado que se propone conocer la realidad de la economía popular, el registro no utiliza
categorías tradicionales sino que organiza las actividades económicas establecidas en
un nomenclador propio construido en base a los saberes populares organizados, la ex-
periencia previa desarrollada con el SSC –donde ya se establecían de hecho algunas de
las ramas de actividad de la economía popular–, el nomenclador de actividades de AFIP
y el utilizado por el INDEC. El resultado es que el nomenclador propio contempla ocho
ramas de actividad económica y setenta y cinco ocupaciones y actividades.
De allí se desprenden ciertos criterios de inclusión/exclusión que, como política públi-
ca bajo la órbita del MDSN, constituyen una novedad dado que produce un desplaza-
miento desde la vulnerabilidad social –criterio por excelencia de los programas sociales
tradicionales– hacia la identificación de una vulnerabilidad socio productiva. El eje se
desplaza de los hogares y de la situación social en la que se encuentran, hacia las perso-
nas y las condiciones en que desarrollan su trabajo. Lo que aparece como un debate bu-
rocrático-administrativo se constituye como un debate de orden político-conceptual,
en la medida en que lo que se pone en el centro de la escena es un nuevo sujeto traba-
jador que trasciende la discusión acerca de las formas de la asistencia social y disputa
la producción de una serie de derechos que ya no se inscriben en un horizonte ideal de
re-proletarización (Roig y Gago, 2019) sino que se proyectan acordes a las manifestacio-
nes del mundo del trabajo que presenta la Argentina del siglo XXI.

2. Sobre el fenómeno de la Economía Popular en la Argentina


En la Argentina, al igual que en otras latitudes, la economía popular es un fenómeno
que se ha consolidado producto de procesos –a escala global, regional y local– que han
impactado y transformado de manera drástica y persistente la configuración social en

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

general y el mundo del trabajo, en particular. Tesis que se traduce en los siguientes tér-
minos: la economía popular se reivindica como sujeto permanente y no transitorio, en
la medida en que expresa un nuevo concepto de trabajo y de trabajador/a que aún in-
tenta construirse en los márgenes de la legislación laboral pero que ya emergió en el
centro mismo de la dinámica económica, no sólo a escala nacional sino mundial (Lom-
bardo et. al., 2022).
En un artículo reciente, Alexandre Roig (2022) repara en que las reconfiguraciones que
han asumido los modelos de acumulación a nivel mundial acarrearon una crisis del
empleo entendido en términos de “relación de dependencia” o de trabajo asalariado
amparado por un sistema de protección social y derechos colectivos e instituciones
que permiten negociar salarios. Afloran, en cambio, formas de trabajo auto-gestiona-
das, que se desarrollan en los cruces de la formalidad y la informalidad, en espacios
que desafían las fronteras entre “lo productivo” y “lo reproductivo”, entre lo privado y
lo público.
En efecto, en este marco y nacida de la práctica organizada y política de los movimien-
tos sociales de los últimos 25 años, la llamada economía popular irrumpe en la escena
pública de nuestro país para visibilizar realidades sociales y laborales de millones de
trabajadores y trabajadoras que al día de hoy representan un desafío a ser abordado y
atendido en clave de derechos, garantías y protecciones sociales. Es que, como bien sos-
tienen Verónica Gago, Cristina Cielo y Francisco Gachet (2018), la noción de economías
populares emerge como apuesta teórica y política, a la vez que, en tanto fenómeno, en-
cierra debates epistemológicos, conceptuales y políticos.
En un intento por caracterizar a este universo de trabajadores/as, Pablo Chena (2022)
señala que se trata de nuevas formas de trabajo que se desarrollan en barrios popula-
res con el fin de generar ingresos para las familias, ya sea a través de la ayuda para sa-
tisfacer demandas de la comunidad o mediante la producción de bienes y servicios en
mercados de baja institucionalización y alcance local. Hablamos de trabajos por cuenta
propia llevados adelante de manera individual o colectiva (por ejemplo, en núcleos fa-
miliares, cooperativas, organizaciones religiosas, sociales, comunitarias, o en empresas
recuperadas, entre otras posibles formas de organización colectiva del trabajo).
Si bien los/as trabajadores/as de la economía popular contribuyen a la producción de ri-
queza, mayormente lo hacen en condiciones laborales y productivas precarias. Es decir,
no acceden a los derechos asociados a empleos formales (como jubilación, cobertura
de obra social, vacaciones pagas) y disponen de medios de producción escasos y de baja
tecnología. Asimismo, se enfrentan a barreras de tipo financiero (falta de acceso al cré-
dito), fiscal (falta de formalización) y comercial (ausencia de circuitos o tramas comer-
ciales) que se traducen en procesos de desvalorización que impactan diferencialmente
en la producción de bienes y servicios de los sectores populares.
Las características propias de la economía popular hacen que resulte difícil dimensio-
narla mediante el uso directo de las estadísticas oficiales disponibles. Sin embargo,
la gran mayoría de los estudios sobre el tema recurren a la Encuesta Permanente de
Hogares (EPH) para su estimación. En nuestro caso, ponemos en relación el número
actual de inscripciones al ReNaTEP con las estimaciones realizadas por el Centro de In-

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

novación de los Trabajadores (CITRA), ya que tanto el registro como el CITRA definen
a la población de la economía popular bajo criterios coincidentes.
El CITRA utiliza la EPH5, que abarca aproximadamente al 60% de la población del país
(28,9 millones de personas) y a partir de la definición de las sub-poblaciones de la en-
cuesta reconstruye la población que integra la economía popular. Hecho esto, se di-
mensiona el peso de la misma en el universo de la Población Económicamente Activa
(PEA). Para ello se desagrega la PEA (13,3 millones de personas) y se seleccionan aque-
llas categorías que conforman la economía popular: cuentapropistas no profesionales;
desocupados no profesionales que no hayan sido patrones; servicio doméstico no regis-
trado de ocupación no plena (hasta 35 hs de trabajo) y que trabajan en más de un ho-
gar; asalariados cuya principal fuente de ingreso declarado se corresponde con ingresos
provenientes de “subsidios del gobierno”, lo que incluye montos percibidos en calidad
de titulares de programas de empleo; trabajadores familiares sin remuneración no pro-
fesionales. De esta manera, mediante el uso de los ponderadores que brinda la EPH, el
universo de la economía popular estimado asciende a 4.638.773 personas, que repre-
sentan el 35% de la PEA de 31 aglomerados urbanos.
Ahora bien, con el fin de estimar la cantidad de trabajadores/as de la economía popu-
lar a nivel nacional se puede hacer el ejercicio sobre cómo se compondría la PEA si las
tendencias de la EPH se mantuvieran estables para el 40% restante de la población del
país no contemplada en esta encuesta. Mediante este cálculo, se podría decir que la
economía popular rondaría los 7.7 millones de personas, de los cuales 3.618.606 están
actualmente inscriptos/as en el ReNaTEP.

3. Acerca de los/as trabajadores/as de la economía popular registrados/as


3.1. Características socio-demográficas
En abril de 2023 los/as inscripciones al ReNaTEP alcanzan las 3.618.606 personas. Se ob-
serva que la mayoría son mujeres (58,2%) y jóvenes de entre 18 y 35 años (62,9%). La pri-
mera característica distintiva de esta población trabajadora, mayormente constituida
por mujeres y por jóvenes.
En cambio, entre los/as asalariados/as del sector privado registrados en el Sistema de
Previsión Argentino (SIPA) predominan los varones (66,7%) y los/as trabajadores/as
más jóvenes (18 a 35 años) representan el 40%.
En relación al nivel educativo, se observa que la mayoría de los/as inscriptos/as al ReNaTEP
no ha terminado los estudios obligatorios (60,3%).
En términos territoriales, los/as trabajadores/as de la economía popular registrados/as se
concentran en la provincia de Buenos Aires (36%). En segundo lugar se destacan las
provincias de Tucumán (6,1%), Chaco (5,7%), Salta (5,6%) y Santiago del Estero (5%).
Por otro lado, cuando se observa la cantidad de inscripciones al ReNaTEP en relación
con la población de entre 18 y 65 años por provincia, las cuatro provincias con mayor
5
Datos del segundo trimestre de 2021.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

incidencia de trabajadores/as de la economía popular registrados/as son: Santiago del


Estero (172.854 inscriptos/as al ReNaTEP sobre un total de 571.824 habitantes entre 18 y
65 años); Jujuy (131.2047/484.190); Formosa (94.943/371.286) y Chaco (194.438/761.872).
Si se compara la cantidad de inscriptos/as al ReNaTEP con los/as asalariados/as priva-
dos/as registrados/as en el SIPA a lo largo del país, se observa que en 10 provincias del
noreste y noroeste hay más inscripciones en el registro de la economía popular: Tucu-
mán, Chaco, Salta, Santiago del Estero, Misiones, Jujuy, Formosa, Corrientes, Catamarca
y La Rioja. Por el contrario, las provincias con mayor cantidad de trabajadores/as regis-
trados/as en el SIPA son las correspondientes a la zona centro y patagonia (Buenos Aires,
Ciudad Autónoma de Bs. As., Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Río Negro, Neuqén, Chubut)

3.2 Características laborales y productivas


La mayoría de los/as trabajadores/as registrados/as desempeña sus labores de mane-
ra individual (60,7%) mientras que el 39,3% las realiza de manera colectiva o con otras
personas6.
Respecto de los lugares de trabajo, los/as trabajadores/as del ReNaTEP declaran en su
mayoría (57,3%) realizar sus tareas en domicilios particulares tanto propios (28,9%)
como ajenos (28,4%). En tercer lugar aparece el espacio público como lugar de trabajo
con el 17% de las inscripciones. Es notable la diferencia que se observa respecto a luga-
res como los establecimientos (7,8%) y las obras de construcción (3%), espacios a los
que usualmente se los vincula al imaginario social de desarrollo industrial y al empleo
asalariado formal.
El análisis de las inscripciones por rama de actividad arroja que la mayor cantidad de
personas se concentra en Servicios Personales y otros oficios que representa el 36% de la
población. Dicha rama contiene dieciséis ocupaciones muy diversas; entre ellas se des-
taca la de servicios de limpieza (22,1%). Una particularidad de esta rama es que más
de la mitad de los/las inscriptos/as (51,6%) seleccionó la opción “otros”, es decir, no se
identificó con ninguna de las categorías propuestas7. El restante 26,3% de inscripcio-
nes presenta una alta dispersión entre categorías propuestas, de las cuales peluque-
ría/depilación/manicuría/ masajista y asador o cocinero/as agrupan el 14,5% (7,7% y
6,8% respectivamente). La mayoría (85%) de quienes se inscribieron en esta rama de
actividad declararon que trabajan de manera individual, en segundo lugar y en mucha
menor medida, se encuentran quienes lo hacen organizados/as en pequeños empren-
dimientos representando el 9,2%.
En segundo lugar, se encuentra la rama de Servicios Socio Comunitarios que abarca el 27,1%
del registro. Allí se agrupan diez ocupaciones relacionadas con tareas de cuidado en sen-
tido amplio, que nacen como estrategias colectivas en los barrios populares para aten-
der y resolver diferentes problemáticas. Entre ellas se destaca el trabajo en comedores y

6
El 21,6% trabaja en el marco de organizaciones sociales y comunitarias, el 7,5% en cooperativas, el 7,3% en pe-
queños emprendimientos familiares o no, el 1,7% en proyectos productivos del Ministerio de Desarrollo Social
y el 1,2% en núcleos de agricultura familiar.
7
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/informe_renatep_noviembre_2022_v3.pdf

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

merenderos con el 64,9% de inscripciones, luego se ubica el cuidado de niños/as, enfer-


mos/as, personas con discapacidad, y ancianos/as (3 %), los/as trabajadores/as de me-
dios de comunicación comunitaria (2,4%), los/as de la cultura comunitaria (2%), los/as
promotores/as de salud (1,8%) y los/as trabajadores/as socio educativos (1,7%). La ma-
yoría de los/as trabajadores/as registrados/as en esta rama trabajan de manera colectiva
(76,5%) y se nuclean fundamentalmente en organizaciones comunitarias (62%).
Por su parte, la rama de actividad de Comercio Popular y Trabajos en Espacio Público es la
que ocupa el tercer lugar en cantidad de inscripciones (11,7%). En ella se agrupan nue-
ve ocupaciones referidas al intercambio mercantil de productos o servicios en el espa-
cios comunitarios, la vía pública o transporte público. Entre ellas se destacan la venta
ambulante que concentra el 26,1% de las inscripciones, los/as feriantes (18,4%), la ven-
ta directa (10,3%), los/as artesanos/as (9%), los/as vendedores/as de punto fijo (7,7%),
la actividad de intermediación solidaria (4,7%), los/as artistas callejeros (1,8%) y lim-
pia vidrios o vehículos (1,3%). La mayoría de ellos/as trabajan de manera individual
(76,4%), mientras que quienes lo hacen de manera colectiva se organizan en pequeños
emprendimientos –familiares o no– (11,8%), en organizaciones comunitarias (5,3%), o
en cooperativas (5,2%).
Luego, se encuentran quienes desarrollan actividades vinculadas a la rama de Construc-
ción e Infraestructura Social y Mejoramiento Ambiental, que representan el 8,2 % del to-
tal. Allí se agrupan once ocupaciones vinculadas a tareas de construcción de viviendas
populares o espacios comunitarios, preparación, acondicionamiento y terminación de
terrenos para la realización de obras, al mejoramiento barrial y el cuidado del hábitat
en barrios populares. Entre ellas se destacan quienes trabajan como albañiles y durle-
ros/as (33,5%) y ayudantes o auxiliares en obras de construcción (29,3%). La mayoría de
ellos/as trabaja de manera colectiva (52,6%), organizados/as principalmente en coope-
rativas (20,5%) y organizaciones sociales o comunitarias (19,2%).
En la rama de Agricultura Familiar y Campesina los/as trabajadores/as registrados/as re-
presentan el 8,3 % del total del registro. Aquí se encuentran siete ocupaciones vincula-
das a actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras y acuícolas desarrolladas directamente
por el/la productor/a y/o algún miembro de su familia en terrenos propios, comunitarios
o arrendados y siendo ellos/as propietarios de la totalidad o de parte de los medios de
producción y de la mano de obra. La gran mayoría de quienes se inscribieron en esta ra-
ma son agricultores/as (53,5%), luego le siguen quienes trabajan en viveros y huertas ur-
banas (18,2%), ganadería (4,8%) y pesca y acuicultura (1,6%). El 64,4% declara trabajar
de manera individual, luego se encuentran quienes trabajan en núcleos de agricultura
familiar (12,1%), en organizaciones comunitarias y sociales (10,1%), en pequeños em-
prendimientos (6,5%) y en cooperativas (5,6%).
La rama de Recuperación, Reciclado y Servicios Ambientales representa el 4,2% del total del
registro. Los/as trabajadores/as de dicha rama se distribuyen en nueve ocupaciones re-
lacionadas con la recolección, la recuperación en origen de residuos sólidos urbanos, el
reciclado y el desarrollo de servicios orientados a la promoción y el cuidado del medio
ambiente. Los/as cartoneros/as son quienes mayor cantidad de inscripciones registran
(24,7%), seguidos por los/as trabajadores/as de limpieza de terrenos y espacios verdes

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

(21,3%) y los/as recicladores/as de basura (15,6%). La mayoría de ellos/as se desempeña


de manera individual (54,8%), sin embargo se destaca que el 18,9% se organiza en coo-
perativas, el 17,7% lo hace en el marco de organizaciones comunitarias y sociales.
Los/as trabajadores/as registrados/as en la rama de Industria Manufacturera represen-
tan el 3,6% del registro. Los/as mismos se distribuyen a su vez en ocho ocupaciones re-
lacionadas a la producción de bienes como alimentos, indumentaria, calzado o artículos
de carpintería. La producción de alimentos concentra mayoritariamente las inscripcio-
nes (43,5%), seguida por quienes trabajan en Indumentaria y Textil (27,4%). A quienes
lo realizan de manera individual (57,6%), le siguen quienes realizan la tarea en el marco
de organizaciones comunitarias y sociales (15,4%), pequeños emprendimientos (14,4%)
y en cooperativas (9,5%).
Por último, se encuentra la rama de Transporte y Almacenamiento representando sola-
mente al 1,2 % del ReNaTEP. Aquí se encuentran cinco ocupaciones relacionadas con la
carga, el traslado de mercaderías y el transporte de pasajeros. Entre ellas se destacan
el transporte de pasajeros/as (23,4%), mensajería y delivery (18,7%), carga de merca-
dería (17,6%) y flete (12,5%). En su gran mayoría se desempeñan de manera individual
(72%), aunque se registran experiencias de pequeños emprendimientos (13,6%), orga-
nizaciones comunitarias y sociales (5,7%), cooperativas (5,4%) y proyectos productivos
del MDS (2,9%).
Por último, resulta interesante destacar que del total de inscriptos/as al ReNaTEP sólo el
7,2% se encuentra inscripto/a individualmente en alguna categoría tributaria8. La baja
inscripción fiscal refleja su informalidad, al tiempo que reproduce la desvalorización del
sector. Por otra parte el 22,3% percibe AUH y el 22,5% el Programa Potenciar Trabajo pe-
ro el 75,6% de los/as inscriptos/as no percibe ningún tipo de programa social. Datos que
desmienten las miradas más estigmatizantes que asocian la economía popular y sus tra-
bajadores/as, con la asistencia social del Estado.

4. Reflexiones Finales
El ReNaTEP visibiliza la realidad de una porción importante de trabajadores/as de nues-
tro país que a pesar de su desarrollo y masividad hasta el momento no se encontraba
expresada en datos oficiales que permitieran dimensionarla. A casi tres años de su im-
plementación, 3.618.606 trabajadores/as de la economía popular están registrados/as.
De acuerdo a la estimación realizada, componen aproximadamente el 47% del sector.
Se trata de una población feminizada y joven que contrasta con quienes pertenecen al
sector de asalariados/as registrados/as del sector privado, lo que refuerza la tesis según
la cual la vulnerabilidad laboral impacta de manera diferencial en mujeres y jóvenes.
La mayoría de la economía popular registrada se encuentra en la zona centro de nues-
tro país. Sin embargo, en diez provincias del NOA y NEA supera al número de quienes
se encuentran trabajando en el sector privado asalariado.

8
El 6,6% al Monotributo Social y el resto en alguna de las categorías comprendidas entre la A y la D.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Respecto al lugar donde realizan sus tareas los trabajadores/as de la economía po-
pular, se destaca el peso del trabajo domiciliario y en espacios públicos. Esta es otra
manifestación que asumen las nuevas dinámicas laborales y productivas, lejos del
imaginario fabril.
La economía popular no es un fenómeno nuevo. En nuestro país lleva, por lo menos,
más de veinte años de desarrollo. Tampoco es un fenómeno aislado, las estimaciones
y los datos de los/as trabajadores/as registrados/as dan cuenta de la masividad y la dis-
persión en todo el territorio nacional. Por último, tampoco es un fenómeno transitorio
sino que se explica en gran medida por las transformaciones estructurales y los proce-
sos sociales delineados en el segundo apartado del presente artículo.
Mientras el empleo no alcanza a dar respuestas para todos/as, el trabajo atraviesa un
proceso de constante transformación. El trabajo como fuente de ingreso, como medio
de supervivencia; el trabajo como fuente de derechos, como organizador de la vida de
las familias. En suma, el trabajo como organizador de la sociedad.
En este contexto, el movimiento de trabajadores y trabajadoras de la economía popular
logró organizar y construir una identidad común y colectivizante, en el marco de una cri-
sis de la sociedad salarial y de la emergencia de nuevas realidades laborales que discu-
ten las categorías de formalidad-informalidad y el abordaje desde políticas sociales de
carácter asistencialista, a la vez que tensionan la normativa laboral vigente.
En este sentido, el desafío para los Estados y las sociedades es enorme. Conocer y com-
prender el fenómeno se presenta como un imperativo urgente para dar un paso más
en el proceso de largo aliento, garantizar los derechos para todos/as los/as trabajado-
res/as en su conjunto y caminar hacia una sociedad más integrada donde todos/as y
cada uno/a podamos ser felices.

BIBLIOGRAFÍA

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manidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy, (53), 205-228.
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lidad y la reproducción ampliada. Íconos - Revista De Ciencias Sociales, (62), 11–20. https://doi.
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Gago, V. y A. Roig (2019). Las finanzas y las cosas. Una etnografía del endeudamiento popular. En P.
Chena y P. Biscay (Coords.) El Imperio de las Finanzas. Deuda y Desigualdad, pp. 219-234, Miño y Dávila.
Lombardo, S., I. Hadad, J. Di Carlo y P. Audero (2022). Jóvenes, Trabajo y Economía Popular. Notas y
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Roig, A. (2022). Disponible en https://medium.com/emergentesmedio/econom%C3%ADa-popular-
la-hija-maldita-del-capitalismo-financiero-c87154f1777e

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Fuentes Consultadas
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ble en https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/resoluci%C3%B3n-32-2016-258340/texto
Fernández Álvarez, M. I.; Natalucci, A.; Di Giovambattista, A. P.; Fernández Mouján, L.; Mate E. y Sorro-
che, S. (2021) “La economía popular en números”. Bases metodológicas para una propuesta de me-
dición” - CITRA. Buenos Aires. Disponible en https://www.trabajo.gob.ar/estadisticas/

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BREVE SEMBLANZA DE LAS RAMAS DE LA ECONOMÍA POPULAR1
Equipo RITEP

La cooperación, la asociación, la autogestión y los diferentes esquemas productivos


existentes en la economía popular, constituyen una fuerza de trabajo que ha sido fun-
damental para el bienestar en la región, y como tal, debe contar con acceso a medios de
producción mediante políticas redistributivas y conocimientos técnicos para promover
la eficiencia y la competitividad. Así como también, promover estrategias organizativas
más complejas como la articulación de redes de cooperación territoriales, de segmen-
tos económicos o de articulación entre los productores y los consumidores.

Servicios Socio Comunitarios


Es necesario abrir nuevos caminos
para que la misma comunidad
se convierta en protagonista del cambio.

Los Servicios Comunitarios son propuestas desarrolladas por los actores de la Economía
Popular, con motivo de satisfacer necesidades básicas, producto de un derecho vulnera-
do o la dificultad de muchos compañeros de poder acceder a servicios básicos (alimen-
tos, cuidados o salud). Su acción se planifica y desarrolla en base al territorio donde se
organiza.

Los compañeros/as se organizan a partir de la toma de conciencia de una carencia (nece-


sidad común) e intentan producir una transformación de esa realidad. El lugar donde se
llevan a cabo, llamados comúnmente centros comunitarios, posee la flexibilidad que la
organización popular permite para encarar los proyectos más variados con los fines más
diversos para mejorar las condiciones de vida de la comunidad. De esta manera en ca-
da uno de los territorios, proliferaron comedores y merenderos, espacio de atención a
las infancias, asistencia a personas en situación de consumos problemáticos, albergues
a mujeres víctimas de violencias y muchos más espacios destinados a alivianar el sufri-
miento de miles de personas en toda la Argentina.
De acuerdo a datos del Registro Nacional de Trabajadoras y trabajadores de la Econo-
mía Popular (RENATEP), en nuestro país quienes se dedican a los servicios comunita-
rios superan los 900.000, conformando una de las mayores fuerzas de trabajo de la
economía popular. La ocupación que registra la mayor cantidad de inscripciones en es-
ta rama de actividad es la de comedores y merenderos comunitarios (64,8%).

1
Material realizado en base a testimonios recolectados del Ciclo de Formación: “Desafíos y Horizontes para un
Pueblo Trabajador sin excluidos”, realizado en el Congreso de la Nación Argentina, de abril a junio de 2017 y ac-
tualizado a la fecha (marzo 2023)”.

47 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Las asociaciones barriales y organizaciones populares llevan décadas de desarrollo en el


país. Pero su carácter se ha ido modificando en relación a las problemáticas socio-eco-
nómicas acaecidas en las últimas décadas. Comenzando en la crisis de 1989, siguiendo
su expansión en la etapa previa y posterior a diciembre de 2001, a partir de las transfor-
maciones críticas de la sociedad salarial, las reformas introducidas en el sistema de po-
líticas estatales, la ruptura con la sociedad sostenida en el empleo “formal”.
Esto no solo dificulto el acceso a derechos elementales, sino que también erosiona
otras formas de organización que se desarrollaron previamente, como sindicatos y par-
tidos políticos que dejaron de tener la capacidad suficiente para canalizar las deman-
das de los sectores populares (necesidades y derechos vulnerados). El territorio y las
organizaciones de base aparecen así como espacios de integración, donde los sectores
más vulnerables generan y encuentran fuentes de identificación comunes y medios de
subsistencia.
Los Servicios Comunitarios son expresiones asociativas de aquellas organizaciones que
se desarrollaron para afrontar una situación crítica de pobreza y desempleo en un con-
texto de crisis. Su motivo de nucleamiento estuvo y está centrado en la satisfacción de
necesidades básicas de subsistencia y sus principales acciones están dirigidas a la asis-
tencia y el autoabastecimiento. Es decir, organizaciones creadas para satisfacer las de-
mandas más básicas, urgentes y de carácter asistencial y doméstico, vinculadas a la
problemática de la reproducción social de la vida.
Aun así, en su creciente desarrollo, lograron al mismo tiempo desarrollar las capacida-
des de los destinatarios de sus acciones, a través de la promoción y el desarrollo hu-
mano con la puesta en marcha de actividades de capacitación, prevención, recreación
y culturales, entre otras. En este sentido, sintetizan viejas tradiciones asociativas de ca-
rácter vecinal con el abordaje de nuevas y complejas problemáticas sociales.
Por tanto, al desarrollar su actividad, permiten que muchos otros integrantes de la co-
munidad puedan desarrollarse y realizar diversas actividades laborales gracias a la con-
tención y cuidado que encuentran para ellos o su círculo familiar dentro de los centros
comunitarios.

Recuperación, Reciclado y Servicios Ambientales


Un trabajo que mejora la calidad de vida de todos,
permitiendo el reciclado y recuperación de materiales,
y que, sin embargo, es estigmatizado.

La recolección de materiales reciclables como medio de subsistencia ha existido en


nuestro país, y en el mundo, desde hace mucho tiempo y se la ha denominado de varias
formas: cirujas, cartoneros, botelleros, carreros, recuperadores urbanos, etc.
La crisis económica y social que estalló en 2001 llevó a miles de argentinos a esta acti-
vidad como salida a la extrema pobreza. Sumado a la devaluación de la moneda, que

48 | Breve semblanza de las ramas de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

produjo el aumento considerable en el costo de la importación de materiales aumen-


tando el precio local del cartón, papel, plástico, metales y otros insumos, permitió un
mercado informal de venta y un ingreso marginal pero necesario.
Por otro lado, en la misma época varias experiencias de lucha, de organización barriales
y de diferente tipo se fueron desencadenando y construyendo, encontrando en la unión y
el trabajo colectivo una forma para mejorar su situación. Este trabajo formó el camino
para la conformación de cooperativas de recolectores con experiencia en lucha y trabajo.
En la actualidad, la recolección y separación de residuos urbanos sigue siendo el sostén
económico para miles de trabajadores y trabajadoras del país. En particular, en la Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y en el conurbano bonaerense es una actividad
que es fuente de ingresos para miles de familias.
A grandes rasgos, se pueden identificar dos grandes grupos de recuperadores urbanos:
los trabajadores incluidos en el sistema formal de recolección, por un lado, y los traba-
jadores que no lo están, por el otro. Si bien el RENATEP cuenta con 132.796 trabajadores
trabajadoras de la rama, se calcula que existen alrededor de 200,000.
Los recolectores urbanos, expulsados de las fábricas y el mercado laboral, imposibili-
tados para conseguir trabajo formal inventan este trabajo, que consiste en sacar de la
basura aquellos materiales que pueden ser vendidos para abastecer la industria del re-
ciclado. Cartón, papel, plásticos, vidrios y metales son los materiales que los cartoneros
buscan para después vender.
La situación de los recicladores en Argentina es muy variada y disímil. Principalmente
es un fenómeno urbano, y existen tres modalidades de trabajo.
Existen aquellos cartoneros que lo hacen con carritos manuales, recorriendo las ciu-
dades, sobre todo en las zonas más densamente pobladas, y donde las distancias a
recorrer no son tan largas. A veces eso se combina con un transporte automotor, una ca-
mioneta o un camión.
La segunda modalidad es la que se da en zonas con menor densidad de población, y/o
donde no se ha logrado conseguir infraestructura o apoyo del Estado. En general, se uti-
lizan carros traccionados a caballo para el transporte de los materiales. En estos casos,
a la problemática relacionada a la recolección y a la obtención del sustento diario, se le
suma el de la tracción a sangre.
El tercer grupo de cartoneros y recicladores son los que están en las peores condiciones,
que trabajan en la pila del basural. En vez de buscar los materiales reciclables en la ba-
sura, donde se originaron, van al final, a donde se amontonan, en los basurales.
El ejemplo más paradigmático de lucha y de adquisición de derechos es el de la CABA
donde los trabajadores lograron el reconocimiento de parte del Estado, que cubre par-
te de sus ingresos por el trabajo realizado y les brinda la estructura, las herramientas de
trabajo y hasta derechos como obra social y guarderías.
En la CABA se logró conseguir que se implemente en 2012 –por primera vez– una licita-
ción de recolección de reciclables separada de la de recolección de la basura húmeda,

49 | Breve semblanza de las ramas de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

dejando como único actor posible del sector a las cooperativas y a los recuperadores in-
dependientes. Con esta medida se pasó a recolectar más de un 300% de lo que se reco-
lectaba antes.
En paralelo, además, se comenzó a realizar la recolección en grandes generadores de
materiales reciclables. Los grandes generadores son aquellos lugares donde por la can-
tidad y periodicidad con que emiten residuos sólidos reciclables, reciben un tipo de re-
colección especial, diferenciada de la recolección domiciliaria. Esto también permitió
mejorar mucho lo recolectado.
Uno de los puntos necesarios de destacar (y no siempre visibilizado) es que la tarea
que realizan las y los trabajadores tiene un impacto ecológico concreto y real. Si bien,
es una tarea que se realiza en la búsqueda de la subsistencia, el material que el carto-
nero junta entra en el circuito del reciclaje y de esta manera vuelve a ingresar al circui-
to productivo, de otra manera iría a parar a relleno sanitario o a un basural.
Se destaca que en las experiencias donde los Municipios aplican políticas con inclusión
social hacia los recolectores urbanos, se realizan acciones articuladas y campañas de se-
paración de residuos en origen, y se trabaja bajo ordenanzas para que las cooperativas
se hagan de los materiales, es donde se mejora las condiciones de trabajo y el reciclado.
El RENATEP, en su último informe de Junio 2022, dio datos precisos de las distintas
ramas de la Economía Popular. En cuanto a Recicladores Urbanos y actividades rela-
cionadas relevo que el 25,3% de los/as inscriptos/as en esta rama de actividad son carto-
neros/as seguidos por los/as trabajadores/as de limpieza de terrenos y espacios verdes
(21,3%) y un porcentaje significativo de recicladores/as de basura (15,5%).
Existe una distribución relativamente pareja en cuanto a la forma de organización: el
55,7% trabaja de manera individual y el 44,3% lo hace de manera colectiva. Entre las for-
mas colectivas de trabajo se destacan las cooperativas (18,7% de inscripciones) y las orga-
nizaciones comunitarias/sociales (16,9%).

Agricultura Familiar y Campesina

Una cadena viciada por intermediarios


hace que del productor al consumidor se lleguen a registrar
picos de aumento de entre 800 y 1000%, quedándose en manos
de los intermediarios la mayor parte de las ganancias.

En nuestro país la mayor parte de la producción agrícola se concentra en las grandes em-
presas agropecuarias, aquellas que tienen gran incidencia en el comercio exterior. A pe-
sar de eso, existe una variada experiencia de campesinos, pueblos originarios, pescadores
artesanales y pastores que trabajan la tierra en Argentina, que comúnmente se deno-
mina Agricultores Familiares. Organizados en pequeñas comunidades, ya sea en tierra
propia o arrendada, logran su sustento económico produciendo cultivos regionales, fruti-
cultura, cría de animales y alimentos elaborados artesanalmente, entre otros alimentos.

50 | Breve semblanza de las ramas de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Es muy complejo definir al sector producto de su diversidad, sin embargo, el Foro Na-
cional de la Agricultura Familiar (FONAF ) hace una aproximación que resulta intere-
sante, ya que incluye aspectos culturales:
En nuestro concepto, la Agricultura Familiar es una “forma de vida” y “una
cuestión cultural”, que tiene como principal objetivo la “reproducción so-
cial de la familia en condiciones dignas”, donde la gestión de la unidad
productiva y las inversiones en ella realizadas es hecha por individuos que
mantienen entre sí lazos de familia, la mayor parte del trabajo es aportada
por los miembros de la familia, la propiedad de los medios de producción
(aunque no siempre de la tierra) pertenece a la familia, y es en su interior
que se realiza la transmisión de valores, prácticas y experiencias.
En la actualidad, la producción a cargo de la agricultura familiar abastece gran parte del
mercado interno, y si se le dieran las herramientas necesarias podría ampliar significa-
tivamente su producción.
Hoy, los principales problemas del sector son el escaso acceso y compra de tierra, la
concentración y los abusos en la comercialización, el acceso a nuevas técnicas y tecnolo-
gías, y el acceso a financiamiento, entre otros.
Estos problemas provocan que la supervivencia de estos sectores quede muy relegada
a la propia capacidad de ejercer presión sobre el mercado y evitar transferencias del ex-
cedente a los sectores intermediarios, generalmente concentrados, que son quienes se
llevan la mayor tajada. Es importante destacar que está problemática excede a nuestro
país, e incluso excede a nuestra región.
Es real que en los últimos años el Estado nacional realizó acciones concretas hacia el
reconocimiento del sector, no obstante, la asistencia continúa siendo reducida en rela-
ción a las históricas demandas presentadas, como pueden ser la referida al acceso y uso
productivos de tierras, mejorar la participación del sector en la logística y comercializa-
ción del producto del suelo o la participación como proveedores en compras estatales
en sus diferentes modalidades.
El acercamiento de la producción realizada por la Agricultura Familiar al consumo po-
pular, es uno de los desafíos más importantes que se debe resaltar en la agenda públi-
ca, como modo de garantizar una buena alimentación a toda la población.

Comercio Popular y Trabajos en Espacios Públicos


El trabajo en el espacio público,
es trabajar entre [y contra] de los prejuicios
del mundo.

El espacio público está constantemente en disputa y el derecho a su uso no es el mismo


para todos, aunque los defensores liberales repitan todo lo contrario. Las desigualda-
des, lo que Gramsci describió como “hegemonía cultural” y los “ganadores” y “perde-

51 | Breve semblanza de las ramas de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

dores” son parte constitutiva de las relaciones humanas, que históricamente han sido
asimétricas.
El espacio público es un espejo de esas asimetrías y no un espacio democrático que to-
dos tienen el mismo derecho a usar. En este sentido, es mejor pensarlo como un espacio
de lucha o campo de batalla donde la hegemonía cultural se impone y se estructuran
la exclusión y las relaciones de dominación. Para comprender quiénes pueden usar los
espacios públicos es necesario indagar sobre aspectos culturales relacionados a la lucha
por el sentido, además de otros aspectos como el económico.
Un artista en las peatonales de los centros turísticos o los denominados “Personal Trai-
ner” que desarrolla su actividad en un parque público son vendedores ambulantes tam-
bién. Venden sus servicios en un espacio público. Están aceptados socialmente y es muy
raro encontrarlos en una situación problemática con la policía.
Sin embargo, un artesano o un vendedor ambulante de Senegal no están socialmente
aceptados, y aun cuando en los dos casos comparados se hace uso del espacio público,
unos son perseguidos y los otros no.
Para pensar algunas de las características de estas formas de supervivencia conviene di-
ferenciar los factores culturales de los económicos, aunque en la realidad concreta es-
tén entrelazados.
Previo a esto, algunas apreciaciones. Se hace especial foco en Vendedores Ambulantes
de la calle, sin embargo, Vendedores Ambulantes en espacios cerrados, Manteros Infor-
males y Artesanos comparten algunas problemáticas, aunque no son lo mismo. Lo que
es común a todos es que cuando logran establecerse en zonas donde implícitamente
está permitida su actividad, como ferias, galerías, calles o zonas, la mayoría de los pro-
blemas se acaban.
Entre las diferencias, los artesanos suelen tener un oficio como alfarero, carpintero,
etc., que los sitúa en mejores condiciones. El valor de sus productos integra el traba-
jo realizado para la fabricación del bien, y en general son para un mercado de poder
adquisitivo medio o alto. En cambio, los Vendedores Ambulantes son revendedores de
productos de muy bajo costo, de menor calidad y en general se comercializa en las zo-
nas de bajo poder adquisitivo. En contra del prejuicio existente, los productos son ad-
quiridos en mercados formales como comercios de Once o La Salada. La diferencia con
los Manteros, es que estos últimos tienen que desplegar en el suelo los bienes a vender.
En estos últimos años, en América Latina y en la Argentina, las políticas públicas lleva-
das adelante por los gobiernos liberales apuntan a una transformación de las ciudades
que prioriza la “estética” del espacio público, en contraposición a una redistribución de
las riquezas o a la subsistencia de trabajadores ambulantes y de la calle.
Así, desde el punto de vista estético, el vendedor ambulante, el artesano en las peato-
nales y el vendedor de palta en las esquinas ensucian o contaminan visualmente la ciu-
dad, por lo que es mejor erradicarlos o por lo menos desplazarlos a otros lugares, en pos
de mantener una ciudad limpia y “ordenada”. En cambio, los tangueros en la vía pública
atraen al turismo, son pintorescos y aceptados, y no se los relaciona con la usurpación.

52 | Breve semblanza de las ramas de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

En este sentido, se privilegian valores estéticos por sobre las necesidades reales y con-
cretas de un grupo de gente que necesita de la venta para obtener un ingreso que des-
de ya es de subsistencia.
En cuanto a los factores del orden económico que hacen a la problemática, estos se po-
drían solucionar y coordinar con diálogo entre las diferentes partes. Pero esto no su-
cede, a nuestro entender, por la cosmovisión de los grupos hegemónicos del tipo de
ciudad que quieren y quiénes tienen acceso a ella.
Lejos estamos en nuestros países de lograr el pleno empleo, y cada crisis nos lleva aún
más lejos de esa situación. Se expulsa a cada vez más personas del empleo “formal” o
“informal”, que buscan en la venta ambulante lograr la subsistencia personal y familiar.
Esta expulsión es la principal causa del aumento de la venta ambulante, de manteros y
feriantes. Cada vez hay más porque en todos lados hay cada vez menos trabajo enten-
dido en la forma tradicional.
Desde esta perspectiva, existe una contradicción producto de las políticas económicas
actuales que expulsan a cada vez más trabajadores a la calle y la visión estética de los
grupos hegemónicos, “de la ciudad limpia”, que lleva a la discriminación de clase y a la
ilegalización con represión. Esto se vuelve evidente al ver los números relevados por el
RENATEP, aun con todas las dificultades que resultan de realizar una actividad que es
fuertemente reprimida, el 26,3% (96.487 personas) de quienes se inscribieron en la ra-
ma de Comercio Popular y Trabajos en Espacios Públicos declaró como ocupación prin-
cipal la de vendedor/a ambulante. Sin embargo, este número podría ser mucho mayor
considerando la misma inscripción, el 20% de inscriptos declaro “otros” como opción
ante las alternativas de registro. En tercer lugar, un porcentaje significativo (18,3%,) se
registró como feriante. Finalmente, la rama de actividad se concentra en las grandes ur-
bes, especialmente en el centro de nuestro país.

Industria Manufacturera (Textil)

La integración de los compañeros es fundamental,


quizá la parte más fundamental de la lucha.

Los trabajadores que manufacturan prendas, los trabajadores textiles, representan el


eslabón más débil de la cadena de valor del sector: son quienes peores ingresos y con-
diciones laborales registran. Y por mucho que se debate con las autoridades, no existe
voluntad ni intención política de revertir esta situación.
Los grados de informalidad que existen son consecuencia de las políticas desarrolladas
en los 90, que generaron las condiciones para llevar a la tercerización del sector, donde
se pasó de grandes empresas que realizaban todos los procesos (corte, confección, ter-
minación, limpieza, etc.) a pequeñas unidades productivas que realizan solo una pe-
queña parte del proceso.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Las grandes marcas, en complicidad con el régimen político y empresarial, han desre-
gulado este sector para que la producción se realice en estos términos, como sucedió en
muchos otros sectores.
Esta situación es aprovechada por los demás actores de la industria –principalmen-
te las grandes marcas–, quienes pagan miseria y concentran la inmensa mayoría de la
producción. Esta forma de producción no sucede solo en Argentina, sino que se replica
a nivel mundial.
Ponderar y reivindicar lo que se conoce como trabajo domiciliario o familiar en talleres
es una de las primeras tareas que se deben realizar en el sector. La actividad está muy
estigmatizada y perseguida, y el sometimiento a trabajadores es parte del régimen.
Una familia que ante la falta de empleo “formal” comienza a producir desde su hogar,
para la ley, está cometiendo un delito, y, por ende, se los persigue a pesar de que son el
eslabón más débil de la cadena.
Resulta necesario cambiar el enfoque para analizar el sector porque lo que provoca la
denuncia o el cierre de talleres familiares es que cada vez haya más gente en la calle,
además de que se les quitan los elementos y herramientas de trabajo. Una situación
muy diferente son los talleres donde se explota en condiciones terribles a los traba-
jadores.
Este nuevo enfoque tiene que apuntar a trasladar las mini unidades productivas a luga-
res más grandes o a polos, donde se aseguren las condiciones de seguridad, de higiene
y de trabajo digno.
La figura de cooperativa es la herramienta que asegura un marco legal para el funcio-
namiento de la unidad productiva y para formalizar la producción. Esto, además, le
permite al trabajador saltear intermediarios para llegar directamente a las marcas o al
vendedor de la ropa, y negociar en mejores condiciones.
Se debe hacer una política fuerte desde el Estado para avanzar en este sentido. Algunas
experiencias fueron muy buenas cuando hubo compromiso desde el poder ejecutivo,
como, por ejemplo, con la compra de guardapolvos por parte del Ministerio de Desarro-
llo social y se acompañó a las unidades para la puesta a punto de la producción.
La gran mayoría son talleres familiares, donde suele haber problemas habitacionales,
donde el taller es parte de una habitación o el living de la casa y trabajan 3 ó 4 personas.
Se calcula que hay más de 30,000 talleres donde dos, cinco o siete personas, en su ma-
yoría mujeres, trabajan en una habitación, en el garaje o en el living, para la confección
de piezas a pedido para personas que no son el destinatario final de la prenda, sino in-
termediarios.
Esta forma de producción tiene como consecuencia que niños que están al cuidado de
los trabajadores, tengan que compartir el espacio de trabajo. Por ello, se están realizan-
do esfuerzos para implementar coordinadamente con el Estado, en los sitios donde hay
polos o cooperativas, la creación o convenios con instituciones educativas, guarderías es-
tatales y geriátricos. Generar las posibilidades para que el trabajo salga de los hogares
resulta en mejores condiciones habitacionales y beneficia con la educación de los niños.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

El Estado Nacional confirma que la rama representa casi el 27% de las manufacturas de
la Economía Popular, al menos 30.347 personas trabajan a diario en la confección textil
a los que se suman casi 2.000 trabajadores en la confección de calzado en el territorio
nacional.

Construcción e Infraestructura Social y Mejoramiento Ambiental

El pueblo tiene que ser protagonista de su entorno, de sus barrios


y del desarrollo de políticas urbanas que deben ser llevadas a cabo
integrando las necesidades de las personas que los van a habitar.
Para ello, además de exigir, hay que unirse, planear y desarrollar
organización.

El problema de la vivienda en la Argentina tiene dos caras. Por un lado, el que compe-
te a la vivienda en sí misma. La concentración de la tierra y de las propiedades, y la es-
peculación inmobiliaria traen como correlato la exclusión de los sectores populares a la
vivienda propia. Actualmente hay mucha gente, muchas familias que están en la calle
y otras que están por quedar. Es necesario con organización, pero también exigiendo al
Estado, evitar que esta situación se profundice, y empezar a trazar una solución al pro-
blema de la vivienda en todo el país.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Por otro lado, el rubro de la construcción ha crecido notablemente en los últimos años
lo que redundó la generación de una gran cantidad de puestos de trabajo. Pero, aun así,
es un rubro muy hostil, de los más castigados, porque está mal pago, se desarrolla en
malas condiciones de trabajo y seguridad, y todavía existe un gran porcentaje de infor-
malidad.
Los trabajadores de la economía popular, que son aquellos que sin tener patrón tra-
bajan en la construcción de viviendas populares, desde hace unos años vienen siendo
protagonistas en el sector, fundamentalmente con la conformación de cooperativas de
vivienda que se encargan de la planificación y construcción de su propio hábitat con la
ayuda de Programas Nacionales y otros recursos.
Las organizaciones sociales nucleadas en la UTEP, y otros movimientos vienen traba-
jando en la construcción de viviendas desde diferentes cooperativas con óptimos resul-
tados, generando trabajo genuino y resolución de demandas sociales.
La finalización y entrega de viviendas en los partidos de Florencia Varela y Moreno, el
trabajo comenzado en localidades como Luján, Mar del Plata y San Martín de Los An-
des, entre otras, son muestra cabal de la capacidad productiva y organizativa de la Eco-
nomía Popular.
Actualmente, según el último informe del RENATEP, 271.844 trabajan en la rama de ac-
tividad. Las principales ocupaciones que surgen son albañil/durlero y ayudante o auxi-
liar en obras de construcción, entre las cuales concentran el 62,7% de las inscripciones.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Industria Manufacturera
He marchado detrás de los obreros lúcidos y no me arrepiento.
Ellos saben lo que quieren y yo quiero lo que ellos quieren:
la libertad, bien entendida raúl gonzález tuñón.

En la Argentina existen más de 300 empresas recuperadas por sus trabajadores que
funcionan bajo el formato de cooperativas de trabajo. Representan más de 12 mil pues-
tos de trabajo.
En general, se dedican a los más diversos rubros: metalúrgicas, gráficas, textiles, de in-
dustria del plástico o el vidrio, astilleros, construcción, alimentación, salud, educación,
hotelería, etc.
Los procesos de recuperación de las fábricas o lugares de trabajo se dan en la mayoría de
los casos a partir del vaciamiento empresarial, cuando se declaran en quiebra, dejando
en la calle y sin solución a cientos de trabajadores. Ante esto, los trabajadores se organi-
zan colectivamente, resistiendo los desalojos y conformándose en cooperativas que les
permite continuar con su anterior trabajo. El camino para la recuperación es muy costo-
so. Al comienzo, los primeros problemas tienen que ver con la maquinaria de trabajo,
que no siempre se reconoce como propia y esto implica una larga pelea judicial, de años.
Asimismo, en la mayoría de los casos, quienes son proveedores de las empresas o quie-
nes compraban la producción cierran sus puertas al recuperarse la empresa y confor-
marse en cooperativa. Esto necesariamente implica una baja en la productividad y en
la eficiencia.
Por estas razones, se dificulta la posibilidad de mantener los salarios en las mismas
condiciones que antes.
En algunos casos, con el tiempo se pudo avanzar en las condiciones laborales de los so-
cios de la cooperativa, se consiguió cobertura médica, seguro, y hasta una repartición
de las ganancias cada 6 meses como si fuese un aguinaldo, como es el caso de SUBPGA,
frigorífico recuperado de la localidad de Berazategui, que nuclea actualmente a 300 tra-
bajadores.
El vínculo humano posibilita el compromiso de todos los compañeros y compañeras,
potenciando así el trabajo. Organizarse como cooperativas reditúa en varios benefi-
cios para los trabajadores y en facilidades para ellos, por ejemplo, el poder organizarse
en asambleas y establecer el pago del monotributo directamente de los ingresos de la
cooperativa, sobre todo en este contexto donde no hay mayores beneficios para las pe-
queñas empresas.
Entre las distintas empresas recuperadas y cooperativas, al mismo tiempo, se comen-
zaron a tejer redes de solidaridad, de compra-venta de sus producciones, para fomen-
tar y fortalecer al sector.
De cara a los consumidores, no siempre favorece el hecho de ser una empresa recupe-
rada. Muchas veces ocurre todo lo contrario y abundan los prejuicios.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Las empresas recuperadas pueden alcanzar un volumen de producción más alto que
otras unidades productivas de la Economía Popular por su historia como fábricas o em-
presas activas en la rama. Sin embargo, esa fortaleza hoy constituye una de sus prin-
cipales amenazas por la dificultad de acceso al crédito que permita desarrollar las
mejores tecnologías en la planta, lo que trae como consecuencia la desactualización y
el aumento del costo. En general, una recuperación se realiza sin capital acumulado,
y se continúa trabajando con la maquinaria existente que suele ser obsoleta. Por otra
parte, los aumentos de los costos en los insumos en estos últimos años, principalmente
energéticos, constituyen un horizonte de mayor precariedad por la dificultad en la in-
serción de los productos al consumo masivo por el elevado costo final.

Medios Comunitarios de Comunicación Social


La economía popular necesita poder hacer que la información
llegue a la comunidad, para potenciar su capacidad para
transformarse y transformar a toda la comunidad.

Actualmente la diversidad de información cada vez tiene menos espacio, quedando en


pocas manos la mayoría de los medios de comunicación. Resulta paradigmático que
los gobiernos que se pretenden liberales son liberales en el plano económico, pero en
cuestiones sociales, de las ideas o culturales tienden a totalizar como lo es en el plano
de la comunicación. Concentrar todas las ideas en un solo lugar es una forma de totali-
zar en contraposición de la diversidad.
Hoy estamos en una situación en la que un sector concentra cada vez más poder, en ba-
se a una concepción del mundo de la que nos encontramos en oposición, y con pocas
posibilidades de discutirla.
La economía popular tiene una necesidad muy importante de poder sostener espacios
en los que la comunicación popular valga y tenga incidencia. La multiplicidad de voces
que buscamos cuesta y en ese sentido las experiencias de comunicación popular o co-
munitaria son muy valiosas porque nos permiten ejercer el derecho y la democratiza-
ción de la información.
Particularmente en los medios gráficos, que fue una discusión latente en el proceso de
debate de la Ley de Medios y nunca se llegó a discutir.
Lo que hace sustentables y sostenibles a estos emprendimientos son todos los anillos
de cooperación que hay alrededor y una vida cotidiana que va más allá de la que salen
en los medios masivos de comunicación. En todo el territorio nacional se inscribieron
20.728 trabajadores y trabajadoras de servicios de comunicación comunitarios.
Los medios masivos tienen acceso a grandes recursos del Estado mientras que los me-
dios comunitarios no. En las radios comunitarias, al igual que en la economía popular,
no existe un dueño o patrón. La instalación de una radio comunitaria no se mide de

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

acuerdo a la rentabilidad, se mide de acuerdo a la necesidad de una comunidad inde-


pendientemente del valor económico. Este cambio de valor económico al comunitario y
social es lo que molesta tanto, y una de las principales razones por la que los gobiernos
de corte neoliberal necesitan destruir. Cuando una sociedad deja de pensarse desde lo
individual para pasar a pensarse a sí misma como un colectivo, las prioridades y el des-
tino de todos los recursos son distribuidos en función de ese colectivo, y esto es revolu-
cionario.
Los medios son multiplicadores de noticias y de un sentido o forma de vida. Cuando
se tiene como única voz a los medios concentrados, la forma de vida está apuntada
por la meritocracia y el individualismo que necesitan para continuar con su proce-
so de concentración económico. En cambio, cuando se elige a los medios comunita-
rios, se elige la solidaridad y una forma de vida donde lo colectivo está por encima
del individuo.

Transporte y Almacenamiento

Rompe las cadenas del miedo y la indiferencia, levanta la bandera


de la solidaridad por el bien común.

A partir de la expulsión del mercado laboral de miles de trabajadores, uno de los cami-
nos elegidos fue realizar con bienes de escaso capital, el transporte de pasajeros, car-
gas, mensajería, logística y almacenamiento de pequeña escala. Esta actividad permite
realizar y organizar otras actividades de la economía popular que requieren de sus ser-
vicios respetando las características propias del sector.
Al momento de realizado el último informe de la RENATEP, 38.397 personas decla-
raron pertenecer a esta rama. Se constató que sostienen vínculos con la agricultura
familiar, organización comunitaria, cooperativas y proyectos productivos y de servi-
cios. Sin su aporte, el desarrollo de estas actividades se vería limitado por las dificul-
tades de acceso a los circuitos de las grandes empresas que desarrollan este servicio
y, aun pudiendo utilizarlos, el traslado a sus costos perjudica seriamente la viabilidad
de sus proyectos.
Además, esta rama tiene un fuerte componente de ejercicio individual (72%), acentúa
su bajo nivel de capital en su desarrollo y presume un fuerte impacto de los últimos
años en el desarrollo desregulado de actividades de mensajería que componen casi un
20% del total de la rama.
En suma, a pesar de su crecimiento autogestivo, requiere de políticas orientadas a su
desarrollo e independencia para poder romper con una lógica de concentración que,
cada vez más, afecta a miles de trabajadores que ven expropiado los réditos de su tra-
bajo. La economía popular puede dar respuesta a sus problemáticas con organización
en pos de nuevas visiones que transformen la lógica individualista.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Servicios Personales y Otros Oficios


Así es la esperanza: sorprende y abre horizontes,
nos hace soñar lo inimaginable, y lo realiza.
Papa francisco

Servicios Personales y Otros Oficios es la rama que concentra el grueso de las categorías
ocupacionales identificadas, concentra el 35% del total de las inscripciones, lo que re-
presenta un total de 1.136.272 trabajadores. Sus actividades son muy diversas, según lo
relevado, abarca las tareas de cocinero, gomero, herrero, jardinero, mecánico, paseador
de perro, peluquero, reparador de electrodomésticos, vidriero, vigilador, zapatero, tu-
rismo, informática y limpieza.
En gran medida, se caracteriza por realizar sus actividades en la propia vivienda del tra-
bajador o de su cliente. El costo y falta de acceso al crédito para la compra de insumos y
herramientas de trabajo es en esta rama también un problema frecuente. Las posibili-
dades de mejora y valorización de oficios que cada vez son más requeridos, necesita de
planes que permitan mayor capacitación.
El aporte de su labor en los barrios populares es fundamental, no solo como fuente de
ingreso para la misma comunidad, sino en revalorizar y acercar servicios que son fun-
damentales para su desarrollo que de otra manera sería imposible; tanto por lógicas
geográficas como barrera de acceso por sus costos.
Por último, es imprescindible adoptar medidas específicas, no solo por el volumen de
trabajo que genera lo que de por sí ya es esencial. Sus actividades pueden generar ma-
yor inclusión de generaciones jóvenes atravesadas por la falta actual de oportunidades
por medio de la transmisión de oficios.

60 | Breve semblanza de las ramas de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


3
Políticas para la
Economía Popular
Industria Manufacturera
REFLEXIONES DE LA MESA DE CIERRE
DEL ENCUENTRO NACIONAL DE LA RITEP
III ENCUENTRO RITEP 15/3/2023

Desde el año 2020 la Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular (RITEP),
realiza encuentros nacionales, donde dialogar e intercambiar saberes, propuestas y
experiencias en relación con el intercambio técnico con la Economía Popular Argen-
tina. A continuación, se presentan síntesis de las exposiciones del panel “Criterios pa-
ra la construcción de una política de Estado para la economía popular”, realizado en
2023 en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación del país. En aquella ocasión
se propuso a los panelistas seleccionar alguno de los seis ejes del acta “Criterios bási-
cos compartidos por los emprendimientos de la economía popular”1 y comentarlo en
relación con el tema.

Juan Grabois
Voy a tomar el primer eje. Para mí es muy difícil que podamos abordar la cuestión sin
enmarcarla en un fenómeno más amplio, más sistémico, de exclusión laboral, habita-
cional y territorial, que afecta a enormes porciones de nuestros pueblos, que es la eco-
nomía del descarte, que arroja a los que no necesita ni como consumidores ni como
productores a los volquetes de los conurbanos, de las periferias, sin ninguna garantía
de acceso a la tierra, al techo y al trabajo. Hasta que no cambie eso, que es una cuestión
macro, que de hecho excede a las fronteras nuestras, nuestra política es de resistencia,
frente a una tendencia hegemónica, que es la corriente principal, que mueve al mundo.
Que va a la concentración de la riqueza y la exclusión de las mayorías populares.
En términos laborales, este proceso de exclusión implica la precarización de ciertas rela-
ciones laborales que previamente estaban protegidas por las leyes. Caso evidente es la de
los costureros, la industria textil que está en un noventa y pico por ciento informalizada
donde participan grandes marcas, pequeñas y marcas informales, todo en un esquema
de explotación muy grande de los costureros y las costureras. O los pequeños produc-
tores rurales que son arrendatarios informales, son más de cincuenta mil productores,
que en la época de Perón la ley de arrendamiento le daba siete años y la obligación de
tener su vivienda, después Onganía la bajó, o Aramburu, a cinco años y Videla, por un
decreto de esa ley que tenían, a tres años, sin vivienda garantizada, y hoy no se cumple
ni siquiera la ley de arrendamientos rurales de Videla, que es la que tenemos en vigen-
cia. La idea es que antes estaba protegida, y un segundo elemento es la multiplicación
de actividades que nacen totalmente desprotegidas, en forma de cuentapropismo de
subsistencia como los cartoneros, los feriantes, los vendedores ambulantes, los trabaja-
dores del espacio público en general nacen desprotegidos y además, por lo general, en

1
Disponible en el sitio www.ritep.org

63 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

las distintas ciudades, con independencia del signo político tienden a ser perseguidas
porque son una molestia para el paisaje urbano. Y a eso se le suma una menor propor-
ción, vamos a decir un 10% con suerte, de actividades creadas por las organizaciones
populares, que en general se encuentran enmarcadas en políticas sociales como el Po-
tenciar Trabajo, que es una excelente política, que tiene problemas de implementación
y de magnitud. Entonces el problema, si se ve desde el punto de vista burocrático esta-
tal es la informalización. ¿No? Hay nueve millones de trabajadores en situación de in-
formalidad o monotributistas de categorías bajas. Desde nuestro punto de vista no es
el problema la informalidad porque es una cuestión de forma, sino la complicación de
derechos.
Pero para conformar a todos, claramente hay que formalizar las tareas y ampliar dere-
chos. Así que todo el mundo puede estar contento con que va a haber un registro y una
suerte de monotributización generalizada. Eso es facilísimo. Si no se hizo hasta ahora es
porque la gente que lo tiene que hacer no funciona, pero se está trabajando con la AFIP y
yo creo que es muy fácil que cuatro o cinco millones de compañeros que están en la eco-
nomía popular dispersa, es decir sin formas organizativas, y los que están organizados
puedan tener su monotributo y que el Estado y la gente que está del otro lado del mos-
trador, esté contenta de que estén todos registrados en un Excel o en donde sea y hacer
una simulación de que pagan impuestos y ese tipo de cosas. Eso es muy fácil.
Lo segundo, que es ampliar los derechos es muy difícil, porque vale plata y esa plata la
tiene que poner el Estado y eso parece un tabú. Porque el abordaje que se pretende de
la economía popular es como asimilar un sector al sector de las empresas privadas. En-
tonces, pensar la cosa pasa por el financiamiento bancario, o no bancario, la capacita-
ción, la productividad, la eficiencia, la apertura de mercados; es decir, la fantasía de que
grupos relativamente aislados con un capital mínimo, en un contexto de pobreza, si el
Estado los apoya pueden ser emprendimientos exitosos. Eso es la ideología de la meri-
tocracia llevada a la economía popular. Y eso es absolutamente contra fáctico. No hay
ninguna experiencia en Argentina que haya sido sostenible en el tiempo, autárquica
y autónoma en términos económicos, de los sectores más empobrecidos, sin haber es-
tado agrupadas en movimientos sociales que tenían capacidad de pelear por asistencia
o subsidios en los momentos en los que se necesitaba.
Otra diatriba es las dos hipótesis que hay sobre este tema si la tendencia sistémica es
la exclusión mayor del mercado laboral o si hay posibilidades de revertirla con una
macroeconomía ordenada. Todos saben que yo creo en la primera hipótesis. Por eso
me dicen pobrista. Nos dicen pobristas. Yo creo que es realismo, pero en todo caso na-
die niega que necesitemos, por lo menos veinte años para resolver este problema de la
informalización y el empobrecimiento de por lo menos siete, ocho, nueve millones de
trabajadores.
Para resumir: Si uno reflexiona que no son lo importante las unidades productivas, no es
el desarrollo empresarial, sino el ser humano y que las personas tengan lo mínimo pa-
ra vivir, y comprendiendo que estos siete u ocho millones de personas trabajan, es de-
cir que no son desocupados sino desempleados, y que realizan actividades informales,
nosotros proponemos dos pasos. El primer paso es un piso de ingreso. Lo que nosotros

64 | Reflexiones de la mesa de cierre del Encuentro Nacional de la RITEP VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

llamamos salario básico universal o refuerzo de ingresos o el nombre que se le quiera


dar, para todas aquellas personas que están en situación de pobreza e informalidad la-
boral, como un primer elemento que garantice el acceso a la canasta alimentaria bá-
sica y que pueda permitirle a la gente pensar y proyectar su vida porque si no tenemos
eso resuelto no podés proyectar ni pensar, por más técnicos y gente copada que tengas
alrededor. Y un segundo paso es lo que hoy llamo o llamamos la economía popular or-
ganizada, es decir la organización comunitaria de la economía popular en unidades
productivas, que es lo que se estudió en el panel anterior, que hoy yo no creo que ha-
ya más de setecientas mil personas en esa situación, pero que progresivamente po-
demos pasar del primer elemento al segundo elemento, que no va a permitir nunca,
nunca, una autonomía absoluta, en términos de sustentabilidad económica (que es
una cosa no científica) Pero que puede permitir con poca inversión del Estado, menos
de dos puntos del PBI, una perspectiva de felicidad y de inclusión social para cinco o
seis millones de personas.

Agustín Salvia
Si pensamos que hay 6, 7 millones de personas que están excluidas hoy en Argentina de
participar de una estructura social del trabajo relativamente incluida, con cierta remu-
neración, derechos, ya sean asalariados o no asalariados, con capacidades de ahorro y
eventualmente de buen vivir o progresar, a veces con muchas dificultades; esos seis mi-
llones de personas que están fuera de esa población que sí puede, eventualmente tres,
cuatro, cinco millones de ellas podrían y deberían y si no lo están hoy podrían estarlo, in-
sertas en lo que podríamos llamar la Economía Social y Solidaria. Hoy por hoy muchas de
estas formas de participación, son economías de la pobreza, alivian, subsidian la pobre-
za, participan del mundo de la pobreza sin poder progresar, sin salir de ella. Y hoy creo
que el sueño, buena parte del sueño sería cómo hacemos para salir de esa situación y ha-
cer que esa Economía Social y Solidaria, también llamada Popular participe activamente
en la producción de riqueza social y en la redistribución de la riqueza que crea, acceda a
buenas remuneraciones que permitan el buen vivir y el buen progreso de esas familias y
de esas personas. Es un sueño que requiere de una arquitectura para construirlo, no ne-
cesariamente hay una norma que lo defina ni una ingeniería, quizás no es buen momen-
to para ingenieros ni para abogados, sino que necesitamos arquitectos ¿no?, para pensar
esta estructura. Pero pensar cómo transformar la realidad implica innovar, vamos a tener
que innovar, si queremos ir para atrás no vamos a poder lograr nada. La Economía So-
cial, si queremos hacer de ella una trinchera de resistencia sin construir nuevas formas
de producción, de creación de riqueza, de creación de cultura, de nuevas formas de orga-
nización, de expansión del trabajo cooperativo, del trabajo comunitario alrededor de la
producción de riqueza de mercado, social o cultural, no necesariamente de mercado, de
riqueza, de valor agregado. Creo que ése es el sueño con el cual podemos pensar en que
no es una economía que ha llegado para quedarse en términos de su pobreza, que es un
puente para salir de la pobreza, para algunos eventualmente para incorporarse a merca-
dos alternativos, a formas de relaciones laborales asalariadas, pero para otros es un lu-
gar de construcción social, cultural y que eso sea parte legítima y necesaria de un sistema

65 | Reflexiones de la mesa de cierre del Encuentro Nacional de la RITEP VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

de ciudadanos en la Argentina. Apuesto a ese sueño, por lo tanto, apuesto a que hay que
construir, hay que innovar y hay que transformar.
Para dejar algunas ideas fuerza, como el derecho a trabajar en la Economía Social y Po-
pular, no como un derecho comercial, no como el derecho de la Ley de Contrato de Tra-
bajo, sino el derecho a trabajar en la Economía Popular, eso no está normado, no existe
como tal. No se le reconoce el trabajo a esa vinculación, se puede reconocer la existen-
cia de Cooperativas, pero el derecho al trabajo y los derechos que los trabajadores tienen
de ese trabajo, es un vacío, podemos empezar a pensar cómo damos respuesta a ese
vacío. Un salario mínimo constitucional para todos los trabajadores, incluidos los tra-
bajadores de la ESyP, vinculado a sus múltiples facetas de trabajo y no necesariamente
a cómo obtienen beneficios a partir de su participación en actividades de mercado, si-
no en actividades de valor social y cultural, eventualmente un salario que responde al
valor social o económico creado por su trabajo, con representación sindical. Y acá hay
distintas vetas o alternativas. Uno puede pensar en el sindicato de la ESyP, pero tam-
bién podría pensar en sindicatos de las distintas ramas que hoy tenemos, de las que la
Economía Social y Solidaria participa activamente, y de los convenios colectivos de tra-
bajo y de las relaciones paritarias donde un componente sea la negociación de qué está
ocurriendo con esta Economía, vinculando esto también a su nivelación con el resto de
los trabajadores en relación de dependencia. El vínculo, entonces, hacia un Salario Mí-
nimo Constitucional y hacia un salario relacionado con las convenciones colectivas y a
la representación sindical, el vínculo al derecho del trabajo, también a la necesidad de
subsidiariedad que esta Economía puede tener. En algunos casos el Precio Justo podría
llegar a ser ese precio logrado por la productividad más ese plus, que obviamente tie-
ne que incorporar la reinversión en mejoras tecnológicas, la organización del trabajo,
en mayor eficiencia; no son palabras a las que tengamos que tenerles miedo, al revés,
necesitamos multiplicar los panes y los peces, y la ESyP puede aportar más riqueza a la
sociedad, justamente a la sociedad de los pobres para salir de la pobreza y a la sociedad
de los no-pobres, y pueden participar activamente. Pero eso tiene que hacerlo con ma-
yor producción, con mayor capacidad productiva en vínculo con la línea crediticia, con
la subsidiariedad para garantizar un salario justo. Esta idea de la subsidiariedad impli-
ca, lo que hoy es el Salario Social Complementario para la ESyP. El tema es cómo mejo-
ramos esos salarios, cómo los ampliamos, cómo no solamente los trabajadores de la
ESyS participan y dependen del SSC sino también de una creación adicional de trabajo,
de valor agregado por sobre la subsidiariedad que puede brindar el estado. Y depende-
rá de las distintas ramas, de las distintas actividades y servicios. Seguramente el mer-
cado no va a pagar por más deporte, más cultura, más arte en los espacios populares y
comunitarios, pero sí el Estado debe cumplir con poder pagar ese trabajo realizado, que
implica un salario justo, una remuneración justa por un trabajo efectivamente realiza-
do, creando valor. Con esa lógica, creo que se abren desafíos para la construcción de una
ESyS de nuevo tipo que marque un futuro diferente al que no conocemos. No el de una
economía de la pobreza, no la economía del piquete, de la mera resistencia, no porque
estos aspectos no sean necesarios, sino porque el futuro no está en quedarse en eso, si-
no en construir un buen vivir, un mejor vivir y un mejor progreso e inclusión social para
todos los argentinos y argentinas, incluidos lo de la ESyS.

66 | Reflexiones de la mesa de cierre del Encuentro Nacional de la RITEP VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Alexandre Roig
Tenemos que dejar de discutir si es transitorio o no después de veinticinco años de Eco-
nomía Popular, que nos demuestren que es transitorio, o dejemos de discutir eso.
El Capitalismo no va a generar pleno empleo, con lo cual lo que se dio en el país, es que
los trabajadores, las trabajadoras generaron su propio trabajo.
El gran problema que tenemos es que el Estado no corresponde al estado de la socie-
dad; el Estado con E mayúscula no corresponde al estado con e minúscula de la so-
ciedad. ¿Qué significa eso? Que hay un Ministerio para los empresarios, un Ministerio
para los trabajadores en relación de dependencia y un Ministerio para los vulnerables,
que es el Ministerio de Desarrollo Social que usa ese sujeto central para pensar su po-
lítica, no hay un Ministerio para los trabajadores de la Economía Popular. Y eso podría
ser el Ministerio de Trabajo ampliado, resignificado, pero claramente no es un Minis-
terio de asistencia social. Con lo cual mínimamente el Estado debería abarcar cuatro
lógicas, que corresponden a cuatro sujetos:
• Los capitalistas, que organizan el trabajo desde la propiedad;
• los trabajadores en relación de dependencia;
• los trabajadores de la Economía Popular;
• y las personas que necesitan asistencia social.
Esas son cuatro lógicas. Hoy está todo mezclado, con lo cual el Estado hoy es un Estado
impotente en su actuar y contradictorio.
Lo que debe hacer el Estado, es pensarse justamente en función del sujeto que existe
realmente en la sociedad, no en función del sujeto que fantasea. Y eso implica enton-
ces asumir cuál es el conflicto central que atraviesa el sujeto de la Economía Popular. Y
el mayor problema es el valor y los procesos de valorización de ese trabajo. Y valor, en-
tiéndase, en términos muy amplios. El problema, valorizar un trabajo, implica que hay
procesos sociales de desvalorización de ese trabajo.
¿Cómo se hace entonces?, la pregunta política es ¿cómo se hace para valorizar un trabajo?
Primer punto: Ampliar el concepto de trabajo. No limitarse a la idea de que el trabajo no
es nada más que el trabajo industrial, asalariado conocido tradicionalmente. Nosotros
en el RENATEP tenemos siete ramas de actividades registradas en los cinco millones:
Trabajo socio-comunitario, reciclado, el trabajo del cuidado, la pequeña manufactura,
la pequeña obra pública, la venta en espacio público y la producción de alimentos; son
siete ramas de actividades, son trabajos que deben ser valorizados.
Para eso, entonces decíamos, primero, reconocimiento e identificación, ampliando el
concepto de trabajo, y de producción.
Segundo: Dotar de derechos específicos. En Argentina los capitalistas tienen dere-
chos porque la propiedad tiene derechos. Los trabajadores en relación de dependen-
cia tienen derechos porque el Derecho Laboral se organizó para ser compensatorio y

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

protector frente a la asimetría, frente a los propietarios de los medios de producción.


Los trabajadores de la Economía Popular hoy no tienen una lógica jurídica que permita
fundar derechos laborales. Entonces asumamos que hay derechos laborales que tienen
que surgir ni de la dependencia, ni de la propiedad del capital, es otra lógica laboral, y
eso la propia Economía Popular lo está planteando. Entonces no es solamente declamar
que necesitamos nuevos derechos, hay que fundar otra lógica jurídica, digo, para discu-
tir con los abogados laboralistas y con aquellos que piensan que todo el mundo se va a
convertir en empresario.
Eso implica entonces fortalecer las formas organizativas existentes de la Economía Po-
pular. Es el cooperativismo, son las Unidades Productivas, en la Economía Popular Or-
ganizada, en la Economía Popular en general, en eso estamos trabajando, pero implica
profundizar las formas de las unidades productivas, de las cooperativas y las mutuales.
Tercer elemento, lo hemos hablado también, valorar trabajo implica circuitos comer-
ciales específicos, se llama reserva de mercado en el Estado, se llama articulación con
el sector privado también específica, hace rato que se viene diciendo que tiene que ha-
ber reservas de mercado en el Estado que no se cumple, tiene que ver con valorizar ese
trabajo.
Cuatro: Gran parte de la disputa por el excedente del capital, no es solamente una dis-
puta fiscal, es decir, no es solamente los impuestos lo que permite disputar el exceden-
te; es también disputar el excedente desde el punto de vista del crédito, la reinversión
del crédito es también la reinversión del excedente del capital en la actividad producti-
va y por eso la Economía Popular tiene que pelear el acceso al crédito.
Último punto, que es un objeto clave para RITEP, es los saberes. Gran parte de los pro-
blemas de este país se resuelven gracias a los saberes de los trabajadores y las traba-
jadoras de la Economía Popular, lo vimos bien en la pandemia, y esos saberes no son
valorizados. Es exactamente el mismo problema que tuvo la clase obrera en las fábri-
cas en el siglo XIX, principios del siglo XX, donde los ingenieros tomaban las soluciones
que tenían los obreros en la cadena de producción, se apropiaban de esos saberes, los
valorizaban y los cobraban. Pasa exactamente lo mismo en la sociedad nuestra. Resol-
vemos los problemas en los barrios, problemas de salud comunitaria, acceso al alimen-
to y después se lo apropian otros. Todos esos mecanismos implican asumir que hay un
nuevo sujeto político que es el trabajador y la trabajadora de la Economía Popular, que
no tiene su expresión en la estatalidad, que no tiene su expresión en la forma jurídica
y que requiere un mecanismo de valorización muy concreto en torno a reconocimien-
to, circuitos comerciales, circuitos crediticios, revalidación y reconocimiento de saberes.
En ese esquema se puede plantear entonces una disputa por el valor. Disputar valor en
el mundo del trabajo requiere organización: Organización del Estado, acorde a ese su-
jeto, y organización de los trabajadores. Por eso la posición de los trabajadores y las tra-
bajadoras, es una posición sindicalizada, es una posición de lucha y es una posición de
resistencia. Digo, para tampoco despolitizar el mundo de la Economía Popular como
un sujeto pasivo. Es un sujeto activo porque pelea por su valor. Y por eso se asemeja ca-
da vez más a lógicas gremiales de antaño, pero ajironadas a las realidades de la dispu-

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ta por el valor del trabajo hoy que es una disputa particular porque no es una disputa
por el trabajo en relación de dependencia en una fábrica tradicional, sino que es otra
disputa por el excedente. El Estado, si quiere estar a la altura del desafío de valorizar
el trabajo de más de once millones de trabajadores y trabajadoras tiene que asumir la
existencia de ese sujeto, construir las condiciones jurídicas de la valorización, transfor-
mar el Estado, valorizar los saberes, valorizar los distintos procesos económicos reales
que tienen los trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular y reconocer la forma
organizativa de resistencia y de lucha que tiene el sector.
Eso es lo que creo que está en curso y que es un proceso ya imparable, me parece que el
carácter transitorio es una discusión ya vieja; la pregunta que nos tenemos que hacer es
si asumimos y ponemos a disposición de la sociedad, la valentía, el coraje, el aggiorna-
mento, la apertura mental y política para asumir lo que necesita la sociedad argentina
para pegar un salto en la calidad de vida, en la potencia política de un sujeto que lo úni-
co que pide es transformar su realidad y transformar la realidad del país, porque, ade-
más, es un sector que no solamente piensa en sí mismo, sino que piensa en la sociedad
en su conjunto, que piensa en lo común , que produce lo común y el bien común.

Diego Hurtado
Quiero transmitirles la visión aproximada, abreviada, esquemática del Ministerio de
Ciencia, Tecnología e Innovación.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Nosotros llegamos en diciembre de 2019, nos pusimos a redefinir políticas para la cien-
cia y la tecnología; encontramos una Secretaría en una situación de devastación del sec-
tor. Desde el minuto uno entendimos que había una dimensión ausente, pero que en
general mirando hacia atrás se vinculaba a las políticas de Ciencia y Tecnología. Por lo
menos desde el 2003 al 2015 se habló de Ciencia, Tecnología y Producción; Ciencia Tec-
nología y Desarrollo Social; haciendo un diagnóstico, una evaluación dijimos “está fal-
tando la dimensión del mundo del trabajo”, sé que estoy diciendo una obviedad y sin
embargo cuando uno mira en términos históricos el rol de las políticas de Ciencia y
Tecnología nunca estuvo de manera explícita el mundo del trabajo. Desde el minuto
uno nos pusimos a trabajar en recuperar un Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e In-
novación, ustedes saben que la Argentina tiene que tener Plan Nacional de Ciencia por
ley, esto fue abandonado entre 2016 y 2019, retomamos la idea de un Plan, llegamos
a formularlo, tomando como variable, para nosotros con un componente de crecien-
te relevancia, la Economía Popular. El mejor proceso de crecimiento, desarrollo, indus-
trialización que podamos tener no va a solucionar el problema que intenta, en algún
sentido, paliar la Economía Popular yo iba a decir en los próximos quince años, Juan
(Grabois) dice veinte años, son las escalas; entonces la Economía Popular vino para que-
darse, tiene que ser una dimensión que debe poder encarar el sector de Ciencia y Tecno-
logía con agendas de producción de conocimiento conectadas con las necesidades, con
las demandas de la Economía Popular. Esto requiere, no seamos ingenuos, digámoslo
con todas las letras, un cambio cultural dentro del sector de Ciencia y Tecnología, ve-
mos singularidades, tenemos grupos de trabajo, de investigación que encaran la pro-
blemática, intentan definir agenda, pero estamos hablando de una dimensión que hoy
no respondería a lo que significan hoy las demandas de la Economía Popular.
Hoy el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología que incluye como lineamiento estratégico
la Economía Popular, tiene media aprobación del Senado, 59 votos contra 1, estamos es-
perando la discusión en Diputados, para que esto sea aprobado como ley. Si logramos
que el Plan Nacional sea ley entendemos que estamos dando un paso importante pa-
ra que la política de Ciencia y Tecnología de nuestro país se acerque al status de política
de Estado, con la Economía Popular adentro como una agenda relevante. Que la Econo-
mía Popular logre establecerse, cristalizarse o aproximarse es lo que estamos impul-
sando hoy en el campo científico-tecnológico.
Nosotros tenemos tres lineamientos, uno es el Programa Nacional de Tecnologías e In-
novación Social, viene del 2011 y le permitió al Ministerio de CyT tener cuadros técnicos
burocráticos que hoy entienden la Economía Popular, lo que necesitamos es darle esca-
la. Entonces dentro de este Programa se están hoy financiando proyectos. Por ejemplo,
transferir, llevar software a las Unidades Productivas nos parece una dimensión central,
una tarea, una agenda central, en eso estamos trabajando, que barre varias de las di-
mensiones de los criterios básicos propuestos. Muchos programas vinculados a hábitat,
a mejoramiento urbano también dan cuenta de gestión democrática, de remuneración
y distribución (el tema del software) de recursos, transparencia y rendición de cuentas,
el tema del compromiso social, gestión democrática, cuando vemos cómo evolucionan
los proyectos de hábitat ahí se ve claramente, no de manera espontánea, pero si por la
propia naturaleza de los proyectos, ahí es donde aparecen estas dimensiones.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

No quiero dejar de mencionar una línea de financiamiento que estamos trabajan-


do desde hace dos años con el Instituto de la Producción Popular, al frente está Enri-
que Martínez, es un referente de todas estas temáticas. Este Instituto nos vino con la
propuesta de los Parques de Producción Social. Nosotros lo tomamos, nos pareció una
propuesta muy interesante porque estos parques son para decirlo muy rápido –espero
que Enrique no esté escuchando porque el IPP produjo un texto de 150 páginas para dar
cuenta de esto y yo lo quiero decir en tres palabras–, son algo semejante a un Parque
industrial pero para albergar empresas sociales, que se ajustan de manera muy per-
fecta al criterio de Precio Justo: es el precio de los productos, servicios, no se fija por
criterios de máximo lucro, si no que se establece un precio justo y social a partir de la
sustentabilidad económica del emprendimiento con el foco puesto en las necesida-
des comunitarias y con un excedente para sostener a aquellos que trabajan dentro del
emprendimiento. Esta es la definición perfecta de una Empresa Social que es lo que al-
bergaría un Parque de Producción Social. ¿Por qué nos interesa esta tecnología social?
Porque entendemos que es dar un salto cualitativo en la manera en que podemos inter-
venir desde el Ministerio de Ciencia, con un instrumento que en algún sentido supone
una intervención sistémica con participación del propio Ministerio de Ciencia, a veces
de gobiernos provinciales, municipios, sector académico.
En menos de un mes vamos a estar inaugurando el primer Parque de Producción Social
en la localidad de Tafí Viejo en Tucumán, empezamos a trabajar en un parque ladrillero
en San Juan, y estamos avanzando en dos proyectos con la provincia de La Pampa y en
Palpalá, Jujuy.

Dina Sánchez
Yo claramente no soy empresaria, no tengo ningún cargo, no soy funcionaria, soy una
mujer trabajadora de la Economía Popular que representa hoy a mi sector.
Quiero arrancar dejándoles como tarea, resaltar que dentro de la Economía Popular
organizada el 80% somos mujeres, y remarco esto porque siempre escucho hablar so-
bre cómo es la Economía Popular, y siempre es los planes, los planes… que tiene que ser
algo transitorio. Pero no nos olvidemos que hay una feminización de la pobreza y que
muchas de nosotras llegan a la Economía Popular y la eligen como parte de su vida, por-
que hay muchas cuestiones atrás que resolver, y las pudimos resolver de manera colec-
tiva y de manera comunitaria por eso es que seguimos insistiendo en que se reconozca
a la Economía Popular como parte de las economías, como una tercera pata, que pode-
mos convivir tranquilamente. La economía pública y el mercado privado ¿por qué no?
¿Por qué no podemos convivir? Porque hoy son ocho millones de personas que están
por fuera del sistema laboral, yo les puedo asegurar que, si hacemos un balance a fines
de 2023, no van a ser ocho millones, vamos a ser seguramente muchos más, porque hay
un sistema que excluye, entonces desde esa realidad tenemos que empezar a discutir.
Nosotros y nosotras, desde nuestro Sindicato, que agrupa a los y las trabajadoras de la
Economía Popular siempre decimos que tenemos que sentarnos a discutir con todo el
mundo, con todos los políticos, no importa el color, con empresarios, con los gobiernos

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

nacionales, provinciales, de Ciudad, que cuesta un poquito pero ahí seguimos intentan-
do. Pero ¿por qué? Porque nos parece importante que para hablar de políticas públicas
tienen que estar las y los protagonistas, porque si no, se sigue llevando adelante, se si-
guen diseñando políticas públicas, de estado desde la comodidad, desde un escritorio,
desde un despacho, muy alejadas de las realidades. Y seguramente son muchas dise-
ñadas con muy buena leche, pero alejadas de la realidad. Podría pasarme horas men-
cionando las consecuencias justamente de estas malas políticas cuando son diseñadas
desde una irrealidad, o de creer bueno, hago esto porque va a llegar. Pero hay un mon-
tón de complejidades que no se tienen en cuenta.
Entonces, yo creo que para partir como primer criterio para la construcción de políticas
públicas para la Economía Popular, tenemos que empezar a separar, por un lado, las po-
líticas de asistencia y por el otro políticas de desarrollo para la Economía Popular. Y ahí,
como sector hemos retrocedido, porque de verdad se sigue sosteniendo una idea nos-
tálgica y setentista, no realista de creer que vamos a volver a los años gloriosos de la Ar-
gentina donde había pleno empleo bajo relación de dependencia, sea en la economía
pública o en el mercado privado, pero eso no está pasando y vamos a tomar ejemplos
de hace muy poco, de la pandemia, y no lo dice Dina Sánchez, lo dicen las estadísticas,
lo dicen los números. Ocho millones de personas están dentro de la economía mal lla-
mada informal. ¿Y por qué digo que hemos retrocedido como sector? Porque el ochenta
por ciento de dirigentes políticos de distinto color incluso este gobierno del que somos

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parte, insisten en relacionar a la Economía Popular con planes sociales, o aún peor, la
economía de los pobres, la economía de los vagos, de quienes no quieren trabajar. Si se-
guimos diseñando políticas con ese pensamiento la estamos pifiando muchísimo.
Nosotros y nosotras venimos remarcando con mucho énfasis y decimos cifras porque
nos parece importante: Hay menos de un millón (y seguramente cuando termine la va-
lidación van a ser menos) de los mal llamados planes en Argentina. Y pareciera que nos
quedamos ahí discutiendo como si ese fuera el problema, ¿por qué no discutimos los
ocho millones de personas que están por fuera del sistema laboral?
Nosotros y nosotras creamos herramientas como el RENATEP, por ejemplo, que hoy tie-
ne casi cinco millones de personas anotadas, personas que entran solitas a la página y
se anotan, que están registradas en Economía Popular. Es claro que, con estas cifras, no
hay personas que no trabajen en Argentina; bueno, puede haber el uno por ciento de la
población que nace en cuna de oro, que vive de sus rentas, que pueden estar mirando
Netflix en sus casas con aire acondicionado, rascándose la panza, pero les puedo ase-
gurar que no son estos ocho millones de personas. El problema en la Argentina es que
hay trabajo sin derechos; que hay trabajo sí, porque la gente se lo inventa, pero no hay
derechos, Y ahí, nosotros y nosotras desde la UTEP pudimos construir nuestro Sindi-
cato. Estamos convencidas que somos parte de esa clase trabajadora y nos llamamos y
nos reconocemos como parte de la Economía Popular. Pero ahí también hacemos una
diferenciación, y no por hacerle el feo a la Economía Popular en su totalidad, sino por-
que nos llamamos parte de esa Economía Popular organizada. Así construimos nuestro
Sindicato, tenemos nuestras ramas de trabajo, tenemos nuestras Unidades Producti-
vas. Nos parece importante resaltar, empezar a ser realistas, si nosotros partimos de
esta realidad vamos a poder discutir realmente políticas públicas que lleguen a la po-
blación. Es claro que necesitamos muchas políticas en este contexto. Primero porque
tenemos que mentalizarnos que el mundo del trabajo cambió. En el mundo, no sólo
en Argentina; particularmente aquí por lo que estamos atravesando. Nosotros veni-
mos teniendo propuestas en lo urgente, donde seguimos insistiendo que se necesita
una política como el Salario Básico Universal para que ninguna persona sea indigen-
te en la Argentina, y por otro lado una política de Estado que ayude al desarrollo y al
fomento de la Economía Popular. Porque nosotros, en los dos años más complicados
de la pandemia, y lo digo con muchísimo orgullo, demostramos la enorme capacidad
que tenemos para trabajar, para reorganizar nuestro trabajo, y fuimos nosotros, funda-
mentalmente nosotras las que sostuvimos todo ese trabajo colectivo y comunitario en
los barrios. Porque yo no vi a ningún dirigente político, yo no vi a ningún empresario ir a
mover la olla. Demostramos que tenemos capacidad para construir viviendas, para re-
orientar nuestro trabajo en la producción, por ejemplo, en la producción de barbijos,
empezamos a hacer artículos de limpieza cuando se necesitaba para mantener nues-
tros espacios abiertos.
Actualmente, trabajamos fuertemente en la producción de guardapolvos, en la produc-
ción de zapatillas de borcegos y también trabajamos muchísimo, y voy a resaltar esta
rama, en la rama socio-comunitaria, esos trabajos de cuidado, colectivos, comunitarios
que hoy pareciera que no existieron, y que sin ellos las economías no podrían moverse,

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no podrían seguir adelante, y en su gran mayoría son sostenidos por mujeres. Y ese tra-
bajo no es reconocido, ni económicamente ni públicamente, solamente es “¡qué buen
trabajo hicieron!”, la palmadita en el hombro, la fotito, pero no hay un reconocimiento
real. Y ahí me parece que tenemos que trabajar fuertemente porque muchas veces se
cree que no hay un valor económico, pero en la Economía Popular hay un valor social y
ambiental que lo tenemos en cuenta y también queremos discutir eso.
Claramente estamos dispuestos y dispuestas a trabajar con funcionarios, con las em-
presas, con las universidades y ya lo venimos haciendo. Les voy a traer el ejemplo del
CONICET: nosotras hicimos barbijos y trabajamos de manera conjunta pero esa expe-
riencia se truncó. Otra experiencia que quedó trunca hace más de diez años cuando
construimos la CTEP, fue esta discusión de que el Estado tiene que comprarle a las coo-
perativas, y sin embargo es una discusión que todavía la seguimos llevando adelante y
no se realiza en su totalidad.
Hay tres tareas que tenemos que llevarnos: Reconocer a la Economía Popular, y es cier-
to cuando nosotros y nosotras decimos que la Economía Popular llegó para quedarse,
hay que reconocer al sector, y si nosotros hacemos esa tarea del reconocimiento, vamos
a tener que trabajar fuertemente para garantizar derechos y salarios dignos para los
y las trabajadoras de la Economía Popular; es más hoy en día esas políticas tendrían
que estar discutiéndose en el Ministerio de Trabajo y no en el Ministerio de Desarrollo
Social. Tenemos que hacer políticas reales que fomenten el desarrollo de la Economía
Popular, y por supuesto que ahí tenemos a la tecnología. También trabajamos en la pro-
ducción y comercialización de alimentos porque hoy comer en la Argentina se ha vuel-
to un privilegio, y no solamente para los sectores populares, inclusive para los sectores
asalariados. Ahí también llevamos una propuesta, pero parece que se respeta más el
acuerdo entre caballeros, y eso tampoco pasa.
Quiero resaltar el enorme trabajo que venimos llevando adelante y hay que reconocerlo.

Gustavo Grobocopatel
Hace como cuatro años que estoy cerca de algunos grupos de la economía popular en
algunos proyectos que estamos haciendo con la agricultura familiar, y eso me permite
ser un testigo de algunas cuestiones con respecto a éxitos, desafíos y la problemática de
esos grupos en particular. De modo que mi conocimiento es muy limitado y especifico.
Vivimos en tiempos turbulentos y volátiles, no se sabe muy bien lo que va a pasar y
cuando sabemos, en pocos meses aparecen cosas nuevas. Un proceso que no solo se vi-
ve en Argentina, sino también en el mundo. Pero en Argentina hay menos herramien-
tas que en muchos otros países del mundo como para poder atender los problemas
vinculados y se generan procesos de exclusión, como decía Juan, a la falta de techo, tie-
rra, y trabajo; y eso genera precarización e informalidad. El punto de discusión es como
vamos a resolver esto y en qué tiempo, o en todo caso, si se puede resolver. Yo creo que
la economía popular es una herramienta muy buena como para ayudarnos a resolver-
lo y me parece importante que la economía popular sea una política de Estado. Que no

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dependa de un partido político, de un gobierno de turno o de una situación económica;


que haya una dirección clara, acordada entre todos los sectores vinculados e interesa-
dos en el tema, y que para que haya una política de Estado, tenemos que conversar mu-
cho sobre estas definiciones que ustedes traen a la discusión desde la RITEP.
El primer punto de debate es si la economía popular es un puente o vino para quedar-
se. Y quizá la respuesta sea las dos cosas. Para algunos un puente hacia una salida la-
boral de inclusión y generación de derechos, que se de en algunas de las actividades
actuales de la economía popular o por fuera de las actividades actuales. Me imagino,
por ejemplo, que todo lo que está vinculado con el cuidado son empresas que van a
crecer muchísimo en el futuro porque la gente llega a ser más vieja; y esa será una de-
manda muy creciente en la sociedad y seguramente será muy bien remunerada. En-
tonces ahí, la pregunta es ¿cómo vamos a atender esa demanda sobre el cuidado? ¿Si
la vamos a atender con organizaciones sociales o cooperativas, vinculadas a estos va-
lores que presenta la RITEP o se van a armar empresas de servicios? Me parece que no
se trata de si es una cosa o la otra. En la medida en que uno trata de limitar o de defi-
nir demasiado, le quita libertad de elección o de opción a la gente, y eso puede llegar
a ser peligroso, básicamente. Si solamente vamos a atender el cuidado desde organi-
zaciones cooperativas, por ahí hay gente que no quiere, no le gusta o prefiera trabajar
de otra manera, con otra forma de organización; y hay que dar la oportunidad, tam-
bién, de que la gente lo pueda hacer. No todo lo cooperativo siempre es bueno y tam-
poco todas las empresas son malas. Nosotros tenemos distintos tipos de empresas.
Con fines de lucro, sin importar los límites, pero también empresas sociales, con obje-
tivos y propósitos particulares, dentro del formato empresa. Sabemos que hay coope-
rativas que funcionan muy bien, pero hay cooperativas, que sabemos que son sellos
de goma, que sabemos que se han hecho para formalizar alguna cuestión de acceso
a algún derecho. Si la economía popular llegó para quedarse, yo creo que, de alguna
manera, quiere decir que vamos a seguir teniendo siempre problemas de exclusión
y precarización y entonces va a ser siempre necesaria la economía popular porque
siempre vamos a tener esos procesos. Yo soy optimista. Obviamente que la realidad
me pegó en contra, pero soy optimista porque creo que si hacemos las cosas bien, en
un futuro no tan lejano, más rápido que en 15 o 20 años, vamos a lograr formalizar a
esa gente, crear trabajo digno y sustentable en el tiempo y vamos a generar amplia-
ción de derechos.
Nosotros a veces confundimos. (Desde mi punto de vista y tómenlo como decía un ami-
go: un punto de vista es la vista en un punto) Creo que tenemos un problema, no porque
seamos capitalistas sino porque nos falta capitalismo. Y déjenme explicarlo brevemen-
te. No existe capitalismo sin un Estado de calidad. O sea, el Estado argentino no está
preparado para facilitar los procesos del sistema capitalista. No existe capitalismo si no
hay competencia, si no hay mercados. Si hay monopolios es imposible que exista el ca-
pitalismo. Nosotros pensamos que la culpa es por el capitalismo, pero desde mi punto
de vista es por la falta de capitalismo. Si nosotros lográramos mejorar la calidad del Es-
tado, de los bienes públicos y demás, yo creo que podríamos salir más rápido de lo que
pensamos.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Hay algunas cuestiones que tienen que ver con los puntos que se tratan, que son dignos
de debatir, y yo ahí tengo más preguntas que respuestas, a partir de la experiencia que
yo tuve. ¿Cuál es la forma ideal de organización de la economía popular? ¿Son las em-
presas sociales, las cooperativas? ¿Cómo funcionan? ¿Con que descripciones? Sobre el
tema tecnológico y operativo: ¿Cómo es la gestión de la tecnología? ¿Cómo se incorpora
la investigación y el desarrollo? ¿Puede ser la tecnología amiga de la economía popular
y contribuir a la generación de derechos? Yo creo que sí. Soy un tecnófilo. Pero también
es una duda. Porque si usamos mal la tecnología puede ser que eso excluya. Y si la usa-
mos bien, puede incluir.
El precio, que en su definición dice que es el costo más un plus; más allá de la compleji-
dad, y la diversidad de opiniones, porque el costo es variable, por ejemplo, debido a la
productividad. Hay cooperativas que tienen un costo y cooperativas con otro, de modo
que ya tenemos una base desde la cual no podemos discutir. Pero ¿Cuál es el plus? Hay
momentos del año que con ese sistema te van a comprar y gente que no. Vos definís el
precio, pero el cliente decide si compra o no. Nosotros tenemos muchos problemas, en
la agricultura familiar, para vender y para desarrollar la parte comercial.
Son preguntas. Gracias por la posibilidad.

Magdalena Villegas
Un agradecimiento especial a la invitación a la RITEP a este tercer encuentro nacional y
también a este panel, del cual siento un honor participar, y espero que podamos hacer
un intercambio muy rico, incluso para mí, que me toca estar acá también. Actualmente
soy directora de la economía popular, en la ciudad de Buenos Aires, y vengo a represen-
tar al Ministerio de Desarrollo Humano. Cuando nos hicieron la invitación, con María
Migliore, elegí de esos seis puntos uno que me disparó pensar algo que para nosotros es
súper diario y está vinculado a algo que ya venimos desarrollando en la Ciudad, que es el
trabajo en red con la economía popular, que es el punto cinco que se llama justamente
compromiso social, y que es su título, que lo voy leer explícitamente para disparar al-
gunas reflexiones que me generaron y compartir algunas ideas de lo que venimos lle-
vando adelante y desarrollando en la Ciudad: Se asume el compromiso de participar
activamente de organizaciones y redes porque se considera que las unidades producti-
vas de la economía popular se potencian y desarrollan a partir de la cooperación mutua
fortaleciendo al sector y a sus integrantes cuando se trabaja en red, cuando se promue-
ven acuerdos con los distintos actores de la comunidad en la que se insertan. Y aquí hay
un punto que me parece súper relevante: Para poder potenciar y desarrollar las unida-
des productivas de la economía popular, que no es solamente el trabajo en red entre las
unidades productivas sino también entre unidades productivas y organizaciones, en-
tre unidades productivas y universidades, unidades productivas y empresas. Y eso es
un poco lo que nosotros venimos desarrollando a partir de la estructuración de la polí-
tica pública en la ciudad, específicamente para este sector, porque entendemos que so-
lamente a partir de la vinculación de este sector con los actores de toda la comunidad

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

se puede dar, verdaderamente, la integración productiva, que es justamente lo que nos


convoca al encuentro de hoy.
Desde la mirada de la integración productiva es que desde la ciudad venimos desarro-
llando una política pública específicamente para la economía popular que se piensa
desde el rol que tiene la política social para acompañar, además de las políticas macro-
económicas, que son las que al final del día van a determinar si están dadas las condi-
ciones o no para el crecimiento y el desarrollo, como también desde abajo hacia arriba,
desde el diseño de la política social pensada en clave económica, en clave productiva y
en clave de generación del trabajo, este sector, más marginado, más excluido del sis-
tema económico formal puede ir progresivamente generando autonomía económica y
en definitiva mejores condiciones de vida para sus trabajadores.
Me tomo, simplemente, algunos minutos, para compartirles cual fue el abordaje de
estructuración acá en la ciudad. Nosotros no teníamos un marco normativo hasta di-
ciembre de 2020 que estructurara el abordaje. Nosotros en 2020 sacamos una ley de
impulso a la economía popular, de impulso a la economía social, pudimos generar por
primera vez un registro para entender cuáles eran las características de estas unidades
productivas, en qué condiciones trabajaban, y además dejar institucionalizada, cree-
mos hoy una política pública que piense específicamente las condiciones de desarrollo
del sector.
Hoy en la ciudad hay más de cuatrocientas quince mil personas aproximadamente,
que forman parte del sector, y entendemos que las unidades productivas de este sector

77 | Reflexiones de la mesa de cierre del Encuentro Nacional de la RITEP VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

enfrentan tres grandes barreras que son estructurales y para las que hemos diseñado
abordajes específicos. Uno bien vinculado con la producción y hemos creado herra-
mientas específicas para fortalecer la producción. Otro vinculado con el acceso al finan-
ciamiento y a la importancia de generar herramientas que permitan invertir para crecer
y uno, tercero, al que le dedicamos mucho tiempo, y tiene que ver con la generación de
nuevos mercados y de nuevas vías de comercialización, tanto con el sector público co-
mo con el sector privado.
Me tomo unos minutos para explayar cada uno de estos ejes, para después cerrar con
una idea más. En términos del fortalecimiento de la producción, nuestro abordaje no
es simplemente desde los procesos productivos en sí mismos, desde los que venimos
trabajando, sobre todo con el sector textil, el gastronómico y el gráfico, en la logística y
el cuidado sino también con la asistencia técnica en términos de la gestión y adminis-
tración de esas unidades productivas, con la mirada en poder generar sostenibilidad,
lo cual muchas veces, aún, sigue siendo un desafío para las unidades productivas de la
economía popular, y eso lo hacemos en conjunto con universidades, organizaciones de
la sociedad civil y también con empresas. Nos parece súper importante el rol que tie-
nen, muchas veces, las empresas en incubar y acelerar procesos que nosotros acom-
pañamos. En segundo lugar, en término de financiamiento, todos sabemos que los
emprendimientos de las cooperativas de este sector requieren poder acceder a finan-
ciamiento para invertir y poder crecer y que este sector tiene una brecha de acceso al
sistema financiero tradicional muchísimo más grande que el que tienen otros sectores
de la economía en la Argentina y que se requiere que el Estado diseñe herramientas pa-
ra achicar esa brecha y para generar un mayor acceso. Simplemente traigo una expe-
riencia que se desprende de esta ley de economía social y popular, que les contaba que
es un fideicomiso que creamos, el FONDES, que es el fondo de desarrollo de la econo-
mía social, que justamente se fondea a partir de capital privado y público que de ma-
nera mixta pretende generar crédito productivo para las unidades productivas, de
manera más ágil y accesible, incluso con tasas más accesibles. También venimos traba-
jando con bancos y financieras tradicionales para generar líneas de créditos específicas
para el sector. Y en tercera instancia, la importancia de la comercialización. Pensar per-
manentemente en cómo generamos la inserción de productos y servicios de este sector
a nuevas cadenas de valor. En este caso concreto de la ciudad, lo venimos trabajando
tanto en términos de mercado privado como de mercado público. Ahí, simplemente les
traigo dos pequeñas experiencias. A partir de esta ley para la economía social creamos
un marco normativo específico para que las unidades productivas de la economía po-
pular puedan participar de compras y contrataciones del gobierno de la ciudad, enten-
diendo que ahí hay una oportunidad de mercado para insertar productos y servicios, no
solo para ampliar la comercialización del sector, sino también entendiendo que los Es-
tados tienen que tener una responsabilidad de incorporar criterios de sustentabilidad
en sus procesos de compra y contratación donde además de la eficiencia económica se
incorporen criterios de impacto social, de generación de trabajo y de impacto ambien-
tal. Y algo muy similar venimos haciendo también con una red de empresas grandes
con las que trabajamos, que progresivamente vienen incorporando al sector a sus ca-
denas de valor. Una pequeña experiencia ahí es la que desarrollamos con una empresa,

78 | Reflexiones de la mesa de cierre del Encuentro Nacional de la RITEP VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Accenture, que viene acompañando mucho nuestra mirada de desarrollo, a través de


una plataforma virtual (Valor Popular) que les permita a las empresas y también a los
consumidores finales, poder visualizar en un lugar sencillo y ágil, toda la oferta que tie-
ne el sector para proveer, intentando que justamente, todas esas alianzas comerciales
después se puedan sostener, incluso también, prescindiendo de la política que le acerca
el Estado. Obviamente esto que conté de manera muy esquemática y sencilla, en la rea-
lidad es más compleja, porque se entrelaza y no se puede pensar la comercialización
si no se piensa en el acceso al financiamiento para sostener esos saltos de crecimien-
to. Tampoco la apertura de nuevos mercados o de vinculaciones con alianzas grandes
si no hay equipos técnicos que puedan acompañar la inserción de productos competi-
tivos, de calidad y que se les animen a mercados nuevos, pero si me parece importante
cerrar destacando que nuestra mirada tiene permanentemente puesto en el horizonte
la integración productiva de este sector, de manera plena, a la economía y el mercado
formal, pensando que aumentando su productividad, generar democratización en el
acceso a los mercados y pensar la manera más sostenible en términos de tiempos de in-
serción, es lo que al final del día va a poder generar autonomía económica de las perso-
nas que conforman estas unidades productivas y en definitiva, mejores condiciones de
vida para sus trabajadores.

79 | Reflexiones de la mesa de cierre del Encuentro Nacional de la RITEP VOLVER AL ÍNDICE


Recuperación, Reciclado y Servicios Ambientales
LOS LÍMITES NORMATIVOS DE LA ECONOMÍA POPULAR
Juan Grabois

El sistema económico mundial actual muestra, en las últimas décadas, una acelera-
ción de los procesos de concentración de la riqueza y desigualdad social. De modo
que, uno de los problemas sociales más acuciantes es la destrucción de la perspectiva
de una vida estable basada en un empleo honesto, con protección laboral, remuneración
digna y seguridad social. La demanda de trabajo asalariado es cada vez más restrictiva y
precaria. No debe sostenerse la falsa ilusión de que se retornará a los niveles de empleo
registrados en la década del 50, menos aún en países periféricos y dependientes como el
nuestro. La desaparición paulatina de la sociedad salarial es irreversible.
En nuestro país, a esta situación se suma la existencia de un núcleo social que lleva tres
generaciones sin empleo convencional, espacialmente segregado vulnerado en sus
más elementales derechos, con bajo nivel de educación formal y de capacitación técni-
ca. Estos trabajadores y trabajadoras producen su existencia en un subsistema laboral
precario, disociado de la racionalidad empresarial contemporánea. A ese sistema se lo
denomina de economía popular.
La economía popular genera entre 3 y 6 millones de puestos de trabajo, según la de-
finición que se emplee. Estos trabajadores pagan impuestos por su consumo, aportan
al producto bruto interno y producen un impacto socio-ambiental positivo. Sin embar-
go, solo un 10% está organizado a través de diversos movimientos populares y cuenta
con algún tipo de derecho laboral, como salario social complementario, monotributo u
otros. Específicamente, llamamos economía popular al conjunto de actividades econó-
micas que desarrollan los trabajadores descartados del mercado laboral. Se lleva a cabo
en unidades productivas dotadas de medios de producción accesibles y están organiza-
das con marcados rasgos de cultura popular.
Los trabajadores de este sector no están amparados por la legislación protectora del
derecho laboral convencional, y las unidades productivas no tienen regulación alguna.
Recientemente, y solo en virtud de las luchas sociales y la presión constante de los mo-
vimientos populares, se conquistaron algunos derechos para el sector.

Desarrollo productivo
El desarrollo de la economía popular tiene como célula básica las unidades producti-
vas. Llamamos unidades productivas a las cooperativas, asociaciones, colectivos y nú-
cleos de base que conforman la economía popular, bajo distintos niveles de desarrollo
organizacional y complejidad técnica. A efectos analíticos, las dividimos en tres niveles:
Nivel 1: consiste en el desarrollo espontáneo de una actividad de subsistencia con una
mínima proporción de capital constante. En el ámbito urbano, se realizan con instru-
mentos y materiales descartados o de bajo coste, en unidades productivas situadas en
espacios públicos o domiciliarios. En el ámbito rural, se desarrollan en tierras comuni-

81 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

tarias, fiscales o en minifundios arrendados. El grueso de las (proto) unidades producti-


vas están en esta instancia de desarrollo.
Nivel 2: consiste en la organización comunitaria de un colectivo para realizar una nueva
actividad o mejorar una actividad laboral preexistente. Busca garantizar el derecho al
trabajo ante las frecuentes persecuciones que sufre el sector y dotar a sus trabajadores
de niveles básicos de derechos y condiciones laborales. Implica cierto grado de organi-
zación gremial. En general, conlleva el mejoramiento técnico de las unidades producti-
vas, colectivizando algunos aspectos del proceso de trabajo.
Nivel 3: consiste en el desarrollo de las unidades productivas a niveles semejantes al
del sector privado competitivo, ya sea por condiciones técnicas, infraestructura, escala
de producción o niveles de productividad. Esto supone niveles salariales superiores al
salario mínimo, vital y móvil.

Economía popular organizada


La economía popular tiene una creciente fracción organizada a partir del desarrollo de
los movimientos populares. Los movimientos han cumplido una doble función: la re-
presentación sindical del sector y la organización de la producción popular.
En el primer aspecto, la experiencia más avanzada es la Confederación de Trabajado-
res de la Economía Popular (CTEP) que agrupa a los trabajadores de las principales
organizaciones populares del campo y la ciudad, entre ellas, el Movimiento Evita, el
Movimiento de Trabajadores Excluidos, el Movimiento Popular La Dignidad, la Coordi-
nadora de Trabajadores Desocupados (CTD) Aníbal Verón, el Movimiento Nacional de
Empresas Recuperadas, el Movimiento Nacional Campesino Indígena, la Unión de Tra-
bajadores por la Tierra, la Organización Libres del Pueblo, la Organización Los Pibes, la
Organización Octubres, entre otras, con un total de más de 300.000 afiliados y afilia-
das. Asimismo, ha tejido una alianza sólida con otras organizaciones similares como la
Corriente Clasista y Combativa (CCC), Barrios de Pie, el Frente Darío Santillán y el Frente
de Organizaciones en Lucha que reúnen más de 150.000 trabajadores y trabajadoras.
A su vez, existen buenos vínculos con otros actores del sector que, aun sin haber com-
partido la estrategia planteada por la CTEP, mantienen entre sí una relación fraterna
y solidaria. Están agrupados en la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo
(CNCT ), el Polo Obrero, el Bloque Piquetero, el Frente Milagro Sala, entre otros, y repre-
sentan a más de 50.000 trabajadores y trabajadoras.
La representación sindical de la CTEP ha sido reconocida mediante Personería Social N° 1
otorgada en diciembre de 2015 por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Na-
ción, que le reconoce facultades de representación semejantes a las de un sindicato tra-
dicional. No obstante, en la práctica, la CTEP no ha sido convocada, por ejemplo, a los
Consejos del Salario Mínimo, Vital y Móvil ni se le ha permitido la fundación de su pro-
pia obra social en el marco de la Ley Nº 23.660.
Cada movimiento ha organizado la producción popular y constituye, en los hechos, una
unidad de coordinación, gestión y representación frente al Estado, en relación con las uni-

82 | Los límites normativos de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

dades productivas que cada movimiento desarrolló o incorporó dentro de su estructura.


Podemos denominar a estas unidades ejecutoras grupos de producción popular (GPP).
Los movimientos son, por lo tanto, verdaderas unidades administrativas y de gestión
de asuntos comunes para sus unidades productivas asociadas. Cada uno de ellos se fue
constituyendo a partir de años –y en ocasiones, décadas– de luchas compartidas. Se
sostienen fundamentalmente por la confianza entre trabajadores y militantes de cada
agrupamiento. Los lazos interpersonales, los usos y costumbres, pesan más que los es-
tatutos y actas. Algunos cuentan con una extensión territorial nacional, y están integra-
dos por cientos o miles de unidades productivas; otros, son movimientos locales y están
integrados por algunas decenas. En general, los movimientos son grupos con prácticas
heterogéneas; algunas más comprensibles desde la técnica administrativa tradicional
y otras totalmente ajenas a ella; algunas con fuerte arraigo territorial urbano y alto de-
sarrollo de una política de producción popular, otras con presencia significativa en zo-
nas rurales o comunidades originarias. Lo cierto es que todos los movimientos cumplen
una función valiosa en la gestión de la economía popular organizada.

La política nacional para la Economía Popular


Hacia el pleno reconocimiento de los trabajadores y las trabajadoras
de la economía popular

A. Ampliación de derechos
1. Salario social complementario (SSC). Se define como salario social al ingreso
que percibe el trabajador por su actividad en la economía popular. Recibe la de-
nominación social porque, a diferencia de otros sujetos que ejercen una activi-
dad, el ingreso es de carácter alimentario. A su vez, el salario total que percibe
el trabajador está formado por tres componentes: uno directo que surge de los
ingresos que obtiene por su actividad en la economía popular –por ejemplo, un
cartonero por la venta de lo reciclado, o un horticultor por la venta de sus culti-
vos–; otro es el salario complementario, que implica un reconocimiento econó-
mico de carácter público, y, por último, un salario indirecto que supone todas las
prestaciones no dinerarias.
El SSC cuenta hoy con un reconocimiento normativo, y está destinado a com-
plementar los ingresos de los trabajadores y trabajadoras de la economía po-
pular que se encuentran en situación de alta vulnerabilidad social y económica.
Su finalidad es contribuir a satisfacer las necesidades básicas de los beneficia-
rios y sus familias, y promover el sostén y sustentabilidad de los proyectos so-
cioproductivos. El importe del SSC se establece como el 50% del salario mínimo
vital y móvil.
2. Seguro de riesgos del trabajo. Los trabajadores de la economía popular no pue-
den contar con un seguro de riesgos del trabajo, ya que la Ley Nº 24.557 excluye
expresamente a todos los trabajadores que no se encuentren en relación de de-
pendencia. Si bien el Poder Ejecutivo tiene la facultad de incorporar otro tipo de

83 | Los límites normativos de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

trabajadores, a la fecha no ha contemplado a aquellos pertenecientes a la eco-


nomía popular. El trabajador o trabajadora solo puede contratar la cobertura de
un seguro de accidentes personales que no llega a dar cobertura a la gran mayo-
ría de las prestaciones establecidas por la ley, como ser los salarios caídos ante
un accidente laboral. Se propone incorporar a los trabajadores de la economía
popular como sujetos beneficiarios, mediante una regulación especial que es-
tablezca una alícuota única del monto del SSC vigente.
3. Obra social. La plena cobertura de un seguro de salud, adaptado a las necesida-
des propias que tienen los compañeros, que muchas veces no están contempla-
dos por las obras sociales tradiciones o sindicales. Se debe autorizar el funcio-
namiento de la obra social del gremio de la CTEP y un régimen que reemplace
al monotributo social, que permita acceder en forma rápida, ágil y sencilla a
una cobertura digna, sin esperar de tres a seis meses y realizar cientos de trá-
mites innecesarios para ser esclavos del sistema perverso de la seguridad social.
4. Plena cobertura de jubilaciones y pensiones. Todos los trabajadores deben con-
tar con la plena cobertura de las prestaciones de la seguridad social. El retiro
por invalidez, las pensiones por fallecimiento y las jubilaciones mínimas del sis-
tema contributivo son derechos legales reconocidos por el art. 14 bis de la Cons-
titución Nacional y la Ley Nº 27.345. Por ello, es necesario que se sancione un ré-
gimen único, ágil y práctico para el sector.
5. Régimen de licencias pagas. Resulta necesario establecer un régimen de licen-
cias similar al vigente para el resto de los trabajadores en relación de depen-
dencia. Una compañera artesana de la economía popular con un embarazo de
ocho meses debe continuar al frente de su puesto en la feria para garantizar in-
gresos de carácter alimentario porque no existe un fondo de licencia que le per-
mita obtener el equivalente durante el período de parto.
6. Plena cobertura de asignaciones familiares. Es necesaria la extensión de todas
las asignaciones familiares a los trabajadores de la economía popular. La Asig-
nación Universal por Hijo, la Asignación Universal por Embarazo y la ayuda es-
colar anual, hoy universalizadas, han sido un verdadero avance en este sentido.
Sin embargo, a los trabajadores de la economía popular no se les reconoce, por
ejemplo, ni la asignación por matrimonio ni la asignación por maternidad.
7. Seguro de sepelio.
8. Desarrollo de un estatuto base para el trabajador de la economía popular que
estipula derechos y obligaciones.

B. Organización sindical
1. El reconocimiento de la CTEP como sindicato nacional del sector. Es imperioso
que se reconozca a la CTEP como un sindicato único de primer grado que agru-
pe a todas las ramas de actividad de la economía popular. Debe encuadrarse en
el marco general de la Ley de Asociaciones Sindicales.

84 | Los límites normativos de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

2. El reconocimiento de los delegados nacionales y provinciales de rama. La insti-


tucionalización del sindicato permitirá jerarquizar a los delegados nacionales y
provinciales de la CTEP como legítimos representantes de los trabajadores or-
ganizados. Es importante destacar la importancia del reconocimiento sindical
para las discusiones generales sobre política pública hacia el sector, en particu-
lar, de los cuerpos de delegados para la negociación del Plan de Desarrollo y las
cuotas de trabajo de cada sector.
3. El pago de un aporte del 3% del SSC por trabajador afiliado. Debe establecerse
un marco normativo que legitime el aporte por trabajador afiliado al sindicato,
para aquellos que se encuentran afiliados a la Confederación.

La institucionalización de los movimientos como unidades ejecutoras


de economía popular

A. Institucionalización de los grupos de producción popular


1. Reconocimiento jurídico. La propuesta se sostiene en la necesidad de establecer
un marco normativo idóneo, moderno y adaptado a los requerimientos del sec-
tor. El reconocimiento de los grupos de producción popular adecuados a la ne-
cesidad de trabajar en la integralidad de la economía popular.
2. Régimen administrativo-contable racional, simple, adaptado a la cultura popular,
transparente y digital. La complejidad actual de los requerimientos legales y ad-
ministrativos, junto a la falta de planificación a largo plazo, hacen que la adminis-
tración de los programas de desarrollo de la economía popular sean ineficientes,

85 | Los límites normativos de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

poco transparentes y de ejecución segmentada. En la actualidad, los acuerdos se


llevan adelante a través de convenios que dan lugar al desembolso de subsidios.
Para recibir subsidios por convenio y trabajar en la integración socio-urbana de
barrios populares se requieren diversas personerías jurídicas, según el objeto so-
cial de la entidad y el programa que se necesite gestionar. La realidad es que una
misma organización trabaja en la recuperación de adictos a las drogas, organiza
grupos de trabajo para la gestión de residuos o mantiene un bachillerato popular
para culminar ese ciclo educativo, entre múltiples actividades.
Para esto, se debe poseer diversas personerías, lo que implica una clave única
de identificación tributaria (CUIT), cuenta bancaria, presentaciones periódicas de
la documentación obligatoria en los órganos de fiscalización –declaraciones los
subsidios no se pagan porque falta una documentación o alguna personería tu-
vo un determinado problema burocrático. Entonces, las obras se paralizan, los
montos pierden valor por la inflación, se generan rispideces entre la organiza-
ción y el Estado, lo que deriva en descontento social. Asimismo, ciertos conve-
nios son muy específicos y no contemplan las necesidades reales de la econo-
mía popular y sus trabajadores. Para cumplir con la burocracia solicitada se
requiere de una administración semejante al Estado, y exclusiva para cada con-
venio, lo que implica un gasto que no está previsto y provoca una sobrecarga
en las organizaciones. Estas no tienen formas institucionalizadas de generar in-
gresos, pero aun así deben dar respuesta a una gran cantidad de problemas téc-
nico administrativos que los trabajadores por sí mismos no pueden resolver.
A su vez, una mayor burocracia no garantiza un mayor control. El Estado exige
presentar planillas con todo tipo de información jamás verificada, cuando sería
más efectivo que tuviese presencia real en el territorio, con apoyo técnico o con
controles a través de medios digitales, para la efectiva realización de las obras
o actividades pautadas. Por los motivos descritos, se propone la reforma com-
pleta de la regulación vigente para la ejecución de los proyectos de la economía
popular a través de un marco regulatorio adaptado a la realidad del sector, y no
una “ficción administrativa” que tranquilice al funcionario de turno.
3. Financiamiento público por proyecto a través del GPP Es indispensable refor-
mar el esquema administrativo y jurídico vinculado a la concreción de los pro-
yectos. Se necesita un financiamiento acorde con cada proyecto, que tenga en
cuenta la necesidad real para ejecutar con eficiencia los proyectos de las GP.
4. Asignación de un técnico-jurídico responsable Se propone un régimen de res-
ponsabilidad civil y penal encabezado por un responsable técnico y jurídico re-
munerado por el Estado. Este será el encargado de su acompañamiento, certi-
ficación y contralor, para garantizar así la correcta gestión de los recursos y el
cumplimiento del estatuto del trabajador de la economía popular, siendo res-
ponsable civil y penalmente por la veracidad de sus informes ante la autoridad
de aplicación.
El desarrollo de un contrato social de producción popular

86 | Los límites normativos de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Cada año, la autoridad de aplicación presentará ante el presidente de la Nación


el contrato social de producción popular firmado con las organizaciones del
sector, en el que se fijarán los objetivos productivos del sector, las acciones de
gobierno, los compromisos de los GPP y el presupuesto público estimado, te-
niendo en cuenta el desarrollo de cada una de las ramas y regiones.

Antecedentes normativos:
• Resolución Nº 32/2016 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación.
• Ley N° 27.345 de Emergencia Social y Economía Popular.
• Decreto N° 159/2017 (reglamentación de la Ley de Emergencia Social).
• Resolución N° 01/2017, con firma conjunta del Ministerio de Desarrollo Social
de la Nación, del Ministerio de Hacienda y del Ministerio de Trabajo y Seguri-
dad Social de la Nación.
• Ley N° 27.453 de Régimen de Regularización Dominial para la Integración Socio
Urbana.

87 | Los límites normativos de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


LA INSTITUCIONALIDAD DE LA ECONOMÍA POPULAR
Alexandre Roig2

La institucionalización de las organizaciones de la economía popular logró que hoy


ocupen un espacio dentro del Poder Ejecutivo y el Legislativo, pero eso no ocurrió en el
Poder Judicial, ¿está en marcha ese proceso?
La institucionalización de las organizaciones de la economía popular tiene dos grandes
dimensiones que están conectadas. La primera, sobre la cual nosotros trabajamos mu-
cho, es evidenciar que la economía popular implica identificar una nueva relación entre
capital y trabajo.
En la Argentina, el mundo del trabajo –por prácticas políticas que tienen que ver con
tradiciones sindicales y peronistas– estuvo marcado por un proceso muy específico.
Debido a eso, el desempleo fue, en primer lugar, asociado a la idea de trabajo y rápi-
damente devino en trabajadores que generan su propio trabajo, su propia fuente de in-
greso, que después se llamó trabajadores de la economía popular.
Hoy lo que identifica a los trabajadores de la economía popular es una relación social
conflictiva con el capital a pesar de ser trabajadores sin patrón. En otros términos, se
trata de un trabajador sin patrón, pero explotado. Un trabajador con un patrón oculto.
Es decir, los procesos de explotación están invisibilizados. La invisibilización de los pro-
cesos de explotación es una de las grandes características del mundo del capitalismo
financiero no solamente para los trabajadores de la economía popular, sino para todos
los trabajadores. Este país está sobreendeudado y el pago de la deuda externa se hace
con el trabajo de todos y todas, y eso es un proceso de explotación financiera indirecta.
Nadie identifica al FMI o a los bonistas como patrones ocultos. Sin embargo, técnica-
mente lo son. Esta es una característica muy importante del mundo financiero.
Institucionalizar es básicamente organizar un conflicto entre dos partes, en el cual hay
una mediación. El Estado, en esa nueva configuración de trabajo del régimen de orga-
nización actual, es una forma de mediación entre capital y trabajo. Ahora, hay varias
formas de pensar un conflicto para que, institucionalizado, produzca una transforma-
ción social. Eso implica modificar la relación de fuerzas; y esa es la segunda dimensión
de la institucionalidad que se debe considerar. De lo contrario, la idea de instituciona-
lidad pareciera ser una idea conservadora, el encuentro de un equilibrio. Nuestro con-
cepto no es un concepto de equilibrio, sino una reorganización en la relación de fuerzas.
Con lo cual, el Estado, cuando es tomado por un gobierno, toma partido. De hecho, Al-
berto Fernández, nuestro presidente, fue electo con un programa, y ese programa in-
cluye, entre otras cosas, fortalecer y reconocer a las organizaciones populares. Eso se
traduce en términos de modificar las relaciones de fuerza en el conflicto entre capital y
trabajo a favor de los trabajadores de la economía popular.

2
Entrevista realizada por el equipo de la Secretaría Letrada de Trabajo y Economía Popular del Ministerio Público
de la Defensa de la CABA en febrero de 2020.

88 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

¿Hay otros países con organizaciones de la economía popular tan desarrolladas o es


una característica de la Argentina?
Organizaciones como las que acá llamamos economía popular hay en varios lugares del
mundo. En la India, por ejemplo, hay una organización de trabajadores de la calle que
es millonaria. En la Argentina, específicamente, la condición significativa de estar aso-
ciada con el mundo del trabajo tiene un valor pedagógico y político a nivel internacio-
nal porque demuestra que estamos muy lejos de las hipótesis del fin del trabajo.
La economía popular es la prueba más fehaciente de que no estamos en un mundo don-
de vaya a suceder el fin del trabajo, porque trabajo hay, y la gente trabaja. En todo caso,
estamos en un mundo que no valoriza el trabajo, y esa es otra cuestión. El fin del traba-
jo supone que no haya trabajo para la gente, pero hay un montón de trabajo. De hecho,
todos nuestros compañeros laburan. El problema es que ese trabajo no está valorizado.
Es un diagnóstico radicalmente diferente. En los países centrales, se naturalizó la idea
de que los cambios tecnológicos y el capitalismo financiero establezcan que hoy sobren
trabajadores. Lo que hay es una acción de desvalorización de un trabajo que es activo y
que no sobra. Porque no sobra el trabajo de los recicladores, no sobra el trabajo del cui-
dador ni el de la agricultura familiar o el de la pequeña obra pública. Son fundamenta-
les. Lo que falta es valorarlos.

¿Cómo se da ese proceso de balance y relación de fuerzas cuando parte de la estructura


de la economía popular y de los distintos movimientos de la Unión de Trabajadores de
la Economía Popular (UTEP) están tanto en la demanda al Estado como también en el
lugar del Estado como mediador?
El punto central de la institucionalidad es que no hay dos partes, sino tres. Se piensa
que están las organizaciones de la economía popular y el Estado, y que la demanda es
de parte de las organizaciones hacia el Estado. Eso es un error conceptual. No hay dos
lados del mostrador; eso es un concepto asistencialista de pura demanda. Nosotros no
demandamos la solución a un problema, sino que trabajamos en un proceso de trans-
formación social. Resolver un problema –que se supone que tiene solución, aunque eso
sea para discutirlo– y transformar la sociedad son dos cosas totalmente distintas. No-
sotros, obviamente, queremos resolver los problemas mínimos a nuestros compañeros
y a la gente en su conjunto. Pero, sobre todo, buscamos transformar la sociedad, que es
la gran función de la política. El Estado es un agente de transformación social y, como
tal, media entre capital y trabajo. Nosotros estamos del lado del Estado y del lado del
trabajo que apoya a los trabajadores. Eso implica construir otro Estado. ¿Qué tipo
de Estado se construye cuando las organizaciones sociales están dentro del Estado? Se
construye un Estado con las siguientes características: primero se articulan saberes –los
saberes estatales, académicos, organizacionales y populares– que si no estuviéramos
dentro del Estado no se articularían porque no se crearían las circunstancias prácticas
de intercambio de esos saberes, que no es una reunión o hacer un congreso, es traba-
jar cotidianamente con esos tres saberes. En la Secretaría de Economía Social, tenemos
trabajadores del Estado que vienen con su saber estatal, técnicos o expertos que vie-
nen del mundo académico, y dirigentes o referentes de las organizaciones. Los tres

89 | La institucionalidad de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

vienen con sus saberes. Crear una nueva institucionalidad también es crear una nueva
forma de articular saberes que, de lo contrario, correrían por carriles distintos. Es muy
parecido a lo que alguna vez hizo el Ministerio de Trabajo con la Subsecretaría que era,
efectivamente, una articulación entre el saber estatal, académico y sindical.
Cuando ocurre esa sinergia de saberes, tiene un efecto fabuloso porque el Estado in-
corpora un principio de realidad. Para decirlo con un concepto casi psicoanalítico:
incorpora los límites, pero también la potencia de los otros. Esa es una primera carac-
terística, fundamentalmente, distinta. Un Estado distinto. Un Estado del pueblo. El se-
gundo punto esencial es que modifica la forma de regulación de la conflictividad social
–otra gran confusión de tipo mediática–, conflicto externo o contención. Es decir, que
no exista el conflicto o que no se exprese de manera caótica en la calle. Por suerte, la
sociedad ha desarrollado instituciones suficientemente sofisticadas como para regu-
lar los conflictos en distintos espacios y el Estado es un lugar que, efectivamente, tiene
herramientas, normativas, políticas de espacios para regular los conflictos de manera
diferente. Eso es un aprendizaje societal y también es otra institucionalidad, que so-
lo es posible si ese actor está adentro. Es una gran diferencia con el conflicto de interés
porque este está vinculado a la idea de poner al servicio de un interés privado una ins-
titución como el Estado, que es una institución para el bien común; y eso es muy impor-
tante, porque si no se confunde todo.
Las organizaciones trabajamos para el bien común, con diferencias ideológicas, de
práctica, metodología, estrategias y de táctica, pero todas trabajamos para el bien co-
mún. Es lo mismo que decir que porque un partido político ganó un gobierno hay un
conflicto de intereses, es absurdo. Un partido político gana porque defiende un inte-
rés común o una concepción del interés común. O bien, es un concepto de Nación dis-
tinto. Porque el concepto de Nación que se vincula con la representación partidaria o
que se vincula con la articulación de las organizaciones libres del pueblo son dos con-
cepciones de Nación totalmente distintas. En una, la representación es puramente for-
mal, es el concepto de Nación en la democracia liberal tradicional. Y la otra, en donde
están incorporadas en los procesos de representación, una representación no solamen-
te formal porque tiene un anclaje y una base que va más allá de los procesos electorales
esporádicos. Entonces es otro Estado, lo mires por donde lo mires. Que eso produzca re-
chazo desde el punto de vista de algunos sectores es normal. Para eso estamos, para ex-
plicar con pedagogía una potencia transformadora.

Más allá de la existencia de las visiones de los grandes medios de comunicación, ¿de
qué manera se puede plantear a la sociedad este cambio de conciencia?
Los cambios de conciencia no solamente ocurren en el plano discursivo. Hay un plano
que es explicar, después hay otra instancia en la que la práctica precede a la explica-
ción. Donde primero hay un cambio es en las prácticas, en las instituciones, y sobre eso
después se explica. Es decir, hay que hacer antes que decir para lograr transformar al-
gunas representaciones. Desgraciadamente, vivimos en una sociedad que piensa que
todo es discursivo. Por izquierda o por derecha. Estoy convencido de que gran parte de las
transformaciones sociales tienen una dimensión discursiva, obviamente, pero sobre to-

90 | La institucionalidad de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

do práctica. Lo más importante es que la sociedad argentina haga la experiencia de otra


institucionalidad y que frente a esa experiencia podamos construir una significación
diferente de las relaciones. Si no existe la modificación institucional, por mucho que
hagamos discursos, después el dispositivo institucional te atrapa de vuelta. Podés es-
tar convencido porque te mostraron racional y discursivamente que lo de los “choripla-
neros” es una representación errada, porque ni en dimensión ni en realidad tenemos
compañeros vagos. Pero eso es un proceso metonímico, es una parte, pero no es la rea-
lidad de la mayoría.
De la misma forma que hay corruptos en la política, lo cual no significa que todos los
políticos sean corruptos. Hay que tener cuidado con la pereza del pensamiento metoní-
mico que no hace el esfuerzo de ver la complejidad. Lo que transforma son prácticas di-
ferentes. Para nosotros, lo que va a transformar la realidad es el día en que la sociedad
argentina vea, como ha pasado con el reciclado. El caso del reciclado es muy fuerte. Una
sociedad que denostaba a los cartoneros, ahora es una sociedad que acepta, dialoga e
intercambia con los cartoneros. Hubo un cambio en el imaginario sobre los cartoneros.
De pasar a pensar “son los que ensucian la calle” a “cumplen una función de reciclado”.
Hubo un cambio y se vio en la calle.

¿Cómo continúa ese vínculo entre los trabajadores de la economía popular con los
demás actores sociales, hay recepción de parte de la sociedad para entablar diálogos y
reconocimiento formal de inclusión?
Hay dos caminos, por lo menos. Uno que tiene que ver con valorar socialmente una
serie de prácticas propias de la economía popular, algo que no es captado por la eco-

91 | La institucionalidad de la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE


La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

nomía dominante y que, sin embargo, es fundamental para la vida de la sociedad. El


reciclado, el cuidado, el comer bien para empezar. Esto es importante, porque hay sec-
tores sociales que son sensibles a esos temas y ahí hay una forma de conexión signifi-
cativa que es clave.
El otro camino tiene que ver con la política que nos proponemos, con lanzar un gran
registro de trabajadores de la economía popular. Donde los trabajadores estén ins-
criptos por ramas de actividad con una referencia territorial específica. Retomando
justamente lo que fue el proceso de las organizaciones populares de reunir el trabajo
en ramas de producción. Tomar la actividad y el territorio como dos referencias impor-
tantes del trabajo y el hecho de formar parte de este registro da una serie de herra-
mientas que producen una transformación social, productiva y laboral de las personas
y de las unidades productivas que forman parte del registro. Esas herramientas corres-
ponden, justamente, a todas las relaciones sociales: financiera, fiscal, laboral, comer-
cial, de capacitación, de saber. Por ejemplo, lo que antes se llamaba plan no va a ser
más que ajuste salarial para nivelar los ingresos de todos los trabajadores del registro.
Pero ya no es la lógica del plan.
Una persona está en un registro de trabajadores. Labura en un territorio y, en todo ca-
so, su trabajo no está suficientemente valorado, porque el capital es el que no lo reco-
noce como un trabajo válido. Sin embargo, es válido para la sociedad, entonces, vamos
a valorarlo desde el Estado. Es una mediación donde el Estado intermedia valorando
el trabajo.

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LAS RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ECONOMÍA POPULAR
EN LA ARGENTINA3
Emilio Pérsico

¿Dónde podemos encontrar los orígenes de la economía popular en la Argentina?


El modelo neoliberal de acumulación capitalista que existe en el mundo, este modelo
de adoración al dinero que va reemplazando el espíritu del hombre con la idea del con-
sumo infinito, plantea la idea de que lo que hay que hacer es crecer y crecer, pero ¿hasta
dónde la idea del buen vivir está relacionada con el consumir? Pero el tema central está
en las consecuencias que dejó este nuevo capitalismo.
El mundo cambió rotundamente en relación con las condiciones de explotación y desa-
rrollo, fue un proceso de acumulación que, al comienzo, venía bien. Fue la revolución del
viejo capitalismo fordista y las luchas que dieron los trabajadores por la construcción
de sociedades más justas en procesos como el peronismo. De hecho, nuestro aporte a
esa lucha por conquistar más justicia fue el peronismo. Sabíamos que las construccio-
nes políticas tenían un tiempo finito para que esa batalla contra el capitalismo se defi-
niera. Perón decía: “El año 2000 nos encontrará unidos o dominados”. El “Che” también
tenía dimensión histórica, por eso el propósito de ir a Bolivia y difundir sus ideales en
América Latina. La idea de “prender fuego la pradera” era entender que había un tiem-
po finito para resolver problemas acuciantes, si no Cuba se caía. Acá es más o menos lo
mismo, el pensamiento y el modelo peronista, un modelo de desarrollo nacional, tam-
bién se caía si el capitalismo se reconvertía, y eso hizo.
En otros momentos históricos, fue el oro de América reconvertido al capitalismo en la
Revolución Industrial. Hoy, con el saqueo que produjeron las deudas externas y a par-
tir del sistema financiero, se reconvirtió el capitalismo. Pero lo importante es que el ele-
mento central de acumulación de ese capitalismo reconvertido ya no es la plusvalía. El
ejemplo más concreto es que hoy, en el mundo, apenas uno de cada doce pesos del ca-
pital viene de la acumulación de la producción y los once restantes son de acumulación
financiera. Hay mucha más plata en el sistema financiero que en el sistema productivo,
y se invierte más en el financiero que en el productivo. La plata gira en el financiero y
nunca llega al productivo.
Cae la idea política de combatir al capital y aparece la de atraer al capital. Se instala la
idea de la seducción, una suerte de “por favor, explótenme”. ¿Por qué? Porque el que es-
tá adentro vive otro mundo y el que está afuera vive a la intemperie. El capitalismo se
modifica cada vez más a partir de hacer eje en la productividad para que el que está
dentro del sistema trabaje en mejores condiciones y con mayores salarios. Cuanta más
productividad, mayor salario, y eso hace que el trabajador termine siendo un aliado de

3
Entrevista realizada por el equipo de la Secretaría Letrada de Trabajo y Economía Popular del Ministerio Público
de la Defensa de la CABA en el mes de noviembre de 2019.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

la destrucción del trabajo. En ese marco tan difícil, una de las enfermedades que esto
deja en el territorio es la falta de laburo y la marginación. Es entonces cuando apare-
ce la iniciativa de los trabajadores para generar su propio trabajo, inventarse el trabajo.
En la otra economía, el capital funcionaba como elemento central para generar trabajo,
pero acá es al revés: el trabajo aparece para generar salario. Y tenés que salir todos los
días e inventarte el trabajo. Hay una idea equivocada de que la gente no ingresa a los
trabajos de la economía de mercado porque es mucho más difícil, pero no, mucho más
difícil es ganarse el mango por fuera del capitalismo.
Fui operario metalúrgico por muchos años, trabajé montando trenes y hoy miro las lí-
neas de montaje de los autos y creo que es un juego de niños en relación con el trabaja-
dor que en el túnel de pintado tenía que pintar un auto con el muñequeo, antes era un
artista. Lo mismo le sucede al soldador o al tornero. Hoy la máquina reemplaza hasta
a la inteligencia humana. Entonces, en ese marco, ingresar en el trabajo formal pare-
ce más producto de una lotería que de la capacitación, lejos de la idea de la meritocra-
cia que los voceros del neoliberalismo propician. Te hacen creer que es por mérito, pero
es más por lotería que por mérito. A mediados del siglo pasado, en la etapa más indus-
trializada, comenzaba a aparecer una nueva clase social, la clase media asalariada; el
trabajador se convertía en clase media y esta era la que vivía el derrame invertido. Co-
mo decía Perón, era el derrame de abajo hacia arriba. Y con el ascenso social aparecía
“M’hijo el dotor” y el comerciante. Hoy no hay lugar en donde el capitalismo deje de
concentrar y de destruir trabajo. Cuanto más crecés, más destruís, al revés de lo que nos
quieren hacer creer.
Jauretche ejemplificaba la injusticia con la frase: “Tu pizza está adentro del horno”. Sa-
can una pizza del horno y dicen: “No, esta es para ellos, esperá que la tuya está adentro
del horno”. Siempre la mía es que la está adentro. Se inventó la porción porque cada pi-
zza que sale del horno se puede dividir equitativamente.
Nos quieren hacer creer que el crecimiento es el camino, pero el crecimiento no resuel-
ve las injusticias del mundo. Los países crecen cada vez más y las sociedades siguen
siendo cada vez más injustas. De hecho, cuanto más crecemos, más injusta es la trans-
formación. Entonces, hay que salir del paradigma del crecimiento y pensar en otra al-
ternativa.
La economía popular es una resistencia, porque los trabajadores no quieren ser margi-
nados. Es una resistencia que se manifiesta en la ocupación de una fábrica, de la tierra,
del espacio público, para decir “acá estamos”. Las organizaciones empiezan a aparecer
mostrando eso, que existen.
Primero, hay un problema de visibilización y, luego, de revalorización. ¿Por qué limpiar
la mierda de una villa tiene un valor mientras los compañeros que limpian en el cen-
tro ganan 80.000 pesos? ¿Por qué cuidar a los pibes en un barrio es diferente que cui-
dar a los del centro de la Ciudad? ¿Por qué el pan que hacen nuestros compañeros del
barrio, que es mucho más rico que otros, tiene un valor inferior? En diversos países del
mundo, los trabajadores lograron que los productos de la economía popular tengan un
valor importante en el mercado. Para ciertos Estados, un comedor que atiende a los pi-

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bes que no tienen para comer y consigue salvarlos para el futuro es un trabajo muy bien
remunerado. Para otros –pobres ignorantes que son como la calle adyacente del capi-
talismo, porque no son verdaderos Estados capitalistas–, eso no tiene ningún valor. En
Francia hacer un pan casero y venderlo en la plaza de Notre Dame tiene un alto valor;
en cambio, acá hacer eso es ilegal, de segunda, y es “feo, malo y sucio”. Es un problema
de ignorancia de nuestra clase dirigente. Y es el problema de ser lacayo, de no valori-
zar la economía popular como una economía muy importante en la sociedad, que tiene
hasta el valor de reproducir la sociedad.
La economía popular tiene, además, el valor de felicidad con menos, porque la idea de
vivir mejor no tiene fin. El verdadero planteo de fondo de la encíclica Laudato si’ del Pa-
pa, dice muchas cosas, pero lo que más me satisface es la idea de relacionar ecología y
bienestar con economía popular. Es como dice Francisco, si todos consumiéramos como
lo hacen los europeos, harían falta cuatro mundos para producir, y no los hay; entonces,
que no nos mientan que vamos a vivir todos así. ¿Qué pasaría en la Argentina si todos
viviéramos como los tres millones de trabajadores más acomodados del país? Necesi-
tamos tres veces y medio más de energía y seis veces más de agua para el consumo.
¿Dónde está el agua potable por seis y la energía eléctrica por tres y medio para hacer
eso? Francisco te dice que no le vendas la idea de igualar para arriba, porque no se pue-
de, esa es una mentira del capitalismo. Lo que sí se puede hacer es que todos vivamos
un poco mejor y para eso hay que achatar la pirámide.
Francisco me recomendó a un sacerdote español que, entre tantos otros libros, escribió
sobre la felicidad y la idea de la felicidad del consumo, entonces, se pregunta: ¿Cómo se
mide la felicidad? ¿Vivir en un pueblo del interior de la provincia, con la puerta de la ca-
sa abierta, con la bicicleta sin cadena, sin problemas de drogas en el barrio o en una villa
urbanizada? ¿Dónde vive mejor la gente? Otro de los dramas del capitalismo es la “supe-
rurbanización”. Nosotros tenemos que crear otra cultura que es la cultura de vivir bien,
no vivir mejor porque eso no tiene fin. Vivir bien tiene el límite de construir entre todos.
No se puede fabricar más pan del que hay, distribuyámoslo. La economía popular es par-
te de ese proceso, pero hay que valorizarlo.

¿Cómo conviven la economía popular y el mercado?


Hoy la economía popular es complementaria a la economía de mercado. Es una econo-
mía que se desarrolla en los límites del mercado, pero que se relaciona directamente.
A la vez, el mercado debe verla como una oportunidad y no como un desafío; si la ve co-
mo un desafío, termina en una grieta y desencadena un enfrentamiento. Los pobres no
van a desaparecer y la economía popular puede ser una respuesta a eso, y, de hecho, ya
es una respuesta en los países desarrollados. Ellos han defendido el trabajo en la econo-
mía popular y lo han valorizado. Pero a los países subdesarrollados, que muchas veces
también tienen a subdesarrollados de mente en la dirigencia, nos venden que el mer-
cado resuelve los problemas y el Estado no debe involucrarse en cuidarla y desarrollarla.
En la economía de mercado, en la Argentina, un puesto de trabajo cuesta alrededor de
un millón de dólares. La inversión puede ser del 24 por ciento del producto bruto y se ge-
neran cerca de 250.000 puestos de trabajo por año: eso es un millón de dólares por cada

95 | Las raíces históricas de la Economía Popular en la Argentina VOLVER AL ÍNDICE


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puesto. En la economía popular, por muchísimo menos se construye dignidad. En la Ar-


gentina, hay 6 millones de asalariados en planta en el sector privado. Los capitales de
la industria y las pymes que “dan tanto trabajo”, según dicen los progresistas, y toda la
industria en la Argentina son 1.100.000 trabajadores de planta asalariados. El resto, los
24 millones de trabajadores en el país, ¿qué hacemos? Ahí hay en desarrollo una eco-
nomía popular que hay que dignificar y valorizar. Y, a la vez, hay que resolver qué hacer
con los 6 millones de personas demandantes de empleo. Ese es otro problema, pero ya
hay una economía de 4 millones de personas que están trabajando.

¿Qué rol jugó el Estado y cuál le falta jugar?


El Estado es el principal culpable de desvalorizar a la economía popular. Desvaloriza al
trabajador popular porque genera una dicotomía. ¿Por qué el Estado le paga muy bien
a la piba que cuida a los chicos de acá y a la que cuida chicos en los barrios no le paga
nada? Nosotros tenemos guarderías reconocidas y otras tantas sin reconocer. Recono-
cen el título, pero no les pagan el salario a las compañeras. Dentro de Fuerte Apache
hay un bachillerato nuestro, histórico, en el que los pibes se vienen recibiendo y es el
único que está adentro, y fueron los de la Unión Industrial Argentina (UIA) y se ente-
raron ahí que la gente no cobraba salario. Nuestros profesores no cobraban nada, iban
gratis, y son dos por aula. Las aulas son chicas para que los pibes aprendan en serio por-
que necesitan una mayor atención para el aprendizaje porque viven en un barrio donde
nadie quiere, siquiera, pasar. ¿Qué hicieron los docentes cuando recibieron los salarios
acumulados tres años más tarde? Dijeron: “Construyamos la escuela”. Y eso, ¿qué valor
tiene para el Estado? Nada. El primero en desvalorizar y marginar a la economía popu-
lar es el Estado. El primero en no reconocerla es el Estado.
Me pregunto, por ejemplo, ¿por qué compañeros del mismo barrio están en negro y
otros en blanco? ¿Es voluntad de esa persona? No, todos quieren estar regularizados y
en blanco, y es el Estado quien no se hace cargo y quiere aplicar leyes del siglo pasado.
Yo estoy con la modernización de las leyes, pero no para perder derechos, sino para que
más sectores se incorporen a ellos. Entonces, ¿hay que cambiar las leyes laborales? Sí,
pero para incorporar a 4 millones de personas. El trabajador que se autoinventó el tra-
bajo tiene que tener derechos. Inmediatamente está la idea de que para que eso suce-
da los trabajadores tienen que pagar. ¿Además de que no cobra un salario quieren que
pague? ¿Estamos todos locos?
El problema es la no visualización, la no comprensión del sector, la ignorancia. El Estado
pasó mil veces por al lado de la escuela y no la vio; han pasado los gobernadores y no la
ven. No entienden la economía popular, les cuesta verla.

96 | Las raíces históricas de la Economía Popular en la Argentina VOLVER AL ÍNDICE


LA POLÍTICA Y LA FORMACIÓN CONTINUA COMO
ELEMENTOS IMPRESCINDIBLES
Fernando “Chino” Navarro

Es cierto que los trabajadores de la economía popular se han ido organizando de formas
muy diversas: como organizaciones sociales también llamadas organizaciones popula-
res, como sindicato en el marco de la UTEP, o como fuerza política, como lo es Barrios
de Pie, el Evita y otras organizaciones que confluyeron en el partido de los comunes.
También hay agrupaciones que no eligen la política partidaria para transitar el proceso
electoral. Hay una heterogeneidad, porque también hay fuerzas que hoy están ligadas
al oficialismo (más de cerca o más distantes), apoyando la candidatura de Sergio Mas-
sa y Agustín Rossi en estas elecciones presidenciales 2023, ante el temor de un creci-
miento desmedido de la derecha. No todos tienen la misma intensidad o cercanía con
la coalición de unión por la patria y no todos integran el partido justicialista. Hay fuer-
zas, incluso, no peronistas que participan de la coalición. También hay organizaciones
que hacen política y que al no estar encuadradas partidariamente, no participan del
proceso electoral, ya que están más ligadas a posiciones políticas e ideológicas del fin
del siglo XX y principios del siglo XXI, y que confían más en la organización y el poder
popular pensado más a largo plazo.
Se vislumbra hacia adelante, más allá de lo electoral, que cualquiera sea el resultado de
las elecciones (gane el oficialismo o gane la oposición), va a haber un gran marco de uni-
dad para plantear las banderas del trabajo, solidaridad, organización popular, y de que
el Estado atienda los problemas de la economía popular, siempre apuntando a priorizar el
trabajo respecto a los programas esencialmente sociales.
También es cierto que dentro de la UTEP hay un debate no terminado que no debe pre-
ocuparnos, porque enriquece la discusión que plantea si tiene que haber muchos recur-
sos puestos en el trabajo, máquinas y herramientas, o si hay que ir a un subsidio único
para paliar la crisis mientras esta se va desenvolviendo, sin ignorar que la crisis se pue-
de profundizar. En el caso del Movimiento Evita y en el nuestro, priorizamos el trabajo
por sobre el subsidio social, aunque en situaciones excepcionales no lo descartamos, al
contrario, lo valoramos.
Respecto a la presencia de trabajadores, militantes y dirigentes de la economía popular
que están ocupando cargos de distinta relevancia dentro del Estado, no podría dar una
opinión general, porque no hemos hecho un balance al respecto, pero puedo contar mi
experiencia. Por un lado, lo que he visto en otras compañeras y compañeros que han
ocupado cargos importantes, es que hubo una negativa (de la que nunca voy a saber el
motivo) de los dirigentes más importantes de la coalición para que pudiéramos confor-
mar el ministerio de la economía popular, o un instituto, o una agencia autónoma con
rango de ministro, o una secretaria de Estado con rango de ministerio. Por otro lado,
también debo agregar que cuando ocupamos cargos, no siempre tuvimos la experien-
cia y la capacitación adecuada en la conformación de equipos, y confiamos mucho más
en la política que en la gestión.

97 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Mi aprendizaje de estos cuatro años es que la política es imprescindible, es el valor pa-


ra llevar adelante acciones en función del sector y también en cuestiones generales que
un gobierno atiende, o cuestiones particulares no ligadas al sector, pero la gestión es
muy importante, y que tenemos que capacitar compañeros y compañeras jóvenes, so-
bre todo, para futuras experiencias, porque es muy bueno que los actores de la econo-
mía popular, de las organizaciones sociales, de las organizaciones populares, sean parte
de un gobierno que represente los intereses de la mayoría.
A mí me parece que el partido de los comunes, que fue una gran idea que se perge-
ñó entre muchos actores de distintas organizaciones, pero que llevó adelante el Evita
con Barrios de pie y otras organizaciones hermanas, tiene que estar predispuesto a am-
pliarse, a abrir las puertas a intelectuales, a militantes de las políticas ligadas al medio
ambiente, al feminismo, a cuestiones que tengan que ver con el presente y el futuro de
los pueblos originarios y, sobre todo, ligarnos al mundo cooperativo formal, al mundo
mutualista, al de pequeñas y medianas empresas del campo, de la producción indus-
trial, del comercio y de la industria del conocimiento. Es decir, construir una herra-
mienta donde el pívot o la columna vertebral sea el trabajo y, por supuesto, los nuevos
derechos y los nuevos desafíos, pero siempre priorizando el trabajo. Me parece que ese
es el camino que deberíamos transitar de cara al futuro.

98 | La política y la formación continua comoelementos imprescindibles VOLVER AL ÍNDICE


FUNDAMENTOS DEL INTERCAMBIO TÉCNICO CON LA ECONOMÍA
POPULAR. UN CAMINO DE IDA Y VUELTA
Enrique Palmeyro

En los diversos artículos que componen esta publicación queda bastante clara la reali-
dad de la economía popular y su relevancia social.
Por tal motivo en este artículo, referido a la cuestión técnica en la economía popular,
daré por supuestos esos aspectos fundamentales.
Intentaré abordar aspectos sobre los que se ha escrito poco, con los riesgos que eso im-
plica, por posibles imprecisiones al describir o por plantearlo de un modo que pueda
generar desacuerdos. En todo caso si se genera diálogo, debate o críticas constructivas,
estará cumplido el objetivo.
En primer lugar, procuraré compartir sintéticamente como llegué a vincularme con la eco-
nomía popular, I) Un poco de historia. Luego una reflexión sobre el método de trabajo (II)
y la sobre importancia de la cuestión cultural en la economía popular (III). A continuación,
presento la Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular (IV ). Finalmente com-
parto algunas perspectivas sobre el sector (V).

I) Un poco de historia
Cada vez queda más claro en todos los ámbitos, tanto el académico y el científico co-
mo en la vida cotidiana, que no hay miradas neutrales sobre ninguna realidad, siempre
interactuamos y nos modificamos mutuamente con aquello con lo cual nos relaciona-
mos. Puede ser útil entonces explicitar en primer lugar desde donde miro esta realidad,
compartir mi propia historia de acercamiento e involucramiento con el trabajo popular.
Mi trabajo en el Estado, como miembro del Cuerpo de Administradores Gubernamen-
tales, al que se ingresa a través de un concurso transparente y un intenso programa de
formación de 24 meses, siempre estuvo relacionado con la vinculación entre organi-
zaciones de la sociedad civil y el estado. Pude percibir profundamente la importancia
de la articulación de ambos actores para una sociedad sana. Las organizaciones de la
sociedad civil muy involucradas en la realidad y “aguijoneando” al Estado que por su
estructura tiene cierto riesgo de despegarse de la realidad y de no lograr un nivel acep-
table en la relación entre recursos y resultados, pero tiene la capacidad de dar alcance
de política pública a las acciones en pos del bien del pueblo.
En esta breve síntesis de mi camino personal, el punto de partida fue en el año 1995
creando el Programa de Inserción Laboral para Personas con Discapacidad (Pronilad)
que incluyó la creación de la Red de Talleres Protegidos de Producción (organizaciones
de la sociedad civil) y su vinculación con el Ministerio de Trabajo y la Comisión Nacio-
nal de Discapacidad. Se destaca en este caso que estas organizaciones preexistentes,
unas 200 en todo el país, trabajando en red y accediendo a una pequeña parte de los

99 VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

recursos provenientes de la ley nro. 24452, denominada ley de cheques, impactaron po-
sitivamente en las condiciones laborales de más de 8000 personas con discapacidad
(Aunque sigue siendo enorme la deuda en este sentido).
A partir de 1999 pude impulsar la Red de Organizaciones Religiosas de Acción Social (ta-
les como Cáritas, Amia, Ejército de Salvación, entre otras), que creamos en el ámbito de
la Secretaría de Culto, y se vinculó con diversas áreas del Estado. Esta red permitió per-
cibir en la práctica los fundamentos comunes del trabajo social que realizan las distin-
tas comunidades religiosas y cultivar la mutua valoración. Trabajando en red se pudo
lograr un incremento muy positivo en la relación con el Estado.
En el marco de la crisis de 2002, en el INTI, se creó la Unidad de Apoyo a la Generación
de Empleo Sustentable, el Ing. Enrique Martínez, primero responsable de esa Unidad y
luego Presidente el Instituto, me encargó la organización de la Red de Apoyo al Traba-
jo Popular y luego la organización y dirección de todo el sistema de extensión del INTI,
en el cual el vínculo con la economía popular ocupó un lugar central, con diversos pro-
gramas tales como el de Abastecimiento Básico Comunitario, Microcréditos, Residuos
Sólidos Urbanos, Unidades Productivas Tipo, Cadenas de Valor, Capacitaciones en tec-
nologías duras y blandas vinculadas con las distintas actividades del sector, entre otros.
Más de 600 organizaciones de todo el país llegaron a participar de la Red.
A fines de 2010 nos conocimos con Juan Grabois quien me comentó la iniciativa que te-
nían con Emilio Pérsico y otros compañeros de crear la Confederación de Trabajadores
de la Economía Popular (CTEP) y la necesidad de sumar el apoyo que podría brindar co-
mo administrador gubernamental en la relación técnica con los organismos del estado
tanto en la CTEP como en la obra social para trabajadores de la economía popular que
comenzaba a organizarse. Me recibieron muy bien los compañeros y rápidamente co-
menzó un trabajo con mucha precariedad de medios, pero muy intenso y fecundo. En
la primera etapa fue importantísimo el intercambio técnico (de ida y vuelta) cuerpo a
cuerpo en múltiples situaciones vinculadas con el MTE tales como: la Cooperativa “La
Estrella”, la planta de la Cooperativa “El Amanecer” de Barracas, múltiples tareas en el
barrio ACUBA, la cooperativa de Carreros y otros proyectos en la Ciudad de Córdoba,
el inicio de la Obra Social, la “Pre-Junta” de la CTEP con la que nos reuníamos los jueves
en el quincho precario del predio de Pedro Echague y muchas otras realidades concre-
tas. A partir de 2013 pudimos organizar un equipo técnico para el diseño, gestión y ren-
dición de los proyectos con el apoyo del Ministerio de Trabajo.
Este equipo trabajó muy bien para el conjunto de las organizaciones que conformaban
CTEP en ese momento formulando y gestionando múltiples proyectos valiosos para el
sector. Se intensificó la relación con el Movimiento Evita y otras organizaciones de CTEP.
También con la Corriente Clasista y Combativa y Barrios de Pie a partir de 2016.
Al crecer la CTEP y ampliarse el espacio, la escala y cantidad de proyectos también
creció y se fue haciendo difícil compatibilizar la tarea técnica con las modificaciones
requeridas por el dinamismo de la relación de las organizaciones entre sí y con el go-
bierno. Esto hizo que el trabajo de asistencia técnica quede a veces fuera de foco. En
cierto modo se puso de manifiesto una contraposición entre una mirada que podemos

100 | Fundamentos del intercambio técnico con la Economía Popular. Un camino de ida y vuelta VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

denominar aluvional, que implica ponerle todos los esfuerzos a lo que va aconteciendo
día a día y una mirada que podemos denominar metódica que pone el foco en procesos
para lograr resultados.
También fue cobrando nitidez la cuestión cultural. Muchas veces se define a la econo-
mía popular como trabajo informal, o de baja escala o de subsistencia. En realidad,
estas son características que pueden estar muy presentes en el sector, pero no se com-
prende adecuadamente a la economía popular sino se considera la cultura popular co-
mo característica central, esto es el estilo de vida, cosmovisión, modo de relacionarse,
de hacer, de trabajar, que comparten las personas y comunidades que integran el sec-
tor. Esta cuestión cultural es muy importante también en la relación con el Estado que
tiene una modalidad formalista propia de otra cultura.
A continuación, ampliaré sobre estos dos aspectos el metodológico y el cultural.

II) El método de trabajo


La cuestión del método de trabajo en la economía popular no es obviamente la única
cuestión para lograr el objetivo planteado (que los trabajadores de la economía popu-
lar alcancen los derechos que corresponden a todo trabajador), ni siquiera la más im-
portante, pero creo que en general no es suficientemente considerado y por lo tanto es
bueno reflexionar al respecto.
Hay infinidad de caminos para hacer las cosas bien, buscando la felicidad personal, co-
munitaria y popular.
Pero desde que el ser humano ha logrado organizarse socialmente, las múltiples mo-
dalidades organizativas pueden categorizarse en dos grandes lógicas:
• Aluvional: Para describir esta modalidad organizativa se usa la analogía del alu-
vión: “Torrente compuesto por agua y material sedimentario que arrasa todo a
su paso”. Se vincula con la lógica profética que procura interpretar el pasado y
provocar el futuro que se desea, predominando una mirada global, de síntesis,
por sobre el análisis detallado.
• Metódica Esta modalidad organizativa procura descripción razonada del mun-
do, buscando distinguir las causas y su articulación para lograr determinados
resultados en tiempos previsibles.
En el modo de obrar de la lógica aluvional prima fuertemente lo que se identifica como
más importante “aquí y ahora”. Pueden iniciarse múltiples líneas de acción, algunas se
siguen, otras se abandonan, no de manera planificada sino por lo que dicta la realidad
del momento con las prioridades que van surgiendo.
La lógica metódica, como su nombre lo indica, está ligada a un método. Un método
puede definirse como un esquema normativo de operaciones recurrentes y relacio-
nadas entre sí que genera resultados acumulativos y progresivos. Etimológicamente

101 | Fundamentos del intercambio técnico con la Economía Popular. Un camino de ida y vuelta VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

significa: Caminar con, caminar en conjunto. Conlleva el trabajo ordenado, previsible,


respondiendo a reglas acordadas, en equipo.
Como mencioné al principio, no pretendo sostener en esta reflexión que la lógica me-
tódica es buena y la aluvional mala. El nazismo fue muy metódico, pero con fines y
medios aberrantes. Claro que también hay infinidad de ejemplos de resultados muy fe-
cundos para la humanidad de la lógica metódica como el trabajo científico que ha per-
mitido curar y prevenir enfermedades o la actividad aeronáutica que requiere métodos
y protocolos estrictos para su tarea.
Por las características de la economía popular, en general vinculada con la subsisten-
cia, “con hacer la diaria”, atendiendo a necesidades urgentes de alimentos, vivienda,
salud, prima en ella la lógica aluvional para atender lo inmediato. Sin embargo, esta
realidad no se contrapone con la utilización de la lógica metódica en ciertas situaciones
tales como la elaboración de proyectos y/o planes que procuran mejoras sostenibles en
el mediano y largo plazo. Esto también ayuda a ser previsibles los unos con los otros y
construir juntos.

II.1) Instrumentos metódicos útiles en la economía popular


De modo ilustrativo, no taxativo, se mencionan a continuación algunos instrumentos
que se construyen con una lógica predominantemente metódica y son útiles para avan-
zar hacia el objetivo de la economía popular:
• Formulación de proyectos identificando como mínimo las metas a lograr, las ac-
tividades para alcanzar las metas y los recursos necesarios.
• Base con la información más relevante de los proyectos que incluyen intercam-
bio técnico.
• Caracterización de las ramas con sus dimensiones, características, posibilidades
y problemáticas en cada sector del país.
• Caracterización en general de los emprendimientos de la economía popular
(cuales son las características básicas para estar dentro del sector).
• Sistemas de información en casos tales como los comedores para tener noción
de lo que realmente comen los chicos y cuáles son los alimentos a incorporar, o
para conocer los stocks y características de los productos o servicios en un siste-
ma compartido de apoyo a la comercialización
• Software de gestión para emprendimientos cooperativos para registrar ingre-
sos y egresos económicos, stock, equipo de trabajo, entre otros aspectos de la
unidad productiva.
• Registro de trabajadores y unidades productivas de la Economía Popular que
permita generar políticas de desarrollo por rama y región
“El método no es un conjunto de reglas que cualquiera, zonzamente, ha de seguir meti-
culosamente, es más bien un marco destinado a favorecer la creatividad y la colabora-
ción”. Bernard Lonergan sj

102 | Fundamentos del intercambio técnico con la Economía Popular. Un camino de ida y vuelta VOLVER AL ÍNDICE
La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

III) La cuestión cultural: Paradigma Tecnocrático, Cultura Popular y Economía


Popular, su aporte para un mundo sustentable

III.1) El paradigma tecnocrático


En la enorme mayoría de las grandes ciudades predomina el paradigma tecnocrático.
La ciencia y la técnica se han convertido en el modo unidimensional de comprender y
juzgar al mundo. La vida se ha convertido en una lucha por la dominación técnica de al-
gunas personas sobre otras y sobre la naturaleza, y no parece que esta actitud encuen-
tre un límite desde el paradigma tecnocrático.
Se utiliza el término paradigma para expresar que se trata de una cosmovisión englo-
bante, que determina modos de obrar y operar. A diferencia de una cultura, un paradig-
ma es una creación científica que ha sido asimilada como sentido común dentro de la
cultura predominante en las grandes ciudades. El origen no es popular, no se da en los
vínculos sociales construidos entre las personas. El origen del paradigma es la mente
de un grupo de personas, una élite, que intenta impulsar un modo único de compren-
der la vida y su sentido. El alcance cuantitativo del paradigma puede ser más extendido
que el de una cultura, ya que una cultura abarca más bien a un pueblo o grupo humano.
Sin embargo, el paradigma tecnocrático influye sobre la cultura y la condiciona.
Este paradigma científico-técnico, que impera en gran parte del mundo actual, desco-
noce los límites de la naturaleza, promueve la competencia, y el individualismo. La fi-

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nalidad es la riqueza y el poder individual. En este marco, el individuo se considera libre


solamente en tanto y en cuanto puede consumir. Un consumo que se basa en necesi-
dades creadas por el aparato publicitario y comunicacional de los grandes medios de
masa generando un círculo vicioso altamente perverso: utilización ilimitada de los re-
cursos naturales, modos de producción más convenientes para la maximización de la
ganancia económica sin consideración del sujeto trabajador, distribución de lo que se
produce en función de las reglas del mercado (lo que mejor se paga, donde mejor se pa-
ga en lugar de producir lo que se necesita para quien lo necesita), descarte irresponsa-
ble y contaminante de los restos del consumo.
El paradigma tecnocrático ha deteriorado profundamente la búsqueda de grandes fi-
nes, ha impuesto un estilo y un ritmo de vida que prácticamente imposibilita detenerse
a reflexionar sobre el sentido y fin último de las personas y de la sociedad. El individua-
lismo consumista es la marca que dicho paradigma va dejando en cuanta cultura logra
imponerse.
Cabe destacar que no se habla aquí de la cultura en el sentido ilustrado, como una cues-
tión de educación refinada y arte sofisticado para reductos elitistas, sino como estilo de
vida, el sistema de valores que conlleva un peculiar modo de actuar de los pueblos.
La tecnología es muy importante en la vida humana cuando se pone al servicio de la co-
munidad. Por ejemplo, son de enorme valor las posibilidades que la tecnología aporta
para curarnos de enfermedades o para incrementar exponencialmente las posibilida-
des de comunicación entre personas y comunidades de diferentes partes del mundo.
La crítica es al paradigma tecnocrático que se encuentra detrás del uso de la tecnología
al servicio casi exclusivo de un modo de capitalismo que genera consumo y descarte.
Todo es mercancía. Todo se compra y se vende. Lo que no es útil para la finalidad última
individualista y superficial se descarta, se tira, no importa si son alimentos, aparatos
electrónicos o seres humanos. Este sistema requiere transformar a los pueblos en socie-
dades uniformes de individuos consumidores.
La revolución cultural que la mayoría de las personas del mundo anhela, requiere una
reflexión profunda sobre las causas de la situación de inequidad mundial que se vive y
la devastación ambiental. Hay una lógica subyacente que no hay que perder de vista:
“Entonces no podemos pensar que los proyectos políticos o la fuerza de la ley serán sufi-
cientes para evitar los comportamientos que afectan al ambiente, porque, cuando es la
cultura la que se corrompe y ya no se reconoce alguna verdad objetiva o unos principios
universalmente válidos, las leyes sólo se entenderán como imposiciones arbitrarias y
como obstáculos a evitar”.
También es tremenda la consecuencia ecológica nefasta generada por el paradigma
tecnocrático tal como se está desarrollando y que perjudica especialmente a los pue-
blos pobres.
Uno de los grandes descartes más terribles que pretende generar el paradigma tecno-
crático es el de la cultura popular.

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III.2) La cultura popular y su aporte para un mundo sustentable


La cultura popular es la forma de sentir, obrar, comunicarse y actuar que predomina en
los sectores más humildes y marginados del mundo actual.
El Papa Francisco valora especialmente la cultura popular y destaca la experiencia co-
munitaria, solidaria, creativa y de lucha propia de quienes viven situaciones de des-
protección por parte de la estructura estatal, en gran parte cooptada por los grandes
capitales económicos, y por el avasallamiento de derechos fundamentales como la ali-
mentación (la tierra), la vivienda (el techo) y el trabajo.
Estos sectores constituyen desde esta perspectiva un actor fundamental en la construc-
ción de una nueva “cultura del encuentro” que permita superar la gravísima injusticia
de la exclusión que el sistema mundial ha generado.
Por su sentido personal, comunitario y relacional la cultura popular es propicia para de-
sarrollar la profunda interrelación de los seres que habitan el mundo la cual se ha ido
constatando también desde el mundo académico y científico. Por tales motivos es una
cultura mucho más sustentable, tanto en lo social como en lo ambiental, que el para-
digma tecnocrático individualista y consumista.
La “cultura del encuentro”, no es otra cultura uniformante como la que pretende impo-
nerse con la globalización y que está generando rechazos cada vez más claros y resulta-
dos imprevisibles.
Un mundo sustentable no puede construirse a partir de un paradigma que pretende
absorber a las culturas preexistentes, ni tampoco a partir de un “archipiélago” de cultu-
ras aisladas, sino que requiere una armonía en la que cada cultura particular mantenga
su identidad, superando al mismo tiempo el aislamiento y también la pretendida uni-
formidad. Esto requiere por parte de cada cultura una vocación por no aislarse, por re-
conocer el valor de las otras culturas. Por parte de todas las culturas, el reconocimiento
de que ninguna de ellas puede por si sola expresar la plenitud del ser humano. El úni-
co modo de orientar la vida humana hacia la plenitud a la que está llamada es armoni-
zar las diferentes culturas aspirando a formar un poliedro multifacético y no una esfera
uniforme.
La globalización golpea valores esenciales de los pueblos. La época en que nos estamos
adentrando parece impulsar una multiplicidad de sentidos parciales, dándole valor a la
individualidad y lo fragmentario.
Los movimientos populares han sido capaces en las últimas décadas de crear nuevos
espacios, nuevas posibilidades de dignificación con la organización del trabajo popu-
lar que inventan los propios trabajadores. Esta inventiva es una de las pocas salidas que
tiene la humanidad para no autodestruirse siguiendo el paradigma tecnocrático.
Para que se concrete esta revolución cultural que permita superar la fragmentación
existencial y exclusión social creciente, consecuencia de la cultura moderna y el para-
digma tecnocrático, es fundamental el aporte de la cultura popular. La mirada integra-
dora de la vida que es propia de la cultura popular, tiene un valor muy importante en el
mundo actual frente al consumismo sin raíces que pretenden imponer los medios de

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comunicación dominantes y resulta funcional a los intereses de mercado que requieren


superficialidad acrítica e individualista.
Se aprecia entonces que ante una cultura de lo efímero, de la autosuficiencia y del indi-
vidualismo se contrapone un sentido de lo comunitario y lo trascendente. Ante una cul-
tura de lo superficial en los vínculos y en los compromisos se contrapone una verdadera
experiencia popular de lucha en común por lo necesario para vivir, tal como la Tierra, el
Techo y el Trabajo.
El desarrollo productivo de los sectores populares en la Argentina, la región y el mundo,
produjo en el transcurso de los últimos 20 años acciones e iniciativas que luchan por su
consideración, ampliación e integración a los contextos en los que tienen lugar.
Este proceso incluyó un reconocimiento por parte del Estado, las Universidades y otras
instituciones generadoras de conocimiento, de las formas creativas con que los sectores
populares vienen generando y mantienen alternativas de trabajo, empleabilidad y ac-
ceso a bienes.
Está claro el necesario aporte de la cultura popular para un mundo sustentable. Cabe
preguntarse qué aportes puede y debe recibir la cultura popular, por parte del mundo
técnico y académico para avanzar en la misión de que los trabajadores de la economía
popular alcancen los derechos que corresponden a todo trabajador.
En síntesis: La realidad de la CTEP, que me permitió realizar un aporte técnico fecundo
entre fines de 2010 y 2014, trabajando desde el interior de la organización para dar res-
puesta a necesidades muy cambiantes que iban surgiendo, se modificó sustancialmen-
te en sus dimensiones y modalidad organizativa.
Además, fui percibiendo la enorme riqueza de la vinculación entre la cultura popular y
el mundo académico de la ciencia y la técnica. Una vinculación en la que ambos se ayu-
dan mutuamente.
A esto se sumó, que con el cambio de gobierno se hizo necesario generar un espacio ins-
titucional para poder realizar la tarea de asistencia técnica como administrador guber-
namental.

IV) La red de intercambio técnico con la economía popular


Considerando lo mencionado en los puntos anteriores, a mediados de 2016 se acordó
con los responsables de CTEP la creación de la Red de Asistencia Técnica a la Economía
Popular y el 18 de agosto de 2016 en la sede de la Secretaría Jurisdiccional de Programas
del Ministerio Público de la Defensa, a cargo de la Dra. Alejandra Villasur, se realizó la
primera reunión en la cual participaron profesionales de diversas Universidades e Insti-
tuciones que ya realizaban tareas de asistencia técnica al sector.
Entre las actividades realizadas por la RATEP en su comienzo, cabe destacar el Semi-
nario desarrollado en el 1er semestre de 2017 en el Congreso de la Nación: “Economía
Popular: Desafíos y Horizontes para un pueblo trabajador sin excluidos”. Fueron 10 en-

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cuentros organizados con el apoyo del equipo de Diputados del Movimiento Evita y del
equipo de gestión de la CTEP. A partir de las presentaciones realizadas en el Seminario
por representantes de las diversas ramas de la Economía Popular se generó un docu-
mento valioso que caracteriza la realidad de cada una de ellas con sus potencialidades
y problemas.
Considerando la importancia que fue cobrando la RATEP, el 2 de octubre de 2017 el Secre-
tario General de la CTEP, Esteban Castro solicitó al Rector de la Universidad Nacional de
Tres de Febrero, Aníbal Jozami, que se cree en el ámbito de esa Universidad un programa
que coordine e impulse la Red. Esto se concretó a través de la Resolución 4470 del 15 de
noviembre de 2017 creando el programa y designando coordinador a Emiliano Di Cola.
Entre las actividades desarrolladas en 2018 y 2019 se destacan los Congresos de Econo-
mía Popular organizados en Resistencia (con más de 600 participantes de toda la re-
gión NEA) y en San Juan (con más de 400 participantes de la región Cuyana). También
la configuración de un mapa web identificando asistencias técnicas a la economía po-
pular realizadas en diversos lugares del país y asistencias técnicas en gestión, por ejem-
plo, la realizada a la Cooperativa TUMI de Avellaneda.

IV.1) Apuntes sobre la situación del intercambio técnico con la economía popular
Los resultados de la economía popular, como todos los sectores que componen la econo-
mía de un país o región dependen en gran parte del acceso a medios de producción, la
mejora de las técnicas para el desarrollo de sus actividades, así como también, de moda-
lidades organizativas dinámicas tales como redes de cooperación territoriales, de políti-
cas públicas que incluyan la articulación entre los productores, consumidores, y demás
actores de la comunidad.
Entre los inconvenientes que enfrenta el sector de la EP, se pueden mencionar a título
ilustrativo, no exhaustivo: alcanzar mayor integración con el conjunto de la sociedad;
mayor visibilización de la riqueza cultural de quienes integran la economía popular; ca-
rencias técnicas que deterioran la cantidad y calidad de los bienes y servicios que se ge-
neran; desarticulación de las acciones de apoyo que desde el Estado y la sociedad se
realizan. teniendo como consecuencia yuxtaposiciones y vacíos. Este problema se pro-
duce en todos los niveles, ya sea local, provincial, o regional. Las diferentes áreas del
Estado, incluyendo también las Universidades, las asociaciones sin fines de lucro na-
cionales e internacionales, y diversas iniciativas vinculadas a la Economía Popular y los
Movimientos que la nuclean actúan de manera poco articulada entre sí, y en la mayoría
de los casos, con escaso conocimiento de los esfuerzos que realizan los otros.
Superar los inconvenientes es necesario para lograr mejoras en las condiciones labora-
les y en los productos o servicios que brindan.
Este proceso de mejora, en el marco de una economía que mundialmente sigue ten-
diendo a la concentración, requiere una vinculación institucional sostenida para armo-
nizar la voluntad y el esfuerzo común y compartido de los distintos actores vinculados a
la Economía Popular.

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IV.2) Consolidación de la Red de Intercambio con la Economía Popular


En este contexto los responsables la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad
Nacional de San Martín, la Universidad Nacional de Tres de Febrero y el Ministerio de la
Defensa Pública de la Ciudad Autónoma de Bs As, reconociendo como antecedente el
proceso ya mencionado de cooperación que desde 2017 venían realizando diversas Uni-
versidades e Instituciones, con la coordinación de la UNTREF, decidieron constituir la
Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular, abierta a todas las Universidades
e Instituciones deseen participar, con los siguientes propósitos:
• Articular e integrar políticas y esfuerzos, basados en la potenciación de los circui-
tos de intercambio de información entre la EP y los sectores de producción, co-
mercio, servicios, consumo, finanzas, entidades locales de tecnología tales como
los centros de estudios, tecnológicos, así como los gobiernos locales y regionales
para logar un desarrollo integral e integrado del sector. En definitiva, que la si-
tuación actual requiere de una compleja articulación y difusión entre todos los
actores involucrados directamente, en conjunto con el Estado, organismos inter-
nacionales, y la sociedad.
• Funcionar como un facilitador y difusor de la multiplicidad de acciones que se
llevan adelante en todos los ámbitos relacionados con la EP, articulándolas con
organizaciones representantes del sector como la Unión de Trabajadores de la
Economía Popular (UTEP).
• Relevar acciones de asistencia técnica existentes desde los diversos ámbitos
• Articular esfuerzos para apoyar integralmente, y partiendo de la realidad del
trabajo de los compañeros en el territorio, situaciones determinadas de la eco-
nomía popular que se transformen en casos testigo que puedan ampliarse al
conjunto de los trabajadores.
• Impulsar el trabajo conjunto para caracterizar la situación de cada rama en di-
ferentes regiones del país identificando las necesidades de asistencia técnica,
capacitación, equipamiento o de otro tipo, para lograr que el conjunto de los
trabajadores mejore su condición hasta alcanzar los derechos que correspon-
den a todo trabajador.

V) Perspectivas
Una convicción que atraviesa todos los artículos de esta publicación, es que absoluta-
mente todas las personas en edad laboral necesitamos trabajar. No sólo es una necesi-
dad para generar productos o servicios que sustentan la vida humana, sino que trabajar
también es una necesidad subjetiva para plenificarnos como personas y ser felices en
comunidad.
En nuestro país las organizaciones sociales, tanto las de alcance nacional como las de
alcance local, emprenden, acompañan, organizan y gestionan cientos de unidades
productivas, y de servicios comunitarios que, como lo resaltó el Papa Francisco, son la

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semilla del nuevo mundo. Pueden agruparse en: Recuperadores urbanos de residuos
secos, Agricultores familiares, Construcción de hábitat e infraestructura social, Servi-
cios sociales comunitarios (cuidadores domiciliarios y otros), Confección de indumen-
taria, Medios comunitarios de comunicación, Vendedores ambulantes y trabajadores
de la vía pública, Comercialización y mercados populares. Siempre considerando que
es una realidad muy dinámica que puede variar considerablemente en las diversas re-
giones del país.
La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie (BdP)
y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que luego formaron la Unión de Trabajadores
de la Economía Popular (UTEP), organizaron la marcha por Tierra, Techo y Trabajo que
se realizó el 7 de agosto de 2016 partiendo desde San Cayetano, con la participación de
más de 100.000 trabajadores. A finales del año 2016 a través del proceso de unidad y
reclamo iniciado visiblemente el 7 de agosto, lograron que el Congreso Nacional apro-
bara la Ley 27.345, denominada Ley de Emergencia Social.
Esta norma significó un hito para el sector, entre otras cosas, porque implica el re-
conocimiento, a través de una Ley Nacional, de las personas que forman parte de la
Economía Popular como trabajadores, la creación del Salario Social Complementario
como derecho producto de ese reconocimiento, la creación del Consejo y del Registro
de la Economía Popular.
Sin embargo, fue quedando claro que en el gobierno nacional hasta diciembre de 2019
(y lo mismo en la gestión anterior), prevaleció la mirada de la economía popular co-
mo algo coyuntural y no como una realidad estructural para la cual se requieren políti-
cas sostenidas de corto, mediano y largo. Esta concepción hizo que no se implementen
adecuadamente componentes clave de la ley mencionada tales como el Consejo de la
Economía Popular y el Salario Social Complementario (CEPSSC) y el Registro Nacional
de la Economía Popular (RENATEP).
La gestión de gobierno que comenzó a fines de 2019 estuvo atravesada por múltiples
problemas económicos, sanitarios y de cohesión política. En la actualidad los trabaja-
dores de la economía popular y las organizaciones que los nuclean se encuentran en
Argentina una situación particularmente difícil debido al creciente deterioro en los úl-
timos años de variables que afectan especialmente la vida de los sectores populares
(alta inflación, gravísima restricción fiscal que afecta el apoyo estatal, entre otros). La
situación agudiza la necesidad de mejorar los modos de organización incluyendo el in-
tercambio técnico entre saberes populares y del sector científico-técnico.
Hasta qué punto a través de la técnica ha mejorado o empeorado la calidad de vida y
mejorado o empeorado el entorno, es una gran discusión. Sin embargo, podemos estar
de acuerdo en que, como toda realidad humana, el desarrollo de la técnica presenta lu-
ces y sombras. Y también podemos acordar todos que la técnica que ha crecido y se ha
desarrollado exponencialmente.
Se denomina técnica a conjuntos de procedimientos pautados que se utilizan como
medio para llegar a un cierto fin.

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El desarrollo de la técnica es fruto de la necesidad de los humanos de actuar sobre su


entorno para conseguir una mayor calidad de vida.
Poniendo la mirada en la economía popular, podemos distinguir claramente dos pla-
nos de aplicación de la técnica:
• En los procesos de producción de bienes o servicios
• En gestión organizativa (compras, ventas, administración, etc.).
El pacto para el desarrollo económico y social que la enorme mayoría de los argentinos
tenemos vocación de transitar, debe incluir necesariamente la realidad de millones de
personas que viven con los valores de la cultura popular trabajando en el ámbito de la
economía popular.
El encuentro de los saberes científico-técnicos con la economía popular puede mejorar
las condiciones laborales y los ingresos genuinos por el trabajo reconociendo al mis-
mo tiempo el aporte desde su cultura para una argentina sustentable. Hay ejemplos de
procesos de estas características que tomaron como punto de partida la realidad, con
sus potencialidades y dificultades, de diferentes ramas de la economía popular en cada
región del país.
Actualmente se trabaja en un programa de evaluación e intercambio técnico de uni-
dades productivas de la economía popular organizada procurando abarcar las diver-
sas ramas y regiones para mostrar la mejora de la situación de los trabajadores/as de la
economía popular, junto a las organizaciones que los nuclean, con la incorporación de
tecnologías duras y blandas.
La información generada por este programa será un insumo valioso para formular una
política de estado tendiente al desarrollo sostenible de la economía popular. Política
que parece imprescindible para lograr la patria con lugar para todos/as que anhelamos.

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UNA MIRADA SOBRE LAS POLÍTICAS PARA LA ECONOMÍA POPULAR
Lito Borello

¿Qué vinculación ves de los movimientos de las organizaciones sociales organizadas y


la economía popular, el desarrollo de la economía popular en relación a las propuestas
de Francisco y lo que si te pido denomina economía de Francisco?
Mirá, habría que empezar de alguna manera viendo la génesis de los que son los mo-
vimientos sociales hoy en este contexto histórico. Es decir, hablar de los movimientos
que tienen tres décadas aproximadamente y que emergen en el marco de un rediseño
del modelo de dominación del capitalismo, en donde comienza a haber las políticas de
descarte que explica Francisco, y a partir de que emerge un sujeto excluido descartado.
Naturalmente en la pelea por sobrevivir y en la pelea por recuperar derechos van na-
ciendo estructuras que son lo que van confirmando los movimientos populares, movi-
mientos sociales que nacen primero de una supervivencia en los territorios a partir de
qué empieza a aparecer el descarte.
Estos movimientos luego van tomando una fisonomía y un desarrollo organizativo
y conceptual, en donde empiezan a construir alternativas a la sociedad que te ponía
afuera. En los 90, en algún momento un periodista le pregunta a un piquetero que esta-
ba en el piquete, “¿usted por qué viene al piquete?” Y el periodista se queda esperando
la respuesta porque el compañero tardó en responder; y dice, “porque yo en el piquete
vuelvo a ser”. No era solamente la falta de comida.
El descarte es eso, es el no ser. El descarte no es un producto equivocado de la imple-
mentación del capitalismo de estas últimas décadas. El descarte es una decisión.
En este sistema salvaje hegemónico depredador extractivista, financiero y para pocos;
donde aquellos adoradores del dios dinero y aquellos señores de la guerra están diri-
miendo el mundo a bombazos y deciden descartar una gran parte de la población, una
gran parte de la sociedad, ahí esos movimientos populares empiezan a construir, desde
los valores de la fraternidad, del amor, de la misericordia; desde esos subsuelos de la pa-
tria donde anidan los valores más fuertes de los sectores humildes de los trabajadores.
En ese marco es como los movimientos populares empezamos a jugar un papel políti-
co. No un papel político partidario, sino político, en el sentido de que confrontan contra
un modelo salvaje y de muerte. Y naturalmente empezamos a generar hechos que van
intentando construir modelos diferentes a la propuesta del capitalismo, que solamen-
te es hambre miseria guerra muerte. En ese marco Francisco empieza a ver que este sis-
tema no va más. Para parafrasear lo que le dice a Evo morales en el segundo encuentro
de movimientos populares en Santa Cruz de la Sierra, este sistema no va más, es nece-
sario construir otro mundo posible. Y está claro que en ese construir un mundo posible
hace falta construir una fraternidad con el medio ambiente; una economía que no esté
al servicio de pocos, sino que nos permita vivir en armonía, que nos permita que no so-
lamente el lucro y el dinero sean lo central.

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La emergencia de la Economía Popular en Argentina | Octubre 2023

Y nosotros desde los movimientos populares, sin ser eruditos de las temáticas de la
economía, entendemos que hay que tener otra sociedad y por lo tanto otra economía.
Una economía que ponga en todo caso lo financiero al servicio de la gente, al servicio
de los hombres de las mujeres de los compañeros del territorio del medio ambiente.
Bueno, en esto hay ensayo y error. Hay una búsqueda de Francisco con los compañe-
ros, a los que les está proponiendo que busquen, que indaguen, que exploren una eco-
nomía distinta a la que ofrece este capitalismo salvaje. Y mucho de la experiencia de
lo que los movimientos vamos haciendo todos los días empíricamente. Empíricamen-
te nosotros construimos teoría en el desarrollo práctico de una manera de producir, de
una manera distinta de consumir, de una fraternidad y misericordia que haga de los
territorios lugares más vivibles. Ahí donde nuestros pibes y pibas hoy están expuestos
a las drogas, a las adicciones, no como problema moral, sino como otras de las herra-
mientas que el imperio tiene, que los poderosos tienen para romper el tejido social y
para facilitar la dominación.
A veces nosotros decimos que lo que la dictadura no lograba con los tanques la droga
lo hace en nuestro territorio hoy. Y le roba el futuro a nuestros pibes y pibas si nosotros
no tenemos la acción concreta de ponernos la mochila al hombro, de ser constructores
de nuestro propio destino, de trabajar para construir otro mundo posible. Hoy, donde el
1% de la población detenta el poder del 80% del planeta, donde hay países como Esta-
dos Unidos que para mantener su manera de vivir consume 4 planetas, sabiendo que a
esta gente no se le va a abrir el corazón, nosotros tenemos que ir construyendo en nues-
tro territorios con una autonomía desde el sentido común, con una autonomía que nos
permita mantener la vida con la agroecología familiar, con los emprendimientos pro-
ductivos de las cooperativas, con las escuelas populares donde nuestros pibes tengan
otros valores y se sientan cuidados.
Hoy un chico en un territorio no se siente cuidado, se siente vulnerable, sale a la calle
y su familia por una cuestión económica no lo puede cuidar, porque tienen que labu-
rar 20 horas al día y el territorio está tan lastimado y tan roto que se siente en una zona
hostil. Necesítanos ir cambiando esto. Francisco nos propone “en ustedes está la posi-
bilidad de ir construyendo otra sociedad”. Bueno, nosotros asumimos ese desafío. Sin
soberbias, sin creernos que somos el centro del universo. Pero está claro que si los movi-
mientos sociales como la expresión más golpeada de los trabajadores junto con el mo-
vimiento de los trabajadores, si no somos columna vertebral y cabeza de un proceso de
trasformación, no hay garantía de que esto se cumpla. Cristiano y peronista, si los tra-
bajadores no son la columna vertebral y la cabeza de un proceso transformador, no hay
garantía de construir el pueblo de Cristo y una patria justa libre y soberana.

112 | Una mirada sobre las políticas para la Economía Popular VOLVER AL ÍNDICE
Servicios Socio Comunitarios
www.utep.org.ar | www.intercambiotecnico.ritep.org | www.itras.untref.edu.ar | www.untref.edu.ar

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