Está en la página 1de 21

En la ciudad de Viedma, capital de la provincia de Río Negro, a los seis días del mes

de noviembre del año 2019, se constituye el Tribunal de Impugnación Provincial conformado


por los Jueces Miguel Ángel Cardella, María Rita Custet Llambí y Adrián Fernando
Zimmermann, presidiendo la audiencia el primero de los nombrados, para dictar sentencia en
el caso “Llanquin Macarena Rocío y Ariza Facundo Federico S/ Homicidio agravado por el
vínculo” legajo MPF-BA-02471-2019.
En función de lo dispuesto por el artículo 239 del Código Procesal Penal, como
consecuencia de la impugnación interpuesta por la defensa de la imputada, se convocó a las
partes a audiencia oral, en la que se escucharon los argumentos a favor y en contra de los
agravios sostenidos contra el pronunciamiento jurisdiccional. Intervinieron, por la Acusación
los representantes del Ministerio Público Fiscal, doctores Martín Lozada y Betiana Cendón,
por la parte querellante, los doctores Slavko Lucas Jankovic Correa y Alejandro Valdés, en su
carácter de apoderados de la Asociación Civil equipo de prevención del abuso y maltrato en
menores y discapacitados (EPAMM) y por la Defensa, el doctor Marcos Ciciarello, en
representación de Macarena Rocío Llanquín.
1.- Antecedentes.
Mediante resolución dictada en audiencia de fecha 12 de julio de 2019, el Juez
Bernardo Campana en funciones de revisión de la Tercera Circunscripción, resolvió –en lo
que respecta al análisis de esta impugnación-- “III) Revocar la nulidad dispuesta por la Sra.
Jueza de Garantías en relación al acta de inspección domiciliaria como así aquella referida a
todos los actos que fueron su consecuencia por haber sido cumplido el registro conforme el
Art. 18 de la C. N. y 21 de la CP. IV) Revocar el apartado segundo de la decisión de la Sra.
Jueza de Garantías en lo que respecta a que excluyó como prueba de cargo en contra de
M.R.Ll toda aquella evidencia que fue colectada en el registro domiciliario”.
2.- Habiendo sido escuchadas todas las partes, el Tribunal se encuentra en condiciones
de dictar sentencia (artículo 240 del CPP).
Luego de nuestra deliberación sobre la temática del fallo, se transcriben nuestros votos
en conformidad con el orden del sorteo previamente practicado, respecto de las siguientes
CUESTIONES A RESOLVER: Primera: ¿Es admisible el recurso interpuesto por la
Defensa?, Segunda: ¿Qué solución corresponde adoptar?, Tercera: ¿A quién corresponde la
imposición de las costas?
3.- Votación
A la primera cuestión el Juez Miguel Ángel Cardella, dijo:
Como primera cuestión corresponde analizar la admisibilidad formal del recurso
presentado por la Defensa, quien acredita que presento el recurso en tiempo, con los requisitos
de objetividad y subjetividad y completa su presentación expresando los agravios que le causa
la decisión judicial atacada. Iniciada la audiencia, se consultó a las partes sobre la
admisibilidad del recurso, manifestando tanto el Ministerio Público Fiscal como la Querella
que no tienen objeciones que efectuar. En el caso la resolución que se impugna es una
resolución del Juez de revisión que revoca una decisión de la Jueza de Garantías. La Defensa
en su escrito realiza planteos constitucionales que se vinculan a la competencia de este
Tribunal para entender en el caso (artículos 27, 222, 224, 228, 236, 242 del CPP), en
consecuencia el recurso es formalmente admisible. ASI VOTO.
A la misma cuestión la Jueza María Rita Custet Llambí, dijo:
Adhiero al voto del Juez Cardella. ASÍ VOTO.
A la misma cuestión el Juez Adrián Fernando Zimmermann, dijo:
Adhiero al voto del Juez Cardella. ASÍ VOTO.
A la segunda cuestión el Juez Miguel Ángel Cardella, dijo:
4.- Presentación de los agravios y respuestas.
4.1.- La Defensa
El Defensor sostiene que cuestiona el alcance que se le dio a los efectos de la nulidad
que dictó el Juez de revisión que a su juicio viola la doctrina de la Corte Suprema de Justicia
en los casos Rayford, Fiorentino, entre otros.
Señala que en este caso hay dos nulidades firmes, la nulidad de los dichos de su
defendida en el hospital, declarada por la Jueza Martini y confirmada por el Juez Campana, y
la nulidad de la información que brindó Gabriela Llanquín, que dispuso el juez de revisión,
porque no se le había hecho saber su derecho de abstención. El Juez Campana resolvió que los
dichos de Gabriela Llanquín eran nulos pero no excluyó lo obtenido a partir de esa
información por considerar que había un cauce independiente, pero, alega el defensor, de la
audiencia surgió con claridad que fue Gabriela la que proporcionó información sobre la
ubicación y la identidad del novio de su defendida. Critica entonces la conclusión del Juez de
que la presencia de la policía y del Ministerio Público Fiscal en lo de Facundo Ariza
constituyó un cauce de investigación independiente y enfatiza que ello no es así porque si se
realiza una supresión mental hipotética no se hubiera llegado al mismo resultado.
Sostiene que además es contradictoria la sentencia porque, si bien declara la nulidad
de la información obtenida de Gabriela Llanquín, toma como válido el consentimiento dado
por la nombrada para que ingresaran a su domicilio.
Radica otro de sus agravios en que el juez no se expidió sobre la doctrina de la CSJN
en “Baldivieso”. Refiere que, oportunamente, sostuvo que no podía iniciarse un proceso en
contra de Macarena Llanquín porque ella concurrió al hospital por un sangrado vaginal pero
se priorizó su criminalización en lugar de garantizarle su derecho al acceso a la salud.
Entiende que se trató de un caso de violencia institucional. En este punto, critica que el Juez
Campana dijera que no se expediría respecto de este planteo porque la defensa no cuestionó la
decisión de la Jueza Martini en cuanto consideró válido el inicio de la investigación. Explica
porque no presentó agravios sobre la cuestión al entender que no tenía una decisión adversa.
Considera que otro motivo de arbitrariedad de la resolución atacada se vincula con que
prescindió de la ley aplicable al caso sin dar motivos, esto es del artículo 21 segundo párrafo
de la Constitución Provincial que exige la presencia del juez en un allanamiento nocturno.
A consultas del Tribunal, el defensor explica los hechos y da precisiones sobre los
horarios, lo que es ratificado por la Fiscalía y la Querella, haciendo algunas aclaraciones que
hacen a la posición de la Acusación.
Continúa diciendo, el defensor, que la resolución del Juez Campana decide mantener
la exclusión de los dichos de Macarena Llanquín y extender la exclusión a cualquier
manifestación o declaración que haya realizado Gabriela Llanquín antes de que le hicieran
saber su facultad de abstención que fue en la audiencia de revisión. De modo que la
controversia gira en torno a si el personal policial, aunque de civil, y los representantes del
Ministerio Público Fiscal, en total 5 personas, que se presentaron ante Gabriela Llanquín el
día 14/05/19 a las 14:37 hs. torcieron su voluntad inicial de oponerse al ingreso al domicilio o
si, en cambio, al haber existido los dos momentos que explicaron, ella pudo recuperar esa
voluntad y el consentimiento que dio a las 16:30 hs. sería válido. Ratifica la postura sostenida
en las audiencias previas de que es imposible que Gabriela, estando frente a quien creía que
era la jueza, pudiera recuperar su voluntad.
Entiende que la decisión es arbitraria porque no aplicó la doctrina de la Corte Suprema
en “Ventura”. A consultas del Tribunal, aclara que su agravio es con relación a la prueba que
se levantó después de las 19 hs. cuando ya estaba de noche.
Explica que el Juez Campana sostuvo que el primer ingreso fue realizado en los
términos del artículo 141 inciso 1 del CPP que establece que solo puede procederse sin orden
judicial cuando exista incendio, inundación o causa similar, lo que a criterio del defensor no
se dio en este caso. Argumenta que el código no establece el consentimiento para el ingreso al
domicilio y si a eso se suma el caso “Ventura”, se sigue que siempre se exige orden judicial
para el allanamiento. Considera entonces que en este caso habría una violación al debido
proceso y a la garantía de la inviolabilidad del domicilio, y si bien el derecho a la intimidad es
disponible, no ocurre lo mismo con el debido proceso.
Cuestiona también la conclusión del Juez Campana en cuanto a que el segundo ingreso
se realizó en los términos del art. 138 del CPP, que, a criterio del impugnante, presupone
orden judicial. Invocó el magistrado el fallo “Irusta” del STJ, pero entiende que aquél sustenta
una de sus principales defensas que tuvo respuesta parcial y que consistió en que la única
facultada para permitir el ingreso a su habitación era su defendida que estaba en el hospital y
no su hermana. Señala que si se hubiese tratado de domicilios distintos no habría discusión.
Se agravia además de la conclusión del Juez revisor de que hubo un cauce de
investigación independiente porque, a su criterio, la información de quién era el novio de
Macarena y dónde vivía la obtuvieron de la declaración de Gabriela.
Critica por otro lado los fundamentos del Juez Campana que dijo que la policía obro
de buena fe y habló del principio de proporcionalidad entre la gravedad del hecho y la
nulidad, lo que, según el defensor, es un criterio peligroso porque podría legitimar la tortura,
los apremios y choca de frente contra los fallos que menciona.
Aduce que aún si dejamos de lado la doctrina de la CSJN en “Ventura”, y aplicamos la
vieja doctrina de “Fiorentino”, el consentimiento debe ser válido, informado y anterior al
ingreso, y afirma que esos estándares tampoco se cumplieron en el caso porque la policía en
ese momento ya manejaba hipótesis criminales que no le fueron informadas a Gabriela
Llanquín y, entonces, ella no pudo comprender los alcances del consentimiento que estaba
otorgando, además de la situación de coacción.
Agrega, en este marco, que aquí hay dos cuestiones que son de género. El Juez
Campana entendió que Gabriela fue suficientemente informada porque se le dijo que existía
una posibilidad de condena perpetua, lo que había sido utilizado justamente por la doctora
Romina Martini para declarar la nulidad por entender que ello funcionó como una forma de
coacción. También consideró el Juez revisor que Gabriela Llanquín convalidó el
procedimiento al firmar el acta 15 horas después, habiendo obtenido asesoramiento por parte
de la defensa.
Al momento de efectuar el petitorio, solicita, en primer término, que se extiendan los
efectos de la nulidad de los dichos de Gabriela a todos los actos que fueron su consecuencia, y
en caso de que esto no prospere, solicita, en segundo lugar, que se aplique al caso la doctrina
en “Baldivieso”. En caso de que tampoco se haga lugar a lo anterior, peticiona que se aplique
al caso la doctrina de la Corte Suprema en el fallo “Ventura” y se revoque la decisión que le
otorgó validez al ingreso por apartarse de los arts. 140 y 141 del CPP. Por otro lado, solicita
que se analice el consentimiento que brindó Gabriela Llanquín a la luz de los precedentes
Fiorentino, Cichero, y otros que menciona que, aclara, que si bien no están vigentes son
razonables a efectos de analizar la legalidad del procedimiento. En tal caso, solicita que se
revoque la decisión y se disponga su nulidad.
Subsidiariamente, solicita que se apliquen los estándares que fijo el Superior Tribunal
de Justicia en el caso Irusta y se establezca que solo su defendida podía autorizar el registro de
su habitación. Finalmente, peticiona que revoquen la decisión del Juez Campana que validó el
allanamiento porque la Jueza Martini no se equivocó en el análisis de los hechos sino que
consideró que el primer ingreso torció la voluntad de Gabriela y no pudo volver a recuperarla.
4.2.- La Fiscalía
La Fiscal Cendón explica que luego de hacer un análisis del consentimiento, el doctor
Campana indica que la Jueza Martini comete un error en la interpretación de la información
porque entendió que la inspección ocular comenzó en el mismo momento del primer ingreso.
Refiere que el consentimiento fue válido, libre, sin presiones y lo dice sobre el fundamento de
la declaración de dos policías, Garmendia y Rojas, que dan cuenta de que a las 16:30 horas se
le explicó adecuadamente a Gabriela lo que iban a realizar. El doctor Campana analiza todos
los fallos y considera que Gabriela se podía negar, que se le informó lo que se iba a buscar y
que si ella no lo autorizaba se iba a solicitar una orden judicial. Expresa que el dueño de la
vivienda convalidó el ingreso y luego suscribieron el acta que le leyeron.
Manifiesta que otro elemento a tener en cuenta es que desde un comienzo ya sabían
quién era la pareja de Macarena Llanquín, no surgió exclusivamente de la información que
dio Gabriela. Explica que es la familia Ariza la que incorpora otros elementos y no Gabriela, y
a partir de ello se organiza la inspección ocular en los dos domicilios para buscar con la
urgencia que requería el caso un bebé recién nacido.
Hace saber que ya estaban realizando la inspección ocular cuando ocurre la
declaración de Macarena ante Llanos la que no fue tomada para la formulación de cargos.
Sobre este punto, el doctor Campana consideró por la doctrina de lo inevitable que
indefectiblemente iban a encontrar el cuerpo porque ya habían encontrado los restos de
placenta. Es decir que aun quitando la declaración de Macarena el bebé iba a ser hallado.
Puntualiza también la declaración de los dos testigos de actuación.
Continúa el Fiscal Lozada diciendo que entiende que la defensa omite la relevancia
que el derecho público le otorga a la posibilidad de requerir el consentimiento al morador para
el registro domiciliario. Afirma que el Juez Campana lo entendió con claridad.
En relación a la validez del consentimiento de Gabriela, considera el Fiscal que ha
quedado en claro que el personal policial ingresó legalmente en razón del análisis
concatenado de lo expuesto por Garmendia, Rojas y por los testigos de actuación, que
ofrecieron una versión que en lo sustancial resulta coincidente.
Refiere que se llamó a Gabriela al exterior de la vivienda y se le explicó sobre las
circunstancias de la búsqueda de evidencias y de una persona que habría nacido con vida y se
le hizo saber que podía negarse a ello sin consecuencias legales a su respecto. Cada testigo dio
cuenta de un acto libre adoptado sin que mediaran coacciones.
La Fiscal Cendón agrega que Gabriela prestó declaración testimonial en la audiencia,
ante el doctor Campana, oportunidad en la que declaró que consintió el procedimiento y dijo
“qué iba a hacer”. Entiende que cambia la posición para proteger a su hermana pero siempre
dijo que prestó el consentimiento.
Para el Fiscal el ordenamiento procesal presupone supuestos en los que se puede
ingresar a un domicilio sin contar con autorización judicial y prueba de ello es el inc. 1 del art.
141 del CPP que contempla situaciones de emergencia y excepcionales que requieren premura
en las que justifica la intervención de la autoridad sin contar con la autorización judicial.
Explica que en el caso puntual, estamos ante la existencia de situaciones extraordinarias que
se fundan en razones de humanidad y de necesidad de dar de manera urgente con una criatura
que se podía encontrar huérfana de asistencia y de atención.
Agrega la Fiscal que Campana hace una explicación muy clara indicando que
autorización judicial no era necesaria por el consentimiento claro y expreso de Gabriela
Llanquín y de Millapi.
Con relación a agravio del defensor en cuanto a la ausencia de perspectiva de género,
refiere el doctor Lozada que entiende que el juez Campana consideró que la Jueza Martini al
momento de la formulación de cargos había malinterpretado la operatividad de tal perspectiva
y había encontrado fundamento para rechazar la formulación de cargos. Afirma el Fiscal que
no se ha acreditado que la joven fuera víctima de violencia de género, o de violencia
institucional. En la actuación de los funcionarios de policía o de los médicos no se advirtió un
patrón de conducta que hubiera soslayado su condición de mujer joven en estado puerperal.
Sostiene que esta cuestión no puede ser esbozada de manera superficial y así fue entendido
por el juez Campana.
Se opone al agravio vinculado a que en el caso puntual resulta de aplicación la
doctrina de Natividad Frías, por cuanto ese precedente tuvo un antecedente puntual que era un
aborto. En este caso, estamos frente a una mujer que tuvo un parto domiciliario de un bebé
que nació con vida y concurrió al hospital por una pérdida de sangre pero no estuvo en riesgo
su vida de acuerdo a lo que declararon los médicos. No tuvo Macarena que escoger entre la
vida y la cárcel porque no se había provocado su propio aborto. Natividad Frías fue al hospital
por una causa eficiente de la existencia de un delito precedente. Macarena concurrió por una
pérdida de sangre que no tenía vinculación con el delito que se investiga, que es el homicidio
de una criatura nacida con vida.
4.3.- La Querella
Concedida la palabra a la parte querellante, el doctor Jankovic adhiere a lo
manifestado por la Fiscalía y agrega que, a su criterio al invocar fallos, se deben verificar que
las circunstancias de hecho tengan similitud al caso en concreto. Esto ya lo ha aclarado la
CSJN diciendo que sus fallos no se tienen que tomar como regla abstracta, con lo cual, a
criterio del querellante, no pueden aplicarse ninguno de los fallos citados por la defensa a este
caso concreto sin analizarse las situaciones fácticas.
Aduce que hay una confusión ya que el primer ingreso tiene que ver con la urgencia
desde el primer dato de que había una persona nacida con vida que podía estar en peligro. El
segundo ingreso en los términos del artículo 138 si requirió el consentimiento de la persona.
Pero esa medida no era necesariamente para encontrar al bebé, sino que se buscaba la prueba
de que la persona había efectivamente nacido. Entiende el querellante que el consentimiento
que obtuvieron del morador era suficiente y no era necesario contar con la orden, sino la
hubieran recabado.
Se remite a lo resuelto por el Superior Tribunal de Justicia en el expediente 29223/17
“CHG s/Queja en CHG s/ homicidio”.
Respecto de extender la nulidad de los dichos de Gabriela, refiere el abogado de la
querella que ella luego firmó el acta luego de entrevistarse con la defensa pública por lo que el
rol de víctima que presenta ahora es un tanto falso, ya estaba asesorada. Argumenta el letrado
que tampoco se trata de una persona iletrada. Considera que la actuación de la fiscalía ha sido
válida y no ha implicado una violación a principios constitucionales ni a derechos de la
imputada.
Consultada la Fiscalía por el Juez Cardella por qué no tramitaron la orden de
allanamiento, responde la doctora Cendón que la realidad es que buscaban un parto
domiciliario pero luego surgió la necesidad de buscar más y como ambas familias estaban
interesadas en saber lo ocurrido, se decidió comenzar con la inspección que notificaron a la
Jueza de Garantías y también a la defensa.
Dada la última palabra a la Defensa, el doctor Ciciarello enfatiza que la Fiscalía sabía
desde un primer momento que manejaba hipótesis criminales. A raíz de eso le pusieron
presencia policial a su defendida para buscar prueba en contra de ella. Aduce que en las
audiencias se pueden ver las contradicciones del MPF y cómo modifica la Fiscalía los hechos
según los planteos que hace la defensa. Reitera sus agravios.
5.- Respecto a las garantías constitucionales en el proceso penal
El artículo primero de nuestro Código Procesal Penal indica que rigen de manera
directa todas las garantías y derechos consagrados en la Constitución Nacional, Tratados
Internacionales y la Constitución de la Provincia. Estos derechos y garantías son las reglas
básicas del proceso cuya finalidad es darles protección a las personas frente al poder estatal
provincial.
Uno de los bienes protegido es la intimidad de la persona, que emana de su dignidad
humana, y se lo protege, entre otros, a través del derecho a que su domicilio es inviolable.
La imputada, Macarena Llanquín, es quien resulta ser la protegida en su intimidad y
tiene el derecho a la inviolabilidad del domicilio y a no sufrir injerencias arbitrarias en el
mismo (artículos IX de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 12
de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 11 apartado 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y 17 apartado 1 del Pacto Internacional De
Derechos Civiles y Políticos).
En el primer texto constitucional de nuestra provincia del año 1957 en su artículo 6 y
en su reforma total en 1998, consagra la inviolabilidad del domicilio, que en el artículo 21
manda “el domicilio, los papeles y registros de datos privados, la correspondencia epistolar y
las comunicaciones de cualquier índole son inviolables y sólo pueden ser allanados,
intervenidos, interceptados o registrados en virtud de orden escrita de juez competente y
siempre que mediare semiplena prueba o indicio grave de la existencia de hecho punible. El
allanamiento de domicilio en horas de la noche es excepcional. Sólo puede disponerse por
motivo fundado y realizarse con la presencia del juez, salvo imposibilidad justificada, en
cuyo caso delegará la diligencia en otro funcionario judicial. Toda prueba obtenida en
violación a lo aquí dispuesto queda invalidada como tal”.
En la sesión de la Convención Constituyente, del día 7 de abril de 1988, los
fundamentos de esta norma fueron expuestos por los Convencionales Ponce de León y
Martínez.
Dijo el primero de ellos “…Si el domicilio es el ámbito físico de la intimidad y en
razón de esto es que lo protege, como una extensión física de la intimidad de las personas,
como que es el continente donde se realizan esos actos íntimos y se tienen objetos que hacen
a la intimidad, uno de estos objetos son los papeles. Pero no termina allí. En consecuencia,
no debería restringirse la intimidad a los papeles, porque hay objetos que obtenidos en
violación de las normas, también deben ser invalidados en un proceso penal. En
consecuencia, y poniendo vista desde esta perspectiva, yo creo si la perspectiva en que
estamos legislando, la inviolabilidad del domicilio como continente, como marco físico de la
intimidad de las personas, que es lo que estamos protegiendo, allá se encuentra una cantidad
de elementos que hace a esta intimidad. Uno de ellos son los papeles o registros de datos
privados, la correspondencia epistolar, las comunicaciones, que son un escalón de esta esfera
de intimidad. Pero también hay en un procedimiento penal otros elementos e inclusive se
podría dar el caso de alguna testimonial obtenida en estas condiciones o en condiciones de
presión en este marco. De tal manera yo creo que es atinado poner énfasis no en los papeles,
sino en el marco físico de la intimidad de las personas y proteger esta intimidad y proteger el
domicilio como marco físico de esto y darle protección a todos los elementos que hacen a la
intimidad. Los papeles privados obviamente, las comunicaciones y toda prueba, toda prueba
en violación a lo aquí dispuesto quedará invalidada como prueba en contra del afectado. De
tal manera que consolidamos aquí este derecho a la intimidad que estamos protegiendo, al
proteger el domicilio, la inviolabilidad de los papeles, las comunicaciones, y demás objetos
que hacen a la intimidad de las personas”
Y Martínez agregó “...los Convencionales Srur y Ponce de León han expuesto,
entiendo yo, acertadamente sobre el tema. De un allanamiento ilegal no solamente se puede
llegar a recabar documentación sino que se puede llegar a recabar otro tipo de pruebas; en
consecuencia entiendo que debería aprobarse la modificación propuesta por los
Convencionales Aguilar y Arturo, cambiando "la documentación" por "toda prueba"; con lo
que se recepciona la propuesta del Convencional Srur, avalada por el Convencional Ponce de
León”.
Por lo tanto la intimidad de la persona protegida en su domicilio es inviolable, salvo
que por motivos fundados el titular de la acción penal obtenga una orden escrita de un juez
para ingresar a esa intimidad. Esa orden escrita y jurisdiccional es un límite al poder estatal.
Es el modo que formaliza el acto que respeta la garantía constitucional y convencional del
acto llamado allanamiento, donde la actuación fiscal y/o policial es controlada por la
Jueza/juez de garantía (ley 5020)
6.- Los hechos del presente caso
En este caso se discute si la/las inspecciones domiciliarias por el Ministerio Público
Fiscal en el domicilio de Macarena Llanquín cito en Monteverde 1440 de San Carlos de
Bariloche, fueron realizadas de acuerdo a las garantías que el proceso penal provincial rodea a
la persona sospechada de un delito.
El día 14 de mayo entre las 14 y 14,16 horas el Ministerio Público Fiscal recibió un
llamado telefónico desde el Hospital local informando de una paciente que concurría por
segunda vez con un estado de sangrado y hemorragia (Macarena Llanquín), en ese momento
se formaliza la denuncia por parte de la médica Pascuali.
A las 14,30 (según la defensa) o 14,37 (según la Fiscalía) se hicieron presentes en el
domicilio de Monteverde 1400, la Fiscal del caso y su adjunto con tres agentes policiales.
Hablaron con Gabriela Llanquín, hermana de la investigada en la causa e ingresaron a ese
domicilio.
Siendo las 15 horas la Fiscal del caso su adjunto y el personal policial se retiran de esa
vivienda y se dirigen al barrio Malvinas donde vive la familia Ariza.
A las 16,30 horas la misma comisión regresa a la vivienda de Montevaro 1400,
ingresan a la vivienda. A las 17.46 horas encuentran el cadáver de una persona recién nacida y
las actuaciones concluyen el día 15 de mayo a la hora 1:15.
Para la Jueza de garantías existe un hecho continuo desde las 14.30 horas y para el
juez revisor se trata de dos eventos uno del mismo horario y el otro a las 16.30 horas.
7.- Las resoluciones judiciales
Como conclusión de la audiencia de formulación de cargo peticionada por el
Ministerio Público Fiscal, con fecha 24 de mayo la Jueza de garantías dispuso “Declarar la
nulidad del acto de inspección domiciliaria en la vivienda de M. sita en Monteverde 1400 del
Barrio San Francisco IV de esta ciudad, y de todos aquellos que fueron su consecuencia por
haber sido llevada a cabo en violación a la garantía constitucional de inviolabilidad de
domicilio prevista en el artículo 18 CN y 20 CP, en función de lo establecido por el artículo
85 del Código Procesal Penal de Río Negro” y rechazo la formulación de cargos efectuada
por la fiscalía en contra de M.R.LL”.
Contra esa decisión el Ministerio Público Fiscal presentó un recurso y el Juez de
revisión procedió a revocar la nulidad dispuesta sobre “el acta de inspección domiciliaria
como así aquella referida a todos los actos que fueron su consecuencia por haber sido
cumplido el registro conforme el Art. 18 de la C. N. y 21 de la CP”.
Los argumentos establecidos en la decisión jurisdiccional del 12 de julio, se sostiene
en existieron dos momentos a diferenciar. La primera presencia de la policía y la fiscal a las
14,37 hs. En el domicilio de Llanquin y la segunda oportunidad a las 16,30 hs. Aclara el Juez
de Revisión que en esta segunda oportunidad no puede sostenerse que se haya tratado de una
diligencia urgente encuadrable en el art. 141 del CPP por cuanto del contexto y de lo
expresado por los testigos Cateblanco, Uribe y Garmendia claramente “el dispositivo estaba
dispuesto para recolectar evidencia y no para buscar con premura, urgencia a ese niño o
niña”. El juez considera que ese allanamiento es acorde a la ley en función de que hubo un
consentimiento válido del morador de la vivienda (Gabriela Llanquín) para que se realice el
registro domiciliario ya que hubo un consentimiento prestado en forma libre expresa e
indubitable como convalidante del allanamiento efectuado sin orden judicial, en función del
artículo 138 del CPP.
Indica el juez de revisión, “La prueba me conmueve a concluir que el consentimiento
prestado por Gabriela Llanquín fue válido, previo al ingreso, el cual se ha comprobado por sus
propios dichos, que para entonces Gabriela Llanquín sabía que es lo que se buscaba, cuales
podían ser las consecuencias para Macarena Llanquín y que no tuvo en ese momento vicio
alguno en su voluntad. No hubo en este caso error, violencia, intimidación o simulación
alguna” … “En este caso existió consentimiento expreso de uno de los moradores para el
registro, está claro que ni la Fiscalía ni la Policía tuvo en miras realizar un acto contrario a la
Constitución, obraron convencidos que contaban con el consentimiento de los moradores lo
cual convalida el registro. Dijo Gabriela que le informaron que si ella se oponía hubiesen
solicitado la orden de allanamiento y resulta que la Fiscalía contaba con motivos suficientes
para ello (art. 140 del C. P. P.)”
8.- Solución del caso
Establecida la regla constitucional y convencional de la garantía de la inviolabilidad
del domicilio, también sabemos que existen excepciones que el Legislador las fija en el nuevo
Código Procesal Penal provincial.
Bajo el mismo criterio de la existencia de dos eventos horarios, la Fiscalía dijo que la
primera vez se constituyó en el domicilio de Montevaro 1400 por una cuestión humanitaria a
consecuencia de la información recibida estaban en la búsqueda de una persona recién nacida
con vida. La Querella da la misma versión. Este primer ingreso y atento las circunstancias del
caso podría ser encuadrado en un sentido amplio de interpretación de artículo 141 inciso 1 del
CPP como una excepción a la regla general, en función de la premura y urgencia que el caso
de posibilidad de un neonato en riesgo ameritaba y, sin duda, la buena fe y diligencia con que
actuó la fiscalía y con la advertencia de que no se realizó ninguna actividad para reunir
evidencias para el caso.
Pero a las 16.30 horas se produce otra inspección, la segunda en el mismo día. La
misma comisión ingreso al mismo domicilio y recabó evidencia, concretamente, a las 17,46
horas. Aquí se centra el punto a decidir por cuanto es en este ingreso que se recaba la
evidencia que la defensa pretende excluir.
El Código Procesal Penal de la provincia autoriza en un único artículo, el 141, bajo el
título “Allanamiento sin orden judicial”, cuatro supuestos de posibilidad de allanamiento sin
orden judicial y en ninguno de ellos -como sostuvo el Juez de revisión- encuadra el
allanamiento realizado luego de las 16 horas en la casa de Llanquín.
En el desarrollo de su resolución el Juez de revisión, para resolver lo que indica como
una segunda inspección, se plantea ¿De acuerdo a nuestro sistema procesal es requisito
indispensable para realizar un registro de morada la previa autorización de un juez?,
dándose la siguiente respuesta: “Si bien la Dra. Martini estimó en principio que es suficiente
el consentimiento válido del morador para que se realice el registro domiciliario y ello no fue
impugnado por el Defensor, ante la reproducción del planteo diré: que las disposiciones
sobre el registro y el allanamiento de morada tanto en la ley 2107 y en la 5020 son similares,
en ambas se requiere orden judicial si el ingreso se debe realizar en contra de la voluntad del
morador … Sánchez Freytes al comentar el art. 138 del nuevo ordenamiento, en su obra
Código Procesal Penal de la Provincia de Río Negro Anotado y Comentado, tomo II pag. 83
indica que el allanamiento constituye una medida de coerción real, bajo supuestos formales
rigurosos, tras consistir en el ingreso del fiscal o la policía a un lugar cerrado de manera
compulsiva y que presupone la falta de autorización de quien está protegido por la garantía
mencionada … El mismo autor en su nota 75 al pie de página, indica que se admite el
consentimiento prestado (en forma libre expresa e indubitable) como convalidante del
allanamiento efectuado sin orden judicial y que esa es la posición mayoritaria en el país”.
En resumen, entiende que el artículo 138 avalaba la modalidad del segundo ingreso.
Pero la interpretación ajustada al proceso constitucionalizado es que tal artículo no se aplica
en el caso. Ello por cuanto la norma solo habla de consentimiento del interesado o su
representante para extender a horas de la noche la diligencia de allanamiento ya ordenada
por juez competente pero tal consentimiento no exime de la necesidad de esa orden de
allanamiento.
Para mayor claridad las normas nos indican el camino a seguir, así cuando el registro
deba efectuarse en un lugar habitado, el allanamiento sólo podrá realizarse desde que salga
hasta que se ponga el sol, salvo cuando el interesado o su representante consientan que se
realice en cualquier horario o en casos sumamente graves y/o urgentes y ese allanamiento
debe ser solicitado por la Fiscalía para lo cual, previamente existe la autorización del
allanamiento tramitado por cualquier medio revestido de determinados requisitos (artículos
138 y 140 del CPP), por cuanto la norma no puede ser alterada por las leyes que reglamenten
su ejercicio (artículo 15 de la Constitución de Río Negro).
La excepcionalidad llamada consentimiento se ajusta a la norma constitucional, en ese
sentido el domicilio sólo puede ser allanado en virtud de orden escrita de juez competente y
siempre que mediare semiplena prueba o indicio grave de la existencia de hecho punible.
Según la acusación, para efectuar la segunda inspección se requirió el consentimiento
de Gabriela Llanquín pero el punto es que por un lado Gabriela Llanquin no era la interesada
en la diligencia (en los términos y los alcances que puede darse al artículo 138 del CPP) y por
otro el consentimiento referido es para casos que exista orden judicial como impone la
Constitución Provincial.
Para la Querella la segunda inspección no tenía por objeto encontrar al bebe recién
nacido ahí adentro, porque la Fiscalía y la policía, ya habían estado adentro de ese domicilio y
no habían encontrado ni habían visto rastros de que estuviera presente allí, de tal modo la
investigación se dirigía a buscar las pruebas de que esa persona había nacido. Así reconoce
que ya no se buscaba a ninguna persona nacida con vida, directamente se estaban buscando
evidencias, es decir en este segundo momento ya no existe interés por la vida de una
niña/niño.
La excepción no prospera porque según el relato de la parte querellante el
consentimiento no tenía como la finalidad una urgencia, sino que se estaba frente a un indicio
de un hecho punible, al cual llegó a calificarlo con la posibilidad de un aborto.
Dice la querella que “Si había nacido o no o dónde era solo una especulación y es allí
donde van a ese domicilio, a raíz de la información que obtienen en el domicilio de Ariza, de
que habría nacido allí y son las pruebas que intentan buscar y eso es lo que le explican a
Gabriela Llanquín que eso podría implicar que había nacido con vida, que había sido un
aborto o las demás cuestiones”.
Es la querella, quien nos demuestra el error en el procedimiento.
Nos informa que el “segundo allanamiento” se realiza en los términos del artículo 138,
para lo cual requieren el consentimiento de Gabriela Llanquín. Este es un fundamento
erróneo, porque la regla está claramente establecida en la norma, cual es contar con una orden
judicial escrita de allanamiento, y la excepcionalidad es el consentimiento de la interesada. La
parte querellante agrega que no había urgencia en ese procedimiento ya que con un llamado
telefónico se obtenía la orden judicial de allanamiento. Así la parte acusadora revela que ha
invertido la regla constitucional y su excepcionalidad procesal. Ello se corrobora con la
resolución del 12 de julio que indica: “...resulta evidente que el ingreso que se realizó a
posterior de las 1630 hs en casa de la familia Llanquín no se corresponde con una diligencia
urgente, la policía y en especial Criminalística se tomó todo el tiempo necesario para
preparar el equipo, vestirse y proteger incluso el calzado de los testigos de actuación”.
El consentimiento reglado solamente puede darlo la/el interesada/o o su representante.
Esto tiene su lógica jurídica porque para el caso, Macarena Llanquín es la interesada, ya que
es la titular de la acción de exclusión, es ella quien tiene ese poder, no su hermana. Esta
disposición se ajusta a nuestro estándar procesal constitucionalizado toda vez que es necesario
controlar al poder estatal y esa es función del juez/a en el proceso penal. Esa es la única
solución interpretativa a la que conlleva el principio contenido en el artículo 15 del CPP.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia señalan que el consentimiento debe ser
prestado por el interesado (Hairabedián, Maximiliano “Eficacia de la prueba ilícita y sus
derivadas en el proceso penal, página 147 Editorial Ad-Hoc, edición 2010)”.
Es lo que la Corte Suprema establece en “Ventura” (fallo 328:149) el interesado es a
quien se le dan motivos suficientes para solicitar autorización de ingreso al domicilio sin
orden judicial escrita. Macarena Llanquín es la interesada a quien deben darle los motivos de
una situación urgente, necesaria e indispensable y convencerla, caso contrario solicitar la
orden de allanamiento judicial escrita.
“El consentimiento del interesado y el allanamiento serían las dos caras de una
misma moneda: el ingreso a una morada ajena, que puede realizarse o por la voluntad del
titular o contra ella (allanamiento). Habida cuenta de la importancia que posee este
consentimiento, dado que excluye la necesidad de la orden judicial, resulta insoslayable
determinar qué características debe tener y cuál es la persona que puede prestarlo. Por un
lado la garantía de inviolabilidad de domicilio protege a las personas, no los lugares con lo
que no puede tener importancia decisiva un criterio que atienda exclusivamente a la relación
del individuo con el inmueble. Por el otro, la innegable vinculación que tiene la garantía de
inviolabilidad del domicilio con la de la prohibición de obligar a alguien a declarar contra sí
mismo, contenida también en el art. 18 de la Constitución. … El consentimiento válido para
excluir la hipótesis del allanamiento, debe ser prestado de modo expreso (no hay confesiones
criminales tácitas), por la persona que tenga derecho a excluir a un tercero del domicilio y
que, además, pueda verse perjudicada por el registro que realice el órgano de prevención
(Monticelli de Prozillo LL-1984-D-378).
El Superior Tribunal de Justicia de la Provincia no le dio validez a la inspección bajo
consentimiento (allanamiento sin orden judicial), cuando quien presta la voluntad no es el
interesado o su representante. Así lo resolvió en el caso de la pareja que permite el ingreso de
personal policial al cuarto que habita con su novio en un Hostel estando esté ausente (“Irusta”
del 23/17/2018) y sucede todo lo contrario cuando quien consiente el ingreso es el propio
imputado (“Cortez” de fecha 11/12/2017).
Es decir, en el caso no existió consentimiento alguno de parte de Macarena LLanquin
que saneara la falta de orden judicial en el allanamiento en cuestión, no pudiendo ser
reemplazado el mismo por el consentimiento de una tercera persona.
Sin perjuicio de lo considerado precedentemente y la solución arribada, a mayor
abundamiento, creo oportuno dejar sentado que resulta evidente que el consentimiento de
Gabriela LLanquin no alcanza el estándar de un consentimiento libre e informado. Es la
propia Querella quien reconoce que la Comisión fiscal/policial recaba el consentimiento de
Gabriela Llanquín, a quien calificada de no ser iletrada porque trabaja en un local de comida
rápida ¿Qué consentimiento surge del contexto? ¿Realmente Gabriela Llanquín sabía que
consecuencias generaba su consentimiento? ¿Ese consentimiento puede legitimar el ingreso y
recolección de evidencia en contra de la persona investigada que es su hermana?
Hay que analizar ese consentimiento en su contexto, el cual nos indica que hay una
joven mujer de 20 años edad enfrentada a cinco personas mayores que se presentan como
funcionarios del Ministerio Público Fiscal y de la policía de la provincia. Eso es una
verdadera estructura de poder frente a una ciudadana que no cuenta con ninguna alguna
alternativa para negar acceso a la vivienda. Más aún cuando recién a las 20 horas de esa
jornada es asistida por la Defensa Pública.
Esa situación no es normal en la vida cotidiana de cualquier persona, le sucede en dos
ocasiones el mismo día que se presenta una comisión fiscal/policial. Mínimamente esa
actividad genera intranquilidad en cualquiera, “de manera que no queden dudas en cuanto a la
plena libertad del individuo al formular la autorización, lo que requiere el examen de las
circunstancias que han rodeado al procedimiento" (Fallos 308:733 – Rayford). El Juez de
juicio acepta el consentimiento de una tercera persona y así autoriza la injerencia del órgano
persecutor del Estado provincial, y admite que “... la Sra. Fiscal quien al tomar conocimiento
de la noticia se puso de inmediato al frente de la investigación y tomó medidas, advierto que
quizás por la adrenalina del momento, por la intención de resolver el caso lo más rápido
posible y también confiada en que ningún planteo sería interpuesto, dispuso por si el registro
y se valió del consentimiento de los moradores para llevarlo a cabo y convalidarlo. Sabemos
el dispendio jurisdiccional que ello trajo aparejado y también los cuestionamientos serios y
Constitucionales que la Defensa, en cumplimiento de su deber, ha formulado en beneficio de
M y que seguramente como ya nos anticipó seguirá formulando”.
Además, en ese contexto la conducta/consentimiento/dichos de Gabriela Llanquín no
puede ser admitida como una colaboración en la construcción de la hipótesis de la
investigación de la acusación. Observamos que el Juez de revisión extendió la exclusión a
cualquier manifestación o declaración que haya realizado Gabriela Llanquín antes de ser
formalmente anoticiada de su facultad de abstención (artículo 185 del CPP).
Si aceptamos que un tercero es quien brinda el consentimiento para que se practique
una inspección para recolectar evidencias, es decir un allanamiento sin orden judicial, estamos
abriendo una grita en nuestro sistema procesal penal para justificar lo injustificable, para
actuar sin resolución escrita por parte de la Jueza/Juez competente que provoca situaciones
tensas donde se pone en tela de juicio las garantías constitucionales del debido proceso, que
cuando se ejercen se critican y cuando están ausentes se lamentan.
Esta situación no es ninguna novedad. Digo que no es novedosa por la tensión que
genera la aplicación de las normas a favor del imputado, que se motivan en el debido proceso
constitucional.
Existe una clara tensión en cuanto a que al Estado le está prohibido utilizar
información bajo un procedimiento defectuoso y por otro que un hecho grave pueda quedar
impune como consecuencia de una regla constitucional. Maier da como respuesta que el
Estado de Derecho está obligado antes que el individuo a respetar el rito establecido para su
actividad persecutoria y por lo tanto no puede sacar provecho de esa actuación, que tiene
como fin el respeto a la autolimitación que se le impone en la represión de hechos punibles
(Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Tomo 3, paginas 115/117, Editorial AdHoc CABA
2015). Afirmándose que no se puede admitir el dato probatorio por el modo de obtención y
esa inobservancia impide su utilización (Cafferata Nores, José. La prueba en el proceso penal,
páginas 18 y 19, Editorial Depalma, Buenos Aires 1988). “Aquí se encuentra una de las
grandes tensiones del proceso penal, que se manifiesta en la jurisprudencia sobre ilicitud de la
prueba, es decir, aquellos casos en que la actividad procesal debe ser anulada por violación de
las formas legales y ello significa algo muy concreto: perder información que puede ser de
vital importancia para la construcción de ese relato final. Pero en un Estado de Derecho la
búsqueda de información tiene estos límites y, con prudencia, se ha preferido sacrificar la
verdad antes que facilitar el abuso de poder” (Binder, Alberto. El incumplimiento de las
formas procesales, página 82. Editorial AdHoc CABA 2000).
Clariá Olmedo sostiene que no puede existir procedimientos al margen de la
regularidad que fija la jerarquía constitucional, ya que se aparta de las bases éticas que
legitiman el poder penal de un Estado de Derecho (Derecho Procesal Penal Tomo I,
actualizado por Jorge E. Vázquez Rossi, páginas 227/229. Editorial Rubinzal Culzoni. Santa
Fe 2004.
Esta cuestión también es analizada desde otra óptica. Para el epistemólogo Laudan son
tensiones entre valores asociados con la búsqueda de la verdad y aquellos pensados para
salvaguardar la dignidad humana, la privacidad y, en general, el respeto a la persona (página
298, en su obra Verdad, error y proceso penal. Marcial Pons. Madrid 2013).
Tenemos que la inviolabilidad del domicilio es uno de los pilares del Estado de
Derecho al establecer que los organismos punitivos no pueden tener una actividad sin
observación del artículo 21 de la Constitución de la provincia y de su ritual procesal penal
(artículos 138 y 140), lo que crea una limitación política de la adquisición de la evidencia para
el procedimiento penal.
La convalidación de la versión de un hecho punible no puede estructurarse en
evidencias que no fueron recolectadas bajo el sistema constitucional del debido proceso por lo
tanto es correcta la exclusión de la evidencia obtenida bajo un procedimiento que no se ajustó
a los principios que venimos repasando. Así prevalece la garantía frente a una actividad que
no se ajustó el procedimiento que altera la secuencia constitucional del debido proceso, ya que
la averiguación de la verdad no es un valor absoluto en el procedimiento penal –típico del
sistema inquisitivo—.
Por eso motivo como señala el final del artículo 21 de nuestra Constitución “Toda
prueba obtenida en violación a lo aquí dispuesto queda invalidada como tal”, se fija una
regla de exclusión probatoria para el proceso judicial, lo que constituye una regla de prueba
como límite a la averiguación de la verdad que cumple una función de garantía, dentro de la
estructura de enjuiciamiento penal, para proteger a la persona ante el abuso de poder en la
recolección de información.
Por lo tanto es correcto que la evidencia recolectada en ese procedimiento sea
excluida, desde el oportuno planteo que realiza la Defensa en la audiencia de formulación de
cargos de acuerdo a nuestro sistema procesal acusatorio, no permitiendo que el Estado en una
de sus funciones pretenda no ajustarse a las conductas que impone nuestro diseño
constitucional/convencional. Admitir lo contrario sería permitirle a la investigación realizar
una práctica errada, fomentando excepciones dañosas al debido proceso penal de
enjuiciamiento a la persona. Como lo determina nuestra constitución la recolección de esa
evidencia es invalida, se la excluye porque tiene un origen viciado.
Replico al Juez Gil Lavedra “sin embargo, existen límites en la persecución penal. El
descubrimiento de la verdad debe ser efectuado en forma lícita, no sólo porque hay de por
medio un principio ético en la represión del delito (dictamen del doctor Gauna en la citada
causa "Fiorentino"), sino porque la tutela de los derechos del individuo es un valor más
importante para la sociedad que el castigo al autor del delito. El respeto a la dignidad del
hombre y a los derechos esenciales que derivan de esa calidad, constituyen el vértice
fundamental sobre el que reposa la existencia misma de todo estado de derecho” ( Monticelli de
Prozillo LL-1984-D-378).
También como lo dijera la Colega Paola Firpo, de Entre Ríos, “Si no logramos
concientizar a la sociedad de nuestros derechos y garantías, nunca podremos adjudicarle a los
mismos la seriedad emblemática que se merecen e intrínsecamente conlleva” (La injerencia
en los derechos fundamentales del imputado. III. Página 210 Editorial Rubinzal Culzoni
2007-1, Santa Fe 2007), resulta oportuno por parte de este Tribunal de Impugnación, en la
generación de sus primeros precedentes ratificar que las autoridades públicas debemos el
máximo de los respeto a los ciudadanos evitando tendencias autoritarias y demostrar, además,
el cumplimiento y respeto necesario sobre la claridad de la interpretación de las Declaraciones
Generales de Derechos y Garantías que establece nuestra Constitución provincial, “de
nosotros dependerá que así ocurra” (Carrio, Alejandro, Garantías constitucionales en el
proceso penal, página 428, en especial su nota al pie 97, Editorial Hammurabi. CABA 2015).
Acierta la Jueza de garantías, cuando aplica la perspectiva de género al analizar el caso
por aplicación de la normativa obligada ("Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la Mujer", "Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer" - "Convención de Belem do Pará"; ley
N° 26.485 de Protección Integral a las Mujeres) fijando que “Considero que el caso debe
analizarse y resolverse con el marco legal indicado precedentemente, en razón de estar
llamada a juzgar a una mujer, que habría cometido un hecho delictivo contra su hijo luego de
haberlo dado luz -situación que solo puede vivir una persona por su condición de mujer-,
parto ocurrido sin asistencia, lo tuvo sola en su vivienda, que además en el presente se
encuentra atravesando el puerperio”, surgiendo de ello el estado emocional de Macarena
Llanquín según los informes de la psiquiatra forense y la psicóloga forense, que se trata de
joven está en estado de shock, que tiene baja auto estima, temor a perder a su hijo T, que
además le temía a su pareja F.A. –respecto de quien rigen medidas cautelares dispuestas en
este legajo- con F.A. tiene un vínculo asimétrico, le despierta un sentimiento de pánico
cuando la amenaza con quitarle al hijo. … clínicamente cursa anemia (fue transfundida) y
está en situación puerperal. Se encontraba para entonces, 15 de mayo de 2019 a la hora 8,
en la sala de maternidad del HZB, sin condiciones adecuadas para su intervención y en una
sala llena de recién nacidos cuando se investiga la muerte de un neonato” (cuestiones
fácticas que no fueron impugnadas por la acusación ni se desconoce en la decisión del Juez de
revisión). La perspectiva de género “no es una teoría ni una ideología, sino una herramienta
para combatir la discriminación y la violencia contra las mujeres y contra las personas
LGBTI” tal como ha establecido, como estándar jurídico, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Informe temático 2019). Debe aplicarse en todos los casos, sin
excepción, la totalidad de los operadores y judiciales, y con independencia de la condición
jurídica de imputada o víctima de un proceso penal.
En conclusión, propongo al acuerdo, hacer lugar parcialmente a la impugnación de la
Defensa, revocando los puntos III y IV del decisorio del 12 de julio de 2019 dictado por el
Juez de revisión. ASI VOTO.
A la misma cuestión la Jueza María Rita Custet Llambí, dijo:
Adhiero a la solución propuesta por el Juez Cardella porque ello resulta de nuestra
deliberación. ASÍ VOTO.
A la misma cuestión el Juez Adrián Fernando Zimmermann, dijo:
Atento a la coincidencia de criterios de los Magistrados preopinantes, me abstengo de
emitir opinión. ASÍ VOTO.
A la tercera cuestión el Juez Miguel Ángel Cardella, dijo:
Que en razón de lo resuelto en la precedente cuestión las costas se imponen por su
orden (artículo 266 del CPP), regulando los honorarios de los abogados Slavko Lucas
Jankovic Correa y Alejandro Valdés, en forma conjunta, en la suma de 20 Jus (artículos 6, 9 y
concordantes de la ley G n° 2212). ASÍ VOTO.
A la misma cuestión la Jueza María Rita Custet Llambí, dijo:
Adhiero al voto del Juez Cardella. ASÍ VOTO.
A la misma cuestión el Juez Adrián Fernando Zimmermann, dijo:
Atento a la coincidencia de criterios de los Magistrados preopinantes, me abstengo de
emitir opinión. ASÍ VOTO.

Por ello,
EL TRIBUNAL DE IMPUGNACIÓN DE LA PROVINCIA DE RÍO NEGRO
RESUELVE:
Primero: Declarar admisible desde el plano estrictamente formal la impugnación deducida
por la Defensa de Macarena Rocío Llanquín.
Segundo: Hacer lugar parcialmente a la impugnación de la Defensa y por lo tanto se dispone
revocar los puntos III y IV del decisorio del 12 de julio de 2019 dictado por el Juez de
revisión.
Tercero: Las costas se imponen por su orden (artículo 266 del CPP).
Cuarto: Regular los honorarios de los abogados Slavko Lucas Jankovic Correa y Alejandro
Valdés, en forma conjunta, en la suma de 20 Jus (artículos 6, 9 y concordantes de la ley G n°
2212).
Quinto: Registrar y notificar.

Firmado digitalmente
CUSTET Firmado
digitalmente
ZIMMER Firmado
digitalmente por CARDELLA por CARDELLA Miguel
Angel
LLAMBÍ por CUSTET
LLAMBÍ María
MANN ZIMMERMANN
Adrian Fernando
Miguel Angel Fecha: 2019.11.06
11:26:27 -03'00'
María Rita
Fecha: Adrian Fecha:
2019.11.06
Rita 2019.11.06
11:56:43 -03'00' Fernando 11:59:41 -03'00'

También podría gustarte