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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1153/2013-L

Sucre, 30 de agosto de 2013

SALA LIQUIDADORA TRANSITORIA


Magistrada Relatora: Dra. Blanca Isabel Alarcón Yampasi
Acción de amparo constitucional

Expediente: 2012-25155-02-AAC
Departamento: Santa Cruz

En revisión la Resolución “50” de 22 de noviembre de 2011, cursante a fs. 86 y 87 vta. pronunciada


dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Teresa Rosales Lara de Montero contra
Sergio Cardona Chávez, Teresa Lourdes Ardaya Pérez y Victoriano Morón Cuéllar, Vocales de la Sala
Civil Segunda de la Corte Superior -ahora Tribunal Departamental de Justicia-, Alberto Guzmán
Méndez, Juez Primero de Partido y Sentencia Penal y Eneas Fátima Gentili Álvarez, Jueza Primera de
Instrucción Mixta cautelar ambos de Camiri, todos del Distrito Judicial -ahora departamento- de
Santa Cruz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memoriales presentados el 24 de junio, 5 y 10 de octubre de 2011, cursantes de fs. 41 a 46 vta.,


48 y 49, respectivamente, la accionante expone:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Mediante la suscripción de un documento privado de compraventa, el 17 de marzo del 2004


adquirió por compraventa dos inmuebles urbanos contiguos ubicados en Camiri, de su único y
legítimo propietario Pedro Padilla Osinaga, dicho documento fue reconocido en sus firmas y rúbricas
ante la Notaria de Fe Pública Primera de la misma ciudad, Norma Zelaya Márquez, el 18 del señalado
mes y año. Por motivos de tiempo y falta de recursos económicos no realizó los trámites posteriores
de registro en la oficina de Derechos Reales (DD.RR.).

Habiendo fallecido dicho vendedor el 5 de mayo de 2005, se enteró que el 23 de noviembre de 1992,
éste había dejado un testamento cerrado a favor de Gregoria Osinaga y Simón Lara Sánchez,
mediante el cual éstos heredaron los mismos inmuebles que la accionante había comprado del
vendedor fallecido con posterioridad a dicho testamento. En consecuencia, enterada de esa
situación y de los trámites de apertura, protocolización de testamento y registro en DD.RR.,
realizados únicamente por Simón Lara Sánchez, el 22 de noviembre de 2006, inició ante el Juzgado
Primero de Instrucción Mixto cautelar de Camiri, demanda sumaria de nulidad de testamento
cerrado, así como la nulidad de la inscripción en DD.RR., debido a que Pedro Padilla Osinaga, al
venderle dicha propiedad cuando aún se hallaba en vida, revocó tácitamente ese testamento. Dicha
demanda interpuesta contra Simón Lara Sánchez fue contestada por éste a través de una demanda
reconvencional pidiendo la declaración de legalidad de testamento, reconocimiento de mejor
derecho propietario y nulidad de contrato de venta. Culminando tal proceso con la Sentencia de
primera instancia, la cual declaró improbada la demanda de nulidad de testamento y probada la
demanda reconvencional de Simón Lara Sánchez, quien continuó dicho proceso a través de su
heredero René Lara Céspedes, fue así que se determinó la nulidad del documento de compraventa
de 17 de marzo de 2004, suscrito entre su persona y Pedro Padilla Osinaga, se reconoció la legalidad
del testamento cerrado a favor de Gregoria Osinaga y Simón Lara Sánchez y, finalmente, se
reconoció el mejor derecho propietario de René Lara Céspedes. Sin embargo, no se advierte en dicha
decisión fundamento alguno respecto al mejor derecho propietario y la nulidad del documento de
venta referido, tampoco señala en qué prueba se basó para disponer tales extremos.

Indica que, consecuentemente, interpuso recurso de apelación contra la sentencia referida


argumentando que en ella se había producido una errónea interpretación de la ley y que se había
fundado en suposiciones o hechos no demostrados como la presunta incapacidad o interdicción de
Pedro Padilla Osinaga. Radicada la señalada apelación en el Juzgado Primero de Partido y Sentencia
Penal de Camiri, se confirmó la sentencia impugnada con el fundamento de que la apertura del
testamento cerrado había sido realizada cumpliendo con las formalidades establecidas en el art.
1127 y ss del Código Civil (CC); que el documento privado de transferencia firmado entre su persona
y Pedro Padilla Osinaga sólo surtía efectos entre los suscribientes y que en el proceso sumario se
había demostrado la falta de requisitos que invalidaban dicho documento por lesión enorme; pero
en ninguna parte indicó a qué requisitos se refiere; es decir, no indicó la ausencia de objeto en el
contrato, el incumplimiento de alguna formalidad, o si existió alguna forma de vicio del
consentimiento por error, violencia o dolo. La lesión enorme sólo podía ser invocada por el
perjudicado, quien podía demandar la rescisión del contrato y no así la nulidad del mismo,
existiendo una errada fundamentación lacónica, sin corregir los agravios denunciados en el recurso
de apelación.

Ante ello, el 8 de septiembre de 2010, interpuso recurso de nulidad o casación en el fondo,


denunciando la errónea aplicación de la ley sustantiva civil, señalando concretamente en qué
consiste y de qué manera se ha aplicado erróneamente la ley, señalando además que la sentencia no
había cumplido con los requisitos exigidos por el art. 192 inc. 2) del Código de Procedimiento Civil
(CPC); es decir, el deber que tienen los jueces de fundamentar sus resoluciones. Dicho recurso
mereció el Auto Supremo de 24 de diciembre de 2010, que declaró infundado el recurso, indicando
que no se podían analizar aspectos concernientes al recurso de casación en el fondo, cuando el
mismo había sido planteado en base a un error de derecho y no en errores de procedimiento, no
habiéndose referido en ninguna parte de su resolución a la denuncia realizada respecto a la violación
del art. 192 inc. 2) del CPC, es decir, a la falta de fundamentación de la Resolución con respecto a la
demanda reconvencional de René Lara Céspedes, situación que no ha sido subsanada por el Juez de
apelación y menos por los Vocales de la Sala Civil Segunda -ahora codemandados-.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Señala la lesión de su derecho al debido proceso en sus elementos a la fundamentación y a la


defensa, a la igualdad, a la “seguridad jurídica” y propiedad, citando al efecto el art. 115.II de la
Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita que se anule el Auto Supremo de 24 de diciembre de 2010, dictado por los Vocales de la Sala
Civil Segunda, debiendo disponerse que se dicte nuevo Auto Supremo que determine la nulidad de
obrados hasta el momento de dictarse Resolución debidamente fundamentada.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Instalada la audiencia de consideración de la acción de amparo constitucional el 22 de noviembre de


2011, según consta en el acta cursante de fs. 80 a 86, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

La accionante, a través de su abogado, en audiencia, reiteró los fundamentos de su demanda tutelar


y agregó: a) Conocido el informe de la Jueza Primera Mixta de Instrucción cautelar de Camiri, se
advierte que ella indicó que se ha realizado un análisis y una valoración con motivación en la
Resolución, de acuerdo a la sana crítica, sin embargo, la aplicación de la misma debe estar plasmada
en la Resolución de primera instancia, lo que no ocurrió; y, b) El Juez Primero de Partido y Sentencia
Penal no ha cumplido con su deber de revisar de oficio las sentencias o actuaciones del juez inferior,
mientras que el tribunal de casación no ha observado la norma del art. 252 del CPC, en el que se
indica que los Vocales de casación deben anular obrados cuando se infrinjan directamente normas
de orden público.

Ejerciendo el derecho a la réplica, dijo: 1) Todos los aspectos referidos por el tercero interesado no
son relativos a la competencia de un Tribunal de garantías, el cual no está facultado para realizar un
análisis y valoración de la prueba, siendo dichos aspectos de competencia de los jueces de instancia,
mientras que el Tribunal de garantías sólo tiene competencia para verificar la existencia de violación
de derechos fundamentales; y, 2) El derecho a la igualdad ha sido vulnerado porque el Juez tenía la
obligación de fundamentar tanto la demanda principal cuanto la reconvencional y no lo hizo.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Sergio Cardona Chávez, Vocal de la Sala Civil Segunda, presentó su informe cursante a fs. 75 y vta.,
en el que señaló los siguientes argumentos: i) El Auto Supremo impugnado mediante la presente
acción, ha realizado una minuciosa revisión de actuados del proceso; ii) En el recurso de casación en
el fondo no se puede analizar aspectos o denuncias relativas a la existencia de errores in procedendo
o violaciones en las formas esenciales del proceso; y, iii) No se ha incurrido en ningún acto ilegal ni
tampoco violentado ninguna garantía constitucional, pues se resolvió conforme al recurso
planteado.

Teresa Lourdes Ardaya Pérez, Vocal de la Sala Civil Segunda, presentó su informe escrito cursante de
fs. 89 a 91, con los siguientes argumentos: a) No se pueden analizar aspectos concernientes al
recurso de casación en el fondo a través del recurso de casación en la forma; b) Se declaró
infundado el recurso de casación formulado por cuanto se encontró que las resoluciones
pronunciadas por la Jueza Primera de Instrucción Mixta cautelar y el Juez Primero de Partido y
Sentencia Penal ambos de Camiri aplicaron “…correctamente los arts. 1127 y 1538 del Código Civil
en lo referente a la mala aplicación del art. 1212 del mismo cuerpo legal, en el entendido de que no
se indicó cual es la aplicación indebida de la ley sustantiva” (sic), por lo que se advierte que no existe
violación de norma legal alguna y que al contrario, el tribunal de apelación ha obrado sin incurrir en
las violaciones acusadas en el recurso; y, c) La accionante teniendo la obligación de demostrar el
vínculo de causalidad entre el hecho ocurrido y le derecho vulnerado, no lo ha hecho.

Victoriano Morón Cuellar y Alberto Guzmán Méndez -autoridades codemandadas-, no asistieron a la


audiencia ni presentaron informe alguno pese a su legal citación (fs. 77 a 78); asimismo tampoco
presentaron informe ni asistieron a audiencia Alain Nuñez Rojas y Editha Pedraza Becerra (fs. 78)
quienes fueron notificados a solicitud de la accionante.

Eneas Fátima Gentili Álvarez, Jueza Primera de Instrucción Mixta cautelar de Camiri, presentó su
informe escrito cursante de fs. 67 a 68 vta., en el que señaló: 1) En la Resolución emitida se procedió
a la valoración y apreciación de todos los medios de prueba aportados por las partes; 2) El juez no
tiene la obligación de dejar sentado qué prueba le ha significado más que otra, simplemente se trata
de una orden de selección y calificación, siendo la valoración de las pruebas un análisis crítico e
integral de los elementos de convicción reunidos e introducidos; y, 3) La valoración de las pruebas es
una facultad privativa del juzgador y la ponderación realizada por éste, puede ser cuestionada ante
el tribunal de alzada.

1.2.3. Intervención del tercero interesado

René Lara Céspedes, presentó su informe cursante a fs. 73 adjuntado al memorial de 8 de noviembre
de 2011 cursante de fs. 70 a 72, en el que señaló los siguientes aspectos: i) El documento de
transferencia que se pretende hacer valer para la nulidad del testamento, carece de requisitos de ley
y no fue perfeccionado conforme a derecho; ii) El testamento dejado por Pedro Padilla Osinaga a
favor de Simón Lara Sánchez, cumple con las previsiones del art. 1127 del CC, y al haber sido inscrito
en DD.RR., adquiere el valor legal que le da el art. 1538 del CC, mientras que la accionante no ha
producido prueba alguna que enerve esas cualidades y eficacias del testamento; iii) El documento de
venta al ser sólo privado, únicamente surte efectos entre los suscribientes, careciendo de valor para
anular el testamento por mandato del art. 519 y 523 del CC, además que en dicho proceso se
demostró que el documento de venta de 17 de marzo de 2004, es producto de lesión enorme,
siendo correcta la valoración de la prueba realizada por la jueza a quo; y, iv) La “recurrente de
casación” no hizo una debida identificación en su recurso, es decir, no indicó si el mismo es de
casación en la forma o en el fondo, tampoco indicó cuál es la aplicación indebida de la ley sustantiva.

En audiencia, refirió: a) Simón Lara Sánchez realizó la respectiva apertura del testamento,
protocolización e inscripción de su derecho el 19 de mayo del 2006, sobre dos inmuebles ubicados
en el barrio San Antonio y registrados uno de ellos con una superficie de 385 m2 bajo los folios
reales 707601000075 y el segundo con una superficie de 300 m2 7076010002214; b)
Supuestamente, Pedro Padilla Osinaga había firmado una transferencia a favor de la ahora
accionante, la misma que era imperfecta porque no individualizaba a los inmuebles, es decir, no
detallaba cada lote; c) La nulidad de testamento sólo puede ser demandada por un heredero no así
por un tercero; d) El fallo de la Jueza a quo se basó en prueba testifical y de inspección, asimismo, en
normas jurídicas como el art. 1538 del CC, que indica que ningún derecho real sobre inmuebles surte
efectos contra terceros, sino desde el momento en que se hace público, la publicidad se adquiere
mediante la inscripción del título que origina el derecho en los registros de DD.RR.; mientras que su
padre registró legalmente la apertura y protocolización del testamento ante DD.RR., y publicó su
derecho; sin embargo, la accionante sólo suscribió un contrato de transferencia que únicamente es
válido entre partes; e) El Auto de Vista de 30 de agosto de 2010, confirmó la sentencia apelada; f) El
Auto Supremo de 24 de diciembre de 2010, indicó que el testamento cumplió con todas las
formalidades para su inscripción en DD.RR., del mismo modo, determinó que el derecho legalmente
inscrito es oponible a terceros; g) Los tres fallos indicados han sido motivados; y, h) No se evidencia
vulneración al derecho de defensa de la accionante, pues ella ha podido hacer uso de todos los
medios de defensa a su alcance establecidos por ley.
I.2.4. Resolución

La Sala Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal Departamental de
Justicia- de Santa Cruz, mediante Resolución “50” de 22 de noviembre de 2011, cursante de fs. 86 a
87 vta. resolvió declarar “improcedente” denegándose la tutela solicitada, bajo los siguientes
fundamentos: 1) El reclamo de la accionante respecto de una supuesta falta de fundamentación de
las resoluciones dictadas por las autoridades ahora demandadas, se convierte en extemporáneo y
fuera de lugar, por cuanto al no haber reclamado en las instancias anteriores la referida falta de
fundamentación, no se puede ingresar a revisar la misma en la vía constitucional, toda vez que no ha
dado cumplimiento a los principios de inmediatez y subsidiariedad; 2) A efectos de aclarar la
problemática planteada en la presente demanda, se considera que la Resolución de primera
instancia cumple con los requisitos establecidos por el art. 192 inc. 2) del CPC, porque se ha referido,
aunque con escasa fundamentación, a la demanda reconvencional, no siendo exigible que dicha
fundamentación deba ser ampulosa. Fue por ello que el juez de segunda instancia no utilizó el art.
15 de la Ley de Organización Judicial abrogada (LOJ.1993); lo propio ocurrió con la Sala Civil Segunda
que no encontró ninguna falta de fundamentación en la Resolución, habiendo la accionante
equivocado el recurso de nulidad en el fondo o casación; y, 3) Por tanto considera que no ha habido
vulneración al debido proceso.

I.3. Consideraciones de Sala

Por mandato de las normas previstas por el art. 20.I y II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; la
Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional conformó la Sala Liquidadora Transitoria,
posesionando a los Magistrados de la misma, el 15 de febrero de 2012, a objeto de la liquidación de
las acciones tutelares ingresadas a los Tribunales de garantías hasta el 31 de diciembre de 2011,
modificada por la Disposición Transitoria Segunda del Código Procesal Constitucional vigente desde
el 6 de agosto de 2012. Con la referida competencia, se procedió al sorteo de la presente causa,
dictándose Resolución dentro de plazo.

I. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de los antecedentes se llega a las siguientes conclusiones:

II.1. Mediante documento de compraventa realizado en Camiri el 17 de marzo de 2004, suscrito


por Pedro Padilla Osinaga como vendedor y Teresa Rosales Lara de Montero como compradora, se
indica que se vendieron dos bienes inmuebles por el monto de Bs8 000.- (ocho mil bolivianos),
ubicados ambos en el barrio San Antonio, frente a la parroquia de la señalada ciudad, teniendo el
primero una extensión de 282,69 m2 y el segundo 385 m2, estando los mismos debidamente
inscritos en DD.RR. Dicho documento cuenta con el reconocimiento de firmas y rúbricas de los
intervinientes en el mismo, ante la Notaria de Fe Pública de Segunda Clase 1 de Camiri a cargo de
Norma Zelaya Márquez (fs. 2 y 3).

II.2. Por memorial de 22 de noviembre de 2006, la accionante interpuso demanda de nulidad de


testamento contra los herederos de Simón Lara Sánchez, representados por René Lara Céspedes, la
misma que fue complementada y ratificada, bajo los siguientes argumentos: i) Simón Lara Sánchez
denunció a la accionante, por haber presuntamente incurrido en el delito de engaño a personas
ancianas y discapacitadas; estando en investigación dicha denuncia, la Fiscal Clara Céspedes, le pidió
que mientras durara la misma, no debía realizar gestión alguna sobre su derecho propietario;
posteriormente, fue sobreseída; ii) En junio de 2006, inició los trámites para la legalización de su
derecho propietario, mismos que no concluyó por motivos económicos; iii) Pedro Padilla Osinaga
instituyó como sus herederos a su madre Gregoria Osinaga y a su tío Simón Lara Sánchez; iv) En el
Juzgado Primero de Instrucción Mixto de Camiri, se inició y concluyó el proceso voluntario de
apertura de testamento cerrado el 23 de noviembre de 1992, interpuesto por Simón Lara Sánchez al
fallecimiento de Pedro Padilla Osinaga; sin referirse a la otra coheredera, Gregoria Osinaga; v) El
testamento de 1992, es nulo de pleno derecho por revocatoria realizada por el testador, en virtud
del documento de compraventa realizado en su favor; y, vi) Solicitó la nulidad del testamento
cerrado dejado por Pedro Padilla Osinaga, el cual motivó el instrumento 423/05 de la Notaria de Fe
Pública de Segunda Clase 1 de Camiri a cargo de Norma Zelaya Márquez, consecuentemente,
también impetró la nulidad del contenido de dicha escritura, así como la nulidad de la inscripción del
testamento en DD.RR.; por otro lado, solicitó la declaratoria de eficacia de su documento de
compraventa de inmueble con folio real 7076010000075 del Registro de la Propiedad de la Provincia
Cordillera, inmueble ubicado en calle Boyuibe s/n de Camiri (fs. 4 a 14).

II.3. René Lara Céspedes, dentro de la demanda señalada supra, presentó memorial el 23 de
mayo de 2009, ratificándose en su apersonamiento y contestación anterior, así como en su demanda
reconvencional, bajo los siguientes argumentos: a) Pedro Padilla Osinaga, incapacitado por ebriedad
consuetudinaria, fue estafado por la ahora accionante, haciéndole suscribir un documento de
transferencia de dos inmuebles por una irrisoria y desproporcionada suma de Bs8 000.-, que además
nunca fueron pagados, suficiente motivo de nulidad plena del documento de 17 de marzo de 2004,
por lesión enorme; b) Por mandato de los arts. 549.4, 561 y 636 del CC, el contrato de 17 de marzo
de 2004, se hace nulo de pleno derecho; c) Simón Lara Sánchez para adquirir su derecho propietario
siempre ha actuado de acuerdo a ley, pues tramitó judicialmente ante el Juzgado Primero de
Instrucción Mixto de Camiri, la apertura, comprobación y protocolización del testamento cerrado de
23 de noviembre de 1992, dejado en su favor y por el cual es instituido heredero testamentario y
universal del que en vida fue Pedro Padilla Osinaga, procediendo luego ante el mismo juzgado a
tramitar y obtener la correspondiente posesión judicial en misión hereditaria sobre los bienes
inmuebles del barrio San Antonio, los cuales fueron registrados en DD.RR. a nombre de Simón Lara
Sánchez bajo folios 7.07.6.01.0000075, asiento A-2 y 7.07.6.01.0002214 asiento A-2, ambos de 19 de
junio de 2006, contando así dicho derecho propietario con la supremacía legal asignada por los arts.
1538, 1540 inc.) 10 y 1545 del CC, con todos sus efectos con relación a terceros, al haber adquirido
publicidad en DD.RR.; d) La nulidad de testamento sólo la pueden solicitar los herederos forzosos
legales del testador; e) Al no existir casual de nulidad del testamento demandado, menos razón para
la nulidad de la escritura pública 423-05, se protocolizó el testamento; y, f) El contrato suscrito por el
vendedor que era incapaz al momento de adquirirlo, por interdicción no declarada, es nulo y
anulable por imperio de los arts. 484.1 y 454.II del CC; g) Negaron y rechazaron los extremos de la
demanda; h) En calidad de demanda reconvencional, solicitó la declaración de legalidad del
testamento y reconocimiento de mejor derecho propietario, la nulidad de contrato de venta, toda
vez que se realizaron todos los trámites concernientes a la tramitación judicial del testamento
cerrado, así como se realizó la posterior tramitación de posesión judicial y el respectivo registro en
DD.RR. de los dos inmuebles heredados; e, i) El contrato privado celebrado entre Pedro Padilla
Osinaga y Teresa Rosales Lara de Montero -ahora accionante-, es nulo de pleno derecho porque no
reúne los requisitos de ley, pues al ser privado no surte efecto contra terceros, no fue celebrado
mediante escritura pública y no fue inscrito en DD.RR., y el vendedor era incapaz (fs. 15 a 20 vta.).

II.4. Emergente del proceso sumario referido supra, la Jueza Primera de Instrucción Mixta de
Camiri, dictó Sentencia de 8 de abril de 2010, declarando improbada la demanda principal y probada
la demanda reconvencional e improbada la excepción de falta de acción y derecho interpuesta por la
demandante principal, determinando en consecuencia la nulidad del documento de compraventa
suscrito entre Pedro Padilla Osinaga y Teresa Rosales Lara de Montero de 17 de marzo de 2004;
reconoció la legalidad del testamento cerrado de 23 de noviembre de 1992 y de todos los trámites
posteriores a éste; es decir, la apertura, protocolización, posesión en misión hereditaria y su registro
en DD.RR., y finalmente, dispuso el mejor derecho propietario de René Lara Céspedes, con los
siguientes fundamentos: 1) El art. 1007.II del CC indica que los herederos de cualquier clase deben
pedir judicialmente la entrega de la posesión, habiéndose aplicado en dicho proceso judicial el
respectivo procedimiento legal a favor de Simón Lara Sánchez, por lo tanto, el hecho de solicitar el
reconocimiento y la misión en posesión de éste no es un tácito reconocimiento de la nulidad del
testamento otorgado en su favor por Pedro Padilla Osinaga; 2) Teresa Rosales Lara de Montero no
ha acreditado relación filial alguna con Simón Lara Sánchez, hermano de Gregoria Osinaga, la otra
coheredera testamentaria, ambos fallecidos, que la legitime para realizar la petición de nulidad de
testamento; 3) El art. 1538 del CC, indica que ningún derecho real sobre inmuebles surte efectos
contra terceros, sino desde el momento en que se hace público y que la publicidad se adquiere
mediante la inscripción del título que origina el derecho en el registro de DD.RR., sin embargo, el
documento de 17 de marzo de 2004, suscrito entre Pedro Padilla Osinaga y Teresa Rosales Lara de
Montero, sólo está en etapa de reconocimiento de firmas, por lo que sólo surte efectos entre partes,
teniendo prelación el derecho del reconvencionista al estar inscrito en los registros públicos de
DD.RR., “además que atenta con lo que prescriben nuestras normas legales en actual vigencia”; 4) Se
evidencia que en el documento de compraventa de inmueble referido supra, ha sido realizado por la
suma de Bs8 000.-, monto por demás inferior al valor catastral el cual era de Bs57 221.- (cincuenta y
siete mil doscientos veintiún bolivianos), dándose lugar a la existencia de lesión enorme
determinada por la diferencia del valor de la cosa y el precio pagado por ella, como sucedió en dicho
contrato, peor aún cuando existen manifestaciones de que el de cujus sufría de alcoholismo
consuetudinario, lo que reforzó la convicción de la juzgadora de que la accionante actuó con dolo en
la suscripción del mismo; y, 5) En cuanto a la demanda reconvencional, se advierte que se tienen
cumplidas las formalidades de la apertura del testamento otorgado por Pedro Padilla Osinaga a
favor de Simón Lara Sánchez, como se evidencia en el testimonio 423-2005, existiendo además la
inscripción y publicidad del derecho propietario del bien heredado (fs. 21 a 24 vta.).

II.5. Mediante memorial de 21 de abril de 2011, la accionante interpuso recurso de apelación


contra el fallo referido supra, bajo los siguientes argumentos: i) El art. 1544 del CC, indica que la
inscripción no otorga validez a los actos o contratos nulos. El hecho de que la jueza a quo no haya
tomado en cuenta dicho precepto, hace que la sentencia emitida por ella no tenga un fundamento
legal válido, lícito y legítimo; ii) La jueza a quo no interpretó adecuadamente el art. 1297 del CC, que
establece que el documento privado reconocido por la persona a quien se opone o declarado por la
ley como reconocido, hace entre los otorgantes y sus herederos y causahabientes, la misma fe que
un documento público respecto a la verdad de sus declaraciones; empero, la referida Jueza expresa
que dicho documento atenta contra las normas en actual vigencia, sin referirse expresamente a qué
normas; iii) Supuestas manifestaciones extrajudiciales carecen de efecto alguno, violando el
principio de igualdad entre partes, refiriéndose a que el causante, Pedro Padilla Osinaga, sufría de
alcoholismo consuetudinario; iv) Por lo referido, el fallo no cumple con los requisitos exigidos por el
art. 192 inc.2) del CPC, que impone la obligación de realizar un análisis fundamentado de la prueba y
la cita de las leyes en que se funda; v) La indicada autoridad realizó una errónea interpretación del
art. 1538 con relación al art. 1544 del CC; y, vi) Finalmente, solicitó que se revoque la sentencia
apelada y deliberando en el fondo, se declare nulo el testamento y “las emergencias del contrato”
(sic) (fs. 25 a 26 vta.).

II.6. Mediante Auto de Vista 14 de 30 de agosto de 2010, el Juez Primero de Partido y Sentencia
Penal de Camiri confirmó el fallo apelado, bajo los siguientes fundamentos: a) El proceso de apertura
de testamento cerrado, dejado por Pedro Padilla Osinaga a favor de Simón Lara Sánchez cumplió con
las solemnidades establecidas por el art. 1127 y ss del CC, y así lo ha reconocido la apelante en
distintas oportunidades de las repetidas rectificaciones que tuvo su demanda, por observaciones de
forma, extrañadas por la jueza a quo, pues no ha demostrado prueba alguna que enerve su valor,
habiendo llegado el heredero testamentario a inscribir su derecho en los registro de DD.RR.,
conforme se evidencia en el expediente original bajo el folio real 7.07.6.01.0002214 de 19 de junio
de 2006. Teniendo dicho derecho propietario, todo el valor otorgado por el art. 1538 del CC; b) El
documento privado reconocido de transferencia suscrito entre el fallecido Pedro Padilla Osinaga y la
accionante, sólo surte efectos entre los suscribientes, resultando írrito su valor para pretender
anular el testamento, por mandato del art. 519 y 523 del CC, no siendo suficiente para legitimar su
impugnación; c) En el sumario contradictorio se ha demostrado la falta de los requisitos de validez
que invalidan dicho documento, por lesión enorme, que atenta su valor intrínseco; y, d) La jueza a
quo ha realizado una correcta valoración de las pruebas (fs. 31 y vta.).

II.7. Por memorial de recurso de nulidad en el fondo presentado el 9 de septiembre de 2010, la


accionante impugnó el Auto de Vista 14, a través de los siguientes fundamentos: 1) La compra de los
dos inmuebles que realizó mediante documento privado de 17 de marzo de 2004, acredita su
derecho propietario sobre ambos bienes. Además, dicho documento, revocó tácitamente el
testamento cerrado, de acuerdo a lo establecido por el art. 1209.I y 1212 del CC, que confieren al
testador esa potestad de revocatoria tácita por enajenación de bienes; 2) La apertura del
testamento, la protocolización y la inscripción en los registros de DD.RR. del presunto derecho
propietario a favor de Simón Lara Sánchez, fueron actos jurídicamente nulos; 3) La sentencia y el
Auto de Vista se enmarcan en la normativa contenida en el art. 253.I del CC, por haber ambos jueces
incurrido en violación e interpretación errónea y aplicación indebida de la ley; 4) La Resolución en lo
relativo a la revocatoria del testamento indica que se debe aplicar el art. 1538 del CC, y que el
documento privado atenta la normativa vigente, sin mencionar a qué normativa se referían; 5) La
inscripción en DD.RR. no legaliza, así lo establece el art. 1544 del CC; 6) El juez de segunda instancia
no ha analizado ni resuelto los fundamentos del recurso de apelación; 7) La jueza a quo basó su
sentencia en el art. 1538 del CC, y no así el capítulo X del Libro Cuarto del Código Civil, que es
relativo a la nulidad de revocación y caducidad de los testamentos; 8) Hubo una errónea
interpretación del art. 1212 del CC, por parte de la jueza a quo; y, 9) La sentencia no cumple con lo
previsto por el art. 192 inc.2) del CPC; es decir, no cumple con la obligación de realizar un análisis
fundamentado de la prueba y la cita de las leyes en que se funda (fs. 32 a 35 vta.).

II.8. Mediante Auto Supremo de 24 de diciembre de 2010, la Sala Civil Segunda de la entonces
Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, declaró infundado el recurso de casación, en base
a los siguientes fundamentos: i) Corresponde señalar que cuando se plantea recurso de casación en
el fondo, se deben circunscribir los hechos denunciados a las causales de procedencia establecidas
por el art. 253 del CPC, destacando que la valoración de la prueba es una atribución de los
juzgadores de instancia incensurable en casación, razón por la cual, el recurrente tiene la obligación
de acreditar la existencia de errores de hecho que se da cuando la apreciación falsa recae sobre un
hecho material; es decir, cuando se considera que no hay prueba suficiente sobre un hecho
determinado siendo así que ella existe y que la equivocación está probada con documento auténtico
-o errores de derecho- que recae sobre la existencia o interpretación de una norma, vale decir,
cuando los juzgadores de instancia, ignorando el valor que le atribuye la ley a cierta prueba, le
asignan un valor distinto; ii) En caso de plantearse casación en la forma, el recurso se debe adecuar
al art. 254 del CPC; iii) En el recurso de casación en el fondo no se pueden analizar denuncias de
errores in procedendo o violaciones en las formas esenciales del proceso, ni viceversa; es decir,
analizar aspectos concernientes al recurso de casación en el fondo, a través de recurso de casación
en la forma; iv) Las resoluciones dictadas en primera y segunda instancia aplicaron correctamente
los arts. 1127 y 1538 del CC; y, v) Con respecto a la denuncia de una errónea aplicación del art. 1212
del CC, la accionante no indica cuál ha sido la forma fáctica en la que se aplicó indebidamente la ley
sustantiva en el proceso del cual emerge la presente acción tutelar, por lo que no se advierte
violación alguna de la norma (fs. 38 y vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO


La accionante denuncia la vulneración de sus derechos al debido proceso en su elemento a la
defensa y debida fundamentación, a la igualdad, a la “seguridad jurídica” y a la propiedad, por
cuanto, sin fundamento legal, se dictó sentencia, declarando probada la demanda reconvencional, a
través de la cual se reconoció la legalidad del testamento cerrado dejado por Pedro Padilla Osinaga a
favor de Gregoria Osinaga y Simón Lara Sánchez -quienes, por ende, heredaron dos lotes de terreno
del referido causante-, así como el mejor derecho propietario de René Lara Céspedes (heredero de
Simón Lara Sánchez) y la nulidad de documento de compraventa de 17 de marzo de 2004 -
reconocido en sus firmas y rúbricas- por el cual compró los referidos lotes de terreno de Pedro
Padilla Osinaga, habiendo sido dicha sentencia confirmada por el Juez de segunda instancia y por el
Tribunal de casación, sin subsanar la indicada falta de fundamentación.

Precisado el problema jurídico planteado, corresponde verificar y, en su caso, determinar si las


autoridades demandadas vulneraron los derechos invocados, con el fin de conceder o denegar la
tutela solicitada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional

La acción de amparo constitucional, conforme establece art. 128 de la CPE señala que tendrá lugar:
“…contra los actos u omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona
individual o colectiva, que restrinjan, supriman, o amenacen restringir o suprimir los derechos
reconocidos por la Constitución y la ley”. Asimismo, el art. 129.I de la CPE, establece: “La Acción de
amparo constitucional se interpondrá por la persona que se crea afectada, por otra a su nombre con
poder suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo a la Constitución, ante cualquier
juez o tribunal competente, siempre que no exista otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados”.

En el mismo sentido el art. 51 del Código Procesal Constitucional (CPCo), establece: “La Acción de
Amparo Constitucional tiene el objeto de garantizar los derechos de toda persona natural o jurídica,
reconocidos por la Constitución Política del Estado y la Ley, contra los actos ilegales o las omisiones
indebidas de las y los servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen
restringir o suprimir”.

III.2. Del derecho al debido proceso en su elemento a la debida fundamentación en las decisiones
de las autoridades jurisdiccionales o administrativas

Al respecto la SC 1289/2010-R de 13 de septiembre, refiere: “La jurisprudencia del Tribunal


Constitucional, contenida en la SC 0752/2002-R de 25 de junio, recogiendo lo señalado en la SC
1369/2001-R de 19 de diciembre, ha establecido que el derecho al debido proceso '…exige que toda
Resolución sea debidamente fundamentada. Es decir, que cada autoridad que dicte una Resolución
debe imprescindiblemente exponer los hechos, realizar la fundamentación legal y citar las normas
que sustenta la parte dispositiva de la misma. Que, consecuentemente cuando un Juez omite la
motivación de una Resolución, no sólo suprime una parte estructural de la misma, sino también en
los hechos toma una decisión de hecho no de derecho que vulnera de manera flagrante el citado
derecho que permite a las partes conocer cuáles son las razones para que se declare en tal o cual
sentido; o lo que es lo mismo cuál es la ratio decidendi que llevó al Juez a tomar la decisión'.

En el mismo sentido, la SC 0577/2004-R de 15 de abril, respecto a las resoluciones de los


tribunales de alzada, ha establecido que la '…exigencia de fundamentar las decisiones, se torna aún
más relevante cuando el Juez o Tribunal debe resolver en apelación la impugnación de las
resoluciones pronunciadas por las autoridades de primera instancia (…), es imprescindible que
dichas Resoluciones sean suficientemente motivadas y expongan con claridad las razones y
fundamentos legales que las sustentan y que permitan concluir, que la determinación sobre la
existencia o inexistencia del agravio sufrido fue el resultado de una correcta y objetiva valoración de
las pruebas, del mismo modo que se exige al apelante cumplir con la obligación de fundamentar los
agravios; por cuanto, en la medida en que las resoluciones contengan, los fundamentos de hecho y
de derecho, el demandado tendrá la certeza de que la decisión adoptada es justa; por lo que no le
esta permito a un Juez o Tribunal, reemplazar la fundamentación por la relación de antecedentes, la
mención de los requerimientos de las partes o hacer alusión de que el Juez de instancia obró
conforme a derecho, (…); con mayor razón, si se tiene en cuenta que el contar con una Resolución
debidamente fundamentada y motivada es un derecho fundamental de la persona y forma parte del
debido proceso …'.

Por su parte, a través de la SC 1365/2005-R de 31 de octubre, este mismo Tribunal aclaró los
alcances del debido proceso y la exigencia referida a la necesidad de fundamentar y motivar la
resoluciones, así señaló: '…es necesario recordar que la garantía del debido proceso, comprende
entre uno de sus elementos la exigencia de la motivación de las resoluciones, lo que significa, que
toda autoridad que conozca de un reclamo, solicitud o que dicte una resolución resolviendo una
situación jurídica, debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan su decisión, para lo cual,
también es necesario que exponga los hechos establecidos, si la problemática lo exige, de manera
que el justiciable al momento de conocer la decisión del juzgador lea y comprenda la misma, pues la
estructura de una resolución tanto en el fondo como en la forma, dejará pleno convencimiento a las
partes de que se ha actuado no sólo de acuerdo a las normas sustantivas y procesales aplicables al
caso, sino que también la decisión está regida por los principios y valores supremos rectores que
rigen al juzgador, eliminándose cualquier interés y parcialidad, dando al administrado el pleno
convencimiento de que no había otra forma de resolver los hechos juzgados sino de la forma en que
se decidió'.

De la jurisprudencia constitucional desarrollada precedentemente, se tiene que también al


interior de los procesos administrativos entre los cuales se encuentran los procesos disciplinarios, es
exigible el respeto al derecho al debido proceso, y como consecuencia de ello, la exigencia del
respeto de cada uno de sus presupuestos constitutivos o configurativos entre los cuales se
encuentra la exigencia de que toda resolución que emane de este ámbito se encuentre debidamente
fundamentada y motivada”.

III.3. De la interpretación de la legalidad ordinaria

Al respecto, la SC 1209/2010-R de 6 de septiembre, indica: “De acuerdo a la jurisprudencia del


Tribunal Constitucional, la labor interpretativa de las normas legales ordinarias corresponde a los
jueces y tribunales de la jurisdicción ordinaria; labor que debe ser desarrollada resguardando el
sistema de valores, derechos y garantías, que constituyen la base del sistema constitucional
boliviano, y sólo en los supuestos en que dicha interpretación hubiera quebrantado dicho sistema,
corresponde a la justicia constitucional analizarla, conforme lo ha sostenido la SC 1846/2004-R 30 de
noviembre, en la que se señaló: 'Si bien la interpretación de la legalidad ordinaria debe ser labor de
la jurisdicción común, corresponde a la justicia constitucional verificar si en esa labor interpretativa
no se han quebrantado los principios constitucionales informadores del ordenamiento jurídico, entre
ellos, los de legalidad, seguridad jurídica, igualdad, proporcionalidad, jerarquía normativa y debido
proceso; principios a los que se hallan vinculados todos los operadores jurídicos de la nación; dado
que compete a la jurisdicción constitucional otorgar la protección requerida, a través de las acciones
de tutela establecidas en los arts. 18 y 19 de la Constitución, ante violaciones a los derechos y
garantías constitucionales, ocasionadas por una interpretación que tenga su origen en la jurisdicción
ordinaria, que vulnere principios y valores constitucionales'.
Si bien, entonces, la justicia constitucional puede analizar la interpretación de la legalidad ordinaria
en los supuestos anotados; empero, de conformidad a la SC 0085/2006-R de 25 de enero, es
imprescindible que el recurrente fundamente en su recurso, ahora acción, qué valores o principios
supremos fueron desconocidos, qué métodos o criterios de interpretación no fueron aplicados y qué
derechos o garantías fueron vulnerados y por que motivos, siendo necesario además, que el
accionante explique a qué resultado se hubiera llegado si la interpretación se efectuaba de diferente
manera, conforme al siguiente razonamiento:

'1. (…) por qué la labor interpretativa impugnada resulta insuficientemente motivada, arbitraria,
incongruente, absurda o ilógica o con error evidente, identificando, en su caso, las reglas de
interpretación que fueron omitidas por el órgano judicial o administrativo, y 2. Precise los derechos
o garantías constitucionales que fueron lesionados por el intérprete, estableciendo el nexo de
causalidad entre éstos y la interpretación impugnada; dado que sólo de esta manera la problemática
planteada por el recurrente, tendrá relevancia constitucional'.

En ese entendido, el accionante no debe limitarse a hacer un relato de los hechos, sino que debe
explicar no sólo por qué considera que la interpretación no es razonable, sino también cómo esa
labor interpretativa vulneró sus derechos y garantías. Este entendimiento ha sido adoptado por la SC
0083/2010-R de 4 de mayo, al señalar que '…la interpretación de la legalidad ordinaria corresponde
a la jurisdicción común y que si bien a la jurisdicción constitucional le corresponde verificar si en esa
labor interpretativa no se han quebrantado los principios constitucionales informadores del
ordenamiento jurídico, entre ellos, los de legalidad, seguridad jurídica, igualdad, proporcionalidad,
jerarquía normativa y debido proceso; no es menos cierto que el demandante o accionante debe
invocar y fundamentar cuáles fueron las infracciones a las reglas de la interpretación admitidas por
el derecho; situación que tampoco acontece en el presente caso, pues no ha expresado con
precisión las razones que sustentan su posición, ni identificó con claridad qué criterios o principios
interpretativos no fueron empleados o fueron desconocidos por las autoridades judiciales
demandadas'.

Criterios que han sido reiterados en la jurisprudencia de esta gestión en las SSCC 0538/2010-R,
0536/2010-R, entre otros”.

III.4. Análisis del caso concreto

La accionante denuncia la vulneración de sus derechos al debido proceso en su elemento a la


defensa y debida fundamentación, a la igualdad, a la “seguridad jurídica” y a la propiedad, por
cuanto, sin fundamento legal, se dictó sentencia declarando probada la demanda reconvencional, a
través de la cual se reconoció la legalidad del testamento cerrado de 23 de noviembre de 1992,
dejado por Pedro Padilla Osinaga a favor de Gregoria Osinaga y Simón Lara Sánchez -quienes, a
través de dicho testamento, habían heredado dos lotes de terreno del referido causante-, asimismo,
se dispuso como mejor derecho propietario sobre tales terrenos el de René Lara Céspedes (heredero
de Simón Lara Sánchez) y, finalmente, se determinó la nulidad de documento de compraventa de 17
de marzo de 2004 -reconocido en sus firmas y rúbricas- por el cual compró los referidos lotes de
terreno de Pedro Padilla Osinaga. Impugnada la sentencia, fue confirmada por el juez de segunda
instancia y se mantuvo incólume la misma por el Tribunal de casación, sin que se subsane la
denunciada falta de fundamentación de la resolución de primera instancia.

De acuerdo a lo indicado en la Conclusión II.1 del presente fallo, la accionante suscribió


contrato de compraventa el 17 de marzo de 2004, por el cual compró dos lotes contiguos de terreno
de propiedad de Pedro Padilla Osinaga, habiendo procedido sólo al reconocimiento de firmas y
rúbricas del señalado documento el 18 de ese mes y año.
Posteriormente, mediante memorial de 22 de noviembre de 2006, la accionante interpuso demanda
de nulidad del testamento de 23 de noviembre de 1992, contra los herederos de Simón Lara
Sánchez, representados por René Lara Céspedes, toda vez que los dos lotes de terreno, objeto del
contrato de compraventa antes referido, habían sido dejados en sucesión testamentaria a favor de
Simón Lara Sánchez y Gregoria Osinaga, cuya apertura fue tramitada en el Juzgado Primero de
Instrucción Mixto de Camiri, habiendo sido, consecuentemente, dichos bienes inscritos en los
registros públicos de DD.RR.

El fundamento de la accionante para solicitar la referida nulidad de testamento, se resume en que el


mismo fue tácitamente revocado por el propio causante, cuando éste procedió a vender dichos lotes
a la misma en fecha posterior al referido testamento. Dictada la sentencia de 8 de abril de 2010,
señalada en la Conclusión II.4 del presente fallo, a través de la cual principalmente se determinó la
legalidad del testamento de 23 de noviembre de 1992, y la nulidad del contrato de compraventa de
17 de marzo de 2004, la accionante apeló argumentando que la jueza a quo no cumplió con el art.
192 inc.2) del CPC; es decir, con el deber que tienen los jueces de realizar un análisis fundamentado
de la prueba y la cita de las leyes en que se funda.

Al respecto, se tiene a bien indicar que el art. 192 inc.2) del CPC, prescribe que las sentencias
deberán contener la exposición sumaria del hecho o del derecho que se litiga, análisis y evaluación
fundamentada de la prueba y cita de las leyes en que se funda, al respecto, de la lectura de la
referida Resolución, se advierte que en la misma se analizó la prueba documental consistente en el
contrato de compraventa de 17 de marzo de 2004, así como el trámite de apertura de testamento
cerrado, reflejado en el testimonio 423-2005. En base a dicha prueba, su respectivo análisis y la
aplicación del art. 1538 del CC, es que la jueza a quo llegó a la conclusión de que el derecho de
propiedad de René Lara Céspedes, en su condición de representante de los coherederos de Simón
Lara Sánchez, quien a su vez era el coheredero testamentario del de cujus Pedro Padilla Osinaga,
tenía preferencia con respecto al contrato de compraventa de la accionante, en mérito a que ésta no
había perfeccionado su derecho real de propiedad de los lotes objeto del contrato de compraventa.
Existiendo, por ende, la debida fundamentación en la sentencia impugnada, por lo que ni el Auto de
Vista ni el Auto Supremo, tenían por qué subsanar la misma en lo referido a su fundamentación. Al
respecto, se tiene a bien citar parte de la resolución referida “ …sin embargo, el documento de 17 de
marzo de 2004, suscrito entre Pedro Padilla Osinaga y Teresa Rosales de Montero, sólo está en etapa
de reconocimiento de firmas, por lo que sólo surte efectos entre partes, teniendo prelación el
derecho del reconvencionista …” y “... se advierte que se tienen cumplidas las formalidades de la
apertura del testamento otorgado por el de cujus, Pedro Padilla Osinaga a favor de Simón Lara
Sánchez, como se evidencia en el testimonio 423-2005, existiendo además la inscripción y publicidad
del derecho propietario del bien heredado…” y finalmente en cuanto a la aplicación de la norma
señaló: “El art. 1538 del CC indica que ningún derecho real sobre inmuebles surte efectos contra
terceros, sino desde el momento en que se hace público y que la publicidad se adquiere mediante la
inscripción del título que origina el derecho en el registro de DDRR…”.

Por todo ello, no se encuentran elementos que vulneren la debida fundamentación con la que debe
nacer una resolución, en este caso la sentencia pronunciada por la Jueza Primera de Instrucción
Mixta de Camiri, y tomando en cuenta el respeto de la interpretación de la legalidad ordinaria,
citada en el Fundamento Jurídico III.3 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, es que
se advierte que no existe motivo alguno para que la justicia constitucional ingrese a analizar la
interpretación realizada por la Jueza de primera instancia respecto de la prueba, ni de la normativa
legal aplicable al caso. Por dichos motivos, tanto el Auto de Vista cuanto el Auto Supremo ahora
impugnados, que confirmaron la sentencia y declararon infundado el recurso de casación,
respectivamente, fueron legalmente emitidos.
De lo señalado precedentemente, se establece que el Tribunal de garantías, al haber declarado
“improcedente” denegándose la tutela invocada aunque con otros argumentos, ha evaluado
correctamente los antecedentes del caso.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Liquidadora Transitoria, en virtud de lo previsto


en el art. 20.II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; en revisión, resuelve: CONFIRMAR la
Resolución “50” de 22 de noviembre de 2011, cursante de fs. 86 a 87 vta., pronunciada por la Sala
Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal Departamental de Justicia- de
Santa Cruz, y en consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada con los fundamentos expuestos en la
presente Sentencia Constitucional Plurinacional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

No interviene la Magistrada, Dra. Carmen Silvana Sandoval Landivar, por ser de voto disidente.

Fdo. Dra. Blanca Isabel Alarcón Yampasi


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chávez


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Edith Vilma Oroz Carrasco


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales


MAGISTRADO

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