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Competencia lingüística
Esta competencia se refiere a la utilización del lenguaje como
instrumento de comunicación oral y escrita, de representación,
interpretación y comprensión de la realidad, de construcción y
transmisión del conocimiento y de organización y autorregulación del
pensamiento, las emociones y la conducta. También incluye la habilidad
de expresar e interpretar conceptos, pensamientos, sentimientos, hechos
y opiniones de forma oral y escrita, así como la de comunicarse de forma
apropiada en una amplia variedad de situaciones al menos en una
lengua extranjera al finalizar la educación básica. La competencia en
comunicación lingüística está estructurada en las siguientes
DIMENSIONES:
• COMPRENSIÓN ORAL: engloba el conjunto de habilidades,
conocimientos y actitudes básico para la reconstrucción del sentido de
aquellos discursos orales necesarios para la realización personal,
académica, social y profesional de los alumnos y alumnas al finalizar la
Educación Obligatoria.
• COMPRENSIÓN ESCRITA: engloba el conjunto de habilidades,
conocimientos y actitudes básico para la reconstrucción del sentido de
aquellos textos escritos necesarios para la realización personal,
académica, social y profesional de los alumnos y alumnas al finalizar la
Educación Obligatoria.
• EXPRESIÓN ORAL: esta dimensión exige el dominio de las habilidades
específicas que rigen la producción de discursos orales adecuados a
diferentes situaciones comunicativas, coherentes en la organización de su
contenido y cohesionados.
• EXPRESIÓN ESCRITA: estos textos serán variados y diversos,
adecuados a una amplia gama de situaciones comunicativas, coherentes
en la organización de su contenido y cohesionados textualmente; así
como correctos en sus aspectos formales.
• INTERACCIÓN ORAL: es una dimensión con rasgos específicos, ligados
fundamentalmente a la negociación compartida del significado y al
respeto a las normas sociocomunicativas.
Competencia proxémica
La proxémica es el estudio de la comunicación no verbal relacionada con
el uso del espacio y la distancia. Es un campo fascinante que proporciona
información sobre cómo las personas se comunican e interactúan entre sí
sin siquiera decir una palabra. La comunicación proxémica es parte del
lenguaje corporal específicamente en la comunicación no verbal, es una
subcategoría del mismo, básicamente la proxémica se centra en cómo
cada una de las personas interactúa con su entorno. Incluye el uso del
lenguaje corporal, las expresiones faciales e incluso el uso del espacio y la
distancia entre las personas. Al estudiar la proxémica, podemos
comprender mejor cómo las personas usan el espacio para comunicarse e
interactuar entre sí.
Competencia ejecutiva
Se trata del comportamiento que busca hacer crecer la capacidad de
comunicar las ideas, sin que se deriven problemas de manera equilibrada
y con sentido común
Están relacionadas con aspectos emocionales, interpersonales y a cómo
se desenvuelve y desarrolla cada ejecutivo en la empresa.
Las competencias ejecutivas se enfocan hacia un concepto más amplio
que la descripción de puestos.
Competencia paralingüística
Capacidad del hablante para utilizar de forma adecuada determinados
signos no lingüísticos que le permiten expresar una actitud. Esta
competencia se manifiesta en el tono de la voz, ritmo, énfasis en la
pronunciación etc..., (comunicación oral) y en los signos de puntuación,
sangrías, tipos de letra…, (comunicación escrita). Esto nos permite
identificar capítulos, párrafos, temas etc… La paralingüística está dada
por indicios, señales y aspectos que sirven para contextualizar o que
insinúan interpretaciones de la información. El tono de la voz, las pausas
al hablar y el modo de controlar la respiración, por ejemplo, son
elementos paralingüísticos.
Competencia sociocultural
La competencia sociocultural es uno de los componentes que diversos
autores han descrito en la competencia comunicativa. Hace referencia a
la capacidad de una persona para utilizar una determinada lengua
relacionando la actividad lingüística comunicativa con unos
determinados marcos de conocimiento propios de una comunidad de
habla; estos marcos pueden ser parcialmente diferentes de los de otras
comunidades y abarcan tres grandes campos: el de las referencias
culturales de diverso orden; el de las rutinas y usos convencionales de la
lengua; y el de las convenciones sociales y los comportamientos
ritualizados no verbales. La conexión entre lengua y cultura queda de
manifiesta en la competencia sociolingüística o sociocultural, que puede
definirse como el conjunto de reglas sociolingüísticas y culturales cuyo
conocimiento por parte del hablante hace que sus contribuciones se
adecuen al contexto.
Esta cultura no es la «Cultura», con mayúscula, sino la «cultura», con
minúscula, un territorio compartido y contextualizado que incluye las
presuposiciones, las pautas de conducta, los sobreentendidos, las
opiniones y creencias de una comunidad que se ven reflejadas de muchas
maneras diferentes en la interacción comunicativa. En muchas ocasiones,
se dan por supuestas ciertas realidades de nuestra cultura de origen que
son totalmente incomprensibles en una cultura meta. Porque cada cultura
establece sus propios principios e influye en la forma de interactuar
comunicativamente.
En suma, la lengua y la cultura son realidades que no se pueden separar:
lo lingüístico ha de contemplarse como un elemento cultural y, al mismo
tiempo, la lengua es un vehículo que requiere el aprendizaje de la cultura.
Aprender a comunicarse en una lengua supone adentrarse también en un
proceso de socialización. Para un aprendizaje de la competencia
sociocultural es necesario vincular esta competencia con la adquisición
de las estrategias necesarias para que el aprendiente se desenvuelta de
manera adecuada en todo tipo de situaciones y para que entre en
relación con una realidad nueva a partir de sus propios intereses y
necesidades.
Aprender una lengua es, también, aprender los significados, valores y
aspectos prácticos de la sociedad que habla ese lengua. Solo
descubriendo estos tres elementos es posible que los aprendices
interactúen en esa experiencia compartida.
Por lo tanto, los aspectos socioculturales hay que integrarlos en la
perspectiva de la lengua como una herramienta que sirve para
comunicarse e interactuar con personas de una sociedad diferente a la
nuestra.
Competencia pragmática
La competencia pragmática es la fusión entre los tres tipos de
competencia comunicativa (lingüística, sociolingüística y paralingüística);
aquí se piensa tanto en lo que se dice, cómo se dice y quién lo dice. Es un
tipo de comunicación que toma en cuenta las reglas del lenguaje, los
interlocutores del discurso y el contexto del evento.
La competencia pragmática supone un paso más: se desarrolla con la
relación adecuada con los interlocutores del discurso y el contexto donde
se produce la comunicación.
En este caso, no solo nos fijamos en lo que se dice y cómo se dice, sino
que pensamos en quién lo dice, a quién lo dice y para qué lo dice. Ser
competente desde el punto de vista pragmático supone ajustar lo que
decimos a las circunstancias y a los interlocutores.
Competencia kinésica
Gestos.
Los gestos son los movimientos con la cabeza, la cara, las extremidades,
las miradas, ya sean conscientes o inconscientes, o dependientes o
independientes del sistema paralingüístico, que se conjugan o alternan
con el lenguaje verbal.
Gestos pantógrafos
Reflejan el estado emotivo de la persona. A través de este tipo de gestos
se expresan la ansiedad o tensión del momento, muecas de dolor, triunfo
y alegría, etc. Normalmente son índices sólo informativos que el receptor
es capaz de interpretar; otras veces hay intención comunicativa de parte
del emisor.
Gestos reguladores
Movimientos producidos por quien habla o por quien escucha, con la
finalidad de regular las intervenciones en la interacción. Son signos para
tomar el relevo en la conversación, que tienen también un importante
papel al inicio o finalización de la interacción (darse la mano en el saludo
o la despedida).
Los gestos reguladores más frecuentes son las indicaciones de cabeza y
la mirada fija. Las inclinaciones rápidas de cabeza llevan el mensaje de
apresurarse y acabar de hablar, mientras que las lentas piden que el
interlocutor continúe e indican al oyente que le parece interesante y le
gusta lo que se está diciendo.
Gestos de adaptación
Utilizados para manejar emociones que no queremos expresar. Se utilizan
cuando nuestro estado de ánimo es incompatible con la situación
interaccional particular, de forma que no podemos expresar nuestras
emociones reales directamente con la intensidad con la que realmente las
sentimos. Ante esta situación se produce una situación incómoda, que
necesitamos controlar, y es cuando aparece el gesto como una forma de
adaptarnos a esa situación.
Gestos de este tipo son pasarse los dedos por el cuello de la camisa
cuando nos sentimos ahogados por la tensión de la situación, o
cepillamos el pelo cuando nos sentimos nerviosos.
Maneras.
Toser, comer, hablar, son ejemplos de las maneras de cada región. Sean
conscientes o dinámicas, son aprendidas socialmente según cada
contexto situacional, las cuales se alternan o conjugan con el discurso.
Posturas.
Las posturas pueden ser estáticas, tienen un factor consciente o
inconsciente y se pueden ritualizar, al igual que las maneras. También se
utilizan menos en la comunicación.