Está en la página 1de 5

METÁFORAS DE ERRADICACIÓN DE PENSAMIENTOS

NEGATIVOS

“Aceptar lo que no se puede cambiar y comprometerse a cambiar lo que se puede


cambiar y merece la pena para la persona”.
En la búsqueda del reconocimiento por parte de la persona de que lo que ha
tratado de hacer para solucionar sus problemas no ha servido y que no sirve
de nada seguir utilizando esas mismas estrategias para resolver sus dificultades.

Se trata de que la persona pueda parar de hacer lo que no le ha servido y que se


plantee intentar otra cosa. Este desamparo no es visto como algo negativo sino
como la posibilidad de que la persona pueda alejarse de estar luchando con sus
experiencias internas e intentar algo nuevo.

Para que puedas entender un poco más tus pensamientos te dejo unas metáforas
que se relacionana con los pensamientos negativos:

Metáfora de las Arenas Movedizas

¿Recuerdas esas películas donde el


personaje se hundía en arenas movedizas? Mientras el personaje más luchaba y
se agitaba por escapar de las arenas, más terminaba hundiéndose en ellas.
Ocurre que al caer en arenas movedizas, los intentos de lucha son lo peor que
podemos hacer. Lo único que se puede hacer con las arenas movedizas, es
extender el cuerpo y tratar de entrar en contacto, lo más posible con ellas. Este es
el truco. Los instintos te ordenan luchar, pero actuando de ese modo, terminarás
ahogándote. Este mismo principio es aplicable a los sentimientos que no
deseamos tener: mientras más luchemos por liberarnos de ellos, más
desbordados por ellos estaremos. Aparentemente no suena lógico al principio,
pero puede ser que lo que tengas que hacer, es parar de batallar y en lugar de
ello, entrar en contacto total con lo que has estado tratando de evitar.
Por otro lado, la Aceptación como estrategia de cambio, consiste en no evitar,
controlar o cambiar los elementos que forman parte de ese evento psicológico
doloroso.
Puedes aprender a dejar de luchar contra tus experiencias internas y abrirte a
ellas, hacerles espacio y permitirles ir y venir sin resistencias. Por un momento
toma conciencia de toda la energía y tiempo que gastas en tratar de controlar lo
que sientes. Ahora imagínate que puedes utilizar ese esfuerzo en realizar
acciones efectivas (guiadas hacia las cosas importantes de tu vida a través de tus
valores) para cambiar tu vida a mejor.
Metáfora del Tigre Hambriento

Imagina que te despiertas una mañana


y te encuentras, justo delante de tu puerta, a un adorable cachorrillo de tigre
juguetón que está maullando. Por supuesto, metes al zalamero visitante dentro de
casa y lo adoptas como mascota. Después de jugar con él un rato, observas que
está maullando sin parar y, entonces, te das cuenta de que debe de tener hambre.
Le das un trocito de filete rojo, ya que te imaginas que eso es lo que deben de
comer los tigres. Haces la misma operación cada día y, día tras día, tu mascota de
tigre crece un poquito más. Al cabo de un par de años, has tenido que cambiar la
dieta de pedacitos de hamburguesa para tu tigre y ahora le estás dando costillares
enteros y mitades de buey. A cambio, él te ruge ferozmente en cuanto siente que
es la hora de comer.
Tu astuta linda mascota se ha vuelto una bestia salvaje incontrolable, dispuesta a
destrozarte si no consigue lo que quiere. Cuando das de comer al tigre por un
momento te deja en paz. Pero también, al comer crece un poco más de tamaño.
Cuando tenga hambre otra vez, será más grande y más peligroso. Le arrojas más
alimento. El pequeño tigre, crece más y más. Muy pronto se ha convertido en un
tremendo tigre, aquel pequeño que tú querías controlar.
Cuando experimentas, por ejemplo, ansiedad: son tigres que están ahí
amenazándote con devorarte. Pero si poco a poco dejas de alimentarlos se irán,
aunque quizá no acepten la retirada inmediatamente. Entras en una lucha interior
cada vez que le das más poder a tu dolor alimentándolo con la carne de la
Evitación Experiencial, ayudas al tigre de tu sufrimiento/problema/experiencia
dolorosa a crecer un poco más. Darle de comer parece la forma más razonable de
no ser devorado/a por el tigre. Pero cada vez que lo alimentas, contribuyes a que
se vuelva más fuerte tu dolor, tu preocupación, tu problema…, más intimidatorio y
que tenga más dominio sobre tu vida.
Metáfora del Tigre Hambriento

Imagina que te despiertas una mañana


y te encuentras, justo delante de tu puerta, a un adorable cachorrillo de tigre
juguetón que está maullando. Por supuesto, metes al zalamero visitante dentro de
casa y lo adoptas como mascota. Después de jugar con él un rato, observas que
está maullando sin parar y, entonces, te das cuenta de que debe de tener hambre.
Le das un trocito de filete rojo, ya que te imaginas que eso es lo que deben de
comer los tigres. Haces la misma operación cada día y, día tras día, tu mascota de
tigre crece un poquito más. Al cabo de un par de años, has tenido que cambiar la
dieta de pedacitos de hamburguesa para tu tigre y ahora le estás dando costillares
enteros y mitades de buey. A cambio, él te ruge ferozmente en cuanto siente que
es la hora de comer.
Tu astuta linda mascota se ha vuelto una bestia salvaje incontrolable, dispuesta a
destrozarte si no consigue lo que quiere. Cuando das de comer al tigre por un
momento te deja en paz. Pero también, al comer crece un poco más de tamaño.
Cuando tenga hambre otra vez, será más grande y más peligroso. Le arrojas más
alimento. El pequeño tigre, crece más y más. Muy pronto se ha convertido en un
tremendo tigre, aquel pequeño que tú querías controlar.
Cuando experimentas, por ejemplo, ansiedad: son tigres que están ahí
amenazándote con devorarte. Pero si poco a poco dejas de alimentarlos se irán,
aunque quizá no acepten la retirada inmediatamente. Entras en una lucha interior
cada vez que le das más poder a tu dolor alimentándolo con la carne de la
Evitación Experiencial, ayudas al tigre de tu sufrimiento/problema/experiencia
dolorosa a crecer un poco más. Darle de comer parece la forma más razonable de
no ser devorado/a por el tigre. Pero cada vez que lo alimentas, contribuyes a que
se vuelva más fuerte tu dolor, tu preocupación, tu problema…, más intimidatorio y
que tenga más dominio sobre tu vida.
¡NO ALIMENTES MÁS EL TIGRE DÉJALO QUE SE MUERA DE HAMBRE!
Metáfora de la Casa y los Muebles
Imagínate una casa llena de muebles.
Los muebles no son y nunca serán la casa. Simplemente estos están dentro de
ella. La casa sólo contiene a los muebles que hemos puesto y les da un contexto
para que puedan funcionar como muebles.
Ahora, podemos considerar a los muebles como buenos o malos. ¿Esto diría
algo del valor de la casa? Claro que no, no diría nada de su valor porque una
cosa son los muebles y otra la casa.
Por tanto, lo que tú piensas o sientes (muebles) no conforma tu identidad (casa).
No eres tú.

2.7. VALORES Y ACCIONES COMPROMETIDAS


Clarificar lo que es más importante en nuestra vida, desde el fondo del corazón.
Preguntarnos y cuestionarnos qué clase de persona queremos ser, desde qué
valores actuamos y qué es lo significativo y valioso para nosotros/as.
Después podríamos establecer metas guiadas por valores e involucrarnos en
acciones efectivas para alcanzarlas.
El hecho de tener un compromiso, una dirección hacia donde deseamos
movernos nos ayudará enormemente a ponernos en contacto y estar dispuesto/a
a experimentar nuestras vivencias internas.
Metáfora del Pantano

Imagínate que empiezas un viaje hacia


una hermosa montaña, que puedes ver con total claridad a lo lejos. Pero cuando
comienzas a caminar te das cuenta de que frente a ti hay un gran pantano. Y
piensas: Maldita sea, no sabía que tenía que atravesar este pantano. Es
asqueroso, se me van a llenar los zapatos de lodo. No quiero mancharme. Estoy
cansado/a. Por qué nadie me avisó del p… pantano. No es justo. No me merezco
esto. [Aquí puedes incluir toda tu parafernalia victimista hasta que te canses].
Ahora sabes que hay un pantano, es agua y barro nada más. Puedes dejarte de
dramatismos y elegir: abandonar o entrar en él. ¿Qué eliges?

YENITH SANCHEZ: PSICÓLOGA CLÍNICA


ESPECIALISTA EN TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

También podría gustarte