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Clase 4

LEY Y LIBERTAD
Éxodo • Levítico • Números • Deuteronomio
Tras la muerte de José (hecho con el que termina Génesis), el pueblo de Israel floreció y
se multiplicó en Egipto.

Sin embargo, los egipcios pronto olvidaron cómo José los había salvado de la hambruna.
De parte de los gobernadores de Egipto, la gratitud se convirtió en recelo y odio.

Éxodo
Al cabo de unos 300 a 400 años, la sola cantidad de israelitas planteaba una amenaza a
los egipcios nativos. El faraón —rey de Egipto— trató de exprimirlos, usando a los
israelitas como fuerza de trabajo forzado para sus ambiciosos proyectos arquitectónicos.

Como aun así siguieron creciendo en número, el monarca promulgó un edicto en virtud
del cual todos los bebés israelitas varones serían asesinados al nacer.

Un hombre y una mujer desacataron esta orden. Durante tres meses escondieron a su
hijo recién nacido y, cuando ya no podían seguir haciéndolo, su madre lo puso en un
canasto impermeable en el río, y dejó a María, la hermana, a cargo de su vigilancia. El
bebé fue encontrado en su canasto por la hija del faraón, cuando bajaba a tomar su baño.

María se acercó y ofreció a su madre como nodriza para el niño. La princesa llamó
Moisés al bebé, y lo dejó a cargo de la mujer hasta el destete. Luego Moisés fue criado y
educado en la corte egipcia como hijo adoptivo de la hija del rey.

Moisés
A pesar de haber sido criado en la corte real, el afecto de Moisés estaba con su propio
pueblo sometido, los israelitas. Trató de protegerlos de sus mayorales y de arreglar las
disputas entre ellos, con la intención de defender su causa, pero ellos lo rechazaron.

Finalmente, en su pasión por la justicia, mató a un capataz egipcio que golpeaba a un


israelita, y tuvo que huir del país.

Durante los siguientes 40 años, Moisés vivió como pastor, y pasó largas horas solo en
el desierto. Un día, cerca del Monte Sinaí, vio una zarza ardiendo. Lo que llamó su
atención fue el hecho de que el arbusto no se consumiera. Al acercarse, una voz le habló
desde la zarza ardiente. Dios le dijo:

—No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es.
Y añadió:
—Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
(Éxodo 3.5-6)
Dios había escuchado los clamores de su pueblo. Llegaba la hora de liberarlos de la
esclavitud y había elegido a Moisés para dirigirlos. Moisés se excusó una y otra vez.

¡Abramos la Biblia! 1
Era mayor y más sabio de lo que era en su impetuosa juventud y carecía de la ambición
para emprender la tarea.

Dijo Moisés a Dios:


—Si voy a los hijos de Israel y les digo: “Jehová, el Dios de vuestros padres, me ha
enviado a vosotros”, me preguntarán: “¿Cuál es su nombre?”. Entonces ¿qué les
responderé?
Respondió Dios a Moisés:
—“Yo soy el que soy” … ‘Yo soy’ me envió a vosotros”. (Éxodo 3.13-14)
En aquel tiempo se creía que el nombre de una persona indicaba su carácter. Este
nombre misterioso era una manera de decir que Dios se da a conocer por sus actos.

También, ese nombre nos dice que «Dios es el Señor del tiempo y hará en el futuro
lo que hizo en el pasado y está haciendo en el presente».

El nombre del Dios de la alianza fue revelado a Moisés de una manera nueva. Este
nombre ha sido transcrito en las Biblias castellanas de diversas maneras, como Jehová,
Yahvé o Señor.

Dios indicó a Moisés que dijera a la gente de Israel que su Dios los liberaría. Muchos
habían olvidado cómo era Dios, pero pronto tendrían una demostración de su poder
cuando Moisés desafiase al rey egipcio.

Cuando Moisés puso como objeción no ser un buen orador, Dios le prometió que su
hermano Aarón lo acompañaría y sería el vocero. Dios no aceptaba excusas.

Versículo a Memorizar
Diles que soy el Dios eterno, y que me llamo YO SOY.
Éxodo 3:14 TLA

¡Abramos la Biblia! 2

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