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MONOGRAFÍA SOBRE MOISÉS

Moisés fue general, profeta, juez, poeta, historiador, filósofo y líder del pueblo de

Israel. Su vida no fue fácil tuvo que pasar por muchos problemas pero al final salió

vencedor.

Fue el tercer hijo de Amram y Jocabeth, sus hermanos fueron María y Aarón,

cuando nació Moisés, el faraón de Egipto habían hecho un decreto donde decía

que todos los niños varones al nacer debían morir, algunos fueron arrojados al rio

Nilo y murieron, sin embargo los padres de Moisés lo cuidaron hasta cumplir tres

meses dices el capítulo 2 de Éxodo, pero estaba creciendo y se dieron cuenta que

ya no podrían ocultarlo más.

Jocabeth y Amram pidieron ayuda a Dios en oración, y Dios les mostró una forma

para proteger al bebé. Jocabeth preparó un cesto de juncos y lo calafateó con

brea para estuviera más seguro, entonces puso al niño en el cesto y lo dejó a

orillas del rio Nilo. No se atrevió a permanecer cerca del niño y cuidarlo ella mismo

por tener a que los descubrieran, pero María se quedó cerca para vigilar a su

hermano, y habían otros observadores, ángeles invisibles observaban la cuna.

Ellos dirigieron a la hija del Faraón hacia el lugar donde estaba el cesto, la arquilla

llamó su atención y cuando la princesa vio al niño, se compadeció porque estaba

solo y llorando, pensó en la madre que había usado este medio para proteger la

vida de su hijo, la princesa lo llamó Moisés que significa sacado de las aguas.

María que estaba observando todo, vio que la princesa que trataba al niño

tiernamente, se acercó y le preguntó: ¿Desea que le llame a una de las hebreas

para críe a este niño?, la princesa autorizó que lo hiciera. María se apresuró para
buscar a su madre Jocabeth y le dio esta noticio maravillosa, y su madre se

presentó ante la hija del Faraón.

Dios había escuchado todas las oraciones de la madre, se fue fe fue

recompensada. Con mucha gratitud inició su trabajo que con la confianza de que

su hijo no estaría en peligro. Aprovechó toda la oportunidad para educar a su hijo

para servir a Dios, ella estaba segura que Dios tenía un plan especial para la vida

de su hijo. Sabía que en algún momento tenía que entregarlo a su madre adoptiva

y le enseñarían las costumbres egipcias que lo alejarían de Dios. Trato de

inculcarle la reverencia en Dios lo más que pudo, así como el amor a la verdad y

la justicia. Oro a Dios para que lo protegiera y no se corrompiera. Le enseñó que

no es bueno la insensatez y la idolatría. Y desde muy pequeño le enseñó a orar y

a confiar en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

El libro de Patriarcas y profetas menciona que Jocabeth retuvo al niño lo más que

pudo, pero fue hasta que cumplió 12 años que tuvo que entregarlo a la princesa.

De la casa humilde pasó a vivir en un hermoso palacio y fue llamado príncipe de

Egipto. Moisés nunca olvidó lo que aprendió con su madre Jocabeth, todas esas

enseñanzas fueron como escudo contra el orgullo, la incredulidad y los vicios que

había en el palacio.

Cuando creció Moisés recibió la más alta educación civil y militar. El rey había

decidido hacer de el, su nuevo sucesor, y fue educado para esta posición. “Y fue

enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus

dichos y hechos.” (Hechos 7:22). Moisés tenía habilidad como caudillo militar y

era el favorito del ejército egipcio, además lo consideraban como un personaje

notable. El plan de satanás había sido derrotado, a pesar de que el decreto para
que los niños hebreos debían morir, Dios cumplió su propósito para educar y

adiestrar al que sería el caudillo del pueblo de Israel.

Dios alertó a los ancianos de que Moisés sería el líder que los libertaría de la

opresión, Moisés debía ser paciente y esperar el momento indicado, los

sacerdotes egipcios intentaron inculcarle sus creencias para que fuera el faraón, y

aunque era un buen estudiante, no pudieron imponerle la adoración a sus dioses,

aunque por esto podía perder su herencia como príncipe y la corona, no le importó

la riqueza de este mundo y sólo rindió adoración al Dios de los cielos y la tierra.

Moisés estaba casi listo para ser el nuevo rey, tenía grandeza intelectual, tenía

todas las cualidades para brillar en Egipto, sin embargo escogió ser afligido con el

pueblo de Dios. “Por fe Moisés, hecho ya grande, rehusó ser llamado hijo de la

hija de Faraón; escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que gozar de

comodidades temporales de pecado. Teniendo por mayores riquezas el vituperio

de Cristo que los tesoros de los Egipcios; porque miraba la recompesa.” (Hebreos

11:24-26).

El palacio del Faraón fue ofrecido a Moisés para seducirlo, pero el vio más allá del

hermoso palacio y de la corona, puso sus ojos como viendo al invisible dice el

apóstol Pablo. Estuvo en Egipto hasta los cuarenta años de edad pero visitaba a

sus hermanos los israelitas, los animaba con la seguridad de que Dios cumpliría

su promesa de liberarlos. Veía escenas de injusticia y de opresión y quería hacer

algo por ellos, un día en sus visitas vio que un egipcio golpeaba a un israelita, se

arrojó sobre el egipcio y lo mató, entonces huyó a Madian porque tenía miedo de

que el Faraón lo matara.


Dios lo protegió y dirigió su camino, encontró hospedaje en la casa del sacerdote

Jetro, que también adoraba al Dios verdadero, después un tiempo Moisés se casó

con Séfora una de las hijas del sacerdote Jetro, y se convirtió en un pastor de

ovejas, vivió con su suegro por unos cuarenta años.

Cuando Moisés mató al egipcio creyó que estaba listo para liberar al pueblo de

Israel confiando en sí mismo y en todas sus habilidades, porque creía que serían

liberador a través de la guerra, sin embargo Dios quería mostrar su poder y

esperaba que Moisés confiará plenamente en El. Moisés no estaba listo, tenía que

aprender lecciones de fe como había aprendido Abraham, Isaac y Jacob, a

depender solo de Dios y no en la sabiduría humana, había otras lecciones que

tenía que aprender en la soledad de la montaña, en la escuela de abnegación y

las durezas, tenía que aprender a ser paciente y a controlar sus pasiones. Para

poder dirigir a Israel tenía que preparar su corazón para estar en plena armonía

con Dios y así con su propia experiencia podría ayudar a todos los que

necesitaban de cuidado paternal.

Moisés había aprendido mucho al ser un pastor de ovejas, desarrolló hábitos de

atento cuidado, se olvidó de si mismo, y mostró tierno cuidado para su rebaño,

estas cualidades lo prepararon para ser compasivo y paciente pastor de Israel,

porque dice Elena de White que ninguna ventaja que la educación o la cultura

humana pudiera otorgar podría haber sustituido esta experiencia que aprendió.

Tuvo que desaprender lo que aprendió en Egipto, el tiempo, el cambio de

ambiente y la comunión con Dios podían hacer desaparecer estas impresiones. En

la vida sencilla del desierto , desaparecieron los resultados de la comodidad y el


lujo de Egipto, Moisés llegó a ser paciente, reverente y humilde, la Biblia dice que

fue muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.

Un día que estaba cuidando su rebaño cerca de Horeb, el monte de Dios, Moisés

vio un zarza que ardía y no se consumía, se acercó para ver y una voz de la

llamas lo llamó por su nombre, y el contestó: Heme aquí. Dios le habló y le dijo:

Quitate tus sandalias porque es un tierra santa. Fue allí donde Dios le pidió que

regresara a Egipto a liberar a su pueblo. Moisés se cubrió su rostro, porque tenia

miedo de mirar a Dios. Le dijo a Dios ¿quién soy yo, para que vaya a Faraón y

saque de Egipto a los hijos de Israel?, Dios le dijo, Yo seré contigo y la señal es

que me serviréis en este monte. A pesar de que Moisés puso excusas, Dios le dijo

que su hermano Aarón le ayudaría para hablar con el Faraón.

Moisés fue a Egipto y habló al Faraón, aunque Dios ya le había dicho que el rey se

opondría a la salida de los hebreos, sin embargo Dios mandaría las plagas para

que todo Egipto conociera de su poder. Cuando terminó la décima plaga todos los

egipcios querían que los israelitas se fueran y les dieron muchas cosas de valor de

oro y plata para que salieran rápido de Egipto. Era una gran multitud que estaban

gozosos por salir de la esclavitud, agradecidos con Dios salieron con prisa.

El faraón se había arrepentido de haberlos liberado y fue a buscarlos, los israelitas

estaban frente al mar rojo y con angustia, entonces Dios le dijo a Moisés levanta tu

vara, y el mar rojo se abrió en dos y todos pudieron pasar en lo seco, pero cuando

pasaron las aguas regresaron a su lugar y muchos egipcios murieron ese día.

Por cuarenta años estuvieron vagando por el desierto por eran personas tercas,

duras y quejosos, fue allí en el desierto que Dios le dio a Moisés las tablas de la

ley o los diez mandamientos. Además Dios le dijo que construyeran un santuario
donde habitaría la presencia de El. Dios nunca abandonó a su pueblo, Dios nunca

abandonó a Moisés, siempre estuvo con él, Dios envió agua cuando tenía sed,

envió maná del cielo cuando tenían hambre, envió codornices cuando querían

carne, siempre los cuidó, Moisés fue un gran líder, habló con Dios en el monte

Sinaí, y rostro resplandecía por estar en la presencia de Dios, aunque Moisés fue

un personaje a quién Dios le dio muchas bendiciones, no le permitió entrar a la

tierra prometida, le dijo que lo viera de lejos, murió a la edad de 120 años.

Hecho por: Oscar Zaid Nicolás Palomec

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