Está en la página 1de 1

Para resolver el eterno debate, los psicólogos Daniel Kahneman y

Angus Deaton realizaron un estudio en la Universidad de Princeton


que efectivamente respalda la idea de que las personas tienden a
ser más felices a medida que aumentan sus ingresos.
Si bien el dinero por sí solo no garantiza la felicidad, su influencia en
nuestra calidad de vida y bienestar emocional no debería ser
pasada por alto: la capacidad de satisfacer nuestras necesidades
básicas, buscar oportunidades de crecimiento, disfrutar de
experiencias y reducir el estrés son aspectos esenciales para
alcanzar un mayor grado de felicidad en nuestras vidas.
En este sentido, el estudio de Kahneman y Deaton encontró que las
personas con mayores ingresos tenían niveles más altos de
satisfacción con sus vidas en general. Esto es debido a que el dinero
les permite satisfacer necesidades básicas de forma fácil y de esta
forma tienen esa "tranquilidad". La capacidad de cubrir gastos
como vivienda, alimentación, atención médica y educación
proporciona un entorno estable y reduce la ansiedad relacionada
con las preocupaciones financieras.
Asimismo, la investigación también mostró que los ingresos más
altos están relacionados con una mejor salud emocional y una
mayor calidad de vida. Gracias a tener unos buenos ingresos puedes
vivir experiencias placenteras, como viajes, entretenimiento y ocio.
Estas actividades pueden generar emociones positivas, aumentar el
disfrute de la vida cotidiana y contribuir a una mayor satisfacción
personal.

También podría gustarte