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En la ciudad de Azul, a los cinco días del mes de Junio del año Dos Mil Dieciocho,
reunidos en Acuerdo Ordinario el Señor Juez de la Excma. Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial Departamental, Sala II, Doctor Jorge Mario Galdós y el Señor Juez
miembro de la Sala I de esta Excma. Cámara, Doctor Esteban Louge Emiliozzi (arts. 47 y
48 Ley 5827) quien integra el Tribunal en razón de encontrarse excusados a fs. 413 los
Señores Jueces de esta Sala Doctores María Inés Longobardi y Víctor Mario Peralta Reyes,
para dictar sentencia en los autos caratulados: “Barcelonna, María Paula y Otro/a c/
Naldo Lombardi S.A. y Otro/a. Daños y Perj. Incump. Cont.” (Causa Nº 62.827),
habiéndose procedido oportunamente a practicar la desinsaculación prescripta por los arts.
168 de la Constitución Provincial, 263 y 266 del C.P.C.C., resultando de ella que debían
votar en el siguiente orden: Dr. Galdós – Dr. Louge Emiliozzi.
-C U E S T I O N E S-
-V O T A C I O N-
I.- María Paula Barcelonna y Juan Alberto Lucas promovieron demanda resarcitoria
de daños y perjuicios contra Whirlpool Argentina S.A. y Naldo Lombardi S.A. solicitando
el cumplimiento del contrato de venta de electrodomésticos, reemplazando los productos
adquiridos (aparatos de aire acondicionado) por otros que cumplan con las características
de bajo consumo y estándares “eco friendly” solicitados al momento de la compra (cuestión
que, luego y en definitiva, quedó desplazada de la litis), con más la suma de $480.000 en
concepto de los siguientes daños: daño material $180.000; daño moral $100.000 y daño
punitivo $200.000. Señalan que para la construcción de su casa eligieron un diseño fundado
en estándares de consumo amigable y protección del medio ambiente, siguiendo las
recomendaciones del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (I.N.T.I.), para lo cual
utilizaron un proyecto especial ajustado a ciertas normas (evaluación energética,
cerramientos de aberturas, energía solar térmica, ausencia de instalación de gas,
evaluaciones térmicas, distintas alternativas de cerramientos, etc.). En el marco de esa
circunstancia singular decidieron que los productos que se ajustaban a esos estándares de
bajo consumo energético corresponden a seis aires acondicionados que fabrica la
demandada Whirlpool Argentina S.A. “cinco de ellos modelo WBC10B Frío/Calor 2250
para ser instalados en cada habitación y en la cocina y uno WBC18B 4500 Frío/Calor para
el living comedor” (sic., fs. 49). Agregan que se decidieron por esos artefactos porque sus
especificaciones técnicas indicaban que se trataba de equipos “Bajo Consumo”,
correspondiendo su categorización de acuerdo a las normas IRAM a la categoría de
consumo “B”, la que en el momento de la compra era una de las más eficientes del mercado
(aún no existían de categoría A). En efecto, de conformidad con la publicidad de la página
web de la marca, y lo que consta en los Manuales de Instrucciones que son provistos con
los equipos, los artefactos contaban con las siguientes prestaciones”: a) equipo WBC10B
2250 Frío/Calor: 1) Tipo de Prestación: Refrigeración/Calefacción: Capacidad de
Refrigeración 2269 kcal/h / Calefacción 2522 Kcal/h. 2) Clase de eficiencia energética:
Refrigeración B / Calefacción C. 3) Consumo de energía anual (kwh/año) 438. 4) Índice de
eficiencia energética: 3,01 W/W. 5) Potencia nominal (Watts): Refrigeración 876 /
Calefacción 913. 6) Corriente nominal (Amperes): Refrigeración 4,2 / Calefacción 4,4; b)
equipo WBC18B 4500 Frío/Calor: 1) Tipo de Prestación: Refrigeración/Calefacción:
Capacidad de Refrigeración 4539 kcal/h / Calefacción 4665 Kcal/h. 2) Clase de eficiencia
energética: Refrigeración B / Calefacción B. 3) Consumo de energía anual (kwh/año) 876.
4) Índice de eficiencia energética: 3,01 W/W. 5) Potencia nominal (Watts): Refrigeración
1753 / Calefacción 1585. 6) Corriente nominal (Amperes): Refrigeración 8,4 / Calefacción
7,6” (sic., fs. 49). Destacan que la adquisición de esos aparatos no fue azarosa sino que se
emplazó en el contexto del tipo de vivienda que construían. Agregan que una vez instalados
los tres primeros equipos su encendido simultáneo, junto a otros artefactos del hogar,
producían un corte de luz (saltaba la térmica) toda vez que el modelo WBC10B en vez de
consumir aproximadamente 900W insumían alrededor de 1350W y el WBC18B, que
supuestamente debía consumir 1750W, en realidad insumía 2600W. Formulan muchas
otras consideraciones, sostienen que la demandada incurrió en publicidad engañosa no
rectificada y reclamaron los daños aducidos anteriormente. Sustanciado el proceso, las
accionadas se opusieron a la pretensión de inicio y la codemandada “Whirlpool Argentina
S.A.” también dedujo excepción de falta de legitimación activa. A fs. 356/370 vta. se dictó
la sentencia que hizo lugar parcialmente a la demanda. En efecto ese decisorio, ahora
recurrido, desestimó la excepción de falta de legitimación activa opuesta por “Whirlpool
Argentina S.A.” y la condenó solidariamente con Naldo Lombardi S.A. a pagarle a la actora
la suma de $220.000 ($20.000 por daño moral y $200.000 por daño punitivo). Impuso las
costas a las accionadas vencidas y difirió la regulación de honorarios para su oportunidad.
Para así resolver, y en lo sustancial, el pronunciamiento de grado rechazó la excepción de
falta de legitimación activa opuesta por “Whirlpool Argentina S.A.” alegando que los
equipos de aire acondicionado fueron comprados por el padre de la actora, quien reviste la
condición de “Responsable Inscripto” ante el I.V.A. en el rubro agrícola lo que hace
presumir que la compra fue realizada para su giro comercial. Pese a ello el fallo entendió
que los actores, conforme el criterio del art. 1092 del CCCN, revisten la condición de
consumidor equiparado porque si bien no fueron los adquirentes (reitera: las facturas de fs.
9/12 están a nombre del padre de la actora) resulta demostrado que los equipos de aire
acondicionado están instalados en el inmueble donde ellos viven, según las pericias de fs.
279/281 y fs. 283/286. Acota que no es relevante que no esté acreditado que el inmueble
sea titularidad de los actores toda vez que su legitimación está satisfecha acreditando el uso
del producto adquirido como destinatario final. En lo relativo a la pretensión deducida, la
sentencia tuvo por comprobado que la actora adquirió con fecha 11 de Agosto de 2011 seis
equipos de aire acondicionado marca “Whirlpool” en el negocio de “Naldo Lombardi S.A.”
(Sucursal Olavarría). Sostiene que en el presente caso se configura un supuesto de
publicidad falsa, que constituye un tipo de publicidad engañosa porque la publicidad del
producto contenía afirmaciones falsas (art. 1110 inc. a CCCN) violando de manera directa
el derecho de los consumidores a recibir información “veraz” (art. 42 Const. Nac.) “cierta,
clara y detallada” (art. 4 LDC), quebrantando la buena fe contractual (art. 9 CCCN). Se
detiene sobre el punto y formula distintas consideraciones teóricas sobre la importancia y el
contenido del deber de información del proveedor, cuestión que además se vincula con la
Ley de Lealtad Comercial (art. 5 Ley 22.802). Tras ello afirma que quedó acreditado que
los actores construyeron una casa con un criterio de sustentabilidad y eficiencia energética
procurando el menor impacto ambiental posible al medio ambiente, lo que se describe con
detalle por los materiales utilizados en su construcción y la técnica empleada conforme la
pericia del Ingeniero en Construcciones Diego A. Porta, las fotos glosadas a fs. 307/309 y
los testimonios de Juan C. Castagnino y Pablo R. Cunioli vertidos en las audiencias
videograbadas agregadas al expediente. Por lo demás el perito ingeniero electromecánico
Gabriel Paredes dictaminó a fs. 279/281 que los consumos reales de los aparatos de aire
acondicionado no coincidían con los que figuraban en el manual y estimó un porcentaje
superior entre el 11% al 20,5% mayor para el modelo WBC10B y un 42% mayor para el
modelo WBC19B. Prosigue el pronunciamiento destacando que por imperativo legal (arts.
4, 8 de la Ley 24.240; 5 Ley 22.802; 1101 inc. a y 1103 CCCN) la demandada le vendió a
la actora un producto que no cumplía con las especificaciones estipuladas en las etiquetas y
manuales de usuarios constituyendo un supuesto de incumplimiento del deber de
información que tiene sustento en la buena fe y que obliga al oferente, en virtud de la
confianza creada conforme el actual art. 9 CCCN. Tras ello, y en el aspecto técnico, afirma
“que en autos el perito ingeniero electromecánico informó (fs. 279/281) -como ya refiriera-,
la diferencia entre le corriente medida y la que constaba en el manual de instrucciones:
equipo WBC10B medida entre 4,9A y 5,3A pero figuraba en el manual de 4,4A; y en el
equipo WBC19B medida de 10,8A pero constaban en el manual de 7,6A. Que lo mismo
sucedió con la potencia medida: equipo WBC10B medida entre 1078W y 1166W pero
figuraba en el manual de 913W; y en el equipo WBC19B medida de 2376W pero constaban
en el manual de 1585W” (sic., fs. 364 vta.). Por lo expuesto concluye que la publicidad
engañosa ofrecida a la parte actora integraba el contrato de consumo y el proveedor
incumplió lo pactado al entregarle seis equipos de aire que no llenaban las especificaciones
técnicas ofertadas (arts. 8 y 65 Ley 24.240 y 1103 CCCN). Luego el pronunciamiento
atacado analizó los daños reclamados y desestimó el rubro solicitado como daño material,
que fue estimado en $180.000 en total, incluyéndose “la instalación de servicio de gas,
adquisición y colocación de caldera, cañerías nuevas, roturas de pisos, paredes, pintura,
etc.”. Explica que en el rubro daño material reclamado la actora solicita se le indemnice el
mayor consumo de energía eléctrica y la instalación de gas natural, cuantificados ambos en
la suma mencionada precedentemente. Con relación a lo primero (mayor consumo de
energía) sostiene que no está probado el monto indemnizatorio. En lo atinente al otro
reclamo (instalación de gas natural como consecuencia del defectuoso funcionamiento de
los aparatos de aire) explica que si bien está demostrado que los productos adquiridos a la
demandada no reunían las especificaciones técnicas requeridas, la actora en ningún
momento realizó diligencias a fin de probar que en el mercado argentino existían a la venta
productos que cumplan con las exigencias de bajo consumo señaladas en la demanda. Sobre
la base de los testimonios del ingeniero industrial Juan Carlos Castagnino y de los peritos
Diego A. Porta y Gabriel Paredes afirma que resulta evidente que la decisión de los actores
de recurrir a la instalación de gas, abandonando la idea de vivienda “verde sustentable” y de
no calefaccionar mediante equipos de frío/calor, es exclusiva responsabilidad de ellos
porque había otras alternativas (en la actualidad existen otros productos en el mercado que
podrían satisfacer las necesidades de los actores, e incluso se podía solicitar a Coopeletric
mayor energía para permitir que los equipos funcionaran simultáneamente). Todo ello
descarta la existencia de relación causal con el daño. En lo relativo al daño moral otorgó la
suma de $20.000 porque la privación de un bien de uso doméstico (los aparatos de aire
acondicionado) y la vulneración del principio de buena fe como consecuencia de la
publicidad falsa, que exceden el riesgo propio y habitual de los negocios o de la vida diaria,
lesionan un interés de afección de la actora. Luego se señala que la responsabilidad de
ambas codemandadas es solidaria y que la fecha de mora la constituye el 08 de Agosto de
2012, es decir a un año después de la compra porque es la fecha a partir de la cual tomaron
conocimiento del defecto del producto adquirido y de que su consumo era mayor al
informado en la publicidad. Tras ello dispone que a las sumas de condena deberán
adicionársele intereses a la tasa pasiva que fija el Banco de la Provincia de Buenos Aires
para sus operaciones ordinarias de depósitos a treinta días. Finalmente y en lo relativo al
daño punitivo, que lo admite y lo cuantifica en $200.000. Sostiene que su procedencia está
dada por la entidad y gravedad de la publicidad falsa lo que excede los derechos
individuales de los consumidores y usuarios y se emplaza en el ámbito de los derechos
colectivos, máxime que la publicidad tiene por finalidad captar potenciales clientes y su
carácter engañoso puede ocasionar un severo perjuicio a los intereses económicos de los
consumidores. De allí la gravedad de la ilicitud que no radica en el monto del daño material
provocado sino en la actitud dañosa de daño masivo. Por lo expuesto admitió la demanda
de la manera indicada precedentemente, con costas a las demandadas vencidas.
Llamados autos para sentencia y firme el proveído que hizo saber el orden de la
votación (cf. fs. 411), integrada nuevamente la Sala por excusaciones y notificaciones de la
misma el expediente se encuentra en condiciones de ser resuelto (fs. 413/419 y cédulas
libradas a fs. 419 vta.).
Por lo expuesto, resulta aplicable al presente el Código Civil y la ley de defensa del
consumidor como estatuto específico de preferente tutela, sin perjuicio de recurrir a las
normas del Cód. Civ. y Com. como importante pauta interpretativa (arts. 7, 985, y sgtes.,
1092, 1093, 1094, 1095, 1096 y sgtes., art. 1117, 1118, 1119, 1122 ss. y cdtes. del Cód.
Civ. y Com.).
En ese sentido el art. 1092 CCCN, en consonancia con los arts. 1 y 3 de la ley
24.240, no se refiere sólo al contrato de consumo (que constituye una de las tipificaciones
legales posibles) sino a la relación de consumo que es el vinculo jurídico entre el proveedor
(en el caso Whirlpool Argentina S.A. como fabricante y Naldo Lombardi S.A. como
vendedor) y los actores como usuarios. Los Fundamentos del Anteproyecto de la Comisión
de Reformas explican con claridad que se diferencian dos categorías normativas: relación
de consumo (que es el caso de autos) y contrato de consumo. Los esposos Barcelona-Lucas
tienen instalados y utilizan los seis equipos de aire frío calor en su domicilio de Azopardo
4718 de Olavarría conforme surge del escrito de ampliación de la demanda de fs. 46/58, del
domicilio real denunciado por ambos al absolver posiciones en la audiencia videograbada
que tuve a la vista de las declaraciones testimoniales de Juan Pablo Castagnino y Pablo
Rodolfo Cuniolo, en las citadas audiencias y de las pericias de los ingenieros Gabriel
Paredes y Diego Adrián Porta de fs. 279/281 y explicaciones de fs. 340/342 y fs. 283/286,
respectivamente (arts. 384, 474 y concs. CPC). De este modo, y aún cuando el adquirente
directo de los equipos es Pedro José Barcelona (conf. facturas fs. 9/11) no cabe dudas que
los reclamantes constituyen “las personas humanas que utilizan bienes como destinatarios
finales en beneficio del grupo social”;se trata de la figura conocida como terceros
beneficiarios (art. 1 y concs. LDC; art. 1092 y ss. CCCN).
En otra oportunidad y para el régimen anterior señalé con relación a la ley 24.240 que
“es consumidor o usuario: a) quién es parte en la relación de consumo; b) quién sin ser
parte ‘como consecuencia o en ocasión de ella’ adquiere o utiliza bienes o servicios (figura
que se denominó ‘consumidor conexo’ o ‘consumidor de consumidor’) (cf. Rusconi, Dante
D., “La noción de “consumidor” en la nueva ley de Defensa del Consumidor”, J.A., 2008-
II-1225). Se trata de la figura que algunos autores denominan usuario no contratante o
consumidor no contratante; c) a quién de cualquier manera está ‘expuesto a una relación de
consumo’, el denominado bystander, categorizado por ese autor como ‘tercero consumidor’
(cf. Alterini, Atilio Aníbal, “Las reformas a la ley de defensa del consumidor. Primera
lectura, 20 años después”, Suplemento Especial Reforma de la Ley de Defensa del
Consumidor cit.; Gómez Leo, Osvaldo R. – Aicega, María V., “Las reformas a la Ley de
Defensa del Consumidor”, Lexis Nº 0003/013985; Galdós, Jorge M., “Responsabilidad
civil de los concesionarios viales y relación de consumo”, en “Ley de Defensa del
Consumidor Comentada y Anotada”, Tomo II, págs. 891)”. Antes de la reforma del año
2008 buena parte de la doctrina había propiciado una postura amplia de la noción de
consumidor (cf. Lorenzetti, Ricardo, “La relación de consumo. Ámbito de aplicación del
estatuto de defensa del consumidor”, en Defensa del Consumidor, p. 82; Gozaíni, Osvaldo,
“¿Quién es consumidor, a los fines de la protección procesal?”, La Ley, 2003-C, 1056;
Carlos A. Hernández – Sandra A. Frustagli, “Primeras consideraciones sobre los alcances
de la reforma a la Ley de Defensa del Consumidor, con especial referencia a la materia
contractual” cit. J.A., 2008-II-1212). Apuntan Hernández y Frustagli que el vínculo jurídico
entre el consumidor y el proveedor podrá tener fuentes diversas: un contrato, un acto ilícito
o un acto unilateral (cf. Carlos A. Hernández – Sandra A. Frustagli, “Primeras
consideraciones sobre los alcances de la reforma a la Ley de Defensa del Consumidor, con
especial referencia a la materia contractual”, J.A., 2008-II-1212). Es decir, comprende las
situaciones en las que el sujeto es protegido: antes, durante y después del contratar, cuando
es dañado por un ilícito extracontractual, cuando es sometido a una práctica del mercado,
cuando actúa individualmente y cuando lo hace colectivamente (cf. Wajntraub, Javier en
Mosset Iturraspe, Jorge – Wajntraub, Javier H., “Ley de Defensa del consumidor. Ley
24.240”, p. 58). En esa tendencia interpretativa señalaba Sozzo, con anterioridad a la ley
26.631 y siguiendo a Lorenzetti, que las fuentes obligacionales pueden ser no sólo el
contrato de consumo, sino los hechos ilícitos (entre los cuales se incluyen casos de abuso de
derecho) simples hechos jurídicos y actos jurídicos unilaterales y bilaterales” (cf. Sozzo,
Gonzalo, “Daños sufridos por consumidores (jurisprudencia y cambios legislativos),
Revista Derecho Privado y Comunitario, 2002-1-559).
B.- 1.- En conclusión: los actores María Paula Barcelonna y Juan Alberto Lucas, en
cuanto usuarios o consumidores fácticos, que tienen colocados en su vivienda de Azopardo
4718 de Olavarría los seis equipos de aire frío calor adquiridos a la demandada (lo que se
desprende claramente de la prueba testimonial y pericial analizada) resultan legitimados
para reclamar los daños patrimoniales y morales derivados de la publicidad engañosa, en el
marco del régimen consumeril (confr. testimonios de Juan Pablo Castagnino y Pablo
Rodolfo Cuniolo, pericias de los ingenieros Gabriel Paredes y Diego Adrián Porta de fs.
279/281 y explicaciones de fs. 340/342 y fs. 283/286, respectivamente; arts. 384, 474 y
concs. CPC; 1, 2, 3, 1092, 1094, 1100, 1101, 1102, 1103 y concordantes del CCCN; arts. 1,
2, 3, 4, 7, 8, 8 bis, 1013, 40 y conc. LDC).
Dijo el perito ingeniero electromecánico Gabriel Paredes a fs. 279 que “los modelos
de los aire acondicionado instalados son marca Whirlpool modelos WBC10B y WBC19B
como los que figuran en el manual de instrucción y en las etiquetas de producto adjuntados
en el expediente” (sic., fs. 279). Agregó que “los consumos reales al momento de la pericia
no coincidieron con los que figuraban en el manual” (sic., fs. 279 vta.).
Por su lado el perito Diego Adrián Porta, dijo que “existe una diferencia económica,
que suele ser considerable, en la construcción de viviendas denominadas ‘verdes’, llamadas
de carácter sostenible, con relación a la construcción tradicional, esto se evidencia desde
dos puntos de vista teóricos de sencilla comprensión: 1) En caso de las construcciones de
las características expuestas las diferencias radican en la utilización de materiales de
mayores costos y mano de obra más calificada, lo cual incrementa los valores finales de las
construcciones de esta naturaleza, incluso en su gran mayorías los materiales poseen
certificaciones y controles de calidad de fabricación debido a procesos de producción más
modernos sujetos a controles de organismos al efecto, diferente al caso de los materiales
tradicionales. Si bien en las viviendas de estas características los tiempos de construcción
suelen ser menores, esta ventaja raramente es suficiente, en materia económica, para
equiparar los costos predichos. 2) Se justifica el mayor costo de construcción de las
viviendas ‘sostenibles’ ya que las características constructivas de dicho tipo de
construcción generarán, con el transcurso del tiempo, un mayor aprovechamiento
energético, y un menor consumo de los servicios de infraestructura tradicionales. Es decir,
si bien construir una vivienda de estas características requiere mayor cantidad de dinero, el
aumento de vida útil considerado, más el ahorro en consumos periódicos de energía
pondrían la balanza equilibrada entre las dos alternativas al final del ciclo de vida” (sic., fs.
284/284 vta.). Agrega igualmente que el Ing. Porta lo explicó en la audiencia videograbada;
en el mismo sentido y en esa oportunidad se pronunció el Ing. Paredes (arts. 384 y 474
C.P.C.).
No cabe dudas de que medió desajuste entre el bajo consumo informado por el
fabricante y el vendedor con el que luego se comprobó en concreto, que era más elevado,
lo que frustró el proyecto de vivienda de los actores quienes, a raíz de ello, colocaron
calefacción a gas. La prueba pericial es categórica y asertiva y no deja margen de dudas.
Dijo el perito ingeniero electromecánico Gabriel Paredes a fs. 279 que “los modelos de los
aire acondicionado instalados son marca Whirlpool modelos WBC10B y WBC19B como
los que figuran en el manual de instrucción y en las etiquetas de producto adjuntados en el
expediente” (sic., fs. 279). Agregó que “los consumos reales al momento de la pericia no
coincidieron con los que figuraban en el manual” (sic., fs. 279 vta.). Al medir la diferencia
entre los valores verificados durante la pericia y los informados por el manual concluyó
que existe una diferencia de porcentaje de consumo y que para “el equipo WBC10B, la
diferencia de 4,9A/4,4A = 1,11 y 5,3A/4,4A = 1,205” importan “un porcentaje: entre 11%
mayor y 20,5% mayor”. Para el otro, el equipo WBC19B, la diferencia de 10,8A/7,6A =
1,42 representa “un porcentaje: 42% mayor” (sic., fs. 279 vta./280). Añade que “es de
destacar que durante la medición quizás no se llegó a alcanzar el valor máximo de potencia
debido a que mientras el consumo de potencia iba paulatinamente aumentando, se
alcanzaba la temperatura seteada y se interrumpía la marcha, dejando la duda de si la
potencia medida llegó a ser la potencia máxima. Se deja mencionado que el día de la
pericia era un día templado” (sic., fs. 280). Más adelante al responder puntos de pericia de
la demandada agregó que “al momento de realizar la pericia no se registran cortes de luz
con seis equipos de aire acondicionado encendidos. Sí se registraron cortes al seguir
agregando consumos eléctricos porque se excede de la potencia contratada al proveedor de
energía eléctrica” (sic., fs. 281).
En palabras de Rubén Stiglitz publicidad engañosa es “la que induce o puede inducir
a error a sus destinatarios, pudiendo afectar sus decisiones de modo positivo, lo que incluye
la presentación misma de la publicidad, o de modo negativo por silenciar información
fundamental relativa a los bienes o servicios objeto de la misma. Es necesario que la
publicidad engañosa sea idónea para producir el efecto querido por el proveedor y su
anunciante: engañar a través de alegaciones falsas o susceptibles de inducir al público en
error. Como se advierte, la publicidad engañosa o falsa constituye una deformación de la
publicidad comercial que presenta el producto a vender o el servicio a prestar y que tiene
por objeto obtener la adhesión de la clientela mediante un mensaje inexacto o tramposo”
(conf. Stiglitz, Rubén S., “Lealtad comercial, prácticas comerciales abusivas y publicidad
en el Código Civil y Comercial de la Nación”, en Código Civil y Comercial de la Nación,
Suplemento Especial, Noviembre 2014, La Ley, pág. 105). En un expediente administrativo
recientemente la autoridad de aplicación impuso una multa de $ 65.000 en caso análogo. Se
expresó que “corresponde confirmar una multa a un comercio de electrodomésticos por
infracción a la Ley de Defensa al Consumidor al venderle a la actora una computadora
cuyas características técnicas resultaron disímiles a las promocionadas” (cf. Cám. Apel.
Cont. Adm. y Trib. de la Ciudad Aut. de Bs. As., Ciudad de Bs. As., Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Sala 3, 20/04/18, “Garbarino Saicei c/ Dirección General de Defensa y
Protección al Consumidor s/ Recurso Directo sobre Resoluciones de Defensa al
Consumidor”, en La Ley del 22/05/18, pág. 10).
6.- Cierro el tratamiento del tema recordando finalmente expresiones del precedente
“Rossi”: si bien la publicidad persuade o incita al consumidor a comprar ciertos productos o
servicios”, no debe ser engañosa (Ondarcuhu, José Ignacio “Publicidad engañosa”, DJ
20/03/13, I). Dicen Pizarro y Stiglitz que es necesario “que los documentos publicitarios
hagan referencia inequívoca al objeto (materia) del contrato al que se lo relaciona. Dicho de
este modo, debe existir correspondencia entre las características del bien o del servicio que
resultan de la oferta con las del anuncio publicitario”. Añaden que debe concurrir “una
indispensable claridad y precisión en la información relativa a los bienes o servicios que se
ofrecen los que, por lo demás, deber ser proveídos o suministrados por el oferente”
(Pizarro, Ramón-Stiglitz, Rubén “La publicidad como fuente heterónoma de integración del
contrato”; L.L. 2009-E, 1082). La doctrina aclara que “el mensaje publicitario resulta
engañoso por la objetiva idoneidad que posee para producir en el consumidor una falsa
creencia, inducirlo a un dato equivocado (error), e inclinarlo a una elección
económicamente perjudicial para él. El engaño publicitario –que no se satisface únicamente
con la falsedad o la mentira, sino que basta con que induzca al error, a la decisión desviada”
(Santarelli, Fulvio Germán “Acciones contra la publicidad engañosa” LLBA 2005
(setiembre), 928, D.J. 2005-3, 565). En jurisprudencia aplicable se decidió que “la ley no
puede imponer una exigencia de objetividad en toda publicidad, pero sí se exige veracidad”
(Cám.2ª Civ. y Com. La Plata, Sala III, 19/10/06, “Duro, Jorge c/ Zíngaro Automotores
S.A.”, Abeledo Perrot N° 14/113350; esta Sala, causa nº 57.494, 13/6/2013, “Rossi, Laura
Viviana c/ Whrirlpool Argentina S.A. s/ Daños y Perjuicios”). Recientemente, en
importante evento jurídico, se decidió que “desde el punto de vista del destinatario del
mensaje publicitario la publicidad puede constituir una manifestación del derecho
fundamental a ser informado de un modo adecuado y veraz (art. 42 CN) y en esos casos, la
protección constitucional del derecho a la información del consumidor proyecta sus efectos
hacia el mensaje publicitario. Por ello, cuando la publicidad contenga información la misma
debe ser verídica y no conducir a engaño o confusión … La publicidad ilícita –se agregó-
ha sido recepcionada expresamente por el Código Civil y Comercial de la Nación,
introduciendo especies o subtipos, a saber: publicidad engañosa; publicidad desleal y
publicidad abusiva” (cf. XVII Congreso Argentino de Derecho del Consumidor. II
Encuentro Nacional de Profesores de Derecho del Consumidor. Bahía Blanca, 18 y 19 de
mayo de 2018, Comisión nº 3: “Perspectiva constitucional de la información y de la
publicidad dirigida a los consumidores. Mecanismos de tutela”). III.- 1.-
En lo relativo a los montos resarcitorios la sentencia de grado otorgó $ 20.000 por daño
moral, y condenó a pagar daños punitivos fijándolos en $ 200.000 (ambos apelados por
altos por la codemandada recurrente) denegando la suma de $ 180.000 reclamada por la
actora como daño material (aspecto impugnado por la accionante).
2.- El recurso de la actora, quejándose por el rechazo del rubro daño material no
puede tener acogida. La sentencia desestimó el daño reclamado como mayor consumo de
energía eléctrica de los equipos porque si bien está probada la diferencia de calorías que
insumen, no se probó su monto .También desestimó el pedido de reintegro del costo de la
instalación de gas natural porque no se demostró que en el mercado existieran otras
alternativas que cumplieran con las exigencias de bajo consumo inicialmente pedidas. En el
agravio la actora se disconforma porque afirma que es suficiente la prueba de que los
aparatos adquiridos tienen un consumo del 20% mayor, porque solicitar a Coopeletric la
ampliación de la energía suministrada no solucionaba el problema y está acreditado que no
tuvo más alternativa que colocar gas natural para suplir la imposibilidad de uso de los seis
aparatos colocados, cuyo mayor consumo al encenderlos conjuntamente con otros
electrodomésticos eléctricos producía cortes de luz (saltaba la térmica).
El daño moral consiste “no sólo en el dolor, padecimiento o sufrimiento espiritual del
individuo”, sino también en la “privación momentos de satisfacción y felicidad en la vida
del damnificado -víctima o reclamante- y que en definitiva influyen negativamente en la
calidad de vida de las personas” (Highton, Elena I. - Gregorio, Carlos G. – Álvarez, Gladys
S., “Cuantificación de Daños Personales. Publicidad de los precedentes y posibilidad de
generar un baremo flexible a los fines de facilitar decisiones homogéneas y equilibradas”,
Revista de Derecho Privado y Comunitario 21, Derecho y Economía, pág. 127; conf. mis
trabajos “Afección al Espíritu de la Persona. Legitimados para reclamar el daño moral" en
"Estudios de Derecho Privado Moderno. Homenaje al Dr. Julio César Rivera", Ed. La Ley,
Bs As 2012 pág. 145; "Los daños a las personas en la jurisprudencia de la Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires", Revista de Derecho de Daños 2009-3-245;
“Cuánto” y “quién” por daño moral” en “Homenaje a los Congresos Nacionales de Derecho
Civil (1927-1937-161-1969). Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba Ed.
Advocatus, Córdoba 2009-T. III pág. 1659; esta Sala, causa nº 57.218, 13/06/2013, “Rossi
…”, cit. anteriormente).
En autos el daño moral está constituido por la afectación que sufrió la actora, como
se señala en la sentencia atacada, por los efectos propios del incumplimiento en las
condiciones y circunstancias descriptas (adquisición y colocación de aparatos de aire
destinados a lograr un bajo consumo energético, lo que resultó frustrado porque esos
equipos tenían mayor consumo que el publicitado e informado),privándoles del uso de los
electrodomésticos señalados, alterando el proyecto de vivienda sustentable (art. 1078 CC y
art. 1741 CCCN).
Pese a las críticas vertidas a la regulación del instituto que efectúa el art. 52 bis
L.D.C., lo cierto es que esa norma es objeto de interpretaciones doctrinarias y
jurisprudenciales correctoras. La configuración de los daños punitivos requiere de dos
requisitos: uno subjetivo y otro objetivo. El elemento subjetivo exige algo más que la culpa
y debe concurrir una conducta deliberada, culpa grave o dolo, negligencia grosera,
temeraria, actuación cercana a la malicia; es decir si se trata de "una subjetividad agravada
en la conducta del sujeto pasivo (dolo o culpa grave)" y “proceden únicamente en casos de
particular gravedad que trasunten menosprecio” por los derechos ajenos (conf. “Daños
Punitivos. Prólogo de Doctrina” cit. L.L. 2011-E, 1155). “La condena por daños punitivos
es procedente sólo ante la presencia de un hecho doloso o gravemente culpable” (López
Herrera Edgardo “Los daños punitivos en el Derecho Argentino art. 52 bis. Ley de Defensa
del Consumidor” Lexis N° 003/013877). La jurisprudencia al interpretar el art. 52 bis de la
ley 24240 siguió ese criterio de considerar insuficiente la culpa como factor de atribución
subjetivo exigiéndose: “grosera indiferencia” (Cám. Civ. y Com. Salta Sala I, 13/4/11 “P.,
D.H. c/ Telecom Personal S.A.” con nota aprobatoria de Ondarcuhu, José “Los daños
punitivos vienen marchando en la jurisprudencia nacional” L.L. 2011-C-123); haber
“actuado con desdén” (Cám. Civ. Com. y Minería Gral. Roca, 26/03/10 “Ríos Juan Carlos
c/ Lemano SRL”, RCyS 2010-225); mediar “abuso de posición de poder del proveedor que
evidencia un menosprecio grave de derechos individuales y de incidencia colectiva” (C.C.
Com. Mar del Plata Sala II, 27/5/09, “Machinandiarena Hernández c/ Telefónica de
Argentina” cit. L.L. 2009-C-647); “graves inconductas de los proveedores de bienes y
servicios” (C.C.Com. Rosario Sala II, 29/07/10 “Rueda Daniela c/ Claro Amx Argentina
S.A.”, LL 2010-F, 397); “una conducta particularmente grave” (Cám. Nac. Com., 26/04/11
“Fasan Alejandro c/ Volkswagen S.A., elDial.com-AG21ED); un “daño causado con
malicia, mala fe, grosera negligencia” (Cám. Civ. de 1ª Nominación de Córdoba, 27/10/11
“Navarro c/ Gilpin”, cita online: AR/JUR/69904/2011). Se advierte claramente que la
interpretación correctora del texto legal se inclina mayoritariamente por no aplicar la multa
civil ante el mero incumplimiento (Rua María Isabel “El daño punitivo a la luz de los
precedentes judiciales”, J.A. 09/11/2011 fasc. 6, pág. 10; Abeledo Perrot N°:
0003/015640). Con relación al segundo requisito, el elemento objetivo,
consiste –en lo conceptual- en una conducta que produzca un daño que supere un piso o
umbral mínimo y que le confiera, por su trascendencia social, repercusión institucional o
por su gravedad una apoyatura de ejemplaridad (conf. “Daños Punitivos. Diálogos de la
Doctrina” cit. L.L 2011-E, 1155). La Suprema Corte de Buenos Aires la admitió cuando
confirmó el “leading case” de la Cámara de Mar del Plata en la que se juzgó un supuesto de
grave conculcación del trato digno del consumidor (Cám. Civ. y Com. Mar del Plata, Sala
H, 27/05/2009 cit. L.L. 2009-C-640). Sostuvo la Suprema Corte que “al examinar la
admisibilidad de la multa civil puede repararse en la relación de consumo, puesto que de la
comisión de un hecho ilícito –el acto discriminatorio- pueden originarse diferentes
consecuencias o efectos jurídicos, más aún cuando los reclamos no son incompatibles entre
sí (doct. art. 499, 896, 1066 y concs. Cód. Civ.; arts. 1, 3, 8bis, 52 bis, ley 24.240)”
(S.C.B.A. Ac. C109005, 06/11/12 “Marchinandiarena Hernández Nicolás c/ Telefónica de
Argentina S.A.”, con nota de Carlos A, Ghersi “La importancia del daño punitivo y la
reparación integral”, L.L.B.A. dic.2012 pág.1175). En el sub-lite procede
acoger la sanción punitiva porque la demandada incurrió en culpa grave e indujo a error a la
actora en las características de los aparatos de aire desentendiéndose de su proceder
negocial, obligando a acudir a la vía judicial y atribuyendo culpa al consumidor sin
considerar para nada (ni brindar razones o argumentos atendibles) las diferencias de
consumo de los equipos de aire. De este modo se encuentran configurados los presupuestos
legales que habilitan la procedencia de la sanción pecuniaria disuasiva (arts. 25 y 52 bis
L.D.C. y 165 C.P.C.).
Para la cuantificación del daño (tarea harto difícil) el art. 52 bis L.D.C. establece que
deben ponderarse “la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso”. Sin embargo
resulta conveniente cotejar las sumas fijadas en casos análogos o próximos con la finalidad
de procurar en esta materia –como en los restantes supuestos de daños a las personas-
cuantificaciones homogéneas que le confieran predictibilidad al instituto (conf. la reseña de
fallos de Chamatropulos, Demetrio Alejandro “Aplicación Jurisprudencial de los Daños
Punitivos” La Ley 03/092012). Las cifras de condena que muestra el registro
jurisprudencial son dispares: $ 30.000 para el usuario con discapacidad motriz que no pudo
ingresar al local de la demandada por no tener rampa de acceso (Cám. Civ. y Com. Sala 2
Mar del Plata, 27/05/2009, “Machinandiarena” cit. L.L. 2009-C-647); $ 20.000 por la
grosera negligencia de la empresa telefónica que dilató darle de baja en el servicio (Cám.
Civ. y Com. Sala F, Salta 13/04/11 “P.P.H.” cit. RCyS junio 2011); $ 3.000 por el desdén
de la demandada en el cumplimiento de sus obligaciones (Cám. Civ. y Com. Minería
General Roca, 26/03/10 “Ríos” RCyS Diciembre 2010); $ 1.000 por el incumplimiento de
la entrega de un teléfono móvil (Cám. Civ. y Com. Tucumán Sala III, 14/11/11 Macián
Elsa c/ AMX Argentina S.A.” L.L.N.O.A. Marzo 2012- pág. 222); o $ 20.000 por falta de
baja del teléfono celular (L.L. 2011-C-123 cit.); $ 10.000 a la empresa de cable que se
desinteresó de impedir el acceso de ratas a la vivienda de la actora (C.N. Civ. Sala H,
10/12/12 “San Miguel María Laura c/ Telecentro S.A.”); $ 25.000 por la actitud indolente
de la empresa de telefonía celular (Cám. Civ. y Com. Sala 4 de Jujuy, 18/12/12 “Montaldi
Juan José c/ Telecom Argentina S.A.”); $ 100.000 por continuar comercializando en el
mercado un fármaco sin advertir al público sus contraindicaciones (C.Nac.Civ. Sala G,
25/09/12 “Lund, Norma c/ Laboratorio Phoenix S.A.I.C.F.”). La disparidad de montos que
se advierte, si bien obedecen a las singularidades de cada caso, también pone de relieve que
a la intrínseca dificultad para cuantificar los daños materiales y morales a las personas se le
añade una más: la naturaleza sancionatoria y disuasiva de la multa civil que no constituye
un resarcimiento de daños (art. 52 bis L.D.C.).
Acoto que la realidad económica actual y circundante requiere atender a montos más
elevados, conforme también se viene verificando en la jurisprudencia más reciente. Así, se
otorgaron $30.197 para cada uno de los tres actores (aplicando una fórmula matemática)
por la adulteración de un pagaré: que aún no había sido saldado, promoviéndose un juicio
ejecutivo por U$S 2.100 cuando la deuda en realidad ascendía a U$S100, provocando el
embargo de los haberes de dos de los ejecutados (Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Bahía Blanca (Buenos Aires) – Sala II – “Lagonegro Roberto Antonio y
otros c/ Elías Gastón Luciano s/ daños y perjuicios” del 24/05/2017 -Rubinzal Online – Cita
RC J 3208/17); $735.046,40 a la empresa de telefonía celular (TELECOM) que facturó una
suscripción no solicitada de mensajes de texto de contenido Premium que son recibidos
diariamente por la usuaria (Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial de Bahía
Blanca – Sala Dos – “Frisicale, María Laura vs. Telecom Personal S.A. s. Daños y
perjuicios” - 15/08/2017 – Rubinzal Culzoni – Cita Online: Cita: RC J 5868/17, del
21/03/2018, pág. 26); $93.750 a favor del cliente que al solicitar al banco la habilitación de
su tarjeta de crédito para consumos en el exterior, por un error de la entidad financiera, fue
dado por fallecido, dándose de baja todos sus productos (entre ellos la tarjeta de crédito y
un préstamo personal) y siendo indebidamente incluido en el Veraz. El trastorno generado
por el banco perduró más de un año en ser subsanado (Cám. Civ. y Com. de Necochea –
“Ajargo, Claudio Esteban c/ BBVA Banco Francés S.A. s/ Daños y Perjuicios”); $150.000
para usuaria de Telecom de 85 años, jubilada, a la que se le cobró un servicio de internet
que no solicitó ni utilizó y diversos cargos derivados del pedido de baja de dicho servicio
que luego de siete meses continuaba sin tener una solución definitiva al problema (Juzgado
Civil y Comercial 16 Nominación de Córdoba – “Flores, Mafalda Edith c/ Tlecom
Argentina SA – Ordinario – Cobro de Pesos” del 26/12/2016); $170.391,30 para empresa
que vende un servicio de internet móvil con cobertura 3G, en una localidad del interior de
Córdoba, que no posee esa señal (cf. Cámara Octava de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Córdoba - 14/03/2017 - "Martínez, Cristian Darío c/ AMX Argentina S.A
(Claro Argentina) – Abreviado – Otros – Recurso de Apelación”, elDial.com - AA9F7F);
$101.666,09 para la empresa de transporte público, que con posterioridad a un accidente de
tránsito en el que resulta lesionada la pasajera, muestra una actitud dilatoria y especulativa
frente a sus reclamos (Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mar del Plata,
Sala II - “Curry, Paula Vanesa c. Transportes Automotores Plusmar S.A. y otros s/ daños y
perjuicios” del 27/04/2017 – RCyS – Año XIX – Número 11 – Noviembre 2017- Pág. 169 -
Cita Online: AR/JUR/24667/2017); $80.000 por la extracción de dinero efectuada por
terceros de su caja de ahorros y que ante el reclamo, se le dio un trato indigno (Superior
Tribunal de Justicia de la Provincia de Jujuy – “Recurso de Inconst. interpuesto en B-
264.458/11 (Cámara en lo Civ. y Com. -Sala II del 22-may-2017 - MJJ104738); $500.000
para empresa telefónica que cambió sin el consentimiento de la actora el plan contratado
(Cámara 6a de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba del 09-03-2017, “Gallardo
Quevedo, Jesica Paola c. Movistar de Telefónica Móviles Argentina SA s/ ordinario - cobro
de pesos - recurso de apelación” - LA LEY 18/09/2017, 4 con nota de Carlos E. Tambussi
- RDCO 285-975, AR/JUR/11228/2017); $280.000 para empresa de telefonía celular que
incluyó cargos indebidos en la factura (Cámara 6a de Apelaciones en lo Civil y Comercial
de Córdoba – “Raspanti, Sebastián c. AMX Argentina S.A. s/ ordinario - otros - recurso de
apelación” del 26/03/2015 - L.L. 26/06/2015 , 6 con nota de María Guadalupe Martínez
Alles - AR/JUR/3759/2015).
5.- En lo relativo al pedido del Fiscal General de que no se apliquen los daños
punitivos a Naldo Lombardi, no mediando recurso ni agravio esa petición debe ser
desestimada.
Así lo voto.
A la misma cuestión el Señor Juez Dr. Louge Emiliozzi votó en igual sentido, por
los mismos fundamentos.
Así lo voto.
A la misma cuestión el Señor Juez Dr. Louge Emiliozzi votó en igual sentido, por
los mismos fundamentos.
AUTOS Y VISTOS:
CONSIDERANDO: