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El Charro Negro, la leyenda

más tenebrosa México


Se dice que por las noches aparece un extraño personaje que ofrece
riquezas y una vida fascinante, a cambio de algo muy especial. El
Charro Negro es capaz de erizar la piel de quien lo ve.
El Charro Negro es un fantasma demoniaco con
apariencia de galán mexicano, pero es más
peligroso de lo que se lee, pues su historia es tan
tenebrosa como él mismo. Se dice que se le aparece
a unos cuantos, en especial a los que están
desesperados por conseguir éxitos en su vida y por
alguna razón no lo logran. Es cuando el famoso
personaje entra en acción, pues él, al igual que
todas esas personas, deseaba riquezas en vida, pero
el infortunio de un encuentro lo condenó a vagar por
el país condenado a encontrarse con el rechazo y el
temor.

La leyenda del Charro Negro es imperante en varios


lugares de México, casi un must en las carreteras y
en algunos caminos; sin embargo, pocos conocen la
historia que esconde este famoso espectro
demoniaco con traje de charro que camina por todo
México. Nosotros te desmenuzamos la historia para
que tengas cuidado la próxima vez que un charro
galante se aparezca en tu camino.

La leyenda del Charro Negro, una maldición


espeluznante
Se dice que al anochecer, en algunos caminos de
México se escuchan las espuelas de un charro, se
siente frío y de pronto aparece entre la niebla un
hombre vestido de negro. Es un ajuar de, en
efecto, un charro elegante con detalles en oro y
plata. Lleva un sombrero enorme y hay quien dice
que porta un gabán si es que hace mucho frío, así
como botas y una apariencia excéntrica, pero
atractiva. Se le puede ver montado en su caballo
negro como la noche, pero éste es muy extraño
porque sus ojos brillan en la oscuridad como bolas
de fuego que impregnan miedo en quien lo mira.

Se cree que éste se le aparece a los viajeros, pues


su ruta central es cualquier carretera; sin embargo,
se puede aparecer en las calles y caminos. Siempre
llega frente a su víctima si están lejos de la ciudad y
si va en soledad. Ahí, cara a cara, él ofrece riquezas
y sueños que aparecen lejanos, pero no
gratuitamente, sino con costo muy alto: el alma del
viajero. Pero no lo hace por gusto, sino porque está
condenado a tal acción hasta encontrar alguien tan
avaro que sea capaz de dar su alma a cambio de
todo lo que siempre soñó. Justo como él lo hizo.

Cuidado con lo que deseas


Se cree que el famoso Charro Negro no lo era en
vida. En realidad, era un joven muy pobre, cuya
familia tenía complicaciones económicas severas y
nunca pudieron darle la vida que deseaba. Así, tras
sufrir hambre y los castigos del trabajo duro sin
remuneración justa, decidió cambiar sí o sí la
situación. Conforme fue creciendo, el deseo de
mejorar en el aspecto económico se volvió avaricia,
así que era capaz de no comer por días para
ahorrarse unos pesos, economizaba lo más posible y
trataba de no comprar ni una migaja de pan con tal
de ahorrar para comprarse un buen sombrero o un
buen traje y verse fabuloso.

El Charro Negro —que entonces tenía un nombre


común, pero desconocido hasta la fecha— creía que
una buena apariencia le abriría las puertas de la alta
sociedad; no obstante, su aspecto lo delataba. Los
ricos del pueblo (igualmente desconocido) lo hacían
menos, al grado de humillarlo con sólo mirarlo. Esto
no le gustaba ni un poco, así que trató de ahorrar
cada vez más hasta tener lo suficiente como para
comer bien unos días, tener un traje genial y un
caballo hermoso. Esto fue suficiente un tiempo,
pero, eventualmente, volvió el aspecto humilde que
tanto detestaba.

Luego de un tiempo, los padres del joven fallecieron


y se hundió en una depresión profunda, por lo que su
éxito se alejaba cada vez más. Desesperado, invocó
a Satanás para que éste le cumpliera sus sueños. Él
no tenía conocimiento sobre brujería o satanismo,
pero aún así lo logró y se cree que el mismísimo
Satán se apareció frente a él y sin que el hombre le
dijera algo, el Diablo le ofreció cantidades
exorbitantes de dinero, propiedades, lujos y muchos
trajes, así como caballos, tierras y más. Pero le pidió
a cambio su alma.

El joven era valiente, altivo, avaro y muy exigente,


así que sin temor aceptó. Se dice que cuando
Satanás se apareció ante sus ojos, no sintió miedo.
Ni un poco. Así que rápidamente, el Diablo hizo el
trato con él y la vida de lujos empezó con rapidez.
Así, el joven compró todo lo que quería y podía:
casas, tierras, animales, comida y hasta amigos,
pero poco a poco su juventud se fue perdiendo y por
ello, su vitalidad también. Su despilfarre de dinero le
trajo soledad y cansancio, así que lentamente,
envejeció rodeado de gente falsa y riquezas
excesivas, pero sin sentido.

El cobro de la deuda
El hombre, a quien todos conocían como “El
charro” por su increíble aspecto pulcro vestido de
lujo, empezó a morir, pero había olvidado el trato
que hizo con Satanás. Se suponía que al morir su
alma sería propiedad del Diablo, y por ende, éste
estaba al tanto del suceso. El famoso charro fue
recordando poco a poco y el temor entró en él, lo
cual le dio vitalidad, así que decidió no morir, al
menos no en el pueblo y empezó a ocultarse.

Hizo que el personal de su hacienda pusiera cruces


en toda la propiedades y que construyeran una
capilla para estar cerca de Dios y evitar por
completo la deuda con el Diablo. Asimismo, tomó su
mejor caballo y huyó montado en él con una bolsa de
monedas de oro, pensando que así esquivaría al
demonio, pero no fue nada funcional, ya que Satanás
lo encontró a la mitad del camino y se le puso
enfrente para llevárselo con todo y alma. El hombre
no tuvo tiempo de responder y de pronto, los brazos
empezaban a secarse, así como las piernas y poco a
poco el resto del cuerpo. El caballo intentó patear al
demonio pero empezó a sufrir un ataque y de pronto,
ambos estaban muertos, pero de pie. Tenían la piel
muerta, casi estaban en huesos, pero el poco pelaje
que le quedaba al caballo brillaba como nunca,
mientras que el Charro Negro se mantuvo fuerte y
grande.

Satanás, entonces, le condenó a vagar en las noches


tratando de convencer a otros que vendan su alma al
morir, a cambio de una buena vida. A cambio, si
aceptaban, él le permitiría entrar al infierno para
siempre, y el siguiente hombre tomaría el lugar del
Charro Negro.

Desde entonces, el Charro Negro vaga por la noches


buscando el descanso eterno y la paz. Así que si te
lo encuentras, será mejor no acceder a sus
truculentas propuestas. Ten mucho cuidado.
La isla de las muñecas,

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