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SEMINARIO TEOLÓGICO PRESBITERIANO DE MÉXICO

CURSO: IGLESIA SALUDABLE


PROFESOR: JUAN PARK
ALUMNO: GERARDO ANTONIO CEDILLO ROJAS

EVALUACIÓN DE LA IGLESIA CASA DE DIOS Y PUERTA


DEL CIELO EN BASE A LOS PRINCIPIOS DEL CURSO
“IGLESIA SALUDABLE”

“INTRODUCCIÓN”

Para iniciar este trabajo me gustaría mencionar que el propósito final es glorificar a
Dios a través del análisis o evaluación constructiva acerca del trabajo, crecimiento
y madurez espiritual de mi iglesia local. Esta evaluación se concentra en las
actividades realizadas por la Iglesia “Casa de Dios y puerta del Cielo” durante los
últimos 4 años (mismos que tiene de vida).
Además, vale la pena mencionar que no solamente estará plasmado mi punto de
vista en este análisis. Si bien es cierto, el formato de este escrito no es una
entrevista, consideré necesario contemplar el punto de vista de los líderes de mi
iglesia, así como algunos miembros que han estado activos durante estos mismos
años. Por tanto, creo que tener en cuenta el punto de vista de mis hermanos,
enriquece bastante esta evaluación y no cae en una preferencia personal o
ideología mía.
Ahora bien, vale la pena mencionar que el análisis aquí presente, sigue la línea de
los temas vistos durante el curso “iglesia saludable”. Es decir, los temas a tratar en
mi iglesia serán abordados a la luz de algunos autores recomendados por el
profesor durante la clase. Por tanto, enfatizo, las críticas, observaciones y opiniones
a continuación registradas, tienen el propósito de colaborar en el crecimiento
espiritual de mi iglesia. Además, me gustaría que todo aquel que se disponga a leer
este material, se encuentre con herramientas útiles que le adviertan acerca de los
peligros más frecuentes en las iglesias. Que sean exhortados a retomar principios
que hemos abandonado en los últimos y que también obtengan ánimo para
continuar con las labores ministeriales que tanto urgen a la iglesia de Cristo.
Finalmente, debo reconocer que no es fácil auto evaluarse y admitir que, como
cristianos, tenemos fuertes deficiencias. Por el contrario, este material resultó ser
un tanto incómodo a la hora de abordar puntos débiles con el liderazgo y membresía
de mi iglesia local. Por último, me gustaría extender una invitación a todos los
cristianos que forman parte de una iglesia local, para que tengan la valentía de
cuestionarse, autocriticarse y evaluar el trabajo que están desarrollando.
Preguntarse si nuestro actuar es realmente bíblico y qué tanto estamos buscando
la gloria de Dios.

ANÁLISIS/ EVALUACIÓN DE LA IGLESIA ``CASA DE DIOS Y


PUERTA DEL CIELO”

La erosión

El primer tema que considero importante mencionar gira en torno a la “erosión”. El


hecho de analizar a mi iglesia tomando en cuenta los últimos diez años, me da la
posibilidad de observar cómo se han ido perdiendo ciertos valores, se abandonaron
ciertos objetivos y muchos otros fueron modificados por la falta de éxito en la iglesia
a lo largo de los años. Durante el curso de iglesia saludable, estudiamos a un autor
que menciona lo siguiente: “La erosión es siempre lenta. En vez de atraer atención,
la erosión siempre es silenciosa. Y en lugar de ser obvia, la erosión es siempre
sutil.”1 Lo cual, se comprueba en nosotros como iglesia, pues debemos reconocer
que el proceso ha sido lento pero evidente.
En este sentido, el ya mencionado autor, nos recomienda que nos detengamos por
un instante y recordemos cómo comenzamos el trayecto en un primer momento.
Vale la pena que recordemos y afirmemos nuevamente nuestros objetivos
originales. Lo cual, trae a mi memoria aquella iglesia elogiada por el Señor Jesús a
través de la revelación que obtuvo Juan en la Isla de Patmos. Donde después de
reconocer su arduo trabajo y paciencia, pasa a reprocharles que han perdido su
“primer amor”. Por tanto, dice la Biblia, es necesario que nos arrepintamos en
muchas ocasiones y volvamos a las primeras obras.
Ahora bien, después de analizar las listas de membresía en mi iglesia local, llegué
a la conclusión de que el crecimiento tan acelerado que hemos tenido durante los
últimos años, necesariamente nos ha llevado a la erosión. Después de tocar el tema
con mi pastor, él reconoció que la falta de tiempo para satisfacer las necesidades
de la iglesia, ocasionaron una falta de orientación en muchos de los miembros. Lo
cual, derivó más tarde en algunas malas decisiones que se llevaron a cabo. En
conclusión, a este primer punto, debemos admitir que realmente sí hemos
experimentado los estragos de la erosión espiritual en nuestra iglesia.
Prácticas básicas de la iglesia primitiva.

El segundo punto que me gustaría analizar en este escrito se encuentra plasmado


en el libro de los Hechos de los Apóstoles y tiene que ver con las cuatro practicas
básicas de la iglesia primitiva. La enseñanza, la comunión, el partimiento del pan y
las oraciones. Charles Swindoll menciona:” una iglesia tiene que estar dedicada
continuamente a la enseñanza de las Sagradas Escrituras.”2 Y meditando en este
punto, considero que mi iglesia realmente se ha preocupado y ocupado en la
enseñanza fiel de la Palabra de Dios. De una manera consiente, hemos organizado
durante estos años, clases, curos y conferencias donde el tema principal ha sido la
Biblia y la teología bíblica.
De hecho, podría mencionar que la enseñanza bíblica se ha convertido en uno de
nuestros mayores aciertos como iglesia. Ralamente es evidente cómo el pastor y
ancianos de la iglesia han desarrollado un plan de estudios para que crezcamos
intelectual y espiritualmente con bases bíblicas bien cimentadas.

1
Swindoll, Charles. Despertando a la Iglesia. 2010. Miami FL. Editorial Patmos. P. 18.
2
Ibídem. P. 29.
Por otro lado, con tristeza debo reconocer que la comunión de los unos con los otros
no ha sido nuestro mayor fuerte como iglesia durante estos últimos años. Es más,
la ruptura en las relaciones de algunos miembros de la iglesia, forman parte de los
estragos que la erosión ha generado en nuestra congregación. Con temor y temblor,
recuerdo las palabras de Swindoll cuando menciona que “si tuviéramos enseñanza
sin comunión, entonces la iglesia sería una escuela. Un lugar donde simplemente
se reparte información.” 3 Por tanto, admito que este punto no es nuestro mayor
acierto.
La siguiente característica de las iglesias primitivas sí está presente continua y
permanentemente en mi iglesia. El partimiento del pan se lleva a cabo por lo menos
dos veces al mes en los cultos públicos, y cuando hay oportunidad, celebramos la
cena del señor una tercera vez mensualmente. Ahora bien, durante las clases
mencionamos algo que, desde mi punto de vista, resulta ser muy interesante y de
gran bendición; hablábamos de que los cristianos de las iglesias primitivas no solo
se referían a la Santa Cena como el partimiento del pan. Ellos realmente compartían
una comida completa y se gozaban al recordar el sacrificio salvífico de Cristo en la
cruz. Por lo tanto, nuevamente debo reconocer que no hemos combinado
correctamente la comunión y el partimiento del pan. Durante los últimos años, como
iglesia nos hemos limitado a la conmemoración del sacrificio de Cristo, sin fortalecer
nuestra comunión necesariamente.
Para finalizar este segundo apartado, no podemos pasar por alto a la oración.
Afortunadamente hemos aprendido durante estos últimos años que la oración juega
un papel muy importante dentro de nuestra iglesia. Es más, hemos llegado a la
conclusión de que, el hecho de orar, no obliga a Dios a cumplir nuestra voluntad.
Por el contrario, hemos experimentado en muchas ocasiones cómo nuestras
súplicas y peticiones a Dios son contestadas negativamente o de manera contraria
a lo que esperamos. Ha sido un proceso en el que hemos aprendido que los
pensamientos y planes de Dios son superiores a los nuestros. Por tanto, podríamos
definir a esta disciplina espiritual como “saludable” dentro de nuestra iglesia.
Nuestra adoración.

El siguiente tema que, desde mi punto de vista, vale la pena ser evaluado es nuestra
adoración. Comencemos por mencionar que nuestros templos deben ser
exclusivamente lugares donde se adore al Señor. Y es precisamente aquí donde
me gustaría mencionar que como iglesia hemos perdido, hasta cierto punto, nuestro
enfoque. Lamentablemente hemos pensado que asistir a la iglesia es sinónimo de
bienestar y comodidad. Un lugar donde podemos pasar un buen rato y en donde
tenemos la oportunidad de encontrarnos con nuestros hermanos. Sin embargo, es

3
Ibídem. P. 29.
urgente que recordemos que la adoración es un tema de devoción, que implica
reconocer el valor supremo de aquel que es el único digno de nuestra alabanza y
honor.
Por otro lado, durante nuestro curso de iglesia saludable, abordamos un tema que,
en lo particular, me generó tristeza y preocupación. Realmente las “guerras de
adoración” son un peligro latente que amenaza al cristianismo de hoy en día. Dichas
“guerras” consisten básicamente en las preferencias personales de los miembros
de las iglesias, la cuales son colocadas por encima de la adoración a Dios. Por un
lado, dicen los más maduros, las alabadas contemporáneas resultan ser escuetas
y pobres en fundamentos bíblicos. Por otro lado, los más jóvenes sostienen que los
himnos antiguos están pasados de moda y se refugian en la Escritura para generar
cánticos nuevos. El punto de todo esto, es que también la erosión ha permeado
nuestra forma de adoración a Dios.
La concusión a la que llego después de elaborar este breve análisis, me indica que
como iglesia no estamos en medio de una guerra espiritual, ni tampoco buscamos
entretener a las personas que asisten a la iglesia. Por el contrario, buscamos con
sinceridad que Dios sea exaltado en todo momento y somos accesibles frente a los
cantos contemporáneos y también aceptamos himnos clásicos. Sin embargo, sí
debo reconocer que nuestra adoración debe ser fortalecida en términos de
comunión. Como mencioné anteriormente, la unidad de nuestra iglesia no ha sido
nuestro fuerte en los últimos años. Por lo cual, considero que nos falta más
crecimiento en dicha área.
Síntomas de enfermedad.

Durante nuestra clase, estuvimos tocando temas que son excelentes indicadores
de que una iglesia está enferma. Por tanto, considero necesario mencionar tres que,
en mi opinión, son los más frecuentes y difíciles de desprender en una
congregación.
En primer lugar, mencionaré los programas. En este sentido, menciona Reeder, que
“las iglesias moribundas tienen a enfocarse principalmente en las actividades que
desarrollan ellos mismos.”4 Sin embargo, dice más adelante, “cuando
experimentamos la salud y el crecimiento por medio de los principios que Dios ha
provisto en Su Palabra, toda la gloria va para Él solamente.”5
De manera que, con tristeza debo mencionar que en muchas ocasiones, realmente
hemos confiado más en los programas, actividades y materiales que en la soberanía
de Dios. Sinceramente resulta más fácil invertir y planear con cosas tangibles, que

4
Reeder, Harry. De las brasas a las llamas. 2004. New Jersey. Publicaciones Faro de Gracia. P. 9.
5
Ibídem. P. 9.
tener paciencia, devoción y fe en los planes del Señor. En este sentido, durante la
clase mencionábamos que el Kairós de Dios es mucho más oportuno que el Crónos
terrenal. Puedo concluir este punto admitiendo que nos falta mejorar nuestra
dependencia en Dios.
Por otro lado, nos encontramos con el punto de la tradición. Respecto a ello, dice el
mismo autor: “Con frecuencia las iglesias que están muriendo viven en el pasado.”6
Es decir, hoy en día existen muchas iglesias que se enorgullecen recordando en
todo tiempo “sus días de gloria”. Lo cual, quizá no sería tan malo si solo recordasen
aquellos tiempos. Lo malo se presenta cuando aquellos recuerdos los llevan a
seguir practicando actividades que funcionaron en el pasado. Es difícil para muchos
líderes dejar ir aquellos días de gran ímpetu y empezar de cero.
Afortunadamente, nuestra iglesia no es el caso. Si miramos hacia atrás, no
encontramos aquellos días “gloriosos”. Por el contrario, nosotros surgimos como
una pequeña misión. Al pasar del tiempo, nos convertimos en congregación y más
delante, con la gracia de Dios, nos establecimos como iglesia local. Por tanto, como
iglesia no hemos vivido la experiencia de sumergirnos en una precipitada caída.
Como mencioné anteriormente, hemos tenido un crecimiento un poco acelerado
que, en ocasiones, hemos perdido el control de todas las necesidades y
requerimientos del templo y sus miembros.
Finalmente, en este punto me gustaría mencionar el tercer tema que
lamentablemente sí nos ha afectado como iglesia. La dependencia a alguna
personalidad, carácter, o temperamento, realmente sí genera grandes problemas
dentro de una congregación.
Hace algunos años, como iglesia experimentamos la mudanza de un anciano de
iglesia que había servido con nosotros durante algún tiempo. Su familia estaba
completamente comprometida con el trabajo de la iglesia. Su nieto formaba parte
del ministerio pastoral y él se encargaba de guiar los grupos de discipulado. En
pocas palabras, un anciano activo y querido por todos nosotros. Sin embargo, por
cuestiones laborales tuvo que cambiarse de ciudad y fue en ese momento donde
nos dimos cuenta que la iglesia dependía, en cierta manera, en aquella persona.
Quizá sobra decir que la iglesia sufrió inconscientemente un fuerte desánimo con
su partida y que fue muy difícil retomar todos los proyectos que la iglesia tenía.
Por tanto, debemos tener cuidado de no caer en la trampa de pensar que Dios
solamente puede desarrollar su obra a través de ciertos tipos de personalidades o
temperamentos. Finalmente, puedo decir que hoy en día nuestra iglesia está

6
Ibídem. P. 10.
completamente sanada de aquella perdida y esa experiencia nos sirvió para tener
mucho más cuidado y depender solamente de Cristo.
El liderazgo en la iglesia.
Otro de los temas que, desde mi punto de vista, debe ser evaluado constante y
permanentemente en las iglesias, es el liderazgo. Frente a este tema, Peter
Scazzero dice, a través de su libro que, “el desarrollo global de cualquier iglesia o
ministerio depende en lo fundamental de la salud emocional y espiritual de su
liderazgo.”7 Además, en la clase estuvimos viendo en repetidas ocasiones que el
éxito de un liderazgo se mide más por la vida interna del líder y su carácter, que con
su pericia, dones o experiencia.
En este mismo sentido, vale la pena recordar que, lamentablemente, existen
muchos líderes que descuidan deliberadamente a sus familias bajo la excusa de la
intensidad de su trabajo ministerial. Por ello, debemos cuidar que los pastores no
atiendan actividades a las cuales no fueron llamados.
Ahora bien, nosotros como iglesia hemos tenido la bendición de contar con un
liderazgo fuerte en el sentido de compromiso y fidelidad ministerial. Por su lado, el
pastor siempre está abierto a cualquier tipo de comentario o sugerencia que le
enriquezca su trabajo ministerial. Además, en los últimos años ha sido evidente su
aumento en el estudio y medicacion de las escrituras. Sus predicaciones han
mejorado considerablemente y resultan ser de gran impacto para la congregación.
Por otro lado, los ancianos de iglesia se han involucrado fuertemente en cada una
de las áreas de la iglesia, especialmente en temas de discipulado, evangelismo,
enseñanza y alabanza dentro de nuestros cultos.
Si bien es cierto que podemos seguir mejorando aún más nuestro liderazgo, con
gusto puedo decir que, el análisis de esta área arroja resultados satisfactorios y de
gran bendición para la gloria de Dios. En conclusión, durante los últimos años
nuestros líderes han aprendido que su mayor aportación a la iglesia consiste en
cuidar su testimonio, santificar su carácter y estudiar más la Palabra de Dios.
Predicación expositiva.

El siguiente tema que no podemos ignorar a la hora de hablar acerca de la


revitalización de las iglesias, tiene que ver con la predicación, y que ésta sea
expositiva. De hecho, “la primera señal de una iglesia saludable, dice Mark Dever,
es la predicación expositiva.”8

7
Scazzero, Peter. Una iglesia emocionalmente Sana. 2009. Miami Florida. Editorial Vida. P. 21.
8
Dever, Mark. Una iglesia Saludable: Nueve Características. 2004. USA. Publicaciones Faro de Gracia. P. 31.
Ahora bien, quizá valga la pena aclarar por qué es completamente recomendable
que las predicaciones se desarrollen expositivamente. Hoy en día, muchos
predicadores insisten en continuar elaborando predicaciones temáticas, en las
cuales, tienes la posibilidad de recurrir a varios pasajes bíblicos durante una misma
predicación. Es más, es posible que un expositor se acerque a la Palabra de Dios
sabiendo previamente lo que va a hablar frente a la iglesia, pues el tema de
antemano, ya fue seleccionado. Por el contrario, en la predicación expositiva
siempre existe incertidumbre acerca de lo que Dios quiere hablar a su iglesia a
través de su palabra. Por lo general, los pastores que predican expositivamente
seleccionan un libro completo de la Biblia y lo abordan paulatinamente explicando
poco a poco su contenido. En este tipo de predicación, el reto del predicador es
entrometerse lo menos posible entre el mensaje de Dios y su iglesia.
Por lo antes mencionado, me dispuse a examinar esta área tan importante dentro
de mi iglesia y los resultados fueron muy variados. Por un lado, llegué a la
conclusión de que el pastor de mi iglesia, sí intenta predicar expositivamente la
Palabra de Dios, sin embargo, su falta de tiempo en ocasiones no le permite
profundizar como lo requiere este tipo de predicaciones. Por otro lado, concluí que
lamentablemente los ancianos de mi iglesia no buscan, en ningún momento,
explicar la palabra de Dios a través de predicaciones expositivas. Por lo regular,
buscan temas de su interés y después acuden a la Biblia para encontrar pasajes
que los respalden. Por tanto, con tristeza admito que esta también es un área débil
que debemos mejorar.
La multiplicación de líderes.

Por último, el tema que consideré importante a evaluar a la luz del curso “iglesia
saludable” tiene que ver con la multiplicación de líderes. Primeramente, escribe
Harry Reeder, “la iglesia ya no define más el liderazgo en la sociedad, ni tampoco
producimos más lideres para la sociedad. Ni siquiera estamos produciendo una
cantidad suficiente de buenos líderes para la propia iglesia.”9 Por tanto, como iglesia
debemos volver a invertir en este tipo de procesos para desarrollar un buen
liderazgo. Por otro lado también escribe “los buenos líderes en la iglesia siempre
estarán enseñando a otros acerca de los caminos de Dios.” Lo cual, en mi opinión,
es muy importante, pues la enseñanza bíblica forma parte de las bases
fundamentales de toda iglesia saludable. En este mismo sentido, resulta necesario
que los líderes en la iglesia, además de enseñar la Palabra de Dios, también
modelen las verdades que ellos mismos están proclamando. Es decir, guardar buen
testimonio.

9
Reeder, Harry. De las brasas a las llamas. 2004. New Jersey. Publicaciones Faro de Gracia. P. 118.
Otro punto para resaltar es que debemos cuidar en la formación del nuevo liderazgo,
es que desarrollen desde el inicio un carácter pastoral y compasivo para con la
iglesia del Señor. Lamentablemente, después de haber analizado y evaluado esta
área, lamentablemente no llegué a buenas conclusiones.
Como mencioné anteriormente, como iglesia hemos experimentado un crecimiento
un tanto acelerado que, lamentablemente, hemos descuidado algunas áreas de
nuestra iglesia, por ejemplo, esta. Con sinceridad reconozco que, a pesar de ser
una iglesia en crecimiento numérico, no hemos tenido la precaución de estar
preparando constantemente líderes en nuestra iglesia. Por tanto, agrego esta área
al grupo de debilidades que debemos mejorar urgentemente si queremos erradicar
la erosión en nuestra iglesia.

“CONCLUSIÓN”

Soy consciente de que a lo largo de mi análisis dejé aparentemente al aire los temas
que necesitan ser fortalecidos en mi iglesia. Sin embargo, creo que vale la pena
mencionar que no es así. Soy consciente que las áreas débiles de la iglesia
necesitan ser mejoraras y esto implica grandes dificultades, sin embargo, también
estoy seguro de que no es una tarea imposible.
Así mismo creo que este tipo de actividades generan una autoevaluación que, en el
mejor de los casos, da paso a aun despertar que conduce a la revitalización
saludable de las iglesias. Y mi anhelo es que, este sea nuestro caso.

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