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4.

- EL HOMBRE: LA ANTROPOLOGÍA MARXISTA Y EL CONCEPTO DE


“ALIENACIÓN”.

Las primeras obras de Marx son las que tienen una impronta más
filosófica. En los Manuscritos de 1844 Marx formula toda una
antropología: el hombre es un ser fundamentalmente social y solamente
en sociedad, es decir, en su relación con otros hombres puede alcanzar su
realización y su felicidad. ¿Cómo se establecen estas relaciones?
Fundamentalmente a través del trabajo: el hombre, mediante su trabajo,
establece relaciones con otros hombres y es a través de estas relaciones
como puede encontrar su verdadera esencia.

Ahora bien, puesto que el hombre es un ser social que se realiza a


través de su trabajo tenemos que comprender por qué esto es así: qué es
el trabajo.

El trabajo es la transformación conjunta de la naturaleza. El hombre


sólo puede hacerse hombre si transforma la naturaleza humanizándola,
junto a otros hombres, mediante su trabajo. El hombre no trabaja
exclusivamente por su subsistencia biológica, esto es lo que hacen los
animales; el hombre trabaja para introducir en la naturaleza su esencia,
para realizarse a sí mismo mediante la humanización de la naturaleza. Esto
es lo que hace el artesano, por ejemplo, transforma barro bruto
(naturaleza) en un objeto de decoración o en un instrumento que puedan
usar otros hombres (naturaleza humanizada), de esta manera se realiza
como hombre.

Podríamos decir que el alfarero, cuando trabaja dando forma al


barro y lo transforma en un jarrón (por ejemplo) lo que hace es introducir
su esencia en ese objeto, introduce su esencia en la naturaleza. Esto, que
no se ve muy claramente en el artesano o en el campesino, es evidente en
el artista: el artista coge pintura o piedra o barro y se expresa así mismo a
través de la materia, deja su sello propio en la naturaleza y de este modo
es capaz de realizarse, de alcanzar su plenitud y su felicidad.

Las consecuencias de esta caracterización antropológica de Marx


son:
• Que la esencia del hombre no es nada que resida en su interioridad; no
es algo así como un alma o una conciencia, sino que es justamente su
exterioridad: sus relaciones con los demás hombres y sus relaciones con la
naturaleza.

• Que el trabajo no es un castigo para el hombre, por tanto, sino que es,
en sus dos dimensiones, la esencia el ser humano. El hombre vive
humanamente sólo en la medida en que se realiza, junto con los demás
hombres, a través de su trabajo, mediante la transformación de la
naturaleza conforme a sus necesidades y proyectos.

• Que el hombre no puede ser libre sino a través de su trabajo, puesto que
es a través de éste como manifiesta su esencia, la hace presente, expresa
su creatividad. La libertad es, para Marx, la capacidad de darse cada uno a
sí mismo su propia existencia específica. Los animales no son libres por
cuanto viven bajo el imperio de la necesidad, simplemente responden
obligados por sus exigencias naturales, pero no son capaces de darse sus
propias condiciones materiales creando así, también, sus propias
exigencias.

• Pero esta libertad no es infinita, sino que está limitada por las propias
condiciones materiales existentes en las que el ser humano tiene que
realizar su acción con los otros hombres en la naturaleza. Podemos decir,
que la actividad humana es, al mismo tiempo, condicionada y
condicionante, o lo que es lo mismo: la sociedad produce al hombre, pero
el hombre produce a la sociedad.

Ahora estamos en condiciones de entender el concepto de


alienación. ¿Qué es lo que ocurre en la sociedad capitalista? En la
sociedad burguesa y capitalista los medios de producción (las fábricas, los
talleres, los campos de cultivo...) son propiedad privada de unos cuantos
hombres (los capitalistas) y el resto se ve obligado a vender su trabajo a
cambio de un salario que le permita subsistir. Y la idea fundamental es
esta: el hombre que vive en la sociedad capitalista no es hombre, es una
cosa, una materia, una mercancía; no vive como hombre, vive
exclusivamente como un animal de carga.
¿En qué consiste la alienación del trabajo exactamente? Consiste en
que el trabajo es externo al obrero, no pertenece a su ser y por tanto éste
no se fortalece en su trabajo sino que se niega, no se siente feliz y
realizado en su trabajo, sino que se siente infeliz y está deseando
abandonarlo; no desarrolla su energía física y espiritual sino que extenúa
su cuerpo y destruye su espíritu. Por eso el obrero solo se encuentra a
gusto fuera del trabajo y dentro de él está fuera de sí, alienado. Podemos
resumirlo en tres puntos:

• El trabajador trabaja por un sueldo miserable que únicamente le permite


mantenerse biológicamente, satisfacer sus necesidades más primarias. En
esta sociedad el hombre se ve obligado a trabajar por su mera
subsistencia, se ve obligado a comportarse de la misma forma que los
animales y no como los hombres. Esto constituye una alienación, es decir,
un alejamiento o extrañamiento de sí mismo... es un hombre, pero vive
como un animal. Por esta razón el hombre solo se siente libre en sus
funciones animales (comer, beber, procrear, cortejar…) y se siente un
animal en sus funciones humanas (el trabajo)

• En la sociedad capitalista, el trabajador es incapaz de realizarse como


hombre mediante la transformación de la naturaleza a través de su
trabajo. El obrero acude cada día a la fábrica para participar en una
cadena de producción o en una manufactura pero sistemáticamente es
desposeído del producto de su trabajo puesto que no disfruta de la
transformación de la naturaleza, se mutila su creatividad mediante la
excesiva división del trabajo y acaba por comportarse como una máquina,
muy alejado y extrañado de su esencia de hombre. El objeto que el obrero
produce a través de su trabajo se convierte en un objeto extraño, ajeno a
él ya que es desposeído de su trabajo y pagado a cambio con lo mínimo.

• En el sistema capitalista el trabajo no es el medio que utiliza el hombre


para realizarse (humanizando la naturaleza), se convierte en una
mercancía más que se compra y se vende. Así es tratado su trabajo por el
capital, como un gasto más de los costes de producción; el trabajador,
además no es pagado justamente por su trabajo ya que él es responsable
del 100% de la producción de una mercancía pero se le paga con una
pequeña parte de lo que vale; por tanto, cuanto más trabaja más se
empobrece.

Pues bien, la alienación del trabajo, que es la más importante de


todas las alienaciones, es un fenómeno exclusivo de la sociedad
capitalista, que se define precisamente por ser la sociedad en la que el
hombre no puede vivir humanamente. Esto no ocurría en ningún otro
modelo económico; por ejemplo, en el sistema de producción feudal, los
trabajadores, los campesinos, aunque no tenían la propiedad sobre los
medios de producción (la tierra), que pertenecía al estamento de los
nobles o el clero, disponían libremente de ellos, y podían realizarse
mediante su trabajo a cambio de que cediesen una parte del producto de
su trabajo (pero no todo). Sin embargo, en el sistema económico burgués,
el trabajador se encuentra totalmente despojado del producto de su
trabajo. Lo único que él pone en el proceso de producción (de
transformación de la naturaleza) es la fuerza de su trabajo, la cual es
pagada a precio de una mercancía más.

Además la alienación del trabajador no acontece sólo en el mundo


laboral. Los capitalistas refuerzan su privilegiada posición profundizado en
la opresión del trabajador por medio de la alienación jurídica y religiosa

- La alienación jurídico-política.
Al mantenerse vigente el derecho a la propiedad se
mantienen las desigualdades sociales y las luchas de intereses
económicos. Por eso no existe libertad más que para los ricos, que
aumentan a la vez su riqueza y su poder, mientras los pobres están
cada vez más dominados a la par que se empobrecen. El Estado no
es un juez imparcial entre las clases antagónicas, sino que impone
unas normas jurídicas y políticas que no hacen más que apoyar un
sistema económico concreto. De este modo el sistema jurídico y
político aliena a los ciudadanos al darles la ilusión de una igualdad
ante la ley que resulta falsa: la mayoría está desposeída de su
libertad.
- La alienación filosófica y religiosa.

La religión y la filosofía también son alienantes, como hizo notar


Feuerbach, pero no son la causa última y definitiva de la alienación sino un
reflejo y una consecuencia de la alienación económica. En ambos casos se
trata de construcciones teóricas que tienen como función última
salvaguardar los intereses de la clase dominante. Por eso denominará
Marx a la religión "el opio del pueblo" y sentenciará el fin de la filosofía
teórica, que será sustituida por una nueva praxis revolucionaria. Ambas
son simples instrumentos de la clase opresora para mantener una
situación injusta.

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