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Las fábulas son textos literarios cortos de los que se desprende una enseñanza

moral o lección. Sus personajes suelen ser animales personificados, es decir que
realizan acciones propias de los humanos. Por ejemplo: La zorra y las uvas, El
escorpión y la rana (ambas de Esopo).

Las fábulas permiten analizar distintas virtudes y defectos de las personas de una
manera pedagógica, a fin de transmitir una moraleja, que puede aparecer de
manera explícita al final del texto o quedar implícita para que la deduzca
el receptor.

Por lo general, estos relatos se difunden de manera oral, para que los niños y
niñas que están en proceso de crecimiento y todavía no saben leer puedan
aprender ciertos valores por medio de historias sencillas que entretienen y llevan a
la reflexión. Las fábulas son textos con una finalidad didáctica, y por eso
desempeñan un rol importante dentro de la literatura infantil.

Las fábulas son textos literarios cortos de los que se desprende una enseñanza
moral o lección. Sus personajes suelen ser animales personificados, es decir que
realizan acciones propias de los humanos. Por ejemplo: La zorra y las uvas, El
escorpión y la rana (ambas de Esopo).

Las fábulas permiten analizar distintas virtudes y defectos de las personas de una
manera pedagógica, a fin de transmitir una moraleja, que puede aparecer de
manera explícita al final del texto o quedar implícita para que la deduzca
el receptor.

Por lo general, estos relatos se difunden de manera oral, para que los niños y
niñas que están en proceso de crecimiento y todavía no saben leer puedan
aprender ciertos valores por medio de historias sencillas que entretienen y llevan a
la reflexión. Las fábulas son textos con una finalidad didáctica, y por eso
desempeñan un rol importante dentro de la literatura infantil.

Las fábulas son textos literarios cortos de los que se desprende una enseñanza
moral o lección. Sus personajes suelen ser animales personificados, es decir que
realizan acciones propias de los humanos. Por ejemplo: La zorra y las uvas, El
escorpión y la rana (ambas de Esopo).

Las fábulas permiten analizar distintas virtudes y defectos de las personas de una
manera pedagógica, a fin de transmitir una moraleja, que puede aparecer de
manera explícita al final del texto o quedar implícita para que la deduzca
el receptor.

Por lo general, estos relatos se difunden de manera oral, para que los niños y
niñas que están en proceso de crecimiento y todavía no saben leer puedan
aprender ciertos valores por medio de historias sencillas que entretienen y llevan a
la reflexión. Las fábulas son textos con una finalidad didáctica, y por eso
desempeñan un rol importante dentro de la literatura infantil.

• Ver además: Fábulas cortas

Partes de la fábula
Las fábulas se componen de cuatro partes:

• Introducción. Se presentan a los personajes de la historia, el tiempo y el


lugar en el que suceden los hechos, y las primeras acciones que darán
lugar al conflicto.
• Nudo. Se desata un conflicto que afecta al o los protagonistas de la
historia, se trata del problema al que deben enfrentarse.
• Desenlace. Se resuelve el conflicto que se desarrolló en el nudo y se cierra
la historia.
• Moraleja. Se transmite una enseñanza o lección moral (implícita o
explícitamente) que se desprende de la historia.

• Puede servirte: Introducción, nudo y desenlace

Ejemplos de fábulas para niños con moraleja


1. La zorra y las uvas

Una zorra que dormía bajo una vid se despertó hambrienta y, enseguida, vio un
racimo de uvas muy tentador sobre su cabeza. Quiso alcanzarlo, pero fue en
vano: su pequeña estatura no se lo permitió. Trató de treparse al árbol, dio saltos,
estiró sus patitas, hasta que se dio por vencida.

Mientras se alejaba del árbol, resignada, vio que un pequeño pajarito había estado
observándola y se sintió avergonzada. Rápidamente se acercó al ave y, enojada,
le dijo: “Cuando salté, me di cuenta de que las uvas no estaban maduras. Mi
paladar es muy exquisito. Si no, me las hubiera comido”. Y, dándole la espalda al
pajarito, que no alcanzó ni siquiera a responderle, la zorra se alejó.

Moraleja: Si no logramos alcanzar una meta, no debemos menospreciarla, ni


culpar a otras personas o a las circunstancias por nuestros planes fallidos. Uno
debe aprender a ser responsable de sus actos.

2. La liebre y la tortuga
Con arrogancia y soberbia, una liebre se burlaba constantemente de una tortuga
por su lentitud. Un día, harta de las agresiones, la tortuga le propuso correr una
carrera para ver cuál de las dos era más veloz. La liebre, entre risas, aceptó la
propuesta.

Finalmente, llegó el día de la carrera y todos los animalitos del bosque se


acercaron a la línea de partida para ver la competencia. Apenas se escuchó la
señal, la liebre salió corriendo a toda prisa. Mientras tanto, la tortuga, con su paso
lento pero constante, avanzó por la pista, en la que su competidora no había
dejado otro rastro que el polvo que levantaron sus ágiles patas al correr.

Relajada y orgullosa por su desempeño, la liebre decidió tomar una siesta cuando
le faltaba poco para llegar a la meta, pero ya daba por descontado que sería la
ganadora. El problema fue que se quedó dormida. Cuando se despertó, exaltada,
vio a lo lejos que la tortuga estaba a dos pasitos de la línea de llegada. Corrió con
todas sus fuerzas, pero cuando alcanzó la meta ya era tarde. La tortuga había
ganado y era aplaudida y ovacionada por todo el público.

Moraleja: La vanidad y el exceso de confianza nos pueden jugar una mala pasada.
Nunca te burles de los demás por no tener tus mismas habilidades, porque
seguramente tienen otras igual de valiosas. La perseverancia y la constancia
rinden sus frutos.

3. El escorpión y la rana

Una rana descansaba a la orilla del río hasta que la aparición de un escorpión la
puso en alerta. Apenas el arácnido le dijo las primeras palabras, la rana se
tranquilizó:

—Ranita, ¿serías tan amable de montarme en tu lomo para que pueda atravesar
el río? Prometo que no te picaré. Si lo hago, ambos nos ahogaríamos —le dijo el
escorpión.

Luego de analizarlo un rato, en silencio, la rana aceptó el pedido del escorpión. Lo


invitó a subirse a su lomo, se zambulló en el río y empezó a nadar. Pero, en medio
del trayecto, la rana sintió un fuerte pinchazo y un profundo dolor: el escorpión,
pese a su promesa, la había picado. Asustada y débil al mismo tiempo, la rana le
preguntó a su pasajero por qué lo había hecho, y le advirtió que ambos morirían.

—Es que es mi naturaleza, no pude evitarlo —argumentó el escorpión, mientras


ambos se hundían en el agua.
Moraleja: Los demás no tienen por qué actuar como lo haríamos nosotros: aunque
alguien muestre buenas intenciones, los rasgos que forman parte de su naturaleza
no cambian, aun cuando puedan dañarlos a ellos mismos.

4. La gallina de los huevos de oro

Una pareja de granjeros compró la gallina más gorda y rebosante del mercado. A
la mañana siguiente, cuando fueron a buscar los huevos al gallinero, se toparon
con que la flamante gallina había puesto ¡un huevo de oro! Este extraño suceso se
repitió cada día.

Sin salir de su asombro, se les ocurrió que si mataban a la gallina, podrían


hacerse de todos los huevos de oro al mismo tiempo, sin tener que esperar a que
ponga un único huevo por día. El problema fue que, cuando la mataron, en el
estómago de la gallina no encontraron nada. Así, se quedaron sin la gallina y sin
los huevos de oro.

Moraleja: La codicia nunca es buena consejera: nos puede llevar a perder lo que
tenemos y a convertir la fortuna en pasajera.

5. El león y el ratón

Caía el sol y el león solo tenía planificado descansar. Había sido una ardua
jornada de caza, por lo que decidió recostarse debajo de un árbol a dormir una
pequeña siesta. De repente, sintió algo en su cara. Abrió los ojos y se dio cuenta
de que un pequeño ratón subía por su nariz.

Malhumorado, el león lo agarró de la cola y, cuando estaba por meterlo en su boca


para comérselo, escuchó la fina vocecita del ratón que le pedía que se apiadara
de él. El animalito le prometió que, si no lo comía, algún día se lo pagaría. Esta
promesa dibujó una sonrisa en la cara del león. Se preguntó cómo ese diminuto
animalito podría ayudarlo algún día. Así y todo, le perdonó la vida.

Apenas unos días más tarde, el león quedó atrapado en la red de un cazador.
Desesperado, comenzó a pedir ayuda a los gritos. El ratón, que se encontraba por
allí, reconoció su voz y salió corriendo a asistirlo. Con sus filosas paletas, rompió
la red que lo envolvía y lo liberó.

—Hasta un pequeño ratón puede ayudar a un león —dijo el ratón, orgulloso de


haberlo liberado.

Moraleja: Los actos de bondad siempre son compensados. Nunca menosprecies


la ayuda de nadie, pues puede provenir de quien menos lo esperamos.

6. Pedro y el lobo
Pedro era un niño pastor al que siempre le gustaba engañar a sus vecinos
haciéndoles creer que venía el lobo. Cada dos por tres, se escuchaba en toda la
zona:

–¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Ha venido un lobo y se quiere comer todo mi rebaño! ¡Y


después irá por los de ustedes!

Frente a este pedido desesperado, y la terrible amenaza del lobo, los campesinos
de la zona acudían a toda velocidad a ayudar a Pedro, pero cuando llegaban se
encontraban con el niño tirado en el pasto muerto de risa, y sin noticias de ningún
lobo.

Un día, Pedro descansaba debajo de un árbol y sintió que algo se movía por
detrás. Cuando quiso darse cuenta, un gran lobo estaba atacando a sus ovejas.
Comenzó a pedir auxilio de todas las maneras posibles, intentando aclarar que
esa vez sí era en serio, pero como mentía tan a menudo nadie le creyó ni acudió
en su ayuda. Así fue como el lobo acabó por comerse todas las ovejas de Pedro.

Moraleja: No debemos mentir, porque si no nadie nos creerá cuando digamos la


verdad.

7. La cigarra y la hormiga

Un hermoso día de verano, la cigarra disfrutaba muy tranquila de la tarde, echada


debajo de un árbol. En eso estaba cuando vio que la hormiga pasaba muy
cargada con alimentos, y se la veía muy cansada. Entonces le dijo:

–¡Ey, hormiga! ¿Por qué no descansas un rato? Mira que lindo está el día, ¡¿lo
vas a desperdiciar trabajando?!

–Mientras tú disfrutas del día, yo estoy juntando provisiones para cuando llegue el
invierno. Sé por experiencia que puede ser muy duro. ¡Deberías estar haciendo lo
mismo! –respondió la hormiga, mientras se alejaba cargada de hojas.

Un día llegó el invierno, y la cigarra se encontró a la intemperie, muerta de frío y


sin alimento. Decidió entonces acercarse a la casa de la hormiga y pedirle ayuda,
pero ella le respondió:

–Mientras yo trabajaba, tú no hacías nada, mira ahora cómo estamos.

Y diciendo esto, le cerró la puerta en la cara. La cigarra se fue cabizbaja, pero


aprendió la lección.
Moraleja: Debemos repartir el tiempo entre el trabajo y el ocio, y ser precavidos
para los tiempos difíciles, porque todo puede cambiar de un día para otro.

8. El caballo y el asno

Un campesino tenía un caballo y un asno que usaba como animales de carga.


Todos los días debían ir y volver a la ciudad transportando los productos que
llevaba el hombre para vender.

Un día de muchísimo calor, el caballo y el asno iban hacia la ciudad, cargados al


máximo de sus posibilidades, como siempre. Ese día el sol era abrasador, y en un
momento del camino el asno comenzó a debilitarse. Entonces le dijo al caballo:

–¡Oye, caballo! Ya no resisto más este peso, necesito que me ayudes. Por favor,
toma la mitad de mi carga y llévala por mí, ya no tengo fuerzas.

El caballo lo miró indiferente e hizo oídos sordos al pedido. Unos minutos


después, el asno cayó derrotado, y luego de unos instantes murió a causa del
esfuerzo. Entonces, el campesino tomó toda su carga y la puso encima del
caballo, a lo que sumó también la piel del asno. Así, el caballo, por no haber
querido ayudarlo, debió cargar con todo el peso el resto del camino.

Moraleja: Siempre debemos ayudar al prójimo. Si nos comportamos de una


manera egoísta, acabaremos por perjudicarnos a nosotros mismos.

9. El león y el mosquito

Estaba muy tranquilo el león, a punto de dormir una siesta, cuando de repente
comenzó a sentir que un mosquito le zumbaba insistentemente cerca de su oreja.
Quiso espantarlo, pero se dio cuenta de que el mosquito intentaba decirle algo. Se
acercó y oyó:

–¡Eh, león! Dicen que tú eres el rey de la selva. ¿Es así? Yo no lo creo. Apuesto a
que puedo vencerte.

El león, muy sorprendido, esbozó una sonrisa, porque pensó que el mosquito le
estaba haciendo una broma. En eso empezó a sentir que el insecto le daba un
picotazo tras otro, a tal velocidad que no logró siquiera defenderse. El cuerpo
comenzó a picarle tanto, que acabó arañándose todo de la desesperación por
rascarse, de pies a cabeza. El mosquito, muy satisfecho, le dijo entre risas:

–¿Has visto? Te dije que podía vencerte. ¡Un animal insignificante como yo ha
podido vencer al que se hacía llamar “rey de la selva”! ¡Qué dirán los otros
animales cuando lo sepan!
El mosquito estaba muy compenetrado alardeando de su triunfo mientras el león
intentaba reponerse, cuando de repente tropezó con una tela araña. Luego se hizo
un silencio, y el mosquito, sabiendo que había sido capturado, se lamentó:

–¡Oh, qué tristeza! He vencido al animal más poderoso de la selva y acabaré


derrotado por una simple araña.

Moraleja: No debemos ser arrogantes cuando algo nos sale bien o cuando
ganamos, porque ninguna victoria es eterna y eso se volverá en contra nuestro.

10. El murciélago y las comadrejas

Un día, el murciélago descansaba profundamente y sin darse cuenta cayó al


suelo. En ese mismo momento, fue capturado por una comadreja que odiaba a las
aves. Cuando vio que moriría, el murciélago suplicó por su vida, pero la comadreja
le respondió:

–No puedo hacerlo, detesto las aves, ¡está en mi naturaleza!

A lo que el murciélago replicó:

–Pues yo no soy un ave, soy un roedor.

La comadreja lo inspeccionó detenidamente y notó que no tenía plumas, por lo


cual comprendió que no era un ave y lo dejó ir.

A las pocas semanas, el murciélago volvió a caer al suelo y esta vez fue capturado
por una comadreja que odiaba a los roedores, y cuando le suplicó por su vida,
esta respondió:

–No puedo hacerlo, detesto los roedores, ¡está en mi naturaleza!

A lo que el murciélago replicó:

–Pues yo no soy un roedor, soy un ave.

La comadreja lo inspeccionó detenidamente y notó que tenía alas, por lo cual


comprendió que era un ave y lo dejó ir. Así fue como el murciélago escapó dos
veces de lo que era una muerte segura.

Moraleja: Es muy importante tener la capacidad de adaptarnos a las distintas


situaciones que nos presenta la vida. La versatilidad nos puede salvar en cualquier
circunstancia.
Relatar leyendas es una de las actividades humanas más universales:
prácticamente todas las culturas lo han hecho, o incluso lo han
convertido en su manera principal de educar. Por eso, esta clase de
narraciones son mucho más que un entretenimiento: son un material que
nos ayuda a relexionar sobre el mundo y sobre nosotros mismos.

En este artículo encontrarás una selección de leyendas cortas que


forman parte de distintas culturas, además de una breve definición de las
leyendas en comparación con los mitos y las fábulas.
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¿Qué son las leyendas y qué historias


explican?
Los relatos que transmitimos de manera oral a lo largo de mucho
tiempo, conocidos como “leyendas”, son uno de los elementos culturales
más ricos e importantes en muchas sociedades.

Es así porque nos hablan sobre la cosmovisión, los valores, los ideales,
los miedos, los intereses y las transformaciones generacionales de
quienes han integrado una cultura en particular. Por lo mismo constituyen
un recurso pedagógico e historiográfico importante; normalmente, son
historias con moraleja, o que hablan sobre conceptos universales,
explicándolos en términos sencillos y haciendo que estos queden
encarnados en personajes.

Además, al ser relatos que se comparten entre distintas generaciones,


resultan interesantes y divertidos tanto para los niños como para jóvenes
y adultos. De este modo, la recopilación de las leyendas cortas
recomendadas que encontrarás aquí pueden ser un recurso útil para
la crianza de tus hijos, o para la dinamización de actividades educativas.
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• Artículo relacionado: "Los 6 tipos de narradores, y cómo se


usan en literatura"

Leyenda, mito y fábula: algunas diferencias


Las leyendas son narraciones que se transmiten oralmente de
generación en generación. Trascienden los registros escritos, pues son
relatos que se han difundido de boca en boca, generalmente de las
generaciones mayores a las más jóvenes. No obstante, su transmisión
se adapta a las condiciones de nuestras sociedades, con lo que las
leyendas son también comunicadas y extendidas a través de textos,
libros e incluso películas.

Se trata, en todo caso, de narraciones que hacen alusión a hechos sobre


la vida humana, que pueden tener raíces históricas, o no, así como
mezclar realidad con fantasía. Esto último es lo que hace diferente a una
leyenda de un mito, pues el mito cuenta principalmente la historia de
seres divinos, y es a través de dicha historia como se fundan
creencias religiosas y pautas morales.

Por otro lado, tanto las leyendas como los mitos son relatos distintos a
las fábulas. Se diferencian en que las fábulas tienen como protagonista
animales que hablan y que a través de sus aventuras nos dejan una
enseñanza.

En cualquier caso, un mismo relato puede contener elementos tanto


de leyenda como de mito y fábula, y todos pueden brindar
explicaciones a fenómenos naturales y sobrenaturales así como a
distintos acontecimientos sociales. En todas las leyendas suelen existir
distintas versiones, según el lugar específico donde se cuentan.

• Quizás te interese: "Las 5 edades de la Historia (y sus


características)"

Leyendas cortas para todos los públicos (y


de diferentes culturas)
Aunque son muy populares las leyendas de terror y desamor, no son los
únicos temas que existen. A continuación veremos 20 leyendas cortas
que han persistido durante muchos años en distintas partes del mundo.

1. Nessie, el monstruo del Lago Ness


Mejor conocida como “El monstruo de Lago Ness”, esta leyenda forma
parte del folclore escocés y cuenta la historia de una criatura gigante con
apariencia prehistórica y similar a los plesiosaurios, que apareció por
primera vez en el siglo XVI en el Lago Ness, pero que ha sido vista
incluso en épocas recientes.

La leyenda retomó fuerza cuando aseguraron verlo en el año de 1933, lo


que ha inspirado distintas películas y mantiene en suspenso a
quienes visitan el lago. La historia explica que los bosques escoceses,
por ser una región inhóspita y de difícil acceso para el ser humano,
puede contener misterios en forma de animales prehistóricos que han
permanecido ocultos y relativamente protegidos de la degradación a la
que nuestra especie ha sometido a muchos entornos naturales.
2. El molino de sal
Está leyenda nórdica cuenta que hace muchos años existía un gigante
que tenía un molino mágico. El molino era pequeño y podía producir
sal. Un día, el gigante se lo regala a una mujer viuda y a su pequeña hija.
Ambas trabajan con el molino y obtienen tanta sal que pueden venderla
al pueblo. Desafortunadamente un duende, celoso del molino, lo roba y lo
arroja al mar. Y por está razón el agua del mar es tan salada.

3. Robin Hood
También conocido como el “príncipe de los ladrones”, Robin Hood es de
los personajes ingleses más conocidos en las leyendas de la cultura
occidental. Su historia se ha inspirado en distintos personajes, aunque
uno de los más mencionados es Ghino di Tacco, héroe italiano de siglo
XIII. Los registros escritos sobre Robin Hood se han ubicado desde
el siglo XIII, aunque ganó popularidad a partir del siglo XV.

Se trata de un hombre que se enfrentaba con los ricos para defender a


los pobres. Sin que se dieran cuenta, le quitaba pertenencias a los
primeros para dárselas a quienes las necesitaban más; siempre en
compañía de su traje verde, su arco y sus flechas. Es por ello que este
es uno de los principales personajes de las leyendas sobre la justicia y
las normas morales.

4. La Llorona
La Llorona es una leyenda de origen latinoamericano, especialmente
popular en México. La versión más difundida cuenta la historia de una
mujer que había sufrido el rechazo de su marido, y ella, en señal de
despecho, asesinó a sus hijos. La culpa la hace regresar por las
madrugadas en la forma de un fantasma que grita “¡Ay mis hijos!”.

Otras versiones cuentan que se trata de una representación de La


Malinche, mujer que ejerció como traductora e intérprete de Hernán
Cortés durante “la conquista” de América. En este caso, el grito de
sufrimiento tiene que ver con que algunas versiones del proceso de
colonización, han atribuido injustamente a la Malinche la responsabilidad
sobre lo ocurrido.

5. Tanabata
En esta leyenda japonesa, Orihime (que significa princesa que teje) era
hija de de Tentei, el señor del Cielo. A este último le encantaba la ropa
que Orihime tejía; pero ella, en cambio, se encontraba desanimada
porque gracias a su duro trabajo, no había tenido la oportunidad de
enamorarse. Tentei, preocupado, le presenta a Hikoboshi, de quien se
enamoró perdidamente. Al casarse, ambos dejaron de cumplir con los
mandatos de Tentei, con lo cual el señor del Cielo termina por
separarlos.

Ante las lágrimas de Orihime, Tentei les permitió encontrarse al séptimo


día, una vez terminadas sus responsabilidades (por eso el nombre de
Tanabata, que significa “Noche del séptimo”). Pero para esto tenían que
atravesar un río donde no había puente. Ella lloró tanto que una
bandada de urracas se acercó para hacer de puente con sus alas.
Actualmente, existe un festival en Japón que se llama Tanabata, o
Festival de la Estrella. Según la leyenda este es el día en que los
amantes que han sido separados se reencuentran.

6. Krampus
Personaje popular en el este de Europa, que ha sido descrito como mitad
cabra, mitad demonio: tiene un par de cuernos gigantes, patas muy
grandes y un cuerpo peludo. Cada navidad, Krampus viene a sancionar a
los niños que se han portado mal; en contraste con San Nicolás, Santa
Claus o Papa Noel, que viene a premiar a quienes han sido muy
educados. Se trata de un persona cuyo origen está vinculado a la cultura
religiosa anterior al cristianismo.

7. El hombre lobo
El hombre lobo es probablemente una de las leyendas que más ha
inspirado cuentos y películas en Europa. Cuentan que a finales del siglo
XIX, un hombre con licantropía asesinó a 17 personas. La explicación
que él mismo dio es que por las noches, se transformaba inevitablemente
en un lobo cuya necesidad insaciable era asesinar. En otra versión, de
origen guaraní, existe un humano de aspecto desgarbado y olor
desagradable que se transforma en lobo durante las noches de luna
llena, y se dedica a atacar granjas y buscar carroña.

8. Popocatepetl e Iztaccihuatl
Cuenta la leyenda que en el imperio Azteca había un importante guerrero
llamado Popocatépetl, que amaba a la hija de uno de los jefes:
Iztaccihuatl. Antes de irse a una guerra, Popocatépetl se despide de
Iztaccihuatl prometiéndole que volvería por ella. Desgraciadamente, otro
de los soldados que también estaba enamorado de ella, difundió la
falsa noticia de que Popocatépetl había muerto en combate.

Cuando Iztaccíhuatl se enteró, decidió quitarse la vida. Tiempo después


el guerrero vuelve por ella, y al encontrarse con que estaba muerta; no
aguantó la tristeza y murió también. Ante esto, los dioses se conmovieron
y los transformaron en dos de los volcanes más grandes del centro de
México, que actualmente llevan sus nombres.

9. El holandés errante
Una leyenda que se remonta al siglo XVII, donde un capitán holandés
llamado Hendrik Van Der Decken hacía un viaje en barco con rumbo a la
India. En eso, una fuerte tormenta azota su barco, a lo que el capitán se
resistió con fuerza y determinación. Esto desafió la autoridad de Dios,
quien condenó al capitán a vagar, junto con su barco, sin rumbo por
todo el océano. Desde entonces, cuenta la leyenda que el fantasma del
holandés errante se aparece a media noche junto con otras almas en
pena. Su aparición es además sinónimo del mal augurio para los
capitanes que lo avistan.

10. Anahí y la flor de ceibo


En las orillas del Paraná, al este de Argentina, vivía una joven guaraní
que cantaba de una manera especial. A la llegada de los
“conquistadores”, Anahí fue apresada junto con otras personas del
pueblo. Una noche se escapó, pero rápidamente la descubieron. Su
condena fue la muerte, atada a un árbol para quemarla. El día que se
cumplió la condena, y mientras su cuerpo ardía, Anahí comenzó a cantar.
A la mañana siguiente, en el lugar donde su cuerpo se hacía
consumido, aparecieron varias flores rojas, que ahora son la Flor
Nacional Argentina y se llaman “Flor de ceibo”.

11. El hilo rojo


Cuenta una leyenda corta proveniente de China que hace muchos años,
un emperador pidió que fuese a su palacio una reputada bruja para que,
mediante sus poderes mágicos, le mostrase con qué mujer se debía
casar. La bruja, gracias a sus cualidades, era capaz de ver un
larguísimo hilo rojo atado al meñique del emperador, y cuyo otro
extremo debería estar el meñique de aquella persona predestinada a ser
la futura esposa.

Así, la bruja y el emperador empezaron a rastrear el origen del hilo, hasta


que después de viajar durante varias semanas vieron que este llevaba a
una campesina pobre vestida con harapos y a cuyos brazos llevaba un
bebé cubierto de suciedad. Airado al verse a sí mismo víctima de una
broma, el emperador empujó a la campesina, cayéndole el bebé al suelo
y dejando una herida en la cabeza de este, y se volvió a palacio tras
ordenar el arresto de la bruja.

Muchos años después, tras ser aconsejado por el consejo de sabios, el


emperador decidió casarse con la hija de un terrateniente del lugar; al
iniciarse la ceremonia de boda y levantar el velo que cubría el rostro de
su futura esposa, vio en su frente una cicatriz que le resultaba
familiar.

12. El Zorro y el camello


En esta leyenda corta proveniente de África, un zorro y un camello se
hacen amigos y deciden cruzar un río para comer los alimentos
disponibles en la otra orilla. Para ello, el zorro se sube a la espalda del
camello, y este cruza aprovechando su peso para resistir la corriente.
Una vez que llegan a la otra orilla, ambos animales se separan y el
camello va a comer a un campo de cebada, mientras que el zorro va a
comer insectos. Pero el zorro termina de comer antes, y satisfecho por
sentirse saciado, empieza a cantar a viva voz. Estos gritos llaman la
atención de los campesinos que cuidan el campo de cebada, los cuales
van a examinar la zona y se encuentran al camello.

Cuando el zorro va en busca de su amigo, se lo encuentra tendido en el


suelo, dolorida por la paliza que le acaban de dar los campesinos. "¿Por
qué has hecho tanto ruido?", pregunta el camello. El zorro le responde
que tiene la costumbre de cantar tras comer insectos. "Ya veo. Pues si
eso es todo, volvamos". Al cruzar el río de vuelta, el camello empieza a
bailar con medio cuerpo sumergido en el agua. "¿Qué haces? ¡No sé
nadar!" dice el zorro, aterrado. "Es que tengo la costumbre de bailar tras
comer cebada", responde el camello, mientras el zorro cae al agua y es
arrastrado por la corriente.

13. El chupacabras
La característica principal de la historia del chupacabras es que los
eventos en los que se basa son tan recientes que sabemos que, en este
caso, parte de la historia ocurrió de verdad e incluso tuvo implicaciones
sociales y políticas. A diferencia de otras leyendas, parte de lo narrado
no fue transformándose solo a través del boca-oreja, sino que pasó por
los medios de comunicación de masas.

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Los hechos ocurrieron en el año 1995, en Puerto Rico, cuando una


familia encontró a varias de sus cabras muertas, y según trascendió a los
periódicos, todas ellas tenían tres heridas en forma de perforación en el
pecho. Además, prácticamente no quedaba sangre en ellas, por lo
que cuando el caso trascendió, se llegó a hablar de vampirismo.

Por otro lado, otro de los hechos más inquietantes es que en la isla
prácticamente no hay depredadores naturales (además del ser humano)
capaces de matar tal cantidad de cabras, ya que al estar lejos del
continente, los únicos carnívoros relativamente grandes han sido
introducidos por los colonizadores (y ninguno excede el tamaño de un
perro). Y las cabras no parecían dañadas más allá de los tres orificios,
por lo que aparentemente no se había producido una lucha. Sin
embargo, estos granjeros no llegaron a avisar a las autoridades y los
animales no fueron examinados por profesionales: lo ocurrido pasó a los
medios de comunicación más tarde, cuando ocurrieron casos similares.

Pocos meses después, en otro pueblo de Puerto Rico, Canóvanas,


otras 150 cabras aparecieron muertas del mismo modo, y durante
ese verano, otros ataques de este tipo se fueron sucediendo en la zona,
pero esta vez se les añadieron avistamientos de una extraña criatura. Se
dijo de ella que era un animal de gran tamaño que se erguía sobre dos
patas sin llegar a ser humano, y que varias espinas largas salían de su
cuerpo; al ser visto, desaparecía rápidamente en la oscuridad de la
noche.

La conmoción causada por el "chupacabras" fue tal que el alcalde de


Canóvanas, José Chemo Soto, llegó a patrullar por las calles con un
grupo de hombres armados para dar caza a la criatura, aunque sin éxito.

14. La Balsa de la Mora


Dice la leyenda que hace muchos siglos, cuando el dominio de los
árabes se había expandido por todo el Norte de África y había invadido la
mayor parte de la Península Ibérica, un grupo de cristianos emboscaron
al séquito de una princesa mora que intentaba cruzar los
Pirineos. Siendo la princesa la única superviviente del ataque,
intentó escapar de los enemigos afanándose por subir montaña
arriba, intentando aprovechar la vegetación para camuflarse a medida
que avanzaba.

La princesa estaba desesperada por huir, y por eso apenas se atrevía a


erguirse por miedo a quedar expuesta y visible a los ojos de los
cristianos; quizás por eso, cuando llegó a un lago formado por agua de
glaciar que se había ido acumulando en la intersección entre varios
picos, tan solo se dio cuenta de dónde estaba cuando ya era demasiado
tarde. El agua casi helada fue paralizándola y le fue imposible salir del
lago, de modo que quedó atrapada bajo su superficie para siempre.

Se dice que si hoy en día una persona de corazón puro va a la Balsa de


la Mora (actualmente conocido también como Ibón de Plan) y se lava la
cara en sus aguas en la noche de San Juan, verá a la princesa bailando
sobre el lago, rodeada de serpientes de varios colores.

15. El señor de Chacos


Esta leyenda corta se basa en el folclore de Perú, y concretamente de la
zona de Huánuco, en un pequeño pueblo llamado Chacos. Hace mucho
tiempo, una joven pastora salió al campo y, en determinado lugar en
el que parecía no haber nadie, empezó a escuchar unos fuertes
martilleos. Al girarse encontró a un hombre anciano que por algún
motivo no había sido capaz de ver antes, y que estaba tallando una gran
cruz de madera.

Al preguntarle que qué hacía, el anciano afirmó ser carpintero; dijo


también que la cruz era una pieza de artesanía para él mismo. Como la
pastora vio que se trataba de una tarea muy pesada para un hombre tan
mayor, le ofreció un poco de la comida que llevaba, a lo que el carpintero
dijo que no hizo falta. Le contestó que, sin embargo, si al día siguiente se
pasaba por allí y le ofrecía algunas flores, se pondría contento.

Al día siguiente, la pastora se dirigió al mismo lugar con las flores... pero
allí se encontró el cuerpo sin vida del anciano, totalmente disecado y
crucificado en la cruz que había visto un día antes.

16. La leyenda del conejo en la luna


Cuenta la leyenda que el dios azteca Quetzalcóatl cambió su aspecto
de serpiente emplumada por una forma humana que fuera menos
amenazante para bajar a la tierra, y en su viaje pasó varios días
conociendo todos los animales de la creación, así como los paisajes,
ríos, mares y montañas.

Durante su viaje a la tierra visitó todo ser viviente, pero finalmente se


cansó y se sentó en una roca que encontró por el camino, estando el
Dios totalmente exhausto, muerto de hambre y sediento. Al cabo de un
rato, se acercó a él un conejo blanco y empezaron a charlar:
-¿Qué es lo que comes? - le preguntó amablemente el Dios.

-Como una zanahoria, si quieres te dejo probarla - respondió el conejo


blanco.

-Muchas gracias, pero no puedo quitar la comida a ningún ser viviente.


Mi cometido en la tierra es soportar el hambre y la sed - respondió
gentilmente el Dios Quetzalcóatl.

-Respeto tu decisión pero no veo el por qué. Si yo tengo suficiente


zanahoria para los dos, ¿Por qué no quieres compartirla conmigo y dejar
de pasar hambre?

Ante tanta amabilidad, Quetzalcóatl se emocionó y de sus ojos brotaron


lágrimas de amor que alzaron al conejo hasta las estrellas, tan alto como
el Dios fue capaz de llegar.

De esta forma llegó el conejito a tocar la luna y su figura quedó dibujada


en el satélite. Después de eso el conejito bajó de nuevo, aupado por los
brazos de Quetzalcóatl, hasta quedar donde antes se encontraba.
Después de esto, Quetzalcoátl ascendió nuevamente a los cielos y el
conejito se quedó admirando en la tierra su silueta grabada en la luna por
los siglos de los siglos.

17. El Olentzero
Cuenta la leyenda que en los montes y bosques de Euskal Herría
habitaba un hada de pelo rubio y muy largo que vivía plácidamente con
sus duendecillos. Un día encontraron un bebé recién nacido junto a
un riachuelo y decidieron llamarle Olentzero.

El hada le dió al bebé los regalos del coraje y el amor para toda su vida
posterior y acto seguido llevó al bebé a casa de un matrimonio sin hijos
que vivía en las montañas y que se hizo cargo del niño durante años.
Durante ese tiempo, Olentzero aprendió el oficio de su padre, cortador de
leña, y al cabo de unos años sus padres fallecieron, quedando él solo en
la casa de las montañas y cortando leña de sol a sol.

Los años pasaron y al llegar uno de los inviernos más fríos de la historia,
los habitantes de los pueblos se quedaron encerrados en sus casas por
el temporal y sin carbón con el que encender un fuego.

Como Olentzero tenía leña de sobra, entregó un saco en cada una de las
puertas; de esta forma cada habitante de los pueblos de la montaña pudo
guarecerse del frío encendiendo una fuego en sus chimeneas.

Los lugareños quedaron por siempre en deuda con Olentzero y desde


entonces, éste dejó de repartir leña y empezó a entregar juguetes en la
casa de cada niño, algo que lleva haciendo desde entonces cada 25 de
diciembre.

18. El Martillo de Thor


Cuenta la leyenda que el dios nórdico Thor se levantó una mañana
echando en falta su gran martillo; se lo habían robado. Al darse cuenta
del robo, Thor fue corriendo a buscar a Loki, su hermano malvado,
creyendo que podría tener algo que ver con lo sucedido.

Tras interrogar durante varias horas a Loki, éste le contó que podría
haber sido obra de los gigantes, y que fuera cuanto antes a visitarlos,
para averiguar de una vez por todas quién era el responsable del robo.

Una vez en el reino de los gigantes, Thor encontró su preciado martillo.


Resulta que el rey de los gigantes, Thrym, fue quien lo había robado, y
exigía como rescate para devolverlo, la mano de la diosa Freya.

Para solucionar el conflicto, de nuevo intervino el dios Loki, quien sugirió


disfrazar a Thor con los ropajes y el collar de Freya. Al escuchar sus
palabras, Thor se atavió con el velo de la diosa y partió rápidamente a la
tierra de los gigantes para recuperar su martillo.

Al llegar allí, el rey de los gigantes organizó un gran banquete para la


boda y al sellar su enlace con el gigante, Thor se despojó de su disfraz y
recuperó su martillo a toda velocidad.

Al contemplar la escena, Thrym suplicó clemencia pero fue demasiado


tarde, ya que Thor llenó la estancia de truenos y rayos que acabaron con
la vida de todos los gigantes, incluído el rey.

19. El anciano del Museo Reina Sofía


Una de las principales leyendas urbanas españolas nos cuanta una
historia de fantasmas que representa la transición de un país agrario a
otro centrado en la actividad de las grandes ciudades, entre ellas,
Madrid. Es en la capital española donde, hasta finales del siglo XX, se
ubicaba el Hospital General y de la Pasión, uno de los mayores centros
de atención a las enfermedades graves de la zona; en este lugar
llegaban provenientes de todo el país docenas de pacientes aquejados
de patologías como la tuberculosis. Como en muchas otras leyendas,
el fenómeno de la muerte está muy presente en esta historia, dado
que a lo largo de los casi trescientos años de funcionamiento del hospital,
muchos perdieron la vida en dicho lugar.

Con la llegada de los años 90, sin embargo, surgió una España que tuvo
como meta modernizarse a una gran velocidad, y por ello, un edificio tan
grande y céntrico estaba destinado a desaparecer como lugar de
atención a pacientes; así apareció el Museo Reina Sofía, que pasó dar
un nuevo uso a las instalaciones del viejo hospital. Un uso más
glamuroso y conectado con la vida cultural europea.
Sin embargo, parece que la España del pasado, rural y no ajena a la
muerte y a la precariedad, dejó una marca en ese pequeño espacio de
Madrid, como si entre las paredes del museo se abriese una ventana al
pasado. Aparentemente, esa conexión entre presente y pasado adoptó
una forma sobrenatural, pues no tardaron en surgir avistamientos de
fantasmas durante las noches en el Reina Sofía. Se dice que imágenes
perturbadoras y sonidos espeluznantes tienen lugar entre las galerías y
las habituaciones vacías de este famoso museo cuando la luz del sol
deja de ser un refugio para los vivos, y entre todas estas entidades,
destaca la figura de un hombre anciano y con una barba larguísima, que
actúa como si fuese incapaz de reconocer la presencia de los humanos
de carne y hueso que habitan el Madrid actual. Un recordatorio de que el
presente necesita del pasado para existir, pero no ocurre lo mismo
al revés.

20. La carrera entre el ángel y el diablo


Una de las leyendas vizcaínas más interesantes cuenta la historia de por
qué en determinado tramo del Paseo de los Caños, en Bilbao, hay una
serie de huellas entreveradas en la que una de las formas del pie parece
deformada y la otra, en cambio, está bien definida y es fina y elegante.

Dice la historia que, siglos atrás el diablo compitió en una carrera


contra un ángel para decidir quién de los dos se quedaba con el
alma de una joven bilbaína que, tras una vida de desgracias y de
pobreza, rezaba cada noche para reunirse con Dios.

Como no había una forma fácil de establecer si la joven que quería


renunciar a su vida debía ir al cielo, se le concedió que, justo después de
morir, debía animar al ángel para que ganase la carrera y este pudiera
capturar su alma, evitando así que el diablo se la llevase a su reino del
submundo. De este modo, toda la vitalidad a la que renunciaba por morir
joven quedaría condensada en un instante al ponerse en el bando del
Bien en su lucha contra el Mal.

Se dice que, finalmente, el ángel le ganó la carrera al diablo y la bilbaína


pudo subir al cielo con él.

¿Cómo contar una leyenda?


En su origen, las leyendas era la base sobre la que se erigía la
transmisión de conocimientos cuando o bien no existía la escritura, o
bien esta no estaba lo suficientemente generalizada (debido a
limitaciones tecnológicas) como para influir en la educación de todos los
ciudadanos. Por ejemplo, durante los primeros siglos de la Antigua
Grecia los miembros de la Hélade no tenían un sistema de escritura, y
por eso buena parte de su cultura consistía en recitar de memoria
leyendas que más tarde quedaron por escrito y serían atribuidos a
Homero.

Aunque hoy en día es muy fácil tanto leer como escribir y acceder a
textos en Internet, algo tan sencillo como narrar en voz alta una leyenda
sigue siendo una experiencia capaz de atrapar a la audiencia en un
mundo imaginario fascinante; en muchos aspectos, esta tradición aún
conserva su fuerza ancestral.

Si te interesa aprovechar esta recopilación de las mejores leyendas


cortas para educar a tus hijos, para animar una actividad educativa en
una escuela o para realizar otra clase de actividad cultural, ten en
cuenta estos consejos sobre cómo transmitir oralmente estas
historias:
• Intenta memorizar la leyenda en vez de leerla: así podrás mantener
el contacto visual con quien te escucha, y aprovechar al máximo
el lenguaje no verbal.
• Si lees al explicar la leyenda, asegúrate de proyectar tu voz hacia
la audiencia, y no hacia abajo.
• Usa los silencios para indicar qué momentos de la historia narrada
son los más importantes y/o dramáticos.
• Asegúrate de dejar claros cuáles son los nombres de los
personajes de la historia (ya que todo depende de la palabra y no
de la imagen).
• Practica antes con ejemplos de leyendas cortas.
• No te obsesiones con encontrar la versión correcta de una leyenda:
al basarse en la transmisión oral, es normal que haya varias
versiones.
• Adapta tu lenguaje a la edad de quien te escucha.

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