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moral o lección. Sus personajes suelen ser animales personificados, es decir que
realizan acciones propias de los humanos. Por ejemplo: La zorra y las uvas, El
escorpión y la rana (ambas de Esopo).
Las fábulas permiten analizar distintas virtudes y defectos de las personas de una
manera pedagógica, a fin de transmitir una moraleja, que puede aparecer de
manera explícita al final del texto o quedar implícita para que la deduzca
el receptor.
Por lo general, estos relatos se difunden de manera oral, para que los niños y
niñas que están en proceso de crecimiento y todavía no saben leer puedan
aprender ciertos valores por medio de historias sencillas que entretienen y llevan a
la reflexión. Las fábulas son textos con una finalidad didáctica, y por eso
desempeñan un rol importante dentro de la literatura infantil.
Las fábulas son textos literarios cortos de los que se desprende una enseñanza
moral o lección. Sus personajes suelen ser animales personificados, es decir que
realizan acciones propias de los humanos. Por ejemplo: La zorra y las uvas, El
escorpión y la rana (ambas de Esopo).
Las fábulas permiten analizar distintas virtudes y defectos de las personas de una
manera pedagógica, a fin de transmitir una moraleja, que puede aparecer de
manera explícita al final del texto o quedar implícita para que la deduzca
el receptor.
Por lo general, estos relatos se difunden de manera oral, para que los niños y
niñas que están en proceso de crecimiento y todavía no saben leer puedan
aprender ciertos valores por medio de historias sencillas que entretienen y llevan a
la reflexión. Las fábulas son textos con una finalidad didáctica, y por eso
desempeñan un rol importante dentro de la literatura infantil.
Las fábulas son textos literarios cortos de los que se desprende una enseñanza
moral o lección. Sus personajes suelen ser animales personificados, es decir que
realizan acciones propias de los humanos. Por ejemplo: La zorra y las uvas, El
escorpión y la rana (ambas de Esopo).
Las fábulas permiten analizar distintas virtudes y defectos de las personas de una
manera pedagógica, a fin de transmitir una moraleja, que puede aparecer de
manera explícita al final del texto o quedar implícita para que la deduzca
el receptor.
Por lo general, estos relatos se difunden de manera oral, para que los niños y
niñas que están en proceso de crecimiento y todavía no saben leer puedan
aprender ciertos valores por medio de historias sencillas que entretienen y llevan a
la reflexión. Las fábulas son textos con una finalidad didáctica, y por eso
desempeñan un rol importante dentro de la literatura infantil.
Partes de la fábula
Las fábulas se componen de cuatro partes:
Una zorra que dormía bajo una vid se despertó hambrienta y, enseguida, vio un
racimo de uvas muy tentador sobre su cabeza. Quiso alcanzarlo, pero fue en
vano: su pequeña estatura no se lo permitió. Trató de treparse al árbol, dio saltos,
estiró sus patitas, hasta que se dio por vencida.
Mientras se alejaba del árbol, resignada, vio que un pequeño pajarito había estado
observándola y se sintió avergonzada. Rápidamente se acercó al ave y, enojada,
le dijo: “Cuando salté, me di cuenta de que las uvas no estaban maduras. Mi
paladar es muy exquisito. Si no, me las hubiera comido”. Y, dándole la espalda al
pajarito, que no alcanzó ni siquiera a responderle, la zorra se alejó.
2. La liebre y la tortuga
Con arrogancia y soberbia, una liebre se burlaba constantemente de una tortuga
por su lentitud. Un día, harta de las agresiones, la tortuga le propuso correr una
carrera para ver cuál de las dos era más veloz. La liebre, entre risas, aceptó la
propuesta.
Relajada y orgullosa por su desempeño, la liebre decidió tomar una siesta cuando
le faltaba poco para llegar a la meta, pero ya daba por descontado que sería la
ganadora. El problema fue que se quedó dormida. Cuando se despertó, exaltada,
vio a lo lejos que la tortuga estaba a dos pasitos de la línea de llegada. Corrió con
todas sus fuerzas, pero cuando alcanzó la meta ya era tarde. La tortuga había
ganado y era aplaudida y ovacionada por todo el público.
Moraleja: La vanidad y el exceso de confianza nos pueden jugar una mala pasada.
Nunca te burles de los demás por no tener tus mismas habilidades, porque
seguramente tienen otras igual de valiosas. La perseverancia y la constancia
rinden sus frutos.
3. El escorpión y la rana
Una rana descansaba a la orilla del río hasta que la aparición de un escorpión la
puso en alerta. Apenas el arácnido le dijo las primeras palabras, la rana se
tranquilizó:
—Ranita, ¿serías tan amable de montarme en tu lomo para que pueda atravesar
el río? Prometo que no te picaré. Si lo hago, ambos nos ahogaríamos —le dijo el
escorpión.
Una pareja de granjeros compró la gallina más gorda y rebosante del mercado. A
la mañana siguiente, cuando fueron a buscar los huevos al gallinero, se toparon
con que la flamante gallina había puesto ¡un huevo de oro! Este extraño suceso se
repitió cada día.
Moraleja: La codicia nunca es buena consejera: nos puede llevar a perder lo que
tenemos y a convertir la fortuna en pasajera.
5. El león y el ratón
Caía el sol y el león solo tenía planificado descansar. Había sido una ardua
jornada de caza, por lo que decidió recostarse debajo de un árbol a dormir una
pequeña siesta. De repente, sintió algo en su cara. Abrió los ojos y se dio cuenta
de que un pequeño ratón subía por su nariz.
Apenas unos días más tarde, el león quedó atrapado en la red de un cazador.
Desesperado, comenzó a pedir ayuda a los gritos. El ratón, que se encontraba por
allí, reconoció su voz y salió corriendo a asistirlo. Con sus filosas paletas, rompió
la red que lo envolvía y lo liberó.
6. Pedro y el lobo
Pedro era un niño pastor al que siempre le gustaba engañar a sus vecinos
haciéndoles creer que venía el lobo. Cada dos por tres, se escuchaba en toda la
zona:
Frente a este pedido desesperado, y la terrible amenaza del lobo, los campesinos
de la zona acudían a toda velocidad a ayudar a Pedro, pero cuando llegaban se
encontraban con el niño tirado en el pasto muerto de risa, y sin noticias de ningún
lobo.
Un día, Pedro descansaba debajo de un árbol y sintió que algo se movía por
detrás. Cuando quiso darse cuenta, un gran lobo estaba atacando a sus ovejas.
Comenzó a pedir auxilio de todas las maneras posibles, intentando aclarar que
esa vez sí era en serio, pero como mentía tan a menudo nadie le creyó ni acudió
en su ayuda. Así fue como el lobo acabó por comerse todas las ovejas de Pedro.
7. La cigarra y la hormiga
–¡Ey, hormiga! ¿Por qué no descansas un rato? Mira que lindo está el día, ¡¿lo
vas a desperdiciar trabajando?!
–Mientras tú disfrutas del día, yo estoy juntando provisiones para cuando llegue el
invierno. Sé por experiencia que puede ser muy duro. ¡Deberías estar haciendo lo
mismo! –respondió la hormiga, mientras se alejaba cargada de hojas.
8. El caballo y el asno
–¡Oye, caballo! Ya no resisto más este peso, necesito que me ayudes. Por favor,
toma la mitad de mi carga y llévala por mí, ya no tengo fuerzas.
9. El león y el mosquito
Estaba muy tranquilo el león, a punto de dormir una siesta, cuando de repente
comenzó a sentir que un mosquito le zumbaba insistentemente cerca de su oreja.
Quiso espantarlo, pero se dio cuenta de que el mosquito intentaba decirle algo. Se
acercó y oyó:
–¡Eh, león! Dicen que tú eres el rey de la selva. ¿Es así? Yo no lo creo. Apuesto a
que puedo vencerte.
El león, muy sorprendido, esbozó una sonrisa, porque pensó que el mosquito le
estaba haciendo una broma. En eso empezó a sentir que el insecto le daba un
picotazo tras otro, a tal velocidad que no logró siquiera defenderse. El cuerpo
comenzó a picarle tanto, que acabó arañándose todo de la desesperación por
rascarse, de pies a cabeza. El mosquito, muy satisfecho, le dijo entre risas:
–¿Has visto? Te dije que podía vencerte. ¡Un animal insignificante como yo ha
podido vencer al que se hacía llamar “rey de la selva”! ¡Qué dirán los otros
animales cuando lo sepan!
El mosquito estaba muy compenetrado alardeando de su triunfo mientras el león
intentaba reponerse, cuando de repente tropezó con una tela araña. Luego se hizo
un silencio, y el mosquito, sabiendo que había sido capturado, se lamentó:
Moraleja: No debemos ser arrogantes cuando algo nos sale bien o cuando
ganamos, porque ninguna victoria es eterna y eso se volverá en contra nuestro.
A las pocas semanas, el murciélago volvió a caer al suelo y esta vez fue capturado
por una comadreja que odiaba a los roedores, y cuando le suplicó por su vida,
esta respondió:
Es así porque nos hablan sobre la cosmovisión, los valores, los ideales,
los miedos, los intereses y las transformaciones generacionales de
quienes han integrado una cultura en particular. Por lo mismo constituyen
un recurso pedagógico e historiográfico importante; normalmente, son
historias con moraleja, o que hablan sobre conceptos universales,
explicándolos en términos sencillos y haciendo que estos queden
encarnados en personajes.
Por otro lado, tanto las leyendas como los mitos son relatos distintos a
las fábulas. Se diferencian en que las fábulas tienen como protagonista
animales que hablan y que a través de sus aventuras nos dejan una
enseñanza.
3. Robin Hood
También conocido como el “príncipe de los ladrones”, Robin Hood es de
los personajes ingleses más conocidos en las leyendas de la cultura
occidental. Su historia se ha inspirado en distintos personajes, aunque
uno de los más mencionados es Ghino di Tacco, héroe italiano de siglo
XIII. Los registros escritos sobre Robin Hood se han ubicado desde
el siglo XIII, aunque ganó popularidad a partir del siglo XV.
4. La Llorona
La Llorona es una leyenda de origen latinoamericano, especialmente
popular en México. La versión más difundida cuenta la historia de una
mujer que había sufrido el rechazo de su marido, y ella, en señal de
despecho, asesinó a sus hijos. La culpa la hace regresar por las
madrugadas en la forma de un fantasma que grita “¡Ay mis hijos!”.
5. Tanabata
En esta leyenda japonesa, Orihime (que significa princesa que teje) era
hija de de Tentei, el señor del Cielo. A este último le encantaba la ropa
que Orihime tejía; pero ella, en cambio, se encontraba desanimada
porque gracias a su duro trabajo, no había tenido la oportunidad de
enamorarse. Tentei, preocupado, le presenta a Hikoboshi, de quien se
enamoró perdidamente. Al casarse, ambos dejaron de cumplir con los
mandatos de Tentei, con lo cual el señor del Cielo termina por
separarlos.
6. Krampus
Personaje popular en el este de Europa, que ha sido descrito como mitad
cabra, mitad demonio: tiene un par de cuernos gigantes, patas muy
grandes y un cuerpo peludo. Cada navidad, Krampus viene a sancionar a
los niños que se han portado mal; en contraste con San Nicolás, Santa
Claus o Papa Noel, que viene a premiar a quienes han sido muy
educados. Se trata de un persona cuyo origen está vinculado a la cultura
religiosa anterior al cristianismo.
7. El hombre lobo
El hombre lobo es probablemente una de las leyendas que más ha
inspirado cuentos y películas en Europa. Cuentan que a finales del siglo
XIX, un hombre con licantropía asesinó a 17 personas. La explicación
que él mismo dio es que por las noches, se transformaba inevitablemente
en un lobo cuya necesidad insaciable era asesinar. En otra versión, de
origen guaraní, existe un humano de aspecto desgarbado y olor
desagradable que se transforma en lobo durante las noches de luna
llena, y se dedica a atacar granjas y buscar carroña.
8. Popocatepetl e Iztaccihuatl
Cuenta la leyenda que en el imperio Azteca había un importante guerrero
llamado Popocatépetl, que amaba a la hija de uno de los jefes:
Iztaccihuatl. Antes de irse a una guerra, Popocatépetl se despide de
Iztaccihuatl prometiéndole que volvería por ella. Desgraciadamente, otro
de los soldados que también estaba enamorado de ella, difundió la
falsa noticia de que Popocatépetl había muerto en combate.
9. El holandés errante
Una leyenda que se remonta al siglo XVII, donde un capitán holandés
llamado Hendrik Van Der Decken hacía un viaje en barco con rumbo a la
India. En eso, una fuerte tormenta azota su barco, a lo que el capitán se
resistió con fuerza y determinación. Esto desafió la autoridad de Dios,
quien condenó al capitán a vagar, junto con su barco, sin rumbo por
todo el océano. Desde entonces, cuenta la leyenda que el fantasma del
holandés errante se aparece a media noche junto con otras almas en
pena. Su aparición es además sinónimo del mal augurio para los
capitanes que lo avistan.
13. El chupacabras
La característica principal de la historia del chupacabras es que los
eventos en los que se basa son tan recientes que sabemos que, en este
caso, parte de la historia ocurrió de verdad e incluso tuvo implicaciones
sociales y políticas. A diferencia de otras leyendas, parte de lo narrado
no fue transformándose solo a través del boca-oreja, sino que pasó por
los medios de comunicación de masas.
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Por otro lado, otro de los hechos más inquietantes es que en la isla
prácticamente no hay depredadores naturales (además del ser humano)
capaces de matar tal cantidad de cabras, ya que al estar lejos del
continente, los únicos carnívoros relativamente grandes han sido
introducidos por los colonizadores (y ninguno excede el tamaño de un
perro). Y las cabras no parecían dañadas más allá de los tres orificios,
por lo que aparentemente no se había producido una lucha. Sin
embargo, estos granjeros no llegaron a avisar a las autoridades y los
animales no fueron examinados por profesionales: lo ocurrido pasó a los
medios de comunicación más tarde, cuando ocurrieron casos similares.
Al día siguiente, la pastora se dirigió al mismo lugar con las flores... pero
allí se encontró el cuerpo sin vida del anciano, totalmente disecado y
crucificado en la cruz que había visto un día antes.
17. El Olentzero
Cuenta la leyenda que en los montes y bosques de Euskal Herría
habitaba un hada de pelo rubio y muy largo que vivía plácidamente con
sus duendecillos. Un día encontraron un bebé recién nacido junto a
un riachuelo y decidieron llamarle Olentzero.
El hada le dió al bebé los regalos del coraje y el amor para toda su vida
posterior y acto seguido llevó al bebé a casa de un matrimonio sin hijos
que vivía en las montañas y que se hizo cargo del niño durante años.
Durante ese tiempo, Olentzero aprendió el oficio de su padre, cortador de
leña, y al cabo de unos años sus padres fallecieron, quedando él solo en
la casa de las montañas y cortando leña de sol a sol.
Los años pasaron y al llegar uno de los inviernos más fríos de la historia,
los habitantes de los pueblos se quedaron encerrados en sus casas por
el temporal y sin carbón con el que encender un fuego.
Como Olentzero tenía leña de sobra, entregó un saco en cada una de las
puertas; de esta forma cada habitante de los pueblos de la montaña pudo
guarecerse del frío encendiendo una fuego en sus chimeneas.
Tras interrogar durante varias horas a Loki, éste le contó que podría
haber sido obra de los gigantes, y que fuera cuanto antes a visitarlos,
para averiguar de una vez por todas quién era el responsable del robo.
Con la llegada de los años 90, sin embargo, surgió una España que tuvo
como meta modernizarse a una gran velocidad, y por ello, un edificio tan
grande y céntrico estaba destinado a desaparecer como lugar de
atención a pacientes; así apareció el Museo Reina Sofía, que pasó dar
un nuevo uso a las instalaciones del viejo hospital. Un uso más
glamuroso y conectado con la vida cultural europea.
Sin embargo, parece que la España del pasado, rural y no ajena a la
muerte y a la precariedad, dejó una marca en ese pequeño espacio de
Madrid, como si entre las paredes del museo se abriese una ventana al
pasado. Aparentemente, esa conexión entre presente y pasado adoptó
una forma sobrenatural, pues no tardaron en surgir avistamientos de
fantasmas durante las noches en el Reina Sofía. Se dice que imágenes
perturbadoras y sonidos espeluznantes tienen lugar entre las galerías y
las habituaciones vacías de este famoso museo cuando la luz del sol
deja de ser un refugio para los vivos, y entre todas estas entidades,
destaca la figura de un hombre anciano y con una barba larguísima, que
actúa como si fuese incapaz de reconocer la presencia de los humanos
de carne y hueso que habitan el Madrid actual. Un recordatorio de que el
presente necesita del pasado para existir, pero no ocurre lo mismo
al revés.
Aunque hoy en día es muy fácil tanto leer como escribir y acceder a
textos en Internet, algo tan sencillo como narrar en voz alta una leyenda
sigue siendo una experiencia capaz de atrapar a la audiencia en un
mundo imaginario fascinante; en muchos aspectos, esta tradición aún
conserva su fuerza ancestral.