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La decisión que tomó el máximo juzgado de destituir a la directiva de la Cruz Roja Venezolana,

reemplazarla por el empresario Ricardo Cusanno, y ordenar, además, su reestructuración, en la


sentencia Nº 1.057 del 4 de agosto, en la cual admitió la solicitud que 48 horas antes le hiciera el
fiscal general Tarek William Saab, a través de una demanda de protección de intereses colectivos y
difusos con medida cautelar innominada y subsidiariamente un amparo cautelar, para que
interviniera temporalmente la organización caritativa fundada en 1895 y así facilitara las
investigaciones que adelanta por presuntos malos tratos en contra de los voluntarios y
trabajadores y por manejos irregulares de recursos que lleva contra quienes hasta ahora la han
encabezado.

La Sala consideró que la remoción de la directiva era una medida indispensable para lograr dos
objetivos: a) asegurar una dinámica interna que favorezca la búsqueda de la verdad y evitar
eventuales actos que puedan alterar, desaparecer, deteriorar o destruir posibles evidenciasy b)
promover un proceso de revisión interna, democrático y libre, que le permita a la institución
evocar su camino para el cumplimiento de sus supremos intereses a favor y bajo la primacía de los
derechos humanos.

La intervención judicial es el último golpe al maltrecho derecho a la asociación en Venezuela y


comprueba que las autoridades venezolanas no han cesado en sus intenciones de controlar a la
sociedad civil organizada. No se puede olvidar que días antes de este fallo, la Sala Electoral dejó sin
efecto las elecciones de Fedecámaras en Bolívar y suspendió las elecciones de la Asociación de
Ganaderos del estado Táchira.

Ahora bien, la imposición de una directiva va en contra de principios fundamentales del


movimiento de la Cruz Roja: como es el de neutralidad, que establece que: con el fin de conservar
la confianza de todos, el movimiento se abstiene de tomar parte en las hostilidades y, en todo
tiempo, en las controversias de orden político, racial, religioso e ideológico, y el de independencia,
el cual señala que: el movimiento es independiente. Auxiliares de los poderes públicos en sus
actividades humanitarias y sometidas a las leyes que rigen los países respectivos, las sociedades
nacionales deben, sin embargo, conservar una autonomía que les permita actuar siempre de
acuerdo con los principios del movimiento.

De este modo, lo más grave es que la Sala Constitucional, es que ordenó la reestructuración de la
organización, algo muy peligroso para la libertad asociación, pues si en una organización hay
problemas, deben ser sus miembros los que decidan cómo deben solucionarlo. Recordemos que la
Cruz Roja venezolana está constituida como una asociación civil y, por tanto, sus asociados deben
ser quienes tomen las decisiones que impidan, si fuere el caso, la comisión de irregularidades, y no
mediante imposiciones una junta impuesta desde el Estado venezolano.

El que se tomen presuntas irregularidades en una asociación ya no para cambiar a sus dirigentes,
sino para modificar a la propia organización es la negación del derecho humano a la libertad de
asociación, pues deja de lado a quienes la constituyeron y se impone la voluntad de un Estado que
persigue y reprime a las organizaciones de la sociedad civil.

De este modo, no solo se cambian autoridades, sino que se transforma a la asociación intervenida
en algo distinto a los que sus miembros habían decidido, lo que hace que este caso coincide con lo
que ocurrió con la Cruz Roja de Nicaragua, donde se impuso una nueva estructura, solo que con
formas diferentes.

Todo inició el pasado 19 de julio, cuando el diputado Diosdado Cabello en su programa semanal
aseguró:

“Hay un señor que tiene más de 40 años en el mismo cargo y no hay forma ni manera de que haya
elecciones [en la Cruz Roja] (…) Se llama Mario Villarroel, sin elecciones ni ningún tipo de
renovación y nos llaman dictadores a nosotros. (…) Conspira desde allí, ha llegado a controlar
magistrados [del TSJ] y quiere dejar ahora a su hijo, porque la cosa es hereditaria”.

Sin embargo, el despacho dirigido por Saab, en lugar de investigar dichos señalamientos y de
buscar procesar penalmente a los presuntos responsables, decidió llevar ocho de esas denuncias a
la Sala Constitucional para sustentar su petición de intervención de la institución humanitaria.

Lo que ocurra en los próximos meses en la Cruz Roja puede servir de guion para aplicárselo a otras
organizaciones gremiales, profesionales, sociales, deportivas y de derechos humanos o
humanitarias, con lo que se anularía la libertad de asociación en Venezuela.

No se puede olvidar que esta sentencia de la Sala Constitucional se produjo justo cuando se han
recrudecido los ataques al espacio cívico. La semana pasada un tribunal condenó a seis dirigentes
sindicales, las autoridades, entre las que destacan el fiscal general, han embestido contra las ONG
que han criticado este fallo, y desde el Parlamento se debaten leyes que podrían limitar, cuando
no anular directamente, a cualquier agrupación no alineada con el Gobierno.

Por último, no se puede olvidar que miles de personas dependen de los servicios médico-
asistenciales que la Cruz Roja brinda. En 2022, 440.000 mil personas fueron atendidas de acuerdo
con la organización. Hoy seguramente ven con angustia lo que está ocurriendo.

PRESPECTIVAS CRITICAS DE LAS NACIONES UNIDAS


Las naciones Unidas, cuenta actualmente con 193 países miembros.

Entre sus objetivos centrales de la Organización son principalmente mantener la paz y la


seguridad internacional, centralizar y armonizar los esfuerzos de las naciones para alcanzar sus
intereses comunes y fomentar las relaciones pacíficas entre los Estados.

El 28 de febrero, el fiscal de la Corte Penal Internacional abrió una investigación por crímenes de
guerra y crímenes contra la humanidad.

El 16 de marzo, el Tribunal Internacional de Justicia ordenó a Rusia que suspendiera


inmediatamente sus operaciones militares en Ucrania.

El 12 de mayo, el Consejo de Derechos Humanos aprobó una resolución en una sesión especial
sobre Ucrania en la que pedía que se investigaran las atrocidades de las que se acusa a las tropas
de ocupación rusas.

El 28 de junio, Rosemary DiCarlo, Jefa de Asuntos Políticos y Consolidación de la Paz de las


Naciones Unidas, declaró ante el Consejo de Seguridad que el «horrible conflicto» en Ucrania no
muestra signos de remitir. Señaló que desde su última actualización, el 5 de abril, «innumerables
civiles ucranianos» han muerto en ataques indiscriminados, ciudades y pueblos han sido arrasados
y gran parte de la tierra cultivable del país ha quedado «horriblemente desfigurada por los
bombardeos».

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