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Nota de Prensa.

El espacio cívico en Venezuela se encuentra en un grave peligro de cierre, como centro de la


política estatal, de intimidación y represalia sistemática, contra las OSC para dejar a la población
completamente indefensa ante la grave crisis de derechos humanos, en una emergencia
humanitaria compleja de gran escala y profundidad, y múltiples privaciones de derechos.

La política contra las OSC descansa en numerosas sentencias, leyes y normativas dictadas a lo largo
de 20 años por los poderes ejecutivo, judicial y legislativo1 con el fin de anular las capacidades de
las organizaciones de la sociedad civil para actuar ante organismos gubernamentales y participar
en procesos de decisión pública, incluyendo cortar todo tipo de apoyo y financiamiento público a
estas organizaciones; y convertir en motivo de vigilancia, hostigamiento e investigación judicial
sus labores, para apoyar o prestar servicios a comunidades y poblaciones vulnerables, defender a
víctimas de abusos, discriminación y privación de derechos, y acudir a órganos de protección
internacional, al calificarse a priori como “amenazas internas” a la seguridad y soberanía, por su
legítimo desempeño autónomo e independiente.

“Ley de fiscalización, regularización, actuación y financiamiento de las ONG y afines”

En esta línea se inscribe el proyecto de “Ley de fiscalización, regularización, actuación y


financiamiento de las ONG y afines”, hace pocos días anunciado e introducido a la Asamblea
Nacional por el diputado y vicepresidente del partido de gobierno, Diosdado Cabello, y aprobado
aceleradamente en primera discusión, por la mayoría oficialista. Con base en su presentación ante
la AN y un texto no oficial circulado, la ley citada, de forma manifiesta, es un instrumento más grave
de violaciones a los estándares de la libertad de asociación, porque además de incluir las violaciones
en las que incurrían sentencias y leyes vigentes anteriores, declara inexistentes a todas las OSC hasta
no cumplir con los requisitos establecidos en la ley, en el lapso de un año, a partir de la creación de
un sistema uniforme y obligatorio de registro de ONG, a cargo del Ejecutivo.

Entre las violaciones más severas, se encuentran:


a) Deja en un limbo jurídico y administrativo a todas las organizaciones y hace inviable su
regularización por requisitos que dependen de la discrecionalidad del Estado y que están
siendo restringidos;
b) Somete a las ONG al control absoluto del Estado, en asuntos concernientes a la libertad y
autonomía para definir sus fines, formas de gobierno, acceso a medios de trabajo y
funcionamiento, actos que serán autorizados por el Ejecutivo por resolución;
c) Crea un régimen discriminatorio y segregativo de obligaciones y sanciones para las ONG,
con fines persecutorios;
d) Establece la presunción y sanción de ilícitos relacionados con supuestos “fines políticos”, no
declaración de fondos y su origen o el incumplimiento de registro de información
obligatoria, incluyendo el registro para la defensa integral;
e) Es también claramente un instrumento de represalia, al decir en su presentación que “todas
las ONG tienen carácter político” y mencionar una lista de 62 ONG que estarían de
antemano perseguidas al aprobarse esta Ley.

Los diputados Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez fueron muy claros, el fin de la ley es controlar la
actividad, la acción política, va contra las Organizaciones de derechos humanos y humanitarias que
ayudan, que acompañan víctimas, a sectores más vulnerables y que han construido una legitimidad
denunciando las violaciones de derechos humanos. Pero eso es sólo la punta del Iceberg.

No son sólo las ONG, debajo está el país en su conjunto, chavistas, opositores, no alineados, el sector
obrero, gremial, campesino, artístico, cultural, de investigación, religioso, las mujeres, grupos
indígenas, personas LGBTIQ+, en resumen, el espacio cívico venezolano en su totalidad, es el control
absoluto de las voces de un país. Esta ley podría constituir uno de los mayores retrocesos en las
libertades democráticas, y sobre todo de la independencia de actuación de la sociedad civil, toda la
acción social quedará sujeta a aplicación de una normativa punitiva y persecutoria, a la
discrecionalidad del estado y su visión de que toda disidencia es enemiga.

Reunión con el ACNUDH. Volker Türk.

En la reunión sostenida ayer con el ACNUDH, Volker Türk, tuvimos la oportunidad en nombre de
noventa organizaciones de hacer una serie de puntualizaciones.

Expresamos nuestro interés porque el Memorándum de entendimiento con el Estado sea de acceso
público, conforme al principio de la transparencia.

Exigimos que el mandato integral del ACNUDH se cumpla en nuestro país, y que el componente de
protección a los derechos humanos tenga el mismo nivel de importancia que el de asistencia técnica
con las autoridades.

Demandamos que en los informes sobre Venezuela la información oficial no sea citada literalmente
como cierta, sino que sea debidamente contrastada con otras fuentes.

Solicitamos la creación de un mecanismo de seguimiento participativo y transparente acerca del


cumplimiento o no de las recomendaciones hechas por ACNUDH al Estado venezolano, y que
además sean incluidas tanto en las actualizaciones orales como en los informes sobre Venezuela.
Indicamos la necesidad de activar la visita de los relatores y procedimientos especiales de Naciones
Unidas, sin limitarse a los que el Estado venezolano decida invitar.

Como asunto fundamental, solicitamos el apoyo explícito del ACNUDH a los mecanismos regionales
de protección de derechos humanos y de Naciones Unidas, como la Misión Internacional
Independiente de Determinación de Hechos, e incluso a la Corte Penal Internacional.

Ante la inminencia de próximos procesos electorales en Venezuela, el presidencial en 2024 y el


parlamentario en 2025, instamos a que el ACNUDH se pronuncie sobre las condiciones en las cuales
se realizarán las venideras elecciones.

1 Hacia amplios sectores o la totalidad de las OSC, entre 2010-2017, destacan: la Ley
para la Defensa de la Soberanía Política y Autodeterminación Nacional, la Ley Contra
la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, la Ley de Alistamiento y
Registro para la Defensa Integral de la Nación y la Ley contra el Odio, por la
Convivencia Pacífica y la Tolerancia.

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