Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Red, Plexus
62
~
istema nervioso, tanto en teoría como en la
d r e1 S.
e, . ca es no concebi.rlo como una complicada suma
1 ,
Prac 1Uronas . d' 'd
in ivi ua1es, puesto que, por el contra-
de. ne . . a d
e'l mismo reaccion e manera coheren te como
flÜ \odo. A esto le 11
ama una red, y a la neurona le
u:rna punto nodal. Por esta razón he llamado red al
. terna total de persona s que pueden ser clasificadas
sis . .
conjuntamente en sus reacciones, y 1os individu os que
la componen corresp onden a los puntos nodales.
Es adecuado entonces que esta red, en su parte más
íntima, reciba el nombre de plexus. Esta perspectiva
conduce a una nueva orientac ión en psicopatología y
en psicoterapia. Esto pertenec e a la teoría del grupo-
análisis y no la tratarem os aquí.
Las consecuencias prácticas, sin embargo, son con-
siderables y ellas ocupará n nuestra atención. Mediante
el estudio sistemático de esas riedes podría demostr ar
clínicame:p.te, en pacientes casi sin seleccionar que
acudieron a tratarse , que cada uno de ellos indivi-
dualmente estuvo rodeado de un tal plexus o formó
parte de tal otro complexus. En la práctica -y éste
es el punto metodológicamente más import ante- no
asciende a más de un puñado de personas, siempre
que sólo se coloque dentro del área de tratamie nto a
quienes tienen una significación directa para los con-
flictos del paciente y su posible solución, o a quienes
obstruyen el camino de tal solución.
66
una manera flexible. Puede
. haber ciertos 1·nd·lVl·duos
--al margen, ,por así decirlo-
. cuya atenci'o'n , s1· b.1en
...,,,portante, solo sea necesaria una O dos vece
1.i-.1~
La intens1 a
ºd d d s.
. , . ·e este tratamiento es asomb ,
d d rosa
donde tiene ex1to o on e puede tenerlo. Esto tiene
q ue ver en , parte
. con el hecho. de que las perso nas
están tan 1nt1mamente re1ac1onadas que trabaJ·an m
. d 1 , uy
intensamente a partir e os estimulas que reciben
que la sesión actúa pr~dominantemente como un cI.
talizador de los ca1;1~1os que se producen. A pesar
de tener algunos exitos con este tratamiento, me
pareció claro q~e en mu~hos casos puede fracasar, y
que era necesario recurrir a otros modos de enfren-
tar el problema, como por ejemplo, el tratamiento
individual grupoanalítico.
Con todo, no exageramos cuando hablamos del
valor psicodiagnóstico de estos encuentros; no sólo
son fascinantes desde el punto de vista teórico, sino
que también tienen una enorme importancia desde el
punto de vista de método práctico. En la práctica,
en circunstancias favorables, se pueden obtener solu-
ciones y considerables progresos con relativamente
pocas sesiones. El manejo de la transferencia es muy
distinto del propio de la situación individual, aünque
no esencialmente diferente de nuestros grupos grupo-
-analíticos; en verdad, es más fácil en tanto tenemos
que tratar con un organisn10 coherente; el interés recí-
proco, la interdependencia mutua, son un factor natu-
ral poderoso, mientras que, por el contrario, en la
situación grupoanalítica típica se da justame?te el
caso inverso. Obviamente, el terapeuta debena ser
imparcial, tratar de ver, y de hacer que los ~iembros
de tal grupo vean las motivaciones y. el caract~r r:iu-
tuo de muchas reacciones. Ha de evitar constituirse
en árbitro o juez y em1t1r · · Ju1c10s
· · · d·e valor. o dar
orientaciones o consejo al igual que en cualquier otro
tipo de psicoterapia. . ue
Otro mérito práctico de tal enfoque reside en q
67
se evita el tratar al «paciente erróneo» -o a nadie
en absoluto- cuando el grupo-red total, el plexus,
necesita sanean1iento. Bastante a menudo resulta muy
claro que -y por qué- personas muy íntimamente
interconectadas no pueden ser francas entre sí y tie-
nen secretos en sus vidas que no desean desvelar en
absoluto.
el lenguaje de la
'd .
teoría del obJ· eto interno, que tiene
1· ,
. l
Su va lI ez propia, pero imitad'll u.,
lae f ami•i·ia or· . .·
ha sido internalizada y traída a la
. . · I
vital, y en _p~ arttcu ar,
.
a la
. · · nueva s1tuación
s1tuac1·o'n
_igina_na
.
t rans f erenc1al
jj
• ·
durante e l t1atan11ento analítico. j
1
Para indicar a qué_ ine refiero cuando hablo de
tales procesos,. por que los veo interactuando de un
rnodo. transpersonal,d permítaseme un e·Jemp 1o muy·
senc1!!º· Una ma re p~ede, digan1os, reaccionar ante
su h1JO tal . como hubiera querido que su madre la
tratara a ella, o, en oposición a todas sus ideas cons-•
cíe~tes, exacta~ent~ de la misma manera en que,
se~.n su expenenc1a, la trataron efectivamente su
n1adre y su p~dre, attnque a la vez esté en pleP..a rebe-
lión contra eso. El niño, a su vez, puede reaccionar
a este trato de una manera directa, o bien manifestar
formaciones reactivas, rebelarse contra eso, d.esarro;;.
llar rasgos contrarios, desarrollar un fuerte conflicto
de ambivalencia, o bien puede tomar distancia y ais•
]ar.se. Acerca de todos estos procesos estamos bien
informados por el estudio psicoanalítico íntimo. El
psicoanalista considera estas reacciones complejas tal
como aparecen en cada individuo por sí mismo. En-
cuentra, pues, rnecanismos como la identificación, la
introyección, la proyección, la identificación proyecti-
va. Desde un punto de vista grupoanalítico, se trata
de interacciones que sólo se pueden comprender si
se las considera como tales. '
Veamos otro ejemplo. Un padre, tal vez un hom-
bre muy bien adaptado, tiene una modalidad muy
reservada. acerca de su vida interior, de tal modo que
resulta imposible acercársele más allá de un cierto
límite. El efecto sobre su mujer o sus hijos produce
reacciones perturbadoras. Resulta que ellos, a su vez,
no pueden mostrar sentimientos respecto de SU pa-
dre. 0 bien tienen que contrariarlo constantemente,
rebelarse contra él. ~l, a su vez, puede es!ar muy
insatisfecho, por ejemplo, con el comportamiento, la
69
◄
éx ito o cu al qu ie r ot ra cosa de su hi ·0
fa lta de r in conscient1me;t con
es de ño so , co nt rib ui
s~ tr at o _d d de l hi jo. Tal vez tecn~Y
a la in ca pa ci da
si n ad ve rti rlo . esté con-·
d e h_ech o buenos motivos pa~a ac tu ar asíloyún ico
o de su s bu en as in te nc io nes, pe ro
vencid co ns id er a una faltaq~c
ci on ar a lo qu e él
uno tiene oport ~
ha ce es re ac
es te m is m o pa dr e -s i
su hi jo . Pe ro
d de es tu di ar su ps ic op at ol og ía in di vi du al - pu~-
ni da nc ia del am or y la com-
r ca re ci do en su in fa
de ha be pa dr e y de su madre
e ne ce si ta ba de su
pr en si ón qu ta l m od o que todo sen~
r si do cr ia do de
o pu ed e ha be oción fu er an inhibidos.
nt o o ex pr es ió n de em
tim ie ra ción, en un a cadena
ge ne ra ci ón en ge ne
Y as í de lo s, du ra nt e un tiempo
tra vé s de lo s sig
co nt in ua a se
e no co no ce 1ü ni te s. Debería ta m bi én entender
qu de pe rs on a a persona,
se tr at a de re ac ci on es
qu e no jo , de m ad re a hija, etc.,
hi jo , de m ad re a hi
de pa dr e a as en el suceder global
n si em pr e in se rt
si no qu e es tá
fa m ili a. En es te se nt id o, no ha y dos niños que
de la ni tiene nadie los mis-
s m is m os pa dr es ,
teng['.n lo és to s. Tener un her-
qu e cu al qu ie ra de
m os .1 er m an os
es al go m uy di st in to de se r un he rm an o para
m an o
í su ce si va m en te .
es e m is m o he rm an o, y as ie nt em en te lo que en-
es to ac la re su fic
Es pe ro qu e
r re d cr on ol óg ic a, ve rti ca l o longitudinal.
tie nd o po r es to posteriormente,
os ob lig ad os a ve
V am os a ve rn s ín tim as (complexus)
as ac tu al es y ·e n re de
en fa m ili qu e el individuo trae
en ci al , co m o al go
co m o tr an sfer
o co m o re su lta do de su na tu ra le za y de su
co ns ig
co ns te la ci ón pr im ar ia . át ic os de tales experien-
D ar é do s ej em pl os es qu em
pr et en do , en be ne fic io de la sencillez,
cias. Con ello di ag nó st ic o, y sólo en
e a la s en tr ev is ta s de
lim ita rm is ta ún ic a pa ra una
ri rm e a un a en tr ev
un ca so re fe
ca sa da . En co nj un to , pa sa ré po r al to el modo
pa re ja s hi jo s u ot ra s perso-
er on im pl ic ad os lo
en qu e se vi
m e re fe ri ré só lo a su s pu nt os n1ás destacados
nas, y
ra ilu st ra r el éx ito de un tr at am ie nt o.
pa
70
se tra ta ba de u ._ .
En el pr im er ca so
a qu e, de ac ue rd o co n su . _na nina esqu1zo-
fré nic u~ atra, después de
añ os y pr ol on ga da s in t~ siq
rnuchos es en hospita-
Jes mentales, es ta ba lis ta
pa ra r-?~cion
v1v1r end su ca sa con
sus pa d res. U na en tre vi sta
co n los
m at rf ª re_s puso de
rnanifiesto qu e se tra ta ba de un Imon10 con mu-
lo
chos pr ob le m as . Lo ún ico en e
ad er am en te un id os er a ~~ os P~dres esta-
b-an ve rd . ,., que ninguno de
1er a b a a l a ni na en ca sa po r c s1·der ar1a de-
ellos•· to on
d o m ol es ta . En re su m en resulto; 1 ro que
rnas1a h b' b . ' muy · ca l
·- mo un a es p
es ta n1na , a 1a a so rb id o co onJa os pro-
blemas m as. no talbl es y agudos de los pa d res, y que
f ac tu ab a como ca taJ.IZa • dor
su pr es en ci a en a am ili a
.,
pertu _r_ b ac 1o n. A pe sa r de un excelente ~ontacto
de
pe ra r ayuda alguna de
con la n1na, n? e:~ po sib le es pr op ue sta de tra ta r
el la ind 1v 1d ua lm en te. La
tra ta da a
un ta m en te a la fa m ili a to ta l pa ra ac la ra r estos
co nj
la excusa de agobian-
pr ob lem as , fu e re ch az ad a con
jet iv am en te no estaban
tes ra zo ne s fin an ci er as que ob
ju sti fic ad as .
tra ta m ie nt o parecie-
En ot ro ca so , el co nt ac to y el
un as sesiones, pero el
ron de sa rro lla rs e bi en du ra nt e necesitaba tra-
ste ní a fir m e1 ne nt e qu e él no
m ar id o so su cabeza cuáles
to , qu e te ní a m uy cla ro en
tamien
an su s pr ob le m as . De be ría decirse aq uí que estos
er
ar en te m en te sanos en
m iem br os , ps eu do m ie m br os ap
n se r las pe rso na s que
tal sit ua ci ón co nf lic tiv a, suele ro tam bi én las
am en te de bi er an ca m bi ar , pe
más ob vi
os pr ob ab ili da de s tie ne n de hacerlo. A menos
que m en
se co ns ig a, el tra ta m ie nt o es tá condenado al
que es to
ca so . ¿ Qu é de be un o ha ce r, po r ejemplo, si se da
fra
ca so en el qu e el m ar id o, cu an do se lo ve ap ar te ,
un
vi da ín tim a y su in te ré s po r. _,o tra
no s
uj
ex
er ,
pl
co
ica
n la
su
qu e de se ar ía co nt in ua : un a ~elacion °
m
al m ism o tiempo no
ha sta in te ns ifi ca rla , pe ro qu e ?ª-
io ?, ¿q ué hemos dend 0
quiere pe rtu rb ar su m at rim on
é he m os de ha ce r, ad er ná s, si este 1?ª
cer? · Qu •d b ªJ· º ni ng un a c1rcuns-
· e:
d. eJa cl ar am en te establec1 o qu e
71
1
tanda desearía hablar ante su mujer acerca de su
relación extramatr imonial?
Coincido por completo en este punto con el doctor
Hans Preuss, quien escribió sobre grupotera pia ma-
trimonial en Group Analysis Jnternational Panel and
Correspondence (GAIPAC), vol. IV/ 1 Y llegó al mis-
mo planteami ento.
Quisiera transcribi r algo más extensa:m ente mi pró-
ximo ejemplo, dejando una vez más de lado, sin em-
bargo, por discreción , una cantidad de factores ver-
daderame nte significati vos lo cual puede, naturalme n-
te, hacer parecer menos convincen te el ejemplo, pero
espero que el rnis1no ilustre algunos de los puntos
que estarnos analizando .
Pareja 1natri1nonial
Dr.: ¿ ... cuál es el problema entre ustedes?
A.: Pues ...
Dr.: Poden10s hablar con toda franqueza ...
A.: Sin duda usted sabe que yo he sido tra-
tado aquí con n1uy buen resultado ...
Dr.: Sí.
A.: Mi n1ujer ... pues ... cstcc ... ¿ puedo hablar
con toda libertad?
Dr.: Si, de verdad ...
A.: Se trata de cón10 111c afecta (;Sto. Puedo
estar 1nuy equivocad o ... cuando me trataron por
primera vez, cuando estaba .realmente enfenno,
mi mujer hizo todo lo posible para apoyarn1e .
Ella ... estuvo ... rcaln1ente fuera de serie ... pero
a 1nedida que fui mejorand o, a medida que fui
progresan do, ella se fue deprilnien do, se fue po-
niendo ansiosa, etc., y entonces buscó avuda de
alguien que era una 'analista ... a ITIÍ eso no me
72
gustab a ... y entre una cosa
clima que hizo la vida mu cf 0
f , ~ra s~ creó un
Y d'icil. ·/ finalmente,
hice una investi gación 1, mas bien forcé
a mi mujer a que me cii: Y pe como resulta do de
· · Jera· · ·
J o cua l m1 mu1er se vio en . .
Me dí cuenta de eso... senos aprieto s ...
Dr.: Sí. .. cuénte me •qu, h b
A.: El hecho de ' ~ · ~ sospe~ . a a usted?
• , 9u~. Jamas se h1c1era una re-
·
el p ro bl ema mayor
· 1 hiJ O· · · y
f erenc1 a a ·1·m1 ho a 1n
~
d e.d1a f ami 1a ·a sido . mi hiJ·o mayor ... en 1a me-
d1 a en· que m1 muJer estaba implic ada ... eso f ue
a1 comien zo... 1uego sucedi eron otras ..
queñec es, ya lo ve... cosas, pe-
Dr.: Que ,en el análisi s de ella no se hablar a
de ello ... ¿como lo sabe usted?
A.: Porqu e se lo pregun té a ella ...
,Dr.: ~a ... a propós ito, ¿puedo pregun tarle ...
cuanto t!empo duró ese tratarrliento, v con qué
frecue ncia ... ? ~
Sra. A.: ... Tres veces por sen1an a ... Comencé
en ... a princip jos de marzo del año pasado ...
Dr.: ¿El ano pasado ?
. ~ra. A.: Pues, sí. .. tres veces por seman a ... lo
de Je cuand o _la Dra. X se. march ó al extran jero.
Dr.: ¿Le iba a usted bien?
Sra. A.: Muy bien ...
Dr.: ¿Dema siado para su marido ? ¿A él no
~
le gustab a ....?
A.: No, bueno, creaba , lo digo en términ os
bien suaves ... gran dificul tad ... , mi 1nujer comen -
zó a alejars e ... Yo, por supues to, me doy cuenta
de que esto sucede a veces .. . pero era más de lo
razona ble... y por último ocurrió algo... Pedí
ponern1e en contac to con esta analist a ... al prin•
cipio ella me dijo que sí, que por cierto le gus-
taría verme , luego me tuvo espera ndo dos días .. .
y finalm ente me llamó unos cinco minuto s antes
de march arse de vacaci ones... y entonces dijo
que despué s de todo no podí~. .. Me temo ~ que
eso me fastidi ó... y lo que mas _me molesto de
todo esto fue que ... que se iba de ~~cacion~s,
unas dos seman as más o menos ... deJo comple-
73
tamente colgada a mi mujer, esto desde el punto
de vista de mi mujer, ni intentó siquiera llamar
a mi mujer y decirle: «No se preocupe usted
ahora por ,eso... se lo explicaré cuando regre-
se» ... y yo me dí cuenta ...
Dr.: Sé que usted entiende algo de estas co-
sas ... tiene usted insight ... de modo que ha de
perdonarme si soy demasiado franco ~on usted ...
no estamos aquí para hacernos cumplidos ... Com-
prendo por sus observaciones y es fácil darse
cuenta de que usted es enfermizamente compe-
titivo ... ¿no es cierto ... ? Y esto se pone de mani-
fiesto una y otra vez .. .
A.: Sí... oh, sí ...
Dr.: Bien, ¿no ve que es una situación trans-
ferencial también para usted? ¿No piensa que
son celos ... ? Usted no puede aguantarse ... le han
dicho que lo mejor que podría hacer es mante-
nerse apartado .. . es evidente que -usted no po-
dría tolerar esto, el que no lo mencionaran, el
que no mencionaran a su hijo... a propósito, le
advierto que usted ha dicho «mi» hijo, no «nues-
tro hijo» ...
A.: Entiendo ...
Dr.: Por supuesto, era demasiado para usted ...
¿ su mujer quería dejarlo ... ?
Sra. A.: En absoluto... de hecho mi marido
está completa1nente equivocado en esto. La doc-
tora X y yo hemos analizado muchas veces la
cuestión de mi hijo ... que es de gran importan-
cia... Siempre he tenido este problema con mi
hijo mayor... no tanto con el menor, sino el
mayor ...
Dr.: Sí ...
Sra. A.: También la cuestión de mi marido ...
Dr.: ¿ Se planteó esto? Aun cuando, por así
decirlo, no fuera asunto de su marido ... aunque
psicológicamente, claro que lo es, se da cuenta ... ?
Sra. A.: Sí.
Dr.: ... El trata111iento de cualquiera de los dos
saca a luz el conflicto más agudo para el otro ...
74
(a la Sra. A.) ·· .usted hablaba mucho acerca
de él. ..
Sra. A: Sí,. siempre venía de mí, nunca de ... ,
era tal c?mo ~1ene que ser ... Y o sacaba el tema .. .
Juego m1 ~~ndo se sen~ía mejor y yo me depri-
mía much1s1mo, por varios motivos ... bueno an-
gustiada... '
Dr.: ¿Po~ qué ... ? Usted se da cuenta que pa~
rece como s1 cuando uno de ustedes mejorara, el
otro empeorara... ¿no?
Sra. A: Pues... sí, lo diré en dos palabras,
debemos ser francos también acerca de esto ...
mi marido eligió. . . hicimos algunos amigos nos
reunían10s con algunas personas con las qu~ am-
bos simpatizábamos... mucho más jóvenes que
nosotros, y él comenzó a sentirse atraído por
esta chica en particular ... y tras apoyarse en cien
por ciento en mí mientras estuvo enfermo, se
recuperó de repente y prácticamente se pegó a
esta chica... lo que, naturalmente, me deprimió
más... esto me puso cada vez más ansiosa... y
llegué a estar en un estado terrible ...
Dr.: Porque ... digamos ... ¿tenía celos?
Sra. A.: Celos, sí. ..
Dr.: ¿Es usted cariñosa con su marido? ¿Di-
ría usted que ambos son recíprocamente cari-
ñosos?
Sra. A.: Seguro ... Yo siempre he sido ...
Dr.: ¿También ahora? Esto es importante para
un posible tratamiento.
Sra. A.: Nunca pensé en una ruptura de nues-
tro matrimonio ... nunca ... y mi única intención
cuando fui a ver a la Dra. X fue, y siguió siendo
siempre... Mejorar mi nivel de comprensión, de
modo de poder hacer algo por mi matrimonio,
porque a través de este análisis descubrí qu~
literalmente utilizaba o había utilizado el matri-
monio como una tapadera, y no sólo el matrim?-
nio, sino también los chicos... para encubrir
algo ..•. Todavía no he descubierto el que.••
Dr.: Sí... ~
Sra. A.: De todos modos, desde que comence
75
mi tratam iento con ella, fui con la idea de que
no podría guarda r las formas ante mi marido ...
Estaba de mal humor , deprim ida ... Yo era todas
las cosas que odio ... y allí comen zó todo ...
Dr.: Hum ...
Sra. A.: Pero, como descubrin10s en el curso
del análisi s, este proble ma resulta ba no tener
origen en el matrim onio ... de ser así se hubies e
resuelt o por sí mismo ...
Dr.: Sí ...
Sra. A.: Mi pasado ha sido más bien desgra-
ciado. . . Mi padre y mi madre se divorc iaron
cuando yo tenía cuatro años, no recuer do muy
bien a mi padre. .. lo encont ré en una ocasión
despué s del divorci d ...
Dr.: Hum .. .
Sra . .4.: .. .en consecuencia., me crié toda la
vida entre mujere s ...
Dr.: Sí. ..
Sra. A,: Y para mí las n1ujeres han sido siem-
pre un peligro ...
Dr.: Sí ...
Sra. A.: ... entonc es la Dra. X sintió que, sin
duda alguna , mi proble ma es un proble ma con
las mujere s .. ., pero mi marido se ríe de ello y
dice que mi proble ma no es con mujere s, sino
con hombr es ...
Dr.: Probab lement e lo sea con ho1nbres y 1nu-
Jeres ...
Sra. A.: Tal vez con unos y otras ...
Dr.: E:1 no quiere que se lo deje de lado ...
Ahora exager o un poco... /
A.: ... no tengo confian za en absoluto en la
doctor a X ...
Dr.: ¿ Cómo lo puede justific ar con una sola
palabr a? Es real.tnente difícil. ..
A.: Trato de explica r por qué estoy tan en con-
tra de ella ...
Sra, A.: Mi marido ha hablad o siempr e en
contra , se ha reído siem.pr e de ella, pero yo sé
que eso es un hecho ... que en cada uno de noso-
tros hay un aspecto rnascu lino y un aspecto fe-
76
menino ... y mi aspecto masculi no está enfermo ...
D r.: .S",,1. •• es una manera jungian a de plantear
Ja cuestlon ...
Sra. A._: Sí. .. Y. hasta cierto punto compren do
lo que qu1~i:e decir... Soy débil, no soy capaz de
tomar_ dec1s1ones, n_o soy capaz de mantene r lo
que digo.. . en ~ realidad siemp~e me tienen que
llevar a cuestas .. ·. N~nca he sido capaz de sos-
tenerme sobre mis pies ... mis sentimie ntos res-
pecto de los niños no son sentimie ntos naturale ~
sino sen tin1ien tos forzado s. . . '
Dr.: ¿ Es usted compet itiva con los hombre s?
Sra. A.: Algo de verdad hay en eso. Hay mu-
cho de verdad eso ... decidid amente ... es evidente
que en parte esto tiene su origen en mi padre ...
Dr.: Sí. ..
Sra. .A. : ... pero entonce s mi n1arido comenzó
a quejars e de que yo veía muchos rnás problen1as
que los que había ... naturalm ente, con un análie
sis uno se da cuenta de muchos problem as ...
Dr.: ¿Y cuál es la situació n actual? ¿I-Ia dejado
usted el análisis ?
Sra. A.: Desde antes de Navidad no veo a
la Dra. X ...
Dr.: ¿ Desea continu ar? ,
Sra. A.: Bien, es evident e que una parte de 1n1
sí que lo desea, pues he desarro llado una fuerte
transfe rencia con ella. . . ,
Dr.: Bien, quisier a y podría usted, ¿podna cos-
tearlo, etc.? . 1 ·¿
e- "ª 4 · ,1·· de hecho hen1os exarn1n
u 1 •••• ..., ' d aoo l a-,
cu1
dosame nie la. cuestió n ... mi rna xe paga e ana-
lisis .
.Dr.: Hum .. • t'·d t rri-
s.
1
80
Sra. A.: Sí... sí. ..
Dr.: ... que ella. (la analista) empuja delibera-
damdente a su mu_Jer contra usted O lo aleja de
uste ...
. , lsación
posteri'or el man'd o
. la conver
(Duran te
dice que si ,contin
d ua e .tratamiento con za Dra. X
se separara e su. »zu1er ... ) ·
El grupo grupoanalítico
CAPÍT ULO 3
DIAGNOSTICO
fiabilidad o
tación estadística, debido a su escasa con
e. Me parece
a su excesiva dependencia del intérpret
minar la inter-
que esto es inevitable.· Es imposiqle eli
era pia y de Ía
pre tac ió~ en el cam po total de la psi cot
rito del Rors-
psicopatología, y a mi juicio, el gra n mé
ob sta nte s~r
cha rch est rib a pre cis am ent e en que, no
objetivos que
int erp ret ati vo , pro po rci on a ciertos dat os
pia interpre-
con stit uy en ·un a com pro bac ión de la pro
par tic ula r inte-
tación y la guían. La car act erí sti ca de
qu e da mucha
rés qu e tie ne el tes t de Ro.rscharch es
o son que el
im po rta nci a a ele me nto s formales, com
uras grandes o
suj eto del tes t se im pre sio ne _an te fig
e lo atr aig a el
peq ueñ as, qu e vea · o no lo . obvio, qu
po nen tes for-
color o el mo vim ien to, etc. Tales com
ser vad os en la
males no suelen ser suf ici ent em ent e óh
fuere, no nos
situ aci ón psi cot era péu tic a. Se a com o
mé tod o de los
ade ntr are mo s má s en el tra tam ien to del
en abs olu to su .
tests psicológicos, pe ro no neg am os
valor po ten cia l.
suelen con-
~os cuestion~PO$ qu e ten go in mente
sit uac ión par-
fecéio ñar se esp ecí fic am ent e en vis ta a la
é un cuestíona-
ticular. Así, pues, en No rth fie ld uti lic
86
ta do a la si tu ac ió ..
m en te ad ap
te cues ~ md~tar y a
• es pe ci al
0
to ta l de l ho sp ita l. Es
ri atn1ós fe ra lo s si gu ie nt tionario, rela.-
ill o, cu br e
1~ mente sebncbl . a
es dpuntos·· Pn -
t
a
uv o el pr o a e pa ci en te su m in is tr
. o os Ilos dat os
r
me·etiv •
' os re1at1vos a su s ci rc un st an ci as .
d vi ta es, su fa-
bt
o 'li f "ó
, a su pr o es1 n, et c. , e m od . o ta l q dº
1· d d ue ispofnemos
necesi·.t amos ormu
.IJlI ,
ello s en su to ta 1 a y ya no
de
un ta s a I . re sp ec to . La segund a pa rt e d-e
pr eg .
larle m ás . , Y 1a m ás im po rt an te , con s1. s t e en
este cuest1on ar 10 .. .
cu a d ro , pr e l zm in
. ar de las actitudes d e1
obtener un .
nte, I o qu e a 1 nu sm o tie m po lo convierte , ya en
Pac
ie , d
o. Se Je pide que
un co -o pe ra or ac tiv
esta etapa, en m en te , como lo desee
o, br ev e ó de ta lla da
a su mod o: ¿ Cu áles son,_~ 5- ~
nt o~ ta le s co m
escriba so br e ~u
4e .... }!!!_,~a t.l _a2 ., !.ª ~9 ne s --~ r~ ~ ~ Y ~ F~~-~ ~ i!'-.._
su punto cl uy e, po r su pu es to , pr eg un ta s so
·a ve rn os ? E st o in
a él le pe rt ur ba o pe rt ur ba a los demás,
, bre lo qu e
si en te él re sp ec to de to do ello. Luego, me
y cóm o se
ú_t il p~ cji_:d. ~.,-,~ ~ -~ ~.§w~r ib .ª -·"SU.S..~.i d ~. ~ P~r~éf!~il~~-
parece ía , po r así decir, acerca
ta do .J u . . , te or
acerca de
s
~· iornq
_ Y
.
-
:.~
su
~
~-:1it~Q¿
es
yj~. ! l~ E ~~ 7¡ ,,~= •&particu: ~~
resu -tr {l , cjjfül;iiµr,·
~q_
lar cómo pi en sa él q_u,~¿J:llfL .~t_z,1,9.;g,(ó,,11:_ .BH
y cón10 . -~2~)!!lf{~i_q. ente en tr a de esta
tenqf.~~·'lug~in~~idi~!cae.do , el pa ci
Como ya se ha ac to activos con el
sc ur so y un co nt
suerte en un di un cu ad ro muy adecua-
y se pu ed e ·ob te ne r
terapeuta,
su co nd ic ió n y de su 'a ct itu d. Naturalmente, en
do de qu e volver a concen-
pu nt os te nd re m os
estos mismos
cu an do lo ve am os , pe ro en co nt ra re m os de
trarnos pr ev ia m en te el cues-
el ha be r ·es tu di ad o
gran ayuda
pr el im in ar y la s id ea s qu e el paciente ha de-
tionario
positado allí.
ct ór ic os : un a he rr am ie nt a de selección
Perfiles pi
-
el D ep ar ta m en to de Ps ic ot er ap ia pa ra paci_en
En pi ta l utilicé ot ro cnte-
de l M au ds la y H os
tes externos
87
rio. Los paci ente s, segú n la rutin a, ya habí an sido
bom bard eado s con vario s tests , de acue rdo con los
difer ente s psiq uiatr as que habí an visto . El procedi-
mien to más com ún hé,tbía sido~ J__Co.r g~!! Ind~ Por
esta razó n no añad í otro cues tiona rio, sino que pens é
que podí a utili zar la info rmac ión del Corn ell Inde x que
el paci ente ya habí a prop orci onad o y tradu cirla , por
así deci rlo, de una 1nan era más gráf ica y diná mica .
Dare mos unos cuan tos ejem plos a mod o de ilustra-
ción. ~~~s . g~-- yer ~l p~9i_er_!~., . ~Q~.~~1~~.!?. .~n _~L~o.r.:q~ll
Inde x que él h~gí a relle naqo , y .an_ o1ªº ª -_J":9g 9_,_&i;n e;-·
éepcióri,--de· la . . _siguient~ m,ap~r,~. Dibu jaba esquemci- '
Hcan iente 'i1n hom brec ito o una muj erci ta y en los
dife rent es . órga nos o regio nes del cuer po colo caba las
quej as tal com o el paci ente las habí a expr esad o cÍe
man era esquen1ática. Hac ía una gran divis ión, y colo-
caba las quej as de orde n pura men te físic o a la dere cha
y en rojo , y las de índo le verd ader ame nte men tal o
psic ológ ica -des crip ciqn ~s o quej as refe rent es a fun-
cion es men tale s- a la izqu ierd a y en n_egro, pero no
las _segu í de mod o sist'e máti co. Más imp orta ntes son
las cara cter ístic as cual itati vas. Las quej as, hast a cier-
to punt o, son resu ltad o de las preg unta s del.. ., C()_r~~lL
Inde x Qúe stion nair e, así _pues , la verb aliza ción de de-
1"erm1n ada~s-"'q ue]a s és prod ucto del mod o de preg llnta r
acer ca del aspe cto ment~l. El psiq uiat ra de ori~nta-
.ción diná mica , y en part icul ar el psiq uiat ra formado
con expe rien cia psic oana lític a apre ciar á que de este
1nodo es ~bti ene un ~uen cuad ro del tipo de angustia,
de la cons telac ión psic opat ológ ica cara cter ístic a (pa-
rano ide, depr esiv a, etc.) o de" las zona s eróg enas sobre-
salie ntes , de las form as tí pica s de angu stia y de los .
niveles de regr esió n, tant o en térn1inos de impulsos
del ello · como de Il).ecanismos del yo. Por lo demás,
espe ro que las ilust raci ones sean lo suficienternent_e
eloc uent es por sí misr nas y que no teng a gran ~osa
que agre gar a las mism as.
Las figu ras 1 y 2 son muy cara cter í$tic as y repr e..
88
entan el tipo n1ás frecu ente de cuad ro con que nos
5 d do enco ntrar nos.
es Laª figura 3, por_ eI cont rano · , asom bra por la esca-
síntomas reg!s trado s.
sez de . ., l
La figura 4, en opos1 c1on a .ª~ dos siguientes -la
y la 6-- 1:1-uestra. ~°: predom1n10 de quejas menta-
5 que gu a1·den ·
Jes e inclu
sive las .f1s1c.as es prob . able
relación con angustia,s. -po r eJemplo sudo r frío - y
· reocupaciones espec1f1cas, como la falta de peso. -
P Las figuras 5 y 6, por el cont rario , se prese ntan
inuY cargadas sobr e el aspe cto físico, y parecen con-
firmar que no se _trata ~e una c_onstel~ción sintomá-
tica adecuada para la ps1coterap1a. ~_La forma de tra-
tamien~g Hl:1~ . 5-~ .[ ~~QID~!!4-ªE.~.J t.....1::1!?- ...B.e S~nt e no ~sólo ·
se~basaba en ~l cuest.i_q:r.iJ1:r19.l . .!!2};_1y11i;,Jt~Jo,·" §fñotaI;"
bién en la entre vista _}~ el J!!!.~i?~.-,~li!!!~~g1Ji: ;;gplaii""i"
aqu~l(excepto e1 n.º S, quie n no volvió para la eiitr ; ·
~vista).
La figura 7, por su parte , abun da en manifesta-
ciones mentales, de rnodo que podr ía inten tarse una
formulación psico pato lógic a detal la, basa da en parte
en la entrevista; tamb ién se obse rvó que el paciente
daba , mue stras de defe nsa carac terio lógic as muy rí-
gidas. "
Me pareció que valía la pena publ icar este méto-
do, en la med ida en que el mism o mue stra que hast a
un cuestionario est_ático y mecá nico ·-mu y comp léto,
estoy seguro, para delic ia del esta dísti co- pued e trans- .
formarse en un cuad ro gráfi co y diná mico . Además,
es muy fácil que esta técni ca, u otra seme jante , pue-
da usarse en inve stiga cion es rnás sistemáticas} en el
sentido convenciónal del térm ino. ·
NOMBRE
EDAD fjoven)
SEXO (F)
SfNTOMAS Frstcos
SfNTOMAS ME;NTALES CEFALEAS
Preocupada y : de .
salud muy endeble.
•Grave incapacidad física.» --
_ -¡-
DOLORES EN LOS OJOS
CONGESTlóti NASAL,
RESFRIADOS
Temor a las sorpresas.
le asusta estar sola. - - DOLORES . DE DIENTES
Desdichada y deprimida.
Llora a menudo.
___,__, _ _,_ ---- INFLAMACIÓN
Su preocupación reside
en la familia.
Se ofende fácilmente,
es quisquillosa,
irritable. impulsiva,
colérica ••le molesta
- -- - -
la gente. -_PALPITACIONES•.
No le gusta que
O- · DOLORES
« le den indicaciones•. DOLORES.
PROBLEMAS DE
Ataques violentos.
de impaciencia.
DOLORES . CALAMBRES
(EN TODAS PARTES}-
Pensamientos y sueños
tenoríficos. PIEL MUY SENSIBLE.
COMEZON, SUDORES
(EN TODO El CUERPO}·
'-.. ACCESOS DE CALOR
y DE FRIO.
MENSTRUACIÓN DOLOROSA
AGOTAMIENTO. rATIGA.
11RENDIDA, NO PUEDE TRABAJ.l\A•
MAREOS. SENSACIÓN
DE OESMA YO (FUE
GOLPEADA Y PEADló
EL CONOCIMIENTO)
FIGURA 1
DIAGNóSTICO
NOMBRE
EDAD
sEXO etc.
SJNTOMAS Físicos
Insomnio.
Nervioso, vacilante,
«confundido ante
sus superiores•.
Solo: triste,
deprimido.
COMPLETAMENTE EXHAUSTO •
• DESNUTRIDO~
FIGURA 2
◄
DIAGNOSTICO
NOMBRE
EDAD
SEXO etc.
SfNTOMAs Fts1c
. os
GlOTONERíA (SUDORES
ENTRE LAS COMIDAS)
FIGURA 3
DIAGNóSTICO
~~sAE
fD,',D
(M) etc.
sfXO
nervioso
Temblores, superiores. SUDORES FAios
ante sus ,/ 1
a estar solo .
remar
llz, deprimido.
Infepuede tomar
No
determinaciones.
Preocupaciones, nervios,
irritable, col6rtco, .
,incomprendido;
(¿paranoide?)
- -,, FALTA DE PESO
se asusta súbitamente,
los ruidos repentinos
lo hacen .saltar.
Ptnamlentol terrorifico1.
FIGURA 4
DIAGNOSTICO
NOMBRE
EDAD
SEXO
AFECCIONES FfSICAS
--)· CEFALEAS
DESVANECIMIENTOS
SUDORES •¿TB?.
PERfODOS DE
CALOR Y DE FRIO
º- - _ HORMIGUEO EN El CUERPO .
ENTUMECIMIENTO
o
_ -¡' DIARREA . CONSTIPACIO i\l
' HEMORROIDES
FRECUENCIA, PÉRDIDA
DE CONTROL
CALAMBRES
AGOTAMIENTO.
SE SIENTE RENDIDO
CUESTIONARIO INCOMPLETO
NO A[Gí1 ESó . AEM111 00 .
FIGURA 5
DIAGNOSTICO
NOMBRE
EDAD
SEXO etc.
StN·roMAS FllfCOS
SIHTOMAS MENTALES
CEFALEAS
DOLORES TI es
7' RUBOR
Café ++
Pensamiento confuso.
Torpe.
llora con frecuencia. SENSJBLE
(en todas partes)
Preocupaciones.
Tímido.
Vacilante.
------,)DOLORES
lAASTORNOS
_ -) DIARREA, FRECUENCIA
__.---->t CALAMBRES, DOLORES, RIGIDEZ
AGOTAMIENTO, FATIGA.
MUCHAS LESIONES MENORES
RECHAZADO T
FALTA DE VOLUNTAD PARA El INSIGH
DEFENSA FISICA + +
FIGURA 6
DIAGNOSTICO
NOMBRE
EDAD (Joven)
SEXO F
SINTOMAS FISICOS
SfNTOMAS MENTALES
Oevora la comida.
Suda .
6 tazas de té . ~ -.. . .____
Café. . . . .____
....____
Nerviosa ante
sus superiores
o
tímida, sensible.
No puede poner
orde.n en su mente.
Preocupaciones nocturnas.
Se asusta de los
ruidos repentinos.
Pensam Ientos .
terroríficos.
sueños terroríficos.
,_________"?_, CONSTIPACI0N
Pesadillas.
Fobia a las arañas.
FIGURA 7
tórico y por el hecho de tener ya formad a una 1.d ea
,. . d 1 d .
d e1 pac1en
renm1nar e cua ro te · Antes que na da,
P ~
no hay por qu~ preocupa rse por los datos objetivos
de que ya se dispone; en segundo lugar , la 1·nves t'1ga-
. d d 1 .
ción . de la áact1tu. d e paciente y. del cuadro ps1co • dº1-
námico est guia a, por así decirlo, pero no prede-
terminada por lo que se ha anotado previamente
Durante esta entrevist a es posible observar, natural~
01 ente, el contacto del paciente, su manera de comu-
nicarse y de comp~ender, su motivación -element o
muy importan te-, la capacida d de insight que ya ha
adquirido o que parece capaz de adquirir por su ma-
nera de encarar la intercomunicación con el terapeu-
ta, así como sus defensas. Se presentar án circunstan-
cias que tienen que ver con su vida cotidiana, su fa-
milia, su comRlexus. También se podrá tomar nota
de cualqÜier -p;obTeina especial que se presente. Des-
pués de esto, debetía poderse formular una interpre-
tación prelimina r del ·caso en los siguientes términos:
~~- ~ J~~~fiin~~ii
'lª'os -~ª~~!~s---~~ ~1_
~
Zki
1 ~c
: ~;~~:ti~~:.t~;; -
DesixiésM
•
p_~~-~~~-J~!.i~ o df:1,P~ !~~He.:.
-~ yq _9.ii rto t1~egi~o pueuen volver a realizarse obser-
_ya9 pn~.~.~_sp~~!~l~§.... v al~{la pena_ realizar un ·seguirmeñ-
to sobre la base de observaciones en los diversos
plexus en los que se mueve el paciente y de sus pro-
pios juicios.
98
ductor io, de diagnó stico, tiene O no intenc1on .,
trO 'l h. d d . de
continu ar lcon e , o _d1en e er1var lo a otra person a
por ejemp o, un res1 ente. El enfoqu e varía en cad~
so a pesar de que los eleme ntos básicos se 1os
e a· ' ·f • , b . . Iidades. an
mismos. Me re er1re a am as pos1b1
Permí taseme record ar en , .
prime r lugar m·1 practi-
. Id d . , .
ca en Northf1e urante m1 ult~mo año allí aproxima-
.darnente, .pues. me parece. ., que viene
. al caso. Sin selee_
ción previa, sin preparac1011 y sin ningún conocimiento
previo acerca de, ello~, cogía !~s último s ocho pacien-
tes· que me hab1an s1~? rem1t1dos y los veía juntos.
Casi nunca me parec10 necesa rio cambi ar nada es
decir, que enco°:tré que po_día comen zar con ocho' pa-
cientes cualesquiera. y contin uar con ellos como grupo
durante toda su perma nencia en el hospital.
Un- ejemplo semej ante tuvo lugar en el Maudslay
Hospital, mucho s años más tarde, en diferentes cir-
cunstancias. Cuand o me hice cargo del Departamento
de Psicoterapia para pacien tes externos; me encontré
con una lista de veintic inco person as que hacía dos
años que estaba n espera ndo turno para tratars e. Las
llamé a todas juntas , y no me produ jo ninguna sor-
presa encon trarme con que acudió aproximadamente
sólo la mitad de ellas, mient ras que el resto había
desaparecido . Las vi en conjun to, tal como aparecie-
ron, a fin de ·admin istrarl es algún tratam iento y ave-
riguar de qué maner a se los podía predis poner mejor.
El grupo asistió con gran regula ridad, los menos
adaptables se autoel imina ron encon trando alguna so-
lución que les permi tió seguir adelan te sin más trata-
miento. A pesar de la enorm e presió n que ejercían
los pedidos de plazas en el Depar tamen to, se puso a
unos pocos en una forma de tratam iento más regular,
Ya en grupos, ya indivi dualm ente, pero fueron real-
n:iente muy pocos. El resto que atendi ó con regula-
:idad al grupo duran te varios meses, experimentaba
unportantes progre sos y se adapta ba muy bien. Re-
cuerd0, por ejemp lo, el caso de una mujer que no
99
h ab 1a , consumado el matrirnonio en algo así como
d . .
quince años y al cabo e ~1erto tiempo era capaz de
hacerlo, como consecuenc1~ . de lo cual su relación
matrimonial mejoró much1s1mo. Un efecto en sen-
tido inverso tuvo lugar en el caso de un estudiante
abiertamente esquizofrénico que en seguida abandonó,
pero que después de un año o dos me envió una fac-
tura por un tratamiento del que había sido objeto en
Francia (una suerte de trata1niento físico que le ayu-
dó) e insistía en que yo debía pagarla.
De este eje1:~:e!~ _s~----~ª -~~rJa en conclusió]!~_~e __g,_ue
.en__.,__,condiciones
••••• •_, •• ; r • pacíficas
• de vida
<,. . .
civilizada, es• -~-.......__
,,-s---NS-•••·"-~-•,•~•••-- ~~ .......... ..,• .. -.~-
• < • • .. •,•~••· ,~-<•-.~•
perfec~
.... ~ .
en extrem o.
Dr.: Sí, esto es lo que quiero decir ... deberí a
usted aprov echar la oportu nidad para hablar de
ello, de modo de poder darse cuenta de qué es
lo que lo deprim e, ¿entie nde? Pues si sólo me
dice qü e está aepr1m ido, moles to, no sé acerca
de qué lo está. ¿Qué es lo que piensa ~ usted __qg._~
lo ' de r·me? - - · · · --~--
- - -P..D..~---··
M.:· No lo sé. Creo que ....mtfil:-ª.IlJ:teJlI.e.si..óD fue
lo que me llevó a consu ltar ·a mi médic o. Pienso
que el motiv o de esta depres ión, de algún modo,
se refería a mi preocu pac1o n por saber si estaba
realm ente dispue sto a compr omete rme. Era algo
que no podía saber si verda deram ente quería o
no, Y, como consec uencia, no dormí a bien. A me-
nudo me ·e ncuen tro pensa ndo y pensa ndo"'e n algo,
102
a la cam a añi y no duer mo. · · bie 1d
voY la mañ cas·~·-~1~·--~ ~ ..,. .... ~ y a espertar-
me por , 1 o pnm ero q
· ue .
a la cabeza es el prob lem a que me oc:e abie ne
día ante rior. Esto me afec ta mucho el s P_ ª el
Dr.: Sí, ¿per o uste d pien sa que. estounenoºt··1ene
nada que ver con su com
prom iso y su casa-
miento, con d esea r rea1men te casarse y tener
una casa?
M.: No1 lo sé.t Me da la impresión de que no.
.
No. S1mp ell'!-en _e creo que me preocupo dema-
siado por m1 mism o. Me pone mal, me fastidia
n1e preo cupa volverme irrit able con la gente y
exagerar las cosas, que me molesten o irriten
tan to cosa~ !ªº in~ignifican tes,. y me preocupa
porque al mism o tiem po me siento incapaz de
mantenerme más calmo, más tranquilo ante esas
cosas. ·
F.: Hay muc ha gente que pierde la calma por
cosas insignificantes. .
M.: Nadie que yo conozca parece tener el
misn10 interés que yo en hace r los trabajos a la
_¡>e_rf ecc~ó~. .~-,J~QIDQ"~ " ~or algún moti':o, siento
que clebó hacerlo. Me invade una terrible nece-
sidad de hace r las cosas a la perfección. No me
satisface hace r las cosas de modo ordinario, con10
la mF1yoría de la gente se contentaría con hacer.
Eso no me satisface en absoluto. La otra noche,
por cierto, tuve una · pequeña discusión. Había-
mos comprado un papel para la pared. El vecino
de al lado fue a disculparse porque no podría ir
el fin de semana. De acue rdo, eso no me moles-
tó. Fueron mi padr e y mi novia, él coloc~ u~ par
de rollos de papel de empapelado y el d1buJo de
uno no coincidía del ·todo con el dibujo del otro.
Discutimos un poco. Yo dije que era demasi~d o
que los fabricantes prod ujer an papel ~º11!-º. e íe
5
{~i~~i:iJ~4~~Ef;uaJ¿i~ Id1i!J~,r~d.~~}6
entonces me - aoy cuenta de que no debería ha-
bern1e portado de esa · manera)' y entonces ~o-
mienzo a _sentirme mal conmigo mismo por h~N
her sido desagrad able Y' tal vez tonto, lo~ que
realment e aumenta mi fastidio conmigo mismo, -·
y eso se agrega a la carga de disgusto que ya
siento personal mente respecto de muchas per-
sonas. ·
G.: Es un círculo vicioso. r
Dr.: Este. sentimie nto suyo, ¿tiene algo que v:?
con un deseo de perfecc.iQ~. ~ de _todas las cosa ·
Los "'aemás no sienten esto tan to .. .
.:.'t'-•-·'-- - - - - - -.-- - - -- - -
104
r te com ienz o de •sesi ón dem ues .
tra cómo se desa-
Es las con vers acio nes, cóm o inte rvie ne
ro, 11. ancómo .a vece s se o b tien. e un cua dro nb 1os de-
r st ªºte
~as,t do de las per son as afec tada s. ª
aJus a
106
Un fragm ento de conve rsació n
posterior:
M.: Bien, porqu e piens o q 1
padres e: d~scuidad_a y chap~ ~er: actitud de mis
Dr.: l Quier e decir que usted ~ ·::
rnejor? ¿ Sufre usted a causa d quisiera hacerlo
M.: No sé qué quier e decir e sus padres?
a causa de sus padre s»... con «sufre usted
Dr.: ¿Por qué? Dice usted que el .
el que se queja de sus padre s d motivo por
este caso, es que ella no es su'ficfenstu madre e~
, . ement e cui-
dados a , Y que Por es. t·a razon quiere usted h
todo tan perfe ctame nte. acerlo
A1.: Sí.
Dr.: ¿ Cómo entie nde usted esto,
M.: No lo sé. Supo ngo que en· cierto mod
siento realm ente que no es buena y probabl~
mente es _descuidada -simp leme nte porque me
molesta, s1 usted ve lo que quiero decir.
Dr.: Le n1olesta que no sea buena.
M.: Sí, proba blem ente.
Dr.: ¿Y es esto lo que usted Siente?
M.: Casi siemp re que me siento 1nolesto sien-
to que algui en ... No sé, no me siento perseguido,
pero ...
Dr.: ¿Que rría decir esto, entonces, que usted
no quisi era mole star a los demás?
M.: Sí, es proba ble que ... Me gusta complace~
a la gente , me gusta ser bueno con la gente, Y s1
siento que no lo he sido me siento mal;
Dr.: Pero enton ces, otra gente, ademas de su
madr e, lo fastid ia a usted ...
M.: No en la mism a medid a, no ...
108
d un punto de vis ta psicol , .
¿es epersona integra lmente . El ogic~, tal corno af
la ., 1 . Paciente ecta
i , talllb1en con as condic iones se farnn. .
zara y acepta r en el grupo as1' cque0 habrá de enc1ari-
trar ' om e0 on-
. que plante a su partici pación 81. n las exigen
5
cia ar a un final exitoso . ' es que ha d-
U~ e
Tengo la espera nza de que este e ...
, P queno esbozo y
·tas de esta entrev ista den tambi· en
a 1a id d
introdu cen estas reglas y toda 1a cu1tura ea e cómo
se 1 . . 1
d'ciones y as ex1genc1as, a todo lo , as con-
1
d~talladamente más adelante. En r~~~ :s referimos
' que no se
ce a modo de órdene s , man datas
las introdu
. O d'
con 1-
dones, sino que se procur a que el grup 1
da y comprenda también su significado ~u:Jom pren-
O
. ' se pres en ta . la oca-
sion
110
terapia. No deberán te!1er edades extremas, y
deberán ser todos del mismo sexo, 0 bien dos de
cada sexo. En gen~ral, el _Dr. Foulkes preferiría
e se le pres~nta1 an pac1en!.es que hayan sido
q~evia y ~ct~n1damc1:tc cstu?1~dos en el servicio
hiterno, s1 _bien no ~i~ne ob.!e~1ones a que se in-
cluyan pacientes recien. admitidos. Sería muy be-
neficioso que a los paciente~ se .,le_s hubieran ad-
ministrado ya los tests ps1colog1cos por com-
pleto.
. El residente destinado a los pacientes deberá
explicarles el procedimi~n_to s~g~n las siguientes
líneas: «Tenemos un medico v1s1tante aquí y no..
sotros pensamos que para ustedes sería útil en-
trevistarse con él. Desea ver -a varios pacientes al
1nismo tiempo. Puede que algunos de nuestros
estudiantes observen esta entrevista a través del
espejo unidireccional.»
El Dr. Foulkes conducirá la entrevista durante
un lapso de 45 a 60 minutos, a cuyo término los
pacientes retornarán a sus salas ácompañados
por enfermeras o estudiantes. Entonces el doctor
Foulkes se dirigirá a la cámara de observacio-
nes y se reunirá con el grupo para discutir lo
que él ha observado y las conclusiones que po-
dría sacar acerca de la probable psicodinámica
de los pacientes individuales. Se sugiere tam-
bién que se registren las observaciones del doc-
tor Foulkes y de cualquJer otro paciente. El
objetivo es comparar las conclusiones del doctor
Foulkes con las que han realizado los residentes
Y otros que hayan trabajado directamente con
el paciente durante los días o semanas preceden-
t:s. Los residentes pueden aportar .sus obse~va-
ciones acerca del comportamiento de sus pacien-
tes en el grupo y cómo se relaciona esto con lo
que ya saben de antemano.
Un aspecto importante del estudio es, evi-
den.t~mente, la formación implícita en 1~ obser-
~~ci?n del trabajo del Dr. Foulkes ~ el apren-
iza.1e de cómo extrae éste sus conclusiones. Otro
aspecto que se ha de perseguir es el de la inves-
111
tigación. El Dr. Foulkes espera comparar las
c?nclusiones diagnósticas del grupo con las obte-
nida s mediante el método usual. Debería desta-
carse, sin en1bargo, que le inter esa más el pro.
e.eso intra psíq uico y, por supu esto , los procesos
grupales, que las etiquetas de diagnóstico. Como
part e del aspecto de investigación de este pro-
gram a, trab ajar án con el Dr. Foulkes una o más
pers onas en la comparación de las conclusiones
alcanzadas. Esto prob able men te incluya un estu-
dio de seguimiento de pacientes y todos los días
se trata rá de regis trar las impresiones formula-
das dura nte la sesión de la mañ ana.
112
de demostrar e ilus trar sobre todo la riqueza de infor-
mación pert inen te desde el pun to de vista clínico, del
pronóstico y de la selección, obtenida en el escaso
tiempo de una hora para cuat ro pacientes, o en un
promedio de un cua rto de hora para cada paciente.
En el mat eria l seleccionado, obsérvese el cuestio-
nario especial que se utilizó. La selección contiene:
1) Un ejemplo de formulación provisional tal como
se dio a los estu dian tes apenas term inad a la obser-
vación y un breve informe provisional sobre cada pa-
ciente, más simple en su forma que los cuestionarios
posteriores.
2) Un ejemplo de grupo global con un cuestio-
nario individual rellenado después de la sesión del
grupo.
3) Cuatro ejemplos de grupos diferentes, dos de
hombres y dos de mujeres, que muestran algunos as-
pectos interesantes. Por supuesto, los nombres son
ficticios y se ha omitido todo dato fáctico que per-
mita identificar a las personas aludidas.
FORMULACIONES PROVISIONALES
113
tÍatam iento Y una situac ión trans feren cia!- y
a guna s me dan la impre sión de ser pacientes
que llevan ya un tratam iento relati vame nte largo
Es posib le estar comp letam ente bloqu eado ant~
este tipo de pacie ntes cuand o, por así decirlo
toma n la delan tera, dado que, si bien inconscien~
temen te, refue rzan mutu amen te sus resistencias.
Comp arten esta actitu d de « belle indifference»
por autoc onten ción, y comp arten en gran medida
los mism os meca nismo s defensivos, como han
podid o usted es ver. Quienes han estad o aquí este
últim o tiemp o adver tirán que, por contr aste, son
muy reacia s a la intera cción .* Lo peor de la si-
tuaci ón, al meno s en algun as de ellas, es la
apreh ensió n, y esto es conta gioso . Se acostum-
bran, pero, por supue sto, para ello pasa algún
tiemp o, de modo que entra n en calor un poco
más tarde . El otro eleme nto comú n es la si tua-
ción de tratam iento avanz ado, relati vame nte avan-
zado, que surgi ó con toda clarid ad como una
mala dispo sición a comp rome terse, como insu-
ficien te neces idad de venir aquí y habla r, y una
mala dispo sición para desve lar cierta s cosas que
tiene n claro o que creen tener claro . Menciono
éste y vario s otros rasgo s que hacen difícil dar
anim ación a este tipo de grupo s. Tenie ndo en
cuen ta todo esto, lo han hecho muy bien. Ahor a
siento , conse cuent emen te, que lo que pued o ex-
traer y decir de este grupo no es en realid ad
gran cosa.
No estoy segur o de los nomb res, pero creo
que fue la Sra. Salte r, la del coraz ón, que se
expre só con basta nte clarid ad, aunq ue, por cier-
to, con limita cione s. Recu erden que, por una
parte , abun dó en detal les insig nifica ntes desde
nuest ro punto de vista, como , por ejemp lo, cuán-
tas inyec cione s se había puest o; al 1nenos insig-
nifica ntes para el tiemp o con que contá bamo s.
Por otro lado, con10 digo, se expre só con basta nte
114
claridad. A propósi_to, todas ellas responden al
tratamiento y es evidente que están mejor y que
el tratamiento las ayuda. Al mismo tiempo, se
advierte mucho 1naterial organizado en una línea
de resistencia y de defensa bastante consolidada
Jo cual algunas tienen muy claro, mientras qu~
otras no. En todas es rr1uy fuerte un deseo de
seguridad. Esta paciente (la Sra. Salter) parece
quitar su verdadera ünportancia a lo que dice
acerca de su vida. No podríamos sacar de ello
nada en limpio a este respecto, pero en cambio
se centra en cierta situación del pasado, es po•
sible adivinar de qué se trata, pero es típico que
no se sien ta tentada de contar más acerca de
ello (ni pueda sentirme yo llamado a estimularla
de ningún modo en estas circunstancias), de modo
que se limita a indicar simplemente que ha evo-
cado cierta angustia íntima que le produjo una
situación del pasado, probablemente en conexión
con la esfera sexual. Es probable que así haya
sido, y que ello tenga considerable importancia
en relación con un cierto porcentaje de frigidez
y de excitación insatisfecha, frustrada. :Éstas son
suposiciones elaboradas a partir de la experiencia.
Yo pienso que realmente no ha cambiado mucho
y que vive n1ás de la certeza de que los· médicos
no le han encontrado nada, que de la positiva
evidencia psicológica. Dice también que sus sín-
tomas cardíacos continúan y yo pienso que esto
coincide con su intento de evitar conectar real-
mente la situación terapéutica con nada relativo
a su persona. No estoy completan1ente seguro
acerca de la relación con su marido. El juicio
más significativo que formuló es que, después
de todo, si pudiera curarse con una sin1ple pas-
tilla, sería mucho mejor.
Otro caso es, en cambio, la Sra. F!a.mpton.
Está mucho más comprometida y reacciona mu-
cho más; puede salir adelante, y hasta someter-
se a una terapia intensiva. Su caso es mt!Y cl~ro.
Es aprensiva· todas lo son. Pero ella esta meJor •
Parece tener' realrr1en te una buena relación con
115
Su marido. En su ✓, manera
• •
tácita de confirrn ar
esto fue mue h o 1nas pos1tJ~a que 1as otras con
sus seguridades, pero es evidente que compren.
dió el conflicto más profun1o en ello iniplfcito
0 al menos así me lo pareció por lo que decía'
esto es, que hay algo más que meramente stres;
y tensión por el cuida.do que requería su ma-
dre, etc. Se advierte qu~ alrededor de esto hay
un conflicto en el que sin duda desempeñan un
papel importante los temores en relación tanto
con su padre como con su madre. Es evidente
que está en una encrucijada, pues al mismo tiern-
po comenzó diciendo que todo era cuestión de
stress y tensión, una manera de terminar con la
cuestión. Tal como yo veo las cosas, en todas
ellas la actitud de defensa es fuerte y la nega-
tiva fuerte, acusada. Pero yo diría que ella está
en buenas condiciones para recibir ayuda, sin
duda ya la ha recibido y, si fuera posible, iría
más a fondo lo que sería más beneficioso, y
redundaría en mayor comprensión que la que ha
tenido hasta ahora. Tiene condiciones como para
adquirir mayor comprensión.
La Sra. Waley, bueno, en este caso no hay
demasiado problema. Presenta rasgos de ansie-
dad, rasgos histéricos, es ansiosa, se calma, es
probable que haya dado una buena n1uestra, una
adecuada imagen de su comportamiento general
en situaciones sociales, e incluso en toda su vida,
me imagino. Es muy reservada, y posiblemente
hubiera detrás de eso algo más que yo pudiera
sonsacar, pero ante la gente, su ansiedad social
no es tan marcada como ella dice. Y o diría que
es bastante feliz reprimiendo y negando, pero
es decididamente mejor, y se le podría dar el
al_ta ahora mismo. Está tranquila, sin mayor con-
flicto, quie_re irse a su casa y desea que las cosas
l~ vayan bien, de modo tal que su pronóstico, en
te~minos superficiales, es bueno en un nivel co-
mun._ En un nivel más profundo corno las otras,
se ~ata de una cuestión más dÍ fícil.
n cuanto a la Sra. Lane, no cabe duda de
116
es el caso más sutil y el más productiv o
queta ahora. De todos modos, ella y la señora
has 1 Jpton son en este sentido de una calidad
fr~5~naJ muy diferente a la de las otras dos.
PeInsecuenten1ente, t·1enen tamb.1en
C
'
' Ios s1ntomas
~ 5 abiertos. Tiene ciertos rasgos de ansiedad
nl~iertos rasgos de depresión , posiblem ente tam-
I ién de hipo1nanía, pero esto último muy leve-
~en te, al menos por lo que yo pude advertir.
su contacto es bueno, es cautelosa en su reac-
ción frente a los demás. Sin embargo, todas ellas
reaccionaron en n1ayor n1edida de lo que cabía
esperar en esta situación y de este tipo de pa-
cientes. Ahora, una vez más, oscilaba entre la real
ton1a de concienci a de ciertas cosas y su oculta-
miento diciendo « ¡Qué enferma estoy!», u otras
cosas por el estilo. Hay evidentes mecanism os
de autoacusa ción en sentido depresivo, con10 ya
dije; a veces piensa que en su casa estarían me-
jor sin ella. Yo pienso que lo que la paciente
señalaba era cierto -c onflicto matrimon ial, aun-
que ella, por razones obvias, lo niega otra vez.
Todas ellas son cautelosa s entre sí. Sin embargo,
me inclino a pensar que el pronóstic o para la
Sra. Lane es decididam ente bueno, y todavía
mejor con tratamien to, y que, como ella dice,
necesita tratamien to. Hubo dos rasgos impor-
tantes que quisiera menciona r en relación con
esta paciente. Uno, es que tiene una gran agre-
sividad controlad a y reprimid a, -de la que no es
consciente. Se lo señalé hablando con ella. Es-
pero que quien la trate, sea quien fuere, no se
n1oleste por esto. El otro rasgo fue su extraña
reacción, de risitas ahogadas cuando se le pre-
guntó por su primer médico y su segundo mé-
dico, por lo cual sospecho que hay allí algún
problema de transfere ncia que, en parte, es res-
ponsable de que haya vuelto al hospital.
117
INF OR ME S PR OV ISI ON AL ES DE SPU ES
DE L GRUPO DE DIA GN óST .lC O
0 0 8
Dr. Foulke s
o
------------------------------~-----------~--
Observaciones
Clínicas {individuales o de grupo) so bre Ias que se basan 1as
afirmaciones o conclusiones.
123
CUESTIONA RIOS RELLENAD OS D]!.SPUES DEL
GRUPO DE DIAGNóSTI CO
FORMULACIÓN PSICODINÁMICA
FORMULACIÓN PSICODIAGNÓSTICA
128
r PsJCOTERAPJA
129
ual es
Ob ser vac ion es clínicas ( ind ividlos
gru po) sob re las que se basan . ~ _de
Jui cio s
Y las con clu sio nes
PSICOTERAPIA
131
psicoanálisis clásico
psicoterapia grupoanalltica 1
cualquier otra
Duración (nifni,na, óptima). 1. Mín. 9 meses·
óptima, 3 años, pura1nentc grupoanalítica. _:
2. Mín. 9 n1eses; óptima, 2 años, analítica más
constructiva, de manipulación del ambiente.
Co1nentarios sobre características particula-
res del caso en cuestión, por ej., proble111as de
transferencia y contratransferencia, etc.
132
obs erv aci one s clín ica s (in div idu ale s, de
gru po) sob re ~as que se bas an los juic ios
y las con clu sio nes
Ent rev ista dor : Fecha: N 01nbre del pac ien te:
Dr. foulkes Sra. P.
133
Capacidad de insight. Muy buena.
Inteligencia estimada. Buena.
Otras características.
Comentarios.
FORMULACIÓN PSICODINÁMICA
PSICOTERAPIA
L1TICA.
¿ Breve, intensiva, prolongada? Intensiva, pro-
longada.
3. Si se recomienda el tipo analítico espe-
cifíquese:
psicoterapia psicoanalítica
psicoanálisis clásico o psicoterapia grupo-
analítica
cualquier otra
Duración (mínima, óptima). Mínima, 3 meses;
óptima, 3 años.
134
comentarios sobre rasgos particulares del caso
en cuestión, por ejemplo, problemas de transfe-
rencia y contratransf erencia, etc.
La dependen~ia regre~iya oral y las correspon-
dientes fluctuaciones or1g1nan considerables exi-
gencias de estabilidad al terapeuta. Tendencia a
evadirse en enfermedades orgánicas.
4. ¿Qué cambios esperaría usted poder conse-
guir en el mejor de los casos? Solución de los
conflictos. Libre desarrollo de la personalidad.
Mejor equilibrio emocional. Mejor capacidad de
goce y de trabajo. Vida familiar más satisfac-
toria.
5. ¿Qué factores se anticipa que producirán
esos cambios? El trabajo de análisis en la trans-
ferencia. lnsight. E l aumento de satisfacción en
1
la vida.
FORMULACIÓN PSICODINÁMICA
181
tía al grupo r eunir se un rato
. ,
y con tinu ar la conver
. , 1 término de la sesion de gru po, una vez que.
sac1on a h a d o. E s 1n
· t eres ante en
d
el con uc tor se hab ía mar c
· I d
van.os a spectos , y en con secu enc. ia
d a rep ro ucim
. os
tal como en la ocasión fue reg istr a a por casualidad.
Disc reción
Abstinencia
Abstención de contactos ex te
rn os
Es co nd ic ió n es pe cí fic a pa ra
el tra ta m ie nt o en un
gr up o gr up oa na lít ic o qu e lo
en s pa ci en te s se an ex tra ño s
b tre si y no teng an re1ac1o · nes en
la vi da
ros
po 81.ne°11Po dr
0
la ~ se nt irs e lib re s pa ra ha bl . Lo s m ie m -
ar en el gr u-
real. El gr apu di er a ac
~o d blarrdear co ns ec ue nc ia s en
w es ea
re re la ja m ie nt o d 1 e e co m n· la vi da
u .6 l'b
e a ce ns ur a quica c1 n I re re qu ie -
e se ap lic a no rm al
188 -
L .
mente en las sit ua cio ne s sociale
~itua~ión _de
gruPº debe ma nte ne rse , pues, lib~e dªe
ilmph~anc1as
sociales, lo qu e, ad em ás, po día estimul ar e actzng t
n sf erenc1.a]es -ou .
Sólo de est e mo d o l.as relaciones tra - p
ue-
den de sar ro11 ars e sin ob stá cu los dent d 1
es posible an ali zar las . ro e grupo Y
e los con-
Además de sal en tam os tan enérgicament
tactosbelxternosl p~ rqu e ~e ~orre el rietod sgo de que lleven
a una carga de
a esta. ece r re óaci. on es 1nt1mas con
ecer relacio-
conflictos ~e ur tlcos. El deseo de establ
nes en la vid a rea l en tre los miembros del grup o d eb e
"1' . C le esperar una
someterse. a an a 1s1s. orno no es posib
, sea lo que
observancia ab sol uta , es im po rta nte que
la sesión se
fuere, tod o lo qu e oc urr a al margen de
.
lleve al gru po y pu ed a así ser analizado
e hay otr os
También a est e res pe cto sabemos qu
tintas. Algunos
terapeutas qu e ma nti en en act itu de s dis
iones o se en-
llevan al gru po en pro lon ga da s excurs
iales fuera de
cuentran co n el gru po en reu nio nes soc
patibl e en un
sesión. Ell o no es ne ces ari am en te incom
co. Los def en-
sentido am pli o co n un en foq ue analíti
digan qu e ade-
sores de est a téc nic a pro ba ble me nte
e, qu e pu eden
más así pu ed en an ali za r lo qu e así suced
tre sus pac ien-
tomar co nsc ien cia de mu ch as cosas en
Es te pro ced i-
tes que de otr a ma ne ra no sabrían.
inform ación
miento, si bie n pu ed e pro po rci on ar esa
Y no de ja de ten er cie rto va lor ter
ap éu tico est á con-
est ric tarncnt~
traindicado de sde un pu nto de vista
pa tible con un
analítico. Pa ra ser en alg ún mo do com
e la ~e nta da
enfoque an alí tic o es im pre sci nd ibl e qu
totalidad del
ocasión soc ial sea co mp art ida po r la
~rdo con r~ncs-
grupo, inc luy en do al co nd uc tor. De acu
tar to<.b 'on l-
tro principio seg ún el cu al es me,jor ¡evin 3 , H >r h q ll e
• n inn ece sar ia, no veo raz on a gu .. r
pl'icació •. , _ •
. 1e. nto pu cd.d ·se r e o n vl' n l l 11 t l .
• a dic ho pro ced1m
rec ur nr
189
Ab ste nc ión de decisiones vit ale s
du ran te el trata1niento
Mi en tra s se est á en tra ta1 nie nto es
ese nc ial evita r
tod a decisión en cuestiones de vida
qu e tenga serias
consecuencias a nivel de la rea lid ad
, muy en particu-
lar aq ué lla s qu e sean irreversibles,
como un cambio
de profesión, el ma tri mo nio o el div
orcio. El va lor de
est a pre ca uc ión nu nc a ser á de ma sia do
recalcado. Una
lar ga experiencia ps ico an alí tic a no
ha po did o menos
qu e im pre sio na rno s co n el gra do
de inf an tili sm o e
inm ad ure z de ca rác ter en las motiv
aciones y reaccio-
nes qu e llegan a movilizarse du ran
te un
ten siv a de ps ico ter ap ia. Casi sin excep a for ma in-
ción, ac tua r de
ac ue rdo co n ell as en tér mi no s de
decisiones vi tales
res ult a de sas tro so pa ra la vida y
el fut uro del pa-
ciente. Tengo la im pre sió n de qu e cu
an do no se tom a
est a pre ca uc ión y se viola est a no rm
a de pru de nc ia
es de bid o al po de r de las fuerzas au
tod est ruc tiv as y
en la ne ce sid ad , inc on sci en te pe ro
compulsiva, qu e
tie ne el pa cie nte de su fri r y de rec
rea r y ref orz ar su
su fri mi en to ne uró tic o.
Las no rm as de co nd uc ta req ue rid as
qu e ac ab am os
de en un cia r, pu ed en se r violadas
a veces tem po ral -
me nte de un a ma ne ra, po r así decir
, «inocente». Es tas
tra ns gre sio ne s pro po rci on an al co nd
uc tor la op ort u-
nid ad pro pic ia pa ra ed uc ar al gru po
en est as no rm as
y, co n len tit ud , pe ro co n seg uri da
d, ha ce r qu e ést e
las va ya co mp ren die nd o y res pe tan
do . Si, a pe sa r de
tod o, alg ún mi em bro se nie ga co ns
cie nte y sistemá-
tic am en te a ac ep tar las en alg un a de
su s pa rte s esen-
ciales, de be co ns ide rar se qu e él mi
sm o se au tod es-
ca lif ica pa ra es ta fo rm a de tra tam
ien to.
Cu ltu ra qu e se pr om ue ve
Las ca rac ter íst ica s de la sit ua ció n
tal con10 t1s
he mo s de scr ito , así co mo el n1odo
en qu e ést as vnn
190
siendo introd~cidas y se las maneja, van configurando
en gran medida la cultura del grupo. No son el re-
sultado de un acto específico del conductor si bien
1
191
algo al grupo, s~bre todo con la a~toridad inevitable
de un grupoanabs ta o conductor. S1, por ejemplo u
dice: «Diga lo que le venga a la mente», suena ~0
una invitación a los pacientes a que hablen sin sen~
;º
tido. Si se dice: «Puede usted hablar aquí de todo lo
que le parezca adecuado, puede usted hablar de todo
por íntimo que sea», o alguna cosa por el estilo s~
p~dría provocar la idea de que lo que se pide al' pa-
ciente es que cuente secretos o que se concentre casi
exclusivame nte en comunicaciones que en sociedad
serían evitados. En consecuencia, como tantas otras
veces, lo mejor es decir lo menos posible y darlo a
entender a través del modo en que se reciben, aceptan
o tratan las comunicaciones, a fin de que éstas lle-
guen a ser libres y espontáneas. En realidad, lo que
los pacientes dicen se convierte en el equivalente de
una asociación libre gracias al modo en que es reci-
bido y comprendid o. Ya tendremos que decir algo
más acerca de este tema cuando hablemos de la con-
tribución específica del conductor a la situación. Éste
también actúa como modelo por su modo de escu-
char, por su tolerancia, su comportami ento y el tono
general que adopta. Pero no debiera convertirse, en
cambio, en modelo de comunicación por su con1porta-
miento en calidad de terapeuta, ya que, en ciertos as-
pectos, éste es precisament e lo contrario de lo que
se espera que haga el miembro del grupo, el paciente.
También es importante evitar que la cultura, el
clima, lo que se permite o no, lo que se espera o no,
lleguen a constituir una tradición establecida del gru-
po mismo. Es posible que aún haya ciertos temas que
soslayen, es posible que el comportami ento no sea el
de «un buen grupo» -ni hace falta que lo sea- pero
es necesario que los miembros del grupo se sientan
libres para expresar abiertament e lo que realn1ente
piensan y sienten.
Una de las muchas grandes ventajas de los grupos
abiertos-lentos estriba en que los pacientes se ven be~
192
neficiados con la cultura del grupo total que ya está
establecida, de modo tal que muchas veces llegan al
núcleo de sus problemas mucho antes que lo que
hubieran logrado por sí mismos.
Se advertirá que las personas desarrollan un cierto
espíritu de colaboración mutua, de respeto y de tole-
rancia, y que el grupo distingue bien entre lo que es
indiscreción aceptable y lo que no lo es. El saber que
cada miembro del grupo está en una relación de inter-
dependencia respecto de los otros mantiene al grupo
en un nivel muy razonable de tolerai;icia en estas cues-
tiones. Naturalmente, la confianza en el grupo, el res-
peto mutuo y la confianza en el conductor tienen una
gran importancia para la totalidad del procedimiento.
193
7
CAPÍTULO 6
EL CONDUCTOR EN ACCION
PARTE 1
198
todo es im po rta nte y el g ha de ser capaz
de en foc ar sistemá~icame r:p ofn ali Sía
todo lo qu e afe cta al pa ~ e e aspect
o psicológico de
de orden físico 0
no. Con tod o, an tes qu e cien~e, sea
cia del pa cie nte a po ne r ~º!
abu!a~se con la tenden-
dic o co~tra el otro,
es pre fer ibl e qu e ca da un o de ;iest
me nte po r su cu en ta y p resc1n . d ºs traba3et completa-
, nta cto s si ello es p . an de man ener entre
s1 co rec1so.
Anotaciones
C•:1 : 2 '1 /~ ZJ ],o :, i 3 J~ : ·t L; ,: / ; / -~ r; ·;,. L,•; l- 1 -... I ¡ ·: ..; 'Í' // li, .~f / 'l 1¡
Ym : l f >"I/ SJ.. .
p ,:..f- . - 4-1--e., . ~b l!l ~ : 0 : • · t:J '·-:..~ - ¡v_. -.-¡;-..., !;::. -:.- · .)'~ e;,,.:.~ ¡:-c..1,,-_....,-<-- -J' / -f ., -:..~.L /.-,...l ,
I I I I I / 1 / I / I / i}
Th m plH : ~• /v •'!) .
! / ! / / 1/ / 1 - t i / //11// /1/ / / ! ///
1)1&- C• !J ·/'t·
':::1 "•
Symbol t r ·1
/ ru ,. ,., ! l.Ju '; 'l
~
- At,u n c b t )(' ' '"-.• "' .., A t .1. 11: w,•• , ~..._ •
~
.t
" r¡ J ir
~i ....
trl'-
; Jt
' t ..? lf •
J J ~
~ .. - ~-- '----- ✓
cuadro perm ane nte ~e la con stitu ción del grupo en
cada una de las sesiones. Desde un pun to de vist
holístico, nos da una excelente visi ón pan orám ica de~
grupo. Como el form ular io se mar ca después de cada
sesión, el regi stro mue stra quié n era miembro del
C1rupo en cad a etap a, quié n estu vo pres ente en cada
:esión, así como la regu lari dad tant o indi vidu al como
del grupo, de qué man era cam bió la composición del
grupo dur ante un perí odo cua lqui era, qué hechos im-
port ante s ocu rrie ron, etc.; o sea, uno constituye un
info rme hist óric o com plet o de_l_g!,:YP.2 · Además de los
qiie· ·eran - mle ñíbr os desae·-éT-comienzo, naturalmente
los mie mbr os que se inco rpor an más ade lant e son ano-
tado s siem pre en la últi ma línea, de tal mod o que la
plan illa mue stra par a un mom ento cua lqui era, la posi-
ción • rela tiva de cad a mie mbr o en térm inos de anti-
güe dad eri el grupo. Esto resu lta de part icul ar impor-
tanc ia en los grup os abie rtos le:r;itos.
Volveré aho ra a los diag ram as 1 y 2. El primero
corr espo nde a un grup o priv ado bajo mi conducción
junt o con vari os co-conductores, y mue stra desde la
sesi ón . 291 has ta 1 a 317. Qui siera llam ar la atención
del lect or acer ca de la regularidaq. de este grupo, a la
que estoy aco stum brad o. Se pue de apre ciar que el
Dr. O., el mie mbr o más anti guo , se mue stra irregu-
gula r en su regi stro individual,· con estr icta corres-
pon den cia con su cará cter y pert urba cion es. También
faltó tres veces sin prev io aviso ·lo que, en su caso,
corr espo nde a una acti tud que -pod ría exp resa rse así :
«Puesto que las pago, tengo dere cho de falt ar a una
sesión si' se me da la gana». La Sra. N. term inó su
trat ami ento después de una s vacaciones y fue reem-
plazada por la Sra. C. tras un brev e y adecuado in-
tervalo. Casi nun ca falt aron aqu ello s cuy a asistencia
se esperaba. Vayamos al diag ram a 2: se trat aba de
un grupo de pacientes exte rnos de hos pita l, de dife-
rentes clases sociales, no bien seleccionados, grupo
que fue__lle_y a.,clp .~u-~(!~_!Y,~~ ~J:!! ~.. P9 .i;- d.9~ _µiéqicg~ ,'}nn.?ºs
202
. cipiantes den este cam po · Da das 1as circ .
• unstancias
prin . • gular, pero'
s un cua ro inu sua l de as1s · t enc1·a irre
no e n
Jo cierto es que, salvo por excepción, nunca está•
esentes tod os los que debieran . El num , ero de asis-
p r ,
tentes llego ª ser una vez de tres sobre siete, unas
· o sob re
cas vec es, de cua tro sob re 51·ete , O de cinc
Po • o,
ocho. Ten emo s dos des ertores, que , de modo t'1p1c
. t t .
eran as1s den es .mu y irregulares antes de aban donar.
,
Despues e un int~ rva1o, uno de ellos es reemplaz
ado
de
por un ~uevo pacie~te. ~s probable que el hecho
con
que hub iera au~encias sin aviso tuviera relación
ta
la clase de pac ien te Y sus hábitos, lo que contras
ado
muy abi erta men te con mi grupo, que estaba form
-
por gente con elevado nivel de educación y profesio
nalmente mu y bie n ubicada.
-
Incluso tal vez este caos relativo fuera ya un indi
cio orie ntad or dad o que el ausentismo puede haberse
d.
debido a fact ore s relativos al grupo en su totalida
Por ejemplo, en la sesión 20 se anunció un test,
en
un momento en que esta ban presentes siet
e sobre
el
siete, y a la sem ana siguiente, cuando se aplicó
test, sólo hab ía tres sob re siete. En la sesión 25 te-
e
nemos la imp resi ón de que la irregularidad, que vien
se
después de un per íod o de relativa regularidad,
as
debió a que se hab ían discutido por primera vez tem
e
sexuales de una ma ner a muy personal e íntima. Deb
el
quedar claro que en las condiciones que refleja
-
diagrama 2, la Efilf.O..dln.ªm.if.e. es completamente dife
ten-
rente de la que tien e lug ar en los grupos con asis
cia más regular. Las mis mas personas se encuentran
e
raramente alg una vez; hay continuos cambios entr
e-
las personas que se enc uen tran o entre quienes deb
rían influirse. Me tem o que esta situación se crea
cui-
con mucha frec uen cia cua ndo la conducción Y el
dado no son de prim era calidad. Que yo sepa, este
me-
grupo fue inclusive mu cho más regular Y tuvo
les,
~os desertores que lo com ún en muchos hospita
Incluso en hos pita les de enseñanza, donde el porcen-
203
taje de desercione~ acostumbt:=3- a ser mucho
más
alto. Se puede considerar este dia gra ma como el equ
i-
valente de un cua dro de tem per atu ra en el caso de
un
paciente somático. Resulta imprescindi~le_ cuando
se
supervisan muchos grupos y muchos medicas al
mis-
mo tiempo.
Diagrama de posición
Ca-conductores y observadores
To ma r not as
PART E 11
EL CONDUCTOR EN ACCION EN
TANTO GRUPOANALISTA
209
q.ue pensar en térm inos teóricos dife rent es de
, '6 . 1os
que ~orrespo n den a l~- s1tµ~ C,1 fil . .P.SJ.~Qé;_\na.lítica indi-
vidual. Por supu esto , los fenó men os cuy a existenci
. conocemos en tant o psic oan alist as tien en su contra~
part ida en el grup o y ocu rren tam bién en éste.
Por otro lado, ,hay cier tos fen~menos.. que ~on espe-
s:íficg_~__de la s.i tuac i.Qn. _
grµP..eL como ya lo he desta-
cado en mi prim er libro, de 1948. En el grupo, el
alcance del trata1niento y la índo le del cambio tera-
péutico espe rado se han tran sfor mad o por completo.
\~e~ ~~_po!__acti t.!ld anal ítica el hecho de 9...~~~ lf~n-
a ucto r esté al corr ient e de la psic odin ámi ca tal como
se la éonoce tras cinc uén ta u _ochen~ añ~ de __ expe-
riencia psicoanalítica, que esté al corr ient e de la trans-
ferencia, las resistencias y l~s defep.sas -~~~~~- erp_q.nto
de vist a estr uctu ral, de la natu rale za inconsciente de
todos estos procesos y de la imp orta ncia de la expre-
sión simb ól~} iJCo mo lo he <lidio ya muChas ·veces,
el conductor __ a_de ser.E_!l p~ coanalista experimentado,
aúri cuan ao con ello no bast a, ya· qtie-·unpsicoañ.alista·
con experiencia en la situación individual no estaría
suficientemente prep arad o para convertirse con sólo
ello en un cond ucto r grupal, sin entrenamiento y
experiencia especiales complementarias. Además de la
acti tud anal ítica es esencial no ado ptar una actitud
enjuici~~o~~ ~er ªQ!~ todo ca_Qaz ___d~_-~s_c_~c§r_: -~u,ña y
otra vez; de cult ivar un gusto por la verdad, por ]a
ho.nes~Üdad~íñtrma a la"ºnora" de enfr enÚlrse con con-
flfctos. Nue stra s convícciÓnes básicas ;cér ea· de la neu-
rosis y sus raíces, de la salud y el modo de lograrla ,
pertenecen a nue stra teoría, part icul arm ente a la teo-
ría de la terapia, que no trata rem os en detalle aquí.
A este resp ecto será sufi cien te preg unta rnos qué
significa para noso tros tera pia. En pritn er luga r, me
210
parece, qu~r_emos __pone r al pacien te en situac ión de
que pueda camq iar. ~ s~ claro que el pacien te debe
querer camb iar o, para decirl o más aprop iadam ente,
ba de tener un grado sufici ente de confli cto y de
sufrim iento como para hallar se en dispos ición favo-
rable a l cambi o, como para estar conve ncido de que
las cOsás--· tengµn qu~ car_nbiar _si es que quiere ser
razona bleme nte feliz, o eficie nte, o si quiere libera rse
ae la tortur a de los síntom as de autod estruc ción,
segúil s ea el caso.\ La evalua ción de esta actitu d for-
ma pa rte- del proce so de selecc ión del pacien te y viene
relaci onado con la impre scindi ble motiv ación suf i-
ciente para el cambi o que se precis a para que la
·t erapia sea po-s-ibl e. Desde el punto de vista del con-
junto de la orient ación grupo analít ica que se pre-
senta en el presen te libro, debier a queda r claro que
pensa mos que este cambi o implic a otras person as,
en partic ular el plexus o compl exus íntimo del cual
el pacien te forma par1é. Eñ conse cuenc ia, al evalua r
la posibi lidad de cambi o ysu g rado, hemo s de con-
siaera r toda la conste lación dentro de esta red íntima ,
y no tan sólo la dispos ición del propio pacien te in-
dividu al.
\No aspi@ mos a ~ambi ar al pacien te de acuer do con
nuestr a propi a image n, ni tampo co de acuer do con la
image n -ae lo que en su cultur a se llama norma lidad
O modo -de füncio nan1ie nto deseab le ideai. LQ ~ e que-
'remos es libera r al pacien te de las fuerza s que obsta-
cuTiz an el desarrcillo de su propi a . p erson alidad y
1
sus propI6 s- r eéu rsos. Natur almen te que esto ha de ser,
enúltiina instan cia, comp atible con las circun stanci as
e n las que se baile inmer so y con la cultur a de la
q ue1o rma parte. Por1 9 __t1n t9J_ el obje tivo de oues t~a
ps1coter a:.p'ia'es una libera ción, en la vida psíqui ca in-
t'"eYtor élel pácien te, de aquell o que le impid e ca rn-
_biar, de sus bloqu eos intern os, en cierto sentid o , pues
_es un proce so de desap rendizaje. En conse cucnc in,
lo que a nosot ros nos intere sa es en p rimer luga r el
~1 1
análisis de las inhibicion~s__ i~c~n~~iente s!~~ª -~ res.
tricciones que f_orman par! ~ __c!~J_ _ _~9_y del s~e1_y ó iri~
consciente del pacien!e·/ Estos procesos son de natu-
·rrueiá ·psicológica interna, aunque yo me refiera a
ellos como si impregnara n al grupo entero. No hay
en ello contradicció n, siempre que aceptemos el pun-
to de vista según el cual el proce~o J~~ C?ª-nalJtico se
basa en una vida psicológica C(?mpartida. Descansa
en una -reo· íntima de comunicac;i ón qt:J.e va creciendo
hasta convertirse en algo así como un matrix encuyo·
interior tienen lugar todos los procesos. · Todos los
procesos son compartible s y lo son de una manera
creciente, de modo tal que, en última instancia son
todos de una naturaleza psicológica íntima. Yo he
hablado por consiguiente , de procesos transpersonales
que están localizados, ubicados, locate , en r ed
psicológica total del grupo. La naturaleza de un cam-
bio deseable en el paciente individual lleva a que
esté cada vez más dispuesto a aprender. Él continúa
aprendiendo , sintiendo, pensando y percibiendo libre-
mente por sí mismo, es decir, llega a ser él mismo.
El incremento en autoconocim iento va paral~lo -~
~na mejo~_corzj_ pi~I1§i,QI_?._~e .los_ª-"~iñá-s~Ta-·aperiura--·de
horizontes se hace en profundidad . Todos estos pro-
cesos radicalment e van centrados en m ejorar la co-
nzunicación y ampliar los niveles de comunicació n;
y por lo tanto, de comprensió n y también de infor-
mación. El grupo eu _2ermal}~~e el ~g~I]._te _~_ctivo Y-
el contexto decisivo mientras que el cqp.dt.!~tqr _es el
-guía· no e·l líder, ya-qtie no mar-cl1a ·--; - la cabeza lle-
vando al g~po o ·a los pacientes de ~tna rpanera prc-
~ete~~inad~ o en ~p~ ~ire~ci~~- p~~tjc!,;llar, sipo que
sigue reaimente_ l as p_rQ}2ias tendencias del grµ po.
E1- conductor_ha de _ser _~ uy_QrÜd~ie "en sus inter-
venciones, en lo que es, _hace. y_ re:QI_~sentaJ-Y-ª-..9.!le es
proba-Ole se lo tome como n1odelo, y, aunque difícil,
es importante evitar que -los ni.Téinbr os- aeI grupo-uti-
licen esta función de~modeló aé~-ter_~pe~fa"·=~om o guía
212
ara su pro~i~- i~-~~E-~] 1?· L~ tei:_~enc~a m_á s o menos
ieusa~-=-~~ _!?S 1na1v1auos, a comporta_rse cor:no el
fefapeU~ª- ~~~r proce so en Cl~rso, e_s. una obvia resis-
réfíC1á~~g~~ t!eP.~.. 4l!~-- ?~r _~Ilf\4z~da _sin 5:esar.
-- U3!est o que l~~- 1nterv en~1? nes del _conductor son
rnayorm_::1!e ___~er~al es~ ~s fac1l co1:ceb1rlas ex_cJµsi_y~-
rn:eme-en -~ rm:._;19s de. 1nterp re!ac1 ones. Nosot ros no
tcr-1"~ ~º-~- a_s1. ~as 1?terpre t~cion es _son _importa_n-
res·y ~ -~I~-~ nos refern nos. mas ad~lan te, p~_i;-.9_ §ól_o
500- una ele !~s ~lases de 1nterv enc1on ~-~ ~~ lª.L.CJ.Y~
¡rerti~~ !1- ~ ~~~~~ c! or. A veces tiei: que "escoge r__ el_
réñfa ae mscus 1on, llama r _la atenc1 on 7 acerca de lo
'queel grupo trata de hacer pasar · inadve rtido, puede
que tenga que enfre ntar a la gente y .~ xplica r ~-~E-~-
xiones que pasan desap ercibi das o el signif icado de
alg~~- .~C?.~Q_!!~t~,. ~_u ede dirigi rse a -- fñdiv! d~_C?~ o al
grupo. Pue~~ _hª.S:~.L J?r~gµnt;;;t.~, pedir inforw ~c;iónJ etc.
Una~g ran -canti dad de interv encion es, pues, que no
pueden subsu mirse bajo términ o único de interp re-
tación, cuyo signif icado es más especí fico. Cuánd2__.hª
de estar callad o o cuánd o ha . 4~ }J.al;>l.ªr, qyé Pª- ~e .
recogéi; ·cómo y ctiáfiao; ·-·y ·-a quién han de dirigir se
_las'o b~sA e rvacio ñes~·-"'todo~-- -esici-··c1epende ' de·· Tos . punt os
·.qer é'fereñcHt·aeT"-coriducfor;-d_e su p~rcepción., c_o ns_;~
dente-··¿ -fnconscieiiú~---- a~r -~coñie xto·. .
' ·------.--.. . .~ ···,.·-·---·-·--- .~,,...,". ,•., . v-.,.,.
•1-·••.;;, •x• ·. ..: .· . .>:, -1
.::1'f- ,. 1 ,. " '.. '7 , · • ._ • . ,
; :.: :ndo ~;: · s~E~Q .ece~ª ria much a interp retación para
____ e___ ~ uno de los · integr antes del grupo vea las
.... " ., - - . ..
213
respuestas a estas pregunt~s . y . esté ~~--- acuerdo e
-· on
las respuesra~. ,
La -p régüñta acerca del por que no implica
sólo el por qué u'1timo, · sino· t amb1·én por qué J. u tan
Sta.
mente ahora, por qué de est a manera , por qué Prec¡.
samente a través de él o dE; ella, etc. ~~9emos decir
en gen~:rª1 qµe yamos qel_ ~in~D_'!J(!-, ~~ _se_~tido arn. ~!
~ el _término, _al_EQ.1J:fltcto s~byg~~n_~~ - o 2_roblema.
Este proceso, que parte del s1ntoma y llega al pro.
blema, incluye varios pasos que, en conjunto, consti-
tuyen el análisis. \La interpre tación, si bie~ es un
medio importa nte, sólo es uno_de _los medios al ser-
v1cio de este análtsís1
El anál@s ·e strabaj_o gue __ se r,~aF~a.. para hacer
conscientes el significado o la expresión inconscientes.
Baytiñ proceso aooré-~-qtie-·va --de ahafo hacia arriba,
por así decirlo, y de lo superficial a lo profundo.
Volveremos sobre esto cuando tratemo s la interpre-
tación más en particu lar.
Todos . ~~to_~_procesos pueden verse en conjunto
como -si tratara de ._traducciones· s{e .. un __ tipo de expre-
slOil,- ae un lenguaj~ a otro,del significado sintomá-
tico y simbólico a una clara compre nsión de qué es lo
qüe~es ra & realmen te -eñ~l"üego ..·Parit · rerérírnos a la
·roTafiaa d·..déf proceso líahlainos a veces de «traduc-
ción».
El conduc tor debe evitar tornars e demasiado im-
portant e para el grupo y ha de procurar_ mantenerse
éri
. ·-
· ra trastien~ "Es- necescir io ..no eñ fatizar- -i-a impor-
~- * .,. ..
- ~~-~-L...•....,.,..,•,... .,.---.ÑI\.OC,,.C-..,., , ..
.t~ncia
~
intrínse ca del
.. "'--~~ ..!· . . .~ ~ ~ - '·· conduc
. . . . . . . 1..._.,.,__ tor.
~ _•___ Se tiende no sólo a
hacer de él una figura transferencia l, en el verdadero
sentido del término, una figura del pasado rediviva
en el presente, sino además a convert irlo también en
el depositario de emociones muy fuertes que emanan
de su rol y de su posición especial en la situación
presente. Si actúa de manera de minimi zar su signi-
ficación antes que de fortalecerla, conseguirá dos i1:1·
portant es objetivos. En primer lugar, le será mas
214
cil analizar las. proyecciones e interpretaciones ilu-
f!rias de sus_ acciones y de su persona; y, lo que tal
5
sea tan importante como lo anterior hará d 1
vez , fº bl , e
ruPº un a~ente ~as i~ e_ y activo. El grupo apren-
~erá a c~n~iar mas en SI mis~n~ ,Y, consecuentemente,
adher1ra con mayor convicc1on a sus propios ha-
se
nazgos._ E: 11o servir~
· ' d e reasegu~o c~ntra cualquier
rejuic10 interpretativo de cualquiera, Incluido el pro-
~io conductor, que provenga de inclinaciones perso-
nales, de escuela u otros factores por el estilo. Los
cambios que tienen lugar como resultado de los pro-
cesos interactivos dentro del grupo mismo son dura-
deros y sólidos.
No debe confundirse este permanecer discretamen-
te én las bambalinas con·- acfividad o pasividad. Yo
diría mas bien que el conduc tor, que -puede-s-er muy
activo mentalmente, escuchando, atento a lo que el
grupo dice o trata de decir, comprometido a fondo
en lo que respecta a su reflexión y a sus propias
intervenciones. A veces, por ci~_:r:.t o, _tiene___QY_e s_e_f_IJ1YY.
activo. Esforzarse sobremanera es, ·literalmente, evitar
·mostrarse activo constituye_ un error, no sólo de prin-
cipiantes, sino que a menudo caen aquellos que no
han entendido bien el principio de mantenerse en el
trasfondo. ~ l 2 rincipio de c~da sesióp, _y sobre_ todo
en la etapa inicial del _grupQ, _su ..aY-uda__ activa es
i~ prescindible y ~?t~ indicada.._, De hecho, cuanto me-
jor cumpla esta función más probable es que se vea
recompensado por la conversión del grupo en un ins-
trumento poderoso y eficaz de terapia.
~l conductor jamás debería hacer el trabajo del
gr~-:e~ ~-a ~n1enos que su ayuda ·sea necesaria, ~ sólo
. m~e!1J_ra_~_lo -sea"~A lo largo del proceso es req~er1do de
muchas ot ras- inaneras, incluso por el uso que hace
de sí mismo en el grupo, que cambia c,on_ la situación
Y las diferentes fases del proceso terapeut1co en curso.
Al m·In1m1zar
· · su importancia en tanto f 1gura· parent a 1
autoritaria en términos infantiles e irracionales como
215
un poder que va de dios . has_ta el 1ni
smo diablo
realiza un a im po rta nte contnbuc16n per se,
rcduci cnJ ·
la tira nía irracional int ern ali zad a del supery 0
ó.
--_. Lo que se aca ba de decir po drí a entend
erse com
un a especie de análisis de la tra nsf ere nci a
en acc ió;
en contraste con el análi~is de la tra_nsf
erencia po;
otr os modos de intervención, en par tic ula
r la inter-
pretación. Es ta expresión cor res po nd e a la
idea de un
análisis del yo en acción, entendiendo po
r ello la
acción psicodinámica del yo. A mi cri ter io.
, los pro-
cesos del yo, como cualquier otr o proceso,
son com-
partidos po r todo el grupo. Son analizables
en el con-
texto de la· interacción grupal tot al tan to po
r el grupo
mismo como po r el conductor. Del mismo mo
do, cuan-
do se hab la de traducción como proceso
de hacer
consciente lo inconsciente, debe entenderse
en un sen-
tido total. No significa meramente la traduc
ción ver-
bal del contenido inconsciente en contenido
consciente,
sino que significa en realidad que toda inte
racción
intra-psíquica entre las diferentes est ruc tur
as de la
mente, en particular el yo, el superyó y
el ello, se
tornen visibles, accedan a la expresión exp
lícita en
el grupo, de modo tª-Lque. _.lQ$ __miembros
del grupo .
puedan hac-erse CO~SC!~n~es, ~al!_!_(?...P_(__)r se~~ja
·p ór -c-ontrasle; . ·ae la lucha dinámica que tien nza como
e lugar
constaritemente~en caaa-uno-
ra, a travesael -p'i·opTo'- proces.dé ellos. De esta mane-
o ·grupoanalítico, a tra-
vés del tra baj o que es necesario par a dar a
todo esto
expresión manifiesta o potencial, todos partici
pa!). en
un movimiento terapéutico.
Interpretación.
tar __ de lo
. . é-ven hacer a 1 con uctor , o creen que de 61.era hacer ,
qu I . 1
219
b anal ' O bien mue stran una resis tenci a emp ecinada
pero comp letam ente s1·¡enc1· osa. E n _es t o~ ca~os, .ª veces
una «interpr~tacj.9p__ prof unda ». ~1~ br_a fa resis tencia
0 la vuelve más agud a y 1!1an1fiesta.
Junto coñ - todos, este valo r que ocas ional mente
pued an tener las inter preta cion es profu ndas , es im-
porta nte, como princ ipio gene ral, no perd er jamá s de
vista que las inter preta ci~~e s debi eran _s~gui~ siem-
pre la líne-ª que estab lecie r~ Fr~~~'---es to e~, _comenzar
por la supe rficie , por lo que está pres ente de un modo
manifiesto.
222
otras ex~eriencias o relaciones reales dentr o o fuera
de la sesión, y con much a ·m ayor razón en un grupo.
La tende ncia mode rna ~ ___p9ne!_" las interpretacio-
nes transferenciales, de un modo total y explícito,
·eomo centr o del proce dimi ento analítico, plant ea se-
rias dudas. P1,1ede exagerarse y de hecho refor zar la
neurosis. Me parec e que el fenómeno de transferencia,
aunque esencial para las relaciones huma nas y para
que el análisis tenga lugar, es, sin embargo, y en
cierto sentido, una victo ria de la neurosis tanto sobre
el terapeuta como sobre el paciente. Por ello no puedo
estar de acue rdo con el monopol_i_q_ __que. en ciertas Í .:
técnicas se ~.Q~_ceO~--~ la transfereD:~ia __y__~_su inter.pre-
tación. Toda inter preta ción tie}!~ .ln:!P.!icaciq_pes !_ransL
fereñciales y, por et10m isrño , impJicªciones coñtra-
transferenciales. Hem os-· de-di sting uir éstas de- las-·iñ-
rerpretaciones que se refieren a la transferencia mis-
ma. \El mero hecho de que el terap euta responda al
materíal medi ante la interpretación encie rra ya im-
portantes implicaciones trans ferenciales; de modo se-
mejante ocurr e con la ausencia de respuesta de su
parte, con la actitu d expe ctant e.\
. En lo que se refiere a _lé!_~ íñterp!:~_!aciones tran~fe-
renciales directas, p~recen particularmente importan-
tes, en ·prim er lugar, cuando las transferencias se
liacen · s-entir como resistencia, y, en segundo lug_ar,
cuando estas· reacciones trans ferenciales mismas cons-
tifüyen la comunicación más impo rtant e en ese mo-
meñto. Insis tiré nuevamente en que el fenómeno de
·transferencia es en sí mismo la resistencia y Ta-cle-
fensa más poae rosa contr a -eCéa~bi~_. _Esto _es _s;iert o
en el caso-a.e-- tra nsfer enda-- negativa y, tal vez en
Ultima7hstafi.ciICm.ás· aún en la transferencia positiva.
Se-·sabe que el paciente coloca correctamente a su
analista en el papel de la persona a la que representa.
Lo que no se advierte tanto es que, en consecuencia,
el significado real de las interpretaciones del analista
Puede qued ar con1pletamente distorsionado, pueden
223
neutralii.arse o negarse, Y por tanto perder t<Jdr1 '!)
significado terapéutico al que estaban dcr,tinad..a ·, ~
.
servir.
Antes de hablar de interpretación en grup<Jan~Ji ·.i·,.
más en detalle, quisiera insistir una vez miw en h,.
importancia de !!_ gistiflc]~~ : n~re j nterprctar y aTJ~.
lizar siendo esta última act1v1ciaa mucho más arnpH;i.
Podría decirse que la interpretación surge allí dund~
él análísis Jracasa. En este sentido, analizar es esta.
b]ecer sentidos cada vez más específicos mediante
paciente exploración. Por supuesto que tomarno~ en
cuenta el significado inconsciente en lenguaje sirnbó-
Jico o en cualquier otro lenguaje, pero só]o en Ja
medida en que tenemos evidencia de ello en el con-
texto actual de la comunicación.
Es verdad que todas las interpretacjones, ya se
den en una situación individual, ya en una situación
grupal, no deberían ser demasiado profun das ni de-
masiado superficiales. Luego daré algunos ejemplos,
en especial de la clase de interpretaci~n gue yo evito,
como, por ejemplo, las que llamo plunging interpreta-
tions (inte_ry~iQ_oe_s precipitadas en _QrofundidaQ} o
interpretaciones ~ resivas.
La interpretación en grupoandlisis
~:i; ticu lar, el con1p<:ti r con ól, <, pur él. r,I ,. j,'. ,11 pi,,
más pate nte de ello es la figu ra cnno ,:id:1 c,H"" oon-
ductor auxiliar. En esto, por sup11 cM to, 1:, 1:11·,•:¡ d,;I
analista cons iste en anal izar cRta rcsi1üc'.11 cía . ne m~•.Y'H'
imp orta ncia es E:l_p roce s9 inconsdt n/e de i111,(;1·1u·t:l :t~
éion que en tales grup os, en rni. opin i/m, c<,r, td.i111 y ,-;
una inte rpre taci ón inin terru mpi da. Esto :,<.: ha'm ,~n d
Iiecho -de ·que toda s las contrn-,u cion cs, en l antr , I!~
siguen una s a otra s, son en part e a:;oc i acir,ncH y <:,ri
part e reacciones y resp uest as a lo que; ve;ní a nuu ;,,,
diendo con ante rior idad .
226
r
rnadre jamás perm itió l que él ni· su herma
.
su ieran na da. p or eJemp O su her no
'
. d·a vez. que ·hablab
suP per<;:> ca mano era me-,
dico, a de a] ú
de n1edic1na la n1adr e se mofab a de él g ~ tc1:1ª
va.lorizaba. En re~un1en, la rnadr e castia b o c~- f
·almen tc tanto a el con10 · a, su herm·'liio · Ean esite-
te
l
cog10 . , L . l a reacc1.on de u con
ntido
Se , d , · respecto
011 • Se a vert1a que entre U. y L h b'
a 'ó · · · a 1a una
comprens1 n 1nconsc1ente total, pues el u no h a-
l h b'
bía sen ti.'do que yo o a 1a tratad o exactamente
de la m1s1:1a man~ ra en que L. había contado
que lo hacia su madr e, y, por otro lado, L. había
tomado el ho!To r. al deteri ~ro como llave para
entrar en la h1stor1a de su vida. Tamb ién es inte-
resant e que U., con gran agresi vidad de giros
verbales, había litera lment e penet rado en el gru-
po, tal como se le señal ó en esta ocasión, y, de
una mane ra despl azada , había negado su castra-
ción. Había reacc ionad o en verda d de una ma-
nera muy agres iva y, en cierto sentido, potente,
mient ras que en la vida real, en el conta cto físico
con mujer es, no era capaz de hacerlo. En su com-
porta mient o en la sesión pasó por todas las si-
tuaciones sobre todo con relaci ón a mí como
padre, y al grupo como madre , tal como se lo
daba el interi or de una mujer . En un nivel más
profu ndo, el grupo simbo lizaba el interi or de la
mujer , y en últim a instan cia, de la madre.
Resonancia en el grupo
Es más difíci l prese ntar con clarid ad el si-
guiente ejemp lo, en un resum en m_uy breve .
Mues tra los mism os meca nism~ __µ_ e intercomu-
nicación incon scien te de reson·ancia que, por con-
. con el -----
traste
'--' ____ a a casi Od0 s los
anter ior , abarc .._..
· t
_::01embros del grupo . - . • , n de
-Pue la sesión poste rior a la interr upcio 1
Pascua. En las dos últim as sesion es antes de. ~s
vacaciones se había habla do much o de la mue.r t '
una obvia refere ncia a la reacc ión del grupo unte
227
la an tic ip ad a in te rr up ci ón
. .. E n es ta pr im er a se.
s16n po st er io r a la s va ca ci on
fue el de la de pe n denc1.a. p . es , 1el te-m a. bá sica
ri
ha bl ó de su de se sp er an za m er o a se no ri ta L. A.
re ac ci ón de su fa m ili a, y en el ~r up o y de 1~
ción de su m ad re co nt raen es pe ci al de la reac-
conflicto en tr e es to y su el ~r up o. Destacó el
pr
pe nd en ci a re sp ec to d~l gr op ia de se sp ~r ad a de-
la se ño ra M.C. El se no r up o. Enc~1!tro eco en
pe nd en ci a re sp ec to de l D r.U. se qu eJ o de su de-
ab ue la y un sa ce rd ot e. E l F., qu e as oc ió con su
nuevan1ente pr op ue st o pote m a de_la m ue rt e fu e
co nt ó un a la rg a hi st or ia rer el se no r N., quien
la pr eo cu pa ci ón qu e la ha la tiv a a su m uj er y a
po si bi lid ad de qu e su hi jo bí a em ba rg ad o an te la
po rq ue te ní a di fi cu lta d pa re ci én na ci do m ur ie ra
ra
en la se ño ri ta B. l. su s pe re sp ir ar . Es to evocó
di fi cu lta d y an gu st ia po r sa di lla s y la enorme
ta l m od o qu e lle ga ba ca si no po de r re sp ir ar , de
di lla co m o un a fo rm a de a in te rp re ta r su pesa-
ra ci ón an gu st io sa . N. ha bl na ci m ie nt o y de sepa-
su m uj er po r su pr op ia deó de l re se nt im ie nt o de
gr up o, lo qu e m ov ió al se pe nd en ci a re sp ec to del
va m en te có m o su m uj er ño r B. a in fo rm ar nue-
as is te nc ia al gr up o y su de es ta ba en co nt ra de su
éste. Pa re cí a co m o si en el pe nd en ci a re sp ec to de
es po sa s y la m ad re de la ej em pl o de es ta s do s
va m en te se si nt ie ra e in te se ño ri ta L. A. respecti-
re gr es iv a re sp ec to de l gr uprp re ta ra la de pe nd en cia
m ie nt o de su pr op ia m at o co m o un desplaza-
zá nd ol as co n la pé rd id a deer ni da d, co m o am en a-
d~jamos lla m ar la fi ja ci ón es a de pe nd en ci a (po-
c1endolas a el la s mis1nas) y po si bl em en te , ha-
T~n1ando. en cu en ta un m en os de pe nd ien tes .
m ie nt o di fe re nt e en tr e doin te re sa nt e co m po rt a-
br os m i co nc lu si ón en lo cos de lo s ot ro s m iem·
po fue qu e el nl ie do er nc er ni en te a es te gru-
deseos de m ue rt e di ri gi doa es tim ul ad o po r los
te m or es de l?erder ta n to s al te ra pe ut a y los
gr up o. ~s al h do nd e es ta al te r ap eu ta co1no al
se re la ci on a es tr ec ha m en te es peci al re ac ci ón to tal
ferencial. co n la si tu ac ió n tra ns ·
228
b) Interpretaciones inconscientes
de parte del grupo
230
Otr o eje mp lo bre ve
-
En otr o gru po, X hab la de su ma dre asfi
re) .
xía nte (X padec_e de imp_otenci.a des de sie mp
r que
La Dra . B. com ien za de inm edi ato a rel ata
dep o-
c~~ a vez que su hij o de 8 año s hac e sus
erlo
s~c1ones, ella deb e lim pia rlo y deb erá hac
él
s1~ mp re ya que e_l chi co se nie ga a lirn pia rse de
n
mis mo . En con exi ón con est o, hab la tam bié
del
la pe~ osa , hig ien e de su pre puc io. El tem a
nes
~o~ re1 nte res de una ma dre por las fun cioo y
1nt 1m as, sob re tod o por las ana les , del hij
m-
_sus con sec uen cia s, fue ret om ado por otr os mie -
tam
bro s del gru po (el ma rid o de la Dra . B. de
bié n es imp ote nte ). Val e la pen a obs erv ar te-
pas ada que en la ses ión inm edi ata me nte pos ía
rio r, la Dra . B. inf orm ó que su mu cha cho hab
cam bia do y ya no le ped ía que lo lim pia ra.
No es nec esa rio que el con duc tor sea per man ente
-
men te con scie nte de ello. Muy bie n pue de con
tod a
sen cill ez enc ont rar el ton o cor rec to par a sus inte
r-
ven cion es o inte rpre taci one s con tal de que sea rece
p-
tivo y se colo que en el niv el en que las cos as se
pre-
sen tan . Nos cen trar emo s aho ra en los asp ecto s sele
c-
tivo s de la inte rpre taci ón de par te del con duc
tor
com o for ma del ibe rad a de com uni cac ión ver bal .
He-
mo s dich o ya que la elec ción de lo que ha de ocu
par -
nos , cuá ndo y de qué man era , se fun da en la orie
n-
taci ón que el con duc tor hay a obt eni do de los
pro-
ces os ant es señ alad os. Mi opi nió n es que el mo do
en
que el con duc tor lleg a a sus inte rpr eta cio nes no
es
fun dam ent alm ent e dist into del de los otro s n1iembr
os
del gru po. Lo úni co que pod emo s dec ir es que el
es-
pec tro de su acti vid ad deb ería vol car se má s hac ia
los
niv eles inc ons cien tes y pre con scie nte s. En tan to
ex-
per to, el con duc tor está a car go del gru po y cum
ple
un pap el sign ific ativ ame nte dife ren te del de los
de-
más . En efec to, tien e mu cha s fun cio nes y mu
cha s
cos as que obs erv ar, que no nos inte res an aqu í aho
ra,
pue s sólo des eam os sum inis trar alg una s obs erv acio
nes
sob re su fun ció n com o inté rpre te. Se ve men os
com-
pro met ido y, en con sec uen cia, está en me jor pos ició
n
par a act uar com o inté rpre te, par a juz gar cuá les
son
los a~p ecto s más imp orta nte s, par a ten er en men
cue stio nes de opo rtun ida d, etc. te
El con duc tor deb iera esta r en con dic ion es de se-
234
guir las comu nicac iones de los pacientes. Todo com-
porta mien to se cons idera una comu nicac ión relevante
a la situació3:1 te:ap éutic a. Debiera pode r comp rend er
estas com~n1cac1ones, espec ialme nte las que se for-
mula n a nivel verb al, segú n difer entes claves como
significatívas, por así decirlo, en difer entes niveles al
mism o tiem po. Al elegi r el nivel de su prop ia comu-
nicación, el cond ucto r se deja guiar por el lenguaje
que el grup o prefi ere en cada momento. El signifi-
cado se comp rend e en térm inos del grup o como tota-
lidad , así como de cada uno de los individuos que
comp onen el grup o. En mi opinión, no se justi fica
una marc ada diferenciación entre las inter preta cione s
llam adas de grup o y las llamadas individuales.
Las inter preta cione s siempre son significativas para
el grup o como totalidad, es decir, para todo s los
miem bros reun idos en una sala de trata mien to. Pue-
den estar dirig idas a algún individuo en parti cular
o refer irse a configuraciones o relaciones dentr o del
grup o o entre el grup o y el conductor. Las inter pre-
taciones no se ocup an meramente de la sesión en cur-
so, sino que recogen toda la historia del grupo. Si
bien por lo general las interpretaciones son breves,
en lo que a mí respecta, se dan natur alme nte y en un
tono casi coloquial. Hay algunas excepciones, cuan do
se hace n necesarias exposic,iones prolongadas. He aquí
algun os ejem plos destacados.
236
Todas estas áreas se enfocan a la luz de la situa-
ción dinámica en el grupo. La situación de la rea-
lidad en que pacientes y terapeuta se encuentran debe
ser respetada siempre y ha de tenérsela en cuenta a
la hora del análisis y la interpretación.
La interpretación es sólo una de las funciones del
analista. Se trata de un proceso lento en continuo
fluir y que culmina de vez en cuando en el hecho
real de hacer una interpretación en el sentido usual
del término. Parece importante no agregar nuevos
elementos sin suficiente prueba, sino desarrollar len-
tamente, a partir de las propias comunicaciones del
paciente, una nueva interpretación de lo que el pa-
ciente es, hace o dice. Estas comunicaciones están
originariamente desconectadas entre sí, pues, por así
decirlo, se las expresa en diferentes niveles de lengua-
je, en diferentes «claves» según la acepción musical
de la palabra. También están temporalmente separa-
das porque se hallan dispersas en diferentes sesio-
nes. Para utilizar plenamente nuestra experiencia psi-
coanalítica, debemos dejarnos guiar continuamente por
los propios indicios del paciente y evitar in1ponerle
nuestros esquemas. Las interpretnciones se ponen de
manifiesto a la luz de la experiencia activada y al
calor de la emoción en presencia . En mi práctica per-
sonal, el «aquí y ahora» se entiende en términos de
]a situación total, y no n1eramente como relación
paciente-terapeuta. Incluye la renlidad cotidiana, la
experiencia cotidiana y la red cotidiana. No hay bús-
queda activa del pasado, sino que éste viene natural
v dinámicamente a la presente situación y entonces
~e lo considera como algo importante y plenan1ente
aceptado en tanto parte del análisis en curso.
No atraigo la transferencia sobre n1i pers~na más
de lo necesario sino que refiero estas reacciones al
grupo como to~alidad. Aunque n1entaln1ente cs~é in-
terpretando sin cesar, soy parco en el uso ~le. inter-
pretaciones verbales. No quiero ex:1ltar nu tmpor-
237
tancia en el grupo, ni cultiva r y alimen tar el anhelo
de depend encia. Tal vez mi trabajo interno me se-
ñala la índole y la oportun idad de mis interpre ta-
ciones y de otras interve nciones en el manejo total
del grupo.
Las líneas directri ces de interpr etación de parte
del terapeu ta pueden enuncia rse así: se requier e in-
terpreta ción cuando la comuni cación está bloquea da.
Debe referirs e particu larmen te a las resisten cias, in-
cluyend o la transfer encia. Su forma y conteni do han
de estar determ inados por la interac ción y la comu-
nicació n en curso, tal como el grupo la vive. En
cuanto a ubicaci ón y oportun idad (timing ), es menes-
ter adaptar se a la situació n emotiv a del pacient e.
243
Hubo una sesión en particular en que el grupo
prescindió por completo de mí. Pienso ~uc <le
no haber dicho yo nada en toda la sesión, el
grupo no habría advertido mi presencia. _Así
las cosas, tras más o menos una hora de sesión ,
señalé el comportamiento del grupo, y cómo
ello me afectaba. Varias comunicaciones confir-
maron mi interpretación, especialmente en lo
relativo a por qué nadie había mirado hacia mí
o por qué al comienzo no advirtieron que yo
entraba en la habitación. En la sesión siguiente,
el grupo pasó largo rato hablando de la muerte
y en particular de la muerte de los padres, de su
horror de la muerte, de los cadáveres, de los
agonizantes, etc. Entonces fue claro que la últi-
ma vez me habían «silenciado», que, en cierto
sentido, me habían matado. No se trataba sólo
de una expresión de agresión contra mi , sino
también del miedo fóbico del grupo hacia mí,
y habían sufrido un gran golpe al no haberme
yo mezclado entre ellos, al no haber dado señales
de vida. Esta vez no me marginaron ni mataron,
pero sus comunicaciones eran de tal rapidez e
intensidad que me obligaron a estar muy activo
para hacerme escuchar cuando quería hacer una
contribución en el momento · deseado. Luego me
escucharon con respeto. (Volveremos sobre este
tema cuando analicemos interpretaciones dadas
al grupo como totalidad, interpretaciones de gru-
po total.)
244
Una vez, la Srta. P. A., una chica esqui zoidc ,
estab a n1uy Rreo cupad a. porqu e no sabía qué
pasab a. por 1n1 cabez a n11en tras yo esper aba po-
der enfre ntarm e con una profu nda confu sión en
su ident idad, I?i co-co ndu~ tor interv ino y dijo:
«¿No es lo 1n1smo que siente s respe cto de tu
madr e?». Ento nces Je dio a la pacie nte una bue-
na coart ada para habla r acerc a de su madr e.
En otro ejen1 plo, la propi a co-co nduct ora era
foco de inten sos senti mien tos por parte de la
Sra. A. Ento nces le dijo a la pacie nte: «¿No es
lo mis1n o que hace su madr e?» o «¿Es por eso
tamb ién que a usted no le gusta ser tocad a por
su madr e?».
Análisis
Orientación
246
cesos se relaci onan mutua mente de muchí simas ma-
neras y en ~ª. varied a? de difere ntes niveles. El gru-
po grupo anaht ico ha sido llama do psicog rupo. Siem-
p~e tenem os que tratar con proces os psicol ógicos .
Mient ras que el condu ctor tiene que tomar en con-
sidera ción la totalid ad de estos proces os intera ctuan-
tes y expon erse ante ellos, los miem bros han de ocu-
parse sólo de lo que experi menta n, siente n y obser-
van person almen te, lo que desean expres ar a través
de la acción , o quiere n y finalm ente tratan de decir
en palab ras sin reserv a y/ o verbaliza r inclus ive sus
reserv as. El condu ctor, por el contra rio, tiene que
obser var lo que suced e en conju nto, incluy éndos e a
sí mism o, si bien sólo excep cional mente es menes ter
que comu nique sus experi encias person ales, sus expe-
rienci as privad as, por así decirlo , cuand o el interé s
del grupo lo requie re. · Mient ras que los miemb ros
utiliza n al grupo en su propio interé s, el condu ctor
es el único que pone el interé s del grupo por encim a
de todo. De esta maner a, la funció n del condu ctor es
corr1p lemen taria de la de los otros miemb ros. Todos
los aconte cimie ntos, todos los fenóm enos observ ables
se tratan como comun icacio nes cuyo signifi cado se
hace compr ensibl e y compa rtible.
Hay una varied ad de config uracio nes según qué
se expre sa, por quién y a quién se dirige . Por ejem-
plo, un miem bro puede habla r a otro u otros. Algun os
de ellos puede n dirigir se a uno solo, o a un cierto
núme ro de miem bros del grupo , y cualqu iera de estas
cosas puede estar dirigi da al condu ctor en partic ular.
En verda d, el grupo entero puede dirigir se a él. El
condu ctor, por su parte, utiliza las mis~a s varied a-
des de comun icació n. Todo esto es el pr1n1er plano,
la figura de un proce so que en su totalid a~ compr en-
de al grupo entero , y en cuya base se define el sen-
tido, la interp retaci ón cobra vida. ~s de espera r _que
se comp renda la refere ncia que aqu1 se hace a la ~dea
de la insepa rabilid ad de figura y fondo que sostie ne
247
la Gest alt, así como tamb ién el hech o de que pode-
mos reve rtir los térm inos , de tal man era que lo que
era fond o se vuelva figur a o prim er· plan o y lo que era
figur a retro ceda al fond o. A mi ju~~io, ?º sólo se
trata aquí de una man era de perce pc1o n sino que co-
rresp onde al deve nir psico diná mico rea~. de las situa-
ciones grup ales. Creo que Wol fgan g Koh ler ha pro-
pues to punt os de vista simi lares .
Localización
Resonancia
La actitud analítica
D es pu és d e h ab la r d
e la ac ti tu d an al ít ic a
du ct or , tr at ar á, m u y
b re v em en te , d e re su m de l con-
to s pr in ci pa le s q u e se ir lo s pu n-
d es p re n d en d e el la :
* s,M l9
Bo ok ar?1
tin. Gro t· hn T
Ja • he Vo ic e of th
e Sy m bo l, Lo s A ng
el es , M ar a
250
1) El c~~d uc~or recib e todo tipo de comu nicac io-
nes, _no es 1recti vo, _c1arifica, interp reta, utiliz a pre-
domi nante ment e medi os verba les orien tados event ual-
ment e al insight-.
2) La rel~c ión que los miem bros del grupo esta-
blece n entre s1 y con el cond uctor const ituye el objet o
de comu nicac ión y de análi sis.
3) No es mani pulad or en la relaci ón, en la me-
dida en que entie nde su posic ión como figur a trans-
feren cial. Trata las relac iones interp erson ales con el
espír itu de una situa ción transf erenc ia!, aun cuand o
los aspec tos de la Trans feren cia en sentid o estric to
no sean signif icativ os.
Esta actitu d analí tica es lo que habil ita al condu c-
tor grupo analí tico para trata r corre ctame nte las reac-
cione s trans feren ciale s y todo otro suces o que tenga
lugar con el mism o espír itu. Prefi ero no llama r trans-
feren cia a todas estas reacc iones , pero en caso de ha-
cerlo , al meno s escri bir el térmi no con «t» (minú scula )
para difer encia rlo de la Trans feren cia en el sentid o
más corre cto, y que escrib iremo s con T mayú scula .
Esta actitu d analí tica prom ueve una crecie nte com-
prens ión y, en corre spond encia , tolera y por sí mis-
ma estim ula el desar rollo más libre del indiv iduo.
PARTE III
Incidentes fronterizos
En la sección qu e he mo s dedicad
o a las int erp re-
tac ion es rea liz ad as po r el gr up o
en un nivel incons-
ciente, he mo s da do ya un eje mp lo
de inc ide nte fron-
ter izo -e l ca so de un pa cie nte cu
ya cit a co n el den-
tis ta se pr ol on gó - y de có mo el
ten er en cu en ta y
an ali za r ese inc ide nte llevó dir ec tam
en te a un a de las
an gu sti as ne ur óti ca s pr of un da s má
s im po rta nte s.
He aq uí alg un as ob ser va cio ne s de
sti na da s a acla-
ra r qu é es lo qu e se en tie nd e po
r fro nte ras de la
sit ua ció n ter ap éu tic a. A mi cri ter
io, la sit ua ció n T
co mp ren de un espacio psicológico
pr ec isa me nte de-
finido, qu e no se lim ita a la sa la
de se sió n y mu ch o
me no s aú n a la rel ac ión de l pa cie
nte y el ter ap eu ta
en pa rti cu lar en la ses ión ter ap éu
tic a de gr up o. Todo
lo qu e ca e ba jo nu es tro co no cim
ien to co rre sp on de
a la sit ua ció n ter ap éu tic a, ya se
a qu e el aconteci-
mi en to ten ga lug ar de ntr o de la
sa la de co ns ult a, ya
se a fu era de ella. Se gú n mi ex pe
rie nc ia, tod os esos
ac on tec im ien to so n de un a gr an
im po rta nc ia y no
los veo -c om o a veces se los ha
de fin id o- con10 si
co rre sp on die ran a un a po lar ida d
adentro-afuera. Pa ra
mí, es tán ad en tro . Si n em ba rg o,
a me nu do el gr up o
los po ne ap art e y co ntr ap on e ac on
tec im ien tos «inter-
nos» y ac on tec im ien tos «externo
s». Así oc ur rió po r
252
ejemplo, cuando algunos miembros del grupo dijeron
que fuera del grupo, en la vida, estaban mucho mejor
y que las dificultades estaban aquí, dentro de la se~
s~ón ~e gru~º·. Con todo, en toda situación terapéu-
tica bien def1n1da, el terapeuta tiene claro hasta dón-
de extiende, por su parte, las fronteras de la situación
T, hasta dónde puede llegar en su contacto con el
paciente. Aunque esto no se defina en términos teó-
ricos al grupo, el grupo de pacientes sabe y descubre
por tanteos dónde están dichas fronteras. Al acuerdo
sobre este punto se llega por la experiencia y el com-
portamiento.
Una vez de acuerdo sobre este punto, y con un
pleno conocimiento del grupo acerca de dónde están
los límites, pasaré a referirme a los acontecimientos
que tienen lugar precisamente en estas fronteras.
Irrumpen desde afuera del área definida de espacio
- psicológico y se meten en ella. En honor a la simpli-
cidad, por el momento consideraremos los límites de
la situación de tratamiento como si fueran los mis-
mos que los de un marco terapéutico convencional,
en particular un marco analítico. Tanto por mi ejem-
plo anterior como por el que daré a continuación, es
verdad que la violación de los límites psicológicos se
expresa mediante una violación del límite de la situa-
ción terapéutica concreta: faltar a una sesión.
Est e ejem plo ilus tra bien el sign ific ado pro fun do
r
que tien en esto s inci den tes fron teri zos . Es men este
a-
esta r mu y aler tas a esta imp orta nte zon a de trat
mie nto, just ame nte en las fron tera s entr e lo que los
y
pac ient es con side ran que pert ene ce al trat ami ento
lo que con side ran que no pert ene ce. Nos dan esca sas
indi cac ione s, a vec es pue de ser que algu ien lleg ue
tard e en circ uns tanc ias espe cial es y lueg o cue nte que
ha pas ado tal o cua l cosa . Por sup ues to, hay razo nes
n
muy esp ecia les par a que cier tos pac ient es exp rese
su con flic to prin cipa l, de esta man era mar gina l más
que otra s. Tam bién hay -a mi jui cio - razo nes es•
pec iale s y muy cara cter ístic as par a que la Srta . L. A.
tuvi era que con ver tir su con flic to en este caso en
una form a orgá nica , pero ent rar en este tem a nos
llev aría lejo s de nue stro s actu ales pn;>pósitos.
La exte nsió n de la situ ació n T que aqu í indi ca-
mos , incl uye el fenó men o con ocid o en psic oan ális is
com o acti ng out, per o es más amp lio que éste .
258
tirs e
tacó que com o ras go car act erís tico la hac ía sen
gen te.
trai cio ner a, com o si hab lara a esp ald as de ]a
s se
se sob ree nte ndi ó esta s imp lica cio nes par ticu lare
ma
deb ían a una situ aci ón tria ngu lar en que ella mis
ia re-
se hal lab a imp lica da en ese mo rne nto , pue s ten
no
laci one s con un hom bre cas ado que , por lo tan to,
cia ba
esta ba en con dic ion es de cas ars e. Est o se aso
usv á-
tam bié n con su acu sad a nec esid ad de cui dar min
irse
lido s. En cie rto sen tido el Sr. P. pod ría des crib
o una
en tale s térm ino s. Est a pac ien te, la Srt a. G., tuv
en
larg a ser ie de enr edo s dur ant e su per ma nen cia
nes
este gru po tera péu tico en par ticu lar. Est as rela cio
nes
se mo vía n lite ralm ent e en un terr eno de rela cio
era n
des afo rtun ada s que por su pro pia nat ura lez a
ien te,
uni late rale s e imp osi ble s de con cre tar -la pac
hijo s.
mu y salu dab lem ent e, que ría cas arse y ten er
rse
Fin alm ent e hiz o una rela ció n que pod ía con sid era
ón de
com o una bue na solu ció n par a ella y su inte nci
un
cas arse . El hom bre ya no ten ía los atri but os de
es,
min usv álid o. Es ver dad que ya se hab ía cas ado ant
a su
per o su cas am ien to hab ía toc ado prá ctic am ent e
fin var ios año s ant es de con oce r a G.
-
En cua nto a P. su com por tam ien to le era car acte
y la
ríst ico . No sól o se hab ía enc ont rad o con G.
ar de
hab ía inv itad o a com er var ias vec es sin inf orm
hab ía
ello al gru po, sin o que con har ta frec uen cia
del
act uad o de un mo do sim ilar con otro s mie mb ros
atra s,
gru po. Alg uno s de ello s era n méd ico s o psi qui
r efe-
y les con sul tab a fue ra del gru po. El ma rco de
difi-
ren cia psic oló gic o de su cas am~ ento re_flejaba sus
, er:i
cul tad es esp eci ale s con las muJ ~re s. Sin em ba_rgo
en el
una níti da sol uci ón de su pro ble ma y pro duJ o
am ar
cam bio s mu y imp orta nte s. Hab ía ven ido ~e ul~~
y se hab ía esta ble cid o en este paí s en s1tu
ac1on _de
de.1 ar
con flic to que ten ía que ver con un inte ~to de
a la mad ,re La que era a la sazón su nov ia tení a ras-
. su ·ma dre o tal vez él con sigu · i·ó p rov oca r en
gos dt! . I de su ma dre con res-
ella . . ·)cc ion es sem eJa nte s a as
259
pecto a él. También, de pasada, vio al propio grupo
como su madre. Su situación, al comprometer se, pro-
vocó una situación triangular que él llevó muy lejos
en su fantasfa.
En este ejemplo se puede ver con claridad la pro-
funda implicación mutua en problemas fundamenta-
les que había entre ambos, así como, la tendencia y
el riesgo de establecer cortocircuitos a través de estos
encuentros aparentemente inocentes fuera de la situa-
ción grupal. En realidad, eran inocentes en el sen-
tido en que no desarrollaban ninguna situación de
vida íntima, ninguna situación sexual ni nada por el
estilo. Desde el punto de vista técnico, muy bien podía
ocurrir que todo esto se viera impedido por la opor-
tuna interpretación de estos encuentros que se dio
en el grupo y la atención especial que se prestó a
este tipo de interacciones íntimas fuera del grupo.
En estos ejemplos, los elementos de acting out están
presentes indudablemente, aún cuando se trate más
de un living out. El punto de especial interés me
parece, es su transgresión de la situación T., pero al
mismo tiempo la registran en lenguaje simbólico en
su misma frontera, por lo que, si se la reconoce, se
presenta en buenas condiciones para su análisis exi-
toso.
260
d o al co .
a. h a b la r, so b re uto c ió n es m ie nzo de la sesión
h iz o u n a c o n tr ib P o r el contra:
á h o y pd oe nt ;n e~ .
ri o , el S r. H . e st ie b P im ido Y no quiere
s Jo s m
h ab la r. T o d o f~ r: o s , . ~º :1 excepción de
a
la S rt a . I:, ti en en p o r ac ti v id ~ d es sexuales
s;
co n con1pltcacion.e u n r
I ~ontr~no, es~án mu-
el p
c~ o n 1 ej o r d es d em u · 0
e v ista social. Por
eJ em p lo , A. e st á ~ r~ ~ cu p .~ d a p o r u n hombre;
pfc
se tr a ta d e u n a tí to s d uaci n de angustia que
re fl e ja su s se n ti m ie o cu
su m a d re , m u y p
re
n
p
d1
a ª
cu
co
p a
n
en re lación con
la o tr a mu1· er ·
L a S ra · H . t·1ene u n a d~1·t uacio •,
n co nflictiva con
su m a ri d o y h ay · abierta. El · Sr. O.
u n a is p u ta
d ic e q u e t·ie n e q u e ro m p er co ~ su amiga. Se
si e nte c o n rab Ia · Y II ega con la idea de no que-
h , u ed ar en ridícu-
v el a su te m o r a q
re r a b la r y re h a su p er ad o su importancia
u e
lo. H ~ ce p o c o q o p o r el o tr o hombre. ¿H a te-
Y. e st a p re o c u p a d la ci ó n sexual con él o no? El
n id o su a m ig a re velaci?n de infidelidad que le
S r. C. c u e n ta la r~er, quien se lo confiesa y le
h a h e c h o su mu3 m ar id o , es mucho más satis-
d e c la ra q u e él su o m b re . L a re ac ción de C. ante
h
fa c to ri o co m o u li ar falta de interés, defensa
e st o e s u n a p ec n en o tr o s casos. La Srta. I.
q u e u ti li za ta m b iéó n ic o de que en el grupo que-
ti e n e u n m ie d o crso lu ta incompetencia. Se refie-
d e re v el ad a su abie m b ro s silenciosos y el silencio
re a lo s c u a tr o m o hacerle el salto al Sr. C. El
se in te rp re ta co m vo u n a d is p u ta con ~~ m u je r,
S r. L. ta m b ié n tue ex tr ae r de ella suf1c1ente in-
d ic e q u e n o p u ed que la ra b ia es m ej o r que nada.
te ré s se x u al , p er o sión, hoy ~e ~iente en p_az y
E n c u a n to a la se ru p o . L a se n o n ta M. se sientea
tr a n q u il o en el g
p er o m al en el g rupo -e ll a reflej
b ie n af u er a, er so n a el h u m o r del grupo y
su p
si em p re en
s in co n sc ie n te s'° E l grupo en te ro se
su s co rr ie n te u n a m an er a que es frecu en te
co m p o rt a ho y d e
. L a S rt a. l. es tá tr iu n fa l, pu es se
e n la S ra . M en su re ac ci ó n b a bi tu al seg ún
si en te ju st if ic ad a
p o es h o st il e in seguro, n u n ca d a
la. cu al el g ru n te e ll a - se es tá d es in te-
n ad a a n ad ie -s ie
261
hab la de aba ndo nar. Ata c~ con vehe.
grand.o Y con duc tor y está con ven cida de qu
menc1a ª11 quie re a pes ar <le haberle ayudad e
éste no ª ' · 0
. . ho en el posa do.
muE n la sesión 2, la Srta . l. Jl cga _u~ poc o tarde.
. H hab la acer ca de las difi cult ades c¡uc
La S ra. ·
ha teni do con su man·¿o en l.as vacac1on .
e~, pues
él, sob re la base de su p~op1a dep end enci a, exi-
ge que ella deje su trab aJO que sólo es un tra-
bajo de afic iona da y del que , p~r a colm o, la
pu.eden desp ~dir . f:sto fue dem as1a ~~ pa~a ella
-tie ne al rrns mo tiem po, una reac c1o n violenta
resp ecto de L. y la acti tud de, ést~ ante su mu-
jer - espe cial men te. en tan to. el sien te que hay
un con flict o mas culi no/f eme nino en ella , que el
con duc tor com part e. Cua ndo lleg a la Srta . I., el
con duc tor reto ma las cue stio nes rela tiva s a ella
desd e la últi ma vez; adm ite su pro pia cólera.
Ella pare ce reac cion ar bien a esto .
Aho ra se con cen tra en el prob le1n a de la seño-
rita M. quie n llor a en silen cio. Aho ra la señori-
ta I. part icip a acti vam ente . Com o el grup o no
está en con dici one s de hac er tal cosa , el con-
duc tor con duc e a la Sra. M. al tem a de su de-
pres ión, que ha reap arec ido inclus ive fuer a dd
grup o. Señ ala cóm o proy ecta ella en el grup o
todo s sus mal os sent imie ntos . Ella sien te que
hab lar no cam bia las cosa s en abso luto , que
tien e mie do de exp one rse y que los dem ás la
enc uen tran inút il, una por que ría.
La Srta . A. hab la aho ra de su pro gres o, y ve
cóm o se deg rada con este hom bre desp reci able.
El rest o del tiem po lo ocu pan prin cipa lme nte las
resp uest as hist éric as de la Sra . H. y s u negac ión
de todo sign ificu do sexu al. O. no estu vo pre-
sent e en esa sesi ón, pero ya lo hab ía anu ncia do
muc ho tiern po ante s. El sign ifica do de la si tua-
ción se con1 pren de com o la dra n1atizac ión abso-
luta men te gen er~:d d e un con flict o sex u a l intc ruo.
Se trat aba , sin dud a , de tran sgre s io nes e clípi l·,t"
- exp osic ión de ella s y con den a por e l g ru pl) ~l
mod o de re pres a lia del s upe ryó, en partl.· l'Utl e l
262
claro sent ido de una castr ació n proy ectad a en
e~ _grupo. F:n este caso el cond ucto r no atrae hos-
t1hd ad haci a su pers ona, sino que perm ite que el
grup o se haga port ador de la trans feren cia.
Esta s dos sesio nes cons ecut ivas se ven como
una secu enci a inter activ a, en la cual la segu nda
de ellas , grac ias a un plan delib erad o del tera-
peut a, con~ tituy e una resp uest a a la prim era. En
amb aJ ses~ones, hubo mov imie ntos signi ficat ivos,
con enfa s1s espe cial en aque llas situa cion es de
natu ralez a sexu al trian gula r, tal com o las ya ci-
tada s, fuer a del grup o. Dent ro del grup o, la hos-
tilid ad haci a el grup o com o total idad y hacia
los miem bros del grup o por sepa rado prod ucía
ira, silen cios y mala volu ntad para habl ar y ex-
pone rse. El gn1po se fue cara cteri zand o c;¡.da vez
más com o un supe ryó terri ble puni tivo y omni-
pote nte, un camb io muy defin ido a part ir de la
tend enci a prev ia a hace r del terap euta una figur a
de supe ryó temi ble. . ., . .
En la prim era ses1on hubo un 1ntercamb10
trila teral entre la Srta. A., el Sr. O. y el Sr. C.,
nuev ame nte carg ando el acen to en la situa ción
sexu al exte rior al grup o. Dent ro del grup o pre-
dom inab a un senti mien to gene ral com_? d~ ,,aisla-
mien to, de retir o, _Y hast a d~., determ1nac1on., de
rticip ar. La 1nterpretac1on de. esto llevo a
Pa "l b' 1 d
ex resio nes de co era, _a 1erta o s1n:iu a a, que
no
p entró en el grup o como total idad , como
sentidac d sepa rada d e sus ~1em . b ros. S e exper1- .
e t ban las cosas como s1 fuera n much o me-
~en ªfuera del grup o que dent ro de él. Una in-
Jores tació n dirig ida a la Srta. I. prov ocó en
terprel vivencia de una agres ión y a tacó tam-
ésta a
. ., ella a su vez.
b iei la segu nda sesión el cond ucto r volvió _a cti-
n te a la situa ción respe cto de la Srta. l., lo
vam ll vó a una acus ada f ocalización en la có k ra
que eiona da destr uctiv idad. Se plan teó el ten13
Yª1ª 5
proyección de malos senti mien tos en el
de ~ en tan.to. tal, se sentí an inseg uro s .e? . é l,
grubp dos 1 casi incap aces d e habl ar. La d1v1s1 ón
tra a
263
entre «dentro» y «fuera» de las sesiones conti-
nuaba, junto con los silencios, los bl?qu eos y la
prod ucció n de mate rial suple ment ario asociado
a las situaciones sexuales trian gular es exteriores
al grupo.
Hubo luego una sesión más vivaz y producti-
va. La consecuencia fue -o term inó sien do- la
que el cond uctor había antic ipado y deseado. Si
cons idera mos la siguiente sesión de grup o puede
decirse que tanto I. con10 M. expe rime ntaro n
camb ios muy favorables en lo relati vo a un tipo
de prod uctiv a comunicación. Ese día la Sra. H.
no estab a prese nte pues se enco ntrab a en vaca-
ciones de dos semanas, y el Sr. L. tamb ién estab a
ause nte debido a una obligación fijad a mucho
tiemp o antes. En efecto, esto se había antic ipado
vario s meses antes , y en esta sesió n tuvo que fal-
tar. En esta terce ra sesión éram os un grup o muy
pequ eño, ya que el Sr. C. había envia do un men-
saje en el que adve rtía que se había ido de vaca-
cione s a Irlan da. En realidad, no había en ello
nada muy extra ño, pues to que estáb amos por
Pasc uas. El resul tado fue que en la terce ra se-
sión no estab an los agentes más pertu rbad ores,
los más temibles para los demás, tal como éstos
los sentí an, y el resto del grup o pudo saca r a
luz much o mate rial en conexión con este tema.
Sin emba rgo, no pode mos deten ernos ahor a en
n1ayores detal les de esta terce ra sesió n en este
conte xto.
Pode mos preg untar nos más en gene ral qué sucede
cuan do el grup o se ve reduc ido respe cto de su com-
posic ión habit ual, cuan do falta n algun os miem bros.
Sent imie ntos nega tivos inten sos que se habí an expe-
rime ntad o respe cto de ciert os miem bros del grup o
pero que no se habí an expre sado , salen a la luz en
ause ncia de éstos . Por supu esto, es impo rtant e que
todo ello se trate de nuev o cuan do estos últim os estén
prese ntes. El grup o redu cido parec e prod ucir tam-
bién otros dos fenómenos:
264
La s ac tiv ida de s de l ter ap eu ta se intensifican
1)
br os ausentes.
--c om o pa ra su sti tui r a los mi em
uta de comuni-
2) Se pr od uc e un ca mb io en la pa
de da r, en la Sr ta. A.
cación; en el eje mp lo qu e se ac ab a
al comienzo de
En general ell a ha bla ba o b.ien muy
. En est e grupo
Ja sesión o dir ec tam en te no hablaba op or tun ida de s
rias
reducido se mo str ó ac tiv a en va
ran te la ses ión , mi en tra s qu e no necesitó se r la
du
pr im era en ha bla r.
La int en sif ica ció n de la actividad
del ter ap eu ta y
en este gr up o.
del co ter ap eu ta fue un rasgo notable
tuvo lug ar un pro-
Con va rio s mi em br os del gr up o
en lo concerniente
greso significativo, en pa rti cu lar
on oc im ien to de sen tim ien tos de cólera y de hos-
al rec
bros ausentes. El
tilidad res pe cto de ciertos miem
destrucción ha bía
tema de la có ler a y las fantasías de
sesiones anteriores.
sido un a am en az a du ran te varias
fueron reconoci-
En es ta sesión, est os sentimientos
s co1 no dir igi do s ~a cia cie rto s miembros ausentes,
do
ferencia]. Se plan-
ese nc ial me nte so br e un a base trans
ha br ían revelado
tea as í la sig uie nte pre gu nta : ¿se
cias? ¿H ab ría n sido
tales se nti mi en tos sin est as ausen
erenciales si hubie-
alu mb rad as las relaciones tra ns f
s del grupo que an-
sen es tad o pr es en tes los miembro
la respuesta es afir-
tes la ha bía n im pe did o? Creo que
ese momento. ~a
mativa, pe ro pr ob ab lem en te no en
ali da d sel ec tiv a de los mi em bro s ausentes parec1a
cu
me ra coincidencia.
so rp ren de nte , pe ro a pe sa r de todo,
Efecto in1previsto de un
juicio del conductor
.1o, n an ter ior hadbía ha bid o un a ,o
. b .
E..,n 1a ses. orporaciones e m1em I os, Y ) 0
.
d os nuevas 1nc d tres afios de gru po
uiera. Pa rec e
señalé entonces. 9ue os ºa cualqrder el grupo,
de bía n se r suf1c1,entes f:J o a pe unos
que es to despertad e1J nu~ mo En alg su rgi ó
a se r expulsado e s ·
265
la siguiente idea: «¿De aquí, a d~nde vaill:os?».
La idea de dejar el grupo y de ser 1ndepend1ente,
así como la verdad era natura leza de este pro-
blema, queda mejor ilustra da :por la ~ra. A.
Esta pacien te inform ó que _hab1a experimenta-
do precisan1ente esas sensaciones, en su casa y
lloró al contar que su madre dec1a: «Ese grupo
es un lujo, déjalo». Todo eso se mezcla con la
pérdid a del em.pleo y el haberl e dicho a su ma-
dre que quiere ser indepe ndient e, que le gus-
taría condu cir un coche. Pero no piensa real-
mente que pueda hacerl o ni quiere realme nte
ser indepe ndient e. La Sra. H. había abiert o la
sesión declar ando que había dado un gran paso
adelan te. Habló acerca de los celos del marid o
por su asisten cia al grupo y su preocu pación
por el dinero . Comp aró a su marid o con su
propio padre, quien -segú n ella sentí a- hu-
biera prefer ido que ella no existiera; por ejem-
plo, le moles taba que ella gastar a dinero en lec-
ciones de música. Esto fue tomad o en profun-
didad por el grupo y aparec ió mucho materi al
edípic o o al menos materi al así interp retado ,
en clara conexión con el proble ma de depen-
dencia /indep enden cia que repres enta venir y pa-
gar por ello, así como mante ner la depend encia
con respec to a sus padres en el mome nto actual.
El sentim iento de pérdid a del grupo se conecta-
ba en sentid o transfe rencia ! con las deman das
de indepe ndenc ia de los padres y la crueld ad y
su rechaz o a seguir m.ante niéndo los material-
mente . Esto refleja ba con clarid ad el sentim iento
respec to del grupo y del condu ctor en la situa-
ción terapé utica. Tambi én muest ra las repercu-
siones en la red famili ar íntima -el plexu s-
de los pacien tes. Enton ces la Srta. B. contó un
sueño, que muy bien podría entend erse como re-
sonancia. En el sueño, la Srta. B. experi menta ba
una sensac ión de despro tecció n frente a los hom-
bres. Ella era totalm ente pasiva -al mismo tiem-
po, las ventan as estaba n abiert as de par en par.
Asoció esto con su incapa cidad para decir no a
266
su padre, y tan1bién con su experiencia de poder
tener amigos y relaciones íntünas con hombres
mientras éstos tengan otro compromiso. Si algún
hombre que se interese en ella no tiene tal com-
promiso, como ocurre en ese preciso moment o,
ella tiene grandes vacilaciones en asumir su se-
xualidad y comprometerse a su vez. Nuevamente
sintió que no podía hablar por teléfono, que
realmente no podía decir qué sentía. Esto se
conecta de diversos modos con otros aconteci-
mientos del grupo y le llamé la atención sobre
lo que aparecía tal vez como el nivel más pro-
fundo de todos, a saber, su lucha contra el deseo
de mostrarse como absolutamente desvalida y
dependiente en relación con su padre.
267
lar de desprotección tenía sus raíces en la
provoca-
ción neu rót ica de sus par eja s, y se sin tier on
molestas
cua ndo el Dr. N. dudó de que esas otr as
personas
implicadas, fueran imp ort ant es y rea lme nte
respon~
sables. Personalmente, pensé que tenía razón
y acepté
que las per son as de referencia fue ran en este
caso
los ind uct ore s activos del com por tam ien to
y la res-
pue sta neurótica. El pun to que se soslayaba
, en esta
par te de la discusión, era el de que yo fue
ra, como
ya lo expliqué antes, el verdadero agente pro
vocador
de est a res pue sta neurótica. Tal vez, sin dar me
cuen-
ta, rep itie ra yo el com por tam ien to trauma
togénico
de la fig ura pat ern a. ¿Me vi inducido contrat
ransfe-
ren cia lme nte a hacerlo? Si así ocurrió, no
fui cons-
ciente de ello.
En otr a oportunidad, el con duc tor hab ía llam
ado
la atención sob re los modos en que los pacien
tes ex-
pre san su determinación de afe rra rse a su
neurosis.
Las pal abr as usadas fueron: «Si insisten ust
edes por
est e camino, es muy fácil que se queden como
están».
Est o con duc e a un fragmento de autoanális
is hecho
por una de las pacientes, que dijo que se hab
ía dado
cue nta de que le estaba pidiendo al grupo que
la ama-
ma nta ra. En conexión con esto reconoció sus
propias
dificultades par a am am ant ar a su hija, y cóm
o afectó
est o su pos teri or relación con la cria tur a. Res
pecto
del grupo, no cabía dud a de que lo que que
ría era
que ést e fuese una ma dre me jor par a ella,
pero en
tan to est o ocu rrie ra seguía afe rra da a su
neurosis.
Otr a paciente advirtió que se había producido
un
cam bio en la inte rpr eta ció n de su pro pia con
ducta.
Antes hab ía insistido en que el grupo se inte
rponía
ent re ella y su hogar, mientras que aho ra sen
tía que
era su amigo quien lo hacía. Dice que es rea
lmente
má s feliz con su amigo que en su casa. Ent
endía
todo este asu nto como una válvula de segurid
ad con-
tra cierta implicación en el grupo que ella
miraba
con recelo.
268
en ci al es :
In te rp re ta ci on es tr an sfer
co rr ec ta s, pe ro de fe ns iv as
ta s qu e pr es en to a co nt in ua ci ón la s de bo a
L as no rg o de l gr up o m ie n-
ie n se hi zo ca
m i ca -c on du ct or , qu a po r en to nc es en fo r-
au se nt e. E st ab
tr as yo es tu ve co n un a te rc er a pe r-
an ál is is pe rs on al
m ac ió n Y en i co le ga , a qu ie n te ng o
se gu ro de qu e m
so na . E st o~ m ol es to po rq ue yo ut i-
ti m a, no se se nt ir á
en al ta es m od o cr ít ic o un ti po de
il us tr ar de
ce su s no ta s pa ra up o de nu nc ió si n su b-
cr ít ic a qu e el gr
in te rp re ta ci ón co m pa ra ci ón de sf av o-
s ev id en te qu e la
te rf ug io s. E yo se de bi ó a un a di s-
e se hi zo en tr e él y
ra bl e qu er en ci a, pe ro ta m bi én
de la tr an sf
tr ib uc ió n di st in ta a, a un a di fe re nc ia re al
en ci er ta m ed id
co rr es po nd e, de in te rp re ta r. Ta m -
os re sp ec ti vo s m od os
en nu es tr si ed ad en el gr up o en
ta vi si bl e an
bi én ex is te ci er m od o co m o m i co le ga
en fe rm ed ad y el
to rn o a m i lt a de m as ia do tr an qu ili -
a, no re su
re sp on de a aq ué ll a só lo de un a in di sp os i-
id ad se tr at ab
za do r. E n re al l co m o un a gr ip e o un
va m en te lig er a, ta
ci ón re la ti po ne r qu e m i co nd uc to r
te re sa nt e su
co ns ti pa do . E s in ns ci en te m en te la an si ed ad
au m en ta r in co
ha ya po di do », de bi do a ra zo ne s pu ra -
nf er m ed ad
en to rn o a m i «e le nc ia qu e m uy pr ob a-
es , un a am bi va
m en te pe rs on al a es ti m ul ad a en su pr op io
se vi o en es a ép oc
bl em en te ed ad ap ro xi m ad am en te .
is ta te ní a m i
an ál is is . Su an al em pl o, qu e en to do ca so
or sa bí a, po r ej
E l ca -c on du ct o, y re cu er do qu e en nu es -
es te gr up
«h er ed ar ía » de m í ca da se si ón de gr up o
on es de sp ué s de
tr as co nv er sa ci ió n de es t~ r al go im pa -
e da ba la im pr es
le de cí a qu a, Jo cu al el ~e ga ~a . Lo
to oc ur ri er
ci en te po rq ue es sa qu e fu e d1~cut1da en
l, si n em ba rg o, co
fu nd am en ta pi en so q~ e I_as in te rp re ta -
es qu e yo
su op or tu ni da d, aq uí de fe ns iv as en ta nt o
er en ci al es so n
ci on es tr an sf po si ta rl o to do en la tr an s-
pe ut a a de
ca pa ci ta n al te ra rs e as í el to 111ar se e n se ri o
l gr up o, y ev ita
fe re nc ia de
la s cr ít ic as de és te .
26 9
Parec e ser muy difíci l para todo terap euta evitar
tal defen sivid ad y consi derar seriam ente las insinua-
cione s que un grupo hace acerc a de sus limita cione s.
Infor me
Jueve s: Mary B. y el docto r L. llega ron veinte
minu tos tarde , o más. Cuan do entré anunc ié
que S1-IF no vendr ía. El docto r L. expre só un
senti mien to pasaj ero de alivio por la ausen cia
de SHF. Un poco más tarde , contó un encue ntro
que había tenid o con una ninfo maní aca y habló
de su deseo de alejar se y librar se de ella (una
reuni ón socia l en un pub que pudo habe r ter-
mina do en relaci ón sexua l). Era evide nte la co-
nexió n entre esta confr ontac ión con el desaf ío
sexua l de ella y su confr ontac ión, que esta vez
se evita ba, con SHF con10 padre prohi bitivo o
como padre desaf iante. El docto r L. estab a preo-
cupa do por la edad de SHF. En gener al había
un senti mien to de echar de meno s a SHF, aun
cuan do debid o a las impli cacio nes que esto pu-
diera tener , tuvie ra que deneg arse. Esto se hizo
más claro en la sesió n sigui ente ... R. veía a SHF
como una figur a avun cular de tío mate rno, una
figur a paren tal bond adosa y amab le. En un in-
tenso interc ambi o con la señor a G., ambo s exa-
mina ron cómo mane jaban sus senti mien tos de
cóler a y algun as de las fanta sías e ideas relacio-
nada s con ella. Para R., gener alme nte muy pa-
sivo e incap az de pone rse en conta cto con sus
senti mien tos agres ivos, el ideal consi ste en ser
capaz de expre sarlo s en circu nstan cias aprop ia-
das y a las perso nas adecu adas, con cierta liber-
tad. Para la señor a G. esto sólo cond uciría a la
ruptu ra. Para ella, los senti mien tos agres ivos es-
tán más al alcan ce de la mano , pudo referi rse
a sus senti mien tos agres ivos respe cto de su rna-
dre y su padre , hacia quien es la rabia no podía
ni debía expre sarse , debid o a su pelig ro inhe-
rente ... En lo esenc ial, gran parte de la sesió n
270
se pasó en el análisis de sus sentimientos agre-
sivos y sus temores o aspiraciones a expresarlos.
A o. le da mie~o hacerlo; R. en ca1nbio, siente
que en ello estnba el camino a la liberación. La
señora G. teme que esto la lleve a la catástro-
fe, etc. Destacó est?s últimos puntos sobre todo
en vista del material de la próxima sesión.
Lunes: Informé que SHF estaba otra vez en-
fermo, pero no pude responder a las ansiosas
preguntas acerca de cuál era su enfermedad o
de cuánto duraría ... O. describió con cierta exten-
sión cómo la gente a la que él había vendido la
casa de su madre (quedándose con parte de la
tierra) había construido un garaje que invadía
su terreno en 1,80 metros. Su mujer iba al hos-
pital para una operación de varices, y él quedaba
solo para hacer frente a la situación. Se sintió
desvalido, incapaz de manejar la situación. Si
ella hubiera estado allí, se hubiera ocupado de
la cuestión del garaje. Tenía miedo de no poder
hacerlo, sin llegar a ser excesivamente destructivo
diciendo «¿Cómo puede uno enojarse con gente
tan buena? También trajo a colación cómo se
sentía cuando era regañado por su socio mayor,
y, cómo esto le hacía sentirse como si tuviera
dos años de edad. Había también n1ucho mate-
rial acerca de la oscilación diaria de sus senti-
mientos. Un día se sentía d~ dos años, incapaz
de enfrentar las situaciones, la mañana siguiente
se despertaba con el sentimiento de ser adulto
y capaz de resolver muy bien las cosas.
Fui más bien activo con O., conectando estas
cuestiones con sus temores de agresión, con sus
temores de que sólo podía destruir o someterse,
y buscando conexiones analíticas en mucho de
su otro material, poniendo en claro cuán esen-
cialmente su masoquismo era una defensa con-
tra sus fantasías sádicas. De vez en cuando se
producían silencios, que yo c?nsideré reflexivo_s
y que quebré en dos oportunidades para conti-
nuar, pero centrando la cuesti?n _esencialm~nte
en O., en tanto era éste el pnnc1pal expositor
271
de los te.m ores a expresar agresíón que se plan-
teaban en el grupo.
Después de uno de estos silencios, la señora G.
se volvió hacia mí con un furioso ataque verbal.
Yo estaba obligando a callar al grupo. Yo daba
las respuestas, les impedía buscarlas P?r sí mis-
mos, les impedía desarrollarse. R., quien en la
sesión anterior hábía dicho que pensaba que yo
tendía a encasillar las cosas, agregó algo y, por
último, lo mismo hizo Mary. No se quedaría en
el grupo si yo me hacía cargo del mismo cuan~
do SHF se retirara. Sin embargo, sintió que no
debería decir tal cosa, que tenía conmigo una
deuda de gratitud. Cuando profundizamos en
esto, se vio con claridad que en 1a transferencia
yo era su madre, a quien ella no podía atacar
cara a cara porque le debía gratitud, y por quien
se sentía permanentemente juzgada. También yo
la juzgaba, pensaba (si bien no pude encontrar
ninguna conexión entre esto y nada de lo que yo
había hecho en el grupo). SI-IF nunca la juzgaba.
El ataque contra mí continuaba: que daba res-
puestas de libro, demasiado freudianas, que ce-
rraba el diálogo, que siempre tenía que poner
el punto final. Yo era demasiado activo. SHF era
pasivo y les permitía crecer. Después de un rato,
conecté esto con sus sentiinientos acerca de las
ausencias de SHF, que R. recogió. Creo que por
el momento soy la madre de Mary, el hermano
«raptor» de la señora G. y «el que sí sabe» para
a R. {R. me asocia, lo mismo que la señora G.,
con personas que encuentra en su trabajo o en
la vida social y con las que no puede llevarse
bien). Por último, R. acude en mi defensa -lo
1nismo que O., el doctor L. y lVl.- diciendo que
ambas técnicas pueden ser comple1ncntarias. Mary
deseaba retirar su ataque, por temor de que n1e
hiciera daño. R. reconoció que en un rnon1ento
parecí haber sentido afecto por el ataque, pero
que Juego n1e recuperé. Yo admití que efectiva-
~ente me había sentido afectado, y que hubiera
sido muy extraño que así no ocurriera, y dije
272
que era muy importante que ellos hubieran sido
capaces de atacarme, que tales sentimientos ha-
bían estado ocultos por mucho tiempo, y que la
exploración y la resolución de esos sentimientos
podían significar importantes avances. Cierta-
mente, el problema de Mary con su madre tenía
ahora su paralelo en manera de percibirme en
el grupo, y lo mismo respecto de los sentimien-
tos de G. para su hermano, «que siempre tenía
todas las respuestas».
El comienzo de un grupo
273
ciones. Entonces hice algunas ?bservac~ones acer.
ca de la disposición de los asientos asi como de
otras disposiciones tales ~orno no .~umar, que
ás tarde condujo a una cierta rebehon de part
de uno O dos miembros d~l grupo. Se discuti~
la cuestión de grabar en cinta y el gn1po la re.
chazó, lo cual más bi~n sorprendió dado que
se trataba de personas interesadas en el aspecto
científico y teórico del tema. Con ~º?,º,tan pron.
to como llegó el turno a la exposicion personal
se levantaron una cantidad de objeciones. Uno el~
ellos, el doctor M., que llegó tarde, ocupó con
mucho el centro de la escena. Esto molestó al
doctor AR., que lo dijo en términos inequívocos.
El mismo doctor M. habló mucho contra la uti•
lización de un micrófono y dijo que no podía
aguantar el resistir oír ~u voz t?d~ el tiempo y
que, además, apenas babia un m1crofono deseaba
monopolizar la discusión. De aquí surgieron di-
ferentes reacciones y consideraciones analíticas.
Otro miembro, la señorita C., dijo que no le mo-
lestaba en absoluto que se le grabara, pero sí le
molestaría, y no podría soportarlo, el que la gra-
bación se reprodujera. El doctor A. R. formuló
ciertas reflexiones bastante asombrosas acerca
de sus inhibiciones, especialmente en relación
a una persona de autoridad, que yo representaba
para él. Esto también se refería a toda clase de
autoafirmación de su parte. Describió cómo le
palpitaba el corazón cuando, por ejemplo, se ha-
bía opuesto al doctor M. Una de las razones que
dio contra la grabación fue que quería ser espon-
táneo, que esperaba llegar a comprometerse, pero
que tan pronto como la cucstjón se tornara
grupo de estudio o algo parecido, muy bien
podría adoptar la actitud propia de una reu-
nión científica. De este modo verbalizaba un
prejuicio que se encuentra a menudo en estos
círculos, profesionales a saber una mutua ex-
clusión, o a~ menos ~a oposÍción, entre acti-
tudes emocionales y actitudes intelectuales.
Hasta el mero hecho de saber que algo sería
274
regist rado y que posib lemen te se lo utilizara
con fines cientí ficos le imped iría actua r I ibr e-
mente . Enton ces se puso de manif ies to que de-
trás de esto había otra idea, igualm ente impo r-
tante e intere sante para la enseñ anza, esto es,
que le preoc upaba much o su capac idad como
médic o. Sería desas troso que alguie n oyera Y
recon ociera su voz. Era algo que le preoc upaba
much o. En otra época , antes de ser médic o, esto
no le impo rtaba en absol uto. Me parec ió que,
en gener al, este ingen uo signif icado emoc ional
que el hecho de ser médic o tenía en su fanta-
sía era muy intere sante. Ya en la prime ra se-
sión, hacía su aparic ión el miedo al «exte rior».
Este médic o no tenía el meno r repar o en aban-
donar se espon tánea mente en medio de un grnpo
de coleg as y otros en su camp o, pero tenía mu-
cho miedo del exteri or. Esta difere nciac ión en-
tre el interi or y el exteri or al grupo lleva a un
probl ema muy intere sante. En un sentid o pro-
fundo , pienso , se relaci ona con un tipo de esci-
sión paran oide. La reacci ón de todo grupo a la
idea de «ser escuc hado fuera» por «extra ños», se
movía en la mism a direcc ión, aun cuand o todos
sabía n perfec tamen te que el mater ial sólo se uti-
lizarí a con su conse ntimie nto, que había n dado
realm ente para objeti vos cientí ficos y perfe cta-
mente legítim os. La sesión termi nó de un modo
más bien abrup to.
Segun da sesión : Ya estab a claro que el doc-
tor L. no partic iparía . Evide nteme nte había cam-
biado de opinió n, con la excus a de que aún no
se hallab a bie~. Mient ras tanto, yo había pedid o
que se nos uniera a otra perso na que pensé ade-
cuada para ella,_ y le. ofrecí el puest o vacan te.
El grupo estaba 1mpac 1ente respe cto de este nue-
vo homb re, a causa de que llegab a tarde. Dijer on.
«¿Ven drá ahora , o no?». En esta perso na en par·-
ticula r, el_ !legar tar~e era un síntom a cróni co
cuyo anáhs1 s se revelo 1nás tarde de impo rt •'
decisi va. _Cuando es~o fue analiz ado en el :~c~a
se produ Jo un cambi o grand e y favor able e~ t¿d~
275
su vida pero el cambio fue crítico. Aquí tengo
que 1in1itarme a mencio nar este hecho, pues por
razones de discrec ión, no puedo entrar en los
detalles de este materia l tan interesa nte. Se hizo
evidente, el comple jo anal clásico en juego, cuan-
do sea pertine nte daré al menos una indicación
esquem ática del mismo. Ahora sólo puedo decir
que una de las inhibic iones de este hombre con-
sistía en que encontr aba grandes dificult ades para
comple tar un trabajo . Ocurría que, en su fanta-
sía, como se descub rió después , apenas termi-
naba uno sentía que se moría. Esta segund a
sesión comenz ó con un ambien te tenso, que rom-
pí diciend o «Bien, no estamo s demasi ado cómo-
dos». Con esto se avivó bastant e. Despué s de
cierto silencio , el doctor M. vino con un «sueño
de grupo» . En efecto, había tenido un sueño que
con toda evidenc ia se refería a la última sesión,
y hasta cierto punto se analizó en ese sentido .
Dadas las circuns tancias , el grupo particip ó en
esto menos de lo que se podía esperar , y, en con-
secuenc ia, tuve que estar un poco más activo.
Hasta en el conteni do manifie sto del sueño apa-
recía un círculo con una silla vacía. « Era un
círculo como éste, pero había un sillón con bra-
zos.» :Él se adelant ó de inmedi ato, cogió esta
silla y se ubicó en el centro con mi aprobac ión
y la desapro bación de A. R. Ahora el doctor A. R.
dijo que él tambié n había tenido un sueño de
grupo y que estaba enorme mente sorpren dido
por el carácte r tan abierta mente homose xual
que, en dicho sueño, mostra ba a mi respect o.
En el sueño, yo le daba una inyecci ón que resul-
taba ser una verdad era droga. Yo dije que este
sueño era un sueño transfe rencia! con relación a
mí y que no debía cargars e el énfasis en la ~omo-
sexuali dad, sino en la situació n de tratami ento.
a saber, que yo le haría decir la_ verdad en ~l
grupo. Las mujere s del grupo se interesa ron vi-
vament e por el sueño; estaba claro que . no s;
las había mencio nado. El grupo se había an1-
rr1ado muchís imo y pude lin1itarrne n sefialar
276
algunas características principales. Una de éstas
era un constante vaivén entre la consideración
intelectual de las cosas y un sumergirse en ellas
de modo personal verdaderamente genuino. Pa-
recía que el grupo entendía que su función con-
sistía en hacer observaciones que se referían a
sus interrelaciones mutuas. Al mismo tiempo,
había mucha incertidumbre y se hacían conje-
turas acerca de mi función, y habían prejuicios
al respecto. Traté de despejar la situación di-
ciendo «¿_Quién se lo ha contado?», o «¿Quién
dice esto?». En realidad, intervine de modo muy
libre. No confirmé en absoluto las diversas anti-
cipaciones acerca de mi posición, por así decir-
lo, sacrosanta. Cuando digo que intervine «de
modo muy libre» no quiero decir que revelara
material personal, sino que expresé lo que pen-
saba como un miembro más del grupo, lo que
sentía, y participé como uno más en las delibe-
raciones. Yo hice esto en parte porque el grupo
no estaba en condiciones ni gozaba de la liber-
tad de hacerlo por sí mismo, como podía haber
sido el caso. Noté también que en dos o tres
oportunidades dije en tono de disculpa «Siento
decir tanto», algo que no había tenido en absoluto
la intención de decir de tal modo. Uno de los
temas que en ese moment?. r~~s ocupaban era
la rebelión contra la proh1b1c1on de fumar, es
decir, la cut:s!ión acere~ de ~~s situa_c,iones natu-
rales y artif1c1,ale?. La d1scus~o~ tend1? a adopta~
un carácter tecn1co. Una medica, Anlta, planteo
una cuestión acerca de su analista individual.
Dos O tres entre los participantes se analizaban
individualmente con otros analistas, si bien va
estaban al final de tratamiento. Por aquel enton-
ces yo todavía aceptaba esta situación. Anita
parecía haber dado por zanjada esta cu~stión,
pero ahora se planteaba repentinamente de nue-
vo, de 1:1~ m?do que arecía poner en cuestión
1
su part~c1pac~ón en e grupo, y reflejando con
~llo res1stenc1as de parte de su propio analista.
Eventualmente, él aceptaría.
277
Además de los que estaban aún en análisis
otros lo habían estado con anterioridad. A me:
nudo se formulaban preguntas tales como «¿Qué
te ha revelado tu análisis ·respecto de esto?»
Entonces tuve que intervenir y decir «descubra:
mos todo esto aquí» . Esta doctora, Anita, que
casi me provocaba para que la regañara, con su
tendencia a llevar la discusión a un terreno téc-
nico, dijo de pronto en tono de disculpa: «¿Lle-
varía demasiado tiempo hablar de una cuestión
personal que me preocupa mucho?». Por supues-
to, le dije que justamente para eso estábamos
allí. Entonces contó una historia de sólo uno 0
dos días atrás: un hombre casado con quien
había tenido relaciones durante nueve meses,
había roto con ella de repente y había manifes-
tado que todo había sido una equivocación. (No
es raro que sucedan estos cambios bruscos en
las reacciones de parte de otros miembros de la
red íntima de un paciente, de su plexus, y for-
man parte del proceso de terapia. Esto se había
desencadenado a un paciente. El amigo de Anita
era médico general y la paciente lo era a la vez
de él y de ella, de modo que la trataban en co-
mún. La historia de esta paciente presentaba
una suerte de imagen especular de la propia
historia de Anita y su amigo. Cuando él advirtió
la reacción culposa de ella, se tomó la cuestión
a pecho y dijo a Anita: «No es correcto, tene-
mos que dejarlo (es decir, su relación)». Anita
andaba muy preocupada con todo esto. Sentía
deseos de matarlo pero sentía que no sabía
cómo meterse con él y al mismo tiempo temía
poder destrozarlo. Parecía totalmente conflictua-
da al respecto. De todo esto tenía bien poco
insight. Por ejemplo, nada de insight acerca de
la posibilidad de que toda esta situación se diera
justamente ahora, debido a cierta influencia in-
consciente de su parte. Yo estaba convencido de
que así era, y también lo estaban muchos en el
grupo.
Esto permitió a la Srta. G. traer a colación
278
Di jo: « Yo
un co nfl ict o ínt im o qu e le co nc ern ía.n me ab an -
ten go un a his tor ia pa rec ida ; alg uie e yo mi sm a
do na pe ro yo est oy co nv en cid a de qu
1? .h~ pro vo cad o» . Es ta cuitaestdelión , tan car ga da
hb 1d 1n alm ~n te, sur gió en An sig uie nte mo do .
pro hib ici ón
El la tam bié n se ha bía op ue sto a la era el fu-
de fu ~a r, pe ro lo qu e im po rta ba no ar a car go
ma r, s11:10 el qu e no po.día so po rtaart r est
arl a de algo,
de alg uie n, qu e alg uie n pu die ra ap
d_e t~~ er alg o; en otr as pa lab ras seón tra tab a de un
ora l en su
s1gn1ficado pro fun do de fru str aci
ua ció n Tr an s-
ca rác ter glo ba l, qu e en tra ba en la Sit ión tod o el
fer en cia ! (T). A est a alt ura de la sesbie n qu e se
gru po ex pre só lo ex cep cio na lm en te ost um bra do
sen tía n mu tua me nte . Es to era de sac Dr a. An ita y
pa ra ell os, en pa rti cu lar pa ra la y la Sr ta. G.
pie ns o qu e tam bié n pa ra la Sr ta. J.cu nst an cia de
atr ibu ían est e sen tim ien to a la cir n el psi co an á-
qu e tod o est ab an fam ilia riz ad os coqu é ha bla ba n.
lis is y qu e, po r tan to, sab ían de ion ali zac ión
A mi jui cio se tra tab a de un a rac fun do , pe ro
pa ra oc ult ar alg ún sig nif ica do má s pro ia a ell o.
no qu ise de mo me nto ha ce r ref ere ncqu e el ve rda -
Cu an do ind iqu é a la Dr a. An ita
cci on es im -
de ro pro ble ma est rib ab a en sus rea o, y no en
pu lsi va s bá sic as, en el ca rác ter bá sic qu e de bía
es ta ex pe rie nc ia en pa rti cu lar , pe nsó
ho mb re mi s-
se r ca pa z de ha bla r de ell o co n el ces tuv e qu e
mo y tra tar de con ven cer lo. En ton fue ra psi co -
ex pli ca r qu e tod o tra tam ien to, ya an alí tic o, se
an alí tic o ind ivi du al, ya fue ra gru pode qu e es ta
ba sab a .e n pa rti cu lar en el he ch o
en un a sit ua -
su ert e de dis cu sió n se da ba me jor pia pe rso na
ció n co mo ést a, qu e no co n la pro rop iad a en
ap
im pli ca da . Es ta observaci?J.?~ má s e en cu alq uie r
un gru po de est a compos1c1on qu s bá sic as de
otr o ac lar a un a de las sup osi cio ne
bro s de l gru -
tod d gru po an áli sis : ~l qu e los mi em
do en cie rto
po so n ex tra ño s ínt im os, ,Y a me nu la pe rso na
sen tid o se en cu en tra n ma s ce rca de rea l en la
tra ns fer en cia l qu e no de la pe rso na er a las si-
vid a. Vi cev ers a, no de bie ran tra sp on
279
tuaciones de la vida común, que es bien distinta
a la situación de grupo, el hábito que en éste han
adoptado de discutirlo todo abiertamente. No sé
cuánto de este material dio en el blanco en esta
ocasión, pero en lo que yo andaba pensando en
aquellos momentos era en una experiencia de la
que había sido testigo en otro grupo entre S/J.
y la Sra. A. Vicariamente cada uno de estos dos
había tomado al otro por su cónyuge en la vida
real y de esta manera podían llegar a discutir
las cosas con mayor profundidad que con sus
cónyuges verdaderos. Ellos lo habían notado así
y cornentado muchas veces al respecto.
Por último, dos palabras acerca de un punto
muy importante. Cuando indiqué que el punto
verdaderamente irritante y frustrante para Ani-
ta era que alguien tuviera poder para reprimir
un deseo de ella, tal como yo había hecho acerca
del fumar, Anita estuvo de acuerdo conmigo.
Inmediatamente dio un salto hacia atrás y dijo:
«Sí, yo fui destetada bastante abruptamente;
nací en Sudáfrica y fui destetada bastante abrup-
tamente, me quitaron del pecho muy pronto».
Este comentario, aunque verdadero y pertinente,
venía a mi criterio, condicionado por su fami-
liaridad con un cierto tipo de interpretación psi-
coanalítica. Entonces el Dr. A. R. formuló unas
cuantas preguntas teóricas sobre este salto es-
pontáneo hasta una primitiva patología o expe-
riencia oral, esto es, si se trataba de una regre-
sión, y sobre . todo, en caso afirmativo: «¿ Qué
podemos hacer? ¿ Qué se puede hacer si las cosas
se remontan tan lejos en el pasado? Estaba claro
que este punto teórico estaba muy cargado erno-
cionalmente, lo que se confirmaría mucho des-
pués en el curso del tratamiento. Yo señalé que
siempre es posible hacer algo, por te1npranas
que fueran las impresiones originales que cons-
tituyen la causa de tal o cual comportamiento.
Si aún están en la raíz de nuestras dificultades
o conflictos actuales, no cabe duda de que debe-
mos poder afrontarlas aquí y ahora. (Entonces
280
.
él se fuó . e p o r la s ra m
as , en p an 1 te am 1e nt os m ás
bº t s ac er ca d e la re gr es ió n la f . .6_n,
ie n e ri co m e se n t'1, d a,d as I1as Jac1 r-
m o d o q u e yo c1
et c. , d e . d d
cu n s t anec1el as , e n la ne ce si da e o cu p ar m e ude n
p o co d l ) E st 0 rr o v o có ci er ta s p ro te st as
l S rt , G º· . q u e n o n o s p o d ía se gu ir
ª: , ·, q u ie n di Jo
a p ro te st ó co n tr a el he ch o
~ th m b ie n leto ~ es to u n a di sc us ió n te ór ic a. En-
Sd . A . q u ie n
e ac er e ó q u e m u ch as co sa s de pe n-
t~ n ce s A. R . af ir m
es ta a es ta pr eg un ta . P o r ej em -
d1 an ~ e la ;e sp u d ej ar su an ál is is in di vi du al ?
p lo , c. te ;1 dr ia q u e se gu ro de q u e se tr at ab a de
E n re al id ad , es to y· fu er te m en te ca te ct iz ad o en
o ci o n al
u n m at er ia l em q u e p la n te ab a su pr ob le m a
su an ál is is . -D e al lí
ic os , ac er ca de lo cu al , no te ní a,
e n té rm in o s te ór y cl ar as . E n re al id ad , lu eg o
m u
d e h ec h o , id ea s su ps ic oa ná li si s en fa vo r de l
d ec id ió ab an d o n ar ci di ó ca sa rs e. E l m at ri m on io ,
g ru p o , y ta m b ié n de liz, p er o co n to do , he m os de
p o r lo q u e sé , fu e fe de de ci si on es qu e se ad op ta n
se r ca u to s ac er ca
s co sa s se ha ll an aú n b aj o el en fo qu e
cu an d o la
cu rs o, e in cl us iv e h as ta ci er to ti em -
an al ít ic o en in ad ~ _é ste ; E n este_ ca so p a:a--
d e te rm
p o d es p u és
p ro b le m a su rg 10 m as a·, p ar ti r del l an
. uIar , el ·
d 1a s1tuac1~n gr up a , pe ro
t 1c u al qu e e
li si s in d iv id s yo no h ab n a ac ep ta·do en
- p o st er io re d
. t1• era a un o e m is gr u-
1o s an o s e al gu ie n as 1s
u s es tá to da ví a en an ál is is in di vi du al
ab so lu !o tqra
p o s m 1e n te ra p eu ta .up o, co m pu es to p o r per_son~s
co n ° t ro . 0 d e gr
qu e ha bí an te ni do exper1enc1a
E st e ti p . , n m u es tr a u n a am bi va le nc ia
op ia
d e la P Í? ~ es io pr sa b~ r y no sa b er te ór ic am en te
p si co an a it ic at re C om o el D r. M . co m en tó co n
p ar ti cu la r ~nm O Allí us te d es ; es to s té rm in os
al m is m o _tieto~ ;< de se nt id o -s ó lo se u sa n de
m u ch o ac ie r e~en ab rí a si do m uc ho m ej o r no
(t éc ni co s½ c~~vo yabhso lu to -, só lo si rv en de es-
m o d o de en si en or , ha bí a m os tr ad o un a ci er -
sa b er n ad a ez an te ri
ne xi ón co n el co nf li ct o-
to rb o» . !--ª l~ nc ia en co
u s - em oc io na l. P re gu nt ó si to
ta ar nb rv a -v e r s je rg a con10
il ia ri za do s co n es ta
in te le ct u t~ n fa m
d o s es ta 281
para poder ~tilízarla ~ fin de abreviar. Este
tema había sido mencionado por los doctores
A. R. v N., precisament e al com ienzo de esa se-
sión y~ahora volvía cas.i como un estr~billo. Estos
dos doctores personalizar on el conflicto al mis-
mo tiempo, con roles y aspectos siempre cam-
biantes.
En la sesión siguiente, la tercera, uno de los
miembros comenzó a asumir una suerte de rol
de «conductor auxiliar». El grupo entero se mos-
traba muy vivaz, con el Dr. M. más bien agresivo
pero de buen talante. Los miembros contribuían
espontáneam ente de una rnanera vivaz y presen-
taban un hermoso cuadro analítico. Uno habló
de la angustia y el miedo que da el que lo que
le pasa a uno «puede pasarle a cualquiera» . El
mismo miembro dijo que antes de la sesión ha-
bía tenido una avería en el coche, y tuvo que
avisar por teléfono que llegaría tarde. Otro miem-
bro del grupo informó que no podía «hacer algo
sino hasta último momento». Hablaba bastante
inconscient emente en términos tales como: «Me
siento y no sale nada» y «No tengo un solo pen-
samiento en la mente, me siento vacío» - «No
puedo producir nada». Dio prácticamen te un
ejemplo clásico de interpretaci ón anal. Esto pro-
vocaba muchas resistencias de otros, que decían:
«Es.to podría tener muchas interpretaci ones». Al-
guien habló de su disgusto por la «pérdida de
dinero» cuando faltaba a una sesión. La cohesión
grupal -a pesar de la ausencia del conductor
por vacaciones - fue el contenido principal de
otros sueños de grupo. La paciente dijo que era
extraordina rio cómo comprendió ella en el sueño
(«¡Qué claro se ven estas cosas en un sueño!»),
se refería al vínculo existente. Aunque ella dijera
«Es muy difícil de expresar o explicar». Algu-
nos miembros del grupo encontraron dificulta-
des para comprender , uno de ellos dijo: «¿Es
en verdad tan claro un suefio? ¿ Es posible real-
mente captarlo con tanta claridad ?».
Quisiera reproducir mi propia observación Y
282
la s no ta s qu e alrarees sp ec to es ºb1, en aq ue ll a opor-
tu ni da d: «A ho ta s en
ro in ta ng ib l ue ~' te de cu al id ad m uy
co nc re ta pe ~ Ju eg a! und _pap~l m uy
m i m o d o
im p o rt an te en lt a m u er so 1;1a e 1mag1nar, y,
p o r ta nt o, m e re su 1~ co ll ;p re nd er qu é
es lo qu e el la qu ie re de c· y1 ~
gu ~ d1!1 en co nt ra ré
u n a p al ab ra
m in ar lo "e sp
ot ac
p
ir
ar
it
io
a
ua
ne
es
l"
s»
to
.
:;e
si ·
ir .
te
.
in ~h n~ na po r deno-
te rm in o no tu vi er a
o tr as co nn
1 sp ec ta a es te si gn ificado an al de
~ n ?, qu e re
el gr up o co m pa rt ió ta l vez
p ro ~' :c io n, qu e to do
S ía ca r pr ov is io na lm en te tr es 'elemen-
se a u ti l de s a la pr od uc ci ón de algo,
to s: lo~ ~o nc er ni en te
al , al go qu e su rg e ·d e un o m is m o; los
al go or 1~ m od uc ci ón a pe di do en lu-
s -~ su pr
co nc er m en te co n vi st as a la pu bl ic ac ió n.
g ar Y plaz<? f1 Jo ;_ y
al gu ie n lo pi di es e, lo exigiese, o lo
E s co m o s1 m uy im po rt an te . Quien co m o
es pe ra se . E s al go
te m e m or ir cu an do su tr ab aj o es té
y a le di jo , el as pe ct o na rc i-
ex pr es a cl ar am en te
te rm in ad o, se co ne ct a co n m ec an is m os
si st a q u e ta m bi én
es y qu e la pe rs on a qu e es pe ra pú bl ic a-
p ar an o id en la pe rs on a de re fe re nc ia ,
m en te se co nv ie rt e
ci e de be te no ir e. C it ó lu eg o un ej em pl o
u n a es pe ab ab a de decir, y, de m od o
co m ú n de lo qu e ac
re nd en te , el ho m br e al_ qu e Sf: re fi ri ó
n ad a so rp a de la s m ?J er es m ie m br os
te n ía re la ci ón co n un ~e
o. E n un gr up o co m o es te la s cosas_ c1 on
. l ru m o ti em po , se ex pr es an en ac b as
de , g P m is
ª
1
ac tu an f ue ra de l gr.up o, pr ef erd1'b lem en te am as ,
d en tr· o. o m u tu a re1ac1on.
, u na o os pe rs on as m
ue co nt in ua m en te pi er de n al go , agre-
co sa s en a es te co m pl ej o to ta l. U no
d el gr up ~ , il em en to s
ed o en co nt ra rl o» . L a ot ra , un a m u-
g an o tN · ·pu en te su re lo j, ah or a p o r
di jo : .« de co ns ta nt em
y di ce : « U no si em pr e le ec ha la cul-
je r p ie r en te qu e lo pe rs ig ue n; un o
te rc er a ve~~ n un o si
l· qu ié n se h a ll ev ad o es to ? ¿Q ui én
p a a algU Jces ' ' n es ta s ob se r-
b1e
... a a ve ' on oc em os m uy
su e~ ah or a? ». C en ci a ta nt o en la vi da co m o
lo ~1zo p o r •ex pe ri
1o ne s
vac . ot erreap 1a .
la ti vo al te m a de la n1 ue rt e, fu e pl an -
en ps ic1
En ° 283
teado por el Dr. O. N. Hab ló de un. tem a l~gen-
dar io como es la idea del can to del cisne, el rem a
de q~ien mu ere cua ndo ha term ina do su verda-
der o trab ajo , su obr a maestr~- Hablamo~ tam
bién de la idea tóp ica de alguien q~e rea liza un-
trab ajo maravilloso y luego es asesinado._ ~
Yo mismo rec ord é que cua ndo era n1no .
rn1
tía me hab ía con tad o que al hom bre que hab ía
ten nin ado el reloj en la Cat edr al de _Estrasburgo
le hab ían dej ado ciego una vez rea liza do el tra-
baj o. Puedo hab er me nci ona do esto. La Srt a. G.
dijo: «Sí, siem pre se sac rifi ca al mie mb ro o
la per son a má s maravillosa». En con exi ón cona
esto se rec ord ó otr a leyenda, seg ún la cua l por
adq uir ir conocimiento se ha de suf rir. El conoci-
1niento debe rob ars e a los dioses, por lo cua l el
suf rim ien to consecuente tien e la índ ole de un cas
tigo. «¿ Cree ust ed rea lme nte que eso es cie rto?-
pre gun tó el Dr. M., y el mie mb ro que lo hab ía,
afir ma do quedó des con cer tad o. No obs tan te, se
defendió con tra opi nio nes que sos ten ían que sus
convicciones pod rían con fun dirs e con el incons
cie nte colectivo de Jung. Ent onc es el Dr. M., cuy -
ana list a era jungiano, dijo : «Lo que pas a es que o
ust ed pie nsa que tod o esto es un abs urd o jun
-
giano».
Tengo la esp era nza de que aún est a tan esque-
má tica rep rod ucc ión de mis not as, que ree mp la-
zar on a la gra bac ión fon om agn étic a, den una ide
de lo que se qui ere dec ir con res ona nci a, cona
not a clave, en general, tota lme nte inc ons cie nte
s
a me nud o a difere~te~ niveles al mis mo tiem po:
y que con frec uen cia imp reg na las pro duc cio nes
de un gru po Y. pro por cio na la bas e par a cua ndo
el con duc tor inte rpr ete lo que rea lme nte est
pasando. á
En el cua dro 3 (pág. 285) se mu est ra un in-
ten to de rep res ent aci ón grá fica de este ma teri al.
E~ la cuarta sesión sur gie ron cue stio nes de
~ut on? ad .o desafío de aut orid ad. Cue stio nes de
1mpac1enc1a_ en el gru po, de agr esió
n, de «ha r
a calzón quitado», etc. Cor res pon die nte me ntebla
, se
284
Resonancia, especialmente sobre en fase a erotismo anal y oral reacción defensiva
en té rminos de •teoría• .
.
Traristerencia - a fin de no complicar el cuadro . se deja fuera un grupo de
reacciones . salvo las que se refieren áirectarnP.nte al conductor .
287
este sentido el material fue extremadamente atrac-
tivo. Un hecho real, que había conmovido gran-
demente al grupo, fue aquí la base co1nún de
esta resonancia.
2) La otra observación que quisiera hacer es
que terminé por darme plena cu~nta, por 'Yez
primera, en este grupo, del mecanismo de chivo
emisario. Este chivo emisario, era, en verdad, la
víctima de la agresión, de las energías destructi-
vas que estaban dirigidas realmente contra mí,
el conductor. Anteriormente sólo había notado
que tenía yo un deseo instintivo, que a veces
satisfacía, de acudir en rescate de la víctima.
Analicé al grupo en conexión con sus ataques,
pero no advertí plenamente entonces que lo que
yo hacía era básicamente una reacción de contra-
transferencia. En este grupo en especial tomé
plena conciencia de esto y actué de acuerdo con
este insight.
MAXIMAS
290
CAPÍTULO 7
LA FORMACIÓN DE GRUPOANALISTAS
Selección de candidatos
295
antropología, Ja biología, la fi]osofía, 1a historia , ~a
política, la vida econón1ica, la literatur a, ~~ arte. S111
embargo, aparte de la disciplina ~e. elecc1on_ ~ ~spe-
cialidad, basta con tener una n1in1n1a fa1n1handad
básica con los aspectos más importa ntes de estas o_tra_s
disciplinas. Por supuesto, hemos d~ _ponderar s1gn1-
ficación especial de un título de medico co1no tal, el
de una formación psiquiát rica más en particul ar, y
aún más en la de psicoanálisis.
Título médico
Ventajas. Por supuest o, es importa nte que el futuro
candida to esté familiarizado con enfenne dades mé-
dicas desde un punto de vista somátic o y psicosomá-
tico. Es importa nte el conocim iento básico de anato-
mía y sobre todo de fisiología, y más aún la orienta-
ción biológica que los estudian tes de medicin a llevan
consigo. Es evidente que una gran parte de la edu-
cación médica es inneces aria, como, por ejemplo , los
conocim ientos de cirugía, traumat ología, de enferme-
dades infecciosas, de ginecología o de obstetri cia. Una
excepción, si bien muy importa nte, la constitu ye el
entrena miento psiquiá trico y muy particul armente un
íntimo contact o persona l con paciente s psicótic os, en
la amplia gama de condici ones con las que se encuen-
tra el psiquia tra, entrena miento que de otro modo
no se puede adquiri r. Hablo, por supuest o, de una
forma viva de psiquia tría, de una psiquia tría diná-
mica, como se la ha llamado . Allí donde falte una
formaci ón médica como la indicad a, y en particu lar
la experie ncia psiquiá trica, el campo de acción del
futuro psicote rapeuta padecer á de limitaci ones muy
precisas .
Inconvenientes. La enseñan za de la medicin a es
por sí misma práctica mente antipsic ológica en su
orientac ión, salvo en raros casos de profeso res parti-
cularme nte bien dotados y con interés al respecto .
296
, 1n éd ic o co ns tr ui do so br e ,,,d h a~c <l e lo<.;
.
11J m od el o d . - . t' nf cr rn cc J..1 J .Y cu ra , no ;<ié
.P
to s e n o n n a hd od ,. e.e
co nc ep . l . ta. ,~ca s' de l f ut u r 0 • . . ra pc u ta
otc
lldapta b1e n a as ps ,c
1· , ta , se a g r up oa na li ~t a Af or 1un a <l a m.e nt·ee '
1c oa na ls
•
I>
· · "
Sea ps . .rn od cl o ur ga r, f"., m ·ic.o 11 . a·
• 1te,,gr 1
rr ol la r un
es pos1blc .de sa ue n o a do le zc a de es to S 1·nconve.n1•en-
q
de pe n sa nu cn to • • ,
in te rn a de
u e
nt ro del m1s · m o 1n · c1uy a
n1 ed 1c 1n a
tes , J" cuya
.
ca
Formación ps ic oa na lí ti
ca be du da de qu e la formación
Pros y contras. N o ál is is pe rsonal, es m uy
uy en do el an
psicoanalítica, in cl es in di sp ensabl e. p er o ha y
to se nt id o,
deseable. E n ci er la cuestión. Si nu es tr o
es tr ec ha m en te
que ex am in ar es ta fo nn ac ió n, o en ot ra s
iz ad o
candidato ya h a re al ic oa na li st a experim en ta do ,
es un ps
palabras, si y a m a, aú n cu an do to da ví a
o h ay pr ob le
tanto m ej or . N e un ps ic oa na li st a fo rm a-
ex ce pc io na l qu
sigue siendo gr up oa ná li si s. B ie n en-
en te al
do se de di qu e se ri am ch oc a de ni ng ún m od o co n
li si s n o
tendido el gr up oa ná oa na lí ti ca s. Un p u n to m uy
de s ps ic
sus pr op ia s ac ti vi da qu e el ps ic oa na li st a for-
ries go de
importante es el li m it ac io ne s qu e im po ne
ad o p o r la s
mado se vea tr ab es to se pu ed e su p er ar y
a. S i bi en
su propio si st em en el ca so del ps ic o an a-
ha ce rl o. A u n
son capaces de Ja ex pe ri en ci a y Jn forn1n-
ad o,
lista pl en am en te fo rm
297
ción grupoanalítica personal resulta imprescindible.
Lo que ante todo tenemos que saber de psicoaná-
lisis es lo que hace al desarrollo temprano de la sexua-
lidad y del yo, el poder universal de los instintos auto-
destructivos, el modelo estructural de personalidad,
la psicología total tal como se incluye en las investi-
gaciones de Freud sobre el sueño, el acercamiento
al inconsciente dinámico a la luz de las formas clási-
cas de resistencias y defensas, y, en términos amplios,
de represión. Con independencia de esto, un conoci-
miento dinámico de los inconvenientes, aunque no
reprimidas funciones del yo y del superyó, y, final-
mente, pero no por ello menos importante, familiari-
dad con la transferencia, tanto desde el punto de
vista del paciente como del psicoanalista y con la con-
tratransferencia, y como resultado de todo esto, la
adquisición de lo que he llamado «actitud analítica».
Si nuestro candidato no ha tenido esta experien-
cia analítica, puede adquirirla suficientemente en su
propio grupoanálisis, con tal de que sea lo bastante
intensivo y extenso. Pero aun entonces puede com-
pletar su formación en cuestiones analíticas mediante
una experiencia analítica individual. A mi juicio, como
tan a menudo he repetido, la secuencia mejor sería
la siguiente: primero someterse a un grupoanálisis, y
luego trabajar esa experiencia en la situación biper-
sonal. Sería deseable que este psicoanálisis no fuera
tan prolongado como suele ocurrir en el caso de los
psicoanalistas profesionales, más bien de sólo uno o
dos afios de duración. U.na cosa es cierta: que este;>
-el análisis- no se puede aprender sólo en los libros.
No obstante, es menester insistir en que tampoco se
puede aprender sólo por experiencia. Son necesarios,
además de la experiencia personal, el estudio y el
trabajo intensos, la lectura y la reflexión.
Tal como lo indiqué, las ventajas especiales de la
formación psicoanalítica personal son evidentes; pero
el ser un psicoanalista plenamente formado también
298
a ci er to s in co nv en ie nt es . ea b n,a desta
Pre se nt . f -a u n cu an do . _ ca r que
éste, se a qu1en ue re no s c1 narnos po r
l f . na , es tá P "
reud1a
en te ro a 1a es cu e a s y co nv ic c~ i
1
reg ª ~e~eral
id ea
m uy in fl ui do p o r las co n qu ie n se h nef.~ pe cu li ar es
del an al is ta di dá ct ic
o a or m ad o de
l . s cu al es qu ie ra d '
d an a 1s ta en ser
m od o .tal· qu e os t ,
s1.
pu e
bien d1st1ntos en re
pu nt o de vi st a m ás ampJ 1·0 , lo rea 1mente
Desde un ·
qu e el te ra pe ut a ha ya desa rr ol la d o una
ne ce sa ri o es , . ar pa ci en te s difíciles con
p ar a tr at
ca pa ci da d armon1~a es pí ri tu psicoterapéutico
ít1 co , co n un
un es pí ri tu ana~ in ad a escuela psi-
tal co m o el fo rJ ad o P º: ' un a de te rm
al id ad es , en to do caso, re su lt an
co an al ít ic a. E st as cu ac ti vi da de s analíticas tan-
es en su s
ig ua lm en te es en ci al m o gr up al. Es cierto que
in di vi du al co
to en si tu ac ió n ac ió n de gr up o supone
n
ci as en un a si tu
las ex pe ri en a la fo rm ac ió n que no
nt ri bu ci ón
un a si gn if ic at iv a co no ni en el m is m o gr ad o
m od o al gu
pu ed e ad qu ir ir en co n la si tu ac ió n biper-
fa m il ia ri za do
quien sólo es té be pe rf ec ta m en te darle la
ia , ca
sonal. E n co ns ec ue nc ar qu e el fu tu ro psico-
y af ir m
vu el ta a la cu es ti ón rm ac ió n fu nd am en ta l en
te ne r su fo
an al is ta de be rí a si es posible, a su for-
co n pr io ri da d,
gr up oa ná li si s,
ió n ps ic oa na lí ti ca es pe cí fi ca .
m ac
m a de F or m ac ió n pa ra F ut ur os
A) E sq ue y pa ra P si co te ra pe ut as G ru pa le s
G ru po an al is ta s
st a aq uí ac er ca de las pr ec on -
Lo qu e he dicho ha ti ca s de pe rs on al id ad
y ca ra ct er ís
diciones hu m an as se le cc ión de ca nd id at os
es ió n y en la
pa ra es ta pr of nd ic io ne s al go id ea li za da s
as co
re su lt a, claro está, un sf ac er pl en am en te en ca da
pe ra r sa ti
qu e no po de m os es é re fi ri én do m e a la fo rm a-
ar . C on ti nu ar
caso pa rt ic ul ri tu , es to es , el de un mo-
m o es pí
ción de nt ro del m is co nd ic io ne s. P o r ta nt o,
las m ej or es
delo óp ti m o en co nt ra st e, la s co nd ic io ne s
o po r
co ns id er ar em os lueg
299
mínima s que son de esperar y en las que dch c ríamos
insistir. Parece obvio, puc~. qu e la mayor parte de las
persona s se encontr arán en a lgú n sitio d e ntro del
amplio abanico co1nprendido entre estos dos extremo s.
El esquem a siguient e de formaci ón debe entende rse ,
pues, en el sentido que acabam os de indicar.
En todo esquem a de formaci ón es necesar io ser
muy cautos en la selección de las persona lidades y
más aún en lo referent e a su prepara ción in terna en
el sentido indicad o en párrafo s anterior es. Es impor-
tante tomarse todo el tiempo y el trabajo necesar ios
en esta selección. Además de la psicopa tología per-
sonal del candida to también deben tenerse en cuenta
tanto su plexus y otras redes sociales como los pro-
blemas con que éstos lo enfrent an y el modo en que
los resuelve o no. En término s práctico s puede ser
deseabl e -como en el caso de un pacien te- examin ar
no sólo al candida to mismo, sino también a las per-
sonas importa ntes de su familia y ajenas a la misma,
en su red y su plexus íntimo.
La necesid ad primera y más importa nte es insistir
en su particip ación como miembr o pleno en un gru-
po terapéu tico. Evident emente, si quiere ser un grupo-
analista , este grupo debería ser conduc ido por un
grupoan alista plenam ente compet ente. Esta forma-
ción debería ser comple ta y es probabl e que lleve
tres años. Hay pros y contras para tener juntos tales
candida tos en grupos especial es, o la inversa . Como
ya lo indiqué , he tenido experie ncias con ambos mé-
todos, ambos tienen sus problem as y ninguno de ellos
es ideal. De haber una selecció n suficien te de grupo-
analista s didáctic os, tal vez sea ligeram ente preferi-
b~e manten er al futuro candida to en un grupo de pa-
cientes comune s, el que, por supuest o, debería ser
adecuad o para él. El primer año, aproxim adamente,
d~ esta experien cia persona l de grupo debería con-
s~derarse como de informa ción diagnós tica y evalua-
ción supleme ntaria. Esto no debe hacerse demasia do
300
lista di-
explícito, pue s de lo con tra rio se pone al ana
r de
dacta en una situ aci ón ext rem a de examinado O
jor sea
juez, lo que no_ es deseable. Tal vez lo me
ir al fu-
ado pta r ~na act itu d no compro1netida y dec
grupo.
turo ~and~d~to que ant e tod o debe unirse a un
una im-
Su d1spos1c1ón a .aceptarlo es por sí mis1na
ones. En
por tan te pru eba de la ser ied ad de ~us intenci
en este
con jun to, los pro ble ma s todavía no resueltos
án en la
esq uem a no dif ier en de los que aún no lo est
for ma ció n psi coa nal ític a.
peu ta
Sup ong am os que después de un año el tera
mación,
rec om ien da al can did ato que continúe la for
deberían
o que la inic ie de nuevo. En dicho caso
posible-
verlo o vol ver a verlo uno o dos consultores,
hacerse
me nte aqu el que pri me ro lo vio y que pueda
do, se le
de él un jui cio independiente. Si es acepta
proyecto
dar á a ent end er que puede con tinu ar con su
haya en
de lleg ar a ser un grupoanalista, aunque no
de nin-
cad a eta pa un com pro mis o definitivo de par te
damente
gun a de las per son as implicadas. Aproxima
ibilidad
en est e mo me nto ; teniendo en cuenta con flex
didatos,
las dis tin tas situaciones de los diferentes can
ta, a fi~
pue de com enz ar a sen tars e con otr o terapeu
no es el
de obs erv ar un gru po en curso en el que ya
tici pan te.
un mi em bro paciente, sino un observador par
po par ti-
Si el ana list a did act a que conduce este gru
cuado,
cul ar sie nte que ha llegado ·el momento ade
al aspi-
cua ndo lo considere oportuno, puede con fiar
o super-
ran te que lleve un grupo por sí rnismo baj
per ti-
visión. Pue de comenzar leyendo la lite rat ura
eña nza
nen te des pué s del pri me r año, pero la ens
después
teó ric a má s sistemática sólo debe comenzar
De est e
de est e tiempo, es decir, después de dos años.
experien-
mo do, podemos tornar también en cue nta las
experien-
cia s y los problemas que surgen de la pro pia
en tan to
cia del candidato en tanto co-conductor y
teó ric a
con duc tor bajo supervisión. La ins tru cci ón
ndo el
debe continuar aún, muy en par ticu lar cua
301
candidato comienza a conducir grupos por sí mismo
bªJ·o supervisión personal y luego sin ella.
Quizá sea oportuno mencionar aqu1, 1os me'to dos
·
auxiliares que son por cierto válidos, cua~do están
disponibles, y que a mi juicio son de mayor ~mportan-
cia para la formación que para el !r~tam.1ento. Me
refiero por ejemplo a la pantalla un1d1recc1onal , con
todas sus evidentes posibilidades, grabaciones sono-
ras sobre todo y videotape. No cabe ocuparnos más
aquí del uso que puede hacerse de estas técnicas como
métodos auxiliares de aprendizaje, e incluso de inves-
tigación.
Esbozado el esquema en las mejores condiciones
y para la formación óptima de un grupoanalista, pen-
semos cuáles son las mínimas condiciones de forma-
ción en las que hay que insistir. Han de hacerse con-
cesiones relativas a dificultades prácticas que no evo-
cadas por el candidato, y hemos de enfocar todo el
asunto a la luz de las emisiones, que pueden ser de
naturaleza complementaria. Es decir que, si conta-
mos por una parte, con importantes signos positivos
tales como dotes especiales o una personalidad espe-
cialmente apta, hemos de hacer nosotros, por otra
parte, todo lo posible por dar más. Por ejemplo, algu-
nas personas pueden no haber tenido una formación
psicoanalítica, en ese caso su propio grupoanálisis
adquiere la mayor importancia. A la inversa, en cir-
cunstancias excepcionales se puede renunciar a la exi-
gencia de grupoanálisis personal prolongado en el caso
de un candidato bien formado y experimentado en
psicoanálisis y que dé muestras de interés e inclina-
ción por extender su ámbito profesional a grupos y
dé capacidad para aprender lo que puede y cuando
puede. Estamos todavía en una etapa de desarrollo
en este campo, en que con harta frecuencia hemos de
comprometernos y desviarnos del curso óptimo. Lo
peor por desgracia es que los que están disponibles
para la función de enseñantes suelen no contar con
302
r
304
CAPÍTULO 8
LA ENSE&ANZA DE LA PSICOTERAPIA
A. Enseñanza y psicoterapia
B. Res is t encías
307
un re su m en de un mé to_ d_o qu e yo he 1:1sado y,
da ré da d, y en un ci ar é los
ha sid o de gr an ut ih
qu e m e
.
pr in ci pi os del m ism o. tie ne n su s pr op io s pr ob le m as
Nu es tro s as pi ra nt es
se nt id o de q_u e nece sitan
te ra pé ut ic os , no só lo en el
a an ál isi s de sd e_ un pu ~t o de vi sta te ra péu-
te ra pi O
m bi én en ta n! o futuro s
tico, sino m uy en es pe ci al ta
ut as . De ac ue rd o co n el m od el o de psicoanáli sis
te ra pe
m os en gr up oa ná lis is, al
qu e ha st a ci er to pu nt o te ne
pe rs on al te ra pé ut ic o le re se rv am os un lugar
an ál isi s
pe cíf ico . ~s te , po ste rio rm en te , vi en e co m pl et ad o con
es . Ex ac ta m en te del
ex pe rie nc ia s de su pe rv isi ón
di ve rs as
o m od o qu e un pa ci en te , ne ce sit a un tie m po des-
m ism
o o un añ o aproximada-
pu és del an ál isi s -m ed io añ
- an te s de po de r de ci r qu e ha «t er m in ad o real-
m en te
en te su an áli sis »; de ta l m an er a, el fu tu ro analista
m m bi én un a canti-
o de gr up o) ne ce sit a ta
(in di vi du al
mí nir r1 a de añ os de ej er ci ci o au to rre sp on sa bl e
da d rm ac ió n. Es te en-
ha st a co m pl et ar su fo
del an ál isi s as , en et ap as que
bl e, qu e pr og re sa po r et ap
fo qu e do
so br ep on en m ut ua m en te , de sd e 1a ca lid ad de pa-
se de te ra pe ut a bajo
a la de as pi ra nt e, la
ci en te ha st
isi ón y ev en tu al m en te lle ga r a se r un te ra pe ut a
su pe rv
su pe rv isi ón , pa re ce se r el m ej or qu e podemos
sin el pr ob le m a de
pa ra el m is m o no re su el ve
pr oy ec ta r,
ac ió n de ps ic ot er ap eu ta s qu e no de se an pa sa r
la fo rm
r la to ta lid ad de la fo rm ac ió n de especialización
po , re sp ec tiv am en te .
lis ta o de l gr up oa na lis ta
del ps ic oa na
es ta s co nd ic io ne s, de la s qu e m e oc up é en el
Ba jo
ley Ho sp ita l du ra nt e qu in ce añ os , la cuestión
Mauds
se pl an te a es si es po sib le fo rm ar m éd ic os que
qu e
ec tiv os en un a situación
desean se r ps ic ot er ap eu ta s ef eo qu e sí, y con
¿ Se pu ed e ha ce r es to ? Cr
in te gr ad a.
os re su lta do s, so br e la ba se de l tip o de
m uy bu en
up o de su pe rv isi ón qu e yo he co nd uc id o, y de
gr te gr up o 5 ~
do s lo s pa rti ci pa nt es . Es
a~uer~~ co n to ca pí tu lo XX de 1n1
ex te ns a en el
~iscutt? de m an er a
ro tit ul ad o Th er ap eu tic G ro up An al ys is; aq uí me
lib
308
limi taré a los aspectos más impo rtant es. Este grupo ~ -'-
de enseñanza era una alter nativ a al tipo de grupo de ',
BaJint, con médicos de n1edicina general que se venía
desa rroll ando por el tiempo. Nunca he visto personal-
men te un grup o Balint, pero pienso que su conduc-
ción era muy difer ente de la mía. Alguna que otra
vez hemos cont ado con miem bros que habían tenido
experiencias en amb os tipos de grup o y que parecían
habe r saca do más provecho de este tipo de discusión
libre de la experiencia grup oana lítica . Los grupos
Bali nt estab an destinados a ense ñar a los médicos
de med icina general, mien tras que mis estudiantes
eran aspi rante s de post-grado que ya cont aban con
bast ante experiencia psiq uiátr ica, o que tenían expe-
riencia psico anal ítica o que quer ían hacerse psicoana-
listas. Mi impr~sión pers onal es que en el método de
Bali nt el uso de la situación de grup o era más o
menos incidental, mien tras que en el caso del grup o
del que yo habl o en este libro, la cosa era totalmente
diferente. Era una situación de enseñanza que deriva-
ba muy consciente y prec isam ente de las caracterís-
ticas parti cula res de esta situa ción grupal. Es justa -
men te ese punt o el que quie ro desa rroll ar aquí como
ejemplo de un princ ipio grup oana lítico fund amen tal.
Las fron teras del grup o estab an nítid ame nte estable-
cidas y se man tenía n dinámicamente. Espe ro que la
simple desc ripci ón de este grup o de enseñanza en
todas sus condiciones, se entie nda tamb ién como una
ilustración, com o un modelo de lo que se podr ía hace r
en cual quie r situa ción grup al en que se traba je.
Tal com o ya , se ha dicho, los parti cipa ntes eran re-
sidentes deseosos de apre nder algo de psicoterapia.
Ellos mism os cond ucía n grup os y llevaban tamb ién
psico terap ias indiv idua les a la vez, y el prop ósito de
este semi nario de supe rvisi ón era que ellos extraje-
ran el rnáximo beneficio de su simu ltáne a experien-
cia como terap euta s, y apre nder de ella todo Jo po-
sible. Solían ser entr e cinco y siete, apar te de even•
309
ntraban regularmen te con-
tuales visitantes. Se enea a sentados informalme nte
. ez por seman ,
migo una v h b"t ción para grupo d e1 h ospitat .
, 1 en una a I a .; d .
en c1rcu o f"n toda una ses1on, es ec1r
'b os con este I , .
y pasa am
d h 5 y me d"1a 0 tres · Tra1an consigo . los
unas os ora . t de su grupo de pacientes res-
°
apuntes de tratamdien "ón se informaba todo lo con-
. . y en ca a ses1
pee t1vos, de dichos grupos. El am-
cerniente a tres o cuatro 1 ¿· ., L
. .
biente era 1n orma1f y se alentaba a 1scus1on. os
, b"
res1.dentes de es. te grupo se conocian . ien unos a otros. · 1
E ran co1egas, am igos• , en ciertos respectos,
, . , r1va es
fuera de esta situación. Por esta razon, evite tratar
toda cuestión de índole privada. Fue muy claro, p~es
que este grupo no era lo mismo que u~ grupo psico-
terapéutico. Esto no significa que careciera de ef~cto
terapéutico sobre sus miembros, ya que en realidad
lo tenía. Si alguien quería por su voluntad traer a
colación experiencias realizadas en sus grupos o
en este seminario, en conexión con su vida privada,
se le permitía hacerlo, pero no se lo incitaba a que
lo hiciera y a veces había incluso que desalentarlo .
La tradición que se desarrolló entonces fue que el
informador me informaba a mí a la vez que infor-
maba a sus colegas; sus colegas participaba n a su vez
libre y abiertament e, no sólo en la discusión técnica,
sino inclusive en gran medida en la cuestión de la
motivación _personal, de lo que en psicoanálisi s se
ll~ma reacciones transferenci ales y contratrans feren-
c1~le~. De esta ma~era los miembros del grupo tenían
multiples Y, muy ~~versas ocasiones de aprender. Este
grupo llego.~ utilizarse para entender bien a fondo
de la conex1on profunda de la t , .
ecn1ca e ca da uno
d
de los co1egas, su enfoque 1 , f
de e11os creaba su re , • ,a atmos era que cada uno
ante los demá ' , accion a tópicos especiales Y
s, as1 como sus e t , .
. nales sólo con 1 . . arac er1st1cas persa-
' a actividad , .
que estaban manifiesta P?ramente tecn1ca con
tamiento en este gr me1te vinculados. El compor-
upo, e grupo operatorio mismo,
310
era to1nado en cuenta ton1ando el lugar que le corres-
pondía dentro del procedimiento psicodinámico, pero
no se adelantaba ni se permitía que se con virtiera
indebidamente en una preocupación del grupo. Esto
se observa a n1enudo en grupos similares a modo de
defensa. La caract<:rística más a destacar de todo eso
era que no se dejaba de tomar en consideración nada
que resultara pertinente al trabajo en discusión. Quie-
ro insistir una vez más en que todo se inscribía en el
modelo y la perspectiva correctas en la medida en que
las condiciones y el objetivo funcional del grupo jamás
se perdían de vista.
Los residentes participantes cambiaban continua-
mente y no existía ninguna duda de que el objetivo
principal era que cada uno aprendiera en este proceso
el máximo posible en tanto persona. El grupo podía
en verdad intercambiar problemas y comportamien-
tos comunes, pero era conducido en beneficio del
individuo. Yo mismo aprendí mucho observando una
y otra vez estas acumulaciones interesantes de expe-
riencias relativas al grupo terapéutico y su conductor,
así como los problemas que surgían de la mezcla
y el entrelazamiento de estas experiencias. Creo que
este tipo y este método de enseñanza no sólo es útil
para la enseñanza de los psicoterapeutas, sino que
puede convenir a cualquier otro tipo de enseñanza.
Yo mismo he realizado experiencias similares y he
utilizado los mismos principios en Northfield durante
la Segunda Guerra Mundial, cuando se me pidió que
introdujera a mis colegas en el arte de la psicoterapia
de grupo. Mi experiencia es que en general este tipo de
grupo se trata con excesiva frecuencia como si fuera
u? grupo terapéutico, lo que no siempre es positivo.
Pienso que una de las razones de que así sea estriba
en que el maestro -por lo común un grupoterapeu-
ta en actividad-, se siente más cómodo, más a salvo,
en su papel de terapeuta que en el de maestro.
Este breve recuerdo de un método de enseñanza
311
◄
312
Bibliografía
313
BIBLIOGRAFIA DE S. H. FOULKES
1898-1976
LIBROS
314
«Someremarks on a chapter of Helen Keller's book». The
world I Iive en, Psychoanalytic Review, 28: 512-519, 1941.
«The idea of a change of sex in wmnen», International Journal
of Psycho-Analysis, 24: 53-56, 1943.
«Psychoanalysis and crime», Canadian Bar Review, 22: 30-61,
1944. También en English Studies in Criminal Science
(Cambridg e University). Toronto, Canadian Bar Associa-
tion, 1944.
Lewis, E., «Group-analysis studies in the treatment of groups
on psychoana lytical lines», British Journal of Medical
Psychology, 20: 175-184, 1944.
«A memorand um on group psychotherapy», AMD 11 BM
33/02/2 July 1945 (para uso del ejército).
«Group-analysis in a military neurosis centre», Lancet, 1:
303-310, 1946. También en Rosenbaum M. and Berger M.
(Eds.), Group Psychoterapy and Group Function, Nueva
York, Basic Books, 469-476, 1963.
«On group-analysis», Internation al Journal of Psycho-Analy-
sis, 27: 46-51, 1946.
«Principies and practice of group therapy», Bulletin of the
Menninger Clinic, 10: 85-89, 1946.
«Crime begins and ends within the community : it's you
and me», Horizon, 14: 260-272, 1946.
«Group therapy: a short survey and orientation with parti-
cular reference to group analysis», British Journal of
Medical Psychology, 23: 199-205, 1950.
«Remark on group-anal ytic psycothera py», Group Psycho-
therapy, 4: 56-59, 1951.
«Concerning Ieadership in group-anal ytic psychother apy», In-
ternational Journal of Group Psychotherapy, 1: 319-329, 1951.
«Contribution to a symposium on group therapy», British
Journal of Medica[ Psychology, 25: 220-234, 1952.
«Sorne similarities and differences between psychoana lytic
principles and group-anal ytic principles», British Journal
of Medica[ Psychology, 26: 30-35, 1953.
«Recording group-anal ytic sessiones a chart of attendance s
and other significant data», Londres, Group Analytic So-
ciety, 1953.
«Group-analytic observatio n as indicator for psychoana lytic
treatment», Internation al Journal of Psycho-Analysis, 35:
263-266, 1954.
«Group-analytic psychother apy: a short account», Acta Psycho-
therapeutica Psychosom atica et Orthopaedagogica, 3: 313-
319, 1955.
«Progress in psychother apy», Group Psychother apy, 9: 305-
310, 1956.
315
«Group-analytic dynamics with special reference to psycho-
analytic concepts», Jntern.ational Journal of Group Psycho-
therapy, 1: 40-52, 1957. . .
«Comments on Bairbain's paper», Brittsh lournal for the
Phüosophy of Science, 7: 324-3291 1957. . .
& Parkin, A., «Out-patient psychotherapy: a contnbut1on to-
wards a new approach», lnternational Journal of Social
Psychiatry, 3: 44-48, 1957. . .
Análisis del artículo del Dr. L. S. Kub1e: «Sorne theoret1cal
concepts, underlyng the relationship between individual
and group psychotherapies», lnternational Journal of Group
Psychotherapy, 8: 20-25, 1958.
«Psychoanalysis, group psychotherapy, group analysis», A~ta
Psychotherapeutica. Psychosomatica et Orthopaedagogica,
7: 119-131, 1959.
«The application of group concepts to the treatment of the
individual in the group», Topical Problems of Psycho-
therapy, 2: 1-15, 51-56, 1960.
«Sorne observations on teaching psychotherapy», Topical prow
blems of Psychotherapy, 3: 206-209, 1960.
« Theoretische und praktische Grundlagen der analytischen
Gruppenpsychoterap ie», Zeitschrift für Psychoterapie und
Medizinische Psychologie, 10: 229-237, 1960.
«Group processes and the individual in the therapeutic group»,
British Journal of Medical Psychology, 34: 23-31, 1961.
«Psychotherapy», British Journal of Medical Psychology, 34:
91-102, 1961.
«Psychotherapy and group psychotherapy», en: Kadis, A. L.,
Krasner, J. D., Winick, C. y Foulkes, S. H.: «A Practicum
of Group Psychotherapy», Nueva York, Harper and Row
(Hoeber Medica! Division), 1963, 1-20, 2/ ed., 1974, 1-7.
También en: Ehrenwald, J. (Ed.): The History of Psycho-
therapy, Nueva York, Aronson, 1976.
«Group psychotherapy: the group-analytic view», en: Procee-
dings of the VI International Congress of Psychotherapy,
Londres, 1964, Basel, Karger, 1964.
«A_ p~tient's view ~f psychotherapy», Lancet, 1: 433, 1965.
«Ermge Grundbegnffe der Gruppen-Psychoterap ie», Zeitschrift
für Psychoterapie und Medizinische Psychologie, 15: 125-
130, 1965.
«Illness. as a social process», Psychotherapy and Psychoso-
matics, 14: 217-225, 1966.
AnáUsis de ~vanov, N. V.: «A soviet view of group therapy»,
Internatwnal. !ournal of Psychiatry, 2: 214-217, 1966.
cOn group-anal~tic psychotherapy», en: Proceedings of the
IV Internattonal Congress of Group Psychotherapy, Vie-
316
na, 1968, vol. 2. Viena, Verlag der Wiener Mediz. Akademie,
123-130, 1968.
al
«On inter preta tion in group analysis», International Journ
of Group Psychotherapy, 18: 432-444, 1968.
22,
«Some autobiographical notes», Group Analysis, 1: 117-1
202-205, 1968.
tic
«Group-dynamic processes and group analysis: a trans atlan
view», Group Psychoanalysis and Process, 1: 47-75 , 1968.
p»,
«Access to unconscious processes in the group-a.nalytic grou
Group Analysis, 4: 4-14, 1971.
of
«Oedipus conflict and regression», Inter natio nal Journal
Group Psycliotherapy, 22: 3-15, 1972.
en:
«The group as a matr ix of the individual men tal life»,
Wolberg, L. R. and Schwartz, E. K. (Eds.), Group The-
rapy: 1973. An overview, Nueva York, Inter cont inen tal
Medica! Book, 211-220, 1973.
«My philosophy in psychotherapy», Journal of Cont empo rary
Psychotherapy, 6: 109-114, 1974.
«A shor t outli ne of the thera peut ic processes in group-analitic
psychotherapy», Group Analysis, 8: 59-63, 1975.
«Sorne pers onal obse rvati ons {in celeb ratio n of the Jour nal's
25th. Aniversary)», Inter natio nal Journal of Group Psycho-
therapy, 25: 169-172, 1975.
t of
«Problems of the large grou p from a group-analytic poin
view», en: Kreeger, L. (Ed.): The Large Group: Dyna mics
and Therapy, Londres, Constable, 35-36, 1975.
and
«On group analy tic psychoterapy», en: Rosenbaum, M.
Berger, M. M. (Eds.): Group Psyc hoth erap y and Group
Function, Nueva York, Basic Books, 336-346, 1975.
er
«The Ieader in the group», en: Liff, Z. A. (Ed.): The Lead
in the Group, Nueva York, Aronson, 83-94, 1975.
a
«Qualification as a psychoanalyst as an asse t as well as
hind ranc e for the futur e grou p analyst», Grou p Anal ysis,
8: 180-182, 1975.
ho-
«Group-analytic dyna mics with specific refer ence to psyc
analytic concepts», en: Kissen, ·M. (Ed.): From Grou p Dy-
namics to Grou p Psychoanalysis, Washington, D. C. He-
misphere, 1976.
c
«Group psychotherapy», en: Krauss, S. (Ed. ): Ency clop aedi
Handbook of Medical Psychology, Londres, Butt erwo rth,
216-217, 1976.
«Obituary Dr. Wer ner \V. Kemper», Grou p Analysis, 9: 66, 1976.
9:
Respuesta a una carta de M. Grot jahn , Grou p Analysis,
85-86, 1976.
9:
Respuesta a una carta de Pete r Brot t, Grou p Analysis,
184, 1976.
317
«Notes on the concept of resonance», en: Welberg, L. R. and
Aronson, M. L (Eds.): Group Therapy: 1977. An_ overview,
Nueva York, Stratton Intercontinental Med1cal Book,
52-58, 1977.
AUDIOCASSETTES
«Group-analytic psychotherapy», Leonia, N. J.! Behavioral
Sciences Tape Library, 1972, Three 60 minute casset-
tes: Group-Analytic Psychotherapy: Principles and Orien-
tation; Group-Anal.ytic Situation and Therapeutic Process;
The Group-Analist and His Training; Method and Tech-
nique.
RESE~AS
Bilz, R.: «Psychogene Angina», lnternational Journal of Psycho-
Analysis, 18: 67-69, 1937.
Bergler, E.: «Die Psychische lmpotenz des Mannes», British
Journal of Medical Psychology, 17· 280-281, 1938.
Ellas, N.: «Uber den Prozes der Zívilisation», International
Zeitschrift für Psychoanalyse und !mago, 25: 179-181, 1939,
International Journal of Psycho-Analysis, 23: 94-95, 1942.
Sakel, M.: «The Pharmacological Shock Treatment of Schi-
zophrenia», lnternational Journal of Psycho-Analysis, 20:
97-99, 1939.
Glover, E.: «Psychoanalysis», International Journal of Psycho-
Analysis, 31: 294, 1950.
Deutsch, F.: «Applied Psychoanalysis», International Journal
of Psycho-Analysis, 32: 252, 1951.
Frikson, E.: «Childhood and Society», International Journal
of Psycho-Analysis, 33: 497-499, 1952.
Abrahams, J. and Varon, E.: «Maternal Dependency and Schi-
zophrenia», lnternational Journal of Psycho-Analysis, 36:
358, 1955.
Powdermaker, F. B. et al: «Group Psychotherapy Studies in
Methodology of Reseach and Therapy», International Jour-
nal of Psycho-Analysis, 36: 359, 1955.
Nunberg, H.: «Principles of Psychoanalysis: Their application
to the Neuroses», lnternational Journal of Psycho-Analysis,
38: 121, 1957.
Slavson, S. '!l· (Ed.): «The Fields of Group Psychotherapy»,
lnternational Journal of Psycho-Analysis, 38: 290-291, 1957.
318
Esta obra se terminó de imprimir en el año
de 1986 en los talle11es de Compañía
Editorial Electrocomp, S.A.,
Calz. de Tlalpan 1702
Col. Country Club.
México, D.F.