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CAPÍTULO 2

EL TRATAMIENTO DEL GRUPO REAL DE VIDA

Red, Plexus

.Nos ocuparemos aquí de los problemas tal como


su~gen en la vida real,_~~ una red interconectada y
existente. En contrapos1c1on con los casos menciona-
dos en el capítulo anterior, estas personas tienen con-
tactos muy cercanos e íntimos, de modo que su red
interacciona! concierne al área central de sus vidas.
La familia es el prototipo de tal grupo, pero ya he
insistido desde el comienzo que, en términos psico-
lógicos, semejante red incluye a personas que no son
miembros de la familia en el sentido común del tér-
.
mino.
Originariamente utilicé el término red y también
el de nexus. A partir de entonces, ambos términos se
han utilizado ampliame11·t e y con diferentes significa-
dos, de modo que propongo utilizar un nombre espe-
cial para este concepto de la red dinámica ín~ima a
que nos referimos, y llamarla complex~s o, mas bre-
vemente, plexus. (Lo que se quiere decir con esto es
que un número relativamente escaso de personas, que
incluye a la familia, se agrupa dinámicamente, t~.l
como el proceso de tratamiento, alrededor de la ~~r-
.
sona central -el paciente- · lmen te en conex1on
especia
61
con sus conf licto s, que son sign ifica tivo s para el tras-
torn o por el que ha acud ido a nue stra cons ulta .)
La red, en con junt o, es mul tifo rme . En nuestra
cult ura hay siem pre muc has de esta s rede s a las que
pert enec e cada indi vidu o. Es extr ema dan 1cn te carac-
terís tica la man era en que esto s grup os se relacionan
entr e sí y la man era en que un indi vidu o cualquiera
rela cion a -o no rela cio na- su pert enen cia simultá-
nea a esto s dife rent es grup os.
Des de el pun to de vist a del mét odo , lo imp orta nte
para noso tros en esta etap a es obs erva r que no cons-
trui mos ni anti cipa mos un tal com plex us de perso-
nas, y que los llam amo s a todo s junt os para el tra-
tam ient o. Lo que ocu rre es que nos otro s cons truim os
á. part ir de lo que pue de llam arse el paci ente central,
y lueg o segu imo s la psic odin ámi ca a med ida que va-
mos tom and o con scie ncia de ello s com o un grup o de
gen te alre ded or de él, que resu lta tene r una conexión
esen cial con su con flict o bási co, con sus sínt oma s y
sus prob lem as. La base del mét odo es muy pare cida
a la que se emp lea en la tera pia fam iliar grupoana-
lític a, pue s los mie mbr os del plex us son considera-
dos en dive rsas con stel acio nes a med ida que lo re-
quie re el proc eso psic odin ámi co del trata mie nto. La
gran imp orta ncia de tal enfo que desc ansa en las con-
secu enci as teór icas que ello tien e para nue stra pers-
pec tiva de la psic opa tolo gía y de la natu rale za social
de los proc esos men tale s a los que me refe riré más
adel ante .
El térm ino red se utili zó para exp resa r el hecho
de que nue stro paci ente indi vidu al es, en esen cia, un
n1ero sínt oma de una pert urba ción del equ ilibr io en
la red ínti ma de la que form a part e. Pers ona lme nte,
he usa do el térm ino red con toda prem edit ació n, a
sem ejan za de mi mae stro a med iado s de la década
de los año s vein te, el neu robi ólog o Kur t Goldstein,
ento nce s en Fran kfor t. Gol dste in fue un pion ero de la
pers pec tiva segú n la cual la mej or man era de enten-

62
~
istema nervioso, tanto en teoría como en la
d r e1 S.
e, . ca es no concebi.rlo como una complicada suma
1 ,
Prac 1Uronas . d' 'd
in ivi ua1es, puesto que, por el contra-
de. ne . . a d
e'l mismo reaccion e manera coheren te como
flÜ \odo. A esto le 11
ama una red, y a la neurona le
u:rna punto nodal. Por esta razón he llamado red al
. terna total de persona s que pueden ser clasificadas
sis . .
conjuntamente en sus reacciones, y 1os individu os que
la componen corresp onden a los puntos nodales.
Es adecuado entonces que esta red, en su parte más
íntima, reciba el nombre de plexus. Esta perspectiva
conduce a una nueva orientac ión en psicopatología y
en psicoterapia. Esto pertenec e a la teoría del grupo-
análisis y no la tratarem os aquí.
Las consecuencias prácticas, sin embargo, son con-
siderables y ellas ocupará n nuestra atención. Mediante
el estudio sistemático de esas riedes podría demostr ar
clínicame:p.te, en pacientes casi sin seleccionar que
acudieron a tratarse , que cada uno de ellos indivi-
dualmente estuvo rodeado de un tal plexus o formó
parte de tal otro complexus. En la práctica -y éste
es el punto metodológicamente más import ante- no
asciende a más de un puñado de personas, siempre
que sólo se coloque dentro del área de tratamie nto a
quienes tienen una significación directa para los con-
flictos del paciente y su posible solución, o a quienes
obstruyen el camino de tal solución.

Tratan1iento familiar y diagnóstico

«No hay nada como una familia para provocarte


inestabilidad m ental. » (Fisioterapeuta, anónimo.)
1

Tal vez sea éste el modo actualmente más exten-


dido o común de tratamie nto de grupo, y se lo ha
cultivado en una gran cantidad de variantes. Pero
en 1940, cuando me encontré por primera vez con
esta propues ta de tratamie nto, o mejor dicho, cuando
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ésta llegó hasta mí por casualid ad, la situación e
muy diferente. He publicad o unos pocos ejemplos ~:
este período .
En tanto psicoan alista, ~no. se daba cuen_ta de que
cada paciente se conecta 1nt1mamente e interactúa
con quienes están más próximo s a él o a ella. Pero
en tanto psicoan alista uno debería abstene rse estricta-
mente no sólo de tratar miembr os de la familia del
paciente al mismo tiempo, sino siempre que sea po-
sibl,e evitar inclusive verlos. Esto tiene sentido en el
mét~do psicoanalítico, que trata de_ ref~ri~ por entero
los problem as al pasado, a su sentido intimo para el
paciente individual aislado.
Tiene que ver con el desarrol lo y el manejo de la
situació n transferencia!, que resulta decisivamente al-
terada tan pronto como el terapeu ta se mezcla con
persona s distintas de la persona única en tratamie nto.
Así, pues, la aceptación de la familia total como una
red de personas, y de su tratamie nto en conjunt o, en
la misma habitaci ón y al mismo tiempo, fue para mí
un paso verdade ramente esencial. Fue un gran paso
el enfrenta rme por vez primera con la situació n, si
bien yo estaba ya prepara do para ella a través de mis
experiencias con grupos.
El área a la que desde entonce s se prestó mayor
atención ha sido el área de las familias que habían
producido miembr os esquizofrénicos. En brotes psi-
cóticos, especialmente en la esquizo frenia, es muy
fácil ver la interrela ción con la familia, tanto en sen-
tido horizontal como en sentido vertical . En relación
con esto, deseo -m enciona r en especial el trabajo de
T. Lidz, R. D. Scott, R. D. Laing y A. Esterso n, así
como muchos otros que han dedicad o gran atención
a este tema y a sus consecu encias teóricas . En cuanto
al tratamie nto familiar de la neurosi s tal vez los tra-
bajo~ de J. Ehrenw ald, Nathan Ack~rman y Martín
GrotJahn -todos los cuales han escrito libros sobre
este tema-, sean los más notables . Yo mismo he tra-
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en tanto ' a veces ~ •t o
co n ex1
ta do familias de 1tanto
.. -
. nsiderable y re at1va1nente en muy poco t·
co No Ob stan t e, e1 examen de la familia m 1empo. •
. 1 . e 1mpre-
especia mente en tanto .
procedimi·ento d e ps1co-
s1·onó . . .
1
diagnóst1co. Tal exp oración revela a menudo que el
paciente, ~el que ~e s~pone que es el objeto principal
del tratamiento, ;solo tie~e :1na posibilidad y una pers-
pectiva <l: c?mb10 muy limitada. Como procedim{ento
de diagnostico me parece que constituye un nuevo
inétodo de enf?que muy im~ortante., pues puede aho-
rrar muchos anos de tratamu~nto relativamente inútil
de psicoanálisis int~nso, con un coste económico muy
elevado para el paciente. He introducido una cantidad
de colegas en este enfoque de la red familiar desde
el punto de vista grupoanalítico, tanto en el Maudsley
Hospital como en la Group-Analytic Society de Lon-
dres. Algunos, como por ejemplo el profesor David
Maddison, en Sydney, han publicado su experiencia.
En el momento actual, entre mis colaboradores más
próximos, el Dr. A. C. R. Skynner presta considerable
atención a este método, lo mismo que Sheila Thomp-
son, ésta más desde el punto de vista de un especia-
lista en trabajo social psiquiátrico que del de un
psico terapeuta.
Lo esencial .del método radica en el hecho de que
estamos dispuestos a ver a los diferentes miembros
de la familia juntos en diversas combinaciones, a
veces solos, exponiendo el problema o los problemas
tal como surgen. Personalmente, como ya dije, acepté
trata/ familias cuando éstas vinieron a mí, y amplié
la cantidad de participantes en la situación de trata-
miento a medida que lo exigía el desarrollo psicodi•
námico natural. Por supuesto, puede ocurrir que · el
problema central no se localice con vigor particular
en el paciente que nos refirieron originariamente. -~º
que no ha de olvidarse es que aún cuando una familia
viva toda junta en la mayor 1nt1m1 · · ·da d , e1 hecho
. , de
reunirse .
. en -conJunto con e1terapeuta y compartir a este
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constituye una ocasión excepcional en su vida. A este
respecto, el grupo familiar es exactamente lo cont
río del grupo grupoanalítico típico, que será el ·te~a-
central de este libro. Al decir que una familia serne-ª
jante es inevitablemente un grupo _total, un todo, no
queremos decir que de ello se extraiga necesariamente
la consecuencia de que nos dirigirnos a ella y la tra-
tamos permanentemente como un todo; por el con-
trario, aquí, como en toda ocasión? tratamos a los
individuos que ·componen ·e ste grupo en el contexto
del grupo.

El enfoque grupoanalítico de la familia o plexus

Pueden considerarse la familia y el plexus conjun-


tamente en la medida en que el método se interesa
en que el tratamiento de la familia y el del plexus,
que muy a menudo incluye a aquélla, sean esencial-
mente similares.
Es importante tener en cuenta que posiblemente
no podamos ni siquiera pensar en tratar la totalidad
de la red, que incluiría un número prácticamente infi-
nito de individuos, sino sólo a aquellas personas que,
como en una familia, tienen una íntima y significativa
participación en los problemas que· se presentan, agru-
pados alrededor del paciente central, que para nues-
tros fines es el paciente que originalmente acudiera
a nosotros en busca de tratamiento. Es claro que no
todos los miembros comparten literalmente todo lo
que ocurre en todo momento, pero también ha de
quedar claro que todo lo que ocurre entre cualquiera
de ellos, todo lo que es comunicado, puede ser con1•
partido por ellos con el médico y que a este respecto
no hay secretos. Semejante tratamiento no ado~ta
por lo general el ritmo de una serie regular de sesio-
nes, una o dos veces por semana, sino que a veces
habrá más sesiones, a veces intervalos más largos, de

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una manera flexible. Puede
. haber ciertos 1·nd·lVl·duos
--al margen, ,por así decirlo-
. cuya atenci'o'n , s1· b.1en
...,,,portante, solo sea necesaria una O dos vece
1.i-.1~
La intens1 a
ºd d d s.
. , . ·e este tratamiento es asomb ,
d d rosa
donde tiene ex1to o on e puede tenerlo. Esto tiene
q ue ver en , parte
. con el hecho. de que las perso nas
están tan 1nt1mamente re1ac1onadas que trabaJ·an m
. d 1 , uy
intensamente a partir e os estimulas que reciben
que la sesión actúa pr~dominantemente como un cI.
talizador de los ca1;1~1os que se producen. A pesar
de tener algunos exitos con este tratamiento, me
pareció claro q~e en mu~hos casos puede fracasar, y
que era necesario recurrir a otros modos de enfren-
tar el problema, como por ejemplo, el tratamiento
individual grupoanalítico.
Con todo, no exageramos cuando hablamos del
valor psicodiagnóstico de estos encuentros; no sólo
son fascinantes desde el punto de vista teórico, sino
que también tienen una enorme importancia desde el
punto de vista de método práctico. En la práctica,
en circunstancias favorables, se pueden obtener solu-
ciones y considerables progresos con relativamente
pocas sesiones. El manejo de la transferencia es muy
distinto del propio de la situación individual, aünque
no esencialmente diferente de nuestros grupos grupo-
-analíticos; en verdad, es más fácil en tanto tenemos
que tratar con un organisn10 coherente; el interés recí-
proco, la interdependencia mutua, son un factor natu-
ral poderoso, mientras que, por el contrario, en la
situación grupoanalítica típica se da justame?te el
caso inverso. Obviamente, el terapeuta debena ser
imparcial, tratar de ver, y de hacer que los ~iembros
de tal grupo vean las motivaciones y. el caract~r r:iu-
tuo de muchas reacciones. Ha de evitar constituirse
en árbitro o juez y em1t1r · · Ju1c10s
· · · d·e valor. o dar
orientaciones o consejo al igual que en cualquier otro
tipo de psicoterapia. . ue
Otro mérito práctico de tal enfoque reside en q
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se evita el tratar al «paciente erróneo» -o a nadie
en absoluto- cuando el grupo-red total, el plexus,
necesita sanean1iento. Bastante a menudo resulta muy
claro que -y por qué- personas muy íntimamente
interconectadas no pueden ser francas entre sí y tie-
nen secretos en sus vidas que no desean desvelar en
absoluto.

La fa1nilia nuclear originaria

En la familia nuclear originaria tenemos una opor-


tunidad especial para considerar la red longitudinal
en su secuencia cronológica, tal con10 se transmite
de padres a hijos, de abuelos a padres y así sucesiva-
mente, a lo largo de las generacion~s. Este sistema
íntimo elaborado de interacción y transacción se
comprende mejor si se lo concibe como una compleja
interacción de procesos que penetran a los individuos
que componen tal red. En consecuencia, les he lla-
mado procesos trans personales.
En un libro teórico en el que vengo trabajando
espero tratar lo que creo son las limitaciones de la
llamada teoría del objeto interno, como contrapuesta
a la teoría de los procesos interactuantes, y las comu-
nicaciones inconscientes interactuantes que yo pro-
pongo.
Tal como yo la veo, esta familia primaria puede
ser mejor estudiada en una etapa posterior, cuando
los hijos son más o 1nenos adolescentes o inclusive
adultos. Entonces se ...nuede obtener un cuadro claro
'

del modo en que han sido modelados por las condi-


ciones predo1ninantes en la fan1ilia en la que nacie-
ron y de la que forrnan parte. Luego esta influencia
se manifiesta como transferencia y compulsión de re-
petición. :Éstas forman parte de la interacción co-
rriente que tiene lugar al mis1no tiernpo con10 repre-
sentación del pasado que irru1npe en el presente. En
68
. 'f
f

el lenguaje de la
'd .
teoría del obJ· eto interno, que tiene
1· ,
. l
Su va lI ez propia, pero imitad'll u.,
lae f ami•i·ia or· . .·
ha sido internalizada y traída a la
. . · I
vital, y en _p~ arttcu ar,
.
a la
. · · nueva s1tuación
s1tuac1·o'n
_igina_na
.
t rans f erenc1al
jj
• ·
durante e l t1atan11ento analítico. j
1
Para indicar a qué_ ine refiero cuando hablo de
tales procesos,. por que los veo interactuando de un
rnodo. transpersonal,d permítaseme un e·Jemp 1o muy·
senc1!!º· Una ma re p~ede, digan1os, reaccionar ante
su h1JO tal . como hubiera querido que su madre la
tratara a ella, o, en oposición a todas sus ideas cons-•
cíe~tes, exacta~ent~ de la misma manera en que,
se~.n su expenenc1a, la trataron efectivamente su
n1adre y su p~dre, attnque a la vez esté en pleP..a rebe-
lión contra eso. El niño, a su vez, puede reaccionar
a este trato de una manera directa, o bien manifestar
formaciones reactivas, rebelarse contra eso, d.esarro;;.
llar rasgos contrarios, desarrollar un fuerte conflicto
de ambivalencia, o bien puede tomar distancia y ais•
]ar.se. Acerca de todos estos procesos estamos bien
informados por el estudio psicoanalítico íntimo. El
psicoanalista considera estas reacciones complejas tal
como aparecen en cada individuo por sí mismo. En-
cuentra, pues, rnecanismos como la identificación, la
introyección, la proyección, la identificación proyecti-
va. Desde un punto de vista grupoanalítico, se trata
de interacciones que sólo se pueden comprender si
se las considera como tales. '
Veamos otro ejemplo. Un padre, tal vez un hom-
bre muy bien adaptado, tiene una modalidad muy
reservada. acerca de su vida interior, de tal modo que
resulta imposible acercársele más allá de un cierto
límite. El efecto sobre su mujer o sus hijos produce
reacciones perturbadoras. Resulta que ellos, a su vez,
no pueden mostrar sentimientos respecto de SU pa-
dre. 0 bien tienen que contrariarlo constantemente,
rebelarse contra él. ~l, a su vez, puede es!ar muy
insatisfecho, por ejemplo, con el comportamiento, la
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éx ito o cu al qu ie r ot ra cosa de su hi ·0
fa lta de r in conscient1me;t con
es de ño so , co nt rib ui
s~ tr at o _d d de l hi jo. Tal vez tecn~Y
a la in ca pa ci da
si n ad ve rti rlo . esté con-·
d e h_ech o buenos motivos pa~a ac tu ar asíloyún ico
o de su s bu en as in te nc io nes, pe ro
vencid co ns id er a una faltaq~c
ci on ar a lo qu e él
uno tiene oport ~
ha ce es re ac
es te m is m o pa dr e -s i
su hi jo . Pe ro
d de es tu di ar su ps ic op at ol og ía in di vi du al - pu~-
ni da nc ia del am or y la com-
r ca re ci do en su in fa
de ha be pa dr e y de su madre
e ne ce si ta ba de su
pr en si ón qu ta l m od o que todo sen~
r si do cr ia do de
o pu ed e ha be oción fu er an inhibidos.
nt o o ex pr es ió n de em
tim ie ra ción, en un a cadena
ge ne ra ci ón en ge ne
Y as í de lo s, du ra nt e un tiempo
tra vé s de lo s sig
co nt in ua a se
e no co no ce 1ü ni te s. Debería ta m bi én entender
qu de pe rs on a a persona,
se tr at a de re ac ci on es
qu e no jo , de m ad re a hija, etc.,
hi jo , de m ad re a hi
de pa dr e a as en el suceder global
n si em pr e in se rt
si no qu e es tá
fa m ili a. En es te se nt id o, no ha y dos niños que
de la ni tiene nadie los mis-
s m is m os pa dr es ,
teng['.n lo és to s. Tener un her-
qu e cu al qu ie ra de
m os .1 er m an os
es al go m uy di st in to de se r un he rm an o para
m an o
í su ce si va m en te .
es e m is m o he rm an o, y as ie nt em en te lo que en-
es to ac la re su fic
Es pe ro qu e
r re d cr on ol óg ic a, ve rti ca l o longitudinal.
tie nd o po r es to posteriormente,
os ob lig ad os a ve
V am os a ve rn s ín tim as (complexus)
as ac tu al es y ·e n re de
en fa m ili qu e el individuo trae
en ci al , co m o al go
co m o tr an sfer
o co m o re su lta do de su na tu ra le za y de su
co ns ig
co ns te la ci ón pr im ar ia . át ic os de tales experien-
D ar é do s ej em pl os es qu em
pr et en do , en be ne fic io de la sencillez,
cias. Con ello di ag nó st ic o, y sólo en
e a la s en tr ev is ta s de
lim ita rm is ta ún ic a pa ra una
ri rm e a un a en tr ev
un ca so re fe
ca sa da . En co nj un to , pa sa ré po r al to el modo
pa re ja s hi jo s u ot ra s perso-
er on im pl ic ad os lo
en qu e se vi
m e re fe ri ré só lo a su s pu nt os n1ás destacados
nas, y
ra ilu st ra r el éx ito de un tr at am ie nt o.
pa
70
se tra ta ba de u ._ .
En el pr im er ca so
a qu e, de ac ue rd o co n su . _na nina esqu1zo-
fré nic u~ atra, después de
añ os y pr ol on ga da s in t~ siq
rnuchos es en hospita-
Jes mentales, es ta ba lis ta
pa ra r-?~cion
v1v1r end su ca sa con
sus pa d res. U na en tre vi sta
co n los
m at rf ª re_s puso de
rnanifiesto qu e se tra ta ba de un Imon10 con mu-
lo
chos pr ob le m as . Lo ún ico en e
ad er am en te un id os er a ~~ os P~dres esta-
b-an ve rd . ,., que ninguno de
1er a b a a l a ni na en ca sa po r c s1·der ar1a de-
ellos•· to on
d o m ol es ta . En re su m en resulto; 1 ro que
rnas1a h b' b . ' muy · ca l
·- mo un a es p
es ta n1na , a 1a a so rb id o co onJa os pro-
blemas m as. no talbl es y agudos de los pa d res, y que
f ac tu ab a como ca taJ.IZa • dor
su pr es en ci a en a am ili a
.,
pertu _r_ b ac 1o n. A pe sa r de un excelente ~ontacto
de
pe ra r ayuda alguna de
con la n1na, n? e:~ po sib le es pr op ue sta de tra ta r
el la ind 1v 1d ua lm en te. La
tra ta da a
un ta m en te a la fa m ili a to ta l pa ra ac la ra r estos
co nj
la excusa de agobian-
pr ob lem as , fu e re ch az ad a con
jet iv am en te no estaban
tes ra zo ne s fin an ci er as que ob
ju sti fic ad as .
tra ta m ie nt o parecie-
En ot ro ca so , el co nt ac to y el
un as sesiones, pero el
ron de sa rro lla rs e bi en du ra nt e necesitaba tra-
ste ní a fir m e1 ne nt e qu e él no
m ar id o so su cabeza cuáles
to , qu e te ní a m uy cla ro en
tamien
an su s pr ob le m as . De be ría decirse aq uí que estos
er
ar en te m en te sanos en
m iem br os , ps eu do m ie m br os ap
n se r las pe rso na s que
tal sit ua ci ón co nf lic tiv a, suele ro tam bi én las
am en te de bi er an ca m bi ar , pe
más ob vi
os pr ob ab ili da de s tie ne n de hacerlo. A menos
que m en
se co ns ig a, el tra ta m ie nt o es tá condenado al
que es to
ca so . ¿ Qu é de be un o ha ce r, po r ejemplo, si se da
fra
ca so en el qu e el m ar id o, cu an do se lo ve ap ar te ,
un
vi da ín tim a y su in te ré s po r. _,o tra
no s
uj
ex
er ,
pl
co
ica
n la
su
qu e de se ar ía co nt in ua : un a ~elacion °
m
al m ism o tiempo no
ha sta in te ns ifi ca rla , pe ro qu e ?ª-
io ?, ¿q ué hemos dend 0
quiere pe rtu rb ar su m at rim on
é he m os de ha ce r, ad er ná s, si este 1?ª
cer? · Qu •d b ªJ· º ni ng un a c1rcuns-
· e:
d. eJa cl ar am en te establec1 o qu e
71
1
tanda desearía hablar ante su mujer acerca de su
relación extramatr imonial?
Coincido por completo en este punto con el doctor
Hans Preuss, quien escribió sobre grupotera pia ma-
trimonial en Group Analysis Jnternational Panel and
Correspondence (GAIPAC), vol. IV/ 1 Y llegó al mis-
mo planteami ento.
Quisiera transcribi r algo más extensa:m ente mi pró-
ximo ejemplo, dejando una vez más de lado, sin em-
bargo, por discreción , una cantidad de factores ver-
daderame nte significati vos lo cual puede, naturalme n-
te, hacer parecer menos convincen te el ejemplo, pero
espero que el rnis1no ilustre algunos de los puntos
que estarnos analizando .

ENTREV 1ST A PRELl!\11! N AR

Pareja 1natri1nonial
Dr.: ¿ ... cuál es el problema entre ustedes?
A.: Pues ...
Dr.: Poden10s hablar con toda franqueza ...
A.: Sin duda usted sabe que yo he sido tra-
tado aquí con n1uy buen resultado ...
Dr.: Sí.
A.: Mi n1ujer ... pues ... cstcc ... ¿ puedo hablar
con toda libertad?
Dr.: Si, de verdad ...
A.: Se trata de cón10 111c afecta (;Sto. Puedo
estar 1nuy equivocad o ... cuando me trataron por
primera vez, cuando estaba .realmente enfenno,
mi mujer hizo todo lo posible para apoyarn1e .
Ella ... estuvo ... rcaln1ente fuera de serie ... pero
a 1nedida que fui mejorand o, a medida que fui
progresan do, ella se fue deprilnien do, se fue po-
niendo ansiosa, etc., y entonces buscó avuda de
alguien que era una 'analista ... a ITIÍ eso no me
72
gustab a ... y entre una cosa
clima que hizo la vida mu cf 0
f , ~ra s~ creó un
Y d'icil. ·/ finalmente,
hice una investi gación 1, mas bien forcé
a mi mujer a que me cii: Y pe como resulta do de
· · Jera· · ·
J o cua l m1 mu1er se vio en . .
Me dí cuenta de eso... senos aprieto s ...
Dr.: Sí. .. cuénte me •qu, h b
A.: El hecho de ' ~ · ~ sospe~ . a a usted?
• , 9u~. Jamas se h1c1era una re-
·
el p ro bl ema mayor
· 1 hiJ O· · · y
f erenc1 a a ·1·m1 ho a 1n
~
d e.d1a f ami 1a ·a sido . mi hiJ·o mayor ... en 1a me-
d1 a en· que m1 muJer estaba implic ada ... eso f ue
a1 comien zo... 1uego sucedi eron otras ..
queñec es, ya lo ve... cosas, pe-
Dr.: Que ,en el análisi s de ella no se hablar a
de ello ... ¿como lo sabe usted?
A.: Porqu e se lo pregun té a ella ...
,Dr.: ~a ... a propós ito, ¿puedo pregun tarle ...
cuanto t!empo duró ese tratarrliento, v con qué
frecue ncia ... ? ~
Sra. A.: ... Tres veces por sen1an a ... Comencé
en ... a princip jos de marzo del año pasado ...
Dr.: ¿El ano pasado ?
. ~ra. A.: Pues, sí. .. tres veces por seman a ... lo
de Je cuand o _la Dra. X se. march ó al extran jero.
Dr.: ¿Le iba a usted bien?
Sra. A.: Muy bien ...
Dr.: ¿Dema siado para su marido ? ¿A él no
~
le gustab a ....?
A.: No, bueno, creaba , lo digo en términ os
bien suaves ... gran dificul tad ... , mi 1nujer comen -
zó a alejars e ... Yo, por supues to, me doy cuenta
de que esto sucede a veces .. . pero era más de lo
razona ble... y por último ocurrió algo... Pedí
ponern1e en contac to con esta analist a ... al prin•
cipio ella me dijo que sí, que por cierto le gus-
taría verme , luego me tuvo espera ndo dos días .. .
y finalm ente me llamó unos cinco minuto s antes
de march arse de vacaci ones... y entonces dijo
que despué s de todo no podí~. .. Me temo ~ que
eso me fastidi ó... y lo que mas _me molesto de
todo esto fue que ... que se iba de ~~cacion~s,
unas dos seman as más o menos ... deJo comple-
73
tamente colgada a mi mujer, esto desde el punto
de vista de mi mujer, ni intentó siquiera llamar
a mi mujer y decirle: «No se preocupe usted
ahora por ,eso... se lo explicaré cuando regre-
se» ... y yo me dí cuenta ...
Dr.: Sé que usted entiende algo de estas co-
sas ... tiene usted insight ... de modo que ha de
perdonarme si soy demasiado franco ~on usted ...
no estamos aquí para hacernos cumplidos ... Com-
prendo por sus observaciones y es fácil darse
cuenta de que usted es enfermizamente compe-
titivo ... ¿no es cierto ... ? Y esto se pone de mani-
fiesto una y otra vez .. .
A.: Sí... oh, sí ...
Dr.: Bien, ¿no ve que es una situación trans-
ferencial también para usted? ¿No piensa que
son celos ... ? Usted no puede aguantarse ... le han
dicho que lo mejor que podría hacer es mante-
nerse apartado .. . es evidente que -usted no po-
dría tolerar esto, el que no lo mencionaran, el
que no mencionaran a su hijo... a propósito, le
advierto que usted ha dicho «mi» hijo, no «nues-
tro hijo» ...
A.: Entiendo ...
Dr.: Por supuesto, era demasiado para usted ...
¿ su mujer quería dejarlo ... ?
Sra. A.: En absoluto... de hecho mi marido
está completa1nente equivocado en esto. La doc-
tora X y yo hemos analizado muchas veces la
cuestión de mi hijo ... que es de gran importan-
cia... Siempre he tenido este problema con mi
hijo mayor... no tanto con el menor, sino el
mayor ...
Dr.: Sí ...
Sra. A.: También la cuestión de mi marido ...
Dr.: ¿ Se planteó esto? Aun cuando, por así
decirlo, no fuera asunto de su marido ... aunque
psicológicamente, claro que lo es, se da cuenta ... ?
Sra. A.: Sí.
Dr.: ... El trata111iento de cualquiera de los dos
saca a luz el conflicto más agudo para el otro ...

74
(a la Sra. A.) ·· .usted hablaba mucho acerca
de él. ..
Sra. A: Sí,. siempre venía de mí, nunca de ... ,
era tal c?mo ~1ene que ser ... Y o sacaba el tema .. .
Juego m1 ~~ndo se sen~ía mejor y yo me depri-
mía much1s1mo, por varios motivos ... bueno an-
gustiada... '
Dr.: ¿Po~ qué ... ? Usted se da cuenta que pa~
rece como s1 cuando uno de ustedes mejorara, el
otro empeorara... ¿no?
Sra. A: Pues... sí, lo diré en dos palabras,
debemos ser francos también acerca de esto ...
mi marido eligió. . . hicimos algunos amigos nos
reunían10s con algunas personas con las qu~ am-
bos simpatizábamos... mucho más jóvenes que
nosotros, y él comenzó a sentirse atraído por
esta chica en particular ... y tras apoyarse en cien
por ciento en mí mientras estuvo enfermo, se
recuperó de repente y prácticamente se pegó a
esta chica... lo que, naturalmente, me deprimió
más... esto me puso cada vez más ansiosa... y
llegué a estar en un estado terrible ...
Dr.: Porque ... digamos ... ¿tenía celos?
Sra. A.: Celos, sí. ..
Dr.: ¿Es usted cariñosa con su marido? ¿Di-
ría usted que ambos son recíprocamente cari-
ñosos?
Sra. A.: Seguro ... Yo siempre he sido ...
Dr.: ¿También ahora? Esto es importante para
un posible tratamiento.
Sra. A.: Nunca pensé en una ruptura de nues-
tro matrimonio ... nunca ... y mi única intención
cuando fui a ver a la Dra. X fue, y siguió siendo
siempre... Mejorar mi nivel de comprensión, de
modo de poder hacer algo por mi matrimonio,
porque a través de este análisis descubrí qu~
literalmente utilizaba o había utilizado el matri-
monio como una tapadera, y no sólo el matrim?-
nio, sino también los chicos... para encubrir
algo ..•. Todavía no he descubierto el que.••
Dr.: Sí... ~
Sra. A.: De todos modos, desde que comence
75
mi tratam iento con ella, fui con la idea de que
no podría guarda r las formas ante mi marido ...
Estaba de mal humor , deprim ida ... Yo era todas
las cosas que odio ... y allí comen zó todo ...
Dr.: Hum ...
Sra. A.: Pero, como descubrin10s en el curso
del análisi s, este proble ma resulta ba no tener
origen en el matrim onio ... de ser así se hubies e
resuelt o por sí mismo ...
Dr.: Sí ...
Sra. A.: Mi pasado ha sido más bien desgra-
ciado. . . Mi padre y mi madre se divorc iaron
cuando yo tenía cuatro años, no recuer do muy
bien a mi padre. .. lo encont ré en una ocasión
despué s del divorci d ...
Dr.: Hum .. .
Sra . .4.: .. .en consecuencia., me crié toda la
vida entre mujere s ...
Dr.: Sí. ..
Sra. A,: Y para mí las n1ujeres han sido siem-
pre un peligro ...
Dr.: Sí ...
Sra. A.: ... entonc es la Dra. X sintió que, sin
duda alguna , mi proble ma es un proble ma con
las mujere s .. ., pero mi marido se ríe de ello y
dice que mi proble ma no es con mujere s, sino
con hombr es ...
Dr.: Probab lement e lo sea con ho1nbres y 1nu-
Jeres ...
Sra. A.: Tal vez con unos y otras ...
Dr.: E:1 no quiere que se lo deje de lado ...
Ahora exager o un poco... /
A.: ... no tengo confian za en absoluto en la
doctor a X ...
Dr.: ¿ Cómo lo puede justific ar con una sola
palabr a? Es real.tnente difícil. ..
A.: Trato de explica r por qué estoy tan en con-
tra de ella ...
Sra, A.: Mi marido ha hablad o siempr e en
contra , se ha reído siem.pr e de ella, pero yo sé
que eso es un hecho ... que en cada uno de noso-
tros hay un aspecto rnascu lino y un aspecto fe-

76
menino ... y mi aspecto masculi no está enfermo ...
D r.: .S",,1. •• es una manera jungian a de plantear
Ja cuestlon ...
Sra. A._: Sí. .. Y. hasta cierto punto compren do
lo que qu1~i:e decir... Soy débil, no soy capaz de
tomar_ dec1s1ones, n_o soy capaz de mantene r lo
que digo.. . en ~ realidad siemp~e me tienen que
llevar a cuestas .. ·. N~nca he sido capaz de sos-
tenerme sobre mis pies ... mis sentimie ntos res-
pecto de los niños no son sentimie ntos naturale ~
sino sen tin1ien tos forzado s. . . '
Dr.: ¿ Es usted compet itiva con los hombre s?
Sra. A.: Algo de verdad hay en eso. Hay mu-
cho de verdad eso ... decidid amente ... es evidente
que en parte esto tiene su origen en mi padre ...
Dr.: Sí. ..
Sra. .A. : ... pero entonce s mi n1arido comenzó
a quejars e de que yo veía muchos rnás problen1as
que los que había ... naturalm ente, con un análie
sis uno se da cuenta de muchos problem as ...
Dr.: ¿Y cuál es la situació n actual? ¿I-Ia dejado
usted el análisis ?
Sra. A.: Desde antes de Navidad no veo a
la Dra. X ...
Dr.: ¿ Desea continu ar? ,
Sra. A.: Bien, es evident e que una parte de 1n1
sí que lo desea, pues he desarro llado una fuerte
transfe rencia con ella. . . ,
Dr.: Bien, quisier a y podría usted, ¿podna cos-
tearlo, etc.? . 1 ·¿
e- "ª 4 · ,1·· de hecho hen1os exarn1n
u 1 •••• ..., ' d aoo l a-,
cu1
dosame nie la. cuestió n ... mi rna xe paga e ana-
lisis .
.Dr.: Hum .. • t'·d t rri-
s.
1

ra. A... y por un tiempo n1e ne sen 1 o e


ble, terrible n1ente culpabl e por eso.··
Dr.: Hum.•• debo hacer yo
Sra. A.: Porque es ª1go que
1nisrr1a... } , e~ que su marido
Dr.: Eso, por supuest o, iae~an a tiene usted
5
sien ta celos si tre~ veces ~or, 1 0 tiene acceso ...
un análisis privado al que e n ·
77
Sra. A.: Siento inter rump irlo, pero hay una
cosa terrible, terri blem ente impo rtant e que .. .
Dr.: Sí. ..
Sra. A.: . . .ha ocur rido antes de Navidad, que
fue lo que en reali dad provocó toda esta tensión ...
mi marido se plan tó firme y dijo que si yo con-
tinua ba con el análisis se sepa raría ... éste es
realm ente el quid de la cuestión ... Yo lo dejé,
ésta es la razón princ ipal por la cual dejé de ir ...
Dr.: Comprendo ...
Sra. A.: Porq ue no quer ía sepa rarm e de él. ..
A.: En verd ad me doy cuen ta de la situación,
pero entonces usted advi erta que toda es ta ten-
sión se volvió basta nte inde scrip tible ... no sólo
cont ra mí, sino tamb ién cont ra el chico mayor ...
que tamb ién estab a en trata mien to aquí, si bien
me alegro de decir que satis facto riam ente ... Tuve
la impr esión de que n1i muje r comenzaba a ver
cada vez más prob lema s ...
Dr. (a la Sra. A.): ¿ Qué tiene usted que decir
a esto?
Sra. A.: Bien, lo que me pertu rbó ... Yo volvía
a casa y solíamos discu tir cómo iban las cosas ...
pues bien, es evidente que esto fue un error , por-
que yo me iba sinti endo cada vez más atad a ...
Dr. : Hum ... Yo decía aquí en un seminario
a los médicos que estab a total men te en contra
de que los pacie ntes habl en a sus cónyuges y
pron to ...
Sra. A.: Exac tame nte, esto es lo que la doc-
tora X sugir ió unos meses atrás . Dijo: <<Usted
tiene que cort ar psico lógic amen te con su mari-
do ... Yo, ento nces , me guar daba todo y, por su-
pues to, saltó el prob lema y esto es parte del
ínism o, yo corté psico lógic amen te y comencé a
sent irme culp able por ello ...
Dr.: Es terri blem ente difícil para ustedes, para
su mari do y tamb ién para usted , pasa rse meses
y mese s sin habl ar de esto. .. el anal ista puede
deci r lo que quie ra y uste d exac tame nte lo con-
trari o ... pero , ¿qué pued e uno hace r al respecto?
El problen1a en su caso es tan agud o ...
78
A.: ... cualq..
uier . perso na que usted recom en-
· í "
dara 1ne d e.1ar. a comp letam . ente satisfe cho ... pero
con ~s t a d an1a en partic ular hay un probl ema
espec ial ...
Sra. A.: Lo prime ro que hice fue ir a ver a
111 iaboga do, que_ era .~n gran amigo de la fami-
li~, porqu e la s1tuac1on ,me desbo rdaba ... y él
dIJO que me recom endan a a a]guie n .. . quien a
su vez me recom endó a la Dra. X ...
Dr. (al_S~. A.): Su mujer posib lemen te no pue-
de ser objeti va acerc a de esto ... aun cuand o esa
dama no fuer~ la perso na adecu ada ... (a la Sra. A.)
usted no pod1a acept ar que se critic ara a su ana-
lista, ..
Sra. A.: Buen o, si la crític a fuera justif icada ...
Dr.: Bueno , sí. ..
Sra. A.: Bueno, esto tambi én es otro proble-
ma que tengo, nunca fui capaz de enfren tarme
a ella y consu ltarle mis dudas , etc., usted ve, la
transf erenc ia es muy fuerte ... inclusive sexual-
mente había llegado a ser terrib lemen te fuerte .. .
Y ahora me siento entre la espad a y la pared .. .
Dr.: ¿Serí a buena idea separ arse por un año
y no verse en absol uto?
A.: Si suced e esto, no creo que volviéramos a
junta rnos ... En realid ad estoy seguro de eso.
Dr.: ¿ Se sentir ía triste ?
Sra. A.: Buen o, mi objeti vo princi pal, el ma-
yor propó sito en mi vida en encon trarm e a mí
mism a hasta el punto de que pueda ser una bue-
na esposa para mi marid o ... No deseo separ arme
de mi marid o y destr uir la familia ...
A.: El matri moni o jamás ha sido el punto
más fuerte desde el principio ... Yo pienso que mi
mujer estarí a de acuer do conmigo... pero nos
arreglamos para hacernos comp añía ... y, en cier-
to modo tener nos suficiente afecto... pero a tra-
vés de este problema, a partir del n1on1cnt:o en
que esta rivalidad · se hizo aguda . .. ¿ qué queda
ahora, cuatr o meses despu és ... ? Todo está real-
mente roto.. . hay litera lment e una pared entre
nosotros, ¿sabe ?, y lo interesante de todo esto
79
es que des de que ella no va a esta ana list a en es-
pec ial, las cos as han n1e jora do con side rabl eme n-
te, pien so que ella esta ría de acu erd o en esto ...
Dr. : Sí, per o es obv io que no lo bas tant e ...
A.: Pue do dec ir ... aun que no soy prec isam ente
yo qui en deb a dec irlo , sino uste d, doc tor. .. que
lo que mi n1u jer nec esit a es algo par ecid o a lo
que yo tuve , una psic oter apia más vigo rosa ...
No sé si ella es apt a par a el aná lisis , sólo pue do
juzg arlo por intu ició n, sé que esto y pre juic iado ...
per o es lo que hon esta men te sien to ... Est oy muy
seg uro de que serí a dife ren te si su ana list a hu-
bies e sido una per son a en qui en yo con fiar a ...
Dr.: Est oy seg uro , per o no es uste d qui en tie-
ne que con fiar en ...
A.: Doc tor, en verd ad, hay dos per son as: tres
per son as ... mi 1nu jer se llev a n1uy bien con mi
hijo 1ne nor ... 1ni hijo may or, bien , es la may or
des gra cia ... entr e mi rnu jer y el hijo may or hay
una gra n env idia y celo s ... y trat ó seri ame nte de
irse de cas a ... pien so que fue un ges to diri gido
a mí. .. por que dec ía: «Bien, si yo pue do hac erlo ,
¿po r qué no tú, pap á?» ... De mo do que son tres
las per son as env uelt as en esto ... y la situ ació n
se ha vue lto peo r y peo r cad a vez ... yo no pue do
tole rarl a ... Est oy con ven cido de que si mi mu jer
se hici era psic oter apia ...
Dr. (al Sr . .A.): No creo que uste d pue da pon er
a su mu jer baj o sus órd ene s, alej arla de su ana-
list a par a llev arla a cua lqu ier otro .. . no pue de
hac erlo , no pue de arro jarl a com o un paq uete de
un ana list a a otro sólo por que a uste d se le an-
toja ...
Sra . A.: ... en real idad , ella me emp uja a sen-
tinn e n1olesta. En real idad me dijo en una oca-
sión : «l\•1 ire, el lug ar de la agr esió n es éste , no
su cas a .. . ».
Dr.: Si ...
Sra . A.: Y no pod ía ver ...
_Dr.: Ust ed tien e tod o el der ech o de inte rrum -
,
pir_. per o yo esta ba dici end o que él, su 1na rido
sien te de este m.odo ...

80
Sra. A.: Sí... sí. ..
Dr.: ... que ella. (la analista) empuja delibera-
damdente a su mu_Jer contra usted O lo aleja de
uste ...
. , lsación
posteri'or el man'd o
. la conver
(Duran te
dice que si ,contin
d ua e .tratamiento con za Dra. X
se separara e su. »zu1er ... ) ·

Este ejempl o 1nue_s,tra claram ente la íntima rela-


ción de la. pert1:1r:h~c1on de 1~, familia global y por
qué es meJor dirigir la atenc1on a su plexus como
un todo a tí tul o de locus primar io de conflictos in-
teractuan tes. Esta pareja en particu lar demuestra, en-
tre otras cosas:
1) Cómo el progre so de uno de sus miembros, el
1narido, provoc a una depres ión en su mujer.
2) El resen~imiento y la fuerte reacción de parte
del marido ante los cambio s de su mujer bajo trata-
miento.
3) Que la psicote rapia indiyidual socava la pre-
caria armon ía matrim onial.
4) Cuá.n enorm es son las dificultades para tratar-
los ahora como pareja , con alguna espera nza de éxito.
Es impres ionant e y típico el valor que esta entre-
vista única tiene para el diagnóstico.

Grupos de parejas matri1noniales

Analizaré ahora estos grupos , si bien en lo esencial


pertenecen a los grupos formad os con fines específi-
cos de tratam iento y sin otro contac to en la vida,
grupos que ilustra remos en la Sección 11 median te
las diferentes formas de grupo gn1poa11alítico. Los
grupos . de pareja s matrim oniale s perten ecen en rea-
lidad a los grupos f armad os en vista de ,sus pro ble:
mas comunes. Puesto que el proble ma ~~mun q~e aqut
se considera tiene que ver con la f am1ha, los incluyo
en este aparta do.
81
Un tipo similar de grupo con problema s comunes
que hace años he observado en Estados Unidos estaba
constituid o por padres de niños esquizofrénicos. Estas
parejas acudían a discutir problen1as tales como se
presentab an en su situación co1nún y tal como les
afectaban. El terapeuta me informó que, para su
asombro, estos padres, miembros del grupo, a pesar
de no haber sido tratados en absoluto por sí mismos,
habían perdido una buena parte de sus síntomas neu-
róticos. A mí este resultado no me sorprendi ó.
Los grupos de parejas matrimon iales son grupos
vivos en nuestro sentido actual, en la medida en que
cada pareja vive en conjunto y comparte sus proble-
mas en conjunto. Por otro lado, las diferentes pare-
jas son de extraños que no tienen ninguna conexión
entre sí en la vida y que no quisieran tenerla. A este
respecto, son híbridos de un grupo grupoanal ítico y
un grupo familiar. El terapeuta llama conjuntam ente
a este grupo a la sala de consulta, el cual se reúne
regularme nte durante un tiempo previame nte estable-
cido, una hora y media, y en muchos respectos es
un equivalen te total del grupo grupoana lítico cerrado.
Enumera ré algunos puntos especiales acerca de los
mismos: pienso que estas parejas han de abrazar con
seriedad la intención de preservar su matrimon io,
deben -lo mismo que otros grupos- ejercer la dis-
cresión, no encontrar se fuera del grupo ni conocerse
los miembros entre sí, los que, en lugar de individuos,
son meramen te parejas casadas que se encuentra n con
la finalidad de seguir un tratamien to. Mi propia expe-
riencia en la supervisió n de tales grupos ha sido muy
favorable y entiendo que en general son muy prove-
chosos. Es posible que sea útil formar grupos de pa-
rejas matrimon iales cuando, en contraste con lo que
hemos dicho antes, tengan en vista el divorcio, o
cuando, como resultado de diversas circunstan cias,
debieran al menos separarse , pero aparentem ente no
pueden tomar una decisión sin ayuda psicológica.
82
SECCIÓN 11

El grupo grupoanalítico
CAPÍT ULO 3

DIAGNOSTICO

LA FORMACIÓN DE GRUPOS C01V FINE S


ESPEC!FICOS DE TRATAA1/ENTO

Cuan do se form a un grupo con el fin espec ífico de


tratam iento , se reune n pacie ntes que no tiene n en Ja
vida conta cto algun o. Adem ás no debe rían desar ro-
llar tal conta cto duran te el tratan 1ient o, ni tamp oco
después . En estos grupos, pues, opera mos fuera de la
situación vital, con perso nas extra ñas entre sí, que
comp arten única ment e la situa ción terap éutic a. To-
mamos como mode lo el grupo grupo analí tico en sus
diversas form as.
El pacie nte, o bien acud e a noso tros por propi a
iniciativa, o bien nos lo remit e otro médi co, a menu do
un psiqu iatra. Nues tro prim er encu entro es indiv idual
o en grupo . Trata remo s a conti nuac ión con mayo r
detalle ambo s méto dos de la entre vista inicial.

Infonnación preli mina r

An tes de ver al pacie nte., pode mos aclar ar una


cantidad de hecho s medi ante cuest ionar ios. Esto aho-
rra tiempo y nos perm ite conc entra rnos., en .la pri~
85
iones vivas
me ra entrevista, en los rasgos e hnpres
más importantes.

Uso dinámico de tests y de cuestionarios


Son mu-
En esta eta pa deben administrarse tests. iciente
la suf
chos los tests con los cuales no tengo
me ha impre-
familiaridad como par a juzgarlos, pero
audsl~ _Meh-
sionado favorablemente el tes t ..M_!WI_ (M
_!~ ~~ l- El te~tod t-º .~J1~!"f~E_~i9n_ ~~ática también
es válido, sobre o en lo que concierne a la com-
íodo de tra-
paración ent re los res ult ado s tra s un per
eriencia per-
tamiento y los iniciales. Yo he tenido exp smo está
el mi
sonal con el test de Rorscharch. Sé que
s de orien-
- ..... .

desacreditado a los ojos de los psicólogo


. ·,J.. -
- - -- ~ .

fiabilidad o
tación estadística, debido a su escasa con
e. Me parece
a su excesiva dependencia del intérpret
minar la inter-
que esto es inevitable.· Es imposiqle eli
era pia y de Ía
pre tac ió~ en el cam po total de la psi cot
rito del Rors-
psicopatología, y a mi juicio, el gra n mé
ob sta nte s~r
cha rch est rib a pre cis am ent e en que, no
objetivos que
int erp ret ati vo , pro po rci on a ciertos dat os
pia interpre-
con stit uy en ·un a com pro bac ión de la pro
par tic ula r inte-
tación y la guían. La car act erí sti ca de
qu e da mucha
rés qu e tie ne el tes t de Ro.rscharch es
o son que el
im po rta nci a a ele me nto s formales, com
uras grandes o
suj eto del tes t se im pre sio ne _an te fig
e lo atr aig a el
peq ueñ as, qu e vea · o no lo . obvio, qu
po nen tes for-
color o el mo vim ien to, etc. Tales com
ser vad os en la
males no suelen ser suf ici ent em ent e óh
fuere, no nos
situ aci ón psi cot era péu tic a. Se a com o
mé tod o de los
ade ntr are mo s má s en el tra tam ien to del
en abs olu to su .
tests psicológicos, pe ro no neg am os
valor po ten cia l.
suelen con-
~os cuestion~PO$ qu e ten go in mente
sit uac ión par-
fecéio ñar se esp ecí fic am ent e en vis ta a la
é un cuestíona-
ticular. Así, pues, en No rth fie ld uti lic
86
ta do a la si tu ac ió ..
m en te ad ap
te cues ~ md~tar y a
• es pe ci al
0
to ta l de l ho sp ita l. Es
ri atn1ós fe ra lo s si gu ie nt tionario, rela.-
ill o, cu br e
1~ mente sebncbl . a
es dpuntos·· Pn -
t
a
uv o el pr o a e pa ci en te su m in is tr
. o os Ilos dat os
r
me·etiv •
' os re1at1vos a su s ci rc un st an ci as .
d vi ta es, su fa-
bt
o 'li f "ó
, a su pr o es1 n, et c. , e m od . o ta l q dº
1· d d ue ispofnemos
necesi·.t amos ormu
.IJlI ,
ello s en su to ta 1 a y ya no
de
un ta s a I . re sp ec to . La segund a pa rt e d-e
pr eg .
larle m ás . , Y 1a m ás im po rt an te , con s1. s t e en
este cuest1on ar 10 .. .
cu a d ro , pr e l zm in
. ar de las actitudes d e1
obtener un .
nte, I o qu e a 1 nu sm o tie m po lo convierte , ya en
Pac
ie , d
o. Se Je pide que
un co -o pe ra or ac tiv
esta etapa, en m en te , como lo desee
o, br ev e ó de ta lla da
a su mod o: ¿ Cu áles son,_~ 5- ~
nt o~ ta le s co m
escriba so br e ~u
4e .... }!!!_,~a t.l _a2 ., !.ª ~9 ne s --~ r~ ~ ~ Y ~ F~~-~ ~ i!'-.._
su punto cl uy e, po r su pu es to , pr eg un ta s so
·a ve rn os ? E st o in
a él le pe rt ur ba o pe rt ur ba a los demás,
, bre lo qu e
si en te él re sp ec to de to do ello. Luego, me
y cóm o se
ú_t il p~ cji_:d. ~.,-,~ ~ -~ ~.§w~r ib .ª -·"SU.S..~.i d ~. ~ P~r~éf!~il~~-
parece ía , po r así decir, acerca
ta do .J u . . , te or
acerca de
s
~· iornq
_ Y
.
-
:.~
su
~
~-:1it~Q¿
es
yj~. ! l~ E ~~ 7¡ ,,~= •&particu: ~~
resu -tr {l , cjjfül;iiµr,·
~q_
lar cómo pi en sa él q_u,~¿J:llfL .~t_z,1,9.;g,(ó,,11:_ .BH
y cón10 . -~2~)!!lf{~i_q. ente en tr a de esta
tenqf.~~·'lug~in~~idi~!cae.do , el pa ci
Como ya se ha ac to activos con el
sc ur so y un co nt
suerte en un di un cu ad ro muy adecua-
y se pu ed e ·ob te ne r
terapeuta,
su co nd ic ió n y de su 'a ct itu d. Naturalmente, en
do de qu e volver a concen-
pu nt os te nd re m os
estos mismos
cu an do lo ve am os , pe ro en co nt ra re m os de
trarnos pr ev ia m en te el cues-
el ha be r ·es tu di ad o
gran ayuda
pr el im in ar y la s id ea s qu e el paciente ha de-
tionario
positado allí.

ct ór ic os : un a he rr am ie nt a de selección
Perfiles pi
-
el D ep ar ta m en to de Ps ic ot er ap ia pa ra paci_en
En pi ta l utilicé ot ro cnte-
de l M au ds la y H os
tes externos
87
rio. Los paci ente s, segú n la rutin a, ya habí an sido
bom bard eado s con vario s tests , de acue rdo con los
difer ente s psiq uiatr as que habí an visto . El procedi-
mien to más com ún hé,tbía sido~ J__Co.r g~!! Ind~ Por
esta razó n no añad í otro cues tiona rio, sino que pens é
que podí a utili zar la info rmac ión del Corn ell Inde x que
el paci ente ya habí a prop orci onad o y tradu cirla , por
así deci rlo, de una 1nan era más gráf ica y diná mica .
Dare mos unos cuan tos ejem plos a mod o de ilustra-
ción. ~~~s . g~-- yer ~l p~9i_er_!~., . ~Q~.~~1~~.!?. .~n _~L~o.r.:q~ll
Inde x que él h~gí a relle naqo , y .an_ o1ªº ª -_J":9g 9_,_&i;n e;-·
éepcióri,--de· la . . _siguient~ m,ap~r,~. Dibu jaba esquemci- '
Hcan iente 'i1n hom brec ito o una muj erci ta y en los
dife rent es . órga nos o regio nes del cuer po colo caba las
quej as tal com o el paci ente las habí a expr esad o cÍe
man era esquen1ática. Hac ía una gran divis ión, y colo-
caba las quej as de orde n pura men te físic o a la dere cha
y en rojo , y las de índo le verd ader ame nte men tal o
psic ológ ica -des crip ciqn ~s o quej as refe rent es a fun-
cion es men tale s- a la izqu ierd a y en n_egro, pero no
las _segu í de mod o sist'e máti co. Más imp orta ntes son
las cara cter ístic as cual itati vas. Las quej as, hast a cier-
to punt o, son resu ltad o de las preg unta s del.. ., C()_r~~lL
Inde x Qúe stion nair e, así _pues , la verb aliza ción de de-
1"erm1n ada~s-"'q ue]a s és prod ucto del mod o de preg llnta r
acer ca del aspe cto ment~l. El psiq uiat ra de ori~nta-
.ción diná mica , y en part icul ar el psiq uiat ra formado
con expe rien cia psic oana lític a apre ciar á que de este
1nodo es ~bti ene un ~uen cuad ro del tipo de angustia,
de la cons telac ión psic opat ológ ica cara cter ístic a (pa-
rano ide, depr esiv a, etc.) o de" las zona s eróg enas sobre-
salie ntes , de las form as tí pica s de angu stia y de los .
niveles de regr esió n, tant o en térn1inos de impulsos
del ello · como de Il).ecanismos del yo. Por lo demás,
espe ro que las ilust raci ones sean lo suficienternent_e
eloc uent es por sí misr nas y que no teng a gran ~osa
que agre gar a las mism as.
Las figu ras 1 y 2 son muy cara cter í$tic as y repr e..
88
entan el tipo n1ás frecu ente de cuad ro con que nos
5 d do enco ntrar nos.
es Laª figura 3, por_ eI cont rano · , asom bra por la esca-
síntomas reg!s trado s.
sez de . ., l
La figura 4, en opos1 c1on a .ª~ dos siguientes -la
y la 6-- 1:1-uestra. ~°: predom1n10 de quejas menta-
5 que gu a1·den ·
Jes e inclu
sive las .f1s1c.as es prob . able
relación con angustia,s. -po r eJemplo sudo r frío - y
· reocupaciones espec1f1cas, como la falta de peso. -
P Las figuras 5 y 6, por el cont rario , se prese ntan
inuY cargadas sobr e el aspe cto físico, y parecen con-
firmar que no se _trata ~e una c_onstel~ción sintomá-
tica adecuada para la ps1coterap1a. ~_La forma de tra-
tamien~g Hl:1~ . 5-~ .[ ~~QID~!!4-ªE.~.J t.....1::1!?- ...B.e S~nt e no ~sólo ·
se~basaba en ~l cuest.i_q:r.iJ1:r19.l . .!!2};_1y11i;,Jt~Jo,·" §fñotaI;"
bién en la entre vista _}~ el J!!!.~i?~.-,~li!!!~~g1Ji: ;;gplaii""i"
aqu~l(excepto e1 n.º S, quie n no volvió para la eiitr ; ·
~vista).
La figura 7, por su parte , abun da en manifesta-
ciones mentales, de rnodo que podr ía inten tarse una
formulación psico pato lógic a detal la, basa da en parte
en la entrevista; tamb ién se obse rvó que el paciente
daba , mue stras de defe nsa carac terio lógic as muy rí-
gidas. "
Me pareció que valía la pena publ icar este méto-
do, en la med ida en que el mism o mue stra que hast a
un cuestionario est_ático y mecá nico ·-mu y comp léto,
estoy seguro, para delic ia del esta dísti co- pued e trans- .
formarse en un cuad ro gráfi co y diná mico . Además,
es muy fácil que esta técni ca, u otra seme jante , pue-
da usarse en inve stiga cion es rnás sistemáticas} en el
sentido convenciónal del térm ino. ·

La entrevista inicial individual

. La entre vista inici al se verá rnuy favo recid a gra-


cias al contacto prev io hech o al reda ctar el perfi l pic--
89
DIAGNOSTICO

NOMBRE

EDAD fjoven)

SEXO (F)

SfNTOMAS Frstcos
SfNTOMAS ME;NTALES CEFALEAS
Preocupada y : de .
salud muy endeble.
•Grave incapacidad física.» --
_ -¡-
DOLORES EN LOS OJOS
CONGESTlóti NASAL,
RESFRIADOS
Temor a las sorpresas.
le asusta estar sola. - - DOLORES . DE DIENTES
Desdichada y deprimida.
Llora a menudo.
___,__, _ _,_ ---- INFLAMACIÓN

Su preocupación reside
en la familia.
Se ofende fácilmente,
es quisquillosa,
irritable. impulsiva,
colérica ••le molesta

- -- - -
la gente. -_PALPITACIONES•.
No le gusta que
O- · DOLORES
« le den indicaciones•. DOLORES.
PROBLEMAS DE
Ataques violentos.
de impaciencia.

Ruidos por la noche.


- ESTÓMAGO. DIARREA

DOLORES . CALAMBRES
(EN TODAS PARTES}-
Pensamientos y sueños
tenoríficos. PIEL MUY SENSIBLE.
COMEZON, SUDORES
(EN TODO El CUERPO}·
'-.. ACCESOS DE CALOR
y DE FRIO.
MENSTRUACIÓN DOLOROSA
AGOTAMIENTO. rATIGA.
11RENDIDA, NO PUEDE TRABAJ.l\A•
MAREOS. SENSACIÓN
DE OESMA YO (FUE
GOLPEADA Y PEADló
EL CONOCIMIENTO)

FIGURA 1
DIAGNóSTICO

NOMBRE
EDAD
sEXO etc.

SJNTOMAS Físicos

f CEFA~EAS (desde que


SINTOMAS MENTALES e autobus lo golpeó co
pérdida del conocimiento}
Rubores. - - -- -
Agotamiento nervioso .
-
--· - - .
_:- - - - -
- -
PARPADEO. SORDERA.
Preocupaciones por su salud.
- - - ~ TICS DE CARA.
Frecuentes accidentes - - · - - _ _ _ TARTAMUDEO
y heridas.

Insomnio.
Nervioso, vacilante,
«confundido ante
sus superiores•.

Solo: triste,
deprimido.

Soclalmente torpe; -SUDORES NOCTURNOS


miedo a la gente
(parano!de). - -; CONSTIPAClóN

Sensible a los - -? FRECUENCIA


ruidos repentinos .

Pensamientos terroríficos. CALAMBRES, DOLORES .


- ·- - RIGIDEZ, VARICES

COMPLETAMENTE EXHAUSTO •
• DESNUTRIDO~

FIGURA 2

DIAGNOSTICO
NOMBRE
EDAD
SEXO etc.
SfNTOMAs Fts1c
. os

GlOTONERíA (SUDORES
ENTRE LAS COMIDAS)

_.,. -~ TARTAMUDEO, B.J\LBUCEO

-- - ..-} EYACULACIÓN PRECOZ.


•¿HOMOSEX UALIDAD INCIPIENTE?•

PROVIENE DE UNA FAMILIA


DE MINEROS, PERO
DECIDIDO A NO
BAJAR A UNA MINA-

(NO HAY OTROS SfNTOMAS EN


EL CORNELL INDEX)

FIGURA 3
DIAGNóSTICO

~~sAE
fD,',D
(M) etc.
sfXO

uAS MENTALES SINTOMAS FfSICOS


stNTOin

nervioso
Temblores, superiores. SUDORES FAios
ante sus ,/ 1
a estar solo .
remar
llz, deprimido.
Infepuede tomar
No
determinaciones.

Preocupaciones, nervios,
irritable, col6rtco, .
,incomprendido;
(¿paranoide?)
- -,, FALTA DE PESO
se asusta súbitamente,
los ruidos repentinos
lo hacen .saltar.
Ptnamlentol terrorifico1.

FIGURA 4
DIAGNOSTICO

NOMBRE
EDAD
SEXO

AFECCIONES FfSICAS

--)· CEFALEAS

DESVANECIMIENTOS

SUDORES •¿TB?.

PERfODOS DE
CALOR Y DE FRIO

º- - _ HORMIGUEO EN El CUERPO .
ENTUMECIMIENTO

o
_ -¡' DIARREA . CONSTIPACIO i\l
' HEMORROIDES
FRECUENCIA, PÉRDIDA
DE CONTROL
CALAMBRES

AGOTAMIENTO.
SE SIENTE RENDIDO

CUESTIONARIO INCOMPLETO
NO A[Gí1 ESó . AEM111 00 .

FIGURA 5
DIAGNOSTICO

NOMBRE

EDAD
SEXO etc.
StN·roMAS FllfCOS
SIHTOMAS MENTALES
CEFALEAS
DOLORES TI es

7' RUBOR

Café ++
Pensamiento confuso.

Torpe.
llora con frecuencia. SENSJBLE
(en todas partes)
Preocupaciones.
Tímido.
Vacilante.
------,)DOLORES

lAASTORNOS

_ -) DIARREA, FRECUENCIA
__.---->t CALAMBRES, DOLORES, RIGIDEZ

AGOTAMIENTO, FATIGA.
MUCHAS LESIONES MENORES

RECHAZADO T
FALTA DE VOLUNTAD PARA El INSIGH
DEFENSA FISICA + +

FIGURA 6
DIAGNOSTICO

NOMBRE
EDAD (Joven)
SEXO F

SINTOMAS FISICOS
SfNTOMAS MENTALES

Oevora la comida.
Suda .
6 tazas de té . ~ -.. . .____
Café. . . . .____
....____

Nerviosa ante
sus superiores
o
tímida, sensible.
No puede poner
orde.n en su mente.
Preocupaciones nocturnas.
Se asusta de los
ruidos repentinos.

Pensam Ientos .
terroríficos.
sueños terroríficos.
,_________"?_, CONSTIPACI0N
Pesadillas.
Fobia a las arañas.

CRISIS MONOSINTOMATICA: Fobia a las araitas. d )


Edíp!ca. Escena fundamental (disposición de los padres durmlen
Hija única. Represión sexual total tipo Hls.
°·
.
Problema tffnlco~ Rí·gida defensa caracteriológ1ca.

FIGURA 7
tórico y por el hecho de tener ya formad a una 1.d ea
,. . d 1 d .
d e1 pac1en
renm1nar e cua ro te · Antes que na da,
P ~
no hay por qu~ preocupa rse por los datos objetivos
de que ya se dispone; en segundo lugar , la 1·nves t'1ga-
. d d 1 .
ción . de la áact1tu. d e paciente y. del cuadro ps1co • dº1-
námico est guia a, por así decirlo, pero no prede-
terminada por lo que se ha anotado previamente
Durante esta entrevist a es posible observar, natural~
01 ente, el contacto del paciente, su manera de comu-
nicarse y de comp~ender, su motivación -element o
muy importan te-, la capacida d de insight que ya ha
adquirido o que parece capaz de adquirir por su ma-
nera de encarar la intercomunicación con el terapeu-
ta, así como sus defensas. Se presentar án circunstan-
cias que tienen que ver con su vida cotidiana, su fa-
milia, su comRlexus. También se podrá tomar nota
de cualqÜier -p;obTeina especial que se presente. Des-
pués de esto, debetía poderse formular una interpre-
tación prelimina r del ·caso en los siguientes términos:

1) Personali dad y dinámica psicodiagnóstica.


2) Conflictos -predom inanteme nte intrapsíquicos
o interpers onales.
3) Perspectiva y bases para la solución de estos
conflictos.
4) Observaciones especiales (en caso de haberlas).

-~ª primera entrevista indivi~u~l,_~°-~~regl~ -~eneral!...~


puede limitarse a una ocasión, y es deseable no per- .
mitir presión alguna que interfiera -i1i' t~ner un límit~.
d~ tiempo fijado 'de anteman o (como una hora y me;
dia o una hora), sin.~ _d ej~r q~e tome · todo el tjempo
necesario. Sin embargo , no siempre hace falta exten-
d_er esta entrevist a más allá de una hora y media. En
ciertas ocasiones yo pude resolver satisfacto riamente
en est a «primera» entrevist a la totalidad del proble-
ma sin necesidad de terapia ulterior, si bien en est os
casos había un contacto mutuo excepcionalmente bue-
97
no. Puede llevar dos o tres horas, pero no es im-
posible.

Evaluación posterior al tratan1iento

Al final del tratamiento será posible obtener cier-


tos datos estadísticos acerca de asistencia y regulari-
dad -o lo contrario- así como sobre la duración
del tratamiento. Serán factores imJ.?ortantes el modo
en que el pacieñieaeja_ dícho--tratamTento , su esta-

~~- ~ J~~~fiin~~ii
'lª'os -~ª~~!~s---~~ ~1_
~
Zki
1 ~c
: ~;~~:ti~~:.t~;; -
DesixiésM

p_~~-~~~-J~!.i~ o df:1,P~ !~~He.:.
-~ yq _9.ii rto t1~egi~o pueuen volver a realizarse obser-
_ya9 pn~.~.~_sp~~!~l~§.... v al~{la pena_ realizar un ·seguirmeñ-
to sobre la base de observaciones en los diversos
plexus en los que se mueve el paciente y de sus pro-
pios juicios.

Entrevista introductoria en un grupo

Veamos ahora un método 1nenos frecuente, pero


extremadamente interesante: la entrev\sta introducto-
ria en el marco de un grupo. Volveré con cierto de-
talle a este tema debido a que~ a 1ni juicio, presenta
un gran interés. Cuando se ve a los pacientes juntos
en un grupo desde el comienzo, el supuesto general es
que se espera que continúen como grupo. Mediante
un 1nétodo que se describe detalladamente más ade-
lante, hay una selección preli@!l.-ª,_r . La experiencia· ha
mostrado que hacen faf~lrededor de ~doce..ºI?,di-
datos idóneos a
fin .. ~4i~-
f_g_r,mar,.,N.Y.IJ_ .fil:'!P.2-9-~-~~<?S.l?-2·
Supóriganios que, teri;ninada la selección, comenzamos
con un grupo de ocho con la intención de continuar
con él. Se plantea entonces la pregunta acerca de si
el conductor de este grupo inicial, de este grupo in-

98
ductor io, de diagnó stico, tiene O no intenc1on .,
trO 'l h. d d . de
continu ar lcon e , o _d1en e er1var lo a otra person a
por ejemp o, un res1 ente. El enfoqu e varía en cad~
so a pesar de que los eleme ntos básicos se 1os
e a· ' ·f • , b . . Iidades. an
mismos. Me re er1re a am as pos1b1
Permí taseme record ar en , .
prime r lugar m·1 practi-
. Id d . , .
ca en Northf1e urante m1 ult~mo año allí aproxima-
.darnente, .pues. me parece. ., que viene
. al caso. Sin selee_
ción previa, sin preparac1011 y sin ningún conocimiento
previo acerca de, ello~, cogía !~s último s ocho pacien-
tes· que me hab1an s1~? rem1t1dos y los veía juntos.
Casi nunca me parec10 necesa rio cambi ar nada es
decir, que enco°:tré que po_día comen zar con ocho' pa-
cientes cualesquiera. y contin uar con ellos como grupo
durante toda su perma nencia en el hospital.
Un- ejemplo semej ante tuvo lugar en el Maudslay
Hospital, mucho s años más tarde, en diferentes cir-
cunstancias. Cuand o me hice cargo del Departamento
de Psicoterapia para pacien tes externos; me encontré
con una lista de veintic inco person as que hacía dos
años que estaba n espera ndo turno para tratars e. Las
llamé a todas juntas , y no me produ jo ninguna sor-
presa encon trarme con que acudió aproximadamente
sólo la mitad de ellas, mient ras que el resto había
desaparecido . Las vi en conjun to, tal como aparecie-
ron, a fin de ·admin istrarl es algún tratam iento y ave-
riguar de qué maner a se los podía predis poner mejor.
El grupo asistió con gran regula ridad, los menos
adaptables se autoel imina ron encon trando alguna so-
lución que les permi tió seguir adelan te sin más trata-
miento. A pesar de la enorm e presió n que ejercían
los pedidos de plazas en el Depar tamen to, se puso a
unos pocos en una forma de tratam iento más regular,
Ya en grupos, ya indivi dualm ente, pero fueron real-
n:iente muy pocos. El resto que atendi ó con regula-
:idad al grupo duran te varios meses, experimentaba
unportantes progre sos y se adapta ba muy bien. Re-
cuerd0, por ejemp lo, el caso de una mujer que no
99
h ab 1a , consumado el matrirnonio en algo así como
d . .
quince años y al cabo e ~1erto tiempo era capaz de
hacerlo, como consecuenc1~ . de lo cual su relación
matrimonial mejoró much1s1mo. Un efecto en sen-
tido inverso tuvo lugar en el caso de un estudiante
abiertamente esquizofrénico que en seguida abandonó,
pero que después de un año o dos me envió una fac-
tura por un tratamiento del que había sido objeto en
Francia (una suerte de trata1niento físico que le ayu-
dó) e insistía en que yo debía pagarla.
De este eje1:~:e!~ _s~----~ª -~~rJa en conclusió]!~_~e __g,_ue
.en__.,__,condiciones
••••• •_, •• ; r • pacíficas
• de vida
<,. . .
civilizada, es• -~-.......__
,,-s---NS-•••·"-~-•,•~•••-- ~~ .......... ..,• .. -.~-
• < • • .. •,•~••· ,~-<•-.~•
perfec~
.... ~ .

II1:~~!~.....P9~~:t?._. e_ _ ..!r_~~~r.. J?~E!.~J1.t~$. w-~º--"~~2!1.:l!!!l;~,,~--.~~mo


grupo, sin nin~~n,3:____ ~e!~<?.~!é!!-J?fil:!!f~~!E:., · ~·--
... -~---E!}_J~~i-~d~~~-i◊rr .. 4~!. §~L\2&~kt...NªcionaL.de.: .la...S.alud_
es raro que, en un ·Hospital Docente la gama de res-
iionsaó1lid·a aes·····-ae·--un rñedíco "c oiisüifor -Te~---i;·ermTta·
corictücir -·-ürí·-- grupo, ·de·saé~. er.
coñ.iieñzo-iias't:a •·< el li~
r.o"ma:s- éáiñ(iii -e-ra··~cíüe-eiresiaeñie~·4 "se liaría "catio
ue··
de un grupo asistiera ·c onmigo a la primera sesión,
quedando muy claro para el grupo que era él quien
quedaría como su médico. -Este sistema funcionó muy
bien. Lo que el médico' cons1¡1ltor debe cuidar es que
los miembros del grupo no .establezcan vínculos de-
masiado fuertes con él, y tiene que mantener su per-
sonalidad más relegada· a segundo plano que lo ha-
bitual. ·
Esto se aplica igualmente a la entrevista indivi-
dual preliminar. Generalmente llevaba yo esta última
solo, sin la presencia del residente. Ello requiere ex-
periencia, si como un cierto arte para conducir la
~ntrevista en el término justo entre el contacto de-
s~able, la franqueza y la confidencia, y al mismo
tiempo dejar abierto el camino a la transferencia en
germen con el médico que habrá de hacerse cargo
del grupo.
. Ahora bien, de acuerdo a las principales caracterís-
ticas del método, adopté. una ~_e11tr.emla_. !Q!f!?! ~1:!...
100
El grupo, por sµpue _sto, estaba formado
g~P.9-·-·as ·extrañas entre sj y para mí. ·;{0-1;;;~~b.....;~ t•.-P~
_ ,,.,. rson _ ~ ll . C"' · ~ .. ., , -l 1en e1 a
pe., - trano par a e as. -omcnzaba con el pa . __
ex . . . d ciente
u11 t 111, a a m1 1zqtuer a v 1uego seaui'a eri ,
ue e ' _ . .,. . . •-' . _0 ·- circu1o
q_ .. 'ndoles, uno t1c1s otro, el tipo de l)regunt -
dirig1e . . , 11 . .. Q ~ 1 , - '> , . as que
a· todos cae bi~- • ~~ -- ~~ -~~~P'!.~~.: » «i9~~-JgJrac por
0
uí?>> 0 «¿Con10 s~ -~1~11,te?>?, o alguna otra por .eÍ
--~~ilo. Es hnpo~t~nte ~re_~,r ~e~_cli~,~ .,~d~cua.do, hacer
qu~ d~sd~ el primer mom.enJo. ~~- e!l!_ie~~q~-~-~~~,Jiú-1qÍ
•· tán invitados a hablar, comenta_i; ...o. ,r.ea.~c;ionar a lo
~:e se dice, a~n cuando Jl9.,!?e~: .§l! . tmp.z:.A.SC;t~~
el grupo con11enza a tomar vida. M1 experiencia es
aue eso se logró en todos los casos particulares, y que
~o sólo había hablado yo a cada uno y formado un
cuadro de cada uno, sino que hab1a comenzado a darse
una interacción, a menudo de enorme significación.
Necesitaría mücho espacio para dar eje1nplos, pero
quisiera dar, al n1enos algunos extr~ctos al azar de
una de esas entrevistas, en las que aparecen ilustra-
dos, siquiera sea esquemáticamente, algunos de los
episodios caracterfsticos respecto de este tema.

Un ho1nbre a quien llamaremos M., dice:

A;J.: He estado algo deprimido últimamente,


y un poco harto de todo.
Dr.: Sí, se siente usted harto de todo ...
M.: Sí, no es que sienta que vuelva a mi anti-
guo estado , sabe usted, cuando me sentía . muy
,
deprimido, pero en este momento me siento mas
bien harto.
Dr.: Cuénteme algo más al respecto. ¿Tiene
que ver con su casa, o con qué?
M.: Sí, en cierto sentido. Usted sabe que, com?
ya he explicado antes éste es un momento en-
.
tico para mí No me ' siento
• · f echo con las
satis
·
cosas mientras no pienso que estan , re almente
bien hechas, y son muy pocas las cosas que me
101
Jo parece n. Sea como f~~re, esta dichos a casa
influy e en 111í, estoy ~f}:,<=;1;1~,~~.!E.:-~.!!.~~.-!I!:it~blc
con la gente, en genera l porqu e no parece n Ilegai
a mi nivel de trabaj o y no ponen mucho cuidad o
• •
I

y eso me 1rr1 ta.


O.: ¿ Qué clase de gente colabo ra con usted
en los trabaj os de la casa?
M.: ¡Oh!, amigo s, mi madre y mi padre, mi
novia y el vecino de la puerta de al lado. No pue-
do explic arlo bien, pero siento como que nadie
se lo toma tan en serio como yo, y siento sobre
mí la pesad a carga de preocu pación e interés por
ello. Me la paso encon trando trozos y piezas olvi-
dadas y nadie parece notarl o ni moles tarse por
eso y a mí me fastidi a.
Dr.: La vez anteri or cuand o se sintió así no
estaba en tratam iento, ¿verda d? ¿No tuvo usted
oportu nidad de habla r de eso?
O.: No es en cualqu ier caso lo mismo ...
M.: Antes me sentía muy bien. Muy alegre y
seguro , pero desde que estoy hacien do esta deco-
ración , me siento cada vez más irritab le con la
gente que tiene que ver con ella, me tasfidi a, y
cuand o estoy disgus tado siento que me vuelvo
injust o. No quiero decir que realm ente lo sea,
fastidia
pero me hastío , me siento ·-a-·-··· . "~llj
d<;>, sabe usted,
~ 'tlli""-t.':i~ " ' : ' ~ ~ : f j l : ,~;11.i.~"Uiw., _ .........., ~ , . ~...
ol►• ,... ..,......,:

en extrem o.
Dr.: Sí, esto es lo que quiero decir ... deberí a
usted aprov echar la oportu nidad para hablar de
ello, de modo de poder darse cuenta de qué es
lo que lo deprim e, ¿entie nde? Pues si sólo me
dice qü e está aepr1m ido, moles to, no sé acerca
de qué lo está. ¿Qué es lo que piensa ~ usted __qg._~
lo ' de r·me? - - · · · --~--
- - -P..D..~---··
M.:· No lo sé. Creo que ....mtfil:-ª.IlJ:teJlI.e.si..óD fue
lo que me llevó a consu ltar ·a mi médic o. Pienso
que el motiv o de esta depres ión, de algún modo,
se refería a mi preocu pac1o n por saber si estaba
realm ente dispue sto a compr omete rme. Era algo
que no podía saber si verda deram ente quería o
no, Y, como consec uencia, no dormí a bien. A me-
nudo me ·e ncuen tro pensa ndo y pensa ndo"'e n algo,
102
a la cam a añi y no duer mo. · · bie 1d
voY la mañ cas·~·-~1~·--~ ~ ..,. .... ~ y a espertar-
me por , 1 o pnm ero q
· ue .
a la cabeza es el prob lem a que me oc:e abie ne
día ante rior. Esto me afec ta mucho el s P_ ª el
Dr.: Sí, ¿per o uste d pien sa que. estounenoºt··1ene
nada que ver con su com
prom iso y su casa-
miento, con d esea r rea1men te casarse y tener
una casa?
M.: No1 lo sé.t Me da la impresión de que no.
.
No. S1mp ell'!-en _e creo que me preocupo dema-
siado por m1 mism o. Me pone mal, me fastidia
n1e preo cupa volverme irrit able con la gente y
exagerar las cosas, que me molesten o irriten
tan to cosa~ !ªº in~ignifican tes,. y me preocupa
porque al mism o tiem po me siento incapaz de
mantenerme más calmo, más tranquilo ante esas
cosas. ·
F.: Hay muc ha gente que pierde la calma por
cosas insignificantes. .
M.: Nadie que yo conozca parece tener el
misn10 interés que yo en hace r los trabajos a la
_¡>e_rf ecc~ó~. .~-,J~QIDQ"~ " ~or algún moti':o, siento
que clebó hacerlo. Me invade una terrible nece-
sidad de hace r las cosas a la perfección. No me
satisface hace r las cosas de modo ordinario, con10
la mF1yoría de la gente se contentaría con hacer.
Eso no me satisface en absoluto. La otra noche,
por cierto, tuve una · pequeña discusión. Había-
mos comprado un papel para la pared. El vecino
de al lado fue a disculparse porque no podría ir
el fin de semana. De acue rdo, eso no me moles-
tó. Fueron mi padr e y mi novia, él coloc~ u~ par
de rollos de papel de empapelado y el d1buJo de
uno no coincidía del ·todo con el dibujo del otro.
Discutimos un poco. Yo dije que era demasi~d o
que los fabricantes prod ujer an papel ~º11!-º. e íe
5

a 15 el rollo y que los dibujos no co1nc1dieran


perfectamente· los otro s parecían estar en desa-
cuerdo conmigo, pero yo no estaba indebidame~te
molesto por esta cuestión. •Siem _p]:.Ll.~g_Q.Ja-1n1-
p[ es1on· ; de que la gente p1en sov--r~
- s.~-- q~~-- -··~----J.· raro o
~ ---·~•H•""'""""·
~., t°.~.P..~:a1lía oñ~ae-·yo·~effcfieñfrc>' ·que mis opiniones
103
son muy razonable s, y sin embargo nadie parece
pensar lo mismo. Esto también me perturba un
poco. Muchas veces lo siento, sabe usted. Cuando
expreso una opinión, me da la impresió n de que
la gente piensa que me he equivoca do. Esto no
parece conducir me a nada, hable con quien ha-
ble; piensan que soy raro, un tipo extraño. sabe
usted, y no me entienden . Esto ocurre sobre todo
porque soy tan meticulos oyeij5ero. ,cft1é··-rá s. .éosás
seañ-·cor ño-·ae·o eñ ·•--s er ··~y -rñó lo entienden ... pien-
san que soy una de esas persqnas difíciles de tra-
tar, de modo que lo dejan estar así. ..
O.: Tal vez ella parezca tranquila porque está
preocupa da por usted y siente que usted está rriuy
nervioso y eso le preocupa .
M.: No lo creo, no creo que sea el tipo de
persona que se inquieta por los demás. Nunca la
he. ,,
visto preocupa . rse por algo, salvo cuando re-
cien nos conocimo s; entonces estuvo preocupa-
.

da, y · er~ muy evidente, de modo que pienso


que si estuviera preocupa da · por mí sería muy
evidente ... Estoy seguro de que hubiera dicho
algo. En esas ocasiones me siento muy decepcio-
nado conmi o mismo como-"'· ·ara'""·~~-eñsái".-~~iié so
1aii'l'ri-lta hr:-'":-ue jn.e.
..,.._-.•- -.._. f. __
;,;q,•-.--.e-~•-.,.r;- ~...
~~affero"1aiúol?-~º¡-·co~a:·s
na,;:,;, ~.,-- ~• -~•••• . . . .~. :,··..1aii·
_,_..q ]~'-1,,.e:,_~,..•.,_t<l,,. ,...,.,,...,...~~ _ V ~'"'""- -..~4'. ...... ~ q . •,,

{~i~~i:iJ~4~~Ef;uaJ¿i~ Id1i!J~,r~d.~~}6
entonces me - aoy cuenta de que no debería ha-
bern1e portado de esa · manera)' y entonces ~o-
mienzo a _sentirme mal conmigo mismo por h~N
her sido desagrad able Y' tal vez tonto, lo~ que
realment e aumenta mi fastidio conmigo mismo, -·
y eso se agrega a la carga de disgusto que ya
siento personal mente respecto de muchas per-
sonas. ·
G.: Es un círculo vicioso. r
Dr.: Este. sentimie nto suyo, ¿tiene algo que v:?
con un deseo de perfecc.iQ~. ~ de _todas las cosa ·
Los "'aemás no sienten esto tan to .. .
.:.'t'-•-·'-- - - - - - -.-- - - -- - -

M.: En verdad, no lo entiendo .. .

104
r te com ienz o de •sesi ón dem ues .
tra cómo se desa-
Es las con vers acio nes, cóm o inte rvie ne
ro, 11. ancómo .a vece s se o b tien. e un cua dro nb 1os de-
r st ªºte
~as,t do de las per son as afec tada s. ª
aJus a

E.: Lam e~to lleg ar _ta_rde... Esp eré 25 min u-


tos el auto b?s , l~eg o v1n1eron dos junt os.
Dr.: ¿ Que pas o con uste d !a últi ma vez? (Ob-
viamente hab 1a falt ado a la cita conmigo.)
E.: Tuv e u1:a mol esti a gást rica , una indiges-
tión, y me sen tla algo nau seos a. Mi mar ido trat ó
de llam arle a uste d por telé fono , trat ó de lla-
marlo ante s del t~ab a)o, pero no lo consiguió.
Dr.: Bue no, esta bien ... Me aleg ro de verla.
E.: No, teng o que disc ulpa rme por no hab erle
avisado.
Dr.: No, está bien , lo únic o que uste d pod ría
hacer -cu and o esta s mol esti as, esta s n1olestias
gástricas o cos a par eci da- es trat ar de venir,
ve uste d, por que , uste d sabe ...
-E.: Me sen tía muy mal par a venir. No hub iera
pod ido viaj ar.
Dr.: Bien , vea mos , está bam os trat and o de lle-
no el pro blem a del Sr. F. Uste d esta ba por pro-
barnos algo, algo refe rent e a norm as, pienso ...
Creo que ha de hab er algo detr ás de eso ... eso
es todo, algo más que uste d sabe. .
F.: A veces pien so por mom ento s que empiezo
a sent ir, sab e uste d, por mqm ento s, a!:!,~--u~eJ2°.
hace r todo , con abs olut a perf ecci ón.. . Yo tam-
eaTñieñte;--porque a menudo
oiéñ--·síeñfo º"-esfo;"'1~
pongo abs olut am·e nte todo en la escuela Y no h~y
otra vida fuer a, y pien so que si cad a cosa ,se vie-
ra en pers pec tiva , ya casi no me esforzaria por-
que todo sea perf ecto , sabe uste d.·· ab-
M.: Yo dirí a que pers ona lme nte no estoy
sorbido por mi trab ajo o ·ning una otra cosa en
Part icul ar. · t do
F.: Sé lo que es sen tir t:l deseo qe que eglar-
sea corr ecto , e inqu ieta rte s1 no puedb~e~rrtengo
te Para hac er todo lo que sabe s ... Y '
105
dem asia do trab ajo para hac er todo sin ayuda
aun que prob able men te lo 1nejor para mí sen~
que lo hiciese yo solo .. . ento nces no tend ría por
qué que jarm e de los dem ás, etc.
G.: ¿ Cree uste d que pod ría hab er alguna re-
laci ón con sus pad res? ¿ Pien sa uste d que ellos
hac en el trab ajo que a uste d más le disgusta?
Yo he teni do muc hos disg usto s con mi madre,
pero nun ca he sent ido que ella, sabe uste d, tenía
part icul ares condiciones para ser ama de casa o
mad re, por vari as razones.
O.: Bien, uste d dice que otra s pers ona s no se
irrit an por las cosas que a uste d sí le irritan.
M.: Esto y segu ro que no.
O.: ¿Es tá segu ro de eso?
A1.: Sí.
O.: ¿ Y no pien sa uste d que hay a alguien más
a quie n le mol este n esta s cosa s?
M.: ¡Oh, sí! Se mol esta n, pero lo olvi dan en
segu ida, en cues tión de min utos , tal vez.
F.: No lo sé, ¿pu ede uste d pon er algú n otro
ejem plo, adem ás del que ya men cion ó del empa-
pela do?

Más tarde, otro paciente, X. inte rvie ne en la


conversación ...

X.: Prob able men te otra s pers ona s que, como


uste d, real izan bien su trab ajo, no se sien ten tan
fast idia dos como uste d. Hac e un par de años,
mis amigos tení an un barc o... dos de ellos eran
muy habi lido sos, y los otro s, uno s alegres des-
preo cup ado s. Bien, solían disp utar por eso ... una
mal a ami stad ... por eso dos qe noso tros nos
sepa ram os un poco , entr e noso tros , dos no se
ocu pab an de nad a mie ntra s que mi ami go y yo
éram os perf ecci onis tas ...
U.: Si un trab ajo vale la pen a, vale la pena
hace rlo bien ...

106
Un fragm ento de conve rsació n
posterior:
M.: Bien, porqu e piens o q 1
padres e: d~scuidad_a y chap~ ~er: actitud de mis
Dr.: l Quier e decir que usted ~ ·::
rnejor? ¿ Sufre usted a causa d quisiera hacerlo
M.: No sé qué quier e decir e sus padres?
a causa de sus padre s»... con «sufre usted
Dr.: ¿Por qué? Dice usted que el .
el que se queja de sus padre s d motivo por
este caso, es que ella no es su'ficfenstu madre e~
, . ement e cui-
dados a , Y que Por es. t·a razon quiere usted h
todo tan perfe ctame nte. acerlo
A1.: Sí.
Dr.: ¿ Cómo entie nde usted esto,
M.: No lo sé. Supo ngo que en· cierto mod
siento realm ente que no es buena y probabl~
mente es _descuidada -simp leme nte porque me
molesta, s1 usted ve lo que quiero decir.
Dr.: Le n1olesta que no sea buena.
M.: Sí, proba blem ente.
Dr.: ¿Y es esto lo que usted Siente?
M.: Casi siemp re que me siento 1nolesto sien-
to que algui en ... No sé, no me siento perseguido,
pero ...
Dr.: ¿Que rría decir esto, entonces, que usted
no quisi era mole star a los demás?
M.: Sí, es proba ble que ... Me gusta complace~
a la gente , me gusta ser bueno con la gente, Y s1
siento que no lo he sido me siento mal;
Dr.: Pero enton ces, otra gente, ademas de su
madr e, lo fastid ia a usted ...
M.: No en la mism a medid a, no ...

Y así suces ivani ente.


Un poco más adelante.
, tenía diarrea
E.: Bien, me dolía el estom ago Y Comencé a
Y me sentí a terrib leme nte enferm a.
. me mal por la mana - na temprtano.
?
sentir • es, JU n e. ten1prano.
· stame-ana
Dr.: ¿Fue ese viern
E.: Fue el viern es por la man .
107
Ha hab ido muc hos enfe rmo s en la escuela. No
era porq ue no quis iera ven ir... o algo así.
Dr.: Bue no, no es tan senc illo. Uste d se da
cue nta de que debe1nos a.sumir ... no podemos
perm itir que algo pase , que que de afue ra... ni
en el cuer po ni en el trab ajo ... y para r allí. De lo
con trar io, todo el prob lem a se nos esca pa .. . se
da cue nta de lo que .9.uiero deci r. No digo que
uste d no quis iera ven ir ... no es tan simple, sino
que decí a, cuan do uste d llegó, que si uste d pue-
de, aún cuan do no esté física.mente bien , o así le
pare zca, que si uste d pue de veni r, que venga ... ,
aun cuan do uste d pien se que está dem asia do en-
ferm a y que no pue de ... se da cuen ta, esto y bas-
tant e imp resi ona do ... se trat a de un caso típic o .. .
adv ierte uste d que la Srta . Y no vino porq ue
está resf riad a ... y serí a muy ilnp orta nte que es-
tuvi era aquí . .. ¿no es cier to? Ella sabe que puede
cog er un resf río cuan do algo la pert urba ...
E.: ¿ Ella dijo eso?
Dr.: No ... no se sent ó y dijo : «Quiero coger
un resf río» . Pero lo cogi ó... ,
E.: Cua ndo estu ve en el hosp ital oí varias
veces esta teor ía de los méd icos ... esta teor ía de
que te coges un resf río porq ue no quie res ir a tu
casa a visi tar a tus pad res y pue de apli cars e a
cual quie r cosa y he vist o apli carl a a un caso
grav e de grip e... en que tuvi eron que llam ar a
un espe cial ista de afue ra, y esto y com plet ame nte ·
segu ra de que no esta ba prov ocad a porq ue la
chic a quis iera cog er un resf río y quis iera coger
una grip e ... He vist o todo tipo de cosa s ... Yo sé
que hast a cier to pun to la enfe rme dad pue de ser
psic oso1 náti ca, pero no creo que sean 1nuchas las
que teng an este orig en ... No creo que los res-
frío s lo sean , esto y segu ra de que no lo son ...

Espero que este extracto haya dado una idea de


cóm o se desarrollan esto s grupos introductorios Y
de cóm o, desde el com ienz o, se introducen en el clima
adecuado y se influyen en considerar todas las cosas

108
d un punto de vis ta psicol , .
¿es epersona integra lmente . El ogic~, tal corno af
la ., 1 . Paciente ecta
i , talllb1en con as condic iones se farnn. .
zara y acepta r en el grupo as1' cque0 habrá de enc1ari-
trar ' om e0 on-
. que plante a su partici pación 81. n las exigen
5
cia ar a un final exitoso . ' es que ha d-
U~ e
Tengo la espera nza de que este e ...
, P queno esbozo y
·tas de esta entrev ista den tambi· en
a 1a id d
introdu cen estas reglas y toda 1a cu1tura ea e cómo
se 1 . . 1
d'ciones y as ex1genc1as, a todo lo , as con-
1
d~talladamente más adelante. En r~~~ :s referimos
' que no se
ce a modo de órdene s , man datas
las introdu
. O d'
con 1-
dones, sino que se procur a que el grup 1
da y comprenda también su significado ~u:Jom pren-
O
. ' se pres en ta . la oca-
sion

Acerca de un experimento psicodiagnóstico

A contin uación citaré un breve fragmento de un


experin:~nto origin al q~e tu_vo lugar cuando fui pro-
fesor visitan te en la Un1vers1dad de Carolina del Nor-
te, en Chapel Hill, U.S.A., en 1958.
El sentid o global se revcJa rá tal como era enton- \
ces, pero no podré transcrib.;.r textual mente las sesio- ;
nes, que, por razone s experim entales , se reducían a
una hora con cuatro pacie ~1..tes juntos. Espero que las "\
meras muestr as que de ello pueda exhibir aquí sirvan
para hacer compr ender cuanta información dinámica
se puede obtene r en- una sesión inicial de grupo de
este tipo. El propós ito de la experiencia era pura-
mente psicod iagnós tico y tmnbié n didáctico, para l~s i

estudiantes que observ aban el proced imiento a tra~es


de la pantal la unidire cciona l. Cada semana se veian
juntos durant e una hora cuatro pacientes tot~lmente
desconocidos. Y o carecí a de inform ación previa algu-
na acerca de ellos Los 1nismos pacientes era~ e~tre-
· .
v·1st d tambié n por un ps1coana 15 ª 1· t y psiquia tra
a os
109

experimentado, el Dr. Vernon, en forma individual
durante un cuarto de hora cada uno. Cada uno de no-
sotros mantuvo sus observaciones fuera del conoci-
miento del otro, y se había establecido que durante
una semana se viera a los mismos cuatro pacientes ,
primero en grupo y luego en entrevistas individuales,
mientra s que a la semana siguiente se invertía el
orden. De este modo examinamos yo diría que más
de cien pacientes, y los ejemplos que damos a conti-
nuación representan una sección transversal ordinaria.
Éste es el esquema del plan original:

PROPU ESTA PARA ENTRE VISTA DE


GRUPO DE DIAGNÓ STICO

«Durante la estancia del Dr. Foulkes en Cha-


pel Hill, hemos establecido una entrevista de
grupo diagnóstico, que él conduci rá semanal-
mente los miércoles por la mañana , a las 10 h.
A tal fin se reservarán las habitaciones 6 y 7 de
la planta baja, y se ha pedido que se instale un
micrófono y grabadores, de modo tal que se pue-
dan grabar las actuaciones que se produzcan, a
ambos lados de la pantalla unidireccional.
El Dr. Prange será el encargado administra-
tivo de este program a en lo concern iente a la
admisión o rechazo de los paciente s sugeridos
para la reunión del grupo. El objetivo es que el
Dr. Foulkes se reúna con cuatro paciente s para
una entrevis ta que será observa da a través de la
pantalla unidireccional por estudian tes de tercer
año, y probabl emente de cuarto, médicos respon-
sables, asistentes, jefes de resident es y otros que
tengan interés en particip ar. Nos gustaría sobre
todo, siempre que sea posible, que estén presen-
tes los resident es a quienes se hayan asignado
los paciente s que estudien en el grupo.
Los paciente s escogidos deberán presenta r
buenas perspec tivas de adaptac ión a la psico-

110
terapia. No deberán te!1er edades extremas, y
deberán ser todos del mismo sexo, 0 bien dos de
cada sexo. En gen~ral, el _Dr. Foulkes preferiría
e se le pres~nta1 an pac1en!.es que hayan sido
q~evia y ~ct~n1damc1:tc cstu?1~dos en el servicio
hiterno, s1 _bien no ~i~ne ob.!e~1ones a que se in-
cluyan pacientes recien. admitidos. Sería muy be-
neficioso que a los paciente~ se .,le_s hubieran ad-
ministrado ya los tests ps1colog1cos por com-
pleto.
. El residente destinado a los pacientes deberá
explicarles el procedimi~n_to s~g~n las siguientes
líneas: «Tenemos un medico v1s1tante aquí y no..
sotros pensamos que para ustedes sería útil en-
trevistarse con él. Desea ver -a varios pacientes al
1nismo tiempo. Puede que algunos de nuestros
estudiantes observen esta entrevista a través del
espejo unidireccional.»
El Dr. Foulkes conducirá la entrevista durante
un lapso de 45 a 60 minutos, a cuyo término los
pacientes retornarán a sus salas ácompañados
por enfermeras o estudiantes. Entonces el doctor
Foulkes se dirigirá a la cámara de observacio-
nes y se reunirá con el grupo para discutir lo
que él ha observado y las conclusiones que po-
dría sacar acerca de la probable psicodinámica
de los pacientes individuales. Se sugiere tam-
bién que se registren las observaciones del doc-
tor Foulkes y de cualquJer otro paciente. El
objetivo es comparar las conclusiones del doctor
Foulkes con las que han realizado los residentes
Y otros que hayan trabajado directamente con
el paciente durante los días o semanas preceden-
t:s. Los residentes pueden aportar .sus obse~va-
ciones acerca del comportamiento de sus pacien-
tes en el grupo y cómo se relaciona esto con lo
que ya saben de antemano.
Un aspecto importante del estudio es, evi-
den.t~mente, la formación implícita en 1~ obser-
~~ci?n del trabajo del Dr. Foulkes ~ el apren-
iza.1e de cómo extrae éste sus conclusiones. Otro
aspecto que se ha de perseguir es el de la inves-
111
tigación. El Dr. Foulkes espera comparar las
c?nclusiones diagnósticas del grupo con las obte-
nida s mediante el método usual. Debería desta-
carse, sin en1bargo, que le inter esa más el pro.
e.eso intra psíq uico y, por supu esto , los procesos
grupales, que las etiquetas de diagnóstico. Como
part e del aspecto de investigación de este pro-
gram a, trab ajar án con el Dr. Foulkes una o más
pers onas en la comparación de las conclusiones
alcanzadas. Esto prob able men te incluya un estu-
dio de seguimiento de pacientes y todos los días
se trata rá de regis trar las impresiones formula-
das dura nte la sesión de la mañ ana.

Es impo rtan te señalar que habíamos confeccio-


nado un cuestionario en ·el que ambos, el Dr. Prange
y yo, estáb amo s de acuerdo, y que rellenábamos des-
pués de las entrevistas de grupo o individuales, res-
pectivamente. Por lo que yo sé, el experimento nunca
se llevó hast a su plena conclusión, aunq ue con este
fin esta ba orientado y en part e fue utilizado, creo,
por el psicólogo Dr. Hans Stru pp y su asistente. En
reali dad yo había incluido orig inari ame nte preguntas
más sutiles, pero tuve que renu ncia r a muchas de
ellas porq ue los psicólogos obje taba n que no eran
medibles o comparables con exactitud.
En conjunto, a nadie quedó duda alguna acerca
del valor diagnóstico o didáctico de cada una de las
sesiones. Los resultados, en la med ida en que tenían
un cierto sentido competitivo entr e el método indivi-
dual y el grupal, conf irma ron lo que era de esperar,
a saber, que la entre vista de grup o no era tan con-
fiable en cuan to a la explicitación de la mayoría de
los datos fácticos perti nent es del paciente, pero en
general se la juzgó mucho más prod uctiv a en infor-
mación psicodinámica, que era ciert ame nte para la
selección, el pron óstic o y el mod o de tratamiento a
recomendar. Aquí sólo utilizaremos un pequeño frag-
men to de este mate rial, que tengo en mi poder, a fin

112
de demostrar e ilus trar sobre todo la riqueza de infor-
mación pert inen te desde el pun to de vista clínico, del
pronóstico y de la selección, obtenida en el escaso
tiempo de una hora para cuat ro pacientes, o en un
promedio de un cua rto de hora para cada paciente.
En el mat eria l seleccionado, obsérvese el cuestio-
nario especial que se utilizó. La selección contiene:
1) Un ejemplo de formulación provisional tal como
se dio a los estu dian tes apenas term inad a la obser-
vación y un breve informe provisional sobre cada pa-
ciente, más simple en su forma que los cuestionarios
posteriores.
2) Un ejemplo de grupo global con un cuestio-
nario individual rellenado después de la sesión del
grupo.
3) Cuatro ejemplos de grupos diferentes, dos de
hombres y dos de mujeres, que muestran algunos as-
pectos interesantes. Por supuesto, los nombres son
ficticios y se ha omitido todo dato fáctico que per-
mita identificar a las personas aludidas.

FORMULACIONES PROVISIONALES

Entrevista de grupo diagnóstico

El Dr. Foulkes comenta a los estudiantes que han


estado observando:

Bien, hoy tengo que hacer algunos comenta-


rios; prim ero, porque se aplican a todos l?s. pa-
cientes e influyen en el cuadro global, y hm1tan
lo que se pod ría espe rar de no ser así las co~as.
Yo diría que el elemento común en estos pacien-
tes está en que son todas mujeres que, en mar or
o menor grado padecen histeria de _conv~,rsión
-qu e además se encuentran en una s1tuac1on de

113
tÍatam iento Y una situac ión trans feren cia!- y
a guna s me dan la impre sión de ser pacientes
que llevan ya un tratam iento relati vame nte largo
Es posib le estar comp letam ente bloqu eado ant~
este tipo de pacie ntes cuand o, por así decirlo
toma n la delan tera, dado que, si bien inconscien~
temen te, refue rzan mutu amen te sus resistencias.
Comp arten esta actitu d de « belle indifference»
por autoc onten ción, y comp arten en gran medida
los mism os meca nismo s defensivos, como han
podid o usted es ver. Quienes han estad o aquí este
últim o tiemp o adver tirán que, por contr aste, son
muy reacia s a la intera cción .* Lo peor de la si-
tuaci ón, al meno s en algun as de ellas, es la
apreh ensió n, y esto es conta gioso . Se acostum-
bran, pero, por supue sto, para ello pasa algún
tiemp o, de modo que entra n en calor un poco
más tarde . El otro eleme nto comú n es la si tua-
ción de tratam iento avanz ado, relati vame nte avan-
zado, que surgi ó con toda clarid ad como una
mala dispo sición a comp rome terse, como insu-
ficien te neces idad de venir aquí y habla r, y una
mala dispo sición para desve lar cierta s cosas que
tiene n claro o que creen tener claro . Menciono
éste y vario s otros rasgo s que hacen difícil dar
anim ación a este tipo de grupo s. Tenie ndo en
cuen ta todo esto, lo han hecho muy bien. Ahor a
siento , conse cuent emen te, que lo que pued o ex-
traer y decir de este grupo no es en realid ad
gran cosa.
No estoy segur o de los nomb res, pero creo
que fue la Sra. Salte r, la del coraz ón, que se
expre só con basta nte clarid ad, aunq ue, por cier-
to, con limita cione s. Recu erden que, por una
parte , abun dó en detal les insig nifica ntes desde
nuest ro punto de vista, como , por ejemp lo, cuán-
tas inyec cione s se había puest o; al 1nenos insig-
nifica ntes para el tiemp o con que contá bamo s.
Por otro lado, con10 digo, se expre só con basta nte

* Esto se expres a dramá tican1 ente en una. maner a autoco ntenid a


de sentar se, aparen temen te sin mayor consid eració n recípro ca.

114
claridad. A propósi_to, todas ellas responden al
tratamiento y es evidente que están mejor y que
el tratamiento las ayuda. Al mismo tiempo, se
advierte mucho 1naterial organizado en una línea
de resistencia y de defensa bastante consolidada
Jo cual algunas tienen muy claro, mientras qu~
otras no. En todas es rr1uy fuerte un deseo de
seguridad. Esta paciente (la Sra. Salter) parece
quitar su verdadera ünportancia a lo que dice
acerca de su vida. No podríamos sacar de ello
nada en limpio a este respecto, pero en cambio
se centra en cierta situación del pasado, es po•
sible adivinar de qué se trata, pero es típico que
no se sien ta tentada de contar más acerca de
ello (ni pueda sentirme yo llamado a estimularla
de ningún modo en estas circunstancias), de modo
que se limita a indicar simplemente que ha evo-
cado cierta angustia íntima que le produjo una
situación del pasado, probablemente en conexión
con la esfera sexual. Es probable que así haya
sido, y que ello tenga considerable importancia
en relación con un cierto porcentaje de frigidez
y de excitación insatisfecha, frustrada. :Éstas son
suposiciones elaboradas a partir de la experiencia.
Yo pienso que realmente no ha cambiado mucho
y que vive n1ás de la certeza de que los· médicos
no le han encontrado nada, que de la positiva
evidencia psicológica. Dice también que sus sín-
tomas cardíacos continúan y yo pienso que esto
coincide con su intento de evitar conectar real-
mente la situación terapéutica con nada relativo
a su persona. No estoy completan1ente seguro
acerca de la relación con su marido. El juicio
más significativo que formuló es que, después
de todo, si pudiera curarse con una sin1ple pas-
tilla, sería mucho mejor.
Otro caso es, en cambio, la Sra. F!a.mpton.
Está mucho más comprometida y reacciona mu-
cho más; puede salir adelante, y hasta someter-
se a una terapia intensiva. Su caso es mt!Y cl~ro.
Es aprensiva· todas lo son. Pero ella esta meJor •
Parece tener' realrr1en te una buena relación con
115
Su marido. En su ✓, manera
• •
tácita de confirrn ar
esto fue mue h o 1nas pos1tJ~a que 1as otras con
sus seguridades, pero es evidente que compren.
dió el conflicto más profun1o en ello iniplfcito
0 al menos así me lo pareció por lo que decía'
esto es, que hay algo más que meramente stres;
y tensión por el cuida.do que requería su ma-
dre, etc. Se advierte qu~ alrededor de esto hay
un conflicto en el que sin duda desempeñan un
papel importante los temores en relación tanto
con su padre como con su madre. Es evidente
que está en una encrucijada, pues al mismo tiern-
po comenzó diciendo que todo era cuestión de
stress y tensión, una manera de terminar con la
cuestión. Tal como yo veo las cosas, en todas
ellas la actitud de defensa es fuerte y la nega-
tiva fuerte, acusada. Pero yo diría que ella está
en buenas condiciones para recibir ayuda, sin
duda ya la ha recibido y, si fuera posible, iría
más a fondo lo que sería más beneficioso, y
redundaría en mayor comprensión que la que ha
tenido hasta ahora. Tiene condiciones como para
adquirir mayor comprensión.
La Sra. Waley, bueno, en este caso no hay
demasiado problema. Presenta rasgos de ansie-
dad, rasgos histéricos, es ansiosa, se calma, es
probable que haya dado una buena n1uestra, una
adecuada imagen de su comportamiento general
en situaciones sociales, e incluso en toda su vida,
me imagino. Es muy reservada, y posiblemente
hubiera detrás de eso algo más que yo pudiera
sonsacar, pero ante la gente, su ansiedad social
no es tan marcada como ella dice. Y o diría que
es bastante feliz reprimiendo y negando, pero
es decididamente mejor, y se le podría dar el
al_ta ahora mismo. Está tranquila, sin mayor con-
flicto, quie_re irse a su casa y desea que las cosas
l~ vayan bien, de modo tal que su pronóstico, en
te~minos superficiales, es bueno en un nivel co-
mun._ En un nivel más profundo corno las otras,
se ~ata de una cuestión más dÍ fícil.
n cuanto a la Sra. Lane, no cabe duda de
116
es el caso más sutil y el más productiv o
queta ahora. De todos modos, ella y la señora
has 1 Jpton son en este sentido de una calidad
fr~5~naJ muy diferente a la de las otras dos.
PeInsecuenten1ente, t·1enen tamb.1en
C
'
' Ios s1ntomas
~ 5 abiertos. Tiene ciertos rasgos de ansiedad
nl~iertos rasgos de depresión , posiblem ente tam-
I ién de hipo1nanía, pero esto último muy leve-
~en te, al menos por lo que yo pude advertir.
su contacto es bueno, es cautelosa en su reac-
ción frente a los demás. Sin embargo, todas ellas
reaccionaron en n1ayor n1edida de lo que cabía
esperar en esta situación y de este tipo de pa-
cientes. Ahora, una vez más, oscilaba entre la real
ton1a de concienci a de ciertas cosas y su oculta-
miento diciendo « ¡Qué enferma estoy!», u otras
cosas por el estilo. Hay evidentes mecanism os
de autoacusa ción en sentido depresivo, con10 ya
dije; a veces piensa que en su casa estarían me-
jor sin ella. Yo pienso que lo que la paciente
señalaba era cierto -c onflicto matrimon ial, aun-
que ella, por razones obvias, lo niega otra vez.
Todas ellas son cautelosa s entre sí. Sin embargo,
me inclino a pensar que el pronóstic o para la
Sra. Lane es decididam ente bueno, y todavía
mejor con tratamien to, y que, como ella dice,
necesita tratamien to. Hubo dos rasgos impor-
tantes que quisiera menciona r en relación con
esta paciente. Uno, es que tiene una gran agre-
sividad controlad a y reprimid a, -de la que no es
consciente. Se lo señalé hablando con ella. Es-
pero que quien la trate, sea quien fuere, no se
n1oleste por esto. El otro rasgo fue su extraña
reacción, de risitas ahogadas cuando se le pre-
guntó por su primer médico y su segundo mé-
dico, por lo cual sospecho que hay allí algún
problema de transfere ncia que, en parte, es res-
ponsable de que haya vuelto al hospital.

117
INF OR ME S PR OV ISI ON AL ES DE SPU ES
DE L GRUPO DE DIA GN óST .lC O

Sra. Sal ter - Grupo de diagnóstico

Observación. Describe su ataque cardíaco como


hace
antici.pado por desmayo una semana antes, des-
aproximadamente un mes. Fue enviada aquí pa
pué s de una inv est iga ció n médica. Le preocu se
de una ma ner a pro yec tiva que los demás
sie nta n afe cta dos al esc uch ar su his tor ia y,
lue-
que
go, en cor res pon den cia con esto, declara l.
nta
tiene cie rto ten1or a la con tam ina ció n · me
se
Acerca de su act itu d gen era l de defensa, véa
el com ent ari o global sob re est e grupo.
Contacto. Aceptable. Ret ice nte par a con el te-
te,
rap eut a. Ante los demás, nor ma l. Más adelan
esc uch a mu y ate nta me nte .
Interrogatorio. Conecta una his tor ia de natu-a
raleza ínt ima con sus ata que s per o se niega a-
revelar dicha historia. Su pad re mu rió del cora-
zón cuando ella · tenía doce años. Presenta tod
vía síntomas considerables.
Psicopatología. Hay cie rta evidencia de apren-
eral
sión hipocondríaca má s pro fun da, y en gen i-
de actividad en niveles má s regresivos, específte
camente orales (narcisistas y con consecuenSu
disposición par a la identificación primitiva).
rta
insight es sólo par cia l. Su sensación de cie o
me jor ía se debe a la seg uri dad que le ha dad
el que los médicos no enc ont rar an ninguna afec-
ción física.
Actitud. Es típico de su act itu d el que todavía
pre fier a cur ars e con píld ora s.
Diagnóstico. His ter ia de conversión.
Pronóstico. Sintomático-bueno. n-
Psicoterapia. Debería ser intensiva y de orie o
tación analítica, pre fer ible me nte individual, nper ex-
quizá su act itu d y su índole defensiva sea
cesivas.
Comentario. Utiliza la tran sfe ren cia con su
118
terapeuta individual como resistencia en esta
situación.

sra . .Frampton - Grupo de diagnós tico


Observa ción. Ansiosa y aprensiva. Había te-
nido miedo. de p~rder la razón. No podía con-
centrars e n1 realizar cosas sencillas, pero está
dispues ta a aceptar esto como una consecuen-
cia del stress y la tensión emocio nal en conexión
con una cantida d de enferm edades en su familia
próxhn a.
Contacto. Bueno respect o al terapeu ta. Res-
pecto de los demás, normal .
Interrogatorio. Entre las diversa s enferme da-
des, la más signific ativa parece ser la de la ma-
dre, que padecía de cáncer y de ·lo cual murió.
Parece, hasta cierto punto, haber adquiri do com-
prensió n del conflic to emocio nal en relación con
la muerte de la madre.
Psicopatología. Aún perdur an ciertas apren-
siones hipoco ndríaca s, como si algo no estuvie ra
bien dentro de ella. Expres a duda y deseo de
segurid ad de parte de su médico . Es probab le
que haya un problem a de identifi cación con el
cáncer de su madre.
Diagnóstico. Estado histéric o con acusad a an-
siedad, en parte de carácte r más profund o.
Pronóstico. Bueno.
Psicoterapia. Debiera ser bastant e intensiva y
prolong ada a fin de movilizar su perturb ación
en niveles . más profun dos. Podría realizarse en
un grupo analítico, lo cual podría ayudar a abor-
dar su fuerte compo nente narcisista, que por el
momen to actúa como barrera .
Conientarios. Sobre transfe rencia, etc., véase
mis comen tarios generales.
Dinám ica de grupo. Escuch a lo que les pasa
a los demás, pero parece estar muy absorta en
sí misma , lo que actúa como barrera para su
partici pación emocio nal.
119
Sra. Waley - Grupo de diagnóstico

Observación. Muy ansiosa en la situación •


medjata. Con. ayuda logra estabilizarse. Acusad~:
mente defensiva y renuente . al acercamiento • s·1n
em b argo, cuenta que se siente enferma desd
hace aproximadam ente un año, pero que siem re
se perturbó fácilmente y tuvo estados en los ~ue
no podía dormir a causa de que se le metía~
ideas en la cabeza y no se las podía quitar.
Contacto. Aceptable. Respecto del terapeuta y
otros, receloso.
Interrogatorio. Parece indicar que tiene apren-
sión crónica a abrirse a la gente, lo que sólo
puede superar lentamente. Los médicos le ayu-
daron mucho hablándole y ahora mantiene la
.represión con bastante felicidad.
Psicopatología. Siempre ha sido nerviosa. Se
parece a la madre. Detrás de su angustia social
parece haber algo más que lo que su fuerte
tendencia a la negación permite extraer.
Diagnóstico. Histeria.
Pronóstico. Superficialm ente, bueno. Está me-
jor y ansiosa por unirse a su marido.
Psicoterapia. Ofrece considerable resistencia y
no está bien motivada para un enfoque analítico.

En la discusión posterior se descubrió que


había habido algún episodio psicótico, pero des-
de que entró en el hospital presentó el mismo
cuadro arriba niencionado. Esto no se aclaró, en
parte por razones ligadas a la constitución de
este grupo (véanse 1nis obsertJaciones generales).
Por otro lado, es interesante señalar que de la
grabación surge un pasaje que no había adver-
tido, en el que ella describe cómo no podía dor-
mir debido a estos pensamiento s conzpulsivos.
Si hubiera oído yo esta observación, probable-
mente habría buscado rnayores pruebas y tal vez
se habría producido alguna evidencia acerca de
la perturbación potencial más profunda. Insistí
dos veces en remarcarle «más det1·ás de esto»
120
relación con su ang usti a social, así com o con
!: inform~ de su pert urb ació n general, pero ella
rzo lo cogió.

e a' Lane - Gru po de diag nós tico


L°Jr

obs erva ción . Expone bien tant o su apre nsió n


en la situación ~orno su disposición a perd er
el control. f:lla mis ma pare ce juzg ar esto últi mo
como un s1ntoma. Cuenta una larga hist oria
acerca de su .falt a de energía, lo que una vez la
dejó tan débil que ni siqu iera pud o enc end er un
fósforo par a fum ar -fu ma ba mu cho -, la ma-
dre tenía que alim enta rla y el pad re y el mar ido
tenían que volverla a la cama. La psiq uiat ría
resultó aso rnb rosa y si ella lo hubiese sabido
tres años ante s, no esta ría aqu í aho ra. Al mismo
tiempo volvió a dec ir n1ás tard e que no se hab ía
dado cue nta de cuá n enfe rma esta ba, que aho ra
conoce sus pro blem as y que tiene un largo ca-
mino por reco rrer . Parece hab er allí un senti-
miento específico, com part ido por .las otra s pa-
cientes, de que tiene que volver aqu í por se-
gunda vez. En conexión con esto, cua ndo se le
preg unta por sus sen tim ient os respecto de los
rr1édicos, ella ríe algo des con trol ada .
Contacto. Bueno. Respecto del tera peu ta, cad a
vez más positiva; resp ecto de los demás, bueno.
Inte rrog ator io. Véase 1nás arri ba. Hay tam-
bién insi nua cion es ace rca de su excesiva inges-
tión de tran quil izan tes, y ella se con side ra un
poco adicta. Imp líci tam ente , insu lta a su prir ner
médico. Se pre sen tan rasg os depresivos, como
apatía crec ient e, a veces el sen tim ient o de que
su familia esta ría mej or sin ella (en este pun to
de la con vers ació n llor a un poco). Exi sten indica-
ciones de que su adm isió n aqu í coincidió con un
aum ento de la dep resi ón. No hab ló de fármacos
en rela ción con esto ., per o más tard e la disc;1-
sión con los méd icos reveló que en verd ad hab1a
tomado una sob red osis de fármacos.
121
Psicopatología. Trastornos de personalidad
con rasgos depresivos. Desarrollo temprano
conexión con el alcoholismo de 1~ madre y ta~
· bién con su relación pare~tal. N1~ga tener con-
flicto matrimonial, pero afirma re1terativament
cuánto mejor la entienden a ella los médicos qu!
su marido, aunque piens~ q~e ahora h~ cambiado.
Cierta tendencia a la ad1cc1on. La actitud ante el
enfoque de sus problemas Y la adquisición de
insight es buena. . . , .
Diagnóstico. Personalidad h1ster1ca con ras-
gos depresivos. . .
Pronóstico. Bueno con ps1coterap1a.
Psicoterapia. Podría ser de gran utilidad la
orientación analítica, individual o en grupo, pero
debería incluir el análisis profundo de la situa-
ción transferencial.
Comentario. No parece haberse enfocado la
transferencia, tal vez justamente porque ello im-
plicaría un gran trabajo de análisis. La alterna-
tiva sería permitir la subsistencia de una rela-
ción de dependencia o utilizarla como apoyo
ocasional fragmentario en épocas de crisis.
Dinámica de grupo. Véase mis observaciones
generales.

Una nota sobre el grupo


como totalidad (una sesión)

Este grupo fue muy interesante en tanto que


dos pacientes ligeramente hipomanía.cas, la se-
ñorita Green y el señor Wharton respondieron
de muy buen grado a la conversación. Esto no
impresionó al Sr. Harden, deprimido y muy len-
to, aunque una o dos veces haya reaccionado
muy significativamente.
Sin embargo, la Sra. James, que está en u?
est~~o completamente diferente de despersonah-
zacion Y de pérdida de la realidad como conse-
cuencia de una grave pérdida traumática, fue
capaz de responder sólo tras un largo intervalo
122
luego inter vino m1:1y produ~tivamente. Por tan-
yO el grupo se yol_v16 muy vivaz y hast a dramá-
t. '0 a veces com1co, sobr e todo cuando el se-
~~r 'Wh arto n repe tía todo lo que la Srta . Green
decía, y amb os com enta ban en part e lo que
decía la Sra. Jam es.
A veces esto s tres actu aban como un coro
nte las esca sas inter venc ione s del Sr. Hard ern.
~or ejemplo, cuan do men cion ó que habí a perdi-
do a su muj er, ellos disc utían entr e sí sobre sen-
timi ento s. de culp a .º mala concienci~, o cosas
por el estilo, y lo m:sm o cuan do alud1a a su im-
posibilidad de dorm ir.
Una cara cter ístic a inter esan te fue cómo varias
comunicaciones de uno u otro grup o de estos
pacientes dese ncad enab an resp uest as muy sig-
nificativas de los dem ás, a veces sobr e la base de
una fácil iden tific ació n, a veces diferenciándose,
a veces sum inist rand o nuevo mate rial. Por ejem-
plo, de la Srta . Green, el hech o de que su actu al
estado data de la mue rte del padr e, etc.

Pacientes: Miss Green


Mr. Wharton
Mr. Hardern
Mrs. James

0 0 8
Dr. Foulke s
o
------------------------------~-----------~--

Observaciones
Clínicas {individuales o de grupo) so bre Ias que se basan 1as
afirmaciones o conclusiones.

123
CUESTIONA RIOS RELLENAD OS D]!.SPUES DEL
GRUPO DE DIAGNóSTI CO

Observaciones clínicas (individuales de


grupo) sobre las que se basan los juÍcios
y las conclusiones

Entrevistado r: Fecha: Nombre del paciente:


Dr. Foulkes Sra. J.

Manifestacio nes de trastornos


de comportami ento:
a) Evidentes. Por mucho tiempo esta pacien-
te permaneció callada, pero comenzó a hablar
en conexión con su preocupació n por cosas que
no le sucedían en realiqad. Habló con soltura,
con rapidez e incisivamente. Perdió a su hija y
al bebé de su hija en 19 ...... , en un accidente
automovilístico. Nunca pudo superarlo, tuvo n1u-
chas afecciones de índole somática, pero el cua-
dro principal es el siguiente: siente el cuerpo
totalmente cambiado; a veces se siente muy alta;
las cosas parecen estar a una gran distancia;
todo, inclusive los colores y la luz parecen dife-
rentes; todo es irreal. Sabe también que su men-
te no está sana.
b) Dilucidadas. Recuerda, mirando hacia
atrás, que en un tien1po fue normal. Todo le pa-
rece lejano como si entre ella y las cosas hubiera
una pared. Nada parece tener sentido. Se pre-
gunta «¿para qué está la gente?». A veces tiene
la sensación de que la gente la sigue. Oye el
tañido de campanas y otros ruidos, aunque se da
c?ent~ de que no pueden ser reales, como, por
eJe1np10, cuando oía llorar al bebé con tanta vi-
vacidad que iba a la habitación a ver si estaba
allí. Antes de esta época tuvo muchas operacio-
n~s, estu~o físican1ente enferma, a veces no po-
dia dormir, pero siente que entonces todavía era
124
orrnal. Ahora n~nca se siente normal. Cuando
11
se enteró del accidente no pudo
, admitirlo , aun-
ue durante un~ semana, 1nas o menos, parecía
~ás real que mas tarde. A!ltes se interesaba por
1:ruien, por ayudar a alguien más. Ahora piensa
~Je tiene todos los complejos que existen. A ve-
ces se siente como dos personas. o más. Los
ueños se han transformado en sueños de agua,
!n particular, de cosas que sucedieron hace mu-
cho tiempo, y de cosas que aún no han sucedido.
También sueña con personas muertas. A veces
desea estar muerta, pero se da cuenta de que el
suicidio no es una solución. En sus años más
jóvenes tenía tendencia a sentir que la familia
la culpaba cuando algo no salía bien. Sin em-
bargo, podía entusiasmarle muchísimo la gente
y eso le sucedía a menudo, pero ahora ya no
puede sentir así. Es absolutamente incapaz de
cualquier sentimiento fuerte.
Desarrollo de relaciones. Buenas a pesar de
la despersonalizació n.
Capacidad de respuesta. Grande.
Actitud. No sin esperanza de cura.
Mecanismo de defensa. Sentimiento de irrea-
lidad, despersonalizació n, negación, disociación,
enfermedades orgánicas.
Capacidad de insight. Buena.
Inteligencia estin;ada. Muy buena.
Facilidad de palabra. Muy buena.
Otros rasgos.
Comentarios.

FORMULACIÓN PSICODINÁMICA

Diagnóstico descriptivo. Pérdida de la rea.ti..


dad, despersonalizaci ón, no o~stante / ~entro de
los límites de un cuadro ps1coneurot1co Y no
psicótico, con10 reacción a la pérdida de hija Y
nieto que actuó como trauma. .
Carácter, personalidad. Ahora muy_ desdibu-
jado, acostumbrada a perder los estribos, etc.,
125
prob able men te siem pre sens ible , con t e nde .
a reso lver los pr~b lem as a trav és de 1a enfe ; ciu
dad físic a, ope raci one s, etc., ante s que a prc>dt~~-
sínt oma s ps1c. o lóg1co
· s. . tc, r
Situ ació n con flict iva espe cífic a. Culp a resp ,
to de la hija y el niño , en con exió n con su
dída repe ntin a. Prob able rnen te reac ción de có-
p~~:
lera por el hech o de que esta priv ació n le ocu-
rrie ra prec isam ente _ a ella . ¿Po r q1:1é no, por ejem -
plo, a la otra pasa Jera y a su h1Jo, que salie ron
sano s y salv os?
Otro s con1entarios.
Predicción del curs o de la enfe rme dad . Pro-
bab lem ente bue no si se trat a.

PSIC OTE RAP IA

l. ¿Podría el trat ami ento psic ológ ico cam-


biar sign ifica tiva men te la situ ació n? Sí.
2. ¿Qué FORMA de psic oter apia se reco-
mie nda com o ideal? (Po r ejem plo de con sejo , de
apoyo, de man ipul ació n, de desc ubri mie nto [ana -
lític a].) ANAL1TICA.
¿Breve, inte nsiv a, prol ong ada ? Inte nsiv a, no
nece sari ame nte prol ong ada .
3. Si se reco mie nda el tipo ana lític o, espe-
cifíquese:

psic oter apia psic oan alíti ca 2


psicoanálisis clás ico
psic oter apia gru poa nalí tica 1
cua lqui er otra
dura ción ( mín ima , ópti ma)

a) 1 año ; 2-3 año s


b) 3 meses; g· meses.

d ezCom enta rios sob re cara c t eris


; tica
. s
e~peci-;/.icas
caso en cue stió • · · ~
tran sfer enci a d n, po_r e7 en1plo, proble1nas de
Y e con trat ran s f eren cia, etc.
126
Es rnuy importan te el contacto de conexión
sus experienc ias de desperson alización y de
c~ndida de la realidad. Según mi experienc ia, la
pe~coterapia grupoana lítica es el método prefe-
P.5b1le· los casos como éste han reacciona do bien
fl , , d
este n1eto o.
ª 4. ¿Qué ca1nbios esperaría usted poder con-
seguir en el mejor de los casos? La recupera ción
completa.
s. ¿Qué factores se anticipa que producirán
estos cambios? Proceso completo de duelot acep-
tación de la pérdida, discusión abierta, insight
en la reacción de culpa, catarsis.

Observac iones clínicas (individua les, de


grupo) sobre las que se basan los juicios
y las conclusio nes

Entrevist ador: Fecha: Nombre del paciente:


Dr. Foulkes Sra. T.
Manifesta ciones de trastorno s
del comporta miento:
a) Evidente s. Miedo a los cuchillos. Miedo
con estados de pánico que van acompañados de
calambres de estómago y otros síntomas físicos.
Miedo a perder el control ante el impulso a las-
timar a la gente que quiere. Comenzó cuando la
paciente tenía quince años, hace doce años, el
día en que una amiga llevó un cuchillo- de as-
pecto horrible y ella tuvo el impulso, el pensa-
miento o la idea de apuñalar a su madre. Y aho-
ra, después de haber reprimid o esa fantasía des-
de entonces , volvió, tras un aborto, teniendo
como objeto a su marido y su hijo.
b) Dilucida das. En las afecciones físicas que
a veces la aquejan puede reconocer el equiva-
lente de la angustia , porque fue así c?mo se
sintió en años anteriore s ante los examenes.
Tuvo una infancia feliz.
127
Desarrollo de las relaciones. Normal.
Capacidad de respuesta. Buena. .
Actitud. Deseos de con:iprender por qué tiene
estos pensa lnl·entos agresivos
.. respecto de otras
ersonas. Los médicos d1Jeron que encontrar la
i-azón O causa de ello le ayudaría, y espera que
tengan razón. · d 1
Mecanismos de defensa. Represión, esp aza-
miento simbolización. . . .
Cap~cidad de insight. Bu~na. Naciente i"!sight
de que puede hab~r tenido impulsos de odio.
Inteligencia estimada. Buena.
Facilidad de palabra. Buena.
Otros rasgos.
Co1nentarios.

FORMULACIÓN PSICODIAGNÓSTICA

Diagnóstico descriptivo. Fobia.


Carácter, personalidad. Siempre expuesta a la
angustia y la conversación. Impulsiva pero fuer-
temente inhibida y reprimida, sobre todo en lo
que respecta a los impulsos hostiles en conexión
con el sexo. Fuerte represión sexual.
Situación conflictiva específica. Ambivalencia
respecto de las personas queridas, en clara co,-
nexión con simbolismos sexuales, particularmen-
te reprimida. Es probable que en la situación
edípica el padre haya ocupado el centro en un
nivel genital, y yo me inclino a pensar que en
un nivel oral la madre fálica, una madre castra-
dora, una madre que se ha negado a darle un
órgano_ masculino cortante, es el objeto de odio
o ambivalencia.
O_tros comentarios. El símbolo particular del
~uc~illo. asesino expresa su connotación agresiva
e ªi vida sexual en conexión con la relación
sexua paren tal.
Predicción d z
e curso d e la enfenneciad. Bueno.

128
r PsJCOTERAPJA

.t. ¿I'?~rfa. el trata1-nic1?,lO P_Sicoló~ico cam-


·ar si< 11t/1cat1.va1nen t e la slluación? S1.
1JI 2. ,..¿Qut f or,n°: d e pstcoterapta.
7
. . reco mienda
. ideal (por eJ., de gula de apoyo, de mani-
01110
~u/ación, de desocultan1iento [analítica]). ANA-
L1TICA. . . .
¿Breve, intensiva, prolongada? Intensiva, pro-
longada.
3. Si se reco,nienda el tipo analítica, espe-
cifíquese:
psicoterapia analítica 1
psicoanálisis clásico
psicoterapia grupoanalítica 2
cualquier otra

Duración (mínima, óptin1a) (1) y (2) 1 ½ años


mínimo - 3 años máximo.

Co111.entarios sobre características particula-


res del caso en cuestión, p. ej. problemas de trans-
f eren.cía y de contratransferencia, etc .
..
No hay rasgos específicos en cuanto a la trans-
ferencia o a la contratransferenci a, pero es de
esperar que durante el tratamiento se vean más
vigorosamente implicados la familia, y en espe-
cial el marido.

4. ¿Qué cambios esperaría usted poder con-


seguir en el n1ejor de los casos? CURA.
5. ¿Qué factores se anticipa que producirán
estos cambios? Liberación de la represión, co-
rrespondiente insight y trabajo de an~lisis ~e
las situaciones conflictivas en la transferencia.

129
ual es
Ob ser vac ion es clínicas ( ind ividlos
gru po) sob re las que se basan . ~ _de
Jui cio s
Y las con clu sio nes

En tre vis tad or: Fecha: No mb re del pac ien te ·


Dr. Foulkes Sr. B. .

Ma nif est aci one s de tra sto rno s


de com po rta mi ent o:
de an-
a) 1?vidente~.. Su da, mu est ra signospone de
gust~a: 1nt ran qu1 h?a ~ e impulsividad, tido de-
ma nif ies to su cunos1dad. Se hab ía sen su familia
pri mi do e ir:it_able sob re todo conqueja princi-
du ran te los ult1mos tre s años. Su
pal es qu e no le ayu dan .
traerlo
b) Dilucidadas. Costó cierto tra baj oo único.
hij
aqu í y ah ora qu err ía irs e pro nto . Es era buen
Su s pa dre s lo cri tic aba n po rqu e no aceaba el
alu mn o en la esc uel a y má s bien ret a hac erlo.
int eré s y la cur ios ida d. Todavía tiende
A veces es neg lig ent e en sus negoci
os de agricul-
algo más
tor , em pre nd e negocios a fin de ten er
ello podría
qu e hac er, y en pa rte po rqu e con especial-
ga na r má s din ero . Su tra sto rno se vio , en que
me nte acu sad o du ran te el últ im o año stumbra-
per dió tod o int eré s. An ter ior me nte aco ello por
a
ba beb er, pe ro fue cap az de po ne r fin
con sej o mé dic o.
Desarrollo de relaciones. Bueno.
Capacidad de res pu est a. Bu ena .
o. Desea
Ac titu d. De sea en co ntr ars e a sí mi sm
se emocio-
co ntr ola r su con du cta , pe ro cu an do
qu e siente
na, la exc ita ció n lo arr ast ra y ad mi te
cie rta sat isf acc ión en de jar se lle var .
bie n vive
Me can ism os de def ens a. Ac túa o má s
za.
sus con flic tos en la vid a, los ext eri ori
Capacidad de ins igh t. Bu ena .
Int eli gen cia est im ad a. Bu ena .
Facilidad de palabra. Bu ena .
e po r su
Ot ros rasgos. El ros tro co rre spo nd
asp ect o inf ant il e inrr1aduro.
130
FO RM UL AC IÓN PS ICO DIN ÁM
ICA

Diagnóstic~ descriptivo. In es tab ili da


d emocio-
l· carácter inm ad ur o.
na 'carácter, persona~id~d. Po,s~ble
m~nte de tipo
asivo-agresivo, es Jovial, _cahdo,
P uestra intereses muy variados. impulsivo y
cl acento e~ su _modo de reac~i?nar,
Debe cargarse
c~si de un
nivel infantil. Tiene un yo debil
en ciertos as-
pectos.
Situación conflictiva específica. Re
vida, sobre tod o en la familia, co pite en la
nf
les no resueltos con los pa dr es . lictos infanti-
La formación
yoica y supery?ica int~rnalizada es
table y todav1a reacciona de un ba sta n! e ines-
modo infantil
ante un a situación pr ob lem áti ca ,
qu
crea, puesto que ha internalizado e él mismo
Actualmente, es evidente que su el conflicto.
conflicto especí-
fico es la familia.
Otros comentarios. Hizo un juicio
vo acerca de qu e los pa dr
significati-
es que
siguen peleando. Siente que se pa lleva dentro
y que ellos pelean en tre sí.
rece a ambos
Predicción del curso de la enferme
de es pe rar empeoramiento, pe ro dad. No es
con tra tam ien to
me jor ará mucho.

PSICOTERAPIA

1. ¿Podría el tratamiento psicológ


significativamente la situación? Sí. ico cambiar
2. ¿Qué forma de psicoterapia se
como ideal (p or ejemplo, de guía, recomienda
manipulación, de desocultación de apoyo, de
[analítica]). DE
DESOCULTACIÓN, MAS GU1A CO
NSTRUCTIVA
Y MANIPULACIÓN.
¿Breve, intensiva, prolongada? Basta
nte inten-
siva y prolongada.
3. Si se recomienda el tipo an
alítico, espe-
cifíquese:
psicoterapia psicoanalítica 2

131
psicoanálisis clásico
psicoterapia grupoanalltica 1
cualquier otra
Duración (nifni,na, óptima). 1. Mín. 9 meses·
óptima, 3 años, pura1nentc grupoanalítica. _:
2. Mín. 9 n1eses; óptima, 2 años, analítica más
constructiva, de manipulación del ambiente.
Co1nentarios sobre características particula-
res del caso en cuestión, por ej., proble111as de
transferencia y contratransferencia, etc.

En la situación de tratamiento, en la situa-


ción transferencia!, debería apelarse a la tenden-
cia del paciente al acting out; así, entre otras
características, el enfoque grupoanalítico pare-
cería más promisorio, pues podría mantenerse
esta tendencia dentro de la situación de trata-
miento y ponerla al servicio del análisis.
4. ¿Qué canibios esperaría usted poder con-
seguir en el rnejor de los casos? Cambio de acti-
tud respecto de sí mismo y de la familia. Solución
a sus inhibiciones internas respecto al trabajo y
puesta en obra de sus capacidades creadoras. Da
muestras de buena habilidad manual y también
considerable interés en la escritura.
5. ¿Qué factores se anticipa que producirán
estos cambios? La corrección, en la transferencia,
del conflicto parental; el trabajo constructivo,
la escritura, etc., la sublimación.

132
obs erv aci one s clín ica s (in div idu ale s, de
gru po) sob re ~as que se bas an los juic ios
y las con clu sio nes

Ent rev ista dor : Fecha: N 01nbre del pac ien te:
Dr. foulkes Sra. P.

Manifestacione~ de tra sto rno s


de com por tam ien to:

a) Evi den tes . Est aba res fria da. Parece


zofrénica, per o res ult a no serlo. Una vez esqui-
Muy tensa y ang ust iad a en sesión, per o llora.
lue
rel aja . Ríe una o dos veces con los otr os go se
de su ensimismamiento. Parece y se siea pes ar
primida; tiene un a inc rem ent ada sensacnte de-
insuficiencia y cansancio dur ant e los dos últ ión de
meses, per o la viene acu mu lan do desde im os
n1ucho tiempo. hace
b) Dil uci dad as. Se con sid era a sí mi sm a
fracaso por que no pue de sat isf ace r tod as un
tintas obligaciones, esp eci alm ent e com o sus dis-
Hay dos per son as en ella, un a sab e mu y ma dre .
que ten drí a que hac er, per o la otr a no sebie n lo
capaz de llevarlo a cabo. Muy com pro me tidsiente
el tra tam ien to en cur so que le im pid e a con
des
ciertos tópicos. Pu ede hab lar al médic velar
act ual me nte se sie nte rr1ás con fus a, du dao, per o
el do cto r ten ga raz ón. Algunas cosas de que
par
ult raj ant es. Los pad res era n bu ena s per ece n
per o no mu y car iño sos . Re cue rda que son as,
cua ndo
era niñ a enc on tra ba ma rav illo sa, com o un
sueño,
la cas a de un a am igu ita . Es ta niñ a pod ía
hab lar
lib rem ent e con su ma dre ace rca de tod
o. Siem-
pre tuv o esa cas a com o su obj eti vo ide
al.
Desarrollo de relaciones. Bu eno .
Capacidad de respuesta. Muy bue na.
Ac titu d. Bá sic am ent e pos itiv a. Algo exc
esiva-
me nte aut oac usa do ra.
Me can ism os de defensa. No mu y fuertes.
Ras-
gos reg res ivo s, des dob lam ien to.

133
Capacidad de insight. Muy buena.
Inteligencia estimada. Buena.
Otras características.
Comentarios.

FORMULACIÓN PSICODINÁMICA

Diagnóstico descriptivo. Personalidad histé-


rica con rasgos depresivos.
Carácter, personalidad. Superconsciente, no
puede alcanzar el ideal del yo. Destructividad
no demasiado acusada.
Situación conflictiva específica. Centrada en
torno a la temprana relación con la madre. Atra-
pada entre las exigencias del elevado ideal y los
sentimientos de culpa por las tendencias opues-
tas, sobre todo en la esfera instintiva. Conflicto
sexual (?).
Otros comentarios.
Predicciones acerca del curso de la enferme-
dad. Sin tratamiento, sólo regulares.

PSICOTERAPIA

1. ¿ Podría el tratamiento psicológico cam-


biar significativamente la situación? Sí.
2. ¿Qué forma de psicoterapia se recomienda
como ideal? {por ej., de guía, de apoyo, de ma-
nipulación, de desocultamiento [ analítica]). ANA-
1

L1TICA.
¿ Breve, intensiva, prolongada? Intensiva, pro-
longada.
3. Si se recomienda el tipo analítico espe-
cifíquese:
psicoterapia psicoanalítica
psicoanálisis clásico o psicoterapia grupo-
analítica
cualquier otra
Duración (mínima, óptima). Mínima, 3 meses;
óptima, 3 años.
134
comentarios sobre rasgos particulares del caso
en cuestión, por ejemplo, problemas de transfe-
rencia y contratransf erencia, etc.
La dependen~ia regre~iya oral y las correspon-
dientes fluctuaciones or1g1nan considerables exi-
gencias de estabilidad al terapeuta. Tendencia a
evadirse en enfermedades orgánicas.
4. ¿Qué cambios esperaría usted poder conse-
guir en el mejor de los casos? Solución de los
conflictos. Libre desarrollo de la personalidad.
Mejor equilibrio emocional. Mejor capacidad de
goce y de trabajo. Vida familiar más satisfac-
toria.
5. ¿Qué factores se anticipa que producirán
esos cambios? El trabajo de análisis en la trans-
ferencia. lnsight. E l aumento de satisfacción en
1

la vida.

Observaciones clínicas (individuales, de


grupo) sobre las que se basan los juicios
y las conclusiones

Entrevistador: Fecha: Nombre del paciente:


Dr. Foulkes Sr. Y.

Manifestaciones de trastornos de conducta:


a) Evidentes. Ningún trastorno evidente. Tres
años antes, bien. Dos años antes, «ataque» de
diarrea, problema de pecho. Durante un año se
sometió a tratamiento como externo, la sema-
1

na pasada vino aquí por su cuenta. Le ocurrió


algo así como si el techo se derrumbara Y se
encontró presa del pánico. Luego dice qll:e _si_ntió
como si estuviera al borde de un prec1p1c10 Y
algo desconocido lo empujara hacia abajo. Hace
dos años murió su hermano de un ataque car-
díaco, el hermano con quien estaba íntimamente
unido,
135
b) Dilucidadas. Hace dos años tuvo un at
que que fue diagnosticado de diferentes maneraª·
pero parece .q ue se debió a cálculos biliares,
Primero pensó que se trataba de un ataque cas.
díaco. c1:1~ndo lo_ operaron pidió ~ los médicor~
que se f11aran bien que mas pod1an encontrar
Se describe como en constante temor a fracasa~
y con algo de perfeccionista. Temor a perder la
cabeza.
Desarrollo de relaciones. Muy bueno, hacia el
terapeuta y hacia otros.
Capacidad de respuesta. Muy buena.
Actitud. Se manifiesta claramente. Fuerte evi-
dencia de duda ambivalente y de la sospecha de
una enfern1edad física tangible. En correspon-
dencia, énfasis en lo que los médicos le han
dicho y en que debería dejarse la decisión final
en ro.anos de los médicos.
AJecanismos de defensa. Represión, conver-
sión en síndrome orgánico, lo que sirve en parte
como base de la identificación inconsciente; la
ambivalencia se oculta tras la aparente sumisión
a la autoridad (médicos).
Capacidad de insight. Muy buena.
Inteligencia estin1ada. Muy buena.
Facilidad de palabra. Buena.
Otros rasgos.
Co1nentarios.

FORMULACIÓN PSICODINÁMICA

Diagnóstico descriptivo. Manifestaciones psico~


somáticas, expresión de reacción depresiva (de-
seo aclarar aquí que estas manifestaciones, que
toman forma física real, tal como cálculos bilia·
res, son típicamente equivalentes -en rni termi-
nología-- a las 1nanifestaciones psicóticas o ca-
texias subyacentes en la esfera mental, y, en con-
s:-cuencia, diferentes, tanto desde el punto de
vista psicodinámico como tópico, de las reaccio-
nes de la histeria de conversión).
136
un grad o fro nte riz o de .conbtac to. Un des vío ll
ar a su cas a a otr o m1 em ro del gru po par a e-
v . t , . f el b b
un café JUD os, ya ser1~ s1g ni ica tiv
,O e er
o, no sól o com o
con duc ta en el gru po , sin o tam bié n com
o un a activi-
dad en la fr_ ?nt era del gr~ po y mu y car
act erí stic a del
pacien te, a~1 com o tam b1~ n sig nif ica tiv
a en otr as si-
tuacio nes vit ale s. Lo ese nci al es qu e la
act ivi dad fro n-
teriza se lle ve al gru po ; qu e el pac ien te
no sea ni tan
temero so, ni tan sec ret o, ni tal reb eld
e com o par a
inform ar de ell a Y qu e ten ga el res pet
o suf ici ent e po r
el acu erd o ana líti co. La com bin aci ón
de acting ou t
y de res erv a del gru po en cua nto
a la inf orm aci ón
de tal es act ivi dad es con sti tuy e un a for
ma gra ve de
res iste nci a, y pu ed e lle gar a ser inc om
pat ibl e con la
con tin uac ión de la ter api a. Co mp ren do
qu e en cie rta s
circun sta nci as o en alg un os paí ses res
ult a dif ícil y
has ta im po sib le pa ra los ter ape uta s
evi tar que los
grupos se en cu en tre n des pu és de la ses
ión , po r eje m-
plo, par a be be r un caf é. Se ha dic ho
qu e de est o se
puede ob ten er un a inf orm aci ón mu y int
ere san te, y no
hay raz ón pa ra du da r de qu e así sea
. De acu erd o
con el pri nci pio de qu e, en la me did a
de lo pos ibl e,
deb erí a evi tar se tod a com pli cac ión ,
me sig ue par e-
ciendo me jor ev ita r est os enc uen tro s
des pué s de las
sesiones de gru po , y en Ing lat err a no
he enc on tra do
en ello dif icu lta des , al me no s en mi s gru
po s pri vad os.
En lo qu e con cie rne a las obs erv aci one
s qu e se ha n
inf orm ado , las cue sti on es qu e se dis
cut ier on y las
cosas qu e oc urr ier on en est as pos tse sio
nes se lle var on
~l gru po pa ra su con sid era ció n. Es to
1m~ ort ant
es un pu nto
e. Ot ro pu nto im po rta nte es q~ e ca~
hayan de pe rm itir se tal es enc uen tro s o q~ e
deb ier an inc lui r
a tod o el gru po . Si sól o se enc uen tra
un a pa rte del
grupo, con la exc lus ión o no par tic ipa
ció n del res to,
pienso qu e est a per mi siv ida d no es en
veniente. abs olu to con -
A con tin uac ión pre sen to un eje mp l~
de. ~n gru p?
de hos pit al en qu e evi den tem ent e la s1t
uac ion per mi -

181
tía al grupo r eunir se un rato
. ,
y con tinu ar la conver
. , 1 término de la sesion de gru po, una vez que.
sac1on a h a d o. E s 1n
· t eres ante en
d
el con uc tor se hab ía mar c
· I d
van.os a spectos , y en con secu enc. ia
d a rep ro ucim
. os
tal como en la ocasión fue reg istr a a por casualidad.

(Tomado de un registro de la sesión del


Grupo del Dr. G. y del Dr. P. El P:·
G. está
de vacaciones; el Dr. P. ocu pa el sitio de con-
ductor. Lo sigu ient e cor resp ond e a _aproximada-
111.ente cinco min uto s de con vers ació n una vez
finalizada la sesión formal.)

Mary hab ía exp resa do sus dud as acerca de


la eficacia del trat ami ento de gru po, dad o que
ella esta ba más bien peo r que mej or. El Dr. P.
terminó la sesión, y se reti ró seg uido por Clive.
Los demás perm ane cier on sen tado s.
Jane (a Mary): Ellos está n seg uro s de que
al fin te cur arán ... está n seguros ... He conocido
gente en la sala, con tod a clase de problemas,
que han cur ado ...
Cynthia: Como tú dices, me aso mb ra que él
lo sepa todo.
Jane: Por sup ues to que lo sab en.. . saben
exactamente cuál es el pro blem a.
Cynthia: Hablando y hab land o, se te van acer-
cando cad a vez más, y así term inan por descu-
brirlo todo.
Jane: ¡Es que son tan listos! Sólo al final dan
el golpe definitivo. ¡Y por Dios que te las tienes
que aguantar!
Mary: Pero yo no siento ...
Jane: Pero es que toda vía está n en el preca-
lentamiento ...
Robert: No lo consigues en estos 'gru pos ...
Jane: Bueno, lo consigues en psicoterapia.
E~l~s te dicen: «Estamos recogiendo su historia
chn1ca ... » y tu hablas, hablas, hablas sin par ar
sob~e ti misma y luego comienzan a hacerte
sufrir, realmente te exprimen, es asombroso Io
182
q ue hacen. No sé cómo lo hacen , es una manera
de lavarte e1 cereb ro. Pasan mucho tiempo, sa-
bes, antes de arrancar; te preparan y te preparan
hasta que, de golpe, prenden el fuego. Dios sabe
cómo lo hacen. Yo, no.
Cynthia: Me pregunto si prenden el fuego de
repente ...
Jane: Bueno, por lo que he podido oír, yo
creo que de alguna manera ya lo ha empezado
a prender en Mary.
Mary: Me parece que la próxima semana no
vendré.
Jane: Yo, en tu lugar, vendría ...
Cynthia: Sí, estoy segura de que lo hacen ...
Robert: Debe de ser su política, no darte de-
masiada información.
Cynthia: Creo... que lo que pasa es algo así
como que si te lo dicen en un momento inade-
cuado y demasiado pronto, realmente no te en-
tra, no lo registras.
Jane: Has de estar preparado para ello.
Cynthia: ¡Has de estar absolutamente prepa-
rada para registrarlo ... como yo estuve hace unos
quince días!
Jane: Durante un tiempo te van guiando, y
repiten lo mismo hasta que tú piensas que lo
has descubierto sola. El diablo sabe cómo tra-
bajan. ¡Pero tiene doce años de práctica!
Mary: Primero lo tienen que pasar ellos,
¿no ... ? Todos se han hecho este lavado de ce-
rebro.
Cynthia: Tienen que estar psicoanalizados.
Jane: ¿Sí?
· Cynthia: ¿Acaso te pensabas tú que ellos des-
cubrieron solos que ... (Varios hablan al mismo
tiempo y no se distingue lo que dicen.)
Michael: La única falacia es que el primero
tuvo que analizarse a sí mismo. Freud y Jung se
autoanalizaron, pero si éstos se equivocaron en
su autoanálisis, entonces todo es falso.
Jane: Se supone que aquí no trabajamos so-
bre la base de Freud, no es freudiano él ...
183
Cynthia: No .. . , es jungi~1:º·. .
Michael: ¿Es este un sitio Jung1ano?
Mary: No, no lo es ... Jung vive todavía ·no:>
• I J (. '
Jane: No, muno.
Mary: Antes _de veni~ aquí yo, fuj a ver a
alguien que hab1a estudiado con _el en Zurich.
Jane: ¿ Te trataste antes de venir aquí?
Mary: Fui a una suerte de psic ... ¡oh! esta
seflora tenía a]go que ver con la Iglesia ... era
muy buena en reali.dad ... (Risa _general.)
Jane: ¿Cuánto tiempo estuviste?
Mary: Fui unos tres meses ~ás o menos ...
después fui a uno en la esquina de Harley
Street ... Siempre tuve que pagar por estas cosas.
Jane: ¡Cielos!, te habrá costado una barba-
ridad ...
Mary: ¡Oh! era alrededor, alrededor de 11/6
d ... una psicoterapeuta mujer ... y luego fui a
este médico ... era realmente muy simpático ...
era un cuáquero ...
(Vuelve a entrar Clive, que se había ido con
el terapeuta.) .
Michael (a Clive): Estamos en una sesión extra
(risa general).
Jane: Lo hacemos mejor nosotros solos.
Mary: Sí, estoy segura de que si realmente
quieres curarte, puedes. Pero no creo que yo
quiera realmente curarme en cierto sentido.
Jane: Sin embargo, yo estoy segura de que
sí quieres. Si no, no vendrías aquí. En un tiempo
pensé que yo tenía un deseo inconsciente de no
curarme, pero sólo era una especie de miedo .
. Mary:_ Porque si me curo, no quiero llevar la
misma vida que llevaba antes... esto es lo que
me preocupa ...
Jane: P~ro n? lo harías, ¿verdad?
Mary: .Si ~eJoro sentiría que tendría que vol-
ver a la iglesia.
Robert: Ven conmigo a mi iglesia, allí ·u a-
mos a1 los dardos hasta las diez d' J g
M "chael·· si· no vivieras
· · en tu Y me ia. ,
por qué volver al mis . . casa no tendnas
mo sitio, ¿no?
184
Mary (dubita tiva): Realme nte
· Sí
···d
Mic11ael: Sólo irías si quisieras' , "¿º·
vere ad?
h ay gente que reconoc
Mary. . , pero a . ..
puede conven cer ... son realmen te tan d · .. quien
nas de estas persona s, y yo soy tan d~b~f
1
algu-
· Ten-
dría que estar a la defensi va.
1, ane: , Esa podría ser una razón para que tu,
cs. tes asi. .. como una excusa para· mant enerte . .
· d d I
aleJa a e a 1g esta.· I · ·
Mary: E:stoy _segura de que lo es.
l~ne: Bien, tienes que plantea r este tema la
f
prox.1ma v~z ... Se prepara para irse.) ¿Habría
1

alguien alh atras? (Señala la pantalla.)


Michael: Supong o que sí.
Mary: Apuest o a que ahora no.
Michael: Lo han grabado todo. El Dr. G. se
entusia smará con esto.
Cynthia : ¡Oh, Dios mío!
Michae l: Se pasará cuatro días sentado in-
mutable , escuchá ndonos hablar, como si fuera
Wagner ...
Cynthia : Pobre muchac ho ...
Mary: Me gusta el Dr. P., es agradab le, ¿ ver-
dad?
Jane y Cynthia : Sí, muy agradab le.
Michael: Fue gracios o cuando escribí al Dr. G.
y me equivoq ué en el nombre ... Apuesto a que
lo están analiza ndo... Yo solía tener un médico
en Bristol cuyo nombre era Gordon-G., y cuando
fui a escribir le no pude recorda r el nombre del
tío ese, no pude recorda r si era Gordon-G. o G.. .
Mary: ¿Cómo lo escribis te?
Micha.el: Yo estaba convenc ido de que era
Gordon JG., de modo que puse el Gordon y luego
le pregunt é cuál era su nombrt:, Y res~tl~ó que
era sólo G. Probab lement e esten annhzan dt>lo,
Mary : Pensará n que tienes delirios de grnn-
deza.

(Luego, todos ~e /ev,u1tarot1 y se nwrcJwr~n


len tan1enr e, n1ientra s Miclw ~l Y Mary c.un,,ersa~
han acerca de la irnprevista visita de Aiftchael al
185
ho•; ita/ de 1)/a ew;, t ~rd e._ Alg uno s Lrab ajad úres
vo l.un
P I a r,·r; ' Mfr;hael 1ncl uido , talaban. árh ole~ Y
·,, . . z . •·
demolían crli / icio s vie1 os en o..r; terr eno s del hos.
. , Mar y .<-,e lam entó d e que pro hah le
1 1,.
pi.a m en. te n()
estu viera allí para v er le. )

Disc reción

Nat ura lm ente, se su pon e qu e las cue stio nes que se


di scu ten en el gru po son con fide ncia les y no sale
n
del gru po por boc a de nin gun o de sus inte gra ntes .
En
Ja prác tica uno se encuen tra con que los pacientes
respetan las con fidencia s ajen as y que a men udo
es
el tera peu ta qui en subesti ma la con fiab ilid ad
del
gru po.
Dentro de cier tos lím ites , se pue de anti cipa r que
]os pac ient es hab lará n ace rca del gru po al cónyuge
o
a otra per son a con la que teng an una rela ción íntima.
Pero los pac ient es deb iera n com pre nde r que , en ge-
neral, esto deb iera man tene rse den tro de cier tos lími
-
tes. El gru po ace pta que este can al de com uni cac ión
a
una per son a muy cerc ana per man ezc a abie rto. Es im-
por tant e que esta s com uni cac ion es se trai gan al grup
o.
Bien visto, este gra do de ind iscr eció n es real men
te
úti]. Es rara la ver dad era ind iscr eció n y por lo común,
si se pre sen ta, es resu ltad o de un fall o de selecció
n.
No hab ría que ofre cer gru pot era pia a los irresponsa
-
bles sociales o a pac ient es psic opá tico s.
Eve ntua lme nte, con el con ocim ient o y apr oba ción
del grupo, he vist o a alg ún cón yug e jun to con el pa-
ciente en una sesi ón ext rao rdin aria y lo he hallado
de gran util idad . Sie mp re hab ía razo nes esp ecia les
de
sosP,echa o de cur iosi dad de par te del cónyuge, que
podian corr egir se en ben efic io de amb os y del grup
o.
En esto, com o en otra s mu cha s situ acio nes simila-
res, lo prin cipa l es que el pac ien te en cue stió n
no
tenga miedo de que el gru po se ent ere de sus conver·
186
saciones, y en la mayoría de los casos el g
. . rupo puede
ocuparse d e es t o muy b 1en sin necesidad d .
· 1 e entrevis-
tas especia es.

Abstinencia

En psicoa~álisis, este concepto data de la época


en que se cre1a qu~ la causa de la neurosis era una
mala práctica sexual. Antes de que se descubriera la
sexualidad infantil se pensaba que aquélla consistía
en un trastorno actual, como, por ejemplo, el coitus
interruptus.
Tenía sentido pedirle al paciente que se abstuviera
de tales actividades durante el análisis, ya que enton-
ces era cuestión de meses, no de años. Desde este
crudo punto de vista no insistimos hoy en la absti-
nencia, ni en psicoanálisis ni en terapia grupoanalí-
tica. En lo que insistimos, sí, es la total abstinencia
respecto de las relaciones sexuales íntimas entre los
participantes en el mismo grupo.
La abstinencia se refiere también a recursos para
aliviar la tensión tales como el fumar, el comer o el
beber en el curso de la sesión. Tenemos buenas razo-
nes para no permitir esto. Pedimos al paciente que
se abstenga de todo contacto físico, cariñoso u hostil
con otros pacientes. Esto tiene que ver con la acción
suspendida, imprescindi ble en todo enfoque analítico.
A este respecto nos encontramo s en el polo opuesto
al de los de «grupos de encuentro», que incluye~ ~es-
de los grupos de mera discusión libre hasta activida,-
des verdaderamente íntimas en grupo. Estos especta-
culos de liberación social pueden tener un efecto nada
despreciable de relajación y hasta cierto valor ª corto
Plazo, a través del in1pulso que pueden d.ar ª una
pb~rsona en una dirección deseable, pero encierra tam-
1én ·
. riesgos .. nta · No. nos ocu-
dignos de tenerse en cue
Paremos de ello ahora. La acción suspendida en un
187
'. r r ta rr1bi 6n es co nt ra
,,r u po an ar )J't h., J ria a to do én fasis
e-
cn t.: 1 u ~o .., v ica ~ ac tiv as en ta nt o m e d.10 de

d,, t/4 cn
rriu nícaclú n, in clu siv e la . , .
co-
ac tu ac 1<Jn (; n <.!l se nt id
t ri ct o de l p~ico dr am a .
o es-
Ot ro s co le ga s de or ie nt .ac . .
i6 n ps 1c oa nalít1 ca di fe-
rc n lc co n f; id cr an qu e el p sic
od ra m a es út il y 1o p rac-
tic an. N() po ng o en du da
qu e la dr an-1atizac ió n o e1
role pla ying se an m ed io s
vá lid os de co m un ic ac ió n,
pe ro , no ob sta nt e, se ap ar ta
n m uc ho de un en fo qu e
an al ítj co . O tra co sa es qu
e se lim ite n
a la se si ón y al
gr up o co m o to ta lid ad , y co
n la ap ro ba ci ón e in cl us o
la suge sti ón de l te ra pe ut a.
La cu es tió n es tri ba en sa-
be r si es re al m en te ne ce sa
rio . Y o pi en so qu e en el
gr up o an al íti co ha y ya su
fic ie nt e ac ci ón dr am át ic a
en tre los m ie m br os en ni ve le
s em oc io na le s pr of un do s,
y co ns id er o in ne ce sa ria
la «acción:->. D ur an te la úl
m a gu er ra ex pe rim en té co n ti-
m ét od os ps ic od ra m át ic os
y ut ili cé el m at er ia l pr od
uc id o pa ra an ál is is y elabo
ra ci ón ul te rio re s. -
Lo s cr ite rio s de fo nd o a te
ne r en cu en ta pa ra de-
ci di r sí la ac ci ón co m o m ét
od o au xi lia r es a) ne ce sa -
ria , b) de se ab le y c) co m pa
tib le o no co n el en fo qu e
an al íti co , no s lle va ría n m uy
al fo nd o de la te or ía y,
sin du da , de bi er an di sc ut irs
e. Aq uí só lo lo he tra íd o
a. co la ci ón en la m ed id a en
qu e co nt ra di ce el im pe -
di m en to de co nt ac to fís ic o
du ra nt e la se si ón y fu er a
de ella.

Abstención de contactos ex te
rn os
Es co nd ic ió n es pe cí fic a pa ra
el tra ta m ie nt o en un
gr up o gr up oa na lít ic o qu e lo
en s pa ci en te s se an ex tra ño s
b tre si y no teng an re1ac1o · nes en
la vi da
ros
po 81.ne°11Po dr
0
la ~ se nt irs e lib re s pa ra ha bl . Lo s m ie m -
ar en el gr u-
real. El gr apu di er a ac
~o d blarrdear co ns ec ue nc ia s en
w es ea
re re la ja m ie nt o d 1 e e co m n· la vi da
u .6 l'b
e a ce ns ur a quica c1 n I re re qu ie -
e se ap lic a no rm al
188 -
L .
mente en las sit ua cio ne s sociale
~itua~ión _de
gruPº debe ma nte ne rse , pues, lib~e dªe
ilmph~anc1as
sociales, lo qu e, ad em ás, po día estimul ar e actzng t
n sf erenc1.a]es -ou .
Sólo de est e mo d o l.as relaciones tra - p
ue-
den de sar ro11 ars e sin ob stá cu los dent d 1
es posible an ali zar las . ro e grupo Y
e los con-
Además de sal en tam os tan enérgicament
tactosbelxternosl p~ rqu e ~e ~orre el rietod sgo de que lleven
a una carga de
a esta. ece r re óaci. on es 1nt1mas con
ecer relacio-
conflictos ~e ur tlcos. El deseo de establ
nes en la vid a rea l en tre los miembros del grup o d eb e
"1' . C le esperar una
someterse. a an a 1s1s. orno no es posib
, sea lo que
observancia ab sol uta , es im po rta nte que
la sesión se
fuere, tod o lo qu e oc urr a al margen de
.
lleve al gru po y pu ed a así ser analizado
e hay otr os
También a est e res pe cto sabemos qu
tintas. Algunos
terapeutas qu e ma nti en en act itu de s dis
iones o se en-
llevan al gru po en pro lon ga da s excurs
iales fuera de
cuentran co n el gru po en reu nio nes soc
patibl e en un
sesión. Ell o no es ne ces ari am en te incom
co. Los def en-
sentido am pli o co n un en foq ue analíti
digan qu e ade-
sores de est a téc nic a pro ba ble me nte
e, qu e pu eden
más así pu ed en an ali za r lo qu e así suced
tre sus pac ien-
tomar co nsc ien cia de mu ch as cosas en
Es te pro ced i-
tes que de otr a ma ne ra no sabrían.
inform ación
miento, si bie n pu ed e pro po rci on ar esa
Y no de ja de ten er cie rto va lor ter
ap éu tico est á con-
est ric tarncnt~
traindicado de sde un pu nto de vista
pa tible con un
analítico. Pa ra ser en alg ún mo do com
e la ~e nta da
enfoque an alí tic o es im pre sci nd ibl e qu
totalidad del
ocasión soc ial sea co mp art ida po r la
~rdo con r~ncs-
grupo, inc luy en do al co nd uc tor. De acu
tar to<.b 'on l-
tro principio seg ún el cu al es me,jor ¡evin 3 , H >r h q ll e
• n inn ece sar ia, no veo raz on a gu .. r
pl'icació •. , _ •
. 1e. nto pu cd.d ·se r e o n vl' n l l 11 t l .
• a dic ho pro ced1m
rec ur nr

189
Ab ste nc ión de decisiones vit ale s
du ran te el trata1niento
Mi en tra s se est á en tra ta1 nie nto es
ese nc ial evita r
tod a decisión en cuestiones de vida
qu e tenga serias
consecuencias a nivel de la rea lid ad
, muy en particu-
lar aq ué lla s qu e sean irreversibles,
como un cambio
de profesión, el ma tri mo nio o el div
orcio. El va lor de
est a pre ca uc ión nu nc a ser á de ma sia do
recalcado. Una
lar ga experiencia ps ico an alí tic a no
ha po did o menos
qu e im pre sio na rno s co n el gra do
de inf an tili sm o e
inm ad ure z de ca rác ter en las motiv
aciones y reaccio-
nes qu e llegan a movilizarse du ran
te un
ten siv a de ps ico ter ap ia. Casi sin excep a for ma in-
ción, ac tua r de
ac ue rdo co n ell as en tér mi no s de
decisiones vi tales
res ult a de sas tro so pa ra la vida y
el fut uro del pa-
ciente. Tengo la im pre sió n de qu e cu
an do no se tom a
est a pre ca uc ión y se viola est a no rm
a de pru de nc ia
es de bid o al po de r de las fuerzas au
tod est ruc tiv as y
en la ne ce sid ad , inc on sci en te pe ro
compulsiva, qu e
tie ne el pa cie nte de su fri r y de rec
rea r y ref orz ar su
su fri mi en to ne uró tic o.
Las no rm as de co nd uc ta req ue rid as
qu e ac ab am os
de en un cia r, pu ed en se r violadas
a veces tem po ral -
me nte de un a ma ne ra, po r así decir
, «inocente». Es tas
tra ns gre sio ne s pro po rci on an al co nd
uc tor la op ort u-
nid ad pro pic ia pa ra ed uc ar al gru po
en est as no rm as
y, co n len tit ud , pe ro co n seg uri da
d, ha ce r qu e ést e
las va ya co mp ren die nd o y res pe tan
do . Si, a pe sa r de
tod o, alg ún mi em bro se nie ga co ns
cie nte y sistemá-
tic am en te a ac ep tar las en alg un a de
su s pa rte s esen-
ciales, de be co ns ide rar se qu e él mi
sm o se au tod es-
ca lif ica pa ra es ta fo rm a de tra tam
ien to.

Cu ltu ra qu e se pr om ue ve
Las ca rac ter íst ica s de la sit ua ció n
tal con10 t1s
he mo s de scr ito , así co mo el n1odo
en qu e ést as vnn
190
siendo introd~cidas y se las maneja, van configurando
en gran medida la cultura del grupo. No son el re-
sultado de un acto específico del conductor si bien
1

es cierto que este clima general deriva de las acciones


del conductor Y tal vez también, en cierta medida, de
su personalidad.
Bastará con que apuntemos algunos de ciertos as-
pectos, tales como el cultivo de la honestidad y el
respeto mutuo, la tolerancia recíproca y cierta flexi-
bilidad e informalidad. Algo más podemos decir acer-
ca del tipo de comunicación verbal que se fomente
-que ya con anterioridad descriptivamente etiqueté
como libre discusión flotante, ya que de eso se trata
realmente. Entonces, cuando inicié mis primeros gru-
pos psicoterapéuticos, tenía la esperanza de crear en
ellos el equivalente a la asociación libre de la situa-
ción psicoanalítica individual. Indiqué a mis pacientes
que, puesto que ya estaban familiarizados con ello
por la situación individual, asociaran libremente en
el grupo todo cuanto fuera poiiible. Puesto que estaba
claro que no podían hacerlo, esperé a ver qué era
lo que pasaba realmente. En primer lugar, lo que
por entonces faltaba era la conciencia de hasta qué
grado una discusión no forzada y, en cierto sentido,
indisciplinada, viene a ser lo mismo que una «libre
asociación grupal» que es el equivalente grupal a la
«asociación libre» de la situación individual. Como
lo común es que sólo hable una persona, y los demás
escuchen, todo ello, en términos descriptivos, toma
más la forma de una discusión. Pronto los pacientes
comprenden que es necesario no aferrarse a una f or-
ma lógica y sistemática en ningún caso, tal como se
haría en una discusión ordinaria (social). Deberían
sentirse libres para decir en todo momento lo que
tienen en la cabeza, lo que les viene a la mente, lo
que piensan y sienten.
Aprovechamos la ocasión para mostrar cuán im-
portante es la forma en que se dice o se transmite

191
algo al grupo, s~bre todo con la a~toridad inevitable
de un grupoanabs ta o conductor. S1, por ejemplo u
dice: «Diga lo que le venga a la mente», suena ~0
una invitación a los pacientes a que hablen sin sen~

tido. Si se dice: «Puede usted hablar aquí de todo lo
que le parezca adecuado, puede usted hablar de todo
por íntimo que sea», o alguna cosa por el estilo s~
p~dría provocar la idea de que lo que se pide al' pa-
ciente es que cuente secretos o que se concentre casi
exclusivame nte en comunicaciones que en sociedad
serían evitados. En consecuencia, como tantas otras
veces, lo mejor es decir lo menos posible y darlo a
entender a través del modo en que se reciben, aceptan
o tratan las comunicaciones, a fin de que éstas lle-
guen a ser libres y espontáneas. En realidad, lo que
los pacientes dicen se convierte en el equivalente de
una asociación libre gracias al modo en que es reci-
bido y comprendid o. Ya tendremos que decir algo
más acerca de este tema cuando hablemos de la con-
tribución específica del conductor a la situación. Éste
también actúa como modelo por su modo de escu-
char, por su tolerancia, su comportami ento y el tono
general que adopta. Pero no debiera convertirse, en
cambio, en modelo de comunicación por su con1porta-
miento en calidad de terapeuta, ya que, en ciertos as-
pectos, éste es precisament e lo contrario de lo que
se espera que haga el miembro del grupo, el paciente.
También es importante evitar que la cultura, el
clima, lo que se permite o no, lo que se espera o no,
lleguen a constituir una tradición establecida del gru-
po mismo. Es posible que aún haya ciertos temas que
soslayen, es posible que el comportami ento no sea el
de «un buen grupo» -ni hace falta que lo sea- pero
es necesario que los miembros del grupo se sientan
libres para expresar abiertament e lo que realn1ente
piensan y sienten.
Una de las muchas grandes ventajas de los grupos
abiertos-lentos estriba en que los pacientes se ven be~

192
neficiados con la cultura del grupo total que ya está
establecida, de modo tal que muchas veces llegan al
núcleo de sus problemas mucho antes que lo que
hubieran logrado por sí mismos.
Se advertirá que las personas desarrollan un cierto
espíritu de colaboración mutua, de respeto y de tole-
rancia, y que el grupo distingue bien entre lo que es
indiscreción aceptable y lo que no lo es. El saber que
cada miembro del grupo está en una relación de inter-
dependencia respecto de los otros mantiene al grupo
en un nivel muy razonable de tolerai;icia en estas cues-
tiones. Naturalmente, la confianza en el grupo, el res-
peto mutuo y la confianza en el conductor tienen una
gran importancia para la totalidad del procedimiento.

193
7
CAPÍTULO 6

EL CONDUCTOR EN ACCION

PARTE 1

FUNCIONES COMO ADMINISTRADOR

Si el conductor es la misma persona que se ha


encargado de los pasos preparatorios que hemos des-
crito antes, no cabe duda que la de administrar es
_una de sus funciones. En otras circunstancias, los-
pasos preliminares-n an sido responsabilidad de otro
médico, tal vez del Consultor, y el conductor sólo se
hace cargo del grupo en el momento en que éste se
reúne por primera vez. En este caso, es aconsejable,
que .el_terapeuta que vaya a hacerse cargo de la con-
gu9~~:r~gl?Jl,. _ ~J_gp.1po col)j untam~:qte con e_l_con-
~~c!_~r q1::1e lo organizó en la s_esión intrq_ductor1a de
-~s~~ grui?9- -- .
. En primer lugar, unos pocos p~tos, sell:cillos pero
importantes que el conductor debe cumpbr. . d
' 1 ·d d y puntuahda
1) Puesto -9.u~~ s~e~ª regu ar~ . a
de los pacíerités él debe ser el pnmero en ?bsl¡rvar
_Illuy .estrictame~te -es-tas- normas. No de~enal --~g5ªJ
ant - - -- - d -a1a inev1tab emente
- - -~s de hora, pues su entra a sen
- ------ 197

el con1icn1.o de la sc~iú n <le grup o, ni tamp oc0 pro..
long ar la sesió n. No hncc falt a ser exces i va m ent e r í-
gido al resp ec to, y bien pued e dars e a sí mi s mo y cL1 r
al grup o hast a uno o dos minu tos de to] c ran c ia <1l
final de la sesió n.
2) Debi era cu1n plir con lo que espe ra de los clc-
n1 á s, a sabe r, info rmar con tie1n po sufic iente al g r upo
acerc a de cual quie r can celac ión y fíjar sus vaca c ion c,;;
desd e el co1nien zo, a fin de que los miem bros del
grup o pued an orga niza r las suya s de acue rdo co n
ello. Tal com o se les pide .
3) Si el cond ucto r supi era de ante man o cuá l va
ser la posibl e dura ción del grup o, si será lin1i ta da J
un ciert o perío do o no, o de ciert as cues tione s que
conc ierne n a los paci ente s y pued an influ ir e n s us
decis ione s , debe ría proc urar de info rmªt les d e e llo
a decu a dam ente y con la sufic iente an telac ió n .
4) Debi era evita rse e l uso de fárm a½_QS, salvo en
cond i cion es es pecia les , com o usua lmen t e es el caso
d e p acien t es inter nad os . Si se juzg aran nece sa r ios los
fá r1nac o s , dcbe rí;,1 adin ini s trarl o s o tro n1 (·dico y no
el p sicot cr~peut:1 . E s tas co n s idcr: tc ionc s se t r atnn e n
el ca pítul o de «J o bl c ~o ntro l» . S e u s a es ta cx pres ió u
p a r a d escri bir una situ ac iún e n la que e n e l m a nejo
d el pac iente se co n1pron11:t c o tro 1n(: di co, a d l'. m ás del
grup oan a li st:1. Es ta situa ció n pu ed e d a r se e n caso
de enfe rn1c-d::id f1 sica co nco mit a nt e, a vece s en caso ck
enfe rm e da d ps ico son1 á ti ca, o pos ible m e nt e e n caso
del 111i srn o síndro1ne p siqui á trico por e l que c~tú
siend o tra ta do d grup o te r a péut i co.
E s in1p u r tantc n1an t~n e r 11 n bue n co nt ac to y un,t
d .i spo~ iciun )ibré de prc.' j ui c iu') ~n tn.~ e l gr up oan ali~u
)' eJ ú 1ro 111 <.:U ÍUJ , . daJ as las int e racc wne·'i t r,111.•J 1.' l\.'l l·
tiLl l<: ') q ue fa ~il rn.<: n tc a p a r cc~ n . A n1t:o ud u L1 or
iL'l\t,\ ·
cí6JJ dt:1 J.t tl;di cu c u :1 un e nfo qu e so 1n,\ ti L·u e-; d ilt' t\.' llh'
<l t l a <l e: l P'> i q u ia t r a . E l g r u pu a n a l í 'i r~, d l'l) L' t 1•\ 11 \ , 1t \ t \•
nt:r l;,i r l''. ,JHn1 •~;, bil id i. 1d dL·r i-, uri ;, ult i1 1\.1 . \·n t.u1t~ 1 \.· ,
él 4ui e n !,1.-· t J L u p ; 1 dv lit ¡w .1 \} ni m g ll> ba l. A 1.''- ll' \ \ ' '>l , \' " l l 1

198
todo es im po rta nte y el g ha de ser capaz
de en foc ar sistemá~icame r:p ofn ali Sía
todo lo qu e afe cta al pa ~ e e aspect
o psicológico de
de orden físico 0
no. Con tod o, an tes qu e cien~e, sea
cia del pa cie nte a po ne r ~º!
abu!a~se con la tenden-
dic o co~tra el otro,
es pre fer ibl e qu e ca da un o de ;iest
me nte po r su cu en ta y p resc1n . d ºs traba3et completa-
, nta cto s si ello es p . an de man ener entre
s1 co rec1so.

Anotaciones

Ab orddam os ah ora otr o aspecto de lo s deberes ru-


· · 1 is-
tin an os e gru po ~n ali sta , que se refiere a si:s reg
ve un cuidadoso
_tro~ Y no t~~ · E~ _!_m po r!a;r1_te que I_Ie do ·
reg~strQ__ ae la_~ ~.esiones._. g:r:upQa_nalíj:ica_~,- ~1 Ilama
gramas que si-
registr?_ _1~ ~5!~~~ n_-~i_a. . En los dos diaregistro de asis-
guen (1 y 2] se aa rán ejemplos del
se tra ta de ejem-
tencia de dos gru po s mu y diferentes;
cuales haré algu-
plos mu y ins tru cti vo s, acerca de los
explican, en con-
nos co me nta rio s. Los formularios se
icamente de una
jun to, po r sí mi sm os. Se tra ta bás
ausencia se anota
lista de pa cie nte s cuya presencia o
mecITanf ee l uso ae símbolos. Es importante también
guir entre ausen-
el an ota r los ret ras os , así como distin
. ~fu: __av~~9...1?.! e_:
~ias esp er~da.s y_?.cqf_cjª-qas X ausel_!S~ r la cantidad
.vio-' Me pa rec e inconveniente aumenta , entorpecen la
de símbolos, que, an tes que favorecer
egar hojas a fin
claridad del reg ist ro. Se pueden agr
o un grupo po r
de po de r reg ist rar en todo su desarroII
e_tipo de__ regis:
más qu e ést e dure. Es claro que est
~__!_n;7e~!_ig~~i~D:
~ro es im pre sci nd ibl e pa r'!_5.u~l~?iemos un1camente
crítica o est ad íst ica . Aquí nos limita
a su utilización clín"ica má s inmediata. el formulario
Si se la lee en sen tid o horizontal,
iente, el carácter
registra las asi ste nc ias de cada pac
e_n sentido indi-
de su pa rti cip aci ón , po r así decirlo,
tical nos da un
vidual, mi en tra s qu e la columna ver
199
"'° : , RECORD OF GROUP-ANALYTIC SESSIONS
Type of Group
~ atK/ Ti,,.« of Mec!d nf :
,JM ....... /(;..,J,,,.J.. -&4--•¡,-. A-u.,,.._~:~,._,. .. ,.?.,~~
r,.
A ... (J.-r~ ¡,,.--J~ ,.,.¿,•-,;J-,,,L ' • ,. ,o ~•·r'&-' .·
Sess1on No. !l.tt, 1 J • r , ., , ~JH , &. • ,, • r • .,.. t • .,,, " ,a. ,1 ,,,, ,r ,, - h - - - • 11. E~AJ. ;(5
y..,.;. /f )J. 0ar: , t ~ :u.n S" 'J.'"''~ .,. ,,
.n~ ., ,,, ,., .i ♦ ,, ,, .2s- 2 ., ✓, 2.1
."-bJ-ZJa=-· Month : Y6 'Vi' 1C Z. r, rJí
Therapist : . S-Jl.~- ///////) l---llt///1/II// J~
Co: #~¡,,,,- - / ¡ / I I I / I I I I J I -1 /
I I I I / - -
No. Attended : !-J:. .l ~.!- ! Z 1%7 ~ j_~ Z~Y}! Z1: Z} Y~ f 1/
Tocal No. : S 8' lS S 8 i 8 ( '8 7 7 'f 7 7 -r 'T T '8 3 S 8 g 'S S' 3
htieftts' Nama (Stt bocl: o( (orm for detoils):
Z),- o -////// OL.L / I / 0 / DL/ '-'-'-LL-J-
lflll /( I I l I I / I / L - I I I / I I / / / / / 1/ /
lfA,a..)J /////// I / 1- /JI I / / I I I I / / /
/f~ E-N /////11 - - J J l I l /.1 I I 111 JI I
lf~N
n,.,,_, H // ,,_,_,
1//Jf-/ / t-l- 11 I I 11 J J JI I 1 I J
-{/
]1.J&. s -¡¡/ I // I l-1- L I I I J J J I LLJ,..L--1
}(,._.¿ l I I I I ,_ //11/IJ /-) 1//Jlll
ff~-0.,,. J I I I I / O -
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r,;-y. ,•.-!. .fo,--< . r r.: J..' -"í·. .,"' · A .•o,,.,tfV-?."'r"
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~-~'~·:r.e_ 0 ¡¿,,('"_J:,.,_f-. • ' / f✓" / '4G,_.....,,c: • •
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1.::-/1, ,7 / & ,;7 i.., V
¡· ~ '"?' ,;, .;, 1!- .. !J.. /~ J.J. ~-., . :., ; - .J~ z.v . ._
Seuion No. : I l ~ -1' S- ~

C•:1 : 2 '1 /~ ZJ ],o :, i 3 J~ : ·t L; ,: / ; / -~ r; ·;,. L,•; l- 1 -... I ¡ ·: ..; 'Í' // li, .~f / 'l 1¡
Ym : l f >"I/ SJ.. .
p ,:..f- . - 4-1--e., . ~b l!l ~ : 0 : • · t:J '·-:..~ - ¡v_. -.-¡;-..., !;::. -:.- · .)'~ e;,,.:.~ ¡:-c..1,,-_....,-<-- -J' / -f ., -:..~.L /.-,...l ,
I I I I I / 1 / I / I / i}
Th m plH : ~• /v •'!) .
! / ! / / 1/ / 1 - t i / //11// /1/ / / ! ///
1)1&- C• !J ·/'t·

Atttndance Ouotl• nt : No. AtUnd ~d :


Y, ~ii tP J fz~ ~t ~i fY ~
Toul No.: 7 7 8 '8 1 1
x::: ~ 3/ ~ f 1.·sf,, ~~ :~rf ,f 8 i r_l_r _7 1 .
·8 _8 _a l l.__!_ -~ 7 __7 7 7
-- - · - '

PatJents' NamH (,.. i.«t "" """ f•r d<t••h) :.


f/11,. , p . / I OóO I 0 1 J O()O / o o//
tfc.. Ir · I L LL- L O / . l t t. ¡_o IOLLLLOLOIL//LI-
/f11, . 5é. J / I O I I J o ¡ o o o/
l(,v, . ¡_. I t / ! I I I J LL L/ IL/ / / 1 1 // 0///1//
ITM , . / 0 0 / l o ,' I / I / L 0Ll-//o / l-/10O0 / 0
I I 00/ /I o I L L O / /L 0 0 0 0 / 0 0 ¡ / / 0 0 0
/'fJa>, T -
/ / 1//J I /I / I/ 1 JI o~ I I I I / / JI I I !
""> J. L L L. / L l / / / I / I I L LL
t4{'11,, JJ . ! 1 / / / / I / IL
"4-o · / / 0 / -1-l .L o o L I / / O/

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~
.t
" r¡ J ir
~i ....
trl'-
; Jt
' t ..? lf •
J J ~
~ .. - ~-- '----- ✓
cuadro perm ane nte ~e la con stitu ción del grupo en
cada una de las sesiones. Desde un pun to de vist
holístico, nos da una excelente visi ón pan orám ica de~
grupo. Como el form ular io se mar ca después de cada
sesión, el regi stro mue stra quié n era miembro del
C1rupo en cad a etap a, quié n estu vo pres ente en cada
:esión, así como la regu lari dad tant o indi vidu al como
del grupo, de qué man era cam bió la composición del
grupo dur ante un perí odo cua lqui era, qué hechos im-
port ante s ocu rrie ron, etc.; o sea, uno constituye un
info rme hist óric o com plet o de_l_g!,:YP.2 · Además de los
qiie· ·eran - mle ñíbr os desae·-éT-comienzo, naturalmente
los mie mbr os que se inco rpor an más ade lant e son ano-
tado s siem pre en la últi ma línea, de tal mod o que la
plan illa mue stra par a un mom ento cua lqui era, la posi-
ción • rela tiva de cad a mie mbr o en térm inos de anti-
güe dad eri el grupo. Esto resu lta de part icul ar impor-
tanc ia en los grup os abie rtos le:r;itos.
Volveré aho ra a los diag ram as 1 y 2. El primero
corr espo nde a un grup o priv ado bajo mi conducción
junt o con vari os co-conductores, y mue stra desde la
sesi ón . 291 has ta 1 a 317. Qui siera llam ar la atención
del lect or acer ca de la regularidaq. de este grupo, a la
que estoy aco stum brad o. Se pue de apre ciar que el
Dr. O., el mie mbr o más anti guo , se mue stra irregu-
gula r en su regi stro individual,· con estr icta corres-
pon den cia con su cará cter y pert urba cion es. También
faltó tres veces sin prev io aviso ·lo que, en su caso,
corr espo nde a una acti tud que -pod ría exp resa rse así :
«Puesto que las pago, tengo dere cho de falt ar a una
sesión si' se me da la gana». La Sra. N. term inó su
trat ami ento después de una s vacaciones y fue reem-
plazada por la Sra. C. tras un brev e y adecuado in-
tervalo. Casi nun ca falt aron aqu ello s cuy a asistencia
se esperaba. Vayamos al diag ram a 2: se trat aba de
un grupo de pacientes exte rnos de hos pita l, de dife-
rentes clases sociales, no bien seleccionados, grupo
que fue__lle_y a.,clp .~u-~(!~_!Y,~~ ~J:!! ~.. P9 .i;- d.9~ _µiéqicg~ ,'}nn.?ºs
202
. cipiantes den este cam po · Da das 1as circ .
• unstancias
prin . • gular, pero'
s un cua ro inu sua l de as1s · t enc1·a irre
no e n
Jo cierto es que, salvo por excepción, nunca está•
esentes tod os los que debieran . El num , ero de asis-
p r ,
tentes llego ª ser una vez de tres sobre siete, unas
· o sob re
cas vec es, de cua tro sob re 51·ete , O de cinc
Po • o,
ocho. Ten emo s dos des ertores, que , de modo t'1p1c
. t t .
eran as1s den es .mu y irregulares antes de aban donar.
,
Despues e un int~ rva1o, uno de ellos es reemplaz
ado
de
por un ~uevo pacie~te. ~s probable que el hecho
con
que hub iera au~encias sin aviso tuviera relación
ta
la clase de pac ien te Y sus hábitos, lo que contras
ado
muy abi erta men te con mi grupo, que estaba form
-
por gente con elevado nivel de educación y profesio
nalmente mu y bie n ubicada.
-
Incluso tal vez este caos relativo fuera ya un indi
cio orie ntad or dad o que el ausentismo puede haberse
d.
debido a fact ore s relativos al grupo en su totalida
Por ejemplo, en la sesión 20 se anunció un test,
en
un momento en que esta ban presentes siet
e sobre
el
siete, y a la sem ana siguiente, cuando se aplicó
test, sólo hab ía tres sob re siete. En la sesión 25 te-
e
nemos la imp resi ón de que la irregularidad, que vien
se
después de un per íod o de relativa regularidad,
as
debió a que se hab ían discutido por primera vez tem
e
sexuales de una ma ner a muy personal e íntima. Deb
el
quedar claro que en las condiciones que refleja
-
diagrama 2, la Efilf.O..dln.ªm.if.e. es completamente dife
ten-
rente de la que tien e lug ar en los grupos con asis
cia más regular. Las mis mas personas se encuentran
e
raramente alg una vez; hay continuos cambios entr
e-
las personas que se enc uen tran o entre quienes deb
rían influirse. Me tem o que esta situación se crea
cui-
con mucha frec uen cia cua ndo la conducción Y el
dado no son de prim era calidad. Que yo sepa, este
me-
grupo fue inclusive mu cho más regular Y tuvo
les,
~os desertores que lo com ún en muchos hospita
Incluso en hos pita les de enseñanza, donde el porcen-
203
taje de desercione~ acostumbt:=3- a ser mucho
más
alto. Se puede considerar este dia gra ma como el equ
i-
valente de un cua dro de tem per atu ra en el caso de
un
paciente somático. Resulta imprescindi~le_ cuando
se
supervisan muchos grupos y muchos medicas al
mis-
mo tiempo.

Diagrama de posición

Consiste simplemente en ano tar los nombres de


los -pacíerites tai como se sientan alre ded or de
la
mesá. Este · registro es dinámicamente significativ
o,
vale la peña.'Ileva:rlo,'" ·y í-e's ulta esped.alrrie nte inte
re-
. san tt:, j)~ gfil~~.~~:-..e~ d~~n ) a' E~i~ din ~~i c~ -~e
gru po como éste. El conductor que observa estas cosun
}:-que'"" a ellas se refiere en el seno del grupo en asel
momento oportuno, cuando son pertenecientes, adv
er-
tirá cuán importantes son y se aso mb rar á de des
cu-
bri r todo lo que el grupo sabe acerca de ello. Se
pue-
de dem ost rar que el grupo por sí mismo tiene-
una
~~t rao rdi ñ§ ii'1 iii~~!~~d -· páfy:~.~
..!?ieE~~~~- f?s ·~aconie~~-
mientos e interpretarlos, aun cuando no exprese n esas
615servacrones-¿~~~I~:.~-q~~~r9.0!1Q.Hs 1~r~~es~~e. in ter~~
..~.!!.~"'~ -,Yo' '"l 1e trab aja do con un disco de cartón,
inspirado en un tablero de ajedrez de bolsillo, en
el
que podía indicar el ord en de llegada que ejercía
in-
fluencia en la posición en una sesión determina
da.
Par a eso se precisa la información del grupo ace
rca
de las llegadas antes de hora.

RECURSOS AU XIL IAR ES


Esp ejo unidireccional, registro
fonomagnético y video
La pan tall a unidireccional es un rec urs o mu y _v
a-
lioso-p·a~a-Ia -f9rri¡ª~_i.9-~ y l ~J nvestigilci?>n;.E s .e1 ·
tmico
204
método por el cual se puede obse rvar sin alte rar los
procesos obse rvad os. Desgraciadamente hay considera-
~iones é!:.c~s__ q~e cont rarr esta n sus ventajas; parece'
que pab na que info rma r a los pacientes cuándo se Ja
utiliza. Quizá debi éram os conf iar más en nosotros
mismos, en el sent ido de que no abusáramos de este
recurso ni siqu iera cuan do los pacientes no lo sepan.
De lo cont rario , este método de observación alter a
las condiciones y modifica la situación transferencia!.
El regj stro f onomagnético también es un valioso
recur~~ _p ara la enseñanza y la investigación, pero ~o
sirve para nad a en tera pia. Es verdad que el grupo
«olvida pron to todo lo relativo a ~g_g~~~ pero
es prob able que eso se deba a un mecanismo de re-
presión. Carezco de experiencia personal con video-
tapesl a lo cual, sin embargo, cabe aplicar el mismo
criterio. Las grabaciones, caso que se utilicen, pueden
servir ocas iona lmen te ya sea para confrontar al gru-
po con lo que de hecho esta ba pasando con su curso
o para pod er verse desde fuera. No me cabe duda de
que, de este modo, estos métodos pueden ser valiosos
en ciertas ocasiones. Desde el punto de vista pura-
mente clínico, es de todas formas mejo r prescindir
de ellos. En caso de usarlos, conforme a los principios
grupoana ffiis:os.~-·ha~ de .~i.f ~~í~q·s- ~n ·cüé.8 ta: y no.
dcbe·n --disin1utarse el qyre . se. _uJ!liza.11 ..

Ca-conductores y observadores

Es men este r · hace r ahor a unos comentarios acerca


de la pres enci a del co-conductor. Ello es _rnuy__~~ l
a los fines- de la . enseñanza y tiene algunas ventaJas.
Eil~ geñ'e raC he·-- observad o que el grupo se siente
mejor con un solo conductor, de todos mod os -~I].Q.
solo debe ser el responsabls , _y ~! oti:-q ..~ll .t ~ .. e~~~
0 0

debe dese mpe ñar el papel de __cond ~c!<? ~--- a~i~te~t~.


Este segundo _con9_1:1 ctor pued~ _e_n _ocas1<?nes __ fj~_~e_r?~
205
car go de] gru po y rea liza r valios as con trib uci
onc~; e~
necesa rio que de mo do alg uno se le col oqu e e
n p o ski <'Jn
sec und aria . Pre fier o un f2_- con duc tor a l lla
ma do oh.
ser vad or que, si se Timita rea ]m ent c a un
pa pe l de
1nc ro observ ado r, res ult a má s per tur bad or
par a el
gru po y pro voc a sos pec has y apr ens ion es par
ano ides
en el grupo. Caso que se util ice un co-con
duc tor , es
in1prescindible que -los qos co- con duc tor es
int ercam-
bie n obs erv aci one s y pun tos de vis ta y par a
ello deb en
res erv ar el tiem po pre cis o_. Ha n de pro cur
ar sup era r
inc om pat ibil ida des per son ale5Y t odo roc e
o ant ago-
i1f sm o que ef gru po no pue de me nos que agr
ava r.
To ma das est as pre cau cio nes , dar se cue nta
de cómo
ma nej a cad a uno la psi cod iná mic a en el
gru po, es
1nuy úti l par a am bos .

To ma r not as

Digamos en pri me r lug ar que tom ar not as


dur ant e
las ses ion es deb erí a que dar des car tad o. Es
per fec ta-
me nte pos ible dej ar por com ple to de tom ar
not as sin
que con ello se pie rda nad a, esp eci alm ent
e cua ndo
son dos sesiones I?Or sem ana , en que el int
erv alo no
es dem asi ado . La con tin uid ad o apa ren te dis
con tinu i-
dad de las ses ion es con sec uti vas se pon e
mu cho de
ma nif ies to cua ndo son dos ses ion es por sem
ana que
cua ndo es una ses ión sem ana l.
Na tur alm ent e, las not as son de gra n val
or par a
q~~!}eS d~sean escri"6ír ': c'q iñy ñ_Lcar:, sus exp
erie nci as.
De cua lqu ier mo do, ello res ult a imp osi ble
sin not as.
Si se pre sci nde de las not as dur ant e un lar
go per íod o.
se pie rde una eno rm e can tid ad de det alle s.
Es ver dad
que si el con duc tor- -pa sa a dep end er de
las not as,
ést as le dif icu ltar án des arr oll ar una bue na
n1emoria.
En efe cto , las not as sól o pue den rep res ent
ar una ver-
sió n abr evi ada y una selección, con scie nte
o no, de
lo que sucede. Po r lo tan to, el con duc tor
se ver ía
206
. d'ca do si las notas vinieran a hacer , .
perJU rn1 oria. El me jor mo men to par a tom1~s vec
es de
la med1'atarnente desp u é s de term ina ar nota s e.
·1J1 me recu er do aun , .. ., f da ]a se ,'6
51 n, cuans-
estd resc o. Per ·
o si el , d
do, e1pue h
de accr lo d..csp . ucs ~. d .
e cier to Licm con, ucto,-r
solo ·
1J]e ]o haga cofn una ml eJorl pe_rspe ctiv a· depolaessesi pos1-
ón
q~ pue da e ect uarh a se ecc1
,,P 6n
. con may • . ht
Y
de los pro ces ?s que an ten ido lug ar, incluyendo sus or znsz g
ropias reac cion es, ~e mo do que no deja ría de hab
er
P ello cier ta ven taJa .
en , .
cua ndo en a1gun mo men to se tien e inte rés en al ,
.
tema, pro em a o. pac ien te en par ticu lar, y se gun
bl
con-
centra en ello s del~ ber ada men te la atención, resu
ltan
ertinentes otro tipo de not as. Por cierto que
las
~otas pue den ser útil es, per o lo esencial es refle
xio-
nar; desp_~~s__ ~e c~d a sesi ón y ante s de la sigu
iente,
acerca- ae lo sµc~dido en ella. No se trat a sólo de
un
excelente mét odo de auto -edu cac ión en este cam
po,
sino tam bién de una bue na cos tum bre par a la prác
ti-
ca cotidiana. Val e la pen a des~acarlo, aquel que
real-
mente pien sa y se pre gun ta qué es lo que está
pa-
sando, aqu el que exa min a sus pro pias acciones y
reac-
ciones no sólo apa rece muc ho, sino que a la
hor a
de conducir un gru po se enc uen tra en una situació
n
completamente dist inta de la situ ació n en que se
halla
el que lo olv ida tod o por que está demasiado ocu
pado
como par a pen sar en el gru po o en un pacient
e en
particular ent re sesi one s. Sin embargo, tengo
que
agregar aqu í una adv erte ncia que puede parecer
para-
dójica: la refl exió n ent re sesiones, con o sin el acom
-
Eañamieñto -áe- ñoi'as, no· lia de impedir, por ningún
coñcepio;· ~-·a:r·-~t era peu ta, abo rda r cad a nueva sesión
~ tanio-·ca cta pa·cie~t e ind ivid ual conside_rado com
o el
g_r~p9:~~!-~ oal . - tan fres ca y des pre_juiciadament~ como
~~.¿ ,~~--1?9,§l~!~- Hay excepciones, como por eJe~ plo,
8
: 1 ha dad o cue nta de algo que
7
ni visto, y des ea abr ir la sesi ón con esta observa
antes no ha di~ ?º
Pue d cwn.
e ser que qui era hac érse lo saber desde e1 inic . ..
io,
207
pero piens o que, en este caso es mejo r que esper e Y
obser ve y actúe sólo a la luz de lo que ocur re en
esa sesió n, en ese mom ento, y sabe r conte nerse acer-
ca de Jo que uno tiene reser vado . Con todo y volvien-
do aJ tema , su mem oria posib leme nte no sea tan
buen a como para prop orcio narle toda una colecc ión
vívida de detal les impo rtant es de la últim a o las dos
últim as sesio nes, o aun de algun a muy anter ior. La
reson ancia en su recue rdo pued e no ser lo sufic iente-
ment e buen a o espo ntáne a. Espe ro que no parezca
dema siado contr adict orio lo que he dicho acerc a de
la apare nte para doja relat iva, por un lado, al valor
de mem oria que tiene n las notas y, por otro lado, a
la nece sidad de espo ntane idad con1 pleta . Un conduc-
tor capa z y experimentas:!_o gQ n~ce sita '"Pen sárse lo
much o para dar con la nota j usJa, para man tener se
dentr o de lós límit es justo s tanto en lo conc ernie nte
a su parti cipac ión y su comu nicac ión corno lo rela-
tivo a las front eras de la situa ción de grup o y a
much as otras cosas . En reali dad, impl ícita ment e tiene
much o traba jo de reflexi ón, lo que es abso lutam ente
comp atibl e con la capa cidad -qu e se desea elev ada-
de natur alida d y espo ntane idad.

PART E 11

EL CONDUCTOR EN ACCION EN
TANTO GRUPOANALISTA

Hast a aquí hemo s trata do de l cond uc tor en tanto


c:tdministrador. Ha selec ciona do los pacie ntes, hn f 0r-
mado el grup o y hn crcud o la si ru nd6n gruponnn lírü..·n
como marc o de rcfer cn<.:iu en L'I que ha de trabn jar.
208
5egún nues tra conv icció n básica, ]a situa ción que de
esta mane ra djnám ica se crea, se mant iene y se re-
crea una Y otra vez, deter mina que el carác ter Lotal
y todos los proce sos parci ales de Ja psico terap ia ten-
gan lugar tal como se prete nde. El cond uctor grupo -
analítico es plena ment e cons cient e de esto. Sabe que
muchos de los ~actores terap éutic os o antit erag~ uti:
cósa epen-déíi de la cultu ra ·que él cree, y en _espec ial
del modo en que ]o haga. Se ha conv ertid o en el
prim er- sérvi dor del grup o, en el instr umen to que el
grupo pued e utiliz ar, pero tamb ién ha forja do el gru-
po y co ntinú a forjá ndol o como instr umen to de psico-
terap ia grup oana lítica . Es suma ment e impo rtant e des-
tacar que en esta form a de trata mien to es el grup o
mism o el agen te activ o del camb io. Qued a claro pues ,
que e] cond uctor form a parte de la situa ción grup al
y viene impr egna do por ella, lo mism o que cualq uier
otro miem bro del mism o. Pero, al mism o tiemp o, no
debe perd erse de vista que es un miem bro con fun-
c1onc s -espe cífica s -y una significación parti cular , res-
pecto de lo cúal su situa ción es comp letam ertte- · dTs-
tinta a·e la del restó del grupo .
En lo ·q ue sigue vamo s a cons idera r al cond uctor
como un terap euta en el senti do más estric to del tér-
mino. Se trata de una activ idad creat iva que requ iere
much aintuicio n. El cond ucto! tiene -qü-e - vivir con el
grup ü,ex poner se i las corrien~es qu~ impr egna rán
tanto ·al grup o como a sí mism o, trata r de adivi nar
ef sigñificado de lo que está ocurr iendo y de la perti-
nencia de ese signi ficad o. Sólo a la luz de esta orien -
t ación habr á de decid ir sus diver sas inter venc ion.s:s,
su natur aleza y la opor tunid ad, el « timing» de las
·mism as. Esta actit ud básic a ha sido deno mina da la
-actit ud analítica:- Corr espo nde a la del psico anali sta
en ·1a- s ifüac ión íñdivi dual, pero con la enorm e y esen-
éiat -difér encia de que es consciente de que está ope-
raña o en una situa ción grup al Y de que su rol total
'"es, por t a nto, difer en~ A mi juicio, tamb ién 1ie~_e

209
q.ue pensar en térm inos teóricos dife rent es de
, '6 . 1os
que ~orrespo n den a l~- s1tµ~ C,1 fil . .P.SJ.~Qé;_\na.lítica indi-
vidual. Por supu esto , los fenó men os cuy a existenci
. conocemos en tant o psic oan alist as tien en su contra~
part ida en el grup o y ocu rren tam bién en éste.
Por otro lado, ,hay cier tos fen~menos.. que ~on espe-
s:íficg_~__de la s.i tuac i.Qn. _
grµP..eL como ya lo he desta-
cado en mi prim er libro, de 1948. En el grupo, el
alcance del trata1niento y la índo le del cambio tera-
péutico espe rado se han tran sfor mad o por completo.
\~e~ ~~_po!__acti t.!ld anal ítica el hecho de 9...~~~ lf~n-
a ucto r esté al corr ient e de la psic odin ámi ca tal como
se la éonoce tras cinc uén ta u _ochen~ añ~ de __ expe-
riencia psicoanalítica, que esté al corr ient e de la trans-
ferencia, las resistencias y l~s defep.sas -~~~~~- erp_q.nto
de vist a estr uctu ral, de la natu rale za inconsciente de
todos estos procesos y de la imp orta ncia de la expre-
sión simb ól~} iJCo mo lo he <lidio ya muChas ·veces,
el conductor __ a_de ser.E_!l p~ coanalista experimentado,
aúri cuan ao con ello no bast a, ya· qtie-·unpsicoañ.alista·
con experiencia en la situación individual no estaría
suficientemente prep arad o para convertirse con sólo
ello en un cond ucto r grupal, sin entrenamiento y
experiencia especiales complementarias. Además de la
acti tud anal ítica es esencial no ado ptar una actitud
enjuici~~o~~ ~er ªQ!~ todo ca_Qaz ___d~_-~s_c_~c§r_: -~u,ña y
otra vez; de cult ivar un gusto por la verdad, por ]a
ho.nes~Üdad~íñtrma a la"ºnora" de enfr enÚlrse con con-
flfctos. Nue stra s convícciÓnes básicas ;cér ea· de la neu-
rosis y sus raíces, de la salud y el modo de lograrla ,
pertenecen a nue stra teoría, part icul arm ente a la teo-
ría de la terapia, que no trata rem os en detalle aquí.

Objetivo de nuestra psicoterapia

A este resp ecto será sufi cien te preg unta rnos qué
significa para noso tros tera pia. En pritn er luga r, me

210
parece, qu~r_emos __pone r al pacien te en situac ión de
que pueda camq iar. ~ s~ claro que el pacien te debe
querer camb iar o, para decirl o más aprop iadam ente,
ba de tener un grado sufici ente de confli cto y de
sufrim iento como para hallar se en dispos ición favo-
rable a l cambi o, como para estar conve ncido de que
las cOsás--· tengµn qu~ car_nbiar _si es que quiere ser
razona bleme nte feliz, o eficie nte, o si quiere libera rse
ae la tortur a de los síntom as de autod estruc ción,
segúil s ea el caso.\ La evalua ción de esta actitu d for-
ma pa rte- del proce so de selecc ión del pacien te y viene
relaci onado con la impre scindi ble motiv ación suf i-
ciente para el cambi o que se precis a para que la
·t erapia sea po-s-ibl e. Desde el punto de vista del con-
junto de la orient ación grupo analít ica que se pre-
senta en el presen te libro, debier a queda r claro que
pensa mos que este cambi o implic a otras person as,
en partic ular el plexus o compl exus íntimo del cual
el pacien te forma par1é. Eñ conse cuenc ia, al evalua r
la posibi lidad de cambi o ysu g rado, hemo s de con-
siaera r toda la conste lación dentro de esta red íntima ,
y no tan sólo la dispos ición del propio pacien te in-
dividu al.
\No aspi@ mos a ~ambi ar al pacien te de acuer do con
nuestr a propi a image n, ni tampo co de acuer do con la
image n -ae lo que en su cultur a se llama norma lidad
O modo -de füncio nan1ie nto deseab le ideai. LQ ~ e que-
'remos es libera r al pacien te de las fuerza s que obsta-
cuTiz an el desarrcillo de su propi a . p erson alidad y
1
sus propI6 s- r eéu rsos. Natur almen te que esto ha de ser,
enúltiina instan cia, comp atible con las circun stanci as
e n las que se baile inmer so y con la cultur a de la
q ue1o rma parte. Por1 9 __t1n t9J_ el obje tivo de oues t~a
ps1coter a:.p'ia'es una libera ción, en la vida psíqui ca in-
t'"eYtor élel pácien te, de aquell o que le impid e ca rn-
_biar, de sus bloqu eos intern os, en cierto sentid o , pues
_es un proce so de desap rendizaje. En conse cucnc in,
lo que a nosot ros nos intere sa es en p rimer luga r el
~1 1
análisis de las inhibicion~s__ i~c~n~~iente s!~~ª -~ res.
tricciones que f_orman par! ~ __c!~J_ _ _~9_y del s~e1_y ó iri~
consciente del pacien!e·/ Estos procesos son de natu-
·rrueiá ·psicológica interna, aunque yo me refiera a
ellos como si impregnara n al grupo entero. No hay
en ello contradicció n, siempre que aceptemos el pun-
to de vista según el cual el proce~o J~~ C?ª-nalJtico se
basa en una vida psicológica C(?mpartida. Descansa
en una -reo· íntima de comunicac;i ón qt:J.e va creciendo
hasta convertirse en algo así como un matrix encuyo·
interior tienen lugar todos los procesos. · Todos los
procesos son compartible s y lo son de una manera
creciente, de modo tal que, en última instancia son
todos de una naturaleza psicológica íntima. Yo he
hablado por consiguiente , de procesos transpersonales
que están localizados, ubicados, locate , en r ed
psicológica total del grupo. La naturaleza de un cam-
bio deseable en el paciente individual lleva a que
esté cada vez más dispuesto a aprender. Él continúa
aprendiendo , sintiendo, pensando y percibiendo libre-
mente por sí mismo, es decir, llega a ser él mismo.
El incremento en autoconocim iento va paral~lo -~
~na mejo~_corzj_ pi~I1§i,QI_?._~e .los_ª-"~iñá-s~Ta-·aperiura--·de
horizontes se hace en profundidad . Todos estos pro-
cesos radicalment e van centrados en m ejorar la co-
nzunicación y ampliar los niveles de comunicació n;
y por lo tanto, de comprensió n y también de infor-
mación. El grupo eu _2ermal}~~e el ~g~I]._te _~_ctivo Y-
el contexto decisivo mientras que el cqp.dt.!~tqr _es el
-guía· no e·l líder, ya-qtie no mar-cl1a ·--; - la cabeza lle-
vando al g~po o ·a los pacientes de ~tna rpanera prc-
~ete~~inad~ o en ~p~ ~ire~ci~~- p~~tjc!,;llar, sipo que
sigue reaimente_ l as p_rQ}2ias tendencias del grµ po.
E1- conductor_ha de _ser _~ uy_QrÜd~ie "en sus inter-
venciones, en lo que es, _hace. y_ re:QI_~sentaJ-Y-ª-..9.!le es
proba-Ole se lo tome como n1odelo, y, aunque difícil,
es importante evitar que -los ni.Téinbr os- aeI grupo-uti-
licen esta función de~modeló aé~-ter_~pe~fa"·=~om o guía
212
ara su pro~i~- i~-~~E-~] 1?· L~ tei:_~enc~a m_á s o menos
ieusa~-=-~~ _!?S 1na1v1auos, a comporta_rse cor:no el
fefapeU~ª- ~~~r proce so en Cl~rso, e_s. una obvia resis-
réfíC1á~~g~~ t!eP.~.. 4l!~-- ?~r _~Ilf\4z~da _sin 5:esar.
-- U3!est o que l~~- 1nterv en~1? nes del _conductor son
rnayorm_::1!e ___~er~al es~ ~s fac1l co1:ceb1rlas ex_cJµsi_y~-
rn:eme-en -~ rm:._;19s de. 1nterp re!ac1 ones. Nosot ros no
tcr-1"~ ~º-~- a_s1. ~as 1?terpre t~cion es _son _importa_n-
res·y ~ -~I~-~ nos refern nos. mas ad~lan te, p~_i;-.9_ §ól_o
500- una ele !~s ~lases de 1nterv enc1on ~-~ ~~ lª.L.CJ.Y~
¡rerti~~ !1- ~ ~~~~~ c! or. A veces tiei: que "escoge r__ el_
réñfa ae mscus 1on, llama r _la atenc1 on 7 acerca de lo
'queel grupo trata de hacer pasar · inadve rtido, puede
que tenga que enfre ntar a la gente y .~ xplica r ~-~E-~-
xiones que pasan desap ercibi das o el signif icado de
alg~~- .~C?.~Q_!!~t~,. ~_u ede dirigi rse a -- fñdiv! d~_C?~ o al
grupo. Pue~~ _hª.S:~.L J?r~gµnt;;;t.~, pedir inforw ~c;iónJ etc.
Una~g ran -canti dad de interv encion es, pues, que no
pueden subsu mirse bajo términ o único de interp re-
tación, cuyo signif icado es más especí fico. Cuánd2__.hª
de estar callad o o cuánd o ha . 4~ }J.al;>l.ªr, qyé Pª- ~e .
recogéi; ·cómo y ctiáfiao; ·-·y ·-a quién han de dirigir se
_las'o b~sA e rvacio ñes~·-"'todo~-- -esici-··c1epende ' de·· Tos . punt os
·.qer é'fereñcHt·aeT"-coriducfor;-d_e su p~rcepción., c_o ns_;~
dente-··¿ -fnconscieiiú~---- a~r -~coñie xto·. .
' ·------.--.. . .~ ···,.·-·---·-·--- .~,,...,". ,•., . v-.,.,.
•1-·••.;;, •x• ·. ..: .· . .>:, -1
.::1'f- ,. 1 ,. " '.. '7 , · • ._ • . ,

~ conju nto podem os decir _gue _el__condu ctor _va


de lo mañif 1esto a lo latent e, a cuál es el signif icado


s_ubyaéeñte. Esto-· no· solo· s·e_ r~fi.eré_j ·_ ..lo que· se dice,
sino tambi én- -a- la___maner á'° como se dice, a lo que
-~e~~ y .PO,E__~ - En cuanto a ·1os a con tecimi en tos
rnan1ñestos, no ha de comet erse el error de dar por
supuesto que por el hecho de serlo obliga damen te se
los compr ende O siquie ra que sean percib idos. Ante
todo se debe tener clara concie ncia del «qué» , Y sólo
t.~€ _poaémos - formu larn~s pregu ntas acerca de
.«~ !11~.>~, «-dé--qué maner a», «qúé implic acione s es taban
0

; :.: :ndo ~;: · s~E~Q .ece~ª ria much a interp retación para
____ e___ ~ uno de los · integr antes del grupo vea las
.... " ., - - . ..
213
respuestas a estas pregunt~s . y . esté ~~--- acuerdo e
-· on
las respuesra~. ,
La -p régüñta acerca del por que no implica
sólo el por qué u'1timo, · sino· t amb1·én por qué J. u tan
Sta.
mente ahora, por qué de est a manera , por qué Prec¡.
samente a través de él o dE; ella, etc. ~~9emos decir
en gen~:rª1 qµe yamos qel_ ~in~D_'!J(!-, ~~ _se_~tido arn. ~!
~ el _término, _al_EQ.1J:fltcto s~byg~~n_~~ - o 2_roblema.
Este proceso, que parte del s1ntoma y llega al pro.
blema, incluye varios pasos que, en conjunto, consti-
tuyen el análisis. \La interpre tación, si bie~ es un
medio importa nte, sólo es uno_de _los medios al ser-
v1cio de este análtsís1
El anál@s ·e strabaj_o gue __ se r,~aF~a.. para hacer
conscientes el significado o la expresión inconscientes.
Baytiñ proceso aooré-~-qtie-·va --de ahafo hacia arriba,
por así decirlo, y de lo superficial a lo profundo.
Volveremos sobre esto cuando tratemo s la interpre-
tación más en particu lar.
Todos . ~~to_~_procesos pueden verse en conjunto
como -si tratara de ._traducciones· s{e .. un __ tipo de expre-
slOil,- ae un lenguaj~ a otro,del significado sintomá-
tico y simbólico a una clara compre nsión de qué es lo
qüe~es ra & realmen te -eñ~l"üego ..·Parit · rerérírnos a la
·roTafiaa d·..déf proceso líahlainos a veces de «traduc-
ción».
El conduc tor debe evitar tornars e demasiado im-
portant e para el grupo y ha de procurar_ mantenerse
éri
. ·-
· ra trastien~ "Es- necescir io ..no eñ fatizar- -i-a impor-
~- * .,. ..
- ~~-~-L...•....,.,..,•,... .,.---.ÑI\.OC,,.C-..,., , ..
.t~ncia
~
intrínse ca del
.. "'--~~ ..!· . . .~ ~ ~ - '·· conduc
. . . . . . . 1..._.,.,__ tor.
~ _•___ Se tiende no sólo a
hacer de él una figura transferencia l, en el verdadero
sentido del término, una figura del pasado rediviva
en el presente, sino además a convert irlo también en
el depositario de emociones muy fuertes que emanan
de su rol y de su posición especial en la situación
presente. Si actúa de manera de minimi zar su signi-
ficación antes que de fortalecerla, conseguirá dos i1:1·
portant es objetivos. En primer lugar, le será mas
214
cil analizar las. proyecciones e interpretaciones ilu-
f!rias de sus_ acciones y de su persona; y, lo que tal
5
sea tan importante como lo anterior hará d 1
vez , fº bl , e
ruPº un a~ente ~as i~ e_ y activo. El grupo apren-
~erá a c~n~iar mas en SI mis~n~ ,Y, consecuentemente,
adher1ra con mayor convicc1on a sus propios ha-
se
nazgos._ E: 11o servir~
· ' d e reasegu~o c~ntra cualquier
rejuic10 interpretativo de cualquiera, Incluido el pro-
~io conductor, que provenga de inclinaciones perso-
nales, de escuela u otros factores por el estilo. Los
cambios que tienen lugar como resultado de los pro-
cesos interactivos dentro del grupo mismo son dura-
deros y sólidos.
No debe confundirse este permanecer discretamen-
te én las bambalinas con·- acfividad o pasividad. Yo
diría mas bien que el conduc tor, que -puede-s-er muy
activo mentalmente, escuchando, atento a lo que el
grupo dice o trata de decir, comprometido a fondo
en lo que respecta a su reflexión y a sus propias
intervenciones. A veces, por ci~_:r:.t o, _tiene___QY_e s_e_f_IJ1YY.
activo. Esforzarse sobremanera es, ·literalmente, evitar
·mostrarse activo constituye_ un error, no sólo de prin-
cipiantes, sino que a menudo caen aquellos que no
han entendido bien el principio de mantenerse en el
trasfondo. ~ l 2 rincipio de c~da sesióp, _y sobre_ todo
en la etapa inicial del _grupQ, _su ..aY-uda__ activa es
i~ prescindible y ~?t~ indicada.._, De hecho, cuanto me-
jor cumpla esta función más probable es que se vea
recompensado por la conversión del grupo en un ins-
trumento poderoso y eficaz de terapia.
~l conductor jamás debería hacer el trabajo del
gr~-:e~ ~-a ~n1enos que su ayuda ·sea necesaria, ~ sólo
. m~e!1J_ra_~_lo -sea"~A lo largo del proceso es req~er1do de
muchas ot ras- inaneras, incluso por el uso que hace
de sí mismo en el grupo, que cambia c,on_ la situación
Y las diferentes fases del proceso terapeut1co en curso.
Al m·In1m1zar
· · su importancia en tanto f 1gura· parent a 1
autoritaria en términos infantiles e irracionales como

215
un poder que va de dios . has_ta el 1ni
smo diablo
realiza un a im po rta nte contnbuc16n per se,
rcduci cnJ ·
la tira nía irracional int ern ali zad a del supery 0
ó.
--_. Lo que se aca ba de decir po drí a entend
erse com
un a especie de análisis de la tra nsf ere nci a
en acc ió;
en contraste con el análi~is de la tra_nsf
erencia po;
otr os modos de intervención, en par tic ula
r la inter-
pretación. Es ta expresión cor res po nd e a la
idea de un
análisis del yo en acción, entendiendo po
r ello la
acción psicodinámica del yo. A mi cri ter io.
, los pro-
cesos del yo, como cualquier otr o proceso,
son com-
partidos po r todo el grupo. Son analizables
en el con-
texto de la· interacción grupal tot al tan to po
r el grupo
mismo como po r el conductor. Del mismo mo
do, cuan-
do se hab la de traducción como proceso
de hacer
consciente lo inconsciente, debe entenderse
en un sen-
tido total. No significa meramente la traduc
ción ver-
bal del contenido inconsciente en contenido
consciente,
sino que significa en realidad que toda inte
racción
intra-psíquica entre las diferentes est ruc tur
as de la
mente, en particular el yo, el superyó y
el ello, se
tornen visibles, accedan a la expresión exp
lícita en
el grupo, de modo tª-Lque. _.lQ$ __miembros
del grupo .
puedan hac-erse CO~SC!~n~es, ~al!_!_(?...P_(__)r se~~ja
·p ór -c-ontrasle; . ·ae la lucha dinámica que tien nza como
e lugar
constaritemente~en caaa-uno-
ra, a travesael -p'i·opTo'- proces.dé ellos. De esta mane-
o ·grupoanalítico, a tra-
vés del tra baj o que es necesario par a dar a
todo esto
expresión manifiesta o potencial, todos partici
pa!). en
un movimiento terapéutico.

Interpretación.

(~,!pero que haya quedado claro que las inte


~c1ones .tienen lugar permanentemente, ya rpre-
oras, ya en acciones, en ·-omisiones o en aéten_..pala-
cretos ;·cón sci enf é -·o inco~scientemente, y
ós con-
desdeq~e _
216
nunto de vista todos los miemb ros del gru
este r. - --=-r . - interp
.
ión. Más aú pueden tra po
_--·í icipan en 1a t d retac . n,
ar
P--éon - . -
sc1entemen e d e interp retar ' a sem eJanza
¡

tar __ de lo
. . é-ven hacer a 1 con uctor , o creen que de 61.era hacer ,
qu I . 1

lment e, ta es interp retaci ones pueden ser vá-·


Eveñtua
]1·das. En gener a1d, 1o .más .proba .
ble es que es té n mar-
1
. a imita r al conductor, om n-
t á
cadas por a ten1 enc1a
dolo como mo de o, o b1en a corregirlo, por así decirlo
a rivalizar con él, a ser co-conductores, etc. '
Tenemos que ~cup arnos aquí de las interpretacio-
nes"éomo ·~erram~e~ tas 9.~~ el condu ctor apiica cons-
cíeiiteñiente. ""ET cond uctor , repito , ·-lleva a cabo mu-
cnas 1nferve?~I<?~~~-q ue a veces se llama n interpreta-
ciones, pero q~~ ~~pe rían dejar se apart e de la inter-
pretadon enel sentJ do estric to del término. La inter:-
~Eretaf1?11--f ~-tin a· co_mun~_~_a_c ión ~~rbal del c3'fcfllttor:
·áf grupo, o a miem bros del grupo, a fin de atraer
su atención sobre un c1erto significado del cual -a su
érite rio- ellos no són conscientes, pero pueden llegar
a serlo graci as a esta contr ibuci ón verbal. Debe, de-
cidir, tambi én, que -su interp retac ión sea dada en el
momento preci so. Él mom ento psicológico ideal es
aquel ~en -que t odos o algun os de los miembros del
grupo, o un miem bro en partic ular, parecen estar
~ uy cerca de comp rende r algo, pero no se ven dema-
~iado seguros. Una interp retac ión corre cta produc~
~~~- suerte de viven cia de ¡Ah, Eurek a!; lo que equi-
v~Ie a ·-deci r que realm ente algo «conecta», se hace
patente y el signi ficad o que hasta entonces estaba
oculto se vuelv e obvio . 1 • ,

El cond uctor sólo.c kber ía dar una in~erp:etacion


después de habe r esper ado, pacie nte pero inutil?1ente,
. . . h I I nelus1ve en- ~
qlle se produ Jera el insig t en e grupdO ·.f as y res1.s-
t
onces, fuera mejo r que anali zara las e ens ~ .,
tencias que imp1'den a los pacientesr ·llegar p~t ~1
· . d, res1s ten-
le~ •·~nc·o11s-
~1smos a la interp retac ión. Este1 aná is~s t1 tlll ,es~ . ,~r ,ó. ·
c1a 6 ,
- • _X de defen sas con1p rendc ns ac
_
cientes· del yo y la influe ncia incon scient e dd su¡ )
217
Q_tro tipo de interpre~~ción es J~ int_~rpr~tación de
_la tr~sf~~I~~i!_..[§1;1 la medida_~-~ que é~~~ éifecta al
concfu':tor nusm2_,_Q_ebe _§_e r _realizada pr1ncipa_Ln1ente
por él, y a este respect~ t~ :ve~-- t~º_g a que mostrarse
espe~iª1men~e dispue~t<?_y ~cti~_p_,__en _t~nto _q~~~l_ gru-
po hende a._1!º tomar con~i~nc1a del proceso de trans-
ferencia, sino más bien a_ actuªrlQ.,_ a mostrarl9 me-
dian te -·süs- reaccroñes-:- -El primer paso consiste en
lograr que el grupo tome conciencia de lo que hace
de lo que dice, de cómo se comporta, y ·sólo tiña ve~
qu~ s~--h~_c~~p_r:~~di4C?.- ~st~ cab~·-eiifencter el por -·qué
están h~ci~ndo esto o aq1:1elfo _y ct~__q_u~ mariera se
relaciQna con il. J
Tal como veo yo las cosas, toda interpretación está
al servicio del análisis y depende del insight total, o,
si se prefiere, de la interpretación total, y el mismo
conductor también forma parte de lo que está ocu-
rriendo en el grupo en un momento específico. Lle-
gamos así al problema, de la contratransfere:g_ci'!,~que
requiere una consideración especial. \Es obvio_ q_l!_~_~ l
conductor debe tomar conciencia de su contratrans-
ferencia, ya sea en sesión o. -lo- que es ""más fre-
cuente-- entre sesiones, a fíniio . sOio -ae modificarse
a- sí mismo, sino .tambié~ decarii°bi~~ consecuente-
mente, su conauciá" en el grupo. En _ocifilones_~~tá
indicado que el conductor_ analice esJª CQntratra:Q?-
f erencia abiertame~~e dentr~ del ~:proses_o __ gfl.l__pa!~ _sto
puedé ser extremadamente importante y útil, pero no
debe trañsforiiiaise en una rutina~- En general, el con-
ductor debe mostrarse -parco ·con-·este- tipo-de comu-
ñicac16n. El mejor - conseJo que se l_e ~µ~-d e dar al
:respecté> es que el momento ·en qlle una interpreta-
c~~~e_¿ !l p_a!:fe· pu~de ser·~ ~_til y _hasta necesaria, se
produce cuando él advierte que en sí mismo se loca-
liza alguna resistencia contra7a comunicación, -que lo
engloba a pesaraeqiie- nci- sea el-sü--causa: Además,
debe segllir ~a- regla general de interpretar _j§lo con
el ~~n _d~ mej9rru: _y__p_i:o~~a12-a_~_}.a ~~m~icación.J
218
r
j\nt es de pas ar a alg uno s e jem plo
·ertos tipo s úti les o inú tile s ·de int:
c1 í una s obs erv aci one s gen era
P~rt
les En rp . ació n, he
.
~lustrar
aqu I D .. · pri me r lu
. 1~ pal abr a a em ana eut ung que
\~ reta.~ cor res po d . gar ,
~, y qu e. Frcu d . I?t ·
rod ujo en este co n e a «1n ter
P rece pre sen tar cie rta d1f1cultad.' En efe ct Dntexto -
pa . ºfº ºó b ,.
·ene }a s1gn 1 1cac1 n su yac en te de un act o, eut ung /
u d . /' ~
mente cre a or po~ ~ar te del Deu ter (int érpo rete especial- , ,
), ba- /
sado en el con oc1 m1 ent o esp ecí fico de éste ,
cas i de
orden sob ren atu ral , en abs olu to abi erto a
. t d
rnun~o,_ ~1no s ólo a 1os ~~c os priv ileg iad os o o e1
que han
sido 1n1c1ados en ~l dom1n10 ?euna cap aci dad pecu-
liar. En est e sen tid o se pod r1a hab lar de un
trau m-
deuter (in térp rete de sue ños ), Sch if tde ute r (gra
fólo-
go) o Ste rnd eut er (as tró log o). La pal abr a «in
terp re-
tación», tal com o yo la ent ien do, tien e un sign
ific ado
más rac ion al, de mo do tal que cua ndo se
dic e en
inglés (to inte rpr et) «in terp reta r», jam ás se
qui ere
decir lo mis mo que con el deu ten ale má n, sino
, por
ejemplo, mo stra r, señ ala r, hac er cla ro. Deu tun
g, tien e
un cam po- :má--s -um ttad o per o su sign ific ado
es má s
profundo, mie ntr as que la inte rpr eta ció n
tien e un
campo má s ext ens o de apl ica ció n, per o se que
da má s
en la sup erfi cie . Ser ía me jor , a este resp ecto
, decir
que deu ten sig nif ica lite ralm ent e «se ñal ar»
(to poi nt
to). De est e mo do, el sen tid o má s am plio de inte
rpre -
tación se util iza par a dir igi r la ate nci ón de
una per-
sona hac ia otr o sig nif ica do de la líne a de pen
0 acc ión que est
sam ien to
á per sig uie ndo . Int erp reta r, en con-
secuencia, equ iva le a tra nsf eri r o a trad uci
r algo de
un con te_xtq_ a otr o.l
.
En cua nto a la cue stió n de las llam ada s inte
rp: e-
~~ ~es pro fun das , en los cas os ·ae psic óti~ os, no ~olo
son esp eci alm ente úti les siñ o t am bié n en cier
de casos y tos tipo s
. d
en cie rta s fas es e cas i· t o dos los cas os. J e
neu ó ·
-- ¿- hco s. Pie nso sob re tod o en pac ien · t
Úe - es que t1t:n ... -
.._~- má s bie n a per ma nec er adh eridos a lª · ·ril Cll!
.
cot¡¿· -- - __ . _ ~up~ .
'·~ -~ 1~s c9s ,
as, a enf ren tafSt; a "\ l· con vt:r sa\.·1on

219
b anal ' O bien mue stran una resis tenci a emp ecinada
pero comp letam ente s1·¡enc1· osa. E n _es t o~ ca~os, .ª veces
una «interpr~tacj.9p__ prof unda ». ~1~ br_a fa resis tencia
0 la vuelve más agud a y 1!1an1fiesta.
Junto coñ - todos, este valo r que ocas ional mente
pued an tener las inter preta cion es profu ndas , es im-
porta nte, como princ ipio gene ral, no perd er jamá s de
vista que las inter preta ci~~e s debi eran _s~gui~ siem-
pre la líne-ª que estab lecie r~ Fr~~~'---es to e~, _comenzar
por la supe rficie , por lo que está pres ente de un modo
manifiesto.

Ejem plo de una inter preta ción:


La casa vieja

El seño r Ch. es un hom bre que ha mejo rado


en el grup o, en el senti do de que se ha toma do
más segu ro en su traba jo, más dispu esto a ser
un jefe acor de con su posic ión, y tamb ién más
libre en su casa. En el grup o, segu ía debatién-
dose aún acerc a de su tende ncia a aisla rse o no .
y, en cons ecue ncia, a perd erse infor maci ón im-
porta nte. Poca s veces se qued aba realm ente dor-
mido o se acerc aba much o a ello. Esta ba claro
que se trata ba de una rebel ión cont ra el padr e
en la medi da en que no podí a acep tar nada de
éste, si bien sentí a al mism o tiem po que era
impo rtant e escuc harlo . Esta pertu rbac ión en re-
lació n con el grup o y el cond ucto r cons tituía en
gran medi da el núcle o de su confl icto dent ro del
grup o. Ahor a Ch. infor maba que recie ntem ente
habí a estad o repit iendo sueñ os acerc a de su casa
vieja. Con ello se refer ía a la casa en la que
vivían él y su fami lia cuan do se unió al grupo,
dos ~os antes . Era una casa de aspec to antiguo,
semeJante a aqué lla en la que se había criad o.
En la époc a en que se mudó de casa esta situa-
ción se d_iscutió en el grup o y se reÍacionó con
los cambios que se estab an prod ucien do en Ch.
Su muje r odiab a vivir en Lond res y querí a vivir
220
el campo. Ch. se vio obligado a h acerlo
en·ntió bastante f e¡·1z. L e encantab a , Y se
s1 , su nueva mo-
da junto a un r10, en el campo T d
ra b t an t e, sono
~ , . o o era b
nito. No o s entonces qu h . o-
star en su casa vieja. e an elaba
e A esta altura el señor H. otro m· b ro del
. . B. 1 . ' iem
grupo, d IJO: « 1en, a interpret ación est,
clara: usted ha de referirse a algún cambfo m~~
tiene lugar en el grupo en, relación con ust eqd ».
Aparen t emen t e, Ch . acepto esta interpret ac1-6n,
. do que no 1o h ab'1a pensado, pero que es-
dicien
taba seguro de que era correcta. Sin embargo
persistía todavía la referenci a a la casa vieja e~
tanto que casa paterna. Ch., a pesar de su rebe-
lión contra los modelos paternos , había medrado
más que su padre, un emplead o del Estado. Era
más osado que él. Por ejemplo, recientemente
había proyecta do comprar una boutique aunque
no abandon aría su trabajo como periodista. Dijo
también que ahora le resultaba más fácil pensar
en pasar una noche fuera de casa de vez en cuan-
do, si bien por el momento no había en su vida
ninguna mujer en particula r. Había dado repeti-
das muestras de esta tendencia . En una ocasión
había tratado de intimar con otra mujer casada,
pero se encontró impotent e. Ahora, la actitud de
su mujer parecía haber cambiado ligeramente.
Antes, siempre había compren dido que _él hiciera
esas cosas, podría perdonar lo, pero s1 se e1;1te-
raba, nada volvería a ser como antes. Más recien-
temente, la mujer de Ch. había comenzado a
coquetea r con otro hombre, de lo cual a111:bos
estaban al corriente . Ch. se mantenía en actitud
ambivale nte respecto de esta situación , ]?ero daba 0
a entender que ello le permitía una cierta. P~ :
miscuida d también a él. A esta altura me hdite
ª decir: En esto sería muy distinto de su pa ~{:0
¿no? Esto encontró eco en Ch. Entonce~ , que
, t mb1en con-
e1aro que el cambio de casa tenia bio ª de 1nuJe- ·
n • n1 ujer
otac1ones sexuales , con10 un cam _ 1 .

res en el que por así decirlo, su p1 op1a 'l m· . .:. s


venia, a ser la' casa vieja, Y que el ser e ' 1
osado que su padre tenía también un significado
doble.
Lo esencial es que yo preferí este tipo de in-
terpretación a dar Ja ~etaJlada explicación de la
relación entre su rebelión contra el padre en tér-
1ninos de aprendizaje en la es~ueJ~, en término:-;
de carrera, por un Jado, y la rivalidad y libertad
sexuales, en el fondo. Estab~ en ese nivel espe-
cífico, en ese momento preciso en que la inter-
E_retación dada tiene la profundidad exacta~· pues
nó- er a ni demasiado su_,perficial, ni demasiado
_Rrofun~~.,. y por tanto, era aceptable, y tuvo -t1ñ.
eTecfo y una cualidad mutativa en la medida en
que el paciente se veía implicado en ella. Este
tipo de interpretaci ón es el que con frecuencia
aplico y prefiero.

_No cabe_ dudé!_ de que estas interpretaci ones cons-


-~!-~uyen una_p ?rte_esencié:!L. -~ t_li_ e J mportante de nues-
tra té~_iC:~_t_per~ !!_~. 4~l:!_eríamos _J?Srder: nup~a de vista
·q ue al dar una interpr€taci ón estamos haciendo el
tra~ jQ_q_ue ~ Encasó
a-liac·er.~l 12ac·1~1!Ie:.. de duda,
pues, prefiero que el paciente la encuentre por sí
mismo. Sería innecesario estar permanente mente vin-
culando una interpretaci ón y la aceptación o rechazo
de interpretaci ones con los procesos de introyección
y proyección, por verdadero que sea, porque se trata
de conceptos más bien metapsicoló gicos, para usar
la terminologí a de Freud. Es como si alguien se pu-
siera a analizar la gramática en medio de una ora-
ción. Si así se hace, se lleva al paciente a hablar y a
visualizar todo el tiempo lo que ocurre, en términos
básicament e oral-regresiv os de toma y expulsión de
aceptación y rechazo en sentido libidinal y destruc-
tivo. No es seguro que sólo las interpre!aci ones traJ:!§·
__fe~ Ciales s~an ~ utatívq&_~ra utilizar una feliz e]{-
..P!~-~ó~--ae Strache__x. No considero que no puedan
tener lugar cambios profundame nte mutativos cuando
analizamos o interpretam os sentidos significativo s en

222
otras ex~eriencias o relaciones reales dentr o o fuera
de la sesión, y con much a ·m ayor razón en un grupo.
La tende ncia mode rna ~ ___p9ne!_" las interpretacio-
nes transferenciales, de un modo total y explícito,
·eomo centr o del proce dimi ento analítico, plant ea se-
rias dudas. P1,1ede exagerarse y de hecho refor zar la
neurosis. Me parec e que el fenómeno de transferencia,
aunque esencial para las relaciones huma nas y para
que el análisis tenga lugar, es, sin embargo, y en
cierto sentido, una victo ria de la neurosis tanto sobre
el terapeuta como sobre el paciente. Por ello no puedo
estar de acue rdo con el monopol_i_q_ __que. en ciertas Í .:
técnicas se ~.Q~_ceO~--~ la transfereD:~ia __y__~_su inter.pre-
tación. Toda inter preta ción tie}!~ .ln:!P.!icaciq_pes !_ransL
fereñciales y, por et10m isrño , impJicªciones coñtra-
transferenciales. Hem os-· de-di sting uir éstas de- las-·iñ-
rerpretaciones que se refieren a la transferencia mis-
ma. \El mero hecho de que el terap euta responda al
materíal medi ante la interpretación encie rra ya im-
portantes implicaciones trans ferenciales; de modo se-
mejante ocurr e con la ausencia de respuesta de su
parte, con la actitu d expe ctant e.\
. En lo que se refiere a _lé!_~ íñterp!:~_!aciones tran~fe-
renciales directas, p~recen particularmente importan-
tes, en ·prim er lugar, cuando las transferencias se
liacen · s-entir como resistencia, y, en segundo lug_ar,
cuando estas· reacciones trans ferenciales mismas cons-
tifüyen la comunicación más impo rtant e en ese mo-
meñto. Insis tiré nuevamente en que el fenómeno de
·transferencia es en sí mismo la resistencia y Ta-cle-
fensa más poae rosa contr a -eCéa~bi~_. _Esto _es _s;iert o
en el caso-a.e-- tra nsfer enda-- negativa y, tal vez en
Ultima7hstafi.ciICm.ás· aún en la transferencia positiva.
Se-·sabe que el paciente coloca correctamente a su
analista en el papel de la persona a la que representa.
Lo que no se advierte tanto es que, en consecuencia,
el significado real de las interpretaciones del analista
Puede qued ar con1pletamente distorsionado, pueden

223
neutralii.arse o negarse, Y por tanto perder t<Jdr1 '!)
significado terapéutico al que estaban dcr,tinad..a ·, ~
.
servir.
Antes de hablar de interpretación en grup<Jan~Ji ·.i·,.
más en detalle, quisiera insistir una vez miw en h,.
importancia de !!_ gistiflc]~~ : n~re j nterprctar y aTJ~.
lizar siendo esta última act1v1ciaa mucho más arnpH;i.
Podría decirse que la interpretación surge allí dund~
él análísis Jracasa. En este sentido, analizar es esta.
b]ecer sentidos cada vez más específicos mediante
paciente exploración. Por supuesto que tomarno~ en
cuenta el significado inconsciente en lenguaje sirnbó-
Jico o en cualquier otro lenguaje, pero só]o en Ja
medida en que tenemos evidencia de ello en el con-
texto actual de la comunicación.
Es verdad que todas las interpretacjones, ya se
den en una situación individual, ya en una situación
grupal, no deberían ser demasiado profun das ni de-
masiado superficiales. Luego daré algunos ejemplos,
en especial de la clase de interpretaci~n gue yo evito,
como, por ejemplo, las que llamo plunging interpreta-
tions (inte_ry~iQ_oe_s precipitadas en _QrofundidaQ} o
interpretaciones ~ resivas.

La interpretación en grupoandlisis

a) De parte de los pacientes

En el grup_o de grupoanálisis las i_? teseretaciones


se proaucen pe11]1apentemenfe1 _ya sea de un modo
consc1ente o no. De la parte consciente nos podemos
ociipar rápidamente. El grupo analítico desarrolla,
podría decirse, u~a cultura. futerpretaHva, en la que,
hasta cierto punto, lo~ aciente s _pa_Tticipan conscien-
tem~n_te. En la _medida en que adquieren mayor luci-
dez sobre la utiJidad- y la importancia de ]as interpre-
taciones, las utilizan cada vez más activamente. Esto,
224
hasta cier to pun to, es unn c,in11'lh1IL'i,\11 po1d1fv11 y l¡¡,
de ser bien acogido. Pero eN 111uy f'ó cil q,,,. d1 ·w ·111 •1·1~
fr1·1·1w1" i:, :,td
en una espe cie de resis tenc ia, y ( '011
oc_!!!J'e. La idea do111in antc en ta l ('(Jtlip,,, ·1:111il1 •11l1>
·puede ser la de iden tific arse con e] 1,•rnp1·1t1:, " l>l1·,1 1

~:i; ticu lar, el con1p<:ti r con ól, <, pur él. r,I ,. j,'. ,11 pi,,
más pate nte de ello es la figu ra cnno ,:id:1 c,H"" oon-
ductor auxiliar. En esto, por sup11 cM to, 1:, 1:11·,•:¡ d,;I
analista cons iste en anal izar cRta rcsi1üc'.11 cía . ne m~•.Y'H'
imp orta ncia es E:l_p roce s9 inconsdt n/e de i111,(;1·1u·t:l :t~
éion que en tales grup os, en rni. opin i/m, c<,r, td.i111 y ,-;
una inte rpre taci ón inin terru mpi da. Esto :,<.: ha'm ,~n d
Iiecho -de ·que toda s las contrn-,u cion cs, en l antr , I!~
siguen una s a otra s, son en part e a:;oc i acir,ncH y <:,ri
part e reacciones y resp uest as a lo que; ve;ní a nuu ;,,,
diendo con ante rior idad .

Resonancia, especialmente entre dos var(Jne.t.J

Com enza rem os con un ejem plo rcla t ivam<.:nle


sencillo que se limi ta prin cipa lrnc ntc a dos pc; r-
sona s en inte rpre taci ón. U. comcnz/} atac ando
al con duc tor -yo - por habe rle dich o que a
veces pue de esta r equivocado. De un rn<>LJ(J a]gn
para noid e tran sfor mó esto en una acu saci tm,
com o si yo lo hub iese trata do de man era agrc ~i va
y sin el resp eto debi do a su sens ibili dad. EstrJ lo
hizo sent ir inse guro , no sólo acer ca de; las inter-
pret acio nes aquí , en el grup o, sino tam bién n:h·
pect o de todo lo que suce de fu.era del grup o,
como, por ejem plo, su capa cida d com o escritr;r,
y, de algú n mod o, que ría hace rme a mí resp on-
sabl e de ello. Lo escu ché aten tam ente , hice cier-
tos com enta rios , pero proc uré deja r la cues tión
a otro s mie mbr os del grup o para que ellos la
trata ran. Que dó muy clar o que él sent ía que tales
obse rvac ione s pod ían cast rarl o simb ólic ame nte,
que pod ían pon er en tela de juic io toda su segu-
rida d en sí mis mo y su conf ianz a en el valo r de
225
todo aquello que él produzc a. L1am6 a es to una
realizac ión.* Más tarde se refirió a su interés
por la decaden cia humana . Pensó en particul ar
en una obra de Beckett . Le horrori zaba el pensa-
miento del deterior o, podredu mbre. Esta idea fue
recogid a por L., _que esa tarde tenía su primera
sesión. L. habló largame nte. Las palabra s con las
que se refirió a la cuestión fueron « se puede en-
contrar eso en uno mismo ... yo mismo ]o encuen-
tro en mi propia persona », aludien do a ese de-
terioro.
En el curso de su alocució n al grupo, Y. habló
extensa mente de su impoten cia, dijo que nunca
había sido capaz de efectua r la penetra ción, y
más adelant e se refirió a su problem a <le ser me-
dio judío y del secreto con que había encubie rto
esa circuns tancia. En realidad sólo su madre era
judía. No obstant e, el relato giró hacia su circun-
cisión que había tenido lugar más tarde que lo
que es habitua l, hecho que le causó un cierto
trastorn o. Hay aquí un nexo claro, una interpre-
tación inconsc iente, por así decirlo, entre de te-
rioro, judaísm o, circunc isión y castraci ón. Habló
ta1nbién de que, siendo niño, lo habían amenaz ado
diciénd ole que un niño que golpear a a su madre
sería muerto y enterra do de pie en su tumba y
con la mano transgre sora fuera, para que se pu-
driera. La conexió n entre castraci ón, muerte y
masturb ación saltaba a la vista. Mencio nó tam-
bién la importa ncia que su madre tenía para él
y su reacció n frente otro terapeu ta que le había
dicho que él -el pacient e -se identifi caba con
su madre. Esto provocó en L. una gran a pren-
sión porque daba a entende r que él pudiese ~cr
homose xual ya que sabía que, por lo general.
los homose xuales se i<len tif ica ban con la mrid re•
Para él, la idea de ser «un marica» le resultab a
terrible . En relación con esto elijo tambi~n (lUL'

* En in glé<;: reali.rntirm . Nl'Jtcc-;c q11e t·I Vl'rho rC't1fi:·.,, si¡rnifir.1 111


mismo li cm p11 •a preltt·111.ll'r rnc11t a l111c11tl:, coinpn·1H ln ~ y «dur-.1.·
cuenta•. (N . del T .)

226
r
rnadre jamás perm itió l que él ni· su herma
.
su ieran na da. p or eJemp O su her no
'
. d·a vez. que ·hablab
suP per<;:> ca mano era me-,
dico, a de a] ú
de n1edic1na la n1adr e se mofab a de él g ~ tc1:1ª
va.lorizaba. En re~un1en, la rnadr e castia b o c~- f
·almen tc tanto a el con10 · a, su herm·'liio · Ean esite-
te
l
cog10 . , L . l a reacc1.on de u con
ntido
Se , d , · respecto
011 • Se a vert1a que entre U. y L h b'
a 'ó · · · a 1a una
comprens1 n 1nconsc1ente total, pues el u no h a-
l h b'
bía sen ti.'do que yo o a 1a tratad o exactamente
de la m1s1:1a man~ ra en que L. había contado
que lo hacia su madr e, y, por otro lado, L. había
tomado el ho!To r. al deteri ~ro como llave para
entrar en la h1stor1a de su vida. Tamb ién es inte-
resant e que U., con gran agresi vidad de giros
verbales, había litera lment e penet rado en el gru-
po, tal como se le señal ó en esta ocasión, y, de
una mane ra despl azada , había negado su castra-
ción. Había reacc ionad o en verda d de una ma-
nera muy agres iva y, en cierto sentido, potente,
mient ras que en la vida real, en el conta cto físico
con mujer es, no era capaz de hacerlo. En su com-
porta mient o en la sesión pasó por todas las si-
tuaciones sobre todo con relaci ón a mí como
padre, y al grupo como madre , tal como se lo
daba el interi or de una mujer . En un nivel más
profu ndo, el grupo simbo lizaba el interi or de la
mujer , y en últim a instan cia, de la madre.

Resonancia en el grupo
Es más difíci l prese ntar con clarid ad el si-
guiente ejemp lo, en un resum en m_uy breve .
Mues tra los mism os meca nism~ __µ_ e intercomu-
nicación incon scien te de reson·ancia que, por con-
. con el -----
traste
'--' ____ a a casi Od0 s los
anter ior , abarc .._..
· t
_::01embros del grupo . - . • , n de
-Pue la sesión poste rior a la interr upcio 1
Pascua. En las dos últim as sesion es antes de. ~s
vacaciones se había habla do much o de la mue.r t '
una obvia refere ncia a la reacc ión del grupo unte
227
la an tic ip ad a in te rr up ci ón
. .. E n es ta pr im er a se.
s16n po st er io r a la s va ca ci on
fue el de la de pe n denc1.a. p . es , 1el te-m a. bá sica
ri
ha bl ó de su de se sp er an za m er o a se no ri ta L. A.
re ac ci ón de su fa m ili a, y en el ~r up o y de 1~
ción de su m ad re co nt raen es pe ci al de la reac-
conflicto en tr e es to y su el ~r up o. Destacó el
pr
pe nd en ci a re sp ec to d~l gr op ia de se sp ~r ad a de-
la se ño ra M.C. El se no r up o. Enc~1!tro eco en
pe nd en ci a re sp ec to de l D r.U. se qu eJ o de su de-
ab ue la y un sa ce rd ot e. E l F., qu e as oc ió con su
nuevan1ente pr op ue st o pote m a de_la m ue rt e fu e
co nt ó un a la rg a hi st or ia rer el se no r N., quien
la pr eo cu pa ci ón qu e la ha la tiv a a su m uj er y a
po si bi lid ad de qu e su hi jo bí a em ba rg ad o an te la
po rq ue te ní a di fi cu lta d pa re ci én na ci do m ur ie ra
ra
en la se ño ri ta B. l. su s pe re sp ir ar . Es to evocó
di fi cu lta d y an gu st ia po r sa di lla s y la enorme
ta l m od o qu e lle ga ba ca si no po de r re sp ir ar , de
di lla co m o un a fo rm a de a in te rp re ta r su pesa-
ra ci ón an gu st io sa . N. ha bl na ci m ie nt o y de sepa-
su m uj er po r su pr op ia deó de l re se nt im ie nt o de
gr up o, lo qu e m ov ió al se pe nd en ci a re sp ec to del
va m en te có m o su m uj er ño r B. a in fo rm ar nue-
as is te nc ia al gr up o y su de es ta ba en co nt ra de su
éste. Pa re cí a co m o si en el pe nd en ci a re sp ec to de
es po sa s y la m ad re de la ej em pl o de es ta s do s
va m en te se si nt ie ra e in te se ño ri ta L. A. respecti-
re gr es iv a re sp ec to de l gr uprp re ta ra la de pe nd en cia
m ie nt o de su pr op ia m at o co m o un desplaza-
zá nd ol as co n la pé rd id a deer ni da d, co m o am en a-
d~jamos lla m ar la fi ja ci ón es a de pe nd en ci a (po-
c1endolas a el la s mis1nas) y po si bl em en te , ha-
T~n1ando. en cu en ta un m en os de pe nd ien tes .
m ie nt o di fe re nt e en tr e doin te re sa nt e co m po rt a-
br os m i co nc lu si ón en lo cos de lo s ot ro s m iem·
po fue qu e el nl ie do er nc er ni en te a es te gru-
deseos de m ue rt e di ri gi doa es tim ul ad o po r los
te m or es de l?erder ta n to s al te ra pe ut a y los
gr up o. ~s al h do nd e es ta al te r ap eu ta co1no al
se re la ci on a es tr ec ha m en te es peci al re ac ci ón to tal
ferencial. co n la si tu ac ió n tra ns ·
228
b) Interpretaciones inconscientes
de parte del grupo

En grupoanálisis consideran,os las contribuciones


de los diferentes componentes del grupo como si de-
rivaran una de otra teniendo una conexión asoc iativa
(asoci2ición grupal). Frecuenten1ente se halla i1nplica-
do en ello un elemento de interpretación inconsciente.
Algunas veces esto es más evidente que otras, pero en
cierto sentido está siempre presente. En lo que sigue
sólo puedo dar un breve ejemp]o que no es típico
en la medida en que sólo abarca tres personas, pese
a lo cual mostrará cuán profundamente calan estas
interpretaciones y cuán importantes son.

El Sr. E. está sentado con los zapatos com-


pletamente desatados. Después de un cierto si-
lencio, la coterapeuta llama la atención sobre
esta circunstancia. Él no tiene una respuesta par-
ticular cuando se le pregunta por qué se deja
desatados los cordones de los zapatos, pero el
señor M., un miembro relativamente nuevo del
grupo, que aún no sabe mucho acerca de E., dice:
«en cierto modo los zapatos son como otra piel».
Dará cierto marco de referencia a esta asociación
o interpretación inconsciente. E. tiene una fuerte
preocupación por su castración y en particular
por su circuncisión. Cuando era muchacho, este
paciente tuvo que ser operado de apendicitis. Con
la connivencia del padre -que era cirujano- se
aprovechó esta operación para, de paso, C;i:cun-
cidar al muchacho. Cuando tras la operac1on se
dio cuenta de ello, el paciente se sintió muy
afectado, y tuvieron que consolarlo las e~fern1e-
ras. Después de eso padeció de impotencia to tal
durante muchos años, inclusive en la inast~rba-
ción, hasta que, de un modo físic_o, supero esa
impotencia con la ay~da de «~nfermer as n~uy
amables». Su impotencia en la vida es un ac~ing
out de la protesta contra su padre por sentirse
229
un fracasado. En la actualidad está haciendo
grandes esfu erzos por tener éxito y ha t ransfe.
rido al grupo, y más particularmen te a m í, gran
parte de su resentimiento contra el padre. En
ocasiones, su interés por el órgano ma sculino,
el órgano de su padre, sale a )a supcrfjcic de
manera literalmente explícita, pero con10 reg la
general es fuertemente negado.
Por el interés que tiene agregaré algo m its
acerca del análisis de este aspecto particular,
inclusive porque constituye un buen ejemplo de
lo que llamo un incidente fronterizo, es deci r,
algo que tiene lugar en los límites de la situa-
ción terapéutica. Este mismo paciente, el señor E .,
faltó en una oportunidad a una sesión y explicó
en la siguiente que había tenido una cita con el
odontólogo inmediatamente antes de la sesión y
que su dentista le había sugerido que se quitara
otro diente, para lo cual utilizó la expresión «ya
que estamos en ello», y que eso le hizo falt ar a
la sesión. El carácter fronterizo de este incidente
queda claramente indicado aquí por su invasión
en la sesión terapéutica mis1na. El análisis de
este acontecimiento llevó por primera vez a toda
la historia relativa a su operación de apéndice,
seguida de la circuncisión, oportunidad en que
se usaron las n1is1nas palabras: «ya que estamos
en ello». El paciente, pues, perdió su prepucio,
con las consecuencias ya señaladas.
El otro paciente, que no tenía conocimiento
de todo esto, dijo: «los zapatos son como otra
piel», con lo que inconscientemente analizó el
significado de los zapatos con los cordones desa-
tados como referencia al prepucio.* Como sien1-
pre, hay muchos otros elementos imbricados en
esto, tanto en lo que respecta a los indiv iduos
como en lo que se refiere al grupo, pero por
ahora es preferibl e que los dejemos de lado.

* Se entenderá mejor la asociación si se sa be q ue, c·n j ngl~s,


piel se dice skm y p repucio for eskin . (N. del T .)

230
Otr o eje mp lo bre ve
-
En otr o gru po, X hab la de su ma dre asfi
re) .
xía nte (X padec_e de imp_otenci.a des de sie mp
r que
La Dra . B. com ien za de inm edi ato a rel ata
dep o-
c~~ a vez que su hij o de 8 año s hac e sus
erlo
s~c1ones, ella deb e lim pia rlo y deb erá hac
él
s1~ mp re ya que e_l chi co se nie ga a lirn pia rse de
n
mis mo . En con exi ón con est o, hab la tam bié
del
la pe~ osa , hig ien e de su pre puc io. El tem a
nes
~o~ re1 nte res de una ma dre por las fun cioo y
1nt 1m as, sob re tod o por las ana les , del hij
m-
_sus con sec uen cia s, fue ret om ado por otr os mie -
tam
bro s del gru po (el ma rid o de la Dra . B. de
bié n es imp ote nte ). Val e la pen a obs erv ar te-
pas ada que en la ses ión inm edi ata me nte pos ía
rio r, la Dra . B. inf orm ó que su mu cha cho hab
cam bia do y ya no le ped ía que lo lim pia ra.

«In ter pre tac ión » de un pac ien te


Pre sen tam os a con tinu aci ón una situ aci ón que
isi-
afe ctó a tod o el gru po, per o que cam bió dec ón
vam.e nte gra cia s a la esc lare ced ora obs erv aci ta
de un pac ien te en par ticu lar. Al hac erla exp líción
yo y otr os, tuv o el efe cto de una int erp ret aci a
par
«m uta tiva », que cam bió la situ aci ón no sól o gru -
ese pac ien te en par ticu lar, sin o par a tod o el nue -
po, y per mit ió una com pre nsi ón dif ere nte y
va del pro ble ma al que se enf ren tab an. Se re-
El tem a es mu y sen cill o y fre cue nte .
fier e al ter ape uta que no les da lo suf icie nte ,
etc .
que no les da inte rpr eta cio nes cor rec tas , de
Est o imp lica tam bié n que el t~r ape uta con oce ra-
ant em ano las res pue sta s,.~ ~olo por algpo una
1-
zón des con oci da no per mit 1ra que el gru EJconse-
par ta sus con oci mie nto s y su sab idu ría.
ñor Ch., a qui en y~/ con oce mo s, per ~on ific a y
el
dra ma tiza est a situ ac1 on tan to en rela ció n . con
A ve-
gru po com o en rela ció n _.con el con duc tor fue a
ces ent ra en una esp eci e de tran ce, que
231
menudo analizado. Seguramente esto tenía mu-
cho que ver con la atención que de~eaba ~ecibir
del terapeuta-padre, pero que al mismo ti~mpo
le costaba pedir o aceptar. En esta oportunidad,
los miembros del grupo dijeron claramente que
su:s padres sabían el secreto, pe:? que. no se, lo
querían desvelar a ellos~ los h1JOS, _n_1, quer1an
permitirles acceder al m1sn10. Se senalo que se
referirían al conocimiento sexual de los padres,
pues el padre sabía cómo hacer el amor a la
madre. A esta altura, Ch. recordó de pronto que,
cuando tenía él alrededor de once años ya sabía
algo sobre sexo, pero insistió, con todo, en que
su padre le enseñara «las cosas de la vida».
Su padre quedó muy turbado. Trató de satis-
facer las preguntas de su hijo pero lo hizo con
total ineficacia. Cuando se interpretó esta nece-
sidad de saber algo que los padres sabían pero
no querían contarles, el grupo permaneció en
silencio. La nota que se acababa de introducir
acerca del padre torpe e ineficiente, fue recogida
por el señor N. E., que en su juventud acostum-
braba viajar a casa con su padre, a veces des-
pués de haber torr1ado éste unas copas de más.
Su padre se dormía en el tren y roncaba «como
un cerdo». El joven N. E. hubiera querido mu-
darse de asiento y simular que no conocía a su
padre. Esto también se refería con toda claridad
a la descripción que Ch. había hecho de sus
padres considerándolos torpes, y repudiándolos.
La nueva nota introducida por Ch. y que yo mis-
mo recogí, fue que el «conocimiento» era cono-
cimiento de las cosas de la vida en sentido bí-
blico y sexual, lo que arrojó una nueva luz sobre
toda la situación. Resultaba claro que lo que
afectaba al grupo eran los derechos superiores
y el conocimiento de los dos terapeutas, que re-
p~esentaban a los dos padres, y la libertad de su
vida sexual adulta: El grupo consideraba esta si-
tuación con curiosidad e impotencia infantiles,
con ambivalencia entre la demanda de conoci-
miento Y el rechazo a ser inforn1ado. Sin cm-
232
bargo, el conocimiento debe venir de la figura
parent_al_. Yo, el paciente, no debo saber, so pena
de tra1c1onarme, pero si no sé no puedo crecer:
debo p~dir a mi padre que me explique, que me
transm1 ta su conocimiento, su poder sexual, su
secreto sexual. Pero cada vez que tengo que pre-
guntar a mi padre caigo en mi propio conflicto
infantil ambivalente.
Al mirar retrospectivamente la sesión, M. ha-
bía planteado el tema sexual al grupo a través
de un sueño, pero ellos lo habían desplazado
convirtiéndolo en conocimiento acerca de psico-
logía, en el hecho de estar o no dando la inter-
pretación correcta, etc. Cuando el problema que-
dó muy claramente planteado a través de la per-
sonificación, y establecido en un circuito res-
tringido formado por uno o dos pacientes y el
terapeuta, entonces se hizo posible que el grupo
captara insight en su preocupación real.
La comunicación en un grupo puede ser entendida
a diferentes niveles, que surgen de un núcleo central
de un lenguaje universal básico. Las interpretaciones
conscientes o inconscientes de las que hemos dado
algunos ejemplos son tan importantes para el que
las da como para el que las recibe. Todas adquieren
sentido en el área común del significado, la red de
comunicación, la matrix del grupo. De hecho, este
significado se refiere a diferentes niveles y al mismo
tiempo queda la especificidad de significado para cada
individuo. Cada individuo, por así decirlo, escoge de
un área común lo que para él tiene más significado.
Por cierto que esto es una descripción muy burda
de lo que he llamado resonancia. Teóricamente ha-
blando la resonancia se basa en la diferencia de nive-
les de desarrollo psicosexual, los niveles regresivos,
en las diferentes formaciones reactivas y modos de
defensa que el yo tiene para tratar con el material
conflictivo. Estos procesos se desarrollan en una es-
cala que va desde el más temprano desarrollo hasta
233
, d hoy. Com pre nde n las rea ccio nes del sup ervó
e1 d1a e
acti tud es o inte r-re acc ion es espec1'fºicas d e acti tude
~ ,
s
resp ecto de cier tos. estí mu l~s o pro ble ma s. Así, pue
s,
el sign ific ado es siem pre imp orta nte en e.11 context
o
de tod o el gru po en sus dife ren tes con figu rac ione
s,
lo mis mo que par a cad a par tici pan te ind ivid ual.

c) De par te del con duc tor

No es nec esa rio que el con duc tor sea per man ente
-
men te con scie nte de ello. Muy bie n pue de con
tod a
sen cill ez enc ont rar el ton o cor rec to par a sus inte
r-
ven cion es o inte rpre taci one s con tal de que sea rece
p-
tivo y se colo que en el niv el en que las cos as se
pre-
sen tan . Nos cen trar emo s aho ra en los asp ecto s sele
c-
tivo s de la inte rpre taci ón de par te del con duc
tor
com o for ma del ibe rad a de com uni cac ión ver bal .
He-
mo s dich o ya que la elec ción de lo que ha de ocu
par -
nos , cuá ndo y de qué man era , se fun da en la orie
n-
taci ón que el con duc tor hay a obt eni do de los
pro-
ces os ant es señ alad os. Mi opi nió n es que el mo do
en
que el con duc tor lleg a a sus inte rpr eta cio nes no
es
fun dam ent alm ent e dist into del de los otro s n1iembr
os
del gru po. Lo úni co que pod emo s dec ir es que el
es-
pec tro de su acti vid ad deb ería vol car se má s hac ia
los
niv eles inc ons cien tes y pre con scie nte s. En tan to
ex-
per to, el con duc tor está a car go del gru po y cum
ple
un pap el sign ific ativ ame nte dife ren te del de los
de-
más . En efec to, tien e mu cha s fun cio nes y mu
cha s
cos as que obs erv ar, que no nos inte res an aqu í aho
ra,
pue s sólo des eam os sum inis trar alg una s obs erv acio
nes
sob re su fun ció n com o inté rpre te. Se ve men os
com-
pro met ido y, en con sec uen cia, está en me jor pos ició
n
par a act uar com o inté rpre te, par a juz gar cuá les
son
los a~p ecto s más imp orta nte s, par a ten er en men
cue stio nes de opo rtun ida d, etc. te
El con duc tor deb iera esta r en con dic ion es de se-
234
guir las comu nicac iones de los pacientes. Todo com-
porta mien to se cons idera una comu nicac ión relevante
a la situació3:1 te:ap éutic a. Debiera pode r comp rend er
estas com~n1cac1ones, espec ialme nte las que se for-
mula n a nivel verb al, segú n difer entes claves como
significatívas, por así decirlo, en difer entes niveles al
mism o tiem po. Al elegi r el nivel de su prop ia comu-
nicación, el cond ucto r se deja guiar por el lenguaje
que el grup o prefi ere en cada momento. El signifi-
cado se comp rend e en térm inos del grup o como tota-
lidad , así como de cada uno de los individuos que
comp onen el grup o. En mi opinión, no se justi fica
una marc ada diferenciación entre las inter preta cione s
llam adas de grup o y las llamadas individuales.
Las inter preta cione s siempre son significativas para
el grup o como totalidad, es decir, para todo s los
miem bros reun idos en una sala de trata mien to. Pue-
den estar dirig idas a algún individuo en parti cular
o refer irse a configuraciones o relaciones dentr o del
grup o o entre el grup o y el conductor. Las inter pre-
taciones no se ocup an meramente de la sesión en cur-
so, sino que recogen toda la historia del grupo. Si
bien por lo general las interpretaciones son breves,
en lo que a mí respecta, se dan natur alme nte y en un
tono casi coloquial. Hay algunas excepciones, cuan do
se hace n necesarias exposic,iones prolongadas. He aquí
algun os ejem plos destacados.

a) exposiciones resunien relativas . a individuos;


b) lo que llamo incidentes fronterizos;
e) cuan do resulta i1nportante dar al. grupo una
· terpretación de su comportar nient o total,
in d ..
especialmente en mom entos e crisis.
preta -
. . las inter ,
tengan efecto mutativo
Para que
ciones deben basar se en 1a expfnen~1a que esta te-
niendo lugar en el rnomento Y o mas cercana P?si-
. emocional que parece ser más activo ·
ble a 1 n1ve1
235
. ámico se suele deber al carnbio de foco
El· efecto dtexto
in a otro, muy d'f
1 erente , d e moco
l tal
de un con . 'f . d
que emerge un nuevo s1gn1 ica o.

Situación «T» y principales dreas


de interpretación
Toda situación psicot erapéu tica o de enseñanza,
debe ser claram ente defini da con firmes demar cacio-
nes de sus limita ciones y sus fronte ras. Una vez así
definida, cabe denom inárse la como situac ión «T » (en
donde T simboliza tratam iento, enseña nza, formación
y transferencia).* La situac ión grupo analít ica ha sido
definida de esta maner a. Supon iendo conoc idas y ob-
servadas sus caract erístic as, es aprop iado mencionar
las áreas más destac adas a las que común mente se
refieren las interp retacio nes.

1)Los procesos grupales intera ctivos en curso;


2) El conflicto que el individuo repite en la si tua-
ción grupal. Ésta, que es una expres ión de compul-
sión de repetición, es el modo más destac able como
la neurosis individual se hace reconocible en el grupo;
3) En conexión con esto, la experi encia pasada ,
en partic ular la experiencia infantil, que se nos n1ani-
fiesta por sí misma , más que como result ado de
nuestr a búsqu eda;
4) La experiencia corrie nte en la vida fuera de la
situación inmed iata de trata1niento «dentr o del plc-
xus», y en conexión con esto;
5) El área partic ularm ente impor tante de los in-
cidentes fronterizos entre el grupo en curso (1) y la
vida cotidiana (4).

* Nótese qu~ en inglés, todos los tt!rminos comienz an con t:


trea.tment, teachin¡, trainin¡, transference. (N. del T.)

236
Todas estas áreas se enfocan a la luz de la situa-
ción dinámica en el grupo. La situación de la rea-
lidad en que pacientes y terapeuta se encuentran debe
ser respetada siempre y ha de tenérsela en cuenta a
la hora del análisis y la interpretación.
La interpretación es sólo una de las funciones del
analista. Se trata de un proceso lento en continuo
fluir y que culmina de vez en cuando en el hecho
real de hacer una interpretación en el sentido usual
del término. Parece importante no agregar nuevos
elementos sin suficiente prueba, sino desarrollar len-
tamente, a partir de las propias comunicaciones del
paciente, una nueva interpretación de lo que el pa-
ciente es, hace o dice. Estas comunicaciones están
originariamente desconectadas entre sí, pues, por así
decirlo, se las expresa en diferentes niveles de lengua-
je, en diferentes «claves» según la acepción musical
de la palabra. También están temporalmente separa-
das porque se hallan dispersas en diferentes sesio-
nes. Para utilizar plenamente nuestra experiencia psi-
coanalítica, debemos dejarnos guiar continuamente por
los propios indicios del paciente y evitar in1ponerle
nuestros esquemas. Las interpretnciones se ponen de
manifiesto a la luz de la experiencia activada y al
calor de la emoción en presencia . En mi práctica per-
sonal, el «aquí y ahora» se entiende en términos de
]a situación total, y no n1eramente como relación
paciente-terapeuta. Incluye la renlidad cotidiana, la
experiencia cotidiana y la red cotidiana. No hay bús-
queda activa del pasado, sino que éste viene natural
v dinámicamente a la presente situación y entonces
~e lo considera como algo importante y plenan1ente
aceptado en tanto parte del análisis en curso.
No atraigo la transferencia sobre n1i pers~na más
de lo necesario sino que refiero estas reacciones al
grupo como to~alidad. Aunque n1entaln1ente cs~é in-
terpretando sin cesar, soy parco en el uso ~le. inter-
pretaciones verbales. No quiero ex:1ltar nu tmpor-
237
tancia en el grupo, ni cultiva r y alimen tar el anhelo
de depend encia. Tal vez mi trabajo interno me se-
ñala la índole y la oportun idad de mis interpre ta-
ciones y de otras interve nciones en el manejo total
del grupo.
Las líneas directri ces de interpr etación de parte
del terapeu ta pueden enuncia rse así: se requier e in-
terpreta ción cuando la comuni cación está bloquea da.
Debe referirs e particu larmen te a las resisten cias, in-
cluyend o la transfer encia. Su forma y conteni do han
de estar determ inados por la interac ción y la comu-
nicació n en curso, tal como el grupo la vive. En
cuanto a ubicaci ón y oportun idad (timing ), es menes-
ter adaptar se a la situació n emotiv a del pacient e.

INTER PRETA CIONE S A EVITA R

1. Daré ahora algunos breves ejemplo s de las in-


terpreta ciones que general mente eyito.
A) Interpr etacion es «precip itadas en profund idad»
-plung ing interpr etation s-. Genera lmente se combi-
nan con las que me parecen pren1at uras e innecesa-
rias incursio nes en reaccio nes transfer enciale s. Ilus-
traré con algunos ejemplo s ton1ados de comunicacio-
nes psicoan alíticas de hace ya muchos años. Utilizo
estos ejemplo s porque tienen la ventaja de ofrecer a
menudo detalles literale s de las interpre tacione s rea-
les. Por supuest o, sólo puedo citar version es conden-
sadas.

a) El tema de la mastur bación era el tópico.


La pacient e había ·a dmitido con mucha vergiien-
za que se masturb aba. Un día apareci ó con las
uñas barniza das de color escarla ta y se pasó la
primera parte de la sesión rompie ndo un trozo
de papel en fragme ntos cada vez más pequeños.
Esto iba acompa ñado de asociaciones relativas
a su repugna ncia por haber sido amama ntada
238
(es de sup .onedr dque esta asoc1·ac1·o'n es 1n . d 'da
uc1
1
p~r a :ct_1tu e 1 analist_a). «Int erpr eté que el
pecl~o ,le 1 esu1 taba repu lsiv o porq ue sent ía que
Jo -·hab1
·d
ad desp edaz ado con sus uña s , que est , ab an
ten1 as e sang re. Me pidi ó que no dije ra cosas
co1no e~as, que 1~ ater rori zaba n, e inte rpre té que
se sen ha at,e rron zad a por el pech o dest roza do,
al que sen ha con10 un pers egui dor inte rno del
que yo era repr esen tant e cuan do le hací a esas
inte rpre taci one s.»
b) El paci ente inforn1a que cuan do tení a
diec iséis año s, su casa pate rna hab ía sido asal-
tada . l?.l hab ía intu ido que algo por el estilo
pod ía esta r ocu rrie ndo y habí a llam ado por telé-
f o no a su casa . Al regr esar enco ntró que, en
efec to, su casa hab ía sido asal tada . Pensó que
con su lJam ada hab ía asus tado a los asal tant es
pue sto que ya hab ían term inad o con su habi ta-
ción y la de su herm ana, mie ntra s que es~aba
a med io trab ajo en la de s~s padr es cuai:do int~-
rrum pier on la tare a. La idea d~ que ~l hab ia
!e
inte rrum pido a los asal tant es hizo sent irse om-
nipo tent e. Des pués de esto hizo que sus pad r:s
pus iera n reja s en toda s las ventanas, y ten~~
tant o mie do que dura nte dos sem a?as durm10
1 dorm.enitor io pate rno. Inte rpre te: «El asal-
en e uste d sent ía que debía ahu yen tar
tantel a qlu1 dre que entr aba por la fuerza para
es e ma pa d t d ·
. s sexuales con su ma re, us e sin-
tene r re1acio ned , Y 1O mat aría a usted ' por ha-
'l en na
.,
tio que e v 5t d O de man era omn ipot ente y a
b~rl os _mole a habi tació n. Más ta~~e durm ió
d1stanc1a ell: su1 t en la habi taci on de sus
uste d, efec tiva n en e~se de que no tend rían re-
pad res para ase{ ur¡ ,1nali sta añade: «El hecho
laci ón sexuah~. e ec hub iera cont ado que des-
de que el paci ente mdunnió en el dorm itori o de
pué s de este suc_eso ntir que el asal tant e repre-
sus pad res me hizo dee a quien quer ía él alej ar
sent aba un mal pa ~;ns o que el asal tant e tan1-
de su mad re. Pero pi part e 1nala de sí mism o
bién repr esen taba 1ud~ rmit orio de sus padres».
irru mpi end o en e
239
E ntonce s el pacien te di ce que la intc rpr c trir·i(,n
dl' I analist a pene tra en él como . u n rayo <le lu7.,
pero una vez dentro se vue lve d1fu ~a., se qui ch r <l
y se convie rte en heces. Luego rec tt f Jea: (< No, ~e
convie rte en semen y lo conser vo den tro de mí ,..
El analis ta infor n1a: «I-le dich o que la jn tcr-
prctac ión que yo puse d entro d e usted, us ted la
ataca la convie rte en heces y luego en se m en .
I

Pero pienso que usted no _1;1tiliz_a la inte rpreta-


ción para hacer un buen h110, sino que la roba
y la conser va para sí mismo como semen ». No
es sorpre ndente que el inform e contin úe en es to~
términ os: «hubo luego un períod o durant e el
cual cierto materi al se presen ta muy disocia do,
y el propio pacien te comen tó este h echo» .
Entonc es el pacien te recuer da que le disgus tó
la idea de que su madre viniera a Ing la terra.
Interp reto: « Usted no sentía ver güe nza a n te ellos
despué s de aquel suceso porqu e la parte d e u s ted
mismo que sentía con10 loca y unida a las hc.:ccs
estaba separa da. Cua ndo s u madre , a qui en s ien-
te u sted como s i tuvier a d entro de sí la locura ,
su giere una repe ntina visita a Inglat err a, y ano-
che cuand o e l ga to saltó sobre us te d, sintió como
si otra vez la pa rte an a l mala de sí m ismo se
apode rara de u s ted y g ritó» .

Coloca ría estas interp retacio nes entre las (<prectpt-


tadas y profun das», aun cuand o sean correc tas. En el
contex to citado , pondr ía en duda su validez y senti-
ría que contie nen al n1cnos tanto de la fa nt asía Jd
analis ta coino del pacien te.
Otro ejemp lo:

e) La Sra . S . cuent a q ue se sient e:- 1uu~' IH)


1nej or, en gen er a l. Recue rda que t'~~\ 11 n H1 ,u 1.\
ha te::nido un 1n ales tar de cs tó n1agn qui..' k hi10
<lu<lnr de poder ve llir u la scs i0 n . Aún pc ns~u1 dn
o ntrú pre pan'u1dosr pnra el vi n.k - f·:l
es to, s_c c rH..:_
autobu s .s alt ú tanh· " u u1-.n d ~ qul' (·1 co ndw.:to r
Y el n ·v1sur es u,han c un ve r sa ndu , y pe nsó qu e
240
no podría evitar llegar tarde. e Entonce s de re-
pente cruzó por su cabeza la idea de que '" º
sabía que los hombre s pod.ían ejercer sobre mí
atracció n o rechazo físicos, y que yo sabía que
echaba a faltar un aspecto sexual en mi ,·ida. -.
El ana~ista in~erpr eta que la Sra . S. sintió que
se hab1a comido el pene, que éste la atacaría
en su interior , o que habiend o experim entado
sentimi entos amoros os respecto del analista corno
padre, se sentiría rechaza da como si el anansta
hubiera resultad o mutilad o en la relación. En-
tonces el autobús llegaría tarde y ella también.
En otras palabra s, el autobús fracasa ría en su
intento, y, por identifi cación, ella también .

He utilizad o delibera dament e ejemplo s al azar para


mostrar que no se trata de peculia ridades indh·idua-
les, aunque en esta forma tal vez sean típicos de una
cierta minoría de psicoan alistas ingleses. A menudo
es dable ver con toda claridad la nota agresiva en el
analista, o su constitu ción paranoi de o narcisis ta, su
depresión, etc.
Otros tipos de interpre tación que han de evitarse:
B) No es raro encontr ar, sobre todo en princi-
piantes, una tendenc ia a pillar en falta al paciente po-
niéndolo frente a contrad icciones tales como «y sin
embarg o dijo usted que su padre era esto y aque-
llo ...» o bien « ... pero la última vez nos contó usted
lo contrari o, que su madre era muy buena con
usted ... ».
C) Interpretaciones encadenantes, es decir, aque-
llas en que el analista realiza asociaciones por el pa-
ciente, sustituy endo el pensam iento de éste. Este tipo
de interpre tacione s es especialmente común entre psi-
coanalistas algo inseguros, que sienten la necesidad
de justifica r su existencia, y se complacen en mostrar
su capacidad de análisis. En general estas interpre ta-
ciones son inocuas, ni útiles ni inútiles, sobre todo
cuando no toman la forma de interpretaciones trans-
241
ferenciales. Su consecuenci a es ale~arse el aquí y el
ahora inmediatos de la transferenci ~.
D) En esta lista de interpre_tac1ones_ que han de
evitarse incluiré en último término las interpretacio-
nes que tienden a ser clasificado~as .º categorizado-
ras, en lugar de atenerse a la exper1:nc1~ ,concreta real
tal como se manifiesta en la contr1buc1on de los pa-
cientes. Se trata de una consideraci ón importante,
aunque aquí sólo pueda apuntar qué significa. Por
ejemplo, un paciente cuyo síntoma fundamenta l era
la impotencia, habló de su miedo a hacer el ridículo
en el grupo, de cómo se podía sentir pequeño, de
que en realidad se sentía pequeño y no podría crecer;
después de pensar un rato, agregó: «no quiero crecer».
Otro caso: un hombre cuya empresa acababa de fun-
dirse con otra, describió su enorme interés en que
se le diera un lugar de preferencia entre los socios, etc.
Se reavivaba su profunda convicción de que se descu-
briría que él carecía de auténticos derechos a ocu-
par una posición tan buena.
En ambos casos, un ca-conducto r trajo a colación
la idea de «castración» . No cabe duda de que era co-
rrecto, pero inoportuno y completame nte ineficaz,
puesto que el miedo real a la castración se había ex-
presado con mucha mayor vivacidad -ernociona l y
experiencia lmente- en lo que el paciente realmente
decía. Ha de recordarse aquí que la comunicaci ón
manifiesta contiene en ella no sólo la experiencia pri-
mitiva, sino a menudo también el significado especiu
fico, particularm ente importante, en que la angustia
tiene lugar.
2. Interpretaciones transf erenciales. A menudo los
pacientes presentan primero su comportan1 iento t.rans-
f er~ncial en relación con el terapeuta o con los otros
pac1e~tes. A ellos les resulta especialmen te instructivo
experimenta r en primer lugar su significado inmedia-
to. en el g~upc~ y en la vida cotidiana, y luego descu-
brir por s1 mismos los vínculos tan importan tes con
242
..
parental o con sus relacio ncs .f am1hares
e1 pasado. • • dº
Mi exper1enc1a me 1n 1ca que frecuenteme t .1 1 ' ·
· · t d I · · n e e fe aro
reconoc1m1en o e a s1gn1ficación de la T
· ó · · 1 . rans deren-
cía h1st rica, sigue a cambio antes que
· d · ·d ✓ P rece er10
A veces 1os 1n 1v1 uos. también transfi'eren
, e1aramen te·
al grupo corno totalidad. En mi opinión , e s t o, como
todo lo dem ás, d ebe verse en distintos niveles. En un
nivel muy profundo, arcaico, como ya he dicho, el
grupo representa a la madre. En otros niveles repre-
senta t?da clase de. cosas, en diferentes momentos, y
para d~ferentes pa~1entes,, ~uy a menudo un tipo de
superyo, una autoridad critica y temida. Especialmente
en los últimos años se me ha hecho patente con toda
claridad de que esta repetición es la manera en que
la neurosis de Transferencia individual queda esta-
blecida en la situación grupal. Es algo que ocurre
con regularidad y siempre contiene la clave del as-
pecto profundamente básico e individual de la neu-
rosis del paciente, en un paralelo exacto con la neu-
rosis de Transferencia en la situación bipersonal del
psicoanálisis. De acuerdo con Freud, me inclinaría a
describir este fenómeno, más adecuadamente, como
compulsión de repetición.
En cuanto a las interpretaciones transferenciales
(con t minúscula) en sentido amplio, son por. cierto
muchísimas y nos ocupan permanente?1ente . .S~n e~-
bargo, según mi enfoque, no mo~opohzan m1 1nteres
principal ni el del grupo. Las ubicamos en el marco
de referencia más amplio de la situación de trata-
miento (T), que, como he dicho más _arriba, c~I;1pren-
de no sólo la sesión inmediata, sino ta1:1bi~n los
'd ¿· ·a y los 1nc1dentes
acontecimientos de 1a v1 a ian
fronte rizos. ., f · I
. 1 ·guiente la reacc1on trans erenc1a '
E n e1 eJemp o s1 . 1
' 1 n i O como
en este sen tido a1npho, recae sobre e g p
totalidad.

243
Hubo una sesión en particular en que el grupo
prescindió por completo de mí. Pienso ~uc <le
no haber dicho yo nada en toda la sesión, el
grupo no habría advertido mi presencia. _Así
las cosas, tras más o menos una hora de sesión ,
señalé el comportamiento del grupo, y cómo
ello me afectaba. Varias comunicaciones confir-
maron mi interpretación, especialmente en lo
relativo a por qué nadie había mirado hacia mí
o por qué al comienzo no advirtieron que yo
entraba en la habitación. En la sesión siguiente,
el grupo pasó largo rato hablando de la muerte
y en particular de la muerte de los padres, de su
horror de la muerte, de los cadáveres, de los
agonizantes, etc. Entonces fue claro que la últi-
ma vez me habían «silenciado», que, en cierto
sentido, me habían matado. No se trataba sólo
de una expresión de agresión contra mi , sino
también del miedo fóbico del grupo hacia mí,
y habían sufrido un gran golpe al no haberme
yo mezclado entre ellos, al no haber dado señales
de vida. Esta vez no me marginaron ni mataron,
pero sus comunicaciones eran de tal rapidez e
intensidad que me obligaron a estar muy activo
para hacerme escuchar cuando quería hacer una
contribución en el momento · deseado. Luego me
escucharon con respeto. (Volveremos sobre este
tema cuando analicemos interpretaciones dadas
al grupo como totalidad, interpretaciones de gru-
po total.)

Interpretaciones, especialniente interpretaciones


« transf erenciales» como defensa

_Puede considerarse aquí cierto tipo de in terpre-


t~c~ón encadenante desde el punto de vista del sig-
n1f1cado contratransferencial inconsc iente, que aparta
del aquí y el ahora.

244
Una vez, la Srta. P. A., una chica esqui zoidc ,
estab a n1uy Rreo cupad a. porqu e no sabía qué
pasab a. por 1n1 cabez a n11en tras yo esper aba po-
der enfre ntarm e con una profu nda confu sión en
su ident idad, I?i co-co ndu~ tor interv ino y dijo:
«¿No es lo 1n1smo que siente s respe cto de tu
madr e?». Ento nces Je dio a la pacie nte una bue-
na coart ada para habla r acerc a de su madr e.
En otro ejen1 plo, la propi a co-co nduct ora era
foco de inten sos senti mien tos por parte de la
Sra. A. Ento nces le dijo a la pacie nte: «¿No es
lo mis1n o que hace su madr e?» o «¿Es por eso
tamb ién que a usted no le gusta ser tocad a por
su madr e?».

Análisis

Tuvim os que decir basta nte acerc a de la interp re-


tación . En conse cuenc ia, deseo enfat izar una vez más
que, en un senti do más preci so, la interp retac ión, por
impo rtant e que sea, sólo es una de las activ idade s
del grupo anali sta. Su activ idad total es el anális is.
Éste, a su vez, se pued e toma r en un senti do estric to
o en un senti do n1ás ampl io, en tanto corre spond e al
proce so total de estab lecin1 iento y mant enim iento de
la situa ción grupo analí tica y de tradu cción de sen-
tido de una form a meno s consc iente de comu nicac ión
a una form a verba l consc iente . Ya hemo s habla do
acerc a de estas activ idade s y las hen1o s ilustr ado con
ejemp los.
En este tipo de grupo terap éutic o, nuest ro objet ivo
últim o es el de desar rollo del indiv iduo. No se trata
de apun tar a la confo rmid ad o de sujet arnos a deter -
mina das regla s. Inclu so lo que es norm al es una cues-
tión de valor es que se pued e comp artir o no, y que,
en todo caso, no hay duda de que deber ía ser consi -
derad a crític amen te, aun cuan do fuera n valor es acep-
tados por el grupo en termi nos gener ales. Ya hemo s
245
habla do de )a natur a1 czn cread ora de 1a tarea ~el con-
ducto r. Es ifnpo rtan1c que el te ra peut a ª?m ita que
su influ encio , a pesa r de t()d as sus prcc a~c ionc~ para
n1inin1i1.ar la será, íncvit nb lcmc ntc, muy vi goro sa . Por
eso no tend ría que usarl a al azar (} incon sc iente ment e
sino de un modo con scien te a fin de a yuda r a los pa-
cient es a llega r a ser ]o que so n . Ta n to mt, s debe
acen tuars e la irnpo rtanc ia <le su mod est ia b ás ica,
cuan to que para el con duct or es muy gran de la ten-
ta ción de senti rse omn ipote nte. Esto , a su vez, ti ene
que ver con su integ ridad é tica. Esta sola razón , aun
cuan do no hubi era otras , basta ría para impe d ir que
el cond ucto r parti cipe del mism o mod o que los otros
1niem bros del grup o. Tien e que traer sus prop ios pro-
blen1 as abier tame nte toda vez que el proc eso de
comu nicac ión lo haga desea ble. Sin emba rgo, no ne-
cesit a intro duci r sus reacc iones perso nales cont ratra ns-
feren ciale s, a meno s que se vea envu elto en ell as el
grup o, y, por algun a razón , el cond ucto r no pueda
man ejad as sufic iente 1nen te por sí sólo. En algunas
situa cione s, exce pcion alme nte, la mejo r man era de en-
frent arse a estas reacc iones perso nales , inclu sive des-
·d e el punt o de vista del cond ucto r, es la discu sió n
abie rta con los miem bros del grup o.

Orientación

Tene mos algo más que decir acerc a de la orien ta-


ción del grup oana lista en este comp licad o procf so
del que debe n depe nder toda s sus inter venc iones . Y~
hemo s seña lado que se cons idera que los proct'sos
psico lógic os inter actu ante s tiene n luga r en una 11t <Ztri \
de grup o, mien tras que al mism o tic1npo nb ~11·d \t1 n
los difer entes indiv iduo s en difcrcnt~s n1odalidndc~ Y
cons telac iones espe cífic as. Exuc tu1ne nt c del n1isn 10
mod o en que la 1nente d el indiv iduo es un comp lejo
de proc esos inter actu antes (niat rix perso nal), los pro·

246
cesos se relaci onan mutua mente de muchí simas ma-
neras y en ~ª. varied a? de difere ntes niveles. El gru-
po grupo anaht ico ha sido llama do psicog rupo. Siem-
p~e tenem os que tratar con proces os psicol ógicos .
Mient ras que el condu ctor tiene que tomar en con-
sidera ción la totalid ad de estos proces os intera ctuan-
tes y expon erse ante ellos, los miem bros han de ocu-
parse sólo de lo que experi menta n, siente n y obser-
van person almen te, lo que desean expres ar a través
de la acción , o quiere n y finalm ente tratan de decir
en palab ras sin reserv a y/ o verbaliza r inclus ive sus
reserv as. El condu ctor, por el contra rio, tiene que
obser var lo que suced e en conju nto, incluy éndos e a
sí mism o, si bien sólo excep cional mente es menes ter
que comu nique sus experi encias person ales, sus expe-
rienci as privad as, por así decirlo , cuand o el interé s
del grupo lo requie re. · Mient ras que los miemb ros
utiliza n al grupo en su propio interé s, el condu ctor
es el único que pone el interé s del grupo por encim a
de todo. De esta maner a, la funció n del condu ctor es
corr1p lemen taria de la de los otros miemb ros. Todos
los aconte cimie ntos, todos los fenóm enos observ ables
se tratan como comun icacio nes cuyo signifi cado se
hace compr ensibl e y compa rtible.
Hay una varied ad de config uracio nes según qué
se expre sa, por quién y a quién se dirige . Por ejem-
plo, un miem bro puede habla r a otro u otros. Algun os
de ellos puede n dirigir se a uno solo, o a un cierto
núme ro de miem bros del grupo , y cualqu iera de estas
cosas puede estar dirigi da al condu ctor en partic ular.
En verda d, el grupo entero puede dirigir se a él. El
condu ctor, por su parte, utiliza las mis~a s varied a-
des de comun icació n. Todo esto es el pr1n1er plano,
la figura de un proce so que en su totalid a~ compr en-
de al grupo entero , y en cuya base se define el sen-
tido, la interp retaci ón cobra vida. ~s de espera r _que
se comp renda la refere ncia que aqu1 se hace a la ~dea
de la insepa rabilid ad de figura y fondo que sostie ne
247
la Gest alt, así como tamb ién el hech o de que pode-
mos reve rtir los térm inos , de tal man era que lo que
era fond o se vuelva figur a o prim er· plan o y lo que era
figur a retro ceda al fond o. A mi ju~~io, ?º sólo se
trata aquí de una man era de perce pc1o n sino que co-
rresp onde al deve nir psico diná mico rea~. de las situa-
ciones grup ales. Creo que Wol fgan g Koh ler ha pro-
pues to punt os de vista simi lares .

Localización

La prim era tarea del cond ucto r no es sólo perc ibir


el signi ficad o, sino tamb ién situa rlo en el conj unto
diná mico apro piad o. A este proc eso le he llam ado
localización. Este proc eso de loca lizac ión se pued e
com pren der mejo r sobr e la base de la teorí a de la
Gestalt en el senti do que acab amo s de indic ar. La
local izaci ón pres upon e que el cond ucto r es cons cien te
de la conf igura ción perti nent e de los fenó men os obse r-
vable s. Con ello pued e adiv inar la clave en que el
grup o habl a en ese mom ento . Sólo pued e espe rar ser
relat ivam ente bien con1 pren dido si a su vez utiliz a
esa mism a clave para habl ar al grup o. Para decir lo
de una man era senc illa, el buen cond ucto r, el buen
terap euta , habl a al grup o en el leng uaje en que a él
le llega n las cosa s del grup o, en el leng uaje corri ente
entre los miem bros del grup o.
Las inter preta cion es difer ente s, no son cont radic -
toria s, sino que corr espo nden a pers pect ivas parti -
cular es, a la man era de obje tos de los que se toma n
fotog rafía s desd e difer ente s ángu los. Esta localiza-
ción adqu iere espe cial impo rtanc ia cuan do se refie-
re a una pertu rbac ión en la com unic ació n, a resis-
tenci as o a defe nsas que impi den un flujo libre de
com unic acion es o su rece pció n, y,· en cons ecue ncia,
la posi bilid ad de com parti rlas. Tene mos que acep-
tar que el leng uaje de estas inter accio nes no se li-
248
mita a p<Jl<Jhn1,1s, 11ln() que BC extiende a jnflexi1m..e8
de la vr,'l., mane ra.o de hablar, de mirar, de expre,ar-
11c, J;CHton, ac<.J r,n cn r, rsi He tien en en c:u:e nta J.ag HmJ-
tac j(JnCn, acciút1CH CHbfJ7.ada.8, rcacclrJne~ em oci<1nales
de tod,, tip(J (P.irnpatía, condena o desprecio, atrac-
c;í/,n o diHguRt.o, am()r, odi<J rJ indjfcrencia).
E RtOH ni vclcR pri marir;s corresponden a la matrix
originada, que 11c b aAa en pr(Jpfr::.d.adc·; bío]ógjca<J de
1aH cRpec;cH, pero también en valores y reacciones
de nrmc imp]antaci<,n cultura], que se han desarro-
llado y se han transrrlitido, especialmente en la fa-
milia nuclear, en ]a red social, en la clase, etc., que
el plexus íntimo en que actualmente se rnueve la per-
~ona ha mantcnjdo o ha modificado.
Tod0 es to vuelve ahora a ser temporaríamente re-
colocado en )a situaci6n (,(T:;, por Ja red grupal que,
aunque artificja]mcnte creada y extraña, es potencial-
rncnte muy íntima, más íntima. que cualquier otro
tipo de grupo tcrap6utico. E s ta matriz dinámica es
de hech0 el tcatru de operaciones del cambio en
marcha.

Resonancia

Todos Jos participantes hablan y comprenden este


Jcnguajc, jntcrpretan correcta o incorrectamente su
s ignjfica<lo, cada uno de acuerdo con su «resonancia »
parUcuJar, que corres ponde a su propia psicopatolo-
gfa o a s u reacción especial a ]a persona o la infe-
rencia implícita en cada momento. E sta transacción
c<Jmunicadonal es in s tintiva y es tá regresivamente
<1ctivada a partjr de diferentes nive.les libidinales y
agres ivos a la vez, que movilizan las fa ses de dcsarro-
110 prjmHivas del yo y el s uperyó, así como de ]a'-;
correspon<l icn tes <lcfcn~as y furmacionc s rcac t i vas . La
tran td.ercncia y la cumpul s i6n de repe tic ión e ntran l~n
t:stc proce ~,o primario, es te mundo aparcnll.:n1c nt c ps i-
249
cótico de ex pe ri en ci a
y ex ~ re si ón y re vi ve
ri en ci a pr im or di al e n la exp~-
in fa n ti l en el co n te x
tu ac ió n te ra pé ut ic a (T to d e la si-
E l co nd uc to r de be) co en cu rs o .
.
n o ce r es te le ng ua Je . H ab rá
de ap re nd er lo a p ar ti
r d e su p ro p ia ex pe ri
la de los o tr o s y de be en ci a y de
co n ti n u ar u ti li zá n d o la
pr oc es o de ap re nd iz , en u n
aj e si n fi n. E n es to
ad el an ta do co n re sp m ar ch ar ía
ec to a su s p ac ie n te
«voz del símbolo», co s, o ir ía la
m o la h a ll am ad o re
M . Grotjah.n.* Luego ci en te m en te
h a d e es p er ar p ac ie n
ellos co m pr en da n, ta l te m en te qu e
vez ay u d an co n pr ud
y allí, pe ro es pe ci al m en ci a. aq u í
en te at en to a lo s o b st
en el ca m in o b lo q u ác u lo s qu e
ea n la p ro p ia co m p
gr up o. re n si ó n del
D eb ie ra co m p ro b ar
si em p re si es te b lo
es tá en sí m is m o, si q u eo no
el o b st ác u lo n o lo
h as ta si n o es él su in cl uy e, y
ca us a. E l co n d u ct o r
si em pr e di sp ue st o a d eb e es ta r
su p o n er q u e el g ru p
co n ta rl e m ás qu e lo q o tr at a d e
u e él en ti en de , o al go
algo nu ev o. di fe re nt e,
P ar a u n a co m p re n si ó
n m ás p re ci sa d e lo s
to s a q u e aq u í n o s h co nc ep -
em o s re fe ri d o , d eb o
vez al le ct or a u n a ex re m it ir o tr a
po si ci ón te ó ri ca , p er o
h a di ch o b as ta rí a p ar lo q u e se
a d ar al m en o s u n a
de l m ar co d e re fe re id ea ac er ca
nc ia en el q u e o p er
c? nd uc !o r. U n a vez co a el gr up o-
m p re n d id o es to , p o d
ci ar m as en de ta ll e al em
gu na s d e su s o p er ac io o s ap re -
n es .

La actitud analítica

D es pu és d e h ab la r d
e la ac ti tu d an al ít ic a
du ct or , tr at ar á, m u y
b re v em en te , d e re su m de l con-
to s pr in ci pa le s q u e se ir lo s pu n-
d es p re n d en d e el la :

* s,M l9
Bo ok ar?1
tin. Gro t· hn T
Ja • he Vo ic e of th
e Sy m bo l, Lo s A ng
el es , M ar a
250
1) El c~~d uc~or recib e todo tipo de comu nicac io-
nes, _no es 1recti vo, _c1arifica, interp reta, utiliz a pre-
domi nante ment e medi os verba les orien tados event ual-
ment e al insight-.
2) La rel~c ión que los miem bros del grupo esta-
blece n entre s1 y con el cond uctor const ituye el objet o
de comu nicac ión y de análi sis.
3) No es mani pulad or en la relaci ón, en la me-
dida en que entie nde su posic ión como figur a trans-
feren cial. Trata las relac iones interp erson ales con el
espír itu de una situa ción transf erenc ia!, aun cuand o
los aspec tos de la Trans feren cia en sentid o estric to
no sean signif icativ os.
Esta actitu d analí tica es lo que habil ita al condu c-
tor grupo analí tico para trata r corre ctame nte las reac-
cione s trans feren ciale s y todo otro suces o que tenga
lugar con el mism o espír itu. Prefi ero no llama r trans-
feren cia a todas estas reacc iones , pero en caso de ha-
cerlo , al meno s escri bir el térmi no con «t» (minú scula )
para difer encia rlo de la Trans feren cia en el sentid o
más corre cto, y que escrib iremo s con T mayú scula .
Esta actitu d analí tica prom ueve una crecie nte com-
prens ión y, en corre spond encia , tolera y por sí mis-
ma estim ula el desar rollo más libre del indiv iduo.

PARTE III

OBSE RVA CION ES Y MÁX IMAS

En conju nto, el mejo r modo de defin ir la ver~a -


dera contr ibuci ón del terap euta es obser var la dife-
renci a entre el grupo aband onad o a sí mism o Y ese
mism o grupo cuand o inclu ye al terap euta.
251
Daremos un os cu an tos eje mp los
pa ra ilu str ar la
acción del co nd uc tor en div ers as
sit ua cio ne s gr upa-
les. Es pe ro qu e es tos eje mp los po
ng an de ma nif ies to
gr an pa rte de lo qu e hernos ex pu
est o teó ric am en te, e
incluso qu e ilu mi ne n cie rto s asp
ec tos de la conduc-
ción qu e no sie mp re po de mo s pr
es en tar de un a ma-
ne ra sis tem áti ca . El ma ter ial escog
ido ca rga el acento
en un a va rie da d de sit ua cio ne s qu
e pu ed en tam bién
se rv ir co mo ilu str ac ión de mu ch
os de los mecanis-
mo s es tud iad os .

Incidentes fronterizos

En la sección qu e he mo s dedicad
o a las int erp re-
tac ion es rea liz ad as po r el gr up o
en un nivel incons-
ciente, he mo s da do ya un eje mp lo
de inc ide nte fron-
ter izo -e l ca so de un pa cie nte cu
ya cit a co n el den-
tis ta se pr ol on gó - y de có mo el
ten er en cu en ta y
an ali za r ese inc ide nte llevó dir ec tam
en te a un a de las
an gu sti as ne ur óti ca s pr of un da s má
s im po rta nte s.
He aq uí alg un as ob ser va cio ne s de
sti na da s a acla-
ra r qu é es lo qu e se en tie nd e po
r fro nte ras de la
sit ua ció n ter ap éu tic a. A mi cri ter
io, la sit ua ció n T
co mp ren de un espacio psicológico
pr ec isa me nte de-
finido, qu e no se lim ita a la sa la
de se sió n y mu ch o
me no s aú n a la rel ac ión de l pa cie
nte y el ter ap eu ta
en pa rti cu lar en la ses ión ter ap éu
tic a de gr up o. Todo
lo qu e ca e ba jo nu es tro co no cim
ien to co rre sp on de
a la sit ua ció n ter ap éu tic a, ya se
a qu e el aconteci-
mi en to ten ga lug ar de ntr o de la
sa la de co ns ult a, ya
se a fu era de ella. Se gú n mi ex pe
rie nc ia, tod os esos
ac on tec im ien to so n de un a gr an
im po rta nc ia y no
los veo -c om o a veces se los ha
de fin id o- con10 si
co rre sp on die ran a un a po lar ida d
adentro-afuera. Pa ra
mí, es tán ad en tro . Si n em ba rg o,
a me nu do el gr up o
los po ne ap art e y co ntr ap on e ac on
tec im ien tos «inter-
nos» y ac on tec im ien tos «externo
s». Así oc ur rió po r
252
ejemplo, cuando algunos miembros del grupo dijeron
que fuera del grupo, en la vida, estaban mucho mejor
y que las dificultades estaban aquí, dentro de la se~
s~ón ~e gru~º·. Con todo, en toda situación terapéu-
tica bien def1n1da, el terapeuta tiene claro hasta dón-
de extiende, por su parte, las fronteras de la situación
T, hasta dónde puede llegar en su contacto con el
paciente. Aunque esto no se defina en términos teó-
ricos al grupo, el grupo de pacientes sabe y descubre
por tanteos dónde están dichas fronteras. Al acuerdo
sobre este punto se llega por la experiencia y el com-
portamiento.
Una vez de acuerdo sobre este punto, y con un
pleno conocimiento del grupo acerca de dónde están
los límites, pasaré a referirme a los acontecimientos
que tienen lugar precisamente en estas fronteras.
Irrumpen desde afuera del área definida de espacio
- psicológico y se meten en ella. En honor a la simpli-
cidad, por el momento consideraremos los límites de
la situación de tratamiento como si fueran los mis-
mos que los de un marco terapéutico convencional,
en particular un marco analítico. Tanto por mi ejem-
plo anterior como por el que daré a continuación, es
verdad que la violación de los límites psicológicos se
expresa mediante una violación del límite de la situa-
ción terapéutica concreta: faltar a una sesión.

La señorita L. A. faltó a una sesión y dejó un


mensaje con tal fin. Cuando en la sesión siguien-
te apareció en el grupo, comenzó contando la
historia de por qué había faltado a la sesión an-
terior. Lo que había pasado era esto: padecía de
una hernia de disco, que últimamente la atacaba
a menudo cuando se inclinaba de una cierta
manera. Su primera llan1ada telefónica se debió
a que quería venir al grupo _Y supuso que yo
conocería a alguien, que pudiese enderezar su
espalda a tiemp~ !?ara asistir ,ª la sesión . del lu-
nes, pues su medico no pod1a verla antes del
253
11 ,~, r h:s . Pnsi hlc111cnll.' 110 podr ín Vl'tli r con la. cs-
p n td u e u t n les {·o I H I k io 11 ( •s . St">1o de s p t 1<r..., d e h ;d w 1·
fn,l·nsndt) e n s,1 Íllll.' IIIO de t·11 c o1111 ·; 11 ·11H · <> de
Ikgu r n nlÍ ~, t ruvlSs de cs l.c 1lH'Jl ."i; 1,i_c, . V()lv,i< ·, a
11~,nu\r pnrn nvis ur qu t: no pod ría a:~1s l ,r. l•uc: a
su n,écticl) h~,hitn~d , q ue le ende rezo b.1 1:s p;.dd a
n)n quin > pra:x is. De tal rno<lo la pac icnlc 1ne
c.k·cíu qn c su lesió n de co lurn na vert ebra l era
nsun to de nu cs·t ra tera pia, y que e ll a deseaba
que f 11cra yo qu.i e11 le ende reza ra la _espal da, o
q uc f ucra el a ge n I e de su cn?e rcza m1c nto. Ella
dcn1ostró enoj o por su dole ncia ; ¿po r qué debí a
pasa rle esto y tene r adcn 1í,s que ir a l grup o? La
paci ente dice sien1pre: «es algo terri ble tene r
que veni r aquí ». Para ella era una sit uac ión sc-
111eja11te a aque lla de su infa ncia cuan do sus
padr es la deja ron en un hosp ital en un país
extr anje ro y se sinti ó aban dona da. Lueg o sacó a
luz otra cosa . Algú n tie1npo atrá s habí a atac ado
n1uy dura men te a la Sra. M. C. co1no mad re.
Aho ra decí a: «No es just o para la Sra. M. C. Ella
no es mi mad re». En real idad , tres sesio nes ante s
habí a dich o a la Sra. M. C.: «Sé lo que quie re,
pero no quie ro dárs elo» . llas ta ese mom ento la
part icip ació n de L. A. habí a sido mín ima y en la
sesió n prev ia a ésta no habí a dich o una sola pa-
labr a. Aho ra part icip aba muc ho más , no sólo
más a men udo, sino tam bién más eloc uent eme n-
te, muc ho más en rela ción con lo que suce día
en el mom ento . Has ta cuan do se retra e y se
apar ta, no lo hace del mís1 no 1nod o que ante s.
El post erio r anál isis mos tró lo sigu iente : no
podí a man ifes tar sent inlie ntos inte nsos a la gen-
te con la que no tení a un vínc ulo emo cion al,
com o era el caso , por ejem plo, de su fami lia o
su amig o. Esta ba clar o, pues , que tení a mied o a
la aper tura emo cion al en la tran sfer enci a. En su
caso es verd ad que en cier to sent ido la gen te de 1
~rup o, al repr esen tar figu ras inte rnas , in1ágene s
1nte1"nas, se vinc ulab a a ella n1ás íntim ame nte
que sus fami liare s reale s. Un tiem po desp ués de
esto , la paci ente com unic ó un com plet o cam bio
254
era mad re . E ra 1a
·¿ ver dadpod ía hab lar
en . su rela ción con su
a su
prim era vez e? su v1 a que
mad re y sen tla que su 1?1-adre hab ía cam biad o
muc ho_ resp ecto de ella y le hab laba de un inod o
muy dife ren te del de ante s.

Est e ejem plo ilus tra bien el sign ific ado pro fun do
r
que tien en esto s inci den tes fron teri zos . Es men este
a-
esta r mu y aler tas a esta imp orta nte zon a de trat
mie nto, just ame nte en las fron tera s entr e lo que los
y
pac ient es con side ran que pert ene ce al trat ami ento
lo que con side ran que no pert ene ce. Nos dan esca sas
indi cac ione s, a vec es pue de ser que algu ien lleg ue
tard e en circ uns tanc ias espe cial es y lueg o cue nte que
ha pas ado tal o cua l cosa . Por sup ues to, hay razo nes
n
muy esp ecia les par a que cier tos pac ient es exp rese
su con flic to prin cipa l, de esta man era mar gina l más
que otra s. Tam bién hay -a mi jui cio - razo nes es•
pec iale s y muy cara cter ístic as par a que la Srta . L. A.
tuvi era que con ver tir su con flic to en este caso en
una form a orgá nica , pero ent rar en este tem a nos
llev aría lejo s de nue stro s actu ales pn;>pósitos.
La exte nsió n de la situ ació n T que aqu í indi ca-
mos , incl uye el fenó men o con ocid o en psic oan ális is
com o acti ng out, per o es más amp lio que éste .

Inte rac cion es a trav és de la fron tera

He llarn .ado la aten ción sob re la in1p orta ncia que


tien e la obs erva ción del área a la que me refi ero com o
fron tera s de la situ ació n tera péu tica . En los ejem plos
sigu ient es se mue stra que «inc iden tes fron teri zos»
com para tiva men te ano dino s, com o llev arse uno s a otro s
en coc he desp ués de la sesi ón, o com er junt os, son
sign ifica tivo s.
Las rela cion es exte rnas suel en vinc ular se estr ech a-
men te con su pro pia acti tud resp ecto del tera peu ta,
255
o con inciden tes similare s en el grupo, que los pa-
cientes desconocen. Siempr e hay señales y signos ma-
nifiesto s convinc entes de ello. A veces el análisis posi-
tivo logra quebra r este círculo vicioso.
Entiend o por análisis positivo aquel en que el tera-
peuta tiene activam ente en cuenta estas conexiones
y las investiga. Se trata de un punto de considerable
importa ncia teórica, pero también de muy definida
importa ncia técnica. Por ejemplo no basta con que a
una mujer que se ha enamor ado de una persona ex-
traña al grupo se le señalen las semejan zas de ésta
con el terapeu ta. Mucho mejor sería señalar algún
pequeñ o detalle como, por ejemplo , la utilización de
idéntica s palabra s en ciertas ocasiones, para referirse
a ambos, o alguna observa ción que se refería clara-
mente al terapeu ta, o a algún otro miembr o del grupo
y que también se utilizar a con respect o a esa otra
persona ajena al grupo. Pero es mejor que veamos
algunos ejemplo s, en los que se puede observa r tanto
la signific ación de lo que ocurre con otras persona s
en la vida del paciente.
He aquí el primer ejemplo :

Surgió el tema de los contact os exteriores. Di


una indicac ión acerca de las precauc iones gene-
rales que han de tomarse , pero en este caso par-
ticular, se sancion aba el hecho de que algunos
pacient es se llevan en coche después de sesión.
Se puso de relieve que aunque no hay reglas ni
leyes, la experie ncia recomie nda evitar todo con-
tacto posible fuera de sesión. Esto encontr ó una
cierta oposici ón de parte de S. y -de un modo
más intelec tualiza do- de la Sra. A. Revelaron
entonce s que en ciertos contact os exteriores ana-
lizaban cuestion es irnporta ntes que no se habían
traído para la discusión en el grupo. Un punto
interesa nte en relación con esto es que S., un
psiquia tra muy intelige nte y listo, declara ba no
recorda r casi ese evento particul ar. Había mos-
256
trado una fuerte tende ncia a m1.n1mizar la in-
fluen cia de la Sra. A. y gener almen te la defen día.
Esto sirvió para señal ar la tende ncia gener al
de S. a crear líneas diviso rias entre <{prof undas
exper iencia s extern as», como , por ej emplo , con
su novia , y el grupo . Esta tende ncia era impor -
tante en él, y parec i6 recon ocerlo . Cuán impor -
tante s puede n ser estos suces os corrie ntes y estas
relaci ones, queda de mani fiesto en el hecho de
que más tarde este homb re se casó con aquel la
much acha tras qued ar emba razad a, y este casa-
mien to, cierta ment e, habrí a de influi r en toda
su vida futur a. Por el mom ento no cabía duda
de que se tratab a de una soluc ión al confl icto
con su madr e. Esto se ;relaci onaba tarnb ién con
la situac ión de tratam iento debid o a las dificu l-
tades «fina nciera s» que él plant eaba. Con esto
abord amos el aspec to técnic o que se ha men-
ciona do antes , acerc a de la impo rtanc ia de ma-
nejar corre ctame nte las cuest iones finan cieras .
Parec e ser que, en este caso, el que yo conce diera
una n1odi ficaci ón de hono rarios no fue neces aria-
ment e un paso acerta do. Ahora , much os años
despu és de los hecho s, puede decirs e, por lo que
yo sé, que el matri moni o es feliz y todo lo satis-
facto rio que cabe esper ar
La Sra. A. habló enton ces acerc a de las rela-
cione s de S. con su n1adre. Él estab a a punto de
aban dona r a su madr e, lo cual era cierto en sen-
tido geogr áfico , y era tamb ién la razón por la
cual se sentí a con más probl emas econó micos .
Esto resul ta ser cierto en un sentid o tanto m á s
profu ndo cuant o más se desar rollab a la relaci ón
con su amjg a. Como ya se dijo, conec tó esta
circu nstan cia con la neces idad de pagar por su
alojam iento_ prop io al deja~ a su madr e, y pidió
una reduc c1on de hono rarios , que le fue conce -
dida. Esto había suced ido exact amen te una se-
mana antes de la prese nt.e s~sión . Y~ en un_a oca-
1:'ión anter ior, en que hab1a queri do de.i ar al
;.:, upo tarr1bién había n ocu r rido ca1nbi os imp or-
f!ntes, con otr a an1iga. E stos camb ios son los que
257
ahora dijo no poder recordar, a pesar de que
también entonces había aducido dificultades fi-
nancieras para abandonar el grupo. El conflicto
se extendía tanto dentro del grupo como en la
vida corriente, pero la tendencia era utilizar una
situación intermedia como solución de compro-
miso. Efectuó un acting out en la situación real
y al mismo tiempo trató de escamotearlo al aná-
lisis del grupo, con lo que insinuaba claramente
los vínculos internos que lo ligaban a lo que su-
cedía en el grupo. En términos concretos, la
Sra. A. era una figura materna con la cual él
podía hablar. Al mismo tiempo era ella un miem-
bro y él hablaba con ella -como si fuera a solas
con su madre- en vez de hacerlo con el grupo
o conmigo. Cuando en la sesión a la que se ha
hecho referencia, la Sra. A. expuso este incidente
al grupo, el Sr. S. apeló a la amnesia, y expresó
también su ansiedad por defender a la Sra. A.,
como si ella no fuera responsable de este com-
portamiento «pecaminoso». Al mismo tiempo, más
que actuar, vivió (he lived out rather than acting
out) su conflicto con la madre real, como se lo
señaló la Sra. A. La amiga también representaba
un vínculo, en aquel momento no bien compren-
dido, entre todo esto y su deseo de abandonar
el grupo, o de ser expulsado del grupo, porque
no podía pagar, o alternativamente lograr una
consideración especial de mi parte.
En el ejemplo siguiente, la Srta. M. G. tenía algún
contacto externo con otro ' miembro del grupo, el
señor P. Él la había llevado a veces en su coche y
habían comido juntos. Esta relación también se ha-
bía manifestado claramente, por los lazos que unían
a estos pacientes, dentro del grupo de varias mane-
ras. Tal vez lo que sigue ilustre cuán significativo fue
ese acting out (el encontrarse afuera). Cuando P. se
fue a Escocia por una cuestión relativa a los prepa-
rativos de boda, la Sra. G. confesó que su ausencia
le afectaba personalmente. Habló acerca de él y des-

258
tirs e
tacó que com o ras go car act erís tico la hac ía sen
gen te.
trai cio ner a, com o si hab lara a esp ald as de ]a
s se
se sob ree nte ndi ó esta s imp lica cio nes par ticu lare
ma
deb ían a una situ aci ón tria ngu lar en que ella mis
ia re-
se hal lab a imp lica da en ese mo rne nto , pue s ten
no
laci one s con un hom bre cas ado que , por lo tan to,
cia ba
esta ba en con dic ion es de cas ars e. Est o se aso
usv á-
tam bié n con su acu sad a nec esid ad de cui dar min
irse
lido s. En cie rto sen tido el Sr. P. pod ría des crib
o una
en tale s térm ino s. Est a pac ien te, la Srt a. G., tuv
en
larg a ser ie de enr edo s dur ant e su per ma nen cia
nes
este gru po tera péu tico en par ticu lar. Est as rela cio
nes
se mo vía n lite ralm ent e en un terr eno de rela cio
era n
des afo rtun ada s que por su pro pia nat ura lez a
ien te,
uni late rale s e imp osi ble s de con cre tar -la pac
hijo s.
mu y salu dab lem ent e, que ría cas arse y ten er
rse
Fin alm ent e hiz o una rela ció n que pod ía con sid era
ón de
com o una bue na solu ció n par a ella y su inte nci
un
cas arse . El hom bre ya no ten ía los atri but os de
es,
min usv álid o. Es ver dad que ya se hab ía cas ado ant
a su
per o su cas am ien to hab ía toc ado prá ctic am ent e
fin var ios año s ant es de con oce r a G.
-
En cua nto a P. su com por tam ien to le era car acte
y la
ríst ico . No sól o se hab ía enc ont rad o con G.
ar de
hab ía inv itad o a com er var ias vec es sin inf orm
hab ía
ello al gru po, sin o que con har ta frec uen cia
del
act uad o de un mo do sim ilar con otro s mie mb ros
atra s,
gru po. Alg uno s de ello s era n méd ico s o psi qui
r efe-
y les con sul tab a fue ra del gru po. El ma rco de
difi-
ren cia psic oló gic o de su cas am~ ento re_flejaba sus
, er:i
cul tad es esp eci ale s con las muJ ~re s. Sin em ba_rgo
en el
una níti da sol uci ón de su pro ble ma y pro duJ o
am ar
cam bio s mu y imp orta nte s. Hab ía ven ido ~e ul~~
y se hab ía esta ble cid o en este paí s en s1tu
ac1on _de
de.1 ar
con flic to que ten ía que ver con un inte ~to de
a la mad ,re La que era a la sazón su nov ia tení a ras-
. su ·ma dre o tal vez él con sigu · i·ó p rov oca r en
gos dt! . I de su ma dre con res-
ella . . ·)cc ion es sem eJa nte s a as
259
pecto a él. También, de pasada, vio al propio grupo
como su madre. Su situación, al comprometer se, pro-
vocó una situación triangular que él llevó muy lejos
en su fantasfa.
En este ejemplo se puede ver con claridad la pro-
funda implicación mutua en problemas fundamenta-
les que había entre ambos, así como, la tendencia y
el riesgo de establecer cortocircuitos a través de estos
encuentros aparentemente inocentes fuera de la situa-
ción grupal. En realidad, eran inocentes en el sen-
tido en que no desarrollaban ninguna situación de
vida íntima, ninguna situación sexual ni nada por el
estilo. Desde el punto de vista técnico, muy bien podía
ocurrir que todo esto se viera impedido por la opor-
tuna interpretación de estos encuentros que se dio
en el grupo y la atención especial que se prestó a
este tipo de interacciones íntimas fuera del grupo.
En estos ejemplos, los elementos de acting out están
presentes indudablemente, aún cuando se trate más
de un living out. El punto de especial interés me
parece, es su transgresión de la situación T., pero al
mismo tiempo la registran en lenguaje simbólico en
su misma frontera, por lo que, si se la reconoce, se
presenta en buenas condiciones para su análisis exi-
toso.

Interpretación del grupo como totalidad


I
Presentamos a continuación un ejemplo de dos
sesiones consecutivas en las que el conductor enfoca
deliberadamente el problema del grupo como totali-
dad, tal como fue interpretado por él.

En la Sesión 1 el clirna era denso, depresiv~ ,


irritado, inclusive con una gran ca n ti dad el~ si-
lencios, muy raros en es te grupo. Sólo un n u e:11-
bro, la señor ita A., que no rma ln1c nte es remisa

260
d o al co .
a. h a b la r, so b re uto c ió n es m ie nzo de la sesión
h iz o u n a c o n tr ib P o r el contra:
á h o y pd oe nt ;n e~ .
ri o , el S r. H . e st ie b P im ido Y no quiere
s Jo s m
h ab la r. T o d o f~ r: o s , . ~º :1 excepción de
a
la S rt a . I:, ti en en p o r ac ti v id ~ d es sexuales
s;
co n con1pltcacion.e u n r
I ~ontr~no, es~án mu-
el p
c~ o n 1 ej o r d es d em u · 0
e v ista social. Por
eJ em p lo , A. e st á ~ r~ ~ cu p .~ d a p o r u n hombre;
pfc
se tr a ta d e u n a tí to s d uaci n de angustia que
re fl e ja su s se n ti m ie o cu
su m a d re , m u y p
re
n
p
d1
a ª
cu
co
p a
n
en re lación con
la o tr a mu1· er ·
L a S ra · H . t·1ene u n a d~1·t uacio •,
n co nflictiva con
su m a ri d o y h ay · abierta. El · Sr. O.
u n a is p u ta
d ic e q u e t·ie n e q u e ro m p er co ~ su amiga. Se
si e nte c o n rab Ia · Y II ega con la idea de no que-
h , u ed ar en ridícu-
v el a su te m o r a q
re r a b la r y re h a su p er ad o su importancia
u e
lo. H ~ ce p o c o q o p o r el o tr o hombre. ¿H a te-
Y. e st a p re o c u p a d la ci ó n sexual con él o no? El
n id o su a m ig a re velaci?n de infidelidad que le
S r. C. c u e n ta la r~er, quien se lo confiesa y le
h a h e c h o su mu3 m ar id o , es mucho más satis-
d e c la ra q u e él su o m b re . L a re ac ción de C. ante
h
fa c to ri o co m o u li ar falta de interés, defensa
e st o e s u n a p ec n en o tr o s casos. La Srta. I.
q u e u ti li za ta m b iéó n ic o de que en el grupo que-
ti e n e u n m ie d o crso lu ta incompetencia. Se refie-
d e re v el ad a su abie m b ro s silenciosos y el silencio
re a lo s c u a tr o m o hacerle el salto al Sr. C. El
se in te rp re ta co m vo u n a d is p u ta con ~~ m u je r,
S r. L. ta m b ié n tue ex tr ae r de ella suf1c1ente in-
d ic e q u e n o p u ed que la ra b ia es m ej o r que nada.
te ré s se x u al , p er o sión, hoy ~e ~iente en p_az y
E n c u a n to a la se ru p o . L a se n o n ta M. se sientea
tr a n q u il o en el g
p er o m al en el g rupo -e ll a reflej
b ie n af u er a, er so n a el h u m o r del grupo y
su p
si em p re en
s in co n sc ie n te s'° E l grupo en te ro se
su s co rr ie n te u n a m an er a que es frecu en te
co m p o rt a ho y d e
. L a S rt a. l. es tá tr iu n fa l, pu es se
e n la S ra . M en su re ac ci ó n b a bi tu al seg ún
si en te ju st if ic ad a
p o es h o st il e in seguro, n u n ca d a
la. cu al el g ru n te e ll a - se es tá d es in te-
n ad a a n ad ie -s ie
261
hab la de aba ndo nar. Ata c~ con vehe.
grand.o Y con duc tor y está con ven cida de qu
menc1a ª11 quie re a pes ar <le haberle ayudad e
éste no ª ' · 0
. . ho en el posa do.
muE n la sesión 2, la Srta . l. Jl cga _u~ poc o tarde.
. H hab la acer ca de las difi cult ades c¡uc
La S ra. ·
ha teni do con su man·¿o en l.as vacac1on .
e~, pues
él, sob re la base de su p~op1a dep end enci a, exi-
ge que ella deje su trab aJO que sólo es un tra-
bajo de afic iona da y del que , p~r a colm o, la
pu.eden desp ~dir . f:sto fue dem as1a ~~ pa~a ella
-tie ne al rrns mo tiem po, una reac c1o n violenta
resp ecto de L. y la acti tud de, ést~ ante su mu-
jer - espe cial men te. en tan to. el sien te que hay
un con flict o mas culi no/f eme nino en ella , que el
con duc tor com part e. Cua ndo lleg a la Srta . I., el
con duc tor reto ma las cue stio nes rela tiva s a ella
desd e la últi ma vez; adm ite su pro pia cólera.
Ella pare ce reac cion ar bien a esto .
Aho ra se con cen tra en el prob le1n a de la seño-
rita M. quie n llor a en silen cio. Aho ra la señori-
ta I. part icip a acti vam ente . Com o el grup o no
está en con dici one s de hac er tal cosa , el con-
duc tor con duc e a la Sra. M. al tem a de su de-
pres ión, que ha reap arec ido inclus ive fuer a dd
grup o. Señ ala cóm o proy ecta ella en el grup o
todo s sus mal os sent imie ntos . Ella sien te que
hab lar no cam bia las cosa s en abso luto , que
tien e mie do de exp one rse y que los dem ás la
enc uen tran inút il, una por que ría.
La Srta . A. hab la aho ra de su pro gres o, y ve
cóm o se deg rada con este hom bre desp reci able.
El rest o del tiem po lo ocu pan prin cipa lme nte las
resp uest as hist éric as de la Sra . H. y s u negac ión
de todo sign ificu do sexu al. O. no estu vo pre-
sent e en esa sesi ón, pero ya lo hab ía anu ncia do
muc ho tiern po ante s. El sign ifica do de la si tua-
ción se con1 pren de com o la dra n1atizac ión abso-
luta men te gen er~:d d e un con flict o sex u a l intc ruo.
Se trat aba , sin dud a , de tran sgre s io nes e clípi l·,t"
- exp osic ión de ella s y con den a por e l g ru pl) ~l
mod o de re pres a lia del s upe ryó, en partl.· l'Utl e l
262
claro sent ido de una castr ació n proy ectad a en
e~ _grupo. F:n este caso el cond ucto r no atrae hos-
t1hd ad haci a su pers ona, sino que perm ite que el
grup o se haga port ador de la trans feren cia.
Esta s dos sesio nes cons ecut ivas se ven como
una secu enci a inter activ a, en la cual la segu nda
de ellas , grac ias a un plan delib erad o del tera-
peut a, con~ tituy e una resp uest a a la prim era. En
amb aJ ses~ones, hubo mov imie ntos signi ficat ivos,
con enfa s1s espe cial en aque llas situa cion es de
natu ralez a sexu al trian gula r, tal com o las ya ci-
tada s, fuer a del grup o. Dent ro del grup o, la hos-
tilid ad haci a el grup o com o total idad y hacia
los miem bros del grup o por sepa rado prod ucía
ira, silen cios y mala volu ntad para habl ar y ex-
pone rse. El gn1po se fue cara cteri zand o c;¡.da vez
más com o un supe ryó terri ble puni tivo y omni-
pote nte, un camb io muy defin ido a part ir de la
tend enci a prev ia a hace r del terap euta una figur a
de supe ryó temi ble. . ., . .
En la prim era ses1on hubo un 1ntercamb10
trila teral entre la Srta. A., el Sr. O. y el Sr. C.,
nuev ame nte carg ando el acen to en la situa ción
sexu al exte rior al grup o. Dent ro del grup o pre-
dom inab a un senti mien to gene ral com_? d~ ,,aisla-
mien to, de retir o, _Y hast a d~., determ1nac1on., de
rticip ar. La 1nterpretac1on de. esto llevo a
Pa "l b' 1 d
ex resio nes de co era, _a 1erta o s1n:iu a a, que
no
p entró en el grup o como total idad , como
sentidac d sepa rada d e sus ~1em . b ros. S e exper1- .
e t ban las cosas como s1 fuera n much o me-
~en ªfuera del grup o que dent ro de él. Una in-
Jores tació n dirig ida a la Srta. I. prov ocó en
terprel vivencia de una agres ión y a tacó tam-
ésta a
. ., ella a su vez.
b iei la segu nda sesión el cond ucto r volvió _a cti-
n te a la situa ción respe cto de la Srta. l., lo
vam ll vó a una acus ada f ocalización en la có k ra
que eiona da destr uctiv idad. Se plan teó el ten13
Yª1ª 5
proyección de malos senti mien tos en el
de ~ en tan.to. tal, se sentí an inseg uro s .e? . é l,
grubp dos 1 casi incap aces d e habl ar. La d1v1s1 ón
tra a
263
entre «dentro» y «fuera» de las sesiones conti-
nuaba, junto con los silencios, los bl?qu eos y la
prod ucció n de mate rial suple ment ario asociado
a las situaciones sexuales trian gular es exteriores
al grupo.
Hubo luego una sesión más vivaz y producti-
va. La consecuencia fue -o term inó sien do- la
que el cond uctor había antic ipado y deseado. Si
cons idera mos la siguiente sesión de grup o puede
decirse que tanto I. con10 M. expe rime ntaro n
camb ios muy favorables en lo relati vo a un tipo
de prod uctiv a comunicación. Ese día la Sra. H.
no estab a prese nte pues se enco ntrab a en vaca-
ciones de dos semanas, y el Sr. L. tamb ién estab a
ause nte debido a una obligación fijad a mucho
tiemp o antes. En efecto, esto se había antic ipado
vario s meses antes , y en esta sesió n tuvo que fal-
tar. En esta terce ra sesión éram os un grup o muy
pequ eño, ya que el Sr. C. había envia do un men-
saje en el que adve rtía que se había ido de vaca-
cione s a Irlan da. En realidad, no había en ello
nada muy extra ño, pues to que estáb amos por
Pasc uas. El resul tado fue que en la terce ra se-
sión no estab an los agentes más pertu rbad ores,
los más temibles para los demás, tal como éstos
los sentí an, y el resto del grup o pudo saca r a
luz much o mate rial en conexión con este tema.
Sin emba rgo, no pode mos deten ernos ahor a en
n1ayores detal les de esta terce ra sesió n en este
conte xto.
Pode mos preg untar nos más en gene ral qué sucede
cuan do el grup o se ve reduc ido respe cto de su com-
posic ión habit ual, cuan do falta n algun os miem bros.
Sent imie ntos nega tivos inten sos que se habí an expe-
rime ntad o respe cto de ciert os miem bros del grup o
pero que no se habí an expre sado , salen a la luz en
ause ncia de éstos . Por supu esto, es impo rtant e que
todo ello se trate de nuev o cuan do estos últim os estén
prese ntes. El grup o redu cido parec e prod ucir tam-
bién otros dos fenómenos:

264
La s ac tiv ida de s de l ter ap eu ta se intensifican
1)
br os ausentes.
--c om o pa ra su sti tui r a los mi em
uta de comuni-
2) Se pr od uc e un ca mb io en la pa
de da r, en la Sr ta. A.
cación; en el eje mp lo qu e se ac ab a
al comienzo de
En general ell a ha bla ba o b.ien muy
. En est e grupo
Ja sesión o dir ec tam en te no hablaba op or tun ida de s
rias
reducido se mo str ó ac tiv a en va
ran te la ses ión , mi en tra s qu e no necesitó se r la
du
pr im era en ha bla r.
La int en sif ica ció n de la actividad
del ter ap eu ta y
en este gr up o.
del co ter ap eu ta fue un rasgo notable
tuvo lug ar un pro-
Con va rio s mi em br os del gr up o
en lo concerniente
greso significativo, en pa rti cu lar
on oc im ien to de sen tim ien tos de cólera y de hos-
al rec
bros ausentes. El
tilidad res pe cto de ciertos miem
destrucción ha bía
tema de la có ler a y las fantasías de
sesiones anteriores.
sido un a am en az a du ran te varias
fueron reconoci-
En es ta sesión, est os sentimientos
s co1 no dir igi do s ~a cia cie rto s miembros ausentes,
do
ferencia]. Se plan-
ese nc ial me nte so br e un a base trans
ha br ían revelado
tea as í la sig uie nte pre gu nta : ¿se
cias? ¿H ab ría n sido
tales se nti mi en tos sin est as ausen
erenciales si hubie-
alu mb rad as las relaciones tra ns f
s del grupo que an-
sen es tad o pr es en tes los miembro
la respuesta es afir-
tes la ha bía n im pe did o? Creo que
ese momento. ~a
mativa, pe ro pr ob ab lem en te no en
ali da d sel ec tiv a de los mi em bro s ausentes parec1a
cu
me ra coincidencia.
so rp ren de nte , pe ro a pe sa r de todo,

Efecto in1previsto de un
juicio del conductor
.1o, n an ter ior hadbía ha bid o un a ,o
. b .
E..,n 1a ses. orporaciones e m1em I os, Y ) 0
.
d os nuevas 1nc d tres afios de gru po
uiera. Pa rec e
señalé entonces. 9ue os ºa cualqrder el grupo,
de bía n se r suf1c1,entes f:J o a pe unos
que es to despertad e1J nu~ mo En alg su rgi ó
a se r expulsado e s ·
265
la siguiente idea: «¿De aquí, a d~nde vaill:os?».
La idea de dejar el grupo y de ser 1ndepend1ente,
así como la verdad era natura leza de este pro-
blema, queda mejor ilustra da :por la ~ra. A.
Esta pacien te inform ó que _hab1a experimenta-
do precisan1ente esas sensaciones, en su casa y
lloró al contar que su madre dec1a: «Ese grupo
es un lujo, déjalo». Todo eso se mezcla con la
pérdid a del em.pleo y el haberl e dicho a su ma-
dre que quiere ser indepe ndient e, que le gus-
taría condu cir un coche. Pero no piensa real-
mente que pueda hacerl o ni quiere realme nte
ser indepe ndient e. La Sra. H. había abiert o la
sesión declar ando que había dado un gran paso
adelan te. Habló acerca de los celos del marid o
por su asisten cia al grupo y su preocu pación
por el dinero . Comp aró a su marid o con su
propio padre, quien -segú n ella sentí a- hu-
biera prefer ido que ella no existiera; por ejem-
plo, le moles taba que ella gastar a dinero en lec-
ciones de música. Esto fue tomad o en profun-
didad por el grupo y aparec ió mucho materi al
edípic o o al menos materi al así interp retado ,
en clara conexión con el proble ma de depen-
dencia /indep enden cia que repres enta venir y pa-
gar por ello, así como mante ner la depend encia
con respec to a sus padres en el mome nto actual.
El sentim iento de pérdid a del grupo se conecta-
ba en sentid o transfe rencia ! con las deman das
de indepe ndenc ia de los padres y la crueld ad y
su rechaz o a seguir m.ante niéndo los material-
mente . Esto refleja ba con clarid ad el sentim iento
respec to del grupo y del condu ctor en la situa-
ción terapé utica. Tambi én muest ra las repercu-
siones en la red famili ar íntima -el plexu s-
de los pacien tes. Enton ces la Srta. B. contó un
sueño, que muy bien podría entend erse como re-
sonancia. En el sueño, la Srta. B. experi menta ba
una sensac ión de despro tecció n frente a los hom-
bres. Ella era totalm ente pasiva -al mismo tiem-
po, las ventan as estaba n abiert as de par en par.
Asoció esto con su incapa cidad para decir no a
266
su padre, y tan1bién con su experiencia de poder
tener amigos y relaciones íntünas con hombres
mientras éstos tengan otro compromiso. Si algún
hombre que se interese en ella no tiene tal com-
promiso, como ocurre en ese preciso moment o,
ella tiene grandes vacilaciones en asumir su se-
xualidad y comprometerse a su vez. Nuevamente
sintió que no podía hablar por teléfono, que
realmente no podía decir qué sentía. Esto se
conecta de diversos modos con otros aconteci-
mientos del grupo y le llamé la atención sobre
lo que aparecía tal vez como el nivel más pro-
fundo de todos, a saber, su lucha contra el deseo
de mostrarse como absolutamente desvalida y
dependiente en relación con su padre.

Éstos son sólo unos pocos ejemplos para mostrar


las características de la situación grupal que se desen-
cadenó a partir de mi advertencia de que el grupo no
es una institución de la que se ha de depender para
siempre. Nuestra actitud en tanto conductores es dar
a nuestros pacientes más libertad para desarrollarse
y ayudarles a tomar las riendas de su vida. Esto hace
emerger conflictos profundos y característicamente
trae a discusión la primitiva situación familiar, la
situación edípica, así como el hecho de que tenían
realmente miedo de llegar a ser independientes, un
cierto miedo a la libertad. Se aferran a esta depen-
dencia del grupo, que adquiere así un significado más
profundo.
Lo que me parece interesante es que el detonante
de todo esto no fue una interpretación, sino una seria
declaración del que jugaba el rol del experto, de la
autoridad, en el sentido de que «usted tiene que pen-
sar que algún día llegará a terminar con esto, y
algún día no muy lejano».
En conexión con esto vale la pena mencionar un
elemento específico, en el que han insistido sobre todo
la Sra. H. y la Srta. O. Sintieron que ese tipo particu-

267
lar de desprotección tenía sus raíces en la
provoca-
ción neu rót ica de sus par eja s, y se sin tier on
molestas
cua ndo el Dr. N. dudó de que esas otr as
personas
implicadas, fueran imp ort ant es y rea lme nte
respon~
sables. Personalmente, pensé que tenía razón
y acepté
que las per son as de referencia fue ran en este
caso
los ind uct ore s activos del com por tam ien to
y la res-
pue sta neurótica. El pun to que se soslayaba
, en esta
par te de la discusión, era el de que yo fue
ra, como
ya lo expliqué antes, el verdadero agente pro
vocador
de est a res pue sta neurótica. Tal vez, sin dar me
cuen-
ta, rep itie ra yo el com por tam ien to trauma
togénico
de la fig ura pat ern a. ¿Me vi inducido contrat
ransfe-
ren cia lme nte a hacerlo? Si así ocurrió, no
fui cons-
ciente de ello.
En otr a oportunidad, el con duc tor hab ía llam
ado
la atención sob re los modos en que los pacien
tes ex-
pre san su determinación de afe rra rse a su
neurosis.
Las pal abr as usadas fueron: «Si insisten ust
edes por
est e camino, es muy fácil que se queden como
están».
Est o con duc e a un fragmento de autoanális
is hecho
por una de las pacientes, que dijo que se hab
ía dado
cue nta de que le estaba pidiendo al grupo que
la ama-
ma nta ra. En conexión con esto reconoció sus
propias
dificultades par a am am ant ar a su hija, y cóm
o afectó
est o su pos teri or relación con la cria tur a. Res
pecto
del grupo, no cabía dud a de que lo que que
ría era
que ést e fuese una ma dre me jor par a ella,
pero en
tan to est o ocu rrie ra seguía afe rra da a su
neurosis.
Otr a paciente advirtió que se había producido
un
cam bio en la inte rpr eta ció n de su pro pia con
ducta.
Antes hab ía insistido en que el grupo se inte
rponía
ent re ella y su hogar, mientras que aho ra sen
tía que
era su amigo quien lo hacía. Dice que es rea
lmente
má s feliz con su amigo que en su casa. Ent
endía
todo este asu nto como una válvula de segurid
ad con-
tra cierta implicación en el grupo que ella
miraba
con recelo.
268
en ci al es :
In te rp re ta ci on es tr an sfer
co rr ec ta s, pe ro de fe ns iv as
ta s qu e pr es en to a co nt in ua ci ón la s de bo a
L as no rg o de l gr up o m ie n-
ie n se hi zo ca
m i ca -c on du ct or , qu a po r en to nc es en fo r-
au se nt e. E st ab
tr as yo es tu ve co n un a te rc er a pe r-
an ál is is pe rs on al
m ac ió n Y en i co le ga , a qu ie n te ng o
se gu ro de qu e m
so na . E st o~ m ol es to po rq ue yo ut i-
ti m a, no se se nt ir á
en al ta es m od o cr ít ic o un ti po de
il us tr ar de
ce su s no ta s pa ra up o de nu nc ió si n su b-
cr ít ic a qu e el gr
in te rp re ta ci ón co m pa ra ci ón de sf av o-
s ev id en te qu e la
te rf ug io s. E yo se de bi ó a un a di s-
e se hi zo en tr e él y
ra bl e qu er en ci a, pe ro ta m bi én
de la tr an sf
tr ib uc ió n di st in ta a, a un a di fe re nc ia re al
en ci er ta m ed id
co rr es po nd e, de in te rp re ta r. Ta m -
os re sp ec ti vo s m od os
en nu es tr si ed ad en el gr up o en
ta vi si bl e an
bi én ex is te ci er m od o co m o m i co le ga
en fe rm ed ad y el
to rn o a m i lt a de m as ia do tr an qu ili -
a, no re su
re sp on de a aq ué ll a só lo de un a in di sp os i-
id ad se tr at ab
za do r. E n re al l co m o un a gr ip e o un
va m en te lig er a, ta
ci ón re la ti po ne r qu e m i co nd uc to r
te re sa nt e su
co ns ti pa do . E s in ns ci en te m en te la an si ed ad
au m en ta r in co
ha ya po di do », de bi do a ra zo ne s pu ra -
nf er m ed ad
en to rn o a m i «e le nc ia qu e m uy pr ob a-
es , un a am bi va
m en te pe rs on al a es ti m ul ad a en su pr op io
se vi o en es a ép oc
bl em en te ed ad ap ro xi m ad am en te .
is ta te ní a m i
an ál is is . Su an al em pl o, qu e en to do ca so
or sa bí a, po r ej
E l ca -c on du ct o, y re cu er do qu e en nu es -
es te gr up
«h er ed ar ía » de m í ca da se si ón de gr up o
on es de sp ué s de
tr as co nv er sa ci ió n de es t~ r al go im pa -
e da ba la im pr es
le de cí a qu a, Jo cu al el ~e ga ~a . Lo
to oc ur ri er
ci en te po rq ue es sa qu e fu e d1~cut1da en
l, si n em ba rg o, co
fu nd am en ta pi en so q~ e I_as in te rp re ta -
es qu e yo
su op or tu ni da d, aq uí de fe ns iv as en ta nt o
er en ci al es so n
ci on es tr an sf po si ta rl o to do en la tr an s-
pe ut a a de
ca pa ci ta n al te ra rs e as í el to 111ar se e n se ri o
l gr up o, y ev ita
fe re nc ia de
la s cr ít ic as de és te .
26 9
Parec e ser muy difíci l para todo terap euta evitar
tal defen sivid ad y consi derar seriam ente las insinua-
cione s que un grupo hace acerc a de sus limita cione s.

Infor me
Jueve s: Mary B. y el docto r L. llega ron veinte
minu tos tarde , o más. Cuan do entré anunc ié
que S1-IF no vendr ía. El docto r L. expre só un
senti mien to pasaj ero de alivio por la ausen cia
de SHF. Un poco más tarde , contó un encue ntro
que había tenid o con una ninfo maní aca y habló
de su deseo de alejar se y librar se de ella (una
reuni ón socia l en un pub que pudo habe r ter-
mina do en relaci ón sexua l). Era evide nte la co-
nexió n entre esta confr ontac ión con el desaf ío
sexua l de ella y su confr ontac ión, que esta vez
se evita ba, con SHF con10 padre prohi bitivo o
como padre desaf iante. El docto r L. estab a preo-
cupa do por la edad de SHF. En gener al había
un senti mien to de echar de meno s a SHF, aun
cuan do debid o a las impli cacio nes que esto pu-
diera tener , tuvie ra que deneg arse. Esto se hizo
más claro en la sesió n sigui ente ... R. veía a SHF
como una figur a avun cular de tío mate rno, una
figur a paren tal bond adosa y amab le. En un in-
tenso interc ambi o con la señor a G., ambo s exa-
mina ron cómo mane jaban sus senti mien tos de
cóler a y algun as de las fanta sías e ideas relacio-
nada s con ella. Para R., gener alme nte muy pa-
sivo e incap az de pone rse en conta cto con sus
senti mien tos agres ivos, el ideal consi ste en ser
capaz de expre sarlo s en circu nstan cias aprop ia-
das y a las perso nas adecu adas, con cierta liber-
tad. Para la señor a G. esto sólo cond uciría a la
ruptu ra. Para ella, los senti mien tos agres ivos es-
tán más al alcan ce de la mano , pudo referi rse
a sus senti mien tos agres ivos respe cto de su rna-
dre y su padre , hacia quien es la rabia no podía
ni debía expre sarse , debid o a su pelig ro inhe-
rente ... En lo esenc ial, gran parte de la sesió n
270
se pasó en el análisis de sus sentimientos agre-
sivos y sus temores o aspiraciones a expresarlos.
A o. le da mie~o hacerlo; R. en ca1nbio, siente
que en ello estnba el camino a la liberación. La
señora G. teme que esto la lleve a la catástro-
fe, etc. Destacó est?s últimos puntos sobre todo
en vista del material de la próxima sesión.
Lunes: Informé que SHF estaba otra vez en-
fermo, pero no pude responder a las ansiosas
preguntas acerca de cuál era su enfermedad o
de cuánto duraría ... O. describió con cierta exten-
sión cómo la gente a la que él había vendido la
casa de su madre (quedándose con parte de la
tierra) había construido un garaje que invadía
su terreno en 1,80 metros. Su mujer iba al hos-
pital para una operación de varices, y él quedaba
solo para hacer frente a la situación. Se sintió
desvalido, incapaz de manejar la situación. Si
ella hubiera estado allí, se hubiera ocupado de
la cuestión del garaje. Tenía miedo de no poder
hacerlo, sin llegar a ser excesivamente destructivo
diciendo «¿Cómo puede uno enojarse con gente
tan buena? También trajo a colación cómo se
sentía cuando era regañado por su socio mayor,
y, cómo esto le hacía sentirse como si tuviera
dos años de edad. Había también n1ucho mate-
rial acerca de la oscilación diaria de sus senti-
mientos. Un día se sentía d~ dos años, incapaz
de enfrentar las situaciones, la mañana siguiente
se despertaba con el sentimiento de ser adulto
y capaz de resolver muy bien las cosas.
Fui más bien activo con O., conectando estas
cuestiones con sus temores de agresión, con sus
temores de que sólo podía destruir o someterse,
y buscando conexiones analíticas en mucho de
su otro material, poniendo en claro cuán esen-
cialmente su masoquismo era una defensa con-
tra sus fantasías sádicas. De vez en cuando se
producían silencios, que yo c?nsideré reflexivo_s
y que quebré en dos oportunidades para conti-
nuar, pero centrando la cuesti?n _esencialm~nte
en O., en tanto era éste el pnnc1pal expositor
271
de los te.m ores a expresar agresíón que se plan-
teaban en el grupo.
Después de uno de estos silencios, la señora G.
se volvió hacia mí con un furioso ataque verbal.
Yo estaba obligando a callar al grupo. Yo daba
las respuestas, les impedía buscarlas P?r sí mis-
mos, les impedía desarrollarse. R., quien en la
sesión anterior hábía dicho que pensaba que yo
tendía a encasillar las cosas, agregó algo y, por
último, lo mismo hizo Mary. No se quedaría en
el grupo si yo me hacía cargo del mismo cuan~
do SHF se retirara. Sin embargo, sintió que no
debería decir tal cosa, que tenía conmigo una
deuda de gratitud. Cuando profundizamos en
esto, se vio con claridad que en 1a transferencia
yo era su madre, a quien ella no podía atacar
cara a cara porque le debía gratitud, y por quien
se sentía permanentemente juzgada. También yo
la juzgaba, pensaba (si bien no pude encontrar
ninguna conexión entre esto y nada de lo que yo
había hecho en el grupo). SI-IF nunca la juzgaba.
El ataque contra mí continuaba: que daba res-
puestas de libro, demasiado freudianas, que ce-
rraba el diálogo, que siempre tenía que poner
el punto final. Yo era demasiado activo. SHF era
pasivo y les permitía crecer. Después de un rato,
conecté esto con sus sentiinientos acerca de las
ausencias de SHF, que R. recogió. Creo que por
el momento soy la madre de Mary, el hermano
«raptor» de la señora G. y «el que sí sabe» para
a R. {R. me asocia, lo mismo que la señora G.,
con personas que encuentra en su trabajo o en
la vida social y con las que no puede llevarse
bien). Por último, R. acude en mi defensa -lo
1nismo que O., el doctor L. y lVl.- diciendo que
ambas técnicas pueden ser comple1ncntarias. Mary
deseaba retirar su ataque, por temor de que n1e
hiciera daño. R. reconoció que en un rnon1ento
parecí haber sentido afecto por el ataque, pero
que Juego n1e recuperé. Yo admití que efectiva-
~ente me había sentido afectado, y que hubiera
sido muy extraño que así no ocurriera, y dije
272
que era muy importante que ellos hubieran sido
capaces de atacarme, que tales sentimientos ha-
bían estado ocultos por mucho tiempo, y que la
exploración y la resolución de esos sentimientos
podían significar importantes avances. Cierta-
mente, el problema de Mary con su madre tenía
ahora su paralelo en manera de percibirme en
el grupo, y lo mismo respecto de los sentimien-
tos de G. para su hermano, «que siempre tenía
todas las respuestas».

El comienzo de un grupo

A continuación daré un ejemplo bastante largo,


sobre la base de mis anotaciones relativas a un grupo
propio con el que trabajé más de quince años. Se
inició como un grupo de formación para médicos,
analistas, psicoterapeutas, e inclusive para sociólogos
o trabajadores sociales. Daré un informe resumido de
las primeras sesiones de este grupo, que al mismo
tiempo servirá para ilustrar cómo comienza un gru-
po de este tipo, y cómo operan diversos mecanismos.
con este ejemplo más extenso espero ilustrar muchos
de los aspectos del trabajo del conductor a la luz de
lo que ya hemos dicho.

La primera sesión vino marcada por la ines-


perada ausencia del doctor L., que debía haber
sido uno de los participantes. Se analizaron di-
versas cuestiones y se llevó a ello al grupo pidién-
dole que expresara sus sentimientos, opiniones y
decisiones. Inmediatamente se introdujo una nota
realista en el sentido de que las opiniones del
.grupo eran tomadas seriamente en consideración,
y no como preguntas o comentarios meramente
retóricos. Por ejemplo, se discutió la cuestión de
las vacaciones y se convino en que el grupo pre-
fería prescindir íntegramente las sesiones cuando
más de uno o dos miembros estuvieran en vaca-

273
ciones. Entonces hice algunas ?bservac~ones acer.
ca de la disposición de los asientos asi como de
otras disposiciones tales ~orno no .~umar, que
ás tarde condujo a una cierta rebehon de part
de uno O dos miembros d~l grupo. Se discuti~
la cuestión de grabar en cinta y el gn1po la re.
chazó, lo cual más bi~n sorprendió dado que
se trataba de personas interesadas en el aspecto
científico y teórico del tema. Con ~º?,º,tan pron.
to como llegó el turno a la exposicion personal
se levantaron una cantidad de objeciones. Uno el~
ellos, el doctor M., que llegó tarde, ocupó con
mucho el centro de la escena. Esto molestó al
doctor AR., que lo dijo en términos inequívocos.
El mismo doctor M. habló mucho contra la uti•
lización de un micrófono y dijo que no podía
aguantar el resistir oír ~u voz t?d~ el tiempo y
que, además, apenas babia un m1crofono deseaba
monopolizar la discusión. De aquí surgieron di-
ferentes reacciones y consideraciones analíticas.
Otro miembro, la señorita C., dijo que no le mo-
lestaba en absoluto que se le grabara, pero sí le
molestaría, y no podría soportarlo, el que la gra-
bación se reprodujera. El doctor A. R. formuló
ciertas reflexiones bastante asombrosas acerca
de sus inhibiciones, especialmente en relación
a una persona de autoridad, que yo representaba
para él. Esto también se refería a toda clase de
autoafirmación de su parte. Describió cómo le
palpitaba el corazón cuando, por ejemplo, se ha-
bía opuesto al doctor M. Una de las razones que
dio contra la grabación fue que quería ser espon-
táneo, que esperaba llegar a comprometerse, pero
que tan pronto como la cucstjón se tornara
grupo de estudio o algo parecido, muy bien
podría adoptar la actitud propia de una reu-
nión científica. De este modo verbalizaba un
prejuicio que se encuentra a menudo en estos
círculos, profesionales a saber una mutua ex-
clusión, o a~ menos ~a oposÍción, entre acti-
tudes emocionales y actitudes intelectuales.
Hasta el mero hecho de saber que algo sería
274
regist rado y que posib lemen te se lo utilizara
con fines cientí ficos le imped iría actua r I ibr e-
mente . Enton ces se puso de manif ies to que de-
trás de esto había otra idea, igualm ente impo r-
tante e intere sante para la enseñ anza, esto es,
que le preoc upaba much o su capac idad como
médic o. Sería desas troso que alguie n oyera Y
recon ociera su voz. Era algo que le preoc upaba
much o. En otra época , antes de ser médic o, esto
no le impo rtaba en absol uto. Me parec ió que,
en gener al, este ingen uo signif icado emoc ional
que el hecho de ser médic o tenía en su fanta-
sía era muy intere sante. Ya en la prime ra se-
sión, hacía su aparic ión el miedo al «exte rior».
Este médic o no tenía el meno r repar o en aban-
donar se espon tánea mente en medio de un grnpo
de coleg as y otros en su camp o, pero tenía mu-
cho miedo del exteri or. Esta difere nciac ión en-
tre el interi or y el exteri or al grupo lleva a un
probl ema muy intere sante. En un sentid o pro-
fundo , pienso , se relaci ona con un tipo de esci-
sión paran oide. La reacci ón de todo grupo a la
idea de «ser escuc hado fuera» por «extra ños», se
movía en la mism a direcc ión, aun cuand o todos
sabía n perfec tamen te que el mater ial sólo se uti-
lizarí a con su conse ntimie nto, que había n dado
realm ente para objeti vos cientí ficos y perfe cta-
mente legítim os. La sesión termi nó de un modo
más bien abrup to.
Segun da sesión : Ya estab a claro que el doc-
tor L. no partic iparía . Evide nteme nte había cam-
biado de opinió n, con la excus a de que aún no
se hallab a bie~. Mient ras tanto, yo había pedid o
que se nos uniera a otra perso na que pensé ade-
cuada para ella,_ y le. ofrecí el puest o vacan te.
El grupo estaba 1mpac 1ente respe cto de este nue-
vo homb re, a causa de que llegab a tarde. Dijer on.
«¿Ven drá ahora , o no?». En esta perso na en par·-
ticula r, el_ !legar tar~e era un síntom a cróni co
cuyo anáhs1 s se revelo 1nás tarde de impo rt •'
decisi va. _Cuando es~o fue analiz ado en el :~c~a
se produ Jo un cambi o grand e y favor able e~ t¿d~

275
su vida pero el cambio fue crítico. Aquí tengo
que 1in1itarme a mencio nar este hecho, pues por
razones de discrec ión, no puedo entrar en los
detalles de este materia l tan interesa nte. Se hizo
evidente, el comple jo anal clásico en juego, cuan-
do sea pertine nte daré al menos una indicación
esquem ática del mismo. Ahora sólo puedo decir
que una de las inhibic iones de este hombre con-
sistía en que encontr aba grandes dificult ades para
comple tar un trabajo . Ocurría que, en su fanta-
sía, como se descub rió después , apenas termi-
naba uno sentía que se moría. Esta segund a
sesión comenz ó con un ambien te tenso, que rom-
pí diciend o «Bien, no estamo s demasi ado cómo-
dos». Con esto se avivó bastant e. Despué s de
cierto silencio , el doctor M. vino con un «sueño
de grupo» . En efecto, había tenido un sueño que
con toda evidenc ia se refería a la última sesión,
y hasta cierto punto se analizó en ese sentido .
Dadas las circuns tancias , el grupo particip ó en
esto menos de lo que se podía esperar , y, en con-
secuenc ia, tuve que estar un poco más activo.
Hasta en el conteni do manifie sto del sueño apa-
recía un círculo con una silla vacía. « Era un
círculo como éste, pero había un sillón con bra-
zos.» :Él se adelant ó de inmedi ato, cogió esta
silla y se ubicó en el centro con mi aprobac ión
y la desapro bación de A. R. Ahora el doctor A. R.
dijo que él tambié n había tenido un sueño de
grupo y que estaba enorme mente sorpren dido
por el carácte r tan abierta mente homose xual
que, en dicho sueño, mostra ba a mi respect o.
En el sueño, yo le daba una inyecci ón que resul-
taba ser una verdad era droga. Yo dije que este
sueño era un sueño transfe rencia! con relación a
mí y que no debía cargars e el énfasis en la ~omo-
sexuali dad, sino en la situació n de tratami ento.
a saber, que yo le haría decir la_ verdad en ~l
grupo. Las mujere s del grupo se interesa ron vi-
vament e por el sueño; estaba claro que . no s;
las había mencio nado. El grupo se había an1-
rr1ado muchís imo y pude lin1itarrne n sefialar

276
algunas características principales. Una de éstas
era un constante vaivén entre la consideración
intelectual de las cosas y un sumergirse en ellas
de modo personal verdaderamente genuino. Pa-
recía que el grupo entendía que su función con-
sistía en hacer observaciones que se referían a
sus interrelaciones mutuas. Al mismo tiempo,
había mucha incertidumbre y se hacían conje-
turas acerca de mi función, y habían prejuicios
al respecto. Traté de despejar la situación di-
ciendo «¿_Quién se lo ha contado?», o «¿Quién
dice esto?». En realidad, intervine de modo muy
libre. No confirmé en absoluto las diversas anti-
cipaciones acerca de mi posición, por así decir-
lo, sacrosanta. Cuando digo que intervine «de
modo muy libre» no quiero decir que revelara
material personal, sino que expresé lo que pen-
saba como un miembro más del grupo, lo que
sentía, y participé como uno más en las delibe-
raciones. Yo hice esto en parte porque el grupo
no estaba en condiciones ni gozaba de la liber-
tad de hacerlo por sí mismo, como podía haber
sido el caso. Noté también que en dos o tres
oportunidades dije en tono de disculpa «Siento
decir tanto», algo que no había tenido en absoluto
la intención de decir de tal modo. Uno de los
temas que en ese moment?. r~~s ocupaban era
la rebelión contra la proh1b1c1on de fumar, es
decir, la cut:s!ión acere~ de ~~s situa_c,iones natu-
rales y artif1c1,ale?. La d1scus~o~ tend1? a adopta~
un carácter tecn1co. Una medica, Anlta, planteo
una cuestión acerca de su analista individual.
Dos O tres entre los participantes se analizaban
individualmente con otros analistas, si bien va
estaban al final de tratamiento. Por aquel enton-
ces yo todavía aceptaba esta situación. Anita
parecía haber dado por zanjada esta cu~stión,
pero ahora se planteaba repentinamente de nue-
vo, de 1:1~ m?do que arecía poner en cuestión
1
su part~c1pac~ón en e grupo, y reflejando con
~llo res1stenc1as de parte de su propio analista.
Eventualmente, él aceptaría.

277
Además de los que estaban aún en análisis
otros lo habían estado con anterioridad. A me:
nudo se formulaban preguntas tales como «¿Qué
te ha revelado tu análisis ·respecto de esto?»
Entonces tuve que intervenir y decir «descubra:
mos todo esto aquí» . Esta doctora, Anita, que
casi me provocaba para que la regañara, con su
tendencia a llevar la discusión a un terreno téc-
nico, dijo de pronto en tono de disculpa: «¿Lle-
varía demasiado tiempo hablar de una cuestión
personal que me preocupa mucho?». Por supues-
to, le dije que justamente para eso estábamos
allí. Entonces contó una historia de sólo uno 0
dos días atrás: un hombre casado con quien
había tenido relaciones durante nueve meses,
había roto con ella de repente y había manifes-
tado que todo había sido una equivocación. (No
es raro que sucedan estos cambios bruscos en
las reacciones de parte de otros miembros de la
red íntima de un paciente, de su plexus, y for-
man parte del proceso de terapia. Esto se había
desencadenado a un paciente. El amigo de Anita
era médico general y la paciente lo era a la vez
de él y de ella, de modo que la trataban en co-
mún. La historia de esta paciente presentaba
una suerte de imagen especular de la propia
historia de Anita y su amigo. Cuando él advirtió
la reacción culposa de ella, se tomó la cuestión
a pecho y dijo a Anita: «No es correcto, tene-
mos que dejarlo (es decir, su relación)». Anita
andaba muy preocupada con todo esto. Sentía
deseos de matarlo pero sentía que no sabía
cómo meterse con él y al mismo tiempo temía
poder destrozarlo. Parecía totalmente conflictua-
da al respecto. De todo esto tenía bien poco
insight. Por ejemplo, nada de insight acerca de
la posibilidad de que toda esta situación se diera
justamente ahora, debido a cierta influencia in-
consciente de su parte. Yo estaba convencido de
que así era, y también lo estaban muchos en el
grupo.
Esto permitió a la Srta. G. traer a colación
278
Di jo: « Yo
un co nfl ict o ínt im o qu e le co nc ern ía.n me ab an -
ten go un a his tor ia pa rec ida ; alg uie e yo mi sm a
do na pe ro yo est oy co nv en cid a de qu
1? .h~ pro vo cad o» . Es ta cuitaestdelión , tan car ga da
hb 1d 1n alm ~n te, sur gió en An sig uie nte mo do .
pro hib ici ón
El la tam bié n se ha bía op ue sto a la era el fu-
de fu ~a r, pe ro lo qu e im po rta ba no ar a car go
ma r, s11:10 el qu e no po.día so po rtaart r est
arl a de algo,
de alg uie n, qu e alg uie n pu die ra ap
d_e t~~ er alg o; en otr as pa lab ras seón tra tab a de un
ora l en su
s1gn1ficado pro fun do de fru str aci
ua ció n Tr an s-
ca rác ter glo ba l, qu e en tra ba en la Sit ión tod o el
fer en cia ! (T). A est a alt ura de la sesbie n qu e se
gru po ex pre só lo ex cep cio na lm en te ost um bra do
sen tía n mu tua me nte . Es to era de sac Dr a. An ita y
pa ra ell os, en pa rti cu lar pa ra la y la Sr ta. G.
pie ns o qu e tam bié n pa ra la Sr ta. J.cu nst an cia de
atr ibu ían est e sen tim ien to a la cir n el psi co an á-
qu e tod o est ab an fam ilia riz ad os coqu é ha bla ba n.
lis is y qu e, po r tan to, sab ían de ion ali zac ión
A mi jui cio se tra tab a de un a rac fun do , pe ro
pa ra oc ult ar alg ún sig nif ica do má s pro ia a ell o.
no qu ise de mo me nto ha ce r ref ere ncqu e el ve rda -
Cu an do ind iqu é a la Dr a. An ita
cci on es im -
de ro pro ble ma est rib ab a en sus rea o, y no en
pu lsi va s bá sic as, en el ca rác ter bá sic qu e de bía
es ta ex pe rie nc ia en pa rti cu lar , pe nsó
ho mb re mi s-
se r ca pa z de ha bla r de ell o co n el ces tuv e qu e
mo y tra tar de con ven cer lo. En ton fue ra psi co -
ex pli ca r qu e tod o tra tam ien to, ya an alí tic o, se
an alí tic o ind ivi du al, ya fue ra gru pode qu e es ta
ba sab a .e n pa rti cu lar en el he ch o
en un a sit ua -
su ert e de dis cu sió n se da ba me jor pia pe rso na
ció n co mo ést a, qu e no co n la pro rop iad a en
ap
im pli ca da . Es ta observaci?J.?~ má s e en cu alq uie r
un gru po de est a compos1c1on qu s bá sic as de
otr o ac lar a un a de las sup osi cio ne
bro s de l gru -
tod d gru po an áli sis : ~l qu e los mi em
do en cie rto
po so n ex tra ño s ínt im os, ,Y a me nu la pe rso na
sen tid o se en cu en tra n ma s ce rca de rea l en la
tra ns fer en cia l qu e no de la pe rso na er a las si-
vid a. Vi cev ers a, no de bie ran tra sp on
279
tuaciones de la vida común, que es bien distinta
a la situación de grupo, el hábito que en éste han
adoptado de discutirlo todo abiertamente. No sé
cuánto de este material dio en el blanco en esta
ocasión, pero en lo que yo andaba pensando en
aquellos momentos era en una experiencia de la
que había sido testigo en otro grupo entre S/J.
y la Sra. A. Vicariamente cada uno de estos dos
había tomado al otro por su cónyuge en la vida
real y de esta manera podían llegar a discutir
las cosas con mayor profundidad que con sus
cónyuges verdaderos. Ellos lo habían notado así
y cornentado muchas veces al respecto.
Por último, dos palabras acerca de un punto
muy importante. Cuando indiqué que el punto
verdaderamente irritante y frustrante para Ani-
ta era que alguien tuviera poder para reprimir
un deseo de ella, tal como yo había hecho acerca
del fumar, Anita estuvo de acuerdo conmigo.
Inmediatamente dio un salto hacia atrás y dijo:
«Sí, yo fui destetada bastante abruptamente;
nací en Sudáfrica y fui destetada bastante abrup-
tamente, me quitaron del pecho muy pronto».
Este comentario, aunque verdadero y pertinente,
venía a mi criterio, condicionado por su fami-
liaridad con un cierto tipo de interpretación psi-
coanalítica. Entonces el Dr. A. R. formuló unas
cuantas preguntas teóricas sobre este salto es-
pontáneo hasta una primitiva patología o expe-
riencia oral, esto es, si se trataba de una regre-
sión, y sobre . todo, en caso afirmativo: «¿ Qué
podemos hacer? ¿ Qué se puede hacer si las cosas
se remontan tan lejos en el pasado? Estaba claro
que este punto teórico estaba muy cargado erno-
cionalmente, lo que se confirmaría mucho des-
pués en el curso del tratamiento. Yo señalé que
siempre es posible hacer algo, por te1npranas
que fueran las impresiones originales que cons-
tituyen la causa de tal o cual comportamiento.
Si aún están en la raíz de nuestras dificultades
o conflictos actuales, no cabe duda de que debe-
mos poder afrontarlas aquí y ahora. (Entonces
280
.
él se fuó . e p o r la s ra m
as , en p an 1 te am 1e nt os m ás
bº t s ac er ca d e la re gr es ió n la f . .6_n,
ie n e ri co m e se n t'1, d a,d as I1as Jac1 r-
m o d o q u e yo c1
et c. , d e . d d
cu n s t anec1el as , e n la ne ce si da e o cu p ar m e ude n
p o co d l ) E st 0 rr o v o có ci er ta s p ro te st as
l S rt , G º· . q u e n o n o s p o d ía se gu ir
ª: , ·, q u ie n di Jo
a p ro te st ó co n tr a el he ch o
~ th m b ie n leto ~ es to u n a di sc us ió n te ór ic a. En-
Sd . A . q u ie n
e ac er e ó q u e m u ch as co sa s de pe n-
t~ n ce s A. R . af ir m
es ta a es ta pr eg un ta . P o r ej em -
d1 an ~ e la ;e sp u d ej ar su an ál is is in di vi du al ?
p lo , c. te ;1 dr ia q u e se gu ro de q u e se tr at ab a de
E n re al id ad , es to y· fu er te m en te ca te ct iz ad o en
o ci o n al
u n m at er ia l em q u e p la n te ab a su pr ob le m a
su an ál is is . -D e al lí
ic os , ac er ca de lo cu al , no te ní a,
e n té rm in o s te ór y cl ar as . E n re al id ad , lu eg o
m u
d e h ec h o , id ea s su ps ic oa ná li si s en fa vo r de l
d ec id ió ab an d o n ar ci di ó ca sa rs e. E l m at ri m on io ,
g ru p o , y ta m b ié n de liz, p er o co n to do , he m os de
p o r lo q u e sé , fu e fe de de ci si on es qu e se ad op ta n
se r ca u to s ac er ca
s co sa s se ha ll an aú n b aj o el en fo qu e
cu an d o la
cu rs o, e in cl us iv e h as ta ci er to ti em -
an al ít ic o en in ad ~ _é ste ; E n este_ ca so p a:a--
d e te rm
p o d es p u és
p ro b le m a su rg 10 m as a·, p ar ti r del l an
. uIar , el ·
d 1a s1tuac1~n gr up a , pe ro
t 1c u al qu e e
li si s in d iv id s yo no h ab n a ac ep ta·do en
- p o st er io re d
. t1• era a un o e m is gr u-
1o s an o s e al gu ie n as 1s
u s es tá to da ví a en an ál is is in di vi du al
ab so lu !o tqra
p o s m 1e n te ra p eu ta .up o, co m pu es to p o r per_son~s
co n ° t ro . 0 d e gr
qu e ha bí an te ni do exper1enc1a
E st e ti p . , n m u es tr a u n a am bi va le nc ia
op ia
d e la P Í? ~ es io pr sa b~ r y no sa b er te ór ic am en te
p si co an a it ic at re C om o el D r. M . co m en tó co n
p ar ti cu la r ~nm O Allí us te d es ; es to s té rm in os
al m is m o _tieto~ ;< de se nt id o -s ó lo se u sa n de
m u ch o ac ie r e~en ab rí a si do m uc ho m ej o r no
(t éc ni co s½ c~~vo yabhso lu to -, só lo si rv en de es-
m o d o de en si en or , ha bí a m os tr ad o un a ci er -
sa b er n ad a ez an te ri
ne xi ón co n el co nf li ct o-
to rb o» . !--ª l~ nc ia en co
u s - em oc io na l. P re gu nt ó si to
ta ar nb rv a -v e r s je rg a con10
il ia ri za do s co n es ta
in te le ct u t~ n fa m
d o s es ta 281
para poder ~tilízarla ~ fin de abreviar. Este
tema había sido mencionado por los doctores
A. R. v N., precisament e al com ienzo de esa se-
sión y~ahora volvía cas.i como un estr~billo. Estos
dos doctores personalizar on el conflicto al mis-
mo tiempo, con roles y aspectos siempre cam-
biantes.
En la sesión siguiente, la tercera, uno de los
miembros comenzó a asumir una suerte de rol
de «conductor auxiliar». El grupo entero se mos-
traba muy vivaz, con el Dr. M. más bien agresivo
pero de buen talante. Los miembros contribuían
espontáneam ente de una rnanera vivaz y presen-
taban un hermoso cuadro analítico. Uno habló
de la angustia y el miedo que da el que lo que
le pasa a uno «puede pasarle a cualquiera» . El
mismo miembro dijo que antes de la sesión ha-
bía tenido una avería en el coche, y tuvo que
avisar por teléfono que llegaría tarde. Otro miem-
bro del grupo informó que no podía «hacer algo
sino hasta último momento». Hablaba bastante
inconscient emente en términos tales como: «Me
siento y no sale nada» y «No tengo un solo pen-
samiento en la mente, me siento vacío» - «No
puedo producir nada». Dio prácticamen te un
ejemplo clásico de interpretaci ón anal. Esto pro-
vocaba muchas resistencias de otros, que decían:
«Es.to podría tener muchas interpretaci ones». Al-
guien habló de su disgusto por la «pérdida de
dinero» cuando faltaba a una sesión. La cohesión
grupal -a pesar de la ausencia del conductor
por vacaciones - fue el contenido principal de
otros sueños de grupo. La paciente dijo que era
extraordina rio cómo comprendió ella en el sueño
(«¡Qué claro se ven estas cosas en un sueño!»),
se refería al vínculo existente. Aunque ella dijera
«Es muy difícil de expresar o explicar». Algu-
nos miembros del grupo encontraron dificulta-
des para comprender , uno de ellos dijo: «¿Es
en verdad tan claro un suefio? ¿ Es posible real-
mente captarlo con tanta claridad ?».
Quisiera reproducir mi propia observación Y
282
la s no ta s qu e alrarees sp ec to es ºb1, en aq ue ll a opor-
tu ni da d: «A ho ta s en
ro in ta ng ib l ue ~' te de cu al id ad m uy
co nc re ta pe ~ Ju eg a! und _pap~l m uy
m i m o d o
im p o rt an te en lt a m u er so 1;1a e 1mag1nar, y,
p o r ta nt o, m e re su 1~ co ll ;p re nd er qu é
es lo qu e el la qu ie re de c· y1 ~
gu ~ d1!1 en co nt ra ré
u n a p al ab ra
m in ar lo "e sp
ot ac
p
ir
ar
it
io
a
ua
ne
es
l"

to
.
:;e
si ·
ir .
te
.
in ~h n~ na po r deno-
te rm in o no tu vi er a
o tr as co nn
1 sp ec ta a es te si gn ificado an al de
~ n ?, qu e re
el gr up o co m pa rt ió ta l vez
p ro ~' :c io n, qu e to do
S ía ca r pr ov is io na lm en te tr es 'elemen-
se a u ti l de s a la pr od uc ci ón de algo,
to s: lo~ ~o nc er ni en te
al , al go qu e su rg e ·d e un o m is m o; los
al go or 1~ m od uc ci ón a pe di do en lu-
s -~ su pr
co nc er m en te co n vi st as a la pu bl ic ac ió n.
g ar Y plaz<? f1 Jo ;_ y
al gu ie n lo pi di es e, lo exigiese, o lo
E s co m o s1 m uy im po rt an te . Quien co m o
es pe ra se . E s al go
te m e m or ir cu an do su tr ab aj o es té
y a le di jo , el as pe ct o na rc i-
ex pr es a cl ar am en te
te rm in ad o, se co ne ct a co n m ec an is m os
si st a q u e ta m bi én
es y qu e la pe rs on a qu e es pe ra pú bl ic a-
p ar an o id en la pe rs on a de re fe re nc ia ,
m en te se co nv ie rt e
ci e de be te no ir e. C it ó lu eg o un ej em pl o
u n a es pe ab ab a de decir, y, de m od o
co m ú n de lo qu e ac
re nd en te , el ho m br e al_ qu e Sf: re fi ri ó
n ad a so rp a de la s m ?J er es m ie m br os
te n ía re la ci ón co n un ~e
o. E n un gr up o co m o es te la s cosas_ c1 on
. l ru m o ti em po , se ex pr es an en ac b as
de , g P m is
ª
1
ac tu an f ue ra de l gr.up o, pr ef erd1'b lem en te am as ,
d en tr· o. o m u tu a re1ac1on.
, u na o os pe rs on as m
ue co nt in ua m en te pi er de n al go , agre-
co sa s en a es te co m pl ej o to ta l. U no
d el gr up ~ , il em en to s
ed o en co nt ra rl o» . L a ot ra , un a m u-
g an o tN · ·pu en te su re lo j, ah or a p o r
di jo : .« de co ns ta nt em
y di ce : « U no si em pr e le ec ha la cul-
je r p ie r en te qu e lo pe rs ig ue n; un o
te rc er a ve~~ n un o si
l· qu ié n se h a ll ev ad o es to ? ¿Q ui én
p a a algU Jces ' ' n es ta s ob se r-
b1e
... a a ve ' on oc em os m uy
su e~ ah or a? ». C en ci a ta nt o en la vi da co m o
lo ~1zo p o r •ex pe ri
1o ne s
vac . ot erreap 1a .
la ti vo al te m a de la n1 ue rt e, fu e pl an -
en ps ic1
En ° 283
teado por el Dr. O. N. Hab ló de un. tem a l~gen-
dar io como es la idea del can to del cisne, el rem a
de q~ien mu ere cua ndo ha term ina do su verda-
der o trab ajo , su obr a maestr~- Hablamo~ tam
bién de la idea tóp ica de alguien q~e rea liza un-
trab ajo maravilloso y luego es asesinado._ ~
Yo mismo rec ord é que cua ndo era n1no .
rn1
tía me hab ía con tad o que al hom bre que hab ía
ten nin ado el reloj en la Cat edr al de _Estrasburgo
le hab ían dej ado ciego una vez rea liza do el tra-
baj o. Puedo hab er me nci ona do esto. La Srt a. G.
dijo: «Sí, siem pre se sac rifi ca al mie mb ro o
la per son a má s maravillosa». En con exi ón cona
esto se rec ord ó otr a leyenda, seg ún la cua l por
adq uir ir conocimiento se ha de suf rir. El conoci-
1niento debe rob ars e a los dioses, por lo cua l el
suf rim ien to consecuente tien e la índ ole de un cas
tigo. «¿ Cree ust ed rea lme nte que eso es cie rto?-
pre gun tó el Dr. M., y el mie mb ro que lo hab ía,
afir ma do quedó des con cer tad o. No obs tan te, se
defendió con tra opi nio nes que sos ten ían que sus
convicciones pod rían con fun dirs e con el incons
cie nte colectivo de Jung. Ent onc es el Dr. M., cuy -
ana list a era jungiano, dijo : «Lo que pas a es que o
ust ed pie nsa que tod o esto es un abs urd o jun
-
giano».
Tengo la esp era nza de que aún est a tan esque-
má tica rep rod ucc ión de mis not as, que ree mp la-
zar on a la gra bac ión fon om agn étic a, den una ide
de lo que se qui ere dec ir con res ona nci a, cona
not a clave, en general, tota lme nte inc ons cie nte
s
a me nud o a difere~te~ niveles al mis mo tiem po:
y que con frec uen cia imp reg na las pro duc cio nes
de un gru po Y. pro por cio na la bas e par a cua ndo
el con duc tor inte rpr ete lo que rea lme nte est
pasando. á
En el cua dro 3 (pág. 285) se mu est ra un in-
ten to de rep res ent aci ón grá fica de este ma teri al.
E~ la cuarta sesión sur gie ron cue stio nes de
~ut on? ad .o desafío de aut orid ad. Cue stio nes de
1mpac1enc1a_ en el gru po, de agr esió
n, de «ha r
a calzón quitado», etc. Cor res pon die nte me ntebla
, se
284
Resonancia, especialmente sobre en fase a erotismo anal y oral reacción defensiva
en té rminos de •teoría• .
.
Traristerencia - a fin de no complicar el cuadro . se deja fuera un grupo de
reacciones . salvo las que se refieren áirectarnP.nte al conductor .

tConductor -------------- -------------- ------- C:lii vo _m11ic;ari<l


- ~ ~ ~¡-
r, ,- ---- ,
/ / . . ,_____ .• Inyección de la droga de la verdad. j
""' Sueño homosexual. ·
/,./ fumar::__ Desafío a la autoridad
Rebelión contra· la prohibición de
'
/ _ ---- - Hostilidad abiertamente
/ No puede tolerar !a frustración
(Al'!ligo fuera del grupo) expresada al conductor
Ar..gustl a por lo "t
/ / que pueda ocurrir llegada tarde .
~ -·· No puede terminar el traba)o muerte _ _ _ 7_ suicidio
. d --- Ño puede hacer algo / \
Sueño de grupo Coche avena o hasta último momento
Cohesi ón a pesu de la / \
ausenc ia del conductor
-~;...,- Interpretación clásica, Aeacc i 6n posterior a
{Convicci ón espiritual)
la muerte de un miembro
Producción de
algo original
-~----- :'\Unque inconsciente, en
:;entldo anal, conexión con
/
(•! trabajo intelectual ------- ' Conflicto -básico entre
,....___ ~ - -- - •teoría• intelectual
"---', .._ - - - Mecanismo paranoide y versus instintivo
.a pedido ~ persona de referencia /
con plazo y sitio fijos \
~ - r......._-.. ,, / Sufrimi ento por
" Querer morir cuando el el conocimi"!nto
para publicar tr_a bajo está terminado
~
"',· Leyenda del Canto
'
del Cisne los dioses
---- - ----
Perder cosas ·----- -- , 3acriflcio Clel
Acusaciones persecutorias,, ; del creador
rabia por la pérdida
de dinero que entraña
faltar a las sesiones
expresó una gran insatisfacció_n respec to de mí
en el sentido en que el tra tam1en to , de grupo no
propo rciona ba ayu~a a_lguna. A_ nn . 111.~ parecí a
totalm ente contrad1ctor~o con m1s propia s obser-
vaciones, con lo que estima ba que era es te grupo.
Por supuesto, hab.ía al respec to una ~r~ n ambi-
valencia. Algunos procla maban deci~1damen te
que ya habían recibid o grand es beneficios, que
para ellos el grupo era. mu~ út~l. Habla ron del
gran alivio que da el d1scu t1r c1~rtas cosas que
están tan parali zadas en uno mismo , de modo
que tambi én había un equiva lente sentim iento de
satisfacción.
Las sesiones siguientes no fueron menos in-
teresa ntes en absolu to, sino más bien todo lo
contra rio. Me limita ré a dar un corto resumen
a fin de poner al tanto al lector acerca de cómo
contin uaron las cosas. En la quinta sesión, el
grupo expresó o mostr ó una marca da hostili-
dad hacia mí y al mismo tiempo plante ó el tema
de la muert e, de mi muert e en especial, del sui-
cidio de un pacien te, y un miem bro informó
que casi no había podido asistir debido a que su
padre había muert o el viernes anteri or. El grupo
me había ignora do todo lo posible, me había
tratad o como si yo no existiera, y todos se con-
virtier on aprox imada mente en un . «conductor
auxiliar». En la sexta sesión me dirigí al grupo
como un todo y le señalé aquell a circunstancia,
a lo. que siguie ron mucha s respue stas individua-
les, y el grupo estuvo más bien vivaz y produc-
tivo. En este caso, no cabe duda de que mi inter-
vención masiv a dirigid a al grupo como un todo
fue correc ta. En la séptim a sesión, se verbalizó
una gran hostili dad en relació n conmigo. Yo
aparec ía como alguien que repren día a los miem-
b!os, se produ jeron explosiones bastan te agre-
sivas contra mí y finalm ente uno de los n1iem-
b~?s, en quien era el rasgo más destac ado, reco-
gio Y s~ñaló la rebelió n partic ular contra mí en
tal!to figura patern a. Este mismo homb re infor-
mo en la octava sesión que, en efecto, él se sen-
286
tía mucho mejor, que había vuelto a ver a su
ana l1sta
·
. ·en e1 campo durante la serna
h b ,
lo a ia ic
a· h
o' al
.
n_:usmo tiempo que
na y que se
expresaba
una gran dependencia de mí. La sesión siguiente
(la novena), tuvo como rasgo destacado el hecho
~e que en ~no sus miembr os tuvo experiencias e
1nterpretac1ones de la conduc ta de los demás
abierta mente paranoi des, pero esta revelación se
hi~o en un_ sentido favorable. Estos rasgos para-
noides tuviero n de nuevo interesa nte resonancia
en los demás. Se llevaron a discusión una serie
de relacion es y afectos psicóticos. En la décima
sesión, aparte de estas relaciones psicóticas, fue
notable descub rir que en la familia de muchos
de ellos había habido casos de suicidio -«el es-
queleto en el armario » de la familia como apuntó
uno de los miembros. Quisiera mencionar que
uno de los miembr os dijo que sentía un senti-
miento de júbilo en el grupo semejante al que
experim entaba en la iglesia en su infancia. ~~t_e
sentimi ento de júbilo y de exaltación era d1f1c1l
de ocultar . Entonces comentó que sentía tal cosa
«detrás de los ojos». Esto me llamó .1~ aten.ción,
pues son las mismas palabras que ut1hza Tr1gant
Burrow para describir este mis1no punto en uno
de sus estudios.
A fin de completar mi informe acerca de este
grupo sus comienz~s quisiera mencionar dos
acontecimientos particulares:
1) Uno de los miembros femeninos, la. seño-
rita G., sufría de cáncer. Fue el grupo quien la
ayudó en un p~imer mo1!1-~nto a darse , cuenta
de que debía vi~1tar un medico. Esto l,levo a que
la operara n. ~as ta1~de tuvo una r~ca1da, e hizo
una metástasis de cancer de pulmon, y, desgra-
ciadametne, murió. Ésta fue la única experien-
cia de este tipo que yo nunca he tenido, y creo
haber informado en otro sitio acerca de lo sig-
nificativas que fueron las reacciones individua-
les de los miembros del grupo. Cada reacció n
era coherente con la psicopatología de cada indi-
viduo. Esto es lo que cabría esperar . Pero en

287
este sentido el material fue extremadamente atrac-
tivo. Un hecho real, que había conmovido gran-
demente al grupo, fue aquí la base co1nún de
esta resonancia.
2) La otra observación que quisiera hacer es
que terminé por darme plena cu~nta, por 'Yez
primera, en este grupo, del mecanismo de chivo
emisario. Este chivo emisario, era, en verdad, la
víctima de la agresión, de las energías destructi-
vas que estaban dirigidas realmente contra mí,
el conductor. Anteriormente sólo había notado
que tenía yo un deseo instintivo, que a veces
satisfacía, de acudir en rescate de la víctima.
Analicé al grupo en conexión con sus ataques,
pero no advertí plenamente entonces que lo que
yo hacía era básicamente una reacción de contra-
transferencia. En este grupo en especial tomé
plena conciencia de esto y actué de acuerdo con
este insight.

MAXIMAS

Aquí van, a modo de máximas, una serie de co-


mentarios inconexos respecto a las funciones del con-
ductor o de principios que, a modo de 1nemorán-
dum, le sirven para recordar qué es lo que se pro-
pone hacer, cómo puede llevarlo a cabo o cómo no
debe intentarlo.
1) Prepárate bien. Nunca habrás terminado de
aprender. Tienes que trabajar en ti mismo tu fun-
ción y tu actividad. Tu conducción es un aprendi-
zaje continuo pero no debe serlo a expensas del
grupo.
?) No debieras comunicarte con el grupo para
satisfacer tus propias necesidades tal como la de
aliviar tu propia ansiedad. '
3) Comprueba y entiende los principios de la
situac1on
· ' grupo-ana I'1tlca.
· Tú eres quien tiene que
crearla Y activamente mantenerla en tu función de
288
administrador y como responsable d. t ,
. . 1rec or y guia
4) ~1gue siempre al grupo. Escucha antes d~
intervemr. Cuando creas haber entendido, escucha
otra vez Y comprueba si lo que habías entendido es
correcto.
5) Tu función habitual no es la de transmitir
tu insight al grupo, la de interpretar. Deja que el
grupo encuentre la solución por sí mismo, y si no lo
hace, pregúntate qué es lo que se lo impide. De ser
necesario, podrás a veces ayudarles a hacerlo con
suavidad. No utilices el análisis y la interpretación
-especialmente la interpretación histórica- como
defensa.
6) Trata de averiguar por qué y de qué manera
el grupo se las apaña para no entender. (De paso,
también, cómo cada uno de los pacientes se las arre-
gla para no cambiar.) En el análi~is de. estos blo-
queos y resistencias puedes s~r mas_ activo Y ayu-
darles a descubrir las razones 1nconsc1ente~ que P~i::8
ello existen. Si las razones son compart1~as, sena-
lalas a todos, al grupo como un t?do, med1~nte con-
.,
f ron t ac1on, ana"l1ºsis del comportamiento lo mismo que
con interpretación. . , .
7) Toda interpretación en su sentido mas am?110,
b . ión está basada en primer
de hecho toda o servac 'todo Es aquí donde son
I
lugar en e gruP .
o como un ·
. . , fiºgura/fondo y la correcta
I orien tac1on .
importantes a · Esto no equivale a d ecir ·
localización del trast?;no. todo el tiempo deba ir
• retac1on Y
que toda interp 1 rupo como un to d o.
dirigida necesariamente a , g to sea óptimo no ha de
8) Para que el tratam1en 1 tiempo y el cuidad~
. Tómate e .
ser demasiado 1argo. d . n éste al paciente y para
necesarios para intro u~1ra~ión del tratamiento. Ana-
elaborar con él la ter~;~ toda demanda o ap~n;:
liza en cualquier oc~st1as individuales dent_rbol e
ºd d d entrev1s sea pos1 e.
neces1 a . ,,e rupal siempre . qude tiene de estar
misma ses1on g la neces1da que
9) Concéntrate en 289
enfe rmo , de defe nde r su enfe rme dad Y en su auto-
dest ruct ivid ad. No te deje s man ipul ar perm itien do
que te colo que n en la pos ició n de ser ~ uien tiene
que cura rlo. Dem uést rale que no eres n1 su pad re,
ni su mad re ...
1O) ¿ Qué hac er con las prov oca cion es y reto s de
los paci ente s? Un grup o de pac ient es te someter á a
una fuer te prue ba. Det ecta rá tus pun tos déb iles cual
-
si se trat ara de un gen io cole ctiv o en psic olog ía. Ten
drás que ape lar a tus recu rsos de salu d rnen tal para
hac er fren te a esta s heri das y sufr imie ntos . Reto.mar
tu anál isis pers ona l de nue vo cad a tant o no es nece-
sari ame nte la mej or resp uest a. Muc ho mej or pue de
que sea disc utir dich as tens ione s con cole gas con
quie nes se tien e un ente ndim ient o mut uo, quiz á me-
ram ente en térm inos cien tífic os y técn icos , y man-
tene r con ello s una espe cie de disc usió n libr e de
grup o al resp ecto . Si eres pers ona razo nab lem ente
sana y emo cion alm ente bien equ ilib rada tu vida mis-
ma y tus prop ios inte rese s deb iera n ayu dart e esto s
trau mas en tu auto esti ma en just a pers pec tiva .
11) Si con duc es el grup o de acu erdo con los
prin cipi os enu ncia dos en este libr o y segú n el espí-
ritu de esta s máx ima s. Te hará s cad a vez más fuer te
y mej or, lo mis mo com o tera peu ta que com o per-
sona. Un gen uino inte rés teór ico y filo sófi co en todo
el tem a ayu da, pien so, a enc ontr ar el corr ecto equi-
libr io entr e el com prom iso hum ano y el dist anci a-
mie nto deseable. Tal inte rés perm ite apre ciar la im-
P?rt anc ia gen eral , univ ersa l, de lo que suce de, más
bien que el mer o deta lle que requ iere aten ción in .
n1ediata de uno .

290
CAPÍTULO 7

EL CONDUCTOR COMO PERSONA


y SU FORMAClóN

Nos ocuparem os aquí de las cual"d 1 ades persona-


1es, t an t o d e 1as deseables como
· de 1as 1n
. deseables
de un f uturo grupoana lista. '
Su personal idad es verdaderamente importante
puesto que de ella dependerá el estilo general co~
qu~ ~onduzca s_u grupo. O;i~siera otorgar la primera
pr1or1dad a la 1ntegr1dad etica del candidato en for-
1:1ación. El gr~poana lista tiene una gran responsabi-
lidad sobre quienes le confían su cuidado. Esto tras-
ciende lo que podría llamarse responsabilidad mé-
dica, co1no veremos de inmediato.
Su interés en _el sujeto debe ser auténtico. No
debe estar sobrecarg ado con motivos tales como
«ayudar a la gente», porque muy a menudo éstos
se basan en motivaciones individuales profundamente
arraigada s e, inclusive, en conflictos no resueltos.
Esto no interesa. El interés del conductor debería
ser de un tipo más imparcial, _má~ _subliin:ado, de
modo semejante al interés del c1ent1f1co a:usta. Ta-
lante y dotes psicológicas resultan esenciales p~r~
este oficio, sean innatas o tempranamente adqu1r~-
das, lo mismo da. Lo más probable, como es habi-
tual, es que se trate de ambas cosas.
291
A mí me ha parec ido siem pre que el pape l de un
cond uctor en un grup o grup oana lítico es semejante
al de un poet a o un escri tor en la comu nidad . Tiene
que ser receptivo de los prob lema s corri entes de su
tiempo y creat ivo para expr esarl os a fin de acercar-
los a la conciencia de los sujet os implicados. Es
mene ster desta car enfát icam ente que una buen a inte-
ligencia es tan nece saria como la capa cidad de com-
pren der y de hace rse comp rend er en térm inos sen-
cillos. Es impo rtant e el senti do comú n, esa facultad
tan poco comú n. Toda s estas carac terís ticas pueden
desa rroll arse y mad urar del todo sólo con el entrena-
mien to y la form ación que se adqu iere con el traba jo
real con pacie ntes.
Sería difícil exag erar la impo rtanc ia de una capa-
cidad en parti cular , esto es, la capa cidad de escu-
char recep tivam ente, de mant ener en reser va las pro-
pias expe ctati vas y prejuicios. El cond ucto r debe te-
ner una men te activ a al mism o tiem po que abier ta a
la mult itud de ramificaciones de lo que se observa.
Esta comb inaci ón no es frecuente.
Es fund amen tal la hone stida d para consigo mis-
mo y para con los demás. Debe amar tamb ién la ver-
dad, aún cuan do sea desagradable y cont raria a la
vent aja perso nal. Nada me ha impr esion ado más que
ver hasta qué punt o la gente some te sus pensamien-
tos, emociones, convicciones, opiniones, e inclu so su
verd ader a estru ctura mental, a venta jas y desv entaj as
y a toda suert e de cambios en su fortu na. Esto se
pres enta a menu do de modo muy mani fiest o y claro,
pero en general la gen te se niega con gran tenac idad
a admi tirlo en su prop ia perso na, y a corre gir dicho
preju icio.
El futur o terap euta debe ría ser ment al y emocio-
nalm ente equil ibrad o, y capaz de lleva r toda su vida
con una ampl itud de inter eses tal que le perm ita tener
experiencia del mun do y cono cimi ento de las perso-
nas. No quiero decir con esto que debe ría ser un seño-
292
r
o sjn o un hoi n-
rito de. sociedad qu e ten ga n1u c ho inu nd
)cr icn c·1·as y ,,. ., u,,..p-e,:-.z. d e a rre n-
bre abi ert o a las nu eva s cx¡ 4
. ' •
J

idad par a cxp eri -


der de est as y c~arsc un a op ort un
,

crc n tes si tua cio -


n1e nta r sus pro pia s res pu est as a dif
de tra .t.; l()rn os
nes. D_cbc csta1~ :ª_zonab.lcn1cn te lib re ion es
neurótico s O psicoticos, así co1no de .m alf orm ac
ual es . A todo
de carácter Y de gra nd es desviaciones sex
t que ten ga
esto pu ede ay ud arl e muchísimo el ins igh
ones incon s-
acerca del po de r de sus pro pia s motivaci
el significado
cientes Y su experiencia personal con
uisición cons-
de fenómenos de transferencia, cuya adq
tituye pa rte esencial de la formación.
terapéutico s
La atm ósf era qu e se cre a en grupos
idez, de des es-
debe ha cer po sib le la experiencia de val
rco de segu-
peranza y desesperación de ntr o de un ma
se vuelve hacia
ridad. En sem eja nte situación, el grupo
de da r fuerza.
el con du cto r co mo a un dios que le ha
de ale jar al
La ve rda de ra edu cac ión (Bi ldu ng ) ha brá
a su po de r a
terapeuta de la ten tac ión de suc um bir
ma nte ne r un a
sus fan tas ías de om nip ote nci a y de
nfr on tar se con
indebida am bic ión terapéutica. Al co
iedades, espe-
los grupos ap are cen cie rta s típicas ans
onadas con la
cialmente pa ra el pri nc ipi an te, relaci
de que tie ne
expectación, inc on sci en te del con du cto r,
y omnipoten-
que ser pe rfe cto , o inclusive omnisciente
inconscientes,
te. ~st as son sus pro pia s pre sun cio nes
y no es de ex tra ña r qu e sie nta miedo
. La pe rso na real-
tal cu al es.
mente au tén tic a no tem erá qu e se la vea
ibl es aspiracio-
No ma nte nd rá de sor bit ad as e ins ost en
rá la hu mi lda d
nes de ten er qu e ser pe rfe cto y ace pta
Y la mo des tia qu e, en tan to ser es
hu ma no s, ten em os
-sobradas raz on es pa ra pro fes ar.
ciones polí-
Sean cuales fue ren sus gu sto s y convic
en tem en te li-
ticas como ciu da da no , de be ser lo suf ici
ra tra tar con10
?eral en un sen tid o pro fun do co mo pa
su gru po . Es to
iguales a tod os los ser es hu ma no s de
ere nte s en un
no quiere de cir qu e no sea n bie n dif
tad ore s, int e-
Plano real. Algunos son atr act ivo s, en can
293
ligentes; otros, en can1~io, so~ difíciles y molestos•
los hay influyentes y neos, mientra s que otros so~
criatura s miserables y hasta de~agradables. No es rne-
nester que el conduct or sea ciego ante esta diferen-
cia, pero en un sentido profund_o s?mos seres hu-
manos iguales. Casi se puede decir « iguales» en sen-
tido espiritu al. Esto me lleva a la cuestión de la re-
ligión.
La religión, para tener algún valor, tiene que ser
sincera y en ella ha de creerse profund amente. Es
difícil pensar que una persona religios a pueda ayudar,
puesto que su deseo es formar al otro en su misrno
espíritu , y esto, como ya hemos destaca do, no es Jo
deseado. Esta objeció n no corresp onde en los casos
de sacerdo tes o ministro s que desean utilizar el insight
grupoan alítico e inclusive formars e para su trabajo
grupal con sus herman os de religión. En tal caso
podemo s suponer que todos están de acuerdo en el
deseo de compar tir el mismo espíritu religioso. Debe
decirse también que fuera de la religión hay actitudes
de equival ente profund idad en la adhesió n fanática
a ciertas convicciones, inclusive la adhesió n casi reli-
giosa a alguna escuela psicológ ica en particul ar. Cabe
otra objeció n a la religión, en el sentido de secta o
de cualqui er sistema de religión existent e ~ el mun-
do, y es que, en tanto verdade ros científic os, nos re-
sulta muy difícil tratar cualqui era de tales sistemas
religiosos de distinta manera que a cualqui er otra
creencia mitológ ica o supersti ciosa. Como igualmente
cierto es que, en vista de las 1nuchas pruebas y tribu-
laciones de la vida, es mucho más difícil vivir sin
sistema alguno de este tipo que con él. Sin embargo,
aunque como cien tíficos no podemo s adherir nos ver-
daderam ente a un sistema religios o en particul ar, el
aspecto creativo , es para nosotro s en gran medida
equival ente al aspecto religios o. Y el caso es que nues-
tro trabajo nos permite utilizar plenam ente este as-
pecto. Fina]me nte, llegamo s a lo que tan scncilla-
294
mente decía Goethe: «Quien posee ciencia y arte es
religioso; el que no posee estas cosas, debería tener
Ja religión».
Después de habe r resumido lo que debiera ser el
conductor en tant o persona, no podemos deja r de
decir algo acerca de lo que debiera no ser. Evidente-
mente, la prim era observación es que no debiera ser
lo opuesto a aquello que acabamos de indicar como
deseable, pero más en part icul ar excluiríamos a las
personas con perversiones en grado importante, como
por ejemplo, los sádicos, los homosexuales, los para~
noicos, y aquellos que llevan una vida neurótica, son
miembros de un plexus acusadamente neurótico y no
están en condiciones de liberarse de ello. No quere-
mos personas que sólo buscan ventajas personales,
sea material o de cualquier otro tipo, ni los engreí-
dos, hipersensibles o fanáticos, ni aquellos que pien-
san que están destinadas a cumplir una misión.

LA FORMACIÓN DE GRUPOANALISTAS

Selección de candidatos

Sobre la base de las características hum anas ge-


nerales, que acabamos just ame nte de revisar, vaya-
mos ahora a la selección de los candidatos para la
formación. Podemos supo ner que la may oría de las
personas que no cumplen en absoluto con los requi-
sitos se autoeliminarán, es decir, que no acud irán a
nosotros. Pero si lo hicieran, sería muy fácil recono-
cerlas. Por lo demás, la selección de cand idat os no se
distingue mucho de la de pacientes. Hemos hab lado
de la importancia de la educación general y, por su-
p~esto, cierto tipo de pruebas, como un títul o acadé-
~ico,. debe utilizarse como gara ntía . Lo mis mo que
e psicoanalista. el grup oana lista tiene muc ho que
aprender de disciplinas tales con10 la sociología, la

295
antropología, Ja biología, la fi]osofía, 1a historia , ~a
política, la vida econón1ica, la literatur a, ~~ arte. S111
embargo, aparte de la disciplina ~e. elecc1on_ ~ ~spe-
cialidad, basta con tener una n1in1n1a fa1n1handad
básica con los aspectos más importa ntes de estas o_tra_s
disciplinas. Por supuesto, hemos d~ _ponderar s1gn1-
ficación especial de un título de medico co1no tal, el
de una formación psiquiát rica más en particul ar, y
aún más en la de psicoanálisis.

Título médico
Ventajas. Por supuest o, es importa nte que el futuro
candida to esté familiarizado con enfenne dades mé-
dicas desde un punto de vista somátic o y psicosomá-
tico. Es importa nte el conocim iento básico de anato-
mía y sobre todo de fisiología, y más aún la orienta-
ción biológica que los estudian tes de medicin a llevan
consigo. Es evidente que una gran parte de la edu-
cación médica es inneces aria, como, por ejemplo , los
conocim ientos de cirugía, traumat ología, de enferme-
dades infecciosas, de ginecología o de obstetri cia. Una
excepción, si bien muy importa nte, la constitu ye el
entrena miento psiquiá trico y muy particul armente un
íntimo contact o persona l con paciente s psicótic os, en
la amplia gama de condici ones con las que se encuen-
tra el psiquia tra, entrena miento que de otro modo
no se puede adquiri r. Hablo, por supuest o, de una
forma viva de psiquia tría, de una psiquia tría diná-
mica, como se la ha llamado . Allí donde falte una
formaci ón médica como la indicad a, y en particu lar
la experie ncia psiquiá trica, el campo de acción del
futuro psicote rapeuta padecer á de limitaci ones muy
precisas .
Inconvenientes. La enseñan za de la medicin a es
por sí misma práctica mente antipsic ológica en su
orientac ión, salvo en raros casos de profeso res parti-
cularme nte bien dotados y con interés al respecto .
296
, 1n éd ic o co ns tr ui do so br e ,,,d h a~c <l e lo<.;
.
11J m od el o d . - . t' nf cr rn cc J..1 J .Y cu ra , no ;<ié
.P
to s e n o n n a hd od ,. e.e
co nc ep . l . ta. ,~ca s' de l f ut u r 0 • . . ra pc u ta
otc
lldapta b1e n a as ps ,c
1· , ta , se a g r up oa na li ~t a Af or 1un a <l a m.e nt·ee '
1c oa na ls

I>
· · "
Sea ps . .rn od cl o ur ga r, f"., m ·ic.o 11 . a·
• 1te,,gr 1
rr ol la r un
es pos1blc .de sa ue n o a do le zc a de es to S 1·nconve.n1•en-
q
de pe n sa nu cn to • • ,

in te rn a de
u e
nt ro del m1s · m o 1n · c1uy a
n1 ed 1c 1n a
tes , J" cuya
.

p sico lógicos h umanos.



s
ipso fa cto los fa ct o re de qu e la edu cación mé-
no ha y du d a
En gene ra l, ar la educación psiq uiá-
do e~ pa rt ic ul
dica, incluyen e la s ve nt aj as compensan
a, Y qu
trica, es un ~ ve~taJ bi er a. A l co m pr ob ar qu e da da
s s1 la s hu
su s desventa3a as de qu e hemos de oc u-
s pr ob le m
la na tu ra le za de lo s pe rs on as si n form ac ión
ve z m ás la
parnos, son ca da as p o r es te tr ab ajo, lo único
ra íd
médica que se ven at qu e se le s pu ed an da r ]as
es pe ra r
que nos ca be es an al m enos las le cc io ne s
qu e ap re nd
facilidades p ar a qu e es tá fa m iliarizado el
n la s
más im po rt an te s co
a.
estudiante de m ed ic in

ca
Formación ps ic oa na lí ti
ca be du da de qu e la formación
Pros y contras. N o ál is is pe rsonal, es m uy
uy en do el an
psicoanalítica, in cl es in di sp ensabl e. p er o ha y
to se nt id o,
deseable. E n ci er la cuestión. Si nu es tr o
es tr ec ha m en te
que ex am in ar es ta fo nn ac ió n, o en ot ra s
iz ad o
candidato ya h a re al ic oa na li st a experim en ta do ,
es un ps
palabras, si y a m a, aú n cu an do to da ví a
o h ay pr ob le
tanto m ej or . N e un ps ic oa na li st a fo rm a-
ex ce pc io na l qu
sigue siendo gr up oa ná li si s. B ie n en-
en te al
do se de di qu e se ri am ch oc a de ni ng ún m od o co n
li si s n o
tendido el gr up oa ná oa na lí ti ca s. Un p u n to m uy
de s ps ic
sus pr op ia s ac ti vi da qu e el ps ic oa na li st a for-
ries go de
importante es el li m it ac io ne s qu e im po ne
ad o p o r la s
mado se vea tr ab es to se pu ed e su p er ar y
a. S i bi en
su propio si st em en el ca so del ps ic o an a-
ha ce rl o. A u n
son capaces de Ja ex pe ri en ci a y Jn forn1n-
ad o,
lista pl en am en te fo rm
297
ción grupoanalítica personal resulta imprescindible.
Lo que ante todo tenemos que saber de psicoaná-
lisis es lo que hace al desarrollo temprano de la sexua-
lidad y del yo, el poder universal de los instintos auto-
destructivos, el modelo estructural de personalidad,
la psicología total tal como se incluye en las investi-
gaciones de Freud sobre el sueño, el acercamiento
al inconsciente dinámico a la luz de las formas clási-
cas de resistencias y defensas, y, en términos amplios,
de represión. Con independencia de esto, un conoci-
miento dinámico de los inconvenientes, aunque no
reprimidas funciones del yo y del superyó, y, final-
mente, pero no por ello menos importante, familiari-
dad con la transferencia, tanto desde el punto de
vista del paciente como del psicoanalista y con la con-
tratransferencia, y como resultado de todo esto, la
adquisición de lo que he llamado «actitud analítica».
Si nuestro candidato no ha tenido esta experien-
cia analítica, puede adquirirla suficientemente en su
propio grupoanálisis, con tal de que sea lo bastante
intensivo y extenso. Pero aun entonces puede com-
pletar su formación en cuestiones analíticas mediante
una experiencia analítica individual. A mi juicio, como
tan a menudo he repetido, la secuencia mejor sería
la siguiente: primero someterse a un grupoanálisis, y
luego trabajar esa experiencia en la situación biper-
sonal. Sería deseable que este psicoanálisis no fuera
tan prolongado como suele ocurrir en el caso de los
psicoanalistas profesionales, más bien de sólo uno o
dos afios de duración. U.na cosa es cierta: que este;>
-el análisis- no se puede aprender sólo en los libros.
No obstante, es menester insistir en que tampoco se
puede aprender sólo por experiencia. Son necesarios,
además de la experiencia personal, el estudio y el
trabajo intensos, la lectura y la reflexión.
Tal como lo indiqué, las ventajas especiales de la
formación psicoanalítica personal son evidentes; pero
el ser un psicoanalista plenamente formado también
298
a ci er to s in co nv en ie nt es . ea b n,a desta
Pre se nt . f -a u n cu an do . _ ca r que
éste, se a qu1en ue re no s c1 narnos po r
l f . na , es tá P "
reud1a
en te ro a 1a es cu e a s y co nv ic c~ i
1
reg ª ~e~eral
id ea
m uy in fl ui do p o r las co n qu ie n se h nef.~ pe cu li ar es
del an al is ta di dá ct ic
o a or m ad o de
l . s cu al es qu ie ra d '
d an a 1s ta en ser
m od o .tal· qu e os t ,
s1.
pu e
bien d1st1ntos en re
pu nt o de vi st a m ás ampJ 1·0 , lo rea 1mente
Desde un ·
qu e el te ra pe ut a ha ya desa rr ol la d o una
ne ce sa ri o es , . ar pa ci en te s difíciles con
p ar a tr at
ca pa ci da d armon1~a es pí ri tu psicoterapéutico
ít1 co , co n un
un es pí ri tu ana~ in ad a escuela psi-
tal co m o el fo rJ ad o P º: ' un a de te rm
al id ad es , en to do caso, re su lt an
co an al ít ic a. E st as cu ac ti vi da de s analíticas tan-
es en su s
ig ua lm en te es en ci al m o gr up al. Es cierto que
in di vi du al co
to en si tu ac ió n ac ió n de gr up o supone
n
ci as en un a si tu
las ex pe ri en a la fo rm ac ió n que no
nt ri bu ci ón
un a si gn if ic at iv a co no ni en el m is m o gr ad o
m od o al gu
pu ed e ad qu ir ir en co n la si tu ac ió n biper-
fa m il ia ri za do
quien sólo es té be pe rf ec ta m en te darle la
ia , ca
sonal. E n co ns ec ue nc ar qu e el fu tu ro psico-
y af ir m
vu el ta a la cu es ti ón rm ac ió n fu nd am en ta l en
te ne r su fo
an al is ta de be rí a si es posible, a su for-
co n pr io ri da d,
gr up oa ná li si s,
ió n ps ic oa na lí ti ca es pe cí fi ca .
m ac

m a de F or m ac ió n pa ra F ut ur os
A) E sq ue y pa ra P si co te ra pe ut as G ru pa le s
G ru po an al is ta s

st a aq uí ac er ca de las pr ec on -
Lo qu e he dicho ha ti ca s de pe rs on al id ad
y ca ra ct er ís
diciones hu m an as se le cc ión de ca nd id at os
es ió n y en la
pa ra es ta pr of nd ic io ne s al go id ea li za da s
as co
re su lt a, claro está, un sf ac er pl en am en te en ca da
pe ra r sa ti
qu e no po de m os es é re fi ri én do m e a la fo rm a-
ar . C on ti nu ar
caso pa rt ic ul ri tu , es to es , el de un mo-
m o es pí
ción de nt ro del m is co nd ic io ne s. P o r ta nt o,
las m ej or es
delo óp ti m o en co nt ra st e, la s co nd ic io ne s
o po r
co ns id er ar em os lueg
299
mínima s que son de esperar y en las que dch c ríamos
insistir. Parece obvio, puc~. qu e la mayor parte de las
persona s se encontr arán en a lgú n sitio d e ntro del
amplio abanico co1nprendido entre estos dos extremo s.
El esquem a siguient e de formaci ón debe entende rse ,
pues, en el sentido que acabam os de indicar.
En todo esquem a de formaci ón es necesar io ser
muy cautos en la selección de las persona lidades y
más aún en lo referent e a su prepara ción in terna en
el sentido indicad o en párrafo s anterior es. Es impor-
tante tomarse todo el tiempo y el trabajo necesar ios
en esta selección. Además de la psicopa tología per-
sonal del candida to también deben tenerse en cuenta
tanto su plexus y otras redes sociales como los pro-
blemas con que éstos lo enfrent an y el modo en que
los resuelve o no. En término s práctico s puede ser
deseabl e -como en el caso de un pacien te- examin ar
no sólo al candida to mismo, sino también a las per-
sonas importa ntes de su familia y ajenas a la misma,
en su red y su plexus íntimo.
La necesid ad primera y más importa nte es insistir
en su particip ación como miembr o pleno en un gru-
po terapéu tico. Evident emente, si quiere ser un grupo-
analista , este grupo debería ser conduc ido por un
grupoan alista plenam ente compet ente. Esta forma-
ción debería ser comple ta y es probabl e que lleve
tres años. Hay pros y contras para tener juntos tales
candida tos en grupos especial es, o la inversa . Como
ya lo indiqué , he tenido experie ncias con ambos mé-
todos, ambos tienen sus problem as y ninguno de ellos
es ideal. De haber una selecció n suficien te de grupo-
analista s didáctic os, tal vez sea ligeram ente preferi-
b~e manten er al futuro candida to en un grupo de pa-
cientes comune s, el que, por supuest o, debería ser
adecuad o para él. El primer año, aproxim adamente,
d~ esta experien cia persona l de grupo debería con-
s~derarse como de informa ción diagnós tica y evalua-
ción supleme ntaria. Esto no debe hacerse demasia do
300
lista di-
explícito, pue s de lo con tra rio se pone al ana
r de
dacta en una situ aci ón ext rem a de examinado O
jor sea
juez, lo que no_ es deseable. Tal vez lo me
ir al fu-
ado pta r ~na act itu d no compro1netida y dec
grupo.
turo ~and~d~to que ant e tod o debe unirse a un
una im-
Su d1spos1c1ón a .aceptarlo es por sí mis1na
ones. En
por tan te pru eba de la ser ied ad de ~us intenci
en este
con jun to, los pro ble ma s todavía no resueltos
án en la
esq uem a no dif ier en de los que aún no lo est
for ma ció n psi coa nal ític a.
peu ta
Sup ong am os que después de un año el tera
mación,
rec om ien da al can did ato que continúe la for
deberían
o que la inic ie de nuevo. En dicho caso
posible-
verlo o vol ver a verlo uno o dos consultores,
hacerse
me nte aqu el que pri me ro lo vio y que pueda
do, se le
de él un jui cio independiente. Si es acepta
proyecto
dar á a ent end er que puede con tinu ar con su
haya en
de lleg ar a ser un grupoanalista, aunque no
de nin-
cad a eta pa un com pro mis o definitivo de par te
damente
gun a de las per son as implicadas. Aproxima
ibilidad
en est e mo me nto ; teniendo en cuenta con flex
didatos,
las dis tin tas situaciones de los diferentes can
ta, a fi~
pue de com enz ar a sen tars e con otr o terapeu
no es el
de obs erv ar un gru po en curso en el que ya
tici pan te.
un mi em bro paciente, sino un observador par
po par ti-
Si el ana list a did act a que conduce este gru
cuado,
cul ar sie nte que ha llegado ·el momento ade
al aspi-
cua ndo lo considere oportuno, puede con fiar
o super-
ran te que lleve un grupo por sí rnismo baj
per ti-
visión. Pue de comenzar leyendo la lite rat ura
eña nza
nen te des pué s del pri me r año, pero la ens
después
teó ric a má s sistemática sólo debe comenzar
De est e
de est e tiempo, es decir, después de dos años.
experien-
mo do, podemos tornar también en cue nta las
experien-
cia s y los problemas que surgen de la pro pia
en tan to
cia del candidato en tanto co-conductor y
teó ric a
con duc tor bajo supervisión. La ins tru cci ón
ndo el
debe continuar aún, muy en par ticu lar cua

301
candidato comienza a conducir grupos por sí mismo
bªJ·o supervisión personal y luego sin ella.
Quizá sea oportuno mencionar aqu1, 1os me'to dos
·
auxiliares que son por cierto válidos, cua~do están
disponibles, y que a mi juicio son de mayor ~mportan-
cia para la formación que para el !r~tam.1ento. Me
refiero por ejemplo a la pantalla un1d1recc1onal , con
todas sus evidentes posibilidades, grabaciones sono-
ras sobre todo y videotape. No cabe ocuparnos más
aquí del uso que puede hacerse de estas técnicas como
métodos auxiliares de aprendizaje, e incluso de inves-
tigación.
Esbozado el esquema en las mejores condiciones
y para la formación óptima de un grupoanalista, pen-
semos cuáles son las mínimas condiciones de forma-
ción en las que hay que insistir. Han de hacerse con-
cesiones relativas a dificultades prácticas que no evo-
cadas por el candidato, y hemos de enfocar todo el
asunto a la luz de las emisiones, que pueden ser de
naturaleza complementaria. Es decir que, si conta-
mos por una parte, con importantes signos positivos
tales como dotes especiales o una personalidad espe-
cialmente apta, hemos de hacer nosotros, por otra
parte, todo lo posible por dar más. Por ejemplo, algu-
nas personas pueden no haber tenido una formación
psicoanalítica, en ese caso su propio grupoanálisis
adquiere la mayor importancia. A la inversa, en cir-
cunstancias excepcionales se puede renunciar a la exi-
gencia de grupoanálisis personal prolongado en el caso
de un candidato bien formado y experimentado en
psicoanálisis y que dé muestras de interés e inclina-
ción por extender su ámbito profesional a grupos y
dé capacidad para aprender lo que puede y cuando
puede. Estamos todavía en una etapa de desarrollo
en este campo, en que con harta frecuencia hemos de
comprometernos y desviarnos del curso óptimo. Lo
peor por desgracia es que los que están disponibles
para la función de enseñantes suelen no contar con
302
r

la form ación óptin1a. Si , por otro lado, la expe rien ci a


]la sido coni plet a, po den1 os en esta s circ
unst ancias
disp cns~r a l fut_u r o grup oanali sta de la formació n
teóri ca, en es pecial cuan do dé muestra s evid entes de
trabajar al resp ecto por su cuen ta.
He indicado Y~ ~ue la fonn ació n médica y psiquiá-
trica pued en om1t1rse , pero que esto acar rear ía al
terap euta cier tas limi taci ones al espe ctro de paci ente s
que pod rán trat ar. De mod o sem ejan te, si bien cier-
tas limi taci ones rela tiva s a aspectos tant o psicoanalí-
ticos com o grup oan alíti cos, resu ltan inevitables, aun
así cabe enc ontr ar pers ona s que resu ltan adec uada s
para prac tica r un tipo men os exigente de psic oter apia
grupal, siem pre que mod ifiqu e con cord ante men te su
trata mie nto Y evit e el verse llevado a aguas rnás pro-
fundas que las co1 ,venientes, para él y para sus pa-
cientes. Tal grup o de psic oter apeu tas no debe n ser
cons ider ados , por así decirlo, com o «ciu dada nos de
segunda». La psic oter apia de grup o de natu rale za me-
nos espe cífic ame nte anal ítica es un mét odo de consi-
dera ble valo r y eno rme utili dad, y en verd ad en un
gran núm ero de situ acio nes, es en real idad pref erib le
a un grup oan ális is prop io y completo. Por lo dem ás,
el grup ops icot erap euta en que pien so aquí , pued e, en
una etap a pos teri or, lleg ar a ser un grup oan alis ta
plen ame nte cual ifica do.
La cap acid ad sin dud a más hnp orta nte que debe-
ría cult ivar se y pres erva rse es la capa cida d de apre n-
der, esto es, de cam biar las acti tude s de acue rdo con
las exp erie ncia s e insi ghts d~ u~o, de ma~ tene rse flexi-
ble en lo rela tivo a las conv1cc1ones prop ias y sup erar
las defe nsas y resi sten cias con tra el apre ndiz aje en
el sign ifica do más prof und o del término. Par a deci rlo
de otra man era, si un hom bre ha pres erva do esta ca-
pac idad y la desa rrol la a trav és de la prác tica form a-
tiva y es cap az de desa rrol larla aún más a trav és
del 'trab ajo, esta rá entr e aqu ello s que mej oran a me-
dida que pas a el tiem po. Si care ce esa cap acid ad,
303
inevi table ment e fraca sará, regre sará, se deter iorar á
como terap euta y prob ablem ente se crear á dificul-
tades de tipo perso nal.
Ya que, aunq ue sin exag erar en abso luto, hemo s
pues to basta nte altas nues tras mira s en lo que hace a
esta profe sión, perm ítase me term inar este párra fo con
una obse rvaci ón perso nal, que estoy segu ro es apli-
cable igual ment e a otros . Pien so que nues tro traba jo
es muy herm oso y creat ivo. Perso nalm ente, yo no rr1e
camb iaría por nadi e ni camb iaría mi traba jo por nin-
gún otro. Este traba jo se reali za en la mate ria viva,
no como el traba jo del escu ltor, del artis ta o del
actor . Un direc tor de teatr o o el prod ucto r de una
pelíc ula tiene que traba jar, por así decirlo, con títe-
res o actor es entre nado s y no con perso nas vivas.
Inclu sive el «psic odra ma» se basa en la actua ción, en ·
el role-playing , y no en la vida mism a, como nues tro
traba jo. Hall é que mi marc ado inter és por el teatr o
habí a dism inuid o hasta ciert o punt o, pues to que en
much os aspe ctos una pieza teatr al, a meno s que fuera
de prim era clase , es un «fracaso» comp arad as con el
dram a de la reali dad que ante sí se desplegaba. No
nece sitam os, como Prom eteo, form ar hom bres a nues-
tra irnag en y seme janza , sino a la suya, lo que tene~
mos que hace r es ayud arles a llega r a ser lo que son,
para usar el dictu m de Nietszche: «Sus perso nalid a-
des emer gen de sí mism as. El méto do no debe ser
una cami sa de fuerz a, aún cuan do si cada uno a su
estilo debe ente nder y respe tar sus raíce s y princ i-
pios». Una pacie nte que en un mom ento no podí a
enfre ntar al grup o sin mí decía, desp ués de que yo
anali zara esto con ella: «lo que me parec e esencial
no es lo que usted hace , sino lo que es». Eso, por
supu esto, inclu ía lo que ella veía en mí, pero tamb ién
me abar caba en tanto soy, y me sentí complacido.
Pero esto no se refie re a mí exclu sivam ente sino que
se aplic a a cualq uiera que tenga el valor de ser lo que
es, inclu so en calid ad de cond ucto r.

304
CAPÍTULO 8

LA ENSE&ANZA DE LA PSICOTERAPIA

A. Enseñanza y psicoterapia

Son procesos relacionados; tal vez sea mejor decir


-
que se sup erp one n y tienen en común sus mecanis
ili-
mos fundamentales. Los meros hechos o las hab
un
dades pue den ser enseñadas por un maestro a
me-
alumno de un mo do más o menos didáctico y
s,
diante el ejempl(?. Aún en este caso, como sabemo
s-
la relación per son al que se crea entre alumno y mae
e-
tro reviste una eno rme importancia. Apenas nos ref
s-
rimos a la enseñanza o al aprendizaje de nuevas per
que,
pectivas, la situ aci ón se vuelve diferente debido a
que
aprender hechos o aspectos nuevos, cualquiera
allá
sea el tema, nos obliga a cam bia r la act itud más
a-
de los hechos que esta mo s considerando. Nos top
ica-
mos, pues, como lo ha demostrado tan categór
tos
mente la Sra. Abercrombie, con antiguos concep
Y actitudes. El pro ces o de ens eña nza /aprend
izaje es
su
uno sólo y el mismo. El docente tiene que ser a
ta-
vez un buen apr end iz par a com pre nde r las dificul
de
des del alumno. A la inversa, desde este pun to
de
V!sta comprendemos nos otro s que la psi cot era pia
de
t~po más intenso -y sobre todo, por supuesto, la
un
tipo ana líti co- , s.ólo se puede des crib ir como
305
proceso de aprendizaje, y más a_ún co1:1~ un ~roceso
de desaprendizaje. En el lenguaJe anaht1co n1as con-
vencional, esto corresponde ría a la resolución analí-
tica de las defensas y las resistencias, y en lenguaje
estructural, sería la modificación, por el análisis, de
las funciones inconscientes del yo y del superyó. Am-
bas, la psicoterapia y la enseñanza, por tanto, tienen
que ver, en última instancia, con la cuestión del cam-
bio de actitud en la persona íntegramente .
Si enseñamos psicoterapia, se trata, por cierto, de
una cuestión de compromiso personal intenso, y en
esa tarea el método didáctico o el aprendizaje en los
libros resulta casi inútil por sí mismo. La psicoterapia
se r'uede enseñar mejor en el proceso práctico de
una ~ituación terapéutica.

B. Res is t encías

Puede ser muy útil enfocar específicamente las


resistencias al cambio, las resistencias al aprendizaje,
cuyas causas deben ser anuladas en un proceso de
desaprendizaje.
a) Resistencias a ser mandado. Con ello me refie-
ro al hecho de ser mandado cualquier cosa por quien
sea. Esta resistencia es más acusada entre dos varo-
nes, lo que tiene que ver con el hecho de que el que
aprende sienta la relación como de dependencia, una
suerte de sumisión. La sumisión de varón a varón es
un área particularme nte sensible debido a la conno-
tación sexual libidinal inconsciente. En otros térmi-
nos, para muchos, el recibir enseñanza, cualquiera
sea, de otra persona, constituye una herida narcisista.
En consecuencia, habría que tratar de no enseñar
nunca nada a menos que alguien lo requiera especí-
ficamente, y también procurar evitar llegar a intere-
sarse demasiado por el aprendizaje del candidato.
b) Al aprendizaje. Ya hemos explicado esto. Lo
306
viejo es un obstáculo para lo nuevo. En lo fundamen-
tal se trata de una defensa contra el desaprendizaje.
Uno puede ayudar a superarla con la interpr etación ,
la confrontación y, en la situación terapéutica, con el
análisis.
c) Al necesario ca1nbio de actitud . Sólo perdur a
aquello que se ha aprendido como resulta do de un
cambio de actitud. La mejor recomendación para el
n1aestro en el caso de este tipo de dificultad es que
practiq ue lo que trata de enseñar desde su rol de
supervisor, que demuestre estar él tambié n dispue sto
a cambi ar y a fijarse en facetas nuevas e inespe-
radas.
d) Resiste ncias que se refiere n más específ ica-
mente a la relación terapéutica. Estas resiste ncias
comprenden su supuesto, toda esa parte del análisi s
la más import ante concerniente a las defensas, la
influencia inconsciente . de la estruc tura del yo, y las
funciones inhibidoras del superyó. Esto se refiere a
todo nuevo insight, pero más aún si en vez de inte-
resarn os por un tema neutra l o aparen temen te neu-
tral, nos interesamos por el paciente mismo. Hay que
agregar a esto la reacción transferencia! del pacien te,
que, en última instancia, es la resistencia más pode-
rosa de todas, un intento final para retene r intacta
la neurosis básica. Para tratar todas estas resiste ncias
es impor tante ser siempre lo más concre to y directo
posible; estar en estrecho contacto, por así decirlo ,
con la «línea de fuego» de defensas con la línea fron-
tal de la dificultad, de modo de poder penetr ar bajo
la piel del paciente.
De~emos centra rnos en la situaci ón del aspira nte
e_n quien e~t~s procesos queda n subray ados. La uti-
hda~ espec1f1ca .de la situación grupal tanto para la
ensen~nza como para la terapia es el tema centra l de
este hbro. _Tanto más si el tema que a uno le inte-
~~~:r:;iaº tcluy e el enseñar a los aspirantes de psi-
e grupo. Por lo tanto, en lo que sigue

307
un re su m en de un mé to_ d_o qu e yo he 1:1sado y,
da ré da d, y en un ci ar é los
ha sid o de gr an ut ih
qu e m e
.
pr in ci pi os del m ism o. tie ne n su s pr op io s pr ob le m as
Nu es tro s as pi ra nt es
se nt id o de q_u e nece sitan
te ra pé ut ic os , no só lo en el
a an ál isi s de sd e_ un pu ~t o de vi sta te ra péu-
te ra pi O
m bi én en ta n! o futuro s
tico, sino m uy en es pe ci al ta
ut as . De ac ue rd o co n el m od el o de psicoanáli sis
te ra pe
m os en gr up oa ná lis is, al
qu e ha st a ci er to pu nt o te ne
pe rs on al te ra pé ut ic o le re se rv am os un lugar
an ál isi s
pe cíf ico . ~s te , po ste rio rm en te , vi en e co m pl et ad o con
es . Ex ac ta m en te del
ex pe rie nc ia s de su pe rv isi ón
di ve rs as
o m od o qu e un pa ci en te , ne ce sit a un tie m po des-
m ism
o o un añ o aproximada-
pu és del an ál isi s -m ed io añ
- an te s de po de r de ci r qu e ha «t er m in ad o real-
m en te
en te su an áli sis »; de ta l m an er a, el fu tu ro analista
m m bi én un a canti-
o de gr up o) ne ce sit a ta
(in di vi du al
mí nir r1 a de añ os de ej er ci ci o au to rre sp on sa bl e
da d rm ac ió n. Es te en-
ha st a co m pl et ar su fo
del an ál isi s as , en et ap as que
bl e, qu e pr og re sa po r et ap
fo qu e do
so br ep on en m ut ua m en te , de sd e 1a ca lid ad de pa-
se de te ra pe ut a bajo
a la de as pi ra nt e, la
ci en te ha st
isi ón y ev en tu al m en te lle ga r a se r un te ra pe ut a
su pe rv
su pe rv isi ón , pa re ce se r el m ej or qu e podemos
sin el pr ob le m a de
pa ra el m is m o no re su el ve
pr oy ec ta r,
ac ió n de ps ic ot er ap eu ta s qu e no de se an pa sa r
la fo rm
r la to ta lid ad de la fo rm ac ió n de especialización
po , re sp ec tiv am en te .
lis ta o de l gr up oa na lis ta
del ps ic oa na
es ta s co nd ic io ne s, de la s qu e m e oc up é en el
Ba jo
ley Ho sp ita l du ra nt e qu in ce añ os , la cuestión
Mauds
se pl an te a es si es po sib le fo rm ar m éd ic os que
qu e
ec tiv os en un a situación
desean se r ps ic ot er ap eu ta s ef eo qu e sí, y con
¿ Se pu ed e ha ce r es to ? Cr
in te gr ad a.
os re su lta do s, so br e la ba se de l tip o de
m uy bu en
up o de su pe rv isi ón qu e yo he co nd uc id o, y de
gr te gr up o 5 ~
do s lo s pa rti ci pa nt es . Es
a~uer~~ co n to ca pí tu lo XX de 1n1
ex te ns a en el
~iscutt? de m an er a
ro tit ul ad o Th er ap eu tic G ro up An al ys is; aq uí me
lib
308
limi taré a los aspectos más impo rtant es. Este grupo ~ -'-
de enseñanza era una alter nativ a al tipo de grupo de ',
BaJint, con médicos de n1edicina general que se venía
desa rroll ando por el tiempo. Nunca he visto personal-
men te un grup o Balint, pero pienso que su conduc-
ción era muy difer ente de la mía. Alguna que otra
vez hemos cont ado con miem bros que habían tenido
experiencias en amb os tipos de grup o y que parecían
habe r saca do más provecho de este tipo de discusión
libre de la experiencia grup oana lítica . Los grupos
Bali nt estab an destinados a ense ñar a los médicos
de med icina general, mien tras que mis estudiantes
eran aspi rante s de post-grado que ya cont aban con
bast ante experiencia psiq uiátr ica, o que tenían expe-
riencia psico anal ítica o que quer ían hacerse psicoana-
listas. Mi impr~sión pers onal es que en el método de
Bali nt el uso de la situación de grup o era más o
menos incidental, mien tras que en el caso del grup o
del que yo habl o en este libro, la cosa era totalmente
diferente. Era una situación de enseñanza que deriva-
ba muy consciente y prec isam ente de las caracterís-
ticas parti cula res de esta situa ción grupal. Es justa -
men te ese punt o el que quie ro desa rroll ar aquí como
ejemplo de un princ ipio grup oana lítico fund amen tal.
Las fron teras del grup o estab an nítid ame nte estable-
cidas y se man tenía n dinámicamente. Espe ro que la
simple desc ripci ón de este grup o de enseñanza en
todas sus condiciones, se entie nda tamb ién como una
ilustración, com o un modelo de lo que se podr ía hace r
en cual quie r situa ción grup al en que se traba je.
Tal com o ya , se ha dicho, los parti cipa ntes eran re-
sidentes deseosos de apre nder algo de psicoterapia.
Ellos mism os cond ucía n grup os y llevaban tamb ién
psico terap ias indiv idua les a la vez, y el prop ósito de
este semi nario de supe rvisi ón era que ellos extraje-
ran el rnáximo beneficio de su simu ltáne a experien-
cia como terap euta s, y apre nder de ella todo Jo po-
sible. Solían ser entr e cinco y siete, apar te de even•
309
ntraban regularmen te con-
tuales visitantes. Se enea a sentados informalme nte
. ez por seman ,
migo una v h b"t ción para grupo d e1 h ospitat .
, 1 en una a I a .; d .
en c1rcu o f"n toda una ses1on, es ec1r
'b os con este I , .
y pasa am
d h 5 y me d"1a 0 tres · Tra1an consigo . los
unas os ora . t de su grupo de pacientes res-
°
apuntes de tratamdien "ón se informaba todo lo con-
. . y en ca a ses1
pee t1vos, de dichos grupos. El am-
cerniente a tres o cuatro 1 ¿· ., L
. .
biente era 1n orma1f y se alentaba a 1scus1on. os
, b"
res1.dentes de es. te grupo se conocian . ien unos a otros. · 1
E ran co1egas, am igos• , en ciertos respectos,
, . , r1va es
fuera de esta situación. Por esta razon, evite tratar
toda cuestión de índole privada. Fue muy claro, p~es
que este grupo no era lo mismo que u~ grupo psico-
terapéutico. Esto no significa que careciera de ef~cto
terapéutico sobre sus miembros, ya que en realidad
lo tenía. Si alguien quería por su voluntad traer a
colación experiencias realizadas en sus grupos o
en este seminario, en conexión con su vida privada,
se le permitía hacerlo, pero no se lo incitaba a que
lo hiciera y a veces había incluso que desalentarlo .
La tradición que se desarrolló entonces fue que el
informador me informaba a mí a la vez que infor-
maba a sus colegas; sus colegas participaba n a su vez
libre y abiertament e, no sólo en la discusión técnica,
sino inclusive en gran medida en la cuestión de la
motivación _personal, de lo que en psicoanálisi s se
ll~ma reacciones transferenci ales y contratrans feren-
c1~le~. De esta ma~era los miembros del grupo tenían
multiples Y, muy ~~versas ocasiones de aprender. Este
grupo llego.~ utilizarse para entender bien a fondo
de la conex1on profunda de la t , .
ecn1ca e ca da uno
d
de los co1egas, su enfoque 1 , f
de e11os creaba su re , • ,a atmos era que cada uno
ante los demá ' , accion a tópicos especiales Y
s, as1 como sus e t , .
. nales sólo con 1 . . arac er1st1cas persa-
' a actividad , .
que estaban manifiesta P?ramente tecn1ca con
tamiento en este gr me1te vinculados. El compor-
upo, e grupo operatorio mismo,
310
era to1nado en cuenta ton1ando el lugar que le corres-
pondía dentro del procedimiento psicodinámico, pero
no se adelantaba ni se permitía que se con virtiera
indebidamente en una preocupación del grupo. Esto
se observa a n1enudo en grupos similares a modo de
defensa. La caract<:rística más a destacar de todo eso
era que no se dejaba de tomar en consideración nada
que resultara pertinente al trabajo en discusión. Quie-
ro insistir una vez más en que todo se inscribía en el
modelo y la perspectiva correctas en la medida en que
las condiciones y el objetivo funcional del grupo jamás
se perdían de vista.
Los residentes participantes cambiaban continua-
mente y no existía ninguna duda de que el objetivo
principal era que cada uno aprendiera en este proceso
el máximo posible en tanto persona. El grupo podía
en verdad intercambiar problemas y comportamien-
tos comunes, pero era conducido en beneficio del
individuo. Yo mismo aprendí mucho observando una
y otra vez estas acumulaciones interesantes de expe-
riencias relativas al grupo terapéutico y su conductor,
así como los problemas que surgían de la mezcla
y el entrelazamiento de estas experiencias. Creo que
este tipo y este método de enseñanza no sólo es útil
para la enseñanza de los psicoterapeutas, sino que
puede convenir a cualquier otro tipo de enseñanza.
Yo mismo he realizado experiencias similares y he
utilizado los mismos principios en Northfield durante
la Segunda Guerra Mundial, cuando se me pidió que
introdujera a mis colegas en el arte de la psicoterapia
de grupo. Mi experiencia es que en general este tipo de
grupo se trata con excesiva frecuencia como si fuera
u? grupo terapéutico, lo que no siempre es positivo.
Pienso que una de las razones de que así sea estriba
en que el maestro -por lo común un grupoterapeu-
ta en actividad-, se siente más cómodo, más a salvo,
en su papel de terapeuta que en el de maestro.
Este breve recuerdo de un método de enseñanza

311

de la psicoterapia, incluyendo la grupopsicoterapia,


se trajo a colación aquí en vista de la probabilidad
de que en el futuro nos veamos cada vez más abo-
cados a la tarea de formar para la práctica de la
psicoterapia, en un plazo razonable, a médicos y otros
profesionales que lo necesiten, a pesar de que no
puedan seguir el curso completo de formación del
experto.
En nuestro actual contexto este ejemplo debiera
dejar en claro dos puntos que me parecen importan-
tes. En primer lugar que este método, el mejor que
conozco a este fin, parece cumplir la función que le
asignamos, a saber, tratar y enseñar a psicoter apeutas
en acción, en la función real que están llamados a
desemp eñar y en una situación en que los problemas
pueden convertirse en tema de estudio y de demos-
tración. En segundo lugar, pone de manifie~to una
vez más la importancia que tiene el delinear cuida-
dosame nte cada situación grupal de acuerdo con los
principi os del grupoanálisis, y de este modo tener
siempre en claro su límites, hasta dónde se puede y
conviene ir y a dónde no se debería llegar.
Este libro, pues, termina tal como empezó, mos-
trando que los principios que gobiern an nuestras
actividades en psicoterapia grupoan alítica operan,
rnutatis mutandis, en una gran varieda d de situacio-
nes importa ntes y en otras tareas de la vida misma.

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Compilada por ELIZABETH T. FOULKES

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N.B.: Los artículos publicados antes de 1938 fueron firmados


con el nombre auténtico del autor: S. H. Fuchs.

318
Esta obra se terminó de imprimir en el año
de 1986 en los talle11es de Compañía
Editorial Electrocomp, S.A.,
Calz. de Tlalpan 1702
Col. Country Club.
México, D.F.

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