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El documento analiza el desarrollo psicológico de la adolescencia y la intensificación de las pulsiones agresivas y libidinales durante esta etapa. Explica que la regresión es un componente normal del proceso adolescente que permite resolver conflictos infantiles. Sin embargo, una regresión excesiva puede generar angustia, culpa y poner en peligro la integridad psíquica del adolescente. También explora cómo la agresión adolescente puede dirigirse hacia afuera o hacia adentro, y cómo la ideología y los grupos social
El documento analiza el desarrollo psicológico de la adolescencia y la intensificación de las pulsiones agresivas y libidinales durante esta etapa. Explica que la regresión es un componente normal del proceso adolescente que permite resolver conflictos infantiles. Sin embargo, una regresión excesiva puede generar angustia, culpa y poner en peligro la integridad psíquica del adolescente. También explora cómo la agresión adolescente puede dirigirse hacia afuera o hacia adentro, y cómo la ideología y los grupos social
El documento analiza el desarrollo psicológico de la adolescencia y la intensificación de las pulsiones agresivas y libidinales durante esta etapa. Explica que la regresión es un componente normal del proceso adolescente que permite resolver conflictos infantiles. Sin embargo, una regresión excesiva puede generar angustia, culpa y poner en peligro la integridad psíquica del adolescente. También explora cómo la agresión adolescente puede dirigirse hacia afuera o hacia adentro, y cómo la ideología y los grupos social
Quizá la entenderemos si centramos nuestra atención en los destinos de la pulsión agresiva, aparece con toda su intensidad en la adolescencia bajo múltiples y cambiantes formas, que van de la mentalización a la acción o más precisamente del sueño y la fantasía al asesinato y el suicidio. Su operación en términos de sus determinantes endógenos y exógenos, los destinos de la libido. La preocupación por los destinos de la libido cedió lugar a una inquietud por las vicisitudes de la pulsión agresiva. Si tomamos al píe de la letra la conducta y las palabras del adolescente, su angustia consciente y sus sentimientos de culpa en relación con la sexualidad La culpa y la angustia vinculadas a la sexualidad no desaparecieron, sino que simplemente han sido desalojadas de la conciencia en virtud que la sexualidad infantil y adolescente cuenta con la aprobación y el aliento de los especialistas, los padres y los pares. La pulsión agresiva, propias metas como resultado de una mezcla insuficiente entre libido y agresión. Violencia apoyada por toda suerte de ideologías y razones, y la pasividad, la agresión se vuelve contra uno mismo, contra el objeto o contra el ambiente no humano, indicando un desequilibrio o desmezcla fatal entre las dos pulsiones básicas. Dos pulsiones en la pubertad se intensifican en igual medida las pulsiones agresivas y libidinales. Las pulsiones en la adolescencia desmezclan de pulsiones, la pulsión agresiva, en su forma primaria no atenuada, es cualitativamente diferente de la agresión empleada con fines defensivos. Esta diferencia obedece a que para ser modificada y adaptada a los intereses del yo. La agresión es un medio que permite al individuo injerirse en el ambiente a fin de moldearlo de modo de salvaguardar apropiadamente su integridad psíquica, su autoestima y su integración social. Es incapaz de dar expresión a la verdadera naturaleza de su causa o a las medidas necesarias para la regeneración de la sociedad, para joven deben existir causas básicas y remedios definitivos, con urgente propósito de armonizar su self con el entorno. Problema del desarrollo adolescente, el avance hacia la genitalidad saca a la luz los antecedentes pulsionales de la niñez y sus relaciones objétales predominantes, Entre las relaciones objétales infantiles reactivadas por la maduración sexual, durante mucho tiempo cumplió un papel cardinal el vínculo edípico positivo; solo mas tarde y en forma gradual hallaron un lugar de singular importancia en la teoría de la adolescencia, complejo de Edipo negativo y las relaciones objétales preedipicas. El desarrollo adolescente progresivo procede siempre por las vías regresivas, relaciones de objeto preedipicas y edípicas. En esta regresión forzosa, sin la cual es imposible alcanzar la madurez emocional, peligro a la integridad de la organización psíquica. La intensificación de la pulsión sexual (pregenital y genital) en la pubertad no representa por si misma la fuente exclusiva de los peligros psíquicos conocidos como angustia edípica y culpa sexual, desarrollo adolescente, ese desarrollo progresivo depende de la regresión, su tolerancia y su empleo en pro de la reestructuración psíquica. Normalmente, el avance hacia la genitalidad es acorde con el yo, y cuenta con el apoyo social de los pares y la sanción del modelo parental respecto de la unión sexual y la paternidad o maternidad. En ese camino, los obstáculos están dados por las fijaciones pulsionales y la angustia superyoica. Estos impedimentos en el sendero del desarrollo son aspectos universales de la condición humana; Del éxito que tenga la regresión adolescente- ala que Anna Freud (1958) llamo “la segunda posibilidad”- como reparación y restauración depende, que una u otra de estas alternativas sea el legado de la adolescencia. La regresión componente del proceso adolescente, constituye una fuente de conflicto, angustia y culpa. Como cualquier otro estado de emergencia psíquica, o sea, interferencia con la homeostasis psíquica, aquí se recurre a las medidas de defensa. Estos acomodamientos suelen presentarse en una mezcla de diversas combinaciones. Dicho de otro modo, pueden darse como cambio interno y como acting out., cabe sostener que la regresión a la pregenitalidad y a su relación de objeto siempre posee un carácter desacorde con el yo; tienen a disminuir la autoestima. Movimiento regresivo en la intensificación del narcisismo de la adolescencia, el cual provee un asilo y un refugio cada vez que el proceso adolescente fracasa, o bien es visitado como efímero lugar de descanso. En uno y otro caso, la regresión adolescente representa un peligro que adquiere dimensiones catastróficas cuando el impulso regresivo a la fusión con el objeto se vuelve demasiado fuerte y el yo-realidad no puede contrarrestarlo. En tal situación la aniquilación de la individualidad llega a su punto culminante y se torna inminente la disolución de la estructura psíquica. La regresión es ilimitada, e interminable, el progreso solo es asegurado por la creciente delimitación del self. En su derrotero final, la regresión da paso a la megalomanía y al narcisismo primario, mientras que el progreso desemboca en una afirmación del principio de realidad y en la aceptación de la muerte. Función específica que es inherente a dicha regresión; la regresión hace operar al yo evolucionando, dotado de las capacidades propias del periodo posterior a la latencia, sobre los conflictos, la angustia y la culpa infantiles que el débil y limitado yo de los años anteriores era incapaz de resolver, neutralizar o despojar de su carácter nocivo. Estas tareas han pasado a ser el mandato del yo adolescente, puede afirmarse que solo un yo capaz de hacer frente a esas tareas tiene las propiedades de lo que cabe denominar “yo adolescente” La regresión adolescente apunta a resolver las dependencias infantiles por que estas son inconciliables con las relacionadas objétales adultas y la autonomía del yo, relaciones objétales infantiles en su ambivalencia, que afirma la dependencia del objeto tanto en términos de agresión como de libido. El temor a la perdida del amor y la angustia de castración provocan una tenue mezcla de ambas. Bajo la influencia de la regresión adolescente, esta fusión se anula parcialmente, y la ambivalencia primaria- que incluye el amor incondicional (posesividad total) y el odio irreconciliable (destructividad total)- invade las relaciones del adolescente con los objetos, los símbolos, las representaciones y el self, opuestos de esta ambivalencia pueden asumir durante la adolescencia proporciones delirantes sin que ello constituya una indicación de psicosis. La mezcla de pulsiones en relación con un mismo objeto puede ser eludida dividiendo al objeto, o escogiendo un objeto parcial para amar y otro para odiar, uno para poseerlo y otro para destruirlo. Esta solución durante la adolescencia tiene el efecto de primitivizar en forma permanente las relaciones objétales. Si la demezcla pulsional y la ambivalencia primaria son duraderas, esta postura en materia de conducta, de ideas y de moral se torna rígida e inflexible. Habrá de ser descartado todo aquel que no se adecue a este modelo, porque no puede tolerarse ninguna necesidad personal del objeto, o sea, ninguna individualidad en “el otro". Un yo adolescente será capaz de cumplir la tarea regresiva si puede tolerar la angustia resultante de la regresión pulsional y del yo. Y esto solo es posible si permanece lo ligado a la realidad como para impedir la que la regresión alcance la etapa de indiferenciación. Si no esta preparado, por fuerza evitara la resolución regresiva de los conflictos infantiles y no podrá consumar el desapego emocional de los lazos familiares y de las fantasías y simbolismos infantiles. Cuando la regresión tiene que evitarse, el proceso interno se juega sobre las realidades efectivas actuales, y en ese caso el adolescente exterioriza y concreta lo que es incapaz de vivenciar y tolerar interiormente como conflicto, angustia, culpa y depresión. Si al adolescente le es imposible conciliar e integrar, las necesidades y deseos anacrónicos del periodo infantil, tendera a reafirmar su libertad de las dependencias de la niñez por medio de la acción y la imitación. Ya que no puede entablar contacto, regresivamente con su mundo infantil. En el plano superyoico, las posturas pulsionales irresueltas e inconciliables se representan bajo la apariencia de elementos absolutos y opuestos, el bien contra el mal, lo nuevo contra lo viejo. La adolescencia en busca de una nueva matriz social de la que puedan llegar a ser parte integrante. La función social de la adolescencia abrazar una ideología a los atajos que toma el adolescente cuando trata de eludir la regresión. Lo seducen entonces fácilmente las causas o grupos sociales que definen para el lo bueno y lo malo, y el hace los suyos los agravios sufridos por esta gente. Si uno comete actos de agresión y violencia, pero es un miembro de un grupo que aprueba la acción, ello tiende a neutralizar su culpa individual; muchos adolescentes que usan al grupo como mampara protectora contra los sentimientos de culpa, santificando la agresión en nombre de un bien supremo. Conceptualización que hace al adolescente de su ambiente. El blanco de su agresión. La estructura psíquicas tiene su origen en la interacción incesante entre el individuo y su entorno humano y no humano, y necesita ser apuntalada por ella, luego de que están han sido selectivamente interiorizadas, integradas y organizadas en un patrón duradero que se suele designar con el nombre de “ personalidad”, esa interacción depende de la reciprocidad de la función, el entorno proporciona ingredientes o nutrientes indispensables para que el organismo psíquico humano tenga un crecimiento y desarrollo sólidos, incluyen estímulos externos suministrados por el medio cultural según el sexo, la edad, el lugar y la época . Estos estímulos complementan las predisposiciones madurativas y las canalizan hacia una estructura y contenido apropiados, hacia sus funciones personales y sociales. Toda vez que el entorno cae por debajo de cierto nivel de complementariedad, adquiere un carácter nocivo y el organismo psíquico que el envuelve sufre un daño. Winnnicorr “ambiente facilitador”, para designar el hecho de que el desarrollo humano solo puede producirse si el organismo cuenta con fuentes externas de experiencias especificas de cada fase. Durante la niñez adquiere singular importancia la particular naturaleza del entorno- especialmente en los que se hace a las relaciones objétales y al sentido de seguridad física. - Periodo adolescente, la envoltura de la familia y el vecindario se despliegan y penetran en el ámbito de la sociedad, si el entorno carece de las condiciones esenciales que permiten la articulación de las potencialidades y aspiraciones de los jóvenes con respecto a algo que realmente importa, se verán críticamente perjudicadas las interacciones mutuamente beneficiosas entre el adolescente y su ambiente. La apatía y el caos, la rebelión y la violencia, la alineación y la hostilidad, son las consecuencias sintomáticas de un mal funcionamiento del proceso social metabólico. El empeño del adolescente por cambiar su ambiente es un afán de establecer armonía y congruencia entre las estructuras psíquicas y ambientales, para que se soporten una a la otra. Todo lo defectuoso u obsoleto que presentan las estructuras de las instituciones sociales aparece expuesto en la conducta de muchos adolescentes. Para quienes arriban a esta etapa con capitales insuficiencias yoicas, el grupo de pares se convierte en heredero directo de la descartada envoltura familiar, sin cumplir, empero, esa función positiva para el desarrollo que han mantenido en gran medida y por doquier las formaciones grupales juveniles. El efecto positivo del "ambiente facilitador", que depende de los requisitos normativos del desarrollo adolescente, presupone que el niño ya ha interiorizado, antes de llegar a la adolescencia, aquellos aspectos del ambiente que durante este último período jamás podrán pasar a formar parte de aquel. En otras palabras, si el adolescente tiene expectativas o demandas inadecuadas para su edad, nuevamente se producirá una disrupción entre el organismo y el ambiente. Toda suerte de expectativas infantiles han de cumplirse en el entorno de manera constante. La sociedad se trasforma en el progenitor idealizado, y torna emocionalmente vano al progenitor real. En casos de esta índole solemos observar que el conflicto edípico ha sido débil y su resolución incompleta. El progenitor fomenta este resultado cuando trata de ahorrarle al niño la angustia conflictiva de la fase edípica y calma la desilusión que este siente por su insuficiencia y pequeñez con profusas afirmaciones acerca de su perfección y promesas de su grandeza futura. Tales gratificaciones narcisistas suelen demorar el ingreso en el período de latencia, o lo tornan imitativo y deficiente. En el varón, el complejo de Edipo negativo siguió siendo el conflicto central de su dependencia objetal hasta la adolescencia tardía. Esta excesiva conducta agresiva hasta la adolescencia tardía es una defensa contra deseos pasivos o contra la homosexualidad. Si hay una cuota excesiva de cuidados y dependencias nutrientes preedípicos vinculados al padre edípico, el self no consigue afirmarse y tiene lugar una regresión a la constelación edípica pasiva. Tendrá que lanzarse una embestida contra alguna autoridad interna o externa a fin de afianzarse mejor. Los adolescentes que se ven trabados en este impase siguen dos caminos alternativos: uno lleva a retraerse en un "exilio" personal (regresión narcisista, autista) ; el otro reafirma la necesidad de posesión del objeto mediante la conquista violenta resistiéndose de ese modo a la fusión regresiva.
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