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UNIDAD 1:

DE LOS DELITOS CONTRA LA


SEGURIDAD VIAL (1ª parte)

ÍNDICE DE LA UNIDAD DIDÁCTICA:

1.1 Objeto y ámbito de aplicación.


1.2 La conducción bajo la influencia de
drogas.
1.3 La conducción con tasa de alcohol objetiva
de delito.
1.4 La negativa a someterse a las pruebas
legalmente establecidas.
1.5 El delito por conducción manifiestamente
temeraria y manifiesto desprecio por los
demás.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 1


1.1 OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN.

Hoy en día el problema de los accidentes de tráfico ha llegado a adquirir tal


magnitud que puede decirse, que es una de las principales causas de
fallecimiento y de gastos sanitarios. Representa para los Gobiernos un grave
problema que reclama una gran inversión en infraestructuras viarias y medidas
legislativas encaminadas a paliar la continua e interminable estadística de
fallecimientos en accidentes de circulación, entre los que se encuentran implicados un
gran número de conductores que habían ingerido alcohol o se encontraban bajo la
influencia de drogas tóxicas o estupefacientes.

De la Memoria que presentó el Fiscal General del Estado al Gobierno en


septiembre de 2022 (sobre cifras del año 2021), se extraen las siguientes conclusiones
estadísticas relevantes: El aumento de procedimientos judiciales, acusaciones y
sentencias condenatorias ha sido tan elevado que no es que volvamos a los
niveles prepandemia de 2019, sino que se superan considerablemente. La
primera conclusión que llama la atención tras el examen de los datos estadísticos del
ejercicio de 2021 relativo a los delitos viales de peligro de los artículos 379 a 385 CP
es el muy notable incremento que experimentan todos los indicadores, tanto en el
volumen de actividad judicial, reflejado en el número de procedimientos incoados,
como en las cifras de acusaciones del Ministerio Fiscal y de sentencias judiciales de
condena.

El incremento del volumen de sentencias de condena se produce de forma


global en todos los territorios, aunque de forma más acusada, en términos absolutos y
por este orden, en Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana.

Con respecto a los menores de edad, en el año 2021 se incoaron 2.114


diligencias (71 causas por conducción etílica o bajo los efectos de drogas tóxicas; 120
por conducción temeraria; y por conducción sin permiso 1.923). Este último delito
aumenta acercándose a la cifra más alta, acaecida en el 2012 (1.958 causas). La
mayor parte de estos expedientes se resuelven con medidas extrajudiciales.

En cuanto al delito de abandono del lugar del accidente, a pesar de no poder


ofrecer datos estadísticos, se hace cada vez más presente en los procedimientos

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 2


judiciales, y las memorias de los delegados provinciales siguen llamando la atención el
incremento de los procedimientos incoados por este tipo durante el ejercicio 2021.

En el ámbito administrativo y a título de orientación, la DGT remitió a la Fiscalía


los datos siguientes:

La estadística de la mortalidad en accidentes de tráfico cada fin de semana


ha llevado a que, podamos aventurar, en una fecha concreta, puente festivo o fecha
de vacaciones cuántos fallecimientos se producirán en ella y cuántos accidentes
se registrarán en determinadas carreteras o zonas.

En las vías donde mayor es el volumen circulatorio y en las horas en que éstas
soportan mayor intensidad de tráfico, mayor es el número de irregularidades e
infracciones que se cometen y por tanto más elevado el número de accidentes. Esto
desvela que es proporcional la intensidad del tráfico y la cantidad de
irregularidades.

Se han adoptado por el Gobierno nuevas medidas legislativas y reglamentarias


en respuesta al problema de la gran siniestralidad que padecemos en nuestras vías de
circulación; tales medidas de reforma por ejemplo la sufrida en el Código Penal,
endureciendo las penas de los delitos contra la seguridad vial, y otras como la
actualización de la normativa administrativa de tráfico, que velan por un
aumento de la seguridad, incluso se prevé la actualización por parte del Fiscal de
Sala Coordinador en materia de Seguridad Vial, de conocida la Circular 10/2011.

De la circulación de vehículos a motor y ciclomotores, se deriva una gran


casuística a la hora de la intervención policial, donde no sólo el Policía se enfrenta a
casos de delitos contra la seguridad vial, como conducción de vehículos a motor

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 3


sin permiso, bajo la influencia de drogas o bebidas alcohólicas, entre otros, sino que
además, es habitual encontrarse con casos de lesiones por imprudencias e
incluso homicidios imprudentes derivadas de accidentes de circulación.

Sin duda alguna, en el día a día del Policía Local y en especial, de los
Instructores de Atestados, se deben tener claros los requisitos exigidos por texto penal
y la jurisprudencia cuando existiendo o no un accidente de tráfico, exista además una
responsabilidad penal por parte del conductor.

En conclusión, este curso se hace fundamental para la Policía Local, al amparo


de la competencia exclusiva del tráfico en el casco urbano, donde no sólo deben saber
afrontar situaciones de índole administrativo, sino que deben enfrentarse a contextos
mucho más difíciles donde, la afectación del ámbito penal, provoca la inseguridad
policial de no cometer un ilícito penal al lesionar un derecho fundamental de las
personas, como es la libertad personal.

La Ley Orgánica 2/2019, de 1 de marzo, de modificación de la Ley Orgánica


10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal (en adelante CP), en materia de
imprudencia en la conducción de vehículos a motor o ciclomotor y sanción del
abandono del lugar del accidente así como la Ley Orgánica 11/2022, de 13 de
septiembre, de modificación del Código Penal en materia de imprudencia en la
conducción de vehículos a motor y ciclomotor, han contribuido a que sea
necesaria la formación policial en esta materia como herramienta de prevención.

La seguridad vial hace referencia a la seguridad en las vías de uso público,


para cuya consecución es preciso prevenir las conductas de riesgo y sancionar las
conductas más graves. Los delitos contra la seguridad vial castigan un conjunto
variado de conductas dolosas que ponen en peligro las condiciones garantizadas por
el ordenamiento jurídico para que la circulación de vehículos de motor, y ciclomotores,
por vías públicas, no presente riesgos superiores a los permitidos, protegiendo así a la
colectividad.

Adentrándonos en el lugar que ocupa en el texto penal los denominados


“delitos contra la seguridad vial” (en adelante DCSV), estos se encuentran
recogidos en los artículos 379 a 385 ter, dentro del Libro II "Delitos y sus penas",
Título XVII, "Delitos contra la seguridad colectiva", Capítulo IV "De los delitos
contra la seguridad vial" del Código Penal. Diez artículos que a su vez recogen

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 4


algunos varios hechos punibles, a través de incisos o apartados, con la premisa de
defender el bien jurídico protegido general: la seguridad del tráfico rodado.

Los citados preceptos fueron objeto de una importante reforma por LO 15/2007,
de 30 de noviembre. Por el contrario, la reforma penal por la LO 1/2015 no afectó a
los delitos contra la Seguridad Vial, salvo en lo que se refiere a la desaparición
genérica de las faltas, con la derogación del Libro II del Código Penal.

Más recientemente la LO 2/2019, de 1 de marzo incluyó un nuevo delito dentro


de ese capítulo IV reseñado: el delito de abandono del lugar del accidente del art. 382
bis CP, cuyo literal ya ha sido modificado por la LO 11/2022, de 13 de septiembre.
Los preceptos penales en materia de seguridad vial son en su casi totalidad normas
penales en blanco que obligan a remitirse a las leyes administrativas sobre la materia
para completar el tipo penal.

Estas normas administrativas principales sobre la materia son el Real Decreto


Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto articulado de la
Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial (en adelante
LTSV) modificada igualmente por la LO 11/2022, de 13 de septiembre, en lo relativo
a la obligatoriedad para la autoridad administrativa de poner en conocimiento de la
autoridad judicial los hechos derivados de infracciones de tráfico con resultado de
lesión o muerte, el Real Decreto 1428/2003, de 21 de noviembre, por el que se
aprueba el Reglamento
General de Circulación (en
adelante RGCir) y en algunos
casos el Real Decreto
818/2009, de 8 de mayo, por
el que se aprueba el
Reglamento General de
Conductores (en adelante
RGCon). Fuente: autobild.com

Pero eso sí, tampoco podemos hablar sólo de los DCSV, ya que íntimamente
relacionados con estos se encuentran los delitos de homicidio y lesiones imprudentes,
los cuales se ubican en los artículos 142 y 152, dentro del Libro II "Delitos y sus
penas", Título I "Del homicidio y sus formas" y Título II “De las lesiones” del

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 5


Código Penal, respectivamente, los cuales también han sido objeto de varias
modificaciones por las leyes orgánicas antes mencionadas, pasando que la mera
presencia de una infracción grave a ley de tráfico era una pauta orientadora hacia la
imprudencia penal establecida en el tipo, a la exigencia del vínculo o nexo causal entre
la infracción grave y el hecho producido.

Tras la reforma penal introducida por la LO 2/2019, de 1 de marzo, se intentó


establecer un criterio más concreto sobre la imprudencia menos grave, a cuyo afán se
elevaron las intenciones al Tribunal Supremo, a cuyo entender resolvió en Acuerdo
Plenario la importante Sentencia 421/2020, de 22 de julio, como veremos, donde se
establecieron unos criterios a priori para tramitarse los procedimientos por delitos leves
en casos de infracciones penales de lesiones imprudentes del art. 152.2 CP.

Además por su parte, la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), en sus art.


529 bis, art. 762.11, art. 764.4, art. 765, art. 770, art. 794 y art. 795 regula diversos
aspectos sobre la forma de proceder en asuntos relacionados con el Tráfico y
Seguridad Vial.

Todos los DCSV son delitos de mera actividad, de peligro abstracto o


concreto, según el delito de que se trate, en los que la consumación se produce con
la realización de la acción y la puesta en peligro del bien jurídico protegido, sin que se
necesario que se produzca un resultado lesivo entendido como una modificación del
mundo exterior perceptible por los sentidos. Asimismo, los DCSV son delitos dolosos
(no cabe la imprudencia como si en las lesiones u homicidios), es decir, delitos
cometidos con conocimiento y voluntad, o lo que es lo mismo, de forma
intencional o a sabiendas.

En estos delitos objeto de estudio en esta acción formativa, existe un bien


jurídico protegido independiente o distinto de los puramente individuales que consiste
en la seguridad vial, la seguridad en el tráfico de las vías públicas o de uso
común. Se trata de un bien jurídico colectivo o social.

Por último y sin otra consideración previa que destacar de forma genérica,
comenzamos con el estudio básico aunque pormenorizado de cada uno de los DCSV
tipificados en el vigente texto penal.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 6


1.2 LA CONDUCCIÓN BAJO LA INFLUENCIA DE DROGAS

Comenzamos este epígrafe indicando que el consumo de alcohol y drogas junto


a la conducción de vehículos a motor y ciclomotores, es una de las principales
causas de muertes en España. Según la memoria anual del Instituto de Toxicología,
los análisis toxicológicos realizados a 751 personas fallecidas en 2018 en accidente de
tráfico (535 conductores, 143 peatones y 73 acompañantes) muestran que el
consumo de alcohol, otras drogas y psicofármacos sigue influyendo
negativamente en la seguridad vial: por lo que respecta a los conductores fallecidos,
más del 43% (232) ha dado positivo en consumo de alcohol, drogas de abuso o
psicofármacos.

Según la Memoria anual del 2022 del FGE anteriormente mencionada, en el


ámbito de la actividad sancionadora administrativa aumenta considerablemente el
peso específico de los expedientes sancionadores por conducción con presencia
de drogas, que alcanzan los mayores volúmenes de toda la serie estadística.

Las normas sobre estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes y otras


sustancias análogas, se recogen en el artículo 14 de la LTSV y el artículo 27 del
RGCir, que se expone a continuación:

1. No podrán circular por las vías objeto de la legislación sobre


tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial los
conductores de vehículos o bicicletas que hayan ingerido o
incorporado a su organismo psicotrópicos, estimulantes u
otras sustancias análogas, entre las que se incluirán, en
cualquier caso, los medicamentos u otras sustancias bajo cuyo
efecto se altere el estado físico o mental apropiado para
circular sin peligro.

2. Las infracciones a las normas de este precepto tendrán la


consideración de muy graves, conforme se prevé en el (hoy
actual) artículo 77.c) del texto articulado LTSV.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 7


Tanto en el ámbito administrativo como en el ámbito penal, no existe un
nivel ni tasa objetiva de concentración para las drogas de consumo como si
ocurre sin embargo con las alcoholemias, la diferencia radica en la mera presencia
en el organismo o la influencia que dicha presencia tiene sobre la conducción del
vehículo. Por tanto, la ausencia de alcohol pero la presencia de los síntomas externos,
hacen que el agente de la Policía Local sea el encargado de valorar si un conductor
podría encontrarse bajo los efectos de alguna droga tóxica y por tanto, se le conmina
a efectuar la prueba de detección legalmente establecida.

Fuente: i.dailymail.co.uk

En el ámbito penal, cuando instruimos por una causa relacionada con


conducción bajo la influencia de drogas, añadimos al Atestado el boletín de denuncia
administrativa por infracción al art. 14 LTSV el cual paralizamos en esta vía a la
espera de la resolución judicial, en base al principio Non Bis in Idem que se resume
en el artículo 85 LSTV y que desde la entrada en vigor de la LO 11/2022, de 13 de
septiembre, se impone la obligatoriedad a la autoridad administrativa de tramitación
del expediente sancionador, de que en todo caso, cuando se produzca un accidente
de tráfico con resultado de lesión o muerte, se ponga en conocimiento de la autoridad
judicial los hechos, acompañando la comunicación del oportuno atestado, al igual que
cuando en un procedimiento sancionador se ponga de manifiesto un hecho que
ofrezca indicios de delito perseguible de oficio, que lo pondrá en conocimiento del
Ministerio Fiscal, por si procede el ejercicio de la acción penal, y así proceder a su vez
suspendiendo las actuaciones administrativas a la espera del proceso penal.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 8


Sin más, entramos a exponer el literal del delito relacionado, recogido en el
artículo 379.2 CP, primer inciso, con idénticas penas que si de alcohol se tratara:

Será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o a


la de multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la
comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en cualquier
caso, a la de privación del derecho a conducir vehículos a
motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro
años el que condujere un vehículo de motor o ciclomotor
bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes,
sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas.

Por tanto, para la conducta típica, se requiere no solo detectar drogas en el


organismo del sujeto, sino además ese “plus” de influencia derivada de la
ingesta, en las facultades físicas y/o psíquicas en el conductor y por ende, repercute
en la conducción segura exigida a todo conductor, causando anomalías,
irregularidades y/o infracciones en la conducción, así como su participación en un
accidente de tráfico.

Así pues, los criterios mínimos para la instrucción de atestados y posterior


remisión a la vía judicial que garanticen una investigación judicial de los hechos,
serían los siguientes conforme al Oficio del Fiscal de Sala Coordinador a las
Policías Judiciales de Tráfico de 18 de julio de 2019, con instrucciones para la
elaboración de atestados por delitos de conducción bajo la influencia de drogas
tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas del art. 379.2 del Código Penal:

 Frente a una conducción irregular, accidente o infracción de normas:

o Cuando el conductor que arroje resultado positivo a la prueba


salival sea responsable de un accidente, cualquiera que sea su
alcance, o haya observado una conducción manifiestamente
irregular acompañada de infracciones tipificadas como graves o
muy graves en la LTSV, siempre que concurra cualquiera de los
signos externos o indicadores de afectación del acta de signos
externos.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 9


o Cuando no concurra alguna de las circunstancias del apartado
anterior pero en atención al número de signos detectados y su
intensidad, características del accidente o noma infringida, se
considere por el agente en valoración conjunta que el sujeto
sometido a las pruebas se encuentra influenciado por el consumo
de drogas en sus facultades psicofísicas necesarias para una
conducción segura.

 Durante controles preventivos (ver art. 28 RGCir):

o Según la combinación acumulada de varios signos externos


establecidos en el Acta al efecto (ver Oficio para más detalle en
relación a las diferentes combinaciones de signos externos).

o Cuando no concurra ninguna de las combinaciones de signos


externos del apartado anterior, pero en atención al número de los
detectados y a su intensidad, se considere por el agente en
valoración conjunta que el sujeto sometido a las pruebas se
encuentra influenciado por el consumo de drogas en sus facultades
psicofísicas necesarias para una conducción segura.

Del "acta de signos clínicos" que figuraba en el Anexo I de la Instrucción


12lTV-73, de 30 de noviembre de 2012, de la DGT, de carácter muy esquemático y
sintético, comprensiva de unos signos generales de actitud y comportamiento, aspecto
corporal, habla y coordinación, entre otras a la ya derogada Instrucción 1/2013, sobre
los controles de drogas a conductores, de la Fiscalía Superior de la Comunidad
Autónoma de Andalucía, Ceuta y Melilla, que contenía la denominada "acta de
sintomatología" o de "signos clínicos" como Anexo III, que recogía de forma
minuciosa un amplio elenco de signos referidos no sólo a percepción visual, sino
también auditiva, desorientación temporal, espacial y personal, aspectos motorices,
etc. se llega a la necesidad de estandarizar o protocolizar un “acta de signos
externos” uniforme para todo el territorio nacional para incluir en los atestados de
tráfico al respecto (Acta disponible en el material complementario de este curso).

En definitiva, la concurrencia de estos signos indicadores de alteración, en


correlación con el resultado positivo de la prueba salival, justifican la

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 10


instrucción de atestado, que ha de ser depurado en sede judicial tras la oportuna
actividad instructora, cuando, en atención a los que sean observados y a su
intensidad, se considere a juicio del agente con formación específica, siempre con
la necesaria flexibilidad, que existan indicios de que el conductor se encuentra
influenciado por el consumo de drogas.

Sobre si cabe efectuar una grabación de imágenes de los signos externos


detectados en el investigado, se dice que atendiendo a estos criterios de
proporcionalidad y necesidad, según las circunstancias, podrán obtenerse y grabarse
imágenes del investigado reveladoras de los signos externos que presentaba, a los
efectos de la constatación del tipo delictivo, debiendo incorporarse al atestado en
soporte adecuado la grabación obtenida.

Por otra parte, de acuerdo con la misma Circular 4/2019 FGE, sobre utilización
de dispositivos técnicos de captación de la imagen, de seguimiento y localización, para
acreditar la autenticidad de la grabación es imprescindible -señala la STS 990/2016,
de 12 de enero de 2017-, cuando ello es posible, su confrontación con el testimonio
en el acto del juicio oral del operador que la obtuvo y fue testigo directo de la
misma escena que filmó.

Los elementos esenciales y diferenciadores del delito del 379.2 CP por


conducción bajo la influencia de drogas con la norma administrativa son los siguientes
indicados a continuación:

 En el ámbito penal (art. 379.2) el sujeto responsable sólo


puede ser el conductor de un vehículo a motor o
ciclomotor, no "cualquier vehículo".

 No se establece ningún tipo de tasa de drogas en el


organismo del conductor, a partir de la cual se pueda
presumir la existencia de delito. Lo determinante en el
ámbito penal, es si existe o no influencia en la
conducción.

 Las pruebas se practicarán por los "por agentes de la


policía judicial de tráfico con formación específica". En

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 11


consecuencia, sólo los agentes que acrediten esa
formación específica podrán realizarlas.

 El procedimiento, las condiciones y los términos en que se


realizarán las pruebas para la detección de alcohol o de
drogas, se determinan en el propio art. 796. 1. 7 de la
LECrim, en la Circular 10/2011 de la FGE, el Oficio del
Fiscal de Sala de la Fiscalía General del Estado de fecha
18 de julio de 2019 y la Instrucción 3/2020 del Fiscal
Delegado de Seguridad Vial para Andalucía, Ceuta y
Melilla “sobre los controles de drogas a conductores”.

Con posterioridad y en desarrollo al Oficio del Fiscal de Sala Coordinador de


Seguridad Vial de la FGE, de fecha 18 de julio de 2019, el Fiscal Delegado de
Seguridad Vial para Andalucía, Ceuta y Melilla el 6 de febrero de 2020, publicó la
Instrucción 3/2020 sobre los controles de drogas a conductores, que deroga a la
anterior publicada en este sentido por el mismo órgano en el año 2013, y la cual
cuenta con los siguientes anexos incorporados:

 Anexo I: El protocolo policial para la persecución penal


del delito del artículo 379.2 CP, por la conducción bajo la
influencia de drogas.

 Anexo II: Acta de detección de drogas, en fluido oral y con


la obligación, las advertencias a la negativa al sometimiento
e información correspondiente. Procedimiento y resultados.

 Anexo III: Acta a utilizar de los signos externos, siendo la


misma que el FGE incorporó en su Oficio de 18 de julio de
2019 y que figura anexa e independiente también en el
material complementario.

 Anexo IV: El Procedimiento de la cadena de custodia de


muestras obtenidas en pruebas de consumo de drogas,
de conformidad con la Orden/JUS/1291/2010.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 12


 Anexo V: Protocolo de actuación de centros médicos de
la Consejería de Salud de Andalucía, a requerimiento de la
autoridad judicial o Policía Local, previo consentimiento del
paciente o a petición del propio interesado (incluye Modelo).

Los atestados de tráfico que se levanten por este tipo penal, deberán incluir las
Actas mencionadas de los Anexos II, III y IV (en su caso) junto con los documentos
de homologación y validez de los dispositivos de medidas, así como la Diligencia
de Informe. Esa denominada Diligencia de Informe, será suficientemente expresiva de
las circunstancias del caso, y en los supuestos en los que se hubiera producido un
siniestro, cualquiera que sea la gravedad del mismo, cuidarán de expresar, con
criterios técnicos, la relación de causalidad entre el resultado y las condiciones en
las que se encuentre el responsable, si ello fuere posible.

Para una correcta cumplimentación del Acta del Anexo III, se requiere como se
adelantó en páginas anteriores, de una formación específica en tal sentido, de acuerdo
con lo establecido en el artículo 796.1.7ª de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
exigiéndolo a los agentes encargados de la vigilancia de tráfico que se dediquen a ello:

Las pruebas para detectar la presencia de drogas tóxicas,


estupefacientes y sustancias psicotrópicas en los conductores
de vehículos a motor y ciclomotores serán realizadas por
agentes de la policía judicial de tráfico con formación
específica y sujeción, asimismo, a lo previsto en las
normas de seguridad vial. Cuando el test indiciario salival, al
que obligatoriamente deberá someterse el conductor, arroje un
resultado positivo o el conductor presente signos de haber
consumido las sustancias referidas, estará obligado a facilitar
saliva en cantidad suficiente, que será analizada en
laboratorios homologados, garantizándose la cadena de
custodia.

Esta formación específica, aporta los conocimientos y garantías para realizar el


posterior Acta o Diligencia de signos externos que levanta el agente policial
cuando somete a la persona al test indiciario de drogas, indispensable en toda
imputación objetiva, y posteriormente deberá defender en juicio el agente policial en su

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 13


condición de testigo/perito. Como vemos, en el art. 796.1.7ª de la LECrim se recoge el
tipo de prueba (test indiciario salival) y su obligatoriedad, cuando nos hallamos en
presencia de unos hechos que presumiblemente revisten la intervención penal.

En cuanto al equipo de detección de drogas, el comúnmente más utilizado es el


Dräguer DrugTest 5000, cuya muestra de saliva recogida se analiza de inmediato
obteniendo resultados precisos in situ de hasta ocho clases de sustancias con límites
de detección predefinidos (puntos de corte): Anfetaminas, Benzodiacepinas, Delta-
9-tetrahidrocannabinol (THC, cannabis), Cocaína, Metanfetaminas, Opiáceos,
Metadona y Ketamina.

De conformidad, con el artículo 83.2 LTSV: Los instrumentos, aparatos o medios


y sistemas de medida que sean utilizados para la formulación de denuncias por
infracciones a la normativa de tráfico, seguridad vial y circulación de vehículos a motor
estarán sometidos a control metrológico en los términos establecidos por la
normativa de metrología.

Las pruebas de detección de drogas en la norma administrativa se regulan


en los arts. 14 LTSV y 28 RGCir, pudiéndose resumir dos tipos:

 PREFERENTE (la que establece el art. 14 LTSV): la prueba


salival, mediante un dispositivo autorizado y en un posterior
análisis de una muestra salival en cantidad suficiente, salvo
cuando existan razones justificadas que impidan realizar
estas pruebas, se podrá ordenar el reconocimiento médico del
sujeto o la realización de los análisis clínicos que los
facultativos del centro sanitario al que sea trasladado estimen
más adecuados.
 SUSTITUTORIO (la que establece el art. 28.1.a del RGCir):
cuando la anterior no es posible, por reconocimientos
médicos o análisis clínicos (Si no se posee de los equipos y
la titulación acreditativa de formación específica de la LECrim).

Para poner fin a este epígrafe y a modo resumen del Anexo I de la Instrucción
3/2020 (la cual se facilita completa como material complementario del presente curso),
se hace constar las siguientes situaciones que nos podemos encontrar:

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 14


No facilita la segunda
muestra de saliva en
cantidad suficiente Confección de
(como actitud atestado por delito
voluntaria del sujeto). del art. 383 CP
Será informado de la +
El conductor SE obligatoriedad y se le
NIEGA a realizar Se niega Cumplimentar Acta
hará advertencía
abiertamente a de signos externos y
las pruebas de expresa de las
realizar el test Anexo II en su caso
detección de responsabilidades en
salival indiciario o
alcohol que puede incurrir en +
pruebas alcoholemia.
y/o drogas caso de persistencia Inmovilización del
en su negativa. vehículo conforme a
Se niega
los arts. 104 LTSV,
abiertamente a
25.2 y 28.1.b/c/
realizar las pruebas
RGCir
del art. 28.1 RGCir.

Si el resultado de la
prueba de NO REALIZAR
Una vez interceptado el vehículo, por alcoholemia, en las PRUEBAS DE
infracción o conducción irregular, tras dos mediciones, es DROGAS, sólo
accidente o en control preventivo, los agentes superior a 0.60 mg/1 formular atestado
en aire espirado, habitual del
informarán al conductor de la obligación de
superando los art. 379.2 CP
someterse a las pruebas de drogas y de las
márgenes de error.
consecuencias de su negativa.
Si existen signos
externos de consumo
de drogas + tasa de
El conductor Realización de alcohol obtenida con
REALIZAR PRUEBAS
ACCEDE a realizar prueba de etilómetro es cero .
DE DETECCIÓN DE
las pruebas de ALCOHOLEMIA con
DROGAS del
alcohol etilómetro Si la tasa de alcohol art. 14.3 LTSV
y/o drogas homologado arrojada es inferior a o en su caso, del
0,60 mg/l y existe art. 28 RGCir
desproporción entre
la tasa medida y los
signos que presenta.

Tasa de alcohol No procede en los


inferior a 0,60 mg/l y controles
presenta signos preventivos si el
propios del consumo conductor no
de drogas no de presenta signos
alcohol. externos.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 15


FIN DE LA PRUEBA
Resultado NEGATIVO
+
conductor SIN signos Tomar 2ª muestra para enviar
de consumo de a laboratorio homologado
drogas
+
Velar por la cadena de custodia
Pruebas de detección (Anexo III)
de drogas mediante sistema +
PREFERENTE Informar del Derecho a la
(test salivar indiciario) Resultado NEGATIVO prueba de contraste mediante
+ análisis de sangre, orina u
conductor CON signos otros análogos...
de consumo de +
drogas Cumplimentar Anexos II y III
+
Tiques emisión aparatos
+
Resultado Documento verificación
POSITIVO aparatos utilizados
+
Inmovilización vehículo

Atestado al menos por el delito del art. 383


Se NIEGA CP, extendiendo diligencia expresiva del
Requerimiento abiertamente requerimiento, apercibimientos y negativa
al conductor al traslado +
Pruebas de para el traslado Acta de signos externos (Anexo III)
detección al Centro
de drogas Sanitario más
mediante próximo
ACCEDE al
sistema +
traslado, pero
SUSTITUTORIO Apercibimiento se niega a ser
(Art. 28 RGCir: expreso de reconocido El conductor Confección del
reconocimiento incurrir en consciente Modelo 1 del
médico delito del art. expresamente el Anexo IV, firmada
y análisis 383 CP en caso sometimiento a que se unirá al
clínicos) de negativa a las analíticas
ACCEDE al atestado
someterse a las
traslado,
pruebas
y se somete
voluntariamen Se requerirá
te autorización
El conductor judicial por
a las pruebas
NOconsciente tratarse de
expresamente el prueba invasiva.
sometimiento a
las analíticas, (Se le informará
siendo necesaria que una vez
por su presunta obtenida la
participación misma, su
delictiva negativa incurriría
en delito del art.
383 y/o 556 CP)

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 16


Las pruebas de contraste es un derecho al investigado que nace una vez
practicadas las pruebas legal y reglamentariamente establecidas (si existe negativa a
estas no existe derecho al contraste), pero esas pruebas de contrastes que podrán
consistir en análisis de sangre, orina u otros análogos como sabemos
(preferentemente análisis de sangre al ser la única matriz que permite inferir un
consumo reciente y excluir falsos positivos) en ocasiones pierden el carácter de
“contraste” y son las utilizadas para los casos de lesionados en un siniestro
vial, ya que al precisar el investigado en esos casos de una atención médica urgente
se impide la práctica de las pruebas de alcohol y/o drogas, y por lo tanto se debe
seguir el Protocolo de actuación firmado en el año 2013, por la Consejería de Salud y
la Fiscalía Superior de Andalucía, que figura en el Anexo V de dicha Instrucción 3/2020
y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional para la práctica de pruebas contra la
voluntad del interesado y la necesidad de la autorización judicial. Si a juicio de los
agentes la imposibilidad de salivar es real, se podrán practicar las pruebas del art.
28 RGCir que hemos venido especificando anteriormente.

1.3 LA CONDUCCIÓN BAJO LA INFLUENCIA DE


BEBIDAS ALCOHÓLICAS Y DELITO POR TASA OBJETIVA
DE ALCOHOL

De nuevo partimos con datos estadísticos recabados de la Memoria anual para


el año 2022 de la Fiscalía General del Estado, en este caso en relación al binomio
alcohol-conducción. Los expedientes sancionadores por infracciones de alcoholemia
positiva en el ámbito DGT experimentaron en 2021 un incremento porcentual del 51 %
en relación con el año 2020 de pandemia, pero están todavía estaban muy lejos
numéricamente de los años precedentes de toda la serie interanual.

El consumo desinhibido de alcohol tras la Pandemia va en aumento, al igual


que también se han ido retomando los controles preventivos de alcoholemia, cuya
evolución corre en paralelo al número de expediente sancionadores por este motivo.
Para hacer frente a los nuevos indicadores de aumento en este sentido y en el
Marco de la política de la Unión Europea en materia de seguridad vial para 2021-2030,
de 19 de junio de 2019, al objeto de reducir el número de personas fallecidas y heridas

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 17


graves, entre otras, se modificó el art. 14.1 LTSV a través de la entrada en vigor de
Ley 18/2021, de 20 de diciembre, con la siguiente premisa: En ningún caso el
conductor menor de edad podrá circular por las vías con una tasa de alcohol en
sangre superior a 0 gramos por litro o de alcohol en aire espirado superior a 0
miligramos por litro.

Fuente: dgt.es

En base al artículo 14 LTSV, y su remisión al Reglamento, se establece en el


artículo 20 del RGCir el límite legal en España para la circulación con alcohol:

No podrán circular por las vías objeto de la legislación sobre


tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial los
conductores de vehículos ni los conductores de bicicletas con
una tasa de alcohol en sangre superior a 0,5 gramos por
litro, o de alcohol en aire espirado superior a 0,25
miligramos por litro.

Cuando se trate de vehículos destinados al transporte de


mercancías con una masa máxima autorizada superior a 3.500
kilogramos, vehículos destinados al transporte de viajeros de
más de nueve plazas, o de servicio público, al transporte escolar
y de menores, al de mercancías peligrosas o de servicio de
urgencia o transportes especiales, los conductores no podrán
hacerlo con una tasa de alcohol en sangre superior a 0,3
gramos por litro, o en aire espirado superior a 0,15
miligramos por litro.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 18


Los conductores de cualquier vehículo no podrán superar la tasa
de alcohol en sangre de 0,3 gramos por litro ni de alcohol en aire
espirado de 0,15 miligramos por litro durante los dos años
siguientes a la obtención del permiso o licencia que les
habilita para conducir.

A estos efectos, sólo se computará la antigüedad de la


licencia de conducción cuando se trate de la conducción de
vehículos para los que sea suficiente dicha licencia.

Aunque la LTSV establece que las pruebas para la detección de alcohol


consistirán en la verificación del aire espirado mediante dispositivos autorizados, en
cuanto al procedimiento, las condiciones y los términos en que se realizarán las
pruebas para la detección de alcohol o de drogas se remite de nuevo al RGCir.
Esta prueba preferente a través de los etilómetros evidenciales, podrá ser
sustituida (al igual que ocurría en el caso de las drogas), cuando existan razones
justificadas que impidan realizar estas pruebas, donde se podrá ordenar el
reconocimiento médico del sujeto o la realización de los análisis clínicos que los
facultativos del centro sanitario al que sea trasladado estimen más adecuados.

Entrando de nuevo ya en el ámbito penal, el delito de influencia en la conducción


debido a la ingesta de alcohol al volante, se recoge al igual que la influencia de drogas
en la conducción, en el artículo 379.2 CP primer inciso, con idénticas penas que ya
vimos para las drogas tóxicas:

Será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o a


la de multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la
comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en cualquier
caso, a la de privación del derecho a conducir vehículos a
motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro
años el que condujere un vehículo de motor o ciclomotor
bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes,
sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas.

Al igual que ocurre en el delito de conducción con exceso de velocidad punible


del art. 379.1 CP, en las conductas previstas en el art. 379.2 CP, no se exige la

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 19


demostración de una puesta en peligro concreto (es un delito de peligro abstracto),
bastando solamente con la conducción del vehículo bajo la influencia de la ingestión
de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas,
o con la tasa objetivada de alcoholemia como veremos. Tampoco es necesaria la
producción de un ulterior resultado (delito de mera actividad).

Es preciso y fundamental eso sí, demostrar que el conductor lo hacía bajo la


influencia del alcohol, a través de testigos, observación testifical propia, entre otras…
de manera que suponga una indudable alteración de las facultades psicofísicas del
conductor. La influencia es constatada por la conducción anómala del vehículo,
cuando este se encuentre realizando por ejemplo zig-zag o corrigiendo la trayectoria
del mismo asiduamente, irrumpiendo en el carril contrario sin intención ni habilitación
alguna, constantes frenadas injustificadas, infracciones a las normas o incluso haber
provocado un accidente de circulación.

A este sentido, debemos indicar lo que la Instrucción 3/2006 de la Fiscalía


General del Estado de la Seguridad Vial estableció por criterios fundados en
reiterada doctrina jurisprudencial (en concordancia de la Circular 10/2011):

 Imputación de delitos en supuestos de alcoholemia


comprendidos entre los 0,40 y 0,60 mg/l en aire espirado (0,8
y 1,2 gramos de alcohol por litro. de sangre), y existan
además circunstancias tales como:

o Existencia de síntomas de embriaguez en


el conductor.

o Comisión de infracciones reglamentarias


que denoten una conducción peligrosa o
descuidada.

o Haber provocado un accidente de


circulación.

 Imputación de delitos en supuestos de alcoholemia


comprendidos por debajo de 0,40 mg/l en aire espirado (0,8
gramos de alcohol por litro. de sangre), no se imputaran por

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 20


este delito, salvo en aquellos casos singulares en que por
concurrir circunstancias que evidencien una efectiva afectación
de la capacidad psicofísica para la conducción del imputado,
existan indicios bastantes de la comisión de dicho delito, es
decir, se hará solo de modo excepcional.

Para el margen de error de los etilómetros, debemos acudir a la Orden


ICT/155/2020, de 7 de febrero, por la que se regula el control metrológico del
Estado de determinados instrumentos de medida, y su Anexo XIII, conforme a su
nueva redacción tras la corrección de errores publicada en el BOE número 126 de 6
de mayo de 2020. El resultado que consta en los tickets es la prueba real de la
infracción que se imputa, y ello no debe nunca generar confusión ni inseguridad
jurídica a las partes intervinientes en el procedimiento.

Las pruebas legalmente establecidas para la detección de bebidas


alcohólicas habrán de valorarse conjuntamente con otras pruebas que permitan
demostrar el efecto de las mismas en la conducción: síntomas externos que refleja
la propia conducción (conducción irregular, imprudente, en zig-zag, provocando un
accidente,...), así como por los que presente el propio sujeto en su apariencia,
comportamiento, estado físico, etc. sin que sea necesario que se den ambos
requisitos simultáneamente (conducción irregular y estado físico).

En la descripción del comportamiento del conductor va a ser determinante los


signos externos que los Agentes realicen en su declaración judicial. En este sentido es
de importancia descriptiva el amplio catálogo que la sentencia de la Audiencia
Provincial de Baleares de 21 de Julio del 2000 establece:

 Comportamiento: rudo, arrogante, eufórico, exaltado.


 Ojos brillantes, abatimiento, rostro enrojecido.
 Aliento a alcohol, muy fuerte de cerca.
 Habla pastosa y nerviosa.
 Respuestas embrolladas y repetición de ideas o frases.
 Deambulación titubeante.
 Disminución de la atención.
 Autoconfianza o deseo de camaradería.
 Tendencia a la culpabilidad.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 21


La acción de conducir un vehículo de motor incorpora de esa forma unas
mínimas coordenadas espacio-temporales, un desplazamiento, el traslado de un punto
geográfico a otro, de tal modo que sin movimiento no hay conducción. Pero no es
necesaria una relevancia de esas coordenadas, ni una prolongación determinada del
trayecto. Así, actos de aparcamiento o desaparcamiento, o desplazamientos de
pocos metros del vehículo colman ya las exigencias típicas (movimiento locativo).

El sujeto activo del 379.2 CP es el conductor de vehículo a motor o ciclomotor


(no conductores bicicletas, jinetes ni otros vehículos como los de tracción animal):

 Conductor, es la persona que maneja el mecanismo de dirección


o va al mando de un vehículo. En vehículos que circulen en
función de aprendizaje de la conducción (vehículos de
autoescuelas), tiene la consideración de conductor la persona
que está a cargo de los mandos adicionales (Anexo I LTSV).
 Vehículo a motor Vehículo provisto de motor para su propulsión,
excepto ciclomotores, tranvías y vehículos para personas de
movilidad reducida, (Anexo I LTSV).
 Ciclomotor:
o Vehículo de dos ruedas, con una velocidad máxima por
construcción no superior a 45 km/h y con un motor de
cilindrada inferior o igual a 50 cm3, si es de combustión
interna, o bien con una potencia continua nominal máxima
inferior o igual a 4 kW si es de motor eléctrico.
o Vehículo de tres ruedas, con una velocidad máxima por
construcción no superior a 45 km/h y con un motor cuya
cilindrada sea inferior o igual a 50 cm3 para los motores
de encendido por chispa (positiva), o bien cuya potencia
máxima neta sea inferior o igual a 4 kW para los demás
motores de combustión interna, o bien cuya potencia
continua nominal máxima sea inferior o igual a 4 kW para
los motores eléctricos.
o Vehículos de cuatro ruedas, cuya masa en vacío sea
inferior o igual a 350 kilogramos no incluida la masa de
baterías para los vehículos eléctricos, cuya velocidad

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 22


máxima por construcción sea inferior o igual a 45 km/h, y
cuya cilindrada del motor sea inferior o igual a 50 cm3
para los motores de encendido por chispa (positiva), o
cuya potencia máxima neta sea inferior o igual a 4 kW
para los demás motores de combustión interna, o cuya
potencia continua nominal máxima sea inferior o igual a 4
kW para los motores eléctricos.

Por tanto el sujeto activo es el conductor, de conformidad con la definición


de anteriormente expuesta. No cabe que participen otras personas en la comisión
del delito como cómplices, aunque sí cabe la coautoría (varios cometan el delito si
manejan a la vez los mecanismos), o la inducción (si alguien convence de forma
determinante a un tercero para que lo cometa).

No se expone en este temario la forma y proceder de la realización de pruebas


de alcoholemia (artículos 22 al 26 RGCir) ni de estupefacientes, sustancias
psicotrópicas, estimulantes y otras análogas (artículo 28 RGCir), pero sí la
obligatoriedad de someter a la persona para la realización de las pruebas legalmente
oportunas de detección de alcohol, a cuyo efecto y partiendo del principio de
presunción de inocencia, se establece en el artículo 21 RGCir relativo a la
investigación de alcoholemia, indicando que todos los conductores de vehículos y
de bicicletas quedan obligados a someterse a las pruebas que se establezcan
para la detección de las posibles intoxicaciones por alcohol, en los siguientes
casos:

a) A cualquier usuario de la vía o conductor de vehículo implicado


directamente como posible responsable en un accidente de
circulación.

b) A quienes conduzcan cualquier vehículo con síntomas evidentes,


manifestaciones que denoten o hechos que permitan razonablemente
presumir que lo hacen bajo la influencia de bebidas alcohólicas.

c) A los conductores que sean denunciados por la comisión de alguna


de las infracciones a las normas contenidas en el RGCir.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 23


d) A los que, con ocasión de conducir un vehículo, sean requeridos al
efecto por la autoridad o sus agentes dentro de los programas de
controles preventivos de alcoholemia ordenados por dicha autoridad.

Al igual que ocurre con el delito de influencia en la conducción por consumo de


drogas, este tipo penal es susceptible de ser procesado por el procedimiento de
enjuiciamiento rápido de determinados delitos, del art. 795 LECrim.

Además del anterior delito de carácter subjetivo, el Código Penal estableció otro
precepto diferente de alcoholemia positiva, en este caso objetivo, contendido en el
artículo 379.2 CP inciso segundo, el cual se castiga con las mismas penas que la
conducción bajo la influencia de alcohol anteriormente estudiada:

Será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o a


la de multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la
comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en cualquier
caso, a la de privación del derecho a conducir vehículos a
motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro
años el que condujere un vehículo de motor o ciclomotor
con una tasa de alcohol en aire espirado superior a 0,60
mg/l o con una tasa de alcohol en sangre superior a 1,2 g/l.

Este delito se comete por la mera constancia de la concurrencia en el


conductor de la tasa objetivada, superior a 0,60 mg/l de alcohol en aire espirado
o superior a 1,2 g/l en sangre, mediante el procedimiento legalmente establecido de
verificación de alcoholemia en el sujeto, sin que sea necesario que el Agente
pruebe, además, la influencia del alcohol en el sujeto y la conducción de su
vehículo.

Establece la Circular de la Fiscalía General del Estado 10/2011, que sólo se


ejercitará la acción penal como regla general, cuando la citada tasa del tipo del
art. 379.2 CP se constate en las dos pruebas reglamentarias de alcoholemia,
computando los márgenes normativos de error conforme a la OM/ITC/3707 (hoy
día OM/ITC/155/2020, de 7 de febrero) y siempre que se haya observado en su
práctica lo dispuesto en los arts. 20 a 26 RGC. Es decir, según los criterios más
recientes, sólo cabe la vía penal por infracción al artículo 379.2, inciso segundo CP,

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 24


los sujetos que arrojen resultados en ambos tickets de alcoholemia mínimo de
0,65 mg/l en aire espirado, en etilómetros que llevan más de un año de servicio (y/o
han sido reparados o modificados).

El Tribunal Supremo en su Sentencia nº 436/2017, de 15 de junio, señala con


respecto a este segundo inciso del artículo 379.2 CP que:

Se ha tipificado una tasa objetivada de alcohol basada en un


juicio de peligrosidad formulado ex ante por el legislador que ha
ponderado la influencia estadística de esta fuente de peligro en la
siniestralidad vial. No se requiere acreditar una afectación real (el
legislador la presume en ese caso con la base de los
conocimientos que proporcionan la experiencia y estudios
científicos ligados a la toxicología); ni signos de embriaguez o
alguna irregularidad vial. No es dable excluir la tipicidad intentando
demostrar la inidoneidad in casu para afectar a la conducción. Es
una infracción de peligro abstracto o conjetural: el legislador
declara cuáles son los límites por encima de los cuales la
conducción no resulta ya penalmente tolerable, al margen de
cualquier otra circunstancia añadida, por el riesgo que incorpora.

En todos los casos del art. 379.2 CP se hace necesaria la incorporación en


el atestado del Acta de signos externos. La importancia de este Acta es crucial,
incluso se dan situaciones donde no ha sido posible determinar el grado de alcohol
mediante una tasa obtenida por etilómetro, y es gracias a esta Acta, las maniobras
irregulares y el testimonio del agente en juicio, donde la autoridad judicial podría
imputar el delito del art. 379.2 CP inciso primero.

Fuente: hoy.es

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 25


La tabla con los valores de concentración nominales de alcohol en aire
espirado, así como la Diligencia de determinación del grado de impregnación
alcohólica, se recogen en los anexos I y II de la Instrucción 2/2020 del Fiscal
Delegado de Seguridad Vial de la Comunidad Autónoma de Andalucía, Ceuta y
Melilla, sobre la medición de la alcoholemia tras la Orden ICT 155/2020 el 7 de
febrero, presente en el material complementario de este curso.

BREVE REFERENCIA A LOS VEHÍCULOS DE MOVILIDAD PERSONAL

No podemos obviar hablar del presente y futuro en nuestras vías urbanas, por
ello debemos hacer mención de los vehículos de movilidad personal (VMP), para
diferenciarlos de aquellos que se denominan “indebidamente” como tales, pudiendo
ser que se traten de vehículos que requerirán autorización administrativa para conducir
o que deberían ser susceptibles de ello.

Según el vigente art. 22.bis introducido por el RD 970/2020, de 10 de noviembre,


que modifica el RGV: Los VMP quedan exceptuados de obtener la autorización
administrativa a la que hace referencia el art. 1.1 RGV, sin embargo tienen la
consideración de vehículos, según el Anexo II RGV, categoría autónoma:

Vehículo de una o más ruedas dotado de una única plaza y


propulsado exclusivamente por motores eléctricos que
pueden proporcionar al vehículo una velocidad máxima por
diseño comprendida entre 6 y 25 km/h. Sólo pueden estar
equipados con un asiento o sillín si están dotados de
sistema de autoequilibrado.

De forma general, los vehículos sin sistema de autoequilibrado y con sillín


no pueden en ningún caso conceptuarse como VMP. A sensu contrario, algunos
como los vehículos con velocidad máxima por construcción superior a 6 km/h que no
son autoequilibrados y disponen de una plaza de asiento, podrían ser vehículos a
motor o ciclomotor y tener encaje penal. Otros ni siquiera eso, serían unos
aparatos no aptos para la circulación sin más o incluso juguetes si su velocidad es
inferior a 6 km/h, pero en cualquier caso no son susceptibles ni de matriculación ni
requieren permisos de conducción.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 26


Lo expuesto proviene del Oficio del Fiscal de Sala de Seguridad Vial de la
Fiscalía General del Estado, así como del Dictamen 2/2021 del mismo órgano,
sobre la calificación penal de los indebidamente denominados vehículos de movilidad
personal como instrumento típico de los delitos de riesgo contra la seguridad vial de
los arts. 379 y siguientes del código penal, así como de la Instrucción de la DGT
2019/S-149 TV-108.

Ejemplos concretos de
VMP excluidos de los delitos
contra la seguridad vial son:
los denominados hoverboard o
balance scooter, vehículos
autoequilibrados y sin asiento;
los segway; y los airwheel o
monociclos eléctricos, asimismo
sin asiento y autoequilibrados y,
Fuente: castelldefels.news
por otra parte, de una sola rueda.

Existen vehículos que podrían confundirse con un VMP en nuestro día a día
como policías locales, sin embargo hay que tener presente que algunos si podrían
hallarse incluidos en los delitos contra la seguridad vial, si están sujetos al
Reglamento UE 168/2013 (salvo excepciones) e integrados en alguna de las
categorías L1e a L7e (ciclomotor de dos o tres ruedas, motocicleta de dos ruedas con
o sin sidecar, triciclo de motor, cuatriciclo ligero y pesado, entre otras).

Las categorías de vehículos más relevantes a criterio policial, dentro de


todas las clasificaciones de vehículos existentes en el Anexo I del Reglamento
(UE) nº 168/2013, son:

 L1e: vehículo de motor de dos ruedas ligero, que a su vez se divide en:

 L1e-A ciclo de motor (no EPAC).

 L1e-B ciclomotor de dos ruedas.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 27


 L3e: motocicleta de dos ruedas, que a su vez se subdivide en:

 L3e-A1 Motocicleta de prestaciones bajas con potencia


nominal o neta continua máxima =< 11kw y una relación
potencia/peso =< 0,1kw/kg requiere permiso A1 o B con tres
años de antigüedad.
 L3e-A2 Motocicleta de prestaciones medias con potencia
nominal neta continua máxima =<35kw y una relación
potencia/peso =<0,2 kw/kg requiere al menos permiso A2.

 L3e-A3 Motocicletas de prestaciones altas, vehículos de motor


de dos ruedas que no pueden clasificarse en las anteriores dos
categorías, precisará de permiso de la clase A.

Los ciclos de motor L1e-A se excluyen de los delitos contra la seguridad


vial en cuanto es dudoso su encaje en el concepto de ciclomotor. Se trata de una
categoría autónoma e independiente, por “encima”, de los VMP, y, por “debajo”, de los
ciclomotores y motocicletas, conforme a la regulación del RGV y Reglamento UE
168/2013 y, teniendo en cuenta sus características técnicas y potencialidad lesiva, en
relación con el bien jurídico protegido por los delitos viales, son más próximos a las
EPAC o bicicletas de pedaleo asistido antes reseñadas. Se diferencian de ellas
en que la potencia máxima son 1000 W. No se especifica la clase de permiso de
conducción que el L1e-A requiere. Por su parte, los ciclomotores categoría L1e-B
son los ciclomotores a que se refieren los delitos de los arts. 379 y ss. CP en
cuanto cumplen con los requisitos de la LTSV coincidente con los del Reglamento UE
168/2013. Eso sí, la perspectiva del bien jurídico protegido lleva a incluir sólo los casos
en que la velocidad pueda exceder de 25 km/h.

Tenga en cuenta que, si el vehículo desarrolla una velocidad superior a 25


km/h. no tiene la consideración de VMP. En estos casos la mayoría poseen asiento
o sillín, por lo que debemos ver las otras opciones para saber si encaja dentro
del ámbito de aplicación del Reglamento (UE) mencionado, ya que en caso
contrario sería un artefacto no apto para la circulación ni susceptible de autorizaciones
administrativas.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 28


1.4 LA NEGATIVA A SOMETERSE A LAS PRUEBAS
LEGALMENTE ESTABLECIDAS.

Partimos de la premisa que nos presenta el art. 14.2 LTSV: El conductor de un


vehículo está obligado a someterse a las pruebas para la detección de alcohol o de
la presencia de drogas en el organismo, que se practicarán por los agentes de la
autoridad encargados de la vigilancia del tráfico en el ejercicio de las funciones que
tienen encomendadas. Igualmente quedan obligados los demás usuarios de la vía
cuando se hallen implicados en un accidente de tráfico o hayan cometido una
infracción conforme a lo tipificado en dicha Ley. Obligación que igualmente se
indica en los arts. 28.1b) y 21 RGCir.

Actualmente para la práctica de las pruebas de detección de drogas, y en


ausencia del desarrollo reglamentario, tenemos que acudir al art. 796.1.7ª LECrim, que
especifica que cuando el test indiciario salival (prueba indiciaria), al que
obligatoriamente deberá someterse el conductor, arroje un resultado positivo o el
conductor presente signos de haber consumido las sustancias prohibidas, estará
obligado a facilitar saliva en cantidad suficiente (2ª muestra: prueba evidencial), que
será analizada en laboratorios homologados, garantizándose la cadena de custodia.
Para la práctica de las pruebas de alcoholemia por su parte, nos ceñimos al art. 23
RGCir, donde igualmente se establecen dos circunstancias para la segunda prueba:

 Si el resultado de la prueba practicada diera un grado de


impregnación alcohólica superior a 0,5 gramos de alcohol
por litro de sangre o a 0,25 miligramos de alcohol por litro
de aire espirado, o al previsto para determinados
conductores en el artículo 20 RGCir.
 O aun sin alcanzar esos límites anteriores, presentara la
persona examinada síntomas evidentes de encontrarse
bajo la influencia de bebidas alcohólicas

El agente someterá al interesado, para una mayor garantía y a efecto de


contraste, a la práctica de una segunda prueba de detección alcohólica por el
aire espirado, mediante un procedimiento similar al que sirvió para efectuar la primera
prueba, de lo que habrá de informarle previamente.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 29


Efectivamente existe un ilícito administrativo por la negativa a someterse a
las pruebas descritas tanto de alcohol como de drogas (infracción muy grave al art.
21.1 RGCir en el caso de alcohol e infracción muy grave al art. 14.2 LTSV en el caso
de drogas en conductores o negativa de los demás usuarios de la vía como peatones,
jinetes, etc), pero este ámbito se reserva sólo y exclusivamente para aquellos
otros vehículos que no sean vehículos a motor o ciclomotores (como por ejemplo
podría ser bicicletas, VMP, entre otros). Fuera de esos casos, la negativa es delito.

Asimismo, en ambos casos, la negativa a efectuar una prueba de alcoholemia o


de detección de drogas, dará lugar a la inmovilización del vehículo, conforme al
art.104.1.d) LTSV y los arts. 25 y 28.1.b) in fine RGCir, y el posible depósito conforme
a lo establecido por el art. 105.1. c) y d) de la LTSV.

A este y otros aspectos relacionados con el expediente administrativo, se estará


a la Instrucción 2015/S-137 de la DGT sobre criterios de actuación en procedimientos
sancionadores tramitados como consecuencia de infracciones en materia de
alcohol/drogas (se adjunta en material complementario).

A pesar de tal obligatoriedad de sometimiento a las pruebas legalmente


establecidas, no siempre las personas obligadas acceden a realizarla, sino que se
niegan reiteradamente, incluso aunque sean informados en varias ocasiones de las
posibles responsabilidades penales. Estas últimas se recogen en el artículo 383 CP:

El conductor que, requerido por un agente de la autoridad,


se negare a someterse a las pruebas legalmente
establecidas para la comprobación de las tasas de
alcoholemia y la presencia de las drogas tóxicas,
estupefacientes y sustancias psicotrópicas a que se refieren los
artículos anteriores, será castigado con la penas de prisión de
seis meses a un año y privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y
hasta cuatro años.

La conducta típica consiste en conducir un vehículo a motor o ciclomotor y


negarse a someterse a las pruebas legalmente establecidas para la comprobación
de las tasas de alcoholemia y la presencia de drogas tóxicas, estupefacientes y

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 30


sustancias psicotrópicas, tras un requerimiento a ello realizado por un agente de la
autoridad.

Fuente: dexiaabogados.com

Se configura como delito de peligro abstracto, ya que tampoco exige la


demostración de una puesta en peligro concreto, bastando solamente la negativa a
someterse a las pruebas, e igualmente de un delito de mera conducta o simple
actividad caracterizados por la consumación instantánea en cuanto se realiza la
conducta descrita en el tipo, sin necesidad de ulterior resultado.

La negativa a someterse a las pruebas legalmente establecidas en todos los


casos, aun cuando el conductor requerido no presente síntomas de haber ingerido
alcohol o drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas, o no haya
cometido irregularidad alguna, debe ser abierta, así lo indica la FGE y lo ha ratificado
el Tribunal Supremo.

El delito del art. 383 CP amplía así su ámbito de aplicación a todos los
supuestos del art. 21 RGC. En definitiva, quedan dentro del precepto, los controles
aleatorios a través de los que se comprueba, no la influencia sino la tasa objetivada de
alcoholemia (segundo inciso del art. 379.2 CP), o la presencia de drogas tóxicas,
estupefacientes y sustancias psicotrópicas. No es necesaria por tanto, la presencia
adicional de síntomas externos o maniobras irregulares en la conducción.

Según criterio jurisprudencial, se requiere para su apreciación la


concurrencia de los siguientes requisitos:

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 31


1º Requerimiento expreso por 2º Que se haga el 3º Negativa a someterse a
parte del agente de la requerimiento al particular dichas pruebas, debiendo el
autoridad, a someterse a las formalmente, de modo requerido no acatar la orden,
pruebas legalmente previstas personal y directo, con el oponiéndose consciente y
para la detección de drogas apercibimiento de poder reiteradamente a su
tóxicas, estupefacientes, incurrir en un delito de cumplimiento, con ánimo de
sustancias psicotrópicas o de desobediencia grave previsto y desprestigio del principio de
bebidas alcohólicas. penado en el art. 383 CP. autoridad.

Como se expuso anteriormente, quedó claro el carácter imperativo de ambas


pruebas. La segunda prueba no es, por tanto, un derecho del interesado de ejercicio
potestativo. Ambas pruebas son obligatorias y están orientadas a garantizar el acierto
en el resultado. En definitiva, se puede concluir que la negativa a someterse a
cualquiera de ellas constituye una conducta subsumible en el tipo estudiado.

El carácter voluntario corresponde, en realidad, a las analíticas de sangre y


a las demás previstas en el art. 14.2 LSV y 23.3 RGC. Ahora bien, el derecho a
estos análisis de contraste surge cuando el interesado se ha sometido a las pruebas
reglamentarias, pues tal derecho lo es a contrastar pruebas efectivamente realizadas.

La Sentencia del Tribunal Supremo 475/2021, de 2 de junio, y 291/2022, de 23


de marzo, reitera la doctrina sobre la tipicidad de la negativa a la segunda prueba
de alcoholemia.

La Circular 10/2011 FGE viene a ratificar lo expuesto anteriormente en cuanto


dice textualmente: "deberá ejercitarse la acción penal en los supuestos de
negativa abierta a la práctica de una de las dos pruebas de detección de alcohol
en aire espirado. Asimismo cuando el conductor se niegue a someterse a las
dos pruebas y solicite la analítica de sangre".

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 32


Los agentes policiales pueden encontrarse con la circunstancia en la que la
disposición del sujeto a soplar es disimulada, pues no efectúa el mínimo esfuerzo
físico imprescindible para que la prueba llegue a buen fin. En resumen, entendemos
que los supuestos de incapacidad para insuflar aire suficiente para practicar la
prueba de alcoholemia o intentos fallidos, podrán reconducirse como delito del art.
383 CP si se demuestra que dicha conducta obedece a una voluntad firme y decidida
del requerido de desobedecer las instrucciones del agente de la autoridad y de esta
manera negarse a someterse a la prueba.

En materia de conducción bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes y


sustancias psicotrópicas, será considerado constitutivo de delito del art. 383 CP
las siguientes conductas:

a. Negativa a someterse al test indiciario salivar.

b. Negativa a facilitar saliva en cantidad suficiente cuando el


resultado del test indiciario sea positivo o haya signos de haber
consumido sustancias estupefacientes.

c. Negativa a someterse al reconocimiento médico siempre que éste haya


sido debidamente acordado.

Fuente: drivesmart.com

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 33


1.5 EL DELITO POR CONDUCCIÓN MANIFIESTAMENTE TEMERARIA Y
MANIFIESTO DESPRECIO POR LOS DEMÁS

Continuando con el análisis de los diferentes tipos delictivos que forman parte de
los conocidos como delitos contra la Seguridad Vial, proseguimos con la transcripción
del artículo 380 CP, siendo este el conocido delito por conducción temeraria:

1. El que condujere un vehículo a motor o un ciclomotor con


temeridad manifiesta y pusiere en concreto peligro la vida
o la integridad de las personas será castigado con las penas
de prisión de seis meses a dos años y privación del derecho a
conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior
a uno y hasta seis años.

2. A los efectos del presente precepto se reputará


manifiestamente temeraria la conducción en la que
concurrieren las circunstancias previstas en el apartado
primero y en el inciso segundo del apartado segundo del
artículo anterior.

Este delito se modificó en la reforma del 2007 pero quedó igualmente


configurado como un delito de peligro concreto, añadiéndose en la misma, como
nota destacada, el apartado segundo que aportó un supuesto específico de "temeridad
manifiesta". El bien jurídico protegido la vida y la integridad física de las
personas.

Ahora bien, si el primer apartado del art. 380 CP recoge sin variación el tipo
tradicional de conducción con temeridad manifiesta y concreto peligro, en general sin
alterar ninguno de estos dos conceptos tradicionales, el apartado segundo de este
mismo precepto penal, aunque recoge un tipo concreto, debemos tener claro que no
sólo se circunscribe o limita a dicho caso, es decir, no solo hay temeridad manifiesta
cuando concurre conducción con excesos de velocidad y tasa objetiva de alcohol.

La interpretación del segundo apartado del art. 380 CP, sugiere que el objetivo
del legislador era aclarar que aquella conducción con la concurrencia de la conducta
del artículo 379.1 y la del artículo 379.2 inciso 2, es ya, por su peligrosidad

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 34


intrínseca, una conducta de conducción temeraria. Además, en estos casos y
atendiendo al apartado primero, se necesita una creación de un peligro concreto.

La concurrencia de las conductas antes descritas no quiere decir que sean las
únicas y exclusivas a tener en cuenta a la hora de una posible conducción temeraria
ya que en dicho artículo también tienen cabida aquellas conductas que desprecian
las más elementales normas de precaución, gravemente irregulares y contrarias al
ordenamiento jurídico de tráfico, como pueden ser conducciones en zig-zag, no
respetar semáforos en rojo o conducir en dirección prohibida.

Así pues, podemos comparar temeridad con "imprudencia grave", al no


observarse ese deber objetivo de cuidado exigible. La misma debe ser manifiesta,
apreciada con facilidad por terceros.

Como ya hemos dicho, debe existir un peligro concreto que puede ser tanto
para terceros ajenos al vehículo como para acompañantes del conductor. Si éstos
solicitan al conductor que detenga el vehículo para abandonarlo y el mismo se niega,
podríamos hablar incluso de un posible concurso de delitos del artículo 381 con otro
de detención ilegal. Sobre este particular sigue vigente la Consulta de la FGE 1/2006
acerca de la extensión del peligro típico a los acompañantes y su consideración como
sujetos pasivos del delito, salvo que sean partícipes a título de inductor o
cooperador necesario.

Este tipo delictivo no cabe la imprudencia y la conducta debe ser dolosa


(dolo de peligro), ya que la persona conoce que está conduciendo de forma temeraria
y pone en peligro la vida de otras personas, siendo suficiente el dolo eventual (aun
sabiendo el resultado y el daño que puede provocar una determinada acción, continúa
haciéndolo y no descarta el resultado que puede llegar a ocurrir).

Datos importantes para el atestado policial en este tipo de delitos, además de


identificar al conductor, serán las circunstancias en las que se produce el mismo, el
riesgo generado y todo aquello que resulte relevante como: características de la vía,
lugar de infracción, climatología, incidencias en la circulación que se conocieran,
características del vehículo...

En resumen, según Fiscalía, el artículo 380.1 y 380.2 comprende ahora la


conducción en la que concurren, aisladamente consideradas, las conductas de los

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 35


tipos de los artículos 379.1 y 379.2 inciso 2 CP, pero no excluye otras modalidades
que, suponen una vulneración patente y grave de las más elementales reglas del
tráfico viario. Determinada la temeridad manifiesta, ha de acreditarse, en todo caso, la
existencia de peligro concreto para la vida e integridad física.

La detección de vehículos sobrepasando el doble de la velocidad máxima


permitida, podría ser apriorístico de dicho ilícito penal, pero no es el único requisito
como sabemos: tenemos que determinar por un lado la temeridad manifiesta y
por otro, el concreto peligro para la vida o integridad física de las personas. En
este sentido las Sentencias del Tribunal Supremo 2251/2001, de 29 de noviembre y
1039/2001, de 29 de mayo precisan que la simple conducción temeraria, creadora por
sí misma de un peligro abstracto no sería suficiente, debiendo quedar acreditada la
existencia de un peligro concreto (...) peligro que debe ser efectivo, constatable
para la vida o integridad física de personas concretas, distintas del sujeto
pasivo.

La aplicación del tipo exige comprobar, por ello, que en el ámbito de


eficacia causal del vehículo infractor hubo al menos una persona expuesta al
peligro que aquél representaba, aunque no haya podido ser identificada en el
proceso (SSTS 2251/2001, de 29 de noviembre, 341/1998, de 5 de marzo y Circular
2/1990 FGE), bastando con que por ejemplo testigos presenciales o los propios
agentes de policía intervinientes así lo manifiesten.

El uso del plural “personas” empleado en la fórmula legal no significa que


daban ser al menos dos las personas puestas en peligro para afirmar la tipicidad
de la conducta. Por otra parte, si solamente se pone en peligro la vida del autor o la
propiedad ajena (la reforma de 1989 suprimió el término “bienes” que con anterioridad
aparecía junto a la vida y la integridad de las personas como objeto posible de peligro
concreto derivado de la conducta temeraria) los hechos no serían subsumibles en esta
figura.

Si la conducta anterior tuviera el plus de antijuricidad que el manifiesto


desprecio por la vida de los demás supone, tenemos que acudir aotro tipo penal
concreto, que nuestro texto penal recoge en el art. 381 CP:

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 36


1. Será castigado con las penas de prisión de dos a cinco años,
multa de doce a veinticuatro meses y privación del derecho a
conducir vehículos a motor y ciclomotores durante un período
de seis a diez años el que, con manifiesto desprecio por la
vida de los demás, realizare la conducta descrita en el
artículo anterior.

2. Cuando no se hubiere puesto en concreto peligro la vida


o la integridad de las personas, las penas serán de prisión de
uno a dos años, multa de seis a doce meses y privación del
derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por el
tiempo previsto en el párrafo anterior.

.Por tal razón, el tipo penal del 381 debe entenderse reservado a supuestos
en los que el manifiesto desprecio va implícito en la conducta por su extremada
gravedad y flagrancia, como pueden ser los conocidos “kamikazes”, ejemplo donde
se desprende sin lugar a dudas la existencia del dolo en la acción del conductor,
aunque sea eventual, en lo referente al resultado contra la vida o la integridad física.

En los casos de circulación en sentido contrario por desconocimiento de la


configuración de la vía o por desatención a las circunstancias del tráfico, se trata
de una situación subjetiva de culpa sin previsión. El comportamiento descrito es
penalmente atípico y meramente constitutivo de la infracción administrativa muy
grave contenida en el art 77.f) LTSV. Ahora bien, si, una vez realizada la maniobra
citada, el conductor se apercibe de la situación de riesgo generada y persiste en su
marcha en sentido contrario (sin realizar el comportamiento exigible tendente a hacer
cesar el peligro), puede ya desde ese momento existir una situación de dolo eventual,
quedando cumplido el tipo.

Consecuentemente, si se produce un resultado de homicidio o lesiones, será


de aplicación en situación concursal el delito del art 381, y serán calificados como
dolosos en referencia al dolo eventual generado por la expresión “manifiesto
desprecio”.

El manifiesto desprecio por la vida de los demás, debe ser patente, evidente,
grave, conforme a la experiencia general para un tercero que objetivamente estuviese
presenciando el hecho.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 37


La jurisprudencia del Tribunal Supremo entiende que cuando el sujeto
conduce con manifiesto desprecio por la vida de los demás está asumiendo y
aceptando el probable resultado lesivo. En este tipo de delitos cabe la participación
de terceras personas como inductores, cómplices o cooperadores necesarios (los
organizadores de apuestas, los que proporcionan vehículos de alta potencia, etc.).

Finalmente, es preciso hacer referencia a las carreras ilegales. Los llamados


"safaris" tienen lugar entre capitales europeas, desarrolladas en lugares clandestinos o
en vías públicas, a velocidades extremas, con cruce de apuestas, exhibición en
Internet, y utilizando motores trucados generan un intenso peligro para los
espectadores, para terceros o para los propios participantes... Esta preocupación llegó
al ámbito administrativo como infracción administrativa muy grave contenida en el
art 77.g) LTSV y con una retirada de 6 puntos del permiso de conducción, pero como
adelantamos, en función de las circunstancias concurrentes, no sería descabellado
indagar sobre una posible comisión del art. 381 CP.

“Actuación policial frente al nuevo delito de fuga tras accidentes de tráfico” 38

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