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OMAR DE JESÚS RESTREPO OCHOA

Magistrado ponente

SL2343-2023
Radicación n.° 96929
Acta 034

Bogotá, D. C., veintiséis (26) de septiembre de dos mil


veintitrés (2023).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


CARLOS EDUARDO LUNA URREA, contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bucaramanga, el 17 de junio de 2022,
en el proceso que instauró contra la ADMINISTRADORA
COLOMBIANA DE PENSIONES - COLPENSIONES.

I. ANTECEDENTES

Carlos Eduardo Luna Urrea llamó a juicio a la


Administradora Colombiana de Pensiones – en adelante
Colpensiones -, con el fin de que se declarara que cumple
los requisitos para acceder a la pensión especial de vejez
por actividad de alto riesgo, conforme el Decreto 2090 de
2003.

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En consecuencia, que se condenara al reconocimiento


y pago de la prestación, desde el 10 de enero de 2019
cuando presentó reclamación inicial a la demandada; y que
se dispusiera la cancelación indexada de las mesadas
adeudadas.

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que se


encontraba afiliado al ISS, hoy Colpensiones, desde el 27 de
septiembre de 1991; que se desempeñó como técnico de
servicios asistenciales en radiología desde el 27 de
septiembre de 1991 hasta el 20 de noviembre de 2005 y
luego retomó labores a través de la empresa CAL –
Oncológicos Cía. Ltda. desde el 1.° de octubre de 2006
hasta el 30 de junio de 2015, operando equipos de
radioterapia y realizando la cotización adicional por
actividad de alto riesgo.

Señaló que prestó servicios al Ejército Nacional como


soldado bachiller entre el 10 de enero y el 30 de diciembre
de 1986; y que también lo hizo en forma discontinua con
Ecopetrol entre el 18 de enero de 1988 y el 5 de diciembre
de 1993, por 156,71 semanas.

Agregó que solicitó la pensión especial de vejez a


Colpensiones el 10 de enero de 2019, petición que reiteró el
14 de mayo y el 6 de junio del mismo año, recibiendo
respuesta negativa mediante acto administrativo SUB
236943 de 2019, el cual se confirmó al resolver los recursos

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interpuestos, a través de las Resoluciones SUB 302113 y


DPE 13715 de 2019.

Al dar respuesta a la demanda, la parte accionada se


opuso a las pretensiones. En cuanto a los hechos, aceptó
que el actor se afilió al RPM el 27 de septiembre de 1991;
que registró aportes de sus empleadores; que reclamó
pensión especial de vejez y obtuvo respuesta negativa, al no
acreditar el desempeño de alguna labor que se encontrara
enmarcada en actividades de algo riesgo, conforme el
Decreto 2090 de 2003.

A continuación, expuso que los demás supuestos no le


constaban y finalmente, propuso en su defensa las
excepciones de buena fe y prescripción.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Tercero Laboral del Circuito de


Bucaramanga, al que correspondió el trámite de la primera
instancia, mediante fallo del 13 de abril de 2021, absolvió a
Colpensiones de todos los cargos formulados en su contra
por el demandante, a quien condenó en costas.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Bucaramanga, mediante fallo del 17 de junio de
2022, revocó la decisión revisada y en su lugar dispuso:

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PRIMERO: DECLARAR que el señor CARLOS EDUARDO LINA


(sic) URREA tiene derecho a partir del 10 de enero de 2022 al
reconocimiento de la pensión especial de vejez por alto riesgo,
en cuantía inicial de $1.664.965, a razón de 13 mesadas en el
año.

SEGUNDO: DECLARAR no probada la excepción de


prescripción conforme lo expuesto en la motivación de la
sentencia.

TERCERO: CONDENAR a la ADMINISTRADORA COLOMBIANA


DE PENSIONES - COLPENSIONES a pagar al señor CARLOS
EDUARDO LINA (sic) URREA, las mesadas retroactivas que (sic)
por concepto de pensión especial de vejez por alto riesgo desde
el 10-01-2022 hasta el 30 mayo de 2022, en suma, de
$7.825.337, que deberá ser indexada al momento de efectuarse
el pago, y sin perjuicio de las mesadas y la indexación que por
efecto de la sentencia se generen a futuro, incluyendo la
mesada adicional de diciembre.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el


Tribunal partió de unos hechos fuera de discusión, dentro
de los cuales incluyó la fecha de nacimiento del actor el 9
de enero de 1969, su afiliación al sistema pensional el 27 de
septiembre de 1991, la cotización de 1384,71 semanas
hasta el 30 de junio de 2015, además de la reclamación
prestacional realizada el 10 de enero de 2019 y la respuesta
negativa dada por Colpensiones.

Procedió con el estudio de la pensión especial por


actividades de alto riesgo, con base en el Decreto 2090 de
2003, en el que se incluyen trabajos con exposición a
radiaciones ionizantes, para luego mencionar el artículo 6.°,
donde se previó un régimen de transición hacía el Decreto
1281 de 1994, para quienes al 28 de julio de 2003 contaran
con mínimo 500 semanas cotizadas en actividades de alto
riesgo, sin resultar aplicables lo requisitos previstos en el
parágrafo.

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Fue en este punto donde encontró el error del a quo,


en la medida que explicó:

Véase que el operador judicial confundió las exigencias que


contiene el Decreto 1281 de 1994 artículo 8º para aplicar la
transición propia de esa norma, que, valga la pena acotar,
permite aplicar el artículo 15 del Acuerdo 049 de 1990 (norma
anterior al decreto 1281), con las del artículo 6 del Decreto
2090 de 2003, que habilitan la aplicación por transición de las
prerrogativas contenidas en artículo 3º del decreto 1281 de
1994, dicho en otras palabras, sin mayores miramientos saltó
entre normas descuidando que la transición obliga acudir a la
norma inmediatamente anterior incidiendo el tan mencionado
artículo 6º del Decreto 2090 de 2003.

En suma, no sobra recalcar que para efectos del régimen


transicional del artículo 6 del Decreto 2090 de 2003, tampoco
se exige ser beneficiario de la transición del art. 36 de la Ley
100 de 1993, como lo plantea Colpensiones en su argumento,
pues como quedó claro en párrafos anteriores, dicha discusión
fue zanjada por la CSJ Sala de Casación Laboral.

Seguidamente hizo mención del artículo 3.° del


Decreto 1281 de 1994, para precisar que el demandante
estuvo expuesto a una actividad de alto riesgo entre el 27
de septiembre de 1991 y el 20 de noviembre de 2005, así
como desde el 1.° de octubre de 2006 hasta el 30 de junio
de 2015, lo cual determinó a partir de las certificaciones y
declaraciones extraprocesales obrantes en el plenario.

Con base en esta conclusión, estableció que el


demandante reunía 1384,71 semanas de cotización, de las
cuales 1180,14 fueron como especiales, lo que lo hacía
beneficiario del régimen de transición y por tanto aplicable
el Decreto 1281 de 1994.

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En este sentido, expuso:

Para el caso, el actor nació el 09 de enero de 1969, y de


acuerdo con la historia laboral allegada por Colpensiones –
archivo 16- tiene cotizadas en toda su vida laboral un total de
1384,71 semanas, de las cuales como ya se estableció 1.180,14
fueron sufragadas en el ejercicio de una actividad de alto riesgo,
cumpliendo de esta manera con los requisitos para acceder a la
pensión especial de vejez que reclama, a partir del 10 de enero
de 2022 (sic)

Y ello es así, como quiera que al acreditar 1.180,14 semanas de


aportes bajo alto riesgo, que al restarle las primeras 1.000,
resulta un excedente de 180,14 con el cual el demandante pode
(sic) reducir la edad, de manera que tendría derecho a
pensionarse a los 53 años (dado que puede reducir un año por
cada 60 semanas adicionales a las 1.000 sin ser inferior a 50
años), los cuales cumplió el 9 de enero de 2022, téngase en
cuenta que si bien acredita más de 1.300 no se demostró que
todos los aportes devinieran de una actividad de alto riesgo, por
lo que solo puede disminuirse la edad con las semanas
efectivamente acreditadas por alto riesgo, que se itera son
1180,14. (Resaltado propio del texto).

Procedió a la liquidación de la pensión, para lo cual


explicó que el IBL era cuantificado conforme el artículo 21
de la Ley 100 de 1993, mientras que el monto se definía por
el artículo 6.° del Decreto 1281 de 1991, que remitía a las
reglas del artículo 34 de la Ley 100 de 1993, modificado por
el artículo 10 de la Ley 797 de 2003.

En consecuencia, obtuvo un IBL de $2.537.283 y una


tasa de reemplazo del 65.62%, para una mesada inicial a
partir del 10 de enero de 2022, del orden de $1.664.965.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte actora, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

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V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case parcialmente


la sentencia atacada, en lo que respecta a la fecha de
disfrute y cuantía de la mesada, para que, en sede de
instancia, revoque el fallo del Juzgado Tercero Laboral del
Circuito de Bucaramanga, y en su reemplazo, condene a la
demandada a pagar el monto pensional que corresponde,
desde el 10 de enero de 2019, imponiendo condena en
costas.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, replicado por Colpensiones.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia recurrida de violar por la vía


directa, en la modalidad de aplicación indebida, el artículo
1º de la Ley 797 de 2003, que condujo a la interpretación
errónea del artículo 34 de la Ley 100 de 1993, y de los
artículos 3º del Decreto 1281 de 1994 y 6º del Decreto 2090
de 2003.

Bajo la senda elegida, destaca que no se discuten


como supuestos fácticos, la fecha de nacimiento del actor el
9 de enero de 1969; la actividad de alto riesgo desempeñada
entre el 27 de septiembre de 1991 y el 20 de noviembre de
2005, así como desde el 1.° de octubre de 2006 hasta el 30
de junio de 2015; la acreditación de un total de 1384

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semanas cotizadas; la reunión de más de 600 septenarios


aportados en actividades de alto riesgo al 28 de julio de
2003; la solicitud de pensión especial de vejez el 14 de
mayo de 2019; y la respuesta negativa dada por
Colpensiones, a través de distintos actos administrativos.

Cuestiona la decisión del tribunal, al afirmar que


conforme el artículo 3.° del Decreto 1281 de 1994, la
prestación debe reconocerse desde el 10 de enero de 2019,
cuando se realizó la reclamación inicial a Colpensiones, por
cuanto para ese momento contaba con 50 años y 1388
semanas cotizadas, que facilitan una reducción de 5 años,
al tener 388 hebdómadas aportadas por actividad de alto
riesgo, adicionales a los primeras 1000.

También afirma que le resulta más favorable para


cuantificar la pensión, la regla contenida en el artículo 34
de la Ley 100 de 1993, en cuanto consagra la posibilidad de
aumentar la tasa de reemplazo del 75 al 85%, debido a que
entiende que del acervo probatorio se extrae que se
cotizaron las semanas mínimas requeridas para acceder al
régimen pensional consagrado en el decreto 1281 de 1994,
«sin que sea viable excluir el tiempo que prestó el servicio
militar como soldado ( Decreto 1950 de 1973 y Leyes 48 de
1993 y 1861 de 2017), y el tiempo laborado como trabajador
de ECOPETROL, que permite validar la totalidad de las
1.384,71 semanas de vida laboral».

VII. RÉPLICA

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Esboza que no debe salir avante el cargo, en la medida


que bajo el sendero escogido, no debe existir discrepancia
por parte del censor, en las conclusiones fácticas a las que
arribó el sentenciador, al sostener:

1. Porque el colegiado jamás aceptó que el accionante tuviere


un total de 388 semanas adicionales a las 1000 acreditadas en
actividades de alto riesgo, como funda el recurrente en su fallo
para acreditar un yerro jurídico inexistente,
2. Jamás desconoció que el demandante fuere beneficiario del
régimen de transición, por lo que tampoco aplicó el artículo 1 de
la Ley 797 de 2003 para que fuere denunciada su aplicación
indebida y,
3. No se extrae del desarrollo del cargo, el ejercicio
hermenéutico que le compete al recurrente al denunciar la
errada interpretación de los artículos 34 de la ley 100 de 1993;
3 del Decreto 1281 de 1994 y 6 del Decreto 2090 de 2003

Resalta que el sentenciador encontró 138 semanas


adicionales, que permiten acceder al pago de la mesada
desde los 53 años, con base en una pensión cuyo IBL se
calcula conforme el artículo 21 de la Ley 100 de 1993, por
ser más favorable al demandante, tomándose una decisión
sujeta a lo debatido y demostrado en el proceso.

En conclusión, presenta que el tribunal encontró


acreditadas 138 semanas adicionales a las 1000, algo que
remarca se tuvo por cierto dada la senda escogida, con
ocasión a lo cual redujo la edad a los 53 años, por lo que
reclama se declare impróspero el ataque y se condene en
costas a la recurrente.

VIII. CONSIDERACIONES

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El Tribunal fundamentó su decisión, en que a efectos


de reducir la edad para el disfrute de la pensión especial de
vejez por actividad de alto riesgo, se tenían en cuenta
exclusivamente las semanas cotizadas propias de esa
condición especial, lo que implicó que aun cuando
reconoció 1384,71 semanas cotizadas, para efectos de
determinar las adicionales a las 1000, solo tuviese en
cuenta 180,14, que representaban el reconocimiento de la
prestación bajo una menor edad.

Así mismo, a efectos de cuantificar la mesada, aplicó


la modificación que la Ley 797 de 2003, estableciera frente
al artículo 34 de la Ley 100 de 1993.

El censor radica su inconformidad en que realmente se


debían tener en cuenta la totalidad de las semanas
aportadas para la reducción de la edad y que la exigibilidad
del derecho se diera desde los 50 años. Además, que bajo la
aplicabilidad del Decreto 1281 de 1994, la tasa de
reemplazo se debía definir por el tenor original del artículo
34 de la Ley 100 de 1993.

Así las cosas, el problema jurídico que debe abordar la


Sala, se orienta a determinar si incurrió el juez plural en los
yerros jurídicos que le enrostra la censura, teniendo en
cuenta la senda elegida por el censor.

Bajo la vía por la que plantea el ataque el recurrente,


propone una indebida aplicación de las normas que
gobiernan el caso, sin que repare en error en torno a los

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supuestos fácticos que se dieron por probados a partir de


las pruebas recaudadas.

Es así como queda por fuera de discusión, que el actor


nació el 9 de enero de 1969; que completó un total de
1384,71 semanas cotizadas al sistema, de las cuales
1180,14 lo fueron por desarrollo de actividad de alto riesgo;
que la última cotización al sistema tuvo lugar el 30 de junio
de 2015; que se reclamó pensión de vejez a Colpensiones el
10 de enero de 2019; y que es beneficiario del régimen de
transición dispuesto por el artículo 6.° del Decreto 2090 de
2003.

Al partir de la base de que no es objeto de


cuestionamiento, la calidad de beneficiario del régimen de
transición previsto por el artículo 6.° del Decreto 2090 de
2003, ni la condición de merecedor de la pensión especial
de vejez por desarrollo de una actividad de alto riesgo, es
del caso verificar el momento en que se hizo exigible el
derecho y el monto del mismo.

Con esta finalidad, se trae a colación el artículo 3.° del


Decreto 1281 de 1994, que reza:

ARTICULO 3o. CONDICIONES Y REQUISITOS PARA TENER


DERECHO A LA PENSION ESPECIAL DE VEJEZ. La pensión
especial de vejez, se sujetará a los siguientes requisitos:

Haber cumplido cincuenta y cinco (55) años de edad.

Haber cotizado un mínimo de mil (1000) semanas.

La edad para el reconocimiento de la pensión especial de vejez


se disminuirá un (1) año por cada sesenta (60) semanas de

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cotización especial, adicionales a las primeras 1.000 semanas,


sin que dicha edad pueda ser inferior a cincuenta (50) años.

De la lectura de la disposición, se puede establecer, tal


como lo entendiera el ad quem, que la reducción en un año
de la edad mínima exigida para acceder a la pensión
especial de vejez, se obtiene a partir de completar 60
semanas de cotización especial, adicionales a las primeras
1000 de igual condición.

Lo anterior, en la medida que el texto viene haciendo


referencia a 60 semanas de cotización especial, luego de lo
cual agrega sean adicionales a las primeras 1000, lo que
quiere significar que al no hacer ningún tipo de
diferenciación, se infiera que corresponden a la misma
categoría, es decir, a semanas de cotización especial.

No quiere lo anterior significar, que se dejen de tener


en cuenta los periodos cotizados en los cuales no se laboró
en una actividad de alto riesgo, solamente que no van a ser
relevantes a la hora de disminuir la edad mínima requerida
para pensionarse, en la medida en que la reducción está
planteada exclusivamente por virtud de las difíciles
condiciones en la que se presta un servicio, o el riesgo que
implican para la salud del trabajador.

Es necesario explicar, que la pensión especial de vejez


por desarrollar una actividad de alto riesgo encuentra
sustento en la exposición en que está el trabajador frente a
una situación que pudiere deteriorar su salud, motivo por el
que busca establecer una prerrogativa para ese empleado,

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con el fin de que ante esta situación particular, la


exhibición resulte menor.

En este sentido, se pronunció corte en sentencia CSJ


SL890-2021, donde se indica:

En este punto la Corte considera oportuno señalar que como lo


ha establecido la jurisprudencia, la pensión anticipada por
trabajos de mayor riesgo ampara a las personas que por su
actividad, oficio o profesión están expuestas a situaciones que
afectan notoriamente su salud al punto de generar una menor
expectativa de vida o que estén enfrentados a un mayor nivel de
siniestralidad. Y por ello la exigencia de requisitos para obtener
una pensión especial de vejez son inferiores a los consagrados
en términos generales para quienes no se encuentran expuestos
en forma superlativa a riesgos de carácter laboral, toda vez que
están sujetos a una mengua de sus expectativas de vida
saludable. Así, se ha adoctrinado que esas son las razones por
las que el régimen especial de pensiones por actividades de alto
riesgo prevé la posibilidad de disminuir la edad para acceder a
la prestación bajo ciertas condiciones excepcionales e inferiores
a las del régimen general, e incluso precedido de una carga
contributiva superior que no amenace el equilibrio financiero
del sistema pensional, a lo que se agrega que la reducción de la
edad solo es posible cuando se ha superado la base mínima de
cotizaciones exigida en el sistema general de pensiones (CSJ
SL1353-2019).

Esta elucubración, consistente en exigir que las


semanas adicionales a las 1000, se hubieren desarrollado
en actividades de alto riesgo, es planteada en la sentencia
CSJ SL3156-2022, al indicar:

En consecuencia, es pertinente remitirse a la normativa


anterior -Decreto 1281 de 1994-, a fin de estudiar el derecho
reclamado. Esta normativa en su artículo 3.º establece que para
acceder a la pensión especial de vejez se requiere haber
cumplido 55 años de edad y cotizado un mínimo de 1000
semanas.

En este asunto, a la fecha en que Gómez Naranjo cumplió 55


años de edad -2 de marzo de 2015-, reportaba un total de
1.324,29 semanas, por lo que reunía con amplitud los
requisitos para tener derecho a la pensión especial de vejez en

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el marco del Decreto 1281 de 1994.

Y dicha disposición establece un beneficio consistente en la


posibilidad de disminuir un año la edad por cada 60 semanas
de cotización especial adicionales a las primeras 1000 semanas,
sin que dicha edad pueda ser inferior a los 50 años. Esto
significa que la demandante podía acceder a la pensión de vejez
a partir de los 50 años de edad, teniendo en cuenta que según
su historia laboral reporta un total de 1504 semanas. (Cursiva
fuera de texto).

De esta manera, partiendo de un análisis no solo


literal de la norma, sino además teleológico, de cara a la
finalidad con la que se establecen condiciones especiales
para acceder a la pensión de vejez para una población
específica, se logra concluir la necesidad de que las
semanas de cotización a tener en cuenta para acceder al
beneficio de reducir la edad mínima requerida para acceder
a la pensión de vejez, lo sean por periodos laborados en
actividad de alto riesgo.

Bajo estos presupuestos, no se vislumbra error del


tribunal a la hora de afirmar que las semanas a tener en
cuenta para la reducción de la edad mínima para pensión
especial de vejez, deben corresponde a verdaderamente
laboradas en actividad de alto riesgo.

De otro lado, el segundo yerro que plantea el cargo


recae en la manera como el ad quem estableció la tasa de
reemplazo.

Por el planteamiento que realiza el recurrente en la


demostración del embate, no existe discrepancia en lo
atinente a la forma como se obtuvo el IBL y la aplicación del

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artículo 21 de la Ley 100 de 1993, lo que conlleva que en


enfoque se ciña en el monto o porcentaje.

Para ello, se resalta inicialmente el artículo 6.° del


Decreto 1281 de 1994, enseña:

ARTICULO 6o. MONTO DE LA PENSION ESPECIAL. El monto


de la pensión especial en el régimen de prima media con
prestación definida será el que se determina en el artículo 34 de
la Ley 100 de 1993. Para el régimen de ahorro individual con
solidaridad será el que arroje la cuenta de ahorro pensional del
afiliado, en los términos del artículo 64 de la misma ley.

La pregunta que surge es: la remisión debe hacerse al


artículo 34 de la Ley 100 de 1993 original, o a la versión
modificada con base en el artículo 10.° de la Ley 797 de
2003.

Para resolver esta inquietud, debe tenerse en cuenta


no la fecha en que se emitió la norma -2 de junio de 1994-,
sino el momento en que se causa el derecho que se va a
proceder a liquidar, supuesto que respecto del actor se
estructura, con posterioridad al 29 de enero de 2003, lo que
implica entonces que este aspecto se encuentre gobernado
por la modificación que trajo consigo la Ley 797 de 2003 en
artículo 10.°.

Por lo anterior, no resulta errado entender que la


remisión que hace el artículo 6.° del Decreto 1281 de 1994,
lo sea al texto para el momento vigente, esto es, el artículo
34 de la Ley 100 de 1993, modificado por el artículo 10.° de
la Ley 797 de 2003, de lo contrario, se estaría aplicando

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una norma derogada, afectando el principio de


irretroactividad.

Precisamente este entendimiento fue el que le dio la


corte al tema, en la citada sentencia CSJ 3156-2022,
cuando al liquidar la prestación se menciona:

En lo relativo al monto de la pensión, el artículo 6.º del Decreto


1281 de 1994 remite al artículo 34 de la Ley 100 de 1993,
conforme al cual equivale a un porcentaje que oscila entre el 65
y el 55% del ingreso base de liquidación, en forma decreciente
en función del nivel de ingresos del afiliado, según la siguiente
fórmula:

r = 65.50 - 0.50 s, donde:

r = porcentaje del ingreso de liquidación.

s = número de salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Señala el citado precepto que por cada cincuenta (50) semanas


adicionales a las mínimas requeridas, el porcentaje se
incrementará en un 1.5% del ingreso base de liquidación,
llegando a un monto máximo de pensión entre el 80 y el 70.5%
de dicho ingreso, sin en que ningún caso el valor total pueda
ser superior al ochenta (80%) del ingreso base de liquidación, ni
inferior a la pensión mínima.

En igual sentido, puede verse las providencias CSJ


SL1225-2021 y CSJ SL999-2020, destacando cómo en la
segunda de las mencionadas, se precisa que la prestación
reconocida bajo el amparo del Decreto 2090 de 2003 o
conforme el Decreto 1281 de 1994, coinciden en la forma
como debe calcularse la cuantía de la prestación
reconocida.

Bajo lo discurrido, es claro que el tribunal no incurrió


en ninguno de los dislates que le enrostra el censor, por lo
que el cargo no sale avante.

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Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


del recurrente, y a favor de la opositora, por haberse
presentado oposición. Como agencias en derecho se fija la
suma de cinco millones trescientos mil pesos ($5.300.000),
que se incluirá en la liquidación que haga el juez de primera
instancia, conforme a lo dispuesto en el artículo 366 del
CGP.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el diecisiete (17) de junio de dos
mil veintidós (2022) por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga, dentro del
proceso ordinario laboral seguido por CARLOS EDUARDO
LUNA URREA contra la ADMINISTRADORA COLOMBIANA
DE PENSIONES -COLPENSIONES-.

Costas como se dijo en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

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OMAR DE JESÚS RESTREPO OCHOA

GIOVANNI FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

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