Está en la página 1de 2

¿Qué es el Alipori y por qué lo sentimos?

Esta singular palabra hace referencia a un sentimiento más común de lo que quizás
puedas pensar: la vergüenza. El término es tan curioso que incluso su etimología
resulta rodeada de cierto enigma.
La primera referencia que se tiene del término alipori se remonta al año 1994,
cuando aparece recogida en el CREA (Corpus Sincrónico de la Academia) tras
haber sido usada en un par de periódicos madrileños y en un libro del escritor
Alfonso Ussía. Pero el término comenzó a popularizarse hasta tal punto que, 20
años después, pasó a formar parte del Diccionario de la Lengua Española de la
RAE, en el que alipori viene catalogado como una manera coloquial para
denominar a la vergüenza ajena. Es decir, la vergüenza que se siente por lo que
hacen o dicen otras personas.
Cuando hacemos referencia a sentir vergüenza ajena, hablamos de la sensación
de rechazo, incomodidad y/o pudor que sentimos ante algo que dice o hace otra
persona, lo cual podemos considerar ridículo, patético, embarazoso o bochornoso.
Se trata de una emoción secundaria que se origina en un cúmulo de emociones
primarias que sentimos en determinado contexto o entorno social.
Ahora bien, ¿Por qué sentimos vergüenza ajena?
La vergüenza ajena es una emoción social directamente ligada con nuestras
experiencias personales anteriores y nuestra capacidad de empatía; puesto que al
tratarse de una emoción secundaria está íntimamente ligada a la socialización y
el aprendizaje, así como a nuestras propias creencias personales. Por esos
motivos, hay personas que ni se “inmutan”, aunque vean a otra decir algo inoportuno
o haciendo el ridículo, mientras que otras sienten alipori al instante ante una de esas
situaciones.
Y es que en el momento en que las personas del entorno rompen alguna norma
social o realizan una actividad susceptible de causar vergüenza ajena, el cerebro
activa tu capacidad de empatía por medio de dos regiones: la corteza insular y el
córtex de cíngulo anterior (CCA). Ambos se relacionan con emociones viscerales,
entre las que se encuentra hacernos reaccionar para ponernos alerta ante lo que
pudiera pasar de carácter imprevisto y hacerte sentir lo mismo que tú sentirías si
estuvieras en el lugar de esa persona cuya actitud o comportamiento te causa
alipori.
La paradoja de la vergüenza ajena se da porque, gracias a la empatía,
comprendes y te sientes en la posición del otro, pero al mismo tiempo, provoca que
te alejes del otro de manera emocional porque te produce rechazo lo que oyes o
ver. Sin embargo, hay que considerar que, cuanto más vinculado te sientas
emocionalmente a la persona que provoca la acción que te causa esa sensación,
esta será mayor todavía, porque estás muy unida a ella y también sentirás temor
por el posible daño a su imagen. La preocupación por el otro se sumará a todos los
malestares anteriores.
Entonces, ¿Cómo controlar la vergüenza ajena?
Para lidiar con una sensación que, en ocasiones, puede resultar desproporcionada,
hacerte sentir sumamente mal o resultar más molesta que el comportamiento de
una persona que en determinado momento dice algo inoportuno o actúa de forma
desinhibida sin que a ella le resulte ningún problema, hay una serie de pautas que
se pueden seguir.
Primero se ha de procurar descartar los prejuicios negativos que se puedan
poseer, además de aceptar a las personas como son y tener la mente abierta
para aprender de nuevas situaciones. Asimismo, el sentido del humor es fabuloso
para estas situaciones, pero no la ironía crítica ni los juicios de valor ni el rechazo.
Tal vez te estés perdiendo una situación divertida en la que todo el mundo está
disfrutando por una excesiva corrección o tensión emocional. Relájate y aprende a
sobrellevar las situaciones con una sonrisa y relativizando su importancia. Te
pregunto: ¿Realmente eso que oyes o ves es tan grave o tan importante como para
que tú te sientas mal?
No obstante, si la vergüenza ajena te afecta en tu día a día y es una emoción que
no eres capaz de gestionar o te limita a la hora de relacionarte con los otros, no
dudes en consultar a un especialista para que pueda ofrecerte unas pautas a la hora
de aprender tu gestión emocional. No dejes que el miedo al ridículo, tuyo o de los
otros, te condicione la existencia. Al fin y al cabo, todos cometemos errores y, por
lo que respecta a las cosas que hacemos, nadie en esta vida es perfecto. Olvídate
del alipori y disfruta de la vida en un entorno mucho más relajado.
Zuleima Martínez Padron, PhD
Coach de Vida y Bienestar
Orientador Psicoemocional

También podría gustarte