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Sentencia C-164/22

Resuelve
Declarar EXEQUIBLE el inciso segundo del artículo 107 de la Ley 599 de 2000
“Por la cual se expide el Código Penal”, en cuanto al verbo rector prestar
ayuda, por los cargos analizados, bajo el entendido de que no se incurre en
el delito de ayuda al suicidio cuando la conducta: (i) se realice por un médico,
(ii) con el consentimiento libre, consciente e informado, previo o posterior al
diagnóstico, del sujeto pasivo del acto, y siempre que (iii) el paciente
padezca un intenso sufrimiento físico o psíquico, proveniente de lesión
corporal o enfermedad grave e incurable.

Consideraciones de la corte
Esto se fundamenta en el respeto al derecho a morir
dignamente y la autonomía de la voluntad de las
personas que se encuentran en situaciones extremas
de sufrimiento.

Prestar ayuda al suicidio en este caso específico debido a que la


conducta de prestar ayuda para el suicidio no constituye un delito
cuando se realiza por un médico, con el consentimiento libre,
consciente e informado del paciente que padece un intenso
sufrimiento físico o psíquico debido a una enfermedad grave e
incurable.

Se reitera la jurisprudencia referente a la muerte digna,


entendido como un derecho autónomo, compuesto por
dos dimensiones: de un lado, la dignidad humana como
presupuesto esencial del ser humano, y por el otro, la
autonomía personal.

La Sala concluye que cuando el sujeto pasivo se encuentre padeciendo


intensos sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e
incurable, y manifieste su voluntad de ser asistido (no inducido) para dar por
terminada su vida, y este consentimiento sea informado, consciente y posterior
al diagnóstico, no se satisface el requisito de lesividad, sino que en cambio, se
vulnera el deber del Estado de proteger la dignidad humana, la autonomía, la
vida y la muerte digna.

La medida coercitiva es de tipo perfeccionista o de tipo proteccionista, siendo la


primera aquella que impone al individuo un modelo determinado de virtud o
excelencia humana, y que va en contravía del orden constitucional; la última, por
su parte, reconoce la autonomía personal sin ser neutra con los valores del
ordenamiento que orientan la intervención de las autoridades, como ocurre con
los valores de la vida, la salud, la integridad física o la educación, y que en
cambio, sí son compatibles

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