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LA PALABRA DE DIOS – INERRANTE.

Prov 30:5 “Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que


en él esperan.”

En tiempos medioevales había un hombre que practicaba la arquería, y no jugaba por ningún equipo de futbol, y
este era famoso por dar siempre en el blanco aunque tenía un problema, era miope (nunca veía claramente su
objetivo de lejos). Un día fue convocado por el Rey y obviamente todo el mundo quería ver el espectáculo y
descubrir su secreto. Talvez. Así que , cuando este arquero miope apuntaba, no lo hacía al blanco directamente,
sino que lo hacía enfocado hacia otro lado. Así que cuando disparó su flecha, primero rebotó en una pared, luego
en el campanario de la iglesia del pueblo, después en un caldero hirviendo en el centro de la plaza, para
finalmente clavarse en el centro del blanco presentado. ¡Imaginen la ovación de la gente ante semejante
espectáculo! A pesar de lo que parecía ser un “tiro torpe y equívoco” en un principio, finalmente la flecha dio en
el blanco.
Se podría decir que era un arquero “infalible”, aunque extraño en su proceder; su éxito, era atribuible a la suerte o
la magia.
La Palabra de Dios, como regla de fe y práctica, está bajo ataque y lo estará hasta que Cristo venga. Al hombre le
parece anticuado lo que Dios ha dicho, y el enemigo siempre ha intentado convencer al hombre que lo que Dios
ha dicho no es cierto. En especial, este ataque ha venido por el movimiento conocido a principios del siglo XX
como “Neo-ortodoxia”, que califica a ciertas partes de la Biblia como “no inspiradas” (por lo tanto, esas partes
podían errar). El fundamento Neo-ortodoxo dice que: “Si bien la Biblia puede contener errores, no obstante, en
materia de fe es infalible”. Argumentan que la Biblia es un libro mezclado con mitos y leyendas, pero que al fin
cumple un objetivo espiritual bueno.
En ese aspecto, creer que la biblia es inerrante, es fundamental en nuestro tiempo. Pero, ¿qué es la inerrancia? Se
ha dicho que la fe cristiana tiene tres fundamentos que no son negociables:

La inspiración de la Palabra / Su infalibilidad / Su inerrancia

Los tres fundamentos se complementan y es bueno que tengamos esto claro.

 La inspiración trata con el origen de la Biblia. Los evangélicos creemos que “Dios exhaló” las palabras de la
Biblia usando a humanos para escribirlas. Pablo escribe en 2 Timoteo 3:16-17. “Toda Escritura es inspirada por
Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios
sea perfecto, equipado para toda buena” (dseópneustos / dseós: Divinidad suprema / pnéo: respirar
(voluntariamente pero gentilmente, literalmente habla del aliento de Dios)
 La infalibilidad tiene que ver con la autoridad y la naturaleza duradera de la Biblia. Ser infalible significa que
algo es incapaz de fallar y, por lo tanto, no se puede romper. Pedro dijo en 1 Pe. 1:23-25: “La palabra del Señor
permanece para siempre” (), y por lo tanto su autoridad no se puede quebrantar.
 La inerrancia significa que lo que Dios ha dicho es sin error. Es creer en la “total veracidad y fiabilidad de las
palabras de Dios” Jesús dijo en Jn. 17:17: “Tu palabra es verdad”. Esta inerrancia no es sólo en los pasajes que
hablan sobre la salvación, sino que también aplica a todas las declaraciones históricas y científicas. La Biblia no
sólo es precisa en asuntos de fe y práctica, sino que es precisa y sin error con respecto a cualquier afirmación.
La Biblia como canon, es decir, la suma de sus libros, es inerrante de principio a fin (podemos decir que aprobó
el examen en todo su contenido). No hay lugar para “un segundo examen” en que pueda fallar; Dios dio Su
Palabra en 66 libros de manera inerrante. Si bien el proceso duró casi 1.500 años a través de más de 40
escritores bíblicos, la Biblia es inerrante no solo en algunas de sus partes, o solo en cuestiones de fe, sino en
todo su contenido (lo cual incluye datos históricos, geográficos o naturales).

¿Porque es importante la inerrancia? La inerrancia es extremadamente importante. Aquí hay 4 razones:

1. La inerrancia se basa en el carácter de Dios, que no puede mentir. He. 6:17-19: “17cuando Dios quiso asegurar
que cumpliría su promesa, juró que daría lo prometido sin cambiar nada. 18Ahora bien, como Dios no miente, su
promesa y su juramento no pueden cambiar. Esto nos consuela, porque nosotros queremos que Dios nos proteja, y
confiamos en que él nos dará lo prometido. 19Esta confianza nos da plena seguridad; es como el ancla de un barco,
que lo mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Y esta confianza nos la da Jesucristo; Ti. 1:2: “Así estarán
seguros de recibir la vida eterna, que Dios nuestro Salvador prometió desde hace mucho tiempo. Y sabemos que
Dios no miente.”

Dios no puede mentir intencionalmente porque es quien dio la ley moral absoluta. No puede equivocarse porque es
omnisciente. Y si la Biblia es la Palabra de Dios escrita (y claro que lo es), entonces NO tiene error en ella.
2. Fue enseñada por Cristo y los apóstoles en el Nuevo Testamento. Esta debería ser nuestra base principal para
creer en la Inerrancia. “Creer en la doctrina de la inspiración plena de las Escrituras, principalmente porque es la
enseñanza de Cristo y que sus apóstoles creyeron, y que ellos nos han enseñado”

Para citar a Jesús mismo: (Jn 10:35 “La Escritura no puede ser quebrantada”), y (Mt. 5:18 “hasta que pasen el
cielo y la tierra ni una pizca, ni un punto, pasará de la Ley hasta que todo se haya cumplido”).

3. La inerrancia Es la posición histórica de la Iglesia cristiana. Albert Mohler, presidente del Seminario Bautista
del Sur, señala que incluso algunos de los que se oponen a la doctrina de la inerrancia han estado de acuerdo en
que la inerrancia es la posición estándar de la Iglesia cristiana a lo largo de los siglos. Contradicción de la cual no
pueden escapar.

Mohler cita a los hermanos Anthony y Richard Hanson, eruditos anglicanos: “Hablando de la inerrancia, Los
padres cristianos y la tradición medieval continuaron esta creencia, y la Reforma no hizo nada para debilitarla. Por
el contrario, dado que para muchos teólogos reformados la autoridad de la Biblia tomó el lugar que el papa había
tenido en el esquema medieval, la infalibilidad de la Biblia se mantuvo firmemente y se definió más
explícitamente entre algunos teólogos reformados” (pp. 48-49).

4. La inerrancia es fundamental para todas las demás doctrinas cristianas esenciales. Es verdad, hay algunas
doctrinas (como la muerte expiatoria y la resurrección corporal de Cristo) que son más esenciales en el tema de la
salvación. Sin embargo, recordemos que todas las doctrinas relacionadas con la salvación derivan su autoridad
divina de la Palabra de Dios.

La inerrancia merece una gran consideración entre los cristianos y se ha ganado con razón el estatus de ser esencial
para la fe cristiana. Por lo tanto, reducir la inerrancia al nivel de no esencial o incidental en la fe cristiana revela
una ignorancia de las raíces teológicas e históricas del cristianismo. La inerrancia es fundamental para un
cristianismo consistente y saludable. Ella simplemente no puede rechazarse sin graves consecuencias, tanto para el
individuo como para la Iglesia.

Y aunque algunos teólogos argumentan que el término “infalible” es superior al término “inerrante”, no debemos
de enredarnos en la paradoja de qué término es el más apropiado o abarcador (haciendo competir los términos
entre ellos), y puedo decir que necesitamos de ambos términos de manera complementaria, debido al ataque que
sufre la Biblia por medio de aquellos críticos que ponen en duda su veracidad.

La realidad de la Palabra inspirada por Dios es que ella es como un arquero que apunta al blanco; su flecha viaja
en línea recta y esta da siempre en el objetivo. No es un tiro imperfecto que por casualidad da en el blanco (con
cierta ayuda de Dios), sino que es un tiro perfecto con un objetivo que no falla. Dios mismo lo asegura inspirando
a Sus escritores bíblicos y resguardándolos de todo error. (Isaías 55:11) Así será mi palabra que sale de mi boca;
no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

La Biblia no contiene errores, mitos o leyendas, siendo errática como una flecha que rebotaba de una parte a otra,
sino que es la perfecta palabra inspirada por Dios de manera inerrante e infalible en todos sus propósitos.

La Biblia resiste los diferentes exámenes de los hombres, como el ataque histórico-crítico de Karl Barth quien es
considerado el Padre de la Neo-Ortodoxia o Rudolf Bultmann, quien al rechazar al Jesús de los evangelios,
protagonizó e incitó el escepticismo histórico, o la crítica moral de los humanistas contemporáneos quienes
centran su énfasis en colocar al hombre como centro del universo.

La declaración de Jesús: “tu palabra es verdad” (Juan 17:17) testifica de una Palabra que es inerrante en sí
misma, y su declaración en Juan 10:35: “de que la escritura no puede ser quebrantada”, nos habla de una Palabra
que es infalible en su objetivo.

La Biblia llega hasta nosotros como el don perfecto de un Dios que nunca falla, miente o cambia (Santiago 1:17
dice Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien
creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento) y cuyos objetivos
soberanos siempre se cumplen de manera infalible (Prov 19:21 Muchos pensamientos hay en el corazón del
hombre; pero el propósito del SEÑOR prevalecerá)

Por esto, la Biblia es digna de confianza, suficiente y con la autoridad plena para la Iglesia del Señor.

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