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10 cosas que debes saber sobre

la inerrancia bíblica
11 Abril, 2018

¿Qué queremos decir cuando afirmamos la inerrancia de la Biblia? La


importancia de esa pregunta no ha disminuido en lo más mínimo. Es
tan crucial hoy como lo fue hace 100 años. Entonces, veamos diez
cosas que nos ayudarán a entender lo que queremos decir (y lo que
no queremos decir) cuando hablamos de una Biblia inerrante.

En primer lugar, sin embargo, sería útil señalar que entre los
evangélicos, dos puntos de vista de la inerrancia bíblica han
dominado el paisaje. Algunos abrazan lo que se ha llamado
“inerrancia limitada”. Uno de los defensores más hábiles de este
punto de vista es Daniel Fuller. De acuerdo con Fuller y aquellos que
siguen su ejemplo, la “inerrancia” de un libro o pieza de literatura
puede evaluarse únicamente a la luz de la intención o el propósito
del autor. ¿Cumple el autor con su propósito por escrito? Si es así, la
obra es inerrante. Si no, no lo es. El propósito de la Biblia, dicen, es
hacernos “sabios para la salvación” (2 Ti. 3:15). El propósito de la
Biblia no es hacernos sabios en botánica o geología o astronomía o
historia. Por el contrario, según Fuller, los escritores bíblicos declaran
que su propósito es informar los acontecimientos y el significado de
los actos redentores de Dios en la historia para que los hombres
puedan ser sabios para la salvación. Según este criterio, dice Fuller,
la Biblia es inerrante. Está perfectamente cumpliendo su propósito.
Nunca deja de cumplir su propósito o intención de hacer que el
lector sea sabio para la salvación.

Dado que la inerrancia solo debe esperarse en el caso de aquellas


afirmaciones bíblicas que enseñan o implican correctamente el
conocimiento que hace al hombre sabio para la salvación, las
Escrituras pueden y se equivocan en otros asuntos. Es decir que hay
pasajes en la Biblia que están relacionados incidentalmente o que no
están relacionados con su propósito principal. Estos incidentes o
textos son llamados por Fuller: “asuntos de no-revelación”; es decir,
declaraciones bíblicas sobre temas tales como la geología,
meteorología, cosmología, botánica, astronomía, geografía, historia,
etc. Dado que el objetivo principal o la intención del autor de las
Escrituras no es enseñar verdades sobre asuntos tales como esos,
estas verdades pueden equivocarse mientras que la Escritura
permanece inerrante. La Biblia es inerrante en aquellos asuntos que
intenta enseñar, en aquellos asuntos que son esenciales para
hacernos sabios para la salvación. Esos, y solamente esos, son de
revelación.

Contrario a la perspectiva anterior, la Biblia no hace distinción entre


textos o temas inspirados y no inspirados, ni impone restricción
alguna sobre los tipos de temas sobre los que habla con verdad (ver
Hch. 24:14; Lc. 24:25; Ro. 1 Co. 10:11). Por lo tanto, abrazo y quiero
argumentar a favor de lo que llamaré la doctrina de la “completa
inerrancia”. Algunos prefieren que usemos la palabra “infalibilidad”,
que proviene del latín infallibilitas, que significa “la calidad de no
engañar ni ser engañado”. “Inerrancia” proviene del latín inerrantia, y
simplemente significa “libre de error”. Esto significa que las
Escrituras no afirman nada contrario a los hechos. Juntas, las dos
palabras expresan la idea de que toda la Escritura viene a nosotros
como las misma palabra de Dios y, por lo tanto, es confiable,
verdadera, y libre de error.

Toda la Escritura viene a nosotros como las


misma palabra de Dios y, por lo tanto, es
confiable, verdadera, y libre de error.

¿Cómo, entonces, deberíamos definir la inerrancia? Considera estas


definiciones de inerrancia, cada una de las cuales hace una
excelente contribución a nuestra comprensión de lo que está en
juego:

“La inerrancia significa entonces que en ningún momento, en lo que


se escribió originalmente, se permitió a los escritores bíblicos hacer
declaraciones o respaldar puntos de vista que no están en
conformidad con la verdad objetiva. Esto se aplica en cualquier nivel
en la que hicieron declaraciones” (Roger Nicole).

“Inerrancia significa que cuando se conocen todos los hechos, las


Escrituras en sus autógrafos originales, debidamente interpretados,
se mostrarán como totalmente ciertas en todo lo que afirman, ya sea
que tenga que ver con doctrina, o moralidad, o con lo social, físico, o
ciencias biológicas” (Paul Feinberg).

“Cuando se conocen todos los hechos, la Biblia (en sus escritos


originales), interpretada correctamente a la luz de lo que la cultura y
los medios de comunicación habían desarrollado en el momento de
su composición, será completamente verídica (y por lo tanto no
falsa) en todo lo que afirma, en el grado de precisión previsto por el
autor, en todos los asuntos relacionados con Dios y su creación”
(David Dockery).

“Excepto por los tipos de corrupción textual que pueden surgir en el


curso de repetidas copias, la Biblia ofrece una precisa, aunque no
exhaustiva, descripción e interpretación del mundo y de la historia
humana desde la creación hasta el surgimiento de la Iglesia cristiana,
así como también un registro confiable de verdades divinamente
reveladas acerca de Dios y sus planes para la humanidad, lo cual una
exégesis cuidadosa puede demostrar como internamente
consistente, y sobre la cual, a través de un análisis justo e informado,
se pueden sugerir y encontrar soluciones plausibles para conflictos
fundamentalmente aparentes entre ella y datos extrabíblicos
objetivos” (Richard Schultz).

Pasamos ahora a diez cosas a tener en cuenta cada vez que


discutimos sobre la inerrancia de las Escrituras.

1. No es una buena objeción a la inerrancia el que


Dios haya usado seres humanos pecaminosos y
propensos a errores en el proceso de escribir

Una cosa es decir que siendo humanos, podemos cometer errores.


Otra cosa es decir que debemos cometer errores (ver especialmente
2 P. 1:21). La doctrina de la inerrancia, por lo tanto, no disminuye la
humanidad de las Escrituras más de lo que la deidad de Cristo
disminuye la realidad de su carne humana.

2. No es una buena objeción a la inerrancia que a


veces la Biblia describa las cosas tal como aparecen,
es decir, fenomenológicamente, en lugar de como
realmente son

Nos veríamos obligados a reconocer un error solo si la Biblia


enseñara explícitamente que las cosas parecen ser de una manera,
cuando en realidad no lo son, o si la Biblia enseñara explícitamente
que las cosas son de una sola manera, cuando en realidad son
totalmente diferentes. Pero cuando la Biblia dice que un evento
aparece de una manera en particular, es decir, que es de cierta
manera a simple vista y desde el punto de vista de la observación
humana, cuando en realidad es de otra manera, no es un error.
3. No es una buena objeción a la inerrancia que Dios
frecuentemente se acople al lenguaje humano y
experiencia humana al dar a conocer en las
Escrituras su voluntad y sus caminos

De manera similar, no es una buena objeción a la inerrancia que la


Biblia contenga lenguaje metafórico. Algunos creen erróneamente
que la inerrancia requiere que todo en la Biblia se tome literalmente,
como diciendo que esta doctrina significa que Dios literalmente tiene
alas, y que las montañas literalmente saltan de alegría, etc. Pero la
verdad es expresada frecuentemente en palabras no literales o
figurativas, y en lenguaje simbólico.

Algunos creen erróneamente que la


inerrancia requiere que todo en la Biblia se
tome literalmente, como diciendo que esta
doctrina significa que Dios literalmente tiene
alas, y que las montañas literalmente saltan
de alegría

4. La inerrancia es perfectamente compatible con la


Biblia enfatizando ciertos conceptos o doctrinas
más que otros

Algunos han llegado a la conclusión injustificada de que, dado que la


Biblia no enfatiza, digamos, la geología, y entonces cuando habla de
geología, habla erróneamente. Es cierto que la declaración:
“Jesucristo, resucitado de entre los muertos” (2 Ti. 2:8) es más
importante que: “Erasto se quedó en Corinto” (2 Ti. 4:20). Pero la
falta de importancia de esta última no significa que sea falsa.
5. No es una buena objeción a la inerrancia que los
autores de las Escrituras cometan ocasionalmente
errores de gramática

Una declaración puede tener un error gramatical en su estilo,


mientras que es totalmente cierta en su contenido. Como señala
John Frame: “’No voy’, es considerarlo menos apropiado que “No voy
a ir”’. Pero el significado de ambas frases es claro. Dicen lo mismo, y
ambas pueden expresar la verdad” (The Doctrine of the Word of
God, 175).

6. No es una buena objeción a la inerrancia que


nuestras interpretaciones de la Biblia no sean
uniformes

Explicar interpretaciones diferentes debe ser responsabilidad del


intérprete, no del texto. El hecho de que soy un credo-bautista
(solamente los creyentes deben ser bautizados), y uno de mis
amigos cercanos es un paedo-bautista (él practica el bautismo de
infantes), significa que uno de nosotros está equivocado, pero no es
que las Escrituras lo estén. Por lo tanto, la inerrancia sigue siendo
cierta a pesar de que la Biblia no es igualmente clara en todas
partes. En otras palabras, la inerrancia de las Escrituras no garantiza
su completa lucidez. Incluso el apóstol Pedro reconoció que el
apóstol Pablo escribió algunas “cosas difíciles de entender” (2 P.
3:16). Pero la complejidad y dificultad de lo que Pablo escribió no
significa que sea menos cierto o menos preciso que aquello que
Pedro, Lucas, o Juan escribieron.

7. No es una buena objeción a la inerrancia que la


Biblia registre mentiras y acciones no éticas

Debemos distinguir entre lo que la Biblia simplemente informa, y lo


que aprueba; entre la autoridad descriptiva y la autoridad normativa.

8. No es una buena objeción a la inerrancia que los


autores del NT citen o aludan al AT con menor
precisión verbal

Debemos tener cuidado de no imponer artificialmente a los autores


en el primer siglo las normas literarias del siglo XXI. ¡Mateo, Marcos,
Lucas, y Juan, por ejemplo, nunca habían oído hablar de Kate
Turabian o El manual de estilo de Chicago!

Relacionado con lo anterior está el hecho de que los autores de las


Escrituras redondean o aproximan números y medidas. Por lo tanto,
las supuestas “imprecisiones” deben ser juzgadas por los
estándares aceptados del contexto histórico-cultural en que el autor
escribió, no por la precisión científica y computarizada de la
tecnología del siglo XXI. “Los límites de la veracidad”, señala
Grudem, “dependen del grado de precisión implícito por el que
habla, y lo que esperaban sus oyentes originales” (Systematic
Theology, 91). John Frame está de acuerdo, recordándonos que “la
precisión y la verdad no son sinónimos, aunque se traslapan en
significado. Frecuentemente se requiere una cierta cantidad de
precisión para la verdad, pero esa cantidad varía de un contexto a
otro” (171).

Por ejemplo, si me preguntaras qué edad tenía cuando escribí este


párrafo, diría: “67”. Pero eso no es preciso. Literalmente tenía 67
años, 1 mes, 11 días, 7 horas, y 22 minutos de edad. Aunque no te
respondí con precisión, te respondí con veracidad. O si quisieras
saber qué tan lejos vivo de la oficina de mi iglesia, sería veraz decir:
“10 millas”, aunque la distancia exacta es 9.4. Por lo tanto, como
señala Frames, la inerrancia “significa que la Biblia es verdadera, no
que sea lo más precisa posible. En la medida en que la precisión es
necesaria para la verdad, la Biblia es lo suficientemente precisa. Pero
no siempre tiene la cantidad de precisión que algunos lectores
demandan. Tiene un nivel de precisión suficiente para sus propios
fines, no para los fines que algunos lectores emplean” (173).

9. No es una buena objeción a la inerrancia que el


relato registrado de ciertos eventos no sea
exhaustivo en sus detalles

Que la descripción de un evento sea parcial no significa que sea


falsa. La inerrancia simplemente significa que cuando las Escrituras
hablan, ya sea algo extenso o mínimo, habla con precisión.
Relacionado a esto están aquellos casos en que dos autores
registran el mismo evento desde diferentes perspectivas y para
diferentes propósitos. Por lo tanto, no es un error que Mateo
mencione a un ángel en la tumba de Jesús (Mt. 28:2) mientras que
Lucas menciona dos (Lc. 24:4). Después de todo, si había dos,
seguramente había uno. Si Mateo hubiera dicho que había
“solamente” un ángel, y Lucas hubiera dicho que había dos,
tendríamos un problema. Pero ese no es el caso.

10. No es una buena objeción a la inerrancia que los


autores bíblicos usaran material no inspirado y
erróneo al escribir las Escrituras

La inerrancia simplemente significa que cuando ellos citan o toman


prestado de fuentes no inspiradas, lo hacen con precisión. No es una
buena objeción a la inerrancia decir que no podemos, en este
momento, armonizar todos los eventos o datos supuestamente
dispares. Esto haría que la autoridad de la Biblia dependa del ingenio
de los humanos. También indicaría que hemos aprendido poco de la
historia, ya que en incontables ocasiones los descubrimientos
históricos, arqueológicos, exegéticos, y científicos han resuelto las
aparentes contradicciones en la Biblia.

La veracidad bíblica y la autoridad bíblica


están unidas. Solo la verdad puede tener la
autoridad final para determinar la fe y la
práctica.

Entonces, ¿por qué es tan importante esta doctrina o concepto de


las Escrituras como inspiradas verbal, plenaria, e inerrantemente? J.
I. Packer responde recordándonos que “la veracidad bíblica y la
autoridad bíblica están unidas. Solo la verdad puede tener la
autoridad final para determinar la fe y la práctica, y las Escrituras no
pueden tener esa autoridad más allá de lo que es verdadero. Una
Biblia factual y teológicamente confiable podría impresionarnos
como una presentación de experiencia religiosa y pericia, pero
claramente, si no podemos afirmar su veracidad total, no podemos
afirmar que es todo el testimonio y la enseñanza de Dios, dada para
controlar nuestras convicciones y conducta” (Packer, Truth and
Power, 134).

Publicado originalmente por Sam Storms. Traducido por Felipe


Ceballos Zúñiga.

Imagen: Lightstock.

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