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ESI - Modulo02 - clase01-ESI Como La Palabra Que Toca El Cuerpo
ESI - Modulo02 - clase01-ESI Como La Palabra Que Toca El Cuerpo
Clase 1
ESI como la palabra que toca el cuerpo
Daniel Del Torto
Walter García
Pero aquí “acto sexual” no quiere decir simplemente “coito”, es decir relación entre
dos sexos, masculino y femenino, como la tradición manda (una tradición que ya ha
quedado obsoleta) donde las cartas repartidas siempre queda a mano de la
heterosexualidad como norma – aunque la elección del partenaire haya sido otra.
El acto sexual incluye otros elementos necesarios para la vida como el deseo, que ya
abordamos en la clase anterior, pero además no hay que olvidarnos de que tenemos
un cuerpo. Un cuerpo que está constituido por un entramado de cuerpos, y que
intentaremos desarrollar en esta clase.
Hoy la procreación de una nueva vida puede no implicar el acto sexual que
tradicionalmente conocíamos. Esto diferentes consecuencias, por un lado el acto
sexual es referido al placer y no solo a la procreación, es decir que la relación entre
dos o más cuerpos, en una relación sexual ya no entra en los cánones de aquella
civilización donde se tenía sexo o se hacía el amor para formar una familia. Y por
otro lado, la procreación en sí, ya no es asunto de un cuerpo. Como sabemos hay
vidas que se engendran en el vientre de una persona que puede alojar el esperma y
el óvulo de otras dos personas diferentes.
Como les decíamos, nosotros no respondemos al instinto como los animales: que
comen cuando tienen hambre, defecan cuanto tienen ganas o buscan en sus épocas
de celos, satisfacer sus instintos…
Pregunta tramposa. No, no estamos en celo, porque eso que se llama sexualidad, en
cada ser hablante, ya está marcado por el lenguaje y el lenguaje trastoca, trastorna
al cuerpo. Si recuerdan en la clase 3 del módulo 1 decíamos:
Esta desproporción es uno de los nombres que podemos darle a la pulsión de Freud.
Voy a hacer un pequeño rodeo sobre este concepto para que pueda aclararnos de
qué se trata y cómo podemos pensarlo al momento de trabajar con la ESI.
https://www.youtube.com/watch?v=XPJHae0GBYA
La pulsión es lo que sobreviene del pasaje del sujeto por el campo del Otro, en el
encuentro del interjuego entre demandas, y que luego se cantará en el retorno de
aquello por lo cual cada sujeto es hablado. Ese eco que sólo podrá hacerse oír si
alguien allí se dispone a alojarlo. Entonces podríamos decir que como docentes nos
constituimos como esa caja de resonancias de ese decir, al recibir historias hechas
de marcas, cortes, agujeros y trazas, pero también emociones, sensaciones, en
definitiva efectos del lazo.
Esto orienta una lectura habilitante de la equivocidad, “allí se dice algo aunque no
sabemos qué hasta que tome textura de discurso”. Lo que se dice y lo que se hace,
con todos sus avatares, diferencias, malentendidos, etc. Allí se aloja el deseo.
La pulsión no tiene imagen (representación) pero tampoco es una palabra o una
conducta. Más bien es eso indecible que habla en el relato, suena, y puede leerse a
partir las coordenadas de su montaje: la relación entre sus elementos leídos por un
otro, y en relación a un Otro (discursos de época) En esta relación es donde la pulsión
va a hacer su recorrido.
Y esto es posible si hay alguien allí que habilite opciones para que estas elecciones
tomen su vía. Si alguien se predispone a abrir el lenguaje como principal vector del
sentido para crear nuevas realidades y ofertar la posibilidad de que cada uno
encuentre la definición que mejor le calce a su sentir.
Ese modo de inventar un nuevo código que deja por fuera a lxs adultos y desarma al
sentido común, dejando fuera a cualquiera que no pertenezca a esa crew (tripulación
o grupo de pares). El modo en que lxs adolescentes hablan, se relacionan, utilizan
sus cuerpos y su lenguaje, es el modo en que se las arreglan con esa desproporción
puesta nuevamente de relieve.
Y esos arreglos que van haciendo respecto del cuerpo implica que allí se vuelvan a
trenzar todos sus cuerpos: el de la imagen, el de la palabra (resaltado en el encuentro
anterior, la palabra que toma cuerpo, aquello que decimos y nos toca - con la
complejidad de lo que eso implica) y este otro cuerpo pulsional que no entra en la
imagen ni en la palabra, y que queda a cuenta de las pulsiones.
A este último arribamos por la relación entre los otros dos, es lo que queda como
resto: la diferencia entre ambos matices que inauguran las palabras y las imágenes.
Entonces contamos tres cuerpos que entran en relación, y no hay que olvidarse de
sumarle el cuerpo biológico, el de la anatomía, que no es ninguno de esos otros tres
pero que los incluye.
Lo importante de esto es que, cada arreglo entre los cuerpos es singular, es de cada
quien, y no hay uno igual a otro. Dentro de estos arreglos nos contamos todxs lxs
seres humanos hablantes. Hay configuraciones más riesgosas o padecientes que
otras. Podemos dar cuenta de esta complejidad que implica el armado de un cuerpo
a partir de diferentes presentaciones problemáticas, por ejemplo la anorexia, que
pone en evidencia que ese cuerpo de carne y hueso no es el de la imagen que la
persona ve. O la hipocondría y las enfermedades psicosomáticas, que nos hablan de
otro tipo de arreglo entre esos cuerpos disímiles.
Pero también hay algunas otras reacciones de los cuerpos que no son tan extremas
y aun así nos hablan de lo que ese cuerpo está cursando en ese momento. Pensemos
la caspa, la seborrea, que aparece cuando alguien pasa momentos de suma angustia
o preocupación, o los sarpullidos en la piel.
También los tatuajes y piercings, no sólo qué se tatúa o donde se hace el piercing,
sino en qué momento determinado aparece. Toda esta lógica nos sirve para saber
que hay algo que se ve y algo que no, pero también esta lo que se muestra y lo
imposible de mostrar.
Cada unx es artesano de sus propias respuestas, y cada respuesta es singular, única.
Por eso hablamos de diferencia. Con este nombre, “diferencia” conocemos las
respuestas subjetivas de cada quien para poder hacer con su configuración pulsional,
con esa realidad entretejida entre cuerpos.
Cada unx hace lo que puede con eso que le pasa, pero siempre necesitará de otrxs
para poder construir un cuerpo, que como dijimos es un cuerpo en plural, cuerpos,
pero que en definitiva constituyen Un cuerpo. Poder decir “este es mi cuerpo” es toda
una construcción.. Ahora vamos a ir desarrollándolo.
Podríamos decir, junto a otro psicoanalista Leonardo Leibson, que el cuerpo se
genera por efecto de “corte y confección” en esa relación con el lenguaje y lxs otrxs.
Cada cual se las va a tener que arreglar con la naturaleza misma, la naturaleza
pulsional, por ser sujetos del lenguaje.
Y eso no tiene una respuesta verdadera última, para ello no hay receta, sino que la
respuesta se construye, se inventa y para eso necesitamos de otrxs que nos
acompañen en dicha travesía. Necesitamos de los cuidados primarios, pero también
del amor, del gesto amoroso que allí aloje, eso que viene desproporcionado por
estructura.
El cuerpo Erógeno
Freud nombraba al síntoma como un cuerpo extraño. Un cuerpo que se siente de
modo extraño en el propio cuerpo, y que le da sentido a la praxis del análisis.
Podríamos decir que el psicoanálisis le da existencia y presencia, haciéndolo el eje
del tratamiento. Entonces en primera instancia el cuerpo del psicoanálisis le da
cuerpo al síntoma. No hay síntoma sin cuerpo, no hay sujeto sin cuerpo, y
arriesgamos tampoco hay inconsciente sin cuerpo. Ahora bien ¿De qué cuerpo
hablamos?
Esta anatomía vulgar estaba hecha del sentido que le había dado en su inconsciente
la paciente. La parálisis de la pierna de una de sus pacientes. no se correspondía
con lo que la biología denominaba pierna, es decir desde donde hasta donde la
anatomía consideraba que esa extremidad era la pierna.
El maestro de Freud, Charcot, sostenía que allí había un trauma. Debía haber un
golpe efectivo (trauma psíquico o shock nervioso) y ese golpe debía haber producido
un vacío de representación que dejaba al sujeto indefenso, por lo que aparecería
entonces otra representación parasitaria responsable de la alteración sintomática.
Pero a ello le suponía que allí debía haber ocurrido una lesión mínima funcional
orgánica, somática.
Este tipo de parálisis debían ser el fruto de una necesaria lesión de un sustrato
neurológico. Y entonces le encarga a Freud que investigue esa lesión funcional. Pero
Freud no encuentra lesión alguna. y entonces va a postular que las parálisis histéricas
parodian a las cerebrales. Y esto se debe a que encuentran allí una delimitación más
exacta y tienen una intensidad excesiva que las parálisis orgánicas, pero además
ocurría que allí había una distorsión. Se presentaban perturbaciones de la sensibilidad
en las cuales se interponía el lenguaje.
Este tipo de problemáticas no respondían a una lesión orgánica, por lo tanto la causa
es otra: la representación del cuerpo. Hay un cuerpo de representaciones que
se constituye mediante la asociación de estas: Según como es concebida “esa
parte del cuerpo” subjetivamente, la representación que se tiene de ello,
entonces se genera la parálisis por ejemplo del brazo. La lesión entonces sería
la abolición de la accesibilidad asociativa de la concepción del brazo...” por ej.
La representación se comporta como si no existiera la relación a las otras
representaciones, y ese cortocircuito lo marca una valoración afectiva.
El cuerpo extraño del síntoma se interpreta al modo de una perla, el grano de arena
y sus capas. “No hay perla sin grano de arena” y a la vez “no hay grano de arena
sin perla”. Con la especificidad de que ese grano de arena es inalcanzable, porque
responde a eso imposible de tocar, la desproporción primera. Eso está ahí para
hacerle lugar, no para cambiarlo, sino para que se abra paso y vaya tomando otros
destinos como posibles.
MODULO 2 ACTIVIDAD 1