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Universidad de los Ángeles

Materia:
Teoría de la Familia.
Carrera:
Lic. en Trabajo Social V.
Alumna:
Teresita Velázquez Segovia.
Docente:
Lic. Viviana Pérez García.
Tema:
IV. Matrimonio
Fecha de entrega:
17 de Febrero del 2024.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.........................................................................3
RELACIONES PADRES-HIJOS Y FECUNDIDAD...................4
MATRIMONIO............................................................................7
HISTORIA DEL MATRIMONIO.................................................9
CONCLUSIÓN............................................................................11
BIBLIOGRAFÍA...........................................................................12

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INTRODUCCIÓN
En este trabajo se expone el concepto de algunos temas. Como todos sabemos, el
matrimonio es una figura muy importante en nuestra sociedad, ya que a pesar de que hay
muchas familias formadas por parejas que vive en concubinato, el matrimonio sigue siendo
el medio legal y moral, según nuestra sociedad y nuestra legislación de vivir en pareja y
procrear hijos, es decir, formar una familia. Por ello la importancia de dar a conocer la
naturaleza jurídica, los elementos esenciales y de validez para este acto jurídico, así como
todas y cada uno de los pasos a seguir para que este acto sea un matrimonio existente. En
este trabajo académico, se abordarán las diferentes teorías respecto a la naturaleza jurídica
del matrimonio, una de las más importantes es la que ve al matrimonio como contrato, la
cual nos explica que el matrimonio es un contrato, es decir un acuerdo de voluntades entre
dos personas que hacen surgir derechos y obligaciones entre ellas. La objeción que existe a
esta teoría es que el contrato crea derechos y obligaciones de carácter económico, mientras
que el matrimonio genera derechos y obligaciones de carácter moral.

Tenemos también la que nos muestra el matrimonio como acto jurídico, esta doctrina toma
como base que existen actos jurídicos públicos y actos privados, los primeros son con los
cuales actúa el Estado; los segundos los que son realizados por los particulares. En el
matrimonio se conjuntan ambos, es decir la participación del Estado a través del
funcionario que autoriza el matrimonio, o sea, el Oficial del Registro Civil y la
participación de los particulares o contrayentes.

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3.3 RELACIONES PADRES-HIJOS Y FECUNDIDAD
En la gestación se aprecia claramente que el hijo depende radicalmente de la madre. La
corporeidad femenina en su sentido trascendente, y no meramente biológico, permite
comprender la dinámica afectiva que se genera entre los sujetos implicados en la
fecundación y su determinante influjo en la formación de la propia identidad de todos ellos.
Mediante la lógica del don de sí que se manifiesta de un modo existencial en la corporeidad
de la mujer y el sentido con el que acoge el cuidado y la promoción de esa nueva vida, el
varón aprende su propia paternidad. La vinculación que se genera entre los progenitores y
respecto del hijo implica un carácter permanente y de maduración que requiere del
verdadero amor para responder adecuadamente a la unión que se ha generado; el desarrollo
de los vínculos y sus diversas etapas, conjugadas entre autonomía y alteridad, constituyen
el don de la familia como comunión capaz de contribuir a la edificación del bien común en
la sociedad por cómo, dentro de ese tejido relacional, se aprende en el tiempo a amar.
La relación entre padre e hijos debe estar basado, en primer lugar, en el cariño y el respeto.
Es fundamental reconocer a los hijos como personas, y para ello, es importante atender sus
necesidades, asignarles responsabilidades y derechos en cada etapa de su vida.
En general, se puede comprobar que familias con un orden, en las que los miembros están
vinculados entre sí, facilitan que los padres puedan comunicarse de manera clara y
coherente –el vehículo son los mensajes– y en un clima de cariño, están en mejores
condiciones para transmitir valores a sus hijos. Lograr este clima responde a la conquista de
cierta competencia parental. En lo que se refiere a transmisión de valores, se estudia del
contexto familiar, del clima la comunicación, las relaciones y los estándares de la familia.
De la comunicación se indaga sobre la cantidad – tiempo– los contenidos, y modalidades –
verbal y gestual–. En general es más positiva en familias cohesionadas. Las relaciones
positivas entre padres e hijos suponen: apoyo, cariño, disponibilidad para salir al paso de
las necesidades de los hijos. Los estándares tienen que ver con las expectativas, el control,
el establecimiento de límites y la orientación que los padres realizan en la actividad de sus
hijos. Estos elementos del contexto familiar son predictivos de adaptación social, desarrollo
de competencias sociales y conductas prosociales (Hillaker y otros, 2008). Otras temáticas
colaterales pero de las que no se puede pasar por alto es la disponibilidad del tiempo para
gastarlo en la vida familiar o cómo se afrontan las dificultades –reveses económicos,
enfermedades, cambios en el ciclo vital, divorcios, defunciones, migración, etc. El estrés
que puedan generar estas situaciones incide en el clima familiar. Otro asunto en el que cabe
detenerse por algunas de las cuestiones planteadas en el estudio de campo es sobre el
modelo de familia predominante a tenor de las relaciones intrafamiliares.

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En general, en España se observa una tendencia a relaciones menos jerárquicas y más
igualitarias entre todos los miembros de la familia. Se intenta compaginar los proyectos de
realización y autonomía individual con un proyecto familiar. Se procura el diálogo, la
adopción de decisiones entre todos, y superar los conflictos por vías pacíficas. En este
último punto sobresale más un deseo que una realidad, de ahí que los programas para
aprender a resolver conflictos, también en la familia, han inundado la oferta formativa. El
clima familiar se sustenta también por el modo de educar de los padres a sus hijos,
particularidad de la que tratamos en el apartado de educación familiar en valores que
delimitar qué funciones corresponden a los padres. Otras categorías similares usadas en la
investigación son: capacidad parental, habilidad parental, parentalidad competente y
parentalidad positiva. Se observa la interacción y los objetivos de los padres y madres en la
relación con sus hijos. Los padres y madres se proponen promover la salud, el bienestar, la
socialización y la educación de sus hijos, y cómo no, su felicidad. Las funciones de cuidado
y protección son fundamentales. En ellas o en relación con ellas, los padres orientan y
controlan a sus hijos en sus comportamientos y actividades. Los padres requieren para
desempeñar estas funciones: conocimiento, motivación, recursos, y oportunidad –tiempo y
espacio–. La capacidad parental se comprueba cuando los padres demuestran a lo largo de
tiempo habilidades respecto a promover: el apego, los vínculos, el cariño y el afecto, el
control de las emociones propias, la empatía con los hijos, la comunicación, muestras de
sensibilidad, el sentido de responsabilidad, logro de apoyos de la comunidad y de
profesionales, la respuesta a las necesidades de los hijos, el conocimiento de los hijos, el
cuidado, la socialización –control, sensibilidad, disciplina, ajuste– (Barudy y Datagnan,
2005). Mediante la categoría de parentalidad competente se designa la adaptabilidad a los
hijos y al contexto próximo a la familia. Resolver problemas y percibir capacidades de los
hijos son dos habilidades que se destacan a la hora de definir una parentalidad competente.
La evaluación de la competencia y capacidad parental se realiza siguiendo los modos de
valoración de la autoeficacia que supone un juicio sobre la capacidad y se denomina
eficacia parental percibida (De Montigny y Lacharité, 2005).
En concreto, se valora el sentido de autoconfianza que responde al estado estable de cómo
el sujeto se considera «capaz de» en general. Se tienen en cuenta: creencias, juicios,
habilidades, cómo se organizan y ejecutan acciones que producen unos resultados
esperados. La autoeficacia es diversa a la autoestima parental –juicio sobre el valor propio–
y a la competencia parental percibida –juicio sobre la habilidad para hacer algo con
eficacia, relacionado con situaciones específicas

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El nacimiento de un hijo, despierta una serie de emociones, expectativas y proyecciones
para los futuros padres que, en sus respectivos roles, cumplirán un papel fundamental en el
crecimiento y desarrollo del niño.

En la mayoría de los casos, se enfatiza la trascendencia de la mamá, pero ¿qué lugar ocupa
la figura paterna?

Ambos roles son de suma importancia, sin embargo, el padre que está presente y participa
activamente en la crianza, genera mayor autoestima y seguridad en el hijo, además de ser
una instancia para construir y establecer vínculos con otros, basados en el respeto y amor.

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IV. MATRIMONIO
El matrimonio es una institución social, presente en gran cantidad de culturas, que establece
un vínculo conyugal entre personas, reconocido y consolidado por medio de prácticas
comunitarias y normas legales, consuetudinarias, religiosas o morales. La unión
matrimonial establece entre los cónyuges y en muchos casos también entre las familias de
origen de estos derechos y obligaciones que varían considerablemente según las normas
que la regulan en cada sociedad. El matrimonio constituye una realidad que tiene su propio
modo de ser, que puede y debe ser regulado por el ordenamiento jurídico, pero no es creada
ni definida por las leyes.
Las normas matrimoniales están vinculadas con aquellas que regulan las relaciones
sexuales (incesto, adulterio, exclusividad sexual, monogamia, poligamia), la reproducción
y la filiación de los hijos, según las reglas del sistema de parentesco vigente. El
matrimonio suele estar estrechamente relacionado con la familia y en algunos casos
constituye su núcleo. Las reglas sobre el final del matrimonio incluyen aquellas referidas al
divorcio.
En diversos momentos de la historia y en lugares diferentes, el matrimonio podía ser
llevado a cabo sin tener en cuenta la voluntad de los contrayentes, incluso contra su
voluntad o por la fuerza. En los últimos dos siglos se ha universalizado la exigencia del
libre y pleno consentimiento de los contrayentes para contraer matrimonio, como uno de los
derechos humanos fundamentales. Con respecto al género de los contrayentes, en los
últimos años el movimiento LGBT ha obtenido en varios países el reconocimiento legal del
matrimonio entre personas del mismo sexo.
En las sociedades actuales existen dos formas principales de matrimonio:
matrimonio civil y matrimonio religioso. En el primer caso son las leyes del Estado las que
establecen los derechos, deberes y requisitos, mientras que en el segundo caso el
matrimonio se regula según las normas o costumbres de la religión bajo la que se celebra.
La coexistencia de ambas formas y el reconocimiento de su validez varían de acuerdo con
cada sociedad.
De acuerdo con las estimaciones de la División de Población de Naciones Unidas, en 1970
el 68,8 % de las mujeres entre 15 y 49 años de edad se encontraban en unión o casadas y se
proyecta que en 2030 este porcentaje descienda al 63,1 %. El matrimonio o unión conyugal
es una institución social fundamental, que involucra a dos personas físicas y naturales. Es la
forma de oficializar un vínculo de pareja y someterlo a las normativas
legales, sociales, morales e incluso religiosas dictaminadas por la
sociedad.

El matrimonio es al mismo tiempo una figura legal, una ceremonia social y religiosa, y una
entidad cultural tradicional. Es decir que por matrimonio podemos entender distintos tipos
de conceptos sociales, culturales y legales, dependiendo de la tradición específica de
una sociedad y su imaginario.

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Así, el matrimonio es comúnmente regulado por la ley (sobre todo para prohibir las uniones
que culturalmente se consideran inadecuadas, como las incestuosas), pero tiene una
existencia milenaria, con presencia en sociedades que comprendían la justicia y el
Estado de un modo muy distinto al contemporáneo. De hecho, la palabra matrimonio
proviene del latín matrimonium, derivada de la unión de los vocablos mater (“madre”) y
monia, un término que se usaba para referirse a situaciones ceremoniales o legales, como
en patrimonium (“patrimonio”, o sea, la herencia que el padre deja al morir). Este término
se empleaba en la Antigua Roma para referirse al derecho de una mujer de ser la madre
legítima y reconocible de los hijos de un varón, lo cual le confería el estado de casada (no
disponible) y el derecho a heredar los bienes que dejara su marido al fallecer. Además,
suele considerarse que el matrimonio es la base de la sociedad. Esto se basa en la idea de
que cualquier sociedad humana tiene como fin la perpetuación de la especie y la protección
de las generaciones venideras. Para lograrlo se propone la unión matrimonial.

En suma, el matrimonio es la unión exclusiva de dos individuos que desean compartir todos
sus bienes y derechos. En principio se trata de hombre y mujer, dado que se le atribuye al
matrimonio el fin de la reproducción humana, pero este sentido ha cambiado en tiempos
modernos.

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4.1 HISTORIA DEL MATRIMONIO.

La historia del matrimonio comenzó con los modos en que las culturas antiguas celebraban
y formalizaban la unión de sus reyes y nobles. A menudo se traducía en cambios
dinásticos, uniones estratégicas o cambios en la sucesión del poder político,
según fuera el caso. En ese entonces los plebeyos no celebraban ningún matrimonio, pues
no era necesario para tener relaciones sexuales o para concebir hijos. En todo caso, podían
hacerlo según ceremonias muy simples. Era frecuente de las uniones de los plebeyos
involucraran el intercambio económico: quien recibía la esposa también recibía el control
de una dote, perteneciente a la mujer, que podían ser animales, propiedades o un
terreno para iniciar una familia productiva y sostenerla.

Dependiendo de la cultura y la religión, el matrimonio podía ser monogámico (una sola


mujer y un solo hombre) o poligámico (varias mujeres para un solo hombre), como en la
tradición oriental. Pero tal y como lo entendemos hoy en Occidente, el matrimonio nació en
la Antigua Roma. Su nombre era matrimonium y estaba sujeto a ciertas leyes y normas.
Luego fue asimilado por la naciente cultura cristiana, en la cual se convirtió en un vínculo
sagrado, celebrado ante Dios y conforme a ciertos ritos provenientes del Antiguo
Testamento, es decir, de la religión judía. Gracias a la separación de Estado y religión
ocurrida en Occidente desde finales del Medioevo, el matrimonio se fue convirtiendo
más en una figura legal que en un nexo religioso indisoluble.

Así surgió el matrimonio civil, que permitía casarse a personas de religiones distintas o
impedidas por ley eclesiástica. También fue posible el divorcio, que permitía la
interrupción del matrimonio, aunque la Iglesia tardó en reconocerlo, pues sus votos
matrimoniales son “hasta que la muerte los separe”.

Más recientemente aún, surgió la necesidad del matrimonio igualitario o unión civil
igualitaria, dependiendo de la legislación de cada país, que permite a las parejas
homosexuales formalizar su amor y acceder a los mismos derechos que las heterosexuales.

El derecho de las personas homosexuales al matrimonio recibió enormes resistencias de


parte de los sectores conservadores, que aún prefieren pensar el matrimonio en términos
religiosos y no en términos legales. El acto del matrimonio, como rito de pasaje y concepto
de unión legal, es más antiguo de lo que cree.

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CONCLUSIÓN

La familia es una comunidad de amor y solidaridad que debe protegerse y definirse, siendo
el matrimonio una trinidad entre marido, mujer y sociedad, y el rechazo del incesto la razón
de ser de las familias, definiendo en última instancia el matrimonio como la alianza vertical
entre generaciones que satisface las necesidades humanas.

En conclusión, las instituciones familia y el matrimonio en nuestra actualidad en todas las


sociedades existen en una gran variación en las pautas familiares y matrimoniales en
culturas diferentes. El matrimonio es una institución social muy extendida. Sin embargo,
como en otros aspectos de la vida social, se considera familia, sus vínculos con el resto
de la parentela, con quién le está a uno permitido casarse, cómo se seleccionan los esposos,
los nexos entre el matrimonio y la sexualidad por tanto todo esto difiere ampliamente.

La familia occidental ha cambiado de forma notable a lo largo de los siglos. En la era actual
también se están produciendo transformaciones fundamentales en la naturaleza de la familia
y del matrimonio. Partiendo de los criterios expuesto en el cuerpo de este artículo
consideramos a la familia moderna como resultado de una redistribución de las funciones a
nivel societal, acrecentando su papel como agencia social. La familia moderna tiene tres
funciones fundamentales: la procreación, la socialización del niño, y la estabilización
emocional del adulto.

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BIBLIOGRAFÍA

https://www.redalyc.org/journal/6937/693772641013/html/
https://imagenglobal.org/2019/06/01/como-influye-en-el- desarrollo-
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https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/37176/1/6.Padres-
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https://www.studocu.com/es-mx/document/universidad-
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mental-apuntes-2-tema/11867462
https://es.wikipedia.org/wiki/Matrimonio
https://concepto.de/matrimonio/#:~:text=El%20matrimonio%2 0o
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https://www.mindomo.com/es/mindmap/matrimonio-y-familia-
0579e7ba4514405787573114788d90f8

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