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LECCIÓN 2

ÓRGANOS DE LA SA Y LA SL (I).
INTRODUCCIÓN

Dada su especial naturaleza (que la diferencia de las personas físicas), la sociedad


ha de valerse de unos órganos para formar su voluntad y manifestarla al exterior. Éstos
son:

 La Junta general.
 Y el órgano de administración.

Como introducción a sus competencias podemos una comparación (no


exhaustiva) entre el gobierno de un estado (“organo ejecutivo”) y los ciudadanos
(“junta general de socios”). No es exacta jurídicamente, pero puede servir como
primera aproximación.

Veamos la regulación, competencias y funcionamiento de cada uno de estos


órganos.

1. LA JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS. Arts. 159 a 208 TRSC.

1.1. Concepto.

Es el órgano en el que se reúnen los socios para tomar las decisiones que
afectan al contrato social, para aprobar anualmente las cuentas presentadas por el
órgano de administración y decidir sobre la aplicación del resultado.

1.2. Caracteres.

1) Es un órgano democrático, pues las decisiones se adoptan según esta técnica


por la mayoría de los votos presentes o representados.

2) Y es el órgano jurídicamente superior, pues:


 Puede nombrar y destituir a los administradores1.
 Le corresponden las funciones más importantes, incluidas las de
inspección (art. 160 TRSC)

1
Sin embargo, el nombramiento de representantes voluntarios de la SA corresponde al órgano de
administración y está fuera de la competencia de la Junta general (entre otras R. DGRN 24 junio 1993).

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 Sus acuerdos obligan a socios y administradores, incluso a los
disidentes (arts. 159 y 160).

2. EL ÓRGANO DE ADMINISTRACIÓN. Arts. 209 ss TRSC

2.1. Concepto.

Es el órgano ejecutivo de la sociedad, que se dedica a gestionarla y representarla


conforme al mandato dado al mismo en los estatutos sociales.

2.2. Diferencia entre administradores y empleados y representantes de la SA.

2.3. Caracteres.

A) Se trata de un órgano: la relación existente entre la sociedad y el administrador


no es contractual (no se trata de un simple apoderado o representante).
 Al no ser una relación contractual, las facultades del administrador
no pueden ser configuradas por las partes (no hay autonomía de la
voluntad), sino que son las que la Ley prevé para este órgano.
 Una vez nombrado, y tras aceptar, el administrador se verá investido
de los poderes y facultades que corresponden al órgano.
 Por ello, el art. 124.4 RRM prohíbe inscribir en el RM la enumeración
de éstas facultades.

B) Se trata de un órgano permanente y necesario: sin él la sociedad no podría


cumplir su finalidad. Es por esto por lo que su inexistencia o desaparición es
causa de disolución.

C) Es jurídicamente inferior a la Junta general de accionistas.

3. LA DISTRIBUCIÓN DE COMPETENCIAS.

Que la Junta sea el órgano más importante no significa que tenga facultades ilimitadas,
pues sólo puede adoptar decisiones en asuntos de su competencia (93).

La Ley delimita que asuntos son competencia de la junta y que asuntos son
competencia del órgano de administración.

En esta distinción ha de quedar claro que los asuntos son o competencia de la junta o
competencia del órgano de administración, pero no pueden ser competencia de
ambos órganos:

Competencia de la junta Competencia del Órgano de administración

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Asuntos

Sin embargo, tanto la LSA como la LSL permiten que la junta obligue al Órgano de
administración a contar con su consentimiento para realizar determinados actos.

De esta forma, los asuntos y las competencias quedan distribuidas de la siguiente


forma:

1) Asuntos competencia de la junta.

A la junta le corresponde FORMULAR LA VOLUNTAD SOCIAL. Podríamos decir que es el


“órgano legislativo” de la sociedad.

Artículo 160. Competencia de la junta.

Es competencia de la junta general deliberar y acordar sobre los siguientes asuntos:


a) La aprobación de las CUENTAS ANUALES, la aplicación del resultado y la aprobación
de la gestión social.
b) El nombramiento y separación de los ADMINISTRADORES, de los liquidadores y, en
su caso, de los auditores de cuentas, así como el ejercicio de la acción social de
responsabilidad contra cualquiera de ellos.
c) La modificación de los ESTATUTOS SOCIALES.

En esta competencia pueden incluirse las siguientes:


d) El aumento y la reducción del capital social.
e) La supresión o limitación del derecho de suscripción preferente y de asunción
preferente.
f) La transformación, la fusión, la escisión o la cesión global de activo y pasivo y el
traslado de domicilio al extranjero.
g) La disolución de la sociedad.
h) La aprobación del balance final de liquidación.
i) Cualesquiera otros asuntos que determinen la ley o los estatutos.

2) Asuntos competencia del órgano de administración.

A éste órgano le corresponde hacer las gestiones necesarias y representar a la


sociedad para desarrollar la voluntad social formada por la junta de accionistas.
Podríamos decir que es el “órgano ejecutivo” de la sociedad.

Artículo 209. Competencia del órgano de administración.


Es competencia de los administradores la gestión y la representación de la
sociedad en los términos establecidos en esta ley.

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3) Intervención de la junta en la gestión y representación.

En primer lugar hemos de concretar que no es posible que la junta asuma


funciones en la esfera de la representación.

Artículo 161. Intervención de la junta general en asuntos de gestión.

Salvo disposición contraria de los estatutos, la junta general de la sociedad de


responsabilidad limitada podrá impartir instrucciones al órgano de administración o
someter a autorización la adopción por dicho órgano de decisiones o acuerdos sobre
determinados asuntos de gestión, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 234.

Según el apartado f) del art. 160 (introducido por la modificación de la LSC de


2014), la junta general adquiere competencias en el ámbito de la gestión, pues habrá
de acordar:
f) “La adquisición, la enajenación o la aportación a otra sociedad de activos
esenciales. Se presume el carácter esencial del activo cuando el importe de la
operación supere el veinticinco por ciento del valor de los activos que figuren en el
último balance aprobado”.

En caso de que los estatutos exijan la autorización de la junta para que el


órgano de administración realice un determinado acto de gestión o administración, la
autorización sólo produce efectos internos, y no perjudica a terceros (salvo que éstos
actúen de mala fe y con culpa grave). Así se regula en el art. 234.

En estos casos, la consecuencia de la actuación en contra de lo dispuesto por los


estatutos o la junta es la responsabilidad del órgano de administración conforme a lo
dispuesto en el art. 236.

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