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LA ESPERANZA JHONATAN LONDOÑO GONZÁLEZ

…………………………………………………………………….I° TEOLOGÍA
……………………………………………………………………MORAL VIRTUDES
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LA ESPERANZA

La virtud teologal de la esperanza es por la cual deseamos a Dios como Bien supremo, responde al
anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que
inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos (Cat., n.
1818) Previamente a la esperanza, es necesaria la fe: en cuanto fundamento general de la vida
cristiana, pero también, en particular, porque la fe es necesaria para conocer el objeto de la
esperanza y saber que es alcanzable, es decir, para saber que Dios quiere que todos los hombres se
salven, que tiene poder para hacerlo, y que de hecho da a todos los medios necesarios para recorrer
ese camino hacia Él. La esperanza necesita la fe, pues no se puede tender hacia lo que no se conoce,
por ello está edificada sobre la fe, y es el fundamento de la caridad: abre el camino del amor a
Dios

La esperanza podríamos decir que es inmensamente necesaria para superar los obstáculos
que se presenten en el camino hacia Dios: la fe los muestra y afirma que son superables; la caridad
aspira a superarlos; pero es la esperanza la que de hecho hace posible que el alma se enfrente con
ellos con verdadero afán de victoria; por eso la esperanza es como una apertura hacia el futuro,
es una actitud humana esencial que va mucho más allá de la resiliencia, pues ella se comporta
como una virtud que tiene como fuente y como destino el encuentro con Dios, pues el objeto
material es Él, en cuanto Bien futuro y felicidad del hombre. Esta virtud al mismo tiempo tiene un
fundamento profundamente bíblico, y al mismo testimonio tiene un sólido fundamento en la
tradición y del magisterio de la Iglesia.

No existe una obligación de manifestar públicamente la esperanza, ya que, a diferencia de


la fe, tiene unos rasgos fundamentalmente personales: pero se puede hablar de un cierto carácter
público o social de la esperanza sólo indirectamente, en cuanto todo lo humano lo es, y en cuanto
mi esperanza puede apoyar la de los demás; mientras que en la fe, su carácter público es también
consecuencia de su misma naturaleza. Por otra parte, se puede considerar que en los actos públicos
de fe se incluyen también actos, al menos implícitos, de esperanza, pues es difícil separar ambas
virtudes en la práctica. Así de esta manera la esperanza es una virtud de la esencia de la vida
cristiana y del hombre, que se manifiesta en la vida sobrenatural del hombre como un regalo que
le es dado por Dios.

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