La cultura de El Argar es una de las culturas prehistóricas más importantes de la

península ibérica, que se desarrolló durante la Edad del Bronce, aproximadamente

entre los años 2200 y 1500 a.C. Su nombre proviene del yacimiento arqueológico de El
Argar, situado en la provincia de Almería, en el sureste de España, donde se
descubrieron importantes vestigios de esta cultura en la década de 1880.
La cultura de El Argar se caracteriza por su organización social jerarquizada y su
economía basada en la agricultura, la ganadería, la metalurgia y el comercio. Los
asentamientos de El Argar eran típicamente agrícolas, con pequeños poblados
fortificados y estructuras defensivas, aunque también se han encontrado evidencias de
asentamientos no fortificados.
Uno de los aspectos más destacados de la cultura de El Argar es su avanzada metalurgia,
especialmente en el trabajo del cobre y el bronce. Los artesanos de El Argar producían
una amplia variedad de objetos de metal, incluyendo armas, herramientas agrícolas,
joyas y objetos rituales, que evidencian un alto grado de especialización y habilidad
técnica.
La sociedad de El Argar estaba estratificada en diferentes clases sociales, con una élite
dominante que controlaba los recursos y ejercía el poder político y religioso. Esto se
refleja en la arquitectura de los asentamientos, con viviendas de distintos tamaños y
niveles de lujo, así como en la presencia de tumbas especialmente elaboradas para
individuos de alto estatus.
La religión también desempeñaba un papel importante en la cultura de El Argar, como
lo indican las prácticas funerarias y los hallazgos de objetos rituales en los yacimientos
arqueológicos. Se han encontrado tumbas colectivas y enterramientos individuales, con
ajuares funerarios que incluyen cerámica, herramientas, armas y objetos de metal
preciosos, sugiriendo creencias en la vida después de la muerte y la importancia de la
jerarquía social incluso en el más allá.
La cultura de El Argar entró en declive hacia el final de la Edad del Bronce,
probablemente debido a una combinación de factores como cambios climáticos,
presiones demográficas y conflictos internos o externos. Aunque su influencia
disminuyó con el tiempo, la cultura de El Argar dejó un legado duradero en la península
ibérica, influyendo en las culturas posteriores y contribuyendo al desarrollo histórico de
la región.