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DEPARTAMENTO POMAN
Influencias extranjeras
Entre los siglos VII y IX llegaron al territorio grupos pertenecientes a las culturas del altiplano,
relacionados con el imperio tiahuanaco, y otros pueblos del norte. Conocían técnicas de regadío y
explotación del suelo; sembraban nuevas variedades de maíz y producían grandes rebaños de
llamas. En la segunda mitad del siglo XV, la influencia de los incas se extendió hasta abarcar el
territorio catamarqueño; todos los reinos o pueblos de la región fueron unificados políticamente y
pasaron a formar parte de la administración del imperio incaico. Se constituyeron entonces
extensas redes de caminos para acrecentar el intercambio con toda América, se erigieron
ciudades y fortalezas, se crearon centros ceramistas, y fueron incrementadas la minería, la
metalurgia del bronce y las obras de infraestructura de riego.
Cuando en 1534 los españoles llegaron a esta región, descubrieron que estaba poblada por
diversas tribus aborígenes que, en su conjunto, formaban el pueblo calchaquí (éste, a su vez,
bajo la hegemonía de la cultura diaguita, fuertemente vinculada a la incaica). una de estas tribus,
o etnias, era la de los Quilmes. Hábiles tejedores, ceramistas y agricultores, acostumbraban
comerciar con los pueblos vecinos mediante caravanas de llamas, pero eran poco diestros en el
arte de la guerra. cuando los incas se expandieron hacia el sur, no tuvieron otra alternativa que
someterse al imperio del Tahuantisuyo.
El destierro
Los conquistadores españoles fueron implacables con ellos; luego de derrotarlos y someterlos,
los deportaron en masa. Hombres, mujeres y niños tuvieron que caminar más de 1.000 kilómetros
hasta una ciudad desconocida para ellos: Buenos Aires. Era el ano 1666. muchos murieron en el
camino; otros lograron escapar. Los sobrevivientes fueron encerrados en la reducción de la
Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes (en el lugar donde hoy se encuentra la ciudad de
Quilmes), de donde sólo salían para trabajar como esclavos en el puerto y en las caleras, y para
servir en casas de familia. Trataron de adaptarse a una región muy distinta de la suya, cambiaron
las piedras por el adobe, las montañas por la pampa, la libertad por el confinamiento. Y en medio
de tantos cambios olvidaron su lengua, el cacán o kakán, y muchas de sus costumbres. En 1812,
en Buenos Aires quedaban sólo tres familias de Quilmes. Los escasos descendientes viven hoy
en la zona de los Valles Calchaquíes y tratan de mantener vivas sus tradiciones.
La llegada de los españoles
A mediados del siglo XVI, cuando el capitán español Diego de Almagro buscaba una ruta para
llegar a Chile, descubrió la región donde hoy se encuentra Catamarca. Pero fue Juan Pérez de
Zurita quien en 1558 fundó en el valle de Quimivil la primera ciudad de la provincia, la llamó San
Juan de la Ribera de Londres, en homenaje a María Tudor, reina de Inglaterra y esposa del por
entonces rey de España, Felipe II. En 1607 la ciudad fue destruida por los diaguitas (aborígenes
que habitaban en la región) y reconstruida poco después por el capitán Gaspar Doncel con el
nombre de Londres. veinte años más tarde, los diaguitas volvieron a atacarla. Nuevamente fue
edificada y volvió a ser arrasada por los aborígenes en 1633.
En el Noroeste
Existieron cinco culturas indígenas en la región: diaguitas, omaguacas (humahuacas), atacamas,
chiriguanos y lule–vilelas. La cultura diaguito–calchaquí es la más representativa de los antiguos
habitantes indígenas del Noroeste argentino, y conforma la más compleja y numerosa de las
poblaciones. Este grupo está integrado por tres entidades distintas, que se suelen conocer como:
pulares, en el Valle de Salta; calchaquíes, en los valles de Calchaquí y Yocavil –Salta–, en
Tucumán y Catamarca; y diaguitas, en zonas de La Rioja. Sus componentes eran racialmente
andinos. Todas ellas tenían en común la lengua “caca” o “cacán”. Se trataba de una cultura de
agricultores sedentarios, poseedores de irrigación artificial por medio de canales y con andenes
de cultivo para sus productos principales: maíz, zapallo y porotos. Fueron criadores de llamas, de
las cuales emplearon su lana para tejidos y para carga. La recolección fue otra de sus
actividades, especialmente de la algarroba y el chañar, que almacenaban en grandes cantidades.
Tenían fuertes jefaturas, probablemente hereditarias, que llegaban a desplegar su autoridad
sobre varias comunidades. La familia monogámica era el núcleo vital de la comunidad,
destacándose la práctica de la poligamia entre los caciques. Eran adoradores del sol, el trueno y
el relámpago. Celebraban rituales propiciatorios de la fertilidad de los campos y tenían una
funebria elaborada, expresión de un culto a los muertos como tránsito crucial en el ciclo de vida
de la cultura. Su arte, dirigido muchas veces a lo religioso, es el más acabado de nuestras
culturas indígenas. No solo en cerámica sino también en metalurgia. La cultura diaguita fue
guerrera; hecho demostrado a la llegada de los españoles, cuando opusieron una feroz
resistencia, quizá la más fuerte. El instrumental bélico era muy variado y la guerra contra el
español asumió las características de un fenómeno integral en el que participó la comunidad
entera. Aproximadamente unos 200.000 indígenas conformaban este pueblo a la llegada de los
españoles.
Cultura Condorhuasi
La cultura Condorhuasi se desarrolló desde el 400 a. C. al 700 d. C., principalmente en el valle
de Hualfín en lo que actualmente es parte de la provincia de Catamarca (Argentina).
Características
Cultura de la Aguada
La cultura de La Aguada fue reconocida a fines del siglo XIX a partir de objetos cerámicos en los
que se destacaba la imagen del felino. Estos objetos fueron por primera vez publicados
por Samuel Lafone Quevedo, a quien se debe la denominación de cerámica draconiana
(1892,1908). Posteriormente, durante la década de 1920 las expediciones financiadas
por Benjamín Muñiz Barreto exhumaron los materiales de contextos funerarios adscritos a dicha
entidad cultural.
La denominada cultura de la Aguada (González 1961-64 1) debe su nombre a una pequeña
localidad homónima de ese valle donde se halló un cementerio de unas 200 tumbas con el
material más exclusivo de los estilos cerámicos propios del ese lugar y período, particularmente
los conocidos como Aguada Gris Grabado y Aguada Pintado.
Características
La Cultura de La Aguada se desarrolló en la región fronteriza entre las
provincias argentinas de Catamarca y La Rioja, entre el 600 y 900 de nuestra era, ubicándose
dentro de las culturas del período agroalfarero medio. Su influencia, sin embargo, alcanzó
distintas partes del noroeste de la Argentina. Corresponde al período Medio o de Integración
cultural en el noroeste argentino.
En los primeros trabajos se propuso que Aguada era una cultura de origen altiplánico, que
correspondía al lago Titicaca en el periodo de Tiahuanaco. Sin embargo, también presenta
elementos de otras culturas del noroeste
argentino como Ciénaga, Condorhuasi y Candelaria. Alberto Rex González ubicó la cultura de La
Aguada en el período Medio entre 500 a 900 DC, destacando a la cerámica por su excelente
manufactura y el complejo simbolismo de sus representaciones, así como la metalurgia del
bronce a través de la elaboración de objetos fabricados con la técnica de la cera perdida. Es
considerada como el momento culminante del arte precolombino de la región.
Según José Pérez Gollán (1992) la Aguada es un momento histórico de la culturas del noroeste,
en el que surge una nueva forma política: los llamados «jefaturas», o «señoríos», por estar
dominadas por un «señor», que dominaba una determinada región por medio del control del
excedente económico y los recursos simbólicos.2
Cultura de Sanagasta
La cultura de Sanagasta, cultura sanagasteña o cultura de Angualasto tuvo su centro en
territorio de la actual provincia de La Rioja (Argentina) y extendió su influencia hasta la provincia
de San Juan.
Su desarrollo comenzó hacia el año 1000.
Junto con las denominadas cultura de Belén y cultura de Santa María representan un período
protohistórico, es decir, más próximo a la época en que llegaron los conquistadores españoles y
corresponden a la zona que habitaron los diaguitas históricos.
Estos pueblos eran agricultores y recolectores. Cazaban guanacos y ñandúes con flechas y
boleadoras y criaban llamas. Las viviendas eran de tipo semiaglomerado laxo. Construían
graneros y corrales de quincha y hornos semisubterráneos.
La cerámica se caracteriza por las guardas geométricas en negro sobre un fondo opaco rojizo, en
urnas globulares de cuello bastante estrecho. Los motivos son ajedrezados en paneles.
Trabajaron también metales, principalmente el cobre con el que hicieron pectorales y aros.
La cestería era en forma de espiral y hacían el tejido con fibras vegetales o lana de camélidos,
con la que confeccionaban todo tipo de prenda de vestir, como ponchos, mantas, casquetes,
cinturones, etc.
Cultura de Belén
Mapa del Valle de Hualfín con la ubicación de los sitios arqueológicos Belén
La Cultura Belén es un concepto propuesto por Alberto Rex González para caracterizar a las
poblaciones prehispánicas que habrían habitado la región del valle del río Belén (departamento
de Belén, Catamarca), conocido en la literatura arqueológica como Valle de Hualfín, entre los
años 1100 y 1535 d.C. Su influencia se habría extendido hasta Andalgalá por el Este, el valle de
Abaucán por el Oeste y hasta el actual límite de las provincias de Catamarca y La Rioja. 1
De acuerdo a González, habrían existido 3 fases Belén: Belén I (1100-1300 d.C.), definida por la
presencia de cerámica belén y casas-pozo sin paredes de piedra; Belén II (1300-1480 d.C.),
definida por los cambios en las construcciones de las viviendas, se comenzaron a utilizar paredes
de piedras; y Belén III (1480-1535 d.C.), marcada por cambios culturales y sociales debido a la
influencia incaica. 1 Sobre la base del patrón de asentamiento Belén, en donde se diferencian
poblados aglomerados de poblados abiertos y aldeas, se reconoció una jerarquía de sitios que
expresaría una organización social de señoríos. 2
En la actualidad, a partir de nuevas investigaciones arqueológicas, se abrió nuevamente la
discusión sobre las sociedades que habitaron el Valle de Hualfín durante este momento histórico.
Así, a raíz de nuevos fechados radio carbónicos, se ha establecido que los poblados estudiados
por González fueron ocupados desde mediados del siglo XI hasta, posiblemente, principios del
siglo XVI. 3 Asimismo, a partir de nueva evidencia arqueológica, se plantea que habrían sido
sociedades de integración comunal, con liderazgos temporales o coyunturales. 4
DESCUBRÍ MALCASCO, ARQUEOLOGÍA Y MUCHA HISTORIA EN UN LUGAR
El sitio Arqueológico “Malcasco” es un lugar que permite el disfrute en contacto con la naturaleza
y el rico aporte cultural que existe en el Departamento Pomán; se encuentra ubicado entre las
localidades de Saujil y Rincón, distante a unos 4,5 km. de la plaza principal de Saujil (Capital del
dpto.), rodeando la Ruta Provincial N° 25 y a 3,5 km. de la Ruta Provincial N°46.
El atractivo se encuentra en un sector de acceso a pie, por lo que lo constituye una buena opción
para combinar el turismo activo (senderismo) y cultural en un trayecto total de alrededor de 3km
para llegar a las terrazas de cultivo y viviendas de las poblaciones que habitaron el lugar
alrededor del 200 D.C.
Se trata de un tramo del Qhapaq Ñan (Camino del Inca) que se extiende con sentido cardinal
general norte-sur, este tramo pudo haber conectado los sitios incas de este sector con
asentamientos incaicos del oeste, el conjunto de evidencias relacionadas con tecnologías
hidráulicas de la época (terrazas) y de almacenamiento (collcas) podría señalar el interés del
imperio en la producción y excedentes alimenticios.
Etimológicamente significa: “Aguada de la vuelta o agua que da vuelta”, este sitio es una sucesión
de espacios ocupados, que, de acuerdo a sus rasgos arquitectónicos y presencia de elementos
cerámicos, fue asignados esencialmente a momentos de ocupación del periodo Medio (Aguada),
como así también -en menor medida- a momentos Tempranos (Ciénaga) y Tardíos (Belén, Santa
Mariano e Inca).
El sector a partir de finales de Julio de este año, fue desmalezado y señalizado por un grupo de
amigos llamado “Unidos por lo nuestro” que de manera desinteresada se pusieron en acción en
busca de que se preserve el sitio y se constituya en centro educativo- turístico en el cual alumnos
de los diferentes establecimientos educativos del departamento y turistas interesados en conocer
y preservar el lugar, puedan disfrutar de construcciones que rondan entre 1 mt. y 1, 10mt de
altura, inmerso en medio de un paisaje típico del oeste de nuestra provincia.