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Índice
Introducción.........................................................................................................................................3
Parte 1: Los actos fallidos...................................................................................................................5
Parte 2: Los sueños............................................................................................................................10
Parte 3: Teoría general de las neurosis............................................................................................39
Psicoanálisis y psiquiatría................................................................................................................39
El sentido de los síntomas................................................................................................................41
La fijación al trauma. Lo inconsciente.............................................................................................45
Resistencia y represión....................................................................................................................48
La vida sexual humana....................................................................................................................52
Desarrollo de la libido y organizaciones sexuales............................................................................57
Puntos de vista del desarrollo y de la regresión. Etiología...............................................................60
Vías de formación de síntomas........................................................................................................64
El estado neurótico corriente...........................................................................................................67
La angustia......................................................................................................................................69
La teoría de la libido y el narcisismo...............................................................................................72
La transferencia...............................................................................................................................74
La terapia analítica..........................................................................................................................76
Epílogo................................................................................................................................................80
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Introducción
monólogo va a ser útil para introducirse a la materia, eso sí, superando ciertas barreras que no
solo la carrera médica contemporánea o la ciencia general suponían, sino lo que la cultura
imponía. El psiquiatra vienés les proponía que, para adentrarse al psicoanálisis van a
con esto es que en el Psicoanálisis no van a poder admirar los tratamientos o procesos
terapéuticos tales como si estuviesen viendo una operación o cirugía concreta, o siquiera un
plano anatómico del ser humano para posteriormente realizar prácticas en cuanto a ello. En la
práctica psicoanalítica no puede asistir una tercera persona en la sesión, arruinaría la misma
porque el paciente no se expresará de la misma manera que se expresa cuando está a solas
siquiera un poco el punto de vista psíquico. El psicoanálisis espera dar una mano a la
psiquiatría en cuanto a la relación existente entre una perturbación somática con una
perturbación anímica.
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Existe una tercera dificultad en esta materia y es la que está relacionada no ya a las
tradiciones médicas o científicas, sino a la tradición global, la cultura y sociedad. Estas han
moderna) ciertos prejuicios morales y estéticos, como también intelectuales (acá mete una
pata la ciencia). Estas dos columnas sostienen esta tercera dificultad hacia el estudio del
psicoanálisis, puesto que este carácter intelectual hace fuerte juicio contra lo que esta teoría
segunda columna, formada por estos prejuicios de la cultura, van en contra de lo que el
psicoanálisis establece en cuanto a los instintos sexuales, que por cierto le dan gran
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Parte 1: Los actos fallidos
Freud empieza su recorrido de la teoría psicoanalítica con nada y más y nada menos
que los actos fallidos. Podemos destacar algo que indicaría el porqué de su elección de
comenzar con este tema: la subestimación de algo tan sencillo como la equivocación humana,
ya sea oral, escrita, léxica o auditiva. Es que propone que se trata de un tema que el
psicoanálisis no debe dejar pasar, así como si nada, porque esto es característico de su
aspecto) con el paciente, no podés no enfocarte en las nimiedades. A propósito, supo decir
que esto puede desencadenar fenómenos más grandes, aplicando la premisa teórica “de lo
pequeño a lo grande”.
Como dije anteriormente, Freud propuso la existencia de estos cuatro actos fallidos o
accidentes: decir x por y; escribir x en vez de y; leer x en vez de y, oír x cuando en realidad
era y. También existe el olvido, como parte de estos accidentes, el que a su vez se puede notar
que tenga un problema neurológico o de alguna parte de su organismo que interfiera para
lograr un acto fallido, como también le pueda pasar a la persona más sana del mundo. De acá
Freud sacó varios puntos a tener en cuenta siempre a la hora de analizar estos actos: atención
y psicofisiología. Uno puede ser más propenso ante los actos fallidos si es que su atención es
disminuida, o si está cansado o tiene alguna especie de jaqueca o malestar físico que lo
perturbe.
Freud dio foco a los lapsus linguae o equivocaciones orales, por su mayor frecuencia
y, —supongamos qué—, relevancia en la psicoterapia. Pero los actos fallidos, ¿tienen causa
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propia o un fin determinado? Es decir, ¿son meramente accidentales o hay gato encerrado en
esa “equivocación”?
El padre del Psicoanálisis decidió que podemos sustituir la palabra sentido por la de
se presentan a la intención primera, sino que estamos dirigiéndonos hacia una intención
detrás de esa oposición dicha o demostrada. Son intenciones latentes que se superponen a las
perturbada. La primera es la que deforma a la segunda; lo latente siendo manifiesto. Por esta
alguna palabra mixta, que incluya ambas posiciones. Por eso también puede incluir a el chiste
obscenidad. Finalmente, tras muchas vueltas, concluye que los lapsus no son casualidades ni
Saliendo un poco del lapsus linguae, Freud vuelve a tomar el tema del olvido,
situaciones se puede alegar tal pérdida o estropeo en contra de una persona o en contra del
mismo objeto. Por ejemplo, da el caso del libro que una esposa le regaló a su esposo, el cual
éste se había olvidado completamente de dónde lo había dejado. Puesto que se trataba de una
etapa incómoda en la relación en la que él se disgustaba con las actitudes del día a día que
ella demostraba, debemos suponer que este caso apunta contra la persona. Luego de unos
meses la madre del hombre cae internada y su esposa atiende de las mejores maneras las
necesidades de esta señora hospitalizada. Un día de estos el hombre, a volver a casa a buscar
ejemplo que atienda al otro caso es cuando dejamos caer algún aparato tecnológico,
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pensar que es viejo o empieza a ser defectuoso y queremos tener un modelo nuevo o con
mejores características. Quizá también darnos cuenta al llegar a la escuela que nos olvidamos
la mochila de a suponer que en realidad no queríamos asistir ese día y que hubiese sido mejor
Freud extiende el acto fallido hasta esas pequeñas acciones que uno puede hacer
con los dedos cualquier objeto sobre la mesa, entre muchos otros ejemplos posibles, son actos
que también son clasificados como fallidos porque representan una intención en su lejanía, un
sentido preexistente. Y acá vamos otra vez con la idea: de lo pequeño a lo grande. La
diferencia que estos nombrados actos tienen con los mencionados en casi todo el estudio
llevado a cabo es que, al tratarse de actos evidentes y de mayor duración, son actos psíquicos
completos.
Volviendo a los lapsus linguae, Freud establece tres tipos o grupos de intenciones
previamente conocida por el sujeto del lapsus, revelándose con anterioridad; el segundo,
cuando esta tendencia es una tendencia personal reconocida por el mismo sujeto, y el tercero
es cuando la intención es negada fuertemente por él. Evidente es que en los dos primeros
anteriormente, aún más, alega todo lo contrario a ello, cuando el psicoanálisis dice que en
seguro de su posición de rechazo. Debe quedar claro que los casos tienen tal orden debido al
grado de repulsión del sujeto hacia la tendencia perturbadora (del menor al mayor impacto).
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Entonces esa repulsa, le queda claro a Freud, es originalmente una perturbación a
cierta intención. Es decir, la intención tuvo que ser previamente perturbada para luego ser
perturbadora. Podemos hallar sentido hasta en equivocaciones que no recurran hacia palabras
perturbadas con anterioridad: una persona que se encargó de decir un breve discurso se
equivoca e introduce una palabra que en realidad iba en el final de la oración; podemos
antes declarar que ambas equivocaciones van a lo mismo, pues no hay puntos de vista nuevos
debido a sus similitudes. El caso del bacteriólogo asesino resume muy bien la similitud: en
una queja hacia los productos que él solicitaba, se había equivocado dejando en claro que
y lo dejaron pasar, cuando en realidad se trataba de una equivocación con una tendencia
lectura no se asemejan a los anteriores, porque acá ya entra en juego la excitación sensorial.
Casi siempre se trata de un reemplazo o sustitución completa de la palabra leída, a raíz de una
simple semejanza entre dos palabras. Sin embargo, también puede resultar que una tendencia
anteriormente reprimida se encuentre en el texto, pero son mayores los casos en la que un
juicio ideológico contra el texto deforme al mismo, esto es, estar en desacuerdo con él y, con
olvido de nombres propios, que también se vale de una intención contraria en contra directa o
indirectamente con la palabra. Aquí la tendencia perturbadora puede variar, pero de todas
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formas se encuentra dentro del displacer, o incluso entramada en una asociación que proviene
de allí, lo cual dificulta el recuerdo. Sí, la evocación de recuerdos, tan importante para el
asistir a una fiesta, ¿en realidad querías ir? ¿Pero no le habías dicho a ese pariente que cuide
de la abuela?, ¿o acaso alguna vez te agradó esa anciana? Los actos de torpeza o errores
tontos, como olvidarse parar el colectivo u olvidarse de tomar el tren de vuelta a casa, estando
esta altura se sabrá porqué uno se siente a gusto con este tipo de olvidos.
Freud termina de hablar sobre los actos fallidos dirigiendo el foco hacia las tan
nombradas tendencias opuestas, alegando que de esto trata la vida psíquica. Cansado va a
9
Parte 2: Los sueños
Freud nos trae ahora hasta un tema mucho más analizado en el Psicoanálisis que lo
que los actos fallidos fueron: los sueños. Si bien estos sirvieron para empezar la charla, el
mucho de esta noción de sentido en la parte anterior y debemos dar por hecho esta atribución,
porque de esta manera se darán las bases del tratamiento psicoanalítico, teniendo en cuenta
un sentido escondido atrás de ese síntoma. Los sueños, tal como los actos fallidos, se
Pero los sueños caen, y de peor manera que los actos fallidos, en el prejuicio y las
paciente. Sin embargo, Freud no quiere ser parte del abandono del sueño por parte de la
mayor gravedad en cuanto a la salud de los pacientes; el psicoanalista vienés vuelve a jugar
como lo hizo en los actos fallidos y llevará a los sueños a fuertes interrogaciones y análisis.
Para la misión que se propone, Freud decide recurrir a los pueblos antiguos y a la
importancia que estos les daban a los sueños. Comentaba acerca del uso que algunos
personajes históricos les daban a sus sueños para ejecutarlos en el plano de la realidad o la
interpretación de estos para adivinar el porvenir. De esta manera, sin duda se trata de un
que siempre, desde que se tiene memoria, se ha soñado. La historia de la interpretación de los
sueños es gigante, el mismo Freud no la pudo recapitular toda, pero le ha permitido, junto a
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sus propias interpretaciones y razonamientos, de sacar características de estos, que yo mismo
sueño, debemos estar en estado de reposo1. A través de esta idea podemos fácilmente, y con
razón, establecer que el sueño es una manifestación psíquica durante el reposo. ¿Esto quiere
decir que la vida psíquica no duerme? Podríamos tener esa certeza, alegando que el sueño
incluso es algo inoportuno y no requerido. Porque, y de esto también habla Freud, hay dos
otra dirigida a nuestra necesidad de separarnos del mundo exterior y de sus elementos. Hasta
centrado en ese carácter psicológico del reposo, dirigido internamente hacia la etapa
graves problemas para realizar la interpretación, porque el sujeto narrador puede, o deformar
el relato según él desee (o él mismo interprete primero ciertos elementos y los recorte o
reemplace), u olvidarse del sueño. Pero démosle un poco de crédito al narrador, que también
intentándolas traducir a palabras; porque si bien el lenguaje es inmenso, una imagen vale más
que mil palabras. A raíz de todo lo comentado, Freud encuentra su segunda característica
buscada en los fenómenos oníricos: estos procesos psicológicos del sueño difieren de los
El sueño posee distintas dimensiones, pueden ser cortos y con escasas imágenes, o
pueden ser largos y novelísticos, los hay precisos y borrosos, débiles y fuertes en cuanto a su
1
La palabra reposo es la que será designada en este texto, siguiendo lo que López-Ballesteros y Torres
anotaron en su traducción de las Lecciones Introductorias. Esto es debido a que en el idioma español no hay
más que un solo término (sueño) para los conceptos de sueño y el acto de dormir.
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paso por la memoria. Pero es un hecho que la mayor parte de estos se olvidan al despertar o
presentan fuertes lagunas luego, a excepción de los casos en niños, que se suelen aferrar
Con el análisis que logró hacer de los estudios del francés Maury2, Freud supo estar de
acuerdo con las ideas de éste, para luego incluir la importancia de ciertos estímulos o
afirmando con ejemplos propios. De esta manera si en el sueño hay una fuerte tormenta y
quedamos empapados, y, al despertar vemos que caen gotas de agua fuente de una pequeña
ciertos estímulos en el sueño. Lo mismo sucede, pero de una forma podría decirse más
compleja de interpretación, con las excitaciones internas o cenestésicas 3, donde los órganos
son los que se involucran en el sueño mediante una representación que resulte semejante a
estos; lo mismo sucede con los estímulos exteriores en este caso: no se reproduce el estímulo
tal cual en el sueño, sino que se haya elaborado o reemplazado por algo semejante. La
elaboración es un acto del sueño que le interesa fuertemente a Freud y comentará luego más
acerca de ello.
El lenguaje aparece luego de la pubertad, dice Sigmund, por lo que viene a la par de la
satisfacción. Son diurnos porque no estamos dormidos cuando las tenemos, porque nosotros
queremos tenerlas y las manipulamos a nuestro mejor parecer; por esto no presentan las dos
2
Louis Ferdinand Alfred Maury, 1817-1892. Fue un médico francés que hizo interesantes hallazgos en cuanto a
la interpretación de los sueños y cómo el medio externo actúa sobre ellos.
3
Karl Albert Scherner defendió esta teoría en 1861.
4
Recordemos: que estemos en dormidos cuando se manifiesten y que su contenido difiera de la manera en
que pensamos conscientemente, en la vigilia.
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Entonces Freud establece, a raíz de todo lo que se llevó a cabo, una primera hipótesis
del sueño: se trata de fenómenos psíquicos, no somáticos, —pues, si fuesen solo somáticos,
no habría interés posible de parte del psicoanálisis—. Se trata de fenómenos psíquicos que en
preguntarle al paciente qué significa su sueño para él, e insistirle, arduamente si es necesario,
para llegar al conocimiento de lo que en realidad sucede en su mente, porque, y aquí aparece
la segunda hipótesis, el paciente cree no saber, pero sabe. Le fue de mucha utilidad al doctor
Freud conocer el trabajo de Bernheim5, donde éste trabajaba con el sueño hipnótico, que
Además de encontrar tal relación, la conexión con los actos fallidos se menciona
varias veces en la conferencia. Tal como alguien podría ejecutar un acto fallido, dándole
cuando el paciente nos esté relatando su sueño deberemos de consultarle de cómo llegó a
soñar tal cosa, y la respuesta que nos dé será de fundamental importancia no para establecer
un diagnóstico o una exploración como terminada con éxito, sino que nos servirá como pie
para continuar analizando el caso. Continuando de esta manera, Freud dice que la próxima
jugada será desentramar al sueño, que está compuesto por múltiples elementos, y analizar a
directamente, por supuesto, pero a través de enlaces que van desde el sueño, como punto de
partida, hasta llegar incluso a memorias muy viejas que sean vitales para el entendimiento del
caso. Se conserva entonces la representación inicial del sujeto y se le solicita que realice una
libre asociación para desentramar él mismo el sueño; se trata de un punto esencial porque
pueden aparecer dispositivos internos en el paciente, tales como las tendencias perturbadoras
lo hacían en los actos fallidos. Dichas apariciones no le fueron suficientes a Freud para
5
Hippolyte Bernheim, 1840-1919. Fue un médico y neurólogo francés que hizo famosa la terapia con sugestión
e hipnosis.
13
afianzarse en esta práctica, por lo que también realizó a distintos sujetos ejercicios en los que
tenían que evocar nombres o números al azar, teniendo como resultado exitoso alguna
asociación que lo llevaba hacia alguna raíz y, por lo tanto, hacia conclusiones cada vez más
que las ideas que se manifiestan en la narración del paciente están condicionadas y tienen una
de ideas e intereses saturados de afecto, es decir, los complejos, son los que se encuentran en
elementos y estos nos llevan hacia un origen; además, que el estímulo logre tal efecto en el
sujeto no logra sino demostrar que las respuestas de este son espontáneas, no arbitrarias. Bien
podemos decir que entre el olvido de nombres y el fenómeno onírico se sostiene bastante
similitud, hay que tener en claro que conseguir el nombre olvidado se reconoce más
rápidamente que el reconocimiento de los elementos componentes del sueño y que en este
caso se requiere de mayor tiempo en investigaciones y análisis sobre el relato del sujeto.
sustitutivos que serán, por contraparte, de orden consciente. La técnica para encontrar dichos
1) No hay que darle importancia al aspecto exterior del sueño. No debe haber sueño
fácil, borroso, irrelevante a nuestros ojos, hay que enforcarnos en sus elementos.
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2) No hay que reflexionar sobre los elementos, solo hay que buscar representaciones
sustitutivas en ellos.
3) Hay que tener paciencia y esperar hasta que lo inconsciente buscado surja
espontáneamente.
Se podría decir que no importa la magnitud de lo que se recuerde del sueño, sino de
ese resto onírico que se haya podido exprimir a lo largo de la sesión, porque la importancia
interpretar. Freud dice que podemos hasta analizar nuestros propios sueños, eso sí, no hay
que ceder a su influjo, es decir, no hay que dejarnos llevar, siguiendo las reglas anteriormente
mencionadas, por una representación inicial que arruine la libre asociación. Es lo mismo
cuando alguien nos esté relatando sus sueños: deberemos de pedirle que, aunque existan
detalles desagradables o que le generen vergüenza o pudor, verbalice todo lo posible; estas
ideas asequibles a la represión del sujeto son, en efecto, las armas más importantes para
mano y este no quiere mostrarlo, es porque evidentemente esconde algo que no debería de
haber agarrado en primer lugar. Esto es una resistencia6, la cual, mientras sea menor, tendrá
contrario, si es mayor, el camino será más largo pues, el sueño estará compuesto por mayores
deformaciones.
sueños, Freud nos presentará una serie de casos para que acentuemos aún más la importancia
de los detalles durante el relato. Por ejemplo, en los primeros tres casos que nos presenta, los
pequeños detalles hacen o dan una significancia al sueño que, en conjunto con el contexto
histórico del paciente o lo que sabemos de su entorno y de las cosas que lo pueden perturbar,
6
Otro de los conceptos del psicoanálisis freudiano muy conocido junto al de represión.
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fabrican una vía mucho más visible hacia lo inconsciente. Sucede de la misma manera en el
resto de los sueños que Freud nos comenta: juegos de palabras o entramados de palabras
asociativas que nos llevan siempre hacia algún lado. Incluso en el sueño f, el último sueño
que nos presenta, la interpretación puede caer en lo que anteriormente se mencionó como “un
sueño o interpretación fácil”, en la última de aquellas reglas que Freud estableció para seguir
Pero hay piezas o elementos que se usan todo el tiempo y, sin embargo, no tienen una
denominación o un nombre especifico dado. Por eso, Freud introduce dos términos que
resultan de las partes que el sueño tiene: las relatadas y las no relatadas o, mejor dicho, el
contenido manifiesto y las ideas latentes. Las primeras son, como se mencionó previamente,
las que el sujeto relata, el aspecto superficial del sueño, lo dado y puesto en palabras; las
ideas latentes, por su parte, son los contenidos escondidos o que por alguna resistencia no
salen a la luz y son de origen inconsciente. Pero el contenido manifiesto no significa que sea
el lado arcoíris de los sueños y por ello casi ningún aspecto nos importe de él; al contrario, y
lo hemos dado a saber en los casos presentados, una pequeña o gran parte del conjunto
psíquico formado por ideas inconscientes puede aparecer en este contenido hablado o
manifiesto.
Es muy interesante el último de estos sueños que Freud dio a conocer, llevándose todo
él, es su marido. Lo llamativo de este sueño es que no se hubiese podido extraer una
conclusión sin la inmensa cantidad de contexto del paciente y sus alrededores. Fíjese que
elementos o situaciones de este sueño, como apurarse a comprar las entradas para el teatro o
alguna que otra queja sobre su esposo, porque la conclusión de la interpretación quedó
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establecida (en resumen) como: pude haberme conseguido un mejor marido, ¡encima me
Si este fuese otro capítulo, ameritaría agregar el subtítulo de “sueños infantiles”, sin
embargo, seguimos en el núcleo del fenómeno onírico, es más, estamos quizá en la mitad del
característicos de la etapa evolutiva que corresponde a la niñez, porque más tarde volvería
hacia los sueños en general, los que corresponden a todas las etapas de la vida.
Freud nos dice que en los sueños infantiles se encuentran los sueños no deformados,
instancia por suponer una dificultad a la misma. Resulta que estos sueños no requieren
interpretación, pues, se trata de sueños breves, claros y coherentes; con demasiada diferencia
a la complejidad que presentan otros sueños (de etapas posteriores de la vida) que sí
requieren interpretación. Lo que sí, tendremos que estar atentos a algunos detalles durante el
relato de este, porque hay un sentido en estos sueños y, de hecho, son sucesos históricos o
acontecimientos previos al reposo (un día antes, por lo general), que predominaron en la
psique del infante. En los ejemplos de sueños infantiles que nos relata Freud podemos notar
la mente del niño, que por cierto su origen se halla, como lo hemos mencionado, en
momentos anteriores al reposo). Es por esta razón que Freud y estos sueños nos dictan que
los sueños infantiles son una reacción a un suceso del día anterior, el cual dejó un deseo
insatisfecho y, por vías del fenómeno onírico, se cumplirá directamente y sin rodeos, no
como los sueños que predominan en el adulto. Quizá otra diferencia hallemos, y notemos de
lo previamente escrito, que el contenido manifiesto y latente aquí coincida, es decir, que lo
que dice el niño y lo que se encuentra en sus ideas inconscientes son de la misma empresa y,
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sin pensarlo mucho (sin interpretarlo), nos lleva a las mismas conclusiones tan visibles como
Freud de aquí extrae resultados que ayudan a rellenar la teoría onírica, uno de estos
puntos que vale destacar es que la deformación onírica no es carácter inherente del sueño,
pues, si no lo existe deformación en los sueños que tenemos de pequeños, es que solo más
tarde hallaríamos lagunas y complicaciones en los mismos. ¿Es que será que nuestro cerebro,
al agrandarse y complejizarse, generará estas perturbaciones psíquicas que son casi siempre
antagonista del sueño? Pero resulta que el sueño es el guardián del reposo, dice Freud, al
contrario de lo que muchos piensan y podrían alegar. Es el elemento que alarga el reposo y,
de no ser por él, no tendríamos un reposo tranquilo y duradero. Lo que sí, no puede vencer
sin problemas siempre, hay algunas veces que sin querer produce “ruidos” (perturbaciones),
pero son con el objetivo de evitar aún mayores ruidos o perturbaciones de otras fuentes.
acuerdan de los casos presentados por Freud, en adultos, uno de ellos se trataba acerca de un
baúl (sustituido luego en la interpretación por la palabra armario), en donde un sujeto veía a
su hermano en él, dando a significar, en ese entonces un: “mi hermano restringe sus gastos”8.
la siguiente manera: “mi hermano deberá restringir sus gastos”, o, “quisiera que mi hermano
¿Existen los malos sueños? Y esto es algo de lo que Freud nos comenta poco y nada,
pero vale la pena dejarlo en evidencia. Mediante el uso de proverbios9, por ejemplo, “el cerdo
sueña con bellotas y el ganso con el maíz10”, nos dice que el sueño en sí no tiene como
7
O hacia lo que apunta el mismo.
8
La interpretación es así: el armario no es tan grande para alojar a un adulto por lo tanto este deberá
estrecharse para caber. Una analogía con la restricción a uno mismo en términos económicos.
9
Bien sabemos que Sigmund Freud es un historiador por excelencia y usa la historia como una herramienta
eficaz para ejemplificar o realizar etiología de diversos fenómenos.
10
Si bien es un proverbio que casi nadie conoce hoy en día, básicamente alude a soñar algo muy deseado.
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objetivo, ni mucho menos, en algún momento hacernos pasar un mal momento, pues dice que
Otro resumen freudiano para no perderse entre conceptos, definiciones y casos que
desorbiten al lector: el sueño suprime las excitaciones psíquicas que perturban al sueño, a
traspasar luego al lenguaje verbal); claro debe quedar, eso sí, que el sueño es, siempre y
Volviendo a los casos, Freud nos presenta ahora el de una paciente de una
vista en otros casos, en la que la paciente misma se muestra asqueada o disgustada con el
análisis propio de su sueño; es decir que, al realizar ella misma una interpretación de su
parecer. Este sueño o caso presentado ha sido titulado como Sueño de los servicios de amor.
Si escucháramos nosotros el relato de la paciente no haría falta mucha atención para notar las
lagunas en el relato, y no nos referimos al olvido de algunos detalles del sueño, es decir, a
algo que refiera al recuerdo mismo, sino al contenido en sí, porque la señora, al mismo
más interesante. Freud hace una analogía con el trabajo de redacción de un periodista, que, si
bien se toma el trabajo de escribir de la forma más parcial posible, en algunos pasajes realiza
modificaciones o alteraciones que al fin y al cabo terminan por generar cierta chispa al lector.
Podríamos decir entonces que son los pasajes suprimidos o ahogados por un murmullo (o por
una alteración disimulada, en un texto), no son más que víctimas de la censura del sueño.
11
El encargado de matar y descuartizar al animal.
19
Nos dice Freud que el claro o preciso recuerdo de un sueño da a significar que no se
aplicó censura, mientras que en un débil o recuerdo poco claro del mismo es que ha sufrido
de una dosis de censura. Incluso el psicoanalista por excelencia ha admitido que puede haber
casos en los que haya censura en los sueños y podríamos ni enterarnos de ello.
concepto de ello, que las ideas centrales o latentes del sueño no se traspasaron a lo manifiesto
ni por asomo a lo que terminó siendo; es decir, se pasó de lo central (lo importante y a la vez
realmente importan, los latentes. Entonces la censura no solo se toma el trabajo de deformar
el sueño, sino que también intenta conservar esa deformación para la posteridad. Existen
algunos elementos que llegan hasta incluso a suprimirse por completo en el contenido
manifiesto, otros se modifican ligeramente y algunos ni siquiera sufren cambio alguno (hasta
camuflar bien. Es decir: estos son mis deseos y yo soy el personaje principal acá; hay una
cantidad enorme de egoísmo en los sueños de cada uno. Si volvemos a esa noción del
objetivo del sueño, esa que estaba dividida en dos partes: descanso y apartarse de todo lo
exterior, nos podemos volcar en esta última para tener en cuenta la conexión existente con lo
que estamos comentando. Esto significa que el yo, una vez en el sueño, está fuera de todo el
plano exterior y de la realidad cognoscible que conlleva, por lo tanto, también estará
desligado de todo el entramado de reglas y leyes morales, estéticas y de instinto sexual que
12
Podemos también conocerlos como diques anímicos (asco, vergüenza, moral y estética). Los diques son
muros que contienen el desborde, que regulan el paso del agua. Vemos a Freud usar este concepto para hablar
de las pulsiones y los diques que las aguantan.
20
energía), que busca en los sueños los objetos deseosos sin esas resistencias del exterior que
prohíban la ansiada consecución. Dice Freud que la libido gusta y elige de entre los más
sueño incestuoso de una madre para con su hijo, en donde la libido, vimos bien, buscó entre
Obviamente no todos los sueños contienen censura, vimos en los sueños que
satisfacen deseos legítimos (los sueños infantiles, por ejemplo) y de necesidades orgánicas no
hay necesidad de aplicar censura, son claros y para nada sospechosos, aparte de apuntar
directamente a lo que desea. La censura hace irreconocibles a los deseos, los reprime.
Ocurre que existen otros factores, aparte de la censura, que deforman al sueño;
por eso debería de quedar cien por ciento inteligible, resta todavía realizar la traducción de
“despierto”13.
Los símbolos, si son reconocidos, ayudan de gran manera a la interpretación del sueño
sin interrogar al paciente; además, si estamos enterados de la personalidad del sujeto, una
buena introducción de su vida y las impresiones que dieron origen a ese sueño, junto a los
camino. Debemos tener en cuenta, y Freud nos lo remarca, que el simbolismo no reemplaza
la técnica asociativa (aquella que consiste en, justamente, asociar los elementos del sueño
como hemos visto en múltiples casos analizados o mencionados), sino que la complementa.
13
Con lenguaje despierto nos referiremos directamente a la traducción resultante del lenguaje onírico, que es
donde provienen los símbolos en cuestión.
21
Como debemos de imaginarnos, Freud se tomó el tiempo de establecer bastantes
representaciones simbólicas como para dar una idea general del público de qué se trata todo
esto y que el psicoanálisis, dice él, “da más que de lo que recibe”. Sin embargo, a pesar de
notaremos que por lo menos tres cuartas partes de este escrito, es decir, la mayoría de los
símbolos, no son sino de origen sexual o genital. El padre del psicoanálisis14 nos comenta
por objetos que se asemejan a su forma y/o a su función, por ejemplo, un lápiz, un taco de
pool, hasta un zepelín (por su capacidad de elevarse, creando una analogía con la erección).
fondo o cavidad (en la que pueda alojarse algo); sus senos suelen hallar simbolismo en las
frutas. También el simbolismo en la mujer no solo refiere a sus genitales, muchas veces hay
analogía con habitaciones o estufas, que asemejan en cuanto a su función al útero materno.
Otra cosa que nos dice Freud es que, si una mujer sueña con palos o cualquier figura que
confuso al sueño, sino que tenemos que dar cuenta de que la mujer también puede soñar
(desear) ser hombre, puesto que el clítoris es semejante al pene del hombre, solo que mucho
menos proporcionado.
Ahora sí, fuera del amplio campo de la representación simbólica puramente genital,
golosinas, al goce sexual; resbalarse o ver una rama rompiéndose, al onanismo (práctica
sexual anal); o una muy conocida por el público, la extracción o caída de un diente, que sería
14
Me arriesgo a usar este apodo para designar a Sigmund Freud. Repetir Freud tantas veces puede traumar al
lector.
22
el símbolo de un castigo por prácticas solitarias15. Las flores son para Freud la representación
Esto no se trata de un ensayo, es un resumen, una lectura lo más fiel posible a las
criterio para establecer las representaciones de los genitales de hombres y mujeres. Flores
para referirnos a la virginidad femenina, una pistola para referirnos al aparato reproductor
masculino; hasta lo dice el mismo Freud “(…) por qué de un modo general las armas y
herramientas son símbolos masculinos, mientras que las telas y los objetos elaborados lo son
femeninos”. Ahora mismo podríamos volcarnos hacia una actitud de machismo y patriarcado
proveniente del autor, pero la cosa no es tan sencilla, hay una razón de la quizá polémica
proverbios, lenguaje poético y lenguaje común. Por ejemplo, cuando dicen que una mujer con
muchos pechos “tiene de donde agarrarse” o “tiene mucha madera por delante”, Freud rescata
la palabra madera de allí para asociarla con lo femenino y lo materno, pues, en este ejemplo,
lo que hace el vienés consiste en poner en cuestión la palabra madeira, de origen portugués,
para descubrir su palabra derivada, que es materia, que a su vez deriva de la palabra mater
etimológicos, sin abusar (y quizás ni usar) la arbitrariedad. Hay otra relación aún más sencilla
que involucra a los sueños en los que uno sale del agua; en estos sueños se juega, para la
embrionaria, es salir del útero e ir al mundo exterior, lo que es igual a salir del agua (estar
quizá otra de pura simpleza: toda la vida cuando los niños preguntaban acerca de un pariente
15
Sexualidad reprimida: te arrancan los dientes = te arrancan los genitales.
23
que había fallecido se les contestaba con un “el tío anda de viaje”, entonces nos vemos
Claro que, al jugar con las palabras, su etimología y sus usos, uno no puede
universalmente tener los mismos resultados. Freud no tenía los mismos resultados en
pacientes extranjeros que en pacientes alemanes, por eso invocaba a psicoanalistas de otros
El sujeto soñante no sabe, pero tiene una forma de expresión simbólica que ni siquiera
la reconoce cuando otro se la comunica, es decir, que el conocimiento del simbolismo por
parte del sujeto le es totalmente inconsciente. Y por esto también nos enteramos de que no
solo hay tendencias inconscientes que sobrevienen al inconsciente del sujeto en ciertas
Ahora Freud quiere ahondar en las explicaciones y nos va a hacer entender acerca
decir, comprender acerca de cómo se llega desde las ideas que están previas al sueño (las
ideas latentes), las que de alguna manera son el motor del sueño, al contenido manifiesto 17.
analizamos sus casos) se intenta llegar desde el contenido manifiesto a las ideas latentes; en
cambio en la elaboración del sueño se trata de investigar cómo se logra la transformación del
sueño latente al sueño manifiesto. Y de algo tenemos que estar seguros: la elaboración onírica
16
También podemos conocer a esto como el trabajo del sueño.
17
De esto hay un artículo de una alumna de la carrera de Psicología de la UBA, Lucia Escobar, que se explica
bastante bien y de una manera también resumida, por lo que lo recomiendo para complementar la presente
lectura. Se puede leer en: https://filadd.com/doc/suenosfreud-docx-psicoanalisis-freud
24
Por supuesto, la elaboración onírica tiene sus efectos, que juntos logran el cometido
como un cambio de estado, y tomando otra definición, que explica al concepto como una
reducción de un escrito o discurso en sus partes esenciales, vale decir, un resumen. De eso
trata la condensación que Freud nos habla, del efecto que logra hacer el contenido manifiesto
más breve que el contenido latente, una traducción abreviada del mismo (que puede llegar a
ser intensamente abreviado en algunos casos). De todas formas, advierte Freud, el contenido
manifiesto nunca pero nunca va a ser más largo que el latente. Tras darse este efecto, los
manifiesto, es decir, se hallan conjunciones de varios elementos en uno solo. Por ejemplo,
podemos ver a una persona compuesta por el aspecto de A, vestida como B y con la actitud
de C, ¡entonces debe ser D!18 . Ya se ha visto un ejemplo de otro ámbito, muy anteriormente
oral; bien dice Freud, también hay casos así, pues se trata de un chico que quiere acompañar a
una señorita (a sabremos dónde). Nuestro caballero no logra calmar su deseo sexual
par de letras (en muchos casos) logrando así cambiar toda una palabra, la palabra
Pero hay que tener cuidado con no tropezar en la creencia de que la condensación es
efecto de la censura; no lo es. Si bien es utilizada por ella para sus fines particulares, tiene
otras causas. Recuperemos algo que hablamos cuando comentábamos acerca de la censura:
un elemento latente como causa de varios manifiestos, y un elemento manifiesto como causa
18
Es un ejemplo directamente sacado del escrito de Freud (del que se realiza el resumen), pero no hay mejor
que ese para explicar el tema.
25
censura, es condensación. Y decimos que, al haber un solo elemento manifiesto con varios
latentes, estamos hablando de dos series de ideas latentes heterogéneas, es decir, que valen
por sí mismas cada una, actuando sobre un solo elemento. Definitivamente se complica el
trabajo.
presenta el segundo efecto del trabajo del sueño: el desplazamiento19, que es totalmente causa
de la censura. Es casi igual de sencillo que el efecto anterior, pues el desplazamiento funciona
reemplazando al elemento latente por algo lejano a él, por una alusión o por una
que también usa la alusión para lograr su cometido. Observemos, si un chiste está bien hecho
(es decir, que dé risa), es que ha aludido o referido a algo que nos demos cuenta de qué es,
eso sí, con una rigurosa pizca de dificultad, que hace aún mejor al chiste. Sin embargo, las
alusiones en el sueño son ininteligibles, demasiado externas y muy lejanas con el elemento
Nos topamos con el tercer efecto del trabajo del sueño, que no tiene un nombre
formal, pero se contenta con transformar las ideas en imágenes visuales; y, algo que no es
novedad a estas alturas, tampoco este efecto facilita la interpretación. Es como si quisiéramos
pasar toda una sección de un diario político a una ilustración; claro, hay partes bastante
retratables, pero habrá palabras abstractas que serán de gran dificultad representarlas. La
palabra adulterio, a ejemplo de Freud, se representaría con una fractura de una pierna.
En fin, la elaboración del sueño expresa lo latente por medio de cualidades formales
del sueño manifiesto, que le permitan dividirla en fragmentos o según intensidades, etc., etc.
Si hay un determinado número de sueños parciales, tal número designará al número de temas
19
También van a ver este concepto en los Mecanismos de defensa que Freud supo exponer alguna vez. Y la
definición allí es mucho más completa que en el presente apartado de los sueños, porque el autor tomó de
aquí el nombrado concepto para luego trasladarlo a los mecanismos defensivos de la psiquis.
26
principales de aquellas ideas latentes que aún esperan por ser descubiertas. Explicando esto
de mejor manera, un sueño inicial o preliminar (que recordemos), no será más que una
manifiesto (que son sustituidas por la condensación) pueden emplear, en un mismo elemento,
dos simultáneos sentidos. Sucede lo mismo con el lenguaje, tanto en el antiguo como en el
presente, dice Freud. Pues una civilización antigua ha usado la palabra ken para representar
fuerte y débil a la vez (junto con una imagen a demostrar, en conjunto con la palabra, para no
palabras compuestas con with, siendo without el ejemplo más prominente, por significar with
“con” y out “sin”, si vemos la palabra en su sentido literal; pero siendo without directamente
la palabra que dice “sin”. El mundo en los sueños puede ser totalmente inverso a la realidad,
y los elementos disponerse de un orden totalmente opuesto al normal, y por eso, y con lo
anterior visto, salir o sumergirse en el agua puede tener el mismo significado: nacer.
Freud nos habla de un último elemento de la elaboración del sueño, y no es nada más
y nada menos que la elaboración secundaria. Entenderemos rápidamente este concepto pues,
las elaboraciones o trabajo del sueño se realizan, las tres primeras, en el reposo, mientras que
esta última elaboración se realiza estando una vez despiertos, en el transcurrir del día. Porque
terminan moldeando al sueño, siguiendo ciertas reglas para hacerlo inteligible y fiel a las
exigencias morales y estéticas del pensamiento en vigilia. Porque si bien el sueño ya está lo
bastante pateado y modificado, no basta con los efectos anteriores y siempre hay que aplicar
27
En otro apartado más reflexivo y práctico, Freud nos deleita con al menos una docena
paciente como del mismo analista. Por supuesto, la completa interpretación de un sueño
requiere de gran énfasis y posee una cierta complejidad digna de por lo menos cinco a diez
hojas; nos lo hace saber Freud con la experiencia del psicoanalista Otto Rank (gran
colaborador de Freud por largos años), en la cual este realiza una interpretación de un sueño a
una señorita y cuya exposición tenía el largo de dos páginas, mientras que su explicación o
análisis, setenta y seis. Esta interpretación, pesada en contenido, a la vez que hermosa, según
Freud, no es lo que intenta transmitir Freud, por lo menos en este escrito, para los
lectores/oyentes (de la conferencia). Lo que intenta decirnos es que nos contentemos con los
pequeños fragmentos, que vemos en el sueño, que están de acuerdo con nuestras afirmaciones
Muchos de los sueños que nos presenta Freud para ejemplificar el uso práctico de la
teoría que aprendimos a lo largo del apartado de sueños no nos serán muy ajenos si
de ellos, donde el sujeto sueña a su tío judío fumando mientras una mujer lo besa y acaricia,
tal práctica está prohibida) y en el beso de la madre, pues, que nuestra madre nos bese tan
cariñosamente, ¿no es acaso raro? El tercero de los sueños —uno de los más completos de la
pues se trata de muerte y resurrección, donde hay una clara condensación que encasilla al
padre del sujeto y a la muela muerta de su sueño en un solo elemento. En el quinto sueño
28
hombre que en el sueño la persigue, además, no solo significando esto el simple
nombrando cada símbolo existente en la teoría de los sueños de Freud. En el octavo sueño
tenemos un sueño con un yo o egoísmo muy marcado. En el último sueño una interpretación
casi poética donde el soñante se identifica (según la interpretación del analista, no del mismo
paciente) con el asesino del sueño, explicado desde un bello: necesito estar loco para
deformaciones (la expresión de deseos sexuales como su mayor objetivo); un sueño puede
estar compuesto de pequeñas partes o fragmentos y es deber reconstruir el relato lo más fiel
posible a lo que las ideas latentes muestren (si es que lo hacen). Elementos suprimidos,
como el contexto histórico de la vida del paciente o sujeto cuyo sueño vamos a interpretar.
Freud luego nos dirá que la elaboración onírica se caracteriza por su aspecto arcaico o
lenguaje que tenemos desde hace varios siglos, tan abstracto y complejo; retrocede para
verse, como lo vimos todo el tiempo, en forma de símbolos y diversas transfiguraciones. Dice
21
Si bien está bien explicado desde el mismo Freud en la obra citada, no quiero dejarlo al aire: el soñante
conocía a una señorita con la que dijo que se casaría inmediatamente pero solo se lo impiden los celos que ella
le hace sentir; esto es, sería una locura si se casase aun teniendo estas emociones.
22
Por ejemplo, en el sueño 10: “la vida es un puente colgante”.
29
Freud, este retorno o retroceso se halla en dos partes o historias: una historia individual (de la
infancia) y una prehistoria filogénica (lo que comentaba antes, más centrado en la evolución
y el desarrollo del ser humano como especie). Por estas dos regresiones, el autor se halló en
Ahora enfoquémonos en esa regresión que nos lleva al estadio infantil de cada uno.
algo completamente normal no recordar la mayoría de los hechos que nos suceden en la
pero no todo lo que se suprimió es absurdo, ni mucho menos; se trata también de elementos
derrochados igual de importantes. Entonces, podemos decir que estas memorias suprimidas
hacerlos reaparecer. Y volvamos a uno de esos temas que a Freud parece le cautiva comentar,
aparte de porque suponen de cierta relevancia en toda la teoría psicoanalítica, que es el de los
sueños y deseos de muerte. Dice Freud que, si soñamos que matamos a alguien, o si alguien
ahora mismo, o en los últimos días, nos hallamos con la energía e intención suficientes para
querer asesinar a un ser querido (o simplemente, asesinar), sino que esto tiene únicamente
unas fuertes raíces que provienen del pasado, más precisamente, de nuestra infancia. En otras
palabras, no es que desees eso ahora, sino que alguna vez lo deseaste, y tu memoria te lo hace
recordar en el sueño. Esto también sucede con los sentimientos de odio. Resulta que estos
deseos de muerte son en mayor parte inspirados por el egoísmo del mismo sujeto (si alguien
nos molesta, el sueño se encarga de ello), porque, retomando la perspectiva infantil, el niño es
30
primera y únicamente egoísta y solo se ama a él; solo más tarde aprenderá a amar a los demás
y a sacrificarles una parte de su yo. Dice Freud, es el egoísmo lo que le enseña a amar23.
Luego Freud nos llevará hacia caminos no tan vistos hasta el momento, el camino de
los complejos. Primeramente, veremos algo semejante (si es que no lo es) al complejo de
intrusión, que en otras obras se verá de mejor manera. Este complejo se trata básicamente del
supuesto menor, que llega, desde su perspectiva, a arruinar las relaciones familiares
preexistentes. No sucede el caso contrario, esto es, desde la visión del hermano menor hacia
su hermano mayor, pues el primero lo verá como algo ya establecido y sin necesidad de
alteración. Por eso dice Freud que es normal que haya hostilidad en las relaciones familiares
(no solo sosteniéndose entre hermanos); por ejemplo, desde el hijo hacia el padre, o de la hija
hacia la madre, y una amistad o relación reforzada entre padre e hija y madre e hijo. La
primer caso, en el sueño de un sujeto con su padre y una muela a extraerse24. Este conjunto de
relaciones nos lleva a quizás el complejo más conocido de la teoría freudiana: el complejo de
determinados hacia los progenitores (de manera distinta hacia cada uno) y no debe
castración, donde vemos a los niños aprender (de una manera poco ortodoxa) acerca de sus
Volviendo a lo que nos concierne, saliendo de los complejos a los cuales Freud le da
más importancia en otros escritos, nos encontramos con la acentuación del autor en algo de
verdadera relevancia: hay sexualidad infantil, por lo tanto, los infantes también tienen vida
23
“De hecho, el niño ha aprendido a amar en el egoísmo”. Freud, S., & Etcheverry, J. L. (2000). Obras
Completas: Conferencias de Introducción al Psicoanálisis 1915–1916 (Partes I y II). Amorrortu Editores. Pp.186
24
El sueño número tres de los doce que Freud presentó como ejemplos prácticos.
25
Esta breve noción no explica mucho del complejo, pero es algo que se abordará en otros escritos.
31
sexual. Lo que sí, esta es distinta a la del adulto, es otro mundo. La vida sexual infantil que
ante el incesto que la que tendría un adulto. Se dice que, descubriendo el niño otras fuentes de
Los niños son perversos sin quererlo, porque no saben, y no saber genera curiosidad, y
de más está decirlo, pero la curiosidad mueve las tierras, mueve al niño a la acción.
Estaremos en lo cierto entonces si decimos, a esta altura, que los deseos perversos que
encontramos en nuestros sueños son de una regresión al estado infantil, aquel en que no
vergüenza alguna de presenciarlo en sueños, porque por eso se trata de una regresión, y
tampoco deberíamos de sentirnos avergonzados nosotros mismos luego del sueño, porque no
deseamos tales cosas como adultos, sino que es el inconsciente infantil que aún tiene retazos
de nuestra infancia dando vueltas. Y por eso podemos decir, lo inconsciente no es solo “lo
ideas a sucesos alucinatorios, que no son otra cosa que lo que vemos en el sueño y
recordamos en él luego (si es que recordamos algo). Aparte, todos los sueños tienen su grado
de infantilismo. Pero a Freud le queda algo por resolver: ¿la realización de deseos, porque es
un hecho que es el fin de todo sueño, se aplica para, justamente, todos los sueños? Claro que
32
en algunos sueños es claro el mensaje y el deseo, pero ¿qué pasa con los que están muy
deformados, donde el deseo no está para nada claro? Repetimos: si el fin primero de la
elaboración onírica es la realización del deseo, ¿dónde se halla tal realización? Y Freud nos
adelanta que, en efecto, hay realización hasta en aquellos sueños complicados y nublosos,
solamente hay que buscarlo bien, a través de la interpretación, porque no se puede buscar la
instantáneo o una visión errónea de antemano. Tenemos deseos prohibidos y reprimidos por
Pero si la seguridad de que hay realización en todo sueño sin excepción alguna es un
hecho, también debería de ser un hecho, por lo tanto, que siempre que soñemos y nos
despertemos luego, lo hagamos con una sensación placentera siempre. Sin embargo, bien
sabemos que no sucede así, y por algo existen las pesadillas y representaciones que nos dejan
asqueados o con cierta penosidad. Freud tiene tres hipótesis para acreditar sobre estos dichos.
1) Muchas veces no hay realización del deseo, pero hay intención, pues la
elaboración onírica no alcanza su fin y fracasa. Sucede que las ideas latentes
manifiesto y el afecto latente, donde el primero pudo haberse modificado por obra
resulta que él solamente la termina rechazando. Podemos decir entonces que hay
dos personalidades actuando sobre la psiquis del sujeto: a una le da placer ese
33
3) La angustia y el deseo están íntimamente cerca en la asociación, hasta llegan a
confundirse en lo inconsciente.
deformación, lo que resulta en un golpe de angustia para aquel que experimente tales
representaciones penosas que una pesadilla pueda ofrecer. Tal angustia es, a su vez, resultado
de las fuerzas de esos deseos que intentábamos reprimir —porque recordemos que son ideas
inaceptables— pero que igualmente se nos toparon en el sueño. Podríamos decir también,
hemos rechazado la realización de deseos reprimidos. Y hay casos en las que nos llegamos a
contrarias de la censura. Por eso Freud hace una gran analogía entre el sueño en sí y un
sereno26. Veremos, si un gran peligro atenta contra el sereno, este va a despertar a todo el
vecindario si anticipa que no puede con el peligro, pues se sentirá débil en tal situación
(aparte de que es buena idea tener apoyo de todo el barrio). Así sucede con el sueño, pues, si
la pesadilla atenta con sus ideas de gran pena y horror para nuestra consciencia, y no
podemos contra ella (la censura, en este caso), no nos queda otra que interrumpir el reposo y
sobresaltar con un pequeño susto, para luego decir “es solo un sueño” y seguir durmiendo.
Entonces, si la censura por alguna razón se halle débil o tomada por sorpresa durante un
determinado sueño, no le queda más remedio que usar la deformación y poner fin al sueño
seguridad se debilita, ergo27, la censura disminuye y eso significa que caer en el sueño sería
caer ante los deseos prohibidos. Y la oculta realización de deseos, esa que tanto nos cuesta
26
Hombre que trabaja como cuidador nocturno en una casa, negocio o calle.
27
Por lo tanto.
34
dilucidar, existe y Freud lo vuelve a demostrar con el sueño de la mujer, su marido y el teatro,
Freud nos dirá ahora, tras lo dicho y las conclusiones que ha logrado, que debemos
todo lo que el contenido manifiesto nos dice a la elaboración onírica, porque las ideas latentes
son la materia prima de la elaboración onírica para luego hornear lo que nosotros conocemos
como sueño manifiesto. Pues, la elaboración onírica añade una expresión arcaica o regresiva,
pero también añade algo no perteneciente a las ideas latentes del día, lo que es la fuerza
motriz del sueño, lo que lo impulsa; esto es, el deseo inconsciente. Introduce el término
restos diurnos aquí para distinguirlo con las ideas latentes, porque estos últimos son los que
se averiguan en la interpretación, lo sabemos bien, y los restos diurnos son la parte especial
del conjunto de tales ideas, más precisamente, siendo aquellas vivencias o representaciones,
En la última de las lecciones que nos brinda Freud acerca de los sueños y su
interpretación podemos apreciar su lucha contra las objeciones que alguno que otro crítico u
oponente a la novedosa técnica no tardó en realizar, como también se ocupa de alguna que
De varias objeciones que el psicoanalista tomó para reafirmar su teoría, una de ellas es
podríamos decir que es lo correcto. Es una cuestión interesante, porque bien sabemos por
todo lo leído que no hay factores medibles a ojo objetivo; todo rige mediante un: “soñaste
esto, así que, según mis conocimientos en simbolismo, tu contexto histórico y las
querés tener relaciones con tu madre”. Freud no se apena de ello, no lo niega explícitamente,
35
por lo que podemos afirmar de un arbitrio del intérprete y, por lo tanto, ¿podemos decir que
Freud no se queda sin palabras y sabe que debe haber un factor personal que ayude al
intérprete cuando esté en apuros, pero a esto dice que las ideas del sueño, el sueño en sí y la
vida del sujeto solo tienen una interpretación posible a la cual dirigirse mediante la misma
caso. Básicamente nos está diciendo que solo un psicoanalista con poco o mediano
interpretación y sus resultados. Y las analogías que Freud realizó todo este tiempo con las
lenguas antiguas no son absurdas, de ninguna manera. Los sistemas de expresión y escrituras
antiguas quedaban a interpretación del sujeto, y sin embargo, tenían éxito y fueron parte de la
transformación al lenguaje complejo que ahora tenemos. Por ejemplo, para interpretar la
completar la interpretación.
Hablemos un poco del sistema de expresión del sueño, que se caracteriza por su
regresión al infantilismo y también a edades arcaicas en donde la lengua humana era básica y
primitiva, a comparación de la actualidad. Freud dice que este sistema del sueño no tiene
destino compatible con el lenguaje arcaico que anteriormente hemos dicho, es decir, no
primitivo, también debemos de mencionar el sueño primitivo, o el sueño como tal a través de
los años, lo que nos lleva a otra interesante objeción que se le ha presentado a nuestro
conferencista: el sueño se adapta a la teoría, o sea, el paciente elige la teoría que más le
parezca, lo que nos llevaría a dar con la conclusión de que la teoría o intervención
36
interpretativa guía al sueño del paciente. Pero Freud nos lo recuerda: los sueños existen
Así como hay más objeciones y con mayor explicación, todas apuntan a lo que ya
alguna vez se ha dicho en este apartado de sueños, en alguna de sus partes. El estudio del
la teoría psicoanalítica; su génesis radica en las ideas preconscientes que quedan en manos de
conocer y estudiar a las neurosis (próximo apartado a conocerse), sin embargo, no por eso
podemos decir que gozamos de todos los secretos neuróticos a conocer. Concluir con la
interpretación de un sueño nos puede llevar horas de trabajo, pero completar la historia de un
paciente neurótico puede tomarnos meses, hasta años. Esa es la distancia de los sueños a la
teoría de las neurosis, pero con alguno que otro pasaje que se nos haga familiar.
37
Parte 3: Teoría general de las neurosis
Psicoanálisis y psiquiatría
Como verán al principio de esta tercera y última parte de las conferencias, me veré
obligado a colocar el título de cada una de ellas para ubicar al lector de la mejor manera
posible para lograr el entendimiento deseado. Esto es porque considero que esta parte
conlleva la mayor amplitud teórica, englobando de alguna manera todas las conferencias o
Comenzando con la última de sus temas centrales a comentar, Freud nos advierte que
estamos entrando en territorio desconocido, en donde ni los más fuertes críticos y adversarios
del psicoanálisis tendrían fundamento alguno para criticar, sin antes informarse plenamente
del tema. Y es que estos últimos, los que se muestran adversarios a la teoría y su aplicación,
son a los que mayormente apunta el autor en este apartado. Dice el mismo que el
38
reflexiva de lo visto. Años de experiencia (veinticinco, afirma Freud) acompañan al autor en
toda su obra y, sin embargo, hay quienes dudan de su trabajo y tachan al mismo de pura
subjetividad. Ni siquiera atienden en su totalidad a sus pacientes, ¿cómo no tener esa actitud?
Y si les preocupa que tal subjetividad se adentre en la cabeza del paciente del analista, no
deberían preocuparse porque están en lo incorrecto; dice Freud, estos no exigen al paciente
En este apartado se nos presenta un caso que bien nos lleva al conocimiento del
síntoma como concepto clave en el psicoanálisis. Se trata del caso de celos obsesivos de una
intento de resumen del caso, resulta que la señora presentaba síntomas de celos obsesivos y
delirantes porque se había enterado de una posibilidad de que su marido la engañe con una
mujer más joven. Bien, tal posibilidad era tan remota como improbable; lo peor en este caso,
era que la mujer estaba enterada de tal posibilidad, viendo desde cualquier punto a sus celos
como injustificables y sin fundamento, y aun así, actuaba como si la infidelidad fuera patente
verdad. Es ahí donde Freud mete el papel de la psiquiatría en el caso, afirmando que la misma
una predisposición hereditaria de la señora a tal enfermedad. Por supuesto, está bien, pero no
nos satisface; el asunto es más complejo que ese diagnóstico. Pero no culpemos del todo al
que inevitablemente le lleva hacia pronósticos erróneos acerca del progreso de la enfermedad.
otros casos, el deseo es fácilmente reconocible como inconsciente, algo inconcebible para su
39
desplazamiento. En efecto, porque justamente esa pasión inconsciente por su yerno
lógicamente le causa malestar, pero si el marido en realidad tuviese un amorío con una joven
remordimiento debido a esa infidelidad. Su pasión se desplazó hacia el caso del marido y eso
le causaba alivio, eso sí, no sin antes hacerse consciente en forma de síntoma (delirio y
obsesión). Por eso podemos confirmar, junto a Freud, que el síntoma tiene un sentido, un
propósito.
podido encerrar las causas del porqué le ha surgido tal deseo a la feliz señora, pero sin dudas,
por una impotencia del marido, entre otras causas). En fin, el diagnóstico del psicoanálisis se
hace esperar y es el psicoanalista el que ríe último, logrando llevar el caso más allá de los
pobres límites que la medicina ha establecido. A pesar de ello, Freud insiste en que no hay
sucesos psíquicos. Lo único que se postula como oponente es el psiquiatra y sus creencias, no
la psiquiatría.
autores como Breuer, en sus estudios sobre la histeria, Janet, y alguno que otro médico o
psiquiatra que seguramente haya hecho estudios al respecto, pero, como en todos los casos,
40
justamente a lo que se dirige Freud al principio de esta conferencia: hay quienes hablaron del
tema, pero no hay un descubridor exacto de la materia. Los actos fallidos, los sueños y ahora
Para introducirnos al conocimiento del existente sentido que tienen los síntomas,
de la primera base teórica del psicoanálisis. Un neurótico obsesivo se caracteriza por sus
potenciales actos peligrosos que terminan siendo inocentes o insignificantes. De los cuadros
Pero enfoquémonos en los neuróticos obsesivos, que son los que usa Freud para
ejemplificar el hecho del sentido en el síntoma. Pues, ciertos actos del día a día son los que se
ven afectados en la vida de estos neuróticos, pero la repetición es la que hace todo más
pesado. Las ideas que serpentean en sus cabezas no son irracionales, pues saben que a veces
su actuar es extraño y nada efectivo para su vida diaria, pero convencerles de ello sería algo
inútil, pues no podrían salir de ese estado así como así. El afectado puede desplazar su
obsesión, pero no suprimirla. Es decir, siempre va a andar de acto obsesivo a acto obsesivo,
pues hay una fuerte energía en él que impulsa esa clase de actos repetitivos, nada parecida a
neurosis obsesiva. Los polos que dividen las intenciones del sujeto (es decir, las oposiciones
energía psíquica. Este tipo de pacientes son clasificados por la psiquiatría como
“degenerados”, atribución que de nada sirve, hasta incluso colocándolos por encima de otros
nerviosos (histéricos y psicóticos). Pero ¿por qué degenerados?, si las costumbres obsesivas
41
Freud dice poder curar de una vez por todas los síntomas obsesivos, y a forma de
demostrar en casos reales los síntomas y su posterior descubrimiento de sentido oculto que
conlleva, nos presentará dos casos interesantes al respecto. El primero de ellos trata de una
señora de treinta años con fenómenos obsesivos graves y a su vez muy singulares. El caso
cuenta con una particularidad que facilitó las cosas, por no decir que salvó y abrió la única
ventana posible a la resolución del caso; la señora pudo dar una explicación o interpretación
noche de bodas, cuando estaban por tener relaciones sexuales en su habitación. Al tratarse de
un hombre impotente, hacía un ida y vuelta de la cama a otra habitación para “renovar
esperanzas” (intentando conseguir una nueva erección). Para que la sirvienta de la casa no
sospeche de su impotencia, el hombre arrojaba un líquido rojo sobre la cama para que
sexual del marido de la mujer afectada. Entonces, la repetición de la mujer consistía en eso:
idas y vueltas de la cama hacia la otra habitación, posando en una mesa de esta última.
Aquí Freud vuelve a utilizar una técnica o recurso usado en la interpretación onírica,
porque ambos son símbolos del matrimonio. Entonces podemos concluir que el acto
repetitivo de la señora tiene un sentido, el cual se remite a repetir el acto de su esposo esa
noche; esposo que cabe decir, ya no lo es, pues, se hallan separados y, sin embargo, ella es
muy compasiva con él y por ello no cuenta a nadie el motivo de la separación (nosotros ya
nos enteramos por el descubrimiento del sentido de su síntoma). La señora tuvo un deseo que
ha quedado plasmado en ese acto obsesivo (como puede pasar en el deseo onírico de forma
similar): quiere rehabilitar a su esposo. Este es un caso en el que se relacionó (la propia
paciente lo hizo) el síntoma a un suceso real, el cual no ha sucedido en la niñez, sino en plena
vida adulta. La señora no reprodujo la escena tal cual, sino que la ha perfeccionado, la ha
42
corregido en sus detalles: ella se colocó en el papel de su marido y no temía la entrada de la
sirvienta a la habitación (ella la llamaba) porque la mancha que el esposo dejaba se supone
está ahora en el lugar que debe estar (porque este la tiraba por doquier en la cama, sin un
lugar estratégico); mi esposo no debe sentirse avergonzado, así que llamaré a la sirvienta y
El segundo caso que nos presenta Freud se trata de una chica de diecinueve años, hija
única, inteligente y bien instruida; de niña era salvaje y orgullosa, dato no menor en este caso.
Resulta que hay dos resultados aparentes que podemos extraer del caso: la chica sufre de
agorafobia y también de neurosis obsesiva. Ahondémonos en el caso, porque nos falta saber
cuál era el acto repetitivo tan interesante para nuestro análisis. El mismo se trata pues de un
acto ceremonial, podríamos decir, que realizaba antes de acostarse a dormir, tratando a toda
costa de silenciar todo aquello que pueda ocasionar sonido alguno que “perturbe” su sueño,
posible caída). Claro, todos tenemos un ritual antes de dormir, pequeños o complejos, pero el
de esta chica va más allá, porque el ruido de las agujas del reloj no interrumpe el sueño e
incluso puede ayudar a conciliarlo; o si tenemos suficiente sueño, quizá ni nos preocupemos
en esos detalles, cosa que no sucede en la neurosis obsesiva, que no se adapta a las
circunstancias y debe realizarse a toda costa. En fin, la chica como último paso se ocupa de
mientras que al acolchado lo sacude hasta tener más relleno un extremo de este. No importa
si el ritual le toma horas realizarlo, si piensa que falló en algo, lo repite, perdiendo horas de
sueño.
Freud termina ofreciéndole diferentes interpretaciones del acto hasta captar el interés
de la chica, logrando que surjan recuerdos y relaciones entre ellos y sus síntomas, hasta lograr
cesar por completo, a través del tiempo, los actos obsesivos. Resulta que acá también hubo
43
posibilidad de simbolismo: el reloj representando al genital femenino y los floreros de por sí
siendo símbolos femeninos también. Ambos objetos son excelentes para desentramar al
síntoma: los relojes indicarían entonces los latidos del clítoris en la excitación sexual, y
sucede que la paciente se despertó varias veces por esa sensación (arruinando su sueño), así
que teme a que vuelva a pasar; el miedo a que se rompan los jarrones alude al temor a sangrar
(o no sangrar) en el encuentro sexual con su futuro marido. Con esto podemos decir que
nunca hubo intención de cubrir el ruido por perturbaciones sonoras. Y ahora nos queda
de la niñez, en particular aquellos momentos en los que la niña entraba en la habitación de sus
padres, se subía a la cama y separaba a los padres, impidiendo que tengan actos sexuales,
Por otra parte, el acto de sacudir el acolchado hasta que una parte quede rellenita significaría
el embarazo, su miedo a dejar de ser hija única, adjudicándose aquí también el papel
masculino en ella. Solo quedaría resolver la hostilidad de la chica hacia su madre, la cual se
Recalcamos: los síntomas tienen sentido, pero hay algunos más fáciles de conocer y
otros que desprenden cierta dificultad al intentarlo. Por eso podemos dividir a los síntomas en
individuales y típicos; si nos servimos solo de los sucesos del paciente, podremos reconocer
Freud comienza esta conferencia con la intención de dar a luz dos conclusiones que
extrajo de los dos casos analizados en la lección anterior, es decir, tanto el caso de la señora
44
la primera parte del título de la presente conferencia: la fijación. Exactamente, resulta que
siéndoles difícil de desligarse de él. Con desligar nos referimos tanto al síntoma en sí mismo
como a las consecuencias que la enfermedad trajo consigo; la mujer tenía cosas en contra de
también tenía desprolijos sociales y personales que malograban su día a día. La joven del
segundo caso también fue afectada por una fijación, que es la atracción (en su infancia) hacia
su padre, que desvió el curso normal de su vida. La chica creyó que no podría casarse hasta
que solucione su neurosis obsesiva, pero la realidad para Freud era distinta; el mismo decía
Los accidentes que arriesguen de alguna manera la vida del sujeto no se asimilan de la
misma manera que lo hacen las ocurrencias que causan las neurosis espontáneas, de las que
situaciones que le suceden al sujeto son denominadas neurosis traumáticas, que logran la
exterior, también pueden reproducirse en los sueños tal situación traumática, por lo que en la
interpretación se puede comprobar la existencia de esos retornos. Sucede entonces que para el
enfermo el trauma no ha pasado, sigue considerándolo como algo que sigue ocurriendo, que
está presente, lo que le permite a Freud establecer una teoría económica de los procesos
psíquicos. Esta pequeña teoría no nos brinda nada nuevo, pero es funcional para entender de
otra manera a estos fenómenos traumáticos, los cuales, según la teoría, producen un
vías normales. Y si nos vamos arrastrando y seguimos la línea que se va construyendo, Freud
nos hará notar que la semejanza con la neurosis espontánea es evidente, porque también son
momentos traumáticos de alguna forma, y los sujetos se fijan a ellos. De acá Freud extrae una
45
sencilla explicación o etiología del caso, pues se supone sería una incapacidad del sujeto para
pronunciado.
Los cabos siguen sueltos puesto que, si nos enfocamos en la fijación que tuvo la chica
del segundo caso, veremos que no es traumática, no ha sufrido daños importantes, ninguno a
nivel psicológico (abuso ni nada por el estilo) y mucho menos a nivel físico. Entonces, no
toda fijación conduce a la neurosis, pues es normal fijar ciertos momentos del pasado, nos
puede pasar con la tristeza de extrañar a nuestro lindo perrito fallecido hace unos años, y sin
La segunda conclusión que extrajo Freud de los casos es más sencilla y alude
específicamente al olvido y desconocimiento del sentido del acto obsesivo por parte del
paciente. Es decir, si el sentido de tu acto obsesivo se extrae fácilmente de una situación del
pasado, y estás haciendo justamente el acto obsesivo fijando al mismo, ¿cómo es posible que
no recuerdes a qué alude tu acto tantas veces repetido? Entramos de lleno a un concepto de
psíquicos inconscientes, lo inconsciente. Efectivamente estos procesos son los que dan a luz
aquellos actos obsesivos. Freud lo sabe bien, estos procesos carecen y escapan a toda realidad
científica, será una hipótesis auxiliar, pero deberá de tomarla, porque atribuir un sentido al
que reinan y ordenan detrás de esos actos. Los psiquiatras solo se quedan con la parte de la
torta llamada consciente, pero olvidan la mejor parte, escondida en las sombras, denominada
inconsciente.
46
es decir, antes de convertirse en síntomas. El trabajo de Breuer ayudó a dilucidar algo
interesantísimo para la labor terapéutica: si solo los procesos inconscientes generan síntomas,
habremos de convertir estos procesos en procesos conscientes para que de esta manera
quiere dejar el síntoma sin describirlo a fondo, pues también nos va a decir que este se forma
como sustitución de algo que no se pudo manifestar al exterior; procesos psíquicos que van
camino hacia el consciente son interrumpidos o perturbados por una causa cualquiera, y, por
manera, dice Freud, teniendo en cuenta aquellos vacíos en la memoria del enfermo y
rellenándolos o suprimiendo sus amnesias, porque en la neurosis las amnesias están muy
relacionadas a la producción de sus síntomas; no hay un olvido total, sino que simplemente
memoria en el intento de dar razón o sentido al síntoma. Hemos comprobado justamente por
estos casos que hasta en sucesos recientes de la vida del sujeto se pueden dar repentinos
Resistencia y represión
Durante esta conferencia Freud hablará de dos interesantes observaciones que realizó
y que son de gran ayuda para seguir comprendiendo las cuestiones que venimos aprendiendo
hasta el momento. Aunque en casi todo el apartado nos comentará de la primera de esas
28
Al final de esta conferencia Freud comenta acerca de las tres heridas que sufrió el hombre a lo largo de la
historia que dañaron de alguna manera su narcisismo (la copernicana, la evolucionista y la freudiana).
47
observaciones, no hay desperdicio en ello, pues será esa primera cuestión la que le da el
nombre a la conferencia.
Entrando de lleno a la primera observación, Freud nos hace notar algo con que ya
hemos sabido lidiar si prestamos atención en algunos casos de actos fallidos y mucho más en
interpretaciones de sueño, esto es, la enérgica resistencia que opone el paciente al médico
durante la labor terapéutica. Bien, el paciente no se da cuenta de ello, incluso desde un punto
médico logra que el paciente lo note, sería un golazo. Sin embargo, lograr tal éxito no es
imposible, pero es difícil. El paciente va a objetar con los argumentos que tenga a su alcance
con tal de que la resistencia sea aplicada —no quiere decir que él quiera aplicarla, sino que es
víctima de ella—. Por estas razones, pese a que pueda hacer caso omiso, hay que dejar bien
claro al paciente de que lo diga todo, lo comente todo, sin excepción alguna, pues está
prohibido guardarse algo para sí, aunque, repetimos, sea incluso difícil encontrar a alguien
que no quiera reservar un rinconcito de su vida psíquica durante la sesión. Las mujeres, por
dirigidos hacia este; dichos sentimientos, si se intensifican gravemente, hasta pueden llegar a
hacer perder el interés de la enferma a curarse, sin mencionar que se desgarra la relación
Parecería entonces que suprimir las resistencias supondría la más importante función
del análisis, y no le quitamos razón a ello. No quedándose pequeña, la resistencia tiene varias
principal, hasta la misma mejoría del paciente. Un nuevo tema, es decir, cuando salen
elementos penosos del paciente a la luz, intensifica la resistencia; una vez agotado el tema,
como era de esperarse, la resistencia baja su intensidad. Cuando Freud estaba con Breuer,
creyó que la hipnosis era una herramienta eficaz que hacía mucho más llevadera la
48
experiencia analítica, uso del que no terminó sino arrepintiéndose, pues la dejó de usar por
sus “dudosos resultados” y para colmo, notó que la atrayente herramienta hacía que llegar a
Luego Freud introducirá otro de los elementales conceptos para la teoría general de la
neurosis: la represión. La misma consiste en una violenta oposición que fuerza a mantener
impulso (una potencial acción) que es rechazado o condenado; este impulso requería de cierta
energía de la cual ha quedado despojado (está impotente) y aun así puede quedar como un
recuerdo, ya que todo el proceso de condena fue a manos del yo, es decir, una intervención
del dominio consciente. Ahora, si el mismo impulso quedase en manos de la represión, este
conservaría su energía (no sería despojada de ella como en el anterior caso) y no dejaría
detrás un recuerdo, porque todo este procedimiento se llevaría a cabo sin la presencia del yo.
consciente para luego trasladarse al inconsciente Freud se nos va a reír en la cara, puesto que
para él todo proceso psíquico existe en primera instancia como inconsciente, pasando luego a
la fase consciente. Podemos compararlo (y él lo hizo) con una fotografía que primero sale en
sucede que no es que sí o sí lo inconsciente pasa al consciente luego, porque solo tras
preconsciente. Exactamente, imaginemos, tal como nos lo presenta el autor, dos cajas o dos
departamentos, dos heladeras, lo que quieras; lo inconsciente estará de un lado, con sus
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consciente. Está bien, pero ahora Freud pone al centinela, que es el preconsciente, en el
medio de ambos, logrando permitir o denegar ciertas tendencias psíquicas que quieren pasar
al lado consciente, ya sea porque la idea es desagradable o la simple idea del pasaje es mala,
no es algo del todo nuevo, ya lo hemos visto en lo que en la interpretación de los sueños
aparte de ser una burla de los conocedores del psicoanálisis, ni siquiera le sabríamos dar una
Tras un largo tramo por la primera de las observaciones que extrajo Freud, por fin
llegamos a la segunda. Esta explica que si sometiésemos al análisis los casos de los
sexuales del paciente y los sucesos de tal índole que hayan dejado una huella en su vida; en
pocas palabras, los síntomas de los neuróticos se dirigen a la satisfacción de deseos sexuales,
y reproducir esa carencia (eso sí, de formas nada atractivas). Volvamos a los dos casos para
conclusiones extraídas por simbolismos y sentido general de los síntomas). Por supuesto,
podrán notar que no satisfacen directamente la sexualidad faltante, pero sí intentan suprimir
los obstáculos que se oponen a la buscada satisfacción sexual. Entonces hay una conexión
clave de los síntomas neuróticos con los sueños: ambos buscan satisfacer un deseo, nada más
50
Si bien no hemos hablado de histeria alguna en lo que llevamos escrito, debemos tener
conversión y la neurosis obsesiva. Esto por sí solo y en este momento no nos cambia la vida,
del síntoma no se muestra de igual manera. A Freud se la planteó una objeción importante a
todo esto: si decimos y sabemos que el destino del síntoma alude a la satisfacción sexual,
¿por qué la chica del segundo caso apaga sus relojes y aleja sus jarrones29? A esto íbamos con
decir que no se muestra de la misma forma al destino del síntoma en ambas enfermedades, lo
que sería básicamente del cómo resolver la representación de la bipolaridad o doble destino
del síntoma (las tendencias opuestas). En la histeria ambas intenciones se expresan mediante
un único síntoma, mientras que en la neurosis obsesiva ambas se separan, lo que generaría el
síntoma en dos tiempos, es decir, dos actos simultáneos que se anulan uno al otro.
Si consideramos en cierta parte que hay (porque los hay) deseos que van en contra de
humana. Entonces nos viene al caso la crucial pregunta de: ¿qué es lo sexual? Pues, la
definición a la que debemos dirigirnos debe incluir todos los aspectos para hablar
cotidiana era algo sumamente indecoroso. En pocas palabras, debemos conocer bien, de
29
Acordémonos que los relojes aludían de cierta manera a la masturbación femenina y los jarrones a la
desfloración (primera relación sexual).
51
Hay formas distintas de expresar la sexualidad; hay quienes consideran que el sexo
opuesto no genera ningún tipo de atracción, ergo, dirigen sus deseos hacia una persona del
mismo sexo. A este tipo de personas Freud las llamaría invertidos, por su característica de
invertir o dar un giro de 360° al orden de atracción sexual normalmente visto. Pero no
únicamente toda persona homosexual tiene tal denominación para el psicoanalista, y para
dejar en claro eso va a dividir las formas de perversión30 en dos: una que alude a aquellos
sujetos que se distinguen del hombre normal por su elección de objeto y otra que refiere a un
fin sexual distinto al del normalmente aceptado. El primero de ellos se caracteriza por la
sustitución de órganos sexuales (pene y vagina) por otras zonas erógenas no tan recurridas
durante el coito normal, es decir, sustituir, por ejemplo, la vagina por el ano o por la boca.
Esta perversión puede extenderse hasta la anormalidad recorriendo desde la excitación por los
pies del otro, su cabello o por los senos, hasta ciertos niveles que llegan a categorizarse como
fetichistas y extremos enfermizos como la atracción sexual hacia cadáveres humanos. Por
distinto que, en estos casos, refiere a cierta violencia contra uno mismo o el otro.
Tomemos ambos grupos, los dos nombrados, y separémoslos en dos otra vez; de esta
manera, podemos dividir tales perversiones en, primero, los que buscan satisfacer tales
deseos sexuales en el plano de la realidad y, segundo, los que solo se limitan a satisfacerlos
mediante fantasías (no usan el objeto real, lo reemplazan por una representación alucinatoria).
Entonces ya sabemos de esta manera los extremos de la sexualidad y de qué formas puede ser
debemos ser asustadizos y apartar las prácticas que nos resulten aberrantes, porque no son
nada más ni nada menos que reflejo de la normalidad; son habituales en el ser humano.
30
El diccionario nos habla que la perversión es una inclinación antinatural en el comportamiento. Tomaremos
esa definición, pero especificando más desde la concepción freudiana vendría a ser un cambio de objeto y de
meta sexual culturalmente establecida.
52
Exactamente, nos dicen los estudios de Ivan Bloch, psicoanalista alemán contemporáneo de
antaño, hasta algunas culturas han llegado a normalizar ciertos actos. Por supuesto, en nuestra
sociedad hay algunos actos sexuales que son de grave delito moral, jurídico y hasta estético si
se quiere; aun así, debemos tener en cuenta esas formas patológicas de la sexualidad y
establecer sus relaciones con la vida normal, porque nos dice Freud, solo así podremos
nos dice que hay más homosexuales ocultos que los que orgullosamente dicen serlo, es decir,
Obviamente si uno no es homosexual no significa que por dentro sí o sí lo sea, sin embargo,
Freud afirma que en los neuróticos existe una tendencia a la homosexualidad que los delata.
Acordémonos de la mujer del primer caso que ya venimos repitiendo mucho; en el núcleo del
actuación, lo que nos da un (no tan claro) vestigio o señal de homosexualidad. Esto nos lleva
otra vez al sentido del síntoma, que decíamos, tiene raíz de matiz sexual y, sumando a lo que
veníamos diciendo en estos párrafos, tranquilamente podemos afirmar que los síntomas son
manifestaciones de las tendencias perversas, las cuales intentan sustituir el órgano sexual por
otro de distinta función (porque bien sabemos, varias partes del cuerpo pueden ser tomadas
como zonas erógenas). Estaríamos hablando así de unos genitales sustitutivos, resultado de
ese síntoma que busca el reemplazo del órgano real. Concluimos: los síntomas buscan la
53
debido a la fácil identificación de sus tendencias que son sobre todo conscientes (es decir, nos
lo hacen saber en algún punto). La privación de una satisfacción sexual normal puede hacer
surgir tendencias perversas hasta en personas que jamás manifestaron algo por el estilo; o
tienen predisposición a ello o siempre estuvieron esas tendencias, pero eso sí, en estado
latente. Y detengámonos en esta última posibilidad, que supone otro punto importante en este
desarrollo, que es el del estudio de la vida sexual infantil. Así es, siempre el estudio de los
síntomas alcanza esta etapa, y no es en absurdo porque todas las tendencias perversas
justamente tienen sus raíces en la infancia, una etapa en donde los niños tienen una general
disposición a estas tendencias perversas. Esto significaría que la sexualidad perversa es solo
manera ya no tendríamos excusa alguna para negar la relación de las perversiones con la vida
sexual normal del sujeto, porque estas, si es que se hacen presentes, tuvieron su raíz en la
infancia. Y hablando de infancia, por favor, no neguemos la vida sexual del niño y no
siempre estuvieron presentes, Para Freud negar eso sería como negar la sexualidad infantil.
De todas formas, Freud nos explica que no debemos sentirnos culpables de pensar de
tal manera, la educación se encargó a lo largo de los años en que la sociedad unifique al
instinto sexual con el fin único de la procreación, como también que el niño no tenga esa
necesidad sexual (básicamente que no piense en usar sus genitales para relacionarse
sexualmente con otro sujeto) hasta que alcance cierta madurez intelectual, logrando la pésima
imagen que el psicoanálisis tanto odia de el niño como el ser más inocente que existe y, que
si alguien osa romper con tal concepción, estaría atentando automáticamente contra toda la
base de la humanidad. Ese instinto sexual del que comentamos Freud le pondrá ahora un
nombre, que será el de libido31, siendo de esta manera la fuerza que se manifiesta en ese
31
La libido comienza como un instinto puramente sexual. En obras posteriores veremos que amplía tal
concepto escapando un poco de la sexualidad.
54
instinto de carácter sexual. Es fácilmente comparable, según el autor, con el instinto de
vitales, justamente, comiendo mucho para luego sentirse plenamente satisfecho, lo que crea
una analogía perfecta con el orgasmo sexual adulto porque ambos terminan eufóricos al
finalizar determinados actos. Es decir, el bebé va a seguir queriendo comer ya no por hambre,
sino por satisfacción, tal como un adulto busca tener relaciones no para procrear, sino para
satisfacer sus deseos sexuales. Lo mismo para con el acto de chupetear en el bebé, que
primero empieza mamando teta para alimentarse y, por qué no, satisfacer esa zona erógena
como el primer objeto del instinto sexual del niño, actuando sobre sus posteriores elecciones
de objetos.
Nuestro pequeño sujeto no es inmóvil y al final del día encuentra algo de su propio
cuerpo que termina reemplazando al pecho materno que era genial para chupar y satisfacer,
pero mamá no siempre está presente para él. Conociéndose cada vez más y descubriendo
zona por zona, el pequeño termina llegando y conociendo el poder de sus genitales, lo que lo
termina llevando al onanismo, es decir, a la masturbación o autoerotismo (el arte de hallar sus
objetos en su propio cuerpo). Obviamente los padres le hacen saber al pequeño que eso no
está bien a los ojos de los demás y de cierta forma tales prácticas se transforman en objetos de
profunda prohibición.
con una característica que vale tener en cuenta: no hay distinción entre los sexos. Entonces si
los niños de alguna manera se enteran de que las niñas no tienen pene van a caer en una
incredulidad que luego los termina llevando hacia el popular complejo de castración (que es
el miedo a ser castrados por los padres debido a incumplir ciertas conductas sexuales que
estos han dejado en claro). En las niñas enterarse de la falta de pene significaría inferioridad y
55
los llevaría hacia el deseo de ser hombres, como también a descubrir el reemplazante del pene
nace, en ambos sexos, por otras razones que no sean de la pregunta ¿de dónde vienen los
niños? Como la respuesta normal es “la cigüeña”, los niños no tienen más remedio que
se verán incrédulos ante tal respuesta. Empero, al principio les cuesta asociar sexo y órgano
sexual masculino con la procreación, por lo que, si ven a sus padres en pleno coito, pensarán
que están golpeándose o matándose entre sí, como así también pensarán que los bebés nacen
del ano.
uno solo. Lo perverso no pertenece exclusivamente a los neuróticos y Freud nos lo hace saber
bien; en el simple acto de besar hay dos zonas erógenas en contacto, no hay órganos genitales
sucede con otras zonas erógenas del cuerpo, como el cuello o los glúteos, entre muchas otras
opciones más. Sin embargo, besar es normal, como también lo es acariciar ciertas zonas; todo
depende del contexto y la cultura. De esta manera Freud descubre el carácter esencial de las
una sola tendencia parcial específica que excluye a las otras o las subordina a ella. Esto no
sucede con la sexualidad infantil, es más, es todo lo contrario, porque en el infante todas las
tendencias parciales gozan igual derecho, por lo tanto, no hay exclusividad y cada uno tiene
Notara el lector que Freud se ocupa gran parte de esta conferencia en hablar de la
sexualidad del niño. No debemos tomar tal actitud como tautológica o excesiva, puesto que
56
informarnos más plenamente de ello nos ayuda a saber justamente lo que el título de la
organizaciones sexuales que trae consigo). A partir de los tres años es posible evidenciar lo
sexual en el infante, debido a la erección genital y por ende también onanismo (satisfacción
sexual genital). Eso por mencionar algo interesante, pero a simple vista notaremos su
sexo y los celos. Freud ya empieza a tocar el tema de las famosas etapas del desarrollo
psicosexual, eso sí, no tan detalladamente como quisiéramos, pero servirá para orientarnos en
Si bien Freud dice que hay mucha analogía entre la vida sexual del infante y la del
adulto, hay una diferencia fundamental entre ellos: en el adulto (sano) reina la organización
de los órganos genitales, mientras que en el pequeño solo está el reinado pregenital o, mejor
dicho, de las tendencias parciales. Podemos decir que el desarrollo sexual o el desarrollo de la
sexuales, pero antes de eso el niño deberá pasar por ciertas etapas en las que, en cada una,
reinan ciertas preferencias o tendencias específicas. Empezamos por una fase oral (que deja
fuertes huellas en la vida del sujeto en la posteridad) en la cual conocer bien el acto de chupar
le permite desligarse del seno materno, logrando así la tendencia bucal ser por sí misma
autoerótica (chuparse el dedo). Luego pasaremos por una etapa de organización sádico-anal
que es de vital importancia para posteriores procesos psíquicos; la etapa latente es otra de la
que Freud nos comenta, sin tener en cuenta una que en próximos textos será igual de
importante que las demás, que es la mismísima fase fálica, que se encuentra antes de esta
última.
sexual adecuada, que es la genital, sino a través de distintas fases, una distinta de la otra.
57
Cuando lo parcial (tendencias a determinados objetos) pasa a quedarse en el primado de lo
genital; cuando lo sexual se deja vencer por la función creadora, que solo se consigue a través
de los órganos genitales. En nuestra niñez pasamos errantes de un objeto a otro buscando
placeres aislados en vez del placer local que nos brindan los órganos sexuales. El objetivo del
desarrollo entonces será medido a partir de dos objetivos a seguir. El primero es renunciar al
autoerotismo, es decir, reemplazar un objeto del propio cuerpo por uno del exterior, uno
ajeno. El segundo objetivo para desarrollarse sería el de unificar los objetos de las distintas
tendencias a uno solo. A esto puede ser la razón del porqué el niño después de cierto tiempo
su primer objeto de amor. Este primer objeto de amor lo conoceremos con el término de
complejo de Edipo: el niño quiere a su madre solo para él, su padre estorba esa relación y si
teoría cuando se la estaba contando a sus colegas en una conferencia en Polonia. Todo iba
bien, las nuevas perspectivas y tratamientos del psicoanálisis explicadas por el sujeto eran de
asombro y elogio, pero llega el momento en que les cuenta que el primer amor de la tierna
situación que no generó más que repulsa por parte de los oyentes. Nuestro querido partidario
del psicoanálisis terminó apartado de aquellos oyentes que nada querían saber del famoso
complejo. Hay quienes podrían ser como esos oyentes y afirmar que, si a lo sumo el niño se
llega a acercar de alguna manera insinuada a su madre, no habría nada de erótico en su fin;
nosotros no podemos más que conjeturar, junto a Freud, que están perjurando con semejantes
dichos. Así es, el niño se insinúa a su madre, tal como necesita de sus cuidados y servicios, el
padre también puede brindárselos, sin embargo, el infante opta por la mujer en toda opción
58
posible, por lo tanto, estamos hablando de una adhesión exclusiva con la madre. Caso
idéntico sucede con las niñas; los padres no se quedan atrás y ceden hacia la atracción de la
pequeña. Por eso vemos habitualmente la preferencia de la madre por el hijo y el padre por la
hija.
Entonces y a todo esto, la labor del hijo será desligarse de la madre como objeto para
sacar de ahí la libido y moverla hacia un objeto no incestuoso, porque repetimos, la elección
del objeto infantil solo marca la orientación o el camino para el objeto de la pubertad. Sea de
paso, deberá reconciliarse con su padre si es que armó una imagen hostil de él que sigue
vigente. Claramente esas dos misiones no siempre salen bien del todo, y si fallan
estrepitosamente terminan en una neurosis. Un neurótico en este caso viviría atormentado por
una autoridad paternal que no lo suelta y no puede trasladar su libido a otro objeto sexual que
no sea incestuoso. Se debe entender de esta manera que las perversiones y el complejo de
Edipo solo revisten objetos y que las personas sanas también pasan por ese particular camino,
Freud nos dice que la fase normal del desarrollo de la libido es cuando se progresa
hasta culminar en la procreación. Está bien, pero tal desarrollo confronta dos peligros:
inhibición y regresión. Resulta que no todas las fases del desarrollo libidinal concretan
correctamente, algunas se pueden estancar y arruinar todo el desarrollo. Con estancarse nos
referimos a una tendencia parcial correspondiente a una fase temprana del desarrollo fijada en
peligro; otra posibilidad es la de que un elemento no haya quedado fijado, pero aun así vuelva
32
El complejo de Edipo como nódulo o raíz de las neurosis.
59
a fases anteriores, proceso que Freud denominó regresión. Estos fenómenos psíquicos sin
dudas dejan a las fases y al desarrollo en estados frágiles contra obstáculos exteriores.
Bien, existen dos clases de regresión: una regresión a los primeros objetos que revistió
la libido (que son incestuosos, sobre todo), y una regresión de toda la organización sexual a
histeria siempre hay regresión del primer tipo, es decir, se regresa hacia una etapa en la que el
sujeto dirigía su libido hacia sus primeros objetos; en la neurosis obsesiva se regresa a la
etapa sádico-anal. Sigamos describiendo la regresión, que por sí sola no podría llevarnos
hacia una neurosis, sino que máximo hasta una perversión, nos asegura Freud. No estamos
aprendiendo de ella en vano, pues sirve, como también lo hace la fijación, para prepararnos
satisfacción previamente negada, el síntoma. Y ojo, hay que tener otro recaudo: no toda
privación o frustración deriva en una neurosis, lo que pasa es que siempre se ha visto
privación en los casos que Freud analizó. No tenemos una clara etiología establecida, pero al
Las tendencias sexuales, pese a ser tan intensas como extrañas a veces, tienen una
peculiar facilidad para variar su objeto, pudiendo dejar uno de difícil acceso por uno más
sobre lo sexual, la renuncia a cierto objeto para centrarse en metas superiores (socialmente
aceptadas por supuesto). Por estas cosas la sublimación suena genial, sin embargo, resulta
que este medio para oponerse a la frustración es insuficiente y la sublimación solo lograría
calmar un leve porcentaje de la libido. Esta energía, podríamos decir, es distinta para cada
60
persona; su carácter de movilidad limita el número de objetos y objetivos que pueden ayudar
a satisfacer al sujeto. Encima, no todos los objetos ofrecen la misma calidad para calmar la
libido.
Hay una analogía interesante como productiva que Freud nos ha brindado: los
progenitores y los dos factores de la etiología de la neurosis. Si nos preguntan, ¿qué es más
importante, un padre que otorga el espermatozoide para la procreación del bebé o la madre
que lo da a luz? Ambas opciones son correctísimas y no podemos aislarlas; lo mismo sucede
si tratamos a los dos factores que por ahora tenemos de la etiología neurótica: fijación de la
libido y frustración. La primera vendría a ser un factor más que nada interno (teniendo
sabemos cuáles son los dos principales factores, debemos también saber que puede haber
casos en los que un factor se extienda en demasía, por ejemplo, si el desarrollo libidinal del
sujeto es sumamente anormal, enfermará sin importar que afronte o no sucesos o situaciones
desfavorables; lo mismo con el caso contrario, en donde una sola situación depare el destino
de la neurosis del sujeto. Por último, tenemos el caso intermedio, que obviamente combina
complementarias.
Por último, añadiremos otro factor a la etiología por ahora formada, que es tan
indispensable como los otros mencionados: el conflicto psíquico (la lucha de tendencias, la
oposición entre deseo y rechazo). Lo que sucede entonces es que, si la libido busca otros
objetos a raíz de una frustración, estos deben ser de cierto desagrado para una fracción de la
personalidad del sujeto, el cual no nos sorprendería si impone su rechazo ante el novedoso
interesar mucho es saber cuáles son las tendencias que se oponen tal polémica tendencia
libidinosa, es decir, cuál es la otra cara del conflicto patógeno. Entonces dilucidamos que se
61
tratan de las tendencias no sexuales, esto es, los instintos del yo (las defensas del yo), aquellas
que se oponen a los instintos que sí son sexuales, dando como resultado el conflicto
patógeno. Entonces, para que una frustración devenga patógena, en simples palabras, que en
efecto enferme al sujeto, debe de haber una frustración interior que se sume a ella (el
Freud nos demuestra que el psicoanálisis sabe que no es todo acerca de instintos
sexuales, por lo tanto, las neurosis no son exclusivas del orden de la sexualidad. También
contra el yo, quien se atreve a influir también en el desarrollo de la libido. Nos dice Freud que
se tratan de tendencias muy separadas por un origen filogénico incluso. Las tendencias de
educar, mientras que las sexuales son rebeldes y si se vuelven insostenibles hasta podrían
llegar a distorsionar al sujeto en tanto que la educación sería inaccesible para él. En el caso
(imaginario) que nos brinda Freud podemos ver esa influencia que se puede ejercer sobre el
yo del sujeto, en este caso de una niña. La pequeña tuvo una determinada educación que le
terminó dejando cierta idea de lo sexual sumamente incompatible con la pureza y moderación
de su yo, logrando de esta manera, una vez alcanzada cierta madurez la niña, reprimirle toda
tendencia sexual. El caso paralelo es el de su vecina, de misma edad, con la que ella jugaba;
la misma tenía una educación muy inferior a la de la niña del caso, por lo tanto, un desarrollo
sexual sin conflictos. Sabemos de esta manera que influenciar o simplemente moldear de
cierta manera el desarrollo del yo puede decidir el destino de lo que próximamente serán las
psíquico. Ahí es cuando introduce el concepto de principio de placer, que vendría a ser, el
62
aparato psíquico tiende a procurarnos placer y evitarnos displacer. Al pasar del tiempo, el
yo se educa, se hace razonable y deja atrás ese principio para adoptar otro: el principio de la
realidad. Aquí tiende a lo mismo, procurar placer, pero con una fundamental distinción, que
sociedad en la que estamos inmersos, de alguna manera nos exige; eso nos da placer genuino
y razonable.
algo más que cierto desde el campo de la medicina, y Freud nos lo quiere dejar en claro. Aun
así, los síntomas son tanto nocivos como inútiles, haciéndole sentir al enfermo cierto pesar y
disgusto, además de exigirle un esfuerzo psíquico para que el pobre sujeto luche contra los
mismos.
libido, esa energía de carácter sexual que parte de lo psíquico, no está encaminada según las
conflicto. La libido entonces se separa del yo y sus exigencias y se apoya en las fijaciones
que quedaron en el camino del desarrollo; la plena rebeldía una libido ineducable, que teme
de las frustraciones exteriores e interiores y por lo tanto gusta de las satisfacciones pasadas.
63
En esto podemos separar, ya con el permiso del autor, a la fijación en dos partes que la
constituyen. Entonces el esquema que nos presenta Freud contiene la causa de la neurosis,
que son dos, los sucesos o momentos de trauma en la vida adulta y la fijación de libido, que
dividiremos a su vez (como componentes suyos, que arman a la fijación en sí) en una
Hagamos un leve repaso: sabemos que la libido regresa a fases anteriores y a antiguos
objetos, aquellas épocas en las que la satisfacción libidinosa no estaba prohibida desde
ningún ángulo, pues, no hay un dominio de las facultades sociales, éticas o morales que
puedan privar totalmente las satisfacciones infantiles. Dijimos que el síntoma es complicado
e inservible, sin embargo, hay que darle algo de crédito, o por lo menos no culparlo del todo,
porque el síntoma va a tener la intención de reproducir la satisfacción, eso sí, deformada por
la censura, porque no va a escaparse tan fácilmente de las exigencias del yo; justamente, la
deformación es resultado del conflicto de esa satisfacción ahora rechazada por el yo. Ahí
también aparece el dolor como resultado, lo que nos da a preguntarnos cuál es el verdadero
tipo de satisfacción que da el síntoma. ¿Es algo paradójico no?, que la libido recurra a
satisfacciones infantiles, pero termine logrando que el sujeto lo sienta como algo doloroso y
lamentable, sensaciones que debemos agradecer al conflicto que la libido hizo surgir
peleándose con las exigencias morales del yo. Lo que antes era satisfacción, ahora despierta
volver al placer.
Otra vez Freud nos quiere hacer saber que no realizó varias conferencias de
Interpretación de los sueños antes de hablar de las neurosis sin ningún tipo de razón ni
justificación, por eso, dice que lo aprendido en tales conferencias nos será de ayuda para
comprender que el síntoma vendría a ser algo en realización (en vez de deseo, como era en
64
los sueños, aquí es de una satisfacción), que pasa por una condensación, que limita su
Hay una particularidad interesante que dar a luz acerca de las fijaciones, y es que estos
sucesos de la vida infantil en los cuales la libido se fijó son en su mayor parte falsos. Resulta
que, o pasó realmente lo que me contó el paciente durante el análisis, o era parte de su
importa si tal hecho era real o no, el hecho o el comentario de lo que el paciente está
comunicando apunta hacia otra realidad, que no es sino psíquica. En simples palabras, no
vale más si es un hecho real o si es fantasía, son de la misma moneda, porque nosotros
hecho como acontecimiento, sino a lo que podemos significar de determinado hecho. En las
Freud nos dice que hay tres situaciones importantes en las historias infantiles de
neuróticos: ver a los padres teniendo relaciones sexuales, ser seducidos por un adulto y la
imaginación, y Freud nos aclara: las fantasías son de rasgo filogénico (vale decir, “lo
conferencia es tan relevante como ingenioso. Renunciar al placer siempre será doloroso para
el sujeto, pero deberá hacerlo si quiere que reine el principio de la realidad en su psiquis. Tal
dolor logra una compensación, pues el hombre no es estúpido y con algo debe complacerse
65
imaginarias, “nos entregamos al reino psíquico de la fantasía”, decía el autor. Los sueños
diurnos que en las conferencias de sueño hemos hablado son justamente productos de la
fantasía. Los sueños diurnos son básicamente satisfacciones imaginarias, pero de deseos
eróticos o ambiciosos, que además constituyen el núcleo de los sueños nocturnos, nada más
que están a merced de las tendencias y actividades psíquicas ya libres de control y vigilancia.
y tiene un papel en la neurosis. Resulta que la libido vuelve fácil hacia viejos objetos porque
mantienen firmes. Bueno, las representaciones de la fantasía siempre fueron toleradas por el
yo y no han causado conflicto alguno. Ahora, si la libido se emociona, por decirlo de alguna
manera, en su paso por las fantasías, la energía empeñada va a ser mucha, lo que va a hacer
ejecutará represión a esas fantasías, que devendrán, por lo tanto, inconscientes. Es de ahí
donde se apoya la libido para remontarse a los orígenes de las fantasías, apoyándose desde el
puede estar cerca de serlo sufriendo sus síntomas). También pondrá en foco la visión
cuantitativa del carácter de la etiología de las neurosis, porque no alcanza con ver solo su
carácter cualitativo. Es decir, poner atención sobre el conflicto de dos tendencias, porque
estas no se dan sino hasta que alcanzan una cierta intensidad cuantitativa (de cantidad). Hasta
podríamos decir que todas las predisposiciones humanas son cualitativamente iguales,
66
El estado neurótico corriente
En esta conferencia veremos que Freud se toma la molestia, de unos cuantos párrafos,
de explicar que el lector o el oyente del simposio puede encontrarse decepcionado de lo que
hasta ahora se habló, pues hay temas en los que no se ha adentrado como corresponde, es
oyente a la materia psicoanalítica de los fenómenos psíquicos, no dar cátedra de las neurosis.
este es clara para todas las neurosis, incluso hay neurosis en las que su presencia es más
intensa, como en las neurosis narcisistas. Sin embargo, seguimos teniendo quizá una
concepción de la inutilidad del uso del síntoma, pudiendo decir nosotros que no hay razón
lógica o de utilidad para que de alguna forma se permita al sujeto vivenciar determinados
síntomas. Resulta que, si el yo ayuda a que aparezca el síntoma, no será todo pérdida y
displacer para él, pues en efecto le sirve; el síntoma le ahorra la lucha interna, volviendo a
hallar el camino del principio de placer y por lo tanto encontrando satisfacción allí. Con esto
podemos decir sin temor a error que el neurótico se refugia en la enfermedad para escapar del
conflicto, hallando así una ventaja en la neurosis. Freud nos lanza un sencillo ejemplo, donde
una mujer muy maltratada por su marido puede encontrar excelente ventaja (accidental, eso
sí) en la neurosis, por lo que, enferma, su marido ahora tendrá que respetarla y brindar
costo, porque puede suceder que encuentre tan satisfactoria esa vía que la misma dificulte la
cura por tratamiento. Esa es una posibilidad, pero un hecho es claro: habrá displacer, incluso
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Estamos hablando de una enfermedad que se mantiene tanto que se llega a
independizar, conviviendo (para el simple hecho de existir, sobrevivir) con otros sectores del
psiquismo, logrando así la función secundaria que de algo sirve y pudimos comprobarlo con
el último caso. Esto es, el aprovechamiento o beneficio secundario del síntoma. Y por si se
preguntaban, ya hemos comentado del primer beneficio del síntoma, el cual se trataba de la
la libido, pero si no puede hacerlo más, el sujeto devendrá neurótico; es decir, mientras más
fuerte el yo, más fácil será la reprimenda, y si estamos ante un yo débil, no quedará mucha
Esta conferencia es dentro de todo corta, puesto que el conferencista se centra, por una
parte, en aclarar sus dichos en cuanto a lo que quiere hacer entender en sus conferencias y
hasta qué punto quiere que los oyentes comprendan del psicoanálisis y las materias que se
dan en cada conferencia y, por otra parte, lo correspondiente a temas que quedaban por
resolver, como la participación del yo en las neurosis y el segundo beneficio del síntoma.
Pero resulta que hay un tema más sobre la mesa, las neurosis actuales, que vale la pena
separarlas y diferenciarlas de las neurosis de las que venimos hablando en las últimas
conferencias, que son las psiconeurosis (en donde se ubican las neurosis de transferencia,
específicas de estos escritos, y distintas de las neurosis narcisistas más que nada por su
dirección de objeto, o sea, por donde se dirige la libido)33. ¿Por qué? Porque esta neurosis se
neurosis de angustia e hipocondría; son nombres quizá comunes, pero no nos dejemos
engañar por la portada nos dirá Freud, pues sus síntomas son el nódulo o composición y fase
33
LaPlanche, J. & Pontalis, J. B. (1997a, abril 1). Diccionario de Psicoanálisis. Ediciones Paidós Ibérica.
http://www.bibliopsi.org/docs/guia/diccionario-de-psicoanalisis-laplanche-y-pontalis.pdf. Pp.251.
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La angustia
concepto, por eso merece, y Freud lo remarca, su propio espacio. Antes que nada, debemos
dejar en claro que la angustia es un estado afectivo, esto quiere decir que se trata de algo que
comprende ciertas inervaciones o descargas, junto a sus sensaciones, las cuales pueden ser
estado afectivo su tono fundamental). Empero, se puede hablar de la angustia sin darle
articulo a la neurosis, por lo que los que hayan puesto al nervioso y al angustiado en la misma
individuo que la sufre una sensación de privación de acción, esto es, enfrentarnos a un
posiblemente en algunos casos ni siquiera huir. La angustia no tiene un fin, un sentido de ser.
Una cosa es la preparación ansiosa (tener ansiedad ante determinadas situaciones próximas),
porque nos sirve para prepararnos de antemano y quizá exhaustivamente ante un peligro o
situación a nuestro parecer severa; ahora, el desarrollo de la angustia nos paraliza esas
afectivo. Por supuesto, la cantidad de excitación y falta de aire del recién nacido tienen que
ver en la etimología del presente concepto, pues el mismo tiene relación estrecha con la
palabra respirar. Es un estado que se va repitiendo a lo largo de los años y nos suele
acompañar cada tanto. Ahora que sabemos algo de la angustia, pasemos a la patológica, a la
69
neurótica. Hemos hablado sobre una especie de ansiedad anteriormente, bueno, en este
apartado patológico Freud la denomina angustia de espera o espera ansiosa, que es la forma
convertirá en una neurosis de angustia. Incluso hay algunas angustias que se asocian a
determinados objetos y acciones, estas son las fobias (bien visibles a veces en los sujetos que
asociaciones específicas) y la angustia asociada a las fobias, una independiente de la otra. Son
enfermedades que están dentro del cuadro de la histeria de angustia y por lo tanto son muy
afines a la histeria de conversión, nos afirma Freud. Y resulta que hay una tercera forma de
relación no es clara, cosa que tal afección debe analizarse desde amplias perspectivas.
Hay algo muy interesante, una relación que establece Freud a partir de ahora. Lo que
desaparecer la angustia. Fijémonos en las obsesiones, acá los síntomas toman el lugar de la
angustia (porque es un hecho que habrá angustia en todas las neurosis), ¿por qué? Es fácil, es
la única manera de escapar de la angustia. Desviar por alguna razón la libido da lugar a la
Como se ha dicho repetidas veces en las conferencias anteriores que existe una
como si fuera un peligro real del exterior, convirtiéndose la libido en un peligro interior. La
huida del yo de su libido no lleva a otro lugar más que la angustia. Sin embargo, a Freud no le
34
“La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar". Forrest Gump (1994).
70
basta con esto y quiere ahondar en el desarrollo de la angustia, por lo que recurrirá a etapas
de la infancia para tal objetivo. En esta etapa podemos afirmar con total seguridad que la
angustia real es muy frecuente, como también innata y hereditaria; el niño no hace más que
reproducir la actitud del hombre primitivo. Freud toma aquí la concepción de Alfred Adler
hacia el exterior, sea por la consciencia de la propia debilidad e impotencia. Por ejemplo,
del miedo por ello es porque solo espera ver a su madre entre tales rostros; su tristeza o
se pudo mantener, cayendo ante la misma angustia. Cabe destacar, esta situación recién
educación dice Freud puede alterar negativamente el futuro del pequeño, porque la realidad
es que la ignorancia puede crear en el niño una idea errónea de sus capacidades (haciéndolo
sentir más capaz de todo) y se conduce sin experimentar angustia porque ignora el peligro; la
Sabemos acerca de la relación del yo con los instintos sexuales, y que ambos son
fuentes de energía del individuo porque de alguna manera le incitan a este a inhibir
aparentemente de buena estima social. Pero la pregunta que nos hace Freud es, ¿en el fondo
estas fuentes de energía son una misma?, es decir, ¿son iguales o distintas en su núcleo?
71
Las neurosis de transferencia nos han servido para entender a las fuerzas psíquicas
que hemos mencionado en el anterior párrafo, llegándonos a enterar ahora mismo que existe
mismísimo yo, esto es, el narcisismo35, concepto de Paul Näcke. Podríamos por esto tomar al
concepto como el inicio (eso sí, primitivo), del estado en el que surge el amor a objetos
exteriores. Pero hay una duda que es normal que surja tras estos dichos: ¿narcisismo es igual
a egoísmo? No, Freud nos dirá que el primero es el complemento libidinoso del segundo. En
simples palabras, el egoísmo busca lo que es útil para el individuo, mientras que el
narcisismo se centra solo en lo que lo satisface; inclusive, el egoísmo cuidará que la búsqueda
del objeto libidinoso no perjudique al yo. Confirmamos de esta manera que hay una libido del
yo, porque la libido objetal se transforma de esta manera en ella. Y aclaremos: esta libido por
Freud también dice que hay un leve esfuerzo por retornar a los objetos y por lo tanto
curarse. Pero es un esfuerzo al que no se puede ayudar de gran manera desde el lado
terapéutico, pues tratar a esta neurosis no da el mismo resultado que los tratamientos de
neurosis de transferencia, más que nada porque la resistencia de esta neurosis narcisista es
perplejos, sino que aprovecharemos y “espiaremos por encima del muro”, y lo haremos con
Paremos para analizar un poco al narcisismo. Freud nos dirá que existen dos tipos de
primera infancia, donde el niño canaliza su libido para arrojarla sobre sí mismo, ahí es donde
35
Proviene del mito griego de Narciso, un joven muy atractivo que sufrió el castigo de Némesis, la diosa de la
venganza, provocándole que el apuesto muchacho se enamore perdidamente de sí mismo al mirar su imagen
reflejada en el río.
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encontramos también las prácticas autoeróticas. Luego tenemos el narcisismo secundario,
situación que centra toda la libido en el yo, cuando debería de estar enfocada hacia objetos
exteriores. Nos comentará un poco Freud de igual manera sobre la manía o delirio de
forma patológica de defensa ante una tendencia homosexual fuerte y en donde la ternura se
genera de esta manera mucha angustia debido a esta ambivalencia del "te amo y a la vez te
Hay dos tipos de destino luego de la fase narcisista, esto es, del tipo narcisista o del
manifiesta, es decir, una conexión con un yo del otro que se asemeja bastante al del sujeto,
mientras que al segundo le atribuiremos una conexión de apoyo, donde el sujeto elegiría
La transferencia
basarán nuestras intervenciones? El psicoanálisis, nos dice Freud, da atención (eso sí leve) a
los factores hereditarios del paciente, y mucha más atención en los sucesos de la infancia y en
que está involucrada y tiene un importante rol en alguno de estos factores, estorba de alguna
manera en el sujeto, ¿le diremos al sujeto que la viva sin restricciones? Freud nos dirá que sí,
36
Freud usa también el término ascetismo, que es aquella práctica o estilo de vida que apunta hacia la
consecución de la perfección moral y espiritual, teniendo que renunciar a ciertos (muchos) placeres. Nos es de
gran utilidad usarlo para contrariar a la libertad libidinal o deseos libidinosos.
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hacer ganar a una por sobre otra porque de todas maneras vamos a tener en el sujeto, como
resultado, síntomas que expresen algún descontento psíquico; por ejemplo, en la neurosis
iremos a por el intermedio, un punto entre la vida sexual sin restricciones y el completo
A cada tanto Freud nos va recordando la premisa básica que hace al psicoanálisis y a
concepción de curar al paciente y que sea una nueva persona. Absolutamente no, esa persona
sigue siendo internamente la misma, lo único que cambió en ella es que solo tiene más
de curarse por parte del enfermo, que, por supuesto, ayudan a reconocer la resistencia y
acabar con ella, eso sí, si nosotros los analistas le proporcionamos una ayuda, una
resistencia y señalaremos lo que es reprimido. Pero sabemos que no es todo “color de rosas”
diversas formas, también la transferencia puede perjudicarnos. Este término debe su nombre
médico-paciente, como sea que la quieran llamar, puesto que no solo sucede en el campo
que es el de curarse.
paciente se encariña mucho, si su ternura hacia su psicoanalista crece tanto que hasta en su
casa no para de elogiar o comentar cosas acerca de su médico. Esta transferencia puede
74
sucederle al par paciente mujer joven-médico anciano como al par paciente adulto hombre-
médico hombre; es decir, hay un popurrí de combinaciones posibles. Pero no todo pasa por lo
sexual, también puede aspirar a tener una “amistad ideal” con el médico. Hay dos tipos de
transferencia, una positiva y otra negativa u hostil. La positiva puede ser lo erotizado, cuando
el paciente no ve más que un amante o siente una fuerte emoción hacia su analista, pero
también puede ser lo ideal, lo que está revestido solo por sentimientos amistosos hacia el
analista, por eso sería lo ideal. Por último, lo negativo en la transferencia es aquello que solo
encierra sentimientos de poco o nulo interés hacia lo que dice el analista, hasta criticando
acercarnos más rápido a los resultados esperados, y en tal situación no daremos importancia
al desarrollo mismo de la transferencia, solo dejaremos que suceda; eso sí, si resiste y solo se
forma de vencerla es haciéndole saber al paciente (y ponerlo en esa posición) de que tales
sentimientos no son ni por la situación ni por el médico en cuestión, sino que es porque tales
paciente para que vuelva a determinados recuerdos suyos, de esta manera, logrando acordarse
los sucesos que desataron tal relación o transferencia. Lo genial de eso es que nos terminaría
facilitando áreas psíquicas muy íntimas del paciente, es toda una herramienta terapéutica.
La enfermedad del paciente no cesa, de ninguna manera, pero una buena transferencia
lograría ser el punto de partida para que cambie de rumbo, adquiriendo los síntomas una
nueva significación; por ello a ciertas neurosis se las nombra de transferencia, por su
importante relación con ella y lo que puede resultar de su éxito o fracaso. En la transferencia
no vale tanto qué tan inteligente sea el paciente, como se ha mencionado en párrafos
anteriores, sino que aquí se vale más su capacidad de dirigir y revestir libidinalmente a sus
objetos. Ahí también juega el narcisismo, que Freud declara que el tratamiento se complica
75
mucho ante un paciente con esa característica a nivel neurótico (neurosis narcisista), pues no
habría transferencia o la misma sería escasa; estos pacientes permanecerían indiferentes ante
el médico. Freud no tiene planes para ellos, porque si no hay transferencia, no habrá cura.
La terapia analítica
Freud va a ocupar esta última conferencia para dar cuenta de detalles y cuestiones que
podrían no solo generar el adversario en contra de las prácticas psicoanalíticas, sino también
aquellos como los familiares del paciente o simplemente incrédulos que podrían poner en tela
fortaleció a la par de Bernheim y que al principio había funcionado pero que finalmente se da
cuenta que no era una herramienta para nada indispensable. La hipnosis es quizá una buena
herramienta, pero es superficial; queremos que el paciente pueda librar conscientemente sus
malestares psíquicos, no mediante una técnica que lo coloque en un estado donde no tenemos
una fuente fiable del inconsciente que tanto buscamos. A partir de ahí Freud abandona la
que ataca al mal desde su raíz, y, a su vez, educa al paciente mediante su sugestión
(transferencia). “Lo rápido” no forma parte de la terapia que ofrece Freud al mundo; la
obtención de resultados, con progresos visibles, como si se hubiese curado una enfermedad o
afección cualquiera en el hospital no es una perspectiva que deba llevarse hacia las terapias
37
Hay varias fuentes que indican que, si bien Freud tuvo sus fundamentos para abandonarla y son más que
suficientes para ello, el mismo era torpe en el uso de su técnica, es decir, que no le salía bien hipnotizar y por
eso termina por abandonarla.
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hasta intacta, marcando una gran diferencia con la terapia analítica, que si hace falta juega
Volvamos a esclarecer algunas ideas sobre la misión terapéutica a realizar sobre los
pacientes neuróticos. Sabemos que su libido es rebelde, se separó del yo y nuestra misión será
volver a anexar esa conexión perdida, es decir, poner de vuelta la libido en manos del yo. Está
bien, pero ¿dónde está mientras tanto la libido? Está en los síntomas. Recordemos: los
mismos le procuran al sujeto una satisfacción sustitutiva, debido a que el sujeto ya agotó toda
su energía en los mismísimos síntomas, y, encima, su libido no se liga a ningún objeto real.
Por esto es fundamental deshacernos de los síntomas, brindador de falsas esperanzas para el
sujeto y absurdos derrochadores de energía. ¿Cómo llevamos a cabo semejante tarea? Yendo
hacia el origen, despertar y manipular el conflicto original y orientarlo hacia una distinta
solución; acá es donde la transferencia es como “el campo de batalla”, nos dirá Freud, donde
Freud luego nos va a tirar otra gran curiosidad acerca del contraste de la vida
neurótica y la vida “normal”38. Nos dirá que los sueños de los neuróticos no se diferencian en
casi nada de los sueños normales, por lo que, sea de paso, aprovecha para comentar que el
hombre es un neurótico en potencia que, a pesar de que su único síntoma sea el del fenómeno
onírico, tiene procesos psíquicos idénticos que los del neurótico. Volvemos a lo dicho en otra
conferencia no tan lejana a esta: se trata de factores económicos, de cantidad. El hombre sano
no es neurótico porque sus procesos psíquicos (los que son relacionados a la neurosis) son
38
No nos arriesgaríamos a poner sin comillas a tal sujeto. Estamos tratando con un hombre que escribió toda
una obra (Psicopatología de la vida cotidiana) para dejar en claro que dentro de la vida del hombre sano
encontramos más indicios y procesos patológicos de los que nos podríamos imaginar, siendo algunos de ellos
parte de la vida del neurótico.
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Para terminar, tocaremos un tema que, si bien no hace mucho a la teoría, sí lo hace a
externo (ambiente del enfermo, lo que lo rodea) que no debe de molestar durante la terapia
analítica, y ahí Freud compara la situación con una cirugía. Imaginemos, nos dice, que
estamos en una importante cirugía y en cada incisión, cada corte fundamental para el éxito
del costoso trabajo está siendo acompañado de gritos y cuestionamientos de algún que otro
familiar o persona relacionada al paciente. Se trata de una de las cosas más indiscutibles de la
propuesta psicoanalítica. Uno no puede esperar, como se mencionó antes, una curación
instantánea, pues se trata de un proceso, todo un proceso en donde las expectativas del
familiar del paciente son aceptables, pero deben limitarse y dejar al psicoanalista y a su
paciente en la suya.
las charlas: los prejuicios. Y es que admite, penosamente, de que nunca va a lograr escapar, ni
él ni el psicoanálisis, de los prejuicios que quieran tumbar la teoría. Intente razonar, afirmar y
metódicas porque bueno, no estamos acá para contradecir a la teoría sino explicarla—, no
podrá sin embargo persuadir a todo el mundo. No pueden hacer nada contra ello, pero el
tiempo sí. El tiempo dirá si el psicoanálisis ha triunfado o perdurado por su efectividad. Freud
ha construido, se lo reconocemos, una sólida base que, en tiempos actuales, sigue dando de
78
Epílogo
Lo ha dicho Freud al final de las conferencias y lo repetiré acá: estas conferencias no explican
el psicoanálisis en su profundidad, solo nos acercan a él. Exactamente; estas obras son ideales
para alguien que desea comenzar a leer a Freud y darle “una mordida” al psicoanálisis. Sin
embargo, alguien que haya tenido contacto con bastante de la teoría, seguramente haya
notado que no solo faltó esclarecer y dar en profundidad conceptos importantísimos como el
complejo de Edipo o las pulsiones (que por cierto no se mencionan tal cual en estas
conferencias), sino que también faltó añadir un montón de conceptos quizá igual de
importantes que los mencionados. Freud dedicó las conferencias a médicos para nada
cercanos al psicoanálisis, por lo que tal exposición no nos debería de causar reproche alguno
contra su persona, es más, hay que aprovechar y tomar las lecciones como el primer escalón
para el entendimiento de muchos otros conceptos (que, sumando a los previos, en años
posteriores a estas conferencias irá añadiendo y completando más), pues si bien no se alcanzó
a dar satisfacer toda duda e incertidumbre, sí alcanzó para poner sobre la mesa temas como la
interpretación de los sueños, los síntomas y algo de la terapia, elementos sensacionales para
comenzar a generar conexiones que el complejo entramado teórico del psicoanálisis nos dará
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cuando leamos la mayoría (o todas) las obras de Freud, colegas, discípulos y post-freudianos,
Freud… cumplió.
PD: Si es posible, cualquier corrección del lector desearía que sea enviada a mi
80