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Hace mucho tiempo en un


lugar lejano mi abuela
contaba que un niño tubo un
sueño, un poco extraño por
su naturaleza. Soñaba que
miraba la tierra por medio de
un telescopio, él veía cosas
maravillosas que lo llenaban
de alegría. Todos los seres
humanos vivían en armonía,
respetando y protegiendo a
los animales. Cuidaban el
ambiente y todo lo que en el
se encuentra para que las
generaciones futuras
pudieran disfrutarlas
también.

Las familias vivían unidas,


se manifestaban en todo
momento amor, respeto,
solidaridad, cariño, etc. Los
padres y madres eran muy
cariñosos y jugaban en sus
ratos libres con sus hijos.
Siempre había tiempo para
ellos.
Los niños y las niñas eran
obedientes, sus vidas eran
llenas de paz y sabiduría ya
que estudiaban mucho, eran
tolerantes con sus
compañeros, no existía la
discriminación social ni
económica. Se aceptaban por
lo que son y no por lo que
tienen.
¡Era un mundo muy feliz!

El niño se despertó feliz y


con una inmensa sonrisa que
no le cabía en el pecho, por
el sueño tan bello que había
tenido pensando que todo
era real, mas al salir de su
casa se dio cuenta que todo
era un sueño y fue así que
sintió una inmensa tristeza al
ver que su mundo feliz no
era mas que un sueño…….

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