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UNIDAD V PENOLOGÍA

INTRODUCCIÓN

Dentro de esta unidad se estudiará el concepto de pena y medidas de seguridad.

Posteriormente, se analizará la clasificación de las penas, entre las cuales se encuentran: pena de muerte,
corporal, pecunia y de prisión, derivándose de ésta última las críticas que se le hacen, los sistemas penitenciarios y el
fracaso de la misma.

Así mismo se hablará de la individualización de la pena y las clasificaciones penitenciarias.

De igual forma, se abordará lo referente a las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos y lo
concerniente a la Organización de las Naciones Unidas.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:

5.1 Realiza las lecturas que se presentan en la unidad.

5.2 Elabora un resumen del concepto de pena y medidas de seguridad.

5.3 Realiza un cuadro sinóptico de la clasificación de las penas y medidas de seguridad.

5.4 Elabora una síntesis de la individualización de la pena.

5.5 Elabora un resumen de las clasificaciones penitenciarias.


5.6 Elabora una síntesis de las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos.

5.7 Elabora un ensayo de la postura de la Organización de las Naciones Unidas en relación al tema de
esta unidad.

5.8 Leer los siguientes artículos 30-67 del Código Penal para el Distrito Federal.

OBJETIVO PARTICULAR:

Analizar las penas y medidas de seguridad, su individualización, así como el sistema penitenciario.

CONTENIDOS:

5.1 Concepto de Pena

5.2 Pena y medidas de seguridad

5.3 Clasificación de las penas y medidas de seguridad

5.3.1 La pena de muerte


5.3.2 La pena corporal

5.3.3 La pena pecunia

5.3.4 La pena de prisión


5.3.4.1 Crítica

5.3.4.2 Los sistemas penitenciarios


5.3.4.3 El fracaso de la prisión

5.4 La individualización de la pena


5.5 Clasificaciones penitenciarias

5.6 Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos

5.7 De la Organización de las Naciones Unidas


[…] CAPÍTULO IX

PENOLOGÍA

“Las sociedades civiles deben estudiar los modos para conseguir que la punición corrija.
Pero deberían además estudiar los modos para impedir que la prevención corrompa”.

FRANCESCO CARRARA.

9.1 Pena "es la real privación o restricción de bienes del autor del delito, que lleva a cabo el órgano ejecutivo
para la prevención especial y determinada en su máximo por la culpabilidad y en su mínimo por la
repersonalización.

Por tanto, la Penología -de aceptar su autonomía como disciplina- tendrá como objeto de estudio, a esas
privaciones o restricciones de bienes del autor del delito.

Ahora bien, dentro de tales privaciones o restricciones, encontramos a las pecuniarias, a las corporales, y a
otras de diversa índole (suspensión en el ejercicio profesional, relegación, etc.). Su estudio, conocimiento, y efectos
son de gran utilidad. Nadie pone en tela de juicio la bondad de la individualización de la pena y/o la fijación del
tanto de la misma; pues con base en el estudio interdisciplinario del delito y del delincuente, se logra su mejor
manejo dentro del campo de la administración de justicia penal. […]

[…] La violación a las reglas (normas) de la vida social, causa perjuicios a la sociedad. Por este daño que ella
sufre, responde inflingiendo, al culpable, otro daño con el propósito de compensar el primero y restablecer un cierto
equilibrio.

Otras veces, esta respuesta social, se halla, aún inspirada en el resentimiento, que origina que el propio
ofendido o las víctimas del acto antisocial, traten de vengarse contra el culpable o contra su familia del daño que se
le causó. Ahí la expresión usada de “venganza social”. La misma idea subyace al hablar de la expiación impuesta al
culpable.

Después de largo tiempo, la justicia pública se esforzó para buscar serenar las pasiones, pero la opinión
pública ha exigido aún enérgicamente el castigo del malhechor. En ocasiones: la marca, la picota, la exposición
pública, la multa, toda ello, con claro matiz de expiación y retribución de la pena. Esta noción de “castigo” ha sido
sustituida por la concepción moderna de “tratamiento”. […]

[…] 9.2 La pena -se dice-debe ser escogida y aplicada de tal manera que evite el contagio moral. El castigo del
culpable debe provocar útiles reflexiones para aquéllos que se vean tentados a imitarlo. Esta intimidación colectiva
anima al legislador, quien utiliza a las penas susceptibles de impresionar a la opinión pública por su severidad, su
prontitud y su seguridad. […]

[…] La historia de los métodos punitivos y sistemas penales, puede dividirse en varias épocas. Así, penitencias
y confiscaciones fueron los métodos de castigo dominantes en la temprana edad media, en tanto que en las
postrimerías de esta última, lo fue un cruel sistema de penas corporales -en especial la pena de muerte-, mismo que
fue reemplazado durante el siglo diecisiete, por la pena de prisión como la mayor forma de castigo, y que hoy
perdura en sociedades como la nuestra.

El periodo moderno está caracterizado por un intrincado sistema de: prisión, multas y libertades bajo caución
y bajo palabra.

9.3 Ahora bien, si por penología entendemos "El estudio de los diversos medios de represión y prevención
del delito (penas y medidas de seguridad), de sus métodos de aplicación y de la actuación postpenitenciaria", 2
también entendemos que ella no puede ser explicada dentro del mundo de lo jurídico -a pesar de tener un marco
de referencia de tal naturaleza- en cuanto a su aplicación en la práctica. Pues ella rebasa ese mundo, al responder
más que a nada, a una política criminal determinada, que a su vez, no es más que una de tantas manifestaciones de
la actividad estatal. […]

[…] La pena de multa (pecuniaria), es el pago de dinero en concepto de retribución del delito o de la
infracción cometida.3 En la ley mosaica, encontramos ya la multa como pena de las que afectan el patrimonio del
condenado en la forma de pago de dinero. En la Grecia de SÓCRATES, la pena de multa fue vista, siempre, con
buenos ojos por los gobernantes, teniendo gran éxito como forma de incrementar el caudal fiscal. La multa en el
derecho romano, es una cuestión de derecho privado. Es en este derecho donde se le da su forma verdadera, con la
que llega a nuestros días, ya como institución del derecho público. […]

[…] Las penas pecuniarias o patrimoniales, fueron consideradas, durante mucho tiempo, como una de las
bases más importantes de la penalidad. Posteriormente fueron sustituidas, en razón de una supuesta mayor eficacia,
por la pena de muerte -actualmente en vigor, sólo en países cuya barbarie los lleva a proteger preferencias
culturales muy cuestionables a través de ese medio- y, más tarde, por la pena de prisión, actualmente, en franca
crisis.

La pena pecuniaria, al igual que las demás, evoluciona en su cómo, en su por qué, y en su por quién. Pues con
la organización de los seres humanos, surge la estructura de poder, que vendrá a establecer papeles y roles para los
individuos. Siendo los que se hallen en las más altas posiciones, quienes, en tiempo y espacio determinados, las
establecerán y las aplicarán, en protección de sus muy particulares intereses o de los del grupo al que pertenecen
y/o representan.
Por otro lado, como toda pena, la multa -o la reparación del daño-, se supone, deben traer un sufrimiento a
quien la sufre, pues la pena, además de ser impuestas por una autoridad "legítima", como consecuencia de la
comisión de un delito, implica también: sufrimiento, dolor, aflicción.

Dentro de nuestro sistema jurídico-penal, la sanción pecuniaria comprende la multa y la reparación del daño.
Esta última, cuando debe ser hecha por el delincuente, tiene carácter de pena pública, y carácter de responsabilidad
social, cuando debe hacerse por terceros.

La confiscación, como pena pecuniaria, ha sido definitivamente proscrita de nuestra legislación penal. La
confiscación (confiscatio) proviene de fiscus, que originariamente era una canasta destinada a contener dinero,
luego se dio ese nombre al tesoro del Estado o tesoro común y, en Roma, al tesoro imperial. Como pena "castigo",
fue creada por el dictador SILA, en el último siglo de la República, quien la utilizó al lado de otra arma contra sus
enemigos políticos; la proscripción, lo que en el fondo no respondía más que a una finalidad lucrativa para el
gobierno.

Esta proscripción consistía en declarar a un ciudadano fuera de la ley, es decir, privado de todos los derechos
civiles y políticos, sin protección de ninguna clase contra cualquier atentado, por capricho, arbitrario o inicuo que

2 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Apuntes de Penología, p. 19.

3 Vid CABANELLAS, G.: Diccionario de Derecho Usual. T.III. Edit. Omega B. Aires. 1968, pág.
fuese. Desde su nacimiento, tal engendro fue objeto de grandes abusos, pues a través de su arbitrario
procedimiento, mismo que comenzaba con "acción popular", el déspota SILA eliminaba a sus enemigos políticos
más prominentes y, lo que era también importante, se hacía de más fondos para el sostenimiento de su poder,
mediante la confiscación de los bienes de las personas que caían en aquella situación. […]

[…] Por último, diremos que si bien es cierto, que la multa como pena es aflictiva, por cuanto significa una
privación patrimonial y con ello acarrea un sufrimiento, también lo es, que no podemos generalizar que así sea para
todos los sujetos, pues como bien afirma Von HENTIG "El legislador quien quiera que sea, no es un hombre pobre.
No carece de módulo para la pena capital y la reclusión. Pero a una cantidad de diez marcos le atribuye una
significación completamente distinta de la que tiene para una viuda con mucha familia", lo que ha traído respuesta
más humillantes, en función del poder adquisitivo con que se cuente, pues los códigos han establecido, para burla
de los económicamente débiles, la conmutación de la multa por prisión o arresto, según los casos, para los
insolventes, o por la prestación de un determinado trabajo en "beneficio de la comunidad.

Por ello pensamos, que si penas como la prisión, han caído en franca crisis por su ineficiencia y cuyo abuso
"ha causado un franco deterioro en todo el sistema penal", también la pena de multa acusa graves problemas, por
el propio sistema económico que a nuestro país le toca vivir, un mundo donde tiene cavidad el pensamiento de
BECCARIA que afirma "Los seres humanos libres piensan en la ciencia, en los intereses de la nación, admiran asuntos
grandes y tratan de imitados; pero los seres humanos esclavizados, satisfechos con el día presente, buscan en el
estrépito del libertinaje una distracción al aniquilamiento en que se ven; acostumbrados a la incertidumbre del éxito
de todo". Esto es, que esos seres humanos esclavizados, hoy, no con cadenas o en galeras pero sí en fábricas y
talleres, explotados y enajenados, efectivamente sólo piensan en el presente, sin preocuparles el futuro; porque a
ello los conduce ese sistema económico imperante. Por lo mismo, ni la amenaza ni el castigo -y mucho menos la
pena pecuniaria- los disuade en la comisión del delito.

Sin embargo, existe otra corriente de opinión, fundamentalmente, entre los criminólogos, en el sentido de
considerar a las medidas de seguridad como una alternativa a la poca o nula eficacia que la pena como sanción
tradicional reportaba, su origen no va más allá de la concepción de STOOS. Esto es, que no solamente llegan a
considerar a las medidas de seguridad dentro del derecho penal sino aún dentro del derecho administrativo, como
prevención de las causas que generan deficiencias en el ser humano, es decir que, para ellos es necesario que las
medidas de seguridad salgan del radio de acción penal, ya que su dogmatismo (nullum crimen, nulla poene sine
lege) obstaculiza su aplicación. En cambio en el campo administrativo tendrían mayor operacionalidad, dado que en
él no se presentan principios tan rígidos como el de legalidad y, sobre todo el de culpabilidad. Considerando que, la
política criminal, nos conduce en un momento dado ante realidades concretas que requieren soluciones concretas,
que, muchas veces, no coinciden con los marcos teóricos existentes. De aquí que se plantee como una medida
positiva de política criminal, la despenalización, en ciertos casos, por ejemplo, de los llamados "delitos
imprudenciales", para llevarlos al campo administrativo, en el cual existe una mayor rapidez en la tramitación y una
mayor eficacia en la ejecución.
9.4 En cuanto a la posición de seguir considerando a las medidas de seguridad, dentro del derecho penal.
Cabe hacer la distinción hecha en relación a las penas. Esto es, diferenciar las tres instancias que concurren en su
universo: la legislativa; la judicial; y la ejecutiva.

En cuanto a la primera, así como la punibilidad, también se trata de una mera descripción de consecuencias,
pero aquí, en relación a los inimputables permanentes. Esto no puede ser de otra manera, pues sabemos que los
eventos antisociales son realizados por seres humanos entre los cuales es necesario establecer una distinción: los
seres humanos, con plena capacidad mental, y los seres humanos que, de alguna manera, están afectados en su
capacidad mental. Esta diferencia nos conduce a la afirmación acerca de la existencia, en los códigos penales de dos
clases de normas: las normas penales elaboradas para contemplar las conductas de los seres humanos plenamente
capaces en lo mental, y las normas penales que se elaboran para captar las conductas de los seres humanos que
tienen afectada de alguna manera su capacidad mental.

En cuanto a este último se refiere, al realizar acciones que lesionan o ponen en peligro un bien, ha de hacerlo,
para merecer la aplicación de una medida de seguridad, sin que medie justificación alguna. Si el sujeto, por el
contrario, al lesionar o poner en peligro al bien, con su acción va a salvar un bien y no tiene otra alternativa de
actuación no lesiva o menos lesiva, no le será aplicable la medida de seguridad, por estar justificada su conducta. 5

La descripción de las medidas de seguridad es elaborada por el legislador en forma general y abstracta, y no
depende, en cuanto a su existencia, de la realización de las particulares y concretas acciones antisociales. Por estas
razones, es necesario evitar toda confusión entre los tres problemas que se enuncian de la manera siguiente: a)
Descripción (legislativa) de las medidas de seguridad; b) Aplicación (judicial) de las medidas de seguridad; y c)
Ejecución (por el poder ejecutivo) de las medidas de seguridad.

A diferencia de la punibilidad (como parte de las normas penales para imputables), la descripción legal de las
medidas de seguridad no está orientada precisamente a la prevención general, es decir, no es una conminación
penal. Más bien, puede afirmarse que la descripción se formula, tan sólo, para fundamentar normativamente la
privación o restricción de bienes del inimputable permanentes, en protección de la sociedad. Sin embargo, no se
trata de una real y concreta privación o restricción de bienes del autor. Es, tan, sólo, el señalamiento de la
consecuencia que sobrevendrá a todos los sujetos inimputables permanentes abarcados por el supuesto normativo
y, como tal, se encuentra en los códigos penales.

Precisamente por lo que acabamos de apuntar, no parece que la denominación más adecuada, en este nivel
legislativo y a falta de una etiqueta más breve, es: "descripción legal de medidas de seguridad".

La legitimación está dada por la necesidad social emanada de la realización de las conductas antisociales.

Ahora bien, en relación a los inimputables permanentes, no podemos decir que la descripción legislativa de
las medidas de seguridad debe ser idónea para la prevención general, pues precisamente la alteración de su
capacidad mental no les permite comprender las prohibiciones penales. No obstante, sí vale afirmar que esa
descripción legal debe ser, en lo cualitativo, idónea para la simple protección del bien tutelado en el
correspondiente tipo legal, y, en lo cuantitativo, proporcional a la magnitud del daño causado por la conducta.
Dicho de otra manera; la clase de medida de seguridad descrita en la norma penal depende: a) Del rango valorativo
del bien tutelado; b) De la lesión o puesta en peligro del bien tutelado.

Lo anteriormente señalado, permite ver que la finalidad que se persigue con la descripción legal de las
medidas de seguridad es el aseguramiento de bienes individuales o colectivos y, en última instancia, de la sociedad
misma.

Por tanto, podemos decir que la descripción legal de las medidas de seguridad es el mero señalamiento de la
privación o restricción de bienes del autor de la acción típica, injustificada y peligrosa, formulado por el legislador
para el aseguramiento de la sociedad, y determinado cualitativamente por la magnitud del bien y del ataque a éste.

En relación a los particulares y concretos hechos típicos del inimputable permanente, determinados por la
peligrosidad, parece conveniente establecer previamente que en materia de delitos existen, entre otros, tres
principios fundamentales:

5 Véase BARRITA L., Fernando A.: Derecho Penal de Inimputables permanentes. Contenido de las normas penales. Justicia 83 No. 1 vol. 1.
a) No existe delito, sin tipo;

b) No existe punición sin punibilidad;

c) Tampoco existe punición sin delito.


En cuanto a los hechos típicos de los inimputables permanentes, podríamos decir paralelamente lo siguiente:

a) No existe hecho típico del inimputable permanente, determinado por la peligrosidad, sin el tipo legal
respectivo;

b) No existe aplicación de ejecución de medidas de seguridad, sin la previa descripción legislativa de las
mismas;
c) No existe aplicación ni ejecución de medidas de seguridad, sin la previa comisión del hecho típico,
determinado por la peligrosidad.

Lo que queremos subrayar es que para la aplicación y ejecución de las medidas de seguridad, son necesarios
dos fundamentos: un fundamento normativo y un fundamento fáctico. El fundamento normativo está dado por la
norma penal; tanto por el tipo como por la descripción de las medidas de seguridad. El fundamento fáctico está
dado por el hecho típico cometido por el inimputable permanente; pero este hecho servirá de fundamento a la
aplicación y ejecución de las medidas de seguridad sólo si satisface todos los requisitos exigidos en el tipo legal, y,
además, también satisface la correspondiente exigencia de peligrosidad manifestada en ese particular y concreto
hecho típico.

La aplicación de las medidas de seguridad corresponde, por exigencias constitucionales relativas a la división
del ejercicio del poder público, a los jueces penales, quienes la realizan a través de la sentencia penal, En esta
instancia judicial, tampoco se lleva acabo una real y concreta privación o restricción de bienes del autor de la
conducta típica, injustificada y peligrosa. El órgano jurisdiccional únicamente dicta un mandato, particular y
concreto, cuyo contenido es una orden de privar o de restringir un bien al autor. Esto es, el juez fija, tan sólo, la
particular y concreta privación o restricción de bienes del autor; pero será el órgano ejecutivo el que llevará a cabo
esa privación o restricción de bienes, en los términos señalados en la resolución judicial.

La legitimación proviene aquí de la particular y concretan acción típica, injustificada y peligrosa, cometida por
el inimputable permanente y que se probó plenamente en el procedimiento penal.

Por último, por lo que se refiere al criterio para determinar la aplicación judicial de la medida de seguridad,
sólo puede ser cuantitativo. El criterio cualitativo está excluido porque el juez ya no se plantea la pregunta acerca de
cuál es la clase de medida de seguridad que, por ser la idónea, debe dictar en su resolución. Este problema no es
propio de la aplicación judicial, sino de la descripción legislativa; por ello lo diremos una vez más, es un problema
del legislador. El juez, simplemente aplica la medida de seguridad correspondiente al hecho típico cometido. Pero,
en cambio, el juez tiene ante sí un serio problema cuantitativo. Si la medida de seguridad está descrita en forma de
intervalo, con un mínimo y un máximo, ¿cuál es la base para determinar el punto específico del intervalo que a título
de aplicación va a dictar el juez en la resolución? La respuesta es: la cantidad de peligrosidad exteriorizada a través
del particular y concreto hecho típico cometido, y nunca superior a ésta. La peligrosidad es el criterio rector de la
actividad del juez y que no debe olvidar en su resolución, preservando al inimputable del uso arbitrario del poder
estatal penal.

Entendemos a la peligrosidad de dos maneras distintas: a) Como un modo de ser del sujeto (estado del sujeto)
y, por tanto, como la manera de probabilidad de que el sujeto cometa (futuro) conductas antisociales; así entendido,
la peligrosidad es previa e independiente de la realización o no realización de conductas típicas; b) Como un
conjunto de circunstancias (marco de referencia) que generan y rodean a la comisión de la particular y concreta
acción típica, injustificada y peligrosa.

La segunda noción de peligrosidad que acabamos de esbozar, es la que precisamente debe tomar en cuenta
el juez para hacer la aplicación, en el caso concreto, de la o de las medidas de seguridad legisladas. Es inadmisible
una sentencia penal que se apoya en la peligrosidad entendida como estado (modo de ser) del sujeto. El estado
peligroso nunca debe servir de base para la sentencia penal; en cambio, sí debe funcionar a nivel de ejecución. Aquí,
en la ejecución, la medida de seguridad disminuirá cuantitativamente en función o cesación del estado peligros. De
lo contrario podríamos vernos envueltos en lo que ya ha llamado la atención: los peligrosos de la peligrosidad.

No es casualidad observar cómo las ideas positivistas prenden con mayor fuerza en determinados climas
políticos, como los que sufren los países bajo gobiernos totalitarios, donde se sistematizan y amplían, Dejándose
aparecer como ideas exóticas en los climas políticos de sistemas, al menos desde el punto de vista formal,
democráticos como es el caso de nuestro país, donde en legislaciones secundarias de algunos Estados, verbigracia
el de Oaxaca, aparecen en forma expresa en los artículos 46 y 47 en el sentido siguiente:"El apercibimiento consiste
en la conminación que el juez hace a una persona, cuando se teme con fundamento que está en disposición de
cometer un delito, ya sea por su actitud o por amenazas, de que en caso de cometerlo que se propone u otro
semejante, será considerado como reincidente"; "cuando el juez estime que no es suficiente el apercibimiento,
exigirá además, al infractor caución de no ofender. La caución podrá consistir en fianza que otorgue el propio
infractor o en la que otorgue un tercero: el monto o duración de la garantía será fijada por el juez teniendo en
cuenta la importancia del bien jurídico amenazado y la probable duración del peligroso. Si el infractor no otorgare
la caución dentro de un mes contado desde que cause ejecutoria la sentencia, se aplicará en vez de esta medida,
prisión de tres días a tres años lo que se deberá especificar en la propia sentencia, precisando el tiempo que debe
durar dicha prisión".6

Estos artículos rompen con todo el sistema penal, si no veamos: ¿qué pasa con la prisión preventiva? ¿en qué
momento opera? ¿y la libertad caucional?

Además, cómo medir esa capacidad para delinquir, para la aplicación de medidas preventivas (de seguridad),
si el sujeto no ha dado el paso al acto. ¿Cómo hacer que llegue ante el juez y este pueda apercibirlo?, sí el Ministerio
Público no puede ejercitar acción penal si ni siquiera ha podido iniciar averiguación previa, pues no se ha cometido
ninguna acción u omisión típicas, o ¿acaso, así como se inicia contra quién resulte responsable, Q.R.R., se iniciará,
por si las dudas, por el delito que aparezca P.E.D.Q.A."? ¿ cómo y por qué podrá sentenciarlo el juez, para
concederle treinta días para que otorgue la caución de no ofender?, en fin, ¿cómo podrá el juez legitimar su
punición en el caso de que no se otorgue la caución de no ofender? si no se ha realizado el hecho típico,
antijurídico (o, en su caso injustificado) y culpable, (o, en su caso, peligroso). Esto es: ¡pena sin delito! (peligrosidad,
predelincuencial).

Los jueces -explica MAURACH- aplican penas, pero también medidas de seguridad; ya que la pena no es el
único recurso que tienen a su alcance, y, hasta hoy, los teóricos sólo han hablado de la culpabilidad pensando en la
pena y de esa manera han elaborado su teoría, es decir; hablando de una culpabilidad que permite aplicar la pena y
no de una culpabilidad que permite aplicar las medidas de seguridad.

Él se pregunta ¿basta que haya conducta y antijuridicidad para aplicar una medida de seguridad? pues si hay
conducta, antijuridicidad pero no culpabilidad, pues no hay delito. En cambio si existieran las tres se podría aplicar la
pena.

6 Código Penal para el Estado Libre y Soberano de Oaxaca. Edit. Cajica.


Para aplicar la medida de seguridad -dice MAURACH- no basta la conducta y la antijuridicidad sino que es
necesario otro dato, y que es un mínimo de responsabilidad, para así, poder atribuirle la conducta al sujeto. No
basta la conducta antijurídica si no que debe atribuirse al sujeto. Pero no es la atribución subjetiva de la
culpabilidad. Se necesita -insiste MAURACH- abarcar a todos los sujetos que caen dentro del derecho penal, pero
no bajo un juicio de reproche, sino bajo un mínimo de responsabilidad: exige un mínimo de exigibilidad, luego la
imputabilidad y, por último, el conocimiento potencial de la ilicitud. […]

GUÍA DE AUTOEVALUACIÓN

I. CONTESTA BREVEMENTE LO QUE SE TE PIDE A CONTINUACIÓN.

1. Da un concepto de pena.

2. Señala cuál es el objeto de estudio de la penología.

3. Señala que debe provocar el castigo del culpable.

4. Menciona cuáles fueron los métodos de castigo dominantes en la temprana edad media.

5. Menciona que pena sustituyó a la pena de muerte en el siglo XVII.


6. Señala que penas se aplican en el período moderno.

7. Da un concepto de penología.

8. Define la penal de multa.

9. En nuestro sistema jurídico, señale que comprende la sanción pecuniaria.

10. Porqué se dice que la pena de prisión ha caído en franca crisis.

11. Describe las medidas de seguridad en sus aspectos: legislativa, judicial y ejecutiva.
12. Menciona los 3 principios fundamentales de los delitos.

13. Menciona los elementos fundamentales para la aplicación y ejecución de las medidas de seguridad.

14. Señala el aspecto que debe tomar en cuenta el juez al momento de dictar sentencia.
15. Explica la peligrosidad.

16. Menciona las penas que regula el Código Penal para el Distrito Federal en su artículo 30

17. Menciona las mediadas de seguridad que regula el Código Penal para el Distrito Federal en su artículo 31.

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

Orellana Wiarco, Octavio A. Manual de Criminología. Ed. Porrúa, S.A. México, Vigésima primera edición.
México 2005.

Sergio H. Cirnes Zúñiga. Criminalística y Ciencias Forenses. Ed. Harla. México 2000.

http://www.pgjdf.gob.mx/periciales/especialidades/Criminologia.htm
Fichas bibliográficas de los documentos

Documento Ficha

5. A. BARRITA LÓPEZ, FERNANDO A.,

MANUAL DE CRIMINOLOGÍA,

Ed. Porrúa, México, 1996.

Págs. 167, 168-169, 170, 171, 173, 174, 175-182.

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