Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
BIBLIOGRAFÍA CITADA
687 Un caso de excepción parece ser el de los psicópatas, que se caracterizan precisamente por la falta de empatía con los
otros, la falta de comunicación sensible y no por el desconocimiento de hechos ni por la comprensión de injusto. En todo caso, cabe
cuestionar la real comprensión del sentido normativo si la perturbación emocional supone una situación de incapacidad para
motivarse por la norma, o afecta la capacidad de sentido. El desarrollo de estudios sobre las emociones debiera resolver también
casos como el de los psicópatas.
688BOECIO (1918) col. 1343, Capt. III: "Persona est rationalis naturae individua substantia". Sin embargo, no deja de llamar la
atención la importancia que da a la tristeza, cuando trata la consolación de la filosofía. Puede ser relevante considerar que Boecio,
en el s. VI, vivió inmerso en el contexto griego que no distinguía esencia de existencia, por lo que persona no puede ser un sujeto de
existencia, como advierte DUSSEL (1967), p. 102. AQUINO (1266-1273) I, q. 29, a. 1., in c, también toma una noción semejante, pero
la depura al independizar a la persona de su condición racional, un subsistente distinto en naturaleza racional (" Distinctum
subsistens in aliqua natura rationali").
689BOETHIUS (2005).
690BOECIO (1997), pp. 27-29.
691MATURANA (2001), pp. 8-10, 13. Declara que decir que lo racional define al ser humano es una "anteojera".
692 Es interesante la observación que hace respecto del cambio de emoción que supone también un cambio de dominio de la
acción; al igual que la selección de premisas para actuar a priori desde la emoción.
693 La crítica va muy en la línea del rechazo de los elementos subjetivos en general en pro de una conceptualización normativa
pura o extrema que alcanza a la definición de dolo, como la propuesta de PÉREZ (2012), pp. 169-211.
694LERSCH (1966), pp. 25-26.
695 Veremos que esta relación con el exterior está dada tanto respecto de la manifestación de la conducta como por el estímulo
que provoca la perturbación que influye en ese dominio de acción. Así, destaca la conexión con el mundo exterior, que
hace GUERRA (2019), p. 67, aunque aquí se cuestiona que la apertura del estímulo sea sinónimo de existencia de un peligro o mal
futuro real. Hablaremos de dos relaciones externas a la afectación propia del miedo como emoción, la referida al estímulo y la
vinculada con la conducta que se desarrolla en el mundo.
697 El énfasis en la mente o, mejor, en el cerebro, puede hacer olvidar las emociones. Las investigaciones sobre el cerebro han
pretendido influir en la culpabilidad, el juicio de imputación personal final, y en la pena. Aunque con una mirada crítica, véase el
problema general en FEIJOO (2011), pp. 3-8, 18, 19. No todo estudio neurocientífico las excluye, como los trabajos de
neurofenomenología de VARELA. Así, se mueve más allá de la paradoja entre una impresión original en el tiempo coloreada por
afecto y la primacía de los afectos que subyace a la temporalidad. En cambio, busca y muestra una síntesis no dual de los afectos,
que constituye al ser y al mismo tiempo tiene una apertura radical a lo que va a venir. Enseña que las emociones no pueden
separarse de la constitución recurrente. Neurológicamente, las emociones pueden asociarse a un conjunto relativamente estable de
correlatos neuronales VARELA (1997), pp. VII. 1 y VII. 3.
698LEÓN (2006), pp. 361-381.
699 Destaca especialmente el interés de la filosofía contemporánea desde mediados del siglo XX, como KENNY (1963).
700RADBRUCH (2018), p. 2. Distingue la mera representación de resultados de muerte de la "experiencia fuerte de los valores de
sentimiento involucrado" en concreto.
701 La separación calza con los diversos niveles de imputación, que ya se observa en DARIES con la distinción de una
imputación del hecho de primer nivel y otra imputación jurídica de segundo nivel, del hecho antijurídico a la culpabilidad del
agente, DARIES (1754) obs. XLII, § 21. Como se sabe, la división fáctica y jurídica tiene antecedentes en ARISTÓTELES (imputatio
facti / imputatio iuris). Un desarrollo actual de las categorías de imputación puede verse en la distinción entre normas de conducta y
reglas de imputación con HRUSCHKA; también con KINDHÄUSER; en nuestro país, MAÑALICH; en España, SÁNCHEZ-OSTIZ.
702RADBRUCH (2018), pp. 2-3.
703RADBRUCH (2018), pp. 3-4.
704 Incluso, las tesis que se ocupan por definir las emociones suelen distinguirse entre "teorías del sentir" y "teorías
cognitivistas"; véase, con una opción crítica, VENDRELL (2009), pp. 219 y ss. Aquí se cuestiona también la escisión de tal perspectiva
en un fenómeno global.
705MATURANA (2001), pp. 11-13. Enseña que lo central en la evolución "está en el cambio de modo de vida y en su conservación
en la constitución de un linaje de organismos congruentes con su circunstancia y no en contradicción con ella". La referencia de las
emociones a dominios de acción en el que nos movemos conduce a MATURANA a señalar que no hay acción humana sin una
emoción que la funde. Llega a destacar una emoción como base para que pueda darse un modo de vida en el que se origine el
lenguaje, ella es el amor. No es tan errado así identificar a las emociones con el corazón del ser humano, sin limitarse a algún sexo
o género.
706 En este sentido, es particularmente interesante el estudio de HANSBERG (2001), pp. 6 y ss., que examina las características
de las emociones que les admite un lugar en el "espacio de las razones". Advierte, a su vez, que las emociones responden a
razones, lo que rescata la exigencia de un estímulo o factor desencadenante.
707 Puede ser interesante tener presente en general la noción de sentido de la acción de ARISTÓTELES, como
destaca VIGO (2008), pp. 56-63. VIGO advierte primero la preferencia causalista de la acción ya en un plano lingüístico, por la
confusión entre acción y efecto, que no sigue el alemán ni el griego. En ambas lenguas se emplean términos diferentes para
agencia y para efecto: Handlung y Wirkung y prâxis y poíesis. Subraya que Aristóteles profundiza la diferencia desde la conexión de
sentido de toda verdadera prâxis, que exige también la "capacidad de 'decisión deliberada'", la proaíresis. Precisa además que es
un contexto de deliberación amplio, referido finalmente a la opción por cierta forma de vida. Especialmente, VIGO (2012), pp. 54, 56-
58. Esta idea se conecta con la relación que, veremos, hace MATURANA de las emociones (referidas a dominios de acción) con cierto
modo de vida, que es lo que definiría a la especie humana.
9. El que obra violentado por una fuerza irresistible o impulsado por un miedo insuperable"..
3ª. La de haber precedido inmediatamente de parte del ofendido, provocación o amenaza proporcionada al delito.
4ª. La de haberse ejecutado el hecho en vindicación próxima de una ofensa grave causada al autor, a su cónyuge, o su
conviviente, a sus parientes legítimos por consanguinidad o afinidad en toda la línea recta y en la colateral hasta el segundo grado
inclusive, a sus padres o hijos naturales o ilegítimos reconocidos.
5ª. La de obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato y obcecación".
712 Se llaman básicas o primarias porque de ellas se derivan las otras emociones, pero la inclusión de emociones en este grupo
es variada. Véase, ALONSO et al. (2006), pp. 44-47. Especial relevancia tiene el mapa de emociones de EKMAN (1973). Como
emociones básicas aparece el miedo, la sorpresa, la ira, la tristeza, la alegría y el asco. La numeración cambia según los autores,
pero el miedo siempre aparece como básico.
714 Esta idea explica la compresión del miedo como perturbación anímica.
716 En este sentido, es interesante el estudio de GUERRA (2019), pp. 56, 57, 71, 83, 84, del miedo como "impulso irresistible",
que toma de LABATUT. Con esa idea advierte que en el miedo no hay alteración del juicio de la realidad, el agente puede distinguir
actos perceptivos y actos imaginarios. Así, llega a excluir los peligros imaginarios para configurar el miedo. Más que distinguir entre
esos actos, cabría decir que el sujeto es susceptible de ambos actos porque mantiene su capacidad cognitiva. De este modo, el
agente puede percibir peligros y también imaginarlos. Además, concibe este aspecto cognitivo para el miedo, separado de la
angustia, que sería la emoción, GUERRA (2019), p. 84. No parece admitir consideraciones cognitivas en las emociones.
718 Como hemos visto, destacan los estudios de VARELA (1997) VII. 1 y VII. 3.
719HERNÁNDEZ (2011), p. 247.
720 Toma la distinción de POLITOFF entre emociones débiles (miedo, confusión, desesperación) y emociones fuertes (indignación
e ira). Aquí se prefiere la separación entre emociones agresivas y emociones defensivas, como plantea ROXIN (1981), pp. 80, 81 y
153, pues la fuerza puede confundirse con los efectos jurídicos, cuando no se condice con la regulación chilena (la "débil", como
miedo, eximen de responsabilidad; mientras que la fuerte, como la ira, solo puede configurar una atenuante). Respecto de la
clasificación de las emociones según nos mueven a aproximarnos a algo o a evitarlo ALONSO et al. (2006), pp. 44 y ss.
721HERNÁNDEZ (2011), pp. 253-254.
722 La discusión sobre el juicio general o individualizador atiende al baremo de medición del miedo y su magnitud (su carácter
insuperable, o la calidad irresistible de la fuerza), que no ha de confundirse con la estructura del miedo, las exigencias estructurales
que lo definen.
724 Así, especialmente GUERRA (2019), pp. 57, 59, 66, 68-69, 77-85, aunque con una noción amplia de peligro, que incluye
peligros internos. Esta idea puede ser compatible con la aceptación que aquí se hace de estímulos internos, a pesar de su distinción
de peligros reales.
725 Es interesante la advertencia que hacen POLITOFF et al. (2004), pp. 346-347, sobre la referencia a jurisprudencia española
que alude a un mal efectivo.
729MAÑALICH (2013), p. 742.
730VELÁSQUEZ (2011), pp. 992-993. Afirma que lo relevante es la existencia de la emoción y cita estudios psicológicos respecto
de distintas causas o estímulos, instintiva, racional o imaginativa.
731 Aunque esta consideración parece evidente frente a la imputación de conductas, no lo es tanto respecto de la definición del
miedo, cuando los estudios se centran en el estímulo y la perturbación anímica. VELÁSQUEZ (2011), p. 994, también destaca este
aspecto. Considera como un tercer requisito que la conducta realizada sea fruto del miedo.
732HEIDEGGER (2006) § 30, pp. 143-146. Como se sabe, se ocupa del ser en la vida misma, del Dasein desde el estar en el
mundo. Destaca los modos de vida en el análisis existencial, donde confluye la disposición afectiva (Befindlichkeit) y la comprensión
(Verstehen).
733 "El ente que está constituido esencialmente por el estar-en-el mundo es siempre su «Ahí» [ Da]", HEIDEGGER (2006) (132),
p. 136. En el estar en "ahí" (Da), en el mundo, hay una apertura hacia su facticidad, un estado existencial de aperturidad
(Erschlossenheit). Así lo muestra de modo particular respecto de los estados de ánimo, "el estado de ánimo ya ha abierto siempre el
estar-en-el mundo en su totalidad, y hace posible por primera vez un dirigirse hacia...", HEIDEGGER (2006), p. 161.
734 La aparente contradicción nominal se descarta con el examen del objeto de referencia. Cuando se habla de factor externo se
toma en cuenta a la emoción que se genera, es un elemento externo a ella; y cuando se alude a estímulo interno la referencia es el
propio individuo como contexto en el que surge el estímulo, pero que sigue siendo ajeno con relación a la emoción.
740 En De partibus habla de enfriamiento del cuerpo y de exceso de agua en el corazón y en la sangre, y en otros textos añade
efectos corporales, como el temblor y la palidez. Véase TRUEBA (2009), p. 150.