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TEMA 1

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DERECHO PENAL

La VENGANZA PRIVADA:

Es en los primeros tiempos de la humanidad. El hombre actúa por instinto para protegerse a sí
mismo y a su familia. El castigo se depositó en manos de los propios particulares; de modo que si
alguien sufría un daño tenía derecho a tomar revancha y, por tanto, reprimir al responsable. Para
evitar excesos en la “venganza”, se sirvieron del principio contemplado en la Ley del Talión, que
significa “ojo por ojo, diente por diente”, mediante la cual la comunidad sólo reconocía al ofendido
el derecho de causar un daño de la misma magnitud que el inferido. En relación a este período,
Cuello Calón comenta: “La venganza dio origen a graves males, a sangrientas guerras privadas
que produjeron el exterminio de numerosas familias. Como los vengadores al ejercitar su derecho
no reconocían limitación alguna y causaban al ofensor o su familia todo el mal posible, para evitar
las perniciosas consecuencias de una reacción ilimitada atenuose ésta por medio del Talión,
según el cual no podía devolverse al delincuente un mal mayor que el inferido a su víctima. Su
fórmula fue 1 “ojo por ojo, diente por diente”. Con el transcurso del tiempo apareció otra limitación
de la venganza, la composición, mediante la cual el ofensor y su familia rescataban del ofendido
y de los suyos, mediante el pago de una cantidad el derecho de venganzas.” Venganza individual:
Consiste en que el ofendido realiza su venganza por mano propia, de manera desproporcional.
Venganza familiar: Aparece la Ley del Talión, su antecesor más remoto es el Código de
Hammurabi, que ya hace un esfuerzo por evitar la desproporcionalidad de la venganza del
ofendido, donde el grupo familiar del afectado realiza el acto de justicia causando igual daño al
ofensor.

VENGANZA PÚBLICA, Y DIVINA:

Es un acto de venganza, pero ejercida a través de un representante del poder público. Aquí
simplemente se traslada la ejecución justiciera a alguien que represente los intereses de la
comunidad, inicialmente, en su manifestación más primitiva organizarse el Estado se traspasó a
órganos especiales (jueces y tribunales) el arreglo imparcial de las penas arrancándolo a los
ofendidos y limitando su derecho a la venganza. Se organizó todo un sistema probatorio y la pena
se fue objetivando e independizando del sujeto que la señalaba (legislador), e incluso del que la
ejecutaba (autoridades administrativas) Cuello Calón dice: “ Ni la tranquilidad de las tumbas se
respetaba, se desenterraban los cadáveres y se les procesaba; reinaba en la administración de
justicia la más irritante desigualdad, pues mientras a los nobles y a los poderosos se les imponían
las penas más suaves y eran objeto de una protección penal más eficaz, para los plebeyos y siervo
se reservaban los castigos más duros, y su protección era en muchos casos tan sólo una
caricatura de la justicia. Por último, dominaba la más completa arbitrariedad, los jueces y tribunales
tenían la facultad de imponer penas no previstas en la ley, incluso podían incriminar hechos no
penados como delitos, y de estos poderes abusaron con exceso, pues no los pusieron al servicio
de la justicia, sino a de los déspotas y tiranos depositarios de la autoridad y del mando. Este
espíritu inspiró el derecho penal europeo hasta las vísperas del Siglo XIX. INTIMIDATORIO;
TEOLÓGICO Y POLÍTICO A pesar de la institucionalización de las penas, las clases dominantes:
nobleza y clero, las emplearon para someter a los dominados en una cruel represión y la máxima
inhumanidad de las penas, como: la decapitación, ahorcamiento, hoguera, y torturas como;
azotes, garrote, desmembramiento, así como otros que en gran parte están escritos en el “ Malleus
Maleficarum” (El Martillo de los Brujos ). Esta es la etapa más sangrienta, donde cualquier persona
podía ser denunciada de manera anónima de una conducta considerada como ilícita o sacrílega.

ETAPA HUMANITARIA:

Esta etapa surge como reacción a la venganza intimidatoria; teológica y política, pugnando por
que las penas fueran suavizadas. Grandes pensadores, filósofos y humanistas con sus obras e
ideas, influyeron para limitar el ejercicio del poder en el Derecho Penal y desarrollar ciencias a
fines. Sus principales exponentes son César de Bonnesana, Marqués de Beccaria, que publicó el
libreo “De los Delitos y las Penas” en el señala que: las penas deben establecerse obligadamente,
en las leyes, ser públicas, prontas y necesarias; proscribir la pena de muerte y prohibir a los jueces
interpretar la ley, por ser su aplicación la única función. A partir de Beccaria, la situación empezó
a cambiar. Los gobiernos se humanizaron y tendieron a desaparecer las crueldades en materia
penal; también se incrementaron los estudios para sistematizar al Derecho Penal, destacándose
en particular dos corrientes: 5 a) La Escuela Clásica b) La Escuela Positivista John Howard, notorio
reformista inglés fue quien se preocupó de las penas y de las cárceles, así como de la higiene de
las mismas. De la diferenciación de la disciplina para los procesados y condenados. Así con sus
ideas propicia en el Siglo XVIII la Reforma Penitenciaria. Estas ideas de los principales exponentes
humanistas, se encuentran vigentes, al igual que los principios emanados de la Revolución
Francesa, producto de la Ilustración, con lo cual surge la contemplación y tutela de los Derechos
del Hombre.

ETAPA CIENTIFICA:
En esta etapa se mantienen los principios de la Etapa Humanitaria, pero se profundiza
científicamente respecto al delincuente, se considera que el castigo no basta, por humanizado que
sea, sino que además se requiere llevar a cabo un estudio de la personalidad del sujeto
(delincuente) y analizar a la víctima; es indispensable conocer el porqué del crimen, saber cuál es
el tratamiento adecuado, para readaptar al sujeto, y sobre todo, prevenir la posible comisión de
nuevos delitos. El delito y el delincuente son vistos como un producto disfuncional de la sociedad.

BIBLIOGRAFIA

https://campus.i.edu.mx/_Cursos/Curso01085/Temario/Archivos%20PDF/Sesi%C3%B3n%201.pdf

http://www.ifp.pgjdf.gob.mx/pdf/2017/NOCIONES_DERECHO_PENAL.pdf
TEMA 2

EL DERECHO PENAL

El derecho penal es la rama del derecho público que regula la potestad punitiva (IUS PUNIENDI)
del Estado. El derecho penal asocia a la realización de determinadas conductas, llamadas delitos,
penas y medidas de seguridad como consecuencias jurídicas. El Derecho Penal es una
agrupación de normas que regulan los tres pilares del debido proceso, con la finalidad principal de
la aplicación de las leyes de fondo, o derecho sustancial.

Cuando se habla de derecho penal se hace uso el término con diferentes significados, de acuerdo
con lo que se desee hacer referencia; de tal manera, puede hablarse de manera preliminar de
un Derecho penal sustantivo y, por otro lado, del Derecho penal adjetivo o procesal penal.

El primero de aquellos está constituido por lo que generalmente se le reconoce como código
penal o leyes penales de fondo, que son las normas promulgadas por el Estado, que establecen
los delitos y las penas, mientras que el derecho procesal penal es el conjunto
de normas destinadas a establecer el modo de aplicación de las mismas

DEFINICIÓN

El derecho penal es el saber jurídico que establece los principios para la creación e interpretación
para ejecutar la aplicación de la ley penal.

Propone a los jueces un sistema orientador de sus decisiones, que contienen y reducen el poder
punitivo para impulsar el progreso del Estado constitucional de derecho.

FRANZ VON LISZT: la define como el conjunto de reglas jurídicas establecidas por el Estado que
asocia el crimen como hecho, a la pena como legitima consecuencia.

ZAFFARONI: conjunto de leyes que traducen normas tuitivas de bienes jurídicos y que precisn su
alcance, cuya violación se llama delito e importa una coerción jurídica particularmente grave por
que procura evitar nuevas violaciones en el derecho.

LUIS JIMENES DE ASUA: conjunto de normas y disposiciones jurídicas que regulan el ejercicio
de poder sancionador y preventivo del Estado, estableciendo el concepto de delito como
presupuesto de la acción Estatal, así como la responsabilidad del sujeto activo y asociado a la
infracción de la norma una pena finalista o una medida aseguradora.

Entonces el derecho penal es:


El conjunto de normas que pertenecen al ordenamiento jurídico de determinado Estado cuyo
propósito primordial es regular conductas punibles, consideradas como delitos, con la aplicación
de una pena o media de seguridad.

El Derecho Penal comprende la creación y el estudio de las leyes penales, aquellas que
contemplan justamente lo que es y lo que no es un delito, así como el acompañamiento y
orientación de las decisiones judiciales en la materia. Pero no solo eso sino también de los
mecanismos con los que la sociedad se protegen a si mismas y la filosofía que existe detrás del
castigo y/o la reclusión.

FUENTES

Fuentes de conocimiento: dice la ley penal, que es la única fuente del Derecho Penal. Las llamadas
fuentes indirectas: la doctrina, la jurisprudencia, la costumbre. En puridad, no son fuentes del
Derecho Penal. Las fuentes del Derecho Penal difieren de las otras áreas del ordenamiento
jurídico por el principio de legalidad, que rige en todos los órdenes, pero muy especialmente en
Derecho Penal.

Entonces La única fuente del derecho penal o los sistemas en los que impera el principio de
legalidad es la ley misma de la cual emana el poder para la formación de las demás normas y su
respectiva aplicación por lo tanto solo esta puede ser la creadora y fuente directa del Derecho
Penal.

DERECHO PENAL SUBJETIVO Y OBJETIVO

Es relevante, en primer lugar, hacer referencia a que el concepto de derecho penal, puede
explicarse a partir de múltiples definiciones y puntos de vista. Puede entenderse como derecho
penal objetivo, como derecho penal subjetivo, como ciencia del derecho y además, podemos
acercarnos al concepto de derecho penal bien desde un punto de vista formal, o bien desde un
punto de vista material.

DERECHO PENAL OBJETIVO

Desde un punto de vista objetivo, el Derecho Penal se entiende como una parte del Ordenamiento
jurídico, integrado por las normas jurídicas reguladoras del poder punitivo del Estado ("IUS
PUNIENDI") en las que, mayormente, a fin de tutelar bienes jurídicos, se definen bienes jurídicos
para los cuales se establecen penas y medidas de seguridad. Esto es, es el conjunto de normas
penales
Este conjunto de normas relativas al delito y a sus consecuencias jurídicas, se consideran
consecuencias jurídicas del delito la pena y las medidas de seguridad,

Clasificación dentro del Derecho Penal Objetivo

Derecho penal común.- es el derecho penal contenido en el código penal y en las leyes que lo
complementan o desarrollan en algún punto.

Derecho penal especial.- son las leyes que en su totalidad (leyes penales especiales impropias)
regulan materia penal POR EJEMPLO EL CÓDIGO PENAL MILITAR.

Derecho penal de excepción.- es el destinatario a regulas la responsabilidad penal en situación


excepcional, al ser un derecho penal que surge en circunstancias de carácter temporal para su
regulación se suele acudir a leyes especiales.

DERECHO PENAL SUBJETIVO O IUS PUNIENDI

Podemos definir el derecho penal como el conjunto de normas jurídicas existentes que se
encargan de proteger intereses esenciales de la comunidad, lleva a cabo la regulación del poder
punitivo del Estado a la hora de configurar ciertos comportamientos como delitos o estados
peligrosos y asigna a los mismos determinadas consecuencias jurídicas que se denominan
sanciones.

En nuestra sociedad es el Estado el que tiene dichas facultades (es el titular del IUS PUNIENDI),
por eso se puede considerar el derecho subjetivo como la expresión de un acuerdo democrático
tomado en uso de las facultades conferidas por la ciudadanía y que está dirigido a todos bajo
amenaza de sanción.

Sin embargo, también hay que hacer referencia a que el derecho penal subjetivo limita el poder
punitivo del Estado tanto a lo que a la creación de normas jurídicas penales se refiere como a la
aplicación de dichas normas penales a los ciudadanos que infrinjan lo contenido en las mismas,
es decir, a los ciudadanos que realicen una conducta que esté prohibida por ellas.

Entonces el derecho subjetivo es el derecho a crear y aplicar el derecho penal objetivo. Se refiere
a la titularidad de IUS PUNUENDI, entendido como la potestad de señalar delitos, de imponer
penas cuando se den los presupuestos de hecho establecidos en la norma.

LÍMITES DEL DERECHO PENAL SUBJETIVO O IUS PUNIENDI.


Debemos tener en cuenta que la función de todo Estado es procurar el bien común y garantizar
la pacífica convivencia de los ciudadanos y que ninguna sociedad podría subsistir si, determinadas
conductas no pudieran ser castigadas, el reconocimiento de la potestad de crear y aplicar normas
penales resulta indeclinables.

EL IUS PUNIENDI.- es necesario pero en la medida en la que constituye el poder más duro que
el ciudadano pone en manos del Estado, dada su capacidad por incidir en bienes eminentemente
personales, hade estar sometida a una serie de limites formales y materiales a fin de evitar los
riesgos que un ejercicio inadecuado del mismo pueda dañar a inocentes.

PRINCIPIOS LIMITADORES DEL IUS PUNIENDI

TITULARIDAD ESTATAL

Considerado como la potestad del Estado en la persecución, enjuiciamiento, la imposición de la


pena y su ejecución

PRINCIPIO DE LEGALIDAD

Es la ley aprobada por el legislativo. En ningún caso el ejecutivo, mucho menos el judicial. Es la
ley, la que puede definir las conductas delictivas, y, directa del derecho penal establecer las
sanciones de las mismas.

El significado de este principio es entender que la ley es la fuente formal inmediata del Derecho
Penal.

Garantías del principio de legalidad.

Garantía criminal.- (nullum crimen sine legue).- no se puede castigar con infracción un
comportamiento que no esté con anterioridad establecida en la ley.

Garantía penal.- NULLA POENA SINE LEGE).- No se puede imponer una pena o una medida
de seguridad si no estuviera recogida previamente en la ley.

Garantía jurisdiccional.- (NEMO DAMNETUR NISI PER LEGALE IUDICIUM).- solo los
tribunales de justicia preestablecidos son los únicos que pueden imponer sanciones.

Garantía de ejecución.- la forma de cumplir las penas y las medidas de seguridad tiene que
cumplir lo que la ley recoge.
PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN MINIMA O DE SUBSIDIARIEDAD

Se refiere a que el derecho penal tiene que ser la última RATIO, ósea el último recurso al que se
debería acudir, por tanto, si existen otros medios menos lesivos se utilizaran estos otros en primera
instancia.

PRINCIPIO DE CULPABILIDAD

Este principio impone la prohibición de no existir pena sin culpa “no hay pena sin culpa”, la pena
no puede sobrepasar la medida de la responsabilidad.

PRINCIPIO DE LA PERSONALIDAD

O de responsabilidad personal, no puede darse responsabilidad por un hecho ajeno tampoco


puede existir responsabilidad conjunta por un hecho cometido por una persona.

PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD POR EL HECHO

Nadie puede ser castigado por su conducta de vida o forma de ser.

PRINCIPIO DE DOLO O CULPA

O principio de responsabilidad subjetiva, para que un agente pueda ser sancionado por la
realización de una conducta delictiva, el hecho debió ser doloso o culposo.

PRINCIPIO DE EXCLUSIVA PROTECCIÓN DE LOS BIENES JURÍDICOS

El derecho penal solo debe intervenir si existiera una amenaza de lesión o de peligro para un
concreto bien jurídico.

PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD

La gravedad de la pena debe resultar proporcionada al hecho (DELITO) cometido.

PRINCIPIO DEL NOM BIS IDEM

“NO 2 veces sobre una misma cosa” la persona juzgada por un hecho no puede ser procesada
nuevamente en razón del mismo hecho ya juzgado con anterioridad.

Ninguna persona puede ser castigada nuevamente por los hechos que fueron objeto de una
sentencia anterior.
PRINCIPIO DE HUMANIDAD

Es la proscripción de la crueldad, y la prohibición de la tortura como pena, o de toda forma de


tormento.

PRINCIPIO DE TIPICIDAD

Para que un hecho sea típico basta que una ley lo prevea, no importa de qué manera sea la
descripción de cada acto acción u omisión, es lo que la ley penal considera delictivo.

IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY PENAL FAVORABLE

Deriva de la legalidad, no puede aplicarse de forma retroactiva las leyes desfavorables al REO,
pero si las que sean favorables.

IGUALDAD

La comisión de un delito tendrá las msmas consecuencias jurídicas con independencia de la


persona y de lo que haya cometido

IN DUBIO PRO REO

“En caso de duda a favor del reo”, si existiera duda sobre la culpabilidad del acusado no podrá
ser condenado.

Presunción de inocencia

Todo ciudadano a de ser considerado inocente hasta que se tengan las pruebas y deducciones
necesarias para demostrar fehacientemente su culpabilidad.

IGUALDD ANTE LA LEY.

Es la clave para el estado de derecho, todo ciudadano debe responder en iguales términos ante
la ley como regla de aplicación.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL

Publico

No debemos olvidar que la sanción responde al interés de la colectividad, por eso la pena solo
puede ser impuesta por el Estado. El derecho penal es un medio de control monopolizada por el
Estado, se ocupa de las relaciones entre el Estado soberano y los individuos.
Punitivo

Los bienes jurídicos son creados por otros ordenamientos jurídicos distintos del Derecho Penal,
pero es el Derecho Penal el encargado de proteger esos ordenamientos jurídicos a través de la
imposición de penas.

Discontinuas

No prevé la intervención Estatal en todas las situaciones, sino que específica cuales son las
conductas penadas.

Por eso el derecho penal se considera valorativo, porque al seleccionar las conductas más
peligrosas, les da una importancia a su carácter dañino para poder controlarlas.

Regulador de conductas

Únicamente se encarga de la acción de las personas, y que acceden a su pensamiento, aquellas


que se manifiestan en el exterior de la persona, no le interesa los pensamientos internos del
agente.

Lo que se castiga son los actos o hechos consumados.

Ultima ratio

Funciona como la última instancia jurídica que sanciona una conducta considerada siempre delito.

Cultural

No sanciona las mismas acciones en todos los países, e incluso es modificable a lo largo del
tiempo en un mismo Estado.
Normativa

Una norma debe determinar las conductas que son permitidas y las que están prohibidas en
resguardo al principio de legalidad.

Finalista

Tiene un objeto específico, un fin colectivo puede ser mantener el orden social, la pacífica
convivencia, ejemplificar sanciones para evitar nuevos hechos delictivos, etc.
Personalísimo

Debe castigar exclusivamente a la persona que cometió la infracción, es decir que la pena no se
puede extender a sus descendientes, ascendientes ni ninguna otra persona. El responsable no
puede ser remplazado por otro en el cumplimiento de la pena.

Proporcionada

En protección al principio de legalidad las sanciones o penas aplicadas al responsable deben ser
consecuencia de sus actos cometidos.

NATURALEZA DEL DERECHO PENAL

Es el conjunto de normas reguladoras del poder punitivo de un Estado, que define como delito o
estado peligroso, determinados presupuestos a los que asignan ciertas consecuencias jurídicas,
denominadas penas o medidas de seguridad.

BIBLIOGRAFÍA

http://ermoquisbert.tripod.com/pdfs/dp01-intro.pdf

https://sites.google.com/site/derechopenalsara/fuentes-del-derecho-penal

https://rodas5.us.es/file/17b47490-8c07-7430-6566-b19c2a8f511c/1/leccion1_SCORM.zip/pagina_02.htm
TEMA 3

LA LEY PENAL

FUENTES DEL DERECHO PENAL

LA LEY:

La fuente del Derecho es aquello de donde el mismo deriva, dónde y cómo se produce la norma
jurídica. Entonces, la única fuente del Derecho penal en los sistemas en los que impera el principio
de legalidad es la Ley, de la cual emana el poder para la formación de las demás normas y su
respectiva aplicación, por lo tanto, solo esta puede ser la creadora y fuente directa del Derecho
penal.

COSTUMBRE:

La costumbre no es fuente del Derecho penal, ni en su vertiente positiva, en los sistemas penales
denominados continentales, es decir, en aquellos en los que impera el principio de legalidad,
aunque pueda serlo de otras ramas del derecho. Otra cosa sucede en los sistemas penales del
Derecho anglosajón o en la Corte Penal Internacional, Para estos sistemas penales el antecedente
judicial es fuente de derecho, aunque son cada vez más, por razones de seguridad jurídica, los
estados que adoptan el modelo del sistema maestro o codificación. Inglaterra, que necesitaba un
Derecho en constante evolución por ser un país marítimo y no poder esperar la creación de leyes
para adecuarlas a su comercio, adoptó la costumbre como fuente del Derecho; en Derecho penal,
por lo tanto la costumbre no puede operar como creadora de delitos y penas.

JURISPRUDENCIA:

Fuente clásica en el derecho anglosajón (Common law). La jurisprudencia es la reiteración de


decisiones sobre un mismo asunto de forma similar, no es una sola decisión, tiene que ver con
una actividad plural de decisiones que consolidan una tendencia para la solución de un caso. No
solo en Estados Unidos o en Inglaterra la jurisprudencia es utilizada para la toma de decisiones,
sino que todos los abogados tienden a buscar precedentes jurisprudenciales porque son los que
le indican cómo interpretan los tribunales una determinada norma. Ahora bien, en los sistemas
penales continentales la jurisprudencia no es fuente de derecho, así como tampoco lo es la
analogía.

DOCTRINA:
No es fuente del Derecho penal aunque cumple importantes funciones de cara a la creación e
interpretación de la ley penal.

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO:

Tampoco pueden ser considerados fuente del Derecho penal, aunque cumplen otras funciones al
orientar y limitar la actividad legislativa; la interpretación o la aplicación de la ley penal.

LA LEY PENAL:

Es todo enunciado legal relativo a las infracciones penales (delitos y faltas) y a las consecuencias
jurídicas que se asocian a aquellas (penas, medidas de seguridad y consecuencias accesorias,
etc.)

CARACTERÍSTICAS DE LA LEY PENA:

Es exclusiva.- En virtud del principio de legalidad y de los delitos y las penas, es la única fuente
propia y verdadera del Derecho Penal.

Es liberal.- Consagra la garantía de la libertad, solo entra en juego cuando una persona comete
un acto consagrado en la ley penal como delito.

Es obligatoria.- Obliga a las personas que están en un territorio determinado y en ciertos casos
la ley penal se aplica a los autores de delitos perpetuados en el extranjero.

Es ineludible.- Solo puede ser derogada por otra ley, los jueces no pueden modificarla.

Es igualitaria.- Rige igual en todos los casos a todas las personas, sin distinción de trato jurídico
en credos, raza, condición social, etc. De una persona determinada.

Es constitucional.- Para que sea válida debe adaptarse plenamente, en el fondo y en la forma,
a la constitución nacional, si una ley no se adapta a la constitución de un determinado territorio,
puede ser atacado con un recurso de inconstitucionalidad, la constitución está por encima de la
ley ordinaria.

CLASIFICACIÓN DE LA LEY PENAL:

NORMA PENAL EN BLANCO:

Son aquellas que utilizan en demasía elementos normativos de valoración cultural y jurídica que
otorgan la facultad de completarlas a reglas cuyo autor no es el poder legislativo (el juez).
LEY PENAL EN BLANCO PROPIAS: Son las que dejan la facultad de su complemento a
una disposición surgida de otra instancia legislativa (contiene elementos de valoración
jurídica.

LEYES PENALES IMPROPIAS: Es la que deja en manos del juzgador el complementarlas


o rellenarlas (contienen elementos de valoración cultural)

LAS NORMAS COMPLETAS:

A las cuales también se les conoce como tipos cerrados, y, son las que no contienen elementos
normativos de valoración cultural o jurídica, sino solo elementos descriptivos-objetivos; contienen
en un mismo tipo la descripción y la sanción.

NORMAS INCOMPLETAS:

Solo contienen la descripción dejando la sanción en otros preceptos, contenidos en el mismo


código pénalo en otro ordenamiento legal; también se le conoce como norma de reenvió.

NORMA PRIMARIA:

Son aquellas que contienen la descripción legal o la figura delictiva, que puede ser positiva cuando
manda u ordena; y negativa, cuando contiene la prohibición, la norma secundaria contiene la
consecuencia, es decir la sanción que puede ser una pena o una medida de seguridad.

BIBLIOGRAFIA:

https://prezi.com/qw_cekvniqza/caracteristicas-de-la-ley-penal/

https://sites.google.com/site/misitiowebegaa/ley-penal/caracteristicas-de-la-ley-penal
TEMA 4

INTERPRETACIONES DE LA LEY PENA

INTERPRETACIÓN:

Es el conocimiento del verdadero sentido de la ley buscando que es lo que persigue. Es la


posibilidad de ir más allá de lo que dice el texto punitivo. El Principio de Legalidad es la valla
infranqueable. Por la subjetividad que con lleva, muchos se opusieron a la interpretación, solo las
leyes obscuras deben interpretarse y solamente en base a los principios constitucionales. El objeto
de la interpretación es descubrir el espíritu y la voluntad de la ley no la del legislador.

CLASES DE INTERPRETACIÓN:

POR EL SUJETO:

Interpretación autentica.- Es la que realiza el mismo órgano legislativo de donde emana la norma
penal. Es la explicación sobre el contenido, alcance, propósito o razón de la ley elaborada por el
propio sujeto de donde emana. en estos casos surge la llamada ley interpretativa, que constituye
un instrumento normativo de efectos generales que establece la interpretación (norma de
interpretación legal)

Interpretación contextual- Que es la que hace el propio legislador dentro del cuerpo normativo
de la ley, en ellos el legislador pretende establecer un enfoque u orientación en cuanto a la
utilización de términos o bien al alcance que debe tenerse en una expresión empleada

Interpretación doctrinal.- Es la explicación del contenido de la ley penal realizado por los
jurisconsultos, doctrinarios o estudiosos del derecho, que en aplicación del método científico, la
dogmática jurídica, y la lógica busca darle explicación al contenido, propósito y razón de la ley
penal. Su contenido se encuentra en los libros, revista, etc.

Interpretación judicial.- Es la que realiza el Juez dentro de su tarea de aplicar la justicia y que
plasmar dentro de su sentencia. Representa el esfuerzo psíquico del administrador de justicia que
al subsumir los hechos al derecho se ve en la necesidad de interpretar la norma que aplica y darle
un contenido práctico a la misma.
CONFORME A LOS MEDIOS QUE SE APLICAN:

Interpretación literal o gramatical.- El juez como intérprete, pretenderá descubrir el alcance,


propósito y razón de la norma penal que se desprende del significado propio de la palabra que la
integran y de la conexión lógica y sistemática entre ellas.

Interpretación teológica.- El juez deberá deducir no solo el significado propio de la palabra sino
los múltiples elementos que contribuyen a formar las disposiciones legislativas, con ello deberá
descubrir el alcance integral de la norma penal atendiendo a su causa final y los fines que pretende
el Derecho.

CONFORME AL RESULTADO QUE SE LLEGA:

Interpretación declarativa.- La interpretación es declarativa cuando la eventual duda del Juez,


se resuelve con exacta correspondencia entre la letra y el espíritu de la norma penal, al declarar
entendido el supuesto factico analizado dentro de la norma legal a la cual no se le da un sentido
más amplio ni más restringido del que aparece expresamente señalado en ella.

Interpretación extensiva.- La interpretación es extensiva cuando el Juez como interprete cree


que se debe aplicar el alcance de las palabras legales para que la letra corresponda al espíritu y
voluntad del texto legal.

Interpretación restrictiva.- la interpretación es restrictiva cuando el Juez reduce el alcance de la


palabra que contiene la ley por entender que su pensamiento y voluntad no consiente atribuirle a
su letra un contenido distinto al significado que en ella contiene.

Interpretación progresiva.- Es la que tiene por finalidad trazar la línea de contacto entre el
momento en que entro en vigencia determinada ley y el presente en el que ha de ser aplicada, a
los casos particulares que se presentan en la realidad, en este sentido el Juez no puede ser ajeno
a la transformación social, científica, ética y jurídica.

LA ANALOGÍA:

La Analogía Penal sería la decisión de un caso, no contenido por la ley, argumentado con el
espíritu latente de ésta, a base de la semejanza de los casos planteado con otro que la ley ha
definido o enunciado en su texto y en los casos más extremos, acudiendo a los fundamentos del
orden jurídico.
Entonces mediante el procedimiento analógico, se trata de determinar una voluntad no existente
en las leyes que el propio legislador hubiese manifestado sí hubiera podido tener en cuenta la
situación que el Juez debe juzgar.

Estaría la llamada analogía "IN BONAM PARTEM" , la cual sería precisamente la que autoriza la
interpretación de la ley penal, en el sentido que puede ser usada en ciertos casos que la norma
no establece su desarrollo, y aplicar dicho caso a otro similar.

Entonces la analogía es la facultad legal contenida al Juez para incriminar acciones que no están
definidas ni penadas por ley, pero siempre se hallan definidas y penadas en una figura de delito
análogo.

Interpretación analógica

Consiste en extender una norma jurídica que regula determinado hecho a otro semejante no
previsto en ella. La aplicación de la interpretación analógica se produce cuando la norma no
contemple un supuesto específico pero regulen otro semejante en el que se aprecie identidad de
raza.

BIBLIOGRAFÍA:

https://jorgemachicado.blogspot.com/2010/01/idlp.html

https://www.monografias.com/trabajos13/interley/interley.shtml
Tema 5
LOS LÍMITES TEMPORALES DE LA LEY PENAL

1. GENERALIDADES.
La ley penal como producto de creación humana, tiene nacimiento y muerte, y se aplica a un
determinado territorio.
ÁMBITO DE APLICACIÓN Y LÍMITES DE LA LEY PENAL.-
La ley penal, como expresión de la voluntad de un Estado, encuentra límites a su aplicación, límites
que son de dos tipos: espaciales y temporales. Por lo que respecta al ámbito temporal de
aplicación, la ley penal debe estar vigente para ser aplicada, como exigencia del principio de
legalidad, y ello en lo que respecta tanto a la tipificación del hecho punible como a la pena o
medida de seguridad.
El principio fundamental en la aplicación temporal de la ley penal es el tempus regit actum: la ley
se aplica a los actos cometidos bajo su período de vigencia, esto es, desde su entrada en vigor
hasta su derogación.

2. ENTRADA EN VIGOR
La vigencia de las leyes penales se encuentra entre la entrada en vigor y su derogación.

CONCEPTO.-

Una norma está vigente cuando puede comenzar a desplegar los efectos jurídicos para los que
fue creada y que se desenvuelven en un marco de espacio y tiempo determinado.

La vigencia de una norma está vinculada a la publicidad de la misma, su entrada en vigor y su


aplicación. La publicidad es un requisito que exige la publicación íntegra de las normas en un
órgano de carácter oficial, por ejemplo, el Boletín Oficial de un determinado Estado.

La entrada en vigor de una norma viene establecida en la misma, normalmente en una disposición
final. Por ello en nuestro país La ley adquiere fuerza de ley una vez que ha sido publicada en la
Gaceta oficial de Bolivia. Es decir que el día de su publicación, es el día en que entra en vigencia
salvo que la propia ley disponga algo diferente, veamos el Art. 164 de la Constitución Política del
Estado Plurinacional.
3. TERMINO DE LA VIGENCIA DE LA LEY

El mero transcurso del tiempo tiene una influencia decisiva en el Derecho, pues las normas nacen
con una vocación de permanencia transitoria, en la medida que el ordenamiento jurídico debe
evolucionar para adaptarse y dar respuestas a nuevas situaciones jurídicas antes desconocidas.
El establecimiento de normas con una vocación de permanencia o vigencia absoluta es contrario
a la esencia misma del Derecho, como conjunto de normas destinadas a reglamentar las distintas
facetas de la convivencia humana desde el punto de vista jurídico, articulando además concretas
soluciones ante los conflictos intersubjetivos que puedan surgir en la práctica. Es evidente que
difícilmente cabría dar respuesta a nuevas situaciones que puedan surgir por la más rápida
evolución de otros ámbitos, principalmente económicos, si el ordenamiento jurídico se configura
de forma rígida e inmutable, limitado a las situaciones conocidas y reconocidas por éste.

4. DEROGACIÓN DE LA LEY

CONCEPTO

Se denomina derogación, en Derecho, al procedimiento a través del cual se deja sin vigencia a
una disposición normativa, ya sea de rango de ley o inferior. La derogación es, por tanto, la acción
contraria a la y la derivada promulgación.

En general se puede decir que el poder legislativo o los organismos, encargados de realizar los
cambios en las leyes o normas, tienen poder para promulgarlas y ultimarlas. Por lo tanto, el poder
legislativo puede promulgar y derogar normas con rango de ley, al igual que el poder
ejecutivo puede promulgar y derogar normas con rango reglamentario.

Sin embargo, también existe en algunos ordenamientos jurídicos la figura del legislador negativo,
que consiste en un órgano que tiene la capacidad de derogar normas, pero no de promulgarlas.
Sería el caso de un Tribunal Constitucional con respecto a aquellas leyes que entienda que
vulneran la Constitución vigente en un país.

TIPOS DE DEROGACIÓN

La derogación puede ser expresa o tácita.

Derogación expresa es aquella en la que una norma derogatoria cita de forma expresa aquellas
normas que son derogadas por ella. De una mayor seguridad jurídica, aunque en ocasiones puede
producirse algún olvido por parte del órgano que promulga la norma.
Derogación tácita es aquella en la que deroga, de forma tácita, a todas aquellas normas anteriores
a esa y cuyo contenido sea contrario a la norma recién promulgada. Es una fórmula bastante
utilizada y que lleva a la práctica legislativa el principio jurídico de lex posterior derogat anterior (la
ley posterior deroga a la anterior)

ENTONCES

La derogación supone la modificación o extinción de la norma, en definitiva, el fin de su vigencia,


bien porque la propia norma sí lo prevea, bien porque lo establezca expresa o tácitamente una
norma posterior del mismo o superior rango.

Efectivamente, puede suceder que la propia norma prevea su pérdida de vigencia, situación
realmente excepcional donde la norma se extingue por causas intrínsecas, que opera cuando la
norma prevé un período de vigencia específico (como sucede en las normas temporales), o
cuando ha sido creada para ante unas circunstancias concretas o para una finalidad específica, y
una vez cesadas éstas o alcanzado el fin para el que fue creada, ésta debe naturalmente
extinguirse, como sucede con las leyes de emergencia o con las leyes contingentes. No obstante,
lo normal es que la norma se extinga por causas extrínsecas a ella, exigiéndose un doble requisito
para ello, que la extinción o derogación se produzca por otra norma posterior de igual o superior
rango y que así se prevea expresamente por la nueva norma o bien sea absolutamente
incompatible con la anterior.

Así como, que la derogación puede ser expresa (cuando la nueva ley expresamente declara
derogada la normativa anterior) o tácita, en la medida que la nueva regulación es incompatible, lo
que, ante todo, plantea un auténtico problema de interpretación sobre el alcance y extensión de la
derogación que, lo mismo que la expresa, puede ser total o parcial, si la deroga sólo en parte. Ante
esto, se impone la necesidad de atender no sólo a la literalidad de la ley, sino incluso a los
principios que inspiran la nueva y la anterior regulación. En cualquier caso, no cabe hablar de
derogación tácita mientras no concurran tres presupuestos, como son, identidad de la materia
objeto de regulación, identidad en los destinatarios de la norma y absoluta incompatibilidad o
contradicción entre las finalidades perseguidas por una y otra normativa.

5. SUCESIÓN DE LAS LEYES PENALES

La ley penal encarna determinadas valoraciones sociales. Cuando éstas se modifican, debe
cambiar también la ley que las expresa, para dar paso a otra ley penal que responda a las nuevas
valoraciones. Por otra parte ha de procurarse siempre que la ley penal se adapte a la cambiante
realidad humana por ella regulada. En la sucesión de leyes penales se pueden presentar 3
presunciones:

a. La Ley Penal Creadora: Se produce cuando la nueva ley penal confiere carácter delictivo a uno
o más actos que no tenían tal carácter según la ley anterior. Por lo tanto la nueva ley, es una ley
creadora de delitos.

b. Ley Penal Modificativa: Se produce cuando se modifica (el cambio puede referirse a la cuantía,
a la clase de pena, circunstancias agravantes o atenuantes, el lapso de prescripción de la acción
penal, etc.) el tratamiento del hecho considerado como delito en la ley anterior. Según la
modificación que contenga pueden ocurrir dos supuestos: que la ley modificada sea más benigna,
o, que la ley modificada sea más severa.

c. Ley Penal Abolitiva: Se produce cuando desaparece el tipo existente, es decir, cuando se le
quita el carácter de punible a un hecho que así lo regulaba la ley anterior.

6. RETROACTIVIDAD DE LA LEY PENAL

En un Estado Democrático de Derecho, la justificación del uso del ius puniendi debe cumplir cinco
condiciones:

a) que el fin perseguido por el Estado sea en sí mismo legítimo;

b) que el medio utilizado para alcanzar dicho fin sea, también, en sí legítimo;

c) que tal medio sea idóneo para alcanzar dicho fin;

d) que el medio empleado sea necesario para alcanzar el fin; y,

e) que la afectación del derecho sea proporcionada con la realización del fin perseguido.

Por este motivo, constitucionalmente se admite una excepción al principio de la irretroactividad de


la ley, cual es la aplicación retroactiva de la ley penal dictada con posterioridad a la comisión del
hecho, en caso de que ésta sea más favorable para el acusado, pues político criminalmente la
valoración legal de dicha conducta al momento de sentenciar es menos gravosa que al momento
de su comisión. La retroactividad de la ley penal más favorable, entonces, se justifica por la
existencia de normas que reducen la punibilidad de una conducta o que eliminan un hecho
determinado del ámbito de lo punible; o sea, se funda en la proporcionalidad y en la necesidad de
la pena, debido a que no es dable mantener penas que el ordenamiento jurídico actualmente
considera excesivas (por existir desproporción entre la lesividad del daño ocasionado y la
afectación de los derechos del imputado) o innecesarias. Enfrentado a esta situación, se permite
al juzgador hacer una ponderación de proporcionalidad y necesidad de pena al momento de definir
la procedencia de la aplicación retroactiva de una ley

7. IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY PENAL

Conforme a la exigencia de Lex Previae, para que un comportamiento sea considerado delito debe
aparecer descrito en una ley dictada con anterioridad a la fecha de su comisión, lo mismo que su
sanción, pues ello es una manifestación del principio de legalidad en la búsqueda de la „seguridad
jurídica‟. Por ende, se prohíbe la dictación de leyes penales con efectos retroactivos, así como la
aplicación de una ley penal a hechos acaecidos con anterioridad a su entrada en vigencia. El
establecimiento del "principio de la irretroactividad de la ley penal", busca impedir la arbitrariedad,
el ciudadano no puede quedar a expensas de la voluntad ocasional del legislador y de la
intervención abusiva del Estado, con legislación que busque resolver casos especialmente
escandalosos en un momento determinado, negando la posibilidad de crear delitos y/o penas, y,
por ello, es que en aras de dar “Seguridad Jurídica” a los habitantes, de que no verán afectadas
sus libertades individuales en forma arbitraria por parte de los órganos del Estado, no se puede
conceder efecto retroactivo a las leyes punitivas, pues de lo contrario “no podrían saber a qué
atenerse” al momento de comportarse. Por lo tanto, un hecho debe ser sancionado criminalmente
de acuerdo con la ley penal vigente al momento de su comisión. Esta garantía para el ciudadano
es, también, una prohibición para los jueces, quienes no pueden aplicar una ley penal a hechos
acaecidos con anterioridad a su entrada en vigencia. La Seguridad Jurídica es, en consecuencia,
expresión del fundamento político liberal que inspira al principio de legalidad. Se ha sostenido, por
otros autores, que sólo un sujeto que está en condiciones de conocer que una conducta está
prohibida, y que la violación de dicha prohibición le acarreará una sanción penal, puede motivarse
por dicha norma y ser susceptible de ser considerado imputable por haber infringido
culpablemente el ordenamiento penal. Constituye una garantía para el ciudadano, porque sólo se
lo sanciona por infringir un mandato previo, del cual su autor pudo tener conciencia de estar
infringiendo la norma, y no se adecuo como era debido. Se sostiene, también, que las normas
penales son reglas que buscan prevenir la comisión de delitos en el futuro; o, que se funda en el
más elemental concepto de justicia.
8. LA ULTRACTIVIDAD DE LA LEY PENAL:

El principio de ultractividad de la ley penal opera cuando la nueva ley es más gravosa para el
procesado, debiéndose aplicar la derogada por ser más benigna, y se distingue del principio de
retroactividad, en que, éste se aplica cuando la nueva ley es más favorable al reo.

9. CODIGO PENAL BOLIVIANO

Artículo 4.- (EN CUANTO AL TIEMPO) Nadie podrá ser condenado o sometido a medida de
seguridad por un hecho que no esté expresamente previsto como delito por ley penal vigente al
tiempo en que se cometió, ni sujeto a penas o medidas de seguridad penales que no se hallen
establecidas en ella.

Si la ley vigente en el momento de cometerse el delito fuere distinta de la que exista al dictarse el
fallo o de la vigente en el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más favorable.

Si durante el cumplimiento de la condena se dictare una ley más benigna, será ésta la que se
aplique. No obstante lo dispuesto en los párrafos anteriores, las leyes dictadas para regir sólo
durante un tiempo determinado se aplicarán a todos los hechos cometidos durante su vigencia.

BIBLIOGRAFIA

1. https://scielo.conicyt.cl/pdf/politcrim/v4n7/art04.pdf

2. https://es.slideshare.net/jordanaescobar1/derecho-penal-76503326

3.https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?params=H4sIAAAAAAAEAMt
MSbF1jTAAAUMTUxMDtbLUouLM_DxbIwMDCwNzAwuQQGZapUt-
ckhlQaptWmJOcSoAMQeCiDUAAAA=WKE
TEMA 6.

LÍMITE DE LA LEY PENAL EN EL ESPACIO.

1. DERECHO INTERNACIONAL

El Derecho penal internacional abarca el conjunto de normas emanadas de la comunidad


internacional dirigidas a la persecución de actos delictivos. Comprendería las normas jurídicas
emanadas de organismos internacionales o productos de acuerdos y tratados entre los Estados
referentes a delitos, sus consecuencias, enjuiciamiento, creación de los órganos judiciales
encargados de ello y procedimientos de enjuiciamiento. Sus fuentes son los acuerdos
interestatales o normas emanadas de los organismos internacionales. Pero su naturaleza híbrida
(penal e internacional) ha planteado en ocasiones la posibilidad de admitir la costumbre y los
principios generales del Derecho como fuentes, opción más defendida por los internacionalista
que por los penalistas. Entre estas normas destaca el Estatuto de Roma del Tribunal penal
internacional (TPI) de 1998 (ratificado 2000, entrada en vigor en 2002), que viene a establecer por
primera vez una jurisdicción penal internacional permanente, creando la Corte Penal Internacional.
Hasta ese momento sólo se habían creado Tribunales internacionales ad hoc para enjuiciar
hechos concretos, como fue el caso pionero de los Tribunales de Nüremberg o de Tokio, nacidos
para enjuiciar los crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad perpetrados durante la
Segunda Guerra Mundial. Frente a esos antecedentes, el Tribunal o Corte Penal Internacional es
permanente, actuando respecto a los delitos contemplados en el Estatuto de Roma y con
vinculación a las Naciones Unidas. La Corte Penal, que se ha considerado un avance para la
justicia universal, tiene competencias para investigar y juzgar crímenes de genocidio, crímenes de
lesa humanidad y crímenes de guerra. Su cometido choca con algunas limitaciones, temporales,
territoriales y personales, y sólo opera cuando los Estados parte no pueden o no tienen intención
de cumplir con sus obligaciones.

2. TERRITORIALIDAD DE LA LEY PENAL.

La regla general es que la ley penal se aplica, lógicamente, a los casos cometidos en territorio
nacional, dado que el Ius puniendi constituye un ejercicio de soberanía.

Esta regla se conoce como principio de territorialidad e implica la necesidad de fijar dos conceptos:
a. El concepto de territorio. b. El lugar de comisión del delito.
El principio de territorialidad representa el punto de partida, el criterio de conexión fundamental y
básica para la aplicación de las normas penales en el espacio. Ello, sin duda, por razones
históricas, pero sobre todo, por la facilidad que en la aplicación de la Ley penal presta su
localización en el territorio donde ejerce un Estado su soberanía.

Sin embargo, la territorialidad no es el único y exclusivo criterio. Es preciso utilizar, junto a aquel,
otros principios que, también autónomamente adoptados serían insuficientes, porque ninguno en
forma aislada y unilateral sirve para cumplir los fines propuestos. Basta al efecto constatar como
los sistemas jurídicos actuales son el resultado de una organización combinada de ciertos
principios y no de la rígida aplicación de uno sólo.

Por otro lado, admitir esa combinación es fácil de comprender, toda vez que al sustentarse el
criterio de territorialidad sobre la base del territorio del Estado, esa realidad obliga a cada uno a
construir un sistema punitivo partiendo de la evidencia incuestionable de extender la eficacia de
sus leyes penales sobre su propio territorio, pero sin limitarse exclusivamente a éste.

La problemática de la territorialidad penal, no obstante, implica acudir un numeroso grupo de


disposiciones extrapenales, para determinar con detalle el ámbito específico que comprende la
vigencia de este principio.

PRINCIPIO DE TERRITORIALIDAD

El principio de territorialidad puede definirse como aquél criterio que establece la aplicación con
carácter exclusivo de la ley penal del territorio a todos los hechos delictivos que se cometen en el
mismo.

En correspondencia con esta afirmación es indudable que el significado genuino de este principio
deriva precisamente, de la estimación del territorio como espacio en que la ley penal de un Estado
halla su ámbito de aplicación. Y, ciertamente, de este modo es posible señalar un significado
positivo, coincidente con lo anterior, puesto que un Estado puede someter a su poder punitivo
todas aquellas acciones que se cometan en su territorio, y otro negativo, en cuanto la
consecuencia que produce la aplicación exclusiva de la ley penal nacional en ese territorio es la
ausencia de la aplicación de la misma a hechos ocurridos más allá de esos límites, y asimismo, la
negativa a la aplicación de la ley penal extranjera.
Junto a este sentido, que presenta un carácter prácticamente absoluto, debe agregarse aquel otro
que calificamos de negativo, que comporta la inaplicación de esa misma ley a los hechos punibles
perpetrados en lugares comprendidos bajo la soberanía y jurisdicción de otros Estados. Este, a
diferencia del anterior, carece de este carácter absoluto puesto que se halla sometido a
importantes excepciones, tanto cuantitativa como cualitativamente.

Este principio ha sido catalogado como egocéntrico, egoísta o nacionalista, al no tener en cuenta
más que un dato objetivo: el espacio o territorio de soberanía de un Estado. En el primer sentido,
dicha posición encierra los siguientes efectos: prescindir de la nacionalidad de los sujetos activos
y/o pasivos del delito, prescindir de la nacionalidad de los bienes jurídicos lesionados o puestos
en peligro, y en sentido contrario, considerar que lo único relevante es la nacionalidad del territorio,
y en definitiva, la determinación del espacio sujeto a la autónoma capacidad soberana de un
Estado.

FUNDAMENTO

En la actualidad aparece mayoritariamente aceptada la justificación del principio de territorialidad


sobre la tesis de la soberanía territorial. Según éste, la ley penal es territorial porque se aplica en
el ámbito espacial sobre el que ejercita la soberanía el poder estatal.

Junto a este fundamento, otras razones de carácter pragmático o utilitario se han arguido para
legitimar este principio, e incluso, la doctrina científica ha pretendió hallar su fundamento en la
vieja teoría el contrato social. Esta última idea, se basa en la defensa que Beccaria hiciera acerca
de que el lugar de la pena es el lugar de delito.

Sin embargo, la manifiesta fragilidad de la misma, como se ha reconocido en la literatura jurídica,


radica en que encuentra su apoyo en la aplicación exclusivamente a los miembros que han
aceptado el contrato social, careciendo de vigencia en cuanto se trate de ciudadanos extranjeros
que han cometido delitos en ese territorio. De ningún modo sobre ese sustrato puede hoy
asentarse la territorialidad penal.

Es indudable para nosotros que la razón de ser de este principio radica en la soberanía territorial,
que en su concreto contenido material en lo penal nos indica cómo el Estado soberano ejercita su
poder, con exclusión de cualquier otro, dentro de los límites espaciales a los que su soberanía se
extiende. Esto es, por el hecho de cometer el delito en ese territorio el Estado soberano ejerce su
poder punitivo y aplica sus propias normas, excluyendo sus propias normas, excluyendo cualquier
otra ley penal.

Desde el punto de vista procesal se aduce a su favor la facilidad que representa la proximidad del
lugar del delito y del lugar del juicio, demostrada a través de la instrucción, recogida de los medios
de prueba, economía y celeridad de la persecución. Junto a ellas puede aducirse la importancia
que presta a efectos de formar la convicción de los jueces, posibilitando de esa manera un mejor
enjuiciamiento.

En la esfera penal abundan las justificaciones, algunas de ellas concluyentes. Así, desde el prisma
del principio de legalidad y de las garantías individuales del delincuente, la doctrina ha mostrado
la conveniencia de este sistema por diversas razones: por una parte, porque la mejor garantía de
los derecho individuales es conocer la ley del país donde se cometió la infracción, constituyendo
una garantía esencial de la libertad ciudadana, frente a una intervención punitiva abusiva. En
definitiva, esos argumentos se sostienen sobre la base de considerar esencial que el delincuente
pueda saber, cuando lleva a cabo su acto, cuál es la ley según la cual será juzgado.

Desde el ángulo específico del delito, se mantiene la conveniencia de este principio por el interés
estatal de proteger su propio orden público que es una poderosa e irrefutable argumentación que,
por otra parte, no es sino un inevitable efecto derivado de la vigencia de la soberanía territorial.
No así la consideración de la alarma social o conmoción pública producida por el delito, pues a
pesar de la evidente certeza de que aquel atenta a la sociedad en la que se produce, emplear esta
regla sería una verdadera contradicción con la de la ultraterritorialidad penal, que se basa
precisamente, en la aplicación de una ley penal extranjera por un juez extranjero y en un territorio
extraño al del lugar de comisión de delito.

A nuestro juicio tampoco pueda decirse que la función o valor intimidante de la pena sea más
eficaz, o que se cumple mejor la prevención general por el hecho de aplicar el principio de
territorialidad.

Las leyes penales – y el carácter territorial de las mismas- descansan en la potestad soberana del
Estado sobre su territorio, con especificidad absoluta en esta materia, por cuanto esa potestad
encuentra su más alta y relevante expresión en el ius puniendi. Naturalmente, en este marco hallan
cabida el interés de cada Estado en la defensa y protección de su orden público contra cualquier
ataque y ofensa, y el desinterés en la defensa o protección de otros órdenes públicos extranjeros
sujetos, lógicamente, a la potestad soberana de sus respectivos Estados. Acertadamente podría
traducirse ese desinterés por el respeto a la soberanía extranjera, preservando de ese modo
coherentemente el significado del principio de territorialidad.

EFECTOS

La importancia asignada a la vigencia de éste principio en orden a la represión de las infracciones


delictivas, no ofrece dudas.

Sin embargo, es preciso aludir a ciertas particularidades que inciden en su efectiva ejecución para
valorar globalmente su interés.

En primer término, cabe destacar su componente específico de egoísmo y nacionalismo que se


traduce en el aislamiento entre los Estados. Pero este principio de territorialidad se combina con
el ejercicio de otros principios, eliminando así aquella aparente incomunicación.

En segundo término, cabe referirse a las lagunas represivas que comporta. Es sobradamente
conocido por toda la facilidad en el tránsito por las fronteras interestatales. Ello, unido a la intensa
movilidad de los ciudadanos entre los Estados, facilita burlar la vigencia del principio de
territorialidad y escapar a la acción de la justicia del Estado en el que se cometió el delito. Esto es,
traspasando los límites territoriales soberanos de un Estado, se traspasan los límites del ius
puniendi estatal, con incalculables posibilidades de lograr la impunidad.

De ahí que hayan de entrar en juego dos factores para corregir estos supuestos que se presentan
fácticamente. El primero de ellos es el factor elemental de la solidaridad internacional que permite
colmar esta laguna represiva proporcionada por la territorialidad penal, a través del concurso del
Estado en el que se halla el delincuente, ejercitando por la vía de entrega o devolución de éste al
Estado en que se cometió la infracción. El segundo de ellos, y más extendido en la práctica
internacional, es el empleo de instrumentos jurídicos, como la extradición, capaces para devolver
al territorio de comisión del delito al individuo huido.

El instituto de la extradición tampoco colma las lagunas del principio de territorialidad, cuando el
delincuente huido al extranjero se refugia en el país de su nacionalidad, ya que en estos casos lo
usualmente legislado y habitualmente ejercido por los Estados es la negativa a entregar a su
nacional a las autoridades extranjeras. Este supuesto se soluciona con el sometimiento del sujeto
a los Tribunales propios, no ya en virtud del principio de territorialidad, sino por la vigencia de
otros criterios de extensión del alcance de la ley penal, aunque tampoco en todo caso.

Estas y otras insuficiencias llevan a algunos autores a estimar que este principio no es adecuado
ya a las necesidades actuales, y que para proteger eficazmente a la sociedad es necesario tener
en cuenta las tendencias actuales de la delincuencia que hoy más que nunca prácticamente
desconoce las fronteras nacionales.

Así, en definitiva, creemos que resulta una quimera hablar de crisis en este momento, bastando
para constatarlo con comprobar el arraigo de este principio en las legislaciones nacionales. La
pretendida crisis, de ser tal, puede producirse en ciertos ámbitos geográficos muy delimitados.
Esto es, cuando los Estados ceden competencias o potestades en lo penal por su agrupación en
comunidades más amplias dotadas de órganos de representación, legislación y ejecución
supraestatales. En tanto esto no ocurra en materia penal, será difícil creer en la crisis del principio
de territorialidad.

3. ASPECTOS DETERMINANTES

El significado del principio de territorialidad obliga a realizar algunas determinaciones de innegable


importancia para comprender el exacto alcance del ejercicio de ius puniendi estatal. La más
importante de esas determinaciones ha de referirse al territorio con el fin de entender
correctamente su dimensión, dadas las concretas particularidades que presenta.

A) EL TERRITORIO.

Concepto y naturaleza.

El concepto penal de territorio se configura sustancialmente en virtud de ciertas ficciones jurídicas,


que no coinciden con el concepto puramente geográfico que presenta su noción en la Ciencia
Política. En tanto que en ésta el territorio es una parte física, natural o geográfica necesaria o
indispensable para constituir el Estado, en la Ciencia penal la concepción del mismo se configura
sobre consideraciones jurídicas, presentándose como el ámbito de validez espacial del
ordenamiento jurídico-penal de un Estado.

Existen distintas teorías acerca del concepto de territorio, pero la que más coherencia alcanza es
la teoría de la competencia, fruto de una concepción del territorio como ámbito espacial de validez
de la norma penal que adoptamos. Ninguna otra de las teorías propuestas ilustra más
adecuadamente que ésta el hecho de que el territorio es el espacio de soberanía del Estado y que
ello es así por la aplicación en él de un sistema jurídico determinado.

Contenido y elementos.

A pesar de la aceptación generalizada de un concepto jurídico del territorio, más amplio que el
representado por la noción física o geográfica, no es común sin embargo, encontrar explicitaciones
claras del contenido o alcance exacto de dicho concepto.

Si aquél es, como decíamos, todo espacio en el que se ejercita eficazmente la ley penal, su
contenido se compone del territorio físico, real o geográfico: la superficie terrestre; y del territorio
jurídico que incluye además: las aguas internacionales, ríos, lagos, espacio marítimo (mar
territorial) y aéreo, al que alcanza las soberanías estatales, y el llamado territorio flotante que se
extiende a las naves y aeronaves que navegan bajo bandera nacional o portando el pabellón del
Estado.

Suelo o tierra firme

Es aquella parte, porción o trozo de la superficie terrestre que encerrada dentro de las fronteras
del Estado se halla sometida a la soberanía de éste. La determinación de la extensión de esta
superficie geográfica viene establecida por el llamado límite o frontera terrestre.

Subsuelo.

Es aquella zona subyacente tanto al suelo o superficie terrestre como al mar territorial que se halla
sujeta a la soberanía estatal.

Al no existir disposición nacional e internacional fijando su concreta extensión, solo cabe recurrir
a la específica capacidad instrumental o técnica del Estado para ejercer o desarrollar su potestad
soberana sobre esta zona.

Las Aguas Interiores

Se comprenden en ellas los ríos, lagos, lagunas, bahías o cualesquiera otros elementos naturales
pluviales, que discurren o se estacan dentro de las fronteras que limitan la soberanía del Estado.
La problemática que plantea la delimitación de estos espacios en el caso de que constituyan aguas
fronterizas o limítrofes, suele estar resuelta por el procedimiento de la línea que alcanza mayor
profundidad denominada down way, vaguada o cauce más profundo.

B) MAR TERRITORIAL.

Es la denominación más extendida y usual y la que ha alcanzado categoría jurídica a través de


Convenios internacionales.

De acuerdo con esta conceptuación, puede perfectamente indicarse que la frontera marítima del
Estado que posee litoral se ha de trazar en la línea del mar que determina el límite de la extensión
del mar territorial. Sobre dicha zona, cada Estado ejerce plenamente su soberanía.

La justificación aducida para extender la soberanía del Estado sobre esa franja costera se explica
sobre dos razones esenciales: por un lado, en la necesidad de mantener la seguridad del Estado
limítrofe, o lo que es igual por razones de defensa, y, por otro, a efectos sanitarios y fiscales.

Una compleja y complicada sucesión de teorías, mediante el empleo de diversos y diferentes


elementos, se han sucedido históricamente tratando de fijar la extensión del mar territorial, antes
de que se fijara su anchura jurídicamente mediante disposiciones internacionales.

Si bien la Convención de Ginebra de 1.958 no llegó a reglamentar internacionalmente una


extensión determinada, por lo que cada Estado de limitó a su arbitrio aquella extensión, la
Convención de 1.982 establece un límite máximo que no puede exceder de 12 millas marinas.

Debe diferenciarse, debido al distinto régimen jurídico imperante en cada una de ellas, entre mar
territorial y zona contigua, zona económica exclusiva, plataforma continental y alta mar. En tanto
que las cuatro primeras quedan sometida, en diferente medida, a la autoridad y poder estatal
ribereño, la última pertenece libremente a todos los Estados.

C) ESPACIO AÉREO.

Definimos el espacio aéreo como aquella parte o trozo situado inmediatamente por encima de la
superficie terrestre y del mar territorial. Engloba, por lo tanto, una zona o columna perpendicular
de aire sobre las capas atmosféricas que envuelven el territorio y el mar costero de un Estado, en
el que éste ejerce su plena y exclusiva soberanía, respecto de todas las actividades que pueden
realizarse en ella, fundamentalmente las aeronáuticas, y reconociendo el derecho de tránsito.
La justificación esencial que puede utilizarse para extender la soberanía estatal a este ámbito
reside en razones de seguridad, y como consecuencia, en razones de defensa ante posibles
agresiones que provengan del espacio aéreo. Es, efectivamente, la constatación de que también
desde el aire es posible realizar acciones delictivas, agresiones, lesiones o puestas en peligro de
bienes jurídicos, lo que produce la ampliación del concepto de territorio a este medio, para de esta
forma, asegurarse el poder estatal la represión de aquellas conductas.

Históricamente se han barajado innumerables teorías con la pretensión de delimitar con precisión
tanto la extensión de la soberanía estatal sobre el espacio aéreo, cuanto delimitar adecuadamente
el poder del Estado sobre su zona aérea.

En la actualidad, debido a la proliferación en los últimos años de objetos aeroespaciales puestos


en órbita por los Estados, podría incluso asegurarse la mayor generalización de aquella tesis
partidaria de la ilimitación de la soberanía sobre el espacio aéreo, toda vez que hoy es posible
atacar la seguridad estatal desde distancias mucho más alejadas de la Tierra. A ello contribuye la
ausencia de una determinación jurídica adoptada nacional o internacionalmente acerca de límites
en este ámbito.

En la actualidad ha de recurrirse a la legislación especial para hallar explícitas referencias de la


sujeción a las leyes penales del espacio aéreo. Así hay que destacar la ley 48/1.960 de 21 de julio,
de la Navegación Aérea y Convenio de Chicago de 7 de diciembre de 1.944.

De acuerdo con el Tratado de las Naciones Unidas de 27 de enero de 1.967, sobre los principios
que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio
ultraterrestre, puede y debe entenderse que el espacio ultraterrestre es diferente del espacio
aéreo, y se halla sujeto a un régimen jurídico distinto a éste.

PRINCIPIO DEL PABELLÓN.

En virtud de una ficción jurídica más se considera territorio del Estado a los llamados territorios
flotantes, esto es, a los buques que porten el pabellón o bandera del Estado, y a las aeronaves
registradas en el mismo. En base a dicha ficción se aplica la ley penal nacional a las infracciones
delictivas que se cometan a bordo del buque o aeronave, aunque el hecho haya sido cometido por
un extranjero en (o sobre) territorio de soberanía extranjera o en (o sobre) alta mar.
A partir de esta noción aparece una peculiaridad hasta ahora no consignada en los elementos
configuradores del territorio. Nos referimos a la superposición de dos territorios, o si se prefiere,
de dos soberanías. La razón es que el delito o la infracción cometida a bordo de un buque o
aeronave, paradójicamente, puede haberse cometido hallándose la misma en territorio extranjero.
Bien puede decirse en estos supuestos, que la infracción al mismo tiempo se comete en dos
territorios o que tiene dos lugares de comisión: uno, el espacio de situación (territorio extranjero)
en el que se halla, otro, la prolongación del territorio o territorio móvil representado por la nave o
aeronaves. En ambos casos, sin embargo, por aquella ficción será aplicable el poder punitivo
estatal de la nacionalidad de la nave o aeronave, prescindiendo de la ley penal de la nacionalidad
del territorio en el que se hallan.

Conviene, no obstante, tener en cuenta que el principio del pabellón o territorio flotante, no trata
unilateralmente a éste, sino que somete a un distinto régimen jurídico a las naves y / o aeronaves,
según sean éstas públicas o privadas, y según donde cada una de éstas se hallen.

4. EL LUGAR DE COMISIÓN DEL DELITO.

Consideraciones previas.

A pesar que la determinación del lugar de comisión del delito no plantea en la inmensa mayoría
de las infracciones penales ninguna problemática especial de índole técnico-jurídica, por cuanto
lo frecuente es que la acción u omisión y el resultado se produzca en el mismo lugar (o territorio),
impidiendo con ello el planteamiento de problemas de aplicación de leyes penales o de
competencias entre Tribunales nacionales, también es cierto que existen ciertas infracciones cuya
acción u omisión se produce (u omite) en lugar distinto al resultado, y que cuando esto ocurre y
entran en juego dos territorios distintos y soberanos, se plantea qué ley penal es aplicable y qué
órganos judiciales son los que tienen la competencia para su conocimiento.

La especial problemática aludida vendrá, pues, comprendida en todas aquellas infracciones en los
que la acción y el resultado se produzcan en lugares diferentes, sujetos a distintas soberanías. En
particular, en los delitos a distancia, en los delitos complejos, cuya acción se integra por varias
figuras delictivas; en el delito complejo, que requiere la realización de varias acciones u omisiones;
o en los delitos permanentes o habituales, en los cuales la acción antijurídica se prolonga en el
tiempo.
Para solucionar esta cuestión se han formulado y defendido diferentes teorías, las cuales
básicamente parten de tomar en consideración, la manifestación de voluntad el resultado,
exclusivamente, o ambos al mismo tiempo.

En virtud de la llamada teoría de la actividad, se estima que el lugar de comisión del delito es
el lugar donde el sujeto ha llevado a cabo su acción u omisión delictiva.

Este criterio de la actividad, sin embargo, no elimina los problemas originados por aquellos delitos
a distancia, complejos, etc. y puede conducir a impunidades indeseables en los supuestos de
trascendencia internacional, sin dar solución, por otro lado, a los conflictos de soberanía que se
pueden producir.

Según la teoría del resultado, el delito se entiende cometido en aquel territorio en el que se
produce el resultado o consecuencia de la conducta activa u omisiva del sujeto.

En el ángulo estrictamente penal se objeta la imposible aplicación efectiva de esta tesis en ciertos
delitos, así como la multiplicidad de leyes penales que pueden devenir aplicables cuando el delito
produce efectos en varios territorios a la vez.

Por último, según la teoría de la ubicuidad, el delito se entiende cometido tanto en el lugar
donde el sujeto ha realizado la manifestación de voluntad o donde debiera haberse realizado la
acción u omisión, como en el lugar donde se ha producido el resultado o efectos de aquéllas.
Aparece así, ésta, como una teoría combinada de las dos anteriores (actividad y resultado), en la
que priman por igual los lugares de realización de la acción (u omisión) y del resultado, poseyendo
ambos la misma significación o equivalencia. En último término, se deduce consiguientemente
que los Tribunales de cuales quiera de los países en los que haya acontecido alguno de aquellos
aspectos, tienen competencia para conocer del delito.

5. EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DE TERRITORIALIDAD DE LA LEY PENAL.

Si el principio de territorialidad es expresión de la soberanía del Estado, los tratados


internacionales pueden establecer algún criterio que permita extender la competencia fuera del
territorio de un Estado: esto significa que la ley puede ser de aplicación a hechos acaecidos fuera
del territorio determinado y, que a hechos acaecidos dentro del territorio de un Estado puede ser
de aplicación una ley extranjera. En ocasiones, se dará una doble competencia, y ello habrá de
ser resuelto por las reglas de derecho internacional penal.
EL PRINCIPIO REAL O DE DEFENSA: Sostiene Sebastián Soler que llámase principio real o de
defensa a aquel que determina la competencia de un Estado para el ejercicio de sus pretensiones
punitivas conforme sea nacional el interés o bien jurídico lesionado por el delito.

En el mismo sentido, expresa D´alessio que este principio puede definirse como un criterio de
aplicación de la ley penal que permite la sujeción a ésta de las infracciones o hechos contra ciertos
bienes o intereses estatales cometida fuera del país emisor de la norma jurídico-penal. De dicha
formulación pareciera desprenderse que este principio reclama la existencia de intereses
estatales, colectivos o comunitarios afectados por el delito cometido en el extranjero y como causa
que provoca la extraterritorialidad en la aplicación de la ley penal y no así en el caso de lesión de
bienes jurídicos individuales.

Puede decirse entonces que constituye éste un criterio de aplicación de la ley penal que posibilita,
en supuestos de extraterritorialidad, someter a la jurisdicción penal de un Estado aquellos delitos
que, si bien cometidos en el extranjero, afectan o lesionan bienes jurídicos estatales. La
consecuencia fundamental consiste en que posibilita la aplicación del derecho penal de un Estado
a delitos cometidos en el extranjero en atención a que la principal finalidad de ésta regla estriba
en garantizar la defensa o protección de los intereses nacionales, en función de lo cual un Estado
pretenderá ejercer su ius puniendi toda vez que el delito sea dirigido a perjudicarlo o cuando
lesione un bien jurídico situado dentro de su territorio aunque el hecho sea cometido en el
extranjero.

La justificación de esta regla se encuentra en la auto-tutela penal del Estado, legitimada ya sea en
función de la naturaleza de los bienes jurídicos que se pretenden tutelar como también por su
desprotección en la legislación extranjera e inclusive en una especie de legítima defensa que un
Estado ejerce respecto de agresiones que afectan sus intereses.

Un ejemplo concreto de aplicación de este principio se da en el supuesto del delito de falsificación


de moneda (art. 186, CP.) cometido en el extranjero, en el cual se lesiona principalmente el interés
del Estado cuya moneda se falsifica o adultera.

EL PRINCIPIO DE LA NACIONALIDAD O PERSONALIDAD: Así cómo el principio de


territorialidad se apoya para su fundamentación en un elemento objetivo (el territorio del Estado),
por su parte el principio de la nacionalidad o personalidad lo hace sobre un elemento subjetivo: la
relación Estado-ciudadano.
EL PRINCIPIO DE LA UNIVERSALIDAD O DE JUSTICIA UNIVERSAL: conforme a este
principio, la ley penal de cada Estado tiene validez universal, de modo que la acción penal puede
ser promovida por un Estado cualquiera sea el lugar de comisión del delito, la nacionalidad del
autor o el bien jurídico lesionado, a condición de que el sujeto activo se encuentre en el territorio
del Estado.

Sin embargo, cabe resaltar que la finalidad que anima a este principio estriba en perseguir y
sancionar aquellos delitos que normalmente se tipifican o contemplan en Tratados o Convenios
Internacionales y que lesionan bienes jurídicos de carácter internacional o universal reconocidos
por la Comunidad Internacional y que constituyen auténticos delitos (societas generis humani),
como es el caso de los delitos de lesa humanidad. Esta clase de hechos punibles, debido a su
gravedad y significación, se constituyen en objeto de un interés represivo internacional, por lo que
se concede a los tribunales del lugar de detención del autor la facultad o el derecho de aplicar su
propia ley penal sin tener en consideración el lugar de comisión del delito, la nacionalidad del
sujeto activo o los bienes jurídicos afectados.

6. EXTRADICIÓN

La Extradición es el proceso formal mediante el cual la jurisdicción del Estado requiriente pide a
la jurisdicción del Estado requerido, el regreso forzado de una persona que se encuentra en su
jurisdicción, a quien se le acusa o se ha condenado por uno o más delitos penales previstos en la
legislación de la jurisdicción requirente. Se solicita el regreso a fin de que la persona sea sometida
a juicio en la jurisdicción requerida o cumpla la condena correspondiente a los delitos del caso.

CLASIFICACIÓN DEL PROCESO DE EXTRADICIÓN.-

El proceso de Extradición será activo o pasivo, dependiendo cual es el Estado requiriente. La


Extradición activa es la solicitud de extradición de una autoridad judicial boliviana ante la autoridad
competente extranjera; La Extradición pasiva es la petición de extradición de la autoridad
competente extranjera a la autoridad judicial boliviana.

DECLARACIÓN DE ESTADO.-

Es entre otros un requisito imprescindible, a través del cual, el Estado requirente asume el
compromiso de no aplicar la pena de muerte o la pena privativa de libertad a perpetuidad al
extraditable, obligándose a aplicar como pena máxima, la pena mayor admitida por la legislación
penal del Estado requerido
7. DERECHO DE ASILO.

¿QUÉ ES EL DERECHO DE ASILO?

Se habla de derecho de asilo cuando un país permite la entrada de una persona extranjera, con
el compromiso de no devolverla a su país ni expulsarla.

Según el artículo 33 de la Convención de Ginebra, se permite a los refugiados poder solicitar este
derecho y con ciertas condiciones y medidas que deben cumplirse mientras existan los motivos
por la cual la persona marchó de su país (ya sea por una guerra, por persecución política, etc.

¿QUÉ IMPLICA EL ASILO EN UN PAÍS?


En un determinado Estado, una persona a quien se le otorgue el asilo podrá ser autorizada para
residir de forma legal en el Estado, se le harán los documentos necesarios para que pueda viajar
y ser identificado en cualquier momento y se le dará permiso para poder trabajar.

A todo ello también se le debe sumar el hecho de poder disponer de ayuda asistencial, tanto de
forma social como económica, y eso implica que se le pueda facilitar un lugar donde dormir y una
manutención básica para que pueda sobrevivir.

La ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Refugiado), que es organismo de
la ONU que se encarga de estos temas, tiene editada una pequeña guía en varios idiomas para
entregar a las personas que piden asilo.

¿QUIÉN LO PUEDE PEDIR?


En un país se ofrece asilo a quienes tengan reconocida la condición de personas refugiadas,
eso significa que serán personas que en su país de origen han podido ser perseguidas por razones
tan diversas como la raza, la religión el grupo social al que se pertenece, entre otros.

Algunos casos también son personas apátridas, que ya no tienen nacionalidad y que por tanto
necesite irse a otro para poder vivir en paz.

Esta definición tiene dos excepciones: personas que han cometido grandes delitos contra la paz
o contra la humanidad o bien cuando el refugiado en cuestión es peligroso por haber cometido
algún delito o estar perseguido por la justicia de su país.

A veces se puede confundir lo que es “asilo” de lo que es “refugio”.


De hecho hoy en día son palabras bastante sinónimas y que no tienen tantas diferencias como las
tenían antaño. En nuestro país se concede la condición de refugiado.

¿DÓNDE SE PIDE EL DERECHO AL ASILO?

Si se desea pedir asilo, se podrá hacer en cualquier Oficina de Asilo y Refugio de un determinado
Estado.

También es posible hacerlo en la frontera (existen puestos fronterizos cuando se entra en el país),
en Oficinas de Extranjeros, en Comisarías Provinciales de Policía o comisarías de distrito y
también en Misiones Diplomáticas y Oficinas Consulares que se encuentran en el extranjero pero
son bolivianas.

Hay varias formas y varios momentos, pues, de pedir el asilo o refugio.

CONDICIONES BÁSICAS PARA SOLICITAR EL ASILO


• Si la persona que solicita el asilo está en el puesto fronterizo para pedirlo
Entonces la petición debe ser al momento o en cuanto antes mejor, si puede ser en el momento
de entregar los pasaportes o documentos exigidos por un determinado territorio.

• Si en cambio la persona ya está dentro del país


Entonces se podrán dar varios casos, aunque básicamente se resumen en saber si la persona ha
entrado legalmente o ilegalmente en el país. Lo más frecuente es que el periodo para pedirlo varié
en cada territorio

También puede darse el caso de que una persona sea turista y mientras está aquí se declara
algún problema en su país y debe pedir asilo.

Sea como sea si la persona no cumple los plazos determinados en cada tipo de situación,
entonces es posible que no le sea concedida (aunque haya excepciones).

Toda persona que solicite asilo en un Estado deberá demostrar su identidad verdadera y
demostrar de forma verídica y coherente cuáles son los motivos que le han llevado a pedirlo.

La aportación de pruebas puede ayudar a agilizar el proceso.

El fundamento jurídico del asilo está dado en la norma contractual surgida de los tratados y
convenciones, que tratan el tema del asilo.
PARA ACLARAR ALGUNAS DUDAS:

¿CUÁL ES EL ASILO TERRITORIAL?


El asilo territorial es aquella protección que un Estado presta en su territorio al acoger a
determinadas personas que llegan a él perseguidas por motivos políticos y cuya vida o libertad se
encuentran en peligro en el Estado de procedencia

¿QUÉ ES ASILO DIPLOMATICO Y POLITICO?


Asilo político y asilo diplomático son conceptos distintos. El asilo diplomático es el derecho
no reconocido por todas las legislaciones que tienen las misiones diplomáticas de albergar y
proteger a cualquier persona perseguida por motivos políticos

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE ASILO Y REFUGIO?


El refugio tiene carácter humanitario y se le otorga principalmente a un grupo, en este caso el
Estado receptor debe justificar sus razones para rechazar a los refugiados

¿QUÉ ES EL ASILO SEGÚN LA ONU?


El Derecho de asilo según la ONU exige de los países que, por lo menos de manera temporal, se
reciba en algún lugar a las personas que huyen de la persecución o el peligro. Un componente
esencial de la institución de asilo es el principio de no devolución

¿QUIÉN ES UN REFUGIADO?
Refugiado es un concepto que está asociado al verbo refugiar (cobijar, guarecer). El término se
emplea con referencia al individuo que, debido a una persecución política, un conflicto bélico u
otra situación que pone en riesgo su vida, debe solicitar refugio en el extranjero
CUÁNDO SE CONSIDERA QUE UNA PERSONA ES UN REFUGIADO?
Un refugiado (según define al artículo 1A de la Convención de 28 de julio de 1951 relativa al
estatuto de los refugiados de las Naciones Unidas) es una persona que se encuentra fuera del
país de donde es originario, o bien donde reside habitualmente, debido a un temor fundamentado
de persecución por razones de etnia,
8. EN BOLIVIA

LEY Nº 251

Define: Artículo 15. (DEFINICIÓN). I. A los efectos de la presente Ley, se entiende indistintamente
por persona refugiada a quien:

a. Debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad,
pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su
nacionalidad y no pueda o no quiera, a causa de dichos temores, acogerse a la protección de tal
país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos,
fuera del país donde antes tuviera residencia habitual, no pueda o no quiera, a causa de dichos
temores, regresar a él.

b. Ha huido de su país de nacionalidad o, careciendo de nacionalidad, ha huido de su país de


residencia habitual porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia
generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos
humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público.

II. También será considerada como persona refugiada a aquella que al momento de abandonar
su país de nacionalidad o residencia habitual no reunía las condiciones descritas anteriormente,
pero que como consecuencia de acontecimientos ocurridos con posterioridad a su salida, cumple
plenamente las cláusulas de inclusión establecidas en los incisos a) o b) del presente Artículo.

Artículo 16. (GÉNERO, EDAD Y DIVERSIDAD). A efectos de la aplicación del Artículo 15 de la


presente Ley, se considerará favorablemente el género, edad y diversidad de la persona que
solicite la condición de persona refugiada (priorizando mujeres y menores de edad)

Artículo 17. (EXCLUSIÓN). Se excluirá de la condición de refugiada a la persona solicitante,


respecto de la cual existan motivos fundados para considerar:

a. Que ha cometido delitos contra la paz, delitos de guerra o de lesa humanidad, definidos en los
instrumentos internacionales.

b. Que ha cometido un grave delito común, fuera del país de refugio, antes de ser admitida en él
como persona refugiada.
c. Que se ha hecho culpable de actos contrarios a las finalidades y principios de las Naciones
Unidas.

CODIGO PENAL BOLIVIANO

Artículo 1.- (EN CUANTO AL ESPACIO) Este Código se aplicará:

1) A los delitos cometidos en el territorio de Bolivia o en los lugares sometidos a su jurisdicción.

2) A los delitos cometidos en el extranjero, cuyos resultados se hayan producido o debían


producirse en el territorio de Bolivia o en los lugares sometidos a su jurisdicción.

3) A los delitos cometidos en el extranjero por un boliviano, siempre que éste se encuentre en
territorio nacional y no haya sido sancionado en el lugar en que delinquió.

4) A los delitos cometidos en el extranjero contra la seguridad del Estado, la fe pública y la


economía nacional. Esta disposición será extensiva a los extranjeros, si fueren habidos por
extradición o se hallasen dentro del territorio de la República.

5) A los delitos cometidos en naves, aeronaves u otros medios de transporte bolivianos, en país
extranjero, cuando no sean juzgados en éste.

6) A los delitos cometidos en el extranjero por funcionarios al servicio de la Nación, en el


desempeño de su cargo o comisión.

7) A los delitos que por tratado o convención de la República se haya obligado a reprimir, aun
cuando no fueren cometidos en su territorio.

Artículo 2.- (SENTENCIA EXTRANJERA) En los casos previstos en el ARTÍCULO anterior, cuando
el agente sea juzgado en Bolivia, habiendo sido ya sentenciado en el extranjero, se computará la
parte de pena cumplida en aquél si fuere de la misma especie y, si fuere de diferente, el juez
disminuirá en todo caso la que se imponga al autor.

Artículo 3.- (EXTRADICION) Ninguna persona sometida a la jurisdicción de las leyes bolivianas
podrá ser entregada por extradición a otro Estado, salvo que un tratado internacional o convenio
de reciprocidad disponga lo contrario. La procedencia o improcedencia de la extradición será
resuelta por la Corte Suprema. En caso de reciprocidad. la extradición no podrá efectuarse si el
hecho por el que se reclama no constituye un delito conforme a la ley del Estado que pide la
extradición y del que la debe conceder.
BOBLIOGRAFIA

https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2012/8855.pdf?file=t3/fileadmin/Documentos/B
DL/2012/8855

https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/Publicaciones/2012/8945.pdf

https://wwhttps://eprints.ucm.es/16044/2/DERECHO_PENAL._MATERIALES_PARA_SU_DOCE
NCIA_Y_APRENDIZAJE.pdf

http://www.madrid.org/cs/Satellite?c=CM_Revista_FP&cid=1109168497099&esArticulo=true&idR
evistaElegida=1109168491172&language=es&pag=4&pagename=RevistaJuridica%2FPage%2F
home_RJU&siteName=RevistaJuridica

http://www.cancilleria.gob.bo/webmre/system/files/files/CARTILLA_EXTRADICION.pdf

w.corteidh.or.cr/tablas/r39121.pdf

https://blogs.usil.edu.pe/relaciones-internacionales/el-asilo-territorial-y-diplomatico-en-el-
derecho-internacional-antiguo-y-contemporaneo
TEMA 7.

LÍMITES DE LA LEY PENAL EN RELACIÓN A LAS PERSONAS.

1. IGUALDAD DE LA LEY

Desde la irrupción del principio de igualdad dentro del catálogo de Derechos humanos
positivizados, la concreción y desarrollo del mismo no ha estado exenta de cuestiones complejas
y elaboraciones problemáticas. En algunos casos, porque la propia existencia del mismo supone
la limitación de otro de los grandes principios clásicos, el de libertad; en otros, porque la misma
definición tiene contenidos difusos. La evolución histórica del concepto parte del liberalismo, con
un contenido concreto referido a una igualdad formal, que evoluciona hacia una perspectiva de
igualdad material que tras la Segunda Guerra Mundial se desarrolla como “precepto fundamental”
en el Constitucionalismo europeo. De esta manera, el principio de igualdad no sólo funciona en el
plano teórico de igualdad de todos ante la Ley en abstracto, sino que ello obliga a los poderes
públicos para realizar una actuación que posibilite la igualdad fáctica. Para la vigencia real del
principio de igualdad es necesario en ocasiones corregir situaciones de ventaja fáctica a través de
instrumentos jurídicos consistentes en la introducción de criterios de discriminación positiva. Así
se ha realizado, por ejemplo, en los casos de integración de personas con discapacidad, en el
ámbito laboral, en el acceso a la enseñanza o incluso a través de beneficios fiscales. Es lo que se
conoce como la paradoja de la igualdad, que supone que “quien desee igualdades de hecho tiene
que aceptar desigualdades de iure”.

CONCEPTO DE IGUALDAD EN LA APLICACIÓN DE LA LEY

Con miras a precisar el concepto de igualdad en la aplicación de la ley, esta primera parte se
divide en cuatro apartados. En ellos se trata sucesivamente de la formulación clásica de la
igualdad, la noción básica de igualdad en la aplicación de la ley, el significado de lo igual y lo
desigual en esta clase de igualdad y el significado de tratar de la misma manera y de diversa
manera dentro de esta misma categoría de igualdad.

LA FORMULACIÓN CLÁSICA DE IGUALDAD

Un adecuado punto de partida para la comprensión del concepto de igualdad se encuentra en las
ideas ofrecidas por Aristóteles. Al respecto expresa el estagi-rita en su obra Política: "Por ejemplo,
parece que la justicia consiste en igualdad, y así es, pero no para todos, sino para los iguales: y
la desigualdad parece ser justa, y lo es en efecto, pero no para todos, sino para los desiguales A
partir de tales ideas se ha acuñado la formulación clásica de igualdad, entendida como tratar de
la misma manera a lo igual y de diversa manera a lo desigual.

Aristóteles precisa su noción de igualdad destacando que las propiedades no deben ser
consideradas como relevantes en sí mismas, sino por referencia a un determinado ámbito de
tratamiento. Al respecto explica que "es evidente que también en los asuntos de la política no se
discute razonablemente por los cargos basándose en cualquier desigualdad (pues si unos son
lentos y otros rápidos, no por eso deben unos tener más y otros menos, sino que en las
competiciones atléticas recibe esa diferencia su recompensa"

Las recién expuestas ideas de Aristóteles muestran que la igualdad, en el sentido en que se está
analizando en el presente tema, presenta dos notas que deben ser explicitadas. En primer lugar,
se trata de una igualdad normativa y no una igualdad en sentido fáctico. En efecto, aquélla no
describe un estado de cosas, no alude a la realidad, a cómo se presentan los hechos en el mundo.
Lejos de ello, se trata de una exigencia, de una prescripción, una afirmación que se mueve en el
plano del deber ser. Esta aclaración parece casi innecesaria si se considera, como advierte Rawls,
que no existe "ningún rasgo con respecto al cual todos los seres humanos seamos iguales, es
decir, que todos (o un número lo bastante elevado) lo tengamos en el mismo grado"

En segundo lugar, la noción de igualdad es un concepto relacional. Eso significa que vincula dos
personas, objetos o situaciones, esto es, los "pares en comparación".

El carácter relacional de la igualdad permite concluir que en aquellos casos en que el derecho
utiliza expresiones como "todo", "toda", "nadie" y otros similares, que se refieren a los sujetos de
manera genérica, no hay una vulneración al principio de igualdad. Esto se debe, en primer lugar,
y desde un punto de vista conceptual, a que admitir lo contrario conduciría a vaciar de contenido
la noción de igualdad.

Ahora bien, la formulación clásica del concepto de igualdad cuenta con amplia aceptación tanto
en el uso jurisdiccional contemporáneo, como en la doctrina nacional y comparada. En efecto, y
desde un punto de vista jurisprudencial, ha sido seguida, por ejemplo, por la Corte Constitucional
colombiana,por y por el Tribunal Constitucional chi-leno, entre otros. En la doctrina ha sido
expresamente mencionada, siempre por vía ejemplar, por el alemán Robert Alexy, por la española
Loreto Feltrer, y por la chilena Alejandra Zúñiga, entre otros.
Precisamente, debido a ese consenso, todas las clases de igualdad, en cuanto constituyen
especificaciones de la igualdad, pueden ser definidas a partir de su formulación clásica. Por la
misma razón, esto es, por el consenso con que cuenta, se justifica que así sea. Dicho de otro
modo, la noción clásica de igualdad se proyecta hacia las diversas clases de igualdad al momento
de intentar una definición para estas últimas. Esto es evidentemente procedente respecto de la
igualdad en la aplicación de la ley.

NOCIÓN BÁSICA DE IGUALDAD EN LA APLICACIÓN DE LA LEY

La doctrina comparada ha formulado una importante distinción entre igualdad en el contenido de


la ley e igualdad en la aplicación de la ley. Esta clasificación ha sido recogida por autores
nacionales, en algunos casos bajo las fórmulas de igualdad ante la ley e igualdad ante la justicia,
respectivamente, y en otros bajo las expresiones igualdad en la ley e igualdad ante la ley,
también respectivamente. Tal distinción es esencial para los fines del presente tema, pues estas
dos categorías difieren sustancialmente no sólo en lo conceptual, sino también en cuanto a los
análisis conducentes a determinar su iusfunda-mentalidad.

Desde el punto de vista conceptual, la igualdad en el contenido de la ley constituye un mandato al


legislador y consiste en que las prescripciones del Derecho deben tratar de la misma manera a
los iguales y de diversa manera a los desiguales. La igualdad en la aplicación de la ley, por su
parte, se refiere a la noción clásica de igualdad direccionada hacia el juzgador. Consiste en que
el órgano que ejerce jurisdicción debe tratar de la misma manera a lo igual y tratar de diversa
manera a lo desigual. En este sentido se pronuncian Mendon-ca y Guibourg, Molina Guaita y
otros autores. Este significado, es decir, que el órgano jurisdiccional debe tratar de la misma
manera a lo igual y de diversa manera a lo desigual, es lo que en adelante se denominará noción
básica de igualdad en la aplicación de la ley.

Ahora bien, la noción básica de igualdad en la aplicación de la ley, al igual que la formulación
clásica del concepto de igualdad, tiene importantes problemas de imprecisión. En este sentido,
Rawls ha sostenido que lo que él denomina igualdad de consideración, y que resulta pertinente a
lo que aquí se ha denominado igualdad en la aplicación de la ley, "no plantea restricciones acerca
de las bases que puedan ofrecerse para justificar las desigualdades. No hay garantía alguna de
un tratamiento sustantivo igual, porque incluso los sistemas de esclavitud y de castas (para
mencionar casos extremos) pueden satisfacer esta concepción"
Aquella imprecisión exige, de un lado, elucidar qué es lo igual y qué es lo desigual, es decir,
cuándo dos elementos en comparación son iguales o desiguales, desde el punto de vista de un
juzgador. De otro lado, se debe esclarecer qué significa que el juzgador deba tratar de la misma
manera o de diversa manera, según se trate de lo igual o de lo desigual, respectivamente. Sólo si
se echa luz sobre estas cuestiones será posible precisar en qué consiste la exigencia de igualdad
en la aplicación de la ley. A la consideración de ambos asuntos se dedican los dos siguientes
apartados.

LO IGUAL Y LO DESIGUAL EN LA IGUALDAD EN LA APLICACIÓN DE LA LEY

EL SIGNIFICADO DE LO IGUAL Y DE LO DESIGUAL

Para explicar qué es lo igual, es decir, cuándo los términos en comparación son iguales, y qué es
lo desigual, es decir, cuándo los elementos en comparación son desiguales, resulta conveniente
seguir a Comanducci. El autor italiano relaciona la expresión igualdad con las nociones de
identidad y semejanza. Adviértase que estas tres expresiones, identidad, igualdad y semejanza,
coinciden en que son aplicables cuando se comparan dos o más elementos. Sin embargo,
mientras la primera es descriptiva, las otras dos son valorativas.

En efecto, al hablar de identidad se asume una perspectiva meramente descriptiva y se afirma


que dos o más elementos en comparación coinciden en la totalidad de sus propiedades,
características, rasgos o cualidades. En este sentido se pronuncia Comanducci cuando explica
que el juicio de identidad "indica que dos o más objetos tienen en común todas sus características,
no sólo algunas ni sólo las relevantes "De este modo, se considera la totalidad de las propiedades
de los elementos en comparación, sin realizar ningún juicio de valor respecto de alguna o algunas
de ellas.

La expresión igualdad, por su parte, es valorativa y se utiliza cuando se afirma que los términos
en comparación coinciden en la totalidad de sus propiedades relevante. Para estos efectos no
interesa cuántas propiedades se consideren relevantes (incluso puede ser sólo una), sino sólo
que la coincidencia se produzca en todas ellas. Tampoco interesan aquellas propiedades que se
consideran irrelevantes, de modo que carece de importancia si entre ellas existe coincidencia o
divergencia. Por tanto, mientras en la identidad hay coincidencia en todas las propiedades de los
términos en comparación, en la igualdad hay coincidencia en todas las propiedades relevantes.
La semejanza, por último, también es una expresión valorativa y se emplea cuando los términos
o elementos en comparación coinciden en al menos una propiedad relevante y divergen en al
menos una propiedad relevante. Por tanto, no interesa cuántas propiedades se consideren
relevantes, sino sólo que en al menos una de ellas exista coincidencia y que en al menos una de
ellas exista divergencia. Tampoco interesan aquellas propiedades que se estiman irrelevantes,
sea que exista coincidencia o divergencia en todas o algunas de ellas. De este modo, mientras en
la igualdad se produce coincidencia en todas las propiedades relevantes de los términos en
comparación, en la semejanza se produce coincidencia en algunas de las propiedades relevantes
y divergencia en otras. Ambas expresiones, valorativas, según se ha dicho, se distinguen de la
noción identidad en que esta última, meramente descriptiva, considera todas las propiedades y no
sólo las relevantes.

A partir de lo expuesto resulta posible afirmar que lo igual se refiere a elementos en comparación
que coinciden en la totalidad de sus propiedades relevantes y que lo desigual alude a elementos
en comparación que divergen en al menos una de sus propiedades relevantes. En el primer caso
se dice que son iguales y en el segundo caso se dice que son desiguales. Lo igual y lo desigual
aluden siempre, por tanto, a pares en comparación que coinciden o no coinciden en sus
características o propiedades relevantes. Esto es, pues, conceptualmente lo que se debe entender
por lo igual y por lo desigual.

LO IGUAL Y LO DESIGUAL EN EL ÁMBITO PENAL

Precisado conceptualmente qué es lo igual y lo desigual, es decir, cuándo los elementos en


comparación son iguales o desiguales, corresponde explicitar a qué se alude con tales
expresiones cuando se trata de la igualdad en la aplicación de la ley. Al respecto parece posible
encontrar al menos dos opciones:

a) Las partes de un mismo proceso como lo igual

Algunos autores han planteado que, en el ámbito de la igualdad en la aplicación de la ley, lo igual
en una determinada causa son las partes del mismo. En tal evento se entiende que una de las
partes en el proceso es lo igual respecto de la otra de las partes en el mismo proceso, es decir,
son iguales. En este sentido parece manifestarse Pfeffer cuando sostiene que la igualdad en la
aplicación de la ley supone "un trato igualitario a todas las personas comprometidas o sometidas
a un mismo proceso o juicio". En la misma línea parece incluirse Evans Espiñeiro, quien sostiene
que esta igualdad "contempla la custodia de importantes bienes jurídicos como son la igualdad de
las partes en la relación jurídica procesal". Desde la perspectiva que se está presentando, las
partes de un mismo proceso serían lo igual (o iguales) y, por lo mismo, tendrían derecho a ser
tratadas de la misma manera al interior de un mismo proceso.

No resulta posible coincidir con esta forma de entender lo igual en el ámbito de la igualdad en la
aplicación de la ley. Las partes de un mismo proceso no son iguales entre sí frente al juzgador.
Más bien, al contrario, son desiguales para el tribunal. Sólo si se admite que son desiguales resulta
posible comprender porqué son tratados de diversa manera, por ejemplo, al concederse lo pedido
a una delas partes y negárselo a la otra. En este mismo sentido se ha pronunciado el Tribunal
Constitucional chileno, que al respecto ha sostenido que la igualdad "en el ejercicio de los
derechos no puede consistir en que las distintas partes que confrontan pretensiones en un juicio
tengan idénticos derechos procesales"

Ahora bien, aunque las partes de un mismo proceso no son iguales entre sí, se les deben otorgar
las mismas posibilidades en lo relativo a alegar, probar y controvertir las pretensiones de la
contraria. Sin embargo, y como es evidente, ser iguales y contar con iguales posibilidades
procesales no significan lo mismo. Seguramente una confusión entre esas dos ideas es lo que
produce la errónea comprensión de lo igual en la igualdad en la aplicación de la ley. Desechada
esta opción, es necesario buscar otra forma de explicar el significado de lo igual y lo desigual en
esta materia.

b) Casos diversos como lo igual

En la doctrina también se ha sostenido que, en el ámbito de la igualdad en la aplicación de la ley,


las nociones de lo igual y lo desigual aluden a casos diversos. En tal evento se afirma que un
determinado caso sometido a la decisión del juzgador es lo igual respecto de otro caso
sentenciado con anterioridad. Al respecto Verdugo y Pfeffer explican que la igualdad ante la justicia
supone "el derecho de quienes son juzgados en un juicio determinado a recibir el mismo trato que
en otros juicios o procesos han recibido otras personas que estaban en su misma situación".

Como se puede advertir, la expresión caso es un elemento clave en la precisión de lo igual y de


lo desigual en el ámbito de la aplicación de la ley. Sin embargo, su ambigüedad hace necesario
precisar a qué se alude al utilizarla. En el presente contexto, la expresión caso se refiere a la
reconstrucción de un acontecimiento acaecido en un momento y en un lugar determinados a partir
de sus aspectos fácticos jurídicamente relevantes, es decir, a partir de los elementos que se
consideran relevantes desde la perspectiva de su evaluación jurídica. Dicho de otro modo, se trata
de un acontecimiento real, que ha acaecido, pero relatado exclusivamente en atención a sus
circunstancias fácticas jurídicamente relevantes.

Pues bien, y de acuerdo con los elementos conceptuales entregados más arriba, los casos en
comparación son iguales (no idénticos ni semejantes) si coinciden en la totalidad de sus
propiedades relevantes y son desiguales si divergen en al menos una de sus propiedades
relevantes. Lo igual y lo desigual, por tanto, se refieren siempre a casos que coinciden o no
coinciden en todas sus propiedades relevantes. Esto es, pues, conceptualmente lo que se debe
entender por lo igual y por lo desigual en el ámbito de la igualdad en la aplicación de la ley.

Lo expresado permite concluir que la igualdad en la aplicación de la ley no exige que los casos
sean idénticos, ni procede entre casos semejantes, sino que deben ser iguales. En efecto, y de un
lado, el órgano encargado de la aplicación de la ley no debe buscar identidad entre los casos
sometidos a su decisión, es decir, que coincidan en todas sus propiedades. Esto se debe, como
expresa Cobreros Mendazona, a "que es evidente que nunca dos personas o dos situaciones o
dos relaciones son iguales en todos sus aspectos", que es lo que exige la noción de identidad. De
otro lado, al órgano encargado de la aplicación de la ley no le basta con tener frente a sí casos
semejantes, es decir, que coincidan en algunas de sus propiedades relevantes. Este segundo
extremo, que también parece obvio, exige una adecuada identificación de las propiedades
relevantes de los casos en comparación y reconduce el problema hacia lo más complejo de la
igualdad en la aplicación de la ley: la correcta identificación de las propiedades relevantes de los
casos en comparación.

TRATAR DE LA MISMA MANERA EN LA IGUALDAD EN LA APLICACIÓN DE LA LEY

Esclarecido el significado de lo igual y de lo desigual, corresponde revisar en qué consiste tratar


de la misma manera y tratar de diversa manera casos que son iguales, siempre en el ámbito de la
igualdad en la aplicación de la ley. Las complejidades de la segunda de estas expresiones
recomienda explicarlas separadamente.

Desde la perspectiva del Derecho, tratar de la misma manera significa, , otorgar el mismo
tratamiento jurídico a dos o más casos Esto significa, que frente a "iguales condiciones,
reconocidas como relevantes, han de establecerse iguales consecuencias jurídicas". Ahora, desde
la teoría de la justicia, "principios de justicia", entre las opciones "a cada uno según su mérito", "a
cada uno según su necesidad", "a cada uno según su rango" o "a cada uno la misma cosa", se
debe optar por esta última, de modo que tratar de la misma manera consiste en dar a cada uno la
misma cosa jurídica.

Lo anterior significa que el juzgador debe utilizar las mismas disposiciones, interpretarlas de la
misma manera y, como consecuencia, adoptar una misma decisión para casos iguales. En este
sentido Mendonca y Guibourg afirman que "la expresión 'igual trato' guarda relación con una
decisión (o resolución) uniforme, en el sentido de no hallarse sujeta a variación de un caso a otro
cuando ambos casos son iguales" Mendonça y Guibourg ,. Conviene destacar que la adopción de
una misma decisión para casos iguales es consecuencia de que en ambos casos se han utilizado
las mismas disposiciones y que ellas han sido interpretadas de la misma manera. Adoptar una
misma decisión, a su turno, significa que el contenido del fallo, es decir, de la parte resolutiva de
la sentencia, es el mismo para los casos iguales. Dicho de otro modo, lo que Kelsen llama la norma
individual contenida en la sentencia debe ser la misma para los casos que coinciden en todas sus
propiedades relevantes.

Tratar de diversa manera en el ámbito de la igualdad en la aplicación de la ley consiste en que el


juzgador debe utilizar diferentes disposiciones para casos desiguales. Como se puede advertir, no
es relevante si como consecuencia de la aplicación de diversas disposiciones se adopta una
misma decisión o decisiones diversas. Esto se debe a que el contenido del fallo, es decir, lo que
Kelsen llama la norma individual incluida en la sentencia, podrá ser la misma o diversa para los
casos en comparación, dependiendo de lo que al efecto establezca el ordenamiento jurídico.

En efecto, a veces los casos desiguales deben ser tratados de diversa manera (ejemplo, el mayor
de edad y el menor de edad respecto del derecho a sufragio) y en otras ocasiones deben ser
tratados de la misma manera (ejemplo, el que trafica drogas y el que roba respecto del plazo de
privación de libertad), si las normas aplicables a estos casos coinciden en dicho plazo. Conviene
destacar que no se adopta una misma decisión porque los elementos sean iguales, sino porque
se les ha regulado de la misma manera. En consecuencia, en tal caso no está involucrada la
igualdad en la aplicación de la ley y, por lo mismo, aquella no se contraviene. En este mismo
sentido, Brieskorn explica que el principio de igualdad no se transgrede si "en estados de causa
considerados como desiguales se aplica la misma consecuencia jurídica; así al allanamiento de
morada y al robo se les pueden aplicar en cada caso hasta tres años de privación de libertad".
2. IMPUNIDAD E INDEMNIDAD

En principio la ley está destinada a regir para todos los ciudadanos de la nación, esto es el principio
de igualdad ante La ley, lo que ocurre es que por razones funcionales hay funcionarios que no
pueden ser sometidos a procesos de modos inmediatos, sino que es necesario primero hacer un
ante juicio.

Es un procedimiento constitucional que está destinado a que precisamente las instituciones no se


vean alteradas por el funcionamiento del sistema penal, o sea a través de denuncia, uno pueda
estorbar el funcionamiento normal de las instituciones, pero entonces son funcionales y no
personales.

De esta lo que particularmente interesa, es una distinción conceptual entre inmunidades e


indemnidades son dos expresiones parecidas pero que hacen referencia a cosas distintas.

Inmunidad: es un privilegio procesal que significa que la persona no puede ser sometida
a proceso o en los casos mas amplios no puede estar sometida a jurisdicción alguna como es el
caso de los Embajadores que tienen inmunidad de jurisdicción, en el ámbito interno los
legisladores tienen inmunidad de proceso.

¿Qué es la inmunidad en el derecho penal?


Es el Privilegio del que gozan ciertas personas por la calidad de funciones que desarrollan, en
virtud del cual son inviolables penalmente y de opinión y sus comportamientos presuntamente
delictivos quedan sometidos a un especial tratamiento jurídico penal y procesal (prerrogativas
procesales)

¿Qué es inmunidad en derecho internacional?


Inmunidad jurisdiccional de los Estados y de sus bienes Implica la incompetencia de los tribunales
internos ante las demandas contra un Estado extranjero y la imposibilidad de ejecución coercitiva
contra los bienes de ese Estado que se encuentren en el territorio del Estado del foro

INMUNIDAD PARLAMENTARIA
La inmunidad parlamentaria no es un privilegio personal de los ASAMBLEISTAS o parlamentarios
de un Estado, sino que garantiza que un parlamentario o asambleíta pueda ejercer libremente
su mandato sin ser objeto de persecución política arbitraria. Como tal, es una garantía de la
independencia e integridad de un parlamento como institución.
Los representantes al no pueden ser investigados, detenidos ni procesados por las opiniones
expresadas o los votos por ellos emitidos en calidad de parlamentarios o asambleístas a.

La inmunidad de los diputados es doble:


• Por un lado, gozan, en su territorio nacional, de las inmunidades reconocidas a los diputados
al Parlamento de su Estado miembro;

• Por otro, no pueden ser detenidos ni procesados en el territorio de cualquier otro Estado
miembro.

No podrá invocarse la inmunidad en caso de flagrante delito.

LA INDEMNIDAD

La indemnidad significa la absoluta irresponsabilidad penal, es decir que no puede responder


penalmente nunca, la inmunidad determina un privilegio procesal pero ese privilegio procesal
removido el obstáculo procesal la persona puede ser sometida a proceso y puede ser condenada,
en cambio cuando se trata de la indemnidad esta es absoluta y perpetua es decir, ni aún cesando
el funcionario puede ser perseguido por ese delito, indemnidad solamente lo tienen los
legisladores y no para cualquier hechos sino por las opiniones o discursos que emitan en
el desempeño de su mandato de legislador.

Caracteres:
Es permanente: es decir que no cesa aun cuando el legislador haya dejado de ser mandatario
por los que dijo mientras haya sido legislador, ni lo comprende aun cuando haya
sido desaforado,
Naturaleza:
Para Zaffaroni la indemnidad opera cuando los actos o ciertos actos de una persona quedan
fuera de la responsabilidad penal, es una conducta atípica, pero si antijurídica por lo
que admite la legítima defensa.
3. LOS FUEROS
El uso más frecuente del concepto en la actualidad se vincula a la competencia jurisdiccional
extraordinaria que se le otorga a un individuo en virtud de un cargo. En este caso, los fueros
son privilegios: se trata de un beneficio que solo gozan ciertas personas y no el común de la
gente.
Los fueros parlamentarios, en este marco, son privilegios de los que disponen los miembros de
un Parlamento democrático. Quienes representan a la población en estos estamentos disponen
de una cierta inmunidad mientras ejercen su función.
Estos fueros surgieron para garantizar la separación de poderes e impedir la persecución de los
parlamentarios opositores al gobierno. Sin los fueros, un senador o un diputado podrían ser
acusados de un delito inexistente y así, en el marco de un proceso, ser apartados de la vida
pública. Por eso se le otorga fueros a los parlamentarios, los cuales impiden que sean procesados
o encarcelados, por ejemplo.
Sin embargo, este privilegio que se otorga a los legisladores puede ser aprovechado por dirigentes
que, para evitar el avance de causas judiciales en su contra, se presentan a elecciones con el
objetivo de ingresar al Parlamento y así obtener fueros que los protejan.

El principio de los fueros, especialmente los parlamentarios, se orienta a defender la libertad de


palabra, las deliberaciones y los procedimientos que no podrían ser materia de acusación en
ninguna corte por fuera del organismo deliberativo, es decir, son una medida preventiva para que
no se configure la opinión de los parlamentarios como delito (político). Este principio se ha
matizado y modificado con el desarrollo del Derecho constitucional y consuetudinario de las
naciones latinoamericanas, cuyo uso depende de las correlaciones de fuerzas parlamentarias en
las intensas idas y vueltas de orden político.

5. BOLIVIA

Fueros parlamentarios: las y los asambleístas gozarán de inviolabilidad personal y no podrán


ser procesados penalmente durante el tiempo de su mandato y con posterioridad a éste por las
opiniones, comunicaciones, representaciones, requerimientos, interpelaciones, denuncias,
propuestas, expresiones o cualquier acto de legislación, información o fiscalización que formulen
o realicen en el desempeño de sus funciones (art. 151, Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia). La Constitución Plurinacional eliminó la inmunidad parlamentaria, aunque
durante su mandato, en los procesos penales, no se les aplicará la medida cautelar de la detención
preventiva, salvo delito flagrante (art. 152 CPEPB).

Fuero presidencial: en el 2010, luego de declarada la Constitución del Estado Plurinacional, se


establecieron las “bases para el juzgamiento de la presidenta o presidente y/o de la vicepresidenta
o vicepresidente, de altas autoridades del Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental,
Consejo de la Magistratura, Tribunal Constitucional Plurinacional y del Ministerio Público”, donde
se define que el o la presidente podrá ser procesada por las siguientes causales: (a) traición a la
Patria y sometimiento total o parcial de la nación al dominio extranjero, (b) violación de los
derechos y de las garantías individuales consagradas en el Título II y Título IV de la Constitución
Política del Estado; (c) uso indebido de influencias; (d) negociaciones incompatibles con el
ejercicio de funciones públicas; (e) resoluciones contrarias a la Constitución; (f) anticipación o
prolongación de funciones; (g) concusión; (h) exacciones; (i) genocidio; (j) soborno y cohecho; y
(k) cualquier otro delito propio cometido en el ejercicio de sus funciones.

Además, cualquier ciudadano podrá iniciar la acción judicial ante la Fiscalía, que deberá investigar
y si procede o tiene mérito la denuncia, trasladará la causa al Tribunal Supremo de Justicia, donde
será revisada por la Sala Penal que, de encontrar mérito para iniciar juicio, deberá presentar los
argumentos ante la Asamblea Legislativa y solicitarle permiso para investigar y procesar al
presidente o presidenta. Para lograr la autorización de juicio se requieren dos tercios de los votos
de la Asamblea, y si es favorable la sala Penal adelantará el proceso judicial conforme disponga
la Ley (arts. 12 al 17).

CÓDIGO PENAL

Artículo 5.- (EN CUANTO A LAS PERSONAS) La ley penal no reconoce ningún fuero ni privilegio
personal, pero sus disposiciones se aplicarán a las personas que en el momento del hecho fueren
mayores de diez y seis años.

Artículo 6.- (COLISION DE LEYES) Si la misma materia fuere prevista por una ley o disposición
especial y por una ley o disposición de carácter general, prevalecerá la primera en cuanto no
dispusiere lo contrario. Artículo

7.- (NORMA SUPLETORIA) Las disposiciones generales de este Código se aplicarán a todos los
delitos previstos por leyes especiales, en cuanto éstas expresamente no establezcan lo contrario.

Bibliografía

https://www.celag.org/fueros-parlamentarios-presidenciales-latinoamerica/
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-00122012000200003
https://es.slideshare.net/sergiotoralez1/zaffaroni-manualmuyresumido
https://www.lexivox.org/norms/BO-L-N44.html importante
TEMA 8

TEORÍA GENERAL DEL DELITO

Un delito es un comportamiento que, ya sea por propia voluntad o por imprudencia,


resulta contrario a lo establecido por la ley. El delito, por lo tanto, implica una violación de las
normas vigentes, lo que hace que merezca un castigo o pena.

Más allá de las leyes, se conoce como delito a toda aquella acción que resulta condenable desde
un punto de vista ético o moral. Por ejemplo: “Gastar tanto dinero en unos zapatos es un
delito”, arrojar comida a la basura es un delito.

En el sentido judicial, es posible distinguir entre un delito civil (la acción que se desarrolla
intencionalmente para dañar a un tercero) y un delito penal (que además se encuentra tipificado y
castigado por la ley penal).

Existe una clasificación bastante amplia de los distintos tipos de delito. Un delito doloso es aquel
que se comete con conciencia, es decir, el autor quiso hacer lo que hizo. En este sentido, se
contrapone al delito culposo, donde la falta se produce a partir de no cumplir ni respetar la
obligación de cuidado. Un asesinato es un delito doloso; en cambio, un accidente donde muere
una persona es un delito culposo.

Un delito por comisión, por su parte, se produce a partir del comportamiento del autor, mientras
que un delito por omisión es fruto de una abstención. Los delitos por omisión se dividen en delitos
por omisión propia (fijados por el código penal) y delitos por omisión impropia (no se encuentran
recogidos en el código penal).

EJ: La piratería

Las denominadas copias piratas ciertamente no nacieron con Internet; el efecto que éste tuvo en
la distribución ilegal de obras fue mucho peor que un simple crecimiento del porcentaje de robos:
logró convencer a la gente de que acceder a contenido protegido sin pagar por él no representaba
un delito.

1. CONCEPTO DE DELITO

El término delito proviene del vocablo latino DELINQUERE, traducible como “abandonar el
camino”, ya que un delito de algo que se aparta del sendero contemplado por la Ley para
la convivencia pacífica entre los ciudadanos que se acogen a ella. En esa medida, qué cosa es y
qué cosa no es un delito se establece en los códigos apropiados del ordenamiento jurídico de
cada nación.

Por ende, lo que se considera o no delito cambia en el tiempo y refleja los valores legales,
culturales e históricos de una sociedad determinada. En ese sentido, la mayoría de los códigos
penales se abstienen de incorporar definiciones dogmáticas del delito, sino delimitarlo a partir de
aquello que está permitido y aquello que no.

Los delitos son materia de estudio de la Teoría del Delito, una rama del Derecho
Penal que propone una jerarquía para la concepción de las conductas punibles, según la cual la
reincidencia constituye un delito más grave que la primera ofensa, por ejemplo, o que la flagrancia
facilita la ejecución del castigo al no haber lugar a interpretaciones de lo ocurrido.

2. ELEMENTOS DE UN DELITO

Según la Teoría general del delito, los elementos del delito o elementos del crimen son el conjunto
de características y componentes esenciales que constituyen todo delito. A través de ellos es
posible el estudio del mismo, a través de una descomposición estructural.

Dichos elementos no son independientes. De hecho, son tomados en cuenta en cada caso puntual
por los jueces o las autoridades encargadas de emitir algún juicio penal.

No existe un consenso exacto y universal respecto a cuáles son los elementos del delito, ya que
existen variaciones al respecto en las distintas jurisprudencias de los países. Éstos se clasifican
en positivos o negativos, dependiendo de si conducen, respectivamente, a la condena o a la
absolución del acusado.

A grandes rasgos son los siguientes:

SUJETOS DEL DELITO. Las personas o individuos involucrados en el cometimiento de un delito,


y que de acuerdo a su rol en el mismo pueden ser:

• Sujeto activo, la persona física que comete el delito penal.


• Sujeto pasivo, la persona que sufre el delito, ya sea una persona personal (persona física)
o persona impersonal (persona jurídica o moral).
LA ACCIÓN DEL DELITO. Todo delito implica una acción u omisión voluntaria llevada a cabo por
un individuo (actus reus), y que da origen al delito. Dichas acciones deben ser intencionales,
voluntarias y conscientes, de modo que un sonámbulo, un demente o una persona inconsciente
no son culpables de las acciones u omisiones cometidas, como tampoco lo es un epiléptico de los
espasmos de su cuerpo.

LA TIPICIDAD DEL DELITO. Se llama “tipicidad” a la adecuación de la acción a los delitos


tipificados en la ley, o sea, al tipo de delito del que se trata, cuáles son sus características y
elementos prohibitivos, etc. A fin de cuentas, todo lo que sea ilegal debe estar contemplado en la
ley.

LA ANTIJURIDICIDAD DEL DELITO. Cuando se habla de “antijuridicidad”, se refiere


exactamente a lo opuesto al derecho: a que un acto es en esencia contrario al ordenamiento
jurídico vigente. Así, los delitos son actos antijurídicos, declarados como tales cuando se los
compara con lo contemplado en el ordenamiento jurídico de la nación. Los eventos antijurídicos
carecen de justificación posible, ya que incumplen una norma jurídica explícita.

LA CULPABILIDAD DEL DELITO. En este caso se trata de una relación psicológica del autor del
delito respecto al acto cometido, de acuerdo a cuatro formas generales de culpa o responsabilidad:

• Imprudencia: cometer un delito por acción, pudiendo hacer de más para evitarlo.
• Negligencia: cometer un delito por inacción.
• Impericia: cometer un delito debido a carecer de los conocimientos mínimos necesarios
para hacer lo que se hacía.
• Inobservancia de reglamentos: ocurre cuando se vulneran las reglas conocidas (por ende,
cayendo en imprudencia) o cuando teniendo conocimiento de que existen reglamentos, se
los desconoce (cayendo, entonces, en negligencia).

PUNIBILIDAD DEL DELITO. Este elemento, muy debatido en ciertos órdenes jurídicos, supone
la existencia de una pena imponible una vez probados los demás elementos del delito para el caso
en cuestión.

OTRO ELEMENTO QUE PODEMOS CONSIDERAR.

• IMPUTABILIDAD. Capacidad del delincuente de ser sometido a justicia.


TIPOS DE DELITO

Existen numerosas clasificaciones para el delito, algunas de las cuales son:

Según sus formas de culpabilidad:

• Delito doloso. El autor del crimen lo cometió a consciencia de lo que hacía, es decir, no
fue un acto accidental, sino premeditado.
• Delito culposo o imprudente. El delincuente no quiso cometer el crimen, pero sin embargo
lo hizo debido a su imprudencia, a su complicidad o a otras condiciones atenuantes.
• Delito preterintencional. Quien cometió el crimen aspiraba a un hecho de menor
envergadura que lo ocurrido, por ejemplo, en una pelea decide golpear a su oponente y sin
querer lo mata.

Según la acción cometida:

• Delito por comisión. Ocurre cuando el delincuente ha cometido por mano propia el crimen,
es decir, es responsable de la acción.
• Delito por omisión. Ocurre cuando el crimen es consecuencia de una inacción del
delincuente, es decir, de algo que no hizo o que permitió que ocurriera. Puede ser de dos
tipos, a su vez:
• Por omisión propia. Cualquier delito consecuencia de omitir la norma a la que se está
obligado por el código penal.
• Por omisión impropia. Cualquier delito consecuencia de una omisión no contemplada en
el código penal.

Según el delincuente:

• Delito especial. Lo podría haber cometido sólo alguien en una posición privilegiada,
particular o de importancia.
• Delito común. Lo podría haber cometido cualquier ciudadano ordinario.

Según el daño que causan:

• Delito de lesión. Cuando existe un daño apreciable a la persona o sus bienes jurídicos.
• Delito de peligro. Cuando se expuso a un daño posible a una persona o bien jurídico,
incluso si no se sufrió el daño.
• Delito de resultado. Requiere de que una conducta se lleve a cabo y tenga resultados.

Prevención del delito

Se habla de prevención del delito para referirse a las medidas que pueden tomarse, desde
el Estado o la misma ciudadanía, para evitar ser víctimas del delito o reducir la probabilidad de
verse involucrado en uno. Algunas de dichas medidas pueden ser:

• Educar a la población respecto a las formas de autodefensa y prevención cotidianas del


crimen urbano.
• Mantener la vigilancia urbana como un factor disuasivo del crimen.
• Promover la educación en los jóvenes y adolescentes y fomentar la cultura del trabajo.
• Evitar las zonas de la ciudad consideradas peligrosas y mantener en ellas una constante
vigilancia policial.

Apología del delito

Si bien la sociedad en su conjunto condena por lo general el delito, puede ocurrir que algunos
factores aspiren a justificar el crimen a partir de argumentos y estrategias del discurso, que tengan
como consecuencia el fomento del delito en la población. Cuando esto ocurra en un lugar público
o en un discurso público, de hecho, la mayoría de las normativas legales lo consideran a su vez
un delito punible: fomentar el crimen es un acto criminal en sí.

BOBLIOGRAFIA

https://concepto.de/delito/#ixzz6LQh6R5OZ
https://definicion.de/delito/
https://www.minjus.gob.pe/wp-content/uploads/2017/03/Teoria-Del-Delito.pdf
https://concepto.de/elementos-del-delito/
https://concepto.de/elementos-del-delito/#ixzz6LQwgzdj2
TEMA 9.

TEORÍA DE LA ACCIÓN.

La acción como el primero de los elementos constitutivos de la infracción penal, puede concebirse
en sentido estricto (de modo que la acción sería una manifestación externa de la voluntad del
hombre, expresada mediante el movimiento o la inmovilidad) o en sentido amplio (de tal manera
que se añadiría a la definición en sentido estricto el nacimiento de un resultado diferente al de la
propia manifestación de la voluntad, y la existencia de una relación de causalidad entre tal
manifestación y el resultado). Han sido muy numerosas las teorías desarrolladas por los diferentes
autores a cerca de la acción; no obstante, merecen especial mención las teorías causal, final y
social de la acción.

1. EL COMPORTAMIENTO HUMANO COMO BASE DE LA TEORÍA DEL DELITO.

El objeto de la teoría jurídica del delito es determinar si alguien responde penalmente. Lo cual
exige constatar si el proceso en el que el sujeto se ve inmerso es o no una conducta humana, un
acto humano, o en cambio un mero proceso natural. No podríamos atribuir esos procesos a alguien
como conducta si se tratara de simples efectos de la naturaleza. Por eso, conviene distinguir
aquellas situaciones en las que el sujeto inmerso es mera expresión de la naturaleza, de aquellas
otras en las que controla aun solo parcialmente el curso de los acontecimientos. En definitiva, la
imputación jurídico-penal presupone siempre una conducta en sentido jurídico-penal, como en
otros ámbitos de nuestras relaciones sociales, consideramos como conducta humana aquel
proceso (o inactividad) en el que alguien se ve inmerso con cierto autocontrol sobre su curso. Con
otras palabras: conducta humana a estos efectos es el proceso humano susceptible de
autocontrol. La expresión proceso indica meramente una evolución o variación del estado de
cosas. Abarca desde movimientos de manos y pies, hasta sonidos y gestos, pasando por
pensamientos y deseos. Sin embargo, aquellos procesos que no trascienden al exterior del sujeto,
es decir, que no son perceptibles por terceros, encierran un interés menor respecto a los que sí
trascienden y son perceptibles por terceros. Obsérvese que no es correcto afirmar que sólo
interesan al Derecho penal los procesos externos, pues en la teoría del delito se analiza la
conducta para imputarla como dolosa, es decir, movida por el dolo, que es interno; y algo
semejante cabría afirmar para otros elementos subjetivos como el conocimiento de que impera
una prohibición. Por lo tanto, el carácter de la conducta en este primer estadio de la teoría del
delito no excluye lo interno. Será después, en sede de tipicidad cuando los procesos susceptibles
de autocontrol pero meramente internos, quedarán al margen del interés del Derecho penal. El
carácter humano del proceso hace referencia a la presencia del ser humano como agente y no
paciente. En efecto, es preciso distinguir aquellos procesos en los que el sujeto se ve inmerso sin
autocontrol alguno, en cuyo caso, pasaremos a hablar de un proceso de la naturaleza, en el que
la persona humana es sólo pieza o parte de la naturaleza; hablamos entonces, con terminología
de la Filosofía moral clásica, de actos del hombre. Dominan entonces las leyes de la naturaleza
sin que podamos determinar el control, siquiera posible, por parte de alguien. Tal situación se da
ya cuando el sujeto humano experimenta procesos fisiológicos que no está en su mano controlar.
A diferencia de estos, en los actos humanos el sujeto que se ve inmerso es motor de lo que
acontece, controla por sí el proceso: hay autocontrol. Dicho autocontrol se da cuando el sujeto
dispone de un mínimo de opciones de dominio sobre el curso de los acontecimientos. No es
preciso que cuente con una gran variedad de posibilidades de acción, sino que basta con la opción
básica por dejar de hacer lo que hace, o ponerse a hacer algo distinto. Esta capacidad mínima de
la persona para actuar puede entenderse como “volición”, es decir, como acto mínimo de la
voluntad, sin que se exija todavía nada más. Así, no será preciso que el agente disponga de un
conocimiento detallado de la cualidad jurídica de su conducta, o de que obre con plena
voluntariedad (tema que pertenece en cambio a la culpabilidad, es obvio que en nuestras
relaciones cotidianas hay ciertos procesos que no pueden ser considerados acciones. No lo serán
cuando la persona en cuestión sea objeto de un factor interno o externo, natural o proveniente de
un tercero, que le mueve, en cuyo caso es paciente y no agente, pues carece de la posibilidad de
control propia de una persona y no meramente animal: así, quedan fuera del objeto del Derecho
penal los procesos animales del ser humano (actos del hombre, meramente fisiológicos), de
personas que han perdido la conciencia (sueño, desmayos…), de los animales, de sujetos que
pueden tener personalidad jurídica (sociedades, colectivos…) pero no capacidad de conducta en
sentido jurídico-penal

Una vez constatada la existencia de una conducta (proceso controlable por el sujeto en él
implicado), podremos continuar con las restantes categorías de la teoría jurídica del delito, en
concreto, la categoría de la tipicidad Dicha conducta humana se someterá a continuación a
valoración confrontándola con los preceptos del código penal que prohíben, o prescriben o
permiten conductas en cada caso. Será entonces el momento de dejar fuera del Derecho penal
aquellas conductas que no han trascendido al exterior; pero también el momento de fijarse en
algunos elementos subjetivos que dan vida al proceso o conducta (el dolo, por ejemplo). Y será
entonces también el momento para valorar si el proceso susceptible de autocontrol en el que nos
centramos reviste el carácter de activo u omisivo. Esta es la razón de que al comienzo nos
hayamos referido a «proceso o inactividad». Como se ve, la acción y la omisión no son conceptos
que pertenezcan a este primer nivel de la teoría del delito, sino que es algo que se dilucida en
sede de tipicidad. Así es, porque es en la tipicidad cuando las normas de conducta dirigidas al
respectivo agente indicaban dejar de actuar (prohibitivas) o actuar (prescriptivas). En el primer
caso, estaremos ante un tipo comisivo (por ejemplo, matar a alguien), y en el segundo ante uno
omisivo (por ejemplo, dejar de socorrer a alguien en peligro grave). En ocasiones, la doctrina penal
ha adelantado dicho estadio y ha introducido consideraciones de tipicidad en donde todavía no
hay sino una primaria imputación de una acción o proceso como hecho. Así se comprueba en el
llamado concepto social de acción, que identifica ésta con el “comportamiento humano
socialmente relevante”, pues anticipa consideraciones de valoración cuando todavía no es el
estadio oportuno; es decir, que para afirmar que hay acción adelanta la consideración social de
algo como acción u omisión, dolosa o imprudente, que es algo que se analiza en la tipicidad. Algo
similar sucede con el concepto valorativo de acción, propio de los planteamientos neokantianos o
neoclásicos así como en otros más recientes, que desde una perspectiva valorativa y no
meramente descriptiva de la realidad afirman la acción cuando podamos hablar de
comportamiento o cuando al proceso humano le añadimos la implicación de la personalidad de su
agente, que nos lo hace comprensible. Estos planteamientos introducen en la acción elementos
de juicio que forman parte de otras categorías de la teoría del delito, y pueden incurrir en una
argumentación circular. Otra versión más antigua del concepto de conducta humana es el
sostenido por la doctrina naturalística (VON LISZT y BELING), según la cual, hay acción cuando
estamos ante un movimiento corporal causado por un impulso de la voluntad que influye en el
mundo exterior. Tampoco es adecuada tal definición de conducta, porque desprovee a la conducta
de algo valorativo y la convierte en meramente natural, como si fuera posible separar en la acción
lo animal del agente. A decir bien, el proceso humano susceptible de autocontrol no es algo
meramente natural (eso sería un reduccionismo), como tampoco pura valoración (eso sería decir
más de lo que es). Cuando consideramos algo como proceso humano susceptible de autocontrol
estamos imputando algo, y no meramente describiéndolo; estamos pasando del plano de lo
meramente natural a lo valorativo, pero sin valorarlo todavía como típico, lo cual será objeto
de otros estadios de la teoría del delito

Teorías sobre la acción

1- Teoría causal

Para esta corriente doctrinal, la acción era definida por su carácter ontológico (por pertenecer al
mundo del ser, por ser aprehensible por el conocimiento empírico), descriptivo (por limitarse a
mostrar lo que sucede, sin entrar a valorarlo) y causal (por ser un “impulso de la voluntad” que
causa un movimiento que da lugar a un resultado perceptible por los sentidos).

Para esta teoría la acción humana constituía la pieza clave sobre la que se construye el delito y
es por eso que debía ser lo suficientemente amplia, objetiva y neutral.

Para Ernst Beling (jurista alemán) "la acción es una cadena causal, puesta en funcionamiento por
una manifestación de voluntad, que es configurado como expresión de un fenómeno de
enervación muscular". Es decir, que consiste en la expresión corporal de la voluntad interna
(excluyendo la omisión).

Por el contrario Von Liszt (jurista y político alemán) defendía la extensión de esta definición tanto
para la acción como para la omisión. La falta de previsión de la omisión, concebida como la
ausencia de movimiento corporal que derive en una modificación en el mundo exterior, era una de
las principales críticas que se hacía al concepto de acción causal.

Además también se presentaban problemas respecto a la tentativa, por no ser posible conocer si
el impulso tenía una finalidad con respecto a un resultado deseado.

Posteriormente, en la etapa neoclásica el concepto de acción se simplifica, y se introduce el


concepto de valor para definir la misma, de modo que pasa a entenderse como el
proceso causal que la voluntad del hombre desencadena en el mundo exterior,
independientemente de lo que el autor haya pretendido con su comportamiento o lo que haya
podido querer; sin embargo, tal concepción generó numerosas críticas, fundamentalmente por no
tener en consideración el contenido de la voluntad.

Para este concepto neoclásico serán elementos de la acción:

a. La manifestación exterior de la voluntad: expresa el deseo de un sujeto a actuar de forma


voluntaria.
b. Los efectos derivados de esa manifestación: se refiere al resultado, consecuencia de la
voluntad del ser humano de actuar.

Para finalizar, Mezger (criminólogo alemán) sostiene que el concepto de acción apunta en la
conducta humana un hecho natural-real en el mundo de la experiencia, señalando lo que tiene
que ser penado por la ley, y sirviendo para la apreciación de determinadas finalidades. La
apreciación normativa de sus elementos, no tiene lugar en la acción, sino en sus elementos de la
antijuricidad y de la culpabilidad.
2- Teoría final

El jurista y filósofo Hans Wesel fue el precursor de la concepción final de la acción (1931). A partir
de este punto proliferaron las escuelas finalistas.

Según lo concebido por la doctrina del Finalismo, la acción puede definirse como la realización de
una actividad finalista, ya que el hombre, gracias a su saber causal, puede prever, con algunas
limitaciones, las potenciales consecuencias de su conducta, establecer distintos fines y conducir
su comportamiento a la consecución de dichos fines, de acuerdo con sus planes. Puede
apreciarse, atendiendo a tal concepto, es la oposición a la teoría causal, en ella se afirma que la
acción es un comportamiento humano sometido a la voluntad dirigida a un resultado concreto.

Esta teoría se basa en que la acción constituye un comportamiento anticipado consciente. Así, la
finalidad se corresponde con la capacidad de todo sujeto a prever las consecuencias de su
conducta y poder dirigir su actuación en base a ellas.

Mencionar también que para los finalistas la voluntad es un factor determinante en el acto causal
externo, por ejemplo: cuando un sujeto se plantea la comisión de un ilícito y sus consecuencias,
si decide llevarlo a cabo es porque su voluntad lo lleva a ese fin. Es ese último acto el que hace
que nazca la conducta delictiva.

Dicha teoría también ha recibido críticas, entre otras cosas, por el hecho de que la misma no se
adapta correctamente a la estructura de los delitos de omisión propia, ya que en los mismos no
se puede controlar el curso causal. A parte, debemos aclarar, que la teoría final de la acción no
abarca todas las conductas del comportamiento del sujeto, ya que no prevé lo que ocurre en los
delitos de imprudencia, en los cuales la intención de cometerlos por parte del sujeto es inexistente.

La Teoria Final del la acción penal viene dividida en dos fases:

1. Fase interna: se caracteriza por ser únicamente una manifestación interna o proceso
mental de ideación del ilícito por parte del sujeto activo. No tiene relevancia para el derecho
penal. Se incluyen en esta fase: la ideación, deliberación y preparación.
2. Fase externa: manifestación externa de las ideas preparatorias, comienza la ejecución del
delito. Entran: la proposición, la provocación, coacción, tentativa y la consumación del
delito.
3- Teoría social

Engisch y Maihofer (juristas alemanes) fueron los precursores de esta teoría. El primero de ellos
intentar introducir la teoría de la causalidad adecuada en la teoría de la acción, entendiendo la
acción como un concepto social-natural, definida a su vez como “la producción voluntaria de
consecuencias calculables socialmente relevantes”, en dicha definición abarcaba tanto a las
acciones dolosas finales como a las imprudentes. Por su parte, Mihofer la define como todo
comportamiento objetivamente dominable dirigido a un resultado social objetivamente previsible.
Él considera la acción como un elemento fundamental del delito.

Por otra parte, Jescheck (profesor alemán) manifiesta en su tratado que la acción es una “conducta
humana socialmente relevante”; entendiendo este término como la afectación a la relación del
individuo con su mundo adyacente que hace que se catalogue como "persona social".

En virtud de tal teoría, la acción no tiene tanta relevancia como fenómeno fisiológico, sino como
fenómeno social, de forma que la misma se definiría como comportamiento social con sentido. Se
trata en este caso de un concepto normativo, ya que esta corriente doctrinal define la acción por
referencia a un sistema de normas (aspecto definitorio que ha constituido la principal de las críticas
dirigidas contra la teoría social). Es por ello que no se deduce del concepto de acción definido por
esta doctrina, que no todas las conductas son tenidas en cuenta para la imputación penal. Así, los
reflejos corporales, movimientos en situación de inconsciencia y la fuerza irresistible no se
constituyen como acción.

En relación con esta teoría existen dos corrientes que se acercan a la teoría causal (la objetivo-
causal, que valora objetivamente el resultado en su significación social) y la finalista (que
determina el sentido social de la acción en la voluntad del agente).

Dicha corriente ha sido también objeto de importantes críticas. Una de ellas defiende que el
concepto de "relevancia social" no debe ser considerado un nexo de unión sistemático, ya que
esta relevación supone una cualidad de la acción que puede tener o no tener, y si falta no
desaparece la acción, sino solo su importancia social.

3. LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS

Quienes son las personas jurídicas?

1. Las corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público reconocidas por la Ley. Su


personalidad empieza desde el instante mismo en que, con arreglo a derecho, hubiesen quedado
válidamente constituidas.
2. Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, a las que la Ley
conceda personalidad propia, independiente de la de cada uno de los asociados. (Sociedad
Limitada, Sociedad Anónima, Sociedad Unipersonal, etc.)

En Bolivia, Con la promulgación del Código del Sistema Penal (CSP) en fecha 15 de diciembre de
2017, Bolivia pretendía sumarse a los pocos países sudamericanos que reconocen “abiertamente”
la responsabilidad penal de las personas jurídicas; entre dichos países podemos citar a Brasil,
Chile y Ecuador.

Ahora que el CSP fue abrogado mediante Ley Nº 1027 de 25 de enero de 2018, cabe recordar
que si bien el Código Penal en vigencia (Ley Nº 1768 de 10 de marzo de 1997) no reconoce la
responsabilidad penal para las personas jurídicas (ver art. 5 del Código Penal) y tampoco dicha
responsabilidad posee un sustento constitucional; sin embargo, con la aparición de otras
disposiciones legales dispersas resulta que desde año 2003, Bolivia cuenta de manera camuflada
con la responsabilidad penal a entes colectivos (empresas, Bancos, entidades financieras,
fundaciones, cooperativas, asociaciones, etc.).

Existen tres leyes orientadas a dicho propósito, estas son: el Código Tributario (Ley Nº 2492 del
02 de agosto de 2003), Ley de Lucha contra la corrupción, Enriquecimiento Ilícito e Investigaciones
de Fortunas “Marcelo Quiroga Santa Cruz” (Ley Nº 004 de 31 de marzo de 2010) y la Ley de
Servicios Financieros (Ley Nº 393 de 21 de agosto de 2013).

Las personas jurídicas bajo el Código tributario podrían verse afectadas con las siguientes penas
accesorias

1 Articulo 176 CTB. a saber: inhabilitación especial (que en el peor de los casos podría consistir
en la pérdida definitiva de su personalidad y personería jurídica), inhabilitación para ejercer directa
o indirectamente actividades relacionadas con operaciones aduaneras y de comercio de
importación y exportación por el tiempo de uno a cinco años, inhabilitación para el ejercicio del
comercio por el tiempo de uno a tres años; y, la pérdida de concesiones, beneficios, exenciones y
prerrogativas tributarias que gocen las personas jurídicas.

Posteriormente, en fecha 31 de marzo del año 2010, se promulga la Ley Nº 004, más conocida
con el nombre de Ley de Lucha contra la corrupción, Enriquecimiento Ilícito e Investigaciones de
Fortunas “Marcelo Quiroga Santa Cruz”.
En el Articulo 5 num. 5) de dicho cuerpo normativo, establece claramente que se aplicará la
mencionada ley contra las “personas jurídicas” y todas aquellas personas que no siendo
servidores públicos cometan delitos de corrupción causando daño económico al Estado o se
beneficien indebidamente con sus recursos.

Esta Ley Nº 004 crea el delito de “Enriquecimiento Ilícito de Particulares con afectación al Estado”
Articulo 28, donde adicionalmente se otorga responsabilidad penal a la persona jurídica,
disponiendo que ésta restituirá al Estado los bienes que le hubiesen sido afectados además de
los obtenidos como producto del delito y será sancionada con una multa del 25% de su patrimonio.

Como vemos en dicha ley se establece una sanción directa a la persona jurídica a través de la
multa del 25% de su patrimonio, lo cual es totalmente desproporcional y se traduce en la afectación
económica a los accionistas, socios e incluso hasta a los trabajadores de la empresa dado que
esta situación podría significar el cierre de la empresa por falta de liquidez económica o el despido
de trabajadores ante un problema patrimonial de la empresa.

El delito de enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al Estado, si bien tiene un


antecedente más próximo en la legislación colombiana, pero la diferencia es que este delito en
nuestro país es bastante amplio y se aplica además contra personas jurídicas.

Luego de haber transcurrido más de tres años de la promulgación de la ley anticorrupción Marcelo
Quiroga Santa Cruz, resulta que en fecha 21 de agosto de 2013 se promulga la Ley Nº 393 (Ley
de Servicios Financieros), y en ella también se encuentra prevista la posibilidad de responsabilizar
a las personas jurídicas.

Adviértase que el Articulo 40 de la Ley Nº 393 establece que toda persona natural
o “jurídica”, entidades o grupos, independientemente de su naturaleza o de la norma que las
hubiera creado, sea por actos u omisiones, que contravengan las disposiciones de la presente
Ley, sus normas reglamentarias o regulatorias, reglamentos, normas, estatutos y políticas internas
de la entidad y normativa prudencial se harán pasibles, según la gravedad del caso, a la imposición
de sanciones administrativas.

Se encuentran dentro de las previsiones del párrafo anterior: las entidades financieras, sus
directores, consejeros de administración y de vigilancia, síndicos, inspectores de vigilancia,
fiscalizadores internos, auditores internos, administradores, gerentes, apoderados generales y
empleados sin excepción.
Entre las sanciones administrativas que podrían afectar a las personas jurídicas se tiene:
suspensión temporal de autorización para apertura de nuevas oficinas, sucursales, agencias u
otros puntos de atención al público; prohibición temporal o definitiva para realizar determinadas
actividades; suspensión temporal o definitiva e inhabilitación de directores, síndicos, gerentes,
administradores y apoderados generales; y, revocatoria de licencia de funcionamiento.

La cancelación o revocatoria de la licencia de funcionamiento de una entidad financiera así como


la suspensión, prohibición e inhabilitación definitiva del infractor, será aplicada cuando la infracción
por acción u omisión sea calificada como gravedad máxima. La cancelación o revocatoria de la
licencia de funcionamiento también aplicará cuando la entidad sea intervenida para su liquidación
de acuerdo a lo dispuesto en dicha Ley.

Toda esta situación tiene la influencia de la globalización dado que existe la


preocupación cada vez más urgente de garantizar el buen gobierno corporativo y la “ética de los
negocios” fruto de una creciente sensibilización por parte de la sociedad en los temas de
corrupción.

4. ACCIÓN Y RESULTADO

Es importante destacar que para que la acción y el resultado puedan cooperar conjuntamente a la
construcción del delito, debe existir entre ambos una línea de comunicación que pruebe que el
resultado típico ha sido causado precisamente por la actuación de la voluntad. La construcción de
esta conexión, entre la acción y el hecho típico, corresponde a la relación causal. Por lo que es
tarea de la teoría causal del Derecho Penal, según Reinhart Maurach, el tender, un lazo del
conocimiento entre la acción del autor y el resultado típico producido por ésta.

Hanz Wilzel señaló que toda acción es un poner en servicio la causalidad, concretó el siguiente
dogma: El concepto causal no es un concepto jurídico, sino una categoría del ser. En Derecho
Penal, la adecuación típica en los delitos de lesión depende de que la realización de la
acción haya producido un resultado lesivo que le sea objetivamente imputable. Dicho de otro
modo, como lo afirma Muñoz Conde, en los delitos de resultados o de consecuencias dañosas
(homicidio, lesiones, etc.) debe mediar una relación de causalidad entre la acción y el resultado,
es decir una relación que permita, ya en el ámbito objetivo la imputación del resultado producido
al autor de la conducta que lo ha causado. Entonces la relación de causalidad entre acción y
resultado, y la imputación objetiva del resultado al autor de la acción que lo ha causado son por
tanto, el presupuesto mínimo para exigir en los delitos de resultado una responsabilidad por el
resultado producido (principio de causalidad).

Es importante destacar que la relación que permite considerar un resultado acaecido como
producto de la acción, es una relación de causalidad, es decir, una relación de causa a efecto
idéntica a la observable en los sucesos de la naturaleza. Sin embargo, hay que distinguir con
precisión, entre ser causal y ser responsable por la producción del resultado y ambas categorías
no se superponen. Que puede afirmarse que la causalidad establece un límite mínimo de la
responsabilidad, pero no toda causalidad implica, “responsabilidad”. Esto es por cuanto no todo
comportamiento causal culmina en la responsabilidad penal, recordemos que lo le interesa al
derecho penal es aquella acción relevante, para lo cual se han dado correctivos de naturaleza no
causal sino normativa a través de lo que hoy se conoce como la teoría de la imputación objetiva.

Es indiscutible que el delito es una conducta, mejor dicho, un acto humano, que comprende de
una parte, la acción ejecutada y la acción esperada y de otra el resultado sobrevenido. Para que
éste pueda ser incriminado precisa existir un nexo causal o una relación de causalidad entre el
acto humano y el resultado producido. Según la teoría de la equivalencia de las condiciones o
condictio sine qua nom,existe esa relación causal cuando no se puede suponer suprimido el acto
de voluntad humana, sin que deje de producirse el resultado concreto.

En los casos simples no existe problema establecer la relación de la causalidad y el resultado,


pero surge el problema cuando haya que analizar varios factores que puedan influir en el resultado
(concausas preexistentes y supervinientes).

Por ejemplo: A suministra a B un veneno en la comida y B muere al poco tiempo por


envenenamiento; en este caso la conducta de A es causal para la producción del resultado de
muerte, aunque B hubiera muerto a tiros a la pocas horas en un atentado terrorista que estaba ya
preparado. Es preciso tener en cuenta también la acción concreta realizada. Pensemos en el mis-
mo caso en que A suministra veneno a B pero para que surta efecto al otro día; sin embargo, B
de camino a su domicilio sufre un accidente de tránsito produciéndose su muerte, habrá que
averiguar si existe una relación de causalidad entre una acción real, concreta (el suministro del
veneno por parte de A), y un resultado real, concreto (muerte de B). En este caso A sería res-
ponsable de tentativa de asesinato. Muy diferente sería si B, después de los primeros signos de
malestar, hubiera sufrido el accidente mortal en el camino que lo llevaría a recibir ayuda médica.
En este caso la cadena causal originada por A habría obrado en las circunstancias concretas de
la muerte de B, y A sería considerado causante.
A fin de limitar la amplitud de los resultados a que conduce la aplicación de la teoría de la condictio
sine qua nom, es la teoría de la causalidad adecuada, según la cual no toda condición es causa,
en el sentido del Derecho penal, sino solamente aquellas que de acuerdo con la experiencia
general, habitualmente producen el resultado. Por ejemplo: una dosis de arsénico es causa de
resultado de muerte porque, habitualmente y según la experiencia general tal dosis de arsénico
causa la muerte. Por el contrario, una bofetada no es adecuada para producir el resultado de
muerte; si como consecuencia de ella se deriva la muerte de la víctima porque ésta es hemofílica
y la bofetada le produjo un pérdida de sangre de efecto letal, este resultado no podría considerarse
según la teoría de causalidad adecuada, como causado por aquella.

Para Muñoz Conde, en la teoría de la adecuación hay un criterio limitador de la causalidad, el de


la diligencia debida, ya que si la acción se realiza con la diligencia debida, aunque sea previsible
un resultado, se mantiene en el ámbito de lo permitido jurídicamente y no se plantea problema
alguno. Por eso, dice Muñoz Conde, que previsibilidad objetiva y diligencia debida son, por
consiguiente, los dos criterios selectivos que sirven para precisar cuándo una acción es
adecuada para producir un resultado y, por tanto, es causa del mismo. Pero, asegura, esta
teoría tiene el inconveniente de confundir el plano ontológico (qué acción es causa de un resultado)
y el normativo (qué causas deben tener relevancia penal). Y dice que en efecto, el que una causa
no sea adecuada para producir un resultado, porque, por ejemplo, no fuere previsible que se fuera
a producir, no puede eliminar su naturaleza

Otra de las teorías que tiene importancia es la teoría de la causa jurídicamente relevante, según
la cual la causalidad debe limitarse con ayuda de criterios jurídicos, de tal forma que el problema
causal se convierte en un problema jurídico al incluir dentro de la categoría de la tipicidad.
Desde ese punto de vista, “matar” no sería el simple “causar la muerte”, sino causarla con una
acción que pueda ser considerada relevante jurídicamente y, por tanto, ser subsumida en un delito
de homicidio. El problema de la causalidad dentro del Derecho Penal, consiste en establecer los
criterios que deben utilizarse para determinar, entre todos los factores que han causado un
resultado, aquellos que pueden ser considerados relevantes desde el punto de vista jurídico, y por
lo tanto, desde este punto de vista, adecuados para imputar ya en el plano objetivo ese resultado
a una persona. Por eso las teorías de la causalidad, en sus distintas vertientes, se han venido
completando en los últimos años con criterios normativos, coincidentes en su mayor parte con los
de la teoría de la imputación objetiva, cuyo máximo exponente es el alemán Claus Roxín.
Teoría de la Imputación Objetiva

Para tener una idea clara acerca de esta teoría, nos vamos a remitir a lo expuesto por Muñoz
Conde, quien señala: La previsibilidad objetiva, la evitabilidad del resultado, la relevancia jurídica,
etc., no son más que fórmulas abstractas que poco sirven para resolver los casos más conflictivos.
Previsible y evitable objetivamente es casi todo y, en todo caso, el ámbito de prohibición jurídico-
penal sólo puede comenzar allí donde se constate la realización de una acción que exceda de lo
jurídicamente permitido. De un modo general se puede decir que toda conducta que suponga la
creación de un riesgo no permitido o el aumento de un riesgo ya existente más allá de los límites
permitido es suficiente para imputar el resultado que suponga realización de ese riesgo no
permitido.

La creación de un riesgo no permitido, lo que ya supone por lo menos una falta de diligencia, la
consiguiente realización de ese peligro o riesgo en un resultado y la producción del resultado
dentro del fin o ámbito de protección de la norma infringida son, pues, los criterios que hay que
aplicar para, a partir del establecimiento de una conexión causal, imputar objetivamente en el
ámbito jurídico un resultado a la persona que lo causó.

El primer criterio se puede resolver casos en los que no hay creación ni incremento del riesgo
porque el resultado se hubiera producido igualmente aunque el autor hubiere actuado con la
diligencia debida. Por ejemplo: el médico inyecta indebidamente procaína al paciente produciendo
su muerte, pero ésta también se hubiera producido de haberse empleado novocaína, que era lo
aconsejable; el automovilista, conduciendo a más velocidad de la permitida, atropella al ciclista
embriagado, que igualmente hubiera sido atropellado aunque el conductor hubiese conducido el
vehículo a la velocidad permitida. En estos dos ejemplos el resultado sólo puede imputarse al
médico o al automovilista si se demuestra claramente que, con su acción indebida, aumentaron
sensiblemente las posibilidades normales de producir el resultado.

En el segundo criterio tomarnos Los resultados que han sido consecuencia de cursos causales
atípicos. Así por ejemplo, quien dispara contra otro crea un riesgo no permitido de producción de
la muerte de éste, “primer criterio”. Pero si la víctima muere en un accidente de la ambulancia que
le llevaba al hospital, el sujeto que le disparó no responderá del resultado muerte (homicidio
consumado) porqué éste no ha sido consecuencia de riesgo creado por el disparo. Del mismo
modo, si el resultado se produce por la acción dolosa de un tercero, tampoco podrá ser imputado
a quién creó el riesgo inicial de su producción de un modo imprudente: la víctima del accidente
causado por imprudencia muere posteriormente, mientras convalecía de sus heridas en el
hospital, como consecuencia de las puñaladas que le infirió un enemigo que entró su-
brepticiamente en su habitación (prohibición de regreso).

El tercer criterio sirve para solucionar casos en los que, aunque el autor ha creado o
incrementado un riesgo que se transforma en un resultado lesivo, éste no debe ser imputado al
no haberse producido dentro del ámbito de protección de la norma. Los casos a los que afecta
este problema son muy diversos y complejos. Entre ellos se incluyen los supuestos de puesta en
peligro de un tercero aceptada por éste. Así, por ejemplo, inducir a alguien a beber más de la
cuenta o a realizar ejercicios acrobáticos en una cuerda floja, salvo que se trate de una inducción
al suicidio, es ciertamente una forma de incrementar el riesgo de que se produzca un accidente,
pero no parece que entre dentro del fin de protección de la norma proteger a quienes consciente
y voluntariamente se exponen a peligros, bien aceptando apuestas (ruleta rusa), bien participando
voluntariamente en una actividad peligrosa (copiloto de un coche de carreras). Todos estos
resultados caen fuera del ámbito de protección normal que se previó al dictar la norma penal y,
por ello, deben ser excluidos del ámbito jurídico-penal relevante.

Estos problemas se platean generalmente en los delitos imprudentes, ya que es allí donde la (mala
suerte) y una serie de circunstancias más o menos imprevisibles determinan la producción de un
resultado a veces completamente distinto y contrario al pretendido por su causante.

Por el contrario, en el delito doloso el problema apenas se plantea, o se plantea de modo diferente,
porque en este caso el sujeto hace todo lo que puede por producir el resultado que pretende. Si a
pesar de ello éste no se produce, habrá tentativa; y lo mismo sucede cuando el resultado se
produce, pero de un modo completamente anómalo e imprevisible: la víctima de un asesinato
intentado muere en el hospital a consecuencia de un incendio.

La conducta humana que cumple los requisitos que estudiamos y que objetivamente es
subsumible en un delito constituye la conducta típica. Puede exteriorizarse mediante acciones u
omisiones.

5 CODIGO PENAL BOLIVIANO

Artículo 8.- (TENTATIVA) El que mediante actos idóneos o inequívocos comenzare la ejecución
del delito y no lo consumare por causas ajenas a su voluntad, será sancionado con los dos tercios
de la pena establecida para el delito consumado.

Artículo 9.- (DESISTIMIENTO Y ARREPENTIMIENTO EFICAZ) No será sancionado con pena


alguna:
1) El que desistiere voluntariamente de la comisión del delito;

2) El que de igual modo impidiere o contribuyere a impedir que el resultado se produzca, a menos
que los actos realizados constituyan delitos por sí mismos.

Artículo 10.- (DELITO IMPOSIBLE) Si el resultado no se produjere por no ser idóneos los medios
empleados o por impropiedad del objeto, el juez sólo podrá imponer medidas de seguridad.

Artículo 11.- (EXENTO DE RESPONSABILIDAD) I. Esta exento de responsabilidad:

1) (LEGITIMA DEFENSA) El que en defensa de cualquier derecho, propio o ajeno. Rechaza una
agresión injusta actual, siempre que hubiere necesidad racional de la defensa y no existiese
evidente desproporción del medio empleado.

2) (EJERCICIO DE UN DERECHO, OFICIO, CARGO, CUMPLIMIENTO DE LA LEY O DE UN


DEBER) El que en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo, cumplimiento de la ley o de
un deber, vulnera un bien jurídico ajeno.

II. El exceso en las situaciones anteriores será sancionado con la pena fijada para el delito culposo.
Cuando proviniere de una excitación o turbación justificables por las circunstancias concomitantes
en el momento del hecho, estará exento de pena.

Artículo 12.- (ESTADO DE NECESIDAD) Está exento de responsabilidad el que para evitar una
lesión a un bien jurídico propio o ajeno, no superable de otra manera, incurra en un tipo penal,
cuando concurran los siguientes requisitos:

1. Que la lesión causada no sea mayor que la que se trata de evitar, tomando en cuenta,
principalmente, la equivalencia en la calidad de los bienes jurídicos comprometidos;

2. Que la lesión que se evita sea inminente o actual, e importante;

3. Que la situación de necesidad no hubiera sido provocada intencionadamente por el sujeto; y

4. Que el necesitado no tenga por su oficio o cargo, la obligación de afrontar el peligro.

Artículo 13.- (NO HAY PENA SIN CULPABILIDAD) No se le podrá imponer pena al agente. si
su actuar no le es reprochable penalmente. La culpabilidad y no el resultado es el límite de
la pena. Si la ley vincula a una especial consecuencia del hecho una pena mayor, ésta sólo
se aplicará cuando la acción que ocasiona el resultado más grave se hubiera realizado por
lo menos culposamente.
Artículo 13 ter.- (RESPONSABILIDAD PENAL DEL ORGANO Y DEL REPRESENTANTE) El que
actúe como administrador de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en nombre o
representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente siempre que en la entidad o
persona en cuyo nombre o representación obre concurran las especiales relaciones, cualidades y
circunstancias personales que el correspondiente tipo penal requiere para el agente.

BIBLIOGRAFIA

https://www.derechoecuador.com/accion-y-resultado MUY BUENO

https://eju.tv/2018/01/responsabilidad-penal-de-las-personas-juridicas-en-bolivia-y-corporate-compliance/

http://www.derechofacil.gob.ar/leysimple/responsabilidad-penal-de-las-personas-juridicas/

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(2).pdf

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