Está en la página 1de 5

TIPOS DE VACUNAS

Las vacunas se pueden desarrollar utilizando diversas plataformas o procesos,

empleando desde patógenos debilitados o inactivos a segmentos o partes del

patógeno, e incluso toxinas de bacterias o solo el material genético de los virus. Como

acabamos de ver en el capítulo anterior, nuestro sistema inmunita- rio es capaz de

recordar “su lucha” contra los patógenos, de forma que la segunda vez que se enfrente

a un patógeno conocido su respuesta para combatirlo será mucho más rápida y eficaz.

Y en esta premisa se basan las vacunas.

Las vacunas desarrolladas tradicionalmente son de distintos tipos, según el

componente que genera la inmunidad. Son las vacunas que nos han inoculado a la

mayoría de nosotros desde nuestro nacimiento según los calendarios de vacunación

vigentes. En los últimos años se han desarrollado vacunas utilizando material

genético, ADN y ARN. Todos somos conscientes de que en los dos últimos años estas

plataformas genéticas han ganado una gran relevancia, al ser empleadas para el

desarrollo de las vacunas contra el SARS- CoV-2.

Las vacunas deben cumplir o presentar ciertas características, además de conseguir

producir una respuesta eficaz del sistema inmunitario:

 Reproducir una respuesta inmunológica similar a la infección natural.

 Deben ser seguras, no presentar toxicidad

 Idealmente se debe conseguir inmunidad a largo plazo.

 Ser capaces de producir una respuesta inmune fuerte en un porcentaje alto de

la población.

 Tener una preparación estable para que la vacuna siga siendo activa en

diferentes condiciones.
 Deben ser baratas para poder ser administradas al mayor porcentaje posible

de la población.

CLASIFICACIÓN MICROBIOLÓGICA

Esta clasificación trata si están desarrolladas con bacterias o con virus.

Clasificación en función de la tecnología utilizada en la fabricación

Atenuadas. Una de las primeras aproximaciones o plataformas que se utilizó para el

desarrollo de vacunas consistió en la utilización del patógeno completo debilitado

(atenuado), capaz de reproducir la infección, pero sin reproducir el daño tisular. Dado

que son muy similares a la infección natural que ayudan a prevenir, crean una

respuesta inmunitaria fuerte y de larga duración y pueden proteger durante toda una

vida contra el patógeno y la enfermedad que causa. Estas vacunas se pueden

desarrollar utilizando diferentes métodos: el más utilizado es “hacer pasar” el patógeno

que provoca la enfermedad a través de diferentes cultivos celulares o embriones

animales. El virus crece en estos cultivos o embriones no humanos, lo que significa

que a la vez va perdiendo su capacidad de replicarse en células humanas. Por lo

tanto, el virus va atenuando su capacidad de replicación en seres humanos y cuando

nos vacunan el virus no puede replicarse, no puede infectar al organismo, pero nuestro

sistema inmunológico sí reacciona ante este virus atenuado, generando anticuerpos

frente a él.

Uno de los riesgos de esta forma de atenuar mediante pases seriados, aunque muy

bajo, es la posibilidad de reversión de las mutaciones y que “vuelva” el fenotipo

virulento del virus. Pero gracias al avance de las herramientas tecnológicas, como la

modificación genética del ADN, se pueden eliminar los genes responsables de su


virulencia, es decir, se atenúa de forma controlada y por tanto se elimina cualquier

riesgo de reversión.

De este tipo son las vacunas actuales contra el sarampión, las paperas, rubéola,

viruela, varicela o fiebre amarilla

Inactivas. Las vacunas inactivadas se componen bien de la versión muerta del

patógeno completo que causa la enfermedad o solo de alguna fracción clave del

agente infeccioso. Estas vacunas no suelen proporcionar una inmunidad tan fuerte

como la de las vacunas vivas. Para mejorar la respuesta inmunitaria se incluyen a

menudo en la vacuna los adyuvantes. Estos compuestos son capaces de aumentar la

respuesta inmunitaria sin producir efectos secundarios. Pueden requerir más dosis con

el tiempo (vacunas de refuerzo) para tener una inmunidad continua. Hay vacunas

inactivadas contra la hepatitis A, la gripe (inyectable), la polio (cuando es inyectable) o

la rabia.

Basadas en el microorganismo completo. Estas son desarrolladas a partir del

patógeno muerto o inactivado, para ello se utilizan procedimientos físicos, con calor o

radiación o químicos, empleando compuesto cómo el formaldehído y los agentes

quelantes tales como el óxido de etileno, propiolactona, etilenoimina, etc. Al utilizar los

microorganismos muertos, estas vacunas son muy seguras y fáciles de transportar ya

que no necesitan condiciones especiales.

Basadas en alguna subunidad del patógeno. Estas vacunas están formadas por

partes o subunidades clave del patógeno (proteína externa, un azúcar o la cápsula que

los envuelve) y ofrecen una respuesta inmunitaria muy fuerte. Son vacunas

denominadas de subunidades, vacunas recombinantes, polisacáridos y combinados.

De esta tipología son las vacunas que nos protegen contra hepatitis B,VPH (virus del

papiloma humano), tosferina, entre otras.

Existen tres tipos de vacunas dependiendo del fragmento que se utilice:


 Basadas en proteínas. Utilizan proteínas antigénicas que sean capaces de

producir una buena respuesta inmunitaria.

 Basada en toxoides. Utilizan la toxina que es fabricada por el patógeno que

causa la enfermedad, de tal manera que la respuesta inmunitaria va dirigida

contra la toxina. Suelen necesitar dosis de refuerzo y se utilizan para proteger

contra la difteria o el tétanos.

 Basadas en polisacáridos. Se utilizan las cadenas de los polisacáridos que

forman la pared capsular de ciertas bacterias. Este tipo de vacunas de

polisacáridos puros están disponibles para neumococo, meningococo y fiebre

tifoidea. Dentro de este grupo están las vacunas conjugadas o combinadas,

compuestas por cadenas de polisacáridos y proteínas transportadoras

consiguiendo mejorar la respuesta inmunológica en niños.

Recombinantes. Se consiguen a partir de la clonación de genes que codifican

proteínas antigénicas específicas en una célula huésped. Dentro de este grupo,

podemos encontrar las vacunas contra la hepatitis B y el virus del papiloma, que se

preparan introduciendo un segmento del gen del virus en el genoma de una levadura.

Sintéticas. Obtenidas a partir de polipéptidos que copian la secuencia primaria de

aminoácidos de los determinantes antigénicos del virus.

Clasificación según su composición

Vacunas monovalentes. Están formadas por un solo tipo de antígeno del virus, como

por ejemplo la vacuna del virus de la hepatitis B.

Vacunas polivalentes. Contienen distintos tipos antigénicos de una misma especie,

sin inmunidad cruzada entre ellos. En este grupo podemos encontrar la vacuna

antineumocócica y la vacuna oral de la poliomielitis.


Vacunas combinadas. Contienen antígenos que pertenecen a dos o más patógenos

como por ejemplo la vacuna triple vírica: en una sola aplicación se administra

sarampión, rubéola y parotiditis. Este tipo de vacunas aumentan el número de

antígenos en los calendarios de inmunizaciones sistemáticas; con un menor número

de inyecciones permiten obtener mejores coberturas vacunales

Clasificación según su uso sanitario

Vacunas programadas o sistémicas. Son las vacunas que presentan un interés

general o comunitario, es decir, que están indicadas para toda la población formando

parte del programa de vacunación de los distintos países. Las vacunas sistémicas son

las que forman parte del calendario de vacunación infantil.

Vacunas no sistemáticas. Son aquellas que no se administran como parte de un

programa de salud pública y tienen una indicación individual ante una situación

particular de riesgo, brotes epidémicos o viajes.

También podría gustarte