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COMUNES EN LA INFANCIA
INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS
En este tema abordaremos las alteraciones visuales más comunes en la infancia,
donde la detección precoz resulta fundamental. Veremos en qué consiste la
ambliopía, cuáles son los principales errores refractivos y las causas del estrabismo.
Finalizaremos el tema revisando la evidencia científica existente sobre alteraciones
visuales y habilidad lectora.
Desarrollar una visión crítica sobre la relación entre las alteraciones visuales
y la habilidad lectora.
Aunque en muchas partes del mundo existe algún nivel de cobertura de salud
universal, ciertos servicios de salud siguen recayendo sobre los pacientes, y esto es
especialmente cierto en el caso de la oftalmología pediátrica, donde el coste de las
lentes rara vez está cubierto por la atención médica universal. Este factor es
importante, puesto que puede llevar a que muchos niños reciban el tratamiento
adecuado con retraso, y ese período sin corrección puede tener consecuencias
irreversibles sobre la agudeza visual del niño (Malvankar Mehta, Wilson, Leci,
Hatch y Sharan,2018).
AMBLIOPÍA
ERRORES DE REFRACCIÓN
MIOPÍA
En la miopía, las imágenes quedan enfocadas delante de la retina, la mayoría de las
veces debido a un aumento de la longitud del ojo, aunque también puede deberse a
un aumento del poder de convergencia de la córnea (Figura 1).
Actualmente, se considera que el crecimiento del globo ocular, y por tanto uno de
los principales factores asociados a la aparición de la miopía, está fuertemente
influido por la luz enfocada que cae en la retina. Este hecho fue observado por
primera vez por Wiesel y Rabiola (1977). A partir de entonces, los estudios se han
ido acumulando en esa dirección y la idea de que el aumento de las tasas de miopía
refleja la tendencia de los niños de muchos países a pasar más tiempo dedicado al
estudio y la lectura, y más recientemente delante de pantallas digitales, ha ido
arraigándose.
El paradigma de este hecho se observa en los países de Asia, donde el alto valor
que se le da al rendimiento educativo hace que los niños pasen cada vez más horas
dedicados a sus estudios (Dolgin, 2015). De hecho, un potente metanálisis concluía
con un rápido incremento de la prevalencia de miopía en todo el mundo,
especialmente en Asia (Huang et al., 2016). Esta prevalencia llega a situarse en
algunos estudios por encima del 90 % en lo que se ha llamado el boom de la
miopía, y las estimaciones indican que un tercio de la población mundial (2500
millones de personas) desarrollará miopía al final de esta década (Dolgin, 2015).
A continuación, puedes ver una lección magistral sobre este fenómeno denominado
el boom de la miopía (VER VIDEO PAGINA 8)
HIPERMETROPÍA
Los estudios han encontrado que, durante los primeros meses de vida, los bebés
presentan una alta prevalencia de astigmatismo que parece deberse a las
irregularidades de la córnea de los recién nacidos. Su grado se ha estimado en unas
seis dioptrías de media (Friling et al., 2004). Pero, a medida que el niño crece, la
córnea se aplana reduciendo significativamente ese astigmatismo y, a partir de los
cuatro años, su prevalencia es muy baja (Huynh et al., 2006).
Esta baja prevalencia se mantiene en los adultos jóvenes y suele aumentar a partir
de los cuarenta años (Goto et al., 2001).
ESTRABISMO
Debemos tener en cuenta que, durante los primeros meses de vida, el sistema visual
y el oculomotor están inmaduros aún, por lo que pueden observarse ciertas
desalineaciones breves que se restablecen espontáneamente. Si esto persiste, debe
visitarse a un oftalmólogo para una revisión (Agrawal, 2019).
Sin embargo, los avances en la ciencia nunca son lineales y, en 1925, Orton
atribuyó la dislexia a un problema en el sistema visual. Este hecho llevó a la
proliferación de programas de entrenamiento perceptivo-visuales o visomotores de
la mano de autores como Kephart, Frostig, Gertman, Barsch o Delacato. Estos
programas resultaron efectivos, en algunas ocasiones, para mejorar el desarrollo
perceptivo, pero no para el rendimiento académico (Handler y Fierson, 2011).
Aunque el uso de estos programas persistió durante algún tiempo, alrededor de
1980 había disminuido considerablemente e incluso algunos de sus defensores,
como Orton, proponían la instrucción fonética (Handler y Fierson, 2011).
Por tanto, los estudios han mostrado que no existe una relación entre el
rendimiento en lectura y ningún tipo de error refractivo y que solo un pequeño
porcentaje de niños que son malos lectores sufre disfunciones visuales (Handler y
Fierson, 2011; Vellutino et al., 2004; Olitsky y Nelson, 2003).