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TEMA 2 Estudio de tejidos blandos

mediante resonancia magnética

La RM se está convirtiendo rápidamente en una técnica importante para el estudio


de los trastornos de las estructuras de tejidos blandos de las extremidades. El contraste
inherente a la RM, que no puede obtenerse con ninguna otra modalidad de diagnóstico por
imágenes, permite identificar las características patológicas y diferenciar los diversos tejidos
con bastante facilidad. La posibilidad de proporcionar directamente imágenes en múltiples
planos permite delimitar con mayor exactitud la extensión de una lesión.
La elección de las técnicas de diagnóstico por imágenes depende en gran medida del
problema concreto que se pretenda resolver. A menudo pueden explorarse conjuntamente
ambas extremidades, utilizando las bobinas de cuerpo o cabeza, si el motivo de la
exploración es relativamente vago y no corresponde a la presencia de una masa conocida
o un trastorno específico. De esta manera puede realizarse una comparación directa de
los lados normal y anormal e identificar las variantes congénitas. Si el interés reside en
una masa palpable o una región específica relativamente pequeña, se puede realizar una
exploración del área en cuestión con una bobina de superficie.
La elección de los planos y las secuencias de pulsos depende de la región a estudiar,
y debe incluir siempre imágenes con ponderación T1 y con ponderación T2 intensas,
aunque no necesariamente en los mismos planos. Puede ser preciso revisar el grosor de
los cortes y el espaciado entre los mismos, según el tamaño de la anomalía prevista y la
extensión de la región «a» a cubrir. Una masa grande puede visualizarse adecuadamente
con cortes de 5 mm. y un espaciado de 5 mm., mientras que una lesión pequeña puede
requerir cortes contiguos de 3 mm. para valorar correctamente la anomalía y su relación

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con las estructuras circundantes. Se pueden ajustar los campos de visión para mejorar
la resolución, especialmente si se utiliza una bobina de cuerpo.
Los problemas musculoesqueléticos que pueden abordarse con una exploración de
RM incluyen las neoplasias, las infecciones y los trastornos inducidos por traumatismos.
El contraste intrínseco de la RM proporciona una discriminación entre los tejidos
normales y anormales mejor que la que puede obtenerse con la TC, así como una definición
adecuada de sus relaciones con las estructuras óseas y vasculares. La RM puede proporcionar
también una información útil respecto al tamaño y naturaleza de las masas residuales
después de la extirpación, la quimioterapia o la radioterapia de un tumor. El principal
inconveniente de esta modalidad diagnóstica es su incapacidad de proporcionar imágenes
de lesiones calcificadas.
En el estudio de masas anormales, la exploración diagnóstica ideal debe diferenciar
los tumores malignos de los benignos. Aunque los primeros estudios parecían prometedores
en cuanto a la posibilidad de que los tiempos de relajación de la RM permitieran hacerlo,
la experiencia ha puesto de manifiesto una considerable superposición en los valores de
T1 y T2 de los tumores malignos y benignos. Sin embargo, una combinación del análisis
anatómico y las modificaciones de la intensidad de la señal sugiere claramente el tipo de
trastorno que se está estudiando.
En general, las masas homogéneas, de contornos lisos y bien delimitados suelen
indicar un trastorno benigno, mientras que las masas heterogéneas irregulares, que
atraviesan planos místicos, sugieren claramente una enfermedad maligna.
Lamentablemente no existe una frontera clara que separe los trastornos malignos
de los benignos.
Los cambios de la intensidad de la señal en las diferentes secuencias de ecos facilitan
muy a manudo la determinación del tipo de tejido existente, con lo que se limitan los
posibles diagnósticos, y en ocasiones se identifica con precisión una determinada entidad.
Ciertas sustancias pueden caracterizarse por su aspecto en la RM, y ello proporciona una
información esencial para el diagnóstico. La grasa es el producto natural que produce un
mayor brillo en las imágenes con ponderación T1, y disminuye ligeramente de intensidad
en las imágenes con ponderación T2 (figura 7).
La intensidad que presenta la hemorragia varía con el tiempo, y excepto en la fase
aguda, suele tener una parte muy intensa en todas las secuencias de ecos, con un brillo
en las secuencias T1 que llega a ser incluso superior al de las imágenes T2.
El músculo presenta una intensidad de señal intermedia en las imágenes con
ponderación T1, y su señal disminuye en las imágenes T2.
El tejido fibroso produce siempre una señal baja, que es más oscura con la
ponderación T2 que con la T1.

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A

Figura 7. A: menisco discoide en una niña de 8 años, que se observa en cortes sagitales consecutivos y
presenta una estructura engrosada sin separación en astas anterior y posterior bien definidas. El aumento
de la señal en la parte posterior corresponde a un gran desgarro meniscal. B: en una proyección coronal se
observa cuál es exactamente el grosor de este disco anormal. (D) en comparación con el menisco interno
normal (E) de los niños se observa a veces también en los adultos.

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Los ligamentos y los tendones son estructuras oscuras, de baja señal.
Las áreas de calcificación no producen señal en ninguna de las imágenes de RM.
El aspecto de los líquidos varía en las imágenes con ponderación T1, fundamentalmente
en función de su contenido proteico, y aumenta significativamente en su intensidad de señal,
pasando a ser brillante, en las imágenes con ponderación T2.
La infección en los tejidos blandos comporta con frecuencia un dilema diagnóstico,
puesto que sus manifestaciones son inespecíficas. Las radiografías son la mayoría de las
veces negativas y, a menos que exista aire en el interior de un absceso, en la TC resulta
difícil también la diferenciación respecto a las estructuras de tejido blando circundantes.
Si se utilizan varias secuencias de pulsos, al menos una de ellas (generalmente en las
imágenes con ponderación T2) permitirá documentar la presencia de una anomalía. Un
absceso se observará en la RM en forma de una colección líquida diferenciada, separada
de las estructuras circundantes, heterogéneas.
El aspecto de la hemorragia de los tejidos blandos en la resonancia magnética
puede ser muy diverso (mucho más que en el cerebro) y depende claramente del tiempo de
evolución de la misma. Los materiales paramagnéticos contienen electrones no apareados
que pueden alterar los mecanismos de relajación y modificar las intensidades de señal
observadas. Una hemorragia aguda puede ser difícil de detectar, y aparece en forma de
estructuras de intensidad baja o isointensas con los tejidos blandos tanto en las imágenes
con ponderación T1 como en las de ponderación T2.
Las anomalías difusas de los tejidos blandos se documentan bien con la RM. El
edema subcutáneo puede observarse en forma de regiones concretas dentro de la grasa
subcutánea. Tiene una señal significativamente inferior a la de la grasa en las imágenes
con ponderación T1, y pasa a ser brillante en las reponderación T2. El edema localizado
en el interior de grupos musculares puede diagnosticarse a menudo con la RM por una
región difusa de ligero aumento uniforme de la señal en las imágenes con ponderación T1,
debido al aumento de densidad protónica, y por un brillo algo superior en las imágenes
con ponderación T2, a causa de la cantidad de líquido existente en los tejidos edematosos.
Se observa a menudo un edema de los músculos situados alrededor de áreas patológicas
(ej. tumores óseos o de tejidos blandos), y hay que tener cuidado en no confundir estos
signos con verdaderos datos patológicos.
Los tumores, tanto malignos como benignos, de los tejidos blandos pueden verse
muy bien y, aunque la RM no permite diferenciarlos entre sí, existen varias características
peculiares que pueden facilitar a veces el diagnóstico. El tumor benigno más frecuente es
el lipoma, que se encuentra con frecuencia en los tejidos subcutáneos y que está formado
por elementos adiposos, englobados por una cápsula muy fina y delicada. Aunque se
manifiesta por una masa palpable, histológicamente no puede diferenciarse del tejido

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adiposo normal en las imágenes de RM. No es de extrañar que su aspecto en la RM sea
idéntico al de la grasa en las secuencias de eco.
Otro tipo frecuente de lesión palpable benigna es el músculo herniado a través de
los planos aponeuróticos normales, que adopta un contorno irregular que puede palparse
como una «masa». Esto se identifica con gran facilidad en la resonancia magnética, que
muestra un músculo normal en todas las secuencias de eco, unos contornos irregulares y
la ausencia de tejidos anormales.

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