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LICEO MIXTO PINULTECO

TEMA DE INVESTIGACIÓN: LA
PACIENCIA

GRADO: 5TO BACHILLERATO

MAESTRA: JENNIFER ÁLVAREZ

CLASE: ÉTICA

INTEGRANTES DEL GRUPO

Krystel Carrera
Wilber Mejía
Fatima Alonso
Fernando Ovando
INTRODUCCIÓN

Paciencia es una virtud consistente en soportar con resignación


infortunios, trabajos, ofensas, etcétera, sin lamentarse.
La palabra paciencia es de origen latín, proviene del verbo “pati” que
significa “sufrir”, por lo tanto, la paciencia se ve reflejada cuando una
persona soporta en silencio situaciones desagradables.
¿QUE ES LA PACIENCIA?
La paciencia es la capacidad que posee
un sujeto para tolerar, atravesar o soportar una
determinada situación sin experimentar nerviosismo
ni perder la calma. De esta manera, puede decirse
que un individuo con paciencia -término con origen
etimológico en el vocablo latino patientia- es aquel
que no suele alterarse ante la adversidad,
manteniendo la compostura.

Cuando una persona o situación acaba con la paciencia


de alguien, consigue que el sujeto alcance un estado de
hartazgo, se canse y no soporte más esa realidad. Las
consecuencias pueden ser muy variadas, y van desde
brotes de violenciahasta el mero alejamiento o el
dejarse rendir por el agotamiento que se experimenta.
 La paciencia es la capacidad de esperar
calmadamente y lidiar con obstáculos y
frustraciones sin alterarse. Es una habilidad
estrechamente vinculada al autocontrol, la calma
y la paz.

 La paciencia no debe ser confundida con la


pasividad, es una muestra de fortaleza y
perseverancia que es fundamental para el
crecimiento personal y profesional. “Un gran
escritor, un médico reconocido ni un pintor
trascendental” podrían haber conseguido su éxito
sin ejercer la paciencia.
 Con paciencia, uno puede aceptar la postergación
de la gratificación y considerar variables y
factores imperceptibles para aquellos que son
impulsivos y ansiosos. Las personas pacientes
son capaces de mantener la paz interior y avanzar
en la superación personal, lo que demuestra su
fuerza y su actividad en lugar de pasividad

LA PACIENCIA COMO CALMA


La paciencia también representa la facultad de aprender a aguardar por
alguien o algo sin perturbarse durante la espera («Tuve mucha paciencia,
decidí quedarme en la empresa y, finalmente, me ascendieron»);
la capacidad de a cabo diferentes planes o tareas sin permitir que la
ansiedad arruine el objetivo («Con paciencia, pude completar el
rompecabezas de 2.000 piezas»); o la lentitud con la cual se desarrolla
una actividad que exige precisión y minuciosidad («El secreto para
decorar una torta es hacer cada paso con paciencia»).

La paciencia, en definitiva, guarda una relación estrecha


con el autocontrol, la calma y con la paz. Una
persona paciente, según las definiciones teóricas, es
aquella que sabe esperar y logra una aceptación de las
cosas con tranquilidad. Lo contrario es un
sujeto impaciente, que es ansioso y que desea todo de
forma inmediata.
La confianza en sí mismo, la determinación, la
constancia, la tenacidad, la persistencia y la fuerza de
voluntad son características que suele tener el sujeto
paciente para no perturbarse cuando las cosas no le
salen como planeaba o se demoran mucho. Alguien
paciente sabe desarrollar estrategias de resiliencia y
entiende que el crecimiento personal, en ocasiones,
puede lograrse cuando se tiene la madurez emocional
suficiente para superar la frustración y seguir
intentando. Es clave, en este marco, mantener la
motivación y contar con sabiduría para tolerar los
retardos y esperar el momento oportuno.

Diferencias con la pasividad


Un error muy común es confundir la paciencia con
la pasividad; es decir, con la falta de compromiso frente
a la vida y los obstáculos propios de la realidad humana.
Sin embargo, esto es incorrecto, ya que el primer
concepto se trata de una facultad que es sinónimo de
fortaleza y de perseverancia y suele ser el pilar
fundamental para el desarrollo personal y profesional.
No se puede pensar en un gran escritor, un médico
reconocido ni un pintor trascendente que hayan
trabajado de forma inconsciente e impulsiva, sin
dedicación y sin haber aprendido de sí mismos y de su
entorno.
Asimismo, es de conocimiento popular que los grandes
creadores suelen ser incomprendidos por la sociedad; en
muchos casos, dar con un descubrimiento revolucionario
o proponer una forma nueva de pensar o actuar suelen
ser motivos de ataques y persecución, producto de la
envidia y de la falta de libertad de la mayoría de los
seres humanos. Frente a esta actitud barbárica, las
personas adelantadas a su tiempo deben armarse de
coraje y paciencia para conseguir, con mucho esfuerzo,
que sus ideas trasciendan. Otro aspecto de la paciencia
es la capacidad de considerar hechos y variables que
pueden ser imperceptibles para los seres ansiosos e
impulsivos. Por ejemplo, alguien que es insultado y no
responde violentamente, puede parecer cobarde, pero
también es posible que entienda que si de deja llevar por
sus instintos puede empeorar la situación, o que
simplemente no vale la pena entrar en el juego de la otra
persona. Esto refuerza la diferencia con la pasividad y la
falta de interés, y demuestra que muchas veces es
más fuerte y activo el paciente que el inquieto.

Otros usos del término paciente


Por otra parte, el diccionario de la Real Academia
Española (RAE) menciona otros dos significados del
término paciencia que son muy diferentes a los ya
citados líneas arriba.
Por un lado, se nombra como paciencia el borde
inferior de las estructuras de las butacas de coro;
cuando éste está levantado, la paciencia permite que
quienes están parados tengan un espacio para apoyarse.
Asimismo, la paciencia se entiende, a nivel
gastronómico, como aquel bollo de apariencia
redondeada y tamaño diminuto que se elabora con
huevos, harina, azúcar y almendras. Su denominación
obedece a que la preparación se hace de manera
artesanal y demanda, justamente, paciencia.

La paciencia es una virtud que pocos poseen. Considero que ser paciente
es una habilidad que se puede aprender, desarrollar y dominar con el
paso del tiempo.

Cabe destacar que, por siglos se ha escrito mucho sobre los beneficios de
practicar la paciencia.
la paciencia cada vez es una virtud menos extendida.
Tomarnos las cosas con calma significa perder el tiempo, bajar la productividad y,
muy probablemente, perder dinero también. Todo lo queremos “para YA” y no le
damos espacio a la espera.
En vez de disfrutar del proceso que puede llevarnos a conseguir una finalidad,
queremos que se obtengan resultados cuanto antes. Siempre estamos pensando en el
futuro, como fuente de nuestra felicidad porque “tendremos”, “seremos” o
“haremos” eso que nos gustaría.
Sin embargo, cuando llega ese futuro, tampoco somos felices. ¿Por qué? Porque
estamos impacientes, esperando a que llegue el siguiente futuro.

Por qué hemos perdido la


paciencia?
Hemos perdido la paciencia y esto se nota en cualquiera de las facetas de nuestra
vida.
En lo laboral queremos que los resultados lleguen inmediatamente . En la
construcción queremos que todo se termine rápidamente para poder empezar a
sacarle provecho cuanto antes.
En lo personal, queremos crecer rápido, madurar rápido, encontrar rápido una
relación estable, tener hijos rápido.
Y también vemos la impaciencia en las carreteras, donde tardar medio segundo en
reaccionar a la luz verde de un semáforo se convierte en un festival de bocinas en
muchas ciudades.
La impaciencia se ha apoderado de nuestras vidas y no solamente tiene como
resultado una vida mucho más apresurada.
El no entender que hay procesos que requieren un tiempo natural para finalizar,
hace que surjan dos efectos directos:
 Acabar apresuradamente, con la consecuente pérdida de calidad en los
resultados.
 Frustrarnos por no conseguir lo que queremos en el momento en que lo
queremos.

¿Cómo podemos cultivarla?


Para cultivar paciencia necesitamos estar tranquilos, asumir que cada proceso lleva
su tiempo, disfrutar de lo que ya tenemos en el momento presente y vivir la vida en
el ahora, y no en el futuro.
Porque, como dice un famoso proverbio persa: “la paciencia es un árbol de
raíz amarga, pero de frutos dulces”.
Mantener la calma, sabiendo esperar y dándole a cada proceso el tiempo que
necesita para desarrollarse, no solamente nos proporcionará más paz, sino que
generará mejores resultados y nos proporcionará una vida más feliz.
La palabra paciencia es de origen latín, proviene del
verbo “pati” que significa “sufrir”, por lo tanto, la
paciencia se ve reflejada cuando una persona soporta en
silencio situaciones desagradables. Según el filósofo y
científico, Aristóteles, la paciencia es aquella que
permite al individuo sobreponer a las emociones fuertes
generada por las desgracias o aflicciones. En virtud de
ello, se puede decir que la paciencia está ligada con la
personalidad madura, educada y humana de un ser
humano ya que faculta al ser humano a ser atento, saber
escuchar, hablar y ser cuidadoso en cada una de las
acciones y decisiones a tomar. Sin embargo, no es fácil
desarrollar la paciencia en todas las ocasiones y, más en
la actualidad que el individuo se encuentra hostigado de
deberes y quehaceres más el estrés diario producto del
tráfico, el caos económico, político y social, entre otras

CONCLUSIONES
La paciencia también es esencial para alcanzar metas a largo plazo. Las
personas pacientes están dispuestas a seguir el proceso y a trabajar duro,
incluso si los resultados no son inmediatos. Esto les permite mantener la
motivación y la confianza en sí mismos, y a seguir adelante aunque se presenten
dificultades.
La paciencia puede ser una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida.
Las personas pacientes pueden disfrutar más de las experiencias y de las
relaciones, ya que no están constantemente preocupadas por el tiempo o por los
resultados. Además, la paciencia les permite establecer relaciones más saludables
y duraderas, ya que están dispuestos a escuchar y a considerar las necesidades de
los demás.

la paciencia puede anidar, al menos en principio, tanto en el


individuo que hace el bien como en el que hace el mal. La
paciencia hace que vivamos el tiempo de una manera singular y
Kierkegaard no la entiende como mera resignación o pasividad.
Tampoco la entiende de manera fatalista, de quien renuncia a la
libertad y al bien. De Gramont, analizando la obra
kierkegaardiana, nos indica una clave de lectura

La paciencia ayuda a descubrir al individuo que la primera tarea


tiene que ver consigo mismo, con llegar a ser lo que es, con no
perder su alma sino recobrarla. Cuando hablamos de
desesperación, no nos referimos a la descripción completa tal
como se muestra en La enfermedad mortal. Nos referimos a
esas notas sobre la desesperación que describe Víctor Eremita
en O lo uno o lo otro.

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