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Virtud de la Alegría

Alegraos siempre en el Señor; os lo


repito alegraos» (Flp 4, 4).
La Alegría no es, por tanto, el resultado
de una vida fácil y sin dificultades, o
algo sujeto a los cambios de
circunstancias o estado de ánimo,
sino una profunda y constante actitud
que nace de la fe en Cristo: «nosotros
hemos conocido y creído en el amor
que Dios nos tiene» (1Jn 4, 16). El
mensaje cristiano que se nos ha
transmitido tiene como finalidad entrar
en comunión con Dios «para que
nuestra alegría sea completa» (1Jn 1,
4).

«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que
se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados
del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con
Jesucristo siempre nace y renace la alegría

El Bautista la alegría de
A los pastores paralítico,
en el seno de
se les anuncia ciego,
santa Isabel saltó
«una gran leprosos que
de alegría al
sentir la presen alegría: hoy fueron
cia del Verbo os ha nacido, curados por
Encarnado. el Salvador, Jesús
Jesús
En el mensaje de la Venerable Madre
Teresa, la alegría constituye un
elemento importante en el seguimiento
de Cristo, y un rasgo característico del
espíritu de las Canonesas de la Cruz:

“Que la alegría sea la compañera


inseparable de la Religiosa de la
Cruz”.

“La alegría santa es no sólo un don del cielo, puede y debe ser
también una virtud, es decir, un hábito contraído voluntaria y
enérgicamente”.

La alegría es uno de los frutos de la acción del Espíritu Santo en las


almas, Ntra., Madre Teresa afirma que: “Este género de alegría ha de
sobresalir en la vida, cubriendo con su serenidad todas las pruebas y
dolores íntimos de las almas, como sobrenada el aceite en las olas del
mar embravecido”.

“Pero no consistirá en el reír bullicioso, ni en la disipación, ni en


una excitación ficticia y fatigosa, no; la Santa alegría es el optimismo
constante, hijo de la confianza en Dios que ni duda, ni teme, ni se
irrita ni se sorprende ante el dolor, porque sabe que todo lo que Dios
le da es bueno y todo lo recibe con amor.

«La alegría por tanto es consecuencia necesaria de la filiación divina,


de sabernos queridos con predilección por nuestro Padre Dios, que nos
acoge, nos ayuda y nos perdona».

Y, además, la alegría se alimenta del cumplimiento de la voluntad


divina: Así lo experimentó Ntra. Madre Teresa: “No veamos la
pequeñez de las cosas sino la voluntad de Dios” “El gran favor para
nosotros es ver la Cruz con alegría”.
“La santa alegría es la paz, es la benevolencia, es la sencillez infantil,
es por fin la abnegación que con energía varonil guarda para sí los
dolores y las amarguras de la vida y derrama consuelo y tranquilidad
a su alrededor”.
La pasión opuesta a la alegría es la
Lo contrario a la tristeza, causada por no poseer el
alegría es la bien amado. Si el origen de la alegría
es el amor –porque es efecto y acto
de la caridad–, el de la tristeza será, por tanto, el egoísmo.

Señala Ntra. Madre Teresa: “La alegría es una virtud, por tanto,
la tristeza, el pesimismo y la desconfianza son tentaciones que hay
que vencerlas para agradar a nuestro Señor”

la tristeza «tiene su origen en el amor desordenado de sí mismo, por eso


Ntra. Madre Llega a decir: El “YO” quita la paz, quita la alegría, es
como una uña del demonio metida en el corazón, ¿quién se puede
alegrar con una uña metida en el corazón?

El Papa Francisco advierte de un peligro que puede causar la falta de


alegría: «El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y
abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que
brota del corazón cómodo y avaro. Cuando la vida interior se
clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás,
ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza
la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el
bien».
Ntra, Venerable Madre Teresa afirma que: “La paz del corazón es la
recompensa y la consecuencia de haber buscado en todo la gloria de
Dios..y como en mi mano está darle gloria, en mi mano está el ser
feliz”

Algunos
Pasos para
1. ser vida
Lee dentro de ti: “Nuestra feliz
es el libro más preciado que nos
ha sido entregado, en el hombre interior habita la verdad’. Lee tu
vida, cómo ha sido tu viaje con serenidad. Vuelve a ti mismo”.
2. Recuerda que eres único: “Cada uno de nosotros está y está en
el mundo para sentirse amado en su singularidad y para amar a
los demás como nadie puede hacerlo por él. Estamos en el
mundo para vivir una historia de amor, del amor de Dios, de
abrazar la audacia de las opciones fuertes, de aventurarse en el
maravilloso riesgo de amar”.
3. Aprende a reírte de ti mismo: “Los narcisistas se miran al
espejo todo el tiempo… Te recomiendo que te mires al espejo de
vez en cuando y te rías de ti mismo. Reírse de sí mismo. Te hará
bien”.
4. Aprende a perdonar: “Toda persona sabe que no siempre es el
padre o la madre que debe ser, el esposo o la esposa, el hermano
o la hermana, el amigo que debe ser. Todos estamos ‘en déficit’
en la vida. Y todos necesitamos misericordia. Recuerda que
necesitas perdonar, necesitas perdón, necesitas paciencia. Y
recuerda que Dios siempre te precede y te perdona primero”.
5. Recuerda que estás destinado a lo mejor
“Dios quiere lo mejor para nosotros: nos quiere felices. No pone
límites y no nos pide intereses. En el signo de Jesús no hay lugar
para segundas intenciones, para pretensiones. La alegría que nos
deja en el corazón es alegría plena y desinteresada. Nunca es una
alegría diluida, y es una alegría que nos renueva”.

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