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CURSO
INTERNACION
ALEGRAOS
AL DE
FORMACIÓN

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«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con
Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría». «Ésta es la belleza de la
consagración: es la alegría, la alegría…» La alegría de llevar a todos la consolación de
Dios. Somos llamadas a testimoniar la alegría que proviene de la certeza de sentirnos
amados y de la confianza de ser salvados.
Hoy iniciamos este tiempo de gracia para cada una de nosotras. Un
tiempo en el que el mismo Espíritu actuara en nuestro corazón, en
nuestra mente, en nuestra voluntad para hacer nueva nuestra vocación,
para iluminar, fortalecer, para imprimir los sentimientos de Jesús, para
dar nuevo ardor a la misión que se nos confía. Un tiempo de Misericordia
entrañable en el que el mismo Dios nos quiere visitar.

El papa Francisco nos recuerda que “el Espíritu nos empuja a tomar un
camino más evangélico. No opongan resistencia al Espíritu Santo: esta es
la gracia que yo querría que todos pidiéramos al Señor; la docilidad al
Espíritu Santo: ese Espíritu que viene a nosotros y nos hace ir adelante
por la vía de la santidad, la gracia de la docilidad al Espíritu
Santo”(Escrutad).

Comenzamos invocando el Espíritu de Jesús, el Espíritu que nos hace hijas


bendecidas por el Padre, amadas por Cristo, el Espíritu que derrama la
gracia.

VEN ESPIRITU SANTO

Ven, Espíritu Divino si tú le faltas por dentro;


manda tu luz desde el cielo. mira el poder del pecado,
Padre amoroso del pobre; cuando no envías tu aliento.
don, en tus dones espléndido; Riega la tierra en sequía,
luz que penetra las almas; sana el corazón enfermo,
fuente del mayor consuelo. lava las manchas, infunde
Ven, dulce huésped del alma, calor de vida en el hielo,
descanso de nuestro esfuerzo, doma el espíritu indómito,
tregua en el duro trabajo, guía al que tuerce el sendero.
brisa en las horas de fuego, Reparte tus siete dones,
gozo que enjuga las lágrimas según la fe de tus siervos;
y reconforta en los duelos. por tu bondad y tu gracia,
Entra hasta el fondo del alma, dale al esfuerzo su mérito;
divina luz y enriquécenos. salva al que busca salvarse
Mira el vacío del hombre, y danos tu gozo eterno. Amén.
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 ALEGRAOS

«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría».
«Ésta es la belleza de la consagración: es la alegría, la alegría…» La alegría
de llevar a todos la consolación de Dios. Somos llamadas a testimoniar la
alegría que proviene de la certeza de sentirnos amados y de la confianza
de ser salvados.

Se abre para nosotras un tiempo de gracia que tenemos la dicha de vivir,


una oportunidad para renovar la existencia según el Evangelio, como
adhesión toto corde al encuentro de salvación, acontecimiento que
transforma nuestra vida: «se trata de dejar todo para seguir al Señor.

“Queremos ser mujeres capaces de despertar al mundo”

«La tristeza y el miedo deben dejar paso a la alegría: "Festejad… gozad…


alegraos», dice el Profeta (66,10). Desbordo de gozo con el Señor y me
alegro con mi Dios. Es una gran invitación a la alegría. Estamos llamadas a
ser portadoras de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría:
la consolación de Dios, su ternura para con todos. Pero sólo podremos ser
portadoras si nosotras experimentamos antes la alegría de ser consoladas
por Él, de ser amadas por Él.

Escuchamos la Palabra…Is,61,10-62,5
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un
manto de triunfo, como novio que se pone la corona o novia
que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace germinar sus semillas, así el Señor hará
brotar la justicia y su fama frente a todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no
descansaré, hasta que irrumpa la aurora de su justicia y su
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salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo impuesto
por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del
Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán
la Abandonada ni a tu tierra la Devastada, a ti te llamarán mi
Preferida y a tu tierra la Desposada, porque el Señor te prefiere
a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su
novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que
encuentra el marido con su esposa la encontrará tu Dios
contigo.

Nuestra memoria breve y nuestra experiencia frágil nos impiden a


menudo alcanzar la "tierra de la alegría" donde poder gustar el reflejo de
Dios. Acogemos hoy esta llamada a la alegría, dejamos que este deseo de
Jesús para nosotras llegue a todo nuestro ser, a nuestras situaciones…
¡alégrate!

¿Qué me dice esta invitación a la alegría hoy?

¿Qué deseos y esperanzas, traigo a este curso de formación?

 Compartimos

 AL LLAMAROS… DIOS NOS HA MOSTRADO SU AMOR.

«Al llamaros Dios os dice: "¡Tú eres importante para mí, te quiero, cuento
contigo!" Jesús a cada uno de nosotros nos dice esto. ¡De ahí nace la
alegría! La alegría del momento en el que Jesús me ha mirado.
Comprender y sentir esto es el secreto de nuestra alegría. Sentirse amado
por Dios, sentir que para Él no somos números, sino personas; y sentir
que es Él quien nos llama».

El Papa Francisco nos llama a detenernos en el fotograma inicial: «La


alegría del momento en que Jesús me ha mirado» y evocar significados y
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exigencias relacionadas con nuestra vocación: «Es la respuesta a una
llamada y a una llamada de amor».

Es Cristo que os ha llamado a seguirlo en la vida consagrada y esto


significa realizar continuamente un «éxodo» de vosotras mismas para
centrar vuestra existencia en Cristo y en su Evangelio, en la voluntad de
Dios, despojándoos de vuestros proyectos, para poder decir con san
Pablo: No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí (Ga 2, 20)».

Hacemos memoria de nuestra hora décima: ¿Qué nos dijo Jesús?


¿Cómo me lo dijo?
 Momento de silencio.

Compartimos nuestra hora décima (un texto bíblico, una certeza, una
imagen…)

El Papa Francisco nos invita a detenernos con paz, como peregrinación


interior, en el horizonte de la primera hora, donde los espacios están
caldeados de relación amistosa, la inteligencia se abre al misterio, la
decisión entiende que es bueno entregarse al seguimiento de ese
Maestro que sólo tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68). Nos invita a
hacer de toda la «existencia una peregrinación de transformación en el
amor».

 RENACER POR VOCACIÓN

Acogemos esta invitación: se trata de renacer por vocación. «Invito a cada


cristiano a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o,
al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo
cada día sin descanso».

Estamos invitados en cada edad a volver al centro profundo de la vida


personal, allí donde encuentran sentido y verdad las motivaciones de
nuestro vivir con el Maestro, discípulos y discípulas del Maestro.

«Quisiera decir a quien se siente indiferente hacia Dios, hacia la fe, a


quien está lejano de Dios o lo ha abandonado, también a nosotras, con
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nuestros "alejamientos" y nuestros "abandonos" de Dios, quizás
pequeños, pero ¡hay tantos en la vida cotidiana!: mira en lo profundo de
tu corazón, mira en lo íntimo de ti misma y pregúntate: ¿hay un corazón
que desea cosas grandes o un corazón adormecido por las cosas? ¿Tu
corazón ha conservado la inquietud de la búsqueda o la has dejado
sofocar por las cosas, que terminan por atrofiarlo?».

¿Qué llamada recibo desde mi situación actual?

— Mira en lo profundo de tu corazón, mira en lo íntimo de ti misma, y


pregúntate: ¿tienes un corazón que desea algo grande o un corazón
adormecido por las cosas? ¿Tu corazón ha conservado la inquietud de la
búsqueda o lo has dejado sofocar por las cosas, que acaban por
atrofiarlo? Dios te espera, te busca: ¿qué respondes? ¿Te has dado cuenta
de esta situación de tu alma? ¿O duermes? ¿Crees que Dios te espera o
para ti esta verdad son solamente "palabras"?

Pedimos luz y fuerza para acoger la gracia que Dios nos quiere dar para
bien de su Iglesia y de la Congregación.

 AVE, MUJER VESTIDA DE SOL

Ponemos todo en manos de María, la madre Inmaculada que nos dice una
vez más: “Haced lo que Él os diga”. La Madre que nos invita a contemplar
el corazón abierto de su Hijo que sólo sabe amarnos, que siempre repite
la llamada, que nos muestra el Misterio del Amor Misericordioso del
Padre y nos regala su Espíritu. María es la esposa, el encanto que adora,
cofre de memorias referentes a Jesús: hechos, palabras, rumiadas con la
Palabra en lo hondo del corazón. En María vislumbramos nuestro camino
de consagradas, de Mujeres que hacen presente la Maternidad fecunda,
la disponibilidad que se sella en Alianza eterna.

En María es la Iglesia entera que camina unida: en la caridad de quien sale


al paso del más frágil; en la esperanza de quien se sabe acompañado en
su caminar y en la fe de quien tiene un don especial para compartir. ¡En

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María cada uno de nosotros, empujado por el viento del Espíritu vive la
propia vocación de caminar!

Estrella de la nueva evangelización,


ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.
Amén. Aleluya.

…Y a María pedimos la bendición para este curso.

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