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ETICA PROFECIONAL PSIC-ESC 9”A”

Monserrat Lopez Gasca

VIOLACIONES AL CODIGO ETICO DEL PSICOLOGO


CASOS
CASO #1
María Belén Catalano fue sancionada por el Tribunal de Ética del Colegio de Psicólogos de la provincia
(primera Circunscripción) por intentar persuadir a una niña de 11 años, que resultó embarazada producto
de una violación, de acuerdo con sus propias convicciones religiosas.
La licenciada María Belén Catalano es integrante de la ONG Grávida, que se opone al acceso al aborto
aún en los casos contemplados por la legislación vigente. El año pasado se acercó al hospital Iturraspe e
intervino, sin que correspondiera, en la atención de una niña con discapacidad intelectual. La nena
cursaba un embarazo producto de una violación y se encontraba internada.
Catalano interrumpió las estrategias de abordaje y acompañamiento terapéutico por parte del equipo de
salud que trabaja en el nosocomio. Pero, además, "incurrió en el engaño, acercándose a la niña
ocultando su condición de psicóloga, pero valiéndose de su formación profesional, con la intención de
ejercer coerción sobre la niña para que continúe con un embarazo que ella no quería sostener y que
había sido producto de un abuso sexual", detallaron desde la Mesa Ni Una Menos.Y concluyeron: "La
licenciada Catalano, motivada por razones personales y religiosas, en su accionar vulnera la dignidad de
la niña, violando sus derechos a la intimidad, al consentimiento informado y a la posibilidad de la
interrupción legal del embarazo, obligándola a una maternidad forzada".
CASO #2
SANCIONAN A PSICÓLOGA POR FALTA DE ÉTICA Y EL USO INDEBIDO DE TÉCNICAS CON
MENORES
Tandil (Prov. de Bs. As.)
Se trata de la LICENCIADA DANIELA LEZCANO, la profesional que interviene en el controvertido caso
Gonzalo y otros tantos en los que denuncian presunto abuso de menores de edad en plena puja por la
tenencia de los chicos. En las últimas horas, el Colegio de Psicólogos de la Provincia la sancionó por su
polémico accionar que colisiona con el código de ética profesional como así también le cuestionan sus
métodos para entrevistar a los menores involucrado
El aditamento que se sumó al hecho ventilado tuvo que ver con la intervención de la psicóloga de parte,
licenciada Daniela Lezcano, sobre quien se remitió planteo al Colegio de Psicólogos a propósito de su
trabajo en el caso. Por lo que trascendió del expediente acerca de las apreciaciones de la psicóloga, se
sostiene la dificultad que resulta interpretar los indicadores que informó la profesional que atendiera a la
niña por lo ambigüedad de estos, además de destacarse que no encuentran acreditados. En tono crítico
para con lo que resultó la intervención de la profesional, se aludió en aquellos informes a que se arribó a
conclusiones que parecieran sostenidas en la sola subjetividad.
Se acotó que los relatos que dieron pie a las apreciaciones de la psicóloga fueron originados en la
instancia privada, y más allá de desconocerse el proceso de génesis, no se pudo reproducir a través de
un medio de prueba. Sobre la diligencia judicial realizada (entrevista en cámara gesell), se sugirió la
posible y seguramente involuntaria inducción indirecta de que la niña podría en parte haber sido objeto,
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Monserrat Lopez Gasca

reparándose en ejemplos sobre las respuestas de tipo automático y no relacionadas con la pregunta que
se le realizó.
Así, luego devinieron los reparos a la psicóloga, que dieron lugar a una presentación al Colegio de
Psicólogos. Para ello se tomó del informe del psicólogo oficial Adolfo Loreal, quien valoró la intervención
de la licenciada, indicando "uso indebido e incorrecto de instrumentos de medición y evaluación,
ausencia de paradigma científico sólido que soporte con lógica las intervenciones con una niña, e
informes viciados de subjetividad y parcialidad".
En el expediente se constó sobre la conducta de la psicóloga que funcionó como perito en la causa y le
caben responsabilidades para con las obligaciones éticas y científicas de la profesión para las que ha
sido habilitada, no sólo permite "acentuar la falta de seriedad y objetividad, sino que la hacen
merecedora de una investigación en la órbita del organismo que controla dicha habilitación", por lo que
se libró oficio al Colegio de Psicólogos de la Provincia.
CASO #3
Se trata de un caso judicial inédito de mala praxis psicológica. El chico —tenía 17 años al iniciar la
terapia— demandó a su terapeuta con el argumento de que tanta pasión y un abrupto desplante final
empeoraron su salud mental. En primera instancia, un juez le había rechazado el reclamo y cargado las
costas del juicio. Pero la Sala A de la Cámara revocó esa decisión y, según una sentencia a la que
accedió Clarín, le dio una indemnización de 28 mil pesos: 20 mil por daño moral y 8 mil por daño
psicológico.
El fallo se basa en lo que revelaron las pericias: que la actitud de la analista le generó al paciente "un
estado de desesperación con la convicción de no encontrar una salida" para sus problemas. En las
entrevistas con los peritos, el joven relató que todo empezó cierta sesión en la que ella se le acercó de
manera inusual al diván y —concretamente— le hizo una propuesta sexual. De ese modo iniciaron un
vínculo que se extendió por dos años.Como pruebas adicionales, el joven aportó al expediente fotos que
ella le había regalado junto a un compilado de temas sugerentes, como "Toda una noche contigo",
"Conociéndote" y "Nuestro amor comenzó a vivir". Sus encuentros solían ser nocturnos, en lugares
escogidos por ella con pedido de máxima reserva.
En este expediente, cuyos datos no se publican para preservar la intimidad de las partes, los jueces no
dudaron que se había producido un "abuso de transferencia". Con esta designación técnica, se suele
hacer referencia —de acuerdo con la definición recogida en el fallo— al "elemento afectivo, en el contrato
psicoterapéutico, sustentado en el vínculo respecto del cual el paciente transfiere al terapeuta los
sentimientos y las sensaciones afectivas de su entorno en la etapa infantil, que no son otros que los
paternales".
La relación en sí se verificó a través de los dichos de una vecina del chico, que aseguró haber visto
varias veces a la pareja entrar al edificio donde vivía él.La psicoanalista —a su vez— ofreció cinco
testigos; entre ellos a su propio novio, que se quejó de un supuesto acoso del paciente. De hecho, ella lo
había denunciado penalmente por los delitos de coacción y amenazas. En ambos expedientes el chico
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fue sobreseído; en uno, porque su adicción a las drogas lo volvía inimputable. A los testigos de la
defensa, los jueces tampoco les dieron mayor importancia: eran empleados del sanatorio donde ella
tenía su consultorio y cuyo padre es el principal accionista.
Poco antes de esas denuncias, le había avisado que el romance no iba continuar: la noticia terminó de
desequilibrarlo. Según los cálculos que hicieron los peritos que actuaron en el juicio, el paciente seducido
por la psicóloga necesita ahora de al menos 156 nuevas sesiones para recuperarse de este amor
contrariado.

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