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Es cierto que la mayor parte del tiempo nuestro estudiante está solo y debe planificar su
tiempo y esfuerzo para poder cumplir con las distintas actividades que se le plantean durante
el curso. Pero también es cierto que, cada vez más, tiene que compartir sus opiniones,
inquietudes, dudas y crear conocimiento junto al resto de la comunidad del curso.
Frente a las dudas, el estudiante pide ayuda al profesor y a sus compañeros. Además, ya
tiene creada una red de personas que están en su misma situación y con las que se comunica
habitualmente. Comparte materiales, informaciones, dudas, inquietudes, penas y alegrías,
no siempre tiene que realizar actividades de forma individual. Muchos profesores han
empezado a plantearle problemas cuya resolución precisa del trabajo en grupo. Hay que
intercambiar mensajes, quedar en la red, ajusar agendas. Es mucho más interesante y rico
pero también más complicado de gestionar. Las actividades de aprendizaje en un entorno
virtual pueden ser las de siempre, las de toda la vida. Lee este texto, mira este video, escucha
esta grabación y resuelve unas preguntas. En definitiva, son actividades de aplicación. Se
trata de ser capaz de aplicar los contenidos recién aprendidos a problemas o preguntas
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formuladas y diseñadas con esta finalidad. Son útiles, desde luego, y pautan el proceso de
aprendizaje. Sin embargo, la vida, los problemas con los que nos encontramos en el trabajo,
los denominados «problemas auténticos» no están diseñados para aplicar nuestros
conocimientos de forma secuencial. Nos enfrentamos con situaciones complejas y tenemos
que encontrar información, hacer consultas, probar y evaluar si nuestro conocimiento
funciona. Y, muchas veces, requerimos la ayuda de nuestros colegas y consultar a alguien
más experto. Sí, realmente, trabajar solo no es fácil, trabajar con el grupo tiene mucho más
sentido.
Las primeras aplicaciones para la producción de cursos en línea apenas incorporaban
herramientas para la comunicación y el trabajo en grupo. La evolución de los entornos
virtuales ha sido importante y, actualmente, tanto las plataformas de e-learning como el uso
del software social permiten la comunicación y el trabajo colaborativo entre estudiantes y
profesores. Cada vez más, los entornos virtuales de aprendizaje caminan hacia sistemas que
permitan una mayor gestión del aprendizaje.
b. ¿Por qué aprender en colaboración?
Cabero (2003) considera que el trabajo colaborativo de los estudiantes nos ofrece una
serie de ventajas, como son: crear interdependencia positiva entre los miembros, generar
debates en torno a la búsqueda de estrategias de uso y resolución de problemas, facilitar el
intercambio de información y la construcción social del conocimiento, etc; de ahí que su
utilización en la enseñanza sea una estrategia altamente significativa si tenemos en cuenta
las nuevas exigencias y capacidades que deben poseer los alumnos del futuro. En cierta
medida podemos decir que el aprendizaje colaborativo prepara al estudiante para asumir y
cumplir compromisos grupales, ayudar a los compañeros, solicitar ayudas a los demás,
aprender a aceptar los puntos de vista de los compañeros, descubrir soluciones que
beneficien a todos, ver puntos de vistas culturales diferentes, aprender a aceptar crítica de
los demás, exponer sus ideas y planteamientos en forma razonada, y familiarizarse con
procesos democráticos
Andriessen (2003) considera que las tareas tienen que estar muy bien diseñadas para que
tengan sentido y, además, enfatiza la dificultad del trabajo grupal de los estudiantes. En
general, las dificultades para llegar a un proceso colaborativo se deben mucho más a la falta
de un buen diseño de la actividad, y a los problemas de comunicación y organización de las
actividades que a los aspectos técnicos de los programas o plataformas uti- lizados. En un
estudio realizado por Correia-Davies (2007) se muestra como la tecnología desempeña un
papel doble en la resolución de conflictos de los equipos. Las TIC parecen facilitar el manejo
del conflicto ofreciendo medios formales de comunicación, haciendo de ésta una
comunicación más rápida y efectiva. Sin embargo, también agravan el conflicto cuando los
tutores realizan errores de interpretación de los mensajes y aparecen múltiples mensajes
que deben ser respondidos de forma inmediata.
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c. ¿Cómo aprender en colaboración?
Las características del grupo que colabora, la organización puede ser diversa en función
del contexto y las actividades. Podemos generar grupos por afiliación voluntaria o
establecerlos en función de grados de homogeneidad (de interés, nivel de conocimiento,
formación previa, intereses, capacidades, etc.) o, por el contrario, optar por grupos
heterogéneos (nivel de conocimiento, formación previa, intereses, capacidades, etc.). No hay
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una fórmula mejor que otra ya que depende mucho de la situación. Lo que es importante es
establecer mecanismos de control para asegurar que si no hay un buen funcionamiento o se
dan discrepancias sea posible la regulación del grupo.
La tecnología que se utiliza para apoyar o mediar la colaboración, Por ello, no todo el
software que permite el uso de foros o de gestión de información en grupo es adecuado. La
simple interacción entre estudiantes ni asegura la colaboración ni es suficiente para el apoyo
del proceso de construcción del conocimiento. La tecnología tiene que facilitar el proceso
durante el trabajo y la participación de los distintos miembros de la comunidad.
Podemos pensar en múltiples tipos de actividades diseñadas para ser trabajadas en grupo
en función de los contenidos propios de la materia y los materiales de aprendizaje
disponibles, pero también hay que tener presente que, en cada caso, hay que diseñar
aspectos relacionados con el proceso de gestión y organización de la actividad docente.
Desde el punto de vista del diseño del proceso de aprendizaje es preciso pensar en diversos 111
aspectos:
• Los procesos de comunicación e interacción. Hay que tener claro qué papel jugarán el
docente y los estudiantes. Todo el mundo puede dar feedback, sólo los miembros del grupo,
cada grupo gestiona su interacción o todo el grupo clase.
El mismo trabajo puede ser realizado de forma individual, pero el tipo de actividad y los
tiempos de ejecución también se- rían diferentes. El estudiante no tiene posibilidades de
contrastar sus decisiones ni el análisis del caso. También la aplicación de los conocimientos
adquiridos puede ser más limitada, siempre que el problema a resolver sea complejo. En este
sentido, es importante insistir en que la colaboración ha de tener un sentido para el propio
proceso de aprendizaje. De lo contrario, el estudiante no vera el sentido y el esfuerzo que
tiene que realizar.