Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Comunión Cristiana?
RESPUESTA
Otra declaración que hace Pablo, y que no está incluida en los Evangelios es,
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la
muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga” (1 Corintios 11:26). Esto
establece un tiempo límite para la ceremonia – hasta que Él venga. De estas
breves declaraciones, aprendemos cómo utilizó Jesús dos de los elementos
más frágiles como símbolos de Su cuerpo y sangre, y los instituyó como un
monumento a Su muerte. No fue un monumento de mármol tallado o figuras
de bronce, sino de pan y jugo de uva.
Cristo ordenó a todos los cristianos comer pan y beber de la copa en memoria
de Él y de Su muerte. La Cena del Señor es una celebración de la presencia de
Dios en medio nuestro; nos reúne en comunión con Dios y unos con otros;
alimentando y nutriendo nuestras almas. También anticipa el día en que
comeremos y beberemos con Cristo en el Reino de Su Padre.
1 Corintios 11:23-26: “Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a
ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, y,
después de dar gracias, lo partió y dijo: ‘Este pan es Mi cuerpo, que por
ustedes entrego; hagan esto en memoria de Mí’. De la misma manera,
después de cenar, tomó la copa y dijo: ‘Esta copa es el nuevo pacto en Mi
sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de Mí’. Porque
cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del
Señor hasta que Él venga”.
La Cena del Señor es una señal y un sello del pacto. Eso significa que
representa y confirma la preciosa promesa de que Dios, a través de
Jesucristo, será nuestro Dios y nosotros seremos Su pueblo. En la Cena del
Señor recordamos y celebramos la presencia de Dios, y experimentamos
comunión. También tenemos algo que nos nutre y, en la Cena del Señor,
anticipamos la gloria venidera.
En tercer lugar, la Cena del Señor es comunión. Es comunión con Dios y con
Su pueblo. No solo tenemos comunión con el Dios vivo por gracia, por lo que
Jesús hizo por nosotros en la cruz, sino que tenemos comunión unos con
otros. Cuando estamos unidos al Señor Jesucristo, estamos unidos a todos los
que están unidos al Señor Jesucristo. Por eso Pablo dijo a los corintios que
tenían que discernir el cuerpo (1Co 11:29). No les está diciendo que
necesitan comprender algo místico sobre los elementos de la Cena del Señor.
¿Cuál es el cuerpo al que hace referencia? El cuerpo de Cristo, la iglesia, la
comunión con los creyentes.
Sí, en la Cena del Señor anticipamos el banquete de las bodas del Cordero, en
el que todos estaremos sentados juntos en gloria, y nuestro Salvador nos
servirá nuevamente todo lo que necesitemos. Qué gran gozo es venir a la
mesa del Señor.
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/que-es-la-cena-del-senor/
Hay un dicho que dice: “la mentira tiene patas cortas”, es tan así que con el
tiempo la mentira se desbarata. El Señor está antes de los tiempos, y su
Palabra se sostiene de tal manera que lo que pasó hace miles de años se
viene confirmando, y confirmando y confirmando. Y su Palabra, fue, es y será
por los siglos de los siglos.
Vamos a arrancar por decir que la Última Cena no fue un invento de Jesús.
No se fundó con Él. Él reconfiguró todo lo que es la liturgia del pesaj —la
Pascua judía—, que ya existía mucho antes de que Él se encarnará, y es de las
festividades más importantes del pueblo de Israel. Conmemoran con esta
Pascua la liberación que ellos tuvieron de la esclavitud, saliendo de Egipto,
atravesando el Mar Rojo rumbo a la libertad y a la tierra prometida.
Con la última de las diez plagas, la muerte de los primogénitos, Dios da
específicas indicaciones de cómo se tenía que celebrar este momento. En el
capítulo 12 del libro de Éxodo están todas las regulaciones de un Dios que es
bien ordenado acerca de lo que se tenía que hacer esa noche cuando
finalmente el faraón iba a permitir que el pueblo saliera a pesar de que
después iba a perseguirlos. Como si esto fuera poco, en el versículo 2 de este
mismo capítulo les dice que a partir de ese mismo momento, de esa
celebración, ese iba a ser el primero de los meses de su calendario. Esto
quiere decir que la Pascua hebrea, el pesaj, es un nuevo comienzo, absoluto y
completo para el pueblo de Israel, así como nuestra Pascua, la de Jesucristo
vivo y Redentor, es y debe ser un nuevo comienzo para nuestras vidas.
Hoy en día el pueblo judío sigue celebrando este ritual y se llama “seder”, y
todo lo constituye en torno a 4 copas. Aquí haré un paréntesis, porque
debemos entender la relevancia con la que Dios hace las cosas, la relevancia
que implica que nada está dejado al azar. Aquí hay 4 copas y nosotros vamos
a empezar a recorrer juntos el resignificado que el Señor les dio, porque estas
copas estuvieron en la Cena.
Éxodo 6:6-7
6
Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo
de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré
con brazo extendido, y con juicios grandes;
7
y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy
Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto.
Si bien nosotros traducimos todos estos verbos en futuro, los sacaré, los
libraré, estos verbos fueron puestos en el hebreo original en pasado, porque
Él es el dueño de todos los tiempos y si hoy hay algo que te está oprimiendo,
que te está esclavizando, el Señor habla de eso en pasado en tu vida, ya está
todo cumplido y el Señor ha hecho y dispuesto todo para acercarte con lazos
de amor a Su regazo.
La noche de pesaj tenía entonces 4 copas que simbolizaban cada una de
estas promesas. Cada una de estas copas tiene dos nombres, excepto la
cuarta que todos la interpretan con un solo nombre, y cada una de estas
copas representa una de estas promesas que Dios concede:
1. “Os sacaré” — Copa de la Santificación / de la Salvación
2. “Os libraré” — Copa del juicio / de la liberación
3. “Os redimiré” — Copa de la bendición / de la redención
4. “Los tomaré como Pueblo” — Copa de la alabanza
Aquí viene algo muy importante: que te saque Dios y que te libere Dios, son
cosas distintas y en el medio hay un proceso, y a veces hay que entenderlo,
cuando parece que todo está listo, todavía quizás no. Hay que perseverar,
cuando parece que Dios ya hizo el milagro nos relajamos y volvemos a
nuestra vida común y corriente, antes de encontrarnos con el poder de Dios,
es allí donde falta la belleza de la segunda copa.
Esa misma sangre que salvó a los hijos primogénitos de Israel, esta vez iba a
ser de un costo aún mayor, invirtiendo las polaridades, porque la sangre de
Su Hijo Primogénito iba a rescatar a todos, a toda su creación alejada.
Entonces la primera gran intervención divina había sido: la salida del Pueblo
de Israel de Egipto; por eso es que se dice que no hubo otro profeta como
Moisés, fue a él que se le reveló la Torah. Aquí estamos frente a la
intervención aún más grande de toda la historia: la Pascua viva.
En ese momento de la cena, el padre toma una toalla, lava sus manos con
agua y con la toalla las seca. Jesús redobló la apuesta, Jesús redobló la toalla,
agarró el agua, pero lo que hizo no fue lavarse a sí mismo, sino lavar a los
demás, y lo que hizo fue limpiar los pies de sus apóstoles, mostrando en su
reclinación que continuaba el acto de humillación más grande de todos los
tiempos, que era el Dios Eterno hecho nada, hecho carne, hecho uno más de
su mismísima creación.
Lucas 22:19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es
mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
El Señor interrumpe allí el ritual como todos conocían, pero no iba a ser allí
interrumpida la Pascua, porque después de cantar esto se iba a ir a
Getsemaní, al Monte de los Olivos, en donde arrodillado iba a pedir:
Padre mío, si es posible, aparta de Mí esta copa, pero no sea como Yo
quiero, sino como quieres Tú.MT 26, 36-45
Se refería a la copa que quedaba, a la copa restante, la celebración de la
Pascua aún no había terminado, estaba pendiente la cuarta copa. La Pasión
comienza en la Cena, pero no termina en la Cena; sin embargo, la Pascua es
completa y perfecta, porque nosotros gozamos por la Sangre del Cordero la
salvación.
¿De qué habla Jesús, cuál es esa copa? ¿No había sido ya suficiente? Luego
de Getsemaní, los soldados mofándose de Él le ofrecerán vinagre con hiel. La
hiel era algo amargo, mezclado con mirra; es gratificante al olor, pero cuando
lo tomas es amargo, sirve de sedante, pero Jesús no quiso probarlo. Si Él
bebía el vinagre no iba a cumplir con Su propósito.
Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, con apenas un soplo de aliento
dijo:
Tengo sed. JN 19,28
Este pedido del Señor cumple con las escrituras: Sal 22, 15ss; Sal 69, 21ss.
Jesús en la cruz tiene sed de almas, de redención. Le consume un gran deseo:
que muchos puedan llamar Padre a su Padre celestial. Toda su vida, todos sus
actos estuvieron dirigidos a este fin, que ahora se cumple.
Todo señala a Cristo, todo se ilumina en Él. El Calvario, donde se consuma la
redención, es la pieza clave que da sentido al mosaico del Antiguo
Testamento.
El que fue presentado en Juan como “El cordero de Dios que quita los
pecados del mundo”, en tiempo de Pascua nos dice: “Yo soy el pan vivo,
bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo
le voy a dar es mi carne, para vida del mundo” (Jn 6, 51).