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¿CÓMO LA CELEBRAMOS?
Jesús celebró esta comida con sus discípulos antes que le llevaran y
crucificaran. En esa comida Jesús nos reveló varios principios sobre
cómo quería que guardáramos esta cena.
1. Cualquier día: es adecuado para celebrar la Cena del Señor. Jesús nos reveló esto en que no escogió
ni el sábado ni el domingo. Al principio los primeros creyentes celebraban esta comida cada día
(Hechos 2:46), y luego más tarde, la celebraban una vez a la semana (Hechos 20:7).
2. Cualquier lugar: puede ser escogido para celebrar esta comida. No es necesario estar en un lugar de
adoración o una iglesia. Jesús escogió una casa particular.
3. Cualquier circunstancia: se puede compartir la Cena del Señor en cualquier concurrencia o reunión
informal, mientras que no se pierda la razón por la cual participar en la comida. Jesús escogió un
momento de conversación casual y una comida para empezar esta práctica.
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EL SIGNIFICADO DE LA CENA DEL SEÑOR
Las dos partes de esta cena son el pan, que representa el cuerpo de Cristo, y la
copa de vino, que representa su sangre. El cuerpo de Jesús fue entregado a la
muerte para que nosotros pudiéramos tener vida. La sangre de Jesús fue
derramada para salvarnos, porque a través de la sangre de Jesús TENEMOS
PERDÓN Y LIMPIEZA DEL PECADO Y TODAS SUS CONSECUENCIAS.
APLICACION
1. La Cena del Señor es participar del pan, que representa el cuerpo de Cristo sacrificado por
nosotros, y del vino, que representa la sangre de Cristo derramada por nosotros.
2. Hay, en la Cena del Señor, un recuerdo constante del pacto entre Dios y Su Iglesia. La palabra
"memoria" en griego es la palabra "anamnesis" y esto se refiere no sólo a la memoria del Señor
por parte del hombre, sino también de la memoria por parte de Dios del sacrificio de su Hijo y el
pacto que hizo con los hombres por su sacrificio. Cada vez que participamos en la Cena del
Señor, Dios se acuerda de sus promesas a nosotros.
3. La Cena del Señor dirige nuestra atención a Jesús y por consiguiente es bueno celebrarla
cualquier día, en cualquier lugar, y en cualquier circunstancia.
4. Cuando participamos de la Cena del Señor, celebramos no sólo el pacto de Dios con nosotros,
sino además nuestra relación en Dios los unos con los otros.
5. Cuando participamos de la cena del Señor también debemos acercarnos de corazón limpio, de
no ser así, es juicio a nuestra propia vida. 1 corintios 11:27-32