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1. Evolución del aspecto formal de los techos en arquitectura desde comienzos del siglo XX
Techos inclinados, techos planos y techos curvos (o techos estructurales) sin desagüe
propio
Dentro de las instalaciones sanitarias es el desagüe pluvial el que más alteraciones ha sufrido en
sus respuestas técnicas y formales, para acompañar a las soluciones propuestas de los distintos
movimientos arquitectónicos desarrollados en los diferentes períodos de su historia.
Si analizamos las obras de arquitectura en lo que va de los años 1898/1915 podemos verificar en
sus respuestas formales, entre otros elementos compositivos, la existencia de los techos
inclinados que generarían desagües pluviales (con canaletas y caños verticales) “a la vista” o bien
con desagües por “libre escurrimiento”
Ejemplo de esto aparecen en las viviendas construidas en los primeros años del siglo XX por los
representantes del movimiento “Jugendstil” sobre todo por Joseph Olbrich, en Darmstadt
(Alemania) con la “casa Dieters” (1901) y la “casa Oberhessisches”, (1908) entre otras.
Pero no solamente en Alemania nos encontramos en esa época con este tipo de respuesta formal.
En Viena Otto Wagner, dentro del movimiento conocido como la “Secesión Vienesa”, proyecta “La
casa de las palmeras” en el “Schönbrunn” con sus techos inclinados. Del mismo modo en los
Estados Unidos, están las obras de Frank Lloyd Wright dentro de su período conocido como el de
las “Prairies Houses”. Ellas se desarrollan entre 1902 y 1908, año este último que señala la
culminación de esta etapa con la casa “Robie” en Chicago.
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F. L. Wright – Moore – Dugal Residence 1895 F. L. Wright - Harley Bradley House 1900
Pero aproximadamente alrededor de los años 20 comienzan a aparecer proyectos con “techos
planos”, adoptados para todos tipos de clima, tanto cálido como húmedo, en respuesta a los
principios compositivos del “Movimiento moderno”.
No se debe dejar de mencionar que en 1923 Le Corbusier publica “Vers una architecture” donde
fija su posición arquitectónica que desarrollará a lo largo de los años.
Si bien esto cobra fuerza a partir de esa época, ya a fines del siglo XIX aparecen aisladamente en
Chicago los primeros rascacielos con techos planos, además de otros proyectos menores.
Pero a partir de 1924 comienza a desplegarse este nuevo concepto arquitectónico: Gustav
Rietveld construye una casa en Utrecht, Le Corbusier el Pabellón de ¨”L´Sprit Nouveau” (1925) en
Paris y la “Ville Savoye” (1928) en Poissy, la casa “Lovell” (1929) de Richard Neutra en California,
el “Pabellón alemán” en la exposición de Barcelona (1929) de Mies van der Rohe, la “Casa de la
cascada” de Frank Lloyd Wright (1936), así como también las obras de su período conocido como
las “Usonian Houses” (1934-1940), etc. En todas ellas comienza a reflejarse una nueva
arquitectura, dejándose de lado los techos inclinados y prefiriéndose las superficies planas ya que
aparecían como más viables a los requerimientos de esta nueva propuesta de diseño.
Es debido a esto que se debió encarar un nuevo proyecto para estas instalaciones aplicando una
técnica distinta a la que se venía realizando. Ella debía quedar integrada con los distintos
componentes de la cubierta plana, debiéndose evitar incompatibilidades con la estructura
resistente y el sistema constructivo a la vez que disponer de una serie de piezas para su armado.
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Además, hay que tener en cuenta que se aliaron al nacimiento del movimiento moderno, la
evolución que la técnica brindaba a la arquitectura, así como la aparición de nuevos materiales
elaborados por distintas industrias y que servían, entre otras cosas, para aislar térmica e
hidráulicamente esas superficies planas.
Estas posibilidades abrieron además el camino para lograr otra planta en el proyecto, donde la
superficie conseguida se iba a utilizar para nuevas funciones o usos tanto individual como
colectivo. Es así que nos encontramos tanto con espacios interiores que se vuelcan a los
exteriores, como también el hecho de poder proponer la ejecución de un techo jardín, todo lo cual
posibilitó a este tipo de cubierta un desarrollo inusitado.
Fueron años de gran crecimiento con obras representativas de este movimiento que se
expandieron por todo occidente, del cual nuestro país no quedó exento.
Pero en la década que va del ´50 al ´60 encontramos obras emblemáticas dentro de la
arquitectura apoyada en nuevas propuestas estructurales.
Es así que con la aparición de los cascarones de hormigón armado y con la evolución que a ellos
les siguieron las cáscaras cilíndricas, las superficies regladas, etc. se comienza a producir un
vuelco sin antecedentes en la historia de la arquitectura.
Trabajando con estos nuevos diseños estructurales se lograba, por un lado, una mayor libertad de
formas, y por otros grandes espacios interiores libres hasta esos momentos inalcanzables.
Aparece por lo tanto una independencia formal, funcional y tecnológica, comenzando a valorizarse
su significación escultórica. Es la aparición de los “techos estructurales”.
En 1953 los Arqs. Nowicki y Deitrick proyectan y construyen “Las arenas de Raleigh” en Carolina
del Norte una de las primeras obras dentro del tema y a partir de la cual seguirían otras series de
obras importantes.
Es así que en 1956 Eero Saarinen proyecta la “Terminal de la TWA” en el aeropuerto de Nueva
York y en 1963 la “Terminal del aeropuerto de Dulles” en Virginia.
Del mismo modo Jorn Utzon comienza en 1957 el proyecto de “La Opera de Sydney” en Australia,
donde después de una serie de cuestionamientos a su propuesta se logró plasmarla utilizando
cáscaras esféricas.
A partir de 1954 parecen también los entramados metálicos en acero y aluminio donde la cúpula
geodésica de Buckminster Fuller representó otro avance dentro de este tipo de obras.
Eero Saarinen – Terminal WTA Aeropuerto de Nueva York - Ingreso y vista interior 1956
Esta tendencia siguió en plena expansión y es así como en el comienzo del siglo XXI, en los
países del primer mundo, vemos como el techo cobra otra fisonomía y termina siendo absorbido
por la forma resultante del edificio.
Estamos en los techos sin desagüe propio donde ellos desaparecen, hay libre escurrimiento a
través de su forma y el problema se circunscribe a la solución técnica que se adopte en la planta
donde ellos vuelquen sus aguas.
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Podemos mencionar como ejemplos de esta época la “Torre Agbar” en Barcelona de Jean Nouvel,
obras de Norman Foster tanto en Glasgow como en Londres o bien obras de Frank Gehry. Toda
una arquitectura con un desafío tecnológico del que todavía en nuestro país estamos ausentes.
Norman Foster – Centro Convenciones Glasgow 1997 Norman Foster – Greater London Authority 2002
Jean Nouvel – Torre Agbar – Barcelona Frank Gehry - Hotel Marques de Riscal - España
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Pero ahora se hace necesario enfatizar la necesidad que el proyectista conozca, para luego
considerarlas en sus propuestas, los elementos y las reglamentaciones urbanas existentes en las
ciudades proyectadas para evacuar el agua de lluvia recibida en los edificios, sobre las veredas y
en las calles.
En Rosario las aguas pluviales domiciliarias recibidas de los distintos techos de los edificios tienen
como destino final, la calzada, según lo que establece nuestro “Reglamento de Edificación.
La salida hasta ella se realiza por condutales que, saliendo desde el edificio, corren bajo vereda
atravesando perpendicularmente el cordón de granito de la misma.
Es aquí donde termina la obligatoriedad que el usuario tiene para cumplir con las Normativas
impuestas para su proyecto y comienza la del servidor público. Este es el encargado de encauzar
debidamente la misma para alejarla hasta donde corresponda, utilizando para ello una serie de
instalaciones propuestas a nivel urbano.
Es así que el agua recibida en la calzada se escurre por el “cordón cuneta” hacia los receptores
de la misma. Esto se logra por la pendiente que tiene la calle que hasta llegar a las denominadas
“bocas de tormenta” (o “sumideros”) que se encuentran ubicadas en las esquinas de cada
manzana.
Ellas están cubiertas por rejas horizontales ubicadas a ras del pavimento o rejas verticales
ubicadas en la altura que media entre vereda y calzada. Por allí penetra el agua de lluvia tanto la
proveniente de los edificios como las que se reciben de veredas y calles.
Pero a través de dichas rejas pueden ingresar hojas, papeles, desperdicios, etc. lo que lleva
necesariamente a tener que realizar un adecuado mantenimiento y limpieza de las mismas para
evitar su taponamiento por los inconvenientes que esto genera en los días de lluvia.
Estamos pues en presencia de un “sistema unitario”, así denominado porque tanto los desagües
cloacales como los pluviales se canalizan hasta su destino final por un mismo conducto.
SUMIDERO CON SIFON Y REJA VERTICAL EN CORDON. UBICACIÓN SUMIDERO EN EL EJIDO URBANO
En algunas ciudades de nuestro país, en cambio, los “sumideros” descargan su contenido en una
colectora que solo conduce agua de lluvia. En este caso estamos en presencia de un “sistema
binario”: una colectora solo conduce los líquidos cloacales recibidos desde los edificios y otra
colectora solo conduce el agua de lluvia, pudiendo tener ambas un destino final distinto.
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También existen reglamentaciones en otras ciudades donde se permite que el agua de lluvia
domiciliaria se pueda conectar directamente a la red cloacal, mientras que en otras sus
reglamentaciones permiten conectar del mismo modo a un conducto pluvial.
Queda por lo tanto reservada como “superficie pluvial” las que comprenden a las azoteas no
accesibles, o bien las accesibles destinadas a tendederos colectivo o que también se pueden
utilizar como un acceso eventual hasta la sala de máquina de ascensores y el tanque de reserva.
Del mismo modo corresponden considerar a los desagües que se reciben por canaletas de los
techos inclinados.
No se deberán considerar como desagües pluviales las aguas provenientes de azoteas o terrazas
donde se instalen asadores o quinchos ya que su uso se prolonga a partir de ellos hacia su
exterior. Del mismo modo con las piletas de natación, spa o solarium que las rodea, a los patios o
terrazas exclusivas de viviendas colectiva o unifamiliares que tengan piso duro, así como las
galerías y los distintos tipos de balcones, aunque ellos estén cubiertos. Esto se debe a la
suposición que todos ellos van a tener limpiezas diarias o eventuales y como el destino de las
aguas es la calzada van a aparecer en su recorrido por la misma, hilos de agua sucia mezclados
con jabón, detergente u otro producto químico.
Esto no haría más que provocar problemas tanto a los usuarios, a los vecinos, como a la ciudad
toda y sin dejar de mencionar su incidencia sobre el medio ambiente.
Reglamentariamente no se permite que se adopte el libre escurrimiento de las aguas pluviales
directamente a la vía pública tanto sea la proveniente desde la azotea, como terraza, techos
inclinados, salientes o balcones, con la excepción indicada en el punto 4.2.
Se recomienda que el proyectista consulte las Normas que están definidas en el “Reglamento de
Edificación” de la ciudad o pueblo donde se va a construir su edificio para conocer las exigencias
que allí se establecen sobre el tema en cuestión.
En Rosario no está en vigencia el Reglamento de la ex Obras Sanitarias de la Nación, aunque
desde la Cátedra se recomienda su consulta y aplicación en los proyectos.
De respetarse lo allí especificado se asegurará un correcto y seguro funcionamiento de la
instalación.
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Con este valor de pendiente los usuarios pueden transitar por él con ciertas precauciones, se
puede realizar su mantenimiento y limpieza, aunque es objetable su uso, así como también la
colocación de muebles.
El agua puede ser evacuada desde este tipo de techo a través de “embudos y cañerías”, por “libre
escurrimiento” o “por canaletas y cañerías”..Analicemos la primera posibilidad.
Embudos
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SOLUCIONES PARA EMBUDOS DE POLIPROPILENO SANITARIO
Su adopción tiene el inconveniente que como está ubicado en el encuentro casi a 90° entre el piso
de la azotea y el perfil interior del mojinete, el agua recibida se va acumulando en su entorno
penetrando por la parte baja del embudo. Los movimientos que tiene todo edificio pueden causar
fisuras en el encuentro de los materiales de cubierta y el de los embudos. Por ellas puede filtrarse
el agua hasta el interior de los locales burlando la aislación hidráulica propuesta y presentando
problemas de humedad en los mismos.
Esta no es solo una de las desventajas que tiene este tipo de receptáculo, sino que además obliga
a espesores importantes del hormigón de pendiente para facilitar la llegada del agua desde los
extremos de la azotea.
La cantidad de agua a recibir por cada “embudo” va a depender de sus dimensiones y a la vez de
su diámetro de salida. Ella va a variar también de acuerdo al material que se adopte para él (que
puede ser “liso” en el caso de ser plástico o plomo o “rugoso” en el caso que se adopte hierro
fundido). Es por lo tanto la textura del material que se va a adoptar la que va a definir la superficie
máxima de azotea que puede recibir cada “embudo”.
Ellos están protegidos por “rejillas horizontales planas” colocadas sobre su boca para evitar el
ingreso de hojas, papeles, desechos, etc. pero existe el problema de su acumulación sobre las
mismas. Para evitar esto podemos optar por “rejillas parabólicas o las “cónicas” que van a permitir
un ingreso libre del agua de lluvia ya que ellas se elevan sobre el nivel horizontal del piso.
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En los “embudos” de PVC y PPS se evitan posibles filtraciones de agua colocando en su entorno
un disco metálico inoxidable que tiene por finalidad devolver al desagüe dichas filtraciones lo que
se hace a través de una serie de agujeros que tiene el caño y que están ubicados sobre el disco.
Materiales de los embudos. Los embudos son prefabricados y entre los materiales que se puede
optar, encontramos, dentro de los metálicos al “hierro fundido liviano o pesado” con un espesor de
3 mm. y dentro de los plásticos al “policloruro de vinilo” (PVC) y al “Polipropileno sanitario” (PPS)
debiendo pertenecer todos los mencionados a la línea de los “materiales aprobados”. Si bien el
“plomo” puede utilizarse para situaciones especiales, ellos no se proveen prefabricados, sino que
se deben moldear artesanalmente y de las dimensiones que se requieran.
No se aceptan la colocación de materiales que pertenezcan a la línea de los “no aprobados”.
Dimensiones de los embudos. Las dimensiones de la boca del embudo, que suele ser cuadrada,
así como sus diámetros son: de 15 x 15 cm. con un diámetro de 0.060 m. (equivalente a 0.063 en
plástico), de 20 x 20 cm. con un diámetro de 0.100 m. (equivalente a 0.110) y de 30 x 30 cm. para
un diámetro de 0,150 m. (equivalente a 0.160). Consultar Tabla 1 para definir la superficie máxima
de desagües
La diferencia entre los dos valores de los diámetros indicados, estriba en que el de los materiales
metálicos se expresan considerando su diámetro interior y en los materiales plásticos teniendo en
cuenta su diámetro exterior.
Tabla 1
SUPERFICIE MÁXIMA DE DESAGÜE A EMBUDOS Pendiente hacia los embudos.
Diam de El agua que se desliza hacia los
Medida F.F. PLASTICO
salida embudos lo hace a través de las
0,15 m x 0,15 m 0,060 30 m2 40 m2 pendientes que tienen los distintos
0,20 m x 0,20 m 0,100 80 m2 90 m2 faldones que convergen hacia ellos.
0,25 m x 0,25 m 0,125 130 m2 150 m2 La misma queda definida en función
0,30 m x 0,30 m 0,150 150 m2 180 m2 del material superior de la cubierta.
Si se trata de materiales rugosos como el que ofrece el ladrillo común o la membrana asfáltica
(con o sin aluminio de protección), dicha pendiente oscilará de 2.5 a 3 cm / m.
En cambio, si se trata de un solado liso como el que tiene la baldosa cerámica o similar la
pendiente podrá reducirse adoptando valores entre los 2 a 2.2 cm / m.
En cambio, para la cañería que sale del “embudo horizontal” y que va a correr empotrada en el
hormigón de pendiente hasta alcanzar el caño de lluvia (denominada “cañería horizontal de
embudo”), la pendiente debe ser de 1 a 2 mm /m.
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Si esta “cañería horizontal de embudo” estuviese suspendida debe lograrse mantener su firmeza
arriostrándola mediante la colocación de “soportes fijos”. En el caso de tener que ubicarle
accesorios (ramales, codos, etc.) este soporte se colocará debajo de su unión con la cañería.
Cuando la distancia entre estos soportes supera 1.20 m. (variable con el diámetro del caño y su
material) se colocarán “soportes deslizantes” que son los encargados de evitar la flexión de la
cañería, pero sin impedir que ésta pueda dilatarse y además pueda absorber los movimientos del
edificio.
Para ello se adoptan grapas de hierro cuyo ancho varía también con el diámetro y el material de la
cañería. Ellas se fijan al hormigón con clavos auto perforantes o bien adoptando brocas.
Si existiesen balcones exteriores o galerías, y sus superficies no excediesen los 10 m2, se puede
remplazar el “embudo” por una “pileta balcón” El agua penetra por su superficie horizontal y tiene
salida por un solo conducto de 63 mm. de diámetro que se conecta directamente al caño de
descarga vertical.
Por lo referido en el apartado 3. estas superficies al tener limpiezas periódicas, el agua allí
recibida no puede ser canalizada a la calzada, razón por la cual debe ser enviada al desagüe
cloacal. Ello implica que antes de ingresar al mismo se deba colocar una “pileta de patio” que
reciba el agua de los locales mencionados, la cual al estar provista de un sifón, evita la salida de
los gases por dichas “pileta balcón”. Ver esquema.
En el caso que este techo plano (con la pendiente arriba indicada) se ejecute por “vía seca”
adoptando para él una estructura metálica autoportante ejecutada con doble chapa prepintada e
inyectando entre ellas poliuretano, no se colocarán los embudos mencionados, sino que el agua
allí recibida se deslizará hacia una “canaleta” perimetral que se unirá a uno o varios “caños de
lluvia” verticales o bien el agua se podrá evacuar por “libre escurrimiento”, tema que se
desarrollará posteriormente.
Un ejemplo de esta solución es la adoptada para el desagüe de los techos de las aulas de la
Escuela Nº 463 en nuestra ciudad y que puede apreciarse en el detalle constructivo que se indica
a continuación.
Allí fue necesario desviar el agua recibida en la canaleta a través de un tramo horizontal hasta
alcanzar la posición del caño de lluvia ubicado en un espacio técnico.
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TALLER ARQ. HORACIO PANVINI – PROGRAMA NACIONAL 700 ESCUELAS - 2006
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Terraza seca. Cuando se pretende tener un “techo plano perfectamente horizontal” que no
ofrezca problema circular sobre el mismo, o poder ubicar allí mobiliarios, maceteros, etc., además
de no acumular agua en su superficie, se recurre a la “terraza seca”.
Para lograr las exigencias que requiere este tipo de techo, sobre la estructura resistente del
mismo se llevan a cabo una serie de operaciones con algunas variantes con relación a los techos
planos con pendiente del 5% mencionado
Primeramente, se coloca una barrera de vapor, luego se ejecuta un hormigón de pendiente sobre
el que se lleva a cabo una carpeta de cemento y arena que servirá para recibir la membrana
asfáltica. Pero aquí la pendiente de los faldones que se consigue con el hormigón mencionado
debe ser mayor que la indicada para “techos planos” alcanzando en este caso los 3 a 3.2 cm / m.
Pero como se debe conseguir horizontalidad sobre la superficie de la terraza es necesario colocar
losetas de 60 x 60 cm. separadas 2 cm. entre sí para que el agua pueda escurrirse a través de las
mismas. Ellas se apoyan en pilares de mampostería de 30 x 15 cm.
Es debido precisamente a la proximidad de dichos pilares entre sí que se debe aumentar la
pendiente de los faldones hasta alcanzar los valores indicados, favoreciendo de este modo el
escurrimiento del agua hacia los embudos. Para estos vale lo mencionado en “Embudos”.
Casos especiales. Se suelen presentar casos especiales cuando se trata de fachadas inclinadas,
mansardas, paredes con molduras o cornisas, etc. y cuya evacuación debe ser consultada con el
ex “Reglamento de Obras Sanitarias”.
Algunos de estos casos se explicitan en los apartados 4.2 y 5.
Cuando la superficie del techo que se quiere desaguar tenga adosada una pared que supere su
nivel, deberá considerarse que por este paramento vertical el agua se deslizará hacia abajo
alcanzando el plano horizontal de dicho techo. Debido a ello el volumen de agua escurrido va a
incrementar al recibido en dicho plano, razón por la cual deberá tenerse en cuenta al definir las
dimensiones de los embudos a colocar.
Esta solución podrá adoptarse siempre y cuando se proyecte un edificio mas bajo adosado a otro
existente de mayor altura. Caso contrario hoy día no hay una reglamentación definida que debe
adoptar el proyectista para evitar que este escurrimiento del agua hasta el techo mas bajo le
provoque al edificio vecino problemas de desborde de la azotea con las humedades recurrentes.
Las posibles soluciones de lo mencionado están en estudio en la Municipalidad de Rosario para
evitar en el futuro los juicios que hoy día se están produciendo.
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El Reglamento de Edificación de Rosario estableció a partir de una “Ordenanza” del mes de
diciembre de 2008 la necesidad de considerar “sistemas reguladores y/o retardadores de los
desagües pluviales para edificios” que deben ser tenidos en cuenta en los nuevos proyectos para
obtener el “Permiso de edificación” de los mismos.
Ellos deben preverse en cualquier tipo de edificio que tenga más de 23 m. de alto o más de 500
m2 de superficie impermeabilizante, haciéndose extensiva esta reglamentación a los barrios de
vivienda.
El sistema de regulación está constituido por un reservorio cuya capacidad mínima se determina
por Tabla. A tal fin se pueden adoptar tanques, cámaras, conductos u otros elementos que sean
aptos para el depósito temporario del agua. El mismo recibirá la proveniente tanto de cubiertas
como de pisos y la va derivar al cordón vereda mediante una salida regulable.
Un ejemplo: para 500 m2 de superficie impermeable el volumen del tanque será de 2500 l y el
diámetro de salida a la calzada 0.060 m.
Esta boca de desagüe, de estar enterrada, se ejecuta “in situ”, utilizando mampostería de ladrillos
comunes revocada interiormente, con fondo liso y apoyada en una base de hormigón pobre.
Generalmente es tapada para que el agua, que llega con fuerza desde la altura de la azotea, no
desborde sobre el piso donde ella está ubicada.
Las cañerías de entrada y salida desde la boca están sobreelevadas 5 cm. con respecto a su
fondo para que papeles, tierra, etc. no la obstruyan. La salida no tiene sifón hidráulico.
Si bien la boca es tapada no se ventila ya que pertenece a un circuito ventilado. Las dimensiones
y el diámetro que deben tener estas bocas están determinadas en la Tabla 2 dependiendo de la
superficie de desagüe de la azotea que ella reciba.
Tabla 2 Tabla 3
SUPERFICIE MÁXIMA DE DESAGÜE A SUPERFICIE MÁXIMA DE DESAGÜE EN
BOCAS DE DESAGÜE PILETAS DE PATIO
Diam de Diam de
Medida m2 Medida m2
salida salida
0,15 m x 0,15 m 0,060 30 0,15 m x 0,15 m 0,060 m 20
0,20 m x 0,20 m 0,100 80 0,20 m x 0,20 m 0,100 m 150
0,30 m x 0,30 m 0,125 180 0,30 m x 0,30 m 0,150 m 250
0,40 m x 0,40 m 0,150 320
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Para apoyar estos “caños de lluvia” se recomienda la colocación de un “codo con base” necesario
para soportar el peso de dicha columna (especialmente si es de hierro fundido) y lograr de esta
manera un buen asentamiento de la misma.
Cuando esta cañería vertical corre por “espacios técnicos” ella debe estar asegurada en la
estructura resistente o bien engrapada en muros adyacentes utilizándose “soportes fijos”
colocados, en caños de 0.100 m., cada 2 m (dimensión que dependerá del material adoptado). y
provista de una aislación par evitar la transmisión de vibraciones a las mismas. Además, pueden
utilizarse “soportes deslizantes” cuando ello sea necesario.
Materiales de los “caños de lluvia”. Entre los materiales “aprobados” que se pueden disponer para
esta cañería encontramos, dentro de los plásticos, al PPS y el PVC de 2.2. mm. de espesor y
entre los metálicos al “hierro fundido liviano” y el “hierro fundido pesado” (solo hay con paredes de
3 mm. de espesor). La elección entre estos materiales va a depender de la altura que tenga la
instalación.
Ambos materiales se proveen con ramales para intercalar donde la instalación lo necesite (ramal a
45°, ramal a 90°, codos, curvas, reducciones, etc.). La longitud de los caños es de 1, 2, 3, 4 y 6 m.
En el caso de adoptar PVC unido con pegamento se deberán prever cuplas de dilatación en su
recorrido vertical cada 10 m. aproximadamente. Cuando atraviesen losas deben hacerlo
libremente sin estar amurada a las mismas. Esta exigencia vale también en el caso que la cañería
se ubique dentro de muros de mampostería.
Para obras de un alto nivel de terminación, y en el caso que las cañerías queden “a la vista”, se
puede adoptar el latón o bien el acero inoxidable.
Diámetros de los caños de lluvia. El diámetro que corresponde adoptar para esta cañería están
definidos en la Tabla 4, según las Normas de la ex Obras Sanitarias de la Nación.
Su valor va a depender según sea el tipo de techo a desaguar (“techo plano” o “techo inclinado”)
así como de la superficie máxima de desagüe que cada diámetro puede recibir. Los diámetros
mas comunes son: de 0.060 m.(aunque éste tiene carácter restrictivo), de 0.100, 0.125 y 0.150 m.
Tabla 4
TECHOS PLANOS
Según DIÁMETRO TECHOS INCLINADOS
PENDIENTES HASTA 5%
0,060 m (*) 90 m2 65 m2
0,100 m 300 m2 220 m2
0,150 m 750 m2 550 m2
(*) Tiene carácter restrictivo ya que no puede en una misma planta recibir una superficie que exceda los 30 m2 y el caño
de lluvia no debe tener desviación alguna.
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En el caso de haberse optado por “embudos horizontales”, como el “caño de lluvia” puede
desaguar superficies mayores que la que le corresponde a cada “embudo”, dos de ellos se
pueden unir a dicho caño utilizando los “tramos horizontales de embudo”. En este caso la
superficie total que va a recibir la cañería vertical será la suma de lo que reciba de cada “embudo”.
Para ello, estos “tramos horizontales” (que pueden estar empotrados o suspendidos) saliendo de
cada “embudo”, se unen en una sola “cañería horizontal” que es la que, adoptando las piezas que
el material seleccionado disponga, se va a conectar al caño vertical.
En los casos que se decida empotrarlos en los muros, ellos solo se pueden embutir verticalmente
hasta 5 cm. de profundidad en los casos que se trate de “muros divisorios” o “medianeros” de 30
cm. de espesor, según el criterio del “Reglamento de la ex Obras Sanitarias de la Nación”. El
“Reglamento de Edificación” de Rosario permite embutirlos verticalmente en dicho tipo de muro
hasta el “eje divisorio” pero solo permite disponer el paso de cañerías en sentido horizontal hasta
7 cm. de profundidad.
En cambio, en ambos casos, se pueden embutir totalmente en un “muro divisorio” de 45 cm. de
espesor y en un muro propio de 30 cm. de espesor.
Todo lo mencionado vale, siempre y cuando los materiales adoptados para la instalación, sean los
“aprobados”.
En los casos que se deseen ubicar en paredes propias la solución técnica a aplicar va a depender
de la relación espesor del muro y su terminación, con el diámetro de la cañería a instalar.
Si los caños quedan “a la vista” se deberá optar por materiales que tengan una buena resistencia
a los golpes o impactos que pudieran recibir durante su vida útil.
Un solo “caño de lluvia” puede recibir el desagüe de dos o más “embudos horizontales”, según lo
descripto en el apartado “Embudo”. Para ello debe cumplirse lo establecido enTabla 4 referido a la
superficie máxima de azotea que puede aceptar el diámetro de dicho caño y disponer el material
adoptado para realizar la instalación, de ramales en “Y”, curvas, ramales simples, ramales dobles,
etc.
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A los “caños de lluvia verticales” se los puede inclinar por razones formales si están “a la vista”, o
por razones técnicas si están empotrados, pero teniendo en cuenta que con dicha decisión se
dificulta la evacuación del caudal de agua.
A la vez estas cañerías pueden ser desviadas en su trayectoria si al llegar a determinado nivel no
se dispone de los muros o espacios que lo iban conteniendo. Deben contar para ello de
“cielorrasos técnicos horizontales” que permitan alcanzar el nuevo destino vertical. En este caso
se debe adoptar una pendiente mínima de 2 mm/m.
Estos caños pueden recibir en su recorrido vertical desagüe de lluvia proveniente de otros niveles.
Condutal
Así se designa al tramo horizontal, enterrado o suspendido, que partiendo de la salida de la “boca
de desagüe” o desde el codo del “caño de lluvia” (según sea lo que se haya adoptado), debe
llegar perpendicularmente hasta la “Línea municipal”, atravesando la vereda hasta su cordón y
volcando su contenido en la calzada.
Se puede inclinar el “condutal” en el tramo que va desde la “Línea municipal “al cordón vereda
para conectarse mejor a la pendiente que tiene la calzada.
No está reglamentado el número de condutales que se pueden proyectar en cada edificio para
desaguar su contenido a la calzada, dependiendo para ello solamente del criterio técnico o
económico que aplique el proyectista para la instalación.
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ENCUENTROS ENTRE CAÑO DE LLUVIA Y CONDUTAL
Materiales del “condutal”. Entre los materiales disponibles para esta cañería, cuando ella corre por
propiedad privada y además está enterrada, podemos optar entre los plásticos como ser el PPS o
PVC de 3.2 mm. de espesor y los metálicos como ser el “hierro fundido liviano o pesado” de 3
mm. de espesor. Pero además tenemos al “cemento corrugado” (hoy día de muy poco uso).
Todos ellos deben pertenecer a la línea de materiales “aprobados”.
En todos los casos se deberá considerar la “tapada mínima” que sobre los mismos debe existir.
En cambio, si el “condutal” está suspendido se debe descartar a este último material y la elección
deberá ser entre los otros dos. En este caso se lo debe asegurar a la estructura resistente
utilizando “grapas fijas” colocadas para cañerías de 0.100 m. cada 0.80 m.
Cuando el “condutal” atraviesa la vereda por debajo de ella, se deberá adoptar un material que
tenga una buena resistencia mecánica ya que no todos están preparados para no cumplir con la
“tapada mínima” que ellos requieren. En ese caso el “hierro fundido” es recomendable, aunque de
adoptarse plástico se deben emplear los de “plástico corrugado”. De todos modos, se debe
consultar a los fabricantes de los mismos.
Además, los “condutales” en este trayecto deben estar protegidos de la acción de las raíces de los
árboles ubicados en vereda.
El diámetro del condutal. El diámetro mínimo para este tipo de cañería es 0.100 (0.110 m. para
plástico). Como vemos en la Tabla 5 los otros diámetros a implementar son 0.125 y 0.150 m.
La pendiente a adoptar debe estar comprendida entre 1:1000 (1 mm / m.) y 1:100 (1 cm. / m.).
Dentro de este entorno puedo elegir un valor para la pendiente y de acuerdo al diámetro y al
material de la cañería indicada en el proyecto (que puede ser liso o rugoso), consulto la Tabla 5
donde se determina la superficie máxima de desagüe que en esas condiciones se puede evacuar.
Se considera en esta Tabla que los valores indicados corresponden a cañerías que trabajan a
sección llena.
Hay que destacar que si la pendiente aumenta, aumentarán los metros cuadrados que puedo
desaguar.
También puedo entrar en dicha Tabla conociendo la superficie máxima a evacuar por el
“condutal”, el diámetro y el material adoptado de acuerdo a esa superficie, y con esos datos definir
la pendiente que la cañería debe tener.
El paso siguiente es verificar si con ese valor de pendiente puedo atravesar la vereda adoptando
la tapada mínima recomendada para la cañería o ver que otra solución puedo instrumentar.
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Tabla 5
Se presenta un problema técnico que debe ser resuelto cuando el diámetro del “condutal” supera
las 4”.
Ello se debe a que como no se dispone de la altura suficiente entre el nivel vereda y la calzada,
las cañerías no pueden tener la tapada suficiente bajo vereda que amortigüen los golpes que
pueden recibir durante su vida útil, cuando se ejecuten o refeccionen las mismas o bien los que
reciban de los distintos contratistas del servicio público durante las reparaciones o ampliaciones
de sus redes, tanto sean los de agua corriente, servicio eléctrico, redes de gas, teléfono, etc.
Es así que cuando el “condutal” alcanza las 5” o 6” de diámetro, antes de llegar a la “Línea
municipal” y todavía en terreno privado, se puede instalar una “boca de desagüe tapada” desde la
cual partirán 2, 3 o 4 caños de 4” cada uno que se ubican bajo vereda, cruzan la misma y llegan
hasta la calzada.
Nunca se deben adoptar caños de 0.060 m. de diámetro en la salida desde la “boca de desagüe
tapada”. (CASO A)
Como vemos aparece aquí otra función de la “boca de desagüe” a la que ya mencionamos
anteriormente y siendo sus dimensiones las necesarias para conectar allí las cañerías del
diámetro elegido.
Esta “boca de desagüe” colocada en la posición indicada permite realizar varias funciones a partir
de ella. Una es el cambio de diámetro de las cañerías con relación al que traían. Otra es el cambio
de dirección de las mismas para favorecer su conexión al cordón vereda o adaptarla a la
pendiente de la calzada.
La inclinación del condutal respecto al cordón vereda “no esta permitida” que sea menor a 90°.
Es “tolerada” la que tiene un ángulo de 90°, siendo “las preferidas” las que forman un ángulo de
22° o mayor con el sentido del desagüe pluvial de la calzada.
Cuando el caño de lluvia esté ubicado a 3 m. o menos de la línea municipal la entrada a la B.D.T.
deberá estar descentrada con respecto a su salida para evitar la fuerza con que el chorro de agua
entra a la calzada. También se puede ubicar en lugar de la B.D.T. una curva en “S” o bien una
curva y contra curva a 45°.
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En el CASO B se soluciona la salida a la
calzada utilizando a partir de la “boca de
desagüe tapada” un albañal único cubierto
por una tapa metálica ciega a nivel vereda.
En estos casos deberán aparecer en el recorrido del condutal accesos al mismo intercalando para
ello “bocas de desagüe tapada” o bien “cámaras” hasta alcanzar el cruce de la vereda.
Las mismas servirán para permitir un cambio de su diámetro ya que va a ir recibiendo mayores
cantidades de agua proveniente de los distintos “caños de lluvia” y que se van a ir sumando en él.
Del mismo modo a partir de ellas se podrá optar por un cambio de dirección del condutal.
Todo lo mencionado ocurre en el trayecto antes de llegar a la “Línea municipal” ya que aquí
deberá tenerse en cuenta lo mencionado precedentemente para cruzar la vereda y alcanzar la
conexión recomendada a la cuneta.
En su salida al exterior se puede colocar una “válvula anti-retorno” para evitar en el caso de
fuertes lluvias el ingreso de agua desde el exterior y no permitiendo además la salida del agua
recibida en el edificio.
En todo lo descripto en el apartado “condutales” se deberá tener presente tanto en la elección del
material a adoptar como en la técnica de ejecución de las canalizaciones, la calidad del terreno
por donde él va a circular. Pueden ser terrenos flojos, de relleno, con napas freáticas altas, tener
que cruzar locales, etc. lo que va a influir para la aplicación de distintas soluciones.
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Desagües de superficies ubicadas debajo del nivel vereda
Su capacidad será como máximo de 1000 l. y deberá estar separado 1 m. del muro medianero.
La electro bomba mencionada es una bomba centrífuga de accionamiento automático que
generalmente es sumergible, aunque también puede ubicarse su motor en el exterior y la bomba
en el interior del pozo. En este caso se debe disponer en el mismo de un flotante para su
desagüe.
El tramo que eleva el agua y que parte desde la bomba, se lo designa como “tramo de impulsión”.
Tiene un diámetro de 0.050 m. y es el que se va a conectar a la “pileta de patio tapada”
mencionada anteriormente, la que se deberá ventilar. En dicho tramo se deberá colocar una
“válvula de retención” para evitar el retroceso del agua al pozo.
Hasta los 20 m2 de superficie a desaguar, la Normativa permite que el bombeo pueda ser manual
y la capacidad del pozo se determina a razón de 30 l / m2.
Techo jardín
El “techo jardín” o también llamado “techo verde”, está compuesto por una serie de capas
sucesivas e independientes entre sí donde cada una cumple una función definida y cuya elección
va a depender de la inclinación que se haya adoptado para el mismo. Es así que en base a ella
encontramos la siguiente clasificación:
- los “techos planos” son aquellos cuya inclinación alcanza a los 3o o sea 5%.
- los “techos con débil pendiente”: su inclinación va de 3º a 20o o sea del 5 al 36%.
- los “techos con una fuerte pendiente”: su inclinación va de 20 a 40o o sea del 36 al 84%.
- los “techos empinados”: su pendiente es superior a los 40o es decir 84%.
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Hundertwasser - Vivienda en Viena Escuela de Singapur
Este tipo de techo tiene una serie de ventajas ya que se convierte en una excelente aislación
térmica en verano en los locales que cubre debido a que la sombra de la vegetación protege el
calentamiento de la tierra.
Por otro lado, es una buena aislación acústica debido a la absorción del ruido que ejerce el
sustrato de tierra colocado.
No debemos dejar de mencionar también los efectos que ejerce sobre las personas, ya sea tanto
desde el punto de vista formal, aromático y sicológico.
Analicemos la resolución de la cubierta de un “techo plano” con sus capas componentes donde
cada una cumplirá una función.
Primeramente, es recomendable que la solución constructiva que se adopte para el mojinete sea a
través de un tabique de hormigón armado como continuación de la losa estructural. De este modo
se van a evitar posibles fisuras que se pudieran producir con el tiempo, si para él se adopta una
mampostería de ladrillos comunes especialmente en su encuentro con el hormigón armado.
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- luego una “membrana resistente a las raíces” que sea 100% impermeable y 100% resistente
sobre la que se ubicará un geotextil para protegerla contra el punzonamiento. Se recomienda que
ambas sean de la mejor calidad que se ofrece en el mercado.
- encima se colocará una colchoneta de poliestireno rellena con grava cuya función es almacenar
agua y que las raíces reciban el aire necesario para evaporación y ventilación.
- sobre este manto se dispone el “tejido filtrante”. Su función es detener la entrada de tierra y la
obstrucción a la “capa drenante”. Es importante el material que se adopte para ellos. Son
recomendados “los filtros sintéticos” con una nueva tecnología que van a remplazar a los sistemas
tradicionales.
Ellos son imputrescibles, de alta permeabilidad y de fácil colocación. Pero es importante analizar
el tipo de agua que se usará para el riego del jardín superior debido a la posible presencia en ellas
de sales oxidables como ser carbonato o bicarbonato que pueden colmatar el filtro y hacerle
perder su función básica.
- la última capa la constituye “el manto portante” o también denominado “suelo”. Es una protección
pesada de tierra vegetal o estrato orgánico sobre el que se coloca césped, arbusto, plantas, etc.,
elección que va a depender de dicho estrato. Su espesor es del orden de los 20 a 25 cm, siendo
su mínimo valor los 7 cm. De alcanzarse los 30 cm. de espesor se puede evitar el aislante térmico
que se colocó en las capas bajas.
Realizar aquí un drenaje tradicional implicaría levantar la primera capa de tierra para colocar los
“filtros” y los “mantos drenantes” todo lo cual resulta de un costo elevado.
Una solución es enterrar caños de plástico con perforaciones longitudinales en su parte superior,
de un diámetro a determinar y ubicado a nivel del césped.
El terreno una vez colmatado no absorbe mas agua y este excedente penetra en dicha cañería
que la debe descargar en un “albañal”, también enterrado, y que es el encargado de enviarla al
exterior.
Las dimensiones de este albañal se determinan según el caudal de agua de lluvia a recibir. Se
construyen en hormigón, en mampostería (ambas revocadas interiormente) o bien adoptando los
prefabricados de plástico todos los cuales están cubiertos por algún tipo de loseta, mosaico
granítico perforado o reja, todas removibles a los efectos de proceder a su limpieza periódica.
Una solución de este tipo fue aplicada por el Arq. Álvaro Siza en el Distrito municipal Sudoeste.
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El agua de lluvia se puede canalizar por pendiente hacia una “canaleta” continua perimetral que se
va a conectar al desagüe cloacal previa colocación de una “pileta de patio abierta” cuyas
dimensiones pueden determinarse en la Tabla 3.
Esta canaleta se puede construir de la misma manera que la establecida en el apartado superior.
Las dimensiones surgen de lo establecido en Tabla 6.
CORTE SOLUCIÓN 1
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A tal fin se podrán colocar “reductores de presión” en la zona baja o bien “colchones
amortiguadores”, soluciones ambas que van a ayudar disminuir además la presión de salida del
agua a la calzada.
Es así que la caída puede darse a lo largo de todo el perímetro del techo, o en parte del mismo.
Esta propuesta exige estudiar donde se recibe el agua en planta baja ya que, con caída directa
sobre el piso, éste se va a ir deteriorando produciendo patologías que se van a traducir en
asentamientos, levantamientos, corrosiones, etc. futuras.
De disponerse, se puede también volcar directamente sobre terreno natural, para ser absorbido
directamente por él.
Pero estos techos planos “no accesibles” tienen algunas restricciones en cuanto al lugar de su
caída. Podrán hacerlo a una superficie descubierta (patio, jardín, etc.) siempre y cuando el filo de
la caída diste 0.80 m. desde el “eje divisorio” o de la línea municipal.
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También podrán desaguar “en caída libre”, siempre que exista una distribución uniforme de dicha
caída, cuando el agua se reciba sobre mansardas, cornisas, etc. y que la profundidad de ellas no
supere los 2.00 m.
Cuando se trate de un escurrimiento superficial vertical curvo, cuya lámina de agua corre adherida
por la piel del edificio, sin tener ésta salientes, pueden ser de cualquier profundidad, pudiendo
desaguar también en “caída libre” hasta el nivel vereda.
DESAGÜE POR ESCURRIMIENTO DESAGÜE POR CAIDA LIBRE, DE SUP. ELEVADAS NO ACCESIBLES
SUPERFICIAL VERTICAL DE SUP.
ELEVADAS NO ACCESIBLES.
En este último caso el agua tendrá caída libre y será recibida directamente sobre el piso que
desaguará luego a terreno absorbente. Otra posibilidad es que caiga en “tinajas” y desde allí
deberá ser canalizada hasta la salida a la calzada.
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Esta solución con “gárgolas” se pueden adoptar tanto en techos de bóvedas como también en
techos planos. Ellas tienen un gran componente formal razón por la cual no se la debe adoptar en
última instancia del proyecto.
Por otro lado, los techos pueden descargar también el agua recibida “por libre escurrimiento”.
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A.1. / Uno de las consideraciones que se debe tener en cuenta para definir el tipo de “canaleta”
que responde a este grupo, es que ella puede ubicarse tanto en el borde inferior del faldón del
techo que recibe el agua que él evacua en toda su extensión, o bien en el encuentro de dos
faldones o también en el encuentro del techo con un muro divisorio.
CANALETA PERIMETRAL
En este primer caso ella tiene una importante incidencia formal y sus dimensiones no solo deben
ser factibles de contener el agua que reciba, sino que además deberá estar en relación con las
proporciones del conjunto. Sus dimensiones están establecidas en la Tabla Nº 6 y ellas son
mínimas pudiendo aumentarse por cualquier circunstancia de proyecto o para asegurar su
evacuación.
En las fotos que pertenecen a este apartado pueden apreciarse distintas soluciones de desagües
“a la vista” tanto en lo que respecta a sus elementos componentes, a sus detalles, como a la
integración formal en el conjunto.
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Tabla 6 En el fondo de la “canaleta” se ubican “boquetas” que
SUPERFICIE MÁXIMA DE DESAGÜE A no son mas que perforaciones que se hacen en las
CANALETA mismas y a las que les llega el agua por la pendiente
CANALETA m2 que se le debe dar a su fondo (que es del orden de los
0,10 m x 0,10 m 300 2 mm / m.). Desde dichas boquetas, que bajan
aproximadamente 15 cm. a partir del fondo de la
0,15 m x 0,15 m 600
“canaleta”, se conectan los “caños de lluvia verticales”.
0,15 m x 0,25 m 1200 Alcanzada la planta baja ellos se empalman a una
0,15 m x 0,30 m 1800 “boca de desagüe tapada” y luego a condutales que
enterrados vuelcan su contenido en la calzada.
A estas “canaletas” se les debe prever desbordes para que en caso de colmatarse no vuelquen su
contenido hacia el interior del techo o del edificio. Se recomienda que sus bordes lleven pestañas
para lograr con ellas una mayor rigidez.
Los materiales que se pueden adoptar para estas canaletas son, dentro de los metálicos:
- la “chapa galvanizada” que necesita de mantenimiento para evitar su oxidación producida por los
excrementos de palomas y de murciélagos. Además, se pueden abollar fácilmente.
- el acero inoxidable” que no tiene los problemas mencionados, pero son de mayor costo.
Ambas tienen la ventaja que como se ejecutan artesanalmente tienen libertad de forma y de
medidas, de modo que se pueden realizar en taller según diseño. Además, no las atacan las
radiaciones ultravioletas y se pueden reparar en caso de necesidad.
Las distintas piezas se unen con remaches y/o con soldadura de estaño.
Algunas piezas de las “canaletas” de chapa son prefabricadas
Es importante tener en cuenta los soportes que deben tener estas canaletas para evitar su
desnivelación. Ellos pueden realizarse tanto a la estructura del techo como a las paredes
circundantes, adoptándose grapas metálicas o de PVC según el material elegido.
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- Ubicación de la “canaleta en el encuentro de dos faldones.”
Un tercer tipo de consideraciones debe hacerse cuando hay que definir el tipo de “canaleta” que
se debe colocar cuando la cubierta del techo vuelca sus aguas en “muros divisorios” o
“medianeros”. A partir de ellos el “Reglamento de edificación” de Rosario exige la colocación de un
contratecho con pendiente igual a la del techo de modo que la “canaleta” no esté ni adosada ni
embutida en dicho muro. Ella se debe apartar 0.50 m. del paramento de dicho muro, contados
desde el borde más próximo del desagüe. De esta forma se evitará la entrada de agua en el
mismo por fallas en la elección del material, de la mano de obra o por falta de mantenimiento,
generando humedades y conflictos en el edificio vecino.
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ENCUENTRO DE CANALETA CON MURO
A: MURO MEDIANERO B: MURO PROPIO
Esto ocurre generalmente en fábricas, depósitos, etc. donde el cuidado que puede tener el
personal es muy objetable.
Para este tipo de edificios solucionado con estructura metálica que cubren grandes superficies, el
agua de lluvia que hay que evacuar la reciben “canaletas” que son de mucha longitud y que no se
le puede dar la pendiente necesaria.
Es así que en distintos puntos de ella se conectan a 45° a una “cañería horizontal” que corre por
debajo (separada aproximadamente 0.40 m) y adosada al muro y que sí puede tener mayor
pendiente. En su extremo mas alejado se conectan los “caños de lluvia” que pueden ser más de
uno y que van a desaguar a una “cámara de inspección” o “boca de desagüe” (dependerán del
volumen a recibir) que posteriormente vuelcan su contenido en la calzada a través de los
“condutales” que de ella parten.
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Para agilizar la descarga sin producirse remolinos, borbotones o ahogos, a esta cañería horizontal
se la puede ventilar empalmando en su comienzo un tramo vertical que va a permitir el ingreso de
aire exterior a la misma.
A.2.
B. La otra solución es descargar el agua de los techos inclinados por “libre escurrimiento”.
Presenta los mismos problemas analizados en el apartado 4.2. cuando se adoptaba este
procedimiento para los techos planos.
Para evitar esto es que el agua se puede recibir en tinajas o similar y canalizarla luego hasta la
calzada, o bien que la misma fluya libremente desde dicha tinaja hacia algún patio interior
absorbente.
Pero del mismo modo que los techos planos, estos techos inclinados tienen algunas restricciones
en cuanto al lugar de su caída. Puede hacerlo a una superficie descubierta (patio, jardín, etc.)
siempre y cuando el filo de la caída diste 1,20 m. desde el “eje divisorio” o desde la “línea
municipal”.
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6. La representación de los desagües pluviales
El “Reglamento de Edificación” de nuestra ciudad, determina que en la presentación ante la
Municipalidad de los “Planos generales” que forman parte del expediente de los edificios a
construirse o remodelarse para obtener el permiso reglamentario, se utilice para los desagües
pluviales la escala 1:100, tanto en planta como en corte, y que el proyecto de la instalación se
represente con trazo de raya: .
En el caso que existan obras existentes se indicarán con raya y dos puntos: .
Cuando el proyecto ingresa a un nivel de elaboración conocido como “Proyecto terminado” o bien
en el posterior “Proyecto ejecutivo” necesarios para presupuestar y construir el edificio, las escalas
a adoptar para representar la instalación podrán ser la 1:20 o 1:10 (según corresponda) con la
indicación de cañerías, ramales, accesorios, etc. según sus dimensiones y con la indicación de los
elementos constructivos y estructurales que estén en su entorno. De ser necesaria mayor
precisión podrán adoptarse detalles en escala 1:1.
Cuando se proyecta el desagüe pluvial de un edificio provisto de techo plano, se debe dividir en
primer término la superficie total del mismo en secciones, considerando que cada una de ellas
tendrá relación con el material del “embudo” que allí se instale, así como con sus dimensiones y
diámetros de acuerdo a lo establecido en la Tabla 1.
En base a sus exigencias se definirán la cantidad a instalar.
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De igual modo para lograr que las aristas de los faldones que convergen a cada cara del embudo
no tengan desigualdad en sus pendientes. Esto acarrearía en algunas de ellas la colocación de un
contrapiso de cascote con una carga excesiva (1600 Kg. / m3) sobre la estructura resistente y con
espesores distintos para lograr la pendiente requerida.
Debido a que en la actualidad el hormigón de cascote se puede remplazar por un hormigón con
agregado liviano (perlita, vermiculita, arcilla expandida, etc.) el problema de la carga se minimiza
(variable entre los 50 y los 400 kg. / m3) mejorando además la aislación térmica.
De todos modos la pendiente seguirá siendo la misma ya que ella va a depender de la textura del
material que facilita el deslizamiento del agua.
Definidas las posibles ubicaciones de los “embudos” es importante decidir donde se va a colocar
el o los” caños de lluvias” a los que se deberá enviar el agua recibida en ellos.
Puede ser que dicha cañería se aloje en un “espacio técnico vertical” ubicado en un sector de la
planta de modo que él se pueda aprovechar además para colocar el desagüe sanitario con su
ventilación, las bajantes y montante para la provisión de agua, la ventilación de los locales que no
den al exterior, etc.
Pero también este “caño de lluvia” se lo puede embutir en un muro o bien dejarlo “a la vista”.
Existe la posibilidad de unir distintos embudos a un “caño de lluvia” dependiendo para ello de la
superficie de techo que éste puede recibir según lo establecido en la Tabla 4, además de la
posibilidad de contar con los ramales adecuados del material adoptado para dichos desagües.
Superficies menores de techos (sala de máquina de ascensores, depósitos, etc.) ubicados sobre
un nivel superior a la azotea principal podrán volcar a ella el agua recibida utilizando para ello
“embudo” y “caño de lluvia” provisto de un codo con desagüe libre a ras del piso.
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Además de lo mencionado los “caños de lluvia” deberán estar ubicados lo mas cerca posible de la
línea municipal para facilitar su salida. Tratar de que los “espacios técnicos” o los muros donde
ellos se coloquen den al exterior para evitar que la “boca de desagüe” y el “condutal” donde ella se
va a conectar corran por locales principales evitando de este modo inconvenientes que ellos
pueden causar durante su funcionamiento.
Aquí se debe definir si se remplaza la “boca de desagüe” por un “caño cámara vertical” y si el
“condutal” irá enterrado, suspendido o empotrado.
En el caso de varios “caños de lluvia” que se van a conectar a un “condutal” las posibles
soluciones están desarrolladas en el apartado “Condutales”.
En el caso que los desagües correspondan a un techo inclinado con libre escurrimiento, ejecutado
por vía seca, será necesario recurrir a lo expresado en el apartado 5 para realizar su proyecto.
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